Dónde Estamos: La Cultura Laboral Chilena Desde Hofstede
Dónde Estamos: La Cultura Laboral Chilena Desde Hofstede
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nicolás didier
Centro de Estudios de Empleabilidad e Inserción Laboral, Santiago de Chile, Chile
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Commons “reconocimiento, no comercial y sin obras derivadas” Colombia 2.5, que puede consul-
tarse en: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/co
Cómo citar este artículo: Didier, N. & Luna, J. F. (2017). ¿Dónde estamos? La cultura laboral chilena desde
Hofstede. Revista Colombiana de Psicología, 26(2), 295-311. doi: 10.15446/rcp.v26n2.60557
La correspondencia relacionada con este artículo debe dirigirse al Dr. Nicolás Didier, e-mail:
[email protected]. Centro de Estudios de Empleabilidad e Inserción Laboral,
Santiago de Chile, Huérfanos 1160, oficina 310.
REVISTA COLOMBIANA DE PSICOLOGÍA VOL. 26 N.º 2 JULIO-DICIEMBRE 2017 ISSN 0121-5469 IMPRESO | 2344-8644 EN LÍNEA BOGOTÁ COLOMBIA - PP. 295-311
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Resumen
36 años después de la primera publicación del estudio de culturas nacionales desarrollado por Hofstede, se emprende un
nuevo ejercicio para evaluar la configuración de valores de Chile. Este trabajo se enfocó en el diagnóstico de la capacidad
de replicar los resultados obtenidos en estudios anteriores, a través de una muestra representativa de la población eco-
nómicamente activa, y buscó integrar otros estudios sobre la llamada cultura organizacional chilena. En este sentido, se
llevan a cabo consideraciones respecto a la calidad de los datos y los vacíos metodológicos que presentan las mediciones
anteriores y se propone cuál sería la actual configuración de la cultura laboral chilena.
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así como el tamaño de la muestra, la codificación como marco de análisis, debido a su claridad,
de los rasgos culturales en un índice numérico y parsimonia y la repercusión que ha obtenido fuera
su énfasis en las actitudes en el trabajo, tempra- del ámbito académico (Kirkman, Lowe, & Gibson,
namente surgieron cuestionamientos a la validez 2006). Un papel importante ha tenido también
interna de las dimensiones y al método utilizado la validación empírica de las cuatro dimensiones
para construir las escalas (Kogut & Singh, 1988). originales (Søndergaard, 1994).
Con el tiempo, se han planteado críticas que De esta forma, el modelo de Hofstede se ha
señalan que el trabajo de Hofstede conceptualiza ido transformando en el marco dominante para
de manera excesivamente simplificada la cultura establecer relaciones entre la cultura nacional y los
al reducirla a cuatro o cinco dimensiones, que se valores laborales (Sivakumar & Nakata, 2001). En
limita a datos provenientes de una sola compañía la actualidad, es el modelo de referencia para gran
multinacional, que presenta un modelo estático parte de la investigación transcultural (Gelfand,
que no da cuenta de la modificación de la cultura Erez, & Aycan, 2007; Taras, Kirkman, & Steel,
en el tiempo y que asimila culturas nacionales con 2010; Tsui, Nifadkar, & Ou, 2007), generando
países, ignorando la variabilidad en el interior de más de 1500 artículos académicos que utilizan
ellos (McSweeney, 2002; Shenkar, 2001). este modelo (Bird & Metcalf, 2004) y, de acuerdo
Las dimensiones propuestas por Hofstede, su con estimaciones del sistema de indexación de
operacionalización y potenciales limitaciones han Google, el texto original de Hofstede habría sido
merecido una especial atención (Taras, Kirkman, & citado en 48 693 ocasiones (hasta Mayo del 2017).
