Manual Urologia Ped
Manual Urologia Ped
Manual Urologia Ped
2da edición.
ISBN:
Editores:
Ricardo Zubieta A.
Nelly Letelier C.
Carlos Finsterbusch R.
Coeditores:
Francisco Reed L.
Francisca Yancovic B.
Pedro José López E.
Coeditora digital:
Alejandra Ríos R.
Producción editorial:
Editorial Iku Limitada
Noviembre 2022
Autores
Prólogo.
Dr. Miguel O’Ryan Gallardo .............................................................................. 15
Hidrocele.
Dra. Macarena Muñoz Pérez, Dr. Pedro José López Egaña ......................... 61
Varicocele.
Dr. José Manuel Escala Aguirre ....................................................................... 64
Hipospadia.
Dr. Ricardo Zubieta Acuña, Dra. Pilar Echeverría Sepúlveda ...................... 79
Uropatía obstructiva.
Dr. Ricardo Zubieta Acuña ............................................................................... 90
Megauréter.
Dra. Francisca Yankovic Barceló ...................................................................... 104
Uréter ectópico.
Dr. Francisco Reed López-Güereña ............................................................... 110
Ureterocele.
Dra. Francisca Yankovic Barceló ...................................................................... 116
Enuresis.
Dra. Francisca Yankovic Barceló ...................................................................... 148
Vejiga neurogénica.
Dra. Pilar Echeverría Sepúlveda, Dr. Ricardo Zubieta Acuña ...................... 167
Patología uracal.
Dr. José Antonio Sepúlveda Cuevas ............................................................... 204
Diálisis.
Dra. Carolina Sugg Herrera, Dra. Carla Gálvez Veneros .............................. 236
Instrumentos en endourología.
Dr. Francisco J. Reed López-Güereña ............................................................ 254
PARTE 7: Síndromes
Hematuria.
Dra. Rosario Mainguyague Grant, Dr. Francisco J. Reed López-Güereña ...... 285
Epispadias.
Dr. Yair Cadena, Dr. Julián Pardo ..................................................................... 314
Tumores renales.
Yolanda Pullin Martínez, Dr. Ricardo Zubieta Acuña .................................... 322
Tumores testiculares.
Dra. Francisca Yankovic Barceló ...................................................................... 330
PARTE 9: Trauma
Sinequia vulvar.
Dra. Lilian Carrasco Leal ................................................................................... 364
Vulvovaginitis.
Dra. Lilian Carrasco Leal ................................................................................... 374
Patología ovárica.
Dra. Mónica Quitral Villanueva ........................................................................ 378
Malformaciones müllerianas.
Dra. Mónica Vega Sandoval ............................................................................. 383
Octubre 2022
Estudios diagnósticos
ESTUDIO POR IMÁGENES EN PATOLOGÍA
UROLÓGICA PEDIÁTRICA
Mariela Brieba Aguirre
INTRODUCCIÓN
Las técnicas de estudios por imágenes han tenido avances sostenidos en el
tiempo, como mejorar la capacidad diagnóstica de las distintas técnicas diag-
nósticas, disminuir los efectos adversos a medios de contraste y reducir la
exposición a las radiaciones ionizantes, fundamental en la práctica pediátrica.
Los estudios imagenológicos en la patología urológica, tienen como finalidad la
búsqueda de anomalías anatómicas reversibles de las vías urinarias que pueden
predisponer al paciente pediátrico a infecciones urinarias aisladas o recurrentes
y al daño renal agudo y/o crónico. Cabe mencionar la importancia del diagnós-
tico precoz de patologías con secuelas irreversibles como lo son: la torsión tes-
ticular en el caso de la patología escrotal aguda o el diagnóstico de valvas de
uretra posterior, dado el riesgo de enfermedad renal crónica que conlleva.
Existen variados métodos diagnósticos para el estudio de la patología urológica
en la edad pediátrica y la decisión del método de estudio dependerá de la edad del
paciente, sospecha clínica y acceso a dichos estudios en los centros de derivación.
Los métodos de estudio para la patología nefrourológica presentes en nuestro
centro son los siguientes:
Radiografía simple
Técnicas de realización más sencilla y de amplio acceso, sin embargo, su uso
está cada vez más limitado tanto por el empleo de radiación ionizante como
en la limitación de la información entregada. Su uso se limita a la detección
y seguimiento de calcificaciones renales y de las vías urinarias, dado que la
ecografía no logra visualizar en forma completa estructuras anatómicas como
los uréteres (Figura 1).
Ecografía
Es el método de elección en la mayoría de las patologías nefrourológicas en
edad pediátrica, debido a su inocuidad (no usa radiaciones ionizantes), bajo
costo y mayor disponibilidad (Figuras 2, 3, 4, 7 y 8).
Figura 5.
PieloTC
Estudio no contrastado, que tiene como principal indicación la presencia y
ubicación de litiasis en las vías excretoras. Además, de entregar información
sobre la densidad de la litiasis que puede orientar a la conducta y tratamiento
a seguir (Figura 4B).
Solo en casos muy seleccionados se realizará estudio contrastado, indicados
principalmente patología tumoral y traumática. La utilización de más de una
fase de la inyección de contraste será evaluada caso a caso, teniendo por fi-
nalidad ver el comportamiento de la captación del contraste que presenta la
lesión y orientar de esta manera el diagnóstico (Figuras 6, 9 y 10).
Figura 7. A) Ecografía renal y vesical que muestra proceso inflamatorio con colec-
ción en relación con uraco persistente.
Medicina nuclear
Las técnicas de medicina nuclear que nos ayudarán en diagnóstico de distintas
patologías nefrourológicas, por ejemplo:
1. Cintigrama renal estático con DMSA: Se realiza a través de la inyec-
ción endovenosa del ácido dimercaptosuccínico (DMSA) marcado con
99mTc que es selectivamente captado por la corteza renal y que nos
entrega información en el estudio de malformaciones congénitas, pa-
tologías infecciosas con disminución de la captación del radiotrazador
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Leroy S, Vantalon S, Larakeb A, Ducou-Le-Pointe H, Bensman A. Vesicoureteral re-
flux in children with urinary tract infection: comparison of diagnostic accuracy of re-
nal US criteria. Radiology. 2010;255(3):890-8.
2. Sharma G, Sharma A. Postnatal management of antenatally detected hydronephro-
sis. World J Clin Urol 2014; 3(3): 283-94.
3. Peghini E. Urinariy tract infections throgh the eye of the radiologist. ESR, 2014.
4. Albillos JC. Las técnicas de imagen en el estudio de las enfermedades nefrológicas.
AEPED, protocolos, 2014.
5. Bradshaw K. Urinary tract infections. The british intitute of Radiology.
Técnica
No requiere preparación. No tiene contraindicaciones. Inyección EV de DMSA
Tc99m (dosis ajustadas al peso). A las 2-4 horas. posinyección se adquieren
imágenes de ambos riñones en proyecciones: póstero-anterior, oblicua pos-
terior derecha e izquierda y ántero-posterior. Se calcula función relativa.
Indicaciones
1. Forma renal
Variantes normales como triangular, forma de pera, doble sistema,etc. o anor-
males, como riñón en herradura, riñón en torta, fusionados, etc.
2. Tamaño renal
Es una estimación relativa: nefromegalia o menor tamaño o asimetría de ta-
maño. Las medidas en centímetros que puede entregar la medicina nuclear en
general son solo aproximadas.
Figura 1. CR DMSA.
NORMALES
ANORMALES
4. Función relativa
En qué porcentaje cada riñón está aportando al 100% de la función renal. Valor
Normal: 50 +/-5%.
% Riñón Derecho: cuentas riñón derecho/cuentas riñón derecho + cuentas ri-
ñón izquierdo.
Útil para evaluar viabilidad renal o grado de compromiso renal: en daño renal
crónico, tumores renales, displasia renal, trauma renal, infarto renal, etc. En la
decisión de nefrectomías: función relativa menor o igual a 10% en adultos y en
niños. Es una estimación relativa. Si ambos riñones están insuficientes, pode-
mos tener una función relativa normal (Figura 2) y puede ser anormal solo por
asimetría de tamaño renal.
A B
Figura 3.
CR DINÁMICO
(EC o MAG 3 recomendados en niños por mayor extracción renal)
Entrega información aproximada de la función renal y evalúa el paso del tra-
zador a través del sistema excretor: cálices, pelvis, uréteres hacia vejiga. Su
principal indicación es la evaluación de la dificultad o no de vaciamiento en sis-
tema excretor dilatado observado con técnicas anatómicas (ecografía):hidro-
nefrosis, hidroureteronefrosis, megauréter, por lo que este examen se realiza
habitualmente bajo la acción diurética: uso de furosemida endovenosa (EV).
Técnica
Inyección EV del trazador con el paciente posicionado en detector de la gam-
macámara y adquisición continua por 20-30 minutos en proyección póstero
anterior. Uso de Furosemida EV a tiempo cero es lo indicado para pediatría,
(algunos protocolos la usan a los 15-20 minutos). Debe adquirirse imagen
posmicción y posefecto de gravedad en el paciente (posición erecta, que ca-
mine) y si persiste dificultad de vaciamiento se obtiene un control más tardío,
no mayor a 2 horas.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Piepsz A. Radionuclide studies in paediatric nephro-urology. Eur J Radiol 2002;43:
146–53.
2. Edefonti A,Tel F,Testa S, De Palma D. Febril urinary tract infection clinical and labora-
tory diagnosis imaging and prognosis. Semin Nucl Med. 2014;44:123-8.
3. Piepsz A. Antenatally Detected Hydronephrosis. Semin Nucl Med. 2007;37:249-60.
4. Gordon I, Barkovics M, Pindoria S, et al. Primary Vesicoureteric Reflux as a Predictor
of Renal Damage in Children Hospitalized with Urinary Tract Infection: A Systematic
Review and Meta-Analysis. J Am Soc Nephrol. 2003;14:739–44.
INTRODUCCIÓN
El adecuado entendimiento del funcionamiento del tracto urinario inferior de
nuestros pacientes es un elemento fundamental para manejar de las patolo-
gía que afectan el aparato vésico esfinteriano. En este sentido, realizar una
adecuada evaluación con un enfoque fisiopatológico nos permite completar
intervenciones adecuadas y fundamentadas, muchas veces sin necesidad de
estudios complejos o que signifiquen instalación de catéteres, exposición a
radiación, anestesia o medicamentos.
Los estudios no invasivos nos permiten muchas veces una correcta aproxima-
ción diagnóstica que el médico especialista debería ser capaz de interpretar
adecuadamente.
ESTUDIOS NO INVASIVOS
Antes de plantear la necesidad de un estudio urodinámico, invasivo o no, es
necesario realizar una adecuada evaluación clínica, explorando los síntomas
de fase de continencia, síntomas de fase miccional, posmiccionales y la pre-
sencia de maniobras retentivas. Tomaremos en cuenta el desarrollo físico,
mental y entorno social de nuestro paciente. Junto con una adecuada explora-
ción física, podremos realizar diagnósticos sindromáticos, que serán el punto
de partida de nuestro proceso terapéutico. A manera de ejemplo, pacientes
con residuos posmiccionales elevados orientarán el estudio de manera distin-
ta a pacientes que se mantienen con vejiga vacía.
Cartilla miccional
La cartilla miccional (CM) es un instrumento clínico que intenta reproducir el
hábito miccional de una persona, siendo fácil, accesible, de bajo costo y repro-
ducible.
Material requerido: recipiente graduado (Figura 1), cuaderno, lápiz, reloj y de-
dicación.
ANÁLISIS
Un adecuado registro del volumen y la frecuencia miccional nos permite acce-
der a una gran cantidad de información.
El volumen de cada vaciado nos puede orientar a estimar la capacidad vesical
funcional y si ésta es adecuada para la edad de nuestro paciente. La capacidad
vesical esperada para un niño de peso promedio sobre los dos años se puede
calcular con la fórmula: Volumen Vesical = (Edad + 1) x 30 (ml), debiendo llamar
nuestra atención los volúmenes que se alejen más de un 20% de los valores
esperados.
CUESTIONARIOS
La ICCS reconoce la validez del cuestionario DVSS, Dysfunctional voiding
symptom score para evaluar la severidad de los síntomas del tracto urinario
inferior y el PIN-Q, Pediatric urinary incontinence quality of life, para el impacto
emocional de la incontinencia en los niños, sin embargo, el uso de estos ins-
trumentos necesita una adecuada adaptación a la población en la que serán
aplicados.
Ecografía
El estudio ecográfico nos permite evaluar el comportamiento del tracto urina-
rio inferior y su impacto en el sistema superior.
La importancia del llene vesical al momento de evaluar un paciente con dilata-
ción nefroureteral hace indispensable repetir la medición luego de la micción,
observando si revierte este hallazgo.
La presencia de residuo posmiccional nos da información vital del funciona-
miento vesical. Debe ser medido dentro de los primeros 5 minutos posmiccio-
nales, siendo patológicos residuos sobre el 10% a 20% de la capacidad vesical.
Para estimar adecuadamente el residuo posmiccional, la capacidad vesical
medida no debe ser menor al 50% o superior en un 15% a la capacidad espe-
rada para la edad.
El grosor de la pared vesical es un parámetro a considerar. Paredes engrosa-
das orientan a cuadros obstructivos, sin embargo, no están estandarizados
valores de corte o de llene vesical adecuados para medir estos parámetros.
También nos puede informar sobre la existencia distensión rectal por heces,
orientando el diagnóstico en pacientes con disfunción vésico intestinal.
Uroflujometría no invasiva
La uroflujometría no invasiva es un examen que consiste en medir una micción
mientras se registra el flujo urinario, el volumen vaciado y tiempo en que se
produce la micción. Se puede asociar a el uso de electromiografía perineal para
obtener información adicional sobre el comportamiento de los músculos per-
ineales durante la micción y de estimación de residuo posmiccional ecográfica
o por cateterismo.
Se realiza generalmente con un flujómetro de peso que estimará el peso de
orina vaciado en volumen urinario.
Nos entrega valiosa información sobre las características del flujo urinario, sien-
ESTUDIOS NO INVASIVOS
El niño debe ingresar a la sala de urodinamia con deseo miccional habitual, sin
retención excesiva de orina para evitar una distensión vesical más allá de lo
acostumbrado, porque este factor altera la FM y la EMG.
2. Alteraciones de la acomodación
Se refiere a la incapacidad de la vejiga para mantener sus presiones bajas du-
rante el llenado vesical. En la medida que avanza la infusión dentro de la ve-
jiga, se observa un aumento progresivo de la presión del detrusor, que puede
impedir el adecuado drenaje de orina desde los uréteres a la vejiga, causando
dilatación de la vía urinaria superior o incluso daño renal. La etiología es la pér-
dida de la capacidad viscoelástica de la pared por causa neurogénica o mio-
génica.
Las alteraciones en la fase de vaciado, pueden corresponder a:
1. Obstrucciones infravesicales
Se refiere a alteraciones anatómicas o funcionales que provocan resistencia al
flujo miccional y que se representan en su estado más avanzado por un flujo
en meseta, asociado a una gran contracción del detrusor, que busca vencer la
obstrucción, que puede requerir incluso uso de prensa abdominal (registrado
como aumento en la presión abdominal) y que si se debe a una obstrucción
funcional mostrará aumento de la actividad EMG durante la micción. Puede
asociarse a residuo posmiccional importante.
CONSIDERACIONES
La interpretación de la urodinamia pediátrica tiene la dificultad de que la diná-
mica vesical cambia durante el crecimiento y alteraciones a una edad, pueden
ser fisiológicas en otras (presencia de contracciones no inhibidas en período
lactante).
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Nevéus T, von Gontard A, et al. The Standardization of Terminology of Lower Urinary
Tract Function in Children and Adolescents: Report from the Standardisation Commi-
ttee of the International Children’s Continence Society. J Urol. 2006;176:314-24.
2. Abrams P, Cardozo L, Caída M, et al. Estandarización de la terminología de la función
del tracto urinario inferior: informe del Subcomité de Estandarización de la Sociedad
Internacional de Continencia (ICS) / La estandarización de la terminología de la fun-
ción del tracto urinario inferior. Rev Chil Urol. 2006;71:79-94.
3. Kaefer M, Zurakowski D, Bauer SB, et al. Estimating normal bladder capacity in chil-
dren. J Urol. 1997;158(6):2261-4
4. Yeung C, Godley M, Duffy P, Ransley P. Natural filling cistometry in infants children.
Br J Urol. 1995; 75(4) 531-7.
Patología genitales
externos masculino
FIMOSIS Y PATOLOGÍA PREPUCIAL
DEFINICIÓN
La fimosis corresponde a una estrechez prepucial que impide la retracción del
prepucio sobre la totalidad del glande en forma cómoda.
La estrechez prepucial es una condición natural desde el nacimiento, conside-
rándose fisiológica hasta los 4 años de edad. Al nacer, solo un 4% de los niños
logra una retracción total del prepucio, mientras que, en un 54% se logra vi-
sualizar el meato, y en un 42%, no es posible ninguno de los anteriores. Aún
más, al año de vida, el 50% de los niños mantiene su condición de estrechez
prepucial. Sin embargo, alrededor de los 3 años, el 90% resuelve espontánea-
mente.
Así, a los 4 años de vida, cerca del 98% de los niños debiesen presentar una
retracción prepucial adecuada. En adultos, la incidencia de fimosis bordea el
1%-2%.
DESARROLLO Y ETIOLOGÍA
El desarrollo peneano comienza durante el primer trimestre de edad gesta-
cional, culminando alrededor de las 17 semanas. Por su parte, el prepucio y el
glande se desarrollan a partir de un tejido común cercano al 3º mes de ges-
tación, donde el prepucio nace de la base del glande, creciendo a una mayor
velocidad en su parte dorsal que ventral. Durante el embarazo, prepucio y
glande permanecen unidos, y es cercano al parto cuando inician el proceso de
queratinización y descamación con el fin de separarse. Lo anterior, en algunos
niños se manifiesta como esmegma neonatal. Este proceso puede durar un
par de años, donde comienza un fenómeno madurativo de adelgazamiento y
aumento de elasticidad prepucial, esperándose que el prepucio logre retrac-
ción completa en forma gradual.
En cuánto a la etiología, si bien no está del todo claro, la fimosis secundaria po-
dría estar asociada a condiciones infecciosas, inflamatorias y hormonales. La
inflamación de la piel genital producto del uso de pañales podría impidir este
proceso, promoviendo la fimosis y el retardo en la maduración. Otras causas
CLÍNICA – DIAGNÓSTICO
La fimosis fisiológica se manifiesta como la imposibilidad de retraer el prepu-
cio. En ocasiones puede producirse balonamiento prepucial al orinar, sin em-
bargo, la piel se observa sana. Por otro lado, en las fimosis patológicas, puede
existir sintomatología como dolor local, irritación del prepucio distal, infeccio-
nes locales (balanitis), sangrado, disuria, erecciones dolorosas, balonamiento
prepucial a la micción, e inclusive, pudiesen haber infecciones urinarias a re-
petición. Sin embargo, la mayoría de los pacientes portadores de fimosis son
asintomáticos.
En cuanto al diagnóstico, éste es netamente clínico. No se requieren exáme-
nes de laboratorio ni imágenes.
TRATAMIENTO
Como concepto, el manejo de la fimosis es quirúrgico y consiste en la circunci-
sión, donde se reseca completamente la zona prepucial estrecha. Existen dos
técnicas quirúrgicas para realizarlo, ya sea una circuncisión completa o “ tipo
americana”, donde el glande queda completamente expuesto, o una circun-
cisión conservadora o “plástica”, donde se reseca el anillo estrecho y la piel
residual queda cubriendo parcialmente el glande. Esto depende tanto de la
anatomía del niño, como de factores culturales.
Las indicaciones para una circuncisión son:
1. Niños que presentan fimosis sobre los 4 años.
2. Balanitis a repetición.
3. Parafimosis.
4. Infección urinaria en menores de 1 año (ver capítulo de ITU).
Manejo Médico
Durante los años, se han utilizado corticoides tópicos (Betametasona) como
manejo conservador, sin embargo, sus resultados son controversiales. Algu-
nos estudios reportan tasas de efectividad desde 65 – 95%, dependiendo de
la edad, tipo y severidad del paciente. Existen trabajos que reportan recurren-
cia de la estrechez al finalizar el tratamiento tópico, mientras que otros, han
tenido éxito como tratamiento. Sin embargo, no se ha logrado establecer si
aquellos que han logrado resolverse con corticoides tópicos, han sido efecti-
vamente por éstos o si es parte de la evolución natural del paciente. Así, las úl-
timas guías de la Sociedad Europea de Urología Pediátrica (EAU) recomiendan
el uso de corticoides tópicos en caso de fimosis fisiológica, sobretodo aque-
llas con adherencias balanoprepuciales, con una tasa de éxito de 80%, y, una
recurrencia de hasta 17%. Por esto, podría intentarse como manejo inicial, te-
niendo claro que, de no resultar, el manejo definitivo sigue siendo quirúrgico.
COMPLICACIONES
Preoperatorias
Micción dolorosa e Infecciones
Debido a una estrechez extrema, se produce un impedimento en la salida de
orina. Esta acumulación puede generar irritación local, dolor miccional, infec-
ciones, que pudieran llevar a balanitis, y en algunos casos, síntomas sugeren-
tes de obstrucción.
Parafimosis
Es la imposibilidad de reducir el prepucio hacia su posición original. Lo anterior,
se debe al anillo estrecho ubicado a nivel del surco-balanoprepucial, lo que al-
tera el retorno linfático primero y luego, podría alterar el retorno venoso, pro-
duciendo edema y dolor a nivel del glande. Si se mantiene en el tiempo, podría
afectar la perfusión e irrigación peneana, por lo que constituye una urgencia.
Su resolución es mediante la reducción. Para ello, se proporciona analgesia y
bloqueo peneano para el dolor, hielo local y compresión con bicarbonato en
gasa para reducir el edema y finalmente, se realiza la reducción hasta vencer
el punto más estrecho y retornar el prepucio a su estado habitual. El trata-
miento definitivo, es la circuncisión tardía una vez que haya pasado el proceso
inflamatorio.
Posoperatorias
Existen complicaciones inherentes a todo acto quirúrgico como el sangrado,
infección y dehiscencia de sutura, sin embargo, al tratarse de una cirugía habi-
tual en los centros especializados, su porcentaje actual es de 1,5% (8).
En cuanto a las complicaciones específicas de esta cirugía, se describen el
corte del glande y la estrechez del meato, que se podría explicar por una ci-
catrización anómala por injuria de la arteria frenular. La estrechez del meato
se maneja con dilataciones meatales en forma ambulatorias y si fracasa, se
resuelve mediante meatotomía.
Asimismo, existen complicaciones en el ámbito estético, como el edema de
mucosa ventral que ocurre a nivel subcoronal del pene, dando un aspecto cos-
mético diferente al esperado. Suele evolucionar hacia la resolución de forma
tardía, demorando meses. Por otro lado, las expectativas cosméticas de los
padres pueden diferir con los resultados finales, por lo que, tanto los padres
como el cirujano deben conversar ampliamente este tema.
PRONÓSTICO
Tras el nacimiento, la fimosis suele resolverse en forma espontánea. No obs-
tante, si esto no ocurre o existen otros factores agregados, se recomienda la
resolución quirúrgica mediante una circuncisión, cuya tasa de complicaciones
es baja y sus resultados, excelentes.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Baskin LS. Circumcision. En: Baskin LS, Kogan BA. Handbook of Pediatric Urology. 2nd
Edition, Philadelphia by Lippincott Williams and Wilkins 2005; Cap 1, pp. 1- 8.
2. McAndrew HF. Phimosis & Paraphimosis. En: En: Davenport M, Pierro A. Pae-
INTRODUCCIÓN
Esta patología se caracteriza por la ausencia de uno o ambos testes en la bolsa
escrotal, es decir, aquellos testes que se ha detenido en su normal descenso
desde el abdomen al escroto.
Los testículos pueden continuar su descenso desde cerca del riñón durante los
primeros meses de vida, sin embargo, es improbable que ocurra después de
los 4 meses de vida, período en que ya ha finalizado la “minipubertad”. Esto es
relevante por los cambios patológicos que puede sufrir el teste y que nos guía
hacia el manejo de esta patología.
EPIDEMIOLOGÍA
Es la malformación genital más frecuente en niños, con una incidencia del
2%-4% en los recién nacidos, la cual disminuye al 1% al año de vida. Esta in-
cidencia aumenta en pacientes de menor peso y edad gestacional, llegando
hasta el 30% en los recién nacidos de pretérmino.
EMBIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA
El descenso Testicular ocurre en 2 fases:
1° Fase Transabdominal
En la sexta semana de gestación, el testículo se desarrolla a partir de la cresta
gonadal en una posición abdominal. En la segunda mitad de la gestación, los
andrógenos y el factor Insulino Simil-3 (INS-3) generan el descenso testicu-
lar, quedando en una primera fase el gubernaculum testis anclado al orificio
inguinal profundo. Posteriormente, el testículo y epidídimo cubiertos de peri-
toneo ingresan al conducto inguinal cerca de la semana 15 de gestación.
2° Fase Inguinoescrotal
En esta fase, altamente dependiente de andrógenos, el Gubernaculum testis
guía el descenso testicular a través del conducto inguinal hasta su posición fi-
RELEVANCIA CLÍNICA
La posición intraescrotal le confiere las condiciones necesarias al testículo
para su normal desarrollo. Los testículos no descendidos desarrollan cambios
histológicos dados por una temperatura elevada, ya desde los 6 meses de
vida.
Histológicamente hay una degeneración de las células germinales, lo que
ocurre en un 1% de los niños sin patología, aumentando hasta en un 20% en
niños con Criptorquidea a los 2 años, 40% a los 6 años y 45% a los 10 años,
generando espermatogonias incapaces de completar su proceso habitual de
maduración, lo que podría implicar infertilidad futura.
Este daño, probablemente relacionado con la temperatura, disfunción Pitui-
taria-Gonadal y displasia subyacente, pueden llegar a la atrofia testicular y
azoospermia. Se generarían, además, focos de displasia celular que incre-
mentan el riesgo de cáncer testicular, siendo 3-10 veces más frecuente en
hombres con antecedentes de Criptorquidea, presentándose carcinoma in situ
hasta en el 25% de los adultos con testículos intraabdominales.
Debemos considerar también la posibilidad de presencia concomitante de
hernias inguinales, así como el riesgo de torsión testicular (fijación anómala)
y trauma.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de esta patología es clínico. El examen físico debe realizarse
en un ambiente cálido y con manos tibias. Se puede posicionar al paciente en
decúbito supino con las piernas flectadas “ranita”, sentado o en cuclillas “en
posición india”. Antes de palpar al niño, inspeccionar en búsqueda de hipopla-
sia escrotal. Luego, una mano se apoya a nivel del anillo inguinal profundo de
manera de fijar el cordón, y se moviliza hacia caudal “ordeñando” el conducto.
La otra mano recibe el testículo a nivel del anillo superficial, intentando des-
cenderlo hasta el escroto. Se debe evaluar tamaño, forma, presencia de ma-
sas y compararlo con el contralateral.
CLASIFICACIÓN
Según los hallazgos, podemos clasificar al testículo no descendido en Testícu-
los Palpables y No Palpables (Figura 1).
Testículos palpables
• Testículo retráctil: es aquel testículo capaz de descender hasta el es-
croto sin tensión en el cordón espermático. El hemiescroto ipsilateral
se encuentra desarrollado y el ascenso testicular se produce por es-
timulación del reflejo cremastérico. Hasta un 25% de estos pacientes
presentará criptorquidea posterior.
Testículos no palpables
Estos se pueden clasificar en
- Testículo intraabdominal viable (40%).
- Testículo evanescente y vasos sanguíneos ciegos a nivel del anillo in-
guinal profundo (30%).
ESTUDIO
El testículo no descendido (TND) puede bajar a su ubicación normal hasta los 4
meses de edad (explicado por la alza hormonal de los primeros meses de vida
o “mini pubertad”); dado que el daño a nivel histológico puede comenzar des-
de los 6 meses, éste es plazo para mantener una conducta expectante. Luego
de este tiempo, es necesario realizar tratamiento, idealmente antes de los 12-
18 meses, para minimizar las complicaciones mencionadas.
Testículo palpable
El diagnóstico de testículo no descendido palpable es clínico, y frente a la con-
firmación del especialista, no se requiere estudio de imágenes.
En el caso del teste retráctil, es importante realizar seguimiento al tamaño
testicular. Si se evidencia clínicamente disminución de tamaño o asimetría
respecto al teste contralateral, se debe estudiar mediante Ecografía testicu-
lar con Volumetría. Para obtener el volumen, se puede utilizar la Fórmula de
Lambert: (Largo x Ancho X Alto) x 0,71, que expresa el valor en ml. Al ser un
proceso dinámico, se hará seguimiento ecográfico 6 meses después. Ya que
la Ecografía es operador dependiente, se debe procurar que la medición sea
idealmente realizada por la misma persona. Pequeñas variaciones en este
proceso pueden llevar a grandes diferencias de volumen, con el consiguiente
error diagnóstico (Figura 3).
Testículos no palpables
La técnica quirúrgica dependerá de los hallazgos intraoperatorios y de las ca-
racterísticas del testículo. En aquellos testículos con una longitud suficiente
del cordón espermático se puede realizar un descenso testicular video asisti-
do en un tiempo. La mayoría de los pacientes con testículos intraabdominales
requerirán un descenso testicular en dos tiempos (Fowler-Stephens), donde
en un primer tiempo se seccionan los vasos espermáticos, esperando que en
un mínimo de 6 meses para fomentar la vascularización deferencial del teste
que permita su descenso posterior (Figura 6).
El protocolo actual de nuestro hospital es que todo teste no palpable, incluso si
es tipo peeping se hace de preferencia en dos tiempo, debido a que se lograría
la preservación de un mayor porcentaje de testículos a largo plazo.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Madden N. Testis, hydrocoele, and varicocoele. En Thomas D. Essentials of Paediatric
Urology. Second Edition, 2008.
2. Bowlin P. Undescended testes and testicular tumors. En Holcomb and Ashcraft´s
Pediatric Surgery. Elsevier. Seventh edition, 2019.
3. Sepúlveda X, López PJ. Current management of non-palpables testes: a literature
review and clinical results. Transl Pediatr. 2016;5(4):233-9.
DEFINICIÓN
Se entiende como la acumulación de líquido en el escroto o canal inguinal.
CLASIFICACIÓN
Este puede clasificarse según el grado de permeabilidad (Figura 1) que pre-
senta el conducto peritoneo vaginal (CPV) en:
• Hidrocele comunicante.
• Quiste del cordón.
• Hidrocele no comunicante.
CLÍNICA
Hidrocele comunicante
Se produce por falla en el cierre del CPV luego del descenso testicular. Presenta
un origen común con la hernia inguinal, sin embargo, en el hidrocele el CPV es
delgado y solo permite el paso de líquido desde la cavidad peritoneal hacia el
escroto. Tiene una frecuencia de 2-5% de los recién nacidos varones, resolvién-
dose hasta en un 90% de manera espontánea los primeros 18 meses de vida. Se
caracteriza por un aumento de volumen escrotal uni o bilateral, variable durante
el día. Los cuidadores suelen relatar un predominio vespertino o que aumenta
con la actividad física. Al examen físico se observa un aumento de volumen in-
doloro, sin aumento de la temperatura local y con transiluminación (+).
Hidrocele no comunicante
De menor incidencia que el hidrocele comunicante, este tipo de hidrocele pre-
senta un CPV cerrado o muy imperceptible. Se caracteriza por un aumento de
volumen que no varía durante el día ni la actividad. Su origen puede ser idiopá-
tico, inflamatorio, traumático o tumoral, siendo más frecuente en la etapa pre-
puberal o puberal (mayor frecuencia de traumatismos o secundario a cambios
posquirúrgicos como en el caso de la Varicocelectomía).
ESTUDIO
Hidrocele comunicante y quiste del cordón
El diagnóstico es clínico. En caso de duda diagnóstica, se puede realizar una
ecografía Inguinal para su confirmación.
TRATAMIENTO
Hidrocele comunicante
En la gran mayoría de los pacientes su manejo es expectante y la cirugía se
reserva para hidroceles gigantes, sintomáticos o sobre los 18 meses de edad.
Dado el origen común con la hernia inguinal, el manejo quirúrgico es el mismo,
donde también se puede realizar eversión de la vaginal distal o en su defecto
resección completa para disminuir recidivas.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Madden N. Testis, hydrocoele, and varicocoele. En Thomas D. Essentials of Paediatric
Urology. Second Edition, 2008.
2. Esposito C, Escolino M, Turrà F, et al. Current concepts in the management of ingui-
nal hernia and hydrocele in pediatric patients in laparoscopic era. Semin Pediatr Surg.
2016;25(4):232-40
3. Snyder C. Inguinal Hernia. En Holcomb and Ashcraft´s Pediatric Surgery. Elsevier.
Seventh edition, 2019.
DEFINICIÓN
El Varicocele se debe a una dilatación y tortuosidad de vasos venosos en el
cordón espermático, habitualmente visible en polo superior de testículo o
zona superior del escroto, la mayoría de las veces es asintomático y se diag-
nostica por hallazgo, se le atribuye la causa a una insuficiencia valvular de las
venas en cuestión.
La frecuencia del varicocele en los menores de 10 años es poco relevante y su
frecuencia aumenta en forma progresiva hasta llegar a un 15% en los adoles-
centes, frecuencia que se mantiene en los adultos1.
ETIOLOGÍA
La gran mayoría ocurren al lado izquierdo, por la desembocadura de la vena
espermática de ese lado en la renal con ángulo recto y no oblicuo a la cava
como ocurre a la derecha. Esto aumenta su presión retrograda, y dilata la vena,
con la consecuente insuficiencia de sus válvulas lo que produce mayor dilata-
ción. Cuando ocurre al lado derecho, lo que es menos frecuente, hay que sos-
pechar que pueda haber alguna compresión de la vena cava, por lo que debe
ser estudiado en forma dirigida, habitualmente con una ecografía abdominal,
pensando en patología tumoral.
En relación al daño testicular la alteración de maduración de espermatocitos,
disminución de espermatogénesis y disminución de diámetro tubular se pue-
de ver en ambos testículos, siendo mayor en el lado afectado2. Sin embargo,
Hadziselimovic encontró que la histología testicular era normal en todos los
menores de 13 años, sin importar el grado de varicocele, lo que, probablemen-
te, indica que el daño es progresivo3.
También se ha publicado como causa del daño testicular, el reflujo de meta-
bolitos suprarrenales, la hipertermia del tejido testicular y la hipoxia, además,
de la hiperperfusion, ninguno de estos factores ha podido ser comprobado.
Lo que si se ha demostrado es la perdida de volumen en los testes afectados,
CLASIFICACIÓN
Clásicamente el varicocele se clasifica en 3 grados, siendo 1 aquellos peque-
ños que solo se palpan con valsalva, la mayoría en posición de pie (no se ven).
Grado 2 la dilatación venosa que se palpa sin maniobras, o con valsaba decubi-
to y el 3 es grande fácilmente visible, incluso en decúbito (Figura 1).
Se habla de hipotrofia testicular en aquellos testículos que hay disminución
de volumen comparado con el teste contralateral sano de un 20% o más. Ésta
ocurre, principalmente, en los grados mayores, aunque se puede ver en gra-
dos menores y parece ser progresiva5.
CLÍNICA - DIAGNÓSTICO
El varicocele es habitualmente asintomático, por lo que su diagnóstico se hace
en exámenes de rutina, principalmente en posición de pie por el pediatra ge-
neral o el propio paciente. Se palpa un aumento de volumen blando en polo
superior del escroto, descrito por el mismo como “saco de gusanos “, las más
TRATAMIENTO
Una vez decidida la conducta quirúrgica que consiste en la oclusión de la vena
espermática, existen varias alternativas.
Mediante embolización, que puede ser anterógrada o retrograda con distintas
sustancias. Según autores es el más seguro de los abordajes, se realiza en for-
ma percutánea, sin necesidad de anestesia general con una tasa de éxito cer-
cana al 94%, sin complicaciones de hidrocele al permitir un manejo selectivo,
sin alterar flujo arterial ni canales linfáticos8.
Las otras técnicas mínimamente invasivas son laparoscópica (Figura 3) y mi-
croscópica (Figura 4). Siendo la primera la de elección de varios grupos, los
que comunican hidroceles posoperatorias muy bajos, especialmente, des-
pués de incluir la inyección con “isosulfan blue “en escroto y teste al inicio de
la cirugía, con lo que se marcan claramente los linfáticos para si respetarlos.
También reportan recidivas menores, llegando a cifras tan bajas como del 1
a 2%9.
Nosotros la usamos en con sobre peso, con material de laparoscopia de 3 mm
y óptica de 5 mm, obteniéndose una muy buena visión y facilitando la oclusión
ya sea por clip o electrocoagulación y sección de vena espermática.
En cuanto a la microscópica, es con incisión de 1 a 2 cm en región inguinal baja,
usamos un Microscopio 10 X, que tiene la ventaja de ver con mayor facilidad
los vasos. Se puede agregar papaverina local para ver con mayor claridad el
latido de la arteria espermática y evitar su ligadura. Se puede hacer en forma
ambulatoria y parecería ser el gold standard en adultos con tan solo recurren-
cias del 0 al 3%, pero hay pocos estudios en pediatría. Esta es la vía de elección
COMPLICACIONES
Las complicaciones más habituales son la recidiva y el hidrocele residual, que
llegan a alrededor del 10% a 15%; la primera por falta de ligadura de algunas
venas y la segunda por ligadura de los vasos linfáticos. Todas las técnicas
muestran algún porcentaje de estas complicaciones, siendo aparentemente
en la vía microscópica la menos frecuentes. La complicación más grave es la
atrofia testicular que se da en algunos casos en que se liga la arteria espermá-
tica en posición baja o en pacientes que han tenido cirugía previa en la región
inguinoescrotal, por lo que no hay circulación accesoria o residual hacia el tes-
tículo.
CONCLUSIONES
El varicocele es una patología muy frecuente en la adolescencia, la mayoría de
ellos asintomáticos, cuyo diagnóstico es por hallazgo, y su tratamiento priori-
tario es conservador, llegando a la cirugía en aquellos casos muy sintomáticos
(dolor) o con asimetría testicular con diferencia de al menos 20% en relación a
su contralateral sano con más de 1 año de seguimeinto. Desafortunadamente
a la fecha, la literatura no nos provee mayor evidencia para identificar los ado-
lescentes en riesgo de infertilidad.
En cuanto a las diferentes técnicas quirúrgicas realizados en estudios multi-
centricos o en estudios de metanálisis, no se ha logrado identificar diferencia
significativa entre cirugía abierta, laparoscópica o microscópica, dejando las
endoluminales de preferencia para las recidivas.
Es preferencia del autor la vía microscópica para la mayoría de los niños, de-
jando la laparoscópica para aquellos casos bilaterales o en pacientes obesos.
La vía abierta prácticamente ya no la usa en la actualidad.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Akbay E, Cayan S, Doruk E, Duce MN, Bozlu M. The prevalence of varicocele and
varicocele-related testicular atrophy in Turkish children and adolescents. BJU Int.
2000;86(4):490-3.
INTRODUCCIÓN
Corresponde a un conjunto de síntomas y signos caracterizados por dolor e
inflamación aguda del escroto. Es una patología de mucha relevancia clínica
por el potencial riesgo de torsión testicular subyacente, constituyendo de
esta manera una de las pocas emergencias reales en la práctica urológica
pediátrica.
Las causas predominantes de este síndrome en orden de frecuencia son:
Torsión de apéndices testiculares o epididimarios, torsión del cordón es-
permático y epididimitis u orquiepididimitis. Otros diagnósticos diferenciales
incluyen trauma escrotal, vasculitis de Henoch-Schönlein, hernia inguinoes-
crotal complicada, apendicitis aguda y tumores testiculares. Para diferenciar
la etiología, es importante considerar la edad del paciente, la historia clínica,
el examen físico y el apoyo de exámenes imagenológicos.
EPIDEMIOLOGÍA
Según publicaciones internacionales, la incidencia es alrededor de 1 por
1.000 niños al año, entre 0 y 16 años de edad. El peak de frecuencia se da
entre los 14 y 16 años.
La etiología más probable del síndrome escrotal agudo varía según la edad
del paciente, alcanzando la torsión del cordón espermático, más de un 80%
de los casos que se presentan en pacientes pospuberales. Aunque es mucho
menos frecuente en pacientes prepuberales (35%), la torsión del cordón es
una causa que atraviesa toda la edad pediátrica y por lo tanto siempre debe
ser descartada.
Fisiopatología
La torsión del cordón espermático se produce clásicamente en un peak eta-
rio bimodal (perinatal y pospuberal), en los que la fisiopatología es diferente.
La torsión en período perinatal (neonatal o intrauterino) involucra íntegra-
mente al cordón y sus envolturas dentro del escroto, es decir, es extravagi-
nal. En cambio aquella que se produce en otras edades ocurre por una alte-
ración de la fijación de la túnica vaginal, dejando al testículo como “badajo
de campana” dentro de ella, en vez de quedar fijo en el escroto posterior,
por lo tanto, se rota sobre su eje dentro de la vaginal (intravaginal). Se esti-
ma que entre un 12% y un 15% de la población tiene esta inserción anóma-
la de la túnica vaginal, no produciéndose torsión en todos ellos, por lo que
otros factores como el reflejo cremasteriano exacerbado o la congestión
vascular tras un golpe o una orquitis, podrían influir también en la torsión.
Se desconoce el giro rotacional del cordón que produce isquemia, sin em-
bargo, habitualmente en la exploración quirúrgica de los pacientes se des-
cribe giros de más de 360º.
Estudios experimentales han demostrado que la restauración del flujo san-
guíneo dentro de las primeras 4 a 6 horas desde instalada la isquemia, recu-
pera testes viables en prácticamente el 100% de los casos. Después de 6 ho-
ras, la probabilidad se reduce progresivamente, siendo constante la atrofia a
largo plazo, cuando el rescate es después de 8-10 horas.
Presentación clínica
La historia clínica característica, es la de un paciente pospuberal que consulta
por dolor escrotal unilateral intenso, de inicio súbito, frecuentemente en la
2. Cintigrama testicular
Con Tecnesio-99m. Se caracteriza por el hallazgo de un área central “fría” o
con escasa captación del radioisótopo, que corresponde a un teste isquémico,
rodeado por un halo de actividad vascular en el tejido escrotal hiperémico.
