Rito Bendición de Las Gargantas

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Rito bendición de las gargantas (San Blas)

RITOS INICIALES
El celebrante dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden: Amén.

Luego, el celebrante saluda a los presentes diciendo:


Dios, que nos eligió para que fuésemos santos, esté con todos ustedes.  

Y todos responden: Y con tu espíritu.


El celebrante dispone a los presentes para la celebración de la bendición con estas palabras u otras
semejantes:

Dios, que en todas partes manifiesta su poder y su bondad, encomienda a la


Iglesia la bendición de determinados elementos, para que todos los que los
usen piadosamente, se sientan atraídos hacia los bienes invisibles, y
bendigan a Dios, que es también admirable en sus santos.

Lectura de la Palabra de Dios


Fuera de la Misa, puede leerse: Mt. 4, 13-17 o bien Lc. 2, 27-33; Jn. 1, 6-10 o Ef. 5, 8-10 u
otro texto apropiado. Según las circunstancias se puede  recitar o cantar un salmo responsorial
u otro canto adecuado.
Dentro de la Misa, o bien se eligen las lecturas propias de San Blas (Rom. 5, 1-5; S.R. 116,
1-2; Mc. 16, 15-20); o las de la feria correspondiente, y en ningún caso puede reemplazarse el
salmo por otro canto no bíblico.

Después de la proclamación de las lecturas, fuera de la Misa y también dentro de ella, el


sacerdote hace una breve homilía en la que explica tales lecturas y el significado del rito.

Sigue la Plegaria común, que en la Misa adopta la forma de Oración de los fieles, y que,
dentro y fuera de ella, se concluye con la Oración de bendición de los cirios. Esa Plegaria
puede tomarse del Bendicional, n. 1342, o de alguno de los formularios de Oratio
fidelium propuestos por el Misal Romano, adaptado a las circunstancias. En cualquier caso, si
se omite la Plegaria, la Oración de bendición sigue a la homilía.

Oración de bendición de los cirios


El celebrante dice:
Oremos.
Luego, el celebrante, con las manos extendidas, dice:

En español:
Dios todopoderoso, Tú creaste la diversidad de las cosas del mundo, y
quisiste que tú mismo Hijo se encarnara para la Redención. Tú eres grande
e inmenso, digno de toda alabanza, y haces cosas admirables. Para confesar
su fe en Ti, el glorioso obispo y mártir San Blas, no temiendo los tormentos,
consiguió felizmente la palma del martirio. Entre otras gracias, le diste esta
prerrogativa: que por tu poder, curara cualquier mal de la garganta.

Te rogamos humildemente que no mires nuestras culpas, y por los ruegos y


méritos de San Blas, bendice + y santifica por tu admirable piedad estas
candelas, infundiéndoles tu gracia, a fin de que todos aquellos a quienes les
fueren aplicadas en su garganta, se vean libres de cualquier mal en ella, y
alegres y sanos, Te rindan en la Iglesia acciones de gracias, alabando tu
glorioso Nombre, que es bendito por los siglos. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.

En latín:

Omnipotens et mitissime Deus, qui omnium mundi rerum diversitates solo


Verbo creasti, et ad hominum reformationem illud idem Verbum, per quod
facta sunt omnia, incarnari voluisti: qui magnus es, et immensus, terribilis
atque laudabilis, ac faciens mirabilia: pro cuius fidei confessione, gloriosus
Martyr et Pontifex Blasius, diversorum tormentorum genera non
pavescens, martyrii palmam feliciter adeptus: quique eidem, inter caeteras
gratias, hanc praerogativam contulisti: ut quoscumque gutturis morbos, tua
virtute curaret; maiestatem tuam suppliciter exoramus, ut non inspectu
reatus nostri, sed eius placatus meritis et precibus, hanc cerae creaturam
bene+dicere, ac sanctificare tua venerabili pietate digneris, tuam gratiam
infundendo; ut omnes, quorum colla per eam ex bona fide facta fuerint, a
quocumque gutturis morbo ipsius passionis meritis liberentur, et in Ecclesia
sancta tua, sani  et hilares, tibi gratiarum referant actiones, laudentque
nomen tuum gloriosum, quod est benedictum in saecula saeculorum. Per
Dominum nostrum Iesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat
in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Y rocía las velas con agua bendita, aplicándolas inmediatamente (si el rito tiene lugar fuera de
la Misa) y siempre sin encenderlas, (las candelas se aplican cruzadas y «eventualmente»
unidas por una cinta roja, en clara alusión al martirio del santo obispo) la aplica en forma de
X, a la garganta de cada uno de los fieles.  Si el rito se celebra dentro de la Misa, la aplicación
de los dos cirios se realiza antes de la Bendición final. En  dado caso que el rito  fuera dentro
de la celebración se prosigue como de costumbre.

La fórmula que siempre ha de usarse para el rito de bendición de las gargantas es la siguiente:
El ministro sagrado dice:
«Por la intercesión de San Blas, obispo y mártir, te libre Dios de todo mal
de garganta y de cualquier otro mal». (En el nombre del ☩Padre, y del Hijo
y el Espíritu Santo). 

El fiel responde: Amén.

Fórmula en latín
Per intercessionem Sancti Blasii, Episcopi et Martyris, liberet te Deus a
malo gutturis, et a quolibet alio malo. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus
Sancti. 

R. Amen.

Conclusión del rito


El celebrante, con las manos extendidas sobre los fieles, dice:
El Señor tenga en cuenta la devoción de ustedes y les conceda su ayuda en
cada momento de la vida.

Todos dicen: Amén.

Después añade:
Les conceda una vida tranquila y la abundancia de sus dones.

Todos dicen: Amén.

Y agrega:
Que con su amor los guíe y proteja aquí en la Tierra, y los haga llegar
felizmente a la gloria celestial.

Todos dicen: Amén.

Y concluye diciendo:
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre  ustedes y permanezca para siempre. 

Todos dicen: Amén.

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