Trabajo Diploma Ye I Mi Final 2020

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 94

-

Trabajo de Diploma para optar


por el título de Licenciado en Cultura Física.

TESTS DE CAMPOS PARA EVALUAR LA RESISTENCIA A LA FUERZA DE LOS


MÚSCULOS ESTABILIZADORES

Autor: Yeimi Fuentes Mendenzes


Tutores: Dr. C. Ardy Rafael Rodríguez García
M Sc. Rodrigo Manrique Lara

-
La Habana, 2020
Santa Catalina No. 12453 e/ Primelles y Boyeros, Cerro, La Habana.
www.uccfd.cu
Trabajo de Diploma para optar
por el título de Licenciado en Cultura Física.

TESTS DE CAMPOS PARA EVALUAR LA RESISTENCIA A LA FUERZA DE LOS


MÚSCULOS ESTABILIZADORES

Autor: Yeimi Fuentes Mendenzes


Tutores: Dr. C. Ardy Rafael Rodríguez García
M Sc. Rodrigo Manrique Lara

La Habana, 2020
Santa Catalina No. 12453 e/ Primelles y Boyeros, Cerro, La Habana.
www.uccfd.cu
DEDICATORIA
A mis adorados padres
Mi amada hija
Mi querido esposo
AGRADECIMIENTOS

 A mis padres les agradezco por apoyarme


siempre y por ser mis guías en cada paso
que doy día a día.
 A mí hija por enseñarme qué es amar con
todas mis fuerzas y por impulsarme a ser
mejor persona para ella.
 A mi esposo por estar siempre a mi lado y
por ayudarme siempre en mi superación
personal.
 Al Dr. C. Ardy Rafael Rodríguez García,
tutor incansable, objetivo, comprensivo, al
cual estaré eternamente agradecida.
 A mis compañeros y amigos del grupo
D-410 por estos cuatros años de
convivencia.
 A los profesores de la Facultada de Cultura
Física y Deporte con los que alguna vez
interactué, gracias por su instrucción y
apoyo.
 A todas aquellas personas de que una
forma u otra me proporcionaron
informaciones para la realización de este
trabajo.

A todos,

¡Gracias!
RESUMEN

Se realizó un estudio sobre los tests para evaluar la resistencia a la fuerza de los
músculos estabilizadores. El diseño fue no experimental transeccionales o
transversales de control mínimo con pretest para un solo grupo de corte descriptivo. Se
aplicaron métodos teóricos, empíricos y estadísticos-matemáticos. Se encuestó una
muestra de 58 sujetos conformada por entrenadores provinciales, nacionales, de
gimnasios particulares y profesores de Educación Física. La revisión sistemática
realizada fue a través de la búsqueda en bases de datos y buscadores primarios de
información científica tales como: Medline, Pubmed, Scopus, Sciendirect y Scielo. Los
principales resultados revelan que es necesario conocer las características de los
músculos estabilizadores y prescribir una periodización con carácter sistemático e
individualizado para la prevención de lesiones. Existe carencia de conocimientos en la
muestra estudiada sobre los músculos estabilizadores y su forma de control y
evaluación. La teoría de los tests refiere que un protocolo de evaluación o instrumento
para que sea fiable y valido de tener una fiabilidad tests-retests entre 0.80-0.90. Los
principales tests identificados que evalúan la resistencia a la fuerza de los músculos
estabilizadores son: Test de resistencia de flexores del tronco a 600, Test de puente
prono, Test de puente lateral derecho e izquierdo y el Test modificado de Biering-
Sorensen.
SUMMARY

A study was carried out on the tests to evaluate the resistance to force of the stabilizing
muscles. The design was non-experimental, cross-sectional or cross-sectional, with
minimal control and a pretest for a single group with a descriptive cut. Theoretical,
empirical and statistical-mathematical methods were applied. A sample of 58 subjects
was surveyed, made up of provincial, national, private gymnasium trainers and Physical
Education teachers. The systematic review carried out was through searching
databases and primary search engines for scientific information such as: Medline,
Pubmed, Scopus, Sciendirect and Scielo. The main results reveal that it is necessary to
know the characteristics of the stabilizing muscles and to prescribe a periodization with
a systematic and individualized character for the prevention of injuries. There is a lack of
knowledge in the sample studied on stabilizing muscles and their form of control and
evaluation. The theory of tests refers to an evaluation protocol or instrument to be
reliable and valid to have a reliability test-retests between 0.80-0.90. The main identified
tests that evaluate the resistance resistance of the stabilizing muscles are: Flexor trunk
resistance test at 600, Prone bridge test, Left and right lateral bridge test and the
modified Biering-Sorensen test.
ÍNDICE
PARTES DEL ÍNDICE PÁGINA
INTRODUCCIÓN 1
SITUACIÓN PROBLEMÁTICA 3
PROBLEMA CIENTÍFICO 3
OBJETIVO GENERAL 3
OBJETIVO ESPECÍFICOS 3
DEFINICIONES DE TÉRMINOS 4
CAPÍTULO I: FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA Y METODOLÓGICA SOBRE 5
EL PROCESO DE EVALUACIÓN DE LA RESISTENCIA A LA FUERZA DE
LOS MÚSCULOS ESTABILIZADORES Y LA PREVENCIÓN DE LESIONES
FÍSICO DEPORTIVAS.
1.1 CARACTERÍSTICAS DE LOS MÚSCULOS ESTABILIZADORES 5
1.1.1 IMPLICACIÓN DE LOS MÚSCULOS ESTABILIZADORES DEL 10
TRONCO O ZONA CORE.
1.2 CRITERIOS PARA LA EVALUACIÓN DE LA CONDICIÓN FÍSICA DE 14
LOS MÚSCULOS ESTABILIZADORES.
1.3 PREVENCIÓN DE LESIONES. 21
1.4 FUNDAMENTOS SOBRE LA TEORÍA CLÁSICA DE LOS TEST. 28
CAPITULO 2. DISEÑO METODOLÓGICO 34
2.1 DISEÑO METODOLÓGICO DE LA INVESTIGACIÓN. TIPO DE DISEÑO 34
Y ESTUDIO
2.1.1 TIPO DE DISEÑO 34
2.1.2 TIPO DE ESTUDIO 34
2.3 POBLACIÓN Y MUESTRA 34
2.4 MÉTODOS Y PROCEDIMIENTOS ASUMIDOS EN LA INVESTIGACIÓN 36
2.4.1 MÉTODOS TEÓRICOS 36
2.4.2 MÉTODOS EMPÍRICOS 36
2.4.3 DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN. PROCEDIMIENTOS 36
METODOLÓGICOS
2.5 MÉTODOS MATEMÁTICOS ESTADÍSTICOS 39
CAPITULO 3 ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS 40
3.1 RESULTADOS DEL MÉTODO INDIRECTO O NO INTERACTIVO. 40
CONSULTA A DOCUMENTOS OFICIALES.
3.2 RESULTADOS DEL CUESTIONARIO A ENTRENADORES DE 41
SELECCIONES PROVINCIALES Y NACIONALES, ENTRENADORES DE
GIMNASIOS PARTICULARES Y PROFESORES DE EDUCACIÓN FÍSICA.
3.3 RESULTADOS DE LA REVISIÓN SISTEMÁTICA RELACIONADA 44
SOBRE EL ENTRENAMIENTO Y LA EVALUACIÓN DE LA RESISTENCIA A
LA FUERZA DE LOS MÚSCULOS ESTABILIZADORES.
CONCLUSIONES 55
RECOMENDACIONES 56
BIBLIOGRÁFICA -
ANEXOS -
INTRODUCCIÓN

El proceso de entrenamiento para los deporte es una disciplina pedagógica, didáctica y


metodológica que a día de hoy cuenta con modelos, metodologías y periodizaciones
muy bien establecidas por la comunidad científica y entrenadores.

Estudiar las formas más idóneas para evaluar la condición física, la técnica y la
respuesta del organismo ante un determino estímulo, son las tareas a las que se
enfrentan los investigadores de las ciencias del ejercicio físico y el deporte para aportar
resultados y evidencias científicas que contribuyan al logro de la forma deportiva del
atleta y alcanzar mejores resultados competitivos en el deporte de alta competencia.

El deporte de alta competencia no solo es entender al atleta y saber cuál o cuáles


métodos son los correctos junto a la organización de la sesión de entrenamiento para
sacarle mejor provecho a sus capacidades física y respuesta inmediata ante un
determinado estimulo o carga. Va mucho más allá de una simple periodización del
entrenamiento, una adecuada charla del psicólogo y sugerencia del médico son
factores determinantes que hacen del entrenamiento un proceso integral.

En este sentido sistematizar en el entrenamiento con estrategias que permitan al atleta


mantener su forma deportiva durante un periodo de tiempo prolongado sin la incidencia
de lesiones y molestias músculos tendinosas es uno de los objetivos a cumplir en el
plan calendario.

La relación entre el atleta, entrenador y médico deportivo en la actualidad juega un


papel determinante para el logro de los resultados deportivos y poder alcanzar romper
records mundiales, centroamericanos, panamericanos, olímpicos y prevenir lesiones
físico-deportivas.

En el deporte de la alta competencia en Cuba tiene muy bien definida la política para
prevenir las lesiones deportivas desde el deporte escolar hasta el deporte de selección
nacional.

1
Existe mucha información de cómo prevenir las lesiones en diferentes deportes y
autores como Van-Mechelen, Hlobil y Kemper (1992), Meeuwisse (1994), Finch, (2006)
y (Van-Tiggelen, Wickes, Stevens, Roosen y Vitvrouw, 2008) abogan por modelos
estructurados por fases que deben respetarse para alcanzar éxitos en ese sentido.

Uno de los modelos más específicos y utilizados a nivel internacional es la secuencia


de prevención en lesiones por repetición (modelo de Van-Tiggelen et al., 2008)
modificado de Finch, 2006) donde declara que se debe de transitar por 7 fases y en
particular la fase 3 es donde declara introducir medidas preventivas estableciendo un
programa para la prevención de lesiones, pero carece de argumentos sólidos que
orienten a los especialistas a cómo aplicar dicho programa y medidas preventivas.

Atendiendo al análisis sobres las tendencias contemporáneas para prevenir las lesiones
en el deporte y disminuir su incidencia consideramos que realizar un entrenamiento
progresivo, adecuado y supervisado, que contenga: buena entrada en calor, trabajo de
flexibilidad principalmente de la cadena extensora posterior, trabajo de fortalecimiento
en músculos en su totalidad y en especial énfasis en los músculos estabilizadores,
entrenamiento de la propiocepción en cadena cinética cerrada y abierta, generar en el
entrenamiento desequilibrio muscular, respetar la relación trabajo descanso y los
tiempos de recuperación y una correcta nutrición e hidratación, garantiza la prevención
de lesiones.

En la realidad hemos encontramos escasa evidencia científica sobre el entrenamiento


de los músculos estabilizadores para la prevención de lesiones y sobre la forma de
control y evaluación se debaten criterios entre la comunidad científica sobre todos en la
manera de evaluar. La mayor cantidad de estudios han abordado el efecto en la
promoción de la salud y muy pocos en el deporte de alta competencia y las
investigaciones lo refieren en sujetos sanos y/o con dolor lumbar, así lo ratifican los
estudios de Cholewicki, Simons and Radebold (2000), Hides, Jull and Richardson
(2001), Zazulak, Hewett and Reeves (2007) y (Daneels et al. 2001; Ireland, Willson,
Ballantyne and Davis, 2004; Willson et al. 2005 y Willson et al 2005) citado por Del
Castillo, (2014).

2
SITUACIÓN PROBLEMÁTICA

La Cultura Física y el Entrenamiento Deportivo tienen definidos protocolos


metodológicos que evalúan las capacidades físicas y la condición funcional del
evaluado y/o atleta. En este sentido hasta la fecha existe desconocimiento sobre la
evaluación de la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores para prescribir
su entrenamiento dentro de la prevención de lesiones físico-deportivas.

PROBLEMA CIENTÍFICO

¿Cómo evaluar la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores a incluir en


protocolos específicos de entrenamiento para prevenir lesiones físico-deportivas?

OBJETO DE ESTUDIO

Proceso de evaluación de la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores.

CAMPO DE ACCIÓN

Proceso de evaluación de la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores en


el deporte.

OBJETIVO GENERAL

Describir los tests para evaluar la resistencia a la fuerza de los músculos


estabilizadores a incluir en protocolos específicos de entrenamiento para prevenir
lesiones físico-deportivas.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1. Determinar los fundamentos teóricos metodológicos sobre el proceso de evaluación


de la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores y la prevención de
lesiones físico-deportivas.

2. Explicar la teoría de los tests en función a las características propias del proceso de
evaluación de la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores.

3
3. Explicar los tests para evaluar la resistencia a la fuerza de los músculos
estabilizadores a incluir en protocolos específicos de entrenamiento para prevenir
lesiones físico-deportivas.

DEFINICIONES DE TÉRMINOS

 Prevención de lesiones: proceso didáctico organizado donde convergen distintos


métodos y procedimientos de enseñanzas para contribuir a que el sujeto y/o atleta
no llegue a sufrir una lesión o se retarda en que aparezca.

 Lesiones deportivas: cualquier daño que se le haga al organismo, ya sea


psicológico o físico, practicando una actividad deportiva siendo amateur o
profesional ocasionando lesión o discapacidad. La mayoría de los trastornos
musculares son de origen traumático y relacionado con la actividad deportiva.
Aproximadamente un 30% de las lesiones en deportistas afectan los músculos.

 Músculos estabilizadores: grupo muscular o musculo que sostienen una parte del
cuerpo en su lugar para que otro grupo muscular o músculo pueda realizar su
función en movimiento.

 Estabilidad: es la habilidad del raquis para mantener su estado de equilibrio cuando


es sometido a fuerzas perturbadoras o desequilibrantes. (Bergmark, 1989) y
depende de sus elementos osteoarticulares y ligamentosos, de los músculos y
tendones y de su adecuado funcionamiento bajo la coordinación del sistema
nervioso (Panjabi, 1992).

 Test: prueba que se realiza para evaluar la resistencia a la fuerza de los músculos
estabilizadores ante una determinada postural corporal.

 Tests de estabilidad segmentaria postural: conjunto de ejercicios o movimientos


específicos determinados, donde el evaluado debe de mantener una postura
durante el mayor tiempo posible sin modificar más de tres veces la postura.

4
CAPÍTULO I: FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA Y METODOLÓGICA SOBRE EL
PROCESO DE EVALUACIÓN DE LA RESISTENCIA A LA FUERZA DE LOS
MÚSCULOS ESTABILIZADORES Y LA PREVENCIÓN DE LESIONES FÍSICO
DEPORTIVAS.

1.1 Características de los músculos estabilizadores

Los músculos estabilizadores sostienen una parte del cuerpo en su lugar para que otro
pueda realizar su función en movimiento. Son los que permiten mantener una postura
adecuada al momento de entrenar, evitando así, el riesgo de lesiones. Tienen un origen
en el segmento fijo cercano a la articulación y una inserción en el segmento móvil más
alejado de la articulación y la línea de acción es paralela al hueso móvil y actúa como
músculos estabilizador articular por el componente longitudinal de su fuerza.

Se asume que el término CORE fue usado por primera vez por Richard H. Domínguez y
Robert S. Gajda en su libro Total Body Training (Domínguez y Gajda, 1983),
etimológicamente CORE significa núcleo, centro o zona media. Desde el punto de vista
de la actividad física el “CORE” hace referencia al complejo muscular situado en la
parte central del cuerpo (región lumbo-pélvica) que incluye 29 músculos que estabilizan
la columna vertebral y la región abdominal e incluye músculos del abdomen, espalda,
parte posterior y anterior de la cadera, suelo pélvico y diafragma. (Willardson, 2007;
Faries y Greenwood, 2007 y Hibbs, Thompson, French et al., 2008)

La acción conjunta de estas estructuras permite un adecuado control de la estabilidad


corporal y de la ejecución de tareas que realizan los miembros superiores e inferiores,
de forma combinada o secuencial. (Kibler, Press y Sciascia, 2006; Stephenson y
Swank, 2004 y Tse, McManus y Masters,2005)

A nivel general, una adecuada y equilibrada zona media (CORE) supondrá:

 Correcta estabilización del cuerpo de manera que los brazos y piernas puedan
realizar cualquier movimiento teniendo como soporte a esta musculatura y forma
una cadena muscular transmisora fuerzas entre piernas y brazos
 Mejorará la eficiencia del movimiento

5
 Mejorará el equilibrio y coordinación
 Aumentará la firmeza postural y su control
 Aumentará la fuerza y la flexibilidad a través del complejo lumbo-pélvico-cadera
(Sacro-Ilíaco)

Un correcto y saludable acondicionamiento de la musculatura estabilizadora del raquis


dorso-lumbar está basado en la aplicación de ejercicios que desencadenan una
activación electromiográfica moderada y generan bajos niveles de estrés sobre las
diferentes estructuras vertebrales. (López, 2008)

Un desequilibrio muscular es un estado causado por un sobre o subacentuación (Martín


Acero, 1997 en Heredia, Chulvi y Ramón, 2006) del entrenamiento de fuerza y por las
diferentes formas de reaccionar de estos grupos musculares. Las fibras tónicas
(músculos de sostén con tono mantenido) reaccionan frente a la sobrecarga o error de
carga con acortamiento, mientras que las fibras fásicas (musculatura de prestación)
contestan con una pérdida de tono. Puede haber pues una combinación desafortunada
en la que músculos tónicos acortados inhiben sus antagonistas fásicos (Feidmer, 1988
en Martín Acero, 1997 citado por Heredia, Chulvi y Ramón, 2006).

Por ejemplo es común la sobreacentuación de la musculatura extensora de la pierna


(recto anterior de muslo), y del psoas, que está continuamente tonificado por su
actividad postural en la bipedestación y la marcha lo cual condiciona un posible
acortamiento de la fascia iliopsoica, que, como se sabe, dicha fascia se engarza con la
del músculo cuadrado lumbar, por su parte superior, y con la cintilla iliopectínea que
conecta con el músculo pectíneo, inferiormente (Lloret, 2004 en Heredia, Chulvi y
Ramón,2006). Posiblemente este recorrido fascial explique una de las claves del
acortamiento de una cadena excesivamente postural como serían, la musculatura
lumbar, el psoas-ilíaco, y el pectíneo como aductor. Todo ello, acompañado del
descuido de los flexores (isquiosurales) músculos con una distribución longitudinal y
postural y los glúteos (glúteos mayores) con una trayectoria de sus fibras más
transversal y funcional.

6
Para algunos autores que estudian el comportamiento muscular del ser humano dejan
claro sobre una fundamenta evidencia la diferencia entre músculos estabilizadores y
movilizadores. Sin embargo para otra parte de esa comunidad científica existe
controversia en ese sentido y establecen criterios sobre la base de las características y
funcionalidad muscular que debe de existir alguna diferencia entre cuando un músculo
juega un papel estabilizador y cuando movilizador.