Steel, 2010). Así, se ha señalado que la dimensión Si bien el modelo inicialmente fue desarro-
de individualismo-colectivismo, planteada como llado para realizar comparaciones entre países, su
un continuo en el modelo original, podría ser divi- amplia aceptación llevó a que fuera utilizado en
dida en dos dimensiones independientes (Markus muchas de disciplinas, entre ellas el marketing,
& Kitayama, 1991). En el caso de los conceptos de la contabilidad, la ética de negocios y la toma de
distancia del poder, aversión a la incertidumbre y decisiones (Sivakumar & Nakata, 2001). Dorfman y
masculinidad, se ha encontrado que la operaciona- Howell (1988) extendieron el potencial del modelo,
lización original se ha mantenido en uso a través que consideraba la cultura como un atributo de
del tiempo de forma consistente en la investigación. la sociedad, al proponer escalas que permitieron
Aunque para el punto de la distancia del poder medirla como un atributo individual, entendido
se demostró tempranamente que el constructo y como la fuerza de la creencia de un individuo en
su operacionalización resultaban dudosos en la valores culturales clave. Su instrumento ha sido
medición de tal atributo de la cultura (Dorfman utilizado frecuentemente considerando las limi-
& Howell, 1988). También, como puntualiza Fang taciones psicométricas de las escalas originales,
(2003), incluso con la inclusión de la quinta di- como por ejemplo que el índice de evitación de
mensión de dinamismo confuciano u orientación la incertidumbre se construyó con elementos que
a largo plazo, posee bajos niveles de validación reflejan tres constructos diferentes (Daly, Owyar-
en la comunidad de investigadores en áreas de Hosseiniand, & Alloughan, 2014; Fernandez et
los estudios culturales, la gestión transcultural y al.,1997; Rhee, Dedahanov, & Lee, 2014).
de comunicación transcultural; esta dimensión En el análisis del mundo del trabajo y la
presenta una operacionalización discutible tanto gestión de las organizaciones, el modelo de Ho-
como constructo como en su forma de medición. fstede ha sido empleado frecuentemente como
A pesar de lo anterior, en las décadas posterio- un elemento dentro del marco explicativo, más
res a su publicación, el modelo multidimensional que como una variable interviniente o explicativa
de Hofstede ha sido preferido por los investigadores testeada empíricamente en su relevancia dentro del
proceso de logro de los objetivos organizacionales son parte del análisis de Hofstede, lo cual implica
(Taras, Kirkman, & Steel, 2010). Del mismo modo, uniformar las respuestas de forma arbitraria. Esta
la literatura asociada a este modelo lo considera discusión ha sido continuada y profundizada a
mayoritariamente como un marco teórico, siendo través del tiempo, situando como terreno de la
poco frecuente el uso riguroso de las escalas y me- misma el paradigma funcionalista de Hofstede
didas desarrolladas por Hofstede. En ocasiones, las y cómo las implicancias de esta concepción de la
dimensiones son utilizadas como un marco concep- cultura pueden dar cuenta de los planteamientos
tual fuera de su contexto original o son aplicadas de de Hofstede (para mayor profundidad del debate:
manera especulativa para mejorar la comprensión revisar Hofstede, 2002; Williamson, 2002).
de datos que de otra manera no resultan fácilmente En términos metodológicos, el estudio ori-
interpretables (Søndergaard, 1994). ginal desarrollado por Hofstede (1980) implicó
Una de las objeciones centrales al modelo de el levantamiento de encuestas en 72 países con
Hofstede es desarrollada por Brendan McSweeney 88 000 empleados de ibm, de los cuales fueron
(2002), quien no solo pone en duda la formula- seleccionados 40 países (con un volumen de res-
ción lógica y teórica del modelo, sino que además puesta mayor a 50%) para la sistematización de su
critica duramente sus aspectos centrales. A modo teoría. Las mediciones se realizaron entre 1967 y
de resumen, sus planteamientos abordan tres ele- 1969, y entre 1971 y 1973. La encuesta final contenía
mentos: (a) la definición de la cultura nacional, 20 preguntas, de las cuales tres correspondían a la
(b) la noción de uniformidad de la cultura y (c) distancia del poder, seis sobre el individualismo,
las culturas nacionales no son representadas en ocho de masculinidad y tres de evitación de la
los cuestionarios. incertidumbre. Como se señaló, Hofstede concibe
El primer punto corresponde al planteamiento la cultura como un atributo de la sociedad, por
respecto de la cultura, donde originalmente Ho- lo tanto, la unidad muestral son los países y la
fstede consideraba la existencia de una cultura confiabilidad de las escalas se calcula tomando
nacional, una organizacional y una cultura ocu- cada país como puntos de datos.
