El documento describe los requisitos legales para las fusiones de sociedades en México. Las fusiones deben ser aprobadas por los accionistas y registradas públicamente. Los acreedores tienen derecho a oponerse a la fusión durante un período de tres meses. Una vez finalizado este período sin oposiciones, la fusión puede llevarse a cabo y la nueva entidad asume los derechos y obligaciones de las anteriores.
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El documento describe los requisitos legales para las fusiones de sociedades en México. Las fusiones deben ser aprobadas por los accionistas y registradas públicamente. Los acreedores tienen derecho a oponerse a la fusión durante un período de tres meses. Una vez finalizado este período sin oposiciones, la fusión puede llevarse a cabo y la nueva entidad asume los derechos y obligaciones de las anteriores.
El documento describe los requisitos legales para las fusiones de sociedades en México. Las fusiones deben ser aprobadas por los accionistas y registradas públicamente. Los acreedores tienen derecho a oponerse a la fusión durante un período de tres meses. Una vez finalizado este período sin oposiciones, la fusión puede llevarse a cabo y la nueva entidad asume los derechos y obligaciones de las anteriores.
El documento describe los requisitos legales para las fusiones de sociedades en México. Las fusiones deben ser aprobadas por los accionistas y registradas públicamente. Los acreedores tienen derecho a oponerse a la fusión durante un período de tres meses. Una vez finalizado este período sin oposiciones, la fusión puede llevarse a cabo y la nueva entidad asume los derechos y obligaciones de las anteriores.
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➢ Causas Desde el punto de vista de la empresa que se fusiona y desaparece, existen principalmente tres tipos de consideraciones que pueden ser la base para tomar la decisión de ser absorbidas, ellas son las que se refieren a la administración, a la inversión y a los impuestos. Las consideraciones administrativas son variadas, pero pueden señalarse como principales problemas una dirección débil, disputas internas, muerte o retiro del personal clave, etc. Esto ocurre con más frecuencia entre las empresas familia, las cuales, por su estilo de mando y estructura de dirección, se derrumban cuando faltan las personas clave por no contar con una continuidad y vida propia. Las consideraciones relativas a la inversión son muy variadas; las más frecuentes se deben a que en apariencia la mejor opción es la venta del negocio para obtener un precio óptimo por considerar que su valor ha llegado al máximo y la alternativa sería incrementar la inversión para una mayor diversificación, teniendo aparejada esta decisión el riesgo del éxito. Otra consideración importante es el caso del accionista cuyos recursos están ligados a una empresa que no tiene cotizadas sus acciones en Bolsa, es decir, que carece de mercado para su inversión y tiene riesgos reales para sus herederos por una venta forzada después de su fallecimiento. También las fusiones se originan para alcanzar una alta competencia y productividad cuando se efectúan inversiones verticales o complementarias en la producción y operación con alta especialización y alianzas estratégicas para buscar nuevos desarrollos, tecnología de punta, franquicias o incrementar el capital con nuevos accionistas para mejorar la estructura financiera y poder ser competitivos en mercados internacionales. En un sentido amplio, las fusiones son básicamente una forma de expansión de los negocios y, por lo tanto, desde el punto de vista de la compañía adquirente, pueden tener como objetivo la ampliación de la capacidad en líneas de productos o de una integración hacia atrás en busca de materias primas básicas, o bien hacia adelante, para incrementar el grado de elaboración de los productos finales o diversificación de actividades actuales. Su objetivo también puede ser eliminar competencia o tal vez incrementar los rendimientos por reducción de costos o mejoras en la habilidad o eficiencia de operación, tanto febril y administrativa, como de impuestos. Por último, en las fusiones generalmente se reducen los gastos fijos porque se elimina personal y gastos que están duplicados.
➢ Requisitos legales para la fusión
La fusión debe ser decidida por los accionistas a través de una Asamblea Extraordinaria de Socios, formalizándose por Escritura Pública inscribiéndose en el Registro Público de Comercio, en la cual se harán constar las condiciones del acuerdo relativo y los balances iniciales y finales de cada una de las entidades fusionadas, así como el número y clase de acciones que han de ser entregadas a cada uno de los socios o accionistas a cambio de las acciones de las entidades fusionadas. Previamente a la fusión, tiene que informarse de ésta a los acreedores de las entidades que participen en ella. Mediante publicaciones en el Diario Oficial de la Federación. La Ley General de Sociedades Mercantiles señala sobre las fusiones: "La fusión de varias sociedades deberá ser decidida por cada una de ellas, en la forma y términos que correspondan según su naturaleza" (Art. 222). "Los acuerdos sobre fusión se inscribirán en el Registro Público de Comercio y se publicarán en el periódico oficial del domicilio de las sociedades que hayan de fusionarse. Cada sociedad deberá publicar su último balance, y aquella o aquellas que dejan de existir, deberán publicar, además, el sistema establecido para la extinción de su pasivo" (Art. 223). "La fusión no podrá tener efecto sino tres meses después de haberse efectuado la inscripción prevenida en el artículo anterior. Durante dicho plazo, cualquier acreedor de las sociedades que se fusionan podrá oponerse judicialmente, en vía sumaría a la fusión, la que se suspenderá hasta que cause ejecutoria la sentencia que declare que la oposición es infundada. Transcurrido el plazo señalado sin que se haya formulado oposición, podrá llevarse a cabo la fusión, y la sociedad que subsista o la que resulte de la fusión, tomará a su cargo los derechos y las obligaciones de las sociedades extinguidas"(Art. 224). “La fusión tendrá efecto en el momento de la inscripción, si se pactare el pago de todas las deudas de las sociedades que hayan de fusionarse, o se constituyere el depósito de su importe en una institución de crédito, o constare el consentimiento de todos los acreedores. A este efecto, las deudas a plazo se darán por vencidas. El certificado en que se haya constar el depósito deberá publicarse conforme el artículo 223" (Art. 225). "Cuando de la fusión de varias sociedades haya de resultar una distinta, su constitución se sujetará a los principios que rijan la constitución de sociedad a cuyo género haya de pertenecer" (Art. 226). La fusión deberá ser tratada y