004 Boletín Histórico
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BOLETÍN DE INFORMACIONES
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SUMARIO
Pag.
a debida proporcionalidad entre los
planes estratégicos y los medios
tácticos de acción recíproca . . . I
.os servicios del Xmo. ejército duran-
te las ofensivas de 1916 en la
Somme 9
hartes y Proclamas Militares (Guerra
de la Independencia) 15
.a organización del terreno y sus
consecuencias 43
_eyes, Decretos, Resoluciones y Dis-
posiciones de carácter general . . 63
indicador MUitar 79
Bajas y Altas de los cuadros activos 89
Sumario de Revistas Extranjeras . . . . 91
La debida proporcionalidad entre los planes estratégicos
y los medios tácticos de acción recíproca
Transcríbese del "Memorial de Infantería" (Revista Militar
editada en España) correspondiente al mes de Mayo de 1930, este
interesante estudio del Coronel de infantería don MÁXIMO VER-
GARA, en el que descubre la importancia de algunos aspectos de
los planes estratégicos del Gran Estado Mayor Alemán, relacionados
con los medios tácticos disponibles en los ejércitos franceses y ale-
manes, durante tas operaciones realizadas en los primeros meses de
la Gran Guerra.
Este estudio también encara una cuestión particularmente in-
teresante, referida a la proporcionalidad de las artillerías en la do-
tación orgánica de las grandes unidades de los ejércitos Alemán y
Francés, cuya lectura meditada recomiéndase a los cantaradas es-
tudiosos y especialmente a los oficiales de artillería e Idóneos de
Estado Mayor.
Tic. Cnel. O. V. L.
27 1
Boletín de Informaciones
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THEVENET
(TRADUCCIÓN DEL TTE. CNEL. G. B.)
versal, es a ella que recurrían constantemente los cuerpos de ejército para re-
solver lo? problemas diarios nacidos de la misma prolongación de la guerra y
para "satisfacer todas las necesidades que ella imponía.
El general de división, Director de Etapas y Servicios, estaba con respecto
al general comandante del ejército en las mismas condiciones que los generales
comandantes de cuerpo de ejército; y, le daba las instrucciones, le comunicaba
laí órdenes de operaciones y lo tenia al corriente de los movimientos proyecta-
dos. Secundado por un estado mayor de una veintena de oficiales, tenía a sus
órdenes inmediatas los jefes de todos los servicios del ejército, como también
todas las tropas de Etapas; además, dependían de él los quince batallones de
instrucción de la clase de 1916 acantonados a retaguardia del frente.
El Estado Mayor de la Dirección de Etapas y Servicios estaba dividido en
cinco secciones.
La 1.* sección estaba encargada del registro, de la clasificación y de la ex-
pedición de ¡.oda la correspondencia; además se ocupaba de todo lo que se rela-
cionaba con la administración del Cuartel General, del personal, de la Justicia
Militar y de la reglamentación de la circulación.
La 2* sección se ocupaba del servicio de la Artillería y más particularmente
de los aprovisionamientos, reparaciones del material, arneses, etc.
La 3." sección,, encargada del servicio de Ingenieros, se ocupaba de los
aprovisionamientos de material, de los servicios de aguas y caminos y de la
construcción de barracas.
La 4.* sección, afectada más especialmente a los servicios de Intendencia,
se ocupaba de los aprovisionamientos en víveres, hombres y caballos, transportes
automóviles y de !a organización de las tropas de Etapas.
La 5/ sección, encargada de todo lo que se relacionaba con el servicio de
Sanidad, se ocupaba accesoriamente del vestuario, de los prisioneros de guerra,
del servicio veterinario, etc.
En fin, una subsección especial estaba encargada de la inspección de los de-
pósitos de caballos enfermos.
Los jefes.de los grandes servicios, colocados a órdenes del genera! Director
de Etapas y Servicios, eran el Intendente en jefe, el Médico en jefe, los Directo-
res de la Artillería y de los Ingenieros de Etapas, los jefes de la Gendarmería,
de la Telegrafía Militar, del Servicio Veterinario y del Servicio de la Tesore-
ría y de Correo. Estos Jefes de Servicios ejercían su acción sobre todos los
servicios del ejército, tanto en las formaciones de la zona avanzada como en los
¡servicios de Etapas, con excepción de los servicios de la Artillería y de Ingenie-
ros de la zona avanzada y del servicio Telegráfico de 1.* línea.
Boletín de Informaciones 11.
I.as tropas de Etapas estaban encargadas en asegurar, en una zona que iba
desde el frente hasta la extrema retaguardia, los servicios más diversos: cons-
trucción y conservación de los caminos, descargas y demás operaciones en las
estaciones, manutenciones en los depósitos de municiones, reparación y conser-
vación del material, transporte de heridos, construcción de barracas, servicio
de aguas, servicio de los depósitos de caballos enfermos, servicio de guar-
dia, etc.
La importancia de estos servicios era tal, que absorvían un total de 1.200
Oficiales y 40.000 individuos de tropa. Su diversidad, unida a la naturaleza a
menudo temporaria de los trabajos a efectuar en puntos determinados, obligaba
a ias tropas de Etapas a frecuentes desplazamientos y obligaba a cada instante
agrupamientos reglados por la Dirección de Etapas y Servicios. Estos agrupa-
mientos estaban afectados, según las necesidades y a efecto de la ejecución de sus
misiones, a órganos de comando colocados bajo las órdenes de comandantes de
Etapas. Mayores de Zonas, Mayores de acantonamientos, o Mayores de esta-
ción. El vaivén continuo de las tropas de Etapas, sus relevos y las mutaciones
que se realizaban constantemente en sus unidades hacían muy difícil y compli-
cada ia administración de estas tropas.
No entra<en el cuadro muy limitado de este estudio el pasar revista al fun-
cionamiento de todos los órganos de la D. E. S. Nos concretaremos a exponer,
en lineas generales, los correspondientes a los transportes y a los servicies de la
Artillería, de Ingenieros, de Abastecimientos v de Evacuaciones.
Ttc. Cncl. O. V. L.
RAMÓN FERNANDEZ.
RAMÓN FERNANDEZ.
"Excelentísimo señor":
''Al momento que caminaba con todo este vecindario a reforzar el ejército
''' del excelentísimo señor clon Manuel Belgrano, recibo el oficio y carta que
*' en copia acompaño a V. E. y creyendo que esta necesidad es más urgente, me
" dirijo a marchas dobles a sostener esta empresa avisando a V. E. para su
" conocimiento".
"Dios Guarde a V. E. muchos años".
FRANCISCO PEDRUELO.
Dice el parte:
'•' Habiendo salido del arroyo de San Juan el día 20 de este mes, con direc-
ción al pueblo del Colla, me presenté en sus orillas el mismo día, como a las
"' cinco de la tarde, con el fin de sujetarlo a las órdenes de esa superioridad. Mi
" gente estaba enteramente entusiasmada, deseando cuanto antes manifestar su
" valor y patriotismo; y aprovechando su disposición, intimé, sin demora si:
" rendición, según consta de los adjuntos parlamentos, la que se consiguió sin
'' sangre, no obstante la tenacidad que manifestaron al principio, entregando
" todos indistintamente sus armas.
" El alférez don Pablo Martínez, que hacia de Comandante Militar, vino an-
" tes de rendirse, y acercándose a mí, verbalmente me dijo: que él desde luego
'•' se entregaría si lo dejaba con sus honores y al mismo tiempo dejaba libres a
" sus soldados y europeos, a lo que contesté igualmente de palabra, que yo de
'"' ningún modo accedía, ni podía acceder a su petición indiscreta, y que en esa
'•' virtud se fuese inmediatamente a disponer su gente, porque yo pasaba luego a
" atacarla, y entonces, viendo que no se les andaba con contemplaciones, se en-
" tregaron a discreción.
" Los parlamentarios fueron el ayudante mayor don José Antonio Pereira
•' y su segundo don Juan Tesé Ferreira, mientras don León Díaz y el ayudante
'"' de órdenes don Tomás Torres se empleaban en disponer y preparar la tropa
'" del modo que convenia.
