Dietas Vegetarianas - Posicion Dietistas y Nutricionistas
Dietas Vegetarianas - Posicion Dietistas y Nutricionistas
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Indice
• Resumen
• Declaración de postura
• El Vegetarianismo en perspectiva
• Implicaciones del Vegetarianismo para la salud
• Consideraciones Nutricionales para vegetarianos
• Vegetarianismo a través del ciclo vital
• Dietas vegetarianas y enfermedades crónicas
• Programas de impacto público
• El papel de los profesionales en dietética
• Conclusiones
• Referencias
• Información de publicación y reproducción
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Resumen
La postura de la Asociación Americana de Dietética y de la Asociación de Dietistas del Canadá es que las
dietas vegetarianas adecuadamente planificadas son saludables, nutricionalmente adecuadas, y
proporcionan beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de determinadas enfermedades.
Aproximadamente el 2,5% de los adultos de los Estados Unidos y el 4% de los adultos de Canadá siguen
una dieta vegetariana. La dieta vegetariana se define como aquella que excluye la carne, el pescado, o
las aves. El interés por el vegetarianismo parece ir en aumento. Algunos restaurantes y servicios de
alimentación universitarios que ofrecen habitualmente comidas vegetarianas, han aumentado
sustancialmente las ventas de alimentos atractivos para vegetarianos, apareciendo éstos en algunos
supermercados.
Este documento de postura revisa los datos científicos actuales relacionados con los nutrientes clave para
los vegetarianos, incluyendo proteínas, hierro, zinc, calcio, vitamina D, riboflavina, vitamina B-12, vitamina
A, ácidos grasos omega-3, y yodo.
La dieta vegetariana, incluyendo la vegana, puede satisfacer las recomendaciones actuales para todos
estos nutrientes. En algunos casos, el uso de alimentos fortificados o de suplementos dietéticos puede
ayudar a cubrir las recomendaciones de algún nutriente en particular. Una dieta vegana bien planificada,
así como otros tipos de dietas vegetarianas, es apropiada para todas las etapas del ciclo vital, incluso
durante el embarazo, la lactancia, infancia, niñez, y adolescencia.
Las dietas vegetarianas ofrecen numerosos beneficios nutricionales, tales como niveles inferiores de
grasas saturadas, colesterol, y proteínas animales así como niveles superiores de carbohidratos, fibra,
magnesio, potasio, folato, y antioxidantes como la vitamina C, vitamina E y fitoquímicos. Los estudios en
vegetarianos muestran que éstos tienen valores inferiores de Índice de Masa Corporal (IMC), así como
menores tasas de mortalidad por accidente cardio-vascular; también muestran niveles inferiores de
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colesterol en sangre, de presión sanguínea; menor tasa de hipertensión, diabetes tipo 2, y cáncer de
próstata y de colon. Aunque una serie de programas nacionales e institucionales de nutrición pueden
servir para los vegetarianos, son pocos los que hoy en día tienen alimentos satisfactorios para veganos.
La variabilidad de prácticas dietéticas existente entre vegetarianos, hace necesario la valoración individual
de la ingesta alimentaria de los mismos. Los profesionales en dietética tienen la responsabilidad de dar
soporte y alentar a todos aquellos que expresen el interés de seguir una dieta vegetariana. Éstos pueden
jugar un papel fundamental en la educación de los clientes vegetarianos sobre las fuentes alimentarias de
ciertos nutrientes, compra y preparación de los alimentos, y cualquier modificación dietética que pueda
ser necesaria para cubrir las necesidades individuales. La planificación del menú para los vegetarianos se
puede simplificar mediante el uso de una guía alimentaria que especifique los grupos de alimentos y el
tamaño de las raciones correspondientes. J Am Diet Assoc. 2003;103:748-765.
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Declaración de postura
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El Vegetarianismo en perspectiva
Una persona vegetariana es aquella que no come carne, pescado, aves o productos que los contengan.
Los patrones alimentarios de los vegetarianos pueden variar considerablemente. El patrón alimentario de
los ovo-lacto-vegetarianos se basa en la ingesta de cereales, verduras y hortalizas, frutas, legumbres,
semillas, frutos secos, productos lácteos, y huevos, excluyendo las carnes, pescados y aves. Los lacto-
vegetarianos excluyen los huevos así como las carnes, pescados y aves. El patrón alimentario de los
veganos, o vegetarianos totales, es similar al patrón de los lacto-vegetarianos, con la exclusión adicional
de los lácteos y de cualquier otro producto de origen animal. Incluso dentro de estos patrones, puede
existir una variación considerable dependiendo del grado de exclusión de los productos de origen animal.
Las personas que siguen dietas macrobióticas se identifican con frecuencia como personas que siguen
una dieta vegetariana. La dieta macrobiótica se basa principalmente en la ingesta de cereales, legumbres,
verduras y hortalizas. Las frutas, los frutos secos y las semillas son consumidos en menor medida.
Algunas personas que siguen una dieta macrobiótica no son verdaderamente vegetarianas debido a que
ingieren pequeñas cantidades de pescado. Algunos “auto-nombrados” vegetarianos, los cuales no lo son
del todo, comen pescado, pollo, o incluso carne (1,2). Algunos estudios de investigación llaman a estos
“auto-nombrados” vegetarianos “semivegetarianos” y los definen como “practicantes de dieta vegetariana
que eventualmente ingieren carne” (3) o “personas que comen pescado y pollo, pero menos de una vez
por semana” (4). Para valorar con exactitud la calidad nutricional de la dieta del vegetariano o de aquella
persona que dice serlo, es necesaria una valoración individualizada.
De entre las razones habituales por las que se escoge una dieta vegetariana, se encuentran
consideraciones sobre la salud, preocupación por el medio ambiente, y factores relativos al bienestar
animal (5,6). Los vegetarianos también citan motivos económicos, consideraciones éticas, el hambre en el
mundo, y creencias religiosas como razones para seguir el patrón alimentario escogido.
En el año 2000, aproximadamente el 2,5% de la población adulta de los EE.UU. (4,8 millones de
personas) siguió con regularidad una dieta vegetariana y afirmó no comer nunca carne, pescado, o pollo
(7). Un poco menos del 1% de los sondeados era vegano (7). De acuerdo con este sondeo, es más
probable que los vegetarianos vivan en la costa este u oeste de Estados Unidos, en grandes ciudades, y
sean mujeres. Aproximadamente el 2% de los niños y adolescentes de entre 6 y 17 años de edad en los
Estados Unidos son vegetarianos, y alrededor del 0,5% de estos son veganos (8). De acuerdo con una
encuesta del año 2002 (9), aproximadamente un 4% de los adultos Canadienses son vegetarianos; esto
representa unas 900.000 personas.
Como factores que pueden influir en el número de vegetarianos en los Estados Unidos y el Canadá en el
futuro se incluyen el aumento en el interés por el vegetarianismo y la llegada de inmigración desde países
donde el vegetarianismo es una práctica común (10). Del 20 al 25% de los adultos en los Estados Unidos
informa que realiza 4 ó más ingestas cárnicas a la semana o que “normalmente o a veces mantienen una
dieta vegetariana”, sugiriendo un interés en el vegetarianismo (11). Una evidencia adicional del aumento
del interés en el vegetarianismo es la aparición de asignaturas de derecho/ética animal en los institutos y
en los campus universitarios; la proliferación de páginas Web, revistas, boletines informativos y libros de
cocina vegetariana; y la actitud de los consumidores de pedir una comida vegetariana cuando comen
fuera de casa. Más del 5% de los encuestados en 1999 dijo pedir siempre comida vegetariana cuando
come fuera; y cerca del 60% “a veces, a menudo, o siempre” pidió productos vegetarianos en los
restaurantes (12).
Los restaurantes han respondido a este interés en el vegetarianismo. La Asociación Nacional del
Restaurante informa que 8 de cada 10 restaurantes en los Estados Unidos con servicio de mesa ofrece
platos vegetarianos como segundo plato (13). Los restaurantes de comida rápida están empezando a
ofrecer ensaladas, hamburguesas vegetarianas, y otras opciones vegetarianas. Muchos estudiantes de
universidad se consideran vegetarianos. En respuesta, la mayoría de servicios de alimentación
universitarios ofrece opciones vegetarianas (14).
También ha habido un aumento del interés profesional en la nutrición vegetariana; el número de artículos
de la literatura científica en relación con el vegetarianismo ha aumentado desde menos de 10
publicaciones por año a finales de los años 60, hasta 76 artículos por año en los años 90 (15). Además, el
enfoque principal de los artículos está cambiando. Veinticinco años atrás, los artículos cuestionaban sobre
todo la suficiencia nutricional de las dietas vegetarianas. Recientemente, el tema ha sido el uso de las
dietas vegetarianas en la prevención y tratamiento de ciertas enfermedades. Más artículos se centran en
estudios epidemiológicos y menos se centran en estudios de casos y en cartas al editor (15).
Hay un aprecio cada vez mayor por los beneficios de las dietas basadas en alimentos de origen vegetal,
definidas como dietas que incluyen generosas cantidades de alimentos vegetales y cantidades limitadas
de alimentos animales. El Instituto Americano para la Investigación del Cáncer y el Fondo de
Investigación Mundial del Cáncer hacen una llamada para la elección predominante de dietas basadas en
alimentos de origen vegetal ricas en gran variedad de verduras y frutas, legumbres, alimentos a base de
almidones poco procesados y limitando el consumo de carne roja, en el caso de consumirla (16). La
Sociedad Americana del Cáncer recomienda que la mayoría de alimentos elegidos sean de origen vegetal
(17). La Asociación Americana del Corazón recomienda elegir una dieta equilibrada enfatizando el uso de
verduras, cereales, y frutas (18), y la Fundación de Canadá del Corazón y de la Apoplejía recomienda el
uso de cereales y verduras en vez del uso de carne como pieza central de las comidas (19). Las Guías
Dietéticas Unificadas, desarrolladas por la Sociedad Americana del Cáncer, la Asociación Americana del
Corazón, los Institutos Nacionales de la Salud, y la Academia Americana de Pediatría hacen una llamada
al consumo de una dieta basada en una gran variedad de alimentos vegetales, incluyendo alimentos
derivados de los cereales, verduras, y frutas para reducir el riesgo de las enfermedades crónicas graves
(20).
El mercado de alimentos para vegetarianos en América (alimentos tales como análogos de la carne,
sustitutos de la leche, y segundos platos vegetarianos que sustituyen directamente la carne o otros
productos de origen animal) se estimó en 1,5 mil millones de dólares en 2002, muy por encima de los 310
millones de dólares en 1996 (21). Éste mercado se ha previsto que casi se duplique hasta los 2,8 mil
millones de dólares en el año 2006 (21). Las ventas canadienses de análogos de la carne se han
triplicado entre 1997 y 2001 (22).