Manejo
La exploración quirúrgica de urgencia es la clave del manejo de estos pa-
cientes, por lo tanto la derivación oportuna, sin pérdida de tiempo en exá-
menes u observación, es clave en el pronóstico. El pronóstico de los testes
operados dentro de las primeras 6 horas de evolución es excelente, con muy
baja probabilidad de atrofia a largo plazo.
El abordaje es escrotal, evaluando la vitalidad testicular después de li-
berar la obstrucción (torsión). En el caso de que se recupere el color y la
irrigación, se debe realizar orquidopexia para evitar un nuevo episodio de
torsión. En el caso de estar constituida la necrosis, se debe realizar orquec-
tomía. Dado que la mala inserción de la túnica vaginal afecta a ambos tes-
tes, siempre se debe realizar orquidopexia del testículo contralateral en el
mismo acto quirúrgico.
En aquellos casos de dudosa vitalidad y de mayor tiempo de evolución, se
puede ofrecer una descompresión testicular mediante incisión amplia de la
túnica albugínea y colgajo de vaginal, con resultados prometedores en algu-
nos trabajos de publicación reciente. La literatura menciona que el flap de
túnica vaginal funciona mejor en pacientes con más de 18 horas de evolu-
ción.
Se ha descrito la destorsión manual en la sala de emergencias, sin embargo,
no es recomendado en pacientes pediátricos, dado la probabilidad de rotar
en el mismo sentido de la torsión, empeorando la isquemia.
Cuando se ha realizado orquectomía o el testículo evoluciona a la atrofia, se
ofrece al paciente implantar una prótesis testicular. En nuestro centro la op-
ción se plantea al paciente en la adolescencia, lo que permite que la decisión
sea del paciente y no de sus padres y usar un implante de tamaño adulto, lo
más parecido al contralateral.
En el caso de las torsiones perinatales, la probabilidad de encontrar un tes-
tículo viable es casi nula, por lo que algunos centros promueven un ma-
nejo conservador controlando con ecografía la evolución del testículo. Sin
embargo, dado la posibilidad de pasar por alto un tumor testicular y la po-
sibilidad de hasta un 30% de torsión metacrónica del teste contralateral,
muchos centros realizan orquectomía del teste afectado y orquidopexia
del contralateral.
Presentación Clínica
Usualmente el paciente consulta por dolor testicular, de inicio insidioso y en
aumento durante el transcurso del tiempo. El componente inflamatorio es-
crotal asociado es variable y cuando no es tan intenso, se puede apreciar a
través de la piel, la hidátide necrosada, dando origen al patognomónico signo
del “punto azul”.
En niños menores puede ser muy difícil de diferenciar de una torsión del
cordón espermático y exámenes imagenológicos puede ayudar. El examen
de elección es la Ecografía Testicular con Doppler, que evidencia la hidátide
torcida generalmente asociada a inflamación del epidídimo y testículo adya-
cente.
Manejo
Cuando se certifica clínica y/o ecográficamente el diagnóstico, el tratamien-
to es conservador, con reposo y antiinflamatorios alrededor de 1 semana.
Para disminuir el dolor puede ayudar también la suspensión escrotal.
ORQUIEPIDIDIMITIS
Consiste en la inflamación del epidídimo y testículo. Existen diversas etiolo-
gías: infecciones bacterianas, Infecciones virales (donde resalta la secunda-
ria a infección por virus de la parotiditis que puede producir la llamada orqui-
tis urleana) o vasculitis (destacando el púrpura de Schölein Henoch).
Fisiopatología
La infección bacteriana del epidídimo (que puede involucrar al testículo) se
produce por colonización bacteriana de los conductos eyaculadores y de-
ferente, usualmente secundario a reflujo de orina infectada. Cuando los pa-
cientes aún no presentan actividad sexual y especialmente si el fenómeno
es recurrente, se debe sospechar otra condición urológica subyacente, como
vejiga neurogénica, persistencia de vestigios mullerianos (como utrículo
prostático dilatado) o ureter ectópico.
Los gérmenes más frecuentes involucrados son coliformes, micoplasmas
y en los sexualmente activos, Chlamydia Trachomatis y Neisseria Gonorr-
hoeae.
Se han reportado casos de lactantes, en que se produce infección testicular
vía hematógena, pero se trata de casos excepcionales.
Presentación Clínica
Usualmente el paciente presenta disuria o fiebre, en el contexto de una in-
fección urinaria, y luego comienza con dolor progresivo testicular. Habitual-
mente se encuentra un paciente con compromiso del estado general, febril,
con dolor, eritema e induración del teste afectado.
Manejo
En los casos diagnosticados por clínica e imágenes, especialmente si se trata
de pacientes conocidos, con patología urológica predisponente, el manejo es
conservador, con reposo, antibióticos y antiinflamatorios.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Thomas D, Duffy P. Essentials of Paediatric Urology. Second Edition. p. 265.
2. Brunet R, Cassals R. Torsión Testicular en Pediatria. Diagnóstico y Manejo. Revisión
de la literatura 2000-2015. Rev Pediatria Electrónica 2016, Vol 13, Nº 4. ISSN 0718-
0918.
3. Commision guide: Management of Pediatric Torsion. East Midlands Clinical Networ-
ks. British Association of Paediatric Surgeons, British Association of Paediatric Uro-
logists. Oct 2019.
4. European Association of Urology Guidelines on Paediatric Urology. 2021. pp. 24-26.
INTRODUCCIÓN
Se define como una malformación congénita caracterizada por hipoplasia de
los tejidos ventrales del pene, lo que resulta clínicamente en una triada clásica
caracterizada por:
1. Uretra peneana o distal incompleta, que termina en la superficie ventral
del pene, entre el glande y el periné.
2. Prepucio incompleto, con un defecto ventral y exceso de piel por dorsal,
lo que le da forma de “capuchón” dorsal.
3. Curvatura ventral, la cual se relaciona con adherencias de la piel a es-
tructuras subyacentes, a una placa uretral corta o asimetría de los cuer-
pos cavernosos.
ETIOLOGÍA Y EPIDEMIOLOGÍA
La incidencia en EE. UU. y Europa occidental es de alrededor de 3 casos por
1.000 recién nacidos vivos masculinos, siendo menor en Sudamérica y Asia.
Durante las últimas 2 décadas se ha reportado un aumento de la incidencia de
hipospadias proximales.
La mayoría de las hipospadias se presenta como una malformación aislada,
aunque hasta un 30% de las formas severas tienen una causa genética detec-
table y alrededor de un 10% de los pacientes tienen algún familiar afectado.
Por otro lado, se ha descrito formando parte de múltiples síndromes, siendo
los más frecuentes WAGR y Denys Drash.
Pueden estar asociadas a Variantes del Desarrollo Sexual (VDS), especial-
mente cuando se asocia a testículo no palpable, criptorquidia (uni o bilate-
ral), malformaciones escrotales, micropene o utrículo prostático elongado. El
hallazgo de un recién nacido con hipospadias asociada a testes no palpables
bilateral, debe hacer sospechar una hiperplasia suprarrenal congénita, la ma-
yoría de las veces perdedora de sal, por lo que su diagnóstico constituye una
urgencia médica.
EMBRIOLOGÍA
A la 5a semana de gestación, los genitales externos están indiferenciados. El
mesénquima que rodea a la membrana cloacal prolifera formando en su ex-
tremo craneal, el tubérculo genital y en su extremo caudal, los pliegues uro-
genitales y labioescrotales.
Posteriormente, el tabique urorrectal divide a la membrana cloacal en una
urogenital por anterior y otra anal por posterior.
A la 7a semana comienza la diferenciación de los genitales externos, siendo
la producción y acción de la testosterona lo que condiciona el desarrollo hacia
genitales masculinos. De esta forma, el tubérculo genital crece formando el
falo y posteriormente la membrana urogenital avanza sobre él para constituir
la placa y el surco uretral. Al completar su cierre, este último da origen a la ure-
tra peneana.
Los pliegues urogenitales se fusionan en la línea media y el mesénquima que
contienen formará los cuerpos cavernosos por dorsal y el esponjoso por ven-
tral, rodeando a la uretra. El ectodermo que los rodea formará el prepucio de-
jando contenidas todas las estructuras dentro del pene.
Los pliegues labioescrotales también se fusionan en la línea media, formando
el escroto. En el sitio de fusión se forma el rafe escrotal.
El cierre de la uretra se completa a la semana 15, con la evaginación de un cor-
dón ectodérmico en la punta del glande, que constituye la placa glandular, la
cual crece hacia caudal hasta encontrarse con la uretra peneana dentro del
pene y luego se canaliza formando la fosita navicular.
Este complejo proceso puede fallar en sus diferentes etapas, conformando el
amplio espectro de presentaciones clínicas de hipospadias. Si la interrupción
del proceso es más temprano, se producirán las formas más severas, mien-
tras que si es más tardío se producirán las más distales y las formas “frustras”
(Figura 1).
Figura 2.
TRATAMIENTO
El tratamiento es siempre quirúrgico y tiene como objetivos corregir la cur-
vatura, construir una uretra de buen calibre, con un meato uretral en posición
adecuada y no obstructivo, un glande de forma cónica y finalmente un escroto
con posición adecuada. Todo esto para lograr una función (miccional, sexual,
de fertilidad) y cosmesis adecuada.
COMPLICACIONES
El no operar a los pacientes en la edad adecuada, así como tener que some-
terlos a múltiples intervenciones, puede asociarse a severas alteraciones en la
esfera psicosocial de los niños a medida que crecen, tanto por mojarse al ori-
nar o tener que orinar sentados, como por las limitaciones en la esfera sexual.
En cuanto a las complicaciones posoperatorias, estas se pueden clasificar en:
Tempranas
Son aquellas relacionadas a sangrado posoperatorio, como hematomas que
pueden condicionar dehiscencias o pérdidas de injertos; así como también a
infecciones locales o secundarias a las sondas utilizadas.
Tardías
Muchas veces consecuencia de las complicaciones tempranas:
2. Estenosis
Más frecuente en relación al neomeato uretral, pero también puede afectar
a la uretra (generalmente en la unión con el meato nativo). Clínicamente se
manifiesta por disminución de calibre del chorro o chorro en spray. El ma-
nejo inicial se puede realizar con dilataciones, pero generalmente requiere
reparación quirúrgica (desde meatoplastia hasta reconstrucción completa de
la uretra).
3. Divertículo uretral
Complicación menos frecuente, debida a obstrucción distal o a deficiencia de
soporte de la neouretra por ausencia de cuerpo esponjoso. Clínicamente se
manifiesta por goteo posmiccional, infecciones urinarias o litiasis y en el exa-
men físico puede hacerse evidente solo cuando el paciente orina.
4. Recidiva de curvatura
Se pueden ver a corto, mediano o largo plazo. Es importante preguntar en los
controles por el antecedente de curvatura durante las erecciones. General-
mente se debe a falta de liberación adecuada de la cuerda peneana. El trata-
miento es quirúrgico y se indica cuando el paciente manifiesta dolor o en la
etapa adolescente/adulta refiere imposibilidad de llevar a cabo una relación
sexual satisfactoria.
5. Uretra Pilosa
Generalmente asociada a técnicas con colgajo en isla, que contienen folículos
pilosos, generando en la pubertad infecciones urinarias o litiasis asociada.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Troncoso B, López PJ. Hypospadias. pediatricurologybook.com.
2. Thomas D, Duffy P, Rickwood A. Essentials of Paediatric Urology. Second Edition.
3. Pourquet A, Gorduza D, Demede D, Mure PY, Mouriquand P. Cirugía del hipospadias.
EMC - Urologia 2019.
4. Lee B, Driver CP, Flett ME, Steven L, Steven M, O’Toole S. PUVs are more common in
boys with hypospadias. J Pediatr Urol. 2020;16(3):299-303.
Uropatía obstructiva
UROPATÍA OBSTRUCTIVA
DEFINICIÓN
Es la restricción al paso de orina en cualquier punto de la vía urinaria, determi-
nando un aumento de presión retrograda que puede llegar a alterar la función
renal si no es diagnosticada y tratada oportunamente.
FISIOPATOLOGÍA
La obstrucción es uno de los trastornos más frecuentes que afecta la vía uri-
naria en los niños. Es también la entidad única más importante que conduce
a insuficiencia renal en los varones menores de un año. Más de un 20% de
estos niños llegan al trasplante renal.
La progresión de la disfunción renal obstructiva puede verse en dos formas
CONCLUSIONES
• La patología obstructiva de la vía urinaria generalmente causa daño re-
nal.
• Se manifiesta con dilatación del tracto urinario proximal a la obstruc-
ción.
• No toda dilatación es obstructiva.
• El diagnóstico deriva generalmente del estudio por sospecha antenatal
o por infección del tracto urinario.
• Se debe sospechar en pacientes que consultan por dolor o ante el ha-
llazgo de masa palpable.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Campbell - Walsh Urology, Part XV Pediatric Urology, Chapter 132. Congenital
Urinary Obstruction, Pathophysiology, pp. 3043-56.
2. Kelalis, King, Belman. Obstructive Uropathy, Pathophyvsiology and Diagnosis.
Clinical Pediatric Urology, Volume Two, Chapter 16, pp. 664-82.
3. Gonzales E, Bauer S. Diagnostic Maneuvers to Differentiate Obstructive from
Nonobstructive Ureteral Dilation. Pediatric Urology Practice, Chapter 15, pp. 259-
66.
INTRODUCCIÓN
El uso rutinario de evaluación ecográfica durante el embarazo ha sido pro-
gresivo en el tiempo, aumentando exponencialmente en las últimas déca-
das. Dicha herramienta ha logrado definir cuan frecuente son las anomalías
del sistema urinario, mostrando una incidencia del 1%-2% de todos los em-
barazos según estudios realizados en grandes poblaciones. Esto representa
el segundo sistema más comprometido con un 20% luego de las patologías
del sistema nervioso central (50%).
El diagnóstico antenatal de hidronefrosis (DANH) representa un espectro de
condiciones, desde una dilatación urinaria transitoria hasta casos severos de
obstrucción renal. Por lo tanto, la importancia del DANH radica identificar la
población en riesgo de deterioro de función renal. Otro aspecto fundamenta,
es el realizar una consejería adecuada y apoyo a los padres frente a esta
situación de stress que significa el hallazgo de una alteración anatómica du-
rante el embarazo.
El manejo de los pacientes con DAHN rara vez es en período antenatal, pero
si en período posnatal inmediato donde se debe velará por protección, eva-
luación y manejo adecuado, según la sospecha diagnóstica.
EVALUACIÓN PRENATAL
La exploración ecográfica durante el embarazo en Chile, esta protocoliza-
da con un mínimo de 3 evaluaciones: una precoz durante el primer trimestre
(ecografía 11-14 semanas) para determinar viabilidad fetal, confirmar edad
gestacional y estimar el riesgo de aneuploidia, una segunda evaluación en el
segundo trimestre (ecografía doppler 20-24 semanas) para evaluación ana-
tómica-morfológica y evaluar el riesgo de preeclampsia y, finalmente, una
tercera evaluación que coincide con el último trimestre del embarazo (30-
34 semanas) que permite evaluar la biometría fetal, la presentación fetal y
la ubicación placentaria. Para esto se trabaja en conjunto con Obstetricia y el
Servicio de Recién Nacidos del HBLT.
1. Seguimiento abreviado
En pacientes de bajo riesgo, con dilatación menor a 15mm sin dilatación de
cálices ni otros hallazgos patológicos, recomendamos seguimiento ecográ-
fico al mes, 6 meses y 12 meses de vida. En el control del mes se podrá sus-
pender la antibiótico profilaxis si la ecografía de control no presenta criterios
de riesgo. Los pacientes que después del año de seguimiento persistan con
dilatación sobre 10 mm se recomienda controlar ecográficamente en forma
anual o semestral.
2. Seguimiento completo
En pacientes de riesgo intermedio o alto con dilatación mayor de 15 mm, o
en aquellos con dilatación menor de 15 mm, pero con presencia de alguna
otra alteración ecográfica que los estratifique en un grupo de mayor riesgo,
recomendamos como mínimo un seguimiento ecográfico al mes, 3 meses, 6
meses y 12 meses de vida. En pacientes con dilatación bilateral severa, uni-
lateral severa (monorreno) y/o sospecha de patología obstructiva al tracto
de salida (valvas de uretra posterior) se realizará el estudio en la unidad de
recién nacidos.
En pacientes con sospecha evidente de patología obstructiva unilateral
(Obstrucción pieloureteral, megauréter obstructivo) se solicitará estudio con
cintigrama dinámico y ecografía cercano al mes de vida. Frente a la sospe-
cha de obstrucción en controles sucesivos, se solicitará repetir la ecografía
en forma anticipada y/o complementar con un cintigrama renal dinámico. En
pacientes con sospecha de reflujo vesicoureteral (RVU): dilatación intermi-
tente de uréter, dilatación del sistema inferior en doble sistema pielocaliceal
o riñón más pequeño (displásico) asociado a dilatación leve-moderada, se
sugiere realizar una uretrocistografía miccional después de los tres meses
de vida para descartar/confirmar el RVU.
Recomendamos mantener la antibiótico profilaxis hasta haber descartado/
confirmado una patología obstructiva y/o reflujo vesico ureteral.
El objetivo fundamental de este seguimiento es lograr diferenciar dilatacio-
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Nguyen HT, Benson CB, Bromley B, et al. Multidisciplinary consensus on the classi-
fication of prenatal and postnatal urinary tract dilation (UTD classification system). J
Pediatr Urol. 2014;10(6):982-98.
2. Baskin LS. Prenatal Hydronephrosis, en Handbook of Pediatric Urology 2nd edi-
tion, Baskin L y Kogan B. editores, Editorial Lippicott Williams & Wilkins, 2005,
pp. 11-21.
3. Fefer S, Ellsworth P. Prenatal hydronephrosis. Pediatr Clin North Am. 2006;53(3):
429-47.
4. Peters C. Urologic perinatal, en Urology Campbell-Wash, 9° Edition 2009,
pp. 3176-97.
DEFINICIÓN
La hidronefrosis es la dilatación de la pelvis y/o cálices renales (vía urinaria
superior), que puede ser de causa obstructiva. La obstrucción pieloureteral
(OPU) es la causa del 44%-65% de las hidronefrosis patológicas diagnostica-
das en el período prenatal. Ésta corresponde a una uropatía obstructiva, capaz
de causar daño renal progresivo y gradual.
ETIOLOGÍA
La etiología exacta de la OPU es desconocida, se plantea que es de carácter
adquirido por alteración en período embrionario que va desde una obstrucción
completa intraluminal, segmentos adinámicos sin compromiso del lumen o
características extrínsecas compresivas que tiene un comportamiento obs-
tructivo similar (vasos aberrantes).
CLASIFICACIÓN
La OPU se caracteriza por presentar una limitación al flujo urinario en la zona
de transición urétero-piélica, pudiendo ser de causa intrínseca o extrínseca.
- Intrínseca: Interrupción en el desarrollo de la musculatura circular de la
unión pieloureteral.
- Extrínseca: compresión o acodamiento de la unión pieloureteral por va-
sos aberrantes o accesorios.
CLÍNICA – DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de OPU se puede sospechar en la mayor de los pacientes, en
el período prenatal, gracias al amplio uso de la ecografía obstétrica. Puedo
observarse hidronefrosis desde las 18-20 semanas de gestación, en general
tiene un comportamiento de crecimiento progresivo.
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
De los pacientes con hallazgo de hidronefrosis en la ecografía prenatal, un por-
centaje importante tendrá una resolución espontánea y un curso benigno de la
enfermedad. Sin embargo, existe un grupo que presentará daño renal progre-
sivo. Por esto, es esencial diferenciar que riñón está en riesgo, para así realizar
un tratamiento oportuno.
Ante el diagnóstico de una hidronefrosis y sospecha de OPU, se deben realizar
estudios anatómicos y funcionales complementarios:
• Ecografía renal y vesical.
• Función renal: creatinina, nitrógeno ureico y clearence de creatinina.
TRATAMIENTO
Tratamiento antenatal
Aunque es excepcional, se han descrito casos de oligohidroamnios secundario
a OPU bilateral, con alteraciones en el desarrollo pulmonar, donde ha sido ne-
cesario realizar una shunt urinario para permitir el adecuado desarrollo fetal.
Luego del parto, es imprescindible la protección renal, evitando las infecciones
urinarias con quimioprofilaxis.
Considerando que la mayoría de los pacientes tendrán una evolución benig-
na, es importante detectar los riñones en riesgo de deterioro renal median-
te un seguimiento estricto. El manejo depende del grado de Hidronefrosis
(HN).
• HN leve: Manejo médico, lo que implica quimioprofilaxis y ecografías
periódicas.
• HN moderada-severa: Se recomienda estudio con Cintigrama Renal Di-
námico.
- Si la función renal es mayor a 40% se deben mantener controles
seriados con ecografía. Si las ecografías de control muestran HN
progresiva o adelgazamiento del parénquima se sugiere repetir el
MAG3. Si la HN se estabiliza mantener conducta expectante.
- Si la función renal es menor a 40% el tratamiento debe ser quirúr-
gico.
- Pacientes con HN severa y adelgazamiento parenquimatoso con
DAP mayor a 30 mm habitualmente son de resorte quirúrgico.
COMPLICACIONES
Preoperatorias
Sin tratamiento oportuno y sin quimioprofilaxis, existe el riesgo de deterioro
de la función renal, infecciones urinarias o urosepsis y atrofia renal.
PRONÓSTICO
El pronóstico es bueno, 2/3 de las hidronefrosis diagnosticadas en la vida an-
tenatal son de evolución benigna. Con un seguimiento adecuado con ecogra-
fías seriadas y renograma diurético se pueden detectar los riñones en riesgo
de daño renal. Los pacientes sometidos a cirugía tienen una tasa de éxito del
95%, con una resolución definitiva de la patología.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Di Sandro M. Hydronephrosis of the kidney and ureter, en Handbook of Pedia-
tric Urology 2nd edition, Baskin L y Kogan B. Editores, Editorial Lippicott Williams &
Wilkins, 2005, pp. 149-66.
2. González R. Obstrucción de la Unión Pieloureteral en lactantes y niños. Clínicas pe-
diátricas Norteamérica volumen 6, 2001, pp. 1551- 3.
3. Carr M. Anomalías y Cirugía de la Unión Pieloureteral en los niños en Urología
Campbell-Wash, 9° Edición 2009, pp. 3359-80.
DEFINICIÓN
Las alteraciones de la unión vésico ureteral son un grupo heterogéneo de pa-
tologías que, clásicamente, se manifiestan por la presencia de una dilatación
ureteral. Por lo tanto, el término megauréter hace referencia a la dilatación
ureteral por sobre lo considerado normal y si bien es una definición de con-
senso, se considera como megauréter aquel que mide sobre 7mm. Incluire-
mos en este capítulo todas las formas de megauréter primario excluyendo el
megauréter refluyente puro que será tratado en otra sección.
Se estima que hasta un 23% de los pacientes con diagnóstico antenatal de hi-
dronefrosis corresponden a pacientes con megauréter. El uréter izquierdo se
afecta hasta 4 veces más que el derecho y en cerca de un cuarto de los en-
fermos se presenta con compromiso bilateral. Hasta un 15% de los pacientes
pueden tener un riñón contralateral displásico o ausente. Esta no es una con-
dición hereditaria.
ETIOLOGÍA
Existen diferentes teorías respecto a la fisiopatología de este problema, sin
embargo, ninguna de ellas ha sido demostrada. La principal causa de esta con-
dición, corresponde a un segmento ureteral distal aperistáltico. La inserción
del uréter es habitualmente normotópica, lo que lo diferencia en su patogé-
nesis del uréter ectópico. Sin embargo, hay pacientes en que se presentan con
una obstrucción real en la inserción vésico ureteral, lo que se puede evidenciar
como la clásica imagen intraoperatoria del uréter que finaliza en punta de lápiz
o la imposibilidad de canular el uréter por vida endoscópica.
CLASIFICACIÓN
1. Megauréter no obstructivo-no refluyente
La mayoría de los megaureteres se encuentran en esta categoría. En estos
pacientes existe una dilatación significativa del uréter, pero no se puede de-
mostrar ni reflujo ni obstrucción subyacente. Su presentación clásica es asin-
2. Megauréter obstructivo
Se considera como megauréter obstructivo primario (MOP) aquel uréter dila-
tado en el que se ha comprobado una obstrucción al flujo urinario a nivel de la
unión vésico ureteral, que de no ser resuelta llevará al deterioro de la función
renal. Estos pacientes requieren tratamiento quirúrgico al momento del diag-
nóstico.
3. Megauréter obstructivo-refluyente
Menos del 5% de los pacientes presentan esta forma clínica en la que coexis-
te el reflujo vésico ureteral y la obstrucción. El segmento distal del uréter es
adinámico y pierde su función valvular, provocando reflujo. La obstrucción es
secundaria a un peristaltismo alterado que impide el flujo adecuado de orina.
Representan un desafío diagnóstico y terapéutico que al no ser reconocido,
puede llevar a fallas en la selección del tratamiento quirúrgico.
EDAD DE DERIVACIÓN
Actualmente, la mayoría de los pacientes con megauréter son diagnosticados
antenatalmente y por lo tanto se presentan en forma asintomática. Cerca de
un 20% de los pacientes con diagnóstico antenatal de hidronefrosis corres-
ponden a este cuadro y serán derivados al nacimiento.
La presentación sintomática es menos frecuente y puede incluir un espec-
tro de manifestaciones clínicas en los primeros años de vida que van desde
síntomas urinarios bajos inespecíficos, infecciones urinarias a repetición, sep-
sis secundaria a pionefrosis, dolor abdominal intermitente, masa palpable o
complicaciones derivadas de la formación de litiasis en un riñón crónicamen-
te obstruido. En estos casos, el paciente deberá ser derivado al momento del
diagnóstico.
DIAGNÓSTICO
1. Ecografía renal y vesical:
La ecografía es el examen de elección frente a la sospecha de una malfor-
mación de la vía urinario o en el seguimiento de un paciente con diagnóstico
COMPLICACIONES
Todos los pacientes diagnosticados con esta patología requieren un segui-
miento clínico y ecográfico estricto para pesquisar la aparición de complicacio-
nes. Estas pueden derivar de la patología en sí misma o ser secundarias al tra-
tamiento quirúrgico. En el primer grupo tenemos la pérdida de función renal,
infecciones del tracto urinario, litiasis y dolor abdominal recurrente. Las com-
plicaciones postratamiento quirúrgico se pueden dividir en precoces y tardías.
Las primeras comprenden el sangrado, urinoma, infección del tracto urinario y
desplazamiento de catéter de derivación (ya sea externa o intraureteral). Las
tardías incluyen la re estenosis, la aparición de reflujo vesico uretral posreim-
plante y la progresión del daño renal.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Thomas D, Duffy P, Rickwood A. Essentials of paediatric urology. Second Edition.
Informa healthcare, 2008.
2. Farrugia MK, Hitchcock R, Radford A, Burki T, Robb A, Murphy F; British Association
of Paediatric Urologists. British Association of Paediatric Urologists consensus sta-
tement on the management of the primary obstructive megaureter. J Pediatr Urol.
2014;10(1):26-33.
3. Chertin B, Pollack A, Koulikov D, et al. Long-term follow up of antenatally diagnosed
megaureters. J Pediatr Urol. 2008;4(3):188-91.
DEFINICIÓN
El ureter ectópico se caracteriza por tener la implantación o meato ureteral
distal por fuera de su lugar habitual dentro del trígono vesical, y siempre a lo
largo del trayecto del sistema mesońefrico embrionario. Ocurre aproximada-
mente en 1/2.000 recién nacidos, y en el 70% de los casos está asociado a
una duplicidad renal completa. Habitualmente, esta desembocadura ureteral
es obstructiva, con una subsecuente hidroureteronefrosis, riesgo de infección
urinaria y perdida de función renal. Se presentan, generalmente, en mujeres
(frecuencia de 6:1) y rara vez son bilaterales (10%).
EMBRIOLOGÍA
El uréter se desarrolla de la yema ureteral proveniente del conducto mesoné-
frico (wolffiano) al final de la 4ª semana de gestación. El meato ureteral ectó-
pico puede localizarse en cualquier parte del trayecto del conducto mesoné-
frico, ya sea desde un poco caudal al trígono, el cuello vesical, uretra posterior,
próstata, conducto deferente, vesícula seminal, vagina o cuello uterino. Esta
localización es diferente dependiendo del género
CLASIFICACIÓN
Se pueden clasificar dependiendo de su localización anatómica, ya sean in-
tra o extravesicales. Los extravesicales también pueden clasificarse depen-
diendo de su relación con el esfínter urinario externo; pudiendo ser supraes-
finterianos (con localización en uretra posterior o su relación con elementos
del conducto de Wolff en varones, y en mujeres en relación con la vagina)
o infraesfinterianos (prácticamente solo se presentan en mujeres). También
se podrían clasificar en obstructivos o no obstructivas, siendo en su gran ma-
yoría obstructivos los supraesfinterianos; y no obstructivos los infraesfinte-
rianos.
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Ecografía renal y vesical
Estudio inicial y de seguimiento, puede determinar si esta asociado con du-
plicidad renal y con atrofia renal. Además, evidencia el trayecto y dilatación
ureteral pudiendo determinar si la desembocadura del uréter esta o no dentro
de la vejiga.
Uretrocistografía miccional
Debe de ser parte del estudio del UE, ya que confirma la presencia o no de re-
flujo vesicoureteral.
Profilaxis antibiótica
Debido a que la gran mayoría de los pacientes tiene una hidroureteronefrosis,
el riesgo de presentar una infección urinaria febril es alta, por lo que mientras
se complete el estudio y se realice un tratamiento definitivo, se deberá man-
tener.
Ureterostomía cutánea
Tiene como finalidad disminuir la obstrucción y disminuye el riesgo de ITU. Era
el tratamiento tradicional, sin embargo requiere una segunda cirugia (desderi-
vación) y esta asociado a complicaciones menores como infecciones cutáneas
y estenosis del estoma. La finalidad es esperar a tener una vejiga de tamaño
suficiente para poder realizar un reimplante ureteral único o doble (en cañón
de escopeta).
Uretero-uretero anastomosis
Al igual que en el doble sistema renal, la finalidad es pasar de un doble sistema
completo a un incompleto; se une el ureter ectópico al ureter normoinserto en
caso de existir; y sería básicamente resolutiva.
Ureterovesicostomía
Es unir el ureter con patrón obstructivo a la vejiga con o sin desinsertar el ure-
ter distal, esta anastomosis puede ser latero-lateral o termino-lateral y ge-
neralmente son refluyentes. La finalidad es eliminar la obstrucción ureteral
provocando un reflujo de alto grado pero tratando de no disecar ampliamente
evitando lastimar la vejiga y el cuello vesical; dicha cirugía conlleva general-
mente un segundo tiempo quirúrgico.
Tratamiento endoscópico
Dentro del abordaje endoscópico esta la intravesicalización o la formación de
un neomeato trasnuretral (TUNO), básicamente es una ureterovesicostomía
endoscópica. La finalidad es comunicar el ureter ectópico obstruido con la
Reimplante uretero-vesical
El reimplante ureteral (extra o intravesical) se realiza cuando existe un uréter
ectópico o cuando existe un reflujo vesicoureteral asociado, ya sea al sistema
inferior o a ambos sistemas; este reimplante puede ser reimplantando un solo
uréter o ambos en forma de cañón de escopeta.
Nefroureterectomía / Heminefroureterectomía
Se realiza cuando un riñón o polo renal está severamente comprometido. Este
procedimiento se puede realizar de forma abierta o laparoscópica; y en caso
de estar asociado a ureterocele este se debiera aspirar. En caso de estar re-
lacionado con RVU, la parte distal ureteral se deberá intervenir para evitar un
reflujo al muñón ureteral ya sea de forma endoscópica o no.
COMPLICACIONES
La infección urinaria y sus consecuencias es la mayor complicación asociada,
sin embargo, es manejable con quimioprofilaxis mientras se realiza la cirugía
definitiva. Las complicaciones posoperatorias tardías pueden incluir estenosis
de la anastomosis o infecciones urinarias recurrentes por muñones abando-
nados; lo que se puede manejar endoscópicamente. Cabe mencionar que las
complicaciones en los casos que drenan en el sistema eyaculador masculino
pueden condicionar infertilidad y/o esterilidad. Después de una heminfrecto-
mía, puede quedar un poco de estroma renal disfuncional, condicionando a la
aparición de un quiste renal; el cual puede desaparecer con el tiempo o sim-
plemente requerir seguimiento.
PRONÓSTICO
El pronóstico es generalmente bueno, mientras se mantenga una buena fun-
ción renal y se eviten las infecciones urinarias febriles.
DEFINICIÓN
El ureterocele es la dilatación quística del extremo distal del uréter en su in-
serción vesical. Su tamaño y localización es variable, pudiendo adoptar una
posición intravesical o extenderse hacia el cuello vesical. En ocasiones alcan-
zan gran tamaño y pueden prolapsar a través de la uretra, configurando el así
llamado ceco-ureterocele.
La incidencia de esta patología es baja y se estima que esta presente en 0,02%
de la población. Con frecuencia se asocia a doble sistema urinario completo
y afecta en un 80% al sexo femenino. En un 20% el ureterocele se presenta
como una malformación urinaria única, siendo esta presentación más común
en el sexo masculino, situación que se concoce como “ureterocele tipo adul-
to”. El ureterocele se presenta en forma bilateral en un 10% de los pacientes.
CLASIFICACIÓN
El ureterocele se clasifica de acuerdo con su asociación con otras malforma-
ciones urinarias, su ubicación y extensión (Figura 1).
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
Una de las teorías más aceptada que explica la formación de un ureterocele
relaciona esta malformación con una falta de la recanalización de la yema ure-
térica en su extremo distal, también conocido como membrana de Chwalla.
Esto conduciría a la dilatación sacular del extremo distal del uréter con grados
variables de obstrucción al flujo urinario durante el desarrollo fetal con la con-
secuente displasia renal del segmento afectado. En pacientes con duplicación
renal, el ureterocele se encuentra en relación con sistema superior (obstrui-
do/displásico) y frecuentemente existe reflujo vesico ureteral asociado al sis-
tema inferior (ley de Meyer-Wiegart).
CLÍNICA – DIAGNÓSTICO
Hasta en un 60% de los casos esta malformación se puede diagnosticar an-
tenatalmente y tener una presentación asintomática, siendo un hallazgo eco-
gráfico.
La presentación clínica más frecuente es la infección urinaria alta, la que ge-
neralmente se presenta en el período de lactante. En forma muy infrecuente
se puede manifestar como una masa vulvar que protruye, estableciendo el
diagnóstico de ceco-ureterocele. Otras formas de presentación en el período
posnatal incluyen el dolor cólico, la litiasis del segmento comprometido y oca-
sionalmente síntomas de alteración de la función vesical, tales como urgencia
miccional, disuria e incontinencia urinaria.
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
1. Ecografía renal y vesical
Estudio fundamental, debe ser realizado entre 48-72 horas posnatal en pa-
cientes con diagnóstico antenatal. En la mayoría de los pacientes puede es-
tablecer el diagnóstico mediante la visualización de una formación quística
2. Uretrocistografía miccional
Debe ser siempre realizado con cultivo de orina negativo y con profilaxis an-
tibiótica por riesgo de infección posexamen. Permite evaluar la posición del
ureterocele, diagnostica la presencia de reflujo vésico-ureteral del sistema
inferior y evalúa el vaciamiento vesical. En general se recomienda realizar al
momento de plantear un opción quirúrgica.
TRATAMIENTO
El tratamiento del ureterocele es individualizado, dependiendo de cuatro fac-
tores principales:
1. Grado de obstrucción ocasionada por el ureterocele y/o presencia de
un ceco-ureterocele.
2. Grado de función del sistema superior afectado.
3. Presencia de síntomas.
4. Presencia y grado de reflujo vesico-ureteral.
COMPLICACIONES Y SEGUIMIENTO
Las complicaciones asociadas al ureterocele dependen del tratamiento ofre-
cido al paciente e incluyen:
1. Progresión de la obstrucción con disminución de la función del seg-
mento superior, en pacientes bajo observación o en descompresión
endoscópica insuficiente.
2. Infecciones urinarias recurrentes, asociado o no a disminución de la
función renal global. Se puede ver frecuentemente en pacientes con
ureterocele tratados debido a:
a. Presencia de reflujo en sistema inferior.
b. Reflujo secundario a la descompresión endoscópica.
c. Ureterocele residual, en heminefrectomía por sistema sin función o en
uretero-uretero anastomosis.
d. Disfunción vesical, la que es más frecuente en ureteroceles bilaterales
y ceco ureteroceles.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Thomas D, Duffy P, Rickwood A. Essentials of Paediatric Urology. Second Edition
2008. Chapter 7.
2. Castagnetti M, El-Ghoneimi A. Managment of dúplex ureteroceles in neonates and
infants. Nat Rev Urol. 2009; 6(6):307-15.
3. Wilcox D, Godbole P, Cooper C. Pediatric Urology Book. http://www.pediatricurolo-
gybook.com/duplex-kidney.html.
INTRODUCCIÓN
Las valvas de uretra posterior (VUP) son membranas obstructivas dentro del
lumen uretral que se extienden desde el verumontanum hacia las paredes la-
terales de la uretra.
Es la causa más frecuente de obstrucción del tracto de salida vesical en recién
nacidos hombres y puede implicar cambios secundarios del tracto urinario su-
perior que pueden producir un amplio espectro de daño renal.
Frecuentemente el diagnóstico es antenatal o tempranamente en la vida.
EPIDEMIOLOGÍA
Su incidencia se estima en alrededor de 1 en 5.000 recién nacidos hombres
vivos. Se trata de una malformación que suele presentarse en forma aislada,
sin haberse podido demostrar factores genéticos, ambientales o maternos
asociados. Sin embargo, se ha visto que pudiera estar asociada a una mayor
incidencia de criptorquidia que en el resto de la población y se ha publicado ca-
sos de pacientes con hipospadias proximal así como de malformaciones ano
rectales asociados a VUP.
Por su alteración del tracto urinario, se estima que alrededor de un 30% de
estos pacientes requerirá un trasplante renal durante su vida.
CLASIFICACIÓN
Aunque algunos dicen que se trata de una misma clasificación anatómica alte-
rada por el paso de sondas o cistoscopio. Históricamente se han clasificado de
acuerdo a lo descrito en 1919 por Hugh Hampton Young:
Tipo II
Se proyectan desde el verumontanum hacia el cuello vesical. No son obstruc-
tivas, por lo que en la actualidad se ha descartado como valva (Figura 1).
FISIOPATOLOGÍA
Desde el punto de vista embriológico, la causa de las VUP es pobremente
entendida y se cree que tiene relación con alteraciones en la inserción de los
conductos mesonéfricos en el seno urogenital.
Como se mencionó, estos pacientes desarrollan falla renal y lo hacen por dife-
rentes mecanismos: Por un lado, presentan grados variables de displasia re-
PRESENTACIÓN CLÍNICA
1. Diagnóstico antenatal
Entre un 50% y un 75% de los casos se sospechan por ecografía prenatal. En
general se diagnostican entre la semana 16 y 20 de gestación (aunque puede
sospecharse desde la semana 8) cuando se encuentran los siguientes hallaz-
gos en feto masculino:
a) Vejiga dilatada con pared engrosada (Figura 2).
b) El signo del “Cerrojo” característico, dado por la vejiga y uretra posterior
dilatadas (Figura 3).
c) Hidroureteronefrosis uni o bilateral (Figura 4).
d) Parénquima renal refringente.
e) Oligohidroamnios.
Figura 2.
Figura 4.
2. Diagnóstico posnatal
En período de recién nacido se puede sospechar por vejiga o masa abdominal
palpable, chorro miccional débil, rechazo a la alimentación, distrés respiratorio
o signos de insuficiencia renal. Cabe destacar que un chorro urinario normal no
descarta el diagnóstico.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Toda megavejiga son VUP hasta que no se demuestre lo contrario. Sin embar-
go, otras causas de hidroureteronefrosis asociadas a megavejiga son Síndro-
me de Prune Belly, Atresia uretral, Síndrome Megacistis Microcolon Hipope-
ristalsis. Por último, es importante descartar cromosomopatías que pueden
presentar megavejiga, como la trisomia 18 o 13.
ESTUDIO
Ante la sospecha de VUP, el estudio imagenológico se inicia con una ecogra-
fía renal y vesical, que habitualmente confirma hidroureteronefrosis uni o bi-
lateral, con alteraciones en la ecogenicidad y espesor del parénquima renal.
Además, se encuentra dilatación de la vejiga y de la uretra posterior asociado a
engrasamiento de la pared vesical.
Posterior a la sospecha ecográfica, se debe solicitar una uretrocistografía
miccional (UGC) la que sugiere el diagnóstico al mostrar dilatación de la ure-
tra posterior, mostrando una zona obstructiva a este nivel junto con mostrar
el cuello vesical abierto, dificultando el paso del contraste hacia distal. Otra
información que nos permite obtener de la UCG es respecto de la morfología
vesical (paredes irregulares o divertículos) y presencia de reflujo vesicourete-
ral que suele estar presente en el 50% de los casos.
Considerando que hasta un 70% de estos pacientes tienen compromiso de la
función vesical, todo niño con VUP requiere un estudio urodinámico temprano
antes del año de edad). El patrón urodinámico característico es de hiperacti-
vidad y compromiso gradual de la compliance vesical en los primeros meses
y años de vida, para posteriormente caer en un período de meseta con pocos
cambios y finalmente evolucionar a un patrón de falla miogénica y dilatación
vesical.
El diagnóstico definitivo se realiza mediante una cistoscopia, que visualiza las
valvas y, además, permite realizar su ablación. Además, permite evaluar las
características morfológicas de la vejiga y de los meatos ureterales.
MANEJO ANTENATAL
Bajo el concepto de que la obstrucción produce disfunción vesical y daño
renal, se comenzaron a hacer intervenciones antenatales con el objetivo de
desobstruir tempranamente a los fetos y así obtener niveles adecuados de
líquido amniótico, lo que permite un desarrollo pulmonar adecuado y dismi-
nuir el daño renal. Las alternativas que han surgido en los últimos años son
múltiples, siendo las más conocidas, el shunt vésicoamniótico, las vesico-
centesis seriadas y la cistoscopia fetal, las que no están exentas de compli-
caciones.