Ante esa disyuntiva existe la interrogante ¿Deben diferenciarse entre músculos


estabilizadores y movilizadores? Del Castillo (2014). Así damos paso a las reflexiones
siguientes.

Durante los años 80, el profesor A. Bergmark formuló la noción de estabilidad sobre un
modelo de columna vertebral con rigidez articular y 40 músculos (Bergmark, 1989). En
dicho trabajo este autor estableció matemáticamente los conceptos de rigidez,
estabilidad, inestabilidad, etc. Este trabajo pasó, tal como bien expone el profesor
McGill, (2002) citado por citado por Del Castillo (2014) en su mayor parte inadvertido,
sobre todo porque los ingenieros, que entendían de mecánica, no tenían una
perspectiva biológicoclínica y a los clínicos les costaba interpretar la mecánica.

A partir de esa fundamentación matemática del profesor Bergmark otros grupos de


trabajo, entre los que destaca el liderado por el Dr. Stuart McGill desarrollaron un
programa matemático en el cual calculan las variaciones en la energía potencial en la
columna vertebral, y a partir de ahí la rigidez de las estructuras y con distintos cálculos
de modelación matemática (en base a tres submodelos) determinar la estabilidad del
sistema (Cholewicki & Mcgill, 1996).

Por desgracia la clasificación y el trabajo de Bergmark suelen malinterpretarse


(principalmente cuando se plantea respecto a sus implicaciones para la estabilidad)
pero han dado lugar (con importantes líneas de investigación) a un concepto clínico de
estabilidad que justifican el desarrollo de intervenciones (orientadas fundamentalmente
a la rehabilitación) en base al entrenamiento de la musculatura profunda del tronco
(transverso abdominal y multífidos). Este planteamiento ha sido ampliamente criticado
(McGill, Grenie and Cholewicki, 2003), en base a la falta de evidencias respecto a la

7
importancia de dicha musculatura profunda para la estabilidad lumbar (Akuthota &
Nadler, 2004; Mills, Taunton, & Mills, 2005; Vera-García, Elvira, Brown, & McGill, 2007).

Mientras que puede haber algunos músculos del tronco que son clínicamente más
relevantes que otros, esta idea no se confirma en los análisis de estabilidad mecánica.
Toda la musculatura participa en la estabilidad y aquéllas fibras que cruzan una
articulación contribuyen al momento articular. La estabilidad global de la columna
depende de las fuerzas individuales, y por tanto, de la rigidez de todos los músculos del
tronco, así como de las magnitudes relativas de su fuerza. El momento articular total es
la suma de los productos de todas las fuerzas musculares y sus respectivos brazos de
palanca.

La rigidez muscular es siempre estabilizadora, pero la fuerza muscular puede contribuir


a la estabilidad o reducir esta si resulta inapropiadamente grande o pequeña (McGill,
2008).

Tal como se ha visto la idea de que los estabilizadores «locales» son más importantes
que los «globales» puede no ser lo más correcto, pues como argumenta McGill (2008),
en general, los músculos con el brazo máximo del momento y con capacidad de
enderezamiento (los más alejados de la columna) son los mejores estabilizadores en
términos relativos. Además, los estabilizadores más importantes cambian
continuamente según se modifica la tarea, además de que los diferentes ejercicios o
tareas de estabilización determinan un grado distinto de estabilidad raquídea. Aunque
ello no resta importancia al papel de la musculatura estabilizadora «local» puesto que
ha sido la gran olvidada durante muchos años en el proceso de entrenamiento.

En la actualidad se empieza a plantear la necesidad de concebir un efecto global


cuando todos los músculos abdominales se activan simultáneamente, de forma que la
rigidez media en el torso resulta mayor que la suma de las rigideces individuales, por lo
que resultaría poco adecuado e incluso contraproducente centrar la activación en un
único músculo (McGill, 2008) citado por Del Castillo (2014). Y este papel global en la
estabilización del raquis lo jugarán no solo los músculos de la región lumbo-pélvica,
sino también sus interrelaciones con otros a nivel de miembros inferiores y cintura

8
escapular como participantes en mayor o menor medida en la capacidad estabilizadora
a nivel de raquis. Y esto es una cuestión a considerar incluso a la hora de concebir la
existencia de una musculatura estabilizadora y otra que no la es, puesto que tal como
expone McGill (2010) citado por Del Castillo (2014) esta estabilización es un efecto
global.

De esta forma, debe ser considerado que la rigidez raquídea aumentará rápidamente y
de forma no lineal con el incremento de la co-activación muscular y que niveles bajos –
moderados de coactivación muscular son capaces de generar niveles de rigidez
suficientes para asegurar la estabilidad del raquis en personas sin patologías raquídeas
(Vera-Garcia, Francisco, Brown, Gray and McGill, 2006 y Vera-Garcia, Francisco, Elvira,
Brown and McGill, 2007) y, por tanto no parece necesario un entrenamiento orientado a
lograr alcanzar picos máximos de fuerza muy altos en esta musculatura, sino que más
bien todos los músculos del tronco deben participar de forma coordinada (McGill,
Grenier, Kavcic, & Cholewicki, 2003). En este sentido, estudios biomecánicos han
demostrado que patrones de co-activación muscular inadecuados afectan
negativamente al control de la estabilidad mecánica del raquis.

En base a esto, es necesario considerar que aunque el concepto de estabilidad basado


en la rigidez de la columna vertebral es útil para el estudio de la estabilidad estática, el
incremento de la co-activación muscular (y consiguiente aumento de la rigidez) no
parece la mejor estrategia para controlar el movimiento del tronco a lo largo de una
trayectoria predeterminada o para realizar ajustes posturales rápidos y precisos
(estabilidad dinámica) donde el factor clave estará más relacionado con la capacidad
del sistema de control motor para tal fin (Granata, Kevin and England, 2006; Reeves,
Everding, Cholewicki, & Morrisette, 2006).

9
1.1.1 Implicación de los músculos estabilizadores del tronco o zona Core.

Bergmark (1989) ha clasificado los músculos lumbares y abdominales de acuerdo a su


función estabilizadora en 2 grandes grupos (ver tabla 1)

En relación a ello Rodríguez (2015 y 2017) establece que en el sistema de estabilizador


local (SEL) se encuentran los músculos profundos y en el sistema estabilizador global
(SEG) están presentes los músculos superficiales. Cada sistema tiene delimitada sus
características atendiendo a los tipos de músculos que lo componen.

Características del sistema de estabilizador local (SEL) músculos profundos


Norris (1999):

 Se compone de una musculatura tónica, predominan las fibras tipo I, que tienden a
la flacidez.
 Su rol principal es postural y controlan la curvatura fisiológica espinal.
 Estos músculos son más cortos en longitud y son adecuados para controlar el
movimiento intersegmental y responder a los cambios en la postura y cargas
extrínsecas (Akuthota, Ferreiro, Moore y Fredericso, 2008).
 Tienen capacidad propioceptiva (P-Barr, Griggs and Cadby, 2005).
 Son los principales responsables de la generación de fuerza que proporciona la
estabilidad inter-segmentaria debido a su unión a la vértebra lumbar (Akuthota and
Nadler, 2004).

10
 Se fatigan muy rápidos y responden mejor a acciones estáticas (Contracciones
isométricas) que a acciones dinámicas (Repeticiones) (Rodríguez 2015 y 2017).

Características del sistema de estabilizador global (SEG) músculos superficiales


Norris (1999):

 Son responsables de elaborar el movimiento y el “torque” de la columna vertebral.


 Poseen palancas largas y grandes brazos de movimiento y su acción abarca toda la
columna (Norris, 1999).
 Lo componen fibras tipo II. Se trata de una musculatura que tiende al acortamiento,
donde deben predominar movimientos rápidos y mayores resistencias,
especialmente en el recto abdominal (Norris, 1999).
 Son los principales músculos implicados en el movimiento de la columna y el control
de las fuerzas externas que se producen sobre la columna vertebral (Akuthota and
Nadler, 2004).
 No se fatigan rápidamente y responden mejor a acciones dinámicas (Repeticiones
que a acciones estáticas (Contracciones isométricas) (Rodríguez 2015 y 2017).

Erector espinal dorsal (EED): participa en la extensión del tronco y en la estabilidad


del raquis, tanto lumbar como dorsal, en la inclinación lateral del tronco, y en menor
medida en la espiración. (Fucci, Benigni y Fornasari, 1995)

Figura 1. Erector espinal dorsal. Tomado de 3D Muscular Premium Anatomy. Visible


Body.

11
Serrato anterior (SA): participa en la flexión y la abducción del brazo, y el descenso de
la cintura escapulohumeral, así como en la estabilidad del raquis dorsal. (Fucci, Benigni
y Fornasari, 1995)

Figura 2. Serrato anterior. Tomado de 3D Muscular Premium Anatomy. Visible Body.

Oblicuo externo (OE): cuando actúan en conjunto con el oblicuo interno del lado
corporal opuesto, se produce la rotación del tronco hacia el lado opuesto del oblicuo
externo, mientras que si actúan los oblicuos de ambos lados corporales, colaboran en la
flexión del tronco, actuando como sinergistas del recto abdominal. Kapandji (1982)

Figura 3. Oblicuo externo. Tomado de 3D Muscular Premium Anatomy. Visible Body.

Multífidus (MF): se localiza a lo largo de todo el raquis en conjunto desde las apófisis
transversas a las espinales en una diagonal descendente, participando en la extensión
de tronco y en la estabilidad del raquis. (Fucci, Benigni y Fornasari, 1995)

12
Figura 4. Multífidus. Tomado de 3D Muscular Premium Anatomy. Visible Body

Cuando existe deficiencia en un subsistema los otros toman el relevo (Forte, 2005 y
Jiménez, 2007). Ello se ve reflejado en base en torno a la realización de ejercicios con
las extremidades superiores e inferiores con el fin de estabilizar la zona media para
poder conseguir ejecutar el ejercicio. (Forte, 2005 y Jiménez, 2007) pero hay que
entrenar buscando posiciones armónicas para evitar las lesiones (Davís y Marras,
2000).

De esta manera, las grandes variaciones en las cargas externas que se presentan en
las actividades básicas cotidianas pueden ser acomodadas por los músculos globales
para que la carga resultante en la columna lumbar y sus segmentos sea mínima. Por lo
tanto, las variaciones en la carga se mantienen pequeñas y viables para el sistema
local. En los últimos años, ha existido un gran interés en el estudio de la relación del
sistema local como factor etiológico en el dolor crónico y prevención de problemas a
nivel de columna lumbar. Heredia, Chulvi y Ramón, (2006)

Tanto los componentes del subsistema estabilizador pasivo como los del activo están
comandados por el centro de integración del SNC. El sistema propioceptivo integra al
sistema estabilizador de Panjabi en Heredia, Chulvi y Ramón, (2006).

El sistema somatosensorial informa, mediante sus receptores distribuidos por todo el


organismo, sobre la posición y el movimiento de las partes del cuerpo entre sí y en
relación a su base de soporte. Esta información es muy precisa sobre los movimientos

13
rápidos, como por ejemplo las modificaciones bruscas de la posición de las
articulaciones en respuesta a perturbaciones de la superficie de soporte de los pies.
Estas informaciones contribuyen a mantener el tono muscular y desencadenan la mayor
parte de los reflejos somáticos que mantienen el equilibrio. Heredia, Chulvi y Ramón,
(2006)

1.2 Criterios para la evaluación de la condición física de los músculos


estabilizadores.

La valoración de la estabilidad central es una tarea compleja, ya que conlleva una cierta
complejidad y especialmente si se pretende realizar en condiciones de «campo» (Peña,
Heredia, Moral, Isidro & Mata, 2012), pese a lo cual es posible encontrar en alguna
literatura y especialmente a nivel de la práctica diaria, propuestas entorno a distintos
test para lograr valorar tal aspecto.

En la actualidad existe la posibilidad de evaluar la estabilidad del raquis, además de con


los modelos matemáticos anteriormente mencionados, una serie de pruebas de
laboratorio basadas en dos paradigmas fundamentales (también es posible la
valoración de los componentes de fuerza o resistencia muscular mediante pruebas
isocinéticas):

1) La aplicación de descargas súbitas (Gardner-Morse and Stokes, 2001; Krajcarski,


Potvin and Chiang, 1999; Thomas, Lavender, Corcos and Andersson, 1998 citado
por Del Castillo, 2014); Vera-Garcia, Brown, Gray and McGill, 2006 y Vera-Garcia,
Elvira, Brown and McGill, 2007)

2) Estudios posturográficos (Cholewicki, Polzhofer and Radebold, 2000), Lee and


Granata, 2008 citado por Del Castillo (2014), Reeves, Everding, Cholewicki and
Morrisette (2006) y Van Dieen et al., 2010a, 2010b citado por Del Castillo (2014)

Estas son forma de medir con bastante exactitud la estabilidad (más bien podríamos
decir que algunas variables o manifestaciones de dicha estabilidad, ya que no parece

14
existir una única dimensión de la estabilidad del core, más bien la misma es
dependiente del contexto y por tanto específica).

Sin embargo, existen enormes dificultades para poder obtener medidas de la


estabilidad mediante test de campo. Podemos encontrar muchas propuestas que
«pretenden» dicho objetivo (test de Sahrmann, 2002; test de descenso de piernas
extendidas de Kendall y McReary, 1983 y test de Biering-Sorensen, 1984 citado por Del
Castillo, 2014), incluso algunas baterías de pruebas como el FMS (Cook, Burton,
Hoogenboom and Voight, 2014) también proponen relacionar determinados resultados
con una mayor o menor estabilidad) pero encontramos algunas dificultades que deben
hacer ser cautelosos a la hora de emitir ciertos juicios o afirmaciones:

 En muchos de estos casos realmente no se mide la «estabilidad», en algunos


casos podríamos estar ante una estimación de la resistencia muscular y/o ante test
que no suelen cumplir con adecuados criterios de validez y fiabilidad, no habiendo
sido validados mediante su comparación con resultados de laboratorio.

 En algunos casos es posible que las distintas metodologías.

 No parece existir una única dimensión de la estabilidad del core, más bien la misma
es dependiente del contexto y por tanto específica.

 En otros casos, a todo esto se añade que son medidas complejas que implican a
numerosos núcleos articulares y donde por tanto el «rendimiento» en la prueba no
debería confundirse con una mayor o menor capacidad de estabilización raquídea,
por ejemplo.

 En la mayoría de test de campo, el instrumento de medida es el cuerpo del sujeto


valorado, con lo cual la variable «antropométrica» debería ser considerada respecto
a un posible influencia en el resultado de la prueba.

En correspondencia la literatura científica hace alusión a métodos de valoración de la


estabilidad corporal. Sabemos que para mantener una adecuada estabilidad corporal se
debe de tener una correcta alineación del sistema osteomiarticular.

15
Conociendo estas limitaciones de antemano, y con la información científica disponible
hasta la fecha, los métodos más habituales que se disponen para valorar los distintos
componentes del core son (Figura 5) (Guillermo-Peña, Heredia-Elvar, Moral-González,
Isidro-Donate y Mata-Ordoñez, 2012):

1) La valoración isocinética, para medir la fuerza, el torque pico, la producción de


potencia y trabajo total realizado

2) La valoración isométrica, para medir la fuerza y/o resistencia muscular, y

3) La valoración isoinercial, mediante el uso de ejercicios dinámicos con una


resistencia externa constante, para medir indirectamente la potencia, la resistencia o la
fuerza muscular.

Algunas de estas técnicas de medición son más comunes del ámbito clínico o de
laboratorio, mientras que otras técnicas son más apropiadas para la aplicación con
deportistas de rendimiento o recreativos y practicantes de ejercicio físico y salud
(fitness). (Guillermo-Peña, Heredia-Elvar, Moral-González, Isidro-Donate y Mata-
Ordoñez, 2012)

Figura 5. Métodos de valoración de la estabilidad central.

16
Sin embargo, según Hibbs, Thompson, French, Wrigley and Spears (2008), los
investigadores de las áreas de la rehabilitación y del rendimiento deportivo no han
ofrecido distinciones claras entre los términos de “estabilidad central” (core stability) y
“fuerza central” (core strength), las cuales deben ser conceptualmente interpretadas de
forma diferente como a continuación expondremos.

Hodges (2004) puede que haya sido de los primeros investigadores en estudiar el
concepto de estabilidad central con su modelo teórico de estabilidad lumbo-pélvica.
Este autor define el término de estabilidad lumbo-pélvica como el proceso dinámico de
controlar la posición estática en el contexto funcional, pero permitiendo que el tronco se
mueva bajo control en otras situaciones.

Por su parte Bliss y Teeple (2005) definen la estabilización dinámica del raquis como la
capacidad de utilizar la fuerza y resistencia muscular de una forma funcional (es decir,
aplicadas a situaciones, actividades o tareas específicas de tipo deportivo o de la vida
diaria) a través de todos los planos de movimiento y responder a pesar de los cambios
en el centro de gravedad. La estabilización requiere mantener una postura raquídea
neutra, así como la capacidad de moverse a lo largo de esa posición con control.

Willson, Dougherty, Ireland, and Davis (2005) definen la estabilidad central como la
capacidad del complejo lumbo-pélvico-cadera de reponer el equilibrio tras una
perturbación sin encorvamiento de la columna vertebral. Asimismo, Kibler, Press and
Sciascia (2006), en referencia al aspecto funcional del término, definen la estabilidad
central como la capacidad de control de la posición y movimiento del tronco sobre la
pelvis para permitir una óptima producción, transferencia, y control de la fuerza a los
segmentos distales.

Desde un punto de vista anatómico y mecánico, Akuthota y Nadler (2004) consideran la


estabilidad espinal o central como el producto de la rigidez pasiva, la cual es
proporcionada por las estructuras óseas y ligamentosas, y la rigidez activa, la cual es
producida por la contracción muscular. Estos mismos autores, sin embargo, no reflejan
en su argumentación al subsistema neural como parte integrante e inseparable de la
estabilidad espinal (Kapandji, 1998). Kapandji (1992b) definió la estabilidad central

17
como la capacidad del sistema estabilizador de mantener las zonas intervertebrales
neutrales dentro de los límites fisiológicos.

En referencia al término de fuerza central (core strength), Faries y Greenwood (2007)


se refieren a la misma como la capacidad de la musculatura del core para contraerse y
proporcionar estabilidad al raquis. Igualmente, para diferenciar la fuerza de la
estabilidad central, Cholewicki, Simons and Radebold (2000) sostienen que la primera
es más un control activo de la estabilidad espinal conseguido por la regulación de la
fuerza de los músculos circundantes.

Cuando se utiliza el término estabilidad central se está haciendo referencia a la


estabilidad del raquis en su conjunto, ya que no se puede hablar sobre la mejora de la
“estabilidad” de un músculo, sino sobre su capacidad de activación o contracción para
otorgar estabilidad al sistema. Sin embargo, cuando se utiliza el término fuerza central o
del core, se está haciendo referencia a la capacidad de un músculo o grupo de
músculos para estabilizar el raquis a través de la fuerza contráctil y la presión intra-
abdominal (Faries y Greenwood, 2007).