aprobada en una Asamblea Extraordinaria de Accionistas de conformidad a la fracción VII del artículo 182. Las Sociedades en Nombre Colectivo y En Comandita Simple no pueden modificar su contrato social sino por el consentimiento unánime de los socios a menos que en el mismo se pacte que pueden acordarse la modificación por la mayoría de ellos (Art. 34 y 57). En consecuencia, en una fusión donde cambia el contrato social es necesario considerar lo anterior y en su caso si existe una minoría que se opone tendrá el derecho de separarse de la sociedad. En el caso de la Sociedad de Responsabilidad Limitada, se requiere la mayoría de los socios que representen cuando menos las tres cuartas partes del capital social (Art. 78 y 83). Las Sociedades En Comandita por Acciones y Anónima requieren que la fusión sea aprobada por una Asamblea Extraordinaria, representada por lo menos por las tres cuartas partes del capital, y la resolución se tomará con el voto de las acciones que representen la mitad del capital social. Las acciones que sólo tienen derecho a voto en Asambleas Extraordinarias deben tomarse en cuenta (Arts. 113, 182, 190 y 208). La Ley General de Sociedades Cooperativas señala que: "Cuando dos o más Sociedades Cooperativas se fusionen para integrar una sola, la sociedad fusionante que resulte de la fusión, tomará a su cargo los derechos y obligaciones de las fusionadas. Para la fusión de varias Sociedades Cooperativas se deberá seguir el mismo trámite que esta Ley establece para su constitución" (Art. 73). En las Asambleas Extraordinarias se decidirá la fusión y se aprobará el acuerdo respectivo en cada sociedad que se va a fusionar. Se deben formular contratos de fusión, donde las partes involucradas manifiestan su voluntad y fijen las bases de la fusión, donde se especifique la proporción o número de acciones que recibirán los accionistas de las empresas que desaparecen, con excepción del caso de fusión por incorporación cuando se sustituye el capital por la cuenta de inversión de la tenedora. En la fusión por incorporación, cuando se sustituye el capital de la compañía subsidiaria contra la inversión que tiene la compañía tenedora, se le denomina fusión vertical. La fusión surte efecto tres meses después de cuando se inscriban los acuerdos de fusión en el Registro Público de Comercio y se publiquen en el periódico oficial del domicilio de las sociedades que hayan de fusionarse. En la publicación debe incluirse el último balance y, en el caso de las sociedades que dejen de existir, el sistema establecido para la extinción de su pasivo. La fusión puede tener efecto en el momento de la inscripción, si se pacta el pago de las deudas de las sociedades que hayan de fusionarse, o se constituye el depósito de su importe en una institución de crédito o se tenga el consentimiento de los acreedores. En la fusión, al extinguirse las sociedades fusionadas, los órganos sociales desaparecen. Los administradores, comisarios, directores y gerentes generales dejan de serlo y al cancelarse la inscripción de la sociedad fusionada en el Registro Público de Comercio deben también cancelarse los nombramientos. ➢ La escisión de sociedades La escisión es la figura jurídica contraria a la fusión. La escisión es cuando una sociedad denominada escindente decide extinguirse y divide la totalidad o parte de su activo, pasivo y capital social en 2 o más partes, las cuales se aportan en bloque a otras sociedades de nueva creación denominadas escindidas; o bien, cuando la escindente sin extinguirse aporta en bloque parte de su activo, pasivo o capital social a otra u otras sociedades de nueva creación. Conforme al párrafo que antecede y a lo mencionado en el artículo 228 BIS, de la Ley General de Sociedades Mercantiles, son PARTES en la escisión: Escindente: La empresa que será dividida, o bien, la cual se extinguirá, ello dependerá de la forma de escisión que se elija. Escindida: La empresa de nueva creación, consecuencia de la escisión. La escisión puede causarse por distintas variables, entre ellas las relacionadas con estrategias como la eliminación de barreras institucionales, diversificación de riesgos, desavenencias personales por desacuerdos entre los socios fundadores, separación de personal, entre otras. La escisión es un proceso estratégico y legal, como solución para evitar la desaparición de las sociedades, lo cual permite obtener un desarrollo organizacional y económico mediante la creación de sociedades de nueva creación que nacen precisamente de la división de un patrimonio social. Dos formas de escindir una sociedad, la primera es pura y la segunda parcial. Escisión pura: es cuando la sociedad se divide o se separa, desapareciendo la sociedad escindente y con ello surgen sociedades de nueva creación, lo que vienen siendo las sociedades escindidas. Escisión parcial: es cuando la sociedad escindente divide una parte de sus activos, pasivos y capital social, para formar una nueva sociedad escindida, subsistiendo la sociedad escindente con el capital que no haya sido transferido a la empresa de nueva creación. Para llevar a cabo la escisión, es necesario que se cumplan con ciertas características las cuales se mencionan a continuación: *Podrá acordarse por resolución de la Asamblea de Accionistas o Socios u Órgano equivalente, por la mayoría exigida para la modificación del Contrato Social. *Las acciones o partes sociales de la Sociedad que se escinda deberán estar totalmente pagadas. *Cada uno de los socios de la Sociedad escindente tendrá inicialmente una proporción del capital social de la o las escindidas, igual a la de que sea titular en la escindente. Ahora bien, la resolución que apruebe la escisión deberá contener: *La forma, plazos y mecanismos en que serán transferidos los activos, pasivos y capital social de la escindente a la escindida. *Los Estados Financieros de la escindente, los cuales deberán abarcar por lo menos las operaciones realizadas en el último ejercicio social, dictaminados por auditor externo. *Las obligaciones que por virtud de la escisión vaya asumir la sociedad escindida. *Proyecto de Estatutos Sociales de la sociedad escindida. *El acta de escisión debe ser protocolizada ante fedatario público e inscribirse en el Registro Público de Comercio, y publicarse en el Sistema Electrónico establecido por la Secretaría de Economía, que contenga la síntesis de la resolución de escisión. Es importante mencionar, que dado que la escisión supone la transmisión total o parcial de bienes de la sociedad escindente, para efectos fiscales existe una enajenación fiscal de bienes, por lo que, este tipo de operaciones deberían originar cargas impositivas a los interesados en llevar a cabo tal figura jurídica, y como consecuencia pagar los impuestos correspondientes. Sin embargo, el artículo 14-B, fracción II del