La morbimortalidad fetal asociada a estos procedimientos es alta y al ser pro-
cedimientos de rescate en fetos con displasia renal severa, alrededor de un
50% de ellos evoluciona a insuficiencia renal crónica después de nacer. Esto
ha hecho que se siga cuestionando la realización de estos procedimientos y
buscando alternativas que mejoren el pronóstico de estos niños.
MANEJO NEONATAL
Al nacer, el paciente debe ser manejado desde el punto de vista respiratorio y
proceder al drenaje urinario con una sonda uretrovesical. No se aconseja usar
sonda Foley, ya que el balón puede quedar en la uretra posterior dilatada. En
vez de ello, se prefiere utilizar una sonda de alimentación 6 u 8 Fr o una sonda
con punta Coudé, la que puede ser muy útil cuando la primera se enrolla en la
uretra dilatada. Otra maniobra que ayuda cuando es difícil de pasar la sonda
hasta la vejiga, es guiarla anteriormente mediante un tacto rectal.En caso de
ser imposible pasar una sonda, se debe proceder a instalar un catéter supra-
púbico por punción.
Una vez sorteada la obstrucción de la vía urinaria, se debe proceder al manejo
hidroelectrolítico del paciente e ir controlando diariamente la creatininemia,
hasta lograr un nadir. Tener en cuenta que al superar la obstrucción se produce
una poliuria postobstructiva que puede alterar severamente la homeostasis
del niño.
ABLACIÓN DE VALVAS
Cuando el recién nacido está estable y logra un peso adecuado, o cuando el
diagnóstico se hace en período de lactante, se procede a la ablación de las
valvas mediante uretrocistoscopia. En ese mismo procedimiento se procede a
realizar una cistoscopia y evaluar las características morfológicas de la vejiga
y los meatos ureterales.
Se debe considerar realizar una circuncisión al momento de llevar al paciente a
ablación de valvas o a su revisión uretrocistoscópica posterior, la que se debe
hacer unos meses después, debido a que la cicatrización de valvas puede vol-
ver a ser obstructiva, ya que con ello se le quita un factor de riesgo de infección
urinaria al paciente.
PRONÓSTICO
Si bien el pronóstico a corto plazo ha mejorado mucho, la morbilidad que
acompaña a esta patología se extiende más allá de la infancia, a la adolescen-
cia y a la adultez. Un momento crítico es la pubertad y adolescencia, ya que
este período de alta tasa de crecimiento hace que sea mucho más susceptible
de caer en insuficiencia renal crónica o terminal.
En general se distinguen dos grupos de pacientes: aquellos que desarrollan
insuficiencia renal en los primeros meses de vida (generalmente por displasia
renal) y aquellos que lo hacen en la adolescencia o después (generalmente
precipitada por disfunción vesical).
Otro factor precipitante de insuficiencia renal en estos niños, son las infeccio-
nes urinarias asociadas a reflujo vesicoureteral.
Se ha identificado factores pronósticos de pobre función renal, siendo los más
importantes:
1. Oligohidroamnios prenatal.
2. Edad al momento del diagnóstico.
FERTILIDAD
Los pacientes con VUP pueden ver disminuida su fertilidad por diferentes mo-
tivos: algunos factores anatómicos como uretra posterior dilatada o tejidos
cicatriciales asociados a procedimientos uretrales o a epididimitis a repetición
pueden estar relacionados. Por otro lado, el semen de estos pacientes suele
ser viscoso y con pH elevado y tienen más riesgo de criptorquidia. Por último,
aquellos que presentan insuficiencia renal, a largo plazo pueden presentar
disfunción eréctil.
SEGUIMIENTO
Por todo lo anteriormente mencionado, el seguimiento a largo plazo de estos
pacientes es fundamental y debe ser muy estrecho, evaluando tanto la fun-
ción renal como el comportamiento vesical. Al mismo tiempo se debe trabajar
con equipos especializados en transición, ya que el control debe trascender a
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Steven LC, Desai D. Posterior urethral valves. pediatricurologybook.com.
2. Lee B, Driver CP, Flett ME, Steven L, Steven M, O’Toole S. PUVs are more common in
boys with hypospadias. J Pediatr Urol. 2020;16(3):299-303.
3. Thomas D, Duffy P, Rickwood A. Essentials of Paediatric Urology. Second Edition.
Patología vesical e
intestinal
REFLUJO VÉSICO URETERAL
Se define como reflujo vésico ureteral (RVU) el paso retrogrado de orina dese
la vejiga hacia el tracto urinario superior. La causa puede ser atribuida a una
falta de maduración y crecimiento de la unión vesicoureteal. El reflujo por sí
mismo, libre de bacterias y de baja presión no es motivo de problemas.
El enfrentamiento clínico de esta patología ha cambiado hacia la conduc-
ta menos invasiva gracias a estudios que han comprobado la benignidad de
sus hallazgos. Sin embargo, el reflujo en presencia de bacteriuria es un factor
de riesgo para infección de tracto urinario (ITU) superior o pielonefritis aguda
(PNA) que podría llevar a un eventual deterioro de la función renal, reflejándo-
se, clínicamente, con cicatrices renales, hipertensión arterial hasta daño renal.
Según la evidencia actual existe una gran incertidumbre cuestionándonos si el
RVU causa el daño renal o si el mismo riñón genéticamente alterado produce
el RVU.
EPIDEMIOLOGÍA
El RVU está presente en aproximadamente 1%-2% de los recién nacidos solo
aquellos en que se realizan estudios. Sin embargo, en neonatos con hidrone-
frosis (HN) prenatal, la prevalencia es aproximadamente de 15%, que no impli-
ca RVU necesariamente. El riesgo de RVU en pacientes con ITU febril tiene una
incidencia de 25%-40%.
En lactantes sin síntomas urológicos o historia de ITU, la incidencia es menor
1%; en lactantes con historia de ITU sintomática la incidencia se estima entre
20%-50%.
La prevalencia de RVU se correlaciona inversamente con la edad (mayor inci-
dencia en menores de 2 años); ya que con el crecimiento el RVU desaparece
espontáneamente. Las mujeres tienen mayor incidencia que los hombres (2:1),
sin embargo, esta relación se invierte si existe un diagnóstico antenatal de HN.
La prevalencia genética se ha estimado en un 30% en los hijos de los padres
con RVU (hermanos), sin embargo, hoy en día se ha descontinuado la historia
familiar de RVU. Se deben de estudiar solo si presentan ITU.
RVU Primario
Es el RVU sin otra patología agregada; la mayoría de los pacientes con RVU
primario tienen el meato ureteral localizado lateralmente o ligeramente ectó-
pico, con un túnel submucoso más corto; provocando una incompetencia en la
unión ureterovesical; sin embargo, esto cambia con el crecimiento y por esto
es que la resolución espontánea se da con la edad.
RVU Secundario
Es el RVU resultante de otra disfunción del tracto urinario que conlleva a una
descompensación de la unión vesicoureteral normalmente formada; así como
derivada de una alta presión intravesical. Puede ser causada por patologías
anatómicas (mielomeningocele, lesión medular, valvas de uretra posterior,
ureteroceles, etc.) o funcionales (disfunción miccional, infecciones urinarias).
El objetivo del tratamiento en estos casos es resolver la patología primaria y
no el RVU en sí, ya que en algunos casos al tratar la patología de base el RVU
cede espontáneamente.
ESTADIFICACIÓN
PRESENTACIÓN CLÍNICA
Diagnóstico prenatal
La prevalencia de RVU con HN prenatal es cerca del 15%. En una revisión sis-
tematizada de la AUA (American Urological Assosiation) se demostró que HN
es aquella dilatación mayor a 4 mm diagnosticada durante el segundo trimes-
tre del embarazo; y mayor a 7 mm en el tercer trimestre. En este análisis se
concluyó que el diámetro de la pelvis renal no es predictivo de RVU y que una
ecografía renal normal no excluye la presencia de RVU. En nuestra unidad,
además, de dejar con profilaxis antibiótica a todos los pacientes con diagnós-
tico antenatal de HN, se siguen con una ecografía posnatal (entre el 3º y 7º día
de vida), después otra al mes y a los 3 meses de edad. Una uretrocistografía
miccional (UCGM) se realiza solo en caso de presencia de ITU, a pesar de qui-
mioprofilaxis; alteración anatómica renal evidencia de uréter distal en ecogra-
fía, HN mayor a 12 mm, dilatación bilateral en hombres o diagnóstico antenatal
precoz (antes de las 28 semanas de gestación).
UCGM
Debe realizarse por personal capacitado y entrenado. No debe realizarse en
la presencia de ITU, pero puede hacerse a partir de los siguientes 14 días. Hay
escuelas que dentro de la ITU con UC negativo la piden. Ayuda tanto a estadifi-
car el RVU, como a evaluar la anatomía del tracto genitourinario; pesquisando
la presencia de divertículos vesicales, parauretrales, duplicaciones ureterales
o disfunciones miccionales. También puede ser utilizado en el seguimiento de
los pacientes con RVU, pero cabe mencionar que conlleva un alto grado de ex-
posición a radiación.
Cistografía isotópica
Estudio de medicina nuclear que sirve tanto para el diagnóstico como para el
seguimiento del RVU, sin embargo, no permite estadificar el grado del reflujo,
ni evidenciar alteraciones anatómicas. Conlleva menor exposición a radiación.
La cistografía puede ser directa o indirecta. Esta si es más para seguimiento ya
que dice si hay o no RVU.
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Ecografía renal y vesical
No sirve para el diagnóstico ni el seguimiento del RVU per se; sin embargo, se
utiliza para descartar malformaciones asociadas o para evaluar/seguimiento
de la hidronefrosis.
DMSA
Estudio estático funcional de medicina nuclear que se utiliza para diagnosticar
la presencia de cicatrices renales, o en etapa aguda de PNA su corroboración.
Estudio urodinámico
MAG3
Si tenemos sospecha de megauréteres obstructivo refluyente.
TRATAMIENTO
El tratamiento del RVU puede dividirse en enfrentamiento médico u observa-
ción y tratamiento quirúrgico, el cual a su vez puede ser dividido en tratamien-
to endoscópico, tratamiento abierto, tratamiento laparoscópico, robótico.
La alta tasa de resolución espontánea del RVU ha llevado a replantear el en-
frentamiento clínico de estos pacientes. Así como el saber que los RVU no di-
latados (del I al III), puede que no requieran tratamiento si es que no dan sín-
tomas ni clínica.
El enfrentamiento médico o manejo conservador, no es en sí un tratamiento
ya que no se hace nada para mejorar el reflujo; esperando la evolución natural
y resolución espontánea con el crecimiento del paciente. La resolución espon-
tánea del RVU en general, es de 51% en un seguimiento medio de 2 años; hasta
los 5 años de edad. La tasa de resolución espontánea dependiendo del grado
es de 72, 61, 49 y 32% para grados I, II, III y IV, respectivamente.
El adecuado manejo vésico intestinal (MVI) ha demostrado ser uno de los
pilares principales en el enfrentamiento médico de los pacientes con RVU.
Poniendo mucha atención en los niños aguantadores, incontinentes y cons-
tipados. Se ha demostrado la disminución de ITU solo con un adecuado MVI
esto también incluye pacientes operados donde un mal MVI lleva a una falla en
tratamiento. Hay que recordar que el objetivo es evitar la ITU no tratar el RVU.
Este manejo conservador se puede hacer puramente observacional o con
profilaxis antibiótica, siendo muy especifico en quienes reciben antibiótico
profiláctico, tomando en cuenta el grado del RVU, antecedentes de ITU y MVI.
Existen algunas publicaciones que aseveran que los RVU leves (grado I y II)
pueden ser observados sin profilaxis antibiótica, incluyendo también pacien-
tes circuncidados con un buen MVI, sin tener mayor riesgo a ITU y a cicatrices
renales consecuentes.
Esta demostrada la resistencia bacteriana y el aumento de índice de masa
corporal (IMC) al usar antibióticos por plazos largos probando que al eliminar
la microbiota del huésped se produce un IMC elevado, por lo mismo debe de
analizarse cada caso de forma específica tratando de minimizar los efectos
COMPLICACIONES Y PRONÓSTICO
La mayor complicación del RVU es la ITU alta, que provoque cicatrices renales,
las cuales, eventualmente, pueden generar hipertensión arterial a largo plazo
y/o enfermedad renal crónica terminal.
Factores como displasia renal, disfunción vesico-intestinal e infección urinaria
determinan el pronóstico de resolución a futuro.
Las cicatrices renales no siempre son secundarias al RVU, ya que en estudios
se ha determinado que existe mayor riesgo de cicatrices renales en pacientes
con RVU (50%) en comparación con los pacientes que no tienen RVU (18%). El
riesgo de tener cicatrices renales depende del grado de reflujo; en la siguiente
tabla se expresan los riesgos relativos de presentar cicatrices renales depen-
diendo del grado
Grado I, RR 1,20 (IC 95% [0,43-3,35]).
Grado II, RR 2,17 (IC 95% [1,33-3,56]).
Grado III, RR 2,5 (IC 95% [1,55-4,01]).
Grado IV a V, RR 4,61 (IC 95% [3,23-6,57]).
LECTURAS RECOMENDADAS
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Baskin L y Kogan B. editores, Editorial Lippicott Williams & Wilkins, 2005, pp. 69-78.
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INTRODUCCIÓN
Las disfunciones de la continencia urinaria engloban una serie de desórdenes
del tracto urinario inferior, cuyas manifestaciones clínicas son muy diversas y
poco específicas. Cobran gran relevancia clínica, tanto por su alta prevalencia
como por su impacto en la calidad de vida de los pacientes, tanto en el ámbito
psicosocial como funcional.
Pese a ello, existe poca uniformidad en la terminología usada y el manejo tam-
poco ha sido estandarizado. Muchas veces los pacientes llegan a consultar en
forma tardía o luego de múltiples consultas sin lograr la resolución de su pa-
tología.
EPIDEMIOLOGÍA
Las disfunciones de la continencia urinaria representan alrededor de un 40%
de la consulta urológica. En Estados Unidos se ha reportado que hasta un 22%
de los escolares presentan alguno de los síntomas relacionados, en su ma-
yoría maniobras retencionistas y urgencia miccional. Este grupo de patologías
es 5 veces más frecuente en mujeres y está ampliamente demostrado que se
asocia a comorbilidades, dentro de las cuales la disfunción intestinal, infección
urinaria y el reflujo vesicoureteral, son las más importantes. Por otro lado, se
reconoce también su asociación a alteraciones conductuales y neuropsiquiá-
tricas, como el síndrome de déficit atencional con hiperactividad y desórdenes
del espectro autista, lo que además empeora el pronóstico y el éxito del tra-
tamiento.
DEFINICIONES
En el año 2015, la Sociedad Internacional de Continencia Infantil (ICCS) estan-
darizó la terminología para poder comparar los múltiples estudios de investi-
gación de estos pacientes.
Enfrentamiento
Para indicar un tratamiento adecuado, es fundamental hacer un diagnóstico
del tipo de disfunción que presenta el paciente. Esto parte por una adecuada
anamnesis, donde se debe describir los síntomas y definir si predominan los
Estudio complementario
Se recomienda en estos pacientes solicitar un estudio urodinámico no invasi-
vo, que comprende un diario vesical, una ecografía renal y vesical pre y pos-
miccional y en casos seleccionados una uroflujometria asociada a una electro-
miografía. Por último, siempre se debiera contar con, al menos, un examen de
orina completa el que nos ayuda a descartar glomerulopatias o diabetes sub-
yacente midiendo proteinuria y glucosuria, así como un urocultivo si se sospe-
cha infección urinaria. El estudio urodinámico invasivo solo se recomienda en
casos de sospecha de compromiso neurológico y/o alteraciones ecográficas
sugerentes de daño renal.
1. Diario Vesical
La literatura recomienda diarios vesicales que a veces pueden resultar com-
plejos de realizar, por lo que en nuestro servicio preferimos simplificarlo a una
cartilla miccional que incluya la hora y el volumen de cada micción que presen-
te el niños desde que se levanta hasta que se acuesta durante un día comple-
to, agregando el antecedente de si la ropa interior se encuentra seca o mojada
cada vez (Figura 1). Se solicita realizarla al menos dos días no seguidos. Esto
permite reconocer los hábitos miccionales del niño en cuanto a frecuencia y
volúmenes orinados.
Figura 1.
3. Uroflujometría
Examen no invasivo que se realiza con un uroflujómetro y permite obtener da-
tos del flujo urinario, de el volumen orinado y de el tiempo de micción. En la
evaluación de estos pacientes, los elementos más importantes a evaluar es la
tasa de flujo máximo (Qmáx) y la curva de flujo obtenida, teniendo en cuenta
que obtener más de una curva mejora la exactitud, confiabilidad e interpreta-
ción de la prueba.
La curva normal describe una forma de campana. La forma de torre, es decir de
mayor amplitud, se asocia a vejigas hiperactivas. La forma en staccato, es decir
con patrón irregular, pero con flujo continuo (que no llega a cero), sugiere una
Presentación Clínica
Con todos los recursos previos, podremos clasificar a los pacientes dentro de
algunos de los siguientes grupos, siendo los dos primeros los más frecuentes
de ver.
1. Vejiga hiperactiva
Según la ICCS, el diagnóstico se basa en los hallazgos clínicos de urgencia mic-
cional asociado a aumento de la frecuencia miccional (mayor de 7 veces al día).
Generalmente, este patrón se asocia a hiperactividad del detrusor o a contrac-
ciones no inhibidas de la vejiga durante su fase de llene, que se relaciona a un
retraso en la maduración vías relacionadas a la inhibición cortical.
2. Micción disfuncional
También llamada disfunción miccional, se refiere a los niños que contraen el
esfínter uretral externo durante la micción. El diagnóstico de certeza debiera
contemplar realizar una uroflujometria con electromiografía, sin embargo, la
mayoría de estos pacientes responden adecuadamente a una terapia conser-
vadora y al manejo de la constipación, por lo que estos exámenes se reserva a
pacientes con fracaso a estas primeras medidas de tratamiento.
3. Postergación de la micción
Son niños que retrasan voluntariamente la micción, lo que usualmente se ma-
nifiesta con maniobras retencionistas (como cruzar las piernas o comprimir la
5. Vejiga hIpoactiva
Se caracteriza por una micción infrecuente, típicamente entre 2 y 4 veces al
día, y con esfuerzo durante la micción (usualmente el niño se agacha o pre-
siona su abdomen para lograr orinar). Se presenta con grandes residuos pos-
miciconales en la ecografía y un patrón interrumpido en la uroflujometría. Se
debe iniciar el tratamiento con uroterapia, pero en ocasiones requieren agre-
gar fármacos como alfa bloqueadores e incluso realizar cateterismo limpio
intermitente.
SÍNDROME DE HINMAN
Frank Hinman y Franz Baumann describieron hallazgos que recordaba a los
pacientes con vejiga neurogénica, sin presentar alteraciones neurológicas. En
la década de los 70 lo llamaron vejiga neurogénica no neurogénica. Ellos de-
mostraron que el control voluntario aberrante era el responsable de los cam-
bios en el tracto urinario superior, inducidos por la contracción del esfínter, que
de no ser manejado adecuadamente, pueden terminar incluso en enfermedad
renal crónica. Usualmente se asocia a BBD.
El inicio tardío de los síntomas, después de haber logrado la continencia, for-
taleció desde el principio su relación con alteraciones psicológicas, aunque en
los últimos años se ha discutido causas congénitas como alteraciones del ple-
xo sacro.
Manejo
El manejo de las disfunciones de la continencia urinaria se establece por eta-
pas. Todas ellas se inician con una adecuada uroterapia y según sus resulta-
dos, se puede requerir agregar terapias de segunda y tercera línea. Toda ac-
ción debe ir acompañada de un manejo activo y eficaz de la constipación.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Austin PF, Bauer SB, Bower W, et al. The standardization of terminology of lower
urinary tract function in children and adolescents: Update report from the standar-
dization committee of the International Children’s Continence Society. Neurourol
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nary and fecal incontinence: a multicenter, open label, randomized, crossover study.
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INTRODUCCIÓN
La incontinencia urinaria durante el sueño o enuresis es una entidad clínica
muy frecuente, que motiva una demanda importante de la consulta urológi-
ca pediátrica. Se estima que entre un 5-10% de los niños mayores de 5 años
presentan incontinencia urinaria nocturna1. Pese a ser un problema muy fre-
cuente, suele ser diagnosticado y tratado de manera inadecuada, generando
frustración en los pacientes y sus familiares. Muchas veces se da en concomi-
tancia con incontinencia urinaria diurna la que debe ser investigada y tratada
en forma dirigida. Esta condición tiene una asociación familiar y se estima que,
si ambos padres tienen antecedente de enuresis, la posibilidad de tener un hijo
con esta condición es cercana al 80%.
FISIOPATOLOGÍA
Aunque la etiopatogenia de esta condición no está completamente estableci-
da, existen tres factores asociados a la ocurrencia de Enuresis:
1. Producción de orina nocturna aumentada (poliuria nocturna).
2. Capacidad vesical disminuida o hiperactividad del detrusor.
3. Alteración en el umbral del despertar.
CLASIFICACIÓN
a. Primaria monosintomática
Paciente mayor de 5 años que no ha logrado continencia nocturna o del sueño
por período mayor a 6 meses. A la exploración dirigida, no hay ninguna evi-
dencia de sintomatología de disfunción del tracto urinario (urgencia, retención,
disuria, tenesmo, polaquiuria, volumen urinario bajo) y/o incontinencia diurna.
c. Enuresis secundaria
Infrecuente, se diagnostica en pacientes mayores de 5 años que han pasado
por un período mayor a 6 meses de continencia nocturna completa. Se deben
descartar factores psicológicos y/o abuso infantil.
DIAGNÓSTICO
Historia clínica
1. Hábito miccional/intestinal: Frecuencia diaria reportada, ingesta de lí-
quidos (tipos), inicio del control de esfínter, consistencia de deposicio-
nes (recomendamos utilizar escala de Bristol), alimentación en gene-
ral. Se interrogará en forma dirigida por síntomas urinarios asociados
tales como:
a. Urgencia miccional.
b. Latencia miccional.
c. Dificultad para vaciamiento vesical.
d. Chorro débil.
e. Polaquiuria.
f. Tenesmo.
g. Presencia o no de incontinencia nocturna (enuresis).
h. Maniobras de retención urinaria/fecal (Cruzar piernas, movimientos
de extremidades, etc.).
i. Goteo posmiccional.
2. Historia familiar de incontinencia urinaria nocturna (enuresis). Calidad y
hábitos del sueño.
3. Concomitancia con infecciones del tracto urinario altas o bajas y/o otra
patología urológica.
Estudio básico
Cartilla miccional/defecatoria
Elemento fundamental en la evaluación de la incontinencia urinaria en el niño.
La Tabla 1 enumera los elementos a considerar al elaborar un registro miccio-
nal/defecatorio.
En pacientes que no presentan sintomatología diurna y sin hallazgos positivos al
examen físico, no es necesario realizar estudios complementarios para el diag-
nóstico. Si hay sintomatología diurna, se procederá con el estudio que correspon-
de a pacientes con incontinencia diurna (remitirse a capítulo correspondiente).
Alarmas enuréticas
Es la terapia de elección en pacientes con enuresis monosintomática. Requie-
re alta motivación, tanto del paciente como de su entorno familiar. Funciona
con un sensor de humedad que activa una chicharra, lo que permite que el pa-
ciente despierte y orine en el baño. Su efectividad es cercana al 80% y tiene
baja tasa de recidiva.
Tratamiento farmacológico
Desmopresina (DDAVP melt/MinirinMelt®)
Análogo de la hormona antidiurética, es altamente eficaz (60-80%) en pa-
cientes con enuresis monosintomática, especialmente indicado en aquellos
que presentan poliuria nocturna. El mayor problema es que se trata de un tra-
tamiento sintomático, por lo que presenta una recidiva cercana al 40% al des-
continuar su uso. Se recomienda una dosis inicial entre 60-120 microgramos
sublinguales antes de dormir.
Anticolinérgicos
En casos de capacidad vesical disminuida o sospecha de hiperactividad vesical
nocturna, el tratamiento con anticolinérgicos es un buen coadyuvante. Oxibu-
tinina en dosis de 0,2- 0,4 mg/Kg/día cada 8 horas.
Imipramina
Solo frente a fracaso a la terapia convencional, como rescate. Tiene una res-
puesta cercana al 60% con tasa alta de recaídas. Su carácter cardiotóxico
(prolongación del QT en electrocardiograma) desaconseja su uso mayor a tres
meses y se recomienda una evaluación cardiológica previo a su uso.
DEFINICIÓN
Dificultad en la defecación que se manifiesta como disminución en la frecuen-
cia de evacuaciones o en la percepción de que el proceso de defecación es di-
fícil, doloroso o incompleto.
EPIDEMIOLOGÍA
Afecta a 1,5-7,5% de niños en edad escolar con una prevalencia mundial esti-
mada de 3%. Constituye 1,5-6% de las consultas al pediatra y hasta 25% de las
consultas de gastroenterología. Hay historia familiar de constipación en el 28-
50% de los casos, con un máximo de prevalencia entre los 2 y 4 años, etapa en
que se inicia control esfinteriano.
17 al 40% de los casos se inician el primer año de vida.
FISIOLOGÍA
Mecanismos de continencia
• Al llegar la materia fecal a la ampolla rectal produce distensión, lo que
lleva a un aumento de la presión intraluminal, dando lugar a dos refle-
jos: rectoanal inhibitorio (relajación del esfínter anal interno) y rectoa-
nal excitatorio (contracción refleja del esfínter anal externo). Además,
se produce contracción voluntaria del esfínter y músculo puborrectal,
produciéndose angulación del canal ano-rectal (ángulo 80-90º) que
es el mecanismo más importante para la continencia fecal gruesa.
• Recto tiene capacidad de acomodarse al volumen de materia fecal que
contiene, disminuyendo la presión intraluminal lo que interrumpe la ac-
tividad refleja.
• Durante el sueño disminuye actividad tónica del canal anal, aumenta la
actividad motora del recto con propagación de la contractilidad en for-
ma retrógrada, lo que mantiene la continencia.
FISIOPATOLOGÍA
En la vida hay 3 períodos vulnerables para que se produzca constipación:
cuando se introduce la alimentación no láctea, al iniciar el entrenamiento del
control esfinteriano y cuando se inicia la escolaridad.
En estos pacientes la defecación puede conviertirse en una experiencia estre-
sante, lo que lleva a evitar la evacuación (conducta retentiva), acumular depo-
siciones en recto, llevando a un aumento del umbral defecatorio, acumulán-
dose cada vez más deposiciones, haciendo el proceso progresivamente más
dificultoso.
El recto lleno lleva a ensuciamiento (con la expulsión de gases) y fatiga de
musculatura pélvica (Figura 1).
Figura 1.
DIAGNÓSTICO
Es clínico, basado en historia y examen físico. Es importante preguntar por las
horas en que se elimina el meconio, entrenamiento del control esfinteriano,
edad de inicio de la constipación, características de las deposiciones, síntomas
asociados a defecación, dolor abdominal, sangrado, incontinencia fecal, si se
aprecia conducta retentiva y síntomas urinarios.
El examen físico debe ser completo, importante poner atención en examen
tiroideo, presencia de masa fecal en examen abdominal, signos de disrafia
medular oculta, realizar un examen neurológico completo, evaluar la región
perianal, hacer tacto rectal cuando hay sospecha de impactación fecal. Peso y
talla, evaluar la curva de crecimiento pondoestatural.
Para diagnosticar una constipación funcional se usan los criterios de Roma IV:
“Banderas rojas”
Hay señales de alarma que orientan a causa orgánica de constipación, son ca-
sos que deben ser evaluados por el especialista, pues van a requerir estudio:
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Se realizan cuando se sospecha una causa orgánica (“banderas rojas”) y ante
la presencia de constipación refractaria (aquella que no responde a manejo
óptimo por al menos 3 meses).
TRATAMIENTO
El principal objetivo del tratamiento es ayudar al niño a sobrepasar el estrés
emocional que implica el proceso de defecación y disminuir ansiedad de fa-
milia.
Los pilares del tratamiento son:
• Educación.
• Desimpactación.
• Mantención.
Tratamiento farmacológico
Laxantes osmóticos
• Polietilenglicol: polímeros lineales de óxido de etileno, no absorbible en
tracto gastrointestinal por su alto peso molecular. Impide la absorción
de agua de las heces. Bien tolerado, no produce flatulencia
• Lactulosa: disacárido sintético de galactosa-fructosa resistente a la hi-
drólisis por las enzimas digestivas. Fermenta en colon, dando lugar a
productos que ejercen efecto osmótico, atrayendo agua a la luz intesti-
nal, produciendo un aumento del tamaño de bolo fecal y del peristaltis-
mo.
Sus efectos adversos son flatulencia y dolor cólico. Tarda 2-3 días en
iniciar efecto.
Tratamiento de desimpactación
• Vía oral o rectal.
• Busca la rápida eliminación de materia fecal y disminución de la incon-
tinencia.
• Enemas de fosfato: 2 cc/kg, contraindicados en los menores de 2 años
y pacientes con falla renal.
• Polietilenglicol con o sin electrolitos: 1-1,5 g/kg/día vía oral por 3 a 6
días.
Tratamiento de mantención
• El objetivo es restablecer el hábito intestinal normal, mantener el recto
vacío y prevenir la reimpactación:
- Polietilenglicol con o sin electrolitos 0,3-0,8 g/kg/día.
- Lactulosa 1-3 cc/kg/día.
• Mantener al menos 2 meses y esperar 1 mes con deposiciones norma-
les para disminución gradual hasta suspensión.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Benninga MA, Faure C, Hyman PE, St James Roberts I, Schechter NL, Nurko S. Child-
hood Functional Gastrointestinal Disorders: Neonate/Toddler. Gastroenterology.
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nal Constipation in Children. Curr Gastroenterol Rep. 2019;21(6):23.
INTRODUCCIÓN
La continencia fecal representa de los hitos del desarrollo pediátrico, siendo
socialmente esperado por los padres y en ocasiones un requisito para la in-
teracción social, como lo es por ejemplo la admisión escolar. La incontinencia
fecal tiene un profundo impacto en el desempeño social y en la calidad de vida
tanto de nuestros pacientes como de su familia.
No es el objetivo de este capítulo desconocer la importancia del manejo inter-
disciplinario en nuestros pacientes, ni negar que los especialistas en este tipo
de patologías son gastroenterólogos y cirujanos digestivos1, sin embargo en la
práctica clínica habitual, el manejo de pacientes con disfunción vésico intesti-
nal y con vejiga neurogénica, el urólogo pediatra frecuentemente se involucra
frecuentemente en el manejo de esta patología.
DEFINICIÓN
Incontinencia fecal
Es la incapacidad de retener las heces en forma voluntaria, después de los 4
años o cuando se alcanza un desarrollo psicomotor equivalente a esta edad.
Encopresis
Es el paso repetido o involuntaria de heces normales hacia lugares inapropia-
dos, como por ejemplo la ropa interior, la ropa de cama o el suelo. El término
soiling (o ensuciarse) se refiere a la pérdida de pequeñas cantidades de heces
que ensucian la ropa interior.
FISIOLOGÍA DE LA CONTINENCIA
La continencia fecal es el resultado de un proceso fisiológico que implica ade-
cuada función e integridad anatómica de los músculos voluntarios del esfínter,
la sensibilidad del conducto anal, la motilidad del colon, junto con la capacidad
intelectual y factores psicológicos.
Al ser ocupada la ampolla rectal por el bolo fecal, se producen el reflejo recto
anal inhibitorio que relaja el esfínter anal interno, el recto anal excitatorio que
contrae el esfínter estriado y la contracción voluntaria del piso pélvico, especí-
ficamente, del músculo puborrectal. Para evitar la defecación, el niño contrae
los músculos cuando percibe que el recto está ocupado, hasta que se inhibe la
sensación. El control voluntario muscular se obtiene a partir de los 18 meses y
el control esfinteriano entre los 24 y 30 meses.
El mecanismo de la continencia y expulsión fecal se describe en detalle en el
capítulo de constipación crónica.
EPIDEMIOLOGÍA
La prevalencia de incontinencia fecal varía según la edad y con las patologías
de base de nuestros pacientes. Se estima que la prevalencia en general es
0,8 a 4,1% de los niños. Se presenta en cerca del 2,8% de los niños de 4 años,
el 1,5% entre 7-8 años y el 1,6% entre 10-11 años, siendo muy infrecuente en
adolescentes. La incontinencia fecal retentiva es 4,5 veces más frecuente que
la no retentiva. En pacientes con causas orgánicas se sabe que 45 a 75% de
ellos son pacientes con mielomeningocele y el 50% de los niños con una mal-
formación anorectal sufrirán incontinencia fecal verdadera. De los que pueden
educar el esfínter anal y evacuar voluntariamente, dos tercios presentarán
soiling.
ETIOLOGÍA
Como se dijo previamente, la continencia fecal es el resultado del trabajo
coordinado de distintos procesos fisiológicos, por lo que cualquier alteración
anatómica, funcional, neurogénica o conductual puede generar incontinencia
fecal (Tabla 1).
Incontinencia fecal
Tipo Causas
Funcional Constipación funcional asociada a incontinencia.
Incontinencia fecal no retentiva.
Orgánica Malformaciones anorrectales.
Enfermedad de Hirschsprung.
Disrrafias espinales.
Trauma medular.
Parálisis cerebral.
Miopatías que comprometan el piso pélvico y el esfín-
ter anal externo.
PRESENTACIONES CLÍNICAS
Como en toda evaluación médica, una adecuada y cuidadosa evaluación con
historia clínica y examen físico es fundamental.
La historia clínica debe incluir antecedentes antenatales y perinatales, ante-
cedentes familiares, historia de enfermedades con componentes genéticos,
exposición a elementos teratogénicos, exposición a radiación, malformacio-
nes congénitas, comorbilidades, cirugías previas, elementos dietéticos y com-
ponentes funcionales.
Es indispensable registrar la frecuencia de evacuación de deposiciones y la con-
sistencia de éstas. La escala de deposiciones de Bristol es una herramienta vi-
sual especialmente útil para lograr este antecedente. En la Figura 1 se puede ob-
servar la adaptación al español de esta herramienta realizada por Parés y cols.
El antecedente de constipación crónica es relevante porque en ocasiones la
incontinencia fecal puede ser la expresión de una retención fecal en que la in-
continencia sea un signo tardío de esta patología de base.
El examen físico debe hacer énfasis en estado nutricional, aspectos psicológi-
cos, palpación abdominal, la búsqueda de defectos anatómicos y estigmas de
disrafias espinales.
La inspección anal y el tacto rectal es de suma importancia en estos pacientes,
por ejemplo, deposiciones en el recto o impactación fecal orientan inmediata-
mente a retención crónica.
Biofeedback
Neuromodulación
Electroestimulación
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Caldwell P, Scott K, Kerr M, O’Mara D. A workshop to promote interprofessional care.
Clin Teach. 2018;15(5):419-24.
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FISIOLOGÍA Y DEFINICIÓN
La vejiga funciona fisiológicamente alternando una fase de llene con una fase
de vaciado.
Las estructuras anatómicas involucradas en este ciclo son la vejiga y el tracto
de salida (que incluye el cuello vesical, la uretra con su esfínter interno y el
esfínter uretral externo), los que se coordinan mediante un complejo sistema
neurológico de integración medular y encefálica que actúa en sus efectores
mediante diversos neurotransmisores. De este modo, en la fase de llene se
mantiene el tracto de salida contraído, con un detrusor relajado y a bajas pre-
siones; y por el contrario, en la fase de vaciado se produce una relajación del
tracto de salida, seguida de una contracción del detrusor.
En la fase de llene vesical, es fundamental el reflejo de almacenamiento, don-
de el sistema nervioso autónomo simpático (T11-L2) resulta preponderante
liberando noradrenalina, la cual estimula receptores P3 adrenérgicos del de-
trusor (relajándolo) y al adrenérgicos del músculo liso uretral (contrayéndolo).
Por otro lado, se activa las fibras del sistema nervioso somático del núcleo de
Onuf (S2-S4), las que liberan Acetilcolina activando los receptores nicotínicos
del esfínter uretral externo, contrayéndolo.
En la fase de vaciamiento, se inhibe el núcleo de Onuf, relajando el esfínter
uretral externo y se activa el sistema nervioso parasimpático (S2-S4), liberan-
do Acetilcolina que estimula receptores muscarínicos del detrusor, producien-
do que produce su contracción.
Aquella vejiga con alteración de su función en fase de llene y/o de vaciado,
cuya etiología es neurológica, se denomina Vejiga Neurogénica (VN) o Vejiga
Neuropática.
ETIOLOGÍA
Las causas de VN se pueden clasificar en congénitas y adquiridas.
Dentro de las congénitas, el Mielomeningocele sigue siendo la causa más fre-
cuente, dando cuenta de alrededor del 80% de los casos de VN. Por otro lado,
más del 90% de los pacientes con mielomeningocele, presenta VN e intestino
neurogénico (IN).
Otras causas congénitas son la agenesia sacra (asociada a malformaciones
ano rectales), diastematomielia, lipoma lumbosacro, quiste intraespinal y mé-
dula anclada, por lo que todo examen físico de rutina en los niños debe incluir
el descarte de lesiones sugerentes de espina bífida oculta (hemangiomas o
hipertricosis lumbosacra, fosita pilonidal, asimetría de pliegues glúteos entre
otras) (Figura 1).
Causas de VN adquirida incluyen trauma espinal, infarto espinal, neoplasias y
mielitis transversa.
Un elemento importante a considerar al evaluar el defecto medular, es que el
sitio de lesión no siempre se correlaciona con las raíces nerviosas comprome-
tidas, por lo que el comportamiento vesical es variable y no siempre se corre-
laciona con el déficit motor y/o sensitivo del paciente.
CLASIFICACIÓN
Según el riesgo de daño al tracto urinario superior, las VN se clasifican en veji-
gas de alto o bajo riesgo. Esto se determina según las presiones que alcanza el
detrusor en el momento de fuga de orina (DLPP - detrusor leak point pressure),
lo que se mide en un estudio urodinámico invasivo. De esta manera, en 1981 Mc
Guire y cols. describieron que una presión intravesical > a 35 cm de H2O se co-
rrelaciona con riesgo de Reflujo Vesicoureteral, Infección urinaria, Hidrourete-
ronefrosis y daño renal crónico, principal causa de muerte de estos pacientes.
En la actualidad, consideramos que aquellos pacientes que presentan DLPP
> a 35 cm de H2O requieren iniciar cateterismo intermitente para evitar daño
renal.
Falla en el almacenamiento
Si el paciente presenta un esfínter urinario permanentemente incompetente,
predominará la incontinencia urinaria persistente. En general estos pacientes
presentan vejigas de bajo riesgo y solo se controlan hasta la edad en que re-
quieren lograr continencia, en que se planteará alguna cirugía de continencia
vesical.
Falla en el vaciamiento
Si el paciente presenta un esfínter urinario y/o cuello vesical hipertónico,
mantendrá una obstrucción funcional al vaciamiento vesical, presentando
micción por rebalse, residuo posmiccional aumentado, globo vesical, peligro
para el árbol urinario superior y muchas veces infección urinaria asociada. Este
patrón vesical es de alto riesgo y si no es manejado adecuadamente se asocia
a daño renal, hidroureteronefrosis y alteraciones morfológicas de la vejiga. El
manejo en estos casos es la derivación urinaria por medio de cateterismo lim-
pio intermitente.
Se debe tener en cuenta que el comportamiento de la vejiga usualmente varía
en el tiempo, especialmente en los períodos de mayor crecimiento de los pa-
cientes y esta variación casi invariablemente es hacia el deterioro. El anclaje
medular secundario a las cicatrices del canal raquídeo intervenido, se debe
sospechar cada vez que estos pacientes cambien el patrón miccional o defe-
catorio, así como cuando presentan alteraciones de la marcha o deformidades
de las extremidades inferiores.
ENFRENTAMIENTO PRENATAL
En la actualidad, el diagnóstico de mielomeningocele generalmente es prena-
tal, lo que permite una adecuada consejería a los padres y en grupos seleccio-
nados, un manejo antenatal de la disrrafia espinal. En aquellos pacientes con
cirugía prenatal, se ha visto que el pronóstico motor es mejor y que el riesgo
de requerir válvula derivativa ventrículo peritoneal es menor, sin embargo, el
pronóstico de la función vesical no ha demostrado variar significativamente,
aunque los resultados a largo plazo están por evaluarse.
ALTERNATIVAS TERAPÉUTICAS
Como se ha mencionado, los pacientes con VN presentan falla en ambas fases
del ciclo vesical que puede adoptar distintos patrones predominantes y según
ello, se deberá planificar el manejo individualizado.
Los principales alteraciones que debemos manejar son: disinergia detrusor
esfinteriana que impide un vaciamiento vesical adecuado; alteración de la
acomodación y/o contracciones no inhibidas vesicales, que producen presio-
nes de detrusor elevadas; disminución del tono del esfínter uretral externo
con incontinencia urinaria secundaria.
Existe una corriente que promueve el tratamiento en forma proactiva, adelan-
tándose a la aparición de signos clínicos o imagenológicos de riesgo de daño
renal y otra que promueve un manejo más bien reactivo, consistente en un se-
guimiento estrecho de los pacientes con intervenciones ante la aparición de
signos de riesgo.
Cualquiera sea el caso, el manejo es escalonado, progresando en complejidad
según la respuesta a las alternativas iniciales. De esta manera, el tratamiento
no quirúrgico es de primera y segunda línea, reservando las alternativas qui-
rúrgicas para cuando las anteriores han fallado en mantener a los pacientes
con bajo riesgo o secos.
1. Tratamiento no quirúrgico
1.2. Anticolinérgicos
La oxibutinina es la droga más estudiada y usada. Se considera junto con el
CIL, el manejo de primera línea en los pacientes con VN. Bloquea los recep-
tores muscarínicos M3 y bloquea los canales de calcio del detrusor, con lo
que se logra una disminución de las contracciones no inhibidas y mejoría de la
acomodación. Además, produce un aumento del tono del cuello vesical, lo que
contribuye a mejorar la incontinencia y aumentar el tamaño vesical.Se puede
aplicar vía oral, intradetrusor o transdérmica.
Sus principales efectos adversos son la constipación, aumento de la tempera-
tura, sequedad bucal y preocupa estudios que lo relacionarían con alteracio-
nes cognitivas a largo plazo.
