Ordenación de Un Solo Presbítero
Ordenación de Un Solo Presbítero
Ordenación de Un Solo Presbítero
Estando todo dispuesto para la celebración, se ordena la procesión por la iglesia hacia el altar como de
costumbre. El diácono lleve el Evangeliario y, si hubiere otros diáconos, precedan al ordenando, a los
presbíteros concelebrantes y finalmente vaya el Obispo y -un poco más atrás- dos diáconos que lo asistan. Al
llegar al altar y, hecha la debida reverencia, todos vayan a sus lugares asignados.
Mientras tanto, se canta la Antífona de entrada con su salmo, u otro canto adecuado.
Los Ritos iniciales y la Liturgia de la Palabra se hacen del modo acostumbrado hasta la proclamación del
Evangelio inclusive.
Ritos iniciales
Reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar, con los ministros, mientras se entona el canto de entrada.
Cuando llega al altar, habiendo hecho con los ministros una inclinación profunda, venera el altar con un
beso y, si es oportuno, inciensa la cruz y el altar. Después se dirige con los ministros a la sede.
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras
el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
O bien:
El Dios de la esperanza,
que por la acción del Espíritu Santo
nos llena con su alegría y con su paz,
permanezca siempre con todos ustedes.
Acto penitencial
A continuación se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles,
diciendo:
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I
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
LITURGIA DE LA PALABRA
Leccionario III p 260-263
1. Lectura del libro del profeta Isaías 49, 1-6
2. SALMO Sal 138, 1b-3. 13-14b. 14c-15 (R.: 14a)
2
3. Lectura de los Hechos de los apóstoles 13, 22-26
Evangelio: + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 57-66. 80
Aquí estoy.
El Obispo le pregunta:
¿Sabes si es digno?
El presbítero responde:
Teniendo en cuenta la consulta hecha al pueblo cristiano, y con el voto favorable
de las personas a quienes compete darlo, doy fe de que es digno.
El Obispo dice:
Con la ayuda de Dios y de nuestro Salvador Jesucristo, elegimos a este hermano
nuestro para el Orden presbiteral.
3
Todos responden:
Demos gracias a Dios.
HOMILÍA
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PARA LA ORDENACIÓN DE UN SOLO PRESBÍTERO
Queridos hermanos:
Este hijo, que es familiar y amigo de ustedes, será ordenado para el ministerio
presbiteral; por eso, es importante que consideren atentamente la función que va
a desempeñar en la Iglesia.
Es verdad que todo el Pueblo Santo de Dios ha sido constituido como sacerdocio
real por su incorporación a Cristo; sin embargo, el mismo Jesucristo, nuestro
gran Sacerdote, eligió a algunos discípulos para que ejercieran públicamente y en
su nombre, el ministerio sacerdotal en la Iglesia, al servicio de los hombres. El,
que fue enviado por el Padre, envió a su vez a los Apóstoles para que ellos y sus
sucesores, que son los obispos, completaran en el mundo su obra de Maestro,
Sacerdote y Pastor. Los presbíteros, por su parte, son constituidos cooperadores
de los obispos con los cuales, unidos en un mismo ministerio sacerdotal, son
llamados para servir al pueblo de Dios.
Después de madura reflexión, este hermano nuestro va a ser ordenado sacer
dote en el orden de los presbíteros. Así hará las veces de Cristo Maestro,
Sacerdote y Pastor, para que su cuerpo, que es la Iglesia, se edifique y crezca
como pueblo de Dios y templo del Espíritu Santo.
Al asemejarse a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, y al unirse al sacerdocio de
los obispos, quedará consagrado como auténtico sacerdote del Nuevo
Testamento, para anunciar el Evangelio, apacentar al pueblo de Dios y celebrar el
culto divino, especialmente en el sacrificio del Señor.
Por eso, querido hijo, que ahora serás ordenado presbítero: debes cumplir el
ministerio de enseñar en nombre de Cristo, el Maestro. Anuncia a todos los
hombres la palabra de Dios que tu mismo has recibido con alegría. Medita la ley
del Señor, cree lo que lees, enseña lo que crees y practica lo que enseñas.
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Que tu doctrina sea un alimento sustancioso para el pueblo de Dios; que la
fragancia espiritual de tu vida sea motivo de alegría para todos los cristianos, a
fin de que con la palabra y el ejemplo construyas ese edificio viviente que es la
Iglesia de Dios.
