19 Hansel y Gretel
19 Hansel y Gretel
19 Hansel y Gretel
Hánsel y Grétel eran los hijos de unos leñadores tan pobres que sólo comían
pan duro por lo que sus padres querían abandonarlos en el bosque.
Aquella noche, Hánsel esperó a que todos se acostasen y, sin hacer ruido, se
levantó; salió al portal y se llenó los bolsillos de piedrecitas.
Por la mañana, se fueron al bosque, pero el niño caminaba el último echando
las piedrecitas por el camino y así regresaron, siguiendo el rastro.
Pasados unos días, los padres deciden repetir el abandono; esta vez Hánsel no
pudo recoger las piedras y tuvo que echar migas de su mendrugo de pan.
Por la tarde, al no encontrar a sus padres, los niños querían volver a casa, pero
les fue imposible porque los pájaros se habían comido las migajas.
Entonces se asustaron de veras y, muertos de miedo, fueron siguiendo un
caminito que les condujo hasta una casita que se veía a lo lejos.
Cuando llegaron a ella, descubrieron encantados que no era como las demás
casas, sino de galletas y de golosinas.
- ¡Qué ricas están!, ¡ummm!
De pronto apareció por la puerta una anciana un poco extravagante; su nariz
era larga y puntiaguda. Les invitó a entrar prometiéndoles sorpresas.
Una vez dentro, la sorpresa fue amarga, puesto que la viejecita era una bruja
que encerró a Hánsel en una jaula.
- Y tú, niña, me limpiarás la casa -le ordenó.
Cuento clásico