La fácil disponibilidad de nuevos productos, tales como los alimentos fortificados y comidas fáciles de
preparar, se espera que tenga un marcado impacto en la ingesta de nutrientes de los vegetarianos.
Alimentos fortificados como los batidos de soja, los análogos de la carne, los zumos, y los cereales de
desayuno, pueden aumentar sustancialmente la ingesta de calcio, hierro, zinc, vitamina B-12, vitamina D y
riboflavina de los vegetarianos. Los alimentos vegetarianos de fácil de preparación tales como la
hamburguesa vegetariana y el hot dog vegetariano, los segundos platos congelados, las comidas
preparadas y el batido de soja, pueden hacer mucho más simple ser vegetariano hoy que en el pasado.
Los alimentos vegetarianos se pueden adquirir fácilmente, tanto en supermercados como en tiendas de
alimentación natural. Cerca de la mitad del volumen de los alimentos vegetarianos se vende a través de
supermercados y la otra mitad en tiendas de alimentación natural (21). Tres cuartas partes de las ventas
de los batidos de soja se hacen en supermercados (21).
Las Guías Dietéticas de los Estados Unidos (23), declaran: “Las dietas vegetarianas pueden ser
coherentes con las Guías Dietéticas para los Americanos y satisfacer las Ingestas Dietéticas
Recomendadas de Nutrientes”. Se dan recomendaciones acerca de cómo cubrir las necesidades
nutricionales por parte de quien escoge evitar todos o la mayor parte de los productos de origen animal.
Algunos autores han afirmado que la implementación de las Guías Dietéticas es más fácil de conseguir
consumiendo dietas vegetarianas o abundantes en vegetales (24).
Las Guías Alimentarias Nacionales incluyen algunas opciones vegetarianas. Alimentos comúnmente
consumidos por vegetarianos como las legumbres, tofu, hamburguesas de soja, y batido de soja con
calcio añadido, se han incluido en las tablas que acompañan la Pirámide Alimentaria del Ministerio de
Agricultura de Estados Unidos (USDA) (23). La Guía Alimentaria del Canadá para la Ingesta Saludable,
se puede utilizar por parte de los lacto y ovo-lacto-vegetarianos (25). La asociación “Salud” del Canadá ha
declarado que las dietas vegetarianas bien planificadas son compatibles con un buen estado nutricional y
un buen estado de salud (26).
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Las dietas vegetarianas ofrecen una serie de ventajas, entre las cuales se encuentran unos niveles
inferiores de grasa saturada, colesterol y proteínas animales, y mayores niveles de carbohidratos, fibra,
magnesio, boro, folato, antioxidantes como las vitaminas C y E, carotenoides, y sustancias fitoquímicas
(27-30). Algunos veganos pueden tener ingestas de vitamina B-12, vitamina D, calcio, zinc y
ocasionalmente de riboflavina, por debajo de lo recomendado (27, 29, 31).
Ver tambien sobre las ventajas de las dietas vegetarianas en esta sección:
Dietas vegetarianas y enfermedades crónicas
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Proteína
La proteína vegetal puede satisfacer las necesidades nutricionales cuando se consume una gran variedad
de alimentos vegetales y se cubren las necesidades energéticas. Las investigaciones indican que una
variedad de alimentos vegetales ingeridos durante el curso de un día puede proporcionar todos los
aminoácidos esenciales y asegurar una retención de nitrógeno adecuada en adultos sanos, de modo que
no es necesario que las proteínas complementarias se consuman en la misma comida (32).
Las estimaciones de las necesidades de proteína de los veganos varían dependiendo en cierta medida de
las selecciones dietéticas (33). Un reciente meta-análisis de los estudios del balance nitrogenado no
encontró diferencias significativas en las necesidades de proteína en función de la fuente de proteína
(34,35). Basándose principalmente en la menor digestibilidad de las proteínas vegetales, otros grupos han
sugerido que las necesidades de proteína de los vegetarianos pueden estar aumentadas entre un 30% y
un 35% para los niños mayores de 2 años de edad, un 20%-30% para los niños de entre 2 y 6 años, y un
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15%-20% para los niños de 6 años y mayores, en comparación con los mismos grupos no vegetarianos
(36).
La calidad de las proteínas vegetales varía. Teniendo en cuenta la tasa corregida de la digestibilidad de
los aminoácidos de las proteínas, que es el método estándar para determinar la calidad de la proteína, la
proteína aislada de soja puede cubrir las necesidades proteicas tan efectivamente como la proteína
animal, mientras que la proteína de trigo ingerida sola, por ejemplo, puede ser un 50 % menos utilizable
que la proteína animal (37). Los profesionales del cuidado nutricional deben ser conscientes de que las
necesidades proteicas podrían ser mayores que las Cantidades Diarias Recomendadas (CDRs) en
vegetarianos cuyas fuentes dietéticas de proteína sean aquellas que son digeridas con menor eficiencia,
tales como algunos cereales y legumbres.
Los cereales tienden a ser bajos en lisina, un aminoácido esencial. Esto puede ser relevante cuando se
evalúan dietas de individuos que no consumen proteínas de origen animal y que son relativamente bajas
en proteína (35). Modificaciones dietéticas tales como el uso de más legumbres y productos de la soja
reemplazando otras fuentes de proteína que son bajas en lisina, o un aumento de la proteína dietética a
partir de cualquier fuente, puede asegurar la correcta ingesta de lisina.
Aunque algunas mujeres veganas tienen ingestas mínimas de proteína, la ingesta típica de proteína de
los ovo-lacto-vegetarianos y de los veganos parece satisfacer y exceder las necesidades (29). Los atletas
también pueden cubrir sus necesidades proteicas con dietas a base de alimentos de origen vegetal
(38,39).
Hierro
Los alimentos de origen vegetal contienen únicamente hierro no hemo, que es más sensible que el hierro
hemo tanto a los inhibidores como a los estimuladores de la absorción de hierro. Dentro de los inhibidores
de la absorción del hierro encontramos el fitato, el calcio, los tes (incluyendo algunas infusiones de
hierbas), el café, el cacao, algunas especias y la fibra (40).
La vitamina C y otros ácidos orgánicos que se encuentran en frutas y verduras pueden estimular la
absorción del hierro y ayudar a reducir los efectos del fitato (41-43). Los estudios muestran que la
absorción de hierro se reduciría significativamente si la dieta fuese alta en inhibidores y baja en
estimuladores. Las ingestas recomendadas de hierro para vegetarianos son 1,8 veces las recomendadas
para no vegetarianos debido a la baja biodisponibilidad del hierro en la dieta vegetariana. (44).
El principal inhibidor de la absorción de hierro en las dietas vegetarianas es el fitato. Debido a que la
ingesta de hierro aumenta junto a la de fitato, los efectos en el estado del hierro son un tanto menores de
lo que cabría esperar. La fibra parece tener un efecto menor en la absorción del hierro (45, 46). La
vitamina C, consumida al mismo tiempo que la fuente de hierro, puede ayudar a reducir los efectos
inhibitorios del fitato (42, 43), y algunos estudios relacionan la ingesta elevada de vitamina C con la
mejora del estado del hierro (47, 48). Lo mismo se puede decir de los ácidos orgánicos de las frutas y
verduras (41). El mayor consumo de vitamina C de verduras y frutas por parte de los vegetarianos puede
tener un impacto favorable en la absorción del hierro (2).
Algunas técnicas de preparación de alimentos, como poner en remojo y germinar legumbres, cereales, y
semillas, pueden hidrolizar el fitato (49-51) y pueden mejorar la absorción del hierro (42, 51, 52). La
fermentación de los panes con levadura hidroliza el fitato y mejora la absorción del hierro (49-51, 53, 54).
Otros procesos de fermentación, como los utilizados para hacer los alimentos derivados de la soja como
el miso o el tempeh, pueden también mejorar la disponibilidad del hierro (55), aunque no todas las
investigaciones lo apoyan.
Pese a que muchos estudios de absorción de hierro se hacen a corto plazo, hay evidencias de que a
largo plazo se produce una adaptación a bajas ingestas e implica tanto un aumento de absorción como
una disminución de las pérdidas (56,57). Es probable que las necesidades de hierro dependan del global
de la dieta y sean significativamente menores en algunos vegetarianos que en otros.
Los estudios normalmente muestran un mayor consumo de hierro por parte de los veganos que por parte
de los ovo-lacto-vegetarianos y los no vegetarianos, y la mayoría muestran un mayor consumo de hierro
por parte de los ovo-lacto-vegetarianos que por parte de los no vegetarianos (29). Las fuentes de hierro
se encuentran en la Tabla. La incidencia de anemia por deficiencia de hierro entre los vegetarianos es
similar a la de los no vegetarianos (29, 31, 58). Aunque los adultos vegetarianos tienen menos reservas
de hierro que los no vegetarianos, sus niveles de ferritina sérica están habitualmente dentro de la
normalidad (58-62).
Zinc
Debido a que los fitatos se unen al zinc, y las proteínas animales se cree que estimulan la absorción de
zinc, la biodisponibilidad total del zinc parece ser menor en las dietas vegetarianas (63). Además, algunos
vegetarianos consumen dietas que están significativamente por debajo de las ingestas recomendadas de
zinc (27, 29, 64, 65). Aunque la deficiencia clara de zinc no se haya observado en los vegetarianos
occidentales, se sabe poco acerca de los efectos de las ingestas marginales de zinc (66). Las
necesidades de zinc para vegetarianos cuyas dietas son ricas en fitato pueden exceder las CDRs (44).
Las fuentes de zinc se encuentran en la Tabla.
Mecanismos compensatorios pueden ayudar a los vegetarianos a adaptarse a bajas ingestas de zinc (66,
67). Algunas técnicas de preparación de alimentos, como poner en remojo y germinar legumbres,
cereales y semillas, así como la fermentación del pan gracias a la levadura, pueden reducir la unión del
fitato con el zinc y aumentar la biodisponibilidad del zinc (49, 50, 68).