1.4. Electroneuroestimulación
Constituye una alternativa de apoyo a otros tratamientos. Consiste en la neu-
roestimulación de nervios y músculos, o la neuromodulación del proceso de
2. Tratamiento quirúrgico
Cuando las medidas anteriores no son suficientes para el adecuado manejo
del vaciamiento vesical, presiones elevadas del detrusor, disminución de la
capacidad vesical o disminución del tono esfinteriano, existe múltiples proce-
dimientos quirúrgicos que se puede ofrecer a estos pacientes como tercera
línea de tratamiento.
Es así como en excepcionales casos en que no se logra adecuado vaciamiento
vesical con CIL, una cistostomía transitoria o una vesicostomía definitiva pue-
de constituir la solución para evitar el daño renal.
Como se mencionó anteriormente, algunos pacientes no toleran el CIL por
uretra y es necesario construir un conducto cateterizable continente (por
ejemplo, Mitrofanoff, Monti o Flap vesical) para que el procedimiento sea efec-
tivo.
En aquellos pacientes con vejigas de capacidad reducida, se puede ofrecer di-
ferentes formas de ampliación vesical, utilizando diferentes segmentos intes-
tinales o ureteres dilatados en determinados casos. Con estos procedimientos
la vejiga pierde la capacidad de contraerse, lo que resuelve las alteraciones de
acomodación y contracciones no inhibidas, pero requiere un manejo eficiente
del CIL, que debe ser aprendido previamente. Las enterocistoplastias tienen
riesgo de complicaciones, entre las cuales destacan obstrucción, infección uri-
naria, litiasis (por producción de mucus), alteraciones metabólicas, metaplasia
y malignización.
En los pacientes incontinentes, hay que tener en cuenta que en la mayoría de
los casos, las vejigas son pequeñas y/o con contracciones no inhibidas; por
lo tanto, optimizando el CIL más anticolinérgicos o realizando ampliaciones
vesicales, muchos de ellos mejoran. Solo en una pequeña proporción de los
pacientes con VN, la incontinencia se debe a un esfínter incompetente y en
este grupo de pacientes las alternativas quirúrgicas que se pueden considerar,
incluyen inyección de agentes abultantes alrededor del cuello vesical, slings
autónomos o sintéticos, cirugía de cuello como Young Dees, esfínter urinario
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Radmayr C, Bogaert G, Dogan H. EAU guidelines on Pediatric Urology 2020.
2. Thomas D, Duffy P, Rickwood A. Essentials of Paediatric Urology. Second Edition.
3. Kolon T, Herndon A, Baker L, et al. American Urological Association guidelines 2021.
4. Metcalfe P, Pugh J. pediatricurologybook.com. Neuropathic Bladder Secondary to
Spina Bifida.
PATOLOGÍAS CONGÉNITAS
Los niños con desórdenes neurológicos más comúnmente afectados desde
el punto de vista urológico son aquellos con afecciones congénitas que com-
prometen el desarrollo de la columna y la médula espinal. Es así que la causa
más frecuente de vejiga neurogénica son las Mielodisplasias. (Ver capítulo de
Vejiga Neurogénica).
Escoliosis congénita
Existe evidencia de que pacientes con Escoliosis Congénita, excluyendo las
mielodisplasias, muestran incidencia de al rededor de un 18% de anomalías
urológicas coexistentes, incluyendo un 2,5% de patología obstructiva que po-
dría comprometer la vida de estos pacientes2.
Es importante reconocer que la incidencia de anomalías urológicas en mucho
mayor en el grupo de las escoliosis congénitas que la incidencia reportada por
urólogos en estudios pediátricos rutinarios.
Al considerar los aspectos que pueden comprometer la vida, la incidencia de
problemas reversibles y el hecho de que los síntomas son mínimos o no exis-
ten, sería recomendable indicar al menos una ecotomografía renal y vesical
como estudio inicial de todos los niños afectados, independiente de la locali-
zación o severidad de la deformidad espinal2.
Síndrome de currarino
Es un desorden autosómico dominante caracterizado por la tríada de malfor-
mación anorrectal, defecto sacrococcígeo y masa presacra. Esta condición es
rara. Estos pacientes frecuentemente tienen médula anclada y el 86% require
desanclaje medular a una edad promedio de 3 años. La evaluación urodiná-
mica en la mayoría de estos pacientes revela disinergia e hiperactividad del
detrusor. Ninguno de estos pacientes tiene evidencia de denervación en las
electromiografías (EMG)4.
PATOLOGÍAS ADQUIRIDAS
Espondilolisis
Se refiere a un defecto uni o bilateral de la pars interarticularis, istmo del arco
posterior del cuerpo vertebral entre las facetas articulares superior e inferior.
Trauma raquimedular
La causa traumática más común es el accidente de tráfico, seguido de acci-
dentes deportivos y lesiones por arma de fuego y afecta a grupos de edades
más jóvenes.
La manifestación inmediata del trauma medular durante las primeras dos se-
manas a tres meses es llamada “médula de choque o shock medular. Consiste
en inactivación a nivel central de la sinapsis entre la vía aferente y la eferente
de la micción, generando inhibición del reflejo miccional y también de la vía
sensorial y motora. Hay depresión de la actividad interneural medular, deten-
ción de la regulación central de la micción y liberación de neurotransmisores
inhibitorios, generando además, alteración autonómica. El músculo detrusor
se paraliza (arreflexia detrusora) no hay conciencia de la sensación del llenado
vesical.
En esta fase el cuello vesical se encuentra cerrado o levemente abierto y hay
marcada actividad del esfínter externo, generando disinergia detrusor-esfín-
ter y alteración del vaciamiento, además, de retención urinaria severa e incon-
tinencia por rebalse. Todo esto favorece las infecciones del tracto urinario con
LECTURAS RECOMENDADAS
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INTRODUCCIÓN
Los niños portadores de vejiga neurogénica son un grupo de pacientes con
múltiples necesidades de salud y, por lo tanto, requieren evaluaciones perió-
dicas por diferentes especialistas. La presentación secundaria a mielomenin-
gocele da cuenta de cerca del 80% de las atenciones de este grupo. Esta es
una afectación mutisistémica y por ende su tratamiento debe ser enfocado
desde el ámbito interdisciplinar desde el nacimiento hasta la vida adulta.
El enfoque de un policlínico multidisciplinario de vejiga neurogénica tiene por ob-
jetivo el ofrecer una mejor atención de salud a los pacientes, con un enfoque tera-
péutico global, favoreciendo el diagnóstico y tratamiento precoz. Además, mini-
miza el costo personal y familiar de los pacientes, reduciendo el número de visitas
al hospital, evitando la pérdida de días de trabajo en los padres y de escolaridad
en los niños. Por otra parte, este modelo permite maximizar los recursos hospita-
larios y permite protocolizar la atención de los niños portadores de vejiga neuro-
génica. Finalmente, el resultado de este modelo persigue el otorgar una atención
de calidad, minimizando las posibles secuelas funcionales, otorgando una mejor
calidad de vida e integrando a los pacientes en su ambiente familiar y social.
INTEGRANTES DE LA UNIDAD
La unidad debe estar constituida por un grupo de profesionales médicos y de
apoyo que acompañen en forma constante a los pacientes. Es recomendable
que exista un médico coordinador, en nuestra unidad este rol ha sido asumido
por el urólogo, apoyado por una enfermera coordinadora.
El grupo del Exequiel González Cortés ha funcionado hace más 15 años y en el
grupo han participado en forma activa profesionales médicos de las áreas de:
• Neurología.
• Gastroenterología.
• Nefrología.
• Traumatología y Ortopedia.
• Urología.
FUNCIONAMIENTO
Una vez constituida la unidad y designado el médico/equipo tratante, se esta-
blece un protocolo de atención mínima que garantice el adecuado control de
los pacientes.
1. Derivación Inicial
Esta debe ser realizada al diagnóstico. En el caso de recién nacidos con mie-
lomeningocele, deberán ser evaluados en nuestra unidad antes de cumplir el
mes de vida.
2. Controles
Los pacientes serán evaluados al menos tres veces en su primer año de con-
troles. Posteriormente, y de acuerdo con la condición clínica particular de cada
uno, serán vistos al menos una vez al año.
3. Transición
Todos los pacientes de la unidad deberán tener una evaluación inicial por el
equipo de transición entre los 12-14 años de vida. Posteriormente, los contro-
les serán en conjunto, buscando una transición fluida a los servicios de adultos
cercano a los 16-18 años.
LECTURA RECOMENDADA
1. Miguelez Lago C, Gallo Vallego M, et al. Tratado de espina bífida de la A a la Z. Amol-
ca, 2015.
2. Yankovic F. Desafíos urológicos en la transición de pacientes pediátricos hacia la
adultez. Rev Med Clin Las Condes 2018;29(2): 248-52.
DEFINICIÓN
Para pacientes que requieran cirugías, se planifica el acto quirúrgico con todos
los integrantes de la mesa para evaluar insumos necesarios, posibles hallaz-
gos intraoperatorios o sortear dificultades quirúrgicas, y definir los distintos
roles que se tendrán durante la cirugía.
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
A los pacientes que ingresan a nuestro equipo se les evalúa inicialmente con
examen físico, se solicita medición de diuresis y se estudia con ecografía re-
nal/vesical, ecografía abdominal, ecografía lumbosacra o resonancia mag-
nética según edad, radiografía de columna, y ecocardiograma. Estudios adi-
cionales se evalúan caso a caso y según clínica y hallazgos de los estudios
realizados. En algunos otros casos (por ejemplo al tratarse de una cloaca), se
suele complementar con uretrocistografía, y examen bajo anestesia general,
así como cistoscopìa y/o vaginoscopia según corresponda. El estudio urodi-
námico invasivo queda a decisión de cada urólogo tratante.
Si bien es una experiencia inicial, sin datos de largo plazo, en nuestro centro,
el manejo multidisciplinario ha sido fundamental para mejorar el tratamiento y
la calidad de vida, así como para reunir datos y tener información para ofrecer
una atención de calidad a nuestros pacientes.
INTRODUCCIÓN
La Kinesioterapia pelviperineal (KPP) en las disfunciones vesicales e intesti-
nales del niño son un conjunto de técnicas kinésicas y de apoyo conductual,
que se aplican en el niño con la finalidad de reestablecer y mantener la fun-
cionalidad del sistema urológico e intestinal, para así preservar la función re-
nal, mejorar la calidad de vida y la esfera psicosocial del niño. Estas disfuncio-
nes son unas de las condiciones con más derivación a KPP pediátrica. Según
la literatura, la presencia de una disfunción intestinal es considerada factor
de riesgo directo de disfunción vesical y viceversa, al igual que la presencia
de trastornos psicosociales y comportamentales del niño, tales como déficit
atencional o trastornos hiperactivos. La ICCS en año 2016 y 2018 estandariza
esta terminología y recomienda utilizar el término Disfunción vésico-intestinal
(DVI) conocida como Bladder Bowel Dysfunction (BBD).
ETIOLOGÍA
Conocida es la relación embriológica, neuro-anatómica y funcional entre la
vejiga y el intestino. En las DTUI la etiología se explicaría por un retraso ma-
duracional del control cortical con incapacidad de inhibir contracciones del
detrusor, originando vejigas hiperactivas, y en el caso de las disfunciones mic-
cionales, se asociaría a una no-madurez de la coordinación detrusor esfínter
controlado por el puente. Por otro lado, el incremento de la carga fecal a ni-
vel rectal también puede afectar el almacenamiento o el vaciamiento vesical,
debido a una compresión mecánica sobre la pared posterior de la vejiga, y/o
a una irritación neural de la vejiga (trígono y cuello vesical) y/o de la muscu-
latura del piso pélvico (MPP), provocando sintomatología de almacenamiento
y/o vaciamiento vesical, lo cual al mantenerse en el tiempo podría generar
adaptaciones que perpetuaría el ciclo. Los hábitos miccionales y defecatorios,
además de los aspectos psicosociales, en especial el abuso, también pueden
causar síntomas vesicales e intestinales.
Objetivos específicos
Mejorar hábitos miccionales y defecatorios, reducir síntomas de almacena-
miento y vaciamiento vesical, normalizar coordinación y tono de la MPP, para
así reducir presiones intravesicales, normalizar dinámica miccional, residuo
posmiccional, e impactar en una reducción de episodios de ITU. A nivel gas-
trointestinal, reducir sintomatología intestinal, normalizar sinergia defecatoria
y mejorar pujo defecatorio. Junto a lo anterior, también se considera el resta-
blecimiento del equilibrio muscular y fascial de la región lumbo-pélvica.
1. Evaluación inicial
Durante la entrevista se recoge la historia médica (enfermedades crónicas,
antecedentes prenatales, control de esfínter), sintomatología asociada, fac-
tores psicoemocionales (familiar y escolar) y análisis de exámenes comple-
mentarios.
Se indaga acerca de los hábitos miccionales, defecatorios y dietéticos.
Se aplican cartillas miccionales (48-72 horas) y defecatorias (7 días), reco-
mendando utilizar si es posible pad test y escala de Bristol para deposiciones.
Se realiza evaluación clínica de la dinámica miccional.
Se aplican cuestionarios de síntomas y calidad de vida: DVSS, PIN-Q, SSIPPE
recomendados por la ICCS, y el ISIP para los síntomas urológicos y la escala de
Bristol, Criterios ROMA IV y escala de Wexner para síntomas gastrointestina-
les, entre otros.
2. Examen físico
Durante la primera visita no se realiza examen físico, esto para darle más aten-
ción al manejo conductual y preparar al niño para las próximas sesiones.
• Examen postural (posturas que incrementen la actividad de la MPP).
• Inspección abdominal (cicatrices, masas abdominales, tono, diástasis
abdominal, técnicas de pujo).
3. Tratamiento
Un adecuado plan de tratamiento kinésico para las disfunciones vesicales e in-
testinales dependen, exclusivamente, de la entrevista y de la evaluación reali-
zada inicialmente, la cual entrega un diagnóstico kinésico, que permite un plan
individualizado. Es importante mencionar que, la ICCS recomienda priorizar
el tratamiento de DI, específicamente, de constipación crónica, con ablanda-
dores y manejo dietético previo al manejo vesical debido a la probabilidad de
presencia de impactación fecal.
Apoyo conductual
• Educación y desmitificación: se educa acerca de la anatomía y fisiología
normal de micción y defecación. Se educa acerca de la fisiopatología de
los síntomas del niño y del impacto de los hábitos de higiene, hábitos
miccionales y defecatorios, y también de la alimentación utilizando
material educativo.
• Estrategias conductuales de reeducación vesical: técnicas de control de
urgencias, postura durante micción y defecación (apoyo de pies, uso de
adaptadores), técnicas para mejorar dinámica miccional, vaciamiento
vesical (doble micción) y/o técnica de pujo defecatorio, entre otras.
• Consejos dietéticos (ingesta de líquidos, irritantes vesicales, alimentos
que producen constipación.
4. Resultados documentados
Esta terapia ha mostrado buenos resultados sintomáticos en la literatura. Ki-
bar y colaboradores, ya en el año 2007, demostraron un 70% de mejoría en
la incontinencia diurna, 82% Enuresis, 78% constipación, 76% frecuencia ele-
vada, 64% baja frecuencia, 71% urgencias, 81% flujo oscilante, 81% flujo inter-
mitente, 82% hiperactividad vesical, 77% incoordinación Detrusor-Esfínter,
80% las ITU, 63% resolvió el RVU, 29% mejoró el RVU, el 8% de los RVU se
mantuvo. Además, se reporta mantención de los resultados a los 15 meses de
seguimiento, resultados coincidentes con otros autores.
Por último, el éxito de la terapia radica en la capacidad de integrar los distintos
aspectos médicos y socio emocionales del niño, requiriendo la participación
de equipos multidisciplinarios. Además, la mantención de estos resultados re-
quiere de la incorporación de hábitos miccionales y defecatorios adecuados en
la rutina de los pacientes, de mantener la motivación del paciente en la terapia
y de comprometer el apoyo tanto de la familia como de la comunidad escolar,
ya que esta última es el lugar en donde el impacto socioemocional y académi-
co puede ser más evidente.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Austin PF, Bauer SB, Bower W, et al. The standardization of terminology of lower
urinary tract function in children and adolescents: Update report from the standar-
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DEFINICIÓN
El cateterismo vesical es la colocación aséptica de una sonda en la vejiga uri-
naria comunicándola al exterior a través del meato uretral o de un conducto
cateterizable. Una sonda es un tubo de látex o de silicona cuya consistencia
depende de su composición. Su tamaño esta calibrado en unidades Charr o
French (Fr) que miden la circunferencia externa. Las sondas vesicales para ca-
teterismo intermitente pueden tener uno o varios orificios en la parte distal y
tiene un lumen.
• Se realiza cada 3 o 4 horas según la capacidad vesical del paciente. Es
parte del tratamiento de la vejiga neurogénica. Se puede utilizar sondas
siliconadas o Sonda Japonesa (Tabla 1).
• Sus objetivos son:
Vaciado de la vejiga.
Determinación de la cantidad de orina residual después de una micción.
Evitar daño renal.
PROCEDIMIENTO
Si el cateterismo es cada 4 horas realizar a las: 7-11-15-19-23 o cada 3 horas:
7-10-13-16-19-22.
1. Recolección de materiales
Recipiente cerrado, limpio y con tapa (tipo taperwear); Recipiente plástico, la-
vable, graduado, de 500 cc de capacidad; Tórulas de algodón; Jabón y Sonda
de cateterización Siliconada o FUJI (Japonesa).
2. Lavado de manos
Antes y después de manipular la sonda y al recolectar los materiales (LAVADO
DOMÉSTICO); Antes de realizar el aseo genital (LAVADO CLÍNICO).
Forma
LAVADO CLÍNICO: (Retire los anillos, pulseras y/o reloj de sus manos): Hume-
dezca sus manos; Aplique jabón; Realice el lavado de manos iniciando en las
palmas, espacio entre los dedos, cada dedo, luego la cara superior de las ma-
nos, las uñas y concluyendo con los antebrazos; Enjuague con abundante agua
desde las manos a los antebrazos (NUNCA con las manos HACIA ABAJO, ni se
sacuda las manos); Seque con toalla de papel primero las manos y luego los
antebrazos; Cierre la llave del agua utilizando la toalla de papel con la que se
secó las manos. (NUNCA TOQUE LA LLAVE CON LAS MANOS LAVADAS de lo
contrario las contamina y se debe volver a lavar las manos).
4. Sondeo
Retire la sonda del estuche y lubrique si corresponde (bolsa estéril o vaina
de sonda japonesa). Introduzca la sonda por la uretra hasta que salga orina
(NUNCA FUERCE LA ENTRADA de la sonda, si hay algún tope retírese y vuel-
va a introducir despacio, si el tope persiste y no puede sondear al niño avise
inmediatamente a su médico). Recolecte la orina, retire la sonda y mida la ori-
na, observe sus características: color, olor y residuos. Es aconsejable llevar un
registro con estos parámetros. (CARTILLA MICIONAL). Si es sonda de un uso,
deséchela.
Figura 1. Cartilla miccional. Registro diario de volúmenes de orina por horario, per-
mite conocer capacidad vesical, grado de continencia y observar signos de infección
urinaria.
7:00
10:00
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Cateterismo vesical y mantenimiento. http://www.enferpro.com/tvesical_.htm
2. Castellote García MJ, Paricio Mateo T. Enfermería oncológica: Sondaje vesical.
3. http://www.opolanco.es/Apat/Boletin12/sondas.htm
4. http://www.infirmiers.com/inf/protocole/uronephro/sondageu.php
5. Corna AR, García Labarthe F, Nakasone AA, Temporetti HM, Ramos MH. Aspectos
generales de la infección urinaria nosocomial. Revista de Posgrado de la VIª Cátedra
de Medicina 2002;113: 6-8.
6. Sistemas de eliminación vesical.
7. http://www.tubotica.net
8. http://nosobase.univ-lyon1.fr/recommandations/Urologie/sondagep2.pdf
INTRODUCCIÓN
La capacidad de orinar espontáneamente, muchas veces, está comprometida
en los pacientes con patologías urológicas como vejiga neurogénica o no neu-
rogénica, valvas de uretra posterior y complejo extrofia-epispadias. En estos
pacientes el Cateterismo Limpio Intermitente (CIL) es la solución, sin embar-
go, no siempre se puede efectuar por vía uretral1.
Cuando esta indicado realizar un CLI y no es posible realizarlo por uretra, se
emplea una Derivación Urinaria Continente (DUC) la que consiste en un canal
cateterizable con mecanismo de continencia. La DUC, además, de buscar que
el paciente preserve de su función renal, persigue mejorar la calidad de vida
del paciente y de la famila2.
INDICACIONES
1. Cateterismo vesical regular en niños con sensibilidad uretral conserva-
da que no toleran el cateterismo por uretra.
2. Pacientes con limitaciones neurológicas y/o físicas que impidan un ac-
ceso fácil a la uretra nativa. Como por ejemplo, paraparesia en pacien-
tes portadoras de mielomeningocele o escoliosis severa, o que estén
en silla de rueda.
3. Alteraciones anatómicas uretrales que impidan un cateterismo ade-
cuado, en pacientes con reconstrucciones uretrales en complejo ex-
trofia/epispadias o en aquellos que se ha realizado un cierre de cuello
vesical por fracaso de otras técnicas para incontinencia.
Apendicovesicostomía (Mitrofanoff)
La apendicovesicostomía fue descrita por Mitrofanoff en 1980. Consiste en
un conducto cateterizable que corresponde al apéndice cecal con mecanismo
antirreflujo a nivel de su anastomosis en la vejiga nativa o en un segmento in-
testinal empleado en caso de una ampliación vesical, el cual se colapsa cuan-
do la vejiga está llena de orina. El ostoma se puede ubicar a nivel umbilical o en
fosa ilíaca. Este procedimiento se puede realizar por vía abierta, laparoscópica
y robótica (Figura 1).
A B
C D
A B
Botón de vesicostomía
Se emplea el mismo botón de silicona que en el caso de las gastrostomías.
Fue publicado como una alternativa transitoria, a corto o mediano plazo, a la
DUC por Hitchcock el año 20074. El botón tiene una válvula que evita filtracio-
nes, una porción interna (intravesical) que consta de un globo inflable y una
porción externa que es plana y queda sobre la piel (Figura 4).
El botón se instala en una jareta confeccionada en la cara anterior de la veji-
ga, que además, se fija a la pared abdominal con puntos de vicryl cuando se
realiza mediante cirugía abierta. Pero también se ha publicado instalación bajo
visión cistoscópica, sin inconvenientes4,5.
Este procedimiento tiene baja morbilidad y es bien tolerado por sus pacien-
tes y cuidadores2. Sin embargo, requiere cambio del dispositivo cada 3 meses
para evitar la incrustación e infección. Por otra parte, ha sido poco reproducible
por otros autores.
COMPLICACIONES
Se ha visto que se presentan con mayor frecuencia en los primeros 2 años
posteriores al procedimiento. En general las DUC tienen similares complica-
ciones como las siguientes:
• Estenosis del ostoma.
• Filtración o incontiencia del conducto.
• Estenosis del conducto.
• Angulación del conducto.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Browning J, Stephany H. Advances in Pediatric Urinary Diversion. Urol Clin N Am
2018;45:123–32.
2. Rapaport D. The challenge of pediatric continent urinary diversion. J Pediatr Surg
2006;41:1113–7.
3. Peard L. Continent Catheterizable Vesicostomy: An Alternative Surgical Modality for
Pediatric Patients with Large Bladder Capacity. Urology 2016;93:217-22.
4. Hitchcock R. Button vesicostomy: A continent urinary stoma. J Pediatr Surg 2007;3:
104e-8.
5. Bradshaw C. Button vesicostomy: 13 years of experience. J Pediatr Urology 2014;10:
80e-7.
DEFINICIÓN
Se refiere a un espectro de anomalías que resultan de la falla en la involución
del uraco, conducto que drena la cloaca en el alantoides. Es difícil determi-
nar la verdadera incidencia de estas malformaciones puesto que suelen ser
asintomáticas y no son investigadas en la rutina, sin embargo, la prevalencia
de éstas en general es del 1,6% de la población infantil (1/150.000 niños). La
persistencia completa del uraco representa el 1,5% de todas las anomalías
uracales y se diagnostica precozmente pues la salida de orina por el ombligo
es un signo clínico patognomónico de esta condición. Su asociación con valvas
de uretra posterior o atresias uretrales hacen que se presente más frecuente-
mente en varones.
ETIOLOGÍA
Durante la 4-6 sem de gestación se establecen en el embrión las estructuras
umbilicales (vasos umbilicales, conducto onfalomesentérico y uraco). 1 vena
y 2 arterias umbilicales forman parte del sistema circulatorio, el conducto on-
falomesentérico conecta al intestino primitivo con el saco vitelino y el uraco
conecta el seno urogenital (vejiga primitiva que nace de la cloaca) con el alan-
toides. Se piensa que el uraco se oblitera por completo al final de la gestación
transformándose en un cordón fibroso que transita la pared abdominal anterior
entre ambas arterias umbilicales y preperitonealmente en toda la línea media
desde el ombligo hasta llegar al domo de la vejiga. La falla en esta involución
puede resultar en una serie de anomalías: la persistencia (10-48%) (una ver-
dadera fístula vésicoumbilical), un seno (18-43%) (cuando la obliteración co-
mienza distalmente al ombligo dejando tejido uracal en el mismo formando
un “fondo de saco”), un quiste (31-43%) cuando la obliteración es proximal y
distal dejando tejido entre ambos cordones y un divertículo (3-4%) que ve-
mos adosado al domo vesical con un cuello de variados diámetros (Figura 1).
Se agrega un 5º tipo de condición aún más infrecuente llamado “alternating
sinus” y que consiste en una dilatación quística del uraco que periódicamente
se vacía al ombligo o a la vejiga dependiendo de su ubicación.
PATOLOGÍA
Histológicamente el uraco se compone de tres capas, la más interna es epi-
telio transicional (70% de los casos) y columnar (30% restante), una capa in-
termedia de tejido conectivo y una capa más externa constituida por músculo
que se continúa con el detrusor. Una vez que el uraco se oblitera, estas capas
son indistinguibles, pues se transforma en un cordón fibroso. Se ha descrito la
transformación maligna del tejido uracal en el adulto (adenocarcinoma). Esta
situación no está descrita en pediatría y está en discusión la resección profilác-
tica de estos remanentes encontrados de manera accidental.
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
Frente a la sospecha clínica, el primer examen que pedimos es el ultrasonido.
Nos informa engrosamiento del tejido preperitoneal, presencia de una for-
mación quística, su conexión con la vejiga y con el ombligo. En caso de per-
sistencia del uraco, una uretrocistografía nos puede ayudar a descartar unas
valvas de uretra posterior, a confirmar dicha persistencia y a descartar alguna
otra anomalía urinaria. Frente a la sospecha de un seno, se puede realizar un
“sinograma” aunque resulta compleja su realización en pediatría. Aunque no
son estudios de rutina, tanto el TAC como la RNM tienen una alta sensibilidad
diagnóstica en este grupo de anomalías.
TRATAMIENTO
Antes de proponer un tratamiento quirúrgico debemos considerar: edad, diag-
nóstico y presencia o no de infección. En menores de 2 años los accesos abier-
tos a través del ombligo, suele ser fáciles de realizar pues la distancia a la veji-
ga es más corta y los tejidos son más laxos. En niños mayores, la laparoscopia
resulta ser una excelente herramienta, recordando que el objetivo más impor-
tante es la resección total del remanente. En cuanto al diagnóstico, en el caso
de un seno uracal, el acceso umbilical no está en discusión. Cuando estamos
frente a un quiste uracal infectado, debemos realizar un drenaje percutáneo y
LECTURAS RECOMENDADAS
1. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK557723/
2. Yu JS, Kim KW, Lee HJ, Lee YJ, Yoon CS, Kim MJ. Urachal remnant diseases: spectrum
of CT and US findings. Radiographics. 2001;21(2):451-61.
3. Little DC, Shah SR, St Peter SD, et al. Urachal anomalies in children: the vanishing
relevance of the preoperative voiding cystourethrogram. J Pediatr Surg. 2005;
40(12):1874-6.
4. Tanaka K, Misawa T, Baba Y, et al. Surgical management of urachal remnants in chil-
dren: open versus laparoscopic approach: A STROBE-compliant retrospective study.
Medicine (Baltimore). 2019;98(40):e17480.
5. Wilson AL, Gandhi J, Seyam O, et al. Urachal anomalies: a review of pathological con-
ditions, diagnosis and management. Translational Research in anatomy 2019;(16):
1-11. https://doi.org/10.1016/j.tria.2019.100041.
Patología renal
MALFORMACIONES RENALES, DE NÚMERO,
DE POSICIÓN Y DE FORMA
María Teresa López Sáez
INTRODUCCIÓN
Las anomalías renales de número, de posición y de forma tienen una presen-
tación variable, siendo la mayoría asintomáticas. Se encuentran en ecografías
antenatal, incidental al estudiar otras anomalías o al presentar alguna compli-
cación, siendo la infección del tracto urinario (ITU) la más frecuente.
El desarrollo embrionario del riñón y vías urinarias es un proceso biológico
complejo. A partir de la quinta semana de gestación se forma el metanefro o
riñón definitivo. Su desarrollo depende de la interacción de dos componentes
tisulares: la yema ureteral (proveniente del conducto de Wolf) y el blastema
mesenquimatoso nefrógeno del que derivan las nefronas. Al progresar la ma-
duración la yema ureteral forma pelvis, cálices, túbulos colectores y el uréter
que asciende desde la posición pélvica hacia la posición lumbar y gira hacia
adentro sobre su eje longitudinal.
Diversos factores regulan y pueden afectar su normal desarrollo, presentán-
dose en variadas malformaciones.
RIÑON ÚNICO
La presencia de un riñón único puede deberse a agenesia renal (ausencia
congénita del riñón), a causa de una nefrectomía (por tumor o malformación
urológica), o por una displasia renal multiquistica. Esta condición de riñón úni-
co desde la edad pediátrica hace aconsejable considerar a estos pacientes en
forma especial, pensando que tienen que completar su desarrollo hasta la vida
adulta. Además, de existir una adaptación fisiológica a la pérdida de masa re-
nal, se producen cambios morfológicos como la hipertrofia compensadora del
riñón único, que puede llegar a incrementar su masa renal en un 50%.
Clínica
• La agenesia renal es una condición asintomática. Generalmente se
descubre al realizar la ecografía prenatal o como hallazgo al realizar
Diagnóstico
• Ecografía Prenatal.
• Ecografía en pacientes con malformaciones asociadas.
Tratamiento
• Una vez realizado el diagnóstico se debe evaluar el riñón contra lateral
para conservar su funcionamiento.
Pronóstico
Para conservar en buenas condiciones un riñón único debemos educar a los
padres y al paciente, además, entregarle ciertas recomendaciones:
• Beber agua en abundancia, en especial al realizar deportes, cuando
está expuesto al sol o hace calor.
• Si tiene síntomas de infección urinaria consultar de inmediato.
• Consumir con precaución agentes antiinflamatorios no esteroides, para
evitar la nefropatía por analgesia.
• Tratar de evitar deportes de contacto físico o utilizar protector, recordar
que la causa más frecuente de lesión renal son los accidentes especial-
mente los automovilísticos o en bicicletas.
• Tener presente otros factores de riesgos que pueden causar daño renal
como la radioterapia en zona renal, algunos medicamentos utilizados
en quimioterapias.
• Control prematuro y permanente de ciertas enfermedades que produ-
cen daño renal como diabetes, HTA, etc.
• Control nefrológico 1 vez al año.
Etiología
• El riñón en herradura se ubica en hipogastrio debajo de la raíz de la ar-
teria mesentérica inferior, la cual se ha descrito como la responsable
de detener el ascenso normal del riñón; también se piensa que puede
deberse a una migración de células nefrógenicas antes de la quinta se-
mana.
Clínica
• Las personas que presentan esta anomalía suelen ser asintomáticas,
pero ciertos casos pueden presentar complicaciones como cálculos re-
nales, hidronefrosis e infecciones urinarias a repetición. Por lo tanto la
clínica va a estar asociada de acuerdo a la complicación que presente.
Diagnóstico
• Generalmente es incidental, como consecuencia del estudio de alguna
patología urológica.
Estudios complementario
• Ecografía Abdominal.
• Tomografía axial computarizada.
• Uro resonancia.
Tratamiento
• El de sus posibles complicaciones.
Pronóstico
• Bueno en la mayoría de los casos. Si fue diagnosticado en forma inci-
dental lo más probable es que no tenga transcendencia. Si presentó al-
guna complicación y fue tratada debe permanecer en control urológico,
anual hasta la pubertad.
RIÑÓN ECTÓPICO
Definición
• Es aquel que se encuentra, congénitamente, fuera de su posición nor-
mal debido a un defecto de la migración del esbozo renal durante el de-
sarrollo embrionario. Puede encontrarse un riñón ectópico en algunas
de las siguientes posiciones: pelviana, ilíaca, abdominal, torácica, con-
tra lateral o cruzada.
Clasificación
• Se basa en la posición del riñón dentro del retroperitoneo. General-
mente es más pequeño que el normal y puede no tener la forma habi-
tual debido a la presencia de lobulaciones.
Clínica
• La mayoría son clínicamente asintomáticos. Los síntomas más fre-
cuentes son molestias abdominales imprecisas que llevan a realizar
una ecografía que realiza el diagnóstico como hallazgo. También pue-
den presentar cólicos ureterales que pueden ser secundarios a una li-
tiasis y síntomas de infección urinaria.
Diagnóstico
• Se realiza cuando una ecografía no visualiza el riñón en su posición nor-
mal.
Tratamiento
• Se realiza según la complicación o patología asociada (hidronefrosis,
litiasis, etc.).
Pronóstico
• El riñón ectópico no presenta una mayor susceptibilidad a la enferme-
dad que el riñón que se encuentra en posición normal, excepto por el
desarrollo de hidronefrosis o litiasis urinaria. Debido a la rotación del
riñón, puede ocasionar una alteración del drenaje urinario. También el
riñón ectópico puede correr mayor riesgo de lesión por contusiones ab-
dominales debido a que no está protegido por la parrilla costal.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Campbell. Urología Pediátrica. Tomo III.
2. Langman J. Embriología Médica.
3. King LR. Fetal hydronephrosis. Mayo Clin Proc. 1995;70(6):601-2
4. Olaya Guerrero SM. La problemática del riñón único en la infancia. Pediatric 1997;37:
67-72.
5. Cavagnaro F. Riñón y deportes. Rev Chil Pediatr 2006;77(2):185-8.
DEFINICIÓN
Se entiende por doble sistema renal a una malformación congénita con dos
sistemas pielocaliciales separados por una banda de parénquima renal, refe-
ridos como polo superior y polo inferior. La duplicación renal puede ser com-
pleta, cuando cada sistema renal tiene un uréter que llegan por separado a la
vejiga; o parcial o incompleta, cuando solo llega un uréter a la vejiga que drena
ambos sistemas y, por ende, habiendo una conjunción de ambos uréteres en
algún lugar a lo largo de su trayecto. Dentro de la duplicación incompleta, exis-
te una condición llamado sistema bífido que es un tipo de duplicación con dos
sistemas pielocaliciales que convergen en la unión ureteropiélica (pélvis bífi-
da) o antes de drenar en la vejiga (uréteres bífidos). A nivel vesical, en caso de
haber dos meatos ureterales de un solo lado (duplicación completa), el meato
ureteral más inferior, generalmente ectópico, corresponde al polo superior;
mientras que el meato ureteral normoinserto, o más superior, corresponde al
sistema inferior. El ureterocele y su patología, asi como el Reflujo vesico Ure-
teral, condiciones que acompañan a los doble sistemas, serán explicado en
otro capítulo.
CLASIFICACIÓN
• Doble sistema renal completo (Figura 1).
- Con RVU en ambos sistemas.
- Con RVU en sistema inferior.
- Con obstrucción de sistema superior.
Ureterocele.
Uréter ectópico.
Sistema inferior
Generalmente no causa sintomatología, sin embargo, en caso de presentarla
esta asociada a reflujo vesicoureteral, y en ocasiones puede tener un compo-
nente obstructivo o ectópico.
Sistema superior
Regularmente se asocia a patología obstructiva, aunque en algunos casos
también pudiera tener patología refluyente. Está muy asociado a ureterocele
o a una posición ectópica; ambas patología se discutirán en otros capítulos de
este manual.
Cintigrafía (DMSA/MAG-3)
Determinar porcentaje de función de cada riñón y de cada polo. Así como des-
cartar patrón obstructivo (MAG3).
Uretrocistografía miccional
Descartar reflujo vesicoureteral y presencia de ureterocele.
TRATAMIENTO
El tratamiento se enfoca principalmente en respetar la función renal de todos
los polos involucrado, ya sea liberando la obstrucción o corrigiendo el reflujo
vesicoureteral que afecta la unidad renal.
El tratamiento de los ureteroceles en particular será comentado en otro capí-
tulo.
Heminefrectomía/Heminefroureterectomía
Se realiza cuando un polo está severamente comprometido. Este procedi-
miento se puede realizar de forma abierta o laparoscópica; y durante el mis-
mo evento ya sea que también se realice ureterectomía o no; en caso de estar
asociado a ureterocele este se debiera aspirar.
Reimplante uretero-vesical
El reimplante ureteral (extra o intravesical) se realiza cuando existe un uréter
ectópico o cuando existe un reflujo vesicoureteral asociado, ya sea al sistema
inferior o a ambos sistemas, este reimplante puede ser reimplantando un solo
uréter o ambos en forma de cañón de escopeta. Puede requerir cirugía del piso
vesical en el mismo acto, en espacio con ureteroceles muy grandes.
Nefrectomía/Nefroureterectomía
Cuando el sistema renal dúplex está severamente comprometido en su fun-
ción, se realiza una nefrectomía, la cual puede ser acompañada de succión del
ureterocele.
COMPLICACIONES
Después de una heminefrectomía, puede quedar un poco de estroma renal
disfuncional, condicionando a la aparición de un quiste renal, el cual puede
desaparecer con el tiempo o simplemente requerir seguimiento. Es poco ah-
bitual que requiera solución quirúrgica
Aunque poco frecuente, pudiera haber una estenosis de la anastomosis condi-
cionando hidroureteronefrosis/hidronefrosis. También puede haber un reflujo
hacia el remanente ureteral de la heminefroureterectomía realizada, lo que
condicionaría infecciones urinarias.
PRONÓSTICO
El pronóstico es generalmente bueno, mientras se mantenga una buena fun-
ción renal y, por lo tanto, que se preserve la mayor cantidad de parénquima
LECTURAS RECOMENDADAS
1. DiSandro M. Hydroureteronephrosis: Ureteroceles, Duplications and Ureteral
Ectopy, en Handbook of Pediatric Urology 2nd edition, Baskin L y Kogan B. editores,
Editorial Lippicott Williams & Wilkins, 2005, pp. 132-49.
2. Keating M. Ureteral duplication anomalies: ectopic ureters and ureteroceles,
en Textbook of clinical pediatric urology 5th edition, Docimo S, Canning D editores,
Editorial Informa Healthcare, 2007; pp. 593-647.
3. Nepple K, Cooper C, Snyder III M. Ureteral duplication, ectopy and ureteroceles, en
Pediatric Urology 2nd edition, Gearhart J, Rink R, Mouriquand P. editores, Editorial
Saunders Elsevier, 2010, pp. 337-52.
4. Rickwood A, Madden N, Boddy S-A. Duplication anomalies, ureterocoeles and ecto-
pic ureters” en Essentials of Paediatric Urology 2nd edition, Thomas D, Duffy P,
Rickwood A, editores, Editorial Informa Healthcare, 2008, pp. 93-108.
5. Lais A, Peters C. Laparoscopic management of duplication anomalies, en Textbook
of clinical pediatric urology 5th edition, Docimo S, Canning D editores, Editorial
Informa Healthcare, 2007; pp. 649-54.
INTRODUCCIÓN
La enfermedad renal crónica (ERC) es una patología caracterizada por el de-
terioro progresivo de la función renal. En etapas iniciales existen mecanismos
adaptativos que permiten mantener la velocidad de filtración glomerular (VFG)
a pesar de la pérdida de nefrones. Esta condición se logra por cambios hemo-
dinámicos que determinan aumento compensatorio de las áreas glomerula-
res mejor preservadas. A largo plazo esta acción es perjudicial para la unidad
nefronal, pues determina el colapso de los capilares glomerulares y la fibrosis
del parénquima renal con pérdida definitiva de la función renal.
Según el registro de la Rama de Nefrología, de la Sociedad Chilena de Pe-
diatría, realizado el año 2017, en nuestro país existen aproximadamente
400 pacientes pediátricos con enfermedad renal crónica (ERC) entre eta-
pa 2-5. Siendo la prevalencia de 112 por millón de habitantes menores a
15 años y la incidencia de 17 por millón de habitantes menores de 15 años.
Aproximadamente 50% de estos pacientes se encuentran en tratamiento mé-
dico, 25% en diálisis y 25% con trasplante funcionante
Las causas de ERC varían de acuerdo a la edad y condiciones socioeconómi-
cas de cada país. En Chile las principales etiologías corresponden a anomalías
estructurales y congénitas (53%), glomerulopatías (15%) y patologías heredi-
tarias (10%).
Los niños con ERC tienen mayor riesgo de morbimortalidad que la pobla-
ción pediátrica general, asociada principalmente a patología cardiovascu-
lar. Se ha determinado que la expectativa de vida de estos pacientes co-
mienza a disminuir con VFG menor a 60 ml/min siendo la HTA crónica y la
proteinuria, los factores que mayor implicancia tienen en este deterioro.
DEFINICIÓN DE ERC
La enfermedad renal crónica se define como un estado de daño irreversible y
progresivo de la función renal. De acuerdo a KDIGO (Kidney Disease Improving
Global Outcomes) los criterios para definir ERC son los siguientes:
CLASIFICACIÓN
La ERC debe ser etapificada de acuerdo a la severidad del daño determinada
por la VFG. En las primeras etapas de la ERC puede existir daño renal estructu-
ral con VFG normal o levemente reducida siendo factible realizar intervencio-
nes que retarden la progresión de la enfermedad (Tabla 1).
Tabla 1. Clasificación de ERC según NKF KDOQI ( National Kidney Foundation Disease
Outcome Quality Initiative ).
ESTUDIO DE ERC
La presentación clínica de un paciente con ERC es muy variable. A continua-
ción se describen las patologías renales que deben tener seguimiento y con-
trol periódico en centros de salud por riesgo de progresión a enfermedad renal
crónica.