•' Los presos europeos y soldados prisioneros se los remití al segundo ge-
"' neral interino don José Artigas, con una lista de todos ellos, cuya copia man-
" tengo en mi poder para cuando la excelentísima Junta o V. E. ordene se la
" manifieste.
" Todo lo que hago presente a V. E., en virtud del mandato que ejerzo en
" nombre de la excelentísima Junta, aguardando al mismo tiempo disponga de
" mi en cuanto me juzgue útil y conveniente a la patria, pues deseo cooperar
" con mi propia vida al éxito de nuestra empresa.
" Dios guarde a V. E. muchos años.
VENANCIO BENAVIDEZ.
'• 25 atacarlos pr. los cuatro costados : el fuego fue muy activo pues empezó
í:
a las ocho de la mañana, y cesó a las doce, habiendo sido este fuego tan
'•'• seguido, que no hubo en esta cuatro horas intermedio de tres minutos.
" de ntra. parte, no hubo ningún muerto, solo sí nueve heridos de estos
" nueve, uno de mucho peligro, de los contrarios hubo tres muertos, y diez
" heridos, de estos diez uno de grave peligro:; pr último viendo los con-
" trarios que no podían de ningún modo vencernos, y qe. mandé tocar ata-
" que, en el acto que Íbamos avalizando, intentaron ellos, o hicieron señal
" de parlamento, no hice caso ninguno de él, seguimos avanzando sin cesar
" eu este instante el fuego de una, y otra parte; avanzaron Sor. los nues:
" tros con tal valor, y orden, que <;n menos de ocho minutos, me apoderé de
"los principales puntos, qe. ellos ocupaban; ganamos primeramt0. las azoteas,
"y en seguida la Artillería, todo casi a un mismo tiempo, la artillería de
"Jos contrarios, constaba de un cañón de a 24, el que tenia colocado en una
"de las boca-calles de la Plaza y hacia el Norte, y al Sud tenían otro de
"a 4, que era lo que nos incomodaba bastantemente; pues si no hubiera
"sido esta fuerza tan superior, que tenían, mas pronto los hubiera derrotado,
"sin mas armas de nuestra parte que los Fusiles, pues es la única fuerza
" qe. tenemos hasta ahora qe. nos habilitamos.
"Después de derrotado los contrarios, y rendidos pr. fuerza del valor
" de mis Oficiales y soldados, pasé luego al reconocimiento del Pueblo-
"encontré la mayor parte de las boca calles sanjeadas, y en otras trincheras
"de carretas, que habían puesto para auxilio de su fortaleza: en la Iglesia
"tenían ellos su Cuartel, y sin respetar el lugar tan sagrado qe. es éste,
"observé que lita, carne tenían colgada en ella ni aun esto dejo de hacer
'•presente a V. E. para qe. vea hasta e¡ extremo qe. llega la irreligiosidad
"de estos picaros rebeldes.
"Los Sres. Oficiales qe. hta. el último ni o acompañaron y en su defensa
"y patriotismo manifestaron su grande valor fueron el Sor. Cap". Man1 .
'•Artigas, quién vino por comisión de Dn. Jpli. Artigas de Comaud'e. de
"División; le tocó a este Comanda16, una bala en un pié, no está de
" peligro, pero se halla bastante malo — Dn. Ignacio Barrios, Capitán de
c:
Milicias — el Ayudante Dn. Ramón Pérez, Alférez del Cuerpo del Blan-
" demR. Du. Francisco Reguello Thent6. de milicias Du. Baltasar Vargas.
" Cap n . de Milicias Dn. Bartolomé Quinteros Cap". id Frau co . Bicudo
"Cap", de id. Dn. Blas Uiloa Tente. Dn. Miguel Herrado Alférez, abande-
" railo — Alférez Dn. Maní. Basavilbaso — Cap11. Dn. Jph Martín de
;¡
Olivera — Dn. Juan Autlres Rodríguez — Alfz. Dn. Juan Ximenez —
" Tente. Du. Juau Ponce de León — Alférez Dn. Dionisio Camacho — Ca-
" pitan Dn. Diego Mansanti — Teute. Dn. Joaquín Fuentes Tente. Dn.
"Antonio Bove — Cap. Dn. Tomal Méndez — Tente. Salvador Méndez —
"Alférez Dn. Lorenzo Franco — Capn, j)Ut Basilio Cabral — Alfz. Dn.
Boletín de Informaciones
*'Tgn°. Nufiess — Cap". Dn. Jph. Gil Fernandez — Tente. Dan. Leonardo
í:
Fernandez — Alférez Dn. Josef. Ag n . Jíera — Alférez Dn. Melchor
''Rodríguez —• Capn. Dn. Jph. Acnsta — Tente. Dn. Manuel Camino —
"Alf z . Francisco Padrón — Capn . Dn. Teodoro Lezcano — Tente. Dn.
"Juan Salgado — Alférez Dn. Paulino Cabrera — Ayte. Maj'or Dn. Josuf.
"Antonio Ferreyra — Segdo. Dn. Juan Joséf Ferreyra — incluso ntro.
" Capellán Du. Manuel Antonio Fernandez, y ntro. Cirujano Dn. Gaspar
"González qe. nos siguieron y asistieron con la mayor eficacia.
"Por la adjunta Lista verá V. E. el número de Armas, soldados, pri-
sioneros, y presos Europeos qp- he remitido bien custodiados a la Capilla
"nueva a disposición del Sor. Gral. en Jefe Dn. Manuel. Belgrano. pa. q°. les
"dé el destino que corresponda, todo lo que hago presente a V. E. para
"que hecho cargo de lo obrado se sirva ordenarme lo qe. considere útil y
" convenga al servicio de la Patria y felicidad de nuestra empresa. "
Dios gue. a V. E. muchos años. "
."Pueblo de Su. José y. Abril 25 de 1811. Exmo. Sor. fdo. BENANCIO
"BENAVJDES.
" Exmo. Sor. Presidente, y princpl. representante, de la Exma. Junta
" de Bs. Ars."!
(Existente en copia en la División Historia y Arcih-
vo del Estado Mayor del Ejército) (Original cu el Ar-
chivo de la Nación Argentina).
" Tengo tomado y ocupado hoy por segunda vez este pueblo de San José
por el rigor de las armas en varias ocasiones. El enemigo tenía en él dos pie-
zas de artillería, un cañón de a 18, montado en una especie de zorra y otro
de a 4, montado en su respectiva cureña, sus fosos y trincheras, y los solda-
rlos repartidos en ías azoteas del pueblo. Atrepellamos, sin embargo, al salir
el soi por el lado que mira al arroyo de San José, y destruida toda resistencia,
por un riguroso combate, entraron triunfantes las armas de la patria, s¡n más
Boletín de Informaciones 23
BARTOLOMÉ QUINTERO-
"Lista de los prisioneros hechos por nuestras armas, en San José, con c.v-
" presión de clases, nombres y regimientos:
" Franco, de Paula Muñoz, Antonio Arrichega, Franc. Luna, Juan Pereda,
" Dámaso Pereda, Mateo Pereda, Nicolás Mirses, Marcos Surdo y teniente
" cura de San José ir. Tomás Astrada.
JOSÉ RONDEAU.
MANUEL ARTIGAS
" a don Manuel ViHagrán, es tan indigna del carácter suyo, como mi contesta-
" ción. Sólo aspiro al bien de mi patria en la justa causa que sigo, y si algún
" día los americanos del sur nos vimos reducidos ai abatimiento, hoy estamos re-
" sueltos a hacer valer los derechos que los tiranos mandones nos tenían usur-
•' pados.
" Vuestra merced sabe muy bien cuánto me he sacrificado en el servicio de
" Su Majestad; que ios bienes de todos los hacendados de la campaña me de-
" ben la mayor parte de su seguridad, y ¿cuál ha sido el premio de mis fatigas ?
" El que siempre ha estado destinado para nosotros. Así, pues, desprecie vues-
" tra merced la vil idea que ha concebido, seguro de que el premio de la niayor
" consideración, jamás será suficiente a doblar mi constancia, ni hacerme in-
" currir en tan horrendo crimen, como igualmente el hallarme siempre dis-
" puesto a despreciar las promesas extravagantes que por medio de su agente
'' me insinúa.