Calcio
El calcio está presente en muchos alimentos de origen vegetal y alimentos fortificados (ver la Tabla). Las
verduras bajas en oxalato (acelga china o bok choy, brócoli, col china, berzas, col rizada, kimbombó,
hojas verdes de nabo) proporcionan calcio con una alta biodisponibilidad (49%-61%), en comparación con
el tofu enriquecido en calcio, los zumos de fruta fortificados, y la leche de vaca (biodisponibilidad entre el
31%-32%) y con la bebida de soja fortificada, semillas de sésamo, almendras, y judías rojas y blancas
(biodisponibilidad entre 21%-24%) (69, 71). Los higos y los alimentos derivados de la soja como la semilla
de soja cocida, aperitivos de soja y el tempeh son una fuente adicional de calcio. Entre los alimentos
fortificados con calcio se encuentran los zumos de frutas, el zumo de tomate y los cereales de desayuno.
De este modo, diversos grupos de alimentos pueden contribuir al calcio alimentario (72, 73).
Los oxalatos presentes en algunos alimentos pueden reducir enormemente la absorción de calcio, de este
modo las verduras que contienen en gran cantidad estos componentes, como las espinacas, las hoja de
remolacha y las acelgas, no son fuentes de calcio utilizables a pesar de que tengan un alto contenido en
este nutriente. El fitato puede también inhibir la absorción de calcio. Sin embargo, algunos alimentos con
alto contenido tanto en fitato como en oxalato, tales como los alimentos derivados de la soja,
proporcionan calcio fácilmente absorbible (71). Entre los factores que mejoran la absorción del calcio se
encuentra el suficiente aporte de vitamina D y de proteína.
El consumo de calcio de los lacto-vegetarianos es comparable o mayor que el de los no vegetarianos (74-
75), mientras que el consumo de los veganos tiende a ser menor que ambos grupos y a menudo por
debajo de las ingestas recomendadas (27, 31, 71, 75). Las dietas ricas en aminoácidos que contengan
azufre, pueden aumentar las perdidas de calcio de los huesos. Entre los alimentos con un balance
relativamente alto de aminoácidos que contienen azufre en relación a su contenido en proteína, se
encuentran los huevos, la carne, el pescado, las aves, los productos lácteos, los frutos secos y muchos
cereales. Hay alguna evidencia de que el impacto de los aminoácidos que contienen azufre sólo es
importante con bajas ingestas de calcio.
La ingesta excesiva de sodio puede también fomentar las pérdidas de calcio. Además, algunos estudios
muestran que el balance entre el calcio y la proteína dietética es más predictivo de la salud ósea que
solamente la ingesta de calcio. Generalmente, este balance es alto en dietas ovo-lacto-vegetarianas y
favorece la salud ósea, mientras que los veganos tienen un balance calcio-proteína similar o menor que
los no vegetarianos (71, 76).
Todos los vegetarianos deberían cubrir las ingestas recomendadas de calcio establecidos para su grupo
de edad por el Instituto de Medicina (77). Esto se puede lograr, en mujeres adultas no embarazadas ni en
período de lactancia, consumiendo como mínimo 8 raciones al día de alimentos que proporcionen entre el
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10% y el 15% de la Ingesta Adecuada (IA) de calcio, tal como se indica en la Pirámide Alimentaria
Vegetariana y el Arco Iris Alimentario Vegetariano (72, 73). Hay ajustes disponibles para otras etapas del
ciclo vital (72, 73). Muchos veganos pueden encontrar que es más fácil cubrir las necesidades si se
incluyen alimentos fortificados o suplementos (69-71, 78).
Vitamina D
Además, los bebés, los niños y la gente mayor sintetizan vitamina D de forma menos eficiente (77, 79,
80). Las cremas de protección solar pueden interferir con la síntesis de vitamina D, aunque los estudios al
respecto aportan datos contradictorios; la síntesis puede depender de la cantidad de crema aplicada (79,
81, 82).
Se han observado bajos niveles de vitamina D y una reducción de la masa ósea en algunos veganos
residentes en latitudes norte que no usan alimentos fortificados o suplementos, en particular niños que
siguen dietas macrobióticas, y en adultos asiáticos vegetarianos (29, 83-85).
Entre los alimentos fortificados con vitamina D se incluyen la leche de vaca (en Estados Unidos), algunas
marcas de bebida de soja y de bebida de arroz, y algunos cereales de desayuno y margarinas (ver Tabla).
La vitamina D3 (colecalciferol) es de origen animal, mientras que la vitamina D2 (ergocalciferol) es de
origen vegetal. La vitamina D2 puede ser menos biodisponible que la vitamina D3, lo cual podría
aumentar las necesidades de los vegetarianos que dependen de suplementos de D2 para cubrir sus
necesidades de vitamina D (86). Si la exposición solar y la ingesta de alimentos fortificados son
insuficientes, se recomiendan los suplementos de vitamina D.
Riboflavina
Algunos estudios han mostrado que los veganos tienen inferiores ingestas de riboflavina en comparación
con los no vegetarianos; sin embargo, no se ha observado deficiencia clínica de riboflavina en ellos (27,
29, 31). Además de los alimentos contenidos en la Tabla, encontramos cerca de 1mg de riboflavina por
ración en los siguientes alimentos: espárragos, plátanos, judías, brócoli, higos, col rizada, lentejas,
guisantes, semillas, tahini de sésamo, boniato, tofu, tempeh, germen de trigo, pan enriquecido (87).
Vitamina B-12
Como fuentes de vitamina B-12 de origen no animal se encuentran los alimentos fortificados con B-12
(como algunas marcas de bebida de soja, cereales de desayuno y levadura nutricional enriquecida) o
suplementos (ver Tabla). A menos que se fortifique, no hay ningún alimento vegetal que contenga
cantidades significativas de vitamina B-12 activa. Alimentos como las algas y la espirulina pueden
contener análogos de la vitamina B-12; ni estos productos, ni los productos fermentados de la soja
pueden ser considerados como fuente fiable de vitamina B-12 activa (29, 88). Los ovo-lacto-vegetarianos
pueden conseguir niveles adecuados de vitamina B-12 a partir de productos lácteos y huevos si éstos se
consumen con regularidad.
Las dietas vegetarianas son normalmente ricas en ácido fólico, el cual puede enmascarar los síntomas
hematológicos de la deficiencia de vitamina B-12. Por lo tanto, algunos casos de deficiencia pueden no
ser detectados hasta después del comienzo de los síntomas neurológicos (89). Si existe preocupación por
el estado de vitamina B-12, se deben medir la homocisteína sérica, el ácido metilmalónico y la
holotranscobalamina II (90).
Una fuente regular de vitamina B-12 es crucial para las mujeres embarazadas y en período de lactación y
para el niño lactante si la dieta de la madre no se suplementa. Los niños nacidos de mujeres veganas
cuya dieta carece de esta vitamina están especialmente en alto riesgo de deficiencia. La ingesta y
absorción de vitamina B-12 por parte de la madre durante el embarazo parece tener una mayor influencia
en el estado de vitamina B-12 del niño que las reservas de vitamina B-12 de la madre (91). Puesto que
entre el 10% y el 30% de las personas de edades superiores a los 50 años, sin reparar en el tipo de dieta
que siguen, pierden su capacidad de digerir la forma de la vitamina unida a la proteína que está presente
en los huevos, productos lácteos, y otros productos de origen animal, toda persona mayor de 50 años
debería ingerir suplementos o alimentos fortificados con vitamina B-12 (92).
Los estudios indican que algunos veganos y otros vegetarianos no consumen regularmente fuentes
fiables de vitamina B-12 y que esto se refleja en un inadecuado estatus de vitamina B-12 (27, 29, 88, 89,
93-95). Es esencial que todos los vegetarianos usen suplementos, alimentos fortificados, productos
lácteos, o huevos para cubrir las ingestas recomendadas de vitamina B-12 (ver Tabla).
La absorción es más eficiente cuando se consumen pequeñas cantidades de vitamina B-12 a intervalos
frecuentes. Esto se puede llevar a cabo mediante el uso de alimentos fortificados. Cuando se consume
menos de 5 microgramos de vitamina B-12 cristalina de una vez, aproximadamente el 60% se absorbe,
mientras que de una dosis de 500 microgramos o superior de vitamina B-12 de absorbe el 1% o menos
(92).
Vitamina A/Beta-Caroteno
Puesto que la vitamina A preformada se encuentra únicamente en alimentos de origen animal, los
veganos consiguen toda su vitamina A de la conversión de carotenoides dietéticos, particularmente del
beta-caroteno. Las investigaciones sugieren que la absorción de beta-caroteno de los alimentos vegetales
es menos eficiente de lo que se creía previamente (44, 96). Éstas sugieren que la ingesta de vitamina A
de los veganos es alrededor de la mitad de lo que los estudios habían sugerido previamente y que la
ingesta por parte de los ovo-lacto-vegetarianos puede ser el 25% menor de lo que se encontró
previamente. A pesar de ello, los estudios indican que los vegetarianos tienen mayores niveles de
carotenoides séricos que los no vegetarianos (29). Las necesidades de vitamina A pueden ser cubiertas
añadiendo tres raciones al día de verduras de color amarillo oscuro o naranja, verduras verdes de follaje
frondoso, o frutas ricas en beta-caroteno (albaricoque, melón cantalupo, mango, calabaza). La cocción
aumenta la absorción del beta-caroteno, así como también lo hace la adición de pequeñas cantidades de
grasa en las comidas (97). Trocear y triturar las verduras también puede aumentar su biodisponibilidad
(98, 99).
Pese a que las dietas vegetarianas son generalmente ricas en ácidos grasos n-6 (específicamente ácido
linoleico), dichas dietas pueden ser bajas en ácidos grasos n-3, resultando en un desequilibrio que puede
inhibir la producción de los ácidos grasos n-3 de cadena larga fisiológicamente activos: ácido
eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA). Las dietas que no incluyen pescado, huevos
o cantidades generosas de algas marinas suelen ser bajas en fuentes directas de EPA y DHA.
Recientemente han aparecido en el mercado fuentes veganas de DHA, en cápsulas sin gelatina,
derivadas de microalgas. Las fuentes de DHA a partir de algas han mostrado afectar positivamente los
niveles sanguíneos de DHA y de EPA a través de retroconversión (100).
La mayoría de estudios muestran que los vegetarianos, y particularmente los veganos, tienen niveles
inferiores de EPA y DHA que los no vegetarianos (101-104). Las nuevas Ingestas Dietéticas
Recomendadas recomiendan ingestas de 1,6 y 1,1 gramos de ácido alfa-linolénico al día para hombres y
mujeres respectivamente. Estas cifras designan Ingestas Adecuadas más que Cantidades Dietéticas
Recomendadas (CDRs). Estas recomendaciones asumen cierta ingesta de ácidos grasos n-3 de cadena
larga y podrán no ser óptimas para vegetarianos que consumen poco, o no consumen, DHA y EPA (35).