El objetivo de estos controles es poder realizar un diagnóstico precoz, trata-
miento apropiado, prevención de complicaciones y de esta forma detener o
enlentecer la progresión hacia la falla renal terminal.
EVALUACIÓN CLÍNICA
Las manifestaciones clínicas de la ERC están relacionadas con deterioro en las
funciones básicas del riñón tales como: producción hormonal, excreción de
productos terminales del metabolismo y control ácido base e hidroelectrolí-
tico.
Específicamente se puede observar:
- Anemia: principalmente por déficit de eritropoyetina, y secundaria-
mente por déficit de vitaminas y minerales, inflamación crónica, he-
mólisis, pérdidas excesivas, hiperparatiroidismo secundario y estado
inflamatorio crónico. La anemia impacta negativamente en desarrollo
cognitivo, rendimiento escolar y capacidad física y riesgo cardiovascu-
lar de estos pacientes.
- Enfermedad ósea metabólica: secundaria a alteración metabolismo
calcio-fósforo, cambios en niveles hormonales de PTH, vitamina D y
FGF. Como consecuencia de estos trastornos se producen alteraciones
histológicas óseas y calcificaciones a nivel vasculares y de tejidos blan-
dos.
- Acidosis metabólica: por déficit de excreción de ácidos. Este trastorno
se relaciona con progresión de la ERC, exacerbación enfermedad mine-
ral ósea, debilitamiento muscular, reducción de la síntesis de albúmina,
retraso del crecimiento, aumento de β2-microglobulina y resistencia a
la insulina.
- Alteraciones hidroelectrolíticas: principalmente hiponatremia e hiper-
kalemia.
- Hipertensión Arterial: derivada de hipervolemia, aumento de sustan-
cias presoras, disminución de sustancias vasodilatadoras, vasculopatía
e inflamación.
- Talla baja: multifactorial, se asocia a alteraciones del eje GH-GHBP y eje
somatotrópico, anemia, acidosis metabólica, alteraciones hidroelectro-
líticas, enfermedad ósea, desnutrición calórico proteica.
TRATAMIENTO
Actualmente se considera que la mejor estrategia para el manejo de la ERC
es el diagnóstico precoz e intervenciones dirigidas a detener o enlentecer la
evolución de la ERC.
Las principales medidas recomendadas son:
Tratamiento temprano y adecuado de la enfermedad primaria.
Manejo de trastornos específicos:
- Anemia: Mantener hematocrito entre 33-36% para evitar riesgos car-
diovasculares y metabólicos de la anemia. Además, desde el punto de
vista de renoprotección la hipoxia de las células renales, que en cierta
medida en secundaria a la anemia produce mayor inflamación y poste-
rior fibrosis del intersticio renal con mayor velocidad de progresión del
daño renal. El tratamiento se basa en aporte de eritropoyetina y suple-
mentos necesarios para eritropoyesis como fierro, ácido fólico y vitami-
na B12
- Enfermedad ósea mineral renal: Las alteraciones en metabolismo cal-
cio-fósforo agravan la vasculopatía intrarrenal favoreciendo las calci-
ficaciones de estos vasos y provocando mayor fibrosis intrarrenal. Es
LECTURA RECOMENDADA
1. Registro chileno de Enfermedad Renal Crónica Pediátrica 2017. Rama de Nefrología
de la Sociedad Chilena de Pediatría.
2. Life expectancy with chronic kidney disease: an educational review. Pediatric
Nephrol 2017 32:243-248.
3. KDIGO 2012 Clinical Practice Guideline for the Evaluation and Management of Chro-
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8. Denis E. Geary, Franz Schaefer. Comprehensive Pediatric Nephrology 2008. Pro-
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ter 45: 695-708.
La patología quística renal consiste, tanto en los quistes que constituyen una
enfermedad por sí mismos, como de los que pueden estar asociados a dife-
rentes síndromes y los que pueden aparecer en el transcurso de otra enfer-
medad renal. Es relativamente común en todo el rango de edad. El patrón de
enfermedad difiere según grupo etario, siendo la displasia multiquística la
más común en la infancia.
La principal herramienta diagnóstica para dar inicio al estudio es la ecografía
renal, que permite indagar desde antenatal el tamaño de los quistes, bilatera-
lidad y compromiso de otros órganos.
Se han propuesto múltiples clasificaciones, pero se hace más práctico sepa-
rarlas según su carácter hereditario que se muestra en la Tabla 1. En ella se
menciona todo el espectro de enfermedades que se manifiestan con quistes
a nivel renal, durante el siguiente capítulo describiremos las más frecuentes y
especialmente las de resorte quirúrgico, dejando fuera las neoplasias que se
atañan a otro capítulo.
HEREDITARIAS
Existen dos tipos según su dominancia genética. La enfermedad renal po-
liquística autosómica dominante (ERPAD) tiene una incidencia en 1 de 1.000
RNV, es un trastorno multisistémico que presenta quistes en distintos órganos
principalmente hígado, alteraciones vasculares (valvulopatías, aneurismas
coronarios y cerebrales) e hipertensión de difícil manejo. Se manifiesta entre
los 30 y 40 años de vida con dolor secundario al aumento del tamaño de los
quistes o por infección de los mismos; pero puede ser detectado en la infan-
cia ya sea como hallazgo imagenológico, dentro del estudio familiar dirigido
o en casos graves tipo VEO (very early onset) que corresponden de un 2 a 5%
del total. Ecográficamente se describen riñones aumentados de tamaño con
múltiples quistes bilaterales (figura 1), ojo con derecho de autor. En adultos el
manejo con Tolvaptán tiene una eficacia demostrada y actualmente está sien-
do estudiado para niños y adolescentes. Desde el punto de vista quirúrgico, la
nefrectomía unilateral de uno de los riñones nativos debe considerarse previa
Tabla 1.
Hereditarias No Hereditarias
Enfermedad renal poliquística Displasia renal multiquística
autosómica dominante (ERPAD)
Enfermedad renal poliquística Quistes renales simples
autosómica recesiva (ERPAR)
Nefronoptisis juvenil Quistes renales complejos
Asociados a cromosomopatías Quistes multiloculares (nefroma
quístico) y tumor de Wilms
Asociadas a síndromes malformativos: Riñón Esponjoso Medular
- Esclerosis tuberosa*
- Enfermedad de Von Hippel-Lindau*
- Síndrome Oro-Facial-Digital Tipo I*
- Síndrome de Meckel
- Síndrome de Jeune
- Síndrome de Zellweger*
- Síndrome de Golston
- Liscencefalia
Otras: Enfermedad glomeruloquística Enfermedad quística renal adquirida
NO HEREDITARIAS
La displasia renal multiquística es la malformación quística más frecuente en
la infancia con una incidencia de 1 en 4.000 RNV y la segunda causa de masa
abdominal en el período perinatal después de la hidronefrosis. Constituye un
diagnóstico de gran interés para el urólogo pediátrico, se asocia con atresia del
ureter ipsilateral y alteraciones genitourinarias del riñón contralateral como
RVU de bajo grado reportado en un 5 a un 43% según distintas publicaciones,
EPU en un 7-15% y estenosis ureterovesical en un 6%. Puede sospecharse,
prenatalmente, ya que en las ecografías se muestra como un riñón con múl-
tiples quistes de distintos tamaños no comunicantes entre sí y con escaso
estroma fibroso circundante, es decir, sin parenquima sano. Además, el riñón
contralateral si es funcionante debe presentar un aumento de tamaño com-
pensatorio (figura 3). El manejo urológico es pasivo y activo a la vez. Pasivo en
relación al riñón afectado, ya que actualmente no se recomienda la nefrecto-
mía profiláctica a no ser que supere un tamaño de 5-6 cm a los 2 años de edad
o curse con hipertensión refractaria de origen renal, y activo en la búsqueda y
tratamiento de las malformaciones asociadas con el fin de proteger al riñón
funcionante. Lo primordial en esta patología es el control nefrológico
Luego nos encontramos con los quistes simples y complejos, son poco fre-
cuentes en la edad pediátrica y habitualmente asintomáticos pero toman
importancia si evolucionan con complicaciones como infección, hemorragia
o efecto de masa sobre el parenquima subyacente (figura 4). Se clasifican
imagenológicamente en la TAC según tamaño, pared, presencia de septos,
calcificaciones y captancia en 4 tipos de Bosniak (Tabla 2 y figura 5), que
determinan el manejo y necesidad de resección quirúrgica por riesgo de
degeneración maligna. Para el ámbito pediátrico se creó la clasificación de
IV – – Sí – – – Sí – – Tejido blando
*No incluye calcificaciones móviles intraquísticas. Adaptada de: Karmazyn B, Tawadros A, Delaney LR,
Marine MB, Cain MP, Rink RC, et al. Ultrasound classification of solitary renal cyst in children. J Pediatr Urol.
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LECTURAS RECOMENDADAS
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Adquirida. Disponible en: https://www.nefrologiaaldia.org/307. Consultado 25 Apr
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HEMODIÁLISIS
La hemodiálisis es una terapia de sustitución renal eficaz, logrando altos es-
tándares de seguridad y calidad incluso en pacientes menores de 10 kilos.
Es un método de depuración extracorpóreo que consiste en extraer la sangre
del organismo a través de un acceso vascular y llevarla a un dializador o filtro
de doble compartimiento que contiene fibras ahuecadas fabricadas con mate-
riales biocompatibles (polisulfona). La sangre pasa por el interior de los capi-
lares en un sentido y el líquido de diálisis circula en sentido contrario, bañando
dichos capilares. Así, ambos líquidos quedan separados por una membrana
semipermeable. Este método consigue el intercambio de agua y solutos en-
tre la sangre y el líquido de diálisis, logrando disminuir los niveles de toxinas
urémicas y solutos como urea y potasio en la sangre, además, de agua en pa-
cientes oligoanúricos.
Actualmente el desarrollo de nuevas máquinas, filtros, circuitos de diálisis, ca-
lidad del agua y la producción en línea de líquidos de sustitución han permitido
el desarrollo de la hemodiafiltración crónica en niños logrando una mejor tole-
rancia y calidad de diálisis.
El flujo sanguíneo del acceso vascular (Qb), flujo del dializado (Qd) y la eficacia
del dializador determinarán la eficacia de la diálisis. Cada dializador trae sus
especificaciones respecto a la capacidad de ultrafiltrado (Kuf) y el aclaramien-
to para distintas moléculas (urea, creatinina, fósforo, vitamina B12 e inulina) y
vienen en distintos tamaños ajustados a la superficie corporal del paciente
Acceso vascular
El acceso vascular sigue siendo la principal limitante para una óptima hemo-
diálisis en niños pequeños. El acceso vascular ideal es aquel que otorga un
flujo sanguíneo adecuado, que tiene una larga vida media y una baja tasa de
complicaciones.
La fístula es el acceso vascular ideal, ya que proporciona un sitio fácil de pun-
ción, un buen flujo sanguineo, bajo riesgo de infecciones y una permeabilidad
mayor al 70% a 3 años. Pero en niños la decisión dependerá del tiempo esti-
mado de la necesidad de terapia dialítica y su peso, ya que técnicamente no
Aspectos técnicos
No existe monitor específico para la edad pediátrica, los flujos sanguíneos os-
cilan entre 5-7 ml/kg/min y el flujo de dializado debe ser 1,5 veces del flujo
sanguineo. La máquina debiese tener ultrafiltración controlada, utilizar bicar-
bonato como tampón y modificar concentraciones de sodio y calcio según re-
querimientos del paciente. Para niños/as mayores de 15 kg se puede utilizar
hemodiafiltración con uso de agua ultrapura.
El dializador debe tener bajo volumen sanguíneo, baja resistencia del circuito
y un alto grado de biocompatibilidad. Las líneas de sangre debiesen tener un
bajo volumen de cebado, sobre todo en pacientes más pequeños, logrando un
circuito extracorpóreo no mayor a los 8 ml/kg o 10% del volumen sanguineo
del niño/a.
Complicaciones
Las complicaciones más frecuentes son: la hipotensión, calambres, naúseas,
vómitos, cefalea, dolor torácico, prurito, fiebre y escalofríos. Con la introduc-
ción de la hemodiafiltración y monitores con sensor de volumen sanguineo
estas complicaciones son inhabituales, mejorando tolerancia dialítica y calidad
de vida de los pacientes.
El síndrome de desequilibrio es una complicación inhabitual que se presenta
en la fase final o después de la sesión de diálisis secundario a grandes dismi-
nuciones en niveles de urea. Puede presentarse de forma leve con inquietud y
cefalea o producir manifestaciones más complejas como confusión y convul-
siones generalizadas. Es posible prevenir esta complicación con una reducción
controlada de urea.
Modalidad APD
Diálisis que se realiza con cicladora. En nuestro medio existen dos empresas
que disponen de cicladoras: Baxter ®(Homechoice y Claria) y Fresenius Medi-
cal Care ® (Sleep*Safe- y Sleep*Safe- Harmony).
Para APD existen 4 modalidades:
NIPD (Diálisis peritoneal nocturna intermitente): Baños cortos durante la no-
che y día seco.
CCPD (Diálisis peritoneal cíclica continua): Consiste en baños cortos durante la
noche con cicladora y 1 o más ciclos largos durante el día que se pueden reali-
zar en forma manual.
Tidal: En el cual un porcentaje de líquido peritoneal permanece en la cavidad
peritoneal en cada baño, optimizando la depuración y disminuyendo dolor
asociado a los drenajes.
APD-a (Diálisis peritoneal adaptada): Combina distintos tiempos y volume-
nes en una misma sesión de diálisis, baños cortos y de menor volumen para
optimizar ultrafiltración, y baños largos y de volumen pleno para optimizar la
depuración.
Dianeal Baxter 5,5 Glucosa (1,5-2,5-4,25%) Una Lactato (35-40) 132 1,25-1,75 0,25-0,75 Alto
Extraneal Baxter 5,8 Icodextrina 7,5% Una Lactato (40) 133 1,75 0,25 Bajo
Stay-safe Fresenius
Bicavera Fresenius 7,4 Glucosa 1,5-2,2-4,25% Dos Bicarbonato (34) 134 1,25-1,75 0,5 Bajo
Nutrineal Baxter 5,5 Aminoácidos Una Lactato (40) 132 1,25 0,25 No
Physional Baxter 7,4 Glucosa Doble Lactato (15) 132 1,75-1,25 0,25 Bajo
Bicarnonato (25)
243
La prescripción de la diálisis peritoneal, volumen de llenado, tiempos de per-
manencia, número de ciclos y concentración de glucosa o dextrosa de la solu-
ción de diálisis debe ser individualizada a características del paciente, función
renal residual y tipo de transporte de membrana peritoneal. En líneas genera-
les para terapias crónicas se utilizan volumenes de llenado de 700-800 ml/
m2/S2 para lactantes y 1.100 ml/m2/S2 para niños más grandes, las concen-
traciones dependen de la nececidad ultrafiltración y los tiempos de perma-
necia según el tipo de transporte de membrana peritoneal, baños cortos para
aquellos transportadores altos y promedios altos y baños largos para aquellos
transportadores lentos. En general al mes de inciada la PD se realiza test para
evaluar la adecuación de la diálisis con medición de KTv y test de equilibrio
peritoneal acortado (short PET). Si bien estas evaluaciones son importantes
para modificar o mantener la prescripción no son los unicos factores determi-
nantes, ya que los pacientes se deben evaluar en forma integral considerando
aspectos clínicos, parámetros de laboratorio y los test de adecuación.
Complicaciones
Se pueden dividir en no infecciosas e infecciosas.
Complicaciones no infecciosas
Hidroelectrolíticas y metabólicas, disfunción del catéter de PD por desplaza-
miento (mal posición del catéter o desplazamiento por constipación), obstruc-
ción (fibrina ó coágulos), atrapamiento (epiplón), fuga de líquido de diálisis,
hemoperitoneo, quiloperitoneo, neumoperitoneo, peritonitis eosinofílica y por
aumento de la presión intraabdominal (dolor abdominal, hernias, falla de ul-
trafiltración).
Complicaciones infecciosas
Infección del orificio de salida, tunelitis y peritonitis. La peritonitis es la causa
más frecuente de hospitalización en este grupo de pacientes y puede tener un
gran impacto en el funcionamiento de la membrana peritoneal, por lo que es la
causa más frecuente de transferencia a hemodiálisis. La educación en la téc-
nica de diálisis y la vigilancia activa de estás complicaciones es fundamental.
INTRODUCCIÓN
El trasplante renal es el tratamiento de elección de la Insuficiencia Renal Cró-
nica Terminal (IRCT). En niños permite mejorar el potencial de crecimiento,
la capacidad cognitiva, la calidad de vida y adaptación social al medio de los
pacientes1,2. Además, mejora la sobrevida de los pacientes que se trasplantan
versus aquellos que permanencen en diálisis3.
El primer trasplante renal pediátrico en Chile fue realizado por Luis y Pedro
Martínez en el Hospital de la Universidad Catolica (PUC) en 19794. Actualmen-
te, en nuestro país se realizan anualmente en promedio 30-35 trasplantes re-
nales en pacientes menores de 18 años.
ETIOLOGÍA
Las causas de IRCT en la edad pediátrica que requieren trasplante se muestran
en la Tabla 15. A diferencia de los pacientes adultos, la principal indicación de
trasplante en niños la constituyen las malformaciones renales y de vías uri-
narias, por lo que su diagnóstico, evaluación y manejo previo al trasplante son
fundamentales. En nuestro país, en diciembre de 1996 se creó la Corporación
MATER (Manejo, Atención y Tratamiento del Enfermo Renal) con el objetivo
de mejorar el acceso a estudio y tratamiento oportuno de las patologías uro-
lógicas, y así evitar la IRCT6. Su trabajo conjunto con la Unidad de Urología del
Hospital Dr. Exequiel González Cortés ha permitido tratar a una gran cantidad
de pacientes y evitarles llegar a la falla renal.
Diagnóstico %
Aplasia/displasia/hipoplasia renal 15,8
Uropatía obstructiva 15,3
Glomeruloesclerosis focal y segmentaria 11,7
Nefropatía por reflujo vesicoureteral 5,2
Glomerulonefritis crónica 3,2
Figura 1.
Imagen 1. Anastomosis de vasos renales del injerto a vena cava y aorta del re-
ceptor.
Imagen 2 y 3. Neo
implante ureter del
injerto con técnica de
Lich-Gregoire.
INMUNOSUPRESIÓN
El receptor de un trasplante requiere mantenerse con inmunosupresión de
por vida, para evitar el rechazo del órgano, ya sea en las primeras semanas
postrasplante (rechazo agudo) o en el largo plazo (rechazo crónico). Controles
periódicos, seguimiento y prevención de posibles complicaciones (infeccio-
sas, rechazo, neoplasias, etc.) se realizan rutinariamente. Especial atención
requieren aquellos pacientes en su tránsito a la adultez, ya que es durante la
adolescencia cuando se produce la mayor pérdida de injertos por mala adhe-
rencia al tratamiento10.
Existe gran cantidad de fármacos inmunosupresores. La discusión de sus ca-
racterísticas, mecanismos de acción y diferentes combinaciones escapa a los
objetivos de este capítulo.
DESAFÍOS A FUTURO
1. Aumentar el número de donantes cadáver a nivel nacional, fomentan-
do la discusión en las familias y grupos de trabajo, resolver dudas e in-
quietudes en vida, derribar mitos y poder comprometerse libremente
con la donación. Lo anterior permite evitar la pérdida de donantes cuan-
do la familia se ve enfrentada a la difícil situación de la muerte de un
ser querido; conociendo su voluntad es más fácil tomar la decisión de
donar sus órganos.
2. Incentivar la opción del donante vivo más allá de los padres, ya que fa-
miliares directos (consanguíneos) también pueden donar11.
3. Minimizar los efectos y riesgos a largo plazo de la inmunosupresión,
como son la hipertensión arterial, dislipidemias, daño crónico al injerto
renal, enfermedad cardiovascular12; y vigilar la aparición de neoplasias
asociadas (tumores de piel, enfermedad linfo proliferativa postrasplan-
te).
Urología mínimamente
invasiva, endourología
INSTRUMENTOS EN ENDOUROLOGÍA
INTRODUCCIÓN
La endoscopia de la vía urinaria, tanto alta como baja, es ampliamente utilizada
en pediatría; incluso en lactantes menores y recién nacidos, gracias a la minia-
turización de los instrumentos utilizados actualmente. La endourología tiene
como finalidad el diagnóstico y tratamiento de diversas patologías a nivel ure-
tral, vesical, ureteral y renal.
Los procedimientos que se pueden realizar de forma endourológico son prue-
bas diagnósticas bajo visión directa o por fluoroscopia como la pielografía
ascendente; resecciones de valvas, estenosis o tumores benignos o malig-
nos (biopsias); instalación de medicamentos (toxina botulínica) o material de
abultamiento; dilataciones de zonas estenóticas con dilatadores secuenciales
o neumáticas; extracción de cuerpos extraños siendo los más comunes los
cálculos urinarios; y en ocasiones colocación de catéteres ya sea con fines
diagnóstico, de apoyo a otro procedimiento o terapéuticos.
TÉCNICA Y PREPARACIÓN
Además, de tener el material endourológico necesario (especificado más ade-
lante), se debe contar con fluoroscopia y/o ecografía. El paciente debe de es-
tar en posición de “rana” o de litotomía, dependiendo de la edad. Soluciones
de irrigación de preferencia tibias para evitar la pérdida de temperatura en el
paciente; generalmente debe de usarse solución salina a menos que se utilice
energía con corte y coagulación que es preferible utilizar agua bidestilada.
MATERIAL ÓPTICO
Sistema de ópticas y fibras semirrígidas para conducción de luz hasta la punta
del instrumento, con canales de trabajo (1 a 2) rectos o angulados, que permi-
ten el paso de instrumentos de apoyo o de guías. Se clasifican dependiendo de
su circunferencia en medidas Charrier (Charr), o mejor conocidas como “fren-
chs” (Fr) que tienen una conversión de 1 Charr = 1 Fr = 0,33 mm.
Cistoscopio
Es uno de los instrumentos más utilizados en pediatría; pueden ir desde 5 a 9,5
Fr los que tienen óptica incluida; y las camisas pueden ir de los 6 a los 15 Fr, con
ópticas rectas de 1,9 a 2,7 mm de grosor y con largos variables. Camisas des-
de los 17 fr pueden ser utilizados en adolescentes ya que se utiliza el material
de adultos. Existen también cistoscopios flexible reutilizables o descartables,
que van desde los 7,5 fr en adelante.
Uretrotomo / Resectoscopio
Instrumento el cual se utiliza, como su nombre lo indica, para realizar reseccio-
nes o cortes. Tiene la peculiaridad que se le adaptan cuchillas o bujías dentro
de su camisa y unidas a la óptica, al igual que a un mango, el cual permite la
extracción de la punta de la cuchilla o bujía unos 10 mm por delante del borde
de la camisa. La diferencia entre ellos es que el resectoscopio tiene en la pun-
ta una cobertura de material no metálico que evita la propagación de calor en
caso de utilizarse energía.
Cistoureteroscopio
Es muy similar al cistoscopio, pero tiene una óptica incluida y canal de trabajo
recto, este permite realizar una ureteroscopia distal, ya que en la punta tiene
un bisel romo. Los hay de 8,5 y 9,5 Fr, con un largo de 15 a 18 cm. El canal de
trabajo recto permite realizar inyecciones de material de abultamiento y/o to-
xina bitulínica.
Ureterorrenoscopio
Al igual que el anterior, tienen una óptica incluida y canal de trabajo recto. Exis-
ten de 4,6 y 7,5 fr en su parte más distal con un crecimiento progresivo a partir
de los 10 cm de longitud. Tienen una longitud de 35 a 45 cm. Son semirrígidos,
ya que no son totalmente rígidos, porque llevan en su interior fibras flexibles
y no juegos de lentes como las ópticas rectas. Debido a su longitud se utilizan
para navegación en todo el ureter y en la pelvis renal, incluso pudiendo alcan-
zar el caliz superior. Existe una gran variedad de ureteroscopios flexibles con
visión analógica o digital, con diámetros de 7,8 a 9,8 Fr; ya sean reutilizables o
descartables.
Cistoureteroscopio
Ureterorrenoscopio semirrígido
Resectoscopio/Uretrotomo
Agujas
Las puntas (rectas o curvas) son flexibles para evitar daño urotelial y este seg-
mento va de 3 a 15 cm. Sirven para aplicación de medicamentos (toxina botulí-
nica) o para material de abultamiento.
Guías
Su uso es esencial en gran parte de los procesos endourológicos. Existen nume-
rosos tipos dependiendo de su composición en las puntas, en el cuerpo y en su
cobertura. Sus objetivos principales son obtener acceso seguro y a traumático
a la vía urinaria superior (uréter y riñón) y como guía para avanzar sobre ellas
un catéter ureteral. Sus diámetros van de 0,014” a 0,035”, y largos de 145 a
260 cm. Generalmente tiene un núcleo de acero inoxidable y una capa externa
cubierta por un polimero hidrofílico o por PTFE (polytetrafluoroetileno).
Catéteres
Materiales de gran utilidad y alta demanda. Generalmente se utilizan para
anular la vía urinaria alta. Existen de varios grosores que van de 3 a 7 Fr, tienen
una longitud variable de que va desde los 50 cm, cuentan con adaptadores
para poder instalar medio de contraste. Algunos pueden tener doble punta.
Los catéteres ureterales generalmente son rígidos y rectos. Los catéteres ure-
terales tipo pig tail o doble J, como su nombre lo indica, tienen una curvatura en
ambas puntas, además, de ser mucho más blandos.
Canastillas de extracción
Se utilizan habitualmente en ureteroscopia y nefroscopia, y para el tratamien-
to de la litiasis. Existen de agarre frontal o lateral. Las hay de metal o de nitinol.
Dilatadores ureterales
Ureteroscopio flexible descartable
CONCLUSIONES
La endourología es una rama de la urología que cada vez va ganando más
terreno en el manejo de varias patologías; requiere de un entrenamiento
específico para poder utilizarla con seguridad y eficacia, además, de ne-
cesitar una amplia gama de instrumentos e insumos para poder ofrecer a
cada paciente lo mejor.
INTRODUCCIÓN
La cirugía mínimamente invasiva (CMI) tuvo su primera aparición dentro de la
Urología en 1976, cumpliendo un rol diagnóstico. Se abrió camino como tra-
tamiento desde 1990, con la primera nefrectomía laparoscópica realizada por
Clayman. Desde entonces, ha sido uno de los pilares fundamentales dentro de
la urología pediátrica en sus distintas ramas, especialmente en la endurología,
donde destacan los procesos cistoscópicos. En este capítulo, nos enfocare-
mos en la cirugía laparoscópica o retroperitonoscópica dentro de la urología
pediátrica.
Es fundamental comprender que la diferencia entre una técnica quirúrgica
“tipo abierta” y una de forma laparoscópica, es el abordaje de piel, ya que la
cirugía propiamente tal debiese ser exactamente la misma. Por tanto, los prin-
cipios básicos de toda cirugía urológica se aplican de igual manera en la técnica
mínimamente invasiva. Sin embargo, se deben tener consideraciones espe-
ciales al utilizar esta técnica, tales como la fisiología implicada, las caracterís-
ticas propias del paciente, el preparar el equipo apropiado, es decir, manejo de
la torre laparoscópica, instrumental y tipo de trocar a utilizar.
Relacionadas al paciente
• Menor dolor posoperatorio y mayor confort.
• Menor estadía hospitalaria: no se ha demostrado en niños de forma
categórica, ya que tienden a tener una recuperación rápida en cirugías
abiertas, como, por ejemplo, en una la pieloplastía.
• Acelerada reincorporación a actividades cotidianas.
Desventajas
• Requiere entrenamiento especial al ser un trabajo en dos dimensiones.
• Requiere curva de aprendizaje, especialmente en términos de sutura y
nudos intracorpóreos.
• Pérdida de la sensación táctil, sin embargo, se puede ir entrenando y
captar lo “trasmitido” por el instrumento. Al observar las tasas de éxi-
to de ambas vías para una misma cirugía, es posible cuestionar que la
sensación táctil, tal vez no sea en extremo necesaria.
• Dificultad para controlar el sangrado en forma brusca, lo que lleva a
convertir en algunas ocasiones.
• En niños existe menor espacio para trabajar, tanto retroperitoneal o
transperitoneal.
INDICACIONES
Dentro de la cirugía mínimamente invasiva se tienen cirugías (respectivas)ex-
tirpativas, terapéuticas y reconstructivas. Actualmente, las indicaciones para
CMI son variadas, donde algunas se consideran gold estándar*.
• Nefrectomía*.
• Nefroureterectomía*.
• Heminefrectomía*.
Existen otras cirugías que, con experiencia y mayor casuística, pueden empe-
zar a considerarse:
• Tumores.
• Biopsias.
• Cirugía antireflujo.
• Hernias inguinales.
• Cirugía de continencia del cuello.
• Cirugía de trasplante en especial de donante.
• Cirugía adrenal.
• Ampliaciones vesicales.
CONTRAINDICACIONES
En general, las contraindicaciones de la CMI se asocian a los cambios respira-
torios y hemodinámicos que se producen por la distensión abdominal asociada
al neumoperitoneo. En ésta, al desplazar el diafragma a cefálico, se disminuye
el volumen y compliance pulmonar, aumentando las presiones de ventilación.
Asimismo, la distensión abdominal aumenta catecolaminas y podría disminuir
el retorno venoso. Por esto, las contraindicaciones se basan en pacientes con
inestabilidad hemodinámica, enfermedades cardíacas severas que requieran
alto gasto cardíaco y aquellos con insuficiencia pulmonar. Antiguamente, el
hecho de tener múltiples cirugías previas era una contraindicación, pero ac-
tualmente, se inicia vía laparoscópica y se evalúa para proseguir.
Instrumental
Como dicho anteriormente, es imprescindible preparar el pabellón con tempe-
ratura adecuada y el CO2 a utilizar tanto en presión como en temperatura. Los
instrumentos estándar tienen un diámetro de 5 o 10 mm y 35 cm de longitud.
Sin embargo, durante el último tiempo se han adecuado a la edad pediátrica,
con diámetros de 3 mm y longitud de 20 a 25 cm, lo que permite incluso, utili-
zarlo en recién nacidos.
Actualmente existen equipos sofisticados donde se tienen el insuflador, la
cámara, el bisturí harmónico, el electrobisturí, el bipolar y una serie de instru-
mentos que simplifican este tipo de cirugía.
Disponibilidad
Los procedimientos laparoscópicos en el paciente adulto tienen mayor desa-
rrollo y avance que en niños e incluso, existen pocas indicaciones para proce-
dimientos mínimamente invasivos en urología pediátrica. Por esto, en muchos
centros los urólogos pediatras deben trabajar en conjunto con laparoscopistas
generales, ya sean adultos o pediátricos. Incluso, diversos establecimientos
han tenido que adaptar el instrumental de adultos a niños, ya que la poca fre-
cuencia de este procedimiento no justifica los costos.
Ergonomía
La ergonomía es un pilar fundamental en la CMI. Lo ideal es que tanto el pacien-
te como el equipo quirúrgico y la pantalla, se alineen en una sola dirección (Figu-
ra 1). Según el tipo de cirugía a realizar, se tendrán distintos tipos de posiciones.
Retroperitoneal Transperitoneal
Acesso + -
Espacio de trabajo - ++
Disección + ++
Formación de especialistas
En cuanto a la formación de la especialidad, los becados y residentes se están
entrenando en laparoscopia y cirugía mínimamente invasiva, lo que les otorga
mayor experiencia en estas técnicas y curvas de aprendizaje/complicaciones
cada vez menores. Lo anterior implica mayor demanda por aprender técnicas
de CMI y que, posiblemente se opere mejor una patología con esta técnica
quirúrgica que en forma tradicional. Esto obliga a los centros de formación a
adaptarse y modernizarse.
Técnica SILS
Dentro de la modernización, está en boga la técnica de SILS (Single Incision
Laparoscopic Surgery). Éste, nace del N.O.T.E, donde se buscan orificios na-
turales para realizar la cirugía y que eviten cicatriz alguna. Evidentemente, en
niños es poco prácitco y aún más en Urología pediátrica. No obstante, al con-
siderar el ombligo como un orificio natural, es posible trabajar por éste. Se re-
quiere una triangulación especial que ha hecho que la industria se adapte al
sistema. Actualmente, se puede realizar cirugía por un solo puerto por el om-
bligo, como una nefrectomía (Figuras 3 a 5).
Figuras 3-5. Cirugía sin trocar por una incisión en una nefrectomía.
CONCLUSIONES
• La cirugía mínimamente invasiva en una herramienta quirúrgica que es
parte del “arsenal” de todo cirujano y urólogo pediátrico.
• Requiere de entrenamiento especial, que hoy en día debiese ser parte
de la formación.
• Se encuentra en constante desarrollo, por lo que, hoy conocemos, pue-
de ser solo el inicio.
DEFINICIÓN
La litiasis renal es la presencia de cálculos insolubles en las vías urinarias que
se forman a consecuencia de la precipitación de sustancias químicas conteni-
das en la orina, cuando su concentración excede el límite de solubilidad.
La litiasis renal en pacientes pediátricos es poco frecuente, pero su incidencia
a nivel mundial ha aumentado cerca de un 10% en las últimas dos décadas,
siendo más frecuente en los adolescentes. Es más habitual en hombres, sin
embargo, en la segunda década de la vida es más frecuente en mujeres. A
pesar de ser evidentemente menos frecuente que en la población adulta; en
caso de presentarse, tiene una recurrencia mucho mayor, la cual se reporta de
hasta 34% a 2 o 3 años y mayor al 50% a 10 años.
ETIOLOGÍA
La formación de cálculos urinarios requiere:
1) Concentración relativa de solutos excede su solubilidad en la orina.
2) Cristalización debido a un desbalance de promotores e inhibidores uri-
narios.
3) Adhesión y crecimiento de cristales en nefrolitos debido a alteraciones
del urotelio.
CLÍNICA-DIAGNÓSTICO
La presentación en adolescentes es el clásico cuadro de cólico ureteral. La he-
maturia es poco frecuente. La presentación en lactantes y escolares es algo
más vaga, caracterizada por náusea, vómito e irritabilidad. En ocasiones puede
presentarse como un cuadro de infección urinaria o simple cólico abdominal.
PieloTAC
Con una sensibilidad del 97% y sensibilidad del 96%; la radiación en pacientes
pediátricos es algo a tomar en cuenta, por la recurrencia de la litiasis. Por eso,
se limita su uso y debe de realizarse con protocolos de baja o ultra baja dosis.
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Más del 60% de los pacientes pueden llegar a tener una alteración metabólica
en una recolección de orina de 24 horas. Por lo tanto, después de un primer
episodio de litiasis renal todo paciente debe de estudiarse con exámenes séri-
cos y en orina de 24 horas. Estos deben de incluir niveles en sangres de sodio,
potasio, bicarbonato, creatinina, calcio, magnesio, fosforo, ácido úrico y pa-
ratohormona. Y en orina de 24 horas se debe estudiar calcio, oxalato, citrato,
ácido úrico, sodio, creatinina, pH, cistina, volumen y niveles de supersaturación
de oxalato de calcio, fosfato de calcio y ácido úrico. En pacientes sin control
de esfínteres se puede tomar una muestra de orina aislada para medir radios
calcio, oxalato y citrato-creatinina.
Manejo quirúrgico
Aproximadamente un 65% de los pacientes requieren un tipo de tratamiento
quirúrgico.
Las indicaciones para cirugía dependen del tamaño y número de cálculos (car-
ga litiásica), localización del cálculo, asociación de malformaciones genitouri-
narias, obstrucción aguda de la vía urinaria, insuficiencia renal, infección urina-
ria, sintomatología y persistencia del cálculo por más de 6 semanas.
Caliz inferior
Caliz inferior
PRONÓSTICO
La litiasis renal en pediatría es de alto riesgo por la alta tasa de recurrencia, por
lo tanto el tratamiento preventivo, la minimización de la exposición a radiación,
y el alcanzar una tasa libre de litiasis son objetivos primordiales en el manejo
de pacientes pediátricos.
Síndromes
INFECCIÓN DEL TRACTO URINARIO (ITU)
DEFINICIÓN
Las infecciones del tracto urinario son un problema común en la edad pediátri-
ca, constituyendo una de las infecciones de origen bacteriano más frecuente
en niños menores de 2 años. Se define infección del tracto urinario (ITU) como
la colonización de la vía urinaria, desde la vejiga hasta el parénquima renal, por
microorganismos patógenos, frecuentemente bacterias, asociado a leucocitu-
ria y sintomatología variable como lo veremos a continuación.
La incidencia es difícil de estimar, pero se ha visto que aproximadamente 1/10
niñas y 1/30 niños menores de 16 años han presentado un episodio de ITU. En
lactantes, 2,1% de las niñas y 2,2% de los niños han presentado al menos un
episodio de ITU.
La prevalencia del ITU varía según edad, género y presencia o no de circun-
cisión. La mayor prevalencia se encuentra en lactantes menores, mujeres y
varones no circuncidados.
Por último, existe una alta recurrencia de ITU en niños (30%), especialmente
con factores de riesgo como primera ITU antes de los 6 meses, historia familiar
de ITU, reflujo vesicoureteral (VUR) dilatado y disfunción vesical e intestinal.
El objetivo del diagnóstico temprano y tratamiento apropiado es prevenir la re-
currencia de ITU, diagnosticar oportunamente malformaciones del tracto uri-
nario y evitar las complicaciones a largo plazo como son hipertensión arterial,
cicatrices renales y compromiso de función renal.
ETIOLOGÍA
El agente etiológico que con mayor frecuencia causa ITU es Escherichia
coli, correspondiendo al 85-90% de los casos en niños. Otros uropatóge-
nos gram-negativos son Klebsiella, Proteus, Pseudomona, Enterobacter y
Citrobacter spp. Dentro de los patógenos Gram positivos encontramos
Staphylococcus saprophyticus, Enterococcus sp y, con muy baja frecuencia
Staphylococcus aureus. La mayoría de los patógenos se originan en la flora
fecal ascendiendo a uretra y vejiga desde el periné.
ITU baja
Infección que compromete solo la vía urinaria inferior, es decir, vejiga y uretra.
La sintomatología suele ser más clásica dada la inflamación local de la vejiga
y estos incluyen disuria, poliaquiuria, urgencia miccional, hematuria y, even-
tualmente, dolor hipogástrico. Suele ser más frecuente en pacientes género
femenino y mayores de 2 años.
ITU recurrente
Tres o más episodios de ITU bajas, dos o más episodios de PNA o un episodio
de pielonefritis aguda más una ITU baja en un año plazo.
Los lactantes con ITU a repetición suelen tener curvas de crecimiento estacio-
narias e, incluso, baja de peso.
DIAGNÓSTICO
Ante la sospecha diagnóstica de ITU la conducta es tomar un examen de orina
completa y un urocultivo. La confirmación diagnóstica es mediante un cultivo de
orina positivo y el número de unidades formadoras de colonias (UFC) presentes.
Existen métodos de recolección no invasivos, como bolsa recolectora, recolec-
ción de segundo chorro y métodos invasivos como sondeo transuretral y pun-
ción vesical. La recolección de orina por bolsa recolectora tiene un alto índice
de contaminación (más de 70% de Falsos Positivos), razón por lo cual cuando
un urocultivo resulta positivo, lo más apropiado es confirmar el diagnóstico to-
mando una nueva muestra mediante sondeo. Cuando el resultado es negati-
vo, permite descartar ITU. La toma de muestra obtenida por segundo chorro es
recomendada en niños con control de esfínteres. En pacientes sin control de
esfínteres, se recomienda el sondeo transuretral. Cuando esto no es posible,
la alternativa es la punción vesical, idealmente bajo visión ecográfica directa.
Cualquiera sea el método de elección, la toma de muestra requiere de varios
pasos que disminuyen el riesgo de contaminación. Por ejemplo, lavado de ge-
nitales con agua y jabón sin antisépticos. La muestra debe ser tomada y sem-
brada de inmediato (orina fresca), si esto no es posible se mantendrá refrige-
rada a 2-8° C por un tiempo máximo de 24 horas.
En la tabla 1 se encuentran los criterios microbiológicos de los diferentes mé-
todos de recolección de orina en el diagnóstico de ITU en niños.
Tabla 1.
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
El objetivo del estudio imageneológico en ITU es diagnosticar anomalías del
tracto urinario que puedan predisponer a nuevas infecciones urinarias y, por
ende, a daño renal parenquimatoso. Actualmente, no existe consenso sobre
las imágenes que se deben realizar en niños que presentan un episodio de ITU.
Las recomendaciones se basan en consensos de expertos o con bajo nivel de
evidencia. En general se prefiere realizar solo los exámenes necesarios, ideal-
mente menos invasivos y con menor exposición a la radiación.
Utilidad
Se utiliza para detectar anomalías anatómicas como dilatación del sistema
colector, posición y tamaño renal, riñones dúplex además de anomalías de la
vejiga. Permite evaluar el parénquima renal, la presencia de cicatrices renales,
la diferenciación cortico medular, etc.
Indicaciones
• En general se realiza ecografía R-V a todo paciente después de la pri-
mera ITU, independiente de la edad del paciente. Esta se realiza a las
6-8 sem del episodio.
• Indicaciones de ecografía precoz, durante el episodio de ITU son aque-
llos pacientes con ITU atípica y en menores de 6 meses con ITU recu-
rrente.
• Pacientes con alteraciones ecográficas, se recomienda repetirla una
vez al año.
DMSA
Utilidad
Identifica defectos de parénquima renal correspondientes a cicatrices renales.
En fase aguda de un episodio de ITU puede ser diagnóstica de infección, sin
embargo, no está indicada su realización en esta fase.
Indicaciones
• ITU atípica en menores de 3 años.
• ITU recurrente en cualquier paciente independiente de la edad.
• En pacientes donde la ecografía renal y vesical sugiere cicatrices rena-
les.
Limitaciones
Disponibilidad más limitada, dosis bajas de radiación, pero acumulativas.
Uretrocistografía
Utilidad
Es el examen de elección para la confirmación diagnostica y graduación del
reflujo vesico ureteral.
Indicaciones
• ITU en menores de 3 años con alteración en la Ecografía R-V como di-
latación sistema colector, cicatrices renales, alteraciones vesicales o
pacientes con antecedentes familiares de RVU.
• ITU recurrente en menores de 3 años.
