Estímulo Discriminativo

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Los estímulos como tal, con los nombres que los definen (evocadores, discriminativos,

neutrales, incondicionados y condicionados, reforzadores con sus variantes positvos,


negativos, primarios y secundarios) no existen hasta el momento en que forman parte de
una situación conductual determinada. Es decir, que el evento ambiental que afecte a la
conducta de un organismo, pasará a ser una unidad de estímulo, y las condiciones que
prevalecen al momento de producirse la conducta de dicho organismo, son las que daran el
nombre a dicho estímulo.

Llamamos estímulos discriminativos (Ed) a aquellos estímulos que señalan la


probabilidad de que una determinada respuesta sea reforzada. La presencia de un
estímulo discriminativo hace más probable la aparición de las respuestas que han
sido reforzadas en su presencia.

Debido a que una respuesta que está bajo el control de un estímulo discriminativo será más
frecuente en presencia de él, la frecuencia de la respuesta podrá ser controlada si podemos
controlar al estímulo; es decir, podemos incrementar mediante la presentación de este
estímulo o bien la podremos reducir retirándolo; sin embargo, la relación que existe entre el
estímulo controlador y la respuesta es siempre una relación probabilística, ya que 6 los
estímulos controladores solamente incrementan o reducen la oportunidad de que ocurra la
respuesta. La presentación del estímulo controlador nunca garantiza que la respuesta se
presentará inmediatamente, como es el caso de la presentación de un estímulo evocador, sin
embargo, bajo condiciones apropiadas, las oportunidades serán tan elevadas que casi
podremos estar seguros de que ocurrirá la respuesta cuando esté presente el estímulo
discriminativo, en este caso aún tratándose de un estímulo discriminativo, dará la impresión
de que provoca a la respuesta.

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El primero de ellos, el condicionamiento clásico, es conocido también como estímulo-estímulo y como


condicionamiento asociativo porque se produce una asociación entre dos estímulos (estímulo neutro y estimulo
incondicionado), mientras que el segundo, el condicionamiento operante, llamado también instrumental, es
denominado de esa forma ya que el organismo es el que tiene que operar para actuar sobre el medio, es decir, la
conducta es el instrumento que le permite conseguir el resultado que espera. Por el contrario, en el
condicionamiento clásico el organismo solo tiene que responder ante unos estímulos que no controla ya que su
presentación no depende de él.

Los miembros de una tercera clase de estímulos, llamados estímulos discriminativos, acompaña  o van antes de
las respuestas pero no las evocan de la manera que los estímulos evocadores evocan a las respondientes. Más
bien la presencia de un estímulo discriminativo incrementa la probabilidad de aquellas operantes que que han
sido reforzadas en el pasado en  presencia de los mismos estímulos discriminativos. 

Estímulos Discriminativos y Control de Estímulos

     La mayoría de las operantes ocurren con alta frecuencia solo bajo ciertas condiciones. Por ejemplo, rara vez
una persona recitará el poema "Suave Patria" a menos de que tenga una audiencia que lo escuche. El perro entra
a la cocina en forma infrecuente excepto a la hora acostumbrada de sus alimentos. Rara vez una persona
apagará un radio que no de señales de estar encendido. Estos son ejemplos de control de la conducta operante
ejercido por estímulos discriminativos. En cada caso, la probabilidad de una operante es alta solo en presencia
de ciertos eventos ambientales (los estímulos discriminativos) , y esa probabilidad será baja en otras
condiciones. En el condicionamiento operante, se dice que los estímulos discriminativos controlan la respuesta
operante. La regla que se sigue para el control de la conducta por los estímulos es la siguiente: una operante
ocurrirá con alta frecuencia en presencia de un estímulo discriminativo que en el pasado acompañó la ocurrencia
de una operante y estableció la ocasión para un reforzamiento.