" Su comisionado don Manuel ViHagrán marcha hoy mismo a Buenos Aires,.
" con la seguridad correspondiente, a ser juagado por aquella excelentísima
" Junta, mientras que yo, a la cabeza de tres mil patriotas de linea, con más el
" numeroso vecindario de toda esta campaña, marcho a sostener nuestros dere-
"' ches, con todo el honor que exige la patria y mi decoro.
" Dios guarde a vuestra merced muchos años".
JOSÉ ARTIGAS.
"Señor don Antonio Pereira".
" al número de 600 hombres, según las mismas noticias que por algunos pasa-
" dos había adquirido, contaba con mucha parte adicta a nosotros.
'" Pasé inmediatamente el correspondiente oficio a mi hermano don Manuel
" Artigas, indicándole el punto donde debía reunirse conmigo; y a las pocas
" ¡loras de haber marchado el chasqui, recibí oficio de dicho mi hermano, en
" que me avisaba hallarse atacado por los enemigos, pidiéndome 300 hombres de
" refuerzo. Con esto llegó la noticia de que otra columna enemiga se dirigía
"' a Canelones con el objeto de atacarme; al momento acordé con los señores
" oficiales que era conveniente dirigirnos al Sauce a dar auxilio a don Manuel
"' Francisco Artigas, con la idea de tomar a los enemigos entre dos fuegos, y
'' rendidos éstos, cortar la retirada a los que se habían dirigido a Canelones.
' : En efecto, dispuse mi salida a puesta del sol, y marché con e) abrigo de la
'' noche, pasando ?. la vista de los fogones enemigos. La noche se puso suma-
'' mente oscura y el día amaneció lloviendo, cuya lluvia continuó hasta el si-
' : guíente. Con ese mal tiempo se imposibilitó la marcha, y me acampé en las
" puntas del Canelón Chico, desde donde pasé orden a mi hermano para que se
"' reuniera en dicho punto; en virtud de haber sabido que la noche de mi salida
" había regresado la tropa enemiga al campamento de Las Piedras.
'" Mi hermano se incorporó en el citado destino la noche del 17, segunda de
" mi salida, y por la incapacidad del tiempo, no pude determinar el albazo que
" tenía proyectado. El tiempo mejoró y mis partidas de descubierta empezaron
'• .sus guerrillas con dos columnas que en el mejor orden marchaban para mi
" campamento. Al instante destaqué una partida de 200 hombres montados de
" la gente patriota voluntaria, para que los fueran sacando de su campamento,
" y mandé que la tropa tomara caballos para salir a batirlos. Los enemigos
" avanzaron sobre los de Caballería, y yo con el resto del ejército marché sobre
" ellos. De la gente armada de caballería saqué 150 hombres para reforzar la
" infantería: y ordené dos columnas de caballería, una al mando de don Juan
" León, que ocupaba el ala izquierda, y la otra al de don Antonio Pérez, que
" ocupaba la derecha. Con la demás gente de mi hermano don Manuel, formé
" otra columna (como de 250 homrbres), con el objeto de cortar la retirada
'' a los enemigos.
" En este orden avancé, y puesto al frente de los enemigos, desplegué en
" batalla con la infantería, y mandé a mi ayudante mayor don Ensebio Valde-
"' negro, pasase orden que la columna de caballería de la derecha avanzara ame-
" nazando picar la retaguardia enemiga; y echando pie a tierra, la infantería
"' hizo su demostración de avance con bastante rapidez, pero 3os enemigos apa-
" rentaron retirarse, sin hacer mayor fuego, siempre con el mayor orden. Esta
" aparente retirada ia-hicieron con el interés de situarse en una loma, lugar
Boletín de Informaciones 29
" En este momento acabo de recibir el adjunto parte, que da don Pedro Gar-
" cía Pérez, de lo que ha ocurrido en Santa Teresa, y'todo, todo está pronosti-
" cando el inmediato estrago y ruina de los tiranos, y la alta gloria de nuestra
" dulce patria, la que hará eterna la memoria de sus dignos hijos.
" Dios guarde a V. E. muchos años".
JOSÉ ARTIGAS.
'"Excelentísimo señor:
"' con las avanzadas, cuando hallándome inmediato, mandé echar pie a tierra a
" roda la infantería. Los insurgentes hicieron una retirada aparente, accmpa-
" nada de algún fuego de cañón. Montó nuevamente la infantería y cargó so-
"' bre ellos. Es inexplicable, Excmo. Señor, el ardor y entusiasmo cómo mi tro-
"' pa se empeñó entonces en mezclarse con los enemigos; en términos que fue
"' necesario todo e! esfuerzo de los oficiales y mió, para contenerlos y evitar e!
ÍV
desorden. Los contrarios nos esperaban situados en la loma indicada arriba,
" guardando formación de batalla, con cuatro piezas de artillería, dos obuses de
" a treinta y dos colocados en el centro de su línea y un cañón en cada extremo,
" de a cuatro. En igual forma dispuse mi infantería con las dos piezas de a des
" y se trabó el fuego más activo. La situación más ventajosa de los enemigos:
" la superioridad de su artillería, así en el número como en el calibre y dotación
•' de 16 artilleros en cada una, y el exceso de su infantería sobre !a nuestra,.
" liac'.an la victoria muy difícil; pero mis tropas enardecidas se empeñaban
" más y más. y sus rostros serenos pronosticaban glorias de la patria, el tesón
" y orden de nuestros fuegos y arrojo de los soldados obligó a los insurgentes
" a salir de su posición, abandonando un cañón, que en el momento
" cayó en nuestro poder, con una carreta de municiones. Ellos se reple-
•' garon con el mejor orden sobre Las Piedras, sostenidos del incesante fuego
'•' de su artillería, y como era verosímil que en aquel frente hubiesen dejado al-
" guna fuerza cuya reunión era perjudicial, ordené que cargaran sobre las co-
" lumnas de caballería de los flancos y ]$. encargada de cortarles su retirada: de
" esa operación resultó, que los enemigos quedasen encerrados en un círculo
*'' bastante estrecho. Aquí se empezó la acción con la mayor viveza de ambas
;
' partes; pero después de una vigorosa resistencia, se rindieron los enntra-
•' rios, quedando el campo de batalla por nosotros. La tropa enardecida hubiera
'• pronto descargado su furor sobre las vidas de todos ellos, para vengar la ino-
" cente sangre de nuestros hermanos, acababa de verter para sostener la tira-
•' nía; pero ellos, al fin, participando de la generosidad que distingue a la gente
" americana, cedieron a los impulsos de nuestros oficiales, empeñados en salvar
" a ios rendidos.
" Informados por ellos de que en Las Piedras quedaba una gran guardia
" con un cañón de a cuatro, encargué a mi ayudante mayor don Eusebio Valde-
" negro, de ocupar aquel punto; quien para evitar la efusión de sangre, dispuso
" un parlamento, intimando la rendición por medio del ayudante de órdenes de
" los enemigos don Juan Rosales, como lo hicieron a discreción 140 hombres
"' que se habían reunido allí y ocupaban algunas azoteas, bien municionados y
" dispuestos a defenderse. Mi expresado ayudante mayor, se posesionó inme-
34 Boletín de Informaciones
" cuatimente del cañón de a cuatro y todo e! parque de artillería, haciendo ex-
" traer tedas las municoir.es que expresa el adjunto estado, por si ocurría algún
" nuevo movimiento, respecto a haber recibido noticia de que había salido de la
" plaza un cuerpo de 500 hombres para auxiliar a los vencidos. La acción tuvo
" principio a las 11 del dia y terminó al ponerse el sol. La fuerza enemiga as-
" cendía en todo, según los informes menos dudosos que he podido obtener, a
"' 1.230 individuos, entre ellos 600 infantes, 350 caballos y 64 artilleros. Su
" pérdida ha consistido próximamente en 97 muertos, 61 heridos, 482 ¡irisione-
'' ios. entre los cuales se hallan 186 que tomaron partido en los nuestros, por-
'' que hicieron constar su patriotismo y estaban forzados al servicio de los iir
" «urgentes, particularmente 14. que habían sido tomados de nuestros buques
" en San Nicolás de los Arroyos, y 296 que he remitido a V. E., inclusos 23
': oficiales, que son los siguientes: de marina, el capitán de fragata y coman-
" cíante en jefe, don José Posadas; los tenientes don Manuel Borras y don
" Pascual Cañizo, los alféreces de navio don José Argandoña, don Juan Mon-
"taño don Miguel Castillos, don José Soler; el oficial 4." de Ministerio don
'•' Ramón Vajón. Milicias de infantería: capitán don Jaime Illa, teniente don
" Jerónimo Olloniego, los subtenientes don Mateo Urcola. don José Materíago.