La comisión de expertos de la Organización Mundial de la Salud/Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación, sobre Dieta, Nutrición y Prevención de Enfermedades Crónicas (105)
recomienda ingerir del 5 al 8% de las calorías a partir de ácidos grasos n-6, y del 1 al 2% de las calorías a
partir de ácidos grasos n-3. En base a una ingesta energética de 2.000 kilocalorías por día, esto sugeriría
una ingesta diaria de 2.2 a 4.4 gramos de ácidos grasos n-3. Quienes no reciban una fuente preformada
de EPA y DHA requieren mayores cantidades de ácidos grasos n-3. El cociente recomendado de ácidos
grasos n-6 a n-3 está en el rango 2:1 a 4:1 (106-109).
Se recomienda que los vegetarianos incluyan buenas fuentes de ácido alfa-linolénico en sus dietas
(106,110). Esto incluiría alimentos tales como las semillas de lino o el aceite de lino (ver Tabla). Quienes
tengan mayores necesidades (por ejemplo, mujeres embarazadas o lactantes, o personas con
enfermedades asociadas con un estatus deficiente de ácidos grasos esenciales) o quienes tengan riesgo
de una limitada conversión (por ejemplo, personas con diabetes) se podrían beneficiar de las fuentes
directas de ácidos grasos n-3 de cadena larga, tales como las microalgas ricas en DHA (100,106,111).
Yodo
Algunos estudios sugieren que los veganos que no consumen sal yodada podrían estar en riesgo de
deficiencia de yodo; esto parece ser particularmente cierto para quienes viven en áreas pobres en yodo
(29,112,113). El pan puede ser una fuente de yodo ya que algunos estabilizadores de la masa contienen
yodo. En los Estados Unidos, sobre un 50% de la población usa sal yodada, mientras que en Canadá
toda la sal de mesa está enriquecida con yodo. La sal marina y la sal kosher generalmente no están
yodadas ni tampoco lo están los condimentos salados tales como el tamari. Ha habido preocupación
acerca de las dietas vegetarianas que incluyen alimentos tales como la soja, verduras crucíferas y
boniatos, que contienen goitrógenos naturales. Sin embargo, dichos alimentos no han sido asociados con
insuficiencia del tiroides en personas sanas cuya ingesta de yodo es adecuada. La Cantidad Diaria
Recomendada (CDR) de yodo para adultos se cubre fácilmente con media cucharadita de sal yodada
(44). Algunos vegetarianos podrían realizar ingestas demasiado altas de yodo a causa del consumo de
algas marinas.
Col rizada 99
Col rizada, escocesa 181
Hojas de mostaza 109
Kimbombó 107
Hojas de nabo 208
Otros alimentos
Melaza, 1 cucharada (15 mL) 172
Productos lácteos
Leche de vaca, 1/2 taza (125 mL) 137-158
Queso Cheddar, 3/4 oz (21 g) 153
Yogur natural, 1/2 taza (125 mL) 137-230
VITAMINA D <---- mcg ---->
Cereales de desayuno enriquecidos, 1 oz (28 g) 0.5-1
Yema de huevo, 1 unidad grande (17 g) 0.6
Leche de vaca enriquecida, 1/2 taza (125 mL) 1.2-1.3
Batido de Soja u otros batidos vegetales enriquecidos, 1/2 taza (125 mL) 0.5-1.5
RIBOFLAVINA <----- mg ----->
Almendras, 1/4 taza (60 mL) 0.3
Cereales de desayuno enriquecidos, 1 oz (28 g) 0.2-1.7
Leche de vaca (entera, con 2% de grasa, o desnatada) 1/2 taza (125 mL) 0.2
Yogur, 1/2 taza (125 mL) 0.3
Huevo, 1 unidad grande (50 g) 0.6
Setas cocidas, 1/2 taza (125 mL) 0.2
Levadura nutricional minicopos, 1 cucharada (3 g) 1.9
Batido de soja enriquecido, 1/2 taza (125 mL) 0.2
VITAMINA B-12 <---- mcg ---->
Cereales de desayuno enriquecidos, 1 oz (28 g) 0.6-6.0
Leche de vaca, 1/2 taza (125 mL) 0.4-0.5
Huevo, 1 unidad grande (50 g) 0.5
Levadura nutricional (Red Star Vegetarian Support Formula),
1.5
minicopos, 1 cucharada (3 g)
Batido de Soja u otros batidos vegetales enriquecidos, 1/2 taza (125 mL) 0.4-1.6
“Carne” vegana enriquecida, 1 oz (28 g) 0.5-1.2
ÁCIDO ALFA-LINOLÉNICO (n-3) <----- g ----->
Aceite de Colza (o Canola), 1 cucharada (15 mL) 1.3-1.6
Semillas de lino, 1 cucharada (15 mL) 1.9-2.2
Aceite de linaza o lino, 1 cucharadita (5 mL) 2.7
Aceite de Soja, 1 cucharada (15 mL) 0.9
Soja cocida, 1/2 taza (125 mL) 1.0
Tofu, 1/2 taza (126 g) 0.7
Nueces, 1/4 taza (60 mL) 2.7
Aceite de nuez, 1 cucharada (15 mL) 1.4-1.7
Fuentes: Información de los envases y datos procedentes de:
Departamento de Agricultura de EE.UU., Agricultural Research Service, 2002;
USDA Nutrient Database for Standard Reference, Release 15;
Nutrient Data Laboratory Home Page, http://www.nal.usda.gov/fnic/foodcomp;
Bhatty RS. Nutrient composition of whole flaxseed and flaxseed meal.
In: Cunnane SC, Thompson LU, eds. Flaxseed and Human Nutrition.
Champaign, IL: AOCS Press; 1995:22-42.
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Las dietas veganas, lacto-vegetarianas y ovo-lacto-vegetarianas bien planeadas son apropiadas para
todas las etapas del ciclo vital, incluyendo el embarazo y la lactancia. Las dietas veganas, lacto-
vegetarianas y ovo-lacto-vegetarianas cubren las necesidades de bebés, niños y adolescentes y
promueven un crecimiento normal (36,114,115). Las dietas vegetarianas en la infancia y adolescencia
pueden ayudar a establecer patrones de alimentación saludables a lo largo de la vida y pueden ofrecer
algunas ventajas nutricionales importantes. Los niños y adolescentes vegetarianos presentan menores
ingestas de colesterol, grasa saturada y grasa total, y mayores ingestas de frutas, verduras y fibra que los
no vegetarianos (2,116-118). Los estudios han mostrado que los niños vegetarianos son más delgados y
tienen menores niveles de colesterol en sangre (119-121).
Bebés
Cuando los bebés vegetarianos reciben cantidades adecuadas de leche materna o fórmula comercial de
bebés, y sus dietas contienen buenas fuentes de energía y nutrientes tales como hierro, vitamina B-12 y
vitamina D, el crecimiento a lo largo de la infancia es normal. Las dietas extremadamente restrictivas tales
como la frugívora o crudívora se han asociado con un deterioro en el crecimiento y por tanto no pueden
ser recomendadas para bebés o niños (29).
Muchas mujeres vegetarianas escogen amamantar sus bebés (122), y esta práctica debe ser fomentada y
apoyada. La leche materna de las mujeres vegetarianas es similar en composición que la de las no
vegetarianas y es nutricionalmente adecuada. Si los bebés no son amamantados o se les desteta antes
del año de edad, se deben usar fórmulas comerciales para bebés. La fórmula de soja es la única opción
para bebés veganos que no estén siendo amamantados.
El batido de soja, el batido de arroz, las fórmulas caseras, la leche de vaca o la leche de cabra no deben
ser usadas para reemplazar la leche materna o la fórmula comercial para bebés durante el primer año,
debido a que dichos alimentos no contienen el equilibrio adecuado de macronutrientes ni tienen los
niveles apropiados de micronutrientes para el bebé.
Las guías para la introducción de alimentos sólidos son las mismas para bebés vegetarianos que para
bebés no vegetarianos (115). Cuando llega el momento de introducir alimentos ricos en proteína, los
bebés vegetarianos pueden tomar tofu machacado o en puré, legumbres (en puré y tamizadas si es
necesario), yogurt de soja o de leche de vaca, yemas de huevo cocidas y queso cottage (requesón). Más
tarde, pueden introducirse alimentos tales como cuadraditos de tofu, queso de vaca o de soja, y pequeñas
piezas de hamburguesa de soja. El batido de soja comercial no desnatado y enriquecido, o la leche de
vaca pueden ser usados como bebida principal a partir del año de edad o más adelante por parte de los
niños que estén creciendo normalmente y que estén comiendo una variedad de alimentos (115). Los
alimentos ricos en energía y nutrientes tales como las cremas de legumbres, el tofu, y el aguacate
machacado deben usarse cuando se desteta al bebé. No debe restringirse la grasa dietética en niños
menores de dos años.
Los bebés amamantados cuyas madres no consumen productos lácteos, alimentos fortificados con
vitamina B-12, o suplementos de B-12 de forma regular, necesitarán suplementos de vitamina B-12 (115).
Las guías para el uso de suplementos de hierro y vitamina D en bebés vegetarianos no difieren de las
guías para bebés no vegetarianos. Los suplementos de zinc no se recomiendan de forma rutinaria para
bebés vegetarianos debido a que raramente se observa deficiencia de zinc (123). La ingesta de zinc debe
ser valorada individualmente. En el momento en que se estén introduciendo los alimentos
complementarios, si la dieta es baja en zinc o consiste principalmente en alimentos con baja
biodisponibilidad de zinc, se usarán suplementos de zinc o alimentos enriquecidos en zinc (124, 125).
Niños
macrobióticos, pese a que los resultados sugieren que dichos niños tienden a ser ligeramente más
pequeños, pero dentro de los rangos normales de los estándares para peso y altura (114,122). El
crecimiento insuficiente en niños se ha observado principalmente en niños que siguen dietas muy
restrictivas (127).
Realizar comidas frecuentes, picar entre comidas, así como usar algunos alimentos refinados (tales como
cereales de desayuno enriquecidos, pan y pasta) y alimentos ricos en grasa no saturada, puede ayudar a
los niños vegetarianos a cubrir sus necesidades energéticas y de nutrientes. La ingesta media de proteína
de los niños vegetarianos (ovo-lacto-vegetarianos, veganos y macrobióticos) cubre o excede
generalmente las recomendaciones, pese a que los niños vegetarianos podrían consumir menos proteína
que los no vegetarianos (116,128). Los niños veganos podrían tener necesidades ligeramente superiores
a las de los no veganos debido a diferencias en la digestibilidad de proteína y a la composición de los
aminoácidos de las proteínas de los alimentos vegetales (36,129), pero dichas necesidades proteicas se
cubren generalmente cuando las dietas contienen una adecuada cantidad de energía y una variedad de
alimentos vegetales (35).