Código Fiscal de la Federación señala los siguientes requisitos que deberán cumplirse para que no exista enajenación en términos fiscales: Que los accionistas propietarios de por lo menos 51% (cincuenta y uno por ciento) de las acciones con derecho a voto de la sociedad escindente y de la o las escindidas, sean los mismos durante un periodo de 3 tres años, a partir del año inmediato anterior a la fecha en la que se realice la escisión. En el caso de que desaparezca la sociedad escindente, ésta deberá designar a la sociedad que asuma la obligación de presentar las declaraciones de impuestos del ejercicio e informativas en los términos de las disposiciones fiscales aplicables. Lo dispuesto en dicho artículo, sólo será aplicable tratándose de escisión de sociedades residentes en el territorio nacional, y siempre y cuando la sociedad o sociedades que surjan con motivo de dicha escisión sean también residentes en el territorio nacional. ➢ La transformación de sociedades La transformación es una operación jurídica consistente en el cambio de forma de la sociedad sin que pierda su existencia jurídica, por tanto, no es necesario liquidar la sociedad y constituir otra de naturaleza distinta para que la forma societaria se modifique. Como bien señala el art. 69, a pesar de la transformación «en ningún caso se verá afectada la personalidad jurídica de la entidad transformada, sino que, como acabamos de señalar, el cambio sólo afecta a su forma societaria. Juan José Sanz Jarque define la transformación como «el cambio de forma de esta [sociedad] en otra diferente, permaneciendo ella en su misma y propia personalidad jurídica, como sujeto y titular de derechos y obligaciones. Las novedades de la Ley 27/99 Se destina el art. 69 de la Ley 27/99 a introducir el régimen de la posible transformación de sociedades cooperativas en otro tipo de sociedades y viceversa32, cuestión relativamente novedosa en cuanto a su regulación en esta ley, pues no era contemplada en la Ley General de 1987 más que en su Disposición Adicional Tercera, y sólo para el caso de la transformación de sociedades agrarias de transformación en cooperativas de explotación comunitaria de la tierra, agrarias, o de trabajo asociado, y de sociedades laborales o similares en cooperativas de trabajo asociado, no estando permitida en ningún caso la operación inversa, es decir, el paso de cooperativa a otra forma de so94 50 La Ley General de 1987 preveía en su artículo 71 para esta materia que «Los socios no responderán personalmente de las deudas sociales, salvo disposición en contrario de los Estatutos.» 51 También el art. 93.3 de la ley de sociedades limitadas prevé una regulación supletoria, que consideramos que no será aplicable a las cooperativas sometidas a la nueva ley 27/99 que ya regula esta cuestión. 52 en el proceso de elaboración de la ley, el Grupo Parlamentario Vasco introdujo la enmienda n.º 242 planteando el destino de estos fondos a una cuenta denominada «Reserva por transformación de Fondos Cooperativos» que debía mantener la irrepartibilidad del F.R.O. aunque se produjeran sucesivas transformaciones societarias. No tuvo éxito esta enmienda, fundamentada, según los que la planteaban en «no utilizar las transformaciones ni las fusiones para beneficiar a determinados socios.» ciedad33. Debemos señalar, sin embargo, que esta ausencia en la regulación general no era tal en la legislación autonómica, pues con anterioridad a la ley 27/99, sí que habían contemplado esta posibilidad de transformación algunas leyes de cooperativas autonómicas, por ejemplo, la ley vasca, como luego comentaremos34. En cualquier caso, y a la hora de abordar esta materia de la transformación, habrá que tener presente la Sentencia del Tribunal Supremo de 17 de marzo de 1999 que, planteándose la legalidad de la transformación en sociedad limitada de una sociedad cooperativa sometida a la ley andaluza de 1985, que guardaba silencio sobre la posibilidad de tal transformación (como era habitual en la legislación de la época), la acepta argumentando que ha de «prevalecer el principio general de libertad de pactos en orden a la transformación de la cooperativa en sociedad limitada, en un momento en el que no se derivaba de la normativa autonómica andaluza ningún óbice legal para ello.»35 El párrafo primero del art. 69 de la Ley 27/99 comienza planteando una suerte de principio general de total libertad de transformación desde o hacia la fórmula cooperativa, al prever los dos supuestos posibles. El primero, que «cualquier asociación o sociedad que no tenga carácter cooperativo, y las agrupaciones de interés económico podrán transformarse en una sociedad cooperativa»36 exigiéndose para ello 95 53 Al mismo tratamiento de los fondos en caso de disolución se remite el art. 93.3.b) de la L.S.L. para el caso concreto de transformación de cooperativas en esta modalidad societaria. La ley vasca introduce en este supuesto un régimen más complejo, al declarar «El valor nominal de las dotaciones del F.R.O. y de las reservas voluntarias ir repartibles se acreditará al Consejo Superior de Cooperativas de Euskadi como títulos de cuentas en participación referidos a la sociedad resultante del proceso transformador, debiendo adoptar la oportuna decisión, la misma asamblea que acuerde la transformación.» (Art. 85.4) Josep Castaño comenta este régimen en su artículo «País Vasco: El F.R.O. en la transformación de las cooperativas en sociedades mercantiles», La sociedad cooperativa, n.º 10/2000, pp. 5-6. 54 en este sentido, BUSQUETS, F., «Fusión y transformación de cooperativas», La sociedad cooperativa, n.º 8/2000, segunda quincena de abril, pp. 1-2. 55 entendemos que esta previsión sustituye a la que la L.S.L. introducía como derecho supletorio en su art. 93.3.a), el cual remitía para la adopción de este acuerdo a las normas de modificación de estatutos, mientras que el art. 69.2 de la ley 27/99, como acaba que se cumplan los requisitos de su legislación sectorial, y que sus miembros puedan asumir la posición de cooperadores en relación con el objeto social previsto para la entidad resultante de la transformación. El segundo supuesto admitido es el inverso, es decir, se establece que «las sociedades cooperativas podrán transformarse en sociedades civiles o mercantiles de cualquier clase»37, sin que para la aplicación de este segundo supuesto se exija el cumplimiento de requisitos especiales como sí sucede, por ejemplo, en la ley 4/93, de Cooperativas de Euskadi, cuyo art. 85.1 condiciona la admisión de tal transformación al hecho de que las necesidades empresariales exijan soluciones societarias no incluibles en el modelo cooperativo38. Con relación al tema que nos ocupa, no se puede pasar por alto que la L.S.A. en su art. 223, declara nula, salvo disposición legal en contrario, como regla general, la transformación de sociedad anónima en sociedad cooperativa39, que, al contrario, es una posibilidad admitimos de ver, se remite a las normas legales y estatutarias de la fusión. Contradicción probablemente sólo aparente, pues salvo matización en contrario de los estatutos, para ambos casos y en lo que se refiere propiamente al acuerdo de la asamblea, la mayoría prevista por el art. 28.2 de la ley 27/99 para el caso de fusión y de modificación de estatutos es de dos tercios de los votos presentes y representados. Para el caso de una ley autonómica que no regule esta materia, se podría plantear si el derecho supletorio es la regulación de la transformación en la ley cooperativa o en la de sociedades limitadas. 