""' don Andrés Rollano, don Francisco Sierra, don Manuel Mont, don Francisco
'-' Fernández y don Jcsé Luis Breque. Milicias de caballería: capitán don Pe-
'••tlro Manuel García, teniente don Antonio Gobita, subteniente don Juan Sierra,
" ayudante de órdenes don Juan Rósale^. Urbanos: capitán don Justo Orte-
'.' ga. Del resto de los enemigos muchos eran vecinos de la campaña, que fu-
" garon y se retiraron a sus casas y algunos pocos se extraviaron y entraron
" en la plaza. Por nuestra parte hemos tenido ia pequeña, pero muy sens:ble
¿
' pérdida, de once muertos y veintiocho heridos. El hecho mismo demuestra
" bastantemente la gloria de nuestras armas en esta brillante empresa. La su-
'' perioridad e:: el todo de la fuerza de los enemigos, sus posiciones ventajosas,
" su fuerte artillería, y particularmente el estado de nuestra caballería, la raa-
" yor parte armada de palos con cuchillos enastados, hace ver indudablemente
" que las verdaderas ventajas que llevan nuestros soldados sobre los esclavos
" de los tiranos, estarán siempre selladas en sus corazones inflamados del fue^o'
". que produce eJ amor a la patria. Me juzgo, Excmo. Señor, en grandes apuros
',' cuando trato de hacer presente a V. E. el carácter que liar, demostrado todos
' ; los señores oficiales que he tenido el honor de mandar en esta acción. Eilos
u
se han disputado a porfía el celo,, actividad e intrepidez, distinguido valor y
"' todas ias virtudes que deben adornar a un verdadero militar; ellos me han
';. hecho, verter lágrimas de gozo, cuando he considerado la justicia con que
Boletín de Informaciones 35
" merecen el dulce título de beneméritos de la patria, y yo faltaría a mi deber,
" si no suplicase a V. E. les tuviese presente el premio a que les considere acree-
" dores. De todos ellos., pues, incluyo a V. E. lista, juzgando que han llenado
'' complejamente e! hueco de sus obligaciones y de mis deseos; pero particu-
" ¡ármente el teniente coronel y jefe de la compañía de patricios don Beniro
" Alvarez, el bravo capitán don Ventura Feijóo, que une a este mérito el de
" haberse distinguido en las acciones del Paraguay; el teniente don Raimundo
'' Rosas, que también se halló en aquellas acciones; el de igual clase don José
" Araus; el de la misma don Ignacio Prieto, que para facilitar la marcha de
'' la artillería en medio de la escasez de caballos que se experimentaba, en ei
" acto de la batalla, cargó a sus hombros el cajón de munición, conduciéndolo
" así no corta distancia, y el subteniente con grado de teniente don José Roa,
" todos del cuerpo de patricios; pero es singularmente recomendable el talento,
'"' activas disposiciones, determinado arrojo y valor dei intrépido teniente de
" ejército don Ensebio Vaklenegro, mi ayudante mayor, que no me ha dejado
'• un memento y rme ha hecho lucir sus virtudes militares en esta acción. Es
" también particular el mérito del sargento de costas Bartolomé Rivadeneira,
" empleado de la artillería, que se portó con un valor recomendable. Igualmen-
" le recomiendo a V. E. toda la infantería que ha obrado a mis órdenes y que
" ha dado una singular prueba de su valor y subordinación, arrostrando el pe-
" iigro con serena frente y avanzando en línea sobre el constante fuego de la
" artillería enemiga, con una loable determinación. También han llenado sus
" obligaciones les voluntarios de caballería y sus dignos jefes, siendo admirable,
" Excmo. S'íñor, la fuerza con que el patriotismo mas decidido ha electrizado
" a los habitantes todos de esta campaña, que después de sacrificar sus hacíen-
" rJas gustosamente en^ beneficio de! ejército, brindan todos con sus personas, en
•' término que podría decirse que son tantos los soldados con que puede contar
'• la patria, cuantos son los americanos que la habitan en esta parte de ella. No
'• me es fácil dar todo el valor que en sí tiene la general y absoluta fermenta-'
"' ción que ha penetrado a estos patriotas; pero como prueba nada equívoca de
" los rasgos singulares que hé observado con satisfacción, no olvidaré hacer
"' presente a V. E., los distinguidos servicios de los-presbíteros señor don José
'' Valentín Gómez y don Santiago Figueredo, curas vicarios/éste de la Florida,
;
' y aquél de Canelones. Ambos, no contentos con haber colectado con celo
" varios donativos patrióticos, con haber seguido las penosas marchas del ejér-
" cito, participando de las fatigas del soldado, con haber ejercido las funciones
'• de su sagrado ministerio en todas las ocasiones que fueron precisas, se con-
': virtieron en el acto de la batalla, en bravos campeones, siendo de los primeros
36 Boletín de Informaciones
" que avanzaron sobre las filas enemigas con desprecio del peligro y como ver-
" daderos militares.
" En la noche de! 18 me acampé en las inmediaciones de Las Piedras, hacia
" Montevideo, en la situación más ventajosa y cómoda para oponerme a alguna
" tentativa del enemigo, que se esperaba' según las noticias adquiridas, pero él
" no hizo movimiento. El 19 mandé algunas partidas de caballería en observa-
" ción hasta el Arroyo Seco y extramuros de la plaza, a donde llegaron sin opo-
" sición. En la tarde recibí oficio del gobernador de Montevideo, solicitando
" el canje de los prisioneros, de cuyos resultados hice el convenio que consta
" de las copias que acompaño. El 20 recibí oficio del señor Elío, solicitando !a
" suspensión de hostilidades. De él y de mi contestación, incluyo a V. E. copia
" con el número 2.
" Aprovechándome de las ventajas que me ofrecía mi situación, dirigí par-
" lamento a la plaza, intimando su rendición al señor Elio, con fecha del 21,
" según consta de la copia número 3, y con la misma recordé a aquel Cabildo
" sus obligaciones sobre el mismo objeto, según el número 4; pero ambos, sor-
" dos a la voz de la humanidad, justicia, y, sobre todo, la necesidad, desprecia-
" ron mis avisos, contestando Elío verbalmente que no se rendían, y ordenando
" al oficial parlamentario se retirase inmediatamente. Por las mismas copias,
'; advertirá V. E. que trasladé mi campamento al Cerrito a que da nombre la
" plaza, para tenerla en estado de sitio riguroso.
'• Nuestras partidas continuaban internándose hasta las inmediaciones de
'" la ciudad, a cuyo recinto se hallaban reducidos los enemigos.
" El 24 fueron ignominiosamente arrojadas de la plaza por su tiránico
*' gobierno, varias familias vecinas y eclesiásticas, sobre cuyo violento incidente
"' hablo a V. E. en otro papel. En su consecuencia, y teniendo noticias funda-
" das de que mi oficio del 21 no había llegado a manos del Cabildo, aproveché
" esta ocasión de entablar nueva comunicación, dirigiéndole otro con fecha 25,
" como verá V. E. por la copia número 5, en que solicitando los equipajes de
" los confinados, pedía un diputado de aquel cuerpo que hablase con mi enviado,
" quien debía entregarle otro oficio en que le trasladaba el del 21; pero el se-
" ñor Elío, conservando siempre su despótico carácter, contestó verbalmente
" negando los equipajes y exponiendo que debía entenderse sólo con él y no cun
" el Cabildo, quien, según exposición de la oficina parlamentaria de los ene-
''• migos. había convenido en esta determinación.