• ITU atípica en menores de 6 meses.
Limitaciones
Dosis más altas de radiación, no puede realizarse en paciente cursando ITU,
debe realizarse con ex de orina normal y bajo profilaxis antibiótica.
Medidas generales
Hidratación adecuada y Paracetamol en caso de dolor o fiebre.
Indicaciones de hospitalización
Se observan en la Tabla 2.
Circuncisión
Se puede recomendar este procedimiento en niños menores de 1 año con ITU
febril y/o malformación urológica asociada.
PROFILAXIS
No se recomienda el uso de profilaxis antibiótica en niños sanos luego de su
primer episodio de ITU.
Las indicaciones actuales son múltiples, pero se manejan individualmente se-
gún la evolución de cada paciente. Entre ellas están:
1. Lactantes con indicación de UCG. Se inicia antes de su realización y
hasta la evaluación de su resultado.
2. Paciente con dilatación del tracto urinario de probable origen obstructi-
vo, hasta que se confirme el diagnóstico y se realice tratamiento.
3. En niños con RVU dilatado. Es necesario observar la evolución del reflu-
jo para decidir suspensión de la uro profilaxis.
4. Lactantes y niños con ITUR hasta resolución de su patología de base.
COMPLICACIONES
Las potenciales complicaciones de las infecciones urinarias son las cicatrices
renales. A su vez, consecuencias a largo plazo de estas cicatrices renales son
hipertensión arterial, compromiso de la función renal, proteinuria y enferme-
dad renal crónica. El grupo de pacientes que tienen mayor riesgo de presentar
cicatrices renales son:
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Hevia P, Alarcón C, González C, Nazal V, Rosati MP. Recomendaciones sobre diag-
nóstico, manejo y estudio de la infección del tracto urinario en pediatría. Rama de Ne-
frología de la Sociedad Chilena de Pediatría. Parte 1. Rev Chil Pediatr. 2020;91(2):281-
8.
2. Hevia P, Nazal V, González C, Rosati MP, Alarcón C. Recomendaciones sobre diag-
nóstico, manejo y estudio de la infección del tracto urinario en pediatría. Rama de
Nefrología de la Sociedad Chilena de Pediatría. Parte 2. Rev Chil Pediatr. 2020;
91(3):449-56.
3. Millner R, Becknell B. Urinary Tract Infections. Pediatr Clin North Am. 2019;66(1):1-13.
4. Okarska-Napierała M, Wasilewska A, Kuchar E. Urinary tract infection in children:
Diagnosis, treatment, imaging - Comparison of current guidelines. J Pediatr Urol.
2017;13(6):567-73.
DEFINICIÓN / INTRODUCCIÓN
Se define como hematuria a la presencia de sangre en la orina; ésta puede ser
visible a simple vista (macroscópica) o detectado solo mediante microscopio
(microscópica). La hematuria macroscópica es poco frecuente en pediatría, con
una incidencia de 1,3/1.000, con leve tendencia a presentarse más en varones.
La hematuria microscópica es un hallazgo más común, con una incidencia de
0.5-3% de escolares entre 6 a 15 años. Se define como la presencia de más
de 5 células rojas sanguíneas por campo de alto poder (RBCs/HPF) en la orina
durante un estudio. Las causas son variadas y en su mayoría benignas.
Es recomendable documentar la hematuria en 2 o 3 estudios con una diferen-
cia de 4 a 6 semanas antes de iniciar el estudio; aunque si se sospecha enfer-
medad renal grave o daño renal, éste debe hacerse de inmediato.
Es importante determinar tipo, duración y patrón de la hematuria, además, de
consultar por enfermedades previas y síntomas urinarios, uso de medicamen-
tos y antecedentes familiares.
ETIOLOGÍA
Las causas más comunes de hematuria macroscópica en niños son: Infección
del tracto urinario (ITU), irritación del meato o periné y trauma; otras menos
frecuentes son nefrolitiasis, anemia de células falciformes, coagulopatías,
glomerulonefritis (GN), neoplasias (tumor de Wilms) e inducidas por medica-
mentos. Importante saber que hasta en un 30-40% no tiene etiología clara.
Las causas malignas son infrecuentes en < 1%.
Las causas de hematuria se presentan en la Tabla 1 (señalar ref de la tabla).
CLASIFICACIÓN
Macroscópica o gruesa Microscópica
Baja / ureteral, vesical, uretral Alta
Glomerular (HG) Intersticial
Sintomática Asintomática
CLÍNICA - DIAGNÓSTICO
Hematuria macroscópica: Clínico
Se observa orina roja o café, incluso color ‘’coca-cola’’. Se debe confirmar
que el color sea causado por sangre, hemoglobina o mioglobina, mediante
estudios complementarios como urianálisis (labstix o centrifugado de orina).
El color no necesariamente refleja el grado de pérdida sanguínea, ya que se
requiere de tan solo 1 ml de sangre en 1 litro de orina para cambiar el color de
ésta.
En todo paciente con hematuria macroscópica, es importante historia detalla-
da que orientará a la causa:
A todos los pacientes se les debe realizar un buen examen físico: búsqueda de
edema, exploración de piel, genitales y de abdomen en búsqueda de masas o
molestias, además, de toma de presión arterial, peso y talla.
Imágenes
El estudio de la hematuria macroscópica depende si ésta es sintomática o
asintomática; en la hematuria sintomática el estudio se debe complementar
según sospecha de su causa: Ecografía, TAC, radiografía simple de abdomen,
cistoscopia, pielografía intravenosa y/o urocultivo.
Ecografía
Ayudaría a identificar una gran mayoría de las causas.
Cistoscopia
Se reserva para pacientes con casos persistentes o con resultados ambiguos
en imágenes. Se reporta que en cerca del 40% de los casos será necesaria,
teniendo resultados positivos solo en el 50% de los casos.
RBC: células sanguíneas por campo, ITU: infección tracto urinario, PA: Presión
arterial, HTA: Hipertensión Arterial, HG: Hematuria Glomerular, STUI: Síntomas
tracto urinario inferior.
Centrifugado de orina
Después del centrifugado, si el sedimento es rojo/café la causa más probable
es sangre; si el líquido resultante es rojo/café y el sedimento es incoloro, en-
tonces la causa no es debida a sangre sino a otra sustancia, como hemoglobi-
na o mioglobina. Esto se confirma con el examen microscópico.
Microscopia
Puede hacer la diferencia entre hematuria glomerular (HG) o extraglomerular
(HEG). En la HG pueden existir cilindros hemáticos o glóbulos rojos dismórfi-
cos. La presencia de más de 30% de RBCs dismórficos o más de 5% de una
forma específica llamada “acantocitos” es altamente sugestiva de HG. En la
HEG la forma de las RBCs son uniformes y la presencia de coágulos, descarta
patología glomerular.
TRATAMIENTO
Depende de la causa. Las causas más comunes en orden de frecuencia en
urología pediátrica son infección urinaria, hicercalciuria y glomerulonefritis.
PRONÓSTICO
Depende de la causa de la hematuria, es decir del diagnóstico de base.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Mathias R. Hematuria, en Handbook of Pediatric Urology 2nd edition, Baskin L,
Kogan B, editores, Editorial Lippicott Williams & Wilkins, 2005, pp. 203-216.
2. Gillion Boyer O, Niaudet P, Baskin LS, Kim MS. Evaluation of gross hematuria in chil-
dren.
INTRODUCCIÓN
ETIOLOGÍA
La etiología de este síndrome no está del todo clara. Se han propuesto diver-
sas teorías, sin embargo, ninguna ha sido universalmente aceptada. Las cua-
tro principales teorías descritas, son las siguientes:
1. Obstrucción de uretra posterior en etapas tempranas del desarrollo
embrionario, produciendo dilatación del tracto urinario, ascitis fetal y
oligohidroamnios, lo que condicionaría el defecto de pared abdominal
e impediría el descenso testicular.
2. Defecto primario del mesodermo, desde donde se originan el guber-
náculum, uréteres, vejiga, próstata y uretra. Lo anterior, determinaría
alteraciones del tracto urinario y de la pared abdominal.
CLASIFICACIÓN
Se clasifica en tres grupos dependiendo de la severidad de las manifestacio-
nes clínicas durante el período neonatal, lo que determina su pronóstico.
• Categoría I: Anormalidades urinarias severas con compromiso pulmo-
nar importante y elevada morbimortalidad en el período neonatal se-
cundaria a insuficiencia renal o respiratoria. Este grupo corresponde a
aquellos niños que, producto de una displasia renal u obstrucción vesi-
cal, desarrollan oligohidroamnios severo, evolucionando con hipoplasia
pulmonar y malformaciones musculo-esqueléticas.
• Categoría II: Compromiso moderado del tracto urinario sin alteraciones
respiratorias asociadas. El tratamiento quirúrgico mejora la función re-
nal, lo que permite una sobrevida cercana al 80%.
• Categoría III: Manifestaciones leves. Suelen desarrollar hidrouretero-
nefrosis con función renal preservada. Tampoco presentan alteracio-
nes respiratorias y su mortalidad es baja.
CLÍNICA
Dado el amplio espectro de manifestaciones, éstas se clasifican en:
Genitourinarias
• Riñones: La displasia renal es la alteración más frecuentemente ob-
servada (50%) en distintos grados y lateralidad, seguida por la hidro-
nefrosis. El grado de dilatación no se correlaciona con el de displasia
renal. El compromiso renal es el principal factor pronóstico en estos
pacientes.
Extragenitourinarias
El 75% de los pacientes presenta anormalidades diferentes a las genitourinarias.
• Defectos de pared abdominal: es uno de los pilares del cuadro. El com-
promiso de la musculatura inferomedial, proporciona el aspecto carac-
terístico de piel abdominal arrugada y redundante que cae hacia los
costados. Incluso, en las regiones más afectadas, solo se observa piel,
celular y aponeurosis (Figura 3). Producto de este defecto, se pierde la
capacidad de generar Valsalva, lo que repercute en distintos niveles;
pérdida de la postura, dificultad para lograr una tos efectiva, aumento
del residuo miccional y constipación.
• Cardiopatías: Se describen Ductus Arterioso Persistente, CIA, CIV y Te-
tralogía de Fallot en el 10% de los pacientes.
• Alteración pulmonar: Se observa hipoplasia pulmonar en pacientes con
antecedentes de oligohidroamnios y aparición de neumotórax o neu-
romediastino. Dada la dificultad de crear presión intraabdominal (por el
defecto de pared), existe mayor incidencia de neumonía y atelectasia.
DIAGNÓSTICO
Período antenatal
En el estudio ecográfico prenatal es posible evidenciar Hidronefrosis durante
el segundo semestre, sin embargo, es inespecífico. La presencia de hidrou-
reteronefrosis, megavejiga y una circunferencia abdominal irregular es alta-
mente sugerente del Sd. de Prune Belly, no obstante, no siempre se observa.
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
Una vez establecido el diagnóstico y estabilizado el paciente, se debe estudiar
con:
• Radiografía de Tórax: evalúa neumoperitoneo, neumomediastino e hi-
poplasia pulmonar.
• Ecocardiograma: en búsqueda de cardiopatías.
• Estudio de Vía Urinaria: Inicialmente se realiza Ecotomografía Renal y
Vesical. Posteriormente, se complementa con Uretrocistografía y Cinti-
grama Renal.
• Estudio de Función Renal: Creatinina, nitrógeno ureico, gases y electro-
litos plasmáticos.
TRATAMIENTO
El manejo es multidisciplinario, incluyendo como base a pediatras, nefrólogos y
urólogos. Inicialmente, se debe estabilizar del punto de vista cardíaco y respirato-
rio, determinando el grupo al que corresponde el paciente y su pronóstico.
Pacientes en Categoría I, dado que la mortalidad es prácticamente 100%, solo
estarían indicados cuidados de soporte básico. El resto, una vez estabilizados
y compensados desde el punto de vista renal, se analizará la necesidad de
reconstruir de la vía urinaria. En casos severos, se recomienda una derivación
urinaria precoz y diferir la reconstrucción de la vía urinaria una vez compensa-
do el paciente.
El descenso testicular se recomienda a los 6 meses de vida, preferentemente
por vía intraabdominal, para obtener una adecuada movilización de los vasos
espermáticos. La abdominoplastía, además de un rol cosmético, mejoraría la
dinámica pulmonar, digestiva y vesical. Existen variadas técnicas, cuyo fin es
resección de la piel redundante y plicatura de la fascia.
Idealmente, la reconstrucción de la vía urinaria, orquidopexia y abdominoplas-
tía podrían ser realizadas en un tiempo quirúrgico. Esta decisión dependerá del
estado previo del paciente y de la experiencia del equipo quirúrgico. Hoy en
día en nuestro centro, esta es la primera opción para considerar en un paciente
con Sd. de Prune-Belly.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Perez M, Oritz V. Prune Belly Syndrome. En: Holocomb GW, Murphy JP, St. Peter,
D. Holocomb and Ashcraft’s Pediatric Surgery. 7th Edition, Philadelphia by Elservier
(2020). Section VI, Cap 61.
2. Tibor F, Iglesias R. Prune-Belly Syndrome. En: Wein AJ, Kolon TF. Campbell- Wal-
sh-Wein Urology. 12th Edition Review, Third Edition. Philadelphia by Elservier (2020).
Part III, Section V, Cap 32.
3. Caldamone A, Woordard J. Prune-Belly Syndrome. En: Gearhart J., Pink R., Mouri-
quand P. Pediatric Urology. 2nd Edition. Philadelphia by Elservier Saunders (2010).
Part IV, Cap 32, pp. 425-37.
4. Thomas, D., Duffy P, Rickwood A. Essentials of Paediatric Urology. 2nd Edition. Boca
Raton by CRC Press (2008).
5. Anchour R, Bennour W, Ksibi I, et al. Prune belly syndrome: Approeaches to its
diagnosis and management. Intractable & rare diseases research 2018;7(4):271-4.
https://doi.org/10.5582/irdr.2018.01094.
6. Ruiz Elizondo LA. Cistouretografía. Grupo CT Scanner, 2011.
7. Boghossian NS, Sicko RJ, Giannakou A, et al. Rare copy number variants idenfied
in prune belly sindrome. Eur J Med Genet. 2018;61(3):145-51. Doi: 10.1016/j.ejmg.
2017.11.008
8. Arlen AM, Nawaf C, Kirsch AJ. Prune belly syndrome: current perspectives. Pediatric
Health Med Ther. 2019;10:75-81. doi: 10.2147/PHMT.S188014.
9. Tibor F, Iglesias R, Marçalo L, et al. Modified Abdominoplasty for Patients With the
Prune Belly Syndrome. Urology 2014;83(2):451-4. doi: http://dx.doi.org/10.1016/j.
urology.2013.09.031.
INTRODUCCIÓN
Las diferencias del desarrollo sexual (DDS) son una condición congénita don-
de el desarrollo sexual anatómico, gonadal y/o cromosómico es atípico. La
mayor parte de ellos son diagnosticados al nacimiento y llevan consigo multi-
ples tratamientos médicos y quirúrgicos. Un grupo menor se puede presentar
en la adolescencia/adultez con alteraciones puberales, amenorrea primaria o
infertilidad, entre otras.
El término “trastornos de desarrollo sexual” ha sido transformado por el estig-
ma de que los pacientes con dicha condición no quieren ser catalogados como
portadores de un trastorno. Por eso se ha aplicado el término diferencias/va-
riaciones de desarrollo sexual. También se debe de tener cuidado en términos
cotidianos, donde por ejemplo al hablar de aspecto normal se prefiere usar el
término aspecto típico.
El manejo de estos pacientes es complejo, siempre debe de ser multidiscipli-
nario y en algunos casos urgentes. En el período de recién nacido debe eva-
luarse el diagnóstico con mucho cuidado, ya que algunos padres tienen en
mente un diagnóstico antenatal del sexo del recién nacido. Lo primero y más
importante es el manejo médico con la estabilización metabólica y manejo de
malformaciones cuando tenemos un paciente sindromático. Segundo, por la
asignación de género que no tiene que ser al nacer, y el apoyo psicológico.
Posteriormente, se evaluará la necesidad de cirugía reconstructiva, el segui-
miento de posibles complicaciones médico-quirúrgicas y el acompañamiento
del paciente en la transición a la adolescencia, incluyendo los aspectos de se-
xualidad y fertilidad.
Sabiendo que son patologías de baja frecuencia y alta complejidad, su manejo
debe ser en centros altamente especializados multi e interdisciplinarios en el
tema con experiencia en DDS donde puedan continuar un manejo a largo plazo
incluso una transición a la adultez sin conflicto. Estos equipos multi e interdis-
ciplinarios deben estar compuestos por endocrinólogos, urólogos pediátricos
y de adolescencia, psicólogos, psiquiatras, ginecólogos, genetistas, neonató-
logos, asistentes sociales, enfermeras, comité ética y servicio de transición a
la atención de adultos.
ENFRENTAMIENTO INICIAL
La “tendencia paternalista” en la toma de decisiones con respecto a los pa-
cientes con DDS ha evolucionado hacia una toma de decisiones en conjunto
con los padres y el equipo multi e interdisciplinario.
Los aspectos éticos recomendados en esta etapa involucran:
• Los DDS no son una emergencia quirúrgica, más bien una emergencia
psicosocial.
• El equipo multi e interdisciplinarios debe involucrar a los padres en to-
das las etapas de la toma de decisiones.
• El bienestar del recién nacido o niño no debe estar determinado por la
asignación de sexo (o género) basado en el aspecto genital externo.
Tampoco es una urgencia civil, ya que el registro civil en Chile permite
un registro de sexo indeterminado que aparece en la hoja de compro-
bante de atención del parto.
• Se debe alentar a los padres en un proceso de aceptación y apertura
psicológica, apoyándolos en todo momento en este proceso.
• Cualquier intervención propuesta por el equipo médico que no tenga
evidencia científica debe ser exhaustivamente justificado, razonado y
entendido por los padres.
2. Examen físico
Dentro de la inspección del examen físico genital se encuentran hallazgos su-
gerentes de DDS como:
• Aparentes genitales femeninos con clitoromegalia, fusión de los labios
mayores, y masas inguinales o labiales.
• Aparentes genitales masculinos con testículos no palpable bilaterales.
Para una evaluación más objetiva debemos utilizar la escala de Prader para vi-
rilización genital donde vemos un rango fenotípico amplio del aspecto genital
interno y externo (Figura 2).
TRATAMIENTO MÉDICO-QUIRÚRGICO
1. Estabilización médica en pacientes con hiperplasia suprarrenal congé-
nita (HSRC) quienes presentan desequilibrios metabólicos y electrolíti-
cos (hipoglicemia, hiperkalemia, hiponatremia).
2. Asignación de género: Junto a los padres, hay que basarse en aspec-
tos anatómicos, cromosómicos, moleculares, socioculturales, opciones
quirúrgicas, potencial de fertilidad y terapia hormonal de remplazo.
Con esto se realiza una asignación de género que va a determinar el
tratamiento hormonal y estatificación quirúrgica. Es importante tener
claras las expectativas de los padres intentando aterrizar sus ideas en
expectativas realistas basadas en experiencia clínica.
3. Quirúrgico: En pacientes con HSRC. Los mejores resultados clínicos se
ven con un abordaje quirúrgico en menores de 2 años específicamente
para pacientes con virilización marcada (Prader III-V). Enfocado hacia la
corrección del seno urogenital con o sin clitoroplastía y vaginoplastía.
El tratamiento quirúrgico debe realizarse con bases anatómicas pre-
servando la inervación, pensando en la función orgásmica y sensación
CONCLUSIONES
Los pacientes con DDS representan un grupo de pacientes complejos donde
los aspectos técnicos quirúrgicos, psicosociales, culturales y éticos juegan un
papel importante en su pronóstico. El manejo de DDS se mantiene en cons-
tante evolución y desarrollo. Donde hemos aprendido a manejar el tema des-
de un punto de vista multisectorial menos invasivo. Es por eso que lo ideal
para estos pacientes es poder ser evaluados y manejados desde RN hasta la
adolescencia en centros con equipos multi e interdisciplinarios que puedan ir
desarrollando políticas de largo plazo y así evaluar en el tiempo lo que es ideal
LECTURA RECOMENDADA
1. Lee PA, Houk CP, Ahmed SF, Hughes IA; International Consensus Conference on In-
tersex organized by the Lawson Wilkins Pediatric Endocrine Society and the Euro-
pean Society for Paediatric Endocrinology. Consensus statement on management
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DEFINICIÓN
El complejo extrofia cloaca, extrofia vesical y epispadias (CEE) es un grupo
de defectos congénitos que incluye la extrofia cloacal (EC), la extrofia vesical
(EV), la epispadias (femenina y masculina) y variantes de extrofia. La inciden-
cia varía según la literatura desde 1/50.000-1/200.000 recién nacidos vivos
(RNV).
Extrofia vesical
Es la forma más común de presentación del CEEE, en este caso la vejiga se
forma en el exterior del cuerpo, abriéndose anteriormente, exponiendo la pla-
ca vesical y los orificios ureterales. Casi siempre acompañado de epispadias y
en algunos casos de ano anterior.
Extrofia cloacal
Es la forma más grave de presentación del CEEE. En esta anomalía, el recto,
la vejiga y los genitales no se separan completamente durante el desarrollo
embrionario. Esto genera una placa abierta constituida por la vejiga e intesti-
no. Se observan dos vejigas extróficas separadas por tejido intestinal y el in-
testino posterior en el periné. Alrededor del 50% de los niños con EC tienen
malformaciones asociadas; malformaciones renales (siendo el riñón solitario
la malformación más común), malformaciones genitales, gastrointestinales
(ano imperforado, duplicaciones intestinales, malrotación, atresia intestinal y
divertículo de Meckel) y malformaciones de columna vertebral.
Epispadias
Es una malformación en el desarrollo de la uretra que puede estar acompaña-
do de un esfínter urinario incompleto con separación de la sínfisis del pubis lle-
vando a incontinencia. En la epispadias masculina se abre la uretra en el dorso
del pene, generalmente asociado con una cuerda dorsal; con una incidencia
Variantes de extrofia
Son manifestaciones parciales de las anomalías mencionadas anteriormente,
poco frecuentes y generalmente no presentan simetría en el plano sagital.
ETIOLOGÍA
El CEEE es el resultado de un mismo defecto embriológico que comienza al-
rededor de la 4ta semana de gestación. Se cree que es secundario a una falla
en la migración de las células mesenquimáticas entre las capas ectodérmica
y endodérmica de la pared abdominal inferior. Esto genera una inestabilidad
de la membrana cloacal y la rotura temprana de ésta antes de su migración
conduce al desarrollo de este conjunto de anomalías. Si esta rotura ocurre
después de la separación del tracto genitourinario y el gastrointestinal se pro-
duce una extrofia vesical. Sin embargo, si esto ocurre antes del descenso del
tabique urorectal va a dar origen a una extrofia de cloaca (Figura 1).
La causa de la falla en la migración celular no se conoce exactamente. La
mayoría de los casos son esporádicos, aunque hay reportes entre familiares,
afectando más a hombres que a mujeres en una relación de 2:1. Se ha descrito
CLASIFICACIÓN
No existe propiamente como tal, más bien son las distintas entidades descri-
tas anteriormente.
CLÍNICA – DIAGNÓSTICO
El diagnóstico ecográfico antenatal (generalmente antes de la semana 20) se
puede hacer en algunos casos de EV y EC. El ultrasonido (US) antenatal es útil
también para la pesquisa de malformaciones asociadas. En caso de encontrar
algún hallazgo sugerente de CEEE se debe completar el estudio con una RNM
fetal la cual entrega mejor visualización y caracterización del defecto. Los si-
guientes hallazgos en el US antenatal son sugerentes de CEEE:
• Ausencia de vejiga en la pelvis.
• Masa que protruye del abdomen inferior.
• Genitales en posición anormal (anterior o posterior) y falo corto.
• Inserción baja de cordón umbilical.
• Ensanchamiento anormal de la cresta ilíaca.
• Otras malformaciones: Onfalocele, malformaciones de extremidades
inferiores o mielomeningocele.
a) Epispadias
• Hombres: Orificio uretral en dorso del pene, cuerda dorsal prominente
y placa uretral corta (Figura 2).
• Mujeres: apertura de la uretra en clítoris, clítoris bífido, asociado a un
orificio vaginal estenótico y anterior. Los labios y el clítoris son diver-
gentes. A veces puede pasar desapercibido.
d) Variantes de extrofia
• Sínfisis púbica ampliamente separada.
• Músculos rectos divergen distalmente.
• Ombligo elongado de inserción baja.
• Vejiga intacta puede estar cubierta externamente por una delgada
membrana y orificio vesical superior o un parche de mucosa vesical.
• Genitales externos generalmente normales.
- Fisura pubovesical: vejiga intacta con apertura completa de la uretra
hasta el cuello vesical.
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
• US reno-vesical en búsqueda de malformaciones (riñón en herradura,
riñón pélvico, solitario o hipoplásico).
• Radiografía de pelvis y cadera: evalúa la separación de los huesos púbi-
cos.
• US de medula espinal: en caso de sospecha clínica de mielomeningo-
cele.
• RNM medular: en caso de signos sospechosos de anomalías medula-
res ocultas.
• Uretrocistografía: evaluación de reflujo vesicoureteral (RVU) y evalua-
ción de la anatomía del tracto urinario.
• Cistoscopia o estudio bajo anestesia.
TRATAMIENTO
Los objetivos del tratamiento son lograr un adecuado cierre de la pared abdo-
minal, la vejiga y reconstituir el aparto genitourinario para lograr órganos fun-
cionales con adecuada continencia, micción, sexo (actividad sexual) y prevenir
el daño renal. En la atención inmediata se recomienda ligar el cordón umbilical
con sutura en lugar de una pinza plástico o metálico para disminuir el trauma
a la placa vesical. La vejiga expuesta debe ser protegida con plástico estéril.
En casos de EC se debe iniciar nutrición parenteral precoz. Luego se deben
descartar malformaciones asociadas, realizar los estudios complementarios
correspondientes y definir cariotipo.
Al ser una patología de alta complejidad y baja frecuencia estos pacientes de-
ben ser derivados a un centro especializado, donde haya un equipo multidisci-
plinario con especialistas dedicados a estas patologías. Es fundamental tam-
bién realizar una adecuada conserjería a los padres. Los antibióticos no están
indicados de rutina en el manejo inmediato, si no en el peri y posoperatorio.
Antiguamente el cierre era separado en distintos tiempos y realizado en los
primeros días de vida. Actualmente, debido al desarrollo de unidades especia-
lizadas, y entendiendo que no es una emergencia, se ha logrado la reconstitu-
ción en un solo tiempo y la tendencia ha sido a realizar la cirugía de forma dife-
rida en los primeros 2 a 3 meses de vida. El beneficio de esto es poder realizar
COMPLICACIONES
a. Preoperatorias
En caso de no ser tratados pueden presentar: incontinencia urinaria y fecal to-
tal, daño renal, riesgo de desarrollo tumoral y una gran morbilidad psicosocial.
b. Posoperatorias
Tempranas
Dehiscencia de la pared abdominal o vesical, prolapso vesical, isquemia pe-
neana, fistulas uretrales o vesicocutáneas, obstrucción intestinal y obstruc-
ción a la salida del tracto urinario lo que puede llevar a perforación vesical.
Tardías
Reflujo vesicourteral, Infeccion del Tracto Urinario, estenosis uretral, incon-
tinencia urinaria y fecal, litiasis vesical, fibrosis de la pared abdominal, epidi-
dimitis (19-33% de EV), prolapso uterino, daño renal, malignización de placa
vesical, eyaculación retrógrada (63% en EV), dispareunia e intestino corto (EC).
Pronóstico
Es muy variable, pero en general es bueno o reservado en algunos casos. La
mayoría de las complicaciones a largo plazo son relacionadas con la incon-
tinencia vesical o la apariencia de los genitales. La continencia urinaria varía
LECTURAS RECOMENDADAS
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2. Arlen AM, Smith EA. Disorders of the bladder and cloacal anomaly. Clin Perinatol.
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DEFINICIÓN
Las epispadias son una malformación congénita infrecuente caracterizada por
la ausencia de la cara dorsal de la uretra secundario a un defecto en el cierre
de la línea media (Figura 1). Es considerada el defecto menos severo dentro del
complejo extrofia-epispadias cuyo espectro va desde la extrofia de la cloaca,
pasando por la extrofia de vejiga y finalmente la epispadias aislada.
El 90% de las epispadias se asocian a extrofia vesical la cual tiene una fre-
cuencia de 1/50.000 nacidos vivos. Sin embargo, se ha reportado en forma
aislada con una frecuencia de 1 por cada 118.000 en varones nacidos vivos y 1
por cada 484.000 pacientes femeninas nacidas vivas.
ETIOLOGÍA
Teniendo en cuenta la frecuente relación con la extrofia de vejiga, las teo-
rías de desarrollo de estas anomalías son compartidas. La más ampliamente
aceptada –propuesta por Mauecke en 1968– propone que la falla en la migra-
ción del mesodermo infraumbilical para reforzar la membrana cloacal lleva a
que esta última presente una ruptura prematura, produciendo un defecto en el
desarrollo de la pared abdominal infraumbilical permitiendo la extrofia. La se-
veridad del defecto dependerá de la extensión y del momento del desarrollo
en que se produzca esta ruptura.
Por su parte Patten y Barry, proponen que la presencia del defecto dorsal de
la uretra estaría en relación a una posición caudal anormal de los tubérculos
genitales respecto al seno urogenital, que sería el desencadenante de la falla
en la migración del mesénquima. Según esta última, cuanto más caudal se en-
cuentren los tubérculos genitales, será más severo el defecto.
CLASIFICACIÓN
En varones, tradicionalmente se clasifica según la localización el meato ure-
tral. Se describen 3 tipos: glandular, peneano y peno-púbico. Sin embargo,
Los genitales internos y la vagina suelen ser normales, sin embargo, esta últi-
ma puede presentar un desplazamiento anterior.
Hasta el 70% de los pacientes pueden presentar reflujo vesicoureteral en rela-
ción con una inserción más lateral de los (meatus ureterales) típicamente pre-
sente. La diástasis del pubis es frecuente, siendo reportada en más del 90%
de los pacientes con epispadias peno-púbicas.
TRATAMIENTO
El tratamiento de las epispadias es quirúrgico y debe realizarse en centros de
alta experiencia para garantizar buenos resultados. Pese a que no hay un con-
senso acerca de la edad ideal para la reconstrucción, en general se recomienda
que sea realizado entre los 6 a 18 meses de edad.
Por otro lado, algunos autores abogan por el uso prequirúrgico de testoste-
rona para mejorar las dimensiones del pene y reducir el riesgo de pérdida de
longitud.
El objetivo del procedimiento es restaurar, en lo posible, la anatomía y funcio-
nalidad normal de los genitales y del tracto urinario bajo, por lo que se busca:
• Corregir el defecto uretral.
• Recuperar capacidad de continencia urinaria.
• Lograr resultados cosméticos.
• Mantener la función sexual.
COMPLICACIONES
Las complicaciones postquirúrgicas más relevantes incluyen:
Fístulas uretrocutáneas
Aparecen usualmente en la cara dorsal del pene cerca de la base, se presenta
en un 5 a 20% de los casos sin importar la técnica utilizada.
Disfunción eréctil
Existe alta preocupación sobre este aspecto, sin embargo, en la mayoría de
series publicadas la función sexual ha sido preservada. Dentro de las reco-
mendaciones está la identificación adecuada de los ases neurovasculares y
evitar la movilización innecesaria de los mismos.
PRONÓSTICO
Para los hombres, se han descrito tasas de continencia superiores al 80% des-
pués de la cirugía reconstructiva de la uretra. En mujeres, se logra continencia
en hasta el 85% de las pacientes, sin embargo, las técnicas en 1 sola etapa no
garantizan la continencia a largo plazo. Como se mencionó la capacidad vesi-
cal normal al momento el procedimiento constituye un factor de buen pronós-
tico para la resolución de la incontinencia.
Los resultados estéticos son difíciles de evaluar, pues esta es una medición
subjetiva, pero en general los pacientes reportan buenos resultados, y como
se mencionó antes la funcionalidad sexual se preserva en la mayoría de los
pacientes.
Uro Oncología
TUMORES RENALES
INTRODUCCIÓN
Existe un espectro amplio en los tumores renales desde tumores benignos
hasta extremadamente malignos (Tabla 1). Es importante tener en mente es-
tos diagnósticos diferenciales cuando nos enfrentamos a una masa de origen
renal.
Los tumores renales (TR) comprometen el 7%-8% de todas las neoplasias pe-
diátricas, de éstos, el 75% corresponde al nefroblastoma o también conocido
como tumor de Wilms de histología favorable con una sobrevida del 90%. El
otro 25% corresponden a otras neoplasias renales.
Benignos Malignos
Nefroma mesoblástico congénito Tumor de Wilms con histología favorable
(< 1 año) (2,2%) (nefroblastoma) (75%)
Nefroma quístico (2%) Tumor de Wilms anaplásico (5%)
Angiomiolipoma Carcinoma de células renales (4,2%)
Hemangioma/linfangioma Sarcoma de células claras (3,3%)
Tumor rabdoide maligno (3,7%)
Neuroblastoma
DIAGNÓSTICO
La edad típica de diagnóstico es entre 3-4 años edad a través de una masa ab-
dominal palpable indolora (> 90%). En el 30% de los casos se presenta como
hematuria microscópica y en menos del 20% como hipertensión arterial, con
mayor frecuencia en el nefroma mesoblástico. La extensión del tumor dentro
del sistema venoso (trombo tumoral) puede provocar sintomatología asocia-
da a varicocele, ascitis e insuficiencia cardíaca congestiva. También puede ser
diagnosticado como hallazgo incidental durante el estudio de otras patologías
abdominales.
TRATAMIENTO
Seguimiento
Si el paciente es portador de un síndrome con riesgo > 5% de desarrollar ne-
froblastoma se debe de hacer un control ecográfico cada 3-4 meses hasta
los 5 años y cada 3-4 meses hasta los 7 años en síndrome de Beckwith-Wi-
dermann y Tumor de Wilms Familiar. Se recomienda también realizar tami-
zaje ecográfico a los hermanos de pacientes con nefroblastoma porque pre-
sentan un riesgo de desarrollo tumoral > 50%.
Nefroma quístico
El nefroma quístico representa el 2% de los TR, la mayoría en el primer año de
vida. Asociado a mutaciones en gen DICER. En imágenes observan los quistes
gigantes separados por septos. La cirugía es curativa si se reseca todo el tu-
LECTURA RECOMENDADA
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INTRODUCCIÓN
En Chile, los tumores testiculares pediátricos representan, anualmente, me-
nos del 10% de los casos nuevos de tumores solidos de la infancia, es decir,
menos de 15 casos nuevos a nivel nacional por año1. A nivel internacional se
estima una incidencia entre 0,5 a 2 casos por 100.000 niños menores de 15
años2,3. La mayoría de los tumores testiculares de la infancia aparecen en pa-
cientes menores de dos años y la presentación clínica más frecuente es la
presencia de un aumento de volumen testicular indoloro4. En ocasiones pue-
de existir el antecedente de trauma, dolor o hidrocele. El examen físico revela
una masa testicular dura, indolora con el consecuente aumento de volumen
escrotal unilateral. La trans iluminación puede ser útil para distinguir compo-
nentes sólidos o quísticos. Otra forma de presentación clínica es la pubertad
precoz. Los diagnósticos diferenciales incluyen la torsión testicular, hernia in-
guino escrotal, epididimitis y el hidrocele3.
Los tumores testiculares se clasifican de acuerdo con su histología en dos
grupos principales, los tumores de células germinales y tumores estroma-
les. El primer grupo es el más frecuente, representando alrededor del 80%
de los tumores testiculares pediátricos e incluye los carcinomas embrionarios
infantiles, tumor de saco vitelino, los teratomas y los quistes epidérmicos o
tumores dermoides. Los tumores estromales comprenden los tumores de cé-
lulas de Leydig, los tumores de células de Sertoli, los tumores de las células
granulosas y los tumores estromales mixtos. El seminoma, un tipo de tumor
de células germinales, que representan el 89% de los tumores testiculares en
adultos, rara vez se encuentra en pacientes pediátricos4.
La Tabla 1 resume la clasificación de los tumores testiculares pre puberales.
Teratoma maduro
Los teratomas maduros son los tumores testiculares más frecuentes y tienen
un comportamiento biológico benigno. Histológicamente, presentan ADN di-
ploide con presencia de los 3 tipos celulares embrionarios (ectodermo, mes-
odermo y endodermo). Dada su naturaleza benigna, probablemente son me-
nos reportados que otras formas histológicas.
Teratoma inmaduro
Son infrecuentes y tienen comportamiento potencialmente maligno. Tienen
bajo riesgo de recaída, respondiendo efectivamente al tratamiento quimiote-
rápico cuando así se presenta. Existen reportes aislados de metástasis secun-
darias a teratomas testiculares inmaduros3.
ESTUDIO
El estudio de una masa testicular contempla exámenes de laboratorio e imá-
genes. Dado el alto porcentaje de lesiones benignas que se presentan como
una masa testicular, es importante diferir el estudio de diseminación en aque-
llos pacientes en que se ha confirmado, histológicamente, la naturaleza ma-
ligna de la lesión o en aquellos con una fuerte sospecha de patología tumoral
maligna3.
c) Testosterona
En un paciente con pubertad precoz y sospecha de un tumor de células de
Leydig se debe solicitar el estudio de los niveles de testosterona, los que en
ocasiones se encuentran, anormalmente, altos en tumores hormonalmente
activos.
e) Estudio de diseminación
La tomografía axial computada de abdomen está indicada solo frente a la sos-
pecha de tumores malignos, tales como lesiones extra testiculares tipo rab-
domiosarcoma para testicular, o frente a un paciente mayor de 6 meses con
una lesión testicular y elevación significativa de la alfa feto proteína en la que
sospechamos un tumor del seno endodérmico. En ambos casos es perentorio
el estudio de diseminación para planificar una terapia adyuvante acorde a los
hallazgos de las imágenes. Asimismo, frente a cualquiera de estos dos esce-
narios clínicos, se debe tomar una radiografía de tórax y/o una tomografía de
tórax en la búsqueda de metástasis pulmonares4.
TRATAMIENTO
El tratamiento de los tumores testiculares es quirúrgico. Tanto en sospecha de
lesiones benignas como malignas el abordaje es por vía inguinal, asegurando
una incisión amplia que permita la exteriorización del testículo sin manipula-
ción. Frente al diagnóstico de masa testicular, con exámenes de laboratorio
normales, es muy probable que la lesión tenga un carácter benigno. Frente a
este escenario, se recomienda la extirpación de la masa tumoral preservando
el tejido testicular normal. La técnica incluye el control vascular por vía ingui-
nal con una cintilla vascular lo más cercano al orificio inguinal profundo. Pos-
teriormente, se realiza una biopsia excisional rápida y una vez confirmado el
diagnóstico de un teratoma maduro, de un quiste epidérmico, se procede a la
preservación del tejido testicular normal, removiendo solo el tumor. Es fun-
damental confirmar la presencia de tejido testicular normal alrededor de la
muestra, especialmente en niños que se acercan a la pubertad, en cuyos casos
existe mayor riesgo de malignización de teratomas4. En el caso de elevación
de alfa feto proteína, es altamente probable que sea un tumor tipo del seno
endodérmico y en estos casos esta indicada una orquidectomía radical por vía
LECTURAS RECOMENDADAS
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INTRODUCCIÓN
Los RMS es el sarcoma de partes blandas y musculoesquelético más frecuen-
te en la infancia, representando un 3-5% de todos los cánceres pediátricos. Se
originan de células mesenquimáticas primitivas que después se diferencian a
células que se parecen a las de músculo estriado. Pueden originarse en cual-
quier parte de la economía (incluso zonas que carecen de músculo estriado) y
el 15-20% se origina en el tracto genitourinario.
HISTOLOGÍA
El RMS pertenece al grupo de tumores de células redondas pequeñas y azules
de la infancia, junto con PNET (neuroectodérmicos) y linfomas.
Exiten 3 tipos histológicos de RMS:
2. RMS alveolar
Representa alrededor de un 30% de ellos. En general afecta a niños mayores y
adolescentes y tiene peor pronóstico.
EPIDEMIOLOGÍA
En general los tumores vesicales en los niños son raros y habitualmente ma-
lignos.
El rabbdomiosarcoma vesical tiene una incidencia de 6 x 1.000.000 de niños
por año y tiene una distribución etarea bimodal: 2-6 años y 10-18 años.
En general es de presentación esporádica, pero entre un 10-30% de los casos
se asocia a alguna condición hereditaria, principalmente relacionada con mu-
taciones del gen p53 (como el síndrome de LiFraumeni).
Específicamente, el RMS genitourinario afecta a 60-70 niños por año en
EEUU. En últimas guías PINDA de nuestro país, se da cuenta que en los regis-
tros de las últimas décadas, se han tratado 170 niños con RMS, 60% hombres
y la edad promedio fue de 5,4 años. El 80% fue embrionario y 13,6% alveolar y
un 25,9% de ellos tenía origen genitourinario y de ellos los órganos más afec-
tados son vejiga y próstata.
PRESENTACIÓN CLÍNICA
Los síntomas son variados e inespecíficos y derivan de la compresión secun-
daria al crecimiento tumoral, por lo tanto de la localización de la lesión. En el
caso de los RMS vesicales, los pacientes suelen consultar por disuria, hema-
turia, masa palpable, distensión abdominal, retención urinaria o constipación.
Algunos eliminan pequeños trozos de tumor en la orina o se presentan con
una masa que se prolapsa fuera del meato. Además de ello, pueden presentar
palidez de piel y mucosas por anemia.
La ecografía puede mostrar hidroureteronefrosis y la masa tumoral en el in-
terior de la vejiga, cuyo sitio de origen más frecuente es del trígono vesical.
ETAPIFICACIÓN
Los pacientes con RMS se clasifican según su riesgo en bajo, intermedio o alto.
De esto depende el tratamiento que se les ofrecerá.
Para ello, se hace una etapificación inicial preoperatoria (que depende de la
localización y tamaño tumoral, así como de la existencia de compromiso nodal
o metastásico) y una clasificación por grupos posoperatoria previa a cualquier
otro tratamiento (que depende básicamente de enfermedad residual).
1. Etapificación preoperatoria
Etapa 1 : Tumores de cabeza, cuello, órbita (no meninges), genitourinario
(excepto vejiga y próstata), vía biliar. No linfonodos ni metástasis.
