Otredad y Cultura - SBATTELLA

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN

DOCENTE Y TÉCNICA N° 114

“JOSÉ G. TÚPAC AMARU II”

PROFESORADO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA EN MATEMÁTICA

EDUCACIÓN PARA LA DIVERSIDAD

TURNO VESPERTINO

PROFESORA: MAZZEO, KARINA

ESTUDIANTE: SBATTELLA, LUCÍA.

2022
El presente trabajo tiene la intención de denotar la importancia de reflexionar acerca
de las mercancías culturales, la alienación y el complejo industrial cultural, llevando
a distintos niveles de análisis el cómo esto influencia y repercute en aspectos tales
como la educación, la economía, la política, el trabajo o la sociedad. Entender que
las mercancías del complejo industrial cultural no son simples productos para el
entretenimiento y el ocio, que construyen discursos para el modelamiento de la
conducta social, el control de las disidencias y la eliminación de narrativas que
interfieran con la ideología del mundo capitalista. Teniendo en cuenta que los
mismos, son dispositivos para la disuasión, persuasión y distracción en función de
los valores del capital en la sociedad.

La construcción de una nueva hegemonía cultural capitalista, a través de las


mercancías culturales y los medios de comunicación, busca normalizar una nueva
visión y comprensión del mundo promoviendo la explotación laboral, la pobreza y
degradación de la calidad de vida. Se acuña el concepto de vida superior para
legitimar la práctica de dominio y sometimiento de la vida en general, pero hay que
entender que sólo si respetamos la vida en general podremos respetar la libertad de
los seres humanos y romper con la explotación del hombre por el hombre.
Además, hoy en día las mercancías no sólo nos invitan a consumir productos, sino
que nos muestran rostros de felicidad, éxito, amor, fracaso e indiferencia en torno a
las mismas induciendo así, ideas, pensamientos, sueños y deseos.

Para alcanzar dicha hegemonía, requieren una industria cultural que trabaje para
alcanzar una colectividad sumisa a la nueva realidad que se quiere imponer.
En función de este objetivo, aumentan los dispositivos de control y dominación, con
la tecnología como soporte, que hoy están presentes en nuestras casas y que las
personas aceptamos, naturalizamos.
Según Foulcault “la biopolítica tiene lugar cuando asumimos como natural nuestro
papel en las dinámicas de dominación”.

Internet es un nuevo espacio de construcción de las relaciones sociales, de medios


para el trabajo, para el estudio, para el consumo, para vivir.
Aislados, localizados en nuestras casas vivimos en una no-sociedad, donde poco a
poco se van sustituyendo los espacios de contacto intersubjetivo y el aprendizaje a
través de compartir con el otro.

Las sociedades aprendieron a comunicarse entre sí con el cuerpo, las ideas, las
imágenes, la sonoridad y el movimiento, más allá del lenguaje. La realidad social y
poblacional no es de un solo tipo. Distintas costumbres, recorridos históricos,
religiones, hacen del mundo un lugar diverso. Cada una construye una identidad
propia.
Esta identidad se convirtió en un elemento subversivo, una manifestación de grados
de conciencia respecto del lugar que han ocupado dentro de la lucha de clases y
una expresión de resistencias contra el modo único de entender la cultura del
capitalismo neoliberal globalizado del siglo XXI y los discursos de ascenso social o
de “baja” o “alta” cultura que busca distinguir los gustos de las clases sociales en
términos de superioridad e inferioridad.

La globalización cultural crea la ilusión del florecimiento de una sola cultura global,
una visión uniforme del mundo. Es un intento por la supresión forzada de las
diferencias culturales. La “alta cultura” no valora el capital cultural de los dominados
e invisibiliza las expresiones contrahegemónicas que emergen de los sectores
populares.

Para el capitalismo la diferencia es un problema, y en consecuencia, procura la


homogeneización cultural que unifica patrones de consumo y posibilita la producción
de mercancías en serie y a gran escala. Desde la industria cultural se busca la
modelación de gustos y necesidades específicas convirtiendo anhelos y deseos en
mercancías. Mercancías que las masas consumen y legitiman.
La producción de mercancías materiales e inmateriales, no sólo como ideología sino
como elemento dinamizador de la economía.

