Reae 3
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Lo que vamos a estudiar en este punto, son las aportaciones expresivas del sonido en la
construcción de la banda sonora audiovisual. Podemos encontrar distintos elementos de
expresión, en la voz y en los instrumentos musicales que solemos utilizar en los
productos audiovisuales. Elementos como la intensidad, el tono y el timbre. Pero para
entender la importancia que el sonido ha tenido en la evolución del cine y con ello, en
todos los formatos audiovisuales, remontémonos al principio y veamos como aparece el
sonido en los albores de la historia del cinematógrafo.
Los primeros intentos para que el cine reprodujera también el sonido son
coetáneos al origen mismo de la cinematografía. Ya Edison intentó sincronizar su
kinetoscopio con un invento suyo anterior, el fonógrafo , creando así en 1895 el
kinetófono . Pero las dificultades técnicas para sincronizar la película y el
reproductor de audio y el hecho de que no se había desarrollado todavía la
amplificación eléctrica y sólo se podía disponer de una amplificación mecánica que
permitía un volumen muy bajo retrasaron su nacimiento.
Aunque durante los primeros años del sonoro hubo un período de convivencia en
el que se produjeron brillantes películas mudas, poco a poco fueron
consolidándose el lenguaje audiovisual y sus recursos expresivos en el panorama
cinematográfico mundial. La industria cinematográfica asumió la implantación
generalizada del sonoro, que requería el abandono de los discos sincronizados a
favor de la incorporación de una banda de sonido al lado de la película
cinematográfica. Fue así como se hizo realidad la banda sonora sincronizada en la
que se integraban voces, ruidos y música.
El sonido posee una serie de cualidades fundamentales que nuestro oído aprecia
como sensaciones: la intensidad, el tono y el timbre.
- La intensidad es el grado de fuerza con el que se manifiesta un agente natural o,
en general, cualquier magnitud física. Así, hablamos de la intensidad de un
terremoto cuando queremos hablar de la fuerza con la que ha sacudido la tierra.
¿Qué utilizamos para medir la intensidad sonora? Usamos el decibelio, que es una
medida que nos permite reflejar con mayor facilidad la forma en que el oído
percibe el sonido, pues su sensibilidad se intensifica para sonidos débiles y
disminuye para los fuertes. Para tener un nivel de referencia utilizamos los
decibelios SPL (Sound Pressure Level) que se refieren a unidades de presión
sonora. Cuanto más fuerte sea un sonido mayor será el número de decibelios
(dB).
2.1.- Ritmo.
Por otra parte el discurso audiovisual crea su propio ritmo, y lo hace mediante la
alternancia de planos en el montaje, los movimientos de cámara y los elementos
dentro del plano. La música siempre ha venido a cumplir una función de énfasis de
esta capacidad rítmica, antes incluso de la aparición del cine sonoro. También el
diálogo tiene un ritmo que, si bien será controlado en un primer momento por el
actor, también será manipulado durante la fase de montaje por el montador, así
como los efectos de sonido.
2.2.- Fidelidad.
2.3.- Sincronismo.
La sincronía no solo tiene que ver con la duración en pantalla, sino también con el
tiempo narrativo; con el argumento y la historia de la película. Cuando el sonido se
produce al mismo tiempo que la imagen en términos de la historia, se trata de un
sonido simultáneo, que es lo habitual. Sin embargo, también es posible que el
sonido se produzca antes o después en la historia que los hechos que se visualizan
en la imagen, perdiendo esa simultaneidad. Sucede cuando un personaje en
pantalla, en el presente, escucha la voz de un personaje de una escena anterior,
produciéndose un flashback sonoro.
Todo sonido tiene una dimensión espacial, ya que procede de una fuente. Si esa
fuente pertenece al espacio de la historia de la película, se trata de un sonido
diegético. Así, serán diegéticos los sonidos procedentes de objetos de la historia,
las voces de los personajes o la música interpretada con instrumentos que
aparecen en escena. Por el contrario, el sonido no diegético es el que procede de
una fuente externa al espacio de la historia, como por ejemplo la música que se
añade para realzar la acción o la voz del narrador omnisciente que no se
corresponde con ningún personaje de la película. En todo caso, esta distinción no
depende de la fuente real del sonido en el proceso de producción, sino de la
comprensión que el espectador tiene de las convenciones de la visión
cinematográfica.
Otra posibilidad es que el sonido sea empleado para representar lo que está
pensando un personaje. Este recurso de penetrar en la mente de un personaje
hace necesaria la distinción entre sonido diegético interno y externo. El sonido
diegético externo («objetivo») es el que el espectador considera que tiene una
fuente física en la escena, mientras que el sonido diegético interno («subjetivo»)
proviene de dentro de la mente de un personaje.
Las bandas sonoras suelen tener un tema musical de entrada que también se
suele denominar de inicio o de cabecera. Después una serie de composiciones
musicales forman el grueso de la ambientación musical y le llamamos música de
fondo o incidental. Y al final del producto audiovisual suele haber un tema final,
también denominado de salida o de cierre.
En segundo lugar se establece si la música está justificada dentro del relato, si es,
como ya hemos visto, diegética o si se trata de música incidental. La música
puede tener una utilidad exclusivamente sintáctica, separando partes de la
película, o lo que es más habitual, aportar algún significado adicional a las
imágenes, como por ejemplo enfatizar los movimientos de los actores o la acción
de la secuencia ( a esto le llamamos convergencia física), o puede resaltar el
estado emocional de los personajes (convergencia anímica) o puede servir para
ubicar, ya sea de forma local o cronológicamente; a esto le llamamos
convergencia cultural.
El guión incluye instrucciones para esas personas, qué se tiene que hacer, quién y cuándo
lo hace; e incorpora los textos de lectura; denominados parlamentos.