pacional, planteadas como niveles de análisis de
los cuales el mismo análisis de Hofstede no puede Cultural Organizacional
dar cuenta (como el supuesto de uniformidad del y Valores Laborales en Chile
trabajo y de las organizaciones). El segundo punto En el caso de Chile se han desarrollado dos
se refiere a la relación con la definición de la cultura estudios, uno es el original de Hofstede (1980) y el
uniforme en el plano nacional, representada por segundo es el de Fernández et al. (1997). De acuerdo
una tendencia central o promedio derivada del con el primero, Chile es un país que posee una alta
levantamiento de datos realizado en ibm, lo cual orientación hacia los valores masculinos, una alta
ocultó sistemáticamente las diferencias indivi- evitación de la incertidumbre, una alta distancia del
duales y las dinámicas propias de la migración poder y una orientación colectivista. La segunda
y la aculturación. Finalmente la tercera crítica investigación tuvo como objetivo examinar cambios
apuntaba a la representatividad de los datos, que en la posición relativa de nueve países utilizando
no solo hicieron comparables a los países, sino que las dimensiones originales de Hofstede. Para ello
generaron indicadores uniformes que no daban se aplicó una medición basada en las escalas de
cuenta de lo que se supone que representaban: por Dorfman & Howell (1988) en una muestra de es-
ejemplo, se asume que todas las organizaciones son tudiantes y de personas que trabajaban en ámbitos
iguales, independiente de su rubro o configura- relacionados con la administración y los negocios.
ción; se evidencia la falta de categorías o variables Complementariamente, a partir de la década
individuales que generan diferencias, las cuales no de los noventa, un conjunto de publicaciones de
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la pobreza, han movido la matriz de los valores población económicamente activa (8 523 187 de
en el mundo del trabajo. Estos cambios en los personas mayores de 15 años y que se encuentran
valores laborales pueden seguir la dirección de la trabajando o en condiciones para ello). Los datos
globalización, como una noción de convergencia, reportados por Fernández et al. (1997) fueron la
o tomar una configuración propia. base del tamaño mínimo detectable, arrojando
Para establecer la existencia de un cambio que, para un poder de 0.8 y un margen de error
en los valores dominantes en la cultura labo- de 0.05, se requerían muestras entre 1 151 y 2 351,
ral chilena, se planteó una estrategia con tres dependiendo de la dimensión que se buscara
elementos: (a) una revisión conceptual de las comprobar.
dos mediciones anteriores más relevantes; (b) Para la selección muestral se consideraron
el análisis de la posibilidad de homologar las personas en edad de trabajar, que tuvieran com-
comparaciones entre los estudios cuantitativos petencias digitales y acceso a Internet, mayores
realizados en Chile, considerando la metodolo- de 18 años y menores de 65 años, a través de un
gía de levantamiento de datos y las propiedades muestreo aleatorio simple, que fueron contac-
psicométricas de las escalas utilizadas; y (c) el tadas de forma electrónica y del mismo modo
análisis de los datos obtenidos en el estudio desde respondieron la encuesta, realizándola un 42.7%
una perspectiva individual y comparada con las desde el celular, un 49.7% desde el computador
mediciones anteriores. Esta investigación es parte y un 7.5% desde una tableta.
de un esfuerzo mayor para poder caracterizar Para realizar el levantamiento de datos,
la evolución de la cultura laboral chilena y los los encuestadores contactaron a personas que
valores laborales predominantes en la población. aceptaran participar en el estudio, a quienes se
En términos prácticos se buscó actualizar el les envío al correo electrónico una encuesta que
diagnóstico realizado sobre la cultura del país, debía ser respondida dentro de un plazo de dos
25 años después del último esfuerzo de medición semanas. Transcurrida una semana, si aún no
con este modelo teórico. había respuesta, se enviaba un correo recordatorio
para lograr una buena tasa de respuesta. Con
Metodología todo, la tasa de no respuesta alcanzó el 13.4%.
El correo con la encuesta autoaplicada ex-
Muestra y Procedimientos plicaba el proyecto de investigación, el alcance y
Las investigaciones posteriores a la última uso de los datos, y solicitaba la aceptación de los
aplicación del modelo de Hofstede en Chile han términos del consentimiento informado, que fue
mostrado que existe una gran variación de los una condición para incluir las respuestas dentro
valores culturales dentro de un país (Au, 1999), por del análisis y reporte de resultados.
lo que, a diferencia de las mediciones anteriores, La muestra final se compuso de 2826 perso-
se decidió utilizar una muestra representativa de nas (52.8% mujeres y47.2% hombres). En cuanto
la población. al nivel educacional, solo el 2% de la muestra
Para el cálculo del tamaño muestral se em- poseía educación primaria completa o menor, el
plearon dos parámetros: en primer lugar, el 19.7% correspondía a educación secundaria, un
tamaño mínimo detectable para una prueba de 69.6% de personas con educación universitaria
medias y, segundo, la corrección por población y un 8.8% de personas con algún posgrado. En
finita conocida. El primer parámetro fue fijado cuanto a la edad de los encuestados, en pro-
en 0.1 puntos (de cambio en el promedio) y el medio poseían 30.64 años, con una desviación
segundo se estableción en la representación de la estándar de 11.59.