Etapa 2 : Todos los otros sitios, ≤ 5 cm. No linfonodos ni metástasis.
Etapa 3 : Todos los otros sitios, ≤ 5 cm con linfonodos o > 5 cm sin linfonodos
ni metástasis.
Etapa 4 : Enfermedad metastásica.
2. Clasificación posoperatoria
Grupo I : Enfermedad localizada, completamente resecada.
Grupo II : Tumor resecado con evidencia de extensión regional.
IIA : Enfermedad residual microscópica.
IIB : Sin enfermedad residual, con linfonodos (+).
IIC : Con enfermedad residual microscópica. Linfonodos (+).
Grupo III : Enfermedad residual macroscópica (incluye biopsia).
Grupo IV : Metástasis a distancia al inicio.
MANEJO
Cuando se sospecha o establece el diagnóstico, el paciente debe ser sometido
a estudios que establezcan el compromiso local y a distancia de la enferme-
dad, así como una evaluación general del paciente:
1. Exámenes generales: Hemograma, pruebas de función renal, de fun-
ción hepática y de orina.
2. Estudio de diseminación y de respuesta al tratamiento: Incluye mie-
lograma, biopsia de médula ósea, punción lumbar, scanner de tórax,
abdomen y pelvis, resonancia magnética de abdomen y pelvis y cin-
tigrama óseo. El PET/CT o Tomografía por emisión de positrones con
F-fluorodeoxiglucosa es más preciso en el diagnóstico de linfonodos
comprometidos o metástasis, siendo cada vez más utilizado en niños
aunque irradia y aún existe poca experiencia.
Quimioterapia
El Intergroup Rhabdomyosarcoma Study (IRS) corresponde a 3 grupos cola-
borativos pediátricos de EEUU que se han dedicado a concentrar y estudiar los
casos de RMS, dado su baja frecuencia. Ellos han realizado protocolos desde
1975, que se han actualizado en el tiempo de acuerdo a los resultados obteni-
dos, aumentando notablemente la sobrevida de estos pacientes, que en ge-
neral llega al 80% de sobrevida a 5 años en la actualidad. En su última version
(IRS V), ratifican que el gold standard de la quimioterapia del RMS se basa en
pulsos repetidos de VAC (Vincristina, Actinomicina y Ciclofosfamida), siendo
en algunos casos combinada con VAI (Vincristina, Adriamicina, Ifosfamida) y
con VIE (Vincristina, Ifosfamida, Etopósido).
Cirugía
Es fundamental en la etapificación y tratamiento de los pacientes, ya que de-
fine el grupo en que se clasificarán. Si bien el principio básico es una resección
amplia y completa del tumor, que incluya al menos 0.5 cm de tejido sano, la
tendencia actual es evitar las grandes cirugías resectivas y mutilantes habi-
tuales en el pasado. El compromiso de órganos adyacentes es habitual en
RMS del aparato genitourinario, por lo que frecuentemente se ofrece resec-
ción parcial, que permita mantener la funcionalidad vesical, la que se comple-
menta con radioterapia para el control local. En los casos de tumor originado
en la cúpula vesical, se puede ofrecer istectomía parcial, pero se debe dife-
renciar, adecuadamente, si el origen es el uraco, lo que le confiere peor pro-
nóstico. Muchas veces es necesario realizar, además, cirugías de reimplante
ureteral y ampliación vesical posteriormente.
Radioterapia
Está destinada al control local de tumor residual macro o microscópico. Suele
asociarse a complicaciones tardías como cistitis hemorrágica, fibrosis o apari-
1. Daño agudo
Se considera daño agudo el producido durante la radioterapia y hasta 2 me-
ses después de ésta. Se debe al daño del epitelio por muerte celular, la que
depende a su vez, de la velocidad de replicación del epitelio afectado. De esta
manera, la mucosa intestinal es más sensible a la radiación que la mucosa ve-
sical. Este efecto agudo es reversible.
2. Daño tardío
Aparece 1 a 2 años después del tratamiento y puede ir empeorando con el
tiempo. Se debe, fundamentalmente, a la respuesta del tejido conectivo y va-
sos sanguíneos a la ionización. Se produce fibrosis en el estroma y endarteritis
de las arteriolas, lo que lleva a isquemia. Ésta última es la responsable de la
neoformación de capilares, telangectasias y sangrado, pudiendo llegar hasta
ulceración, perforación, fístulas y formación de abscesos.
Braquiterapia
Se caracteriza porque la radiación es muy localizada y la fuente radiactiva está
en contacto directo con el tumor. En la braquiterapia hay una rápida caída de la
dosis a medida que nos alejamos de la fuente radioactiva, lo que hace posible
tener una dosis elevada en el tumor y baja en los tejidos vecinos.
COMPLICACIONES
1. Alteración del crecimiento óseo: Con dosis > 10 Gy se puede producir
daño de los cartílagos de crecimiento.
2. Rectitis: Con dosis > 75 Gy en forma aguda puede producirse diarrea,
rectorragia y sensación de pujo. Tardíamente puede haber úlceras, per-
foraciones y fístulas, por lo que biopsias están contrainidicadas.
3. Cisititis: Con dosis > 75 Gy puede haber en forma aguda polaquiuria
y disuria, y a largo plazo hematuria, úlceras, perforaciones y fístulas.
Cuando se aplica altas dosis al trígono puede haber incontinencia.
4. Estrechez Uretral / Incontinencia: Con dosis > 85 Gy.
5. Inflamación aguda de Ureteres: Cuando las fuentes quedan muy cer-
ca de los ureteres, éstos debe transponerse y asegurarse con guías, ya
que en agudo puede producir inflamación y a largo plazo fibrosis y obs-
trucción.
6. Infertilidad y alteraciones del desarrollo puberal: Las gónadas son es-
pecialmente sensibles a la radiación, por lo que los ovarios tienen indi-
cación de trasponerse y marcarse con clips, ya que no son identificables
con TC. Cuando la dosis supera los 12 Gy se puede esperar infertilidad y
> 24 Gy alteraciones del desarrollo puberal.
LECTURA RECOMENDADA
1. Protocolo nacional PINDA 2019.
2. Thomas DFM, Duffy PG, Rickwood AMK. Essentials of paediatric urology. Second
Edition. p. 295-306.
3. Panda SP, Chinnaswamy G, Vora T, et al. Diagnosis and Management of Rhabdo-
myosarcoma in Children and Adolescents: ICMR Consensus Document. Indian J
Pediatr. 2017;84(5):393-402.
Trauma
TRAUMA RENAL Y URETERAL
DEFINICIÓN
CLASIFICACIÓN
Figura 1. Clasificación de trauma renal (AAST). ESTO vamos a tener que conseguir
permiso o hacerlos de nuevo
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Los 4 principales objetivos del estudio imagenológico en trauma renal son:
1) definir con precisión la lesión (parénquima, vascular, sistema colector);
2) reconocer patología preexistente del riñón lesionado; 3) documentar la fun-
ción del riñón opuesto; 4) identificar lesiones asociadas de otros órganos.
Ecografía abdominal/renal
Evidencia líquido en espacio perirrenal; determina si existe contusión en pa-
rénquima renal y puede determinar si existe hidronefrosis o coágulos dentro
del sistema colector, así como la existencia de patología preexistente. Dentro
Pielografía intravenosa
En caso de no tener TAC, se puede utilizar, aunque es necesario determinar la
función renal contralateral para poder administrar medio de contraste (al igual
que en TAC).
TRATAMIENTO
COMPLICACIONES
Tempranas
• Sangrado: 13%-25% de lesión III-IV, 18%-23% en trauma penetrante.
• Extravasación de orina/urinoma: 1%-7% (hasta 30% en trauma pene-
trante) se caracteriza por dolor, febrícula, íleo o masa palpable. Manejo
expectante con reposo en cama, analgésicos y antibióticos.
• Absceso perinéfrico: 2%-5%, generalmente en paciente con parenqui-
ma desvitalizado, 5-7 días postrauma y el manejo es con ATB ev inicial-
mente.
Tardías
• Hipertensión arterial: Controversial, se reporta incidencia 0,2%-5%.
• Fístula arteriovenosa: 0%-7%, casi exclusivo de lesión penetrante.
• Pseudoaneurisma: Más frecuente en trauma abierto.
Traumatismo ureteral
Es un trauma poco común en pediatría (menos del 1%), siendo el trauma pene-
trante la causa más común, solo 1/3 de los casos se debe a trauma cerrado. En
trauma cerrado, el mecanismo de lesión es por hiperextensión de la columna
con lo que se lesiona la unión ureteropiélica o el uréter medio. Esto hay que
sospecharlo más en riñones con malformaciones como el riñón en herradura.
Si esta lesión no va acompañada de otras lesiones es un diagnóstico tardío,
presentándose con dolor abdominal, tumefacción, fiebre e íleo paralítico se-
cundarios a urinoma. El diagnóstico se sospecha con ecografía y se hace defi-
nitivo con Uro-TAC, pielografía intravenosa de eliminación o retrógrada.
El tratamiento generalmente es quirúrgico con una reparación ureteral; sin
embargo, si la lesión no es total el abordaje de preferencia es el endouroló-
gico. Dicho abordaje puede ser de manera retrograda colocando un drenaje
interno ureteral (pig-tail); o de forma anterógrada con una nefrostomía.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Thomas D. Urogenital trauma, en Essentials of Paediatric Urology 2nd edition, Tho-
mas D, Duffy P & Rickwood A editores, Editorial Informa Healthcare, 2008, pp. 307-
15.
2. Swana H, Betts J. Genitourinary Trauma and Priapism, en Handbook of Pediatric Uro-
logy 2nd edition, Baskin L y Kogan B. editores, Editorial Lippicott Williams & Wilkins,
2005, pp. 197-202.
3. Casale A. Urinary Tract Tauma, en Pediatric Urology 2nd edition, Gearhart J, Rink R,
Mouriquand P, editores, Editorial Saunders Elsevier, 2010, pp. 720-36.
4. Grimsby GM, Voelzke B, Hotaling J, Sorensen MD, Koyle M, Jacobs MA. Demogra-
phics of pediatric renal trauma. J Urol. 2014; 192:1498–502.
5. Coccolini F, Moore EE, Kluger Y, et al; WSES-AAST Expert Panel. Kidney and
uro-trauma: WSES-AAST guidelines. World J Emerg Surg. 2019;14:54. .
6. Buckley JC, McAninch JW. Revision of current American Association for the Surgery
of Trauma Renal Injury grading system. J Trauma. 2011;70(1):35-7.
TRAUMA VESICAL
Etiología
Las lesiones vesicales son poco frecuentes, presentando una incidencia de
0,32% en pacientes con trauma abdominal cerrado, suele ser más frecuente
cuando ésta se encuentra en llene, y en varones en una relación 2:1. La princi-
pal causa de lesión vesical traumática suele ser secundaria a fractura pélvica
(20% de éstas), generalmente, asociado a accidente de tránsito. Otras causas
traumáticas pueden deberse a caídas de altura y lesiones con manubrio de bi-
cicleta.
Las lesiones aisladas de vejiga son más raras, y suelen estar asociadas a pro-
cedimientos iatrogénicos como cateterización vesical y/o umbilical en perío-
do de recién nacido. En este grupo etario los principales factores de riesgo para
presentar lesiones vesicales tienen que ver con aumento de la presión vesical
(como por ejemplo valvas de uretra posterior), infecciones o sepsis severa, uso
prolongado de opioides, y patologías con alteración del tejido conectivo, como
en los síndromes de Ehler Danlos y Down. También se ha descrito perforación
vesical en pacientes recién nacidos con gastrosquisis con herniación de la ve-
jiga, al momento del cierre de la pared abdominal.
Otras causas de traumatismo iatrogénico son la uretrocistografía, la cirugía
de patología inguinal (puede ocurrir en 0,08%-0,3% de los casos) o la cirugía
abdominal como apendicectomía. Se ha descrito también perforación espon-
tánea en pacientes con vejiga neurogénica posterior a una ampliación vesical
por la falta de sondeos posteriores.
Clasificación
La clasificación la lesión vesical traumática se realiza en relación a si es ex-
traperitoneal (60%-65% de los casos) o intraperitoneal (25% de los casos),
pudiendo coexistir ambas condiciones en 2%-20% de los casos. La clasifica-
ción según la gravedad y/o severidad de la lesión (según AAST) se observa
en la Tabla 1.
Clínica
La hematuria suele ser el signo y síntoma más característico, presente en 95%
de los casos. Sin embargo, en casos de trauma por iatrogenia, puede no estar
presente al tratarse de lesiones más pequeñas. Se pueden presentar también
con uremia, anuria, dolor abdominal y/o uroperitoneo, y distres respiratorio en
recién nacidos.
Estudio diagnóstico
La cistografía es el elemento diagnóstico más útil, entregando más informa-
ción que el Tc con contraste. Puede diagnosticarse también de manera in-
traoperatoria en pacientes que son sometidos a cirugía por trauma abdominal,
lo que permite orientarse mejor.
Tratamiento
La elección del tratamiento quirúrgico dependerá del abordaje y mecanismo
del trauma vesical. Las perforaciones extraperitoneales pueden manejarse
solo con cateterización de la vejiga con sonda foley cuando son pequeñas, o
cistostomía por punción. En caso de filtración abundante de orina, se debe re-
parar la pared posterior de la vejiga vía anterior. Lesiones hacia peritoneo en
general requieren reparación quirúrgica y derivación urinaria con sonda foley
y/o cistostomía suprapúbica por punción. Las reparaciones quirúrgicas de
vejiga suelen repararse en dos planos, utilizando material reabsorbible mo-
nofilamento para la mucosa (como polidioxanona o PDS®) con punto corrido,
y para la detrusorrafia sutura absorvible multifilamento trenzada (como la po-
liglactina 910 o Vicryl®), en donde se suele utilizar puntos separados, mante-
niendo drenaje vesical posterior y profilaxis antibiótica por 7-10 días.
TRAUMA URETRAL
Etiología
Las lesiones uretrales en la infancia representan el 3,4% de los traumatismos
genitourinarios. La causa más frecuente es la iatrogénica en relación a cate-
terismos. En general, suelen producirse en varones por caída a horcajadas y
golpe directo. Pueden también asociarse a fractura de pelvis secundario a ac-
cidente de tránsito. Las lesiones de la uretra anterior, sobre todo su porción
bulbar, suelen ser las más afectadas al comprimirse entre el objeto contun-
dente y la sínfisis del pubis. Las lesiones uretrales posteriores (membranosa y
prostática) suelen ser secundarios a fractura pélvica (Figura 1).
Clasificación
La clasificación la lesión uretral por Goldman es la más utilizada en la actua-
lidad y está dada por la severidad observada a través de la uretrocistografía
miccional (UCG) (Tabla 2).
Clínica
La clínica del trauma uretral suele ser muy variable. La presencia de sangrado
uretral puede observarse en 37%-93% de las lesiones de uretra posterior, y
en 75% en los de uretra anterior. La hematuria al comenzar la micción puede
indicar lesión uretral, cuya intensidad no traduce gravedad de la lesión. La re-
tención de orina/ globo vesical y/o disuria, y hematomas genitales en pacien-
tes politraumatizados, o con antecedentes de instrumentalización de la uretra,
deben hacer sospechar una lesión de uretra.
Estudio diagnóstico
La uretrocistografía miccional es el examen de elección para identificar el trau-
ma uretral, sin introducir la sonda más allá de la fosita navicular. La exploración
y visualización de la lesión suele hacerse con cistoscopia por el equipo de uro-
logía con o sin apoyo de contraste. El ultrasonido perineal ayuda en ocasiones
a caracterizar el compromiso de partes blandas adyacente.
Tratamiento
En lesiones uretrales cerradas, la introducción de sonda foley es poco probable
que cause daños adicionales, pero podría convertir una ruptura parcial en com-
Complicaciones
Dentro de las complicaciones agudas, pueden presentarse infecciones en re-
lación a la extravasación de sangre u orina, evolucionando eventualmente a
fístulas uretrocutáneas, divertículos periuretrales, y/o fascitis necrotizante.
Una de las complicaciones más frecuente frente a este tipo de lesiones es la
estenosis uretral, la cual aparece más tardíamente. Puede, además, aparecer
incontinencia urinaria o goteo posmiccional en 25% de los casos, disfunción
eréctil en 33% de los casos, divertículos uretrales o fístulas urinarias. Las com-
plicaciones en la continencia suelen ser secundarias a la disección del múscu-
lo bulboesponjoso durante la uretroplastía.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Donohue J. Ureteral and bladder injuries in children. Pediatr Clin Nor Am. 1975;22(2):
393-9.
2. Djakovic N, Martínez-Piñeiro L, Mor Y, et al. Guía clínica sobre los traumatismos uro-
lógicos. Eur Urol. 2005;47(1):1-15.
3. Savoie PH, Laroche J, Vallier C, Fournier R. Reparación quirúrgica de las lesiones ure-
terales. EMC Urol. 2013;45(2):1-16.
DEFINICIÓN
Cistostomía se define como la comunicación de la vejiga con el exterior a tra-
vés de un catéter o sonda, la cual puede ser instalada quirúrgicamente o por
punción, siendo esta última la más utilizada. Se prefiere su uso frente a otras
técnicas de derivación urinaria transitoria por tener menor incidencia de lesio-
nes uretrales, menor frecuencia de bacteriuria e infecciones y por presentar
alta aceptación por parte de pacientes y cuidadores. Por otro lado, la vesicos-
tomía es una comunicación permanente entre la vejiga y pared abdominal rea-
lizada quirúrgicamente, permitiendo el paso constante de orina.
Indicaciones
1. Retención aguda de orina con uretra no franqueable.
2. Trauma uretral.
3. Derivación transitoria en pacientes con cirugías uretrales complejas,
como por ejemplo, hipospadias.
4. Derivación transitoria en pacientes con cirugías vesicales.
Instrumentos necesarios
1. Jeringa de 5 ml + aguja de 21 o 23 g.
2. Anestésico local. Lidocaína 1 ampolla. Nosotros usamos al 2% (20 mg/
ml). Usar a 3-5 mg/kg/dosis.
3. Kit de cistostomía: existen disponibles en distintos tamaños, y con y sin
balón (Tabla 1).
4. Bisturí Nº 11.
Descripción de la técnica
1. En pacientes pediátricos, el procedimiento se realiza con anestesia ge-
neral, en posición decúbito supino. Se recomienda administración de
profilaxis antibiótica con cefazolina o amikacina.
2. Palpar vejiga en región suprapúbica y planificar la instalación de la cis-
tostomía 2 dedos sobre la sínfisis púbica en la línea media (foto 1). En
caso de no palparse, introducir sonda uretral hasta que quede visible
(habiendo descartado trauma uretral).
3. Infiltración local con lidocaína.
4. Realizar pequeña incisión con bisturí en piel para facilitar el paso del tro-
car.
5. Introducir el trocar del kit en 45º en dirección caudal (hacia la vejiga) con
la mano hábil, procurando tener toda la sonda dentro del trocar (foto 2).
Se suelen sentir dos sitios de resistencia: el paso de la fascia del mús-
culo recto abdominal, y luego el paso de la pared vesical, observándose
salida de orina. Introducir el catéter hasta la marca que viene estableci-
da (marca negra) (foto 3).
6. Retirar el trocar o punzón y una vez que esté completamente afuera de
la piel abrir el “peel away”, para evitar corte de la sonda dentro de la
vejiga (foto 4).
7. Fijar con sutura y conectar a bolsa recolectora o dejar abierto a doble
pañal (nuestra elección en pacientes no continentes).
Foto 3. Foto 4.
COMPLICACIONES
La tasa de complicaciones de este procedimiento varía entre 1,6-2,4%, siendo
las más frecuentes las infecciones de vías urinarias, hematuria (que suele ser
autolimitada) e infecciones o dermatitis de la piel. Otras complicaciones del
procedimiento, si bien poco frencuentes, pueden ser las perforaciones intes-
tiales, que suelen manejarse de manera quirúrgica.
La disfunción del catéter es otra complicación frecuente. Puede deberse al
daño de la sonda con el peel away, retiros accidentales de la sonda, compre-
Foto 6.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Non Continent Diversion- Cystostomy. Human Atlas of Urologic Surgery 2011, 628.
2. Torres SJJ, Ricardez EAA. Cistostomía suprapúbica: indicaciones, contraindicaciones
y consideraciones para su realización. Rev Mex Urol. 2008;68(3):170-3.
Uroginecología pediátrica y
del adolescente
SINEQUIA VULVAR
DEFINICIÓN
La sinequia vulvar, fusión o adherencia vulvar es la unión por el borde libre de
los labios menores, que forma una cicatriz de grosor variable. Una suave trac-
ción lateral de los labios mayores muestra la fina línea medial y translucida1.
Es uno de los problemas ginecológico más frecuente en niñas prepuberales.
En general es un hallazgo del examen ginecológico, frecuente entre los 3 a 23
meses de edad, con una incidencia de 0,3% a 3,3%2. Se reportan casos ais-
lados en adolescentes y mujeres adultas secundarias a deficiencias prolon-
gadas de estrógenos, vulvovaginitis, síndrome de Steven-Johnson y liquen
escleroso entre otros (Figura 1).
ETIOLOGÍA
Es una condición adquirida de etiología desconocida2 que ocurre en ausencia
de otra patología del tracto genital superior. Teóricamente, la inflamación de la
mucosa genital erosiona los bordes de ambos labios menores, que en ausen-
cia de estrógenos, pueden fusionarse en la línea media3.
La inflamación vulvar o vulvitis tiene distintas etiologías2:
• Falta de aseo correcto.
• Trauma: limpieza excesiva, caída a horcajadas, circuncisión femenina,
abuso sexual.
• Uso de irritantes: toallas húmedas, jabón, perfume, crema, talco, pañal.
• Dermatosis vulvares: liquen escleroso.
• Infeccioso: Candida albicans, Streptococo grupo b, gonococo, gardne-
rella, clamidia, trichomona4.
CLASIFICACIÓN5
• Total: existe una unión completa de los labios menores que no permite
identificar el introito, solo se visualiza un pequeño orificio bajo el clítoris
que permite el flujo de la orina.
CLÍNICA-DIAGNÓSTICO
El diagnóstico es clínico, a través de un correcto examen ginecológico. Al me-
nos la mitad de los casos son asintomáticos6, siendo en general un hallazgo
del examen físico. En aquellas pacientes que refieren síntomas, la sinequia
puede ocasionar un bloqueo a la micción y generar síntomas como goteo uri-
nario posmiccional (12,6%), disuria, dolor genital (8,6%) e infecciones del trac-
to genitourinario (19,9%).
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
No es necesario.
TRATAMIENTO
Existe un amplio espectro de tratamiento que van desde la observación hasta
la cirugía.
4. Coritcoides tópicos
Es una alternativa al uso de estrógenos, tiene una tasa de éxito similar, pero
mayor recurrencia. La indicación es Betametasona 0,05% 1 a 2 veces día, por
4 semanas. Los efectos secundarios a corto plazo incluyen eritema, prurito,
foliculitis, atrofia de la piel o crecimiento de vello fino.
5. Separación manual
Se debe realizar con anestesia local (prilocaina 2,5%/lidocaína 2,5%) aunque
puede no ser suficiente para manejar el dolor por lo cual en algunos casos se
indica sedación. Posterior al procedimiento se recomienda el uso de emolien-
tes y estrógenos tópicos por 2 a 4 semanas para mejorar la epilización y dis-
minuir la recurrencia.
6. Separación quirúrgica
Es una medida excepcional, reservada para aquellas pacientes con necesi-
dad de separación a corto plazo como en retención urinaria o con adhesiones
gruesas refractarias a tratamiento médico. Tiene una alta tasa de éxito, y una
baja tasa de recurrencia si se combina con el uso de estrógenos locales.
COMPLICACIONES
La sinequia de labios menores favorece la vulvitis por irritación crónica debido
al contacto persistente con orina. Se ha descrito una relación directa entre el
grado de sinequia y la incidencia de infección urinaria7.
Existen casos de anuria, retención urinaria e hidronefrosis secundaria a sin-
equia total.
PRONÓSTICO
En general es una condición benigna que responde al tratamiento médico, sin
embargo, se reporta una alta tasa de recurrencia (7 al 55%) por lo cual es im-
portante mantener e instruir las medidas preventivas como el aseo correcto,
evitar irritantes y usar emolientes.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Bidet M, Chakhtoura Z, Simon A, Duflos C, Thibaud E. Ginecología de la niña y de
la adolescente. EMC - Tratado Med. 2013;17(1):1-8. doi: 10.1016/S1636-5410(12)
64072-0.
2. Bacon JL, Romano ME, Quint EH. Clinical Recommendation: Labial Adhesions. J Pe-
diatr Adolesc Gynecol. 2015;28(5):405-9. doi: 10.1016/j.jpag.2015.04.010.
3. Huseynov M, Hakalmaz AE. Labial Adhesion: New Classification and Treatment Pro-
tocol. J Pediatr Adolesc Gynecol. March 2020. doi: 10.1016/j.jpag.2020.03.005.
4. Barbosa S, Trinacho A, Seuscun JM. Sinequia vulvar: revisión de literatura. Arch Ar-
gent Pediatr. 2017;115(6):597-607. doi: 10.5546/aap.2017.597.
5. Smarrito S. Classification of labia minora hypertrophy: A retrospective study of 100
patient cases. JPRAS Open. 2017;13:81-91. doi: 10.1016/j.jpra.2017.05.013.
DEFINICIÓN
No existe una definición única pues existe una importante variabilidad anató-
mica del tamaño y forma de los labios menores. Según la literatura internacio-
nal estos rangos varían entre 20 a 100 mm al considerar el largo y 7 a 50 mm
en el ancho1.
Algunos autores aceptan que el ancho normal de los labios menores en una
paciente Tanner V es de 4 cm medidos desde la base hasta el borde libre en
ángulo de 90º (Figura 1)1–3. Por lo cual, el diagnóstico de hipertrofia de labios
menores se considera en mujeres con desarrollo puberal completo y un ancho
mayor a 4 cm, que puede ser uni o bilateral.
Los labios menores son una estructura anatómica con múltiples funciones.
Proporciona una barrera y protección a la mucosa del introito, manteniendo la
humedad y el pH. Esta inervado por las ramas del nervio ilioinguinal (l1-L2),
Figura 1.
ETIOLOGÍA
En un 90% la hipertrofia de labios menores es idiopática. Excepcionalmente
puede ser secundaria a una exposición a andrógenos en la infancia, una esta-
sis linfática o por tracción manual repetida.
La mayor demanda por la corrección quirúrgica de los labios menores (la-
bioplastía) es un fenómeno en aumento a nivel mundial. Factores sociales y
médicos han favorecido que las adolescentes observen sus genitales y los
comparen con modelos anatómicos u otras imágenes. Lo anterior sumado a
la publicidad de cirugías íntimas han motivado un aumento de la sospecha de
alteración en la forma de los genitales femeninos2,5.
CLÍNICA – DIAGNÓSTICO
La hipertrofia de labios suele ser asintomática, sin embargo, cuando no lo es,
los motivos de consulta son variados5: irritación local, disconfort vulvar, difi-
cultad en el aseo, molestias al realizar deportes, caminar o en las relaciones
sexuales. También la paciente puede referir sintomatología de la esfera psico-
lógica como la sensación de que sus genitales son anormales, ansiedad, ver-
güenza y estrés por la opinión externa sobre sus genitales7.
En pacientes que requieren autosondeo, la hipertrofia de labios puede ser un
obstáculo para una técnica correcta.
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
En caso de disconfort corporal persistente o antecedentes de cirugías plásti-
cas anteriores eventualmente descartar síndrome dismórfico corporal.
TRATAMIENTO
Frente a la consulta sobre la normalidad de los genitales la primera aproxi-
mación debería ser no quirurgica:8–10: tranquilizar a la paciente y educar sobre
la diversidad de la anatomía genital y cómo la cultura popular puede alterar
Tratamiento médico
Ofrecer alternativas no quirúrgicas de manejo2, como:
• Uso de emolientes para disminuir el disconfort (vaselina sólida, aqua-
phort, etc.).
• Disposición de los labios menores durante el ejercicio: ubicarlos hacia al
introito separando suavemente los labios mayores antes de colocarse
la ropa interior.
• Uso de ropa interior de fibras naturales (algodón), evitando los materia-
les sintéticos que favorece la humedad e irritación.
• Desaconsejar el rasurado de la vulva pues incrementa visibilidad de los
labios menores y produce irritación vulvar aumentando las molestias.
Tratamiento quirúrgico
En pacientes premenárquicas la corrección quirúrgica está indicada solamente
en malformaciones congénitas, principalmente aquellas que impidan el flujo
menstrual.
En pacientes que han completado su desarrollo puberal (Tanner V o mayores a
15 años) es posible considerar cirugía en caso de8,9,10:
• Síntomas persistentes.
• Labios menores mayor a 4 cm de ancho.
• Asimetría de labios menores mayor a 3 cm.
COMPLICACIONES
Las complicaciones más frecuentes son la dehiscencia (que puede com-
prometer hasta un 7% de las pacientes), hematomas de los labios menores
(4-7%), dolor posoperatorio, retención urinaria y hasta un 4% requiere un se-
gundo procedimiento. Otras complicaciones reportadas en el largo plazo son
el dolor crónico, dispareunia, disminución de la sensibilidad y la necesidad de
nuevas cirugías cosméticas.
PRONÓSTICO
La ninfoplastía de reducción tiene un buen pronóstico y resultados anatómicos
funcionales adecuados, además, en pacientes adultas tiene un elevado índice
de satisfacción. En adolescentes se requiere madurez para realizar un adecua-
do consentimiento, exponiendo los riesgos quirúrgicos y también las posibles
alteraciones en la esfera de su sexualidad.
DEFINICIÓN
El término vulvovaginitis se refiere a un proceso inflamatorio que afecta la va-
gina y vulva. Pueden ser procesos separados, pero lo habitual es que ambas
estructuras estén comprometidas1. La mayor incidencia está ubicada entre los
6 y los 9 años de edad.
ETIOLOGÍA
La etiología es variada, pero depende en forma importante de la acción estro-
génica sobre el epitelio de vulva y vagina. Por lo cual se diferencia entre pa-
cientes prepuberales y pospuberales2.
Prepuberal
En este grupo la vulvovaginitis se ve favorecida por diversos factores como la
cercanía anatómica de la vagina y el ano, ausencia de vello púbico e hipotrofia
de los labios. Además, el hipoestrogenismo produce la atrofia del epitelio de la
vulva y favorece un pH alcalino (por la ausencia de bacilos de Döderlein). Otros
factores que pueden incidir son el aseo genital deficiente, sobrepeso, uso de
jabones íntimos, perfumes y el abuso sexual
Pospuberales
La acción estrogénica induce mecanismos de defensa como el engrosa-
miento de la mucosa vaginal y aparición de lactobacilos que generan un pH
ácido en vagina. Además, el crecimiento del vello púbico, labios mayores y
menores proveen de protección al introito y mantienen humedad de la zona.
El desbalance de la flora vaginal, alteración del pH, la menstruación, uso de
jabones, ropa ajustada y la actividad sexual favorecen la aparición de vulvo-
vaginitis.
Vulvovaginitis inespecíficas
Es la causa más frecuente en niñas prepuberales (25-75%), habitualmente se-
cundarias a factores físicos o químicos.
Vulvovaginitis específicas
Corresponden a aquellas donde se logra identificar al agente patógeno, el cual
puede ser de origen respiratorio, entérico, parasitario o de transmisión sexual.
Los microorganismos más comúnmente aislados en pacientes sintomáticos
son: S. pyogenes, S. agalactiae, Staphylococcus aureus, Haemophilus influen-
zae, Escherichia coli, Enterococcus faecalis, Klebsiella pneumonia, Shigella.
En niñas prepúberes los patógenos comunes son las bacterias anaerobias, S.
Pyogenes (12%) y Haemophilus Influenzae (10%). En pacientes con actividad
sexual o que exista sospecha de abuso sexual infantil se debe descartar: Tri-
chomona Vaginalis, Neisseria gonorrheae, Ureplasma sp y Chlamydia tracho-
matis.
CLÍNICA-DIAGNÓSTICO
Considerando la variabilidad etiológica, una anamnesis y examen físico deta-
llado son esenciales para orientar el diagnóstico y el estudio.
La vulvovaginitis inespecífica se presenta con irritación, prurito y ardor que
puede extenderse desde el introito hasta labios menores, el flujo vaginal pue-
de ser escaso o estar ausente. Los síntomas habitualmente son crónicos, exis-
tiendo el antecedente de consultas y tratamientos previos. El examen físico a
menudo se limita a la inspección, por lo cual es útil colocar a la paciente cerca
del borde de la camilla con las rodillas separadas y talones juntos (posición “de
rana”) y realizar una suave tracción de los labios mayores hacia abajo y afuera.
Los exámenes de laboratorio pueden mostrar células de tipo inflamatorio, un
cultivo negativo o solo desarrollo de flora comensal.
La vulvovaginitis específica (especialmente la de origen bacteriana) se pre-
senta de forma aguda, evolución rápida, con flujo vaginal purulento, eritema
vulvar, ardor y en algunos casos con genitorragia. Cuando la infección es cau-
sada por el parásito Enterobius vermicularis el síntoma cardinal es el prurito
anal y/o vulvar de predominio nocturno con pocos signos al examen físico.
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
El estudio complementario es orientado según clínica y sospecha etiológica,
el cual puede incluir4:
• Cultivo de flujo vaginal: se realiza con una tórula del interior de la vagina
sin tocar el himen. También se puede tomar por arrastre, instilando 5cc
de suero fisiológico a través de una sonda en el canal vaginal.
• Frotis en fresco: hifas y trichomonas.
• Examen parasitológico de materia fecal y test de Graham.
• Test de KOH y pH: útil cuando esta el antecedente de actividad sexual.
• Prueba de amplificación de ácidos Nucleico: para estudiar infecciones
de transmisión sexual.
• Radiografía o ecografía pelviana ante la sospecha de cuerpo extraño.
• Vaginoscopia: indicada en vulvovaginitis crónica, recidivante o hemo-
rrágica sin causa definida, sospecha de cuerpo extraño o patología tu-
moral.
TRATAMIENTO
En pacientes prepuberales donde la sospecha es una vulvovaginitis inespe-
cífica, se recomienda optimizar hábitos de higiene y medidas generales por 2
semanas:
• Técnica correcta de limpieza perineal.
• Uso de ropa interior de algodón.
• Aseo vulvar solo con agua abarcando los pliegues.
• No compartir toallas ni ropa interior.
• Evitar irritantes de contacto: jabones, champú, perfumes, cremas, etc.
• Manejo de la constipación.
COMPLICACIONES
Las vulvovaginitis por cuerpo extraño pueden presentar serias complicaciones
como estenosis vaginal, fistula vesicovaginal, formación de abscesos, obs-
trucción uretral y falla renal.
En el caso de sospecha de abuso sexual se debe realizar las acciones nece-
sarias para protección del menor, incluyendo la denuncia a los organismos
pertinentes.
PRONÓSTICO
En general es una condición benigna que responde adecuadamente a las me-
didas generales y al tratamiento etiológico.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Romero F. P. Vulvovaginitis en niñas y adolescentes. Rev Chil Pediatr. 1999;70(3):
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INTRODUCCIÓN
La patología ovárica quirúrgica en pediatría es relativamente infrecuente.
Las lesiones ováricas incluyen quistes, tumores, procesos infecciosos-infla-
matorios o torsiones.
Dentro de este grupo de patologías en la edad pediátrica, los diagnósticos más
frecuentes son los quistes ováricos perinatales, quistes anexiales peri pubera-
les y teratomas quísticos. En este capítulo analizaremos la etiología, diagnós-
tico y manejo de estas lesiones anexiales más frecuentes y se hará una breve
mención de los tumores menos comunes.
Diagnóstico
El diagnóstico puede hacerse por hallazgo ecográfico prenatal o por manifes-
tación clínica de sus complicaciones (torsión, autoamputación, obstrucción
intestinal, distress respiratorio).
El diagnóstico prenatal se basa en presencia ecográfica determinada por 4 cri-
terios: sexo femenino, estructura quística regular abdominal, identificación de
tracto urinario normal y apariencia normal de tracto gastrointestinal.
El tamaño y la apariencia se utilizan para caracterizar los quistes como proba-
blemente fisiológicos o patológicos. Los quistes simples, de menos de 2 cm de
diámetro, son considerados normales y los más grandes y complejos son más
Manejo
Dependiendo de las características ecográficas y tamaño del quiste, la con-
ducta terapéutica varía desde seguimiento ecográfico expectante en los quis-
tes simples menores, hasta la ooforectomía en los complicados con torsión y
necrosis.
Los quistes ováricos detectados prenatalmente deben ser controlados cada
3 o 4 semanas. La aspiración prenatal de quistes simples de más de 4 a 6 cm,
bajo guía de ultrasonido se ha defendido para reducir el riesgo de complicacio-
nes in útero, sin embargo, la técnica es cuestionable por posibilidad de diag-
nóstico erróneo y complicaciones del procedimiento.
Posnatalmente se realiza seguimiento ecográfico al nacer y 4 a 6 semanas
después, para confirmar su regresión.
Los quistes ováricos neonatales simples persistentes, que son ≥ a 5 cm, pue-
den ser puncionados, porque el diagnóstico es más seguro y el riesgo de com-
plicaciones es baja.
Está indicada la intervención quirúrgica para los quistes que crecen, que per-
sisten por 4 a 6 meses, quistes complejos o sintomáticos.
Diagnóstico
El diagnóstico de estas lesiones se realiza, principalmente, por hallazgo in-
cidental durante una ecografía. Entre las mujeres jóvenes, el desarrollo de
quistes simples y complejos es común, pudiendo ser asintomáticos o causar
irregularidades menstruales con dolor pélvico.
Manejo
La mayoría de los quistes foliculares se resuelven espontáneamente en dos a
ocho semanas, por ello la observación es la opción preferida inicial, siendo la
paciente evaluada mensualmente con ultrasonido.
Si el quiste simple persiste, aumenta de tamaño o causa síntomas, una quis-
tectomía laparoscópica puede estar justificada. Se prefiere la extirpación a la
aspiración del quiste debido a la alta tasa de recurrencia después de la aspira-
ción. El procedimiento debe ser conservador y preservar tanto tejido ovárico
como sea posible.
Los quistes de cuerpo lúteo también son comunes y pueden alcanzar 5 a 12
cm de diámetro. La mayoría de los quistes del cuerpo lúteo involucionan du-
rante el período de observación de dos semanas a tres meses. No hay límite
de tamaño superior para observación, grandes quistes se pueden observar
sin necesidad de intervención, incluso con hemorragia o dolor, la observación
es la primera línea de terapia. El quiste generalmente se resolverá espontá-
neamente y la sangre intraperitoneal libre será reabsorbida. Rara vez necesita
cirugía.
TUMORES OVÁRICOS
Las neoplasias ováricas (benignas y malignas) son infrecuentes en pediatría
y constituyen el 1% de todos los tumores sólidos. La mayoría de las neopla-
sias ováricas en pediatría son benignas (65%), menos del 5% de las neopla-
sias malignas ováricas ocurren en este grupo de edad. Entre los 0 y 16 años
de edad, los tumores de células germinales son considerablemente más fre-
cuentes que los tumores epiteliales o tumores del estroma.
Diagnóstico
Los teratomas maduros se sospechan frente a un cuadro de dolor abdominal
recurrente cuando en una ecografía ginecológica se observa una masa com-
pleja.
Tratamiento
La enucleación del tumor, preservando el ovario por vía laparoscópica es una
conducta terapéutica efectiva y segura en pacientes seleccionados (valores
normales de alfafetoproteína y hormona gonadotrofina coriónica séricas en
el preoperatorio e imágenes ecográficas compatibles con benignidad y ta-
maño tumoral). Teniendo en cuenta que se trata de tumores benignos, bi-
laterales entre un 7 y 10%, la ooforectomía constituye un tratamiento muy
agresivo.
La recurrencia luego del tratamiento conservador es menor del 1%
Teratoma Inmaduro
Los teratomas inmaduros se diferencian de los maduros en que, clínicamente,
muestran un comportamiento maligno, son mucho menos frecuentes e histo-
lógicamente presentan tejidos inmaduros.
Disgerminoma
Los disgerminomas son tumores ováricos malignos más frecuentes (30%)
morfológicamente idénticos al seminoma testicular. Son bilaterales en apro-
ximadamente un 15% de los casos.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Ovarian cysts and neoplasms in infants, children, and adolescents https://www.
uptodate.com/contents/ovarian-cysts-and-neoplas-in-
2. Bascietto F, Liberati M, Marrone L, et al. Outcome of fetal ovarian cysts diagnosed on
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sis of 521 clinical cases. J Pediatr Adolesc Gynecol. 2014; 27:e73.
DEFINICIÓN
Las malformaciones müllerianas (MM) son anomalías embriológicas del trac-
to genital femenino. Resultan de una falla parcial o completa del desarrollo de
los conductos müllerianos o paramesonéfricos y sus derivados, incluidas las
trompas uterinas o de Falopio, el útero, el cuello uterino y la parte proximal de
la vagina. La parte distal de la vagina deriva del seno urogenital1.
EPIDEMIOLOGÍA
Se observan en un 7% al 10% de las mujeres, dependiendo de las definiciones
y población estudiada. Se asocian a problemas de fertilidad, pérdida reproduc-
tiva y mal resultado obstétrico (parto prematuro, presentaciones distócicas,
entre otros) que se observan en alrededor del 25% de las mujeres con MM.
También pueden causar alteraciones menstruales (amenorrea), dismenorrea,
dolor pélvico crónico y dispareunia. La endometriosis, especialmente en las
adolescentes, debe hacer sospechar la existencia de MM2.
ETIOPATOGENIA
Estas anomalías pueden originarse por falla en la fusión de los conductos de
Müller en la línea media, en la conexión con el seno urogenital o en la canali-
zación apropiada por la reabsorción de las células centrales de la vagina, y en
la reabsorción del tabique entre los conductos de Müller fusionados. Como la
fusión comienza en la línea media y se extiende en dirección caudal y cefálica,
las alteraciones aparecen en cualquiera de los extremos. La obstrucción del
tracto de salida vaginal puede ser mínima, con un tabique transverso, o com-
pleta por agenesia. El tabique es el resultado de un defecto de la conexión de
los conductos de Müller fusionados con el seno urogenital o falla en la cana-
lización vaginal. La localización del tabique es variable, aunque habitualmen-
te se encuentra en el tercio superior o medio de la vagina. La agenesia de la
vagina resulta del fracaso completo de la canalización. La ausencia de vagina
se acompaña habitualmente de la ausencia de útero y trompas (síndrome de
Mayer-Rokitansky-Kuster-Hauser)2.