     Para poner a una operante bajo el control de un estímulo discriminativo, es necesario reforzar su ocurrencia
en presencia del estímulo y no reforzarla en su ausencia. Este procedimiento fue el que se siguió cuando se
entrenó al perro a que corriera a la cocina cuando sonara el silbato.  El silbido fue un estímulo discriminativo en
cuya presencia la operante (correr) fue reforzada con la comida, y por lo tanto el silbido paso a controlar la
carrera. En otro ejemplo,  supóngase que queremos que el perro se siente cuando le demos una orden y que la
conducta de sentarse ya se presenta frecuentemente en virtud de que ha sido reforzada con trozos de azúcar.
Para colocar a la operante de sentarse bajo el control del estímulo discriminativo "siéntate" , le damos al perro
un trozo de azúcar cada vez que le ordenamos "siéntate" y que en efecto el perro se siente. Al mismo tiempo, no
reforzamos el sentarse a menos e que lo haga cuando se lo ordenamos. Poco a poco, el perro se irá sentando
rápidamente cuando se le diga que lo haga, y muy rara vez lo hará en otras circunstancias. En el
condicionamiento operante decimos que la respuesta (operante) de sentarse ha sido colocada bajo el control del
estímulo discriminativo "siéntate", reforzando la respuesta en presencia de ese estímulo.

     La relación un entre un estímulo discriminativo y una operante, es fundamentalmente diferente de la


relación entre un estímulo evocador y una respondiente. El control que ejerce un estímulo discriminativo sobre
la operante se debe a que la respuesta ha sido reforzada en su presencia, y no a la estructura heredada por el
organismo. No existe nada especial en el estímulo "siéntate", el cual tiene control sobre la respuesta de
sentarse. Como tampoco hay nada especial en la operante la cual está bajo control del estímulo discriminativo
"siéntate". Podemos fácilmente entrenar al perro a que se siente cuando le digamos párate y a que se pare
cuando le digamos siéntate, si reforzamos las respuestas adecuadas cuando se den cada una de estas
instrucciones. Esto no ocurre en el caso de la relación mecánica evocadora ente el alimento en la boca y la
respuesta de la salivación. La relación operante entre un estímulo discriminativo y una operante está establecida
y determinada sólo si la operante es reforzada o no en presencia del estímulo discriminativo. En el caso de la
relación operante, el estímulo que va antes que ella es arbitrario.

Hay que notar que si bien el estímulo discriminativo y el reforzador condicionado comparten el poder
adquirido de incrementar la probabilidad de una respuesta, los estímulos discriminativos preceden o
acompañan a la ocurrencia de la conducta, mientras que los reforzadores condicionados van después de ella,
como productos o consecuencias, igual que los reforzadores primarios.
Un ejemplo clásico de reforzamiento condicionado consiste en lograr que las fichas de pócar se conviertan
en reforzadores de la conducta de un chimpancé. Al principio, la conducta del chimpancé es reforzada con
uvas, las cuales son su alimento. Si repetidamente se le permite al animal que cambie las fichas por uvas,
las primeras se convertirán en reforzadores condicionados. Posteriormente, las fichas podrán ser usadas para
reforzar la conducta del animal. Este podrá ser capaz de operar una máquina que proporcione las fichas.
Estas se vuelven reforzadores condicionados debido a que han sido cambiadas por uvas.

Las ocurrencias del reforzamiento condicionado, consisten de secuencias ordenadas de estímulos y


respuestas a las cuales se les denomina cadenas. En nuestro ejemplo, el chimpancé opera la máquina, recibe
la ficha, la cambia por una uva y finalmente se la come. La respuesta de operar la máquina se efectúa en
presencia de estímulos discriminativos proporcionados por la máquina, y es reforzada con la aparición de la
ficha que actúa como reforzador condicionado. La ficha es también un estímulo discriminativo (el segundo
de la cadena) en cuya presencia la respuesta de cambiarla es reforzada con la aparición de una uva lo cual es
otro reforzador condicionado. La uva es el tercer estímulo discriminativo de la cadena. En su presencia la
respuesta de llevarla a la boca es reforzada por los estímulos reforzantes primarios proporcionados por el
acto de comer la uva. La fórmula general de las cadenas es que una respuesta conduce a un estímulo en
cuya presencia otra respuesta conduce a otro estímulo diferente. Cada estímulo tiene la doble función de
servir como reforzador secundario, cuando refuerza la respuesta precedente, y como estímulo
discriminativo, en cuya presencia se ocasiona otra respuesta. Por lo tanto, las cadenas son secuencias
ordenadas de estímulos y respuestas mantenidos en unión por estímulos que funcionan como reforzadores
condicionados y como estímulos discriminativos.