Por tanto, podemos sugerir que la fuerza central, comandada por el subsistema activo y
modulada por el subsistema neural, es un requisito y una necesidad para la estabilidad
central, y que la estabilidad central es la capacidad de respuesta que presenta el
sistema raquídeo de resistir en su zona de seguridad o neutra ante las demandas de
movimiento segmentario y ante cualquier perturbación externa (prevista o inesperada)
del centro de gravedad de nuestro cuerpo.

La valoración de la fuerza central ha llamado la atención de los especialistas y en el


ámbito clínico, el método estándar para la medición de la fuerza central es mediante la
dinamometría isocinética o de resistencia acomodada (Delitto, Rose, Crandell and
Strube, 1991; Hislop and Perrine, 1967; Karatas, Gogus and Meray, 2002; Keller,
Hellesnes and Brox, 2001 and Rothstein, Lamb and Mayhew, 1987). La valoración
isocinética mide el torque muscular a una velocidad angular constante a través de un
rango de movimiento preestablecido. Los investigadores de esta área utilizan máquinas

18
isocinéticas porque pueden de este modo medir tres variables diferentes en la misma
sesión de valoración: torque pico concéntrico y excéntrico, trabajo total y potencia
media. La máquinas isocinéticas habitualmente utilizadas para este propósito permiten
que el sujeto realice el movimiento de flexión y extensión del tronco en sedestación
(Figura 6), con las rodillas ligeramente flexionadas y el eje del dinamómetro alineado
con la cresta ilíaca del sujeto (Delitto et al., 1991; Karatas et al., 2002). En estas
situaciones el sujeto debe realizar una contracción concéntrica máxima contra el
dispositivo isocinético a una o varias velocidades angulares seleccionadas.

Para estudiar la fiabilidad de la valoración de las mediciones isocinéticas del tronco,


Delitto et al. (1991) midieron el torque de la flexión y extensión del tronco a diferentes
velocidades (60º, 120º y 180º por segundo). Los coeficientes de fiabilidad fueron desde
.74 a .88 en las mediciones obtenidas del torque pico, y entre .88 y .93 para las
mediciones obtenidas del trabajo mecánico. Concluyeron que las mediciones
isocinéticas utilizadas en su estudio ofrecían una valoración sensible y fiable del
rendimiento muscular del tronco y que con mayor práctica y mayores tiempos de
descanso se podría disminuir aún más el error asociado a estas mediciones (8 a 32 ft-
lb), cuya tendencia era aumentar a mayores velocidades.

Pese a que este instrumental haya demostrado unos coeficientes de fiabilidad altos
(0.74 - 0.98) para medir la fuerza central y una alta reproducibilidad (Delitto et. al, 1991;
Karatas et al., 2002), sigue siendo extremadamente costoso y por ello está casi
circunscrito al trabajo en laboratorio o clínico para valorar el progreso de los pacientes,
y no parece ser utilizado con sujetos deportistas para investigar el efecto de un
programa de entrenamiento del core sobre la fuerza, la resistencia muscular o la
potencia.

19
Figura 6. Máquina isocinética para la valoración de la fuerza central

Otra técnica de valoración menos costosa y compleja de la fuerza central es el registro


isométrico. Las mediciones son registradas mediante un dinamómetro de mano o
sensor de fuerza que debe ser fijado para presentar buena fiabilidad de los resultados.
Mediante esta técnica se puede gravar la fuerza isométrica del core de todos los
movimientos articulares del raquis y de la cadera, en diferentes angulaciones, y
realizando habitualmente contracciones máximas estáticas mantenidas por unos pocos
segundos. Por tanto, una limitación de la valoración isométrica es que la medición se
toma sólo en un determinado ángulo del rango de movimiento (ROM). Los valores
habitualmente registrados son la contracción isométrica máxima y media, los cuales
deben ser normalizados con el peso corporal del sujeto valorado.

En tercer lugar, la valoración isoinercial, mediante el uso de ejercicios dinámicos que


utilizan una resistencia externa constante (generalmente el propio peso corporal), es
otra técnica que permite medir indirectamente la fuerza y la resistencia muscular del
core. Algunos tests de fuerza isoinerciales requieren instrumentales especializados que
puedan registrar desplazamiento, torque, y velocidad del tronco en ciertos movimientos
con un porcentaje de la fuerza isométrica máxima (Szpaiski, Michel and Hayez, 1996),
mientras que otros no necesitan ningún equipamiento especial y pueden realizarse de
forma rápida (p.e.: tests de máximos sit-up en un tiempo dado). Estos últimos serán
discutidos en profundidad en los próximos apartados del presente artículo.

En el ámbito clínico o de laboratorio un test algo particular, que podríamos considerar


de tipo isoinercial, es el test de estabilidad central de Sahrmann (Sahrmann, 2002;
Faries y Greenwood, 2007). Según este test la estabilidad raquídea puede ser medida

20
indirectamente según los cambios de presión aplicados a un transductor biofeedback
(Urquhart, Hodges, Allen and Story, 2005).

Hasta la fecha existe escasa evidencia científica que muestre pruebas o test de campo
que evalúen la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores. En la actualidad
las evaluaciones que se realizan en ese aspecto van dirigidas a comprobar de una
manera directa a través de miografía de superficie la respuesta de acción rápida de la
máxima contracción muscular voluntaria en una determinada postura.

Sabiendo de los costos elevados de los equipos de miden la electromiografía, es de


vital importancia generar acciones que permitan evaluar la respuesta muscular
estabilizadora mediante tests o pruebas indirectas tomando como referencias los
escasos estudios existentes.

1.3 Prevención de lesiones

La Organización Mundial de la Salud (OMS), reconoce el papel preponderante de la


prevención sobre la intervención o terapéutica (Alba, 1990). La prevención, se clasifica
como primaria cuando se pretende evitar la aparición de la lesión por primera vez,
secundaria si se trata de evitar que la lesión ya producida se repita y, por último, la
terciaria la más especializada donde se propone anticipar y reducir las incidencias de
lesiones con métodos de intervención multifactoriales (Parkkari, Kujala y Kannus, 2001)
citado por Medina (2018).

La existencia de una verdadera prevención debe concebir la etiología, los factores de


riesgo y los mecanismos exactos que desencadenan las lesiones y se hace
imprescindible la identificación de estas antes de iniciar cualquier procedimiento
(Aaltonen, Karjalainen, Heinonen, Parkkari y Kujala, 2008).

Este procedimiento presenta una serie de medidas y principios metodológicos que


permiten evitar o reducir la aparición de lesiones causadas por la práctica deportiva, al
apuntar y advertir de posibles deficiencias ligadas a la práctica de un deporte específico
y a mantener la integridad física del atleta. Se presta particular atención al sistema

21
músculo tendinoso y articulaciones lo cual implica anticiparse a las necesidades de
adaptación específica (Aubert, 2005).

Para Medina (2018) los procesos preventivos a tener en cuenta son:

 La combinación racional de la preparación general y especial de las cargas.

 El descanso en los microciclos y macrociclos de varios años de entrenamiento.

 La variación y el carácter ondulatorio de las cargas.

 El empleo de cambio de actividad para la relajación de los músculos respiratorios


durante el desarrollo de cada sección de entrenamiento.

 La introducción de días y períodos de descanso activo profiláctico.

 El calentamiento.

 La recuperación en la parte final del entrenamiento.

De acuerdo con Karpman (1989) citado por Medina (2018) la recuperación debe
entenderse como un proceso de restablecimiento de la capacidad de trabajo disminuida
durante los entrenamientos con cargas grandes y las competencias. Factor importante
a tener en cuenta en todo el proceso de prevención.

La recuperación depende de diversos factores, aunque se aplican técnicas de manera


selectiva e individual para facilitarla, al cumplir una función tanto preventiva como
reparadora para mejorar el rendimiento con estrategias de recuperación a corto plazo
(diarias) como pueden ser: rehidratar, reabastecer, realinear, trabajos de recuperación –
durante y después de la sesión–, y a largo plazo (semanales y mensuales) tales como:
resincronizar, descanso activo, actualizar con variedad, registrar y monitorear
(Neubauer, Konig y Wagner, 2008).

Sin embargo, en los últimos tiempos los intereses se han orientado hacia el desarrollo
de estrategias y propuestas multidisciplinarias de intervención relacionadas con la
prevención y la readaptación de las lesiones deportivas y del deportista (Rodríguez y
Gusí, 2002) citado por Medina (2018).

22
Estos criterios han cambiado la intención de los profesionales de la medicina deportiva
para prevenir lesiones. Se ha evolucionado en la elaboración y aplicación de los
programas preventivos al tener como objetivo evitar la influencia negativa de los
factores de riesgo. Por ejemplo, (Askling, Karlsson and Thorstensson, 2003) exhibieron
un programa donde el factor de riesgo fue el déficit de fuerza y además del proceso
terapéutico, utilizaron como intervención preventiva un plan de fortalecimiento, como
resultado se observó la disminución de la frecuencia de lesiones en el grupo control
(10/15) y el grupo experimental (3/15).

Asimismo, Verrall, Slavotinek y Barnes (2001), en su programa antes de la fatiga


muscular, sugirieron planes anaeróbico de habilidad técnica y flexibilidad. Lograron
reducir la frecuencia de lesiones de los músculos isquiotibiales durante las
competencias a 3,4 lesiones/1000h, aunque no durante los entrenamientos.

Kraemer y Fry (1995) presentaron un programa preventivo al encontrar desequilibrios


musculares y para eliminarlo utilizaron planes propioceptivo y coordinativo con el
propósito de evitar lesiones en los músculos isquiotibiales donde la frecuencia de
lesiones se redujo de 22,4 a 8,2 lesiones/1000h de entrenamiento.

Por otra parte, Evandro (2009) recurrió a una batería de ejercicios por los déficits de
fuerza y flexibilidad en el tobillo. Para resolverlo utilizó el proceso terapéutico agregando
planes de fortalecimiento y flexibilidad, destacó el efecto positivo que ejercieron en el
incremento de la hipertrofia de los ligamentos peroneo astragalino anterior (LPAA) y
ligamento deltoideo (LD), al permitir un incremento de la fuerza y un aumento de la
amplitud articular del tobillo

Para lograr la integración los programas preventivos deben alcanzar el mismo nivel de
importancia que el entrenamiento deportivo. Así lo señalaron (Santoja, 2000); (Aubert,
2005); (Rodineau, 2004); (Gabbe, Bennell y Finch, 2006) confirmado por (Bahr y
Maehlum, 2007); (Kuehlein et al., 2010) y (Engebretsen, Myklebust y Holme, 2010)
citado por Medina (2018) y en este sentido se pretende lograr determinados objetivos al
asumir un programa multifactorial para evitar o reducir la aparición de lesiones
causadas por la práctica deportiva.

23
La ausencia o insuficiencias de un programa preventivo da oportunidad a que, el
entrenamiento deportivo cause daños en ocasiones irreversibles y cierren el paso a
cualquier terapia por sofisticada que esta sea (Pruna y Artells, 2014).

Los programas preventivos con su carácter previsor en el deporte han alcanzado alto
desarrollo científico-técnico al introducir la ciencia y la innovación tecnológica en función
de intervenciones especializadas, cada vez más satisfactorias en el mejoramiento y
recuperación de la salud del atleta. Medina (2018)

Existen diferentes modelos de análisis para la prevención de lesiones, donde en 1992,


(Van-Mechelen, Hlobil y Kemper, 1992) publicaron un modelo de análisis para la
prevención de lesiones estructurado en 4 fases denominado) modelo secuencial para la
prevención de lesiones* (Figura 2).

Figura 7. Las cuatro fases en la investigación de la prevención de lesiones.

Posteriormente, (Finch, 2006) rediseñó él modelo de Van Mechelen revisando la


eficacia de dichas etapas. Sin embargo (Van-Tiggelen, Wickes, Stevens, Roosen,
Vitvrouw, 2008) complementaron dichos modelos (Figura 7).

El modelo de (Van-Mechelen, Hlobil y Kemper, 1992) se resume en las siguientes


fases:

Fase A: se recoge toda la información posible para establecer la magnitud del


problema, identificándolo en términos de incidencia y severidad lesional según el

24
deporte. Es preciso determinar claramente la población diana del estudio,
especificando, incluso, la especialización del deportista en su disciplina deportiva.

Fase B: se identifican las causas de la lesión así como los mecanismos lesionales.

Fase C: se establecen las medidas de prevención basadas en la etiología y los


mecanismos lesiónales determinados en la fase anterior.

Finalmente, la efectividad de las medidas preventivas debe ser evaluada una vez que
se repita la fase A.

En la revisión del modelo publicado por (Finch, 2006), se añade una etapa entre las
fases C y D: la eficacia (Figura 18). La aportación de esta nueva fase radica en que los
protocolos deberían ser eficaces desde una perspectiva científica antes de ser
probados por instituciones y deportistas, a través de medidas propuestas que deben de
ser evaluadas con metodología científica, para finalmente ser una propuesta válida,
evitándose el espacio que pudiera haber entre algunas propuestas teóricas iniciales y la
efectividad de las medidas en la práctica deportiva real. (Francesc, Cosb,
Buenaventurac, Prunad y Ekstrande, 2010)

25
Figura 8. Secuencia de prevención en lesiones por repetición (modelo de Van-Tiggelen
et al., 2008) modificado de Finch, 2006) con permiso de British J. Sports Med.

Existen factores de riesgo que constantemente se encuentran de manifiesto antes de


que ocurra una lesión. Se consideran factores internos variables como la edad, el sexo
y la composición corporal, entre otros. Estos factores internos pueden influir en la
predisposición a lesionarse y, por lo tanto, son por definición factores de riesgo. Se
consideran factores externos variables como el calzado o el tipo de superficie, pudiendo
dichos factores modificar el riesgo de lesión. Es la presencia de los factores, internos y
externos, la que determina el riesgo de lesión. Sin embargo, la presencia de estos
factores de riesgo, por si „mismos, no es causa suficiente para que se produzca la

26
lesión. Es la suma de dichos factores y su interacción la que predispone al deportista
para que una lesión se produzca en una situación determinada. Meeuwisse describe el
inciting event (acontecimiento desencadenante) como el último eslabón de la cadena
para que se produzca la lesión. (Meeuwisse, 1994)

Figura 9. Interacción compleja entre los principales factores de riesgo internos y


externos en un inciting event con resultado de lesión (Meeuwisse, 1994). Con permiso
de Clin J Sports Med.

Factores de riesgo a considerar en la prevención de lesiones

1. Factores intrínsecos predisponentes a tener en cuenta:

 Crecimiento rápido
 Déficit de fuerza o Desbalance muscular
 Alteraciones posturales y morfológicas
 Déficit de flexibilidad
 Hiperlaxitud ligamentaria
 Diferencia de longitud de MI

27
 Alteraciones metabólicas
 Presencia de patología
 Fatiga o déficit de recuperación
 Deficiencia técnica
 Alteraciones emocionales

2. Factores extrínsecos determinantes a tener en cuenta:

 Superficie inadecuada
 Calzado inadecuado
 Implementos inadecuados
 Sobrecarga funcional
 Errores de periodización
 Condiciones ambientales adversas
 Malos hábitos higiénicos dietéticos
 Gesto tecnico inadecuado
 Juego sucio

1.4 Fundamentos sobre la teoría clásica de los test

La Teoría Clásica de los Test (TCT), constituye el fundamento técnico de la gran


mayoría de los tests, escalas, cuestionarios y autoinformes. El núcleo de esta teoría
psicométrica fue enunciado a principios del siglo XX por Spearman (1904), para luego
desarrollarse rápidamente a través de cinco décadas, hasta alcanzar su madurez con la
obra de Gulliksen (1950), a partir de la cual sus principios básicos han permanecido
inalterados. Algunos años más tarde Novick (1966) sistematizo los axiomas de la teoría
tal como son conocidos actualmente.

Una presentación sintética, en castellano, de los supuestos, fundamentos, limitaciones y


modelos de la TCT puede encontrarse en la obra de Muñiz (2001). Brevemente, la TCT
(también conocida como Teoría Débil de la Puntuación Verdadera) postula que
cualquier Puntuación Obtenida por un sujeto (a la que denominaremos X) está
compuesta de dos elementos: Una Puntuación Verdadera (que llamaremos V) y un

28
margen de Error (que designaremos e). Este simple principio se expresa en la conocida
ecuación 1: (X= V + e) que sencillamente indica que cualquier Puntuación Observada
contiene error. Por ejemplo, si un niño obtiene una puntuación de 115 en una prueba de
inteligencia (X = 115), la Ecuación 1 indica que estos 115 puntos contienen su
Puntuación Verdadera de inteligencia más un margen de Error. Tal vez la Puntuación
Verdadera del sujeto corresponda a 128 o 94 puntos, pero no tenemos manera de
saberlo hasta encontrar una manera de aislar el Error y determinar cuánto de la
Puntuación Observada es Puntuación Verdadera. La TCT se funda en esta distinción y
en el propósito de cuantificar la magnitud del Error. El concepto de fiabilidad nace con el
objetivo instrumental de permitir la estimación del error de medida. Gempp-Fuentealba
(2006)

En esta definición “Error” no significa “equivocación” ni “desajuste” en el sentido usual,


sino que se refiere a la discrepancia hipotética entre la Puntuación Observada y la
Verdadera. Se asume que esta discrepancia existirá y que es inevitable; el problema es
como estimarla. Para ello, la TCT introduce la noción de replicabilidad: El error de un
test psicológico, así como el de una balanza, el de un metro y/o en de un tets físico,
equivale a las discrepancias que se observan entre los resultados obtenidos en la
aplicación repetida del mismo instrumento o de la misma prueba o test. Gempp-
Fuentealba (2006)

El razonamiento a la base de esta concepción de error puede explicarse a través de


una situación hipotética. Si pudiéramos medir la estatura de una persona infinitas veces,
en cada ocasión obtendríamos resultados levemente distintos, a raíz de variaciones en
la temperatura ambiente, diferencias en la agudeza visual de distintos evaluadores,
diferencias en la posición del sujeto evaluado, o en la calidad de la graduación de la
cinta métrica, entre otras causas. Si controlamos rigurosamente todas estas
condiciones es posible que logremos reducir, pero nunca eliminar, las diferencias entre
un resultado y otro. ¿Cuál de ellos corresponde a la estatura verdadera del sujeto? No
hay manera de saberlo, pero una solución parsimoniosa es suponer que el promedio de
todos los resultados es una aproximación más precisa que cualquiera de ellos en
particular. Gempp-Fuentealba (2006)

29
Al hacerlo estamos asumiendo, implícitamente, que las discrepancias observadas en
cada ocasión que medimos la estatura fueron producidas por factores incontrolables
que afectaron los resultados de manera imprevisible; algunas veces produciendo una
medida mayor que la verdadera y otras veces una estimación de estatura inferior a la
real. Simultáneamente estamos asumiendo que las replicaciones son independientes
entre si, es decir, que el resultado de una medición no afecta el resultado de la siguiente
medición. Gempp-Fuentealba (2006)

Estadísticamente hablando, ambas condiciones significan asumir que el error se


comporta de manera aleatoria. La segunda cuestión fundamental, por tanto, es que si
bien la TCT reconoce que el resultado de cualquier medida puede verse afectado por
errores sistemáticos, en la Ecuación 1 el componente e refiere aquellos errores no
sistemáticos (azarosos) que afectan a la puntuación X (véase Feldt & Brennan, 1989,
para una explicación detallada).

