Estímulo Discriminativo
Estímulo Discriminativo
Estímulo Discriminativo
Debido a que una respuesta que está bajo el control de un estímulo discriminativo será más
frecuente en presencia de él, la frecuencia de la respuesta podrá ser controlada si podemos
controlar al estímulo; es decir, podemos incrementar mediante la presentación de este
estímulo o bien la podremos reducir retirándolo; sin embargo, la relación que existe entre el
estímulo controlador y la respuesta es siempre una relación probabilística, ya que 6 los
estímulos controladores solamente incrementan o reducen la oportunidad de que ocurra la
respuesta. La presentación del estímulo controlador nunca garantiza que la respuesta se
presentará inmediatamente, como es el caso de la presentación de un estímulo evocador, sin
embargo, bajo condiciones apropiadas, las oportunidades serán tan elevadas que casi
podremos estar seguros de que ocurrirá la respuesta cuando esté presente el estímulo
discriminativo, en este caso aún tratándose de un estímulo discriminativo, dará la impresión
de que provoca a la respuesta.
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Los miembros de una tercera clase de estímulos, llamados estímulos discriminativos, acompaña o van antes de
las respuestas pero no las evocan de la manera que los estímulos evocadores evocan a las respondientes. Más
bien la presencia de un estímulo discriminativo incrementa la probabilidad de aquellas operantes que que han
sido reforzadas en el pasado en presencia de los mismos estímulos discriminativos.
La mayoría de las operantes ocurren con alta frecuencia solo bajo ciertas condiciones. Por ejemplo, rara vez
una persona recitará el poema "Suave Patria" a menos de que tenga una audiencia que lo escuche. El perro entra
a la cocina en forma infrecuente excepto a la hora acostumbrada de sus alimentos. Rara vez una persona
apagará un radio que no de señales de estar encendido. Estos son ejemplos de control de la conducta operante
ejercido por estímulos discriminativos. En cada caso, la probabilidad de una operante es alta solo en presencia
de ciertos eventos ambientales (los estímulos discriminativos) , y esa probabilidad será baja en otras
condiciones. En el condicionamiento operante, se dice que los estímulos discriminativos controlan la respuesta
operante. La regla que se sigue para el control de la conducta por los estímulos es la siguiente: una operante
ocurrirá con alta frecuencia en presencia de un estímulo discriminativo que en el pasado acompañó la ocurrencia
de una operante y estableció la ocasión para un reforzamiento.
Para poner a una operante bajo el control de un estímulo discriminativo, es necesario reforzar su ocurrencia
en presencia del estímulo y no reforzarla en su ausencia. Este procedimiento fue el que se siguió cuando se
entrenó al perro a que corriera a la cocina cuando sonara el silbato. El silbido fue un estímulo discriminativo en
cuya presencia la operante (correr) fue reforzada con la comida, y por lo tanto el silbido paso a controlar la
carrera. En otro ejemplo, supóngase que queremos que el perro se siente cuando le demos una orden y que la
conducta de sentarse ya se presenta frecuentemente en virtud de que ha sido reforzada con trozos de azúcar.
Para colocar a la operante de sentarse bajo el control del estímulo discriminativo "siéntate" , le damos al perro
un trozo de azúcar cada vez que le ordenamos "siéntate" y que en efecto el perro se siente. Al mismo tiempo, no
reforzamos el sentarse a menos e que lo haga cuando se lo ordenamos. Poco a poco, el perro se irá sentando
rápidamente cuando se le diga que lo haga, y muy rara vez lo hará en otras circunstancias. En el
condicionamiento operante decimos que la respuesta (operante) de sentarse ha sido colocada bajo el control del
estímulo discriminativo "siéntate", reforzando la respuesta en presencia de ese estímulo.
Hay que notar que si bien el estímulo discriminativo y el reforzador condicionado comparten el poder
adquirido de incrementar la probabilidad de una respuesta, los estímulos discriminativos preceden o
acompañan a la ocurrencia de la conducta, mientras que los reforzadores condicionados van después de ella,
como productos o consecuencias, igual que los reforzadores primarios.
Un ejemplo clásico de reforzamiento condicionado consiste en lograr que las fichas de pócar se conviertan
en reforzadores de la conducta de un chimpancé. Al principio, la conducta del chimpancé es reforzada con
uvas, las cuales son su alimento. Si repetidamente se le permite al animal que cambie las fichas por uvas,
las primeras se convertirán en reforzadores condicionados. Posteriormente, las fichas podrán ser usadas para
reforzar la conducta del animal. Este podrá ser capaz de operar una máquina que proporcione las fichas.
Estas se vuelven reforzadores condicionados debido a que han sido cambiadas por uvas.
CONTINGENCIA
Un concepto pertinente para los diagramas expuestos es la contingencia del refuerzo.
De acuerdo con Skinner (1969, p. 7), una «formulación adecuada de la interacción
entre una [persona] y [su] entorno tiene que especificar: (1) la ocasión en
que la respuesta ocurre, (2) la respuesta, y (3) las consecuencias reforzantes. Denominamos
«contingencias del refuerzo» a la interacción entre los tres elementos».
Todos los programas de refuerzo expuestos, incluida la extinción, en combinación
con los contextos en que tienen lugar, son contingencias de refuerzo, como también
lo es cualquier combinación de estímulo, respuesta y consecuencias. Anteriormente
en el capítulo describimos la evaluación ACC (antecedente, conducta, consecuencia)
y ahora estamos en condiciones de entender que es equivalente a identificar las contingencias
de refuerzo que controlan el comportamiento.