ESTIMULOS DISCRIMINATIVOS En el Capítulo I dijimos que esos estímulos controladores recibían el


nombre de estímulos discriminativos. Un estímulo discriminativo es aquel en cuya presencia una
determinada porción de conducta operante es altamente probable, debido a que anteriormente esa conducta
fue reforzada en presencia de ese estímulo. También dijimos que si bien los estímulos discriminativos van
antes que la respuesta, no por ello la provocan. En lugar de esto, se dice que los estímulos discriminativos
ocasionan a las respuestas operantes. Un estímulo discriminativo establece la ocasión en la cual la operante
ha sido previamente reforzada. Debido a que una respuesta que está bajo el control de un estímulo
discriminativo será más frecuente en presencia de él, la frecuencia de la respuesta podrá ser controlada si
podemos controlar al estímulo; es decir, podremos incrementarla mediante la presentación de ese estímulo o
bien la podremos reducir retirándolo. Sin embargo, la relación que existe entre el estímulo controlador y la
respuesta es siempre una relación probabilística, ya que los estímulos controladores solamente incrementan
o reducen la oportunidad de que ocurra la respuesta. La presentación del estímulo controlador nunca
garantiza que la respuesta se presentará inmediatamente, como es el caso de la presentación de un estímulo
evocador. Sin embargo, bajo condiciones apropiadas, las oportunidades serán tan elevadas que casi
podremos estar seguros de que ocurrirá la respuesta cuando esté presente el estímulo discriminativo. En este
caso, aún tratándose de un estímulo discriminativo, dará la impresión de que provoca a la respuesta.

Sin embargo, el poder de control de un estímulo discriminativo se desarrolla gradualmente; se requerirán


varias respuestas reforzadas en presencia del estímulo antes de éste pueda controlarla eficazmente.

CADENAS DE RESPUESTAS Y ESTÍMULOS Los reforzadores condicionados por lo general ocurren