" Un proceder tan extraordinario, así por parte del Gobierno como por la
" del Cabildo, que quería llevar a un extremo doloroso el comprometimiento a
Boletín de Informaciones 37
"Excnio. señor''.
JOSÉ G. ARTIGAS-
El triunfo de Las Piedras fue. celebrado con gran entusiasmo y tuvo la vir-
tud de levantar el espíritu; — un tanto alicaído con el contraste sufrido por
Belgrano en el Paraguay, — de los hombres' que sostenían los principies de la
Revolución de Mayo.
El 21 de Mayo, Artigas se presenta victorioso a las puertas de Montevideo
y establece su Cuartel General, en el Cerrito.
En este lugar'firma el segundo parte de la batalla,, transcripto anteriormente
y dá cuenta también, del armamento tomado al enemigo, citando a la vez los
cficiales que tomaron parte en esa acción. .
He aquí las' referidas nominas': ''
38 Boletín de Informaciones
DIVISIÓN DE PATRICIOS
DE BLANDENGUES
VOLUNTARIOS DE CABALLERÍA
Capitanes: don José Llupes, don Felipe Duarte. don Fernando Otorgues.
Tenientes: don Manuel Pintos Cameiro, éste tiene la recomendación de
haberse hallado en la acción de San José, y tanto en ésta como en la gloriosa
del 18 de mayo, se ha comportado con todo valor y distinguido honor, teniendo
Boletín de Informaciones 41
BLANDENGUES
Don Jiun Silva, don Juan Martínez, don Dionisio Sierra, don Toribio
González (herido en la acción), don Juan Eernández, don José García, don
Manuel Fernández, don Clemente Fernández.
TOSE ARTIGAS.
La organización del terreno
y sus consecuencias
Tomamos del estudio publicado por el coronel Chauvl-
neau, en la"Revue militalre francaise" bajo el título "L'
orgaulsatlón du terrain et ses cotisequences" lo que a con-
tinuación puede leerse, convencido de que las originales
apreciaciones que el citado autor hace sobre las formas de
entender la organización del terreno, han de ser de especial
interés para los enmaradas en general y particularmente
para los profesores y alumnos de los cursos militares donde
se dicta esta importante materia.
La amplitud del concepto expuesto por el coronel Chau-
vlneau sobre la necesidad y manera de emplear la fortifica-
ción, dá al trabajo que he traducido un carácter de novedad,
entre nosotros, ya que en él se transparente la idea de rom-
per abiertamente con el prejuicio, un tanto extendido, de tt"
mar las prescripciones y modelos reglamentarios como mol"
des rígidos e invariables en los que obligatoriamente tienen
que vaciarse todos los casos de empleo de organización del
terreno.
Ttc. Cncl. O. V. L.
" tir con energía. Evidentemente, los abrigos tienen capital importancia. Pero,
'• no son nunca bastantes las trincheras, ni igualmente las alambradas, cuando
" se está en vísperas de librar una batalla defensiva".
Señalaremos la diferencia existente entre los puntos de vista de Ludendoríf
-y sus combatientes "bombardeados".
Hacia el fin del año 1917, se vio que los ataques contra los frentes fortifi-
cados, podían hacerse sin preparación, y esto provoca ciertas reflexiones, que
leí minan con la experimentación de nuevos métodos de ataque, sin preparación.
Las preparaciones que anteriormente necesitaban algunos días, se reduje-
ion a hacerlas en algunas horas, en las cuales se ensayaba, gracias al acreci-
miento de la artillería, enviar en ese tiempo casi tantos proyectiles como antes,
sin preocuparse mucho de la precisión del tiro. El resultado obtenido fue tan
sorprendente como difícil de explicar. Se vio que la ausencia de preparador
ayudaba a conseguir la sorpresa sobre el comando enemigo, lo que podía per-
mitir una fructuosa explotación del éxito inicial. Pero este éxito, constituí;!
un enigma, porque el defensor menos bombardeado, quedaba finalmente más
entero.
Boletín de • Informaciones 47
Esto tenía una causa suplementaria que iba a agregarse a los efectos del
fuego de una artillería cada vez más abundante en minuciones y con un enlace
infantería - artillería cada vez más ajustado.
Esta causa era la disminución progresiva de los efectivos en infantería
en todos los ejércitos. En Francia, esta cantidad habíase reducido de 1.500.000
a 800.000 en 1918.
Los infantes como menos numerosos, estaban más diseminados, y sentían
menos la acción de sus jefes.
Se creyó que la ametralladora supliría ampliamente la debilidad de las líneas
de fuego y que dicha arma reemplazaría ventajosamente la escasez de infantes.
Esta opinión, muy difundida después de la guerra, es falsa.
Supongamos una ametralladora destinada a flanquear un intervalo en el
que ambos adversarios han llegado al cuerpo a cuerpo, combatiendo entre las
trincheras, dentro de los pozos abiertos por los obuses, detrás de los accidentes
naturales del suelo, etc., etc.
¿ Podrá el ametrallador ver bien lo que sucede en aquel intervalo, donde IOÍ
combatientes.al amparo de los cubiertos solo se muestran por momentos muy
fugitivos? ¿ Podrá el ametrallador, distinguir en esta iucha cuerpo a cuerpo,
quienes son los compañeros y quienes los enemigos? ¿Su arma de tiro tendido
podrá intervenir siempre con eficacia, para contener la infiltración, sobre un
terreno removido ?
Estas preguntas solo tienen una respuesta negativa.
Después de pasado un tiempo, emplazado en el mismo lugar, el pico y la
pala, al arreglar o crear un cubierto como protección de los fuegos enemigos;
crean, sin quererlo, un obstáculo para los fuegos amigos.
El "bombardeo" hace aumentar los cubiertos protectores y al finai, la
ametralladora pierde poco a poco lo mejor de su eficacia, a medida que el te-
rreno se vá transformando.
Durante la guerra se creyó haber resuelto este problema apelando a las ar-
mas de tiro curvo con las que se podían alcanzar los interiores de las excava-
ciones y por consiguiente batir al personal abrigado. En tal circunstancia, se
pusieron en servicio, las granadas de mano, las granadas de fusil, etc., etc.
Todas estas armas, demasiado rudimentarios, tenían un serio defecto:
su escaso rendimiento y a la inversa de la ametralladora necesitaban efectivos
importantes. Aunque es bien sabido que frente al caso de la infiltración, er
terreno removido, no hay más que un solo remedio eficaz: poner delante de
cada infante enemigo un infante amigo, aunque se vuelva al codo a codo del
combate antiguo.
Cuando los combatientes se aterran al terreno, su manera de combatir y
hasta sus armas, cambian con el tiempo. Al principio, cuando el terreno estaba
48 Boletín de Informaciones
libre de remociones, eran suficientes para defenderlo, escasos efectivos de in-
fantería, pero para vivir, fue necesario hundirse en el terreno, obligando así
a prever una permanencia más rigurosa y más costosa.
Después de transcurridas algunas semanas en las que ambos adversario-
permanecen frente a frente, se apela al empleo de las armas cortas, más que a
las ametralladoras; período de combate aproximado, que exige una infantería
numéricamente mayor.
En 1918, por la escasez de infantería, los frentes estaban estabilizados,
pero atacados con medios cada vez más potentes, concluyeron por ceder.
En resumen, cuanto más organizado está el terreno, tanto más disminuye
el rendimiento de las ametralladoras, más necesario se hace el empleo de U
granada y se necesitan más efectivos.
Pero cuanto más tiempo transcurre en esta situación, mayor es la organi-
zación del terreno y menores los efectivos de infantería.
En los frentes en vías de- estabilización, fue preciso aumentar periódica-
mente la cantidad de infantes. Como esta cantidad disminuyó inevitablemente
a causa de las pérdidas, se vio que el problema se resolvía esperando, pues aouí
está la razón de los frentes fortificados.
La conclusión es que en 1917, para preparar la ofensiva, se enviaron hom-
bres a la zona del interior para fabricar municiones, se pasaron infantes a h
artillería y a los carros de asalto, perdiéndose asi algo de la aptitud defensiva.