Combinando ambas nociones (replicaciones independientes y aleatoriedad), la TCT


postula que cualquier discrepancia observada entre las puntuaciones obtenidas por un
mismo sujeto en infinitas ocasiones podrá considerarse Error (e) y que el promedio de
todos los resultados es la mejor aproximación a la Puntuación Verdadera (V). Invocando
algunos principios de probabilidad bien conocidos en estadística, se postula que si el
resultado obtenido en cada ocasión no influye ni es influido por aplicaciones anteriores
o posteriores, se puede asumir el error como una variable aleatoria continua y esperar
que luego de repetidas aplicaciones en un mismo sujeto tenga un promedio igual a
cero. Obsérvese que este principio fundacional de la TCT es válido no solo para
medidas psicológicas sino para cualquier medida. Gempp-Fuentealba (2006)

La TCT enmarca en sus apuntes el concepto de fiablidad se desprende de los


supuestos antes explicados. Formalmente, la TCT asume que el Error (e) es una
variable aleatoria y que no correlaciona con la Puntuación Verdadera (V). Bajo ambos
supuestos, V es definida como la esperanza matemática de la Puntuación Observada
(X), lo que equivale a decir que si un sujeto pudiera responder el mismo test infinitas
veces, en igualdad de condiciones y sin que una aplicación previa afectara a la

30
aplicación posterior, entonces la Puntuación Verdadera correspondería al promedio de
todas las puntuaciones obtenidas en cada ocasion. Como estas condiciones son
imposibles de lograr en la práctica, la TCT introduce algunos supuestos adicionales
para extender la Ecuación 1 a la situación en la cual se analizan las respuestas de un
grupo de sujetos en lugar de un caso individual. Esto permite trasladar el foco del
problema para, en lugar de analizar la variabilidad intersujeto de puntuaciones
obtenidas en hipotéticas aplicaciones infinitas, analizar la varianza de las puntuaciones
interindividuales. Si los errores fueran aleatorios y no correlacionaran con la Puntuación
Verdadera ni entre si, la varianza de las puntuaciones observadas a través de las
personas evaluadas correspondería a la suma de las varianzas verdaderas y de error
(Gulliksen, 1950).

Con el propósito de llegar a un valor estimable empíricamente, la TCT define el


concepto de “fiabilidad”, a partir de la Ecuación 2: (donde var es varianza),
como la razón entre la varianza de la Puntuación Verdadera y la varianza de la
Puntuación Observada, es decir en la ecuación 3:

La Ecuación 3 también permite deducir que cuando la fiabilidad de las puntuaciones


observadas aumenta, la varianza del error disminuye, lo que equivale a decir que si la
varianza del Error se reduce, la Puntuación Observada para un sujeto se aproxima más
a su Puntuación Verdadera. Por el contrario, si la varianza del Error aumenta, las
puntuaciones observadas son una mala estimación de la puntuación Verdadera.
Gempp-Fuentealba (2006)

Para la TCT hallar la confiabilidad de un instrumento de medición, cuestionario, batería


de pruebas o tests refleja el grado de precisión con el que se están midiendo las
variables a estudiar. Además demuestra cual de confiable es un instrumento cuando al
ser aplicado por distintas personas para evaluar a un mismo sujeto, se obtienen
resultados semejantes en situaciones similares. Navarro-Montenegro, Seminario-Rivas,
Bravo-Hernández, Sosa-Espinoza, y Venegas-Mejía (2012). Siendo relacionado con la
validez del instrumento de medición al obtener el grado en que el instrumento mide
realmente lo que el investigador pretende medir. (Hernández-Sampieri, 2003) citado por

31
Navarro-Montenegro, Seminario-Rivas, Bravo-Hernández, Sosa-Espinoza, y Venegas-
Mejía (2012)

Diversos estudios proponen que para la confiabilidad o fiabilidad test-retest se debe


aplicar el coeficiente de alfa de Cronbach, para estimar la fiabilidad de la consistencia
interna del instrumento. La medida de la fiabilidad mediante el alfa de Cronbach asume
que los ítems (medidos en escala tipo Likert) miden un mismo constructo y que están
altamente correlacionados (Welch y Comer, 1988). Cuanto más cerca se encuentre el
valor del alfa de Cronbach a 1 mayor es la consistencia interna de los ítems analizados.

La fiabilidad de la escala debe obtenerse siempre con los datos de cada muestra para
garantizar la medida fiable del constructo en la muestra concreta de investigación. En
correspondencia al concepto más intuitivo de fiabilidad, al plantearse que un
instrumento es fiable si en veces sucesivas de mediciones aporta los mismos
resultados.

Hegedus (1988), Zatsiorsky (1989), (Zabala, Chirosa, Chirosa y Viciana, 2002),


Estévez, Margarita y González (2004), Fleitas, Mesa, y Guardo (2013) y Vidal-Montaldo
(2015) plantean, un instrumento o tests es válido siempre que persiga lo que quiere
medir o evaluar, y se fortalece con un procesamiento estadístico que evidencie la
fortaleza del instrumento apoyado en la estandarización, validez y confiabilidad del
mismo.

Se supone que si el test es preciso, las medidas deberán ser muy parecidas y el
Coeficiente de fiabilidad test-retest tenderá a obtener resultados próximos a 1. Si ello es
así, se asume que el test es fiable porque independientemente de cuándo se aplique se
tiende a obtener siempre la misma medida.

Diversos estudios muestran escalas de resultados para valorar la confiabilidad donde se


destacan los autores, De Verllis citados por García-Cadena (2006), Murphy y
Davishofer citado por Hogan-Thomas (2004) y (George y Mallery, 2003 p 231).

32
Como criterio general, George y Mallery (2003, p. 231) sugieren las recomendaciones
siguientes para evaluar los coeficientes de alfa de Cronbach:

 Coeficiente alfa >.9 es excelente y representa el 90%


 Coeficiente alfa >.8 es bueno y representa el 80%
 Coeficiente alfa >.7 es aceptable y representa el 70%
 Coeficiente alfa >.6 es cuestionable y representa el 60%
 Coeficiente alfa >.5 es pobre y representa el 50%
 Coeficiente alfa <.5 es inaceptable y representa el 50%

Si aplicamos el estadígrafo de fiabilidad Alfa de Cronbach y asumimos la escala de


valoración propuesta por George y Mallery (2003, p. 231) podemos saber en realidad si
existe confiabilidad en el instrumento o test que queramos aplicar. En el Capítulo 3
análisis y discusión de los resultados expondremos algunos ejemplos que guardan
relación con el objeto de estudio de la investigación.

33
CAPITULO 2. DISEÑO METODOLÓGICO

2.1 Diseño metodológico de la investigación. Tipo de diseño y estudio

2.1.1 Tipo de diseño

Según Campbell y Stanley (1978) citado por Estévez (2004) el tipo de diseño es no
experimental transeccionales o transversales. En función al control de variable que se
realiza es de control mínimo con pretest para un solo grupo (Van Dallen y Meyer, 1971,
citado por Estévez, 2004). (41)

2.1.2 Tipo de estudio

El estudio de la investigación es descriptivo (Danhke, 1989, citado por Hernández,


Fernández y Batista, 2003 y Estévez, 2004). (41)

2.2 Tipo de investigación

La investigación tiene un carácter holístico ya que desarrolla la descripción de los


hechos y fenómenos desde lo cualitativo hasta lo cuantitativo.

2.3 Población y muestra

De una población de 90 profesionales entren entrenadores de selecciones nacionales y


provinciales, entrenadores de gimnasios particulares y profesores de educación física
se seleccionan a 58 para que formen parte de la muestra de investigación para un 64.4
% de representatividad respetando los criterios de selección intencional siguientes:

 Haber aceptado el consentimiento informado para pertenecer a la investigación.


 Llenar con sinceridad y total credibilidad el cuestionario.

34
Características de la muestra

Tabla 2. Entrenadores de selecciones provinciales y nacionales

PROVINCIAL NACIONAL DEPORTE Lic. M Sc. Dr. C. AÑOS DE EXPERIENCIAS


0 8 Atletismo 5 2 1 + 10 años
17 0 Fútbol 16 1 0 + 5 años
0 2 Tenis de Mesa 0 1 1 + 10 años
1 0 Voleibol 0 1 0 + 10 años
1 1 Futsal 0 2 0 + 10 años

Se aprecia en la tabla 2 la existencia de 19 entrenadores de selecciones provinciales y


11 de selecciones nacionales en los deportes Atletismo, Fútbol, Tenis de Mesa, Voleibol
y Futsal. Siendo todos graduados universitarios y teniendo entre 5 y 10 años de
experiencia.

Tabla 3. Entrenadores de gimnasios particulares

ENTRENADORES GIMNASIO MUNICIPIO Lic. M Sc. Dr. C. AÑOS DE EXPERIENCIAS


4 Alamar Gym Alamar 3 1 0 + 10 años
2 Belleza Latina Plaza 2 0 0 + 5 años
3 Gaby Gym Cerro 1 1 1 + 10 años
1 17 y E Vedado 1 0 0 + 10 años

Se aprecia en la tabla 3 la existencia de 10 entrenadores de gimnasios particulares.


Siendo todos graduados universitarios y teniendo entre 5 y 10 años de experiencia.

Tabla 4. Profesores de Educación Física

PROFESORES ESCUELA MUNICIPIO Lic. M Sc. Dr. C. AÑOS DE


EF EXPERIENCIAS
1 Briones Montoto Cerro 1 0 0 + 10 años
6 Alfredo Sosa Cerro 6 0 0 + 5 años
4 Mariana Grajales Cerro 4 0 0 + 10 años
2 Niños Héroes Chapultepec Cerro 2 0 0 + 5 años
5 Ormani Arenado Llorch Vedado 5 0 0 + 5 años

Se aprecia en la tabla 4 la existencia de 18 profesores de Educación Física. Siendo


todos graduados universitarios, teniendo entre 5 y 10 años de experiencia laboral.

Consideraciones éticas de la investigación

Los reglamentos éticos para la investigación en humanos se tuvieron en cuenta mediante


el consentimiento a participar en la investigación por parte de los encuestados y atletas

35
dados que se trata de individuos con emancipación, lo cual resulta una condición para la
acción. Se les informó sobre el estudio y se les solicitó su consentimiento para ser
incluidos en la misma, quienes podrán abandonar la investigación en cualquier momento
que lo deseen sin consecuencias para su ulterior preparación. Al divulgar los resultados
de la investigación se garantizó no revelar datos personales de los encuestados. (Anexo
1)

2.4 Métodos y procedimientos asumidos en la investigación

2.4.1 Métodos teóricos:

Analítico-sintético: sobre las bases conceptuales relacionadas con el tema de


investigación se procedió a realizar el análisis y la síntesis de los conceptos y aspectos
teóricos más relevantes para construir el marco teórico conceptual y darle
fundamentación a la discusión de los resultados.

2.4.2 Métodos empíricos:

Encuesta: se confecciona el cuestionario para conocer el nivel de preparación que tiene


los entrenadores y profesores de educación física sobre el conocimiento acerca del
entrenamiento de resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores y la forma de
control y evaluación. (Anexo 2)

Indirecto o no interactivo: consulta a documentos oficiales posibilitó realizar un análisis


de los programas de preparación del deportista y los programas de clases de educación
física para determinar las relaciones existentes entre sus contenidos, objetivos, formas
de dosificación, de evaluación y llegar a un consenso sobre los criterios más puntuales
sobre si sé concibe o no, el entrenamiento, formas de control y evaluación de los
músculos estabilizadores.

2.4.3 Desarrollo de la investigación. Procedimientos metodológicos

La investigación se llevó a cabo por el Centro de Estudio para la Actividad Física, el


Deporte y la Promoción de la Salud “CEADES” durante el año 2019. La misma

36
responde al proyecto de I+D+i “Prevención de Lesiones en la Actividad Física y el
Deporte”, dándole respuesta al:

RESULTADO PLANIFICADO
No 3. Sistema que evalúa la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores.
Cuba Test Músculos Estabilizadores (CT-ME) o Cuba Test Stabilizing Muscles (CT-SM)

ACTIVIDAD PRINCIPAL
Registro del estado del arte para el sistema que evalúa la resistencia a la fuerza de los
músculos estabilizadores.

A la muestra seleccionada se le aplicó un cuestionario para saber el nivel de


conocimiento sobre el entrenamiento, formas de control y evaluación de los músculos
estabilizadores y si lo aplican en su actividad laboral. Los resultados se explican en el
capítulo 3.

Se realizó un estudio sobre los programas de preparación del deportista y los


programas de clases de Educación Física para determinar si sé concibe o no, el
entrenamiento, formas de control y evaluación de los músculos estabilizadores.

Para el estudio teórico relacionado sobre el objeto de estudio se realizó una revisión
sistemática que como estrategia de búsqueda se consultaron las bases de datos de
artículos digitales, tesis de grado, licenciatura, maestría y doctorados de carácter
nacional e internacional:

Medline, Pubmed, Scopus y Sciendirect (1960 hasta diciembre 2019), PMC US National
Library of Medicine. National Institutes of Health (1980 hasta diciembre 2019), base de
datos de evidencias de fisioterapia PEDro (acceso diciembre 2019) y biblioteca virtual
electrónica de las revistas cubanas de medicina SciELO (acceso diciembre 2019).
(Anexo 3)

Además, se realizaron búsquedas manuales en revistas especializadas (Abstracts of


Research Papers AAPHER Convention, Publications of the Social Insurance Institution,
1983. In: Skinner, J.S. and P. Oja. Laboratory and Field Assessing Health-Related

37
Fitness, Journal Orthopedy. Sports Physical Therapy, Medicine Science Sports
Exercices, Journal Rehabilitation Medicine, Medicine & Science in Sports & Exercise,
Spine, Pain, Journal of Strength and Conditioning Research / National Strength &
Conditioning Association, Journal of Electromyography and Kinesiology, Journal of
Manipulative and Physiological Therapeutics, Journal of Back and Musculoskeletal
Rehabilitation, Pak Journal Medicine Science, Clinical Rehabilitation, Archive Physical
Medicine Rehabilitation, Journal of Science and Medicine in Sport, Journal of Sport
Rehabilitation, BMC Musculoskeletal Disorders, Archives Of Physical Medicine and
Rehabilitation, BioMed Research International, Journal of Child Neurology,
Rheumatology Internacional, Reumatología Clínica, Revista Cubana de Reumatología,
The Journal of Perdiatrics). (Anexo 3)

Los títulos cotejados para la búsqueda en las diferentes bases de datos fueron:

1. Evaluation of resistance to strength of satability muscle. Evaluación de la resistencia


a la fuerza de los músculos estabilizadores.

2. Evaluation of resistance to strength of core stability. Evaluación de la resistencia a la


fuerza en la estabilidad del core.

Base de datos
PMC (1102 artículos) 0 artículos encontrados relacionados con el tema. Search NCBI
data bases (0 artículos). MedLine a través de Pubmed (217864 artículos), 12 artículos
encontrados relacionados con el tema. SciELO data bases de la biblioteca virtual
electrónica de las revistas cubanas de medicina (0 artículos). Total de artículos: 219974
encontrados 9 artículos relacionados con el tema para un 5.45 %. (Anexo 3)

1. Physical exercises for the development of resistance to the strength to the stability
muscles Ejercicios físicos para el desarrollo de la resistencia a la fuerza de los
músculos estabilizadores.
2. Physical exercises for the development of resistance to the strength to the stability
Core. Ejercicios físicos para el desarrollo de la resistencia a la fuerza en la
estabilidad del core.

38
Base de datos
PMC (1002 artículos) 0 artículos encontrados relacionados con el tema. Search NCBI
data bases (0 artículos). Scopus (491632) 2 a artículos encontrados relacionados con el
tema. ScienceDirect (1386723) 1 artículos encontrados relacionados con el
tema.MedLine a través de Pubmed (20041 artículos) 0 artículos encontrados
relacionados con el tema. SciELO data bases de la biblioteca virtual electrónica de las
revistas cubanas de medicina (0 artículos). Total de artículos: 1899398 encontrados 3
artículos relacionados con el tema para un 1.57 %. (Anexo 3)

Dado que la mayoría de los resúmenes de investigaciones publicadas en revistas


internacionales se encuentran en inglés, se decidió emplear como palabras claves:
Physical Exercises, Programs, Physical Exercises Programs, Stability Core and
Evaluation of resistance. Se tomaron sólo artículos escritos en inglés y español.

Se identificaron 2119372 artículos relacionados con los tema objetos de búsqueda, de


ellos, se excluyeron 1059686 artículos por título, resumen y duplicado. Se seleccionaron
529843 artículos, quedando excluidos 264924 artículos por no corresponder con los
criterios de inclusión propuestos por el autor. Recuperados en formato digital
relacionados específicamente con la evaluación de resistencia a la fuerza y los
ejercicios físicos para los músculos estabilizadores solamente 15 artículos llevados a
cabo en Canadá, Estados Unidos de América, España y Colombia. (Anexo 3)

En el capítulo 3 análisis y discusión de los resultados se realiza una detalla explicación


sobre los estudios encontrados y los mismo se encuentra detallados en el Anexo 3.

2.5 MÉTODOS MATEMÁTICOS ESTADÍSTICOS

Se aplicó la distribución empírica de frecuencia a los resultados obtenidos.

39
CAPITULO 3 ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

3.1 Resultados del método indirecto o no interactivo. Consulta a documentos


oficiales.

Se consultaron los programas de preparación del deportista para los deportes:


Atletismo, Fútbol, Tenis de Mesa, Voleibol y Futsal. En todos los programas existe
relación entre sus contenidos, objetivos, formas de dosificación y de evaluación. No se
detalla específicamente contenidos, dosificación y evaluación para los músculos
estabilizadores. Sin embargo el Futbol y Futsal tienen establecido un protocolo de
prevención de lesiones denominado “The 11+” (F-Marc, 2007), el apartado parte 2
enfatiza el desarrollo de la fuerza, polimetría y la estabilidad, existiendo contenido
específico para el desarrollo de los músculos estabilizadores de la zona core.
Desconocemos si los entrenadores lo aplican.

Se consultaron los programas de clases de Educación Física para primaria (4to, 5to y
6to grados) y secundaria (7mo grado) donde se declaran sus contenidos, objetivos,
formas de dosificación y de evaluación. Nos llama la atención que no se declaran
contenidos, dosificación y evaluación para los músculos estabilizadores.

40
3.2 Resultados del cuestionario a entrenadores de selecciones provinciales y
nacionales, entrenadores de gimnasios particulares y profesores de
Educación Física.

3.2.1. Resultados del cuestionario a entrenadores de selecciones provinciales y


nacionales.
Grafico 1. Conocimiento sobre los músculos estabilizadores de los
entrenadores de selecciones provinciales y nacionales

Se aprecia como los entrenadores tienen altos niveles de estudios siendo graduados
universitarios y 9 de ellos alcanzan títulos y grados científicos superiores, 2
entrenadores son Doctores en Ciencias de la Cultura Física y 7 Master en Metodología
del Entrenamiento Deportivo para la Alta Competencia. Todos los encuestados poseen
entre +5 y +10 años de experiencias laboral. Sin embargo solamente 3 entrenadores
refieren no tener conocimientos sobre los músculos estabilizadores e identificaron
incorrectamente los músculos estabilizadores en las imágenes mostradas en el
cuestionario 28 entrenadores. El 100 % de los entrenadores refieren prevenir lesiones
en sus deportes y que no han recibido superación sobre el entrenamiento de los
músculos estabilizadores.

41
3.2.2. Resultados del cuestionario a entrenadores de gimnasios particulares.

Grafico 2. Conocimiento sobre los músculos estabilizadores de gimnasios


particulares

Se aprecia como los entrenadores tienen altos niveles de estudios siendo graduados
universitarios y 1 es Master en Dirección de la Cultura Física y el Deporte. Todos los
encuestados poseen entre +5 y +10 años de experiencias laboral. Sin embargo
solamente los 10 entrenadores refieren tener conocimientos sobre los músculos
estabilizadores y los identificaron incorrectamente en las imágenes mostradas en el
cuestionario. El 100 % de los entrenadores refieren prevenir lesiones en sus deportes y
que no han recibido superación sobre el entrenamiento de los músculos estabilizadores.

42
3.2.3. Resultados del cuestionario a profesores de Educación Física

Grafico 3. Conocimiento sobre los músculos estabilizadores de los profesores


de Educación Física.

Se aprecia como los profesores de Educación Física tienen altos niveles de estudios
siendo graduados universitarios alcanzando el título de Licenciados en Cultura Física.
Todos los encuestados poseen entre +5 y +10 años de experiencias laboral. Siendo
profesores que laboran en primaria 17 y 1 profesor en secundaria. 10 profesores
refieren tener conocimientos sobre los músculos estabilizadores y 8 refieren que no. Los
18 profesores identificaron incorrectamente los músculos estabilizadores en las
imágenes mostradas en el cuestionario. El 4 profesores refieren prevenir lesiones en la
clase de Educación Física y 18 que plantean que no han recibido superación sobre el
entrenamiento de los músculos estabilizadores.

43
3.3 Resultados de la revisión sistemática relacionada sobre el entrenamiento y la
evaluación de la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores.

Tous (2000) refiere en los estudios encontrados que los tests para valorar la fuerza y
resistencia abdominal disponibles en la actualidad poseen una discutible validez. Hall et
al (1992) y Knudson y Johnston (1995) critican la validez de los tests debido a que éstos
se describen como valoradores de la fuerza y resistencia abdominal, cuando se
deberían considerar (mientras no haya un estudio científico que lo corrobore) como
tests de potencia muscular abdominal.

Quinney et al. 1984 en Dinucci, Mccune and Shows (1990) citado por Tous (2000)
criticaron el CTSF (Canadian Standarized Test of Fitness) por considerar que éste
valoraba la potencia y no la fuerza y resistencia (este test es el clásico donde se pide al
sujeto realizar el mayor número de repeticiones en un minuto con las piernas sujetas).
Faulkner y Stewart (1982) añadieron a la crítica el ser inapropiado para poblaciones
adultas.

Zinkunegi (2014) cita a (Nadler et al., 2002) que respalda tanto en la vida orientada al
deporte como fuera de ella LBP es una patología que presenta una alta incidencia. En
el mundo del deporte, el LBP es un problema muy común en cualquier deporte que
requiera grandes componentes rotatorios o movimientos de torsión de la columna,
flexiones repetitivas, repetitivas extensiones y/o lesiones previas de las extremidades
inferiores que hayan podido alterar la mecánica normal de la cadena cinética.
De acuerdo a la NCAA Injury surveillance data 1997-1998, las atletas féminas tienen
una probabilidad más alta, casi dos veces mayor, que los atletas de sufrir una lesión en
la zona lumbar. (Nadler et al., 2002)

En este artículo de (Nadler et al., 2002), en concreto, aunque no hubo diferencias


significativas en la incidencia de LBP entre 1998-1999 y 1999-2000 se observaron
tendencias interesantes. Entre los hombres no hubo una significativa reducción en la
incidencia de LBP después de la incorporación del programa de fortalecimiento del
“core”. Específicamente la incidencia de LBP se redujo entre los varones de 8/101 (8%)
a 7/162 (4,3%).

44
Aunque estos datos no sean suficientes para demostrar el rol del fortalecimiento del
“core” en la reducción del LBP, se demuestra, desde luego, la importancia de la
realización de más estudios para un mayor entendimiento de las ventajas o efectos de
este tipo de entrenamiento, y es que resulta interesante que la incidencia del LBP
aumentara ligeramente de 5/63 (7,9%) a 7/74 (9,5%) entre las mujeres. Por esta razón
se sostuvo la hipótesis de que el programa de fortalecimiento del “core” necesitaba
ciertas modificaciones además de una mayor muestra de pacientes para los estudios,
ya que las muestras reducidas hacen que las conclusiones sean más difíciles. (Nadler
et al., 2002)

En cuanto a la relación entre el fortalecimiento del “core” y los extensores de cadera, los
extensores de cadera (glúteo mayor) tienen un rol importante en la estabilización de la
misma durante los movimientos del tronco o cuando el centro de gravedad queda muy
desplazado de la base de sustentación. (Nadler et al., 2002)

El estudio de Kankaanpaa aboga que los pacientes con CLBP (chronic low back pain)
presentan una incrementada fatigabilidad del glúteo máximo. En concreto, en este
estudio se demostró un significativo aumento en la fuerza de los extensores de cadera
del hemicuerpo derecho, el lado dominante para el 90%, después de la incorporación
del programa de fortalecimiento del “core”. Esto se remonta a que en las medidas
iniciales, se observó una debilidad de los extensores de cadera del hemicuerpo derecho
en aquellas atletas con historia de LBP. Sin embargo en los atletas masculinos no se
encontró ninguna relación entre estas dos variables. (Nadler et al., 2002)

El estudio de Cairns, Foster and Wright (2006) demostró que la estabilización específica
espinal no proporciona beneficios adicionales en términos de función física, dolor,
angustia psicológica y calidad de vida en comparación con el grupo de solo fisioterapia
convencional en pacientes con LBP recurrente y en pacientes con CLBP. A pesar de
que ambos grupos tuvieran mejoras clínicamente significativas en la función y en la
reducción del dolor, no hubo diferencias estadísticamente significativas entre grupos.
Aun así, en general hubo un mayor porcentaje de mejoras en el grupo que recibió
fisioterapia convencional que en el grupo de estabilización específica con menos

45
sesiones de tratamiento y en un periodo de tiempo más corto, aunque no fuera
estadísticamente significativo.

Por lo que parece los resultados que presentan estos dos estudios no hablan muy a
favor del programa de estabilización del “core” ni en pacientes con LBP ni en los que
padecen CLBP, y es que podemos añadir lo observado en el estudio de (Nadler et al.,
2002). Es posible que este programa de estabilización del “core” necesitara ciertas
modificaciones, puesto que estos dos primeros estudios son los más antiguos.

En el estudio realizado por (Ferreira et al., 2007) se vio que los ejercicios de control
motor y la terapia espinal manipulativa producen ligeras mejoras en la función y la
percepción global del efecto del tratamiento a corto-plazo (8 semanas), pero no efectos
ni a medio ni a largo plazo en pacientes con CNLBP (chronic non specific low back
pain=dolor lumbar crónico no específico). Sin embargo, el grupo que realizó los
ejercicios de control motor presenta una mejora ligeramente inferior pero
estadísticamente no significativa en cuanto al dolor y a la función en comparación con el
grupo de terapia manipulativa espinal a las 8 semanas. A pesar de todo, no hay
diferencias significativas entre grupos en variables primarias ni secundarias a los 6-12
meses.

Fijándonos en estos dos últimos estudios, el de (Ferreira et al., 2007) y el de (Cairns,


Foster and Wright, 2006), ambos tratamientos están dirigidos para pacientes con CLBP
y en ambos estudios la duración del tratamiento es de 12 sesiones. A pesar de que
Ferreira et al hablaran ya de ejercicios de control motor el fundamento de los ejercicios
era muy parecido en ambos estudios, y es que a pesar de que el estudio de (Ferreira et
al., 2007) y (Cairns, Foster and Wright, 2006) tuvieran un seguimiento de 12 meses,
ninguno obtuvo los resultados esperados puesto que no presentaban indicios claros de
que este tipo de ejercicios mejoraran el CLBP.

En el estudio de (Kumar, Sharma and Negi, 2009), a pesar de la diferencia del tipo de
tratamiento basado en el tratamiento convencional y el tratamiento mediante el
entrenamiento de estabilización muscular dinámica, demostraron ser efectivos en la
temprana recuperación de los pacientes con subagudo y CLBP sobre todo en el control

46
del dolor y en el promedio de la habilidad funcional. A pesar de que esta técnica esté
descrita con el nombre de entrenamiento de estabilización muscular dinámica, el
planteamiento realizado y la finalidad de los ejercicios parece desembocar en el mismo
sitio que el de la estabilización del “core”.

Sin embargo el grupo que recibió el tratamiento de DMST demostró mayores mejoras
que el grupo de terapia convencional y en relación a las medidas iniciales en los
siguientes test: “walking”, “stand ups”, “climbing” y dolor, con lo cual deducimos que el
empleo del DMST es más adecuado que este tipo de tratamiento convencional. (Kumar,
Sharma and Negi, 2009)

Con el objetivo de entender los efectos que el LBP puede producir en la actividad de los
músculos del tronco, en el equilibrio de todo el cuerpo y en el movimiento de la columna
durante los ejercicios de estabilización del “core”, (Desai and Marshall., 2010), llevaron
a cabo un estudio donde se empleaban unas plataformas inestables para realizar los
ejercicios de estabilización del “core”.

Sin embargo no encontraron evidencia que apoyara esa hipótesis de que los pacientes
con LBP presentaban menor equilibrio corporal con respecto a pacientes asintomáticos
durante los ejercicios de estabilidad del “core”. Si que observaron en los pacientes con
LBP tareas específicas de adaptación en el patrón de reclutamiento muscular con
respecto a los pacientes asintomáticos y que la plataforma inestable disminuía el
equilibrio de todo el cuerpo. Sin embargo durante los ejercicios mantienen niveles
similares de equilibrio y movimiento lumbar. (Desai and Marshall., 2010)

Los resultados de este estudio sugieren que realizando algunos ejercicios de


estabilidad del “core” los pacientes con LBP presentan niveles de actividad muscular
adaptativa para mantener el equilibrio corporal. Lo que no está claro en este estudio es
si la adaptación en el reclutamiento muscular es causa o efecto del LBP. (Desai and
Marshall., 2010)

Tampoco se encontró ninguna evidencia de que las plataformas inestables


incrementaran consistentemente la intensidad de la actividad muscular de los músculos

47
abdominales y lumbares durante los ejercicios de estabilidad del “core” tanto en el
grupo de los individuos sanos como en el grupo de pacientes con LBP. Si esto fuera
poco, las plataformas inestables no sólo reducen el equilibrio corporal, sino que también
aumentan el rango de movimiento lumbar durante el ejercicio en cuadrupedia por
ejemplo, pudiendo llegar a ser una total contraindicación para pacientes que presentan
una hipermovilidad segmental lumbar. (Desai and Marshall., 2010)

Por último, considerando que la reciente evidencia no habla de un ejercicio que


sobresalga por encima de los demás, y que las plataformas inestables puedan estar
contraindicadas en las hipermovilidades segmentales, no parece que la incorporación
de las plataformas inestables a los ejercicios de la estabilidad del “core” aporte mucho
en la rehabilitación del LBP. (Martínez, 2014)

A diferencia de los artículos anteriormente mencionados, el estudio realizado por


(Aluko, DeSouza and Peacock, 2003), et al tiene como objetivo cuantificar el efecto del
CSE (core stability exercises=ejercicios de estabilidad del “core”) en la aceleración del
tronco sagital durante un episodio de NSLBP (non specific low back pain=dolor lumbar
no específico) agudo y ofrecer una introducción de cómo los ejercicios de estabilización
del “core” pueden influir en los movimientos funcionales del tronco.

En este estudio ambos grupos recibían ejercicios de estabilidad del “core” junto con
ejercicios de tronco específico y global, solo que el grupo 2 además recibía 8 ejercicios
específicos de la estabilidad del “core”. Una de las diferencias es que este estudio no se
centra en episodios crónicos sino que se centra en casos agudos. En ambos grupos se
vieron mejoras en la aceleración sagital del tronco a los 3, 6, 12 semanas, es posible
que el aumento del área transversal del TrA (transverso abdominal) y LM (Multífidos
lumbares) a las 6 semanas este directamente relacionado con la mejora en la
aceleración sagital del tronco. Lo interesante es que esta mejora se mantiene en el
grupo 2 a las 12 semanas, (con lo que no solo mejora la aceleración sagital, sino que
también se mantiene esta mejora) reduciendo el riesgo de futuros casos de NSLBP y
que esta alteración se convierta crónica. (Aluko, DeSouza and Peacock, 2003)

48
Los resultados de este estudio hablan de un incremento en la aceleración acompañado
de una reducción en el dolor. En cuanto a la discapacidad se refiere, la diferencia entre
grupos es menor del 30%, por lo que no existen diferencias ni estadísticas ni clínicas.
Sin embargo, el grupo que realiza ejercicio regular, parece mantener una mayor
puntuación en la escala RMDQ de discapacidad. Esto sugiere que al igual que en los
estudios de (Ferreira et al., 2007) y (Kumar, Sharma and Negi, 2009), la intervención
llevada a cabo en el estudio de (Aluko, DeSouza and Peacock, 2003) demuestra la
reducción en discapacidad y en el dolor. A pesar de que los estudios de (Ferreira et al.,
2007) y (Kumar, Sharma and Negi, 2009) hablen de CLBP, el CSE ha demostrado
mejoras significativas en el nivel de discapacidad en pacientes con NSLBP y agudo a
las 6 semanas (50%), 3 meses (67%) y a los 12 meses (56%).

La buena postura también es uno de los factores más importantes controlando,


previniendo o facilitando la recuperación de un episodio de LBP. Y es que el rango de
lordosis lumbar juega un papel importante en la postura. El rango de lordosis lumbar es
directamente proporcional a los cambios en la aceleración. Así, mejorando la
aceleración incrementa el rango lumbar disponible mediante el cual la lordosis lumbar
es capaz de absorber las fuerzas compresivas axiales. Esto sugiere que el CSE puede
ser capaz de facilitar este mecanismo. Sin embargo esto no será así si existe rigidez
estructural del tronco a causa de patologías de origen degenerativo. (Aluko, DeSouza
and Peacock, 2013)

Al igual que en el estudio de (Aluko, DeSouza and Peacock (2013) el estudio realizado
por (Inani and Selkar, 2013), también examina el efecto de los ejercicios de la
estabilidad del “core” comparando este grupo con un grupo que recibe ejercicios
convencionales en el tratamiento del LBP inespecífico. En cuanto a los resultados, y al
igual que los estudios anteriores, ambos grupos mejoran rápidamente, sin embargo el
grupo experimental mejoro más rápidamente en comparación con el grupo control en
referencia a las tres variables. El análisis realizado entre los dos grupos demostró una
significativa mejoría en VAS, Modified ODI y en el porcentaje de discapacidad en el
grupo del programa de estabilización del “core” con respecto al grupo de ejercicios

49
convencionales al final de los 3 meses con lo que esto se traduce en una mejora del
estado funcional.

Ahmed, Shakil-ur-Rehman and Sibtain (2014), realizaron otro estudio donde


comparaban las técnicas de movilización específica lumbar y ejercicios de estabilización
del “core”. Los resultados de este estudio demostraron al igual que los estudios
realizados por Aluko, DeSouza and Peacock (2013) y Inani and Selkar (2013), que la
intensidad del dolor y la discapacidad mejoraron más en el grupo A que en el grupo B a
pesar de que ambos grupos mejoraran.

Los pacientes que tomaron parte en el grupo A presentaban una puntuación en la


escala VAS del 6/10 y una puntuación de 36 en la escala de discapacidad ODI
(moderada discapacidad) antes de recibir el tratamiento. Sin embargo después de
recibir el tratamiento estos valores se redujeron a 2/10 en la escala VAS y a una
puntuación de 16 en la escala de discapacidad ODI (discapacidad mínima). A pesar de
que el grupo B también mejorara los valores en la escala de VAS (7/10-5/10) y en la
escala de discapacidad ODI (38-26 (discapacidad moderada en ambos resultados))
después del tratamiento mediante las movilizaciones específicas lumbares, al comparar
los resultados entre los grupos vemos que el grupo A presenta mejores resultados en la
mejora del dolor y en la reducción de la discapacidad. (Ahmed, Shakil-ur-Rehman and
Sibtain, 2014)

Me parece importante añadir que las movilizaciones específicas lumbares de este


estudio no fueron simples manipulaciones vertebrales con “thrust” (técnica que utiliza
fuerzas de alta velocidad y baja amplitud), puesto que en el estudio realizado por
(Delitto et al., 2012) vieron que las movilizaciones sin “thrust” mejoraban la percepción
del dolor, movilidad espinal y la discapacidad en ambos LBP crónico y agudo. Ahmed,
Shakil-ur-Rehman and Sibtain (2014)

Por último y para dar un nuevo enfoque a los ejercicios de estabilización del “core” me
parece interesante mencionar este último estudio realizado por (You, Kim, Oh and
Chon, 2014), ya que introduce una nueva visión en la estabilización del “core”. Además
de estar hablando de un estudio publicado muy recientemente, en el 2014, este estudio

50
tenía como objetivo identificar una nueva técnica para mejorar la función, dolor y
estabilidad del “core” en pacientes con dolor de espalda crónico en comparación con la
terapia física convencional.