56 art. 93.1: «Las sociedades cooperativas podrán transformarse en sociedades de responsabilidad limitada.» 57 Se remite en este aspecto la ley al contenido de la escritura de constitución de la sociedad limitada recogido en el art. 12 de la ley. da expresamente para las sociedades limitadas en el art. 87.3 de su ley reguladora40. Es clara, por tanto, la voluntad del legislador de sociedades anónimas de no permitir la transformación de estas sociedades en cooperativas, probablemente atendiendo a las profundas divergencias de funcionamiento y filosofía existentes entre unas y otras41, pero sin que se explique, de ser tal su justificación, la admisión para las sociedades limitadas, cuya filosofía y reglas de funcionamiento son prácticamente idénticas a las de la sociedad anónima, a salvo la diferencia posible, aunque no necesariamente insalvable, de su tamaño42. Analizaremos en las páginas que siguen las normas que la Ley 27/99 prevé para la transformación de cooperativas, haciendo referencia a tal posibilidad con relación a algunas formas societarias, teniendo en cuenta que, de ser tal transformación posible por así venir admitida en la legislación de la sociedad de origen y de destino, el procedimiento a seguir tendrá también que construirse mediante la conjugación de ambas legislaciones 3. La transformación de la sociedad cooperativa en otro tipo de sociedad43 3.1. El régimen aplicable a los socios de la cooperativa Los socios tienen derecho de separación en los términos previstos para el caso de fusión, es decir, de acuerdo con el art. 65 que regula esta materia, los socios que no hayan votado a favor44 deberán dirigir un escrito al Presidente del Consejo Rector, en el plazo de cuarenta días desde la publicación del anuncio del acuerdo de transformación45. A los socios que ejerciten este derecho se les reintegrarán sus aportaciones en un plazo no superior a cinco años46. La cuestión que se plantea en la ley 27/99 es la de si estas cantidades darán derecho a cobrar el interés legal hasta que sean efectivamente devueltas o no, pues no se resuelve este aspecto por el art. 65. Si se entiende la remisión como general al régimen de devolución en 98 caso de baja justificada que prevé el art. 51.5, habría que concluir que tales cantidades no son susceptibles de actualización, pero dan derecho a percibir el interés legal del dinero que deberá abonarse anualmente. Sin embargo, desde una interpretación literal, es claro que la remisión parece referirse estrictamente a la cuestión del plazo: «liquidación de las aportaciones al socio disconforme, en el plazo regulado por esta ley para el caso de baja justificada», sin que sea fácil entender la remisión al régimen completo de devolución que incluiría el interés legal. Aunque impecable literalmente, tampoco parece muy justa esta solución ni por comparación, ni por la situación concreta del socio que ve como no puede disponer de ese dinero sin recibir ninguna compensación a cambio, argumentos que deben pesar en la ley vasca que sí reconoce este derecho a los intereses expresamente. La única solución es atender a las previsiones de los estatutos para ver si dicen algo en este punto, pues tras establecer este plazo se hace referencia a que tal devolución se hará «según lo establecieran los estatutos». En cuanto a la participación de los socios de la cooperativa en el capital de la nueva entidad dice la ley que será proporcional al que tenían en aquélla47. En materia de responsabilidad personal de los socios por las deudas de la sociedad48, establece la ley dos reglas concretas. La primera, que cuando la cooperativa se transforme en una entidad de cuyas deudas respondan personalmente los socios, tal responsabilidad personal sólo surtirá efectos respecto de los socios que hayan votado a favor del acuerdo. La segunda, que los socios que como consecuencia de la transformación pasen a responder personalmente de las deudas sociales, responderán de igual forma de las deudas anteriores de la sociedad cooperativa. Nos encontramos en este caso ante un supuesto excepcional, teniendo en cuenta el principio general de no responsabilidad personal de los socios que impone la ley de cooperativas en su art. 15.349. 99 59 Resuelve, a nuestro parecer acertadamente, esta cuestión de la mercantilidad de las cooperativas, Javier Divar en «Las cooperativas como sociedades mercantiles», Revista de Economía Social, n.º 4, 1987, pp. 19-26. Para el caso de la transformación de sociedades cooperativas en sociedades limitadas, el art. 93.3.d) L.S.L. prevé que «Salvo que los acreedores sociales hubieran consentido expresamente la transformación, la responsabilidad personal de los socios que la tuvieran subsistirá en sus mismos términos por las deudas sociales contraídas con anterioridad a la transformación. Esta responsabilidad prescribirá a los cinco años desde la publicación de la transformación en el B.O. del Registro Mercantil.» Es decir, se prevé esta norma para el caso concreto de que la cooperativa que se transforme en sociedad limitada tuviera previsto un régimen de responsabilidad personal de los socios, supuesto que parece que viene a eliminar definitivamente el art. 15.3 de la ley 27/99, como acabamos de señalar, al menos para las cooperativas que se formen en aplicación de esta nueva regulación50. 3.2. El régimen aplicable a los fondos cooperativos irrepartibles51 Siendo una de las características esenciales de la sociedad cooperativa la existencia de una serie de fondos ir repartibles entre los socios, incluso en caso de liquidación de la propia sociedad, la cuestión que se plantea es la de su destino en el momento en que la sociedad pierda su naturaleza cooperativa para transformarse en otro tipo societario en que tales fondos no existan o no existan con las mismas características, entre ellas y de especial importancia, la de su irrepartibilidad y la de su destino a fines de interés social o promoción cooperativa. El art. 69 de la ley de cooperativas resuelve la cuestión remitiéndose al régimen previsto para estos fondos ir repartibles en su art. 75 en el caso de liquidación de la sociedad52. Por tanto, en el caso de transformación de la cooperativa deberán ponerse estos fondos a disposición de la entidad federativa a que esté asociada la cooperativa, y caso de no 100 60 La Ley General de Cooperativas de 1987 regulaba esta materia en los arts. 103 a 114. 