dentro de las cadenas de estímulos y respuestas. Una cadena está compuesta de una serie de respuestas
unidas por estímulos que actúan como reforzadores condicionados y como estímulos discriminativos.
Cuando el organismo ejecuta la respuesta adecuada en presencia de ese estímulo, entonces se presenta un
reforzador condicionado. Este reforzador es también un estímulo discriminativo el cual ocasiona la
siguiente respuesta adecuada. Esta respuesta es reforzada por otro reforzador condicionado el cual también
es un estímulo discriminativo para la siguiente respuesta, y así sucesivamente. El último estímulo que forma
la cadena es un reforzador primario o innato, por lo menos en algunas ocasiones. Un ejemplo de una cadena
de conducta es la secuencia de respuestas que emitimos cuando vamos a un restaurante. El estímulo
discriminativo inicial podrá ser la llamada telefónica de un amigo, la hora del día o una fuerte contracción
de hambre. La cadena que sigue está integrada por muchas respuestas: levantarnos, abrir la puerta, salir de
la casa, entrar al auto, manejarlo y estacionarlo, entrar al restaurante, sentarnos, leer el menú, pedir la
comida y comerla. El estímulo ambiental que sigue a cada una de las respuestas (las puertas abiertas, el
motor en movimiento, la fachada del restaurante, la aparición del mesero y la comida), dan ocasión a la
siguiente respuesta de la cadena. No hacemos el intento de entrar al auto a menos que la puerta esté abierta.
Tampoco intentamos ordenar la comida a menos de que el mesero esté frente a la mesa. Cada uno de estos
estímulos discriminativos es al mismo tiempo un reforzador condicionado. Por ejemplo, la respuesta de
abrir la puerta es reforzante, porque su apertura es un estímulo en cuya presencia una respuesta es reforzada.
La cadena total de conducta está mantenida por la comida que finalmente comemos; por lo común no
acudimos a los restaurantes en que preparan una mala comida o bien en donde no sirven de comer. Un
ejemplo experimental de una cadena lo proporciona el hecho de colocar a un pichón frente a una llave de
color azul. Se disponen las condiciones de tal manera que cuando el ave golpea sobre la llave, se cambia el
color de la iluminación de azul a rojo. Una vez que la llave tiene el color rojo, el pichón presiona un pedal,
lo cual activa el aparato programador y se cambia el color de la llave de rojo a amarillo. Durante el tiempo
que la llave permanece iluminada de color amarillo, la respuesta del animal ante una palanca cambia la
coloración de la llave de amarillo a verde. Finalmente, durante la permanencia del color verde las respuestas
del animal ante la llave son reforzadas con la activación del mecanismo alimentador y la presentación de los
estímulos asociados, en presencia de los cuales el ave se aproxima al comedero para comer. Cada uno de los
cambios en la coloración de la llave es un reforzador condicionado para la respuesta anterior que produce el
cambio, así como un estímulo discriminativo para la respuesta que se emite en su presencia. La secuencia
total está mantenida por el grano que al final es ingerido por el animal. Los Eslabones de una Cadena. Cada
unidad compuesta de un estímulo discriminativo, una respuesta y un reforzador, recibe el nombre de
eslabón de una cadena. Por ejemplo, la cadena experimental que describimos anteriormente posee cinco
eslabones: azul-picotazo-rojo, rojo-pedal-amarillo, amarillo-pedal-verde, verde-picotazo-grano-
funcionamiento del alimentador (así como también otros estímulos), alimentador-comer-ingestión de
alimento. Debido a que cada estímulo tiene una doble función, la de estímulo discriminativo y la de
reforzador condicionado, los eslabones se sobre enciman. De hecho, esta doble función es la responsable de
que la cadena se mantenga unida. Teóricamente las cadenas podrán tener cualquier número de eslabones;
sin embargo, en la práctica existe un límite a su extensión. Cuando la cadena es muy larga, la respuesta no
ocurrirá en presencia del primer estímulo; más bien aparecerá si en lugar del primero se presenta el segundo
estímulo. En la mayoría de los estudios experimentales sobre los principios básicos que gobiernan a las
cadenas, se utilizan tres eslabones: las respuestas en presencia de un estímulo producen un estímulo
diferente, durante cuya presentación las respuestas posteriores producen el reforzador primario y sus
estímulos asociados, en cuya presencia el organismo avanza y consume el reforzador. La efectividad del
segundo estímulo como reforzador condicionado, se evalúa midiendo la conducta que refuerza en presencia
del primer estímulo. Una cadena compuesta por lo menos de dos eslabones, la encontraremos siempre que
se emita cualquier conducta para obtener un reforzador primario. Por ejemplo, una rata presiona una
palanca la cual produce un sonido al tiempo que produce la presentación de un líquido dietético. Al oír el
ruido, el animal se dirige al bebedero.