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de Hofstede (1980) presentaba una serie de debi- esperan que los trabajadores se apeguen a las
lidades psicométricas en la consistencia de algunas instrucciones y procedimientos” y “Las ordenes
de sus escalas y en el cálculo de los índices por y reglamentos son importantes porque informan
dimensión (Wu, 2006). Dada la dificultad de a los trabajadores respecto de lo que la empresa
comparar los resultados obtenidos con la me- espera de ellos”). En términos de medición, se
dición original de Hofstede, por las diferencias estructuraban como escalas de tipo Likert, donde
entre ambos instrumentos, solo se realizó una 1 era totalmente en desacuerdo y 5 era totalmente
comparación con los datos conseguidos por de acuerdo; en el caso del individualismo, los
Fernández y sus colegas. Se realizaron análisis puntajes se interpretaban de forma inversa, donde
psicométricos adicionales para verificar propie- mientras menor era el puntaje, mayor sería la
dades no reportadas en dicha publicación. inclinación hacia el individualismo. Tras hacer
El instrumento constó de las escalas antes averiguaciones adicionales respecto a la meto-
mencionadas de Dorfman y Howell, junto con dología utilizada en el estudio de Fernández et
otras mediciones, como el cuestionario de Evalua- al., debido a la ausencia de información mínima
ción de Valores hacia el Trabajo evat 30 (Arciniega que pudiera facilitar la réplica de sus resultados,
& González, 2000; Arciniega, Soares, Vítor, Ciulli, se constató que en dicho estudio se empleó una
& Giannini 2009), el cuestionario correspondiente selección de reactivos y no las escalas completas,
a la escala comprensiva de trabajo significativo por lo que se optó por usar los mismos reactivos
(cmws en inglés; Lips-Wiersma & Wright, 2012), para el análisis comparativo.
neo pi r para factores de personalidad y las escalas Las diferencias entre ambos estudios, no solo
de materialismo y posmaterialismo de Inglehart. en lo referente a los instrumentos sino también
Todas estas mediciones tenían como propósito a la definición operativa de las dimensiones
responder diferentes preguntas de investigación culturales, implican que los resultados serían
asociadas a la evolución de la cultura laboral del validos en la representación de una faceta de la
país. Sin embargo, este trabajo solo incluye la cultura nacional, como lo sería la cultura laboral.
evaluación de las escalas de cultura laboral y sus
resultados como forma de medir su evolución. Resultados
Las escalas de Dorfman y Howell (1988) ori- De acuerdo con el estudio de Hofstede (1980),
ginalmente asignaban seis reactivos a la dimensión Chile es un país que posee una alta orientación
de individualismo (que incluía reactivos como hacia los valores masculinos, una alta evitación
“El bienestar del grupo es más importante que las de la incertidumbre, una alta distancia del poder
recompensas individuales” o “El éxito del grupo y una orientación colectivista. Al empalmar los
es más importante que el éxito individual”), nueve resultados originales con los de Fernández et al.,
a la masculinidad (representada por afirmacio- se obtiene que existen variaciones significativas
nes como “Las reuniones son llevadas a cabo de en las cuatro dimensiones reportadas. Los valo-
forma más efectiva si las dirige un hombre” o “Es res t fueron calculados aplicando una prueba de
preferible tener a un hombre en una posición de hipótesis para muestras dependientes, usando los
alto nivel que a una mujer”), seis a la distancia datos presentados en la investigación publicada
del poder (incluyendo afirmaciones como “Los en 1997, considerando la estandarización realizada
empleados no deberían estar en desacuerdo por el autor a una distribución normal con media
con las decisiones de la administración” o “Las 0 y varianza 1. A continuación se presentan los
jefaturas deberían tomar decisiones sin consultar resultados de la evolución de la cultura laboral
a sus subordinados”) y cinco a la evitación de según los estudios aquí considerados:
la incertidumbre (por ejemplo, “Las jefaturas
Tabla 2
Funcionamiento de Escalas como promedio y como Indicador
Tabla 3
Evolución 1997-2016
Dimensión 1997 2016 Valor t Sig. gl
Individualismo/comunalismo 12.17 8.49 -60.04 .001 2784
Distancia del poder 12.71 11.55 -12.44 .001 2758
Evitación de la incertidumbre 14.73 19.87 65.70 .001 2765
Masculinidad 12.10 10.78 -12.68 .001 2768
3 En el anexo se presentan los resultados descriptivos de los reactivos utilizados en el estudio y tomados de Fernández
et al. (1997).
