Apuntes Sobre El Expresionismo en Forma Cantada.
Apuntes Sobre El Expresionismo en Forma Cantada.
Apuntes Sobre El Expresionismo en Forma Cantada.
Los dramaturgos expresionistas pretendían hacer del teatro un mediador entre la filosofía y
la vida, transmitir nuevos ideales, renovar la sociedad moral e ideológicamente. Para ello
realizaron una profunda renovación de los recursos dramáticos y escénicos, siguiendo el
modelo estacional de Strindberg y perdiendo el concepto de espacio y tiempo, enfatizando
en cambio la evolución psicológica del personaje, que más que individuo es un símbolo, la
encarnación de los ideales de liberación y superación del nuevo hombre que transformará
la sociedad. Son personajes tipificados, sin personalidad propia, que encarnan
determinados roles sociales, nombrados por su función: padres, madres, obreros,
soldados, mendigos, jardineros, comerciantes, etc.
El teatro fue un medio idóneo para la plasmación emocional del expresionismo, pues su
carácter multiartístico, que combinaba la palabra con la imagen y la acción, era ideal para
los artistas expresionistas, fuese cual fuese su especialidad. Así, además del teatro, en
aquella época proliferaron los cabarets, que unían representación teatral y música, como
en Die Fledermaus (El Murciélago), en Viena; Die Brille (Las Gafas), en Berlín; y Die elf
Scharfrichter (Los Once Verdugos), en Múnich. En el teatro expresionista predominó la
temática sexual y psicoanalítica, quizá por influencia de Freud, cuya obra La interpretación
de los sueños apareció en 1900.
Asimismo, los protagonistas solían ser seres angustiados, solitarios, torturados, aislados
del mundo y despojados de todo tipo de convencionalismo y apariencia social. El sexo
representaba violencia y frustración, la vida sufrimiento y angustia.128
Para Guillermo de Torre, los principales dramaturgos expresionistas fueron, en
Alemania, Georg Kaiser, Carl Sternheim y Ernst Toller, a los que cabría añadir a Fritz von
Unruh, Reinhard Sorge, Walter Hasenclever, Ernst Barlach, Hugo von Hofmannsthal y la
primera parte de la trilogía Jugend Zweier Kriege ("Juventud de dos guerras")
de Ferdinand Bruckner. Cabe remarcar también la figura del productor y director
teatral Max Reinhardt, director del Deutsches Theater, que destacó por las innovaciones
técnicas y estéticas que aplicó a la escenografía expresionista: experimentó con la
iluminación, creando juegos de luces y sombras, concentrando la iluminación en un sitio o
personaje para captar la atención del espectador, o haciendo variar la intensidad de las
luces, que se entrecruzan o se oponen. Su estética teatral fue adaptada posteriormente al
cine, siendo uno de los rasgos distintivos del cine expresionista alemán. Por último, cabría
señalar que en el expresionismo se formaron dos figuras de gran relevancia en el teatro
moderno internacional: el director Erwin Piscator, creador de una nueva forma de hacer
teatro que denominó "teatro político", experimentando una forma de espectáculo didáctico
que aplicó más tarde el postexpresionista Bertolt Brecht en el Berliner Ensemble.
En 1927 creó su propio teatro (Piscatorbühne), en el que aplicó los principios ideológicos y
escénicos de este teatro político. Bertolt Brecht, por el contrario, tras una primera efímera
etapa de expresionismo puro con su Ópera de cuatro ochavos, evolucionó rápidamente a
su propia fórmula teatral postexpresionista, que llamó "teatro épico" por contraposición al
teatro dramático. Con él rompía con la tradición del naturalismo y el neorromanticismo
transformando radicalmente tanto el sentido del texto literario como la forma de ser
presentado el espectáculo, e intentando que el público dejase de ser un simple
espectador-receptor para desarrollar un papel activo distanciándose críticamente de la
obra para romper su alienación burguesa. Entre sus obras más famosas están El círculo
de tiza caucasiano (1938), Vida de Galileo (1938), El alma buena de
Szechwan (1940), Los fusiles de la señora Carrar (1940), El resistible ascenso de Arturo
Ui (1941), El señor Puntila y su criado Matti (1941), Terror y miseria del Tercer
Reich (1945) y Madre Coraje y sus hijos (1949)
Música[editar]
Artículo principal: Expresionismo musical
Arnold Schönberg.