TIPOS DE ESTÍMULOS DISCRIMINATIVOS: ED Y E


Denominamos estímulo discriminativo (ED) a aquel que señala la probabilidad de que
una determinada respuesta sea reforzada. La presencia de un estímulo discriminativo
hace más probable la aparición de la respuesta que ha sido reforzada en su presencia
y por ello podemos considerarlo como uno de los tipos de estímulo que controla el
comportamiento. En sentido amplio, el estímulo discriminativo es una señal que indica
que «tiene cuenta» emitir determinada respuesta. Denominamos estímulo delta (E Δ)
al que está presente cuando una respuesta está siendo sometida a extinción o castigo.
La presencia de un estímulo delta reducirá la probabilidad y/o tasa de la respuesta
que fue castigada o extinguida en su presencia. En general, el estímulo delta funciona
como señal que indica que no «tendrá cuenta» emitir determinada respuesta.
En el ejemplo de Johnny, el estimulo de los amigos en la calle es un estímulo
discriminativo para la respuesta de decir palabrotas, que será reforzada al recibir
atención y risas; en tanto que los abuelos son un estímulo delta (EΔ) para dicha respuesta
porque decir palabrotas no será reforzado en su presencia. El siguiente esquema
resume la situación así:
(Un caso de refuerzo positivo)
1. Estímulo discriminativo (ED) Respuesta Refuerzo
(amigos de la calle) (palabrotas) (aprobación de los amigos)
(Un caso de extinción)
2. Estímulo delta (EΔ) Respuesta No Refuerzo
(abuelos) (palabrotas) (ausencia de atención positiva)
Un estímulo puede funcionar simultáneamente como estímulo discriminativo
para una respuesta y como estímulo delta (EΔ) para otra; es decir, una respuesta se
refuerza en presencia de un estímulo determinado, pero no así otra (véase Figura
8-1). Por ejemplo, si está cenando con amigos y alguien dice: «por favor, pásame
la pimienta», podría considerar el enunciado como estímulo discriminativo para la
respuesta de pasar la pimienta y como estímulo delta (EΔ) para pasar la sal. En otro
caso, cuando la profesora en la clase de Auckland enseñó el cartel ATIENDE A LA
PROFESORA, etc., lo hacía para que constituyera un estimulo discriminativo de la
conducta de hacer las tareas, atender y permanecer en los pupitres y un estímulo delta
(EΔ) para comportamientos de distracción como garabatear los cuadernos, correr
por clase, etc. El siguiente diagrama representa esta situación:
(Un caso de refuerzo positivo)
1. Estímulo discriminativo (ED) Respuesta Refuerzo
(El cartel: (conducta hacer (marcas en casillas: podrían
ATIENDE A LA PROFESORA las tareas: sentarse canjearse después por
NO TE MUEVAS DEL PUPITRE en el pupitre y tiempo libre en la sala
NO HABLES) atender) de juegos)
(Un caso de extinción)
2. Estímulo delta (EΔ) Respuesta No Refuerzo
(El cartel: (conducta (ninguna marca positiva
ATIENDE A LA PROFESORA distraída) ni sala de juegos)
NO TE MUEVAS DEL PUPITRE
NO HABLES)

CONTINGENCIA
Un concepto pertinente para los diagramas expuestos es la contingencia del refuerzo.
De acuerdo con Skinner (1969, p. 7), una «formulación adecuada de la interacción
entre una [persona] y [su] entorno tiene que especificar: (1) la ocasión en
que la respuesta ocurre, (2) la respuesta, y (3) las consecuencias reforzantes. Denominamos
«contingencias del refuerzo» a la interacción entre los tres elementos».
Todos los programas de refuerzo expuestos, incluida la extinción, en combinación
con los contextos en que tienen lugar, son contingencias de refuerzo, como también
lo es cualquier combinación de estímulo, respuesta y consecuencias. Anteriormente
en el capítulo describimos la evaluación ACC (antecedente, conducta, consecuencia)
y ahora estamos en condiciones de entender que es equivalente a identificar las contingencias
de refuerzo que controlan el comportamiento.

FACTORES QUE DETERMINAN LA EFICACIA DEL


ENTRENAMIENTO EN DISCRIMINACIÓN
DEL ESTÍMULO
1. Elegir señales claras
Si es importante desarrollar el control del estímulo de una conducta determinada,
habrá que intentar identificar estímulos discriminativos controladores que sean muy
claros. Por ejemplo, la profesora de la escuela de Auckland (descrita al comienzo del
capítulo) usó grandes letras rojas para el cartel que indicaba a los estudiantes que
tenían que escuchar y atender a la profesora, y grandes letras verdes cuando el cartel
indicaba que los alumnos tenían que trabajar en sus pupitres.