En estas condiciones cuando los ejércitos atacaban se hacían temibles, pero
si, contrariamente, eran atacados, quedaban expuestos a un trance peligroso.
Sin infantería, la fortificación pierde toda razón de ser y el año 1918, nc
ha registrado sino una sola falla: la de la defensiva sin defensores.
Pero volvamos a los inconvenientes de fortificación. Hemos dicho que
esta facilita la infiltración. Este defecto alcanza su máximo en las posiciones
estabilizadas por mucho tiempo, en las cuales el defensor ha excavado el terre-
no a diestra y siniestra, por todas partes.
Aquí es donde aparece claro el grave inconveniente de la iniciativa in li-
vidual, en materia de trabajos de defensa.
Si cada soldado posee la libertad de remover el terreno a su antojo, se pue-
de estar seguro de que las armas automáticas tendrán restringidos sus campos
de tiro, cada vez más y a medida que aumenta la actividad de los trabajos que
íealizan por propia inspiración, las tropas vecinas al emplazamiento del arma
automática.
En la fortificación permanente, se dispone siempre, que los terrenos pró-
ximos a las fortificaciones no pueden ser transformados en lo. más mínimo, sin
antes mediar una autorización especial, precaución esta que debiera regir para
los campos de batalla. Pero esta prescripción, es en la realidad, de muy difícil
Boletín de Informaciones 49 .
•Se sabe que durante las ofensivas de la gran guerra, el asaltante ha conse-
guido franquear sin mayores pérdidas,(auxiliado de medios poderosos, una pri-
mera posición sólidamente organizada, y que enseguida, este mismo asaltante SÍ
lia encontrado, casi siempre después de haber pasado las crestas, frente a un
terreno no fortificado sobre el cual lia sido detenido.
En esa emergencia, sus numerosos cañones de nada le servían para apoyar
ía continuación del avance, porque no se sabia con precisión donde estaba é.
enemigo; porque se ignoraban los emplazamientos de sus ametralladoras.
Agreguemos que, sobre este nuevo terreno libre de excavaciones, no habís
posibilidad de poder avanzar a cubierto y evitar los fuegos, y estaremos incli-
nados a admitir, que una posición no fortificada es superior a una posición
fortificada.
Sin embargo es conveniente saber que se entiende por posición no fortifi-
cada. En realidad, esto quiere decir: posición en la que no se vé la fortifica-
ción; pues el defensor forzosamente tiene que cavar ei terreno. Quedando a
merced de las balas y cascos de las explosiones que surcan el aire en todas di-
recciones, cava e! terreno detrás de los breñales, entre los huertos, etc.
Si el terreno es completamente pelado, el defensor será visto y si no caví
su protección, será muerto, lo que permite afirmar que la defensiva invisible:
no existe sino para los terrenos cubiertos.
Todo lo cual autoriza llegar a estas dos conclusiones:
1." — En regiones descubiertas, la fortificación es inevitable.
Aunque el comando no lo quisiera, la fortificación aparecería.
No le queda otra solución que organizar lo que no puede impedir, de modc
de aprovechar las ventajas de la fortificación espontánea, evitando así !o má;
posible, los inconvenientes de tal fortificación.
2." — En los terrenos que tengan cubiertos bien colocados, una fortificación
sumaria, limitada únicamente a los puntos donde pueda quedar disimulada,
dará excelente resultado y contendrá al enemigo, tan bien o quizá mejor, que
con una fortificación más abundante en obras pero también más visible.
Sin embargo, hay que preguntarse: ;• Durante cuanto tiempo, esta posi-
ción disimulada, podrá detener al enemigo?
Durante el tiempo necesario para que los elementos adelantados por este
enemigo tomen contacto, se dispongan cerca de las ametralladoras que les han
impedido seguir adelante, reconozcan su posición, organicen los enlaces con
la artillería, etc.
Este tiempo puede ser muy largo. Pero aún cuando el asaltante estuviera
obligado a quedar detenido ocho días,-quince días si se quiere, al cabo de ellos
estará seguro, de conseguir su objeto. Cuando hubiera hecho un buen recono-
cimiento (no hay que olvidar los golpes de mano que proporcionan prisioneros,
Boletín de Informaciones 51
quienes podrán dar interesantes noticias) ; cuando hubiera instalado sus co-
municaciones telefónicas; hubiera puesto en acción sus observatorios; em-
plazado sus baterías; y dado la orden de ataque; todo saltará sin grandes sa-
crificios, porque los objetivos estarán referidos, limitados y tendrán una resis-
tencia precaria.
CONCLUSIÓN: Una posición aparentemente no organizada podrá gc-
•ncralmcntc detener una ofensiva, pero la eficacia de esta posición será efímera.
En tai circunstancia el defensor obtendrá ventajas, si en el momento en
que se dá cuenta que ha sido reconocido., en todas partes, que los secretos de
las resistencias han sido descubiertos, y en fin, que todo su sistema de defensa
Ya a ser anclado, — hace aparecer sobre el terreno, tal como un diablo de una
caja de sorpresa, una fortificación en pleno período de transformación.
Sabemos que la maniobra sobre posiciones sucesivas, bajo un punto de
vista más particular, y los cambios de efectivos que pueda realizar un jefe hábil,
aprovechando la ignorancia del enemigo, entre una posición de resistencia y sus
puestos avanzados, permiten justamente llegar a este desenlace.
Es conveniente recordar e insistir, a este respecto, sobre este punto prin-
cipal: Las posiciones sucesÍ7Jas deben estar fortificadas.
La maniobra sobre posiciones no fortificadas corre el riesgo de transfor-
marse en una retirada por escalones, porque el asaltante, teniendo la iniciativa
de ¡as operaciones, sorprenderá nueve veces en diez al defensor atareado en esos
momentos en instalarse sobre e! terreno, operación esta de cierta lentitud, en el
curso de la cual. — ya lo hemos dicho — su capacidad de resistencia resulta
muy precaria.
La fortificación solo dará a este último, el tiempo indispensable para afe-
rrarse a sus posiciones de retaguardia, en caso de sufrir una sorpresa delante
de ellas.
Ejemplo: Después que un asaltante llega a trasponer una primera posición,
con el esfuerzo del primer impulso, se encuentra en contacto con una segunda
posición.
Sabido es que nunca se dispondrá de bastantes efectivos para poder ocupar
integramente las posiciones sucesivas. El asaltante vá pues a enfrentarse con
t/iiaruiciones de seguridad bastante débiles y con un dispositivo lineal de ame-
tralladoras, cuyos fuegos podrán ser más o menos eficaces.
Pero si estos fuegos se refuerzan y organizan en una red sólida y espesa,
si las ametralladoras principales se amparan en abrigos, allí donde el terreno !o
permita, si se dispone de buenas protecciones para sus sirvientes junto mismo
a los emplazamientos de tiro.. — entonces la artillería del asaltante, poco o nada
podrá hacer con sus bombardeos y se tomará un plazo de dos o más días para
instalarse en los nuevos emplazamientos necesarios, desde ios cuales sea posible
52 Boletín de Informaciones
— un enorme material
— una infantería disminuida.
Esta opinión ha costado muy cara; y cada uno de los participantes en la últi-
ma guerra, podrán citar muchísimos casos de camaradas muertos en un abrigo
mal emplazado y peor construirlo. Reunir una cantidad de hombres bajo un te-
clio cuya resistencia ha sido mal calculada o la simulación imperfecta, es ofrecer
a ios proyectiles, víctimas por montones. Para eso, mejor sería no construir
abrigos.
Una trinchera será deshecha prestamente, si no está sólidamente revestida y
si no se le ha ideado un buen desagüe.
Cuando como el 1870, les combates duraban un medio día, se podía aceptar
la construcción de trincheras sumarias ejecutadas por zapadores improvisados.
Pero ahora, esta fortificación demasiado pasajera, tiene muy graves incon-
venientes.
Obligados a abandonarlas periódicamente, sus ocupantes cavan otras en sus
proximidades y concluyen por cubrir el terreno de excavaciones.