CLASIFICACIÓN
Existen varios sistemas de clasificación propuestos para las MM (Figura 4).
Las anomalías actualmente reconocidas no reflejan todas las MM posibles, sin
duda, quedan más variaciones de anomalías aún por descubrir4.
PRESENTACIÓN CLÍNICA
Los hallazgos clínicos son variados y dependen del tipo de MM. Algunas MM
se asocian a alteraciones reproductivas y mal resultado obstétrico. Existen MM
obstructivas que generan colpometra, hematómetra y menstruación retrógra-
da. Éstas pueden ser vaginales (tabiques transversos completos, agenesia de
vagina y hemivagina obstructiva con anomalía renal ipsilateral, OHVIRA) o úte-
ro-cervicales (agenesia de cuello, cuernos rudimentarios funcionales). Suelen
diagnosticarse alrededor de 2 a 3 años después de la telarquia porque causan
dismenorrea progresiva, dolor y masa pélvico abdominal. Cuando existen tabi-
ques vaginales transversos completos o agenesia de vagina y/o cuello, puede
haber amenorrea primaria y dolor pélvico cíclico progresivo. El examen físico re-
vela genitales externos normales con un himen perforado, y la longitud vaginal
se puede evaluar con un pequeño Q-tip a través de la abertura del himen7.
DIAGNÓSTICO
La ecografía se considera de primera línea ante la sospecha de MM, siendo la
ecografía 3D de mayor utilidad, ya que el plano coronal es el estándar para la
evaluación de las MM en todos los sistemas de clasificación5. La resonancia
nuclear magnética (RNM) presenta la mayor precisión diagnóstica en la carac-
terización de anomalías uterinas (en torno al 100%), debido a una excelente
resolución de tejidos blandos y capacidad multiplanar. La RNM es más precisa
que la ecografía en la detección de cuernos rudimentarios y su funcionalidad.
Permite una evaluación uterovaginal detallada, identificación de ovarios, ano-
malías asociadas y complicaciones. La RNM es útil para evaluar otras altera-
ciones como miomas, adenomiosis y patologías tuboováricas. Existe una guía
europea respecto a la preparación y realización de la RNM para evaluación de
MM8.
TRATAMIENTO
Existen diferentes modalidades de tratamiento: médico, dilatación y quirúr-
gico. La mayoría de las cirugías para corregir MM requieren pericia quirúrgi-
ca y no deben ser realizadas por cirujanos inexpertos. En algunos casos, se
necesita estudio imagenológico adicional o exploración quirúrgica diagnóstica
antes de una cirugía planificada. Dada la complejidad de estos casos, se re-
comienda un abordaje multidisciplinario que incluya radiólogos, ginecólogos,
cirujanos pediátricos generales y urólogos familiarizados con el diagnóstico
Manejo quirúrgico
Está indicado en quienes presentan síntomas relacionados con MM específi-
cas. Mujeres que presentan infertilidad o mal resultado obstétrico con útero
dismórfico, tabicado o bicorne tabicado son candidatas a cirugía. Además, mu-
jeres con cuerno uterino rudimentario con endometrio funcional también son
candidatas para la extirpación quirúrgica del cuerno rudimentario debido a la
presencia de síntomas y complicaciones. Los objetivos terapéuticos deben ser
siempre el alivio del dolor y la preservación de la función sexual y reproducti-
va, si es posible13.
Útero tabicado
Habitualmente se realiza resección del tabique vía histeroscópica. Los ostium
tubarios son los puntos de referencia para una orientación adecuada. Se re-
seca el tabique desde de la parte distal, avanzando equidistantemente de la
pared uterina anterior y posterior, hasta el fondo uterino. No se realiza cirugía
cervical debido a la asociación con incompetencia cervical13.
Grimbizis et al. informaron una disminución significativa en las tasas de aborto
espontáneo (86,4% a 16,4%) y un aumento en las tasas de parto a término
de (3,4% a 76,2%) después de la corrección quirúrgica. Homero et al. también
informaron una caída en la tasa de aborto espontáneo (88% al 14%) y aumento
en la tasa de nacidos vivos (3% al 80%) después de la cirugía. No hubo diferen-
cia estadística significativa en prevención del parto prematuro13.
Útero en T
Se amplía la cavidad uterina vía histeroscópica haciendo incisiones sucesivas
desde cada ostium tubárico hasta el istmo uterino. Las posibles complicacio-
Útero bicorne
El manejo quirúrgico de este tipo de MM es muy discutible y, en general, no
está indicado debido al trauma uterino e incertidumbre sobre fertilidad y re-
sultados de un embarazo posterior. Históricamente, la metroplastía de Strass-
man por laparotomía fue el gold estándar para la corrección quirúrgica. En ca-
sos de útero bicorne con aplasia cervical unilateral está indicada la extracción
del hemi-útero obstruido13.
Agenesia vaginal
El tratamiento con dilatadores es de elección, con éxito en 90% de los casos.
En casos de fracaso, existen numerosas técnicas quirúrgicas disponibles con
estiramiento o reemplazo vaginal. La técnica de Vecchietti es mínimamente
invasiva, y se basa en el uso de una oliva en el periné y un dispositivo de trac-
ción abdominal para lograr el estiramiento vaginal. Las técnicas de reemplazo
desarrollan neovaginas con sigmoide o íleon, injertos de piel, alo o autoinjer-
tos (abordaje de Abbe-McIndoe, técnica de Wharton-Sheares y técnica de
Davydov, entre otras)14.
COMPLICACIONES Y PRONÓSTICO
Las MM se asocian a alteraciones reproductivas. Se encontró un mayor por-
centaje de MM en pacientes infértiles o con abortos recurrentes que en la po-
blación general (5,8%; 9,3% y 3,2%, respectivamente). La prevalencia de útero
tabicado se incrementa de ~2% en la población general a 3,5% en la población
infértil, 5% en aborto recurrente y 15% en aquellas con aborto espontáneo e
infertilidad. La prevalencia de útero bicorne también es más alta, 1% en mu-
jeres infértiles 2% en aborto espontáneo y 4,7% en aborto espontáneo e in-
fertilidad. El útero septado se asoció a tasas significativamente más bajas de
embarazo clínico (Riesgo Relativo RR 0,86), así como mayores tasas de aborto
espontáneo en el 1er trimestre (RR 2,89). La probabilidad de aborto espontá-
neo durante el 1er y 2º trimestre del embarazo fue mayor en pacientes con MM
(RR 1,68). Los abortos espontáneos en el 1er trimestre fueron principalmente
en útero septado o bicorne, mientras que en el 2º trimestre en todas las MM
(didelfo, tabicado, bicorne y unicorne). El riesgo de mal resultado obstétrico en
pacientes con MM es mayor, encontrando un RR 2,21 para parto prematuro y
RR 3,81 para parto prematuro < 34 semanas. Las tasas de parto prematuro au-
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Mooren ERM, Cleypool CGJ, de Kort LMO, Goverde AJ, Dik P. A Retrospective Analysis
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Anestesia y dolor
EVALUACIÓN PREANÉSTESICA EN PEDIATRÍA
Revisión acuciosa de la historia clínica que abarca valoración del síntoma prin-
cipal y del propósito quirúrgico o del procedimiento diagnóstico. Es importan-
te tener en cuenta anestesias previas, complicaciones (si las hubo), historia
de dificultad en el manejo de la vía aérea, necesidad de ventilación mecáni-
ca posoperatoria y enfermedades cardiorespiratorias, neurológicas o endo-
crinas. También se debe buscar historia de alergias, sean medicamentosas,
alimentarias o ambientales. Hay que evaluar posibilidad de alergia al látex o
reacciones alimentarias cruzadas, especialmente en pacientes que presentan
riesgo aumentado de portarlas como los pacientes con mielomeningocele y
malformaciones urológicas complejas6. Es importante consignar también an-
tecedentes familiares como defectos congénitos (distrofias musculares) o
muertes inesperadas en pabellón (hipertermia maligna).
EXAMEN FÍSICO
Respiratorio
• Asma – SBOR.
• Epiglotitis, amigdalitis o cualquier infección reciente de vías respirato-
rias altas.
• Coriza, congestión nasal o tos crónica.
• Neumonías graves o con secuelas.
• Historia de apneas.
• Fibrosis quística.
Cardiovascular
• Soplos.
• Palpitaciones.
• Cianosis.
• Fatigabilidad fácil – disnea.
• Edema periférico.
• Hipertensión arterial.
Gastrointestinal
• Reflujo gastroesofágico (riesgo de aspiración en la inducción anestésica).
• Vómitos o antecedentes de cinetosis.
• Hemorragia digestiva.
• Malabsorción o diarrea crónica.
• Ictericia.
Renal
• Patrón urinario.
• Infecciones del tracto urinario (uso de profilaxis y eventual resistencia).
• Hidroureter o hidro nefrosis.
• Insuficiencia renal.
• Diálisis.
• Nefritis / nefrosis.
Endocrino / Metabólico
• Diabetes y uso de insulinas.
• Hipo e hipertiroidismo.
• Enfermedades metabólicas, colagenopatías.
• Enfermedades mitocondriales (limitación en el uso de anestésicos EV).
• Insuficiencia suprarrenal.
• Medicación con corticoesteroides.
• Menarquia y FUR.
Hematología
• Sangrado fácil / hematomas fáciles.
• Anemia.
• Leucemia / linfomas.
• Tumores sólidos.
• Esplenectomía.
Estomatognático
• Apertura bucal limitada (posibilidad de intubación difícil).
• Erupción de dientes, pérdida de dientes o dientes sueltos.
• Prominencia dental (posibilidad de intubación difícil).
• Caries.
• Afecciones de paladar blando y duro.
• Macroglosia (posibilidad de intubación difícil).
• Micrognatia (posibilidad de intubación difícil).
Una vez realizado el examen físico del paciente, se puede aplicar el sistema de
clasificación de estado físico de la ASA que se correlaciona bien con el riesgo
anestésico por lo que es usado ampliamente para este fin.
• ASA 1 paciente previamente sano, solo con su patología quirúrgica.
• ASA 2 paciente con enfermedad sistémica leve a moderada sin limita-
ción funcional.
• ASA 3 paciente con enfermedad sistémica moderada a severa con limi-
tación funcional.
• ASA 4 paciente con enfermedad sistémica severa con riesgo vital.
• ASA 5 paciente moribundo que no se espera que sobreviva sin ser ope-
rado.
• ASA 6 paciente con muerte cerebral en el que se está realizando procu-
ramiento de órganos con propósito de donación.
EXÁMENES DE LABORATORIOS
En la actualidad se considera que todo examen que se solicite debe tener por
finalidad objetivar la sospecha de una enfermedad detectada por la historia
clínica, verificar el grado de control de una patología conocida y dependiendo
del resultado cambiar una conducta, ya sea optimizar un tratamiento o poster-
gar una cirugía.
AYUNO
En los pacientes pediátricos no existe una condición fisiológica única: la edad,
patología, tipo de cirugía y tiempo quirúrgico determinan el ayuno.
La recomendación es:
• Líquidos claros (agua, jugos clarificados) = 2 horas.
• Leche materna = 4 horas
• Leche de fórmula, comida ligera* y otros líquidos = 6 horas.
• Alimentos sólidos = 8 horas.
*tostada + líquido claro
ANSIOLISIS
Es muy importante disminuir la ansiedad del paciente y sus padres frente al
procedimiento anestésico. Las acciones para lograrlo pueden ser farmacoló-
gica como no farmacológica. En caso de intervenciones no farmacológicas se
debe explicar el procedimiento en forma clara y con lenguaje adecuado, usan-
do analogías con cosas que le sean familiares al niño: “inflar un globito”, “co-
locarse una máscara de piloto”, etc. Se puede permitir el uso de dispositivos
electrónicos con los que el niño este familiarizado, así como también música
Tabla 1.
Adolescentes • Independientes
• Preocupados de integridad y apariencia corporal
• Aparición de pudor y perdida de la dignidad
• Miedo a lo desconocido
LECTURAS RECOMENDADAS
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ción. Ed. Elservier. 2019.
INTRODUCCIÓN
La anestesia es una herramienta imprescindible para el proceso quirúrgico, ya
que alivia el dolor, baja la ansiedad y genera inconsciencia. Sin ella, las cirugías
serían dolorosas, riesgosas y emocionalmente traumáticas.
La Anestesia de los pacientes menores de 15 años representan el 12% del total
de Anestesias, casi la mitad de las anestesias de los pacientes menores de 1
año son realizadas en centros especializados en pacientes pediátricos.
DEFINICIONES
Sedación
Estadio clínico previo a la hipnosis y a la anestesia, se caracteriza por un esta-
do de indiferencia psicomotora, abolición del componente psíquico del dolor,
desapareciendo el miedo al dolor, el paciente respira por si mismo y puede ser
despertado fácilmente, no aporta un componente mayoritario de analgesia,
por lo que para procedimientos dolorosos requiere ser complementada con
procedimientos de Anestesia Regional o local.
Anestesia
General
Reducción escalonada, reversible y controlada de las funciones del sistema
nerviosos central (inconciencia) inducida farmacológicamente por la presencia
de un agente anestésico en el cerebro, proporciona las condiciones adecua-
das para que pueda efectuarse un procedimiento quirúrgico, diagnóstico o te-
rapéutico. Los componentes fundamentales que se deben garantizar durante
una anestesia general son: hipnosis, analgesia, amnesia, control autonómico
y relajación muscular.
Regional
Elimina la sensibilidad de una región y/o de uno o varios miembros del cuerpo,
no necesitando un estado de pérdida de conciencia para ejecutarse.
Neuroaxial
Local
EL PROCESO DE LA ANESTESIA
Para operar a un niño o niña a pabellón existen algunas etapas clave respecto
de la anestesia que mencionare a continuación:
Premedicación
Implica administrar al paciente, en la sala de preanestesia un medicamen-
to que provoca ansiolísis desde 30 minutos a 1 hora previa al procedimiento
con el fin de lograr que los niños no ingresen agitados ni asustados a pabellón.
Los medicamentos utilizados para premedicación son habitualmente benzo-
diacepinas como Midazolam (75% de los casos) o antagonistas selectivos de
los receptores alfa-adrenérgicos como Dexmedetomidina o anestésicos di-
sociativos como Ketamina. La vía de administración dependerá del tiempo de
acción de cada medicamento y de la cooperación del paciente. Entre las vías
descritas tenemos oral, intranasal, intramuscular o intravenosa; la indicación
y dosis de cada medicamento será señalada por el anestesiólogo a cargo de
cada paciente. Los primeros efectos de la ansiolísis dependen del medica-
mento administrado, pero habitualmente tardan entre 5 a 10 minutos para sus
efectos iniciales con un peak cercano a los 20-30 minutos.
Anestesia general
Recordemos que la anestesia general provee de hipnosis, analgesia, amnesia,
control autonómico y relajación muscular; requiere de manejo avanzado de la
vía aérea.
Para lograr estos efectos los fármacos utilizados son los siguientes:
1) Analgésico opioide (Ej: Fentanil, Remifentanil): provee de analgesia
tanto para la manipulación de vía aérea como para el manejo de dolor
de la cirugía.
2) Anestésico local (lidocaína): permite manejar el dolor local pos la infu-
sión posterior de propofol y en ciertas dosis disminuye los reflejos de
vía aérea y es coadyuvante analgésico para la cirugía.
3) Inductor (Ej: Sevorane y Propofol en la gran mayoría de los casos, Keta-
mina, Dexmedetomidina, etomidato) es el fármaco que proporcionará
las condiciones de inconciencia necesarias para la cirugía.
4) Relajo neuromuscular (Ej: Rocuronio, Atracurio, Succinilcolina): logran
las condiciones adecuadas de relajo de las cuerdas vocales para la in-
tubación orotraqueal y las condiciones de relajo muscular necesarias
para la cirugía, como por ejemplo, podemos proveer de relajo de pared
abdominal para una laparoscopia o una cirugía abierta.
v. Anestesia regional
En cirugía urológica la anestesia regional ofrece ventajas como menor tiempo
de estadía hospitalaria y de complicaciones relacionadas con la técnica anes-
tésica, mejor control del dolor peri y posoperatorio y disminución de costos
asociados con la cirugía.
Recordemos a grandes rasgos que podemos administrar la Anestesia por vía
neuroaxial, la que puede ser utilizada tanto para Anestesia quirúrgica como
para analgesia posoperatoria. En cirugía urológica las anestesias neuroaxiales
más utilizadas en pacientes pequeños son la anestesia caudal (Figura 1) que
permite, principalmente, manejo intraoperatorio del dolor y la Analgesia Epi-
Figura 1.
Figura 2.
Figura 3. Anatomía Transversal del Pene: Figura 4. Sitio de punción del blo-
1. Vena dorsal del pene;2. Piel; 3. Uretra; queo de pene.
4. Fascia de Buck; 5. Cuerpo cavernoso; 6. Ar-
teria dorsal; 7. Vena dorsal profunda; 8. Ner-
vio dorsal del pene; 9. Cuerpo esponjoso.
vii. Analgesia
Como se ha mencionado en varios ítems la analgesia para toda cirugía debe
ser Multimodal, es decir ocupar varios receptores distintos de dolor con el fin
de optimizar el resultado analgésico y disminuir las complicaciones; siempre
que sea posible administrar un bloqueo regional y ocupar opioides de larga
duración solo cuando la cirugía y cada caso particular lo amerite.
viii. Despertar
Cuando el cirujano termina la Cirugía, el Anestesiólogo ya ha determinado
si despertará o no al paciente. Es poco frecuente no despertar al paciente y
enviarlo a UCI a ventilación mecánica, pero es una estrategia que debe consi-
ix. Recuperación
La unidad de recuperación posanestésica (URPA) pediátrica es una unidad
especializada, la cual está compuesta por una o más enfermeras y personal
técnico de recuperación, en ella los pacientes son monitorizados. Se aporta
x. Agitación posoperatoria
Se refiere a la gran cantidad de trastornos del comportamiento que pueden
presentar algunos pacientes tras una anestesia general. Es un fenómeno agu-
do que comienza tras el despertar y se extiende en promedio por 30 minutos.
Se caracteriza por signos que incluyen el llanto, excitación, delirio, gemidos,
desorientación, e incoherencias. En general, los niños no reconocen o identifi-
can objetos familiares o personas durante este período. La incidencia de esta
complicación en los niños no está clara, y varía entre un 10 y 50%, pero puede
ser de hasta un 80% según algunos estudios.
En muy importante no asumir este diagnóstico y hacer una buena evaluación
que permita descartar la agitación por variados factores, entre ellos el dolor
posoperatorio, sobre todo en niños que aún no logran comunicación verbal.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Álvarez Escudero J, Paredes Esteban RM, Cambra Lasaosa FJ, et al. More than 3
hours and less than 3 years old. Safety of anesthetic procedures in children under 3
years of age, subject to surgeries of more than 3 hours. Rev Esp Anestesiol Reanim.
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2. Carrillo-Córdova LD, Carrillo-Córdova JR, Villena-López EL, Carillo-Esper R. Blo-
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3. Cote ChJ, Lerman J, Todres ID. Practice of anesthesia in infants and children. 6º edi-
ción. Ed. Elservier. 2019.
4. Escobar J, González M, Varas V. Anestesiología Clínica. 4ta Ed. Editorial Mediterrá-
neo. Capítulo Anestésia pediátrica.
5. Egaña JI, Fuenzalida Soler P, Jiménez Esperidión C, et al. Recomendación Clínica:
Disponibilidad y Uso de Monitorización Perioperatoria. Rev Chil Anest 2018;47:137-
44.
6. Fernández Dueñas E. Tesis doctoral Agitación posoperatoria en niños, influencia del
agente anestésico. 2017. Universidad Autónoma de Madrid.
DEFINICIÓN
En la actualidad la sensibilización al látex constituye la segunda causa de ana-
filaxia durante los procedimientos quirúrgicos.
El látex es un producto vegetal procesado que se obtiene de la savia del ár-
bol Hevea Brasiliensi, el cual se encuentra comúnmente en la fabricación de
guantes y otros insumos médicos. Niños que son sometidos a múltiples ci-
rugías tienen más riesgo de desarrollar alergia al látex, siendo de especial
riesgo aquellos pacientes con patologías urológicas crónicas que requerirán
múltiples cirugías y/o procedimientos, como el mielomeningocele (donde un
30-65% desarrollará alergia al látex) y la extrofia vesical.
Se define como alergia al látex a cualquier reacción al látex mediada por me-
canismos inmunológicos que se acompaña de manifestaciones clínica, y sen-
sibilización al látex cuando se demuestra la presencia de anticuerpos tipo IgE
sin manifestaciones clínicas. Se han identificado al menos 15 proteínas de lá-
tex que se comportan como alérgenos.
CLASIFICACIÓN
El tipo de mediador y respuesta inmune determinará la clínica que presenta-
rán los pacientes:
EPIDEMIOLOGÍA
La prevalencia de sensibilización al látex es variable. En la población general
se ha descrito una prevalencia del 1 al 8,6%. En grupos con mayor contacto con
el látex o pacientes portadores de espina bífida, malformaciones anorrectales
o mielomeningocele la prevalencia es mayor (Tabla 1).
CLÍNICA
Reacciones no inmunes
Corresponde al mayor número de reacciones que se describen y son derma-
titis de contacto por irritación mecánica o el pH alcalino de los guantes con lu-
bricantes. Se manifiesta como piel seca, erosionada y descamada, y eritema,
pápulas y ulceración en exposición crónica.
ESTUDIO COMPLEMENTARIO
El diagnóstico está basado en una historia clínica detallada y la corroboración
de sensibilización mediante pruebas cutáneas in vivo y/o pruebas in vitro. En
la población general no se recomienda el estudio preoperatorio de rutina. Es
conveniente un interrogatorio específico sobre síntomas sugerentes de sen-
sibilización (Anexo 1). Frente a la sospecha, se debe derivar a inmulonología
para la confirmación diagnóstica, quienes “rotularán” al paciente como tal.
b) Test de parche
En caso de dermatitis de contacto alérgica, se utiliza una batería estándar que
incluye los químicos utilizados en el proceso de manufactura del látex. Los re-
sultados se leen a las 48 y 72 horas.
c) Test de provocación
Se reservan para aquellos casos en que existan dudas diagnósticas y para la
confirmación de alergia ocupacional, siempre y cuando las reacciones no ha-
yan sido severas.
Prevención primaria
Consiste en identificar a los pacientes de riesgo de sensibilización y evitar
la exposición al látex. Estos incluyen pacientes que puedan requerir más de
3 cirugías durante su primer año de vida, o pacientes con más de 3 cirugías
con exposición de mucosas. En el ámbito urológico destacan principalmente
pacientes con los siguientes diagnóticos: disrrafia espinal (MMC), malforma-
ciones genito-urinarias complejas (ej. cloaca, seno urogenital), malformados
anorrectales, polimalformados. Pacientes sometidos a múltiples procedi-
mientos endourológicos no califican como “prevención al látex” dado que son
procedimientos sin exposición de mucosas.
La medida más efectiva es el uso de guantes sin polvo y con bajo contenido
proteico, y asegurar la integridad de la piel de pacientes. No se ha descrito en
la literatura la necesidad de manejo ambiental en la prevención de la alergia
al látex.
Prevención secundaria
Consiste en evitar todo tipo de exposición al látex en los individuos ya sen-
sibilizados. Para identificar a éstos pacientes, se debe aplicar una encuesta
(Anexo 1). Si el paciente tiene historia clínica de riesgo, deberá ser derivado a
policlínico de Inmunología para diseñar el estudio alergológico y confirmación
diagnóstica definitiva.
En el caso de pacientes alérgicos al látex deberán tomarse una serie de medi-
das que se resumen en el Anexo 2.
COMPLICACIONES
Una de las complicaciones más graves de la alergia al látex mediada por IgE es
el shock anafiláctico, secundario a la liberación masiva de mediadores infla-
matorios que afectan inicialmente piel y aparato respiratorio, y posteriormen-
te sistema digestivo y cardiovascular, con taquicardia e hipotensión progresiva
que pueden llevar a la muerte. El manejo requiere el ABC de reanimación ini-
cial, junto con adrenalina 0,01 mg/kg endovenosa en caso de reacción grave.
El uso de hidrocortisona 5-10 mg/kg cada 4-6 horas tendría una respuesta en
2. Uso de delantal previo a contacto con el paciente y uso de guantes sin látex.
En caso de haber usado látex con anterioridad, lavarse las manos prolijamen-
te. Esto aplica además al personal que prepara los alimentos, evitando tam-
bién aquellos alimentos con reacción cruzada.
6. En caso de pacientes con alergia al látex confirmada, debe contarse con cupo
de UCI confirmado previo al ingreso del paciente a pabellón. Si no han ocu-
rrido reacciones intraoperatorias o en el posoperatorio inmediato, podrá ser
trasladado a sala según lo indicado por anestesia.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Galaz V, Reyes D, Letelier N. Protocolo de manejo de pacientes con alergia al Látex”
Hospital Dr. Exequiel González Cortés, Santiago, Chile. 2011, pp. 3-22.
2. Gandhi M, Vashisht R. Anaesthesia for paediatric urology. Anaestg Crit Care Pain
Med. 2010;10(5):152-7.
3. Díaz M, Solé M, Caragol U. Protocolo perioperatorio para pacientes alérgicos al látex
en cirugía mayor ambulatoria. Cir Mar Amb. 2015;20(2):52-7.
4. Arenas-Venegas A. Alergia al látex en el paciente pediátrico. Rev Mex Anest.
2014;37(1):S98-S101.
5. Fuentes R, Sandoval D, Bortzutzky A, Nazar C. Alergia al látex en el período periope-
ratorio. Rev Chil Cir. 2015;67(3):318-24.
6. Bailey M, Norambuena X, Roizen G, Rodríguez J, Quezada A. Alergia al látex en un
hospital pediátrico. Caracterización y factores de riesgo. Rev Chil Pediatr. 2016;87(6):
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7. Degenhardt P, Golla S, Wahn F, Niggermann B. Latex Allergy in Pediatric Sur-
gery is dependen on repeated operations in the first year of life. J Ped Surg.
2011;36(10):1535-9.
8. Spartà G, Kemper MJ, Gerber AC, Goetschel P, Neuhaus TJ. Latex allergy in children
with urological malformation and chronic renal failure. J Urol. 2004;171(4):1647-9.
Misceláneos
TRANSICIÓN EN UROLOGÍA PEDIÁTRICA
INTRODUCCIÓN
La transición desde la infancia a la adultez es un proceso normal del desarrollo
humano, por lo que, los sistemas de salud deben ser capaces de acompañarlo.
El desarrollo de nuevas tecnologías y los avances en cuidados Neonatales y
Pediátricos, han logrado la sobrevida de pacientes con patologías complejas
de manera transversal en todas las disciplinas de la Pediatría, por lo que, los
distintos equipos, se han visto en la necesidad de desarrollar estrategias que
faciliten el flujo de pacientes desde los Servicios Pediátricos a Adultos.
En Urología Pediátrica, este proceso tiene algunas particularidades, ya que
no todas las patologías tienen un “equivalente” en la Urología Adulta, como
ocurre en otras especialidades como los pacientes asmáticos o diabéticos.
Los pacientes con patologías complejas suelen tener distintas morbilidades,
múltiples intervenciones quirúrgicas, atenciones por equipos multidiscipli-
narios que no solo consideran la atención médica, sino que también de otros
profesionales de la salud. Esta etapa debe ser flexible y dar espacio a la con-
tención y el acompañamiento. Requiere la coordinación de distintos equipos y
procesos. Debe considerar los cambios propios de este proceso vital, en que
el niño va adquiriendo independencia y deseos de desarrollar relaciones so-
ciales y aceptación por sus pares. Este momento es también, la transición de
ser niño a adulto, independiente, con expectativas y metas distintas a las de
sus cuidadores.
PATOLOGÍAS NEFROUROLÓGICAS
Dado el aumento de las expectativas de vida de los pacientes con patologías
nefrourológicas complejas, los esfuerzos se enfocan en disminuir la morbili-
dad y mejorar su calidad de vida.
POLICLÍNICO DE TRANSICIÓN
La morbilidad asociada puede tener riesgo de: disfunción vesical, trastornos
metabólicos, litiasis, cambios neoplásicos y deterioro de la función renal. De-
bemos considerar, que los pacientes buscan vivir una vida normal, por lo que,
se deben hacer todos los esfuerzos posibles para colaborarles y potenciar to-
das las posibilidades de desarrollo e independencia que su patología permita.
No existen guías que indiquen la edad específica de transferencia a los servi-
cios adultos, se recomienda el inicio de la “anticipación” desde los 10-12 años
hasta lograr la “transferencia completa” a los 18 años. Esto dependerá de la
madurez emocional del adolescente y de la realidad local del servicio en el que
nos encontremos.
En el Hospital Dr. Exequiel González Cortés (HEGC) se creó el Policlínico de
Transición, con el objetivo de lograr un traspaso de pacientes urológicos com-
plejos, desde el servicio de Urología Pediátrico-Adolescente hacia el servicio
de Urología Adultos de manera acogedora, eficiente y evitando al máximo las
posibles complicaciones en su vida. Para el buen cumplimiento de ésto es vital
el trabajo conjunto entre los Urólogos Pediatras y los Urólogos de Adolescen-
tes/Adultos, asegurando la continuidad de seguimiento y atención especiali-
zada iniciada incluso, desde el período de Neonatal. Actualmente en este Poli-
clínico trabajan, conjuntamente el Servicio de Urología Pediátrica del HEGC y el
Servicio de Urología adultos del Hospital Barros Luco Trudeau (HBLT).
Está conformado por los siguientes equipos:
• Urología Pediátrica HEGC.
• Urología Adulto HBLT y Hospital de Rancagua.
• Adolescencia HEGC.
• Ginecología Infanto-Juvenil HEGC y Adulto HBLT.
CONCLUSIONES
La creación de centros y/o policlínicos especializados en el tema de adoles-
centes ha demostrado ser uno de los mejores métodos para lograr la adhesión
de los adolescentes a los programas propuestos. Son claves para el éxito de
éste la anticipación y preparación de los pacientes, tiempos flexibles, atencio-
nes coordinadas y la familiarización del paciente a la atención adulta y de los
especialistas adultos a los pacientes pediátricos.
Es un desafío motivar a los Servicios de Adultos a “hacerse cargo” de estos
pacientes, que por su baja frecuencia, alta complejidad y los cambios propios
de la adolescencia, se encuentra aún en desarrollo. Sin embargo, es impera-
tivo que el proceso cuente con comunicación fluida entre ambos equipos, in-
volucrando a las especialidades necesarias, de modo de discutir el complejo
historial médico y quirúrgico, así como los objetivos comunes a corto y a largo
plazo. Del éxito de este proceso, dependerá que logremos crear una relación
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Lambert SM. Transitional care in pediatric urology. Semin Pediatr Surg. 2015;24(2):73-
8.
2. Finsterbusch C. Protocolo Urología de Transición. Servicio de Urología Pediátrica,
Hospital Dr. Exequiel González Cortés, 2020.
3. Wood D. Adolescent urology: developing lifelong care for congenital anomalies. Nat
Rev Urol. 2014;11(5):289-96
4. Woodhouse C. Adolescent urology. En Thomas D. Essentials of Paediatric Urology.
Second Edition, 2008.
5. Gleeson H, Turner G. Transition to adult services. Arch Dis Child Educ Pract Ed.
2012;97(3):86-92.
6. Woodhouse C. Adolescent Urology and Transitional Care. Eur Urol. 2015;68(5):745-
6.
7. Shalaby MS, Gibson A, Granitsiotis P, Conn G, Cascio S. Assessment of the intro-
duction of an adolescent transition urology clinic using a validated questionnaire.
J Pediatr Urol. 2015;11(2):89.e1-5.
Tamsulosina Niños 2-6 años: 0,2 mg/dosis Litiasis ureteral Renal Hipotensión.
c/24 horas distal/relajante
de esfínter
Niños > 6 años y adolescentes: urinario externo
0,4 mg/dosis c/24 horas
INTRODUCCIÓN
¿CÓMO PUBLICAR?
Todo parte de una idea, que luego se transforma en un problema clínico, con la
que se formula una pregunta clínica y en base a ésta creamos un proyecto de
investigación que responda nuestra pregunta.
Antes de escribir un manuscrito es recomendable redactar un borrador o “one
page”, que incluye en resumidas palabras puntos como objetivo, método,
puntos a analizar, mensaje final a entregar, entre otros (Anexo 1).
Éste, al ser un borrador está sujeto a cambios durante el proceso de investiga-
ción, pero es un punto de partida para ordenar la investigación y su escritura.
Dividiremos este sistema de creación, investigación y posterior escritura en
los siguientes pasos buscando facilitar el proceso.
1. La pregunta “motor”
La idea original se transforma en una pregunta de investigación. Aquí es donde
nos tenemos que plantear lo que motivó el estudio en términos de una hipó-
tesis que va a confirmar o descartar una teoría. Para poder generar esta pre-
gunta de manera investigativa tenemos que basarnos en la pregunta PICOT:
• Paciente o población de interés a estudiar: “niños con enuresis”.
• Intervención a estudiar: “uso de dispositivos de condicionamiento que
evite enuresis”.
• Comparación con técnicas o tratamientos existentes: “alarmav/s me-
didas generales”.
2. Investigar
Buscar la información que ya existe sobre lo que vamos a estudiar. Aquí reco-
mendamos empezar por guías y resúmenes como uptodate o dynamed, para
poder tener una idea general de lo que se va a estudiar. Luego buscar más
específicamente en Pubmed u otros buscadores, priorizando por validez de
estudios, siendo las revisiones sistemáticas las mejores.
3. Método de estudio
Este va a depender de la pregunta clínica formulada. Presentamos un esque-
ma resumen para la elección de estudio y una tabla que muestra en términos
generales el estudio según la pregunta (Tabla 1, Figura 1). Idealmente que el
primer trabajo realizado por el investigador no intente ser de alta complejidad
como una revisión sistemática. Este es un proceso de aprendizaje donde hay
que partir por lo más básico.
4. Estadísticas
Elegir el análisis estadístico que se necesitará para poder evaluar los resulta-
dos obtenidos. En este paso es recomendable apoyarse con un estadístico.
5. Exponer
Al tener el proyecto de investigación avanzado con sus conclusiones, pero aún
no escrito completamente, es recomendable presentar el trabajo en un con-
greso para exponerlo ante una comunidad científica y así poder recibir retro-
alimentación positiva como negativa. Si bien este paso no es imperioso para
escribir un manuscrito, permite a los autores recibir retroalimentación sobre
el trabajo en cuestión.
6. Escribir el manuscrito
Para iniciar la escritura, siempre hacerlo en el idioma en el que se quiere publi-
car. Para el orden de escritura no existe una regla, (como tampoco para los pa-
sos aquí mencionados), pero recomendamos el siguiente orden, que sigue un
orden lógico de cómo fue el desarrollo de la investigación. Primero planteando
7. El cajón
Luego de terminar la redacción, y antes de enviarlo a una revista, dejarlo re-
posar y volver a leer dentro de 2-3 semanas. Aquí podemos enviarlo a pares
externos para recibir críticas y opiniones, ver que los números calcen y que las
ideas se entiendan. Es aquí donde se vuelve a evaluar el mensaje final que se
quiere entregar, cual es la idea final que se llevará el lector.
8. Check List
Finalizar el manuscrito, al terminar de escribir para certificar que está comple-
to se debe ser capaz de responder las siguientes preguntas:
• Introducción: ¿Qué pregunta se está haciendo? (PICOT)
• Métodos: ¿Cómo se estudió?
• Resultados: ¿Qué se encontró?
• Discusión: ¿Qué significan estos resultados?
• Conclusión: ¿Contesta la pregunta original? ¿De qué manera?
Una vez que estén respondidas las preguntas enviarlo a la revista elegida.
Como vemos, el proceso es largo, por eso ser investigador requiere de dedica-
ción, creatividad y constancia, que son elementos que cualquier persona pue-
de tener o desarrollar. El publicar es una labor que todos podemos aprender,
siendo más fácil al estar guiado por un tutor de mayor experiencia en el área.
Basta solo con proponérselo, conocer los elementos básicos de su estructura
y escritura, y así lograr pasar de una hoja en blanco a una publicación oficial
con DOI propio.
1. Nombre proyecto
2. Objetivo
3. Método
4. Puntos a analizar
9. Bibliografía
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Mabrouki K, Bosch F. Redacción científica en biomedicina: Lo que hay que saber.
Cuadernos de la Fundación Dr. Antonio Esteve. N9.
2. Lam Díaz RM. La redacción de un artículo científico. Rev Cuba Hematol Inmunol
Hemoter 2016;32(1):57-69.
3. Shrestha A, Shrestha A. The importance of doing research as a medical student.
Kathmandu Univ Med J (KUMJ). 2007;5(1):138.
4. Soto M, Rada G. Formulación de preguntas en medicina basada en evidencia. Rev
Med Chil. 2003;131(10):1202-3.
DEFINICIÓN
La gestión del cuidado en enfermería, según el código sanitario de Chile, in-
cluye: la promoción, mantención y restauración de la salud; la prevención de
enfermedades o lesiones; la ejecución de acciones derivadas del diagnóstico
y tratamiento médico; y el deber de velar por la mejor administración de los
recursos de asistencia para el paciente.
“El énfasis, por tanto, del rol profesional de la enfermera no está solo en el
proceso salud-enfermedad, sino en el Bienestar integral de la persona, de la
familia y la población, así como en la calidad de vida de ellos. La enfermedad
es solo un evento negativo en el proceso de la vida y, aunque la afecta de di-
versas maneras, no constituye una situación permanente durante toda la vida
de las personas, ni es el flagelo que azota constantemente la vida familiar y
colectiva” (Perdomo, 1991).
Para realizar este rol profesional la enfermera debe poseer un conjunto de co-
nocimientos, comportamientos, habilidades, actitudes y valores que se cen-
tran en el cuidado de la vida humana, a través de todas las etapas de vida del
individuo, sin dejar de lado la atención a la comunidad y familia del paciente.
La enfermera de Urología pediátrica se encarga de gestionar los cuidados
a los pacientes menores de 18 años con enfermedades de las vías urinarias
(desde los riñones hasta la uretra) y reproductivas, apoyando la labor del Uró-
logo y desempeñando su rol a través de las siguientes funciones: Asistencial,
Administrativa, Educativa y de Investigación que a continuación se detallan:
Asistenciales
• Formar parte del equipo interdisciplinario que participa en el cuidado
integral del niño con patología urológica y de su las familias.
• Cuidar la salud del niño urológico en forma personalizada, integral y
continua, respetando sus valores, costumbres y creencias.
• Participar en el análisis y discusión de la situación de salud de los niños
urológicos prequirúrgicos y de sus padres.
Docentes
• Diseñar, planificar y participar en programas de educación permanente
para los padres, cuidadores y/o niño en relación a: lavado de manos,
uso de sondas urinarias, lavado vesical; mielomeningocele sus cuida-
dos y complicaciones; auto-cuidado del paciente urológico que se ca-
teteriza; auto-cuidado del paciente urológico posquirúrgico.
• Diseñar, planificar y participar en programas de educación permanente
para el personal de enfermería y otros profesionales de la salud, en re-
lación a la patología urológica y a la atención del paciente urológico.
• Planificar, ejecutar y controlar el proceso de enseñanza-aprendizaje en
la formación del personal de enfermería.
• Capacitar a los padres, a la familia y al menor (cuando corresponda)
para que asuma conductas responsables en el cuidado de su salud, y
de los procedimientos urológicos que requiere (Ej cateterismo limpio,
lavado de manos, mielomeningocele, etc.).
Administrativas
• Planificar y controlar los cuidados de enfermería.
• Participar en el planeamiento de acciones interdisciplinarias e intersec-
toriales en los diferentes niveles de atención de salud.
• Asesorar en materia de enfermería urológica a la comunidad hospitala-
ria que lo requiera.
• Administrar unidad de Urología en lo que se refiere a personal, insumos
y requerimientos.
• Diseñar, implementar y participar en programas de evaluación de la ca-
lidad de la actividad de enfermería urológica y establecer estándares
para su medición (Protocolos, ISO 9000)
• Establecer políticas de atención, educación e investigación en enfer-
mería.
• Velar por la organización de la estación de trabajo del personal de en-
fermería.
• Controlar y cumplir los principios de asepsia y antisepsia.
• Ejecutar y controlar el cumplimiento de los principios éticos y bioéticos.
• Desarrollar actividades administrativas en dependencia de la composi-
ción del Equipo de Trabajo de Enfermería.
• Participar y/o dirigir las reuniones del servicio de enfermería que sean
programadas según la pirámide del Equipo de Trabajo de Enfermería.
• Participar en las técnicas administrativas y científicas de enfermería.
• Supervisar el área de desempeño de enfermería para mantener y me-
jorar los servicios.
Investigativas
• Realizar y/o participar en investigaciones en enfermería y otras áreas
con el objetivo de contribuir al desarrollo profesional y al mejoramiento
de la salud de la población.
CONCLUSIÓN
Una enfermera de urología pediátrica debe:
• Proporcionar servicios de diagnóstico y tratamiento para los pacientes
menores de 18 años, que presentan alteraciones urinarias y reproducti-
vas que se ven afectados por virus, bacterias y otras anomalías.
• Encargarse de determinar las acciones apropiadas a tomar en relación
a las capacitaciones que requiere el niño y su familia.
• Además, tiene que ser capaz de comunicarse efectivamente con los ni-
ños para ayudarles a entender sus condiciones y mantener la calma en
la sala de instrucción.
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Article from European Urology Today, volume 22, No. 4 Artículo de European Uro-
logy Hoy en día, volumen 22, No. 4; http://www.uroweb.org/?id=23&act=showfu-
ll&aid=145 10/2/2011.
2. http://www.med-help.net/nurse/urology-nurses.html 10/2/2011.
3. Codigo sanitario de Chile; Libro V; Artículo 112 y ss. http://epi.minsal.cl/epi/html/
RSI/VI/3Miscelaneo/05codsan.pdf 10/2/2011.
4. Enfermería profesional. Definición y papel del profesional; Capitulo 2; http://www.
mailxmail.com/curso-enfermeria-profesional-tecnicas-fundamentos 14/2/2011.