Esclavitud en El Peru

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"Año del Bicentenario del Perú:

200 años de Independencia"

UNIVERSIDAD PRIVADA
ANTENOR ORREGO

INTEGRANTES:
CESPEDES GODOS ADRIANA
LEÓN REQUEJO OLENKA
NIEVES IBAÑEZ ESTEFANY
TRUJILLO MENDOZA JOSELINE
RUIZ DAMIAN PIERO
DOCENTE:
COTRINA CHAVEZ LUCIO EDUARDO

ASIGNATURA:
SOCIOLOGÍA

TEMA:
SITUACIÓN DE LOS ESCLAVOS NEGROS
EN EL PERÚ DEL SIGLO XIX

2021 – I
 Los primeros esclavos negros que llegaron al Perú

Los primeros negros llegaron al Perú en 1528, Juntos a los primeros españoles que
desembarcaron en Tumbes, para ese entonces ya muchos esclavos Vivian en territorio
Americano, en la recientes Colonias Hispanas de Caribe y Centro América.

Francisco Pizarro fue autorizado por la corona para traer esclavos africanos incluyendo a
mujeres (esclavas africanas) en los años posteriores estas licencias fueron dándose
más,
Cientos de esclavos fueron introducidos en los primeros años de la conquista, para
trabajar como sirvientes de los primeros conquistadores, guardianes de los primeros
ejércitos de las guerras civiles, también como peones de construcción, puentes y más
obras públicas.

Con la riqueza de la conquista los españoles se convirtieron en los primeros Europeos


que contaban con el capital necesario para importar esclavos.

Los años iniciales del tráfico Atlántico esos esclavos fueron llevados a México y Perú
Hernán Cortez traía consigo cientos de esclavos al momento de la conquista de México
Por su parte casi 2000 esclavos formaban pate de la Hueste de Pizarro y Almagro en la
invasión del Tahuantinsuyo.

Lo negros constituían una población sumamente heterogénea y fragmentada producto de


divisiones de todo tipo:
▪Étnicas
▪Lingüísticas
▪ De Géneros
▪Laborales.

Al negro que nace en África se le llama Bozal; porque hablaban como si tuvieran un bozal
y con voz cavernosa y al que nació en América se llama Criollo; entre los negros bozales
fue surgiