El Futuro Llegó Hace Rato
El Futuro Llegó Hace Rato
El Futuro Llegó Hace Rato
No obstante, para que se preserve la lógica del género y sus relatos conserven
su vigencia, es a su vez necesario que esas conjeturas nunca se cumplan. Esto es así
puesto que, desde el momento en que las revelaciones imaginadas por la literatura se
vuelven reales, las historias pierden eficacia sencillamente porque el futuro deja de ser
tal. De allí que, a la luz de los nuevos descubrimientos del siglo XX, las narraciones del
viaje a la luna concebidas por el escritor francés Jules Verne (1828-1908) o las historias
tejidas en torno a la hipótesis de vida extraterrestre en Marte como las de Edgar Rice
Burroughs (1875-1950), creador de Tarzán y de varias novelas de ciencia ficción, hayan
envejecido y se hayan convertido en meras novelas de aventuras.
En cuanto a los temas de los que se nutre, la noción clásica del género, acuñada
en la década del 30 del siglo pasado, proponía agrupar los tópicos en tres grandes
grupos: la vida futura, los mundos desconocidos y los visitantes inesperados. En otras
palabras, la lógica que gobernaba la ciencia ficción de esos primeros años era la lógica
de la otredad: otros tiempos, otros mundos, otras subjetividades.
(…)
Ciencia ficción y utopía
Cine y literatura
“Naturalmente, las películas son flojas allí donde las novelas de ciencia ficción
(algunas de ellas) son fuertes: en lo científico. Pero, en lugar de una elaboración
intelectual, pueden proporcionar algo que las novelas nunca podrán proporcionar:
elaboración sensorial [...]. Las películas de ciencia ficción no tratan de ciencia. Tratan de
catástrofes, que es uno de los temas más antiguos del arte” 4. Esta cita de Sontag nos
habla de una diferencia sustantiva entre el cine y la literatura de ciencia ficción. Los
efectos especiales, la puesta en escena, el vestuario, el sonido, todos los recursos de los
que se vale el lenguaje cinematográfico para narrar una historia, son doblemente
preciados en este género. De allí que un film de ciencia ficción que no despierte la
curiosidad del espectador o que no genere su sorpresa corre siempre el riesgo de
volverse tedioso y sin sentido.
Notas:
La ciencia ficción ha descrito alguna vez utopías, pero lo más común es que
desarrolle distopías. Distopía significa el peor lugar. Las hay de distintos tipos: Brian
Aldiss, en su obra En el lento morir de la Tierra, imaginó un planeta Tierra en el que el
reino vegetal se convirtiera en dominante, haciendo desaparecer a casi todas las especies
animales; pocos humanos sobreviven apenas, organizados en tribus y viviendo en
condiciones prehistóricas. Otro tipo de distopía pone más énfasis en la política, como, por
ejemplo, 1984, de George Orwell, obra en la que la tecnología ha sido puesta al servicio
de un régimen totalitario que oprime y engaña a los ciudadanos.