CRECIMIENTO No. 4 CLASE 4

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CRECIMIENTO No.

4
CLASE No. 4
CUMPLIR LA VOLUNTAD DEL PADRE

Debiendo ser el cristiano una imagen de Cristo, su vida deberá ser un


continuo buscar y cumplir la voluntad del Padre Celestial. Como Cristo, que
desde el principio de Su Vida dijo:

"He aquí que vengo, Oh Dios, para hacer Tu Voluntad" (Heb 10: 7-10).
7 = Entonces dije: ¡He aquí que vengo - pues de mí está escrito en el rollo
del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad! = 8 Dice primero: = Sacrificios y
oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los quisiste ni te
agradaron = -cosas todas ofrecidas conforme a la Ley 9 = entonces = -
añade -: = He aquí que vengo a hacer tu voluntad. = Abroga lo primero
para establecer el segundo. 10 Y en virtud de esta = voluntad = somos
santificados, merced a la = oblación = de una vez para siempre del =
cuerpo = de Jesucristo.
El cristiano desde su bautismo debe sentirse hijo de Dios y como hijo
buscar la voluntad de Dios y ser heredero de Dios.
Es el Espíritu Santo el que nos hace tener conciencia de que somos hijos
de Dios. El nos hace conocer la Voluntad del Padre como lo hizo con
Cristo.
En romanos 8:14-17, encontramos que
14 En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de
Dios. 15 Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el
temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace
exclamar: ¡Abbá, Padre! 16 El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu
para dar testimonio de que somos hijos de Dios. 17 Y, si hijos, también
herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con
él, para ser también con él glorificados.
: "Los que son guiados por el Espíritu son hijos de Dios". Y en Galatas4:6,
encontramos que:
"La prueba de que sois hijos de Dios, es que Dios ha enviado a nuestros
corazones el Espíritu de su Hijo que clama Abba\ Padre".

En Marcos 14:36, vemos que Jesús en Getsemaní, en la oración del


Huerto, dice a su Padre: Pero no sea lo que Yo quiero, sino lo que
quieras Tú. 36 Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de
mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.»
En varias ocasiones, Jesús nos dice que Su Padre es Nuestro Padre.

En Mateo 6:9 9 «Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en
los cielos, santificado sea tu Nombre;
y Lucas 11:2 2 El les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu
Nombre, venga tu Reino, nos enseña el Padre Nuestro, Su Oración
predilecta, que comienza con: ¡Padre!
Y en Juan 20:17, 17 Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he
subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y
vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios.»
ordena a Magdalena que le diga a sus hermanos que El, Jesús, dice:
"Subo a Mi padre y vuestro Padre, a Mi Dios y vuestro
En varias citas evangélicas nos damos cuenta de que solamente a través
de Jesús podemos llegar al Padre:
Mateo 11:27 27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce
bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y
aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Lucas 10:22 22 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie
conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo,
y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Juan 5:23, 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que
no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado.
8:19, 19 Entonces le decían: «¿Dónde está tu Padre?» Respondió Jesús:
«No me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais
también a mi Padre.»
14:6-11. 6 Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va
al Padre sino por mí. 7 Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi
Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.» 8 Le dice Felipe: «Señor,
muéstranos al Padre y nos basta.» 9 Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace
que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí,
ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? 10 ¿No crees
que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo,
no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza
las obras. 11 Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al
menos, creedlo por las obras.

¿Cómo podremos facilitar esa nuestra relación con Dios como Nuestro
Padre? Algo que nos puede ayudar es pensar en nuestros padres terrenos:
El niño pequeño quiere estar siempre cerca de sus padres, siente su
protección y estando con ellos está seguro de que nada le falta. A medida
que crecen, esta necesidad de cercanía con los padres se va haciendo
menos notable. Jesús nos dijo en Mateo 18:3: "Si no os hacéis como niños
no entrareis al Reino de los Cielos".

Tal vez con esto nos quería indicar cuanto debemos depender de
nuestro Padre del Cielo, como debemos pedirle en todos los instantes,
contarle nuestras cosas, nuestras alegrías, nuestras lastimaduras, nuestros
éxitos, nuestras tristezas, todo; buscar lo que le agrada, estar seguros de
Su Complacencia.

Esto tiene que contener mucha humildad. Tenemos que aceptarnos


nosotros mismos tal como somos, desear mejorar por complacerlo, pero
comprender que somos creaturas pecadoras, débiles y miserables a las
cuales El tiene que corregir constantemente. Debemos levantar nuestra
mira hacia El con amor y confianza, sabiendo que a pesar de nuestras
caídas, de nuestra basura, El nos ama y nos seguirá amando como todo
Padre ama y perdona a su Hijo.

No somos obra nuestra sino del Padre. Todo nos lo ha dado; por El
tenemos vida, capacidad para seguirlo y para imitar a Cristo.

Podemos pensar las relaciones que habría entre Jesús y Maria, Su


Madre. Con que amor daría Maria sus leyes a Jesús y con qué amor
obedecería Jesús a Maria. También podemos pensar cómo Jesús y
Maria obedecieron a Jose, Jefe Hebreo de la Familia, a pesar de que en el
orden sobrenatural era inferior a Ellos. Debemos pedirles a esos tres
miembros de familia que nos enseñen esa obediencia de los hijos a su
padre, de nosotros para Dios.

Jesús nos dice en Jn. 14:31: 31 pero ha de saber el mundo que amo al
Padre y que obro según el Padre me ha ordenado. Levantaos. Vámonos de
aquí.»

"Yo amo al Padre y por eso hago la Voluntad del Padre".


Nosotros queremos amar al Padre y por eso queremos hacer en todo Su
Voluntad. Debemos estar atentos para comprender esa voluntad
amorosa en cada una de nuestras acciones, pero sin preocupación,
sintiéndonos felices y tranquilos; con la misma confianza con que las flores
se abren al sol, o los pájaros cantan al amanecer, sin saber si poco
después vendrán la tormenta o la helada, así nosotros debemos estar
seguros en los brazos del Padre, sin preocuparnos por cosas que podrán
venir, enfermedad, vejez, trastornos económicos, etc., pues nuestro Padre
sabe lo que nos conviene y vela por nosotros. Y si esas cosas
aparentemente malas nos Megan, recordar romanos 8:28: "Todo
redunda para el bien de los que aman a Dios"

Debemos orar constantemente pidiendo al Espíritu Santo que nos de su


Luz para conocer aun en las más pequeñas cosas la Voluntad del Padre;
que nos de los mismos sentimientos que Jesús tenia respecto a su
Padre y que El, que es el Amor, nos llene de ese amor maravilloso que
haga que nuestro gozo consista en aceptar esa Voluntad.

Cuando la voluntad del Padre parece contrariar nuestros deseos e


inclinaciones, es entonces cuando debemos mostrar nuestra confianza y
amor de hijos seguros de que nuestro Padre solo desea nuestro bien, y
obedecer como Cristo, totalmente, hasta el fin, sin poner condiciones a esa
voluntad.

Si nos sentimos desconcertados por nuestras propias miserias o por las


circunstancias difíciles que nos rodean, pensar siempre que "Todo redunda
para el bien de los que aman a Dios" (Rom. 8:28), y que de eso que
consideramos males, nuestro Padre que nos ama y al que amamos puede
sacar unión con Cristo y vida eterna.

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