Este estudio presenta evidencia clínica que demuestra la eficacia potencial de añadir
una dorsiflexión de tobillo para activar la pared abdominal en la discapacidad física,
dolor y en la estabilidad del “core” asociada en pacientes con CLBP, manteniendo esta
mejora hasta dos meses después de la intervención. (You, Kim, Oh and Chon, 2014)

Este nuevo enfoque abre nuevas puertas ya que incorpora el término de irradiación, y
es que es posible que la irradiación pueda ser usada para la contracción selectiva de
los músculos diana profunda, el transverso abdominal, aplicando resistencia a los
relativamente más fuertes dorsiflexores del tobillo en combinación con la “activación” de
la pared abdominal. De ese modo, lograríamos una mayor estabilidad de la espina
lumbar. Y es que está demostrado que la mejora de los patrones de control
neuromuscular del transverso abdominal entre personas con LBP están asociados a
una mejora en el dolor y un incremento en la movilidad espinal funcional y actividad
física asociada. (You, Kim, Oh and Chon, 2014)

El test de Sahrmann consiste en cinco niveles de dificultad creciente que progresan


desde una posición supina estática hasta posiciones que implican movimientos activos
del complejo lumbopélvico-cadera (Tabla 1). Al comienzo del test el transductor es
colocado bajo el raquis lumbar e inflado a 40 mm Hg. El sujeto debe mantener esa
presión estable con una variación máxima de 10 mm Hg a medida que se progresa en
los siguientes niveles de estabilidad dificultada (Faries y Greenwood, 2007), aspecto el
cual se verá afectado si se dan variaciones en el aumento de la lordosis lumbar.
Aunque el test de Sahrmann ha sido utilizado clínicamente en repetidas ocasiones
(Sahrmann, 2002) y tiene una fiabilidad reconocida según algunos autores (Stanton,
Reaburn and Humphries, 2004), su verdadera validez es desconocida y está
escasamente contrastada en la literatura científica. Igualmente, por el tipo de acción y
esfuerzo neuromuscular solicitado (isométrico submáximo) podemos sugerir que no se
trata de un test que valore la fuerza máxima (dinámica o isométrica) de ningún

51
movimiento articular raquídeo, sino un porcentaje muy inferior de la misma para
estabilizar el raquis lumbar frente a los distintos brazos de palanca generados por las
extremidades inferiores. Por ello consideramos que podría encuadrarse como un test
isoinercial de tipo funcional para la determinación indirecta de la estabilidad central.

Tabla 5. Niveles de dificultad creciente del test de Sahrmann (a partir de Faries y


Greenwood, 2007)

Similar al test de Sahrmann, el test de descenso de piernas extendidas (Kendall y


McReary, 1983) trata de valorar la capacidad estabilizadora central del sujeto. Así, la
estabilidad central es medida por la capacidad muscular del core de mantener la
columna lumbar en contacto con el suelo. La posición de partida del test es con 70º de
flexión de cadera, y se van descendiendo progresivamente las piernas totalmente
extendidas hacia la horizontal. Los antebrazos deben permanecer flexionados sobre el
pecho con los dedos contactando los hombros opuestos durante todo el test. El ángulo
más bajo al que las piernas extendidas pueden descender manteniendo la columna
lumbar en contacto con el suelo determina la capacidad del sujeto (Figura 3): 60º
regular, 80º buena, 100º excelente. Tampoco este test goza de ninguna validez
científica contrastada. Además, con este tipo de acciones lo que estaremos
probablemente valorando es la fuerza de la musculatura del recto abdominal y oblicuos
para estabilizar el raquis lumbar en la acción excéntrica de los flexores coxofemorales, y
no de otros muchos músculos con importante función estabilizadora del core. Por tanto

52
consideramos que, al igual que ocurre con el test clínico de Sahrmann, no sirve para
valorar la fuerza máxima central sino la estabilidad central de forma indirecta.

Los tests que evalúan la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores más
utilizados en la literatura científica internacional referido por Noble (1975), Vincent y
Britten (1980), Malkia (1983), Biering-Sorensen (1984), Robertson and Magnusdottir
(1987), Faulkner et. al.(1989), Dinucci, Mccune and Shows (1990), McGill, Childs and
Liebenson (1999), Evans, Bliss and Teeple (2005), Refshaugea and Adams (2006),
McGuill, 2007, Greene, Durall and Kernozek (2012) son:

Test de resistencia de flexores del tronco (figura 10) (ABD-600): este test implica los
músculos principales flexores del tronco, es decir el recto abdominal, el cual es una
musculatura “global” (McGuill, 2007). McGill, Childs and Liebenson (1999) informaron
de una media de tiempo de 149 y 144 segundos para mujeres y hombres
respectivamente.

Figura 10. Test de resistencia de flexores del tronco a 60º

Test de puente prono (figura 11) (Bliss and Teeple, 2005) (PP): test isométrico para
valorar fundamentalmente la resistencia muscular anterior y posterior del core. Bliss y
Teeple (2005) sugieren que el tiempo que deberían soportar los sujetos evaluados
debería ser de al menos 60 segundos.

Figura 11. Test de puente prono.

53
Test de puente lateral derecho e izquierdo (figura 11a y 11b): este test requiere la
activación de la musculatura lateral del core, básicamente el cuadrado lumbar y la
musculatura oblicua interna y externa, con una baja compresión discal (Lehman, Hoda
and Oliver, 2005; McGuill, 1998; Axler & McGuill, 1997). McGill, Childs and Liebenson,
1999) informaron de una media de tiempo de 94 y 97 segundos para el lado derecho e
izquierdo respectivamente en hombres, mientras que para mujeres una media de 72 y
77 segundos para el lado derecho e izquierdo.

Figura 11a. Test de puente lateral izquierdo

Figura 11b. Test de puente lateral derecho.

Test modificado de Biering-Sorensen (Biering-Sorensen, 1984) (figura 12) o Test


isométrico del tronco (ISO-T): este test activa los músculos principales extensores del
tronco, el longísimo y el multífido, los cuales forman parte del sistema estabilizador
“local” (McGuill, 2007), pero no de los músculos de la cadera. McGill, Childs and
Liebenson (1999) informaron de una media de tiempo de 146 y 189 segundos para
hombres y mujeres respectivamente.

Figura 12. Test modificado de Biering-Sorensen o Test isométrico del tronco

54
CONCLUSIONES

1. El estudio sobre los antecedentes teóricos y metodológicos sobre el proceso de


evaluación de la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores y la
prevención de lesiones físico-deportivas revela la necesidad de conocer sus
características y prescripción de periodización con un carácter sistemático e
individualizado para la prevención de lesiones por deporte y practicante.

2. El diagnóstico arrojó que existe carencia de conocimientos en la muestra


encuestada sobre el entrenamiento y la evaluación de los músculos estabilizadores.

3. La teoría de los tests expone, un instrumento es válido siempre que persiga lo que
quiere medir o evaluar, y se fortalece con un procesamiento estadístico que
evidencie su fortaleza apoyado en la estandarización, validez y confiabilidad según
estudios de Hegedus (1988), Zatsiorsky (1989), (Zabala, Chirosa, Chirosa y Viciana,
2002), Estévez, Margarita y González (2004), Fleitas, Mesa, y Guardo (2013) y
Vidal-Montaldo (2015).

4. Los tests identificados que evalúan la resistencia a la fuerza de los músculos


estabilizadores son Test de resistencia de flexores del tronco a 600, Test de puente
prono, Test de puente lateral derecho e izquierdo y el Test modificado de Biering-
Sorensen por presentar una fiabilidad test-retest alta entre 0.80-0.90.

55
RECOMENDACIONES

1. Divulgar los principales resultados de la investigación mediante cursos, seminarios,


talleres que se impartan en el país a entrenadores.

2. Proponer un sistema de ejercicios para el desarrollo de la resistencia a la fuerza de


los músculos estabilizadores atendiendo a las características de los deportes y de
los practicantes.

56
BIBLIOGRAFIA

1. Aaltonen, S., Karjalainen, H., Heinonen, A., Parkkari, J. y Kujala, U. (2008).


Prevención de las lesiones deportivas: revisión sistemática de ensayos
controlados aleatorios. Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU. Institutos
Nacionales de la Salud. Recuperado 4-07-2013, NCIB:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed?term=17698680.

2. Ahmed, R., Shakil-ur-Rehman, S., Sibtain, F. (2014). Comparison between specific


lumber mobilization and core-stability exercises with core-stability exercises alone
in mechanical low back pain. Pak J Med Sci, 30(1),157-160.

3. Akuthota, V. Ferreiro, A., Moore, T. y Fredericso, M. (2008) Core Exercise Principles.


Sports Medicine Reports 7 (1):39-44

4. Akuthota, V. and Nadler, S. (2004) CORE strengthening. Archives of Physical


Medicine and Rehabilitation; 85(S1), S86-S92.

5. Aluko, A., DeSouza, L., and Peacock, J. (2013). The effect of core stability exercises
on variations in acceleration of trunk movement, pain, and disability during an
episode of acute nonspecific low back pain: A pilot clinical trial. Journal of
Manipulative and Physiological Therapeutics, 36(8), 497-504. e3

6. Askling, C., Karlsson, J. and Thorstensson, A. (2003). A hamstring injury occurence


in elite soccer players after preseason training with eccentric overload. Scand J
Med Sci, 13, 244-250.

7. Andersson, E., Swärd, L. and Thorstensson, A. (1988) Trunk muscle strength in


athletes. Med. Sci. Sports Exerc. 20:587-593

8. Aubert, F. (2005). Fisioprofilaxis y actividad deportiva. Recuperado el 26 de


septiembre de 2014. http://fisiostar.com/fisioterapia-tratamientos/ fisioterapia-
deportiva/fisioprofilaxis-y-actividad-deportiva/.html

9. Bergmark, A. (1989) Stability of the Lumbar Spine. A Study in Mechanical


Engineering Acta Ortopaedica Scandinavica 230 (suppl)

10. Biering-Sorensen, F (1984). Physical measurements as risk indicators for low-back


trouble over a one-year period. Spine, 9(2), 105-118

11. Bliss, L. S., and Teeple, P. (2005). Core stability: The centerpiece of any training
program. Current Sports Medicine Reports, 4, 179-183
12. Cairns, M. C., Foster, N. E., and Wright, C. (2006). Randomized controlled trial of
specific spinal stabilization exercises and conventional physiotherapy for
recurrent low back pain. Spine, 31(19), E670-81.

13. Cholewicki, J., and McGill, S. M. (1996). Mechanical stability of the in vivo lumbar
spine: implications for injury and chronic low back pain. Clinical Biomechanics
(Bristol, Avon), 11(1), 1–15.

14. Cook, E.G., Burton, L., Hoogenboom, B.J. and Voight, M. (2014) Clinical
Commentary. Functional movement screening: the use of Fundamental
movements as an assessment of Function – Part 2.The International Journal of
Sports Physical Therapy ;9(3)

15. Cholewicki, J., Simons, A.P., and Radebold, A. (2000). Effects of external trunk
loads on lumbar spine stability. Journal of Biomechanics, 33(11), 1377–1385.
16. Davis, K.G. y Marras, W.S. (2000). The effects of motion on trunk
biomechanics. Clinical Biomechanics, 15, 703-717.

17. Delitto, A., Rose, S.J., Crandell, C. E., and Strube, M. J (1991). Reliability of
isokinetic trunk muscle performance. Spine, 16, 800-803

18. Del Castillo-Molina, J.M. (2014) ENTRENAMIENTO CORE: tópicos, creencias


erróneas y reflexiones en su aplicación a los programas de fitness en la
actualidad (Simposio-JR Heredia y F Isidro). SIMPOSIO HIPERTROFIA
MUSCULAR Y CORE 2014-2015. Recuperado de:
https://josemief.com/entrenamiento-core-topicos-creencias-erroneas-y-
reflexiones-en-su-aplicacion-a-programas-fitness-actuales-heredia-isidro-
2014/#6_Posibilidades_limitaciones_y_realidades_del_entrenamiento_del_core_
sobre_la_prevencion_de_lesion_y_la_mejora_del_rendimiento

19. Desai, I., and Marshall, P. W. (2010). Acute effect of labile surfaces during core
stability exercises in people with and without low back pain. Journal of
Electromyography and Kinesiology, 20(6), 1155-1162.

20. Dinucci, J., Mccune, D. and Shows, D. (1990). Reliability of a modification of the
health-related physical fitness test for use with physical education majors. Res.Q.
Exerc. Sport. 61:20-25

21. Dominguez, R. and Gajda, R. (1983) Total body training. New York: Warner

22. Evandro, R. (2009). Batería de ejercicios para el fortalecimiento de tobillo en


balonmanistas. Tesis en opción al Grado Científico de Doctor en Ciencias de la
Cultura Física, Instituto Superior de Cultura Física (ISCF) Manuel Fajardo, La
Habana.
23. Evans, K., Refshaugea, K.M. and Adams, R. (2006). Trunk muscle endurance tests:
Reliability,and gender differences in athletes. Journal of Science and Medicine in
Sport (2007) 10, 447—455

24. Faries, M., and Greenwood, M (2007). Core training: stabilizing the confusion.
Strength and Conditioning Journal, 29(2), 10-25

25. Feldt, L.S. and Brennan, R. L. (1989). Reliability. En: Linn, R. L. (Ed.), Educational
Measurement (3rd ed.) (pp. 105-146). New York: American Council on Education
and MacMillan.

26. Ferreira, M. L., Ferreira, P. H., Latimer, J., Herbert, R. D., Hodges, P. W., Jennings,
M. D., et al. (2007). Comparison of general exercise, motor control exercise and
spinal manipulative therapy for chronic low back pain: A randomized trial. Pain,
131(1), 31-37.

27. Finch C. (2006) A new framework for research leading to sports injury prevention. J
Sci Med Sport.;9:3–10.

28. F-MARC (2007). The 11+ The prevention Programme. FIFA For the Good of the
Game

29. Forte, D. (2005) Lesiones del aparato locomotor y entrenamiento personal

30. Fucci, S., Benigni, M. and Fornasari, V. (1995) Biomecánica del aparato locomotor
aplicada al acondicionamiento muscular. Mosby / Doyma libros.

31. Francesc, C., Cosb, M.A., Buenaventurac, L., Prunad, R. and Ekstrande, J. (2010)
Modelos de análisis para la prevención de lesiones en el deporte. Estudio
epidemiológico de lesiones: el modelo Union of European Football Associations
en el fútbol. Apunts Med Esport. ;45 (166):95–102

32. Granata, K.P. and England, S.A. (2006). Stability of dynamic trunk movement.
Spine, 31(10), E271–276. doi:10.1097/01.brs.0000216445.28943.d1.

33. Gempp-Fuentealba, R. (2006) El error estándar de medida y la puntuación


verdadera de los tests psicológicos: Algunas recomendaciones prácticas. Rev.
Terapia psicológica de la Sociedad Chilena de Psicología Clínica. Vol. 24, No 2,
117–130 Recuperado de: http://www.sigmas.cl/papers/error/.

34. Greene, P.F., Durall, C.J. and. Kernozek, T.W. (2012) Intersession Reliability and
Concurrent Validity of Isometric Endurance Tests for the Lateral Trunk Muscles.
Journal of Sport Rehabilitation, 21, 161-166
35. Guillermo-Peña, J.R., Heredia-Elvar. J.R. , Moral-González, S., Isidro-Donate. F y
Mata-Ordoñez, F. (2012) Revisión de los Métodos de Valoración de la Estabilidad
Central (Core) PubliCE Standard. Recuperado: http://g-se.com/es/evaluacion-
deportiva/articulos/revision-de-los-metodos-de-valoracion-de-la-estabilidad-
central-core-1426

36. Gulliksen, H. (1950). Theory of mental tests. NY: Wiley.

37. Hall, G.L. et al. (1992) Relationship of timed sit-ups tests to isokinetic abdominal
strength. Res. Q. Exerc. Sport 63:80-84

38. Heredia, J., Chulvi, I. y Ramón, M. (2006) Core: entrenamiento de la zona media.
Revista Digital–Buenos Aires–Año 11–No 97. Recuperado de:
http://www.efdeportes.com/

39. Hibbs, A.E., Thompson, K.G., French, D., Wrigley, A., and Spears, I.
(2008). Optimizing performance by improving core stability and strength. Sports
Medicine, 38, 995-1008

40. Hides, J.A., Jull, G.A. and Richardson, CA. (2001) Long-term effects of specific
stabilizing exercises for first-episode low back pain. Spine. 2001;26(11):E243-8

41. Hislop, H., and Perrine, J (1967). The isokinetic concept of exercise. Physical 88
Therapy, 47, 114-117

42. Hodges, P. W (2004). Lumbopelvic stability: a functional model of biomechanics and


motor control. In C. Richardson, Hodges, P.W., & Hides, J. (Ed.). Therapeutic
Exercise for Lumbopelvic Stabilization: A Motor Control Approach for the
Treatment and Prevention of Low Back Pain (2nd ed., pp. 13-28). Edinburgh, UK:
Churchill Livingstone

43. Hyytiäinen, K., Salminen, J.J., Suvitie, T. Wickström, G. and Pentti, J. (1991)
Reproducibility of nine tests to measure spinal mobility and trunk muscle strength.
Scand. J. Rehab. Med. 23:3-10

44. Inani S.B and Selkar, S,P (2013). Effect of core stabilization exercises versus
conventional exercises on pain and functional status in patients with non-specific
low back pain: A randomized clinical trial. Journal of Back and Musculoskeletal
Rehabilitation, 26(2013), 37-43.

45. Jiménez-Gutiérrez, A. (2007) Entrenamiento personal: bases, fundamentos y


aplicaciones. Barcelona: Inde
46. Kapandji, M. (1992b). The stabilizing system of the spine. Part II. Neutral zone and
instability hypothesis. J Spinal Disorders, 5:390-397

47. Kapandji, M. (1982) Cuadernos de fisiología articular tomo 3. Ed Masson.

48. Kapandji, M. (1998) Fisiología Articular. Tronco y Raquis. Tomo 3. 5ta Edición.
Editorial Medica Panamericana.

49. Karatas, G., Gogus, F., and Meray, J (2002). Reliability of isokinetic trunk muscle
strength measurement. Journal of Physical Medicine and Rehabilitation, 81(2),
79-85

50. Karpman, U.L. (1989). Medicina deportiva. Editorial Pueblo y Educación, La


Habana.

51. Kendall, F.P. and Mccreary, E.K. (1983) Muscle Testing and Function. 3rd
ed.Baltimore, USA: Williams and Wilkins, pp:187-234

52. Keller, A., Hellesnes, J., and Brox, J (2001). Reliability of the isokenetic trunk
extensor test, Biering-Sorensen test, and Astrand bicycle test. Spine, 26(7), 771-
777

53. Kibler, W.B., Press, J. and Sciascia, A (2006). The role of core stability in athletic
function. Sports Medicine, 36, 189-198

54. Knudson, D. and Johnston, D. (1995) Validity and reliability of a bench trunk-curl test
of abdominal endurance. J. Strength Cond. Res. 9:165-169

55. Kraemer, W.J. and Fry, A.C. (1995). Strength testing: Development and evaluating
of methodology. In Physiological assessment of human fitness. Ed. P. Maud and.
C. Foster, Champaign y Editorial Human Kinetics, IL., EE.UU.