De este modo, surge una dinámica de Otros y Nosotros.


Donde se da la construcción de la otredad a partir de discursos, prácticas,
proyectos, vínculos y relaciones.
La otredad es la diferenciación relacionada con la experiencia de lo extraño y ajeno,
a partir del encuentro con desconocidas singularidades de otro grupo humano.
Otros en relación con la pertenencia grupal propia.
En este sentido, la construcción de la otredad está marcada por la desigualdad,
producto de una relación de dominación (asimétrica) de unos sobre otros. Este tipo
de construcción, descriptiva, justifica la discriminación, marcada por la diferencia de
los otros, y potencia estereotipos estigmatizantes.
Existe la supremacía de uno mediante la aniquilación total del otro.

Es necesario, desarrollar y estimular otro modo de existir y de entender la


construcción de la ciudadanía y la convivencia. En un mundo dominado por el
consumo, la ganancia desmedida y el individualismo, toda acción que contribuya a
mejorar la calidad de vida de otros seres humanos resulta ejemplarizante.
Hay que estimular la producción de contenidos propios, de carácter
contrahegemónico que construyan de manera compartida un horizonte de liberación
de la conciencia humana. Para esto, es importante desarrollar tecnologías e
innovaciones, esta vez, al servicio de la gente, de los pueblos, de la humanidad en
su conjunto. Las alternativas anticapitalistas que se construyen deben ser
formuladas desde el propio marco conceptual e instrumental de la cuarta revolución
industrial.

Es importante detectar estas resistencias, develar y apuntalar en una perspectiva


anticapitalista capaces de construir una percepción de los productos de la industria
cultural como si no se tratasen de simple e inocua recreación sino que oculta que,
en realidad, son mercancías para el consumo cognitivo en forma de atractivas
narrativas. Creando así, habilidades y destrezas para el análisis e interpretación de
las producciones culturales de la dominación.

La industria cultural no cesa en su tarea de promover valores para afirmar el


desarraigo cultural, la vergüenza étnica tercermundista, el consumo basado en
necesidades inducidas y la ilusión de alcanzar un estándar de vida fundamentado
en la posesión de mercancías.
La normalización de “dichos valores” como únicos posibles de entender la realidad
procura crear un sentido común, una forma de pensar basada en su beneficio que
es validada y legitimada a través de aparatos ideológicos de poder. Se crea un
determinado sistema de ideas y lo transmiten para perpetuar su poder. Estos
valores, ideas y prácticas funcionan como guía y marcan comportamientos.

Desde la escuela se busca re-aprender y analizar consumos culturales, tratarlas


como mercancías y aceptar que son producidas por la industria cultural capitalista,
para, desde ese lugar, problematizarlas.
La formación continua de docentes en servicio debería ser complementaria de una
adecuada y radical evolución de la formación inicial. Solo así, los sistemas escolares
podrán entenderse en el marco de la dominación y las resistencias,

Los y las docentes debemos trabajar con ideas, conocimientos, prácticas y cultura,
identificar los rasgos morales de cada momento histórico y someterlos a tensión
respecto de los denominados valores universales, así como abordar las formas de
opresión e ideologías de dominación encriptadas en los mensajes, el arte, la
propaganda y la publicidad.
Reflexionar con niños, niñas, adolescentes y adultos, de los consumos acríticos y
los mensajes encriptados en ellos.

La escuela debe ser un espacio de liberar las mentes, de todo tipo de prisión,
principalmente las que atrapan los pensamientos, los sueños, las decisiones y las
conciencias, condenando a seres humanos a patrones hegemónicos y formas de
vida impuestas por una ideología de unos sobre otros.

La institución educativa es un ámbito privilegiado de socialización, por lo tanto hay


que planificar encuentros, prácticas cotidianas, proyectos, incluir a la comunidad
educativa en general para favorecer la convivencia escolar, el conocimiento y la
valoración de la diversidad.

Las preguntas finales son:


¿Queremos ser mafaldas o zombies?
¿Personas críticas, que se involucran y cuestionan o personas pasivas que se
resisten lo menos posible y no problematizan?
¿Qué queremos reproducir en nuestras clases?

También podría gustarte