61 la sociedad limitada, Bosch, Barcelona, 1996, t. II, p. 919. 62 como con afán aclaratorio señala Benigno Pendas: «Una sociedad en disolución no es una sociedad extinguida. La disolución no es más que un presupuesto de la extinción. Para que una sociedad cooperativa se extinga es necesario que se desarrolle todo un proceso que empieza con la disolución. Pero la disolución en modo alguno supone el final de la cooperativa que continúa subsistiendo y no paraliza su actividad hasta que se haya producido la liquidación y adjudicación del haber social.» Manual de derecho cooperativo, Praxis, Barcelona, 1987, p. 213. estarlo, a la designada por la Asamblea General. Si no se produce tal designación, dicho importe se ingresará en la Confederación Estatal de Cooperativas de la clase correspondiente a la cooperativa, y de no existir ésta, en Tesoro Público con el fin de destinarlo a la constitución de un fondo para la promoción del cooperativismo53. Sobre esta opción del legislador se podría criticar que no tiene en cuenta las consecuencias que esta pérdida patrimonial podría tener sobre la viabilidad económica de la sociedad emergente, a la cual, como precaución para que en el futuro no se reparta entre sus socios lo que nació con voluntad irrepartible, se le niega la posibilidad de acceder a las cantidades de un fondo destinado a la consolidación y garantía de la sociedad, como es el F.R.O.54. 3.3. El acuerdo de transformación El acuerdo de transformación de sociedad cooperativa en otra sociedad se regirá por la norma cooperativa. Como primer paso en el camino de la transformación, establece el art. 69.2 que «el acuerdo de transformación de una sociedad cooperativa deberá ser adoptado por la Asamblea General en los términos y con las condiciones establecidas en esta ley y en los estatutos para la fusión», es decir, a salvo de lo que establezcan los estatutos, y de acuerdo con el art. 64 regulador de este supuesto de fusión, diremos que la transformación requerirá el acuerdo de la Asamblea General convocada de acuerdo con los requisitos legales y estatutarios por mayoría de dos tercios de los votos presentes y representados, publicación del acuerdo en el B.O.E. y en un diario de gran circulación en la provincia del domicilio social, y formalización mediante escritura pública55. 101 63 Afirma con relación a este punto Juan José Sanz Jarque que «constituidas las cooperativas y dados su especial naturaleza, el interés público, su promoción y el carácter imperativo de las normas que las rigen, su existencia está protegida por el derecho, y que su disolución, de modo absoluto y total, sólo pueda producirse por las causas taxativamente determinadas por la ley.» (Ob. cit., p. 608). También hace referencia el profesor Sanz Jarque a la posibilidad que tienen los socios de desvincularse de la cooperativa, como si dejara de existir para ellos, en aplicación del principio cooperativo de puerta abierta, pero nos encontramos ante un derecho que también poseen los socios de las demás sociedades, a las que normalmente no se encuentran unidos por un vínculo obligatorio y permanente. 3.4. El proceso de transformación a) De Sociedad Cooperativa a Sociedad Limitada La posibilidad de esta transformación se encuentra prevista tanto en el art. 69 de la ley de cooperativas, como en el art. 93.1 de la L.S.L.56. Una vez adoptado el acuerdo de transformación por la cooperativa siguiendo las reglas de la fusión, se iniciará la tramitación de la transformación, cuya regulación ya no hemos de buscarla en la ley de cooperativas, sino en la ley de sociedades limitadas. El art. 93.2 de esta ley introduce los siguientes pasos. En primer lugar, el acuerdo de transformación debe constar en escritura pública que debe contener57: la identidad de los socios, la voluntad de constituir una sociedad de responsabilidad limitada, las aportaciones que cada socio realice, los estatutos, el modo concreto en que se va a organizar inicialmente la administración y la identidad de las personas que también inicialmente se van a encargar de ella. En segundo lugar, esta escritura pública se presentará para su inscripción en el Registro Mercantil acompañada de, 102 64 Remisión del 103.10 al artículo 49.2 regulador de las mayorías exigibles en la toma de decisiones. 65 pueden verse en este sentido las previsiones de los artículos 25, 28.1, 28.2 y 28.3, 34 y 38, todos ellos exigen mayoría de votos, y no de socios. 66 es la idea que latía en la Ley de Cooperación de 2 de enero de 1942 y en la Ley de Cooperativas de 19 de diciembre de 1974, en que la decisión de disolución debía tomarse por acuerdo de las dos terceras partes de los socios (arts. 29 y 44 respectivamente), y en el Reglamento de 13 de agosto de 1971, cuyo art. 56 exigía esta misma mayoría para el caso de fusión, absorción y modificación de estatutos. Estas previsiones han de entenderse en relación al principio un hombre, un voto, que reinaba en la legislación cooperativa de la época, por lo que, en principio, era igual plantear las mayorías en términos de votos o de socios, aunque estas normas admitían en ocasiones la posibilidad del voto proporcional (por ejemplo art. 25 de la ley de Cooperativas de 1974). Se puede pensar que, precisamente por esta, entonces, novedosa posibilidad, se pretendía que a la hora de votar estas cuestiones importantes tuviera el mismo peso la opinión de todos los miembros, y por eso se exigía la mayoría de los socios, y no de votos. Sobre la evolución del régimen de disolución y liquidación de las cooperativas y otros aspectos de su regulación en la legislación española, v.: GADEA, Enrique, Evolución de la legislación cooperativa en España, C.S.C.E., Vitoria, 1999. En la actualidad, es éste de la mayoría de dos tercios de los socios el criterio elegido por el art. 66 de la Ley de Cooperativas Valenciana y el art. 67 de la Ley de Cooperativas de Aragón como causa de disolución. 67 la sentencia del Tribunal Supremo de 2 de junio de 1997 (R.J.A. 4.775) hace hincapié en que no cabe tal reactivación cuando la disolución se ha producido por otras causas que las previstas en la norma aplicable como supuestos que admiten la reactivación. 