Debe enfatizarse el uso de buenas fuentes de calcio, hierro y zinc para niños vegetarianos junto con
prácticas dietéticas que promuevan la absorción de zinc y hierro a partir de alimentos vegetales. Es
importante usar una fuente fiable de vitamina B-12 para niños veganos. Si existen dudas acerca de la
síntesis de vitamina D debido a una limitada exposición a la luz solar, al tono de la piel, a la estación del
año, o al uso de cremas de protección solar, deben usarse suplementos de vitamina D o alimentos
enriquecidos en dicha vitamina. La Tabla aporta información sobre fuentes alimentarias de nutrientes. Se
han publicado guías para niños vegetarianos menores de 4 años de edad (36,130) y para niños más
mayores (72,73).
Adolescentes
Existen pocos datos disponibles acerca del crecimiento de adolescentes vegetarianos, pese a que los
estudios sugieren que existe poca diferencia entre vegetarianos y no vegetarianos (131). En Occidente,
las chicas vegetarianas tienden a alcanzar la menarquia a una edad ligeramente superior que las no
vegetarianas (132,133), pese a que no todas las investigaciones concuerdan con este dato (134,135). Si
la menarquia aparece ligeramente más tarde, eso ofrecería ventajas de salud, incluyendo un menor riesgo
de desarrollar cáncer de mama y obesidad (136,137). Las dietas vegetarianas parecen ofrecer algunas
ventajas nutricionales para adolescentes. Los estudios indican que los adolescentes vegetarianos
consumen más fibra, hierro, folato, vitamina A y vitamina C que los no vegetarianos (2,60). Los
adolescentes vegetarianos también consumen más frutas y verduras y menos dulces, comida rápida y
snaks salados, en comparación con los adolescentes no vegetarianos (2,118). Los nutrientes clave para
los adolescentes vegetarianos son el calcio, la vitamina D, el hierro, el zinc y la vitamina B-12.
Las dietas vegetarianas son algo más comunes en adolescentes con desórdenes de la alimentación que
en la población general de adolescentes; por tanto, los profesionales de la dietética deben permanecer
alerta ante clientes jóvenes que limitan ampliamente la selección alimentaria y que exhiben síntomas de
desórdenes alimentarios (138,139). Sin embargo, datos recientes sugieren que adoptar una dieta
vegetariana no conduce a desórdenes de la alimentación, sino que las dietas vegetarianas podrían ser
seleccionadas con el fin de camuflar un desorden de la alimentación ya existente (27,140,141).
Orientando la planificación de las comidas, las dietas vegetarianas son apropiadas y saludables para
adolescentes.
Las dietas ovo-lacto-vegetarianas y veganas pueden cubrir las necesidades de nutrientes y energía de las
mujeres embarazadas. Los bebés de las madres vegetarianas tienen generalmente pesos al nacer
similares a los de los bebés de las madres no vegetarianas, y ajustados a las normas de peso al nacer
(122,142,143). Las dietas de las veganas embarazadas y lactantes deben contener fuentes fiables de
vitamina B-12 diariamente. Si existen dudas acerca de la síntesis de vitamina D debido a una limitada
exposición a la luz del sol, al tono de la piel, a la estación del año, o al uso de cremas solares, las mujeres
embarazadas o lactantes deben usar suplementos de vitamina D o alimentos enriquecidos en dicha
vitamina. Podría ser necesario el uso de suplementos de hierro para prevenir o tratar la anemia por
deficiencia de hierro, comúnmente observada durante el embarazo. Se aconseja a aquellas mujeres que
pudieran quedarse embarazadas o a aquellas que estén en el periodo preconcepcional que consuman
400 microgramos de folato diariamente a partir de suplementos, alimentos enriquecidos, o ambos,
además de consumir folato alimentario a partir de una dieta variada (92).
Se ha observado que los bebés de madres vegetarianas tienen menos cantidad de DHA en plasma y
cordón umbilical que los bebés de madres no vegetarianas, pese a que se desconoce la significación
funcional de este hecho (104,143). Los niveles de DHA en la leche materna en mujeres veganas y ovo-
lacto-vegetarianas parecen ser inferiores que los de las no vegetarianas (144). Debido a que el DHA
parece desempeñar un papel en el desarrollo del cerebro y el ojo, y debido a que las fuentes dietéticas de
DHA podrían ser importantes para el feto y el neonato, las mujeres veganas o vegetarianas embarazadas
(a no ser que consuman huevos regularmente) deben incluir fuentes del precursor de DHA “ácido alfa-
linolénico” en sus dietas (semillas de lino molidas, aceite de lino, aceite de colza, aceite de soja) o usar un
suplemento vegetariano de DHA (a partir de microalgas). Debería limitarse la ingesta de alimentos que
contengan ácido linoleico (aceite de maíz, de cártamo, de girasol) y ácidos grasos trans debido a que
estos ácidos grasos pueden inhibir la producción de DHA a partir de ácido linolénico (145).
Personas mayores
Los estudios indican que la mayoría de los vegetarianos mayores tienen ingestas dietéticas similares a las
de los no vegetarianos (146,147). Con la edad disminuyen las necesidades energéticas, pero las
recomendaciones para varios nutrientes tales como calcio, vitamina D, vitamina B6, y posiblemente
proteína, son más altas. La exposición a la luz solar es a menudo insuficiente y la síntesis de vitamina D
decrece en personas mayores, por tanto resultan especialmente importantes las fuentes dietéticas, o a
partir de suplementos, de vitamina D.
Las personas mayores podrían tener dificultades con la absorción de la vitamina B-12 a partir de los
alimentos, así que deben usarse alimentos enriquecidos en vitamina B-12 o suplementos, ya que la
vitamina B-12 a partir de alimentos enriquecidos o suplementos se absorbe bien en general (92). Existe
controversia acerca de las necesidades de proteína de personas mayores. Las ingestas dietéticas
recomendadas actuales no recomiendan proteína adicional para personas mayores (35). Un metaanálilsis
de estudios de balance de nitrógeno concluyó que no existe suficiente evidencia para recomendar
diferentes ingestas de proteína para personas mayores, pero puntualizó que los datos son insuficientes y
contradictorios (34). Otros estudios han concluido que las necesidades de proteína de personas mayores
podrían ser de 1 a 1,25 gramos/kg de peso corporal (148,149). Las personas mayores pueden cubrir
fácilmente sus necesidades de proteína mediante una dieta vegetariana si se ingieren diariamente una
variedad de alimentos vegetales ricos en proteína, incluyendo legumbres y productos de la soja.
Las dietas vegetarianas, que son ricas en fibra, podrían ser beneficiosas para personas mayores con
estreñimiento. Las personas mayores vegetarianas podrían beneficiarse de consejo nutricional acerca de
alimentos fáciles de masticar, que requieran una mínima preparación, o que sean apropiados para dietas
terapéuticas.
Atletas
Las dietas vegetarianas pueden también cubrir las necesidades de los atletas de competición. Las
recomendaciones para atletas vegetarianos deben ser formuladas considerando los efectos de tanto el
vegetarianismo como del ejercicio. La postura de la Asociación Americana de Dietética y la Asociación de
Dietistas de Canadá acerca de la nutrición y el rendimiento de los atletas (39) aporta una guía dietética
apropiada para atletas, pese a que podría ser necesario realizar alguna modificación en lo que respecta a
las necesidades de los vegetarianos. Las recomendaciones de proteína para atletas de resistencia
(modalidades que exigen un esfuerzo moderado, generalmente deportes de equipo) son de 1.2 a 1.4
gramos/kg de peso corporal, mientras los atletas de fuerza (modalidades más exigentes físicamente)
podrían necesitar de 1.6 a 1.7 g/kg de peso corporal (39). No todos los grupos están de acuerdo con un
incremento en las necesidades de proteína en atletas (35). Las dietas vegetarianas que cubren las
necesidades energéticas y que contienen una variedad de proteína de alimentos vegetales, tales como
productos de la soja, otras legumbres, cereales, frutos secos y semillas, pueden aportar una cantidad
adecuada de proteína sin necesidad de usar alimentos especiales o suplementos (150). En el caso de
atletas adolescentes debe prestarse una atención especial al hecho de cubrir las necesidades de energía,
proteína, calcio y hierro. La amenorrea podría ser más común entre las atletas vegetarianas que en las no
vegetarianas, pese a que no todos las investigaciones coinciden en este dato (151,152). Las atletas
vegetarianas podrían beneficiarse de dietas que incluyan una suficiente cantidad de energía, mayores
niveles de grasa y generosas cantidades de calcio y hierro.
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Obesidad
Dentro del grupo de los Adventistas del Séptimo Día, el 40% de los cuales siguen una dieta exenta de
carne, los patrones de ingesta vegetarianos se han asociado con menores niveles de Índice de Masa
Corporal (IMC). En el Estudio de la Salud de los Adventistas, que comparó a vegetarianos y no
vegetarianos dentro de la población de Adventistas, el IMC se incrementó a la vez que lo hacía la
frecuencia de consumo de carne tanto en hombres como en mujeres (4). En el Estudio de Vegetarianos
de Oxford, los valores de IMC eran más altos para los no vegetarianos en comparación con los de los
vegetarianos en todos los grupos de edad y tanto para hombres como para mujeres (112).
En un estudio de 4.000 hombres y mujeres de Inglaterra que comparaba la relación entre consumo de
carne y obesidad dentro de cuatro grupos de personas: los que consumían carne, los que consumían
pescado, ovo-lacto-vegetarianos y veganos, la media de IMC fue más alta en el grupo de personas que
consumían carne y más baja en el grupo de veganos (153). El IMC fue más bajo en aquellos ovo-lacto-
vegetarianos y veganos cuya adherencia a la dieta tenía una antigüedad de 5 años o más.
Dentro de los factores que podrían ayudar a explicar los menores niveles de IMC en vegetarianos cabe
incluir diferencias en contenido de macronutrientes (menor ingesta de proteína, grasa y grasa animal),
mayor consumo de fibra, menor ingesta de alcohol y mayor consumo de verduras.
Enfermedad cardiovascular
Un análisis de cinco estudios prospectivos que incluyó más de 76.000 sujetos mostró que la muerte por
enfermedad isquémica del corazón era un 31% menor en hombres vegetarianos en comparación con los
no vegetarianos y un 20% menor en mujeres vegetarianas en comparación con las no vegetarianas (154).