56. Kumar, S., Sharma, V.P., and Negi, M.P. (2009). Efficacy of dynamic muscular
stabilization techniques (DMST) over conventional techniques in rehabilitation of
chronic low back pain. Journal of Strength and Conditioning Research / National
Strength & Conditioning Association, 23(9), 2651-2659.

57. López, P.A. (2008) Ejercicios desaconsejados en la actividad física: detección y


alternativas. Zaragoza: INDE

58. Malkia, E. (1994). Muscular performance as a determinant of physical ability in


Finnish adult population. Publications of the Social Insurance Institution, 1983. In:
Skinner, J.S. and P. Oja. Laboratory and Field Assessing Health-Related Fitness.
In: Bouchard, C., R.J. Shepard and T. Stephens (eds.) Physical activity, fitness
and health. Champaign, IL: Human Kinetics

59. Medina, M.A. (2018) Programa preventivo para disminuir lesiones de los músculos
isquiotibiales en los atletas de 110 metros con vallas. [Tesis Doctoral]. La
Habana: Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte ―Manuel
Fajardo‖

60. Meeuwisse WH. (1994) Assessing causation in sport injury: A multifactorial model.
Clin J Sport Med.;4:166–70

61. Mills, J.D., Taunton, J.E., and Mills, W.A. (2005). The effect of a 10-week training
regimen on lumbo-pelvic stability and athletic performance in female athletes: A
randomizedcontrolled trial. Physical Therapy in Sport, 6(2), 60–66.
doi:10.1016/j.ptsp.2005.02.006.

62. McGill, S.M. (2007). Low back disorders: evidence-based prevention and
rehabilitation (2nd ed.). Champaign, IL: Human Kinetics

63. McGill, S.M., Grenier, S., Kavcic, N., and Cholewicki, J. (2003). Coordination of
muscle activity to assure stability of the lumbar spine. Journal of
Electromyography and Kinesiology: Official Journal of the International Society of
Electrophysiological Kinesiology, 13(4), 353–359.

64. McGill, S.M., Childs, A. and Liebenson, D.C. (1999) Endurance Times for Low Back
Stabilization Exercises: Clinical Targets for Testing and Training From a Normal
Database. Arch Phys Med Rehabil Vol 80, August

65. Muniz, J. (2001). Teoria Clasica de los Test. Madrid: Piramide

66. Nadler, S.F., Malanga, G.A., Bartoli, L.A., Feinberg, J.H., Prybicien, M., and
DePrince, M. (2002). Hip muscle imbalance and low back pain in athletes:
Influence of core strengthening. Medicine & Science in Sports & Exercise, 34(1),
9-16.

67. Navarro-Montenegro, I., Seminario-Rivas, R., Bravo-Hernández, S., Sosa-Espinoza,


M. y Venegas-Mejía, V. (2012) Elaboración y validación de instrumentos de
evaluación de competencias profesionales. Documento de trabajo DEC-
CONEAU. Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la
Calidad Educativa - S.I.N.E.A.C.E. Lima, Peru.

68. Neubauer, O., Konig, D. and Wagner, K. H. (2008). Recovery after an Ironman
triathlon: sustained inflammatory responses and muscular stress. En Eur J Appl
Physiol; 104, 417-426: doi:10.1007/s00421-008-0787-6.
69. Noble, L. (1975). A new curl-up test of abdominal endurance. In: Abstracts of
Research Papers AAPHER Convention (p.115). Reston, Virginia: AAPHER
Publications. In: Robertson, L.D. and H. Magnusdottir. Evaluation of criteria
associated with abdominal fitness testing. Res. Q. Exerc. Sport 58:355-359

70. Norris C. (1999) Functional load abdominal training: part 1. Journal of Bodywork and
Movement Therapies. 3 (3), 150-158.

71. Novick, M. R. (1966).The axioms and principal resulst of classical test theory.
Journal of Mathematical Psychology, 3, 1-18.

72. Peña, G.; Heredia Elvar, J.R.; Moral, S.; Isidro Donate, F. y Mata Ordoñez, F.
(2012). Revisión de los Métodos de Valoración de la Estabilidad Central (Core).
PubliCE Standard. http://g-se.com/es/evaluaciondeportiva/articulos/revision-de-
los-metodos-devaloracion-de-la-estabilidad-central-core-1426

73. P-Barr, K. Griggs, M. and Cadby, T. (2005) Lumbar stabilization: core concepts and
current literature, Part 1. American Journal of Physical Medicine & Rehabilitation.
84(6):473-80.

74. Pruna, R. y Artells, R. (2014). Cómo puede afectar el componente genético la


lesionabilidad de los deportistas. En Apunts Med Sport.50 (186), 73-78.

75. Reeves, N., Everding, V.Q., Cholewicki, J., and Morrisette, D. C. (2006). The effects
of trunk stiffness on postural control during unstable seated balance.
Experimental Brain Research, 174(4), 694–700. doi:10.1007/s00221-006-0516-5

76. Robertson, L.D. and H. Magnusdottir. (1987). Evaluation of criteria associated with
abdominal fitness testing. Res. Q. Exerc. Sport 58:355-359

77. Rodríguez-García, A.R. (2015) Prevención de lesiones en la actividad física y el


deporte. Curso presentado en el Centro de Estudio para la Actividad Física, el
Deporte y la Promoción de la Salud de la Universidad de Ciencias de la Cultura
Física y el Deporte ―Manuel Fajardo‖ de Cuba, La Habana.

78. Rodríguez-García, A.R. (2017) Bases teóricos-metodológicas para el entrenamiento


de los músculos estabilizadores en la prevención de las lesiones en la actividad
física y el deporte. Curso presentado en el Centro de Estudio para la Actividad
Física, el Deporte y la Promoción de la Salud de la

79. Rodríguez L.P. y Gusí, N. (2002). Manual de prevención y rehabilitación de lesiones


deportivas, Editorial Síntesis, Madrid.

80. Rodineau, J. (2004). Proprioception, actualités, Editorial Springer.


81. Rojas-González, L.R. (2015). ―Efectividad del protocolo de entrenamiento Nórdico
Modificado sobre la estabilidad dinámica de rodilla en futbolistas de La Equidad
Fútbol Club‖: Ensayo controlado aleatorizado (ECA)‖ Colombia [Seminario Tesis
de Grado]. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Medicina,
Departamento del Movimiento Corporal Humano

82. Rothstein, J., Lamb, R., and Mayhew, T (1987). Clinical uses of isokinetic
measurements: critical issues. Physical Therapy, 67, 1840-1844

83. Sahrmann, S (2002). Diagnosis and treatment of movement impairment syndrome.


St.Louis: Mosby

84. Smidt, G.L., Amundsen, L.R. and. Dostal, W.F. (1980). Muscle strength at the trunk.
J. Orthop. Sports Phys. Ther. 1:165-170

85. Spearman, C. (1904). The proof and measurement of the association between two
things. American Journal of Psychology, 15, 72-101.

86. Stanton, R., Reaburn, P. and Humphries, B. (2004) The effect of short-term Swiss
ball training on core stability and running economy. PubMed.gov. [En línea];
[Fecha de acceso: 25 de enero del 2017]. URL disponible en:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15320664

87. Szpalski, M., Michel, F., and Hayez, P (1996). Determination of trunk motion
patterns associated with permanent or transient stenosis of the lumbar spine.
Spine, 5, 332-337

88. Tous, J.F. (2000) Entrenamiento de la musculatura abdominal. [Tesis Doctoral].


Barcelona: Universidad de Barcelona.

89. Urquahart, D., Hodges, P., Allen, T., and Story, I (2005). Abdominal muscle
recruitment during a range of voluntary exercises. Manual Therapy., 10(2), 144-
153

90. Van-Mechelen, W., Hlobil, H. and Kemper, H.C. (1992) Incidence, severity, aetiology
and prevention of sports injuries. A review of concepts. Sports Med.;14:82–99.

91. Van-Tiggelen, D., Wickes, S., Stevens, V., Roosen, P. and Vitvrouw, E. (2008)
Effective prevention of sports injuries: A model integrating efficacy, efficiency,
compliance and risk-taking behavior. Br J Sports Med.;42:648–52.

92. Vera-Garcia, J.F., Brown, S.H. M., Gray, J. R., and McGill, S.M. (2006). Effects of
different levels of torso coactivation on trunk muscular and kinematic responses
to posteriorly applied sudden loads. Clinical Biomechanics (Bristol, Avon), 21(5),
443–455. doi:10.1016/j.clinbiomech.2005.12.006
93. Vera-Garcia, J.F., Elvira, J. L.L., Brown, S. H.M., and McGill, S.M. (2007). Effects of
abdominal stabilization maneuvers on the control of spine motion and stability
against sudden trunk perturbations. Journal of Electromyography and
Kinesiology: Official Journal of the International Society of Electrophysiological
Kinesiology, 17(5), 556–567. doi: 10.1016/j.jelekin.2006.07.004

94. Verrall, G.M., Slavotinek, J.P. and Barnes, P.G. (2001). Clinical risk factors for
hamstring muscle strain injury: a prospective study with correlation of injury by
magnetic resonance imaging. En Br J Sports Med; 35, 435-439.

95. VINCENT, W.J. and BRITTEN, S.D. (1980). Evaluation of the curl-up -a substitute
for the bent-knee sit-up. JOPER 51:74-75

96. Willson, J.D., Dougherty, C.P., Ireland, M.L., and Davis, I.M. (2005). Core stability
and its relationship to lower extremity function and injury. Journal of the American
Academy of Orthopaedic Surgeons, 13, 316-325

97. You, J.H., Kim, S.Y., Oh, D.W., and Chon, S.C. (2014). The effect of a novel core
stabilization technique on managing patients with chronic low back pain: A
randomized, controlled, experimenter-blinded study. Clinical Rehabilitation, 28(5),
460-469.

98. Zazulak, B.T., Hewett, T.E. and Reeves, N.P. (2007) The effects of core
proprioception on knee injury: a prospective biomechanical- epidemiological
study. Am J Sports Med 2007; 35 (3): 368-73

99. Zinkunegi, T.M. (2014) Efectividad de la estabilización del Core en el dolor Lumbar.
[Memoria del trabajo fin de Grado en Fisioterapia]. Navarra: Universidad Pública
de Navarra.
Anexo 1. Consentimiento informado de participación.

Yo: ___________________________________________________.

Estoy de acuerdo en participar en la investigación relacionada sobre el estudio de los


tests de campos para evaluar la resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores.

Aclaración: es totalmente voluntaria y anónima sin compromisos de participar; no


obstante, de aceptar la misma, es importante que cumpla con las orientaciones que se
le ofrezcan para obtener los mejores resultados en la investigación.

_________________

Firma del paciente


Anexo 2. Encuesta

CUESTIONARIO

Estimado profesional

Es de utilidad y provechoso su aporte para enriquecer el Proyecto de Investigación


Aplicada “Prevención de Lesiones en la Actividad Física y el Deporte”. Se pretende
realizar el estudio tests de campos para evaluar la resistencia a la fuerza de los
músculos estabilizadores. Necesitamos de su total sinceridad y transparencia en las
respuestas a las siguientes preguntas:

Marque con X

1. Nivel cultural: 12 grado ___ Universitario: ____ M Sc. ___ Dr. C. ___

2. Años de experiencia: - 5 años ___ 5 años __ +5 años ___ -10 años ___10 años___
+ 10 años___

3. Trabajador por cuenta propia___ Entrenador en Gimnasio Particular ____ Profesor


de E.F ___

Entrenador en Combinado Deportivo ___ Entrenador Gimnasio de Cultura Física


___

4. Profesión actual: Entrenador ___ Médico ___ Fisioterapeuta ___ Metodólogo ___
Atleta ___
Profesor de E.F ___

5. Tiene conocimiento sobre los músculos estabilizadores. Si ___ No___

6. Según se experiencia a su juicio cuál o cuáles son los músculos estabilizadores


que intervienen en los siguientes ejercicios.

7. Previene usted las lesiones en la Actividad Física y el Deporte. Si ___ No ___


8. Tiene conocimiento sobre el entrenamiento de los músculos estabilizadores. Si ___
No___. Si marca si, fundamente.

9. Ha recibido algún curso, conferencia, taller o seminario dirigido su contenido hacia


el entrenamiento de los músculos estabilizadores y la prevención de lesiones. Si
marca si, mencione aproximadamente el año en que lo recibió. Si ___ No___
Anexo 3. Resultados de la revisión sistemática relacionada sobre el entrenamiento y la evaluación de la
resistencia a la fuerza de los músculos estabilizadores.

Datos identificados en Fuente Sujetos Tests Validez Fiabilidad Observaciones


Tesis Doctoral Noble (1975) Estudiantes Curl and twist con Induce a más r(v) = .91 Mejoró la fuerza
“Entrenamiento de la varones y piernas flexionadas actividad en r(h) = .81 abdominal
musculatura abdominal” hembras de la no sujetas oblicuos
por Julio Tous Fajardo. Universidad.
2002 Universidad de
Barcelona.
Tesis Doctoral Vincent y Britten Varones de Curl-up de cuello y Baja debido a la r (v univ).= .71
“Entrenamiento de la (1980) primaria, espalda alta, acción de los r baja para
musculatura abdominal” secundaria y permaneciendo flexores de la secund. y
por Julio Tous Fajardo. universidad. estáticamente un cadera primaria.
2002 Universidad de tiempo
Barcelona.
Tesis Doctoral Malkia (1983) Muestra aleatoria Resistencia abdominal No especificada Test-retest a 1
“Entrenamiento de la finlandesa de dinámica (sit-ups en año
musculatura abdominal” 1110 varones y 1´) r = .92
por Julio Tous Fajardo. hembras de
2002 Universidad de 30-65 años
Barcelona.
Tesis Doctoral Smidt, Muestra de 38 1.Sit-up cualitativo, 4 Sólo en No especificada Los gimnastas
“Entrenamiento de la Amundsen and varones de 25 grados. condiciones obtuvieron los
musculatura abdominal” Dostal años y 43 2.Descenso piernas isocinéticas valores más
por Julio Tous Fajardo. (1986) hembras de 25 cualitativo, 5grados. elevados
2002 Universidad de años
Barcelona.
Tesis Doctoral Robertson and Muestra Curl-up deslizando Alta según los r(v) = .93
“Entrenamiento de la Magnusdottir saludable de 12 dedos 3" registros EMG r(h) = .94
musculatura abdominal” (1987) varones entre 22-
por Julio Tous Fajardo. 31 años y 12
2002 Universidad de hembras entre
Barcelona. 22-39 años
Tesis Doctoral Andersson, 57 varones, 14 Isocinético Cybex II No especificada No especificada
“Entrenamiento de la Swärd and varones atletas de Thorstensson y
musculatura abdominal” Thorstensson suecos de elites Nilsson (1982)
por Julio Tous Fajardo. (1988) y 87 varones
2002 Universidad de normales
Barcelona. de control
Tesis Doctoral Faulkner et. Muestra de 126 1.Curl-up dedos No especificada Test-retest 2-3 25% de jóvenes
“Entrenamiento de la al.(1989) varones y 136 alcanzan rótula días hicieron
musculatura abdominal” hembras entre 2.Curl-up dedos resultó máx.(120reps).La
por Julio Tous Fajardo. 18-69 años deslizan 12cm consistentemente mayoría de 3ª
2002 Universidad de mejor edad
Barcelona. para el test 1 no puede hacer ni
una rep. 10-20%
dolor post-test.
Tesis Doctoral Dinucci, Mccune Muestra de 143 AAPHERD(1980): No mide fuerza o r (interclase) =
“Entrenamiento de la and Shows varones y 57 sit-ups en 1´rodillas resistencia sino .84
musculatura abdominal” (1990) hembras flex y brazos en potencia. Es r (intraclase) =
por Julio Tous Fajardo. estudiantes de cruz, pnas inapropiado para .91
2002 Universidad de Educación Física sujetadas adultos
Barcelona.
Tesis Doctoral Hyytiainen, Muestra de 30 1.Resist.isom.abdomin No especificada 1.Fiabilidad
“Entrenamiento de la Salminen, varones al sostener curl-up un .intraobserv.
musculatura abdominal” Suvitie, trabajadores máximo de 240segs. r (test1)= .93
por Julio Tous Fajardo. Wickström, and entre 35-44 años 2.Fza.dinámica Kappa (test2)=
2002 Universidad de Pentti (1991) abd.,curl-up cualtativo, .57
Barcelona. 6 grados (Java,1983) 2.Fiabilidad
interobserv..
r (test1)=.93
kappa (test2)=.78
3.Test-retest no
dif. sig.
Tesis Doctoral Hall et al.(1992) No se Kraus-Weber. Piernas Intervienen los No especificada
“Entrenamiento de la especifican extendidas, se lleva el flexores
musculatura abdominal” tronco a 90º de la cadera
por Julio Tous Fajardo.
2002 Universidad de
Barcelona.
Memoria del trabajo fin Nadler et al., 625 atletas Test de fuerza No especificada No especificada No diferencias
de grado. Grado en 2002 (16) colegiales de la I (bilateral) mediante significativas en
fisioterapia. “Efectividad Evaluación de la División de la un dinamómetro: los casos de LBP
de la estabilización del fuerza Core NCAA -Extensión de cadera entre 1998-
“core” en el dolor 433 hombre (glúteo mayor) 1999/1999-2000.
lumbar.” Txomin 192 mujeres -Abducción de cadera Hombres: no una
Zinkunegi Martinez. (glúteo medio) significativa
2014 Entrenamiento para el reducción del LBP
fortalecimiento del después de la
core”: incorporación de
-sit-ups los ejercicios del
-pelvic tilts (3*25) “core”. Los casos
-squats (3*8) de LBP se
-lunges redujeron del %8
-leg press (3*8) al %4.3.
-dead lifts (3*8) Mujeres:
-hang cleans (3*8) Incremento de
Isolated back extension LBP ligeramente
exercises using a después de la
roman chair from 45 incorporación del
degrees of flexion programa de
(3*15) ejercicios del
-crunches (3*25) “core” del %7.9 al
%9.5.
Memoria del trabajo fin Cairns, Foster Muestra 47 -Explicación de la No especificada No especificada Hubo mejoría en
de grado. Grado en and Wright sujetos postura de los el rango de
fisioterapia. “Efectividad (2006) (6) ejercicios (four-point amplitud máximo
de la estabilización del Evaluar el efecto kneeling, crook articular de la
“core” en el dolor de los ejercicios supine,…) cadera y en el
lumbar.” Txomin de estabilización -Ejercicios básicos raquis lumbar, asi
Zinkunegi Martinez. espinal (desarrollo de la como su
2014 contracción específica estabilidad y
aislada TrA y LM, función.
repetición de la co- Disminución de la
contracción del TrA y sensación de
LM,…) dolor
-Técnicas de
facilitación (contracción
del suelo pélvico,
palpación, feedback
mediante
ultrasonido,…)
-Progresión
(aumentando la
dificultad en las
posturas,…)
-Ejercicios para casa
(explicando la posición
Memoria del trabajo fin Ferreira et al., Muestra 212 Ejercicios de No especificada No especificada Mejora en la
de grado. Grado en 2007 (9) sujetos fortalecimiento y fuerza y función
fisioterapia. “Efectividad Ejercicios de estiramiento del raquis lumbar
de la estabilización del control motor y Entrenamiento para
“core” en el dolor de estabilidad del reclutar los músculos No hubo
lumbar.” Txomin raquis vertebral profundos de la espina diferencia entre
Zinkunegi Martinez. y reducir la actividad de las variables a los
2014 otros músculos. 6 y 12 meses
Activación del TrA y
multífidos, aislados de
los músculos
superficiales.
Progresión en la
dificultad incorporando
posiciones más
funcionales.
Memoria del trabajo fin Kumar, Sharma Muestra 30 Test Walking y Test No especificada No especificada El promedio de la
de grado. Grado en and Negi (2009) jugadores de stand ups y el Test habilidad
fisioterapia. “Efectividad (14) hochey entre 18- Climbing Waddle funcional walking,
de la estabilización del Entrenamiento 28 años functional evaluation. stand ups y
“core” en el dolor de estabilización Ejercicios de climbing ha
lumbar.” Txomin muscular fortalecimiento lumbar incrementado
Zinkunegi Martinez. dinámico (ejercicios de extensión mientras que el
2014 de columna y ejercicios nivel de dolor ha
de los músculos disminuido en
extensores del tronco). pacientes con
entrenamiento de subagudo o
estabilización CLBP,
muscular dinámico 4 especialmente en
estaciones: el nivel de dolor.
Semana 1: Aislamiento Se incrementó la
y facilitación de los habilidad
músculos. funcional y la
Semana 2: disminución del
Entrenamiento de la nivel de dolor.
estabilización del
tronco en condiciones
estáticas de carga
incrementada.
Semana 3: Desarrollo
de la estabilización del
tronco durante
movimientos lentos
controlados de la
espina lumbar.
Semana 4-5:
Estabilización lumbar
Memoria del trabajo fin Desai and Muestra 20 Mediciones: No especificada No especificada Ningún sujeto
de grado. Grado en Marshall., 2010 sujetos entre 18- -Actividad muscular empeoró sus
fisioterapia. “Efectividad (8) 65 años con electromiografía. síntomas, por lo
de la estabilización del Medir la actividad -Rango de movilidad cual estos
“core” en el dolor de los músculos lumbar con ejercicios no
lumbar.” Txomin del tronco, el inclinómetro. agravan la lesión
Zinkunegi Martinez. equilibrio de todo -Estabilidad completa del paciente.
2014 el cuerpo y el del cuerpo con una -No encontraron
movimiento de la plataforma de fuerza. evidencia para
columna durante Ejercicios: apoyar la
ejercicios -Cuadrupedia pierna y hipótesis de que
estabilizadores brazo contralateral. los pacientes con
de “core” en -Plancha lateral LBP tenían menor
personas con y -Flexiones equilibrio con
sin dolor lumbar -Sentadillas respecto a
en una Electromiografía pacientes
plataforma bilateral: asintomáticos
inestable. -Recto abdominal durante los
-Oblicuo externo ejercicios de la
-Erectores espinales. estabilidad del
“core”.
-En comparación
con los pacientes
asintomáticos, en
los pacientes con
LBP se vieron
tareas específicas
de adaptación en
el patrón de
reclutamiento
muscular, con
mayor y menor
actividad(plancha
lateral y flexión
con apoyo de
rodillas):
Plancha lateral:
incrementada
actividad del recto
abdominal y
oblicuo externo,
reducida actividad
contralateral del
oblicuo.
Flexión con
apoyo de
rodillas: reducida
actividad del
oblicuo externo y
erector espinal.
Plataforma
inestable
disminuye el
equilibrio corporal
en los ejercicios
de cuadrupedia y