68 partiendo de la naturaleza fija de su capital, la L.S.L. prevé en su art. 106 esta posibilidad de reactivación exigiendo como requisito, junto a los previstos por la ley de cooperativas, que el patrimonio contable no sea inferior al capital social. primero, el balance cerrado al día anterior al del acuerdo de transformación, y segundo, certificación del registro de cooperativas en que consté la transcripción literal de los asientos que hayan de quedar vigentes y la inexistencia de obstáculos para la operación. Al emitirse la certificación, se extenderá nota de cierre provisional de la hoja de la sociedad que se transforma. En tercer lugar, el registrador mercantil comunicará la transformación de oficio al registro de cooperativas, que procederá a la cancelación de los asientos relativos a la sociedad. b) De Sociedad Cooperativa a Sociedad Laboral Limitada Al no hacer referencia la ley de sociedades laborales 4/1997 a este supuesto de transformación, debemos considerar aplicable subsidia103 69 Se observa una contradicción entre la mayoría exigida para decidir la disolución (dos tercios de los socios) y la exigida para la reactivación (dos tercios de los votos) que se convierte en un argumento más para considerar un error la referencia a los socios en la fijación de esa mayoría por parte de la ley en su art. 70. 70 La Ley de Cooperativas de Madrid establece como causa de la disolución la reducción del capital desembolsado por debajo de una cifra concreta, trescientas mil pesetas, y además también prevé ese efecto para el caso de «pérdidas que dejen reducido el patrimonio a una cantidad inferior a la mitad del capital social mínimo estatutario, a no ser que éste se aumente o se reduzca en la medida suficiente» (art. 93), inciso este último que sorprende a la vista de la naturaleza variable que el capital de la cooperativa posee. 71 hace notar Francisco Vicent Chulí la diferencia de redacción de este inciso en la ley del 87 con el paralelo de la L.S.A. (art. 269), afirmando que en el caso de la ley cooperativa no se distingue, como si se hace para las sociedades anónimas, entre imposibilidad de realizar el objeto y el fin, que él entiende en el sentido de obtener beneficios, «ya que carece [la cooperativa] de fin lucrativo». (Ob. cit., p. 1.033). 72 realizaba la ley de 1987 una enumeración muy similar de estas causas, con las matizaciones que hemos señalado, pero añadía el supuesto de quiebra de la sociedad, también previsto, por ejemplo, por el T.R. de la Ley de Cooperativas de Cataluña (art. 73) o por la Ley de Cooperativas de Navarra (art. 58) y por la ley vasca «cuando se acuerde expresamente como consecuencia de la resolución judicial que la declare» (art. 87.8). reamente el régimen previsto en esta materia por la ley de sociedades limitadas, por lo que resulta aquí de aplicación todo lo dicho en el apartado anterior. c) De Sociedad Cooperativa en Agrupación de Interés Económico La posibilidad de esta transformación viene prevista por el art. 69 de la Ley de Cooperativas, y por el art. 19 de la Ley de Agrupaciones de Interés Económico, ley 12/1991, de 29 de abril, que admite expresamente que «cualquier sociedad (...) podrá transformarse en agrupación de interés económico.» El acuerdo de transformación seguiría las normas del art. 69 y el procedimiento a seguir una vez tomado el acuerdo sería, según Juan Gómez Calero58 el previsto en el Reglamento del Registro Mercantil para la transformación en su art. 231 y por la Ley de Sociedades Anónimas en el 223 y 232. De todo ello, concluye Gómez Calero que se requerirá que quede constancia del acuerdo en escritura pública, en la que se incluirán las menciones necesarias para la constitución de una A.I.E. y que deberá ser depositada en el Registro Mercantil. 4. La transformación de otro tipo societario en cooperativa 104 73 Con distinto razonamiento pero con idea cercana a ésta de la descalificación, o de alguna forma, de intervención administrativa, la Ley de Cooperación de 2 de enero de 1942 incluía entre las causas de disolución la «Resolución ministerial en virtud de expediente por motivos graves que afecten a los altos intereses nacionales.» 74 La Ley de 1987 establecía que una décima parte de los votos sociales podían solicitar esta disolución judicial. 75 Comparando estas causas de disolución con las planteadas en la L.S.A. y L.S.L. se puede señalar, en primer lugar, que en ellas no se recoge, como supuesto para la disolución, la reducción del número de socios por debajo de los mínimos establecidos por la ley, no sé si acaso justificada esta ausencia en el reconocimiento que la ley realiza para ambas sociedades de la unipersonalidad originaria o sobrevenida, imposible en el caso cooperativo en que todas la leyes fijan un número mínimo de socios. En segundo lugar, para el caso de que el capital se reduzca por debajo del mínimo legal, si se contempla como supuesto de disolución, pero no se establece ningún plazo, como sí se hace en la ley de cooperativas. En tercer lugar, se añade como causa no prevista para las cooperativas la reducción del patrimonio por debajo de la mitad del capital social, en atención probablemente a la naturaleza del capital como garantía o seguridad de los acreedores para el percibo de sus créditos, no parece prudente esperar a que se reduzca más para proceder a la disolución. 4.1. Normas para los socios Con relación a los socios afectados por este proceso sólo establece el art. 69.5 que la transformación en cooperativa no libera a los socios de su responsabilidad personal por las deudas contraídas con anterioridad al acuerdo, salvo consentimiento expreso a la transformación por los acreedores. 4.2. El acuerdo y el proceso de transformación El acuerdo para la transformación deberá tomarse siguiendo la normativa aplicable a la sociedad que va a transformarse en cooperativa. 105 76 URÍA, Rodrigo, ob. cit., p. 413. 77 en esta línea, por ejemplo, v.: BENIGNO PENDAS, ob. cit., p. 217. a) De Sociedad Limitada a Sociedad Cooperativa La posibilidad de que una sociedad limitada se transforme en sociedad cooperativa está prevista en la propia ley de sociedades limitadas, y para este supuesto establece su art. 87.3 que tal transformación se deberá producir «de acuerdo con lo previsto en la legislación reguladora de esta última», es decir, la legislación cooperativa, pero siendo en este caso «aplicables el art. 90 de esta ley y, con carácter supletorio, las demás disposiciones de la presente sección.» Cuando se aprobó la L.S.L. en 1995, al ser bastante parca la regulación de la transformación contenida en la D.A. 3.ª de la L.G.C., aunque ya existía regulación más amplia en la materia en ciertas legislaciones autonómicas, la L.S.L. se ve obligada a declarar directamente aplicable su art. 90, referido a la inscripción de la transformación, y con carácter supletorio para lo no previsto por la DA 3.