Las tasas de muerte también fueron menores para hombres y mujeres vegetarianos en comparación con
las de semivegetarianos, que son aquellas personas que sólo comen pescado o que comen carne menos
de una vez a la semana. Dentro de los Adventistas del Séptimo Día, los varones vegetarianos tuvieron
una reducción del 37% en el riesgo de desarrollar enfermedad isquémica del corazón en comparación con
varones no vegetarianos (4). En el único estudio que incluyó sujetos veganos, el riesgo de desarrollar
enfermedad cardiaca fue incluso menor dentro de los Adventistas del Séptimo Día veganos que en los
ovo-lacto-vegetarianos (155).
Las menores tasas de enfermedad cardiaca en vegetarianos se explican en parte por sus menores
niveles de colesterol sanguíneo. Una revisión de 9 estudios encontró que, en comparación con no
vegetarianos, los ovo-lacto-vegetarianos y los veganos tenían una media de niveles de colesterol en
sangre que eran un 14% y un 35% menores, respectivamente (156). Pese a que la menor media de IMC
de los vegetarianos podría explicar esto, Sacks y sus colegas observaron que, incluso cuando los sujetos
vegetarianos tenían más peso que los no vegetarianos, los vegetarianos tenían unos valores de
lipoproteínas plasmáticas marcadamente inferiores (157), y Thorogood y sus colegas observaron que las
diferencias en los lípidos plasmáticos en vegetarianos, veganos y carnívoros persistían incluso ajustando
para el IMC (158). Algunos estudios, aunque no todos, han mostrado menores niveles de lipoproteínas de
alta densidad (HDL) en sujetos vegetarianos (29). Los bajos niveles de HDL podrían ser debidos al tipo o
a la cantidad de grasa dietética o a una menor ingesta de alcohol. Esto podría ayudar a explicar las
menores diferencias de enfermedad cardiaca entre mujeres vegetarianas y no vegetarianas, porque el
HDL podría ser un factor de riesgo más importante que los niveles de LDL para mujeres (159). Los niveles
medios de triglicéridos tienden a ser similares en vegetarianos y no vegetarianos.
Hay una serie de factores en las dietas vegetarianas que podrían afectar a los niveles de colesterol. Pese
a que los estudios muestran que la mayoría de vegetarianos no consumen generalmente dietas bajas en
Los vegetarianos consumen entre un 50% y un 100% más de fibra que los no vegetarianos, y los veganos
tienen ingestas de fibra más altas que las de los ovo-lacto-vegetarianos (29). La fibra soluble podría
disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular por el hecho de reducir los niveles de colesterol
sanguíneo (160). Los pocos estudios disponibles al respecto, sugieren que la proteína animal se asocia
directamente con mayores niveles de colesterol sérico incluso controlando otros factores dietéticos (161).
Los ovo-lacto-vegetarianos consumen menos proteína animal que los no vegetarianos, y los veganos no
consumen proteína animal. Las investigaciones sugieren que el consumo de por lo menos 25 gramos al
día de proteína de soja, en lugar de proteína animal o en adición a la dieta usual, reduce los niveles de
colesterol en personas con hipercolesterolemia (162). La proteína de soja podría también elevar los
niveles de HDL (162). Los vegetarianos suelen consumir más proteína de soja que el resto de la
población.
Existen otros factores que podrían influir en el riesgo de enfermedad cardiovascular independientemente
de los efectos en los niveles de colesterol. Los vegetarianos presentan mayores ingestas de las vitaminas
antioxidantes C y E, las cuales podrían reducir la oxidación del colesterol LDL. Las isoflavonas, que son
fitoestrógenos que se encuentran en alimentos derivados de la soja, también podrían tener propiedades
antioxidantes (163) y de aumentar la función endotelial y la resistencia de las arterias (164). Pese a que
existe poca información disponible acerca de la ingesta de fitoquímicos específicos en grupos de
población, los vegetarianos parecen consumir más fitoquímicos que los no vegetarianos debido a que un
mayor porcentaje de su energía proviene de alimentos vegetales. Algunos fitoquímicos podrían afectar a
la formación de placa por efectos en la señal de transducción y proliferación celular (165) y podrían
ejercer efectos antiinflamatorios (166). Investigaciones de Taiwán observaron que los vegetarianos tenían
unas respuestas vasodilatadoras significativamente mejores, lo cual se correlacionó directamente con la
cantidad de años siguiendo una dieta vegetariana, sugiriendo un efecto directo beneficioso de la dieta
vegetariana sobre la función endotelial vascular (167).
No todos los aspectos de las dietas vegetarianas están asociados con una reducción en el riesgo de
enfermedad cardiaca. Algunos (89, 103, 168-171) pero no todos (62,172) los estudios han encontrado
mayores niveles de homocisteína sérica en vegetarianos en comparación con no vegetarianos. Se cree
que la homocisteína es un factor de riesgo independiente de enfermedad cardiaca. La ingesta inadecuada
de vitamina B-12 podría ser la explicación. Las inyecciones de vitamina B-12 bajaron los niveles de
homocisteína en vegetarianos, muchos de los cuales tenían bajos niveles de B-12 y altos niveles de
homocisteína sérica (173). Además, una baja ingesta de ácidos grasos n-3, y un alto cociente de ácidos
grasos n-6/n-3 en la dieta podrían elevar el riesgo de enfermedad cardiaca en algunos vegetarianos (173).
Existen pocos estudios acerca del papel de las dietas vegetarianas como intervención para la enfermedad
cardiaca. Las dietas vegetarianas usadas en dichos estudios han sido normalmente muy bajas en grasa.
Debido a que dichas dietas han sido combinadas con otros cambios en el estilo de vida y se han
producido pérdidas de peso, no ha sido posible relacionar un efecto directo de la adopción de una dieta
vegetariana sobre los factores de riesgo para enfermedad cardiaca o mortalidad. Las dietas vegetarianas
pueden ser planeadas para conformar las recomendaciones estándar para el tratamiento de
hipercolesterolemia.
Hipertensión
Muchos estudios muestran que los vegetarianos tienen tanto la presión sanguínea sistólica como
diastólica más baja, con diferencias entre vegetarianos y no vegetarianos de entre 5 y 10 mm de Hg
menos en vegetarianos (29). En el Programa de Detección y Seguimiento de Hipertensión, la reducción
de la presión sanguínea de tan sólo 4 mm de Hg causó una reducción marcada en la mortalidad por todas
las causas (174).
Además de tener menores cifras de presión sanguínea en general, los vegetarianos tienen unas tasas
marcadamente menores de hipertensión que las personas que comen carne (175, 176). En un estudio, el
42% de los no vegetarianos tenía hipertensión (definida como 140/90 mm de Hg) en comparación con tan
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sólo el 13% de los vegetarianos. Hasta los semivegetarianos son un 50% más propensos a tener
hipertensión que los vegetarianos (4). Incluso cuando el peso corporal era similar entre sujetos, los
vegetarianos tenían menores cifras de presión sanguínea. Situar a sujetos no vegetarianos en una dieta
vegetariana condujo a una reducción en la presión sanguínea en sujetos normotensos (177) e hipertensos
(178).
Una serie de estudios han controlado varios factores que pueden explicar las menores presiones
sanguíneas de los vegetarianos y los efectos hipotensores del hecho de cambiar a una dieta vegetariana.
Los menores niveles de presión sanguínea no parecen ser debidos al menor IMC (175), al hábito
deportivo (179), a la ausencia de carne (180), a la proteína de la leche (181), al contenido de grasa de la
dieta (182), a la fibra (183) o a diferencias en la ingesta de potasio, magnesio o calcio (184). Debido a que
la ingesta de sodio de los vegetarianos es comparable o solamente modestamente inferior que la de los
no vegetarianos, el sodio tampoco explica las diferencias. Las explicaciones que se sugieren son la
diferencia en la respuesta en la sangre de glucosa-insulina debido al menor índice glucémico de las dietas
vegetarianas (185) o un efecto colectivo de componentes beneficiosos de los alimentos vegetales (186).
Diabetes
Las dietas vegetarianas pueden cumplir las guías para el tratamiento de la diabetes (187), y algunas
investigaciones sugieren que las dietas con más contenido en alimentos vegetales reducen el riesgo de
padecer diabetes tipo 2. Las tasas de diabetes aportadas por Adventistas del Séptimo Día eran menos de
la mitad que las de la población general, y, dentro de los Adventistas del Séptimo Día, los vegetarianos
tenían menores tasas de diabetes que los no vegetarianos (188). En el Estudio de la Salud de los
Adventistas, el riesgo ajustado para la edad de desarrollar diabetes en hombres vegetarianos,
semivegetarianos y no vegetarianos fue de 1.00, 1.35 y 1.97, respectivamente, y en mujeres fue de 1.00,
1.08 y 1.93 (4). Las posibles explicaciones del efecto protector de la dieta vegetariana son el menor IMC
de los vegetarianos y la mayor ingesta de fibra, factores ambos que mejoran la sensibilidad de la insulina.
Sin embargo, en los varones del Estudio de la Salud de los Adventistas, el riesgo de diabetes fue un 80%
más alto en no vegetarianos, pese a haber ajustado para el peso. En varones, el consumo de carne
estuvo asociado directamente con un incremento en el riesgo de diabetes. En mujeres, el riesgo
incrementó sólo cuando el consumo de carne excedía las cinco raciones por semana (188).
Cáncer
Los vegetarianos tienen una tasa global inferior de cáncer en comparación con la de la población general,
pero no está claro hasta qué punto esto es debido a la dieta. Cuando se controlan los factores no
dietéticos de riesgo de cáncer, se reducen en gran medida las diferencias en las tasas globales de cáncer
entre vegetarianos y no vegetarianos, pese a que permanecen marcadas diferencias en las tasas de
ciertos cánceres. Un análisis del Estudio de la Salud de los Adventistas que controló para la edad, sexo y
tabaquismo no encontró diferencias entre vegetarianos y no vegetarianos en cánceres de pulmón, mama,
útero o estómago, pero sí encontró que los no vegetarianos tenían un riesgo un 54% mayor de cáncer de
próstata y un riesgo un 88% mayor de cáncer colorrectal (4). Otras investigaciones han mostrado
menores tasas de proliferación de células de colon en vegetarianos en comparación con no vegetarianos
(189) y menores niveles de factor de crecimiento tipo insulina-I (del cual se piensa que está involucrado
en la etiología de varios cánceres), en veganos en comparación tanto con no vegetarianos como con ovo-
lacto-vegetarianos (190). Tanto las carnes rojas como las blancas han sido independientemente
vinculadas a un incremento del riesgo de cáncer de colon (4). Estudios observacionales han encontrado
una asociación entre la alta ingesta de alimentos lácteos y calcio con un incremento del riesgo de cáncer
de próstata (191-193), aunque no todos los estudios apoyan estos hallazgos (194). Un análisis conjunto
de 8 estudios observacionales no encontró relación entre consumo de carne o productos lácteos y el
cáncer de mama (195).