Al fin del año 1915, había en Artois, más de veinte trincheras sucesivas, de
las cuales, tres cuartas partes, abandonadas. Un terreno en estas condiciones
obliga a su defensor a hacer un empleo considerable de infantería, a la vez que
•el adversario halla en él, muchas facilidades para el ataque.
Hoy, cuando se hace una trinchera, hay que cuidar que sirva; y no servirá,
si no se construye por quienes sepan construirla.
Es mucho más difícil de lo que se cree, organizar un frente, donde la sim-
plicidad de construcción satisfaga todas las necesidades de empleo y bastante
sólida para resistir lo más posible de los estragos de la intemperie. Confiar,
también la dirección de los trabajos de fortificación, exclusivamente a los cua-
dros de ía infantería, cuya competencia técnica, generalmente es deficiente, es
desconocer, a la vez que las exigencias del combate moderno, los beneficios in-
herentes a la especialización.
Otro argumento en contra del empleo de los ingenieros, es que los infantes,
teniendo la responsabilidad de la defensa de las posiciones, difícilmente acepta-
rán las organizaciones hechas por otros. Esta objeción no tiene valor, pues no
es de ningún militar razonable, el disponer que se organice una posición, por
otros que no sean sus propios defensores. Quien es dueño de hacerse una casa
¡a manda construir a su gusto, y sin embargo no es el quien realizará los traba-
ios. Encarga para ello a un arquitecto y a un constructor. Pero les dice lo que
quiere y como lo quiere.
Imaginemos que al iniciarse una organización defensiva el Comandante de
ingenieros de una división destaca para un sub-sector a una de sus compañías
a ¡;Í que el comando, obedeciendo las prescripciones reglamentarias, habrá con-
íiado un batallón de trabajadores auxiliares.
Í¡8 Boletín de Informaciones
Con el fin de ajustarse aún más a los términos del Artículo 5.1' del Decreto
de fecha 17 de Octubre de 1916, inserto en la Orden General núm. 1882, este
Comando dispone que, en los telegramas oficiales que se expidan por las depen-
dencias de este Estado Mayor, se suprima de la dirección la palabra "señor",
debiendo quedar éstos redactados en la forma siguiente "Jefe Estado Mayor
Ejército''. "Jefe Zona Militar 1", "Tefe Batallón Infantería 1", etc. — Bol.
E/158 julio 11/930.
66 Boletín de Informaciones
Relacionado con ¡as comunicaciones de carácter urgente:
Con el fin de poder tomar, entre las Oficinas de este Estado Mayor, las
disposiciones pertinentes para el rápido despacho de los asuntos que tengan ca-
rácter de urgente, se hace necesario que las Reparticiones y Unidades Militares
pongan la palabra mencionada, no sólo en el sobre, sino también en el oficio o
expediente que reclame pronta solución. — Bo!. E/159-Julio 23/930.
Disposición referente al lavado lie ropas en las Enfermerías:
Las faltas que hayan sido penadas con arresto, los partes de enfermo, las
licencias, las comisiones y destinos, se anotarán en los libros correspondientes. —
sin que haya porque hacerlo en las libretas de Anotaciones Personales. — de
cuyos libres se extraerán los datos necesarios para llenar los cuadros b) c) y g)
del informe de calificación. — Boí. E/166 Agosto 5/1930.
T<ro de Fusil Ametralladora:
Los Jefes de Unidades que tengan afectados Palomares Militares, con ex-
cepción del Batallón de Ingenieros núm. 4 (Telegrafistas), harán efectuar
una prolija verificación de la existencia de palomas.
Esta existencia se hará constar en el Parte del Día, antes del 15 del co-
rriente. — Bol. E/178 Setiembre 8/930.
Reglamentación del trámite para los distintos asuntos con el Arsenal de Guerra:
Atento a que las fechas en que han sido dictadas las últimas disposiciones
que regulan el trámite de les asuntos con el Arsenal de Guerra, abarca un pe-
ríodo de muchos años — dificultando así su correcta aplicación por los respec-
tivos comandos — se pone en vigencia con carácter provisorio la "Reglamenta-
ción del trámite para los distintos asuntos con el Arsenal de Guerra".
Esta Reglamentación, impresa en forma de folleto, se remitirá a las Je-
faturas de Zona, Institutos y Unidades del Ejército, en !a cantidad de cinco a
cada uno.
Las Libretas talonarias con los formularios B. y C. que se mencionan, se-
rán provistas oportunamente por el Arsenal de Guerra. Mientras tanto, estos
formularios se rayarán a mano de acuerdo con la muestra que se adjunta a los
folletos.
Estos formularios constan de tres partes; cada una de estas partes tendrá
las dimensiones de una hoja de papel de oficio. La parte de la izquierda debe
quedar en la Unidad, como talón; la del centro (igual a la del talón) y la de
la derecha se remitirán al Arsenal de Guerra, Esta última será devuelta por
ese Establecimiento en calidad de recibo. — Bol. E/181 Setiembre 12/930.
El Jefe del Estado Mayor del Ejército
GRAL. DE DIV. BORQUES-
INDICADOR MILITAR
PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA—Casa de Gobierno.-P. Independencia
Presidente de la República — Dr. Juan Campisteguy.
Edecanes de la Presidencia — Coroneles: Bartolomé Herrera, Manuel A.
Lerena, Félix Etchepare, Raimundo Ibarra.
Jefe del Estado Mayor del Ejercito — Gral. de Div. Francisco Borques.
Sitb Jefe del Estado Mayor del Ejército — Coronel Pedro Onetti.
Secretario — Tte. Cnel. Guillermo Buadas.
Jefe de la I.9 División — Coronel Eduardo F . Chaves.
Jefe de la 2. División — Coronel Gregorio A. Lezama.
Jefe de la 3." División — Coronel Julio Herrero.
Jefe de la División Historia y Archivo — Tte. Cnel. Orosmán V. Ledesma.
Bibliotecario — Mavor Raúl Sánchez de la Fuente.
80 Boletín de Informaciones
ARTILLERÍA
CABALLERÍA
Regimiento "Blandengues de Artigas" Cab. N" 1—Cerrito—Montevideo
Jefe — Tte. Cnel. David M. Colombo.
2." Jefe — Mayor Ornar Buzó.
INGENIEROS
FISCAL MILITAR
-=ir=ii=Jr=Jr=Jr=ii
Oficiales de Actividad que han sido dados de Baja, a su pedido, por Pase
a Retiro o por fallecidos, en los meses de Julio, Agosto y Setiembre.
ARMA
ESPAÑ A
'•LA GUERRA Y SU PREPARACIÓN".— (Mayo de 1930).
Estudio de Historia Aplicada. Las lecciones de la batalla de Bailen (Con-
tinuación). Psicotécnica militar. Biblio-psicologia. — Alemania. La caballería
Rusa en la Prusia Oriental. — Flotadores "Mowe" para el paso de cursos de
agua. — Cuba. Industria militar, — Francia. A utoamet rail adora francés con
propulsión sobre cadenas. — Italia. Las operaciones militares de 1928 en terri-
torio Libico. — Portugal. Organización del Ejército portugués.
(Junio de 1930).
El Pacto Keüog y el problema de la paz. —• Cuba. Industria militar (con-
tinuación). — Italia. La ocupación del Fezan llevada a cabo con exclusiva in-
tervención de fuerzas mebaristas y aéreas ( 1929 - 1930..— Suecia. Idea general
de la organización de su Ejército.
(Mayo de 1930).
Estampa de una ciudad colonial. — Panamá siempre Hispana. — Las exca-
vaciones arqueológicas en España. — El Brasil afirma su amistad con Jas na-
ciones hispanas. Obra constructora de su actual canciller. — La canción Me-
xicana (conclusión).
92 Boletín de Informaciones
(Junio de 1930).
Actividades inertes, por Juan Zorrilla de San Martin. — Un gran poeta
de lengua española : José María de Heredia. — Los pueblos Hispanoamericanos
y el cine oral. — Crónica de arte. — Aportación al estudio de la cultura espa-
ñola en las indias.
(Mayo de 1930).
El "Estrecho de Gibraltar. Episodios principales de una tragedia histórica.