ª en el caso de las cooperativas sometidas a la legislación estatal, o en la legislación autonómica que resultara aplicable, el resto de la regulación general de la transformación de sociedades limitadas. En la actualidad, al haber venido la ley 27/99 a colmar estas lagunas existentes en la legislación cooperativa central anterior, creemos que debe entenderse directamente aplicable el art. 69 de la Ley de Cooperativas, en cuanto al ser norma posterior y además especial, debe entenderse derecho aplicable a las cooperativas sometidas a ella, en sustitución de la regulación prevista como supletoria en la L.S.L. En este caso, por tanto, el acuerdo de transformación se tomará de acuerdo con la L.S.L. que en su art. 88 prevé: «La transformación de la sociedad habrá de ser acordada por la Junta General, con los requisitos y formalidades establecidos para la modificación de Estatutos». Remisión, por tanto, al art. 71 que es el que recoge el régimen del acuerdo de modificación de estatutos, el cual deberá ser acordado por la Junta General, en la que deberán votar a favor, al menos dos tercios de los votos correspondientes a las participaciones en que se divida el capital social (art. 53.2.b). Una vez así adoptado el acuerdo, el proceso de transformación seguirá los pasos establecidos en el art. 69.3 y 4 de la ley de cooperativas, que viene a sustituir para las cooperativas por él afectadas al previsto en el art. 89 y 90 de la L.S.L. Este art. 69.3 y 4 exige que la transformación en sociedad cooperativa de otra sociedad preexistente se formalice en escritura pública que habrá de contener el acuerdo, los Estatutos, la identificación de las personas que van a ocupar los cargos del primer Consejo Rector y el de interventor o interventores, 106 declarando que no están incursos en causa de incapacidad o prohibición de las previstas en la Ley 27/99 u otra, declaración de que no existe otra entidad con idéntica denominación, el balance de la entidad transformada cerrado al día anterior al de adopción del acuerdo, relación de socios que se integran en la cooperativa con su participación en el capital social, más las demás exigencias que vengan impuestas por la normativa por la que se regía la entidad transformada. Por último, en aplicación del párrafo cuarto, como la sociedad que se transforma en cooperativa estará inscrita en el Registro Mercantil, se establece que para la inscripción en el Registro de Cooperativas de la escritura de transformación, deberá constar en la misma nota de aquél la inexistencia de obstáculos para la transformación y que se ha extendido diligencia de cierre provisional de su hoja, acompañándose certificación en la que conste la transcripción literal de los asientos que deban quedar vigentes. b) De Sociedad Laboral Limitada a Sociedad Cooperativa Admisible según la ley de sociedades cooperativas y la L.S.L. que se debe considerar aplicable subsidiariamente ante el silencio de la Ley de Sociedades Laborales. El procedimiento, ante este silencio, parece que será el mismo que en el caso de las sociedades limitadas normales: el régimen del acuerdo será el previsto en la L.S.L., y el régimen de la escritura e inscripción el previsto en la ley de sociedades cooperativas. c) De Agrupación de Interés Económico a Sociedad Cooperativa Supuesto que viene admitido por la Ley de Cooperativas, y de forma no unánimemente aceptada, por el art. 19 de la ley de A.I.E. que establece: «Las A.I.E. podrán transformarse en cualquier otro tipo de 107 78 Parece que en sentido contrario, el art. 76 de la Ley de Cooperativas de Cataluña y el art. 108 de la nueva Ley 2/1999, de 31 de marzo, de Cooperativas de Andalucía, afirman que para estas operaciones de liquidación se procederá «respetando en cualquier caso, íntegramente la Fondo de Educación y Promoción». Lo mismo hace el art. 69 de la Ley de Cooperativas de Aragón, que obliga a separar el activo suficiente para cubrir el importe del F.E.P., y sólo después de que esto se haya hecho, se podrá pasar a saldar las deudas sociales. 79 se introdujo esta referencia a la Confederación Estatal de Cooperativas a través de las enmiendas n.º 123 y 124 del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, tanto aquí, como al regular el destino del remanente. 80 la Ley Vasca de Cooperativas obliga a entregarlo al Consejo Superior de Cooperativas de Euskadi (Art. 94.2 a) sociedad mercantil», debido precisamente a la introducción del término más restrictivo «mercantil» junto al más abierto de «sociedad», y que nos remite directamente a la discusión sobre la mercantilidad de las cooperativas, de forma que, si partiéramos de esa ausencia de mercantilidad, ciertamente hoy mayoritariamente superada, parece que no sería posible esa transformación59. Quizá en este caso, tam108 81 Podría entenderse en este caso que nos encontramos ante uno de los supuestos en que se da preferencia al capital, normalmente en segundo plano en el modelo cooperativo, ya que es éste (a través de la figura del socio colaborador) el que primero va a tener derecho a cobrar, dejando para después a los socios comprometidos íntegramente, no sólo con capital, sino igualmente con actividad, en la cooperativa. 82 junto a este criterio, la ley de cooperativas de 1974 introducía el de la antigüedad (art. 20). 83 la ley vasca opta por su destino al Consejo Superior de Cooperativas de Euskadi (Art. 94.2.d), la Ley de Cooperativas de Galicia (ley 57/1998, de 18 de diciembre) por su entrega al Consejo Galego de Cooperativas (art. 93.2) y la nueva Ley Andaluza a la Junta de Andalucía para fines de educación y promoción de las cooperativas andaluzas, a través del Consejo Andaluz de Cooperación. bién habrá que tener en cuenta el hecho de que la norma cooperativa es posterior y admite esta posibilidad expresamente, lo que unido a la aceptación mayoritaria de esta posible transformación nos conduciría a resolver esta cuestión afirmativamente. ➢ Causas de liquidación La liquidación es la fase de la vida de la sociedad que antecede a su extinción definitiva caracterizada por la cancelación de su registro. A diferencia de la disolución de la sociedad, la liquidación no es un acto, sino un procedimiento, una serie de operaciones sucesivas dirigidas a hacer posible el reparto del patrimonio social entre socios, previa satisfacción de los acreedores sociales. El artículo 2726 del Código Civil Federal señala que una vez disuelta la sociedad se pondrá inmediatamente en liquidación; la cual se practicará dentro del plazo de seis meses, salvo pacto en contrario, además debe agregarse a su razón social o denominación social las palabras “EN LIQUIDACIÓN”. La Ley General de Sociedades Mercantiles en nuestro país, establece en el Art. 234 que una vez disuelta la sociedad, se pondrá en liquidación, es decir, reconoce los principios de la Sociedades al quedar en estado de disolución, de igual manera, en el Art. 244 de la misma ley establece que los efectos para crear una disolución en la sociedad y aún en ese estado, conservará su personalidad jurídica para los efectos de liquidación. Por lo tanto, se puede concluir que la “Liquidación “ es el conjunto de operaciones