Las investigaciones sugieren que una serie de factores en las dietas vegetarianas pueden impactar en el
riesgo de cáncer. Las dietas vegetarianas se acercan más al cumplimiento de las guías dietéticas
emitidas por el Instituto Nacional del Cáncer que las dietas no vegetarianas, en particular con respeto a la
ingesta de grasa y fibra (196). Aunque los datos acerca de la ingesta de frutas y vegetales es limitada, un
estudio reciente encontró que la ingesta era considerablemente mayor entre los veganos en comparación
con los no vegetarianos (62). Un tiempo elevado de exposición a los estrógenos ha sido relacionado con
un incremento del riesgo de cáncer de mama. Algunos estudios muestran que los vegetarianos tienen
menores niveles de estrógeno en plasma y orina (197). También hay alguna evidencia que sugiere que
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las chicas vegetarianas empiezan la menstruación más tarde, lo cual puede reducir el riesgo de cáncer al
tener un menor tiempo de exposición a los estrógenos (132,133). La alta ingesta de fibra se cree que
protege frente el cáncer de colon, aunque no todas las investigaciones lo apoyan (198,199). El entorno del
colon de los vegetarianos es destacadamente diferente del de un no vegetariano. Los vegetarianos tienen
una menor concentración de ácidos biliares potencialmente carcinogénicos (200) y menores bacterias
intestinales que convierten el ácido biliar primario en ácido biliar secundario carcinogénico (201). Las
deposiciones más frecuentes, y los niveles de ciertas enzimas en el colon aumentan la eliminación de
potenciales carcinogénicos del colon (200,202). La mayoría de investigaciones muestran que los
vegetarianos tienen niveles menores de mutágenos fecales (203).
Los vegetarianos no consumen hierro hemo, el cual se ha mostrado que conduce a la formación de
factores sumamente citotóxicos en el colon aumentando el riesgo de cáncer de colon (204). Finalmente,
los vegetarianos tienen probablemente mayores ingestas de fitoquímicos, muchos de los cuales tienen
actividad anticancerígena. Las isoflavonas en los alimentos de soja han mostrado tener efectos
anticancerígenos, particularmente con respeto al cancer de próstata y de mama, aunque esto no es
apoyado por todas las investigaciones (205,206).
Osteoporosis
La osteoporosis es una enfermedad compleja afectada por la variedad de estilos de vida, por factores
dietéticos, y por factores genéticos. Aunque algunos datos indican que la osteoporosis es menos común
en los países desarrollados con una dieta en su mayoría basada en vegetales, estos estudios han
confiado en datos de fractura de cadera, la cual ha resultado ser poco fiable para comparar la salud ósea
a través de las culturas. Hay poca evidencia para sugerir que la densidad mineral ósea difiere entre no
vegetarianos occidentales y los ovo-lacto-vegetarianos.
Una serie de estudios ha mostrado que una alta ingesta de proteína, en particular a partir de alimentos
animales, causa un incremento de la excreción de calcio y aumenta las necesidades de calcio (207-209).
Este efecto se cree que es debido al incremento de carga ácida del metabolismo de los aminoácidos
sulfurados (AAS). Sin embargo, los cereales contienen también una gran cantidad de estos aminoácidos,
y algunas investigaciones muestran que la ingesta de AAS fue similar entre no vegetarianos y
vegetarianos (210). A pesar de esto, hay alguna evidencia que indica que las mujeres postmenopáusicas
con dietas altas en proteína animal y baja en proteína vegetal presentan una mayor tasa de pérdida ósea
y un gran incremento del riesgo de fractura de cadera (211).
Aunque una excesiva ingesta de proteína puede comprometer la salud ósea, hay evidencias que sugieren
que una baja ingesta de proteína podría aumentar el riesgo de tener una salud ósea más pobre (212). Si
bien hay muy poca información fiable acerca de la salud ósea de los veganos, algunos estudios sugieren
que la densidad ósea es menor en veganos en comparación con los no vegetarianos (213-215). Las
mujeres veganas, como otras mujeres, pueden tener bajas ingestas de calcio a pesar de la disponibilidad
de las fuentes no lácteas de calcio, el cual se puede absorber bien.
Algunas mujeres veganas pueden también tener ingestas de proteína muy bajas, y el estatus de vitamina
D ha mostrado estar comprometido en algunos veganos que viven en zonas de poca insolación (216-
218). Los menores niveles plasmáticos de estrógenos de los vegetarianos pueden ser un factor de riesgo
de osteoporosis. En comparación, estudios clínicos a corto plazo sugieren que la proteína de soja rica en
isoflavonas disminuye las pérdidas óseas vertebrales en mujeres postmenopáusicas (219). Mayores
ingestas de potasio y vitamina K en vegetarianos pueden también ayudar a proteger la salud ósea. Sin
embargo, los datos sugieren que la dieta vegetariana no necesariamente protege frente a la osteoporosis
a pesar del menor contenido en proteína animal.
Enfermedad Renal
La alta ingesta de proteína dietética puede empeorar una enfermedad renal existente o aumentar el riesgo
de quien es susceptible de padecer esta enfermedad, porque la ingesta de proteína está asociada con
una mayor tasa de filtración glomerular (TFG) (220). La TFG de los vegetarianos sanos es menor que la
de los no vegetarianos y es aún menor en los veganos (221). El tipo de proteína consumida puede
también tener un efecto, siendo más beneficiosos para la TFG los alimentos vegetales que la proteína
animal (222,223). La TFG fue un 16% mayor en sujetos sanos después de comer una comida con
proteína animal que después de realizar una comida con proteína de soja (222). Ya que la patología de la
enfermedad renal es parecida a la aterosclerosis, el menor nivel de colesterol plasmático y la reducida
oxidación de colesterol resultante de una dieta vegetariana, puede ser beneficioso para aquellas personas
con enfermedad renal.
Demencia
Aunque las tasas de demencia difieren marcadamente en todo el mundo, las diferencias en el criterio
diagnóstico hacen difícil la comparación entre culturas. De entre los Adventistas del Séptimo Día de los
Estados Unidos, aquellos que comían carne tenían más de dos veces la probabilidad de desarrollar
demencia (224). Aquellas personas que comieron carne muchos años tenían más de tres veces la
probabilidad de desarrollar signos de demencia. Las dietas altas en antioxidantes mostraron ejercer una
función de protección cognitiva (225-227).
La menor presión sanguínea de los vegetarianos puede también ser protectora. Hay también alguna
evidencia que indica que un menor colesterol sanguíneo protege frente a la demencia (228). Los altos
niveles de homocisteína están relacionados con un incremento del riesgo de demencia, lo cual puede
suponer un factor de riesgo para vegetarianos que no obtienen vitamina B-12 en cantidades adecuadas
(229-232). Aunque un estudio observacional encontró una aumentada tasa de demencia en hombres
Japoneses-Americanos que comían tofu regularmente (233), el estudio presentaba una serie de
limitaciones metodológicas, y otra investigación no ha apoyado estos hallazgos (234).
Enfermedad Diverticular
Gear y colegas encontraron que tanto los varones como las mujeres vegetarianas de edades entre 45 y
59 años tenían sólo el 50% de probabilidades de tener diverticulitis en comparación con los no
vegetarianos (235). Aunque la fibra se cree que es la razón más importante de esta diferencia, otros
factores también pueden tener un efecto. Las dietas ricas en grasa, independientemente de la ingesta de
fibra, han sido asociadas con un incremento del riesgo de diverticulitis (236). La ingesta de carne puede
también aumentar el riesgo (236). Investigaciones posteriores sugieren que el consumo de carne puede
promover el crecimiento de bacterias que producen un metabolito tóxico que debilita la pared del colon
(237).
Cálculos Biliares
En un estudio de 800 mujeres de edades comprendidas entre 40 y 69 años, las no vegetarianas tenían
más de dos veces la probabilidad de padecer cálculos biliares que las vegetarianas (238). La relación se
mantuvo incluso después de controlar los tres factores de riesgo conocidos de cálculos biliares: la
obesidad, el género, y la edad.
Artritis Reumatoide
La artritis reumatoide (AR), se cree que es una enfermedad autoinmune que implica inflamación de las
articulaciones. Varios estudios de un grupo de investigadores de Finlandia sugieren que ayunar, seguido
por una dieta vegana, puede ser útil en el tratamiento de la AR (239, 240).
Aunque los datos son muy limitados y es necesario realizar más seguimiento antes de extraer
conclusiones, algunos estudios sugieren que la dieta vegana con una mayoría de alimentos crudos
reduce los síntomas de la fibromialgia (241) y que una dieta vegetariana puede reducir los síntomas de la
dermatitis atópica (242).
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En los Estados Unidos, el Programa Especial de Nutrición Complementaria para mujeres, bebés, y niños
(WIC), es un programa de subvención federal que atiende a embarazadas, mujeres en el periodo de
postparto, mujeres en período de lactancia, bebés y niños mayores de 5 años clasificados como estar en
riesgo nutricional y con ingresos familiares por debajo de los estándares del estado. Este programa
proporciona cupones o vales para comprar algunos alimentos apropiados para vegetarianos, incluyendo
fórmulas infantiles, cereales infantiles fortificados con hierro, zumos de frutas o vegetales ricos en
vitamina C, zanahorias, leche de vaca, queso, huevos, cereales listos para comer fortificados con hierro,
judías o guisantes secos, y manteca de cacahuete. A las agencias estatales individuales se les permite
presentar un plan al Servicio de Alimentos y Nutrición del Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos para la sustitución de alimentos, con el fin de adaptarse a los diferentes patrones alimentarios
culturales, siempre que el alimento sustituto propuesto sea nutricionalmente equivalente o superior al
alimento que reemplaza, sea generalmente disponible, y que no cueste más que el alimento al que
reemplaza (243). Este suministro posiblemente pudo permitir la compra de más alimentos apropiados por
parte de veganos.
El Programa Prenatal de Nutrición del Canadá –CPNP-, (fundado federalmente por la organización “Salud
del Canadá”), y los Programas de la Comunidad Perinatal, proveen de vales o cupones o géneros
alimentarios a aquellas personas que cumplen los criterios de ingresos y riesgo nutricional establecidos
por el programa. Los vales pueden ser usados para conseguir algunos alimentos apropiados para
vegetarianos, incluyendo leche, zumos, queso, huevos, leche de soja fortificada, y otros alimentos (244).