Un ED es un estímulo que se correlaciona


con la disponibilidad de un reforzador para una conducta concreta (con la implicación
de que el reforzador no sigue a esa conducta si no está presente el ED). Para influir
en la conducta de alguien mediante la presentación del ED, la persona tiene que estar
deprivada del reforzador asociado con la respuesta que sigue al ED. En palabras cotidianas,
un ED es una clave que nos dice qué hacer para conseguir lo que queremos.
Por ejemplo, una familia está acampando en una fría noche de otoño y el padre le dice
al niño, que está temblando: «acerca tu saco de dormir a la hoguera y tendrás menos
frío». Esta frase sería un ED para que el niño mueva el saco y se acerque al fuego. Una
operación de establecimiento de motivación condicionada aumenta momentáneamente
el valor de un reforzador condicionado e incrementa la probabilidad de la conducta
que condujo a su obtención en el pasado. En lenguaje cotidiano, una operación
de establecimiento de la motivación condicionada es una clave que modifica lo que se
desea y dice qué hacer para conseguir lo que se quiere ahora, sea lo que sea. Imaginemos
que una madre le dice a su hija adolescente: «cada vez que cortes el césped,
puedes ganar tres puntos, y cada vez que arregles los setos, puedes ganar dos puntos.
Cuando acumules 20 puntos, podrás coger el coche un fin de semana completo». En
este ejemplo, la norma impuesta por la madre se describiría con más precisión como
una operación de establecimiento de la motivación condicionada, y no tanto como un
estímulo discriminativo. La regla establece puntos como reforzadores condicionados
para la hija y le explica cómo ganarlos.

La distinción entre operaciones condicionadas de abolición de la motivación y estímulos


delta (EΔ) es análoga a la distinción entre operación de establecimiento de la
motivación condicionada y estímulo discriminativo (ED). Un estímulo delta es aquel
en presencia del cual una respuesta no se ha reforzado (con la implicación de que la
respuesta se ha reforzado en presencia de otro estímulo). También aquí se asume que
la persona ha sido privada de ese reforzador concreto. En lenguaje cotidiano, un estímulo
delta es una clave que indica que emitir esa conducta concreta no va a gestionar
el reforzador que se desea. Supongamos que unos progenitores solían comprar caramelos
a su hija cuando chillaba que quería caramelos mientras estaban de compras.
Imaginemos que ahora al principio de la jornada, los progenitores explican a la pequeña:
«no te compraremos más caramelos cuando grites», y se mantienen firmes en la
norma. Esta instrucción se consideraría un EΔ para futuros berrinches. Una operación
de abolición de la motivación condicionada reduce momentáneamente el valor de un
reforzador condicionado, y reduce la probabilidad de comportamientos seguidos por
esa consecuencia en el pasado. Analicemos el caso de Charlie, un cinéfilo que compra
sus verduras en una tienda concreta, a pesar de que los precios son un poco caros, básicamente
porque las compras van acompañadas de cupones canjeables por entradas
de cine. Además la tienda anuncia que en el futuro, los cupones podrán cambiarse por
CDs de películas del oeste, pero no por entradas de cine. Charlie, que no es aficionado a las películas de vaqueros,
empezó a comprar en otra tienda. En este ejemplo, el
anuncio de que los cupones se canjearían por CDs, pero no por entradas, sería una
operación condicionada de abolición de la motivación. Reduce el valor de los cupones
para Charlie y reduce la conducta de compra que había llevado a conseguirlos.
Para resumir la diferencia entre operaciones motivacionales condicionadas y estímulos
discriminativos, Michael (1993) la estableció como sigue: «las variables discriminativas
(es decir, estímulos discriminativos ED y estímulos delta EΔ) se relacionan
con la disponibilidad diferencial de un reforzamiento efectivo tras emitir un tipo
concreto de conducta; las variables motivacionales (es decir, operaciones de establecimiento
de la motivación condicionadas y operaciones de abolición de la motivación
condicionadas) se relacionan con la eficacia diferencial de los acontecimientos del
entorno como reforzadores»

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