que debe realizarse en una sociedad que ha incurrido en causal de disolución, tendientes a la realización de su activo, el pago de su pasivo y la determinación, si es que hubiere, del remanente del patrimonio social repartible entre los socios, la cual estará a cargo de uno o más liquidadores que serán representantes legales de la sociedad y responderán solidariamente por los actos que ejecuten excediéndose de los límites de su encargo. ➢ La decisión de liquidar una sociedad puede deberse a las siguientes causas: • Cumplimiento del propósito para el cual fue formada la sociedad. • Incapacidad de la sociedad para producir ganancias y pagar sus deudas cuando vence el tiempo acordado. • Desacuerdo interno entre los socios. • Decisión definitiva de la sociedad. ➢ Un negocio que no pueda pagar sus obligaciones cuando están se vencen, pueden incurrir los siguientes procedimientos: • Procedimientos extra judiciales. • Prorrogas en los términos de pagos. • Quita voluntaria. • Sección voluntaria. • Procedimientos judiciales. • Administración judicial. • Procedimientos bajo la ley como son: liquidación, reorganización, y los convenios. ➢ Sin que importe la razón por la cual se disuelve una sociedad, el procedimiento de liquidación exige lo siguiente: • Un estado de liquidación el cual revela la situación financiera de un negocio insolvente. • Todos los activos se convierten en activos. • Que se pague a todos los acreedores de la sociedad. • El efectivo restante se paga entre los socios. Las empresas en liquidación mientras no ejecutan su liquidación final continúan sujetas a disposiciones de la ley. ➢ Los administradores o gerentes harán entrega a los liquidadores de todos los bienes, libros y documentos, mediante el inventario que deberá contener el activo y el pasivo atribuible a los liquidadores: • Concluir las operaciones que hubieran quedado pendientes • Perseguir el cobro de los créditos • Vender los bienes • Liquidar a cada socio • Practicar el balance final de liquidación, el será sometido a aprobación de los socios. ➢ Liquidación de una empresa por decisión de los dueños: 1. La Quiebra: Es un proceso de ejecución general que tiene por objeto realizar el patrimonio de un deudor comerciante que sobresee el pago de sus obligaciones de un modo definitivo, a fin de repartir el importe entre sus acreedores en proporción a sus créditos. 2) Quiebra culpable: Es aquella Originada por actos dolosos del comerciante, en perjuicio de sus acreedores Es una quiebra que se produce por los gestores de la empresa, y se da por las razones siguientes: • Gastos excesivos con relación a la liquidez • Cuando se vendan los bienes fiado a perdida, por lo menos el dinero estimado. • Perdidas estimadas por causa de juegos de entretenimiento y malversación de los fondos • Robo en los inventarios de la empresa. 3) Quiebra fraudulenta: Quiebra declarada por un juez como consecuencia de un comportamiento doloso e intencionado por parte del quebrado en perjuicio de los acreedores. Se dice de la quiebra en la cual se imputa al fallido conducta fraudulenta con consecuencias de naturaleza penal. Es una sanción a los ilícitos cometidos por el fallido
➢ ¿cuáles son los motivos de liquidación de una sociedad mercantil?
En el artículo 229 de la LGSM podemos encontrar una serie de motivos por los que se puede liquidar una sociedad mercantil, estableciéndose los siguientes: • Expiración del término fijado en el contrato social. • Imposibilidad de continuar realizando el objeto principal de la sociedad o por quedar este consumado. • Por acuerdo de los socios tomado de conformidad con el contrato social y con la ley. • En el caso de que el número de accionistas llegue a ser inferior al mínimo establecido en la Ley o porque las partes de interés se reúnan en una sola persona. • Por la pérdida de las dos terceras partes del capital social. • Debido a resolución judicial o administrativa que dicten los tribunales competentes de acuerdo a las causales previstas en las leyes aplicables. ➢ ¿Cuáles son las condiciones para iniciar el proceso de liquidación de una sociedad mercantil?
De acuerdo a la página del Servicio de Administración Tributaria, SAT,
hay una serie de condiciones que se deben cumplir para poder iniciar el proceso de liquidación de una sociedad mercantil: • Se debe haber presentado la declaración anual por terminación anticipada del ejercicio fiscal. • Tener la opinión de cumplimiento positiva de la persona moral a cancelar al momento de la presentación del aviso. • Contar con la e. Firma de la persona moral a cancelar y del liquidador. • No deberá estar sujeta al ejercicio de facultades de comprobación, así como no tener créditos fiscales a su cargo. • No deberá estar en las listas a que se refiere el artículo 69 del Código Fiscal de la Federación, CFF, con excepción de la fracción VI relativo a créditos condonados. • Tampoco deberá estar en las listas a que se refieren el segundo y cuarto párrafo del artículo 69-B del CFF. • Igualmente no se tendrá que haber efectuado operaciones con contribuyentes que aparezcan en los listados a los que se refiere el artículo 69-B, cuarto párrafo del CFF, que haya acreditado ante el SAT la materialidad de las operaciones que ampara los comprobantes fiscales, CFDI, o que se autocorrigieron, exhibiendo en este caso la declaración o declaraciones complementarias que correspondan. • Deberá contar con buzón tributario activo. • No deberán existir omisiones, diferencias o incongruencias en la declaración por terminación anticipada, pagos provisionales, retenciones, definitivos, anuales, ingresos, egresos y retenciones en relación con los CFDI, expedientes, documentos o bases de datos que lleven las autoridades fiscales, tengan en su poder o a las que tengan acceso. • Que el domicilio para conservar la contabilidad manifestado en la Forma RX sea localizable. ➢ ¿Qué requisitos se deben cumplir para iniciar el proceso de liquidación de una sociedad mercantil?
Igualmente, en la página del SAT encontramos una serie de requisitos
a cumplir para poder iniciar el procedimiento de liquidación de la persona moral: • Documento notarial debidamente protocolizado de la disolución de la sociedad. En este debe constar el nombre del liquidador o liquidadores. • Se deberá tener a la mano la constancia de que la liquidación se ha inscrito en el Registro Público de Comercio, o en su caso, el documento que acredite que la inscripción ante el Registro Público de Comercio está en proceso de trámite. • Identificación oficial vigente del representante legal. • Poder notarial que acredite la personalidad del representante legal de la liquidación de la sociedad mercantil. • Forma Oficial RX “Formato de avisos de liquidación, fusión, escisión y cancelación al Registro Federal de Contribuyentes”. Deberá estar firmado por el liquidador.