incremento de la
actividad
muscular del
tronco.
equilibrio no
disminuye en los
dos ejercicios
realizados de pie
en plataformas
inestables, por lo
que disminuye el
movimiento
lumbar.
- Sin embargo
solamente un
ejercicio aumenta
la actividad
muscular del
tronco cuando se
incorpora la
plataforma

lateral
-los resultados de
este estudio
sugieren que
algunos ejercicios
de estabilización
del “core”
requieren niveles
de actividad
muscular
adaptativa en
pacientes con
LBP para
mantener el
mismo equilibrio
muscular y
movimiento
lumbar que en las
personas sanas.
Memoria del trabajo fin Aluko, DeSouza Muestra 33 Estudio 6 semanas y No especificada No especificada Los ejercicios de
de grado. Grado en and Peacock sujetos seguimiento de 3 estabilización
fisioterapia. “Efectividad (2013) (3) meses. lumbo pélvica
de la estabilización del Cuantificar el Mediciones a los 3, 6 influyen en
“core” en el dolor efecto de los y 12 semanas con el movimientos
lumbar.” Txomin ejercicios de monitor de movimiento funcionales del
Zinkunegi Martinez. estabilidad del lumbar para evaluar la tronco y en su
2014 Core aceleración sagital del aceleración
tronco. sagital en las 3,6
Evaluación del dolor a y 12 semanas.
través de la VAS y Aumento del área
McGill pain transversal del
Questionnaire TrA y
Orwestry Disability movimientos
Index lumbar a las 6
Roland Morris Disability semanas esté
questionnaire. directamente
EJERCICIOS relacionado con la
-Estabilidad del “core” mejora en la
incluyendo ejercicios aceleración
de tronco globales y sagital del tronco.
específicos. Se redujo el
-Estiramiento riesgo de dolor
mahometano. lumbar.
-Cuadrupedia lomo de Se redujo la
gato. discapacidad
-Abducción de hombro funcional del
en decúbito lateral. raquis lumbar.
-Abducción de cadera La mejora se
con rodilla flexionada mantiene a las 12
en decúbito lateral. semanas y
EJERCICIOS pasadas las 12
ESPECÍFICOS DE semanas se
ESTABILIZACIÓN mantiene la
-Además de estos mejora,
ejercicios, recibieron reduciendo el
mayor instrucción de 8 riesgo de dolor
ejercicios de lumbar.
estabilización,
incluyendo el TrA y el
LM:
-“Abdominal hollowing
in prone lying”
-“Alternate straight-leg
raise in supine”
-“Abdominal hollowing
in sitting”
-“Crook lying-alternate
heel slide”
-“4-point kneeling
pelvic shift”
-“Trunk curl in crook
lying”
-“Pelvic tilt in sitting”
-“Alternate knee raise
in sitting”
10 repeticiones 3 veces
al día.
Memoria del trabajo fin Inani and Selkar., Muestra 30 Mediciones al inicio y No especificada No especificada Ambos grupos
de grado. Grado en 2013 (12) sujetos 20 a los 3 mese mejoraron
fisioterapia. “Efectividad Examinar el hombres y 10 -Examinación motora rápidamente. El
de la estabilización del efecto de los mujeres entre 20- detallada grupo
“core” en el dolor ejercicios 50 años -Test específicos de experimental
lumbar.” Txomin estabilizadores Grupo A espina mejoró más en las
Zinkunegi Martinez. de Core (experimental): -El dolo a través de la tres variables:
2014 (15) 9 hombres y VAS y Modified ODI VAS, Modified
6 mujeres Tratamientos: ODI y
Grupo B (grupo -Diatermia de onda %Discapacidad a
control) (15) corta. los 3 meses.
11 hombres y 4 -Tracción lumbar
mujeres. intermitente.
-Isométricos de
abdominales y
extensores de la
columna.
-Hasta la reducción del
dolor.
Grupo A
(experimental)
Ejercicios de
estabilidad del Core
en 4 fases:
-1º fase: Activación de
TRA, LM
-2º fase: Habilidades
de precisión, mejorar la
precisión de la tarea
-3º fase: Co-activación
de los músculos
superficiales y
profundos.
- 4º fase: Reeducación
funcional.
Grupo B (grupo
control) (15)
Ejercicios
convencionales:
Estiramientos.
-ejercicios isométricos
de la espina.
-Ejercicios de puente.
-Ejercicios de flexión
activa de la espina.
-Ejercicios de
extensión activa de la
espina.
Memoria del trabajo fin Ahmed, Shakil- 40 sujetos. Mediciones No especificada No especificada La Intensidad del
de grado. Grado en ur-Rehman and Grupo A (20): realizadas al inicio y a dolor y
fisioterapia. “Efectividad Sibtain Técnicas de los 6 meses postest. discapacidad
de la estabilización del (2014) (1) movilización ODI (Oswestry mejoran más en el
“core” en el dolor Comparar las específica lumbar disability index) y el grupo A que en el
lumbar.” Txomin técnicas de (SLM) y dolor medido a través grupo B.
Zinkunegi Martinez. movilización ejercicios de del VAS. Grupo A:
2014 específica lumbar estabilidad del Duración del presentaban una
(SLM) y “core” (CS). tratamiento: 6 puntuación en la
ejercicios de Grupo B: semanas/4 días a la escala VAS del
estabilidad del Técnicas de semana/45 minutos 6/10 y una
“core” (CS) con movilización sesión puntuación de 36
ejercicios de específica lumbar Grupo A: Las técnicas en la escala de
estabilización de (SLM). de movilización discapacidad ODI
“core” en dolor específica lumbar se (moderada
lumbar. hicieron en posición discapacidad)
prona. 6-8 antes de recibir el
deslizamientos tratamiento.
repeticiones por sesión Después estos
de T12 a L5 y seguidas valores se
de ejercicios de redujeron a 2/10
estabilidad del Core en la escala VAS
10repeticiones de 5-10 y a una
segundos para: puntuación de 16
-Músculos locales: en la escala de
LM, TRA, diafragma y discapacidad ODI
músculos del suelo (discapacidad
pélvico. mínima).
-Músculos globales Grupo B también
dinámicos: Recto mejoró pero
abdominal, oblicuo menos, valores en
interno, oblicuo externo la escala de VAS
y erector espinal. 7/10-5/10 y en la
Grupo B: Las técnicas escala de
de movilización discapacidad ODI
específica lumbar se 38-26
hicieron en posición (discapacidad
prona. 6-8 moderada en
deslizamientos ambos resultados)
repeticiones por sesión después del
de T12 a L5. tratamiento
mediante las
movilizaciones
específicas
lumbares.
Memoria del trabajo fin You, Kim, Oh 40 participantes Mediciones: No especificada No especificada Efectos
de grado. Grado en and Chon (2014) con dolor lumbar pre-test, post-test y 2 estadísticamente
fisioterapia. “Efectividad (20) crónico fueron meses post-test significativos en
de la estabilización del Identificar una distribuidos en -ODI y RMDQ- ambos grupos en
“core” en el dolor nueva técnica de dos grupos. discapacidad cuanto a la ODI y
lumbar.” Txomin estabilización del Grupo control: -Dolor mediante la al RMDQ, mejoras
Zinkunegi Martinez. “core” para 15 personas VAS, PDI (pain en la habilidad
2014 mejorar la Grupo disability index) y para realizar
función, dolor y experimental: LBPRS( low back pain actividades físicas
estabilidad del 15 personas rating scale)-dolor post intervención
“core” en -Test de flexión activa y 2 meses
pacientes con de la pierna recta después.
dolor de espalda (ASLR)-estabilidad de El grupo de
crónico en la columna lumbar. intervención
comparación con Grupo control: 15 demostró una
la terapia física personas: el grupo mayor reducción
convencional. control realizó un en la escala ODI
ejercicio que requirió post intervención
activar el abdomen por y dos meses post
debajo del ombligo en intervención y
posición pélvica neutral también en la
y estable manteniendo RMDQ dos meses
una presión de post intervención.
40mmHg en la unidad Efectos
de presión del estadísticamente
biofeedback. significativos en
Grupo experimental: ambos grupos en
15 personas: el grupo cuanto a la VAS,
experimental llevo a PDI y LBPRS,
cabo una dorsiflexión reducción en las
del tobillo medidas del dolor
contrarresistencia para post intervención
marcar la pared y dos meses post
abdominal baja para intervención.
aumentar la activación El grupo
selectiva de los experimental
músculos de la demostró
estabilidad del core. mayores mejoras
Los pacientes se en la escala VAS
situaron en decúbito pos intervención,
supino mientras que en la PDI post
debajo de su quinta intervención y 2
vértebra lumbar se meses post
colocó una unidad de intervención y en
presión con la LBPRS post
biofeedback con 40 intervención y 2
mmHg. meses post
Parte 1: los sujetos intervención.
activaron su parte baja Efectos
del abdomen debajo estadísticamente
del ombligo suave y significativos en
progresivamente sin ambos grupos en
ningún movimiento en cuanto al test de
el abdomen alto o flexión activa de la
columna mientas pierna estirada
mantenían una (ASLR). Mejoras
posición pélvica neutra en la habilidad
manteniendo la presión para ejecutar la
en 40 mmHg. estabilización del
Mantuvieron esta “core” post
posición 20 s -10 series intervención y 2
con 60 s de descanso meses post
entres entre series. intervención.
Parte 2: voluntaria El grupo
dorsiflexión del tobillo experimental
con una contracción demostró una
isométrica mayor reducción
(30%máxima) en la escala ASLR
contrarresistencia con post intervención
una banda elástica. y 2 meses post
20s-10 series y 60s de intervención.
descanso entre series.
Ambos grupos
recibieron
retroalimentación visual
guiada por ultrasonido
en la activación
muscular abdominal.
Terapia física
convencional para
ambos grupos:
-Masaje suave, rango
de movimiento pasivo y
entrenamiento de
marcha en cinta
deslizante.
Después de las 8
semanas de
intervención, los
sujetos fueron
instruidos para
implementar un
programa de ejercicios
(añadiendo dorsiflexión
de tobillo para activar
la pared abdominal) y
educación para una
buena realización,
monitorizados
diariamente.
Seminario de Tesis de Rojas (2015) Muestra 15 Medición: valoración No especificada No especificada Existen cambios
Grado. “Efectividad del Determinar la jugadores de con un dinamómetro en el aumento de
protocolo de efectividad del futbol Cybex Norm previo a la pico de
entrenamiento protocolo de intervención y fuerza máximo en
Nórdico Modificado entrenamiento Grupo finalizando flexores de rodilla
sobre la estabilidad Nórdico Experimental los protocolos. Se luego de la
dinámica de rodilla en Modificado estableció una ejecución del
futbolistas de La sobre la Grupo Control valoración isocinética protocolo Nórdico
Equidad Fútbol Club”: estabilidad convencional y protocolo
Ensayo controlado dinámica de la concéntrico/concéntrico Nórdico
aleatorizado (ECA)” rodilla en bilateral Modificado.
Universidad Nacional de futbolistas de La para flexo-extensores
Colombia. Laura Rocío Equidad Fútbol de rodillas a El protocolo
Rojas González. 2015 Club. velocidades de 60º/s, Nórdico
180º/s y 300º/s. Modificado aportó
significativamente
Intervención al aumento de
Desarrollaron un fuerza máxima en
protocolo de los músculos
fortalecimiento para flexores de rodilla,
isquiotibiales de favorece al
duración de 10 balance flexo-
semanas de extensor de la
intervención. rodilla y permitió
desarrollar fuerza
en los grupos
musculares más
débiles aportando
al equilibrio
bilateral del
deportista,
favoreciendo de
esta forma al
desempeño
funcional del
futbolista dentro
del juego, a su
gesto deportivo, a
la prevención de
lesiones y, en
particular, a la
estabilidad
dinámica bilateral
de rodilla.
Endurance Times for McGill, Childs Muestra 75 Medición: No especificada No especificada Women had
Low Back Stabilization and Liebenson sujetos Test de resistencia de longer endurance
Exercises: Clinical (1999) universitarios con flexores del tronco a times than men
0
Targets for Testing and un promedio de 60 for
Training From a Normal Evaluar la edad de 23 años Test modificado de torso extension,
Database resistencia a la Biering-Sorensen but not for torso
fuerza de los 31 hombres (Biering-Sorensen, flexion or for the
músculos 44 mujeres 1984) "side
extensores, Test de puente lateral bridge" exercise,
flexores y derecho e izquierdo which challenges
flexores laterales the lateral flexors
del tronco como (stabilizers).
estabilizadores Men could sustain
de la zona core. the "side bridge"
for 65% of their
extensor time and
99% of their
flexion time,
whereas women
could sustain the
"side bridge" for
only 39% of their
extensor
time and 79% of
their flexion time.
The tests proved
reliable,
with reliability
coefficients of
>.97 for the
repeated tests on
5
consecutive days
and again 8
weeks later.
Trunk muscle endurance Evans, Muestra 24 Medición No especificada Test de 1. Isometric tests
tests: Reliability, Refshaugea and atletas de elites Test de resistencia de resistencia de of trunk muscle
and gender differences Adams (2006) 16 hombres y 8 flexores del tronco a flexores del endurance
0 0
in athletes hembras con un 60 tronco a 60 require minimal,
Examinar la promedio de 35 Test modificado de ICC1= 0.95 inexpensive
fiabilidad test- años Biering-Sorensen ICC2=0.95 equipment and
retests en Test (Biering-Sorensen, SEM1= 59.1 are safe and
de resistencia de 1984) SEM2= 77.6 simple to employ
flexores del Test de puente lateral Test modificado in clinical settings.
tronco a 60
0
derecho e izquierdo de Biering- 2. While the side
Test modificado Sorensen bridge endurance
de Biering- (Biering- test has
Sorensen Sorensen, 1984) high reliability, a
(Biering- Test de puente relatively large
Sorensen, 1984) lateral izquierdo change in
ICC1= 0.85
Test de puente ICC2=0.82
a person’s holding
lateral derecho e SEM1= 17.4 time following
izquierdo SEM2= 17.8 training is
Test de puente required, to be
lateral derecho confident a true
ICC1= 0.82 change has
ICC2=0.81 occurred.
SEM1= 14.9 3. Male and
SEM2= 15.2 female state-level
athletes in
hockey, golf and
rowing have
similar holding
times on the
Biering-Sørensen
test of trunk
extensor
endurance and on
two tests of trunk
flexor endurance.
4. Male athletes in
these sports have
significantly
longer side-bridge
holding times than
their female
counterparts.
5. Trunk muscle
endurance should
be tested
and trained for
multi-directional
competence
irrespective of
gender.
Intersession Reliability Greene, Durall Muestra 60 Mediciones: No especificada Test de puente More participants
and Concurrent Validity and Kernozek sujetos sanos Test de puente lateral lateral izquierdo terminated the
of Isometric Endurance (2012) universitarios 17 derecho e izquierdo ICC1= 0.91 TESS
Tests for the Lateral hombres y 43
Trunk Muscles Determinar la mujeres con un Test de puente
fiabilidad test- promedio de 21 lateral derecho
retests en Test años ICC1= 0.78
de puente lateral
derecho e
izquierdo

También podría gustarte