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y a la mujer, así como una mayor consideración de la cultura y la representatividad fue discutido
de aquellos valores asociados a lo femenino. Esto en cuanto a los tamaños muestrales y los alcan-
se traduce en una mayor aceptación de que las ces encontrados en los estudios de Hofstede y
funciones sociales de los géneros se superpongan Fernández et al. Aunque si bien los resultados
en el mundo laboral y una mayor consideración de Fernández et al. (1997) no buscan ser repre-
de la búsqueda de calidad de vida en el trabajo por sentativos de las culturas evaluadas, se asume, en
encima de la competencia y el éxito material. Esto su comparación con los resultados del estudio
podría favorecer otra serie de fenómenos, como el de Hofstede, que realizan una generalización
aumento de conciencia de protección del medio respecto de las culturas nacionales/laborales.
ambiente y el cuestionamiento de las prácticas Este estudio en particular utilizó como base de
discriminatorias contra las mujeres en el trabajo. su diseño muestral los cálculos del tamaño mí-
La diferenciación de las funciones laborales nimo detectable para evaluar las variaciones en
no es un tema presente en la tradición investigativa las dimensiones de la cultura. Sin embargo, los
de la llamada cultura organizacional chilena y, requerimientos de uso de competencias digitales
por lo tanto, no es posible comparar la situación podrían generar sesgos en la muestra, mostrando
actual con la visión de los autores que trataron una mayor representación de población con ma-
de describir dicha cultura a fines de los ochenta y yores niveles educacionales que el promedio de la
principios de los noventa. Sin embargo, un indicio población chilena. Por lo tanto, podría concluir,
coincidente con los cambios en los valores de la respecto de la representación de la cultura laboral
fuerza de trabajo es el aumento de la participación chilena con dicha precaución, que en términos
femenina en el empleo, que pasó del 35% en el año numéricos se cumpliría con dicho cometido, pero
2000 al 45% catorce años después (oecd, 2015). no se podrían incluir otros criterios de diseño
Este aumento del empleo femenino bien puede muestral (como la representación de subgrupos
ser visto como reflejo del cambio cultural y, a la de la población).
vez, como un catalizador suyo.
Por último, si se mantuviera el escepticis- Referencias
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adecuadamente la cultura nacional o la cultura 80/00208825.1998.11656732
laboral, este estudio, debido a su diseño, poseería Arciniega, L. & González, L. (2000). Desarrollo y
una virtud adicional: poder describir la cultura validación de la escala de valores hacia el trabajo
laboral actual. Si se utiliza esta investigación como evat 30. Revista de Psicología Social, 15(3), 281-296.
criterio de descripción de los valores laborales, doi:10.1174/021347400760259712
representados por la distribución de frecuencias Arciniega, L. M., González, L., Soares, V, Ciulli, S., & Gian-
y puntajes en el continuo en las dimensiones, se nini, M. (2009). Cross-cultural validation of the Work
podría afirmar que la cultura laboral chilena sería Values Scale evat: Using multi-group confirmatory
hoy individualista, con una tendencia a la baja dis- factor analysis and confirmatory multidimensional
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C U LT URA L ABORAL EN CHIL E 311
Apéndice
Tabla 1
Resultados descriptivos de los reactivos utilizados en la presente investigación y tomados
de Fernández et al. (1997)
REVISTA COLOMBIANA DE PSICOLOGÍA VOL. 26 N.º 2 JULIO-DICIEMBRE 2017 ISSN 0121-5469 IMPRESO | 2344-8644 EN LÍNEA BOGOTÁ COLOMBIA - PP. 295-311