Te corresponderá también la función de santificar en el nombre de Cristo. Por
tu ministerio, el sacrificio espiritual de los fieles alcanzará su perfección al unirse
al sacrificio del'Señor, que por tus manos se ofrecerá incruentamente sobre el
altar, en la celebración de la Eucaristía. Ten conciencia de lo que haces e imita lo
que conmemoras. Por tanto, al celebrar el misterio de la muerte y la resurrección
del Señor, procura morir al pecado y vivir una vida realmente nueva.
Al introducir a los hombres en el pueblo de Dios por el bautismo, al perdonar
los pecados en nombre de Cristo y de la Iglesia por el sacramento de la
penitencia, al confortar a los enfermos con la santa unción, y en todas las
celebraciones litúrgicas, así como también al ofrecer durante el día la alabanza, la
acción de gracias y la súplica por el pueblo de Dios y por el mundo entero,
recuerda que has sido elegido de entre los hombres y puesto al servicio de los
hombres en las cosas que se refieren a Dios.
Con permanente alegría y verdadera caridad continúa la misión de Cristo
Sacerdote, no buscando tus intereses sino los de Jesucristo.
Finalmente, al participar de la función de Cristo, Cabeza y Pastor de la
Iglesia, permanece unido y obediente al Obispo. Procura congregar a los fieles en
una sola familia, animada por el Espíritu Santo, conduciéndola a Dios por medio
de Cristo. Ten siempre presente el ejemplo del Buen Pastor que no vino a ser
servido sino a servir y a buscar y salvar lo que estaba perdido.
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7
8
PROMESA DEL ELEGIDO
El elegido responde:
Sí, quiero.
El Obispo:
¿Quieres desempeñar digna y sabiamente el ministerio de la palabra en la
predicación del Evangelio y en la enseñanza de la fe católica?
El Obispo:
¿Quieres celebrar con fidelidad y piadosamente los misterios del Señor,
principalmente el sacrificio de la Eucaristía y el sacramento de la reconciliación,
para alabanza de Dios y santificación del pueblo cristiano, según la tradición de
la Iglesia?
El elegido:
Sí, quiero.
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El Obispo:
¿Quieres invocar la misericordia divina con nosotros, en favor del pueblo que te
sea encomendado, perseverando en el mandato de orar sin desfallecer?
El elegido:
Sí, quiero.
El Obispo:
¿Quieres unirte cada día más a Cristo, sumo Sacerdote, que por nosotros se
ofreció al Padre como víctima santa, y con Él consagrarte para la salvación de los
hombres?
El elegido:
Sí, quiero, con la ayuda de Dios.
a) Si es el Ordinario:
¿Prometes respeto y obediencia a mí y a mis sucesores?
El elegido responde:
Sí, prometo.
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SÚPLICA LITÁNICA
Todos se ponen de pie. El Obispo, sin mitra y con las manos juntas, mirando
hacia el pueblo, pronuncia la siguiente invitación:
Queridos hermanos:
Pidamos a Dios todopoderoso, que derrame abundantemente su gracia sobre este
hijo suyo, a quien eligió para el ministerio de los presbíteros.
Terminadas las letanías, el Obispo, de pie y con las manos extendidas, dice:
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IMPOSICIÓN DE LAS MANOS Y PLEGARIA DE ORDENACIÓN
El elegido se pone de pie, se acerca al Obispo quien está de pie con mitra
delante de la sede, y se arrodilla delante de él.
El Obispo impone las manos sobre la cabeza del elegido sin decir nada.
Después de imponer las manos, todos los presbíteros presentes, con estola,
imponen las manos al elegido en silencio (POLI NO IMPONE LAS MANOS).
Después de imponer las manos, los presbíteros permanecen cerca del Obispo
hasta terminar la Plegaria de Ordenación, permitiendo que los fieles puedan ver
la celebración.
El elegido se arrodilla ante el Obispo, quien sin mitra y con las manos
extendidas, dice la Plegaria de Ordenación:
12
Así, en el desierto, diste parte del espíritu de Moisés,
comunicándolo a los setenta varones prudentes
con los cuales gobernó más fácilmente a tu pueblo.
Así también hiciste partícipe a los hijos de Aarón
de la abundante plenitud otorgada a su padre,
para que un número suficiente de sacerdotes
ofreciera, según la ley, los sacrificios,
sombra de los bienes futuros.