Alban Berg: alumno de Schönberg entre 1904 y 1910, tenía sin embargo un
concepto más amplio, complejo y articulado de la forma y el timbre musical que
su maestro. En sus inicios estuvo influido por Schumann, Wagner y Brahms,
conservando siempre su obra un marcado tono romántico y dramático. Berg
usó el dodecafonismo de forma libre, alterando las ortodoxas reglas que puso
inicialmente Schönberg, dándole un particular color tonal. Entre sus obras
destacan las óperas Wozzeck (1925) y Lulú (1935), además de Suite lírica
para cuarteto de cuerda (1926) y Concierto para violín y orquesta (A la
memoria de un ángel) (1935).133
Con la Nueva Objetividad y su visión más realista y social del arte surgió el concepto
de Gebrauchsmusik (música utilitaria), basada en el concepto de consumo de masas para
elaborar obras de sencilla construcción y accesibles a todo el mundo. Eran obras de
marcado carácter popular, influidas por el cabaret y el jazz, como el Ballet
triádico (Triadisches Ballet, 1922) de Oskar Schlemmer, que conjugaba teatro, música,
escenografía y coreografía. Uno de sus máximos exponentes fue Paul Hindemith, uno de
los primeros compositores en crear bandas sonoras para cine, así como pequeñas piezas
para aficionados y colegiales y obras cómicas como Novedades del día (Neues vom Tage,
1929). Otro exponente fue Kurt Weill, colaborador de Brecht en diversas obras como La
ópera de tres centavos (Die Dreigroschenoper, 1928), donde la música popular, de aire
cabaretero y ritmos bailables, contribuye a distanciar la música del drama y romper la
ilusión escénica, acentuando su carácter de ficción.134
Ópera
Programa de mano de la ópera Jonny spielt auf, de Ernst Krenek.
Uno de los principales antecedentes de la ópera expresionista fue Los Marcados (Die
Gezeichneten, 1918), de Franz Schreker, ópera de gran complejidad que requería una
orquesta de 120 músicos. Basada en un drama renacentista italiano, era una obra de
temática sombría y torturada, plenamente inmersa en el espíritu deprimente de la
posguerra. La música era innovadora, radical, de sonoridad enigmática, con una coloratura
instrumental audaz y brillante. En 1927 Ernst Krenek estrenó su ópera Jonny ataca (Jonny
spielt auf), que consiguió un notable éxito y fue la ópera más representada del momento.
Con gran influencia del jazz, Krenek experimentó con las principales tendencias musicales
de la época: neorromanticismo, neoclasicismo, atonalidad, dodecafonismo, etc.
Considerado como “músico degenerado”, en 1938 se refugió en Estados Unidos, al tiempo
que los nazis inauguraban la exposición Entartete Musik (Música degenerada) en
Düsseldorf –en paralelo a la muestra de arte degenerado, Entartete Kunst–, donde
atacaban la música atonal, el jazz y las obras de músicos judíos. Otro gran éxito fue la
ópera El milagro de Heliane (Das Wunder der Heliane, 1927), de Erich Wolfgang Korngold,
obra de cierto erotismo con una exquisita partitura concebida en escala épica que crea una
gran dificultad para los intérpretes. Otras óperas de este autor fueron Die Tote Stadt, Der
Ring des Polykrates y Violanta. Con la instauración del Anschluss en 1938, Korngold
emigró a Estados Unidos.
Erwin Schulhoff compuso en 1928 su ópera Flammen, versión del clásico Don Juan, con
escenografía de Zdeněk Pesánek, pionero del arte cinético. Obra de corte fantástico, se
percibe cierta influencia del teatro chino, en el que cabe todo lo inimaginable,
produciéndose todo tipo de situaciones paradójicas y absurdas. Schulhoff abandonó así
las reglas teatrales aristotélicas vigentes hasta entonces en el teatro y la ópera en aras de
un nuevo concepto de puesta en escena, que entiende el teatro como un juego, un
espectáculo, una fantasía que desborda la realidad y lleva a un mundo de sueños.
Combinando diferentes estilos, Schulhoff se apartó de la tradicional ópera alemana
iniciada con Wagner y culminada con el Wozzeck de Berg, acercándose en cambio a la
ópera francesa, en obras como el Pelléas et Mélisande de Debussy o el Cristóbal
Colón de Milhaud.