En los Estados Unidos, el Programa del Instituto Nacional del Almuerzo (NSLP) permite usar productos de
proteína no cárnica, incluyendo ciertos productos de soja, queso, huevos, judías o guisantes secos
cocidos, yogurt, manteca de cacahuete, otras mantecas de frutos secos o semillas, cacahuetes, frutos
secos, y semillas (245,246). La información del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos para
el personal del servicio alimentario de los institutos incluye varias referencias a recetas vegetarianas y
veganas (247). En pocos Institutos públicos figuran regularmente artículos de menús vegetarianos. Los
almuerzos de instituto no son adecuados para veganos aun cuando estén disponibles algunas opciones
veganas, puesto que la leche de soja puede únicamente ser servida como una parte del almuerzo de
instituto en casos documentados de intolerancia a la lactosa.
En Canadá, los programas de instituto de: almuerzos, desayunos y tentempiés; así como los estándares
de selección de alimentos; y el suministro de comidas vegetarianas, varían de una región a otra. A nivel
nacional, el Programa para aprender a desayunar de la Fundación canadiense Living, esta desarrollando
el Programa de Mejores Prácticas Estándares para los programas de desayuno, tentempié y almuerzo.
Las comidas vegetarianas basadas en la Guía Alimentaria para una Comida Saludable del Canadá
encajan dentro de este marco (248).
El Programa Federal de Nutrición para Ancianos (PNA) distribuye fondos a los estados, territorios, y
organizaciones tribales para la red nacional de programas, que proporciona comidas comunitarias y a
domicilio (muchas veces conocidas como Comidas sobre Ruedas) para los ancianos americanos. Las
comidas servidas bajo este programa deben proporcionar como mínimo una tercera parte de las RDAs
(249). Las comidas son a menudo proporcionadas por las agencias locales de Comidas sobre Ruedas. La
Fundación Nacional de Comidas sobre ruedas ha desarrollado un juego de menús vegetarianos de 4
semanas (250,251).
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Las decisiones del tribunal de los Estados Unidos y del Canadá han garantizado a los internos de la
prisión el derecho a tener comidas vegetarianas por razones religiosas y médicas (y en el Canadá,
también por motivos personales) (252,253). Las instituciones federales proporcionan para muchos
estados y provincias opciones vegetarianas para las comidas.
El tribunal federal Canadiense ha dictaminado que los internos de la prisión que están en contra de comer
carne tienen el derecho constitucional de que les sirvan comidas vegetarianas. La cláusula de Libertad de
Conciencia en la Carta de Derechos permite a los prisioneros pedir comida vegetariana por razones
morales, así como solicitar comidas especiales por motivos religiosos o médicos (252).
Militares/Fuerzas Armadas
El Programa de Alimentación de la Armada de los Estados Unidos, el cual supervisa todas las
regulaciones alimentarias, permite elegir menús vegetarianos (254). Los Servicios de Alimentación de las
Fuerzas Canadienses ofrecen una o más opciones vegetarianas en cada comida (255). Aproximademente
entre el 10% y el 15% de los miembros de las Fuerzas Canadienses escoge comidas vegetarianas para
raciones de combate (packs de comidas individuales) (256).
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Los clientes vegetarianos pueden pedir servicios de consejo nutricional para una condición clínica
específica o para pedir ayuda en la planificación de dietas vegetarianas saludables. Las consultas pueden
girar también en torno a problemas relacionados con la escasa variedad de la dieta de la persona que
consulta. Los profesionales en Dietética tienen un importante papel en el apoyo del cliente que expresa un
interés en adoptar una dieta vegetariana o aquel que ya toma una dieta vegetariana. Es importante para
los profesionales en dietética apoyar cualquier cliente que elige este estilo de comida y poder dar
información actual correcta acerca de la nutrición vegetariana. La información debe ser individualizada
dependiendo del tipo de dieta vegetariana, edad del cliente, técnica de preparación de alimentos, y nivel
de actividad. Es importante escuchar la propia descripción del cliente de su dieta para establecer qué
alimentos pueden jugar un papel en la planificación alimentaria. La Figura 1 proporciona un listado de
páginas Web de vegetarianismo. La Figura 2 incluye consejos de planificación alimentaria.
Vegan Outreach
http://www.veganoutreach.org/whyvegan/health.html
http://www.veganoutreach.org/health/stayinghealthy.html
The Vegan Society (vitamina B-12)
http://www.ivu.org/ave/b12sheet.html
Vegetarian Nutrition Dietetic Practice Group
http://www.vegetariannutrition.net/
Vegetarian Resource Group
http://www.vrg.org/
The Vegetarian Society of the United Kingdom
http://www.vegsoc.org/health/
VegRD
http://vegrd.vegan.com/
Viajes:
Happy Cow’s Global Guide to Vegetarian Restaurants
http://www.happycow.net/
VegDining.com
http://www.vegdining.com/Home.cfm
Vegetarian Resource Group
http://www.vrg.org/travel/
Una variedad de propuestas de planeamiento de menús puede proporcionar una adecuada nutrición a los
vegetarianos. La Pirámide Alimentaria Vegetariana y el Arco Iris Alimentario Vegetariano (72,73) son dos
ejemplos de propuestas.
Además, las siguientes guías pueden ayudar a planificar dietas vegetarianas saludables:
• Elegir una variedad de alimentos incluyendo cereales integrales, verduras, frutas, legumbres,
frutos secos, semillas, y si se desea, productos lácteos y huevos.
• Optar a menudo por alimentos integrales, no refinados, y minimizar la ingesta de alimentos
dulces, grasos y muy refinados.
• Consumir una gran variedad de frutas y verduras.
• Si se usan productos animales (como lácteos y huevos), elegir lácteos bajos en grasa y usar
tanto los productos lácteos como los huevos de forma moderada
• Consumir habitualmente una fuente fidedigna de vitamina B-12 y, si la exposición a la luz solar
es limitada, emplear también regularmente una fuente de vitamina D.
Los profesionales en dietética pueden ayudar a los clientes vegetarianos de las siguientes formas:
• proporcionar información acerca de cómo cubrir los requerimientos de vitamina B-12, calcio,
vitamina D, zinc, hierro, y ácidos grasos n-3 porque las dietas vegetarianas mal planificadas
pueden, algunas veces, quedarse cortas en estos nutrientes;
• dar guías específicas para planear comidas ovo-lacto-vegetarianas o veganas equilibradas para
todos los estadios del ciclo vital;
• adaptar las guías para planear comidas ovo-lacto-vegetarianas o veganas equilibradas para
clientes con necesidades dietéticas especiales debido a alergias o enfermedades crónicas u
otras restricciones;
• familiarizarse con las opciones vegetarianas de los restaurantes locales;
• proporcionar ideas para planear comidas vegetarianas óptimas durante los viajes;
• instruir a los clientes acerca de las preparaciones y el uso de los alimentos que frecuentemente
forman parte de las dietas vegetarianas. La creciente selección de productos propuesta a los
vegetarianos puede hacer imposible el conocimiento de todos estos productos. Sin embargo, los
profesionales que trabajan con clientes vegetarianos deben tener un conocimiento básico de la
preparación, uso, y contenido de nutrientes de una variedad de cereales, legumbres, productos
de soja, análogos de la carne y alimentos fortificados.
• familiarizarse con las fuentes locales para comprar alimentos vegetarianos. En algunas
comunidades, la compra por correo puede ser necesaria.
• trabajar con los miembros de la familia, particularmente con los padres de niños vegetarianos,
para ayudar a proporcionar el mejor ambiente para cubrir las necesidades nutritivas en la dieta
vegetariana;
• si el profesional no está familiarizado con la nutrición vegetariana, debe ayudar al individuo a
encontrar a alguien cualificado para aconsejar al cliente o debe conducir al cliente a fuentes
fiables.
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Conclusiones
Las dietas vegetarianas apropiadamente planeadas han mostrado ser saludables, nutricionalmente
adecuadas, y beneficiosas en la prevención y tratamiento de ciertas enfermedades. Las dietas
vegetarianas son apropiadas para todos los estadios del ciclo vital. Hay muchas razones del aumento del
interés por el vegetarianismo. El número de vegetarianos en los Estados Unidos y Canadá se espera que
aumente a lo largo de la siguiente década. Los profesionales en dietética pueden ayudar a los clientes
vegetarianos proporcionando información actual correcta acerca de la nutrición vegetariana, alimentos, y
fuentes.
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Referencias
(Para consultar las referencias citadas en este texto, pulsar aquí) Ver más abajo por todas las referencias
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Nutrition in Complementary Care DPG (Dennis Gordon, MEd, RD, Saint Joseph Mercy Health System,
Ann Arbor, MI; Rita Batheja, MS, RD, Private Practice, Long Island, NY);
Pediatric Nutrition DPG (Maria Hanna, MS, RD, Children’s Hospital of Philadelphia, Philadelphia, PA;
Cristine M. Trahms, MS, RD, FADA, University of Washington, Seattle, WA; Tamara Schryver, MS, RD,
University of Minnesota, St. Paul, MN); Sports, Cardiovascular, and Wellness Nutritionist DPG (Gita B.
Patel, MS, RD, Alice Peck Day Memorial Hospital, Lebanon, NH; Pamela J. Edwards, MS, RD, University
of Nebraska Lincoln, Lincoln, NE);
Vegetarian Nutrition DPG (Winston J. Craig, PhD, RD, Andrews University, Berrien Springs, MI; Catherine
Conway, MS, RD, Private Practice, New York, NY); Women and Reproductive Nutrition DPG (Judith B.
Roepke, PhD, RD, Ball State University, Muncie, IN).
Karen Birkenhead, RD, (Group Health Centre, Sault Ste Marie, ON);
Samara Felesky Hunt (Consulting Dietitian, Calgary AB);
Susie Langley MS, RD (Nutrition Consultant in Private Practice, Toronto, ON);
Pam Lynch, MHE, RD (Nutrition Counselling Services, Halifax, NS);
Shefali Raja (Vancouver Coastal Health Authority, Vancouver BC);
Marilyn Rabin PDt (Douglas Hospital, Verdun, PQ);
Laura Toews, RD (St. Boniface General Hospital, Winnipeg, MB).
Barbara Emison Gaffield, MS, RD (chair), Barbara Baron, MS, RD; Suzanne Havala Hobbs, DrPH, RD,
FADA (content advisor).
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Traducción al español realizada por: Eduard Baladía, Julio Basulto y Mª Teresa Comas. Colaboración de Raul Bescós.
(Diplomados en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Barcelona CESNID)
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