13
Sea honrado colaborador del Orden de los obispos,
para que por su predicación, y con la gracia del Espíritu Santo,
la palabra del Evangelio dé fruto en el corazón de los hombres y
llegue hasta los confines del orbe.
Sea con nosotros fiel dispensador de tus misterios,
para que tu pueblo se renueve
con el baño del nuevo nacimiento
y se alimente de tu altar;
para que los pecadores sean reconciliados
y sean confortados los enfermos.
Todos responden:
Amén.
14
VESTICIÓN
Algunos presbíteros acomodan la estola del Ordenado según el modo presbiteral y le colocan la casulla.
Anselmo y
Terminada la Plegaria de Ordenación, todos se sientan. El Obispo se pone la mitra. El Ordenado se pone de
pie. Los presbíteros presentes vuelven a su lugar. Algunos presbíteros acomodan la estola del Ordenado
según el modo presbiteral y le colocan la casulla.
El Obispo recibe el gremial y unge con el santo Crisma las palmas de las manos del Ordenado, que estará
arrodillado delante de él, diciendo:
Jesucristo, el Señor,
a quien el Padre ungió con la fuerza del Espíritu Santo,
te proteja para santificar al pueblo cristiano
y para ofrecer a Dios el sacrificio.
Mientras tanto, los fieles presentan el pan sobre la patena y el cáliz con vino y agua para la celebración de la
Misa. El diácono los recibe y presenta al Obispo, quien los entrega al Ordenado que lo recibirá de rodillas; el
Obispo le dice mientras le entrega él la patena y el cáliz:
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La Misa continúa del modo acostumbrado.
Se dice Credo
Liturgia eucarística
La Liturgia eucarística se concelebra del modo acostumbrado, omitiendo la preparación del cáliz.
En la Plegaria Eucarística, el Obispo o uno de los presbíteros concelebrantes hace mención de los
presbíteros recién ordenados según las fórmulas siguientes:
Prefacio
La misión del Precursor
V/. El Señor esté con ustedes
R/. Y con tu espíritu.
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse
claramente y con precisión, como lo requiere la naturaleza de las mismas
palabras.
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan,
y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
O bien:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
O bien:
CP
Éste es el Misterio de la fe, Cristo nos redimió.
O bien:
19
CP
Éste es el Misterio de la fe, Cristo se entregó por nosotros.
CC
sí, Padre,
A al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
C1- DAVID
20
C2 - POLI
CP o CC
El pueblo aclama:
Amén.
21
Rito de la Comunión.
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que
Cristo nos enseñó:
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena y pone una partícula
dentro del cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo,
unidos en este cáliz,
sean para nosotros
alimento de vida eterna.
Esta aclamación puede repetirse varias veces, si la fracción del pan se prolonga.
La última vez se dice: danos la paz.
O bien:
23
Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre
no sea para mí un motivo de juicio y condenación,
sino que, por tu piedad
me sirva para defensa de alma y cuerpo,
y como remedio de salvación.
Después toma la patena o la píxide y se acerca a los que van a comulgar. Muestra
el pan consagrado a cada uno, sosteniéndolo un poco elevado y le dice:
El Cuerpo de Cristo.
Los familiares y amigos cercanos del Ordenado pueden recibir la comunión bajo las dos especies.
Terminada la distribución de la Comunión, puede cantarse un canto de acción de gracias. Al canto sigue la
oración para después de la Comunión.
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ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
David saluda a Santa Rosa de Lima e invita a rezar la oración diocesana por los
400 años.
Avisos:
Después de que salgan los ministros en procesión, David saludará al pueblo
frente al altar.
Todos estamos invitados a la comida a la canasta que se realizará
seguidamente en el salón del colegio María Auxiliadora.
Rito de conclusión
Dios Padre, que dirige y gobierna la Iglesia, mantenga tus propósitos y fortalezca
tu corazón para que cumpla fielmente el ministerio presbiteral.
Todos: Amén.
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El Obispo:
Que Dios te haga pastor verdadero
que distribuya la Palabra de la vida y el Pan vivo,
para que los fieles crezcan en la unidad del cuerpo de Cristo.
Todos:
Amén.
El Obispo:
Y la bendición de Dios todopoderoso
Padre, * Hijo, * y Espíritu * Santo
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
Todos responden:
Amén.
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