— La diferencias Franco-Italianas en el África Mediterránea. — La conquista
de la Libia. — Los Piratas Berberiscos. — Aproximación Cristiano-Mulsuma-
na. — Ciudades de la zona Francesa. -— Crónica mensual de Melilla. — El ré-
gimen municipal de Ceuta y Melilla. Qué han hecho !as Intervenciones Mili-
tares ?
(Mayo de 1930).
Estudio de una organización de entramados para pisos o cubiertas (conti-
nuación). — Visita a España de los ingenieros civiles iberoamericanos. — Al-
gunos aspectos de la economía mundial en la post-guerra. — Los aeródromos
flotantes del Atlántico. — La cruzada del General Normad pro-fortificación.—
Previsiones inglesas sobre la fortificación permanente futura. — Cubiertas y
muros contra la acción aérea. El polvo de aluminio. — La célula fotoeléctrica
como indicador de gases. — Las células fotoeléctricas y sus aplicaciones.
(Junio de 1930).
(Julio de 1930).
El deporte del tiro en los juegos olímpicos. — El concurso Nacional e In-
ternacional de Granada. — Kl elemento civil en el Tiro Nacional. — Congreso
olímpico de Berlín en 1930. — Concursos de tiro en Eibar. — El tiro especta-
cular.
ARGENTINA
"TIRO NACIONAL ARGENTINO" — (Mayo de 1930).
Un bando de Buenos Aires colonial. — El tiro de stand como deporte. —
El fusil Suizo. — Nuevo fusil de carga automática. — El servicio militar y el
tiro. — La enseñanza preparatoria del tiro. — Por los stands. — Informaciones
útiles para instructores de tiro.
(Junio de 1930).
Pensiones a deudos de militares. — En el tiro federal de La Plata. — El
iusil Suizo. — Escenas de cuartel. — La infantería en combate en terreno ac-
cidentado. — Sana preocupación. — El tiro en Suiza. — Informaciones útiles
para los instructores de tiro.
C H I L E
"MEMORIAL DEL EJERCITO DE CHILE'" — (Abril de 1930).
Calificación y eliminación. — Napoleón I. — El servicio meteorológico en
el Ejército. — Ideas sobre el aprovechamiento de los levantamientos' rápidos en
tiempo de paz y en tiempo de guerra. — Cualidades del Jefe. — Observación
de! tiro de artillería. — La Linea Troncal. — Conferencia sobre puentes col-
gantes. — El combate frontal desde el punto de vista militar. — La Paz y la
Guerra (Pensamiento de José Enrique Rodó).
(Mayo de 1930).
Vainilla metálica o saquete en los obuseros de campaña, 10,5. — El cono-
cimiento de los Ejércitos extranjeros, — Los proyectos de leyes orgánicas de
las fuerzas aéreas francesas. — La muerte de Ahnanzor. — Reconocimientos
o excursiones cordilleranas. — Algunas consideraciones sobre el libro "Sin no-
vedad en el Érente". — Las etapas del desarme naval. — Organización de uni-
dades de montaña. — Algo sobre la guerra de gases. — La estabilidad de la pól-
vora v de mixtos fulminantes en cartuchos bala P. — El Radio - Altímetro.
94 Boletín de Informaciones
(Junio de 1930).
Aspectos doctrinales. •—• Maniobras de la División de Caballería de Lunévi-
lle en 1929. — Ün procedimiento para el tiro indirecto de ametralladoras sin
ayuda de la carta. — Ejércitos modernos. — Reclutamiento de las tropas de
montaña. — La importancia de ía línea troncal. •— Casos interesantes del trabajo
de la policía secreta en campaña. — Modificaciones que convendría introducir
en nuestra contabilidad militar. — Conferencias sobre puentes colgantes. — El
servicio de Veterinaria.
(Juíio de 1930).
¡9 y 10 de Julio! — Algunos ejemplos históricos de operaciones .nocturnas.
— Materia para la instrucción individual (continuación). — Proyecto de re-
glamento inglés para el combate de los tanques y automóviles blindados (conti-
nuación). — Tiro demostrativo.
C U B A
(Mayo de 1930).
El discurso del apóstol Marti el 26 de Noviembre de 1891. — Retrato del
Primer Teniente Alberto de Silva y Morales. — Fusilamiento del Coronel Mé-
dico del E. L. Dr. Antonio L. Luaces e Iraola. — Ignacio Agramonte. — Reiato
de la Muerte de la familia Mola y Mora en 18/1 (continuación). — Lista de
ios confinados en e! Morro 1895 - 1898. — Crónicas de la Guerra de Cuba
(continuación). — Administración Militar. — Un libro del Cap. José A. Men-
del Cuba. — Cirujía Torácica. — Napoleón, Jefe del Ejército (continuación).
— Higiene y Sanidad en campaña (continuación). — Informe sobre la cria
caballar en Europa. — William Seaver Woods y la Guerra Mundia] (conti-
nuación).
Boletín de Informaciones 95
M É X I C O
'•REVISTA DEL EJERCITO Y LA MARINA" — (Abril de 1930).
Educación e instrucción militares del soldado. — La Escuela Superior de
Guerra de París. — Los servicios que la Psicología Práctica debe prestar al
Ejército. — Trabajos a los que pueden dedicarse los Oficiales de Estado Mayor
de las Jefaturas de las operaciones. — La Defensa de Aoulai. — El problema
de los armamentos, especialmente el de la Infantería en los países de la América
Latina. — La exploración cercana por la Caballería Divisionaria. — Funciones
del Oficial Orientador. — La provisión de agua en Campaña. — Generalidades
de aeronáutica. — Proyecto de reglamento para el caso de accidentes. — Cuales
deben ser las responsabilidades de los vigilantes? — Reglamento para la Escuela
Superior de Guerra del Ejército Italiano.
(Mayo de 1930).
Ofrenda —- Honor a nuestra ijuinta arma (Aviación) — Sidar y Roviro-
sa. — Elsa. — El divino fracaso. — Sidai" y Rovírosa Lampado foros de la raza.
—- Homenaje a Sidar y Rovirosa. — La caída de Sidar y las previsiones de la
Meteorología. — Galería de Honor de la Aviación Militar Mexicana. — Como
se formaron nuestros primeros pilotos. — La apoteosis de ios aviadores Sidar y
Rovirosa. — La catástrofe relatada por un diario de Costa Rica. — La muerte
de Sidar y Rovirosa en el extranjero. -— Impresiones sentimentales.
GUATEMALA
•'REVISTA MILITAR" — (Abril de 1930).
La más alta distinción a los caballeros cadetes. — Armamento moderno de
la Infantería. — Instrucción General de Artillería. — Reglamento de Manio-
bras para la Artillería de Campaña. — Apuntes sobre caballería. — Fortifica-
ción de Campaña. — La Instrucción y educación militar obligatoria. — La Pa-
tria y el Ejército.
(Mayo de 1930).
Nuestras maniobras militares de primavera. — El avance bajo los fuegos
de Infantería. — Observaciones sobre nuestros reglamentos tácticos. — Regla-
mento provisional de maniobra de Artillería. — Apuntes sobre caballería (con-
tinuación). — Fortificación de campaña (continuación). — Arte y ciencia de
la Guerra.—Los elementos del caballista militar. — Cuidado y limpieza del fusil.
ESTADOS UNIDOS
"BOLETÍN DE LA UNION PANAMERICANA" — (Junio de 1930).
Homenaje a Sucre en el primer centenario de su muerte. — Sexto congreso
Panamericano del niño. — Progreso de la Aviación en la América Latina. —
La estación experimental de lancetilla. — La estadística y el pensamiento edu-
cativo moderno.
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TODA CORRESPONDENCIA
RELACIONADA CON ESTE
1
'BOLETÍN DE INFORMA
CIONES'\ DEBERÁ SER DI-
RLtflDA AL JEFE DE LA DI-
VISIÓN DE HISTORIA Y AR-
CHIVO, Tte. Coronel OROS-
MAN VÁZQUEZ LEDESMA..
ESTADO MAYOR DEL EJER-
CITO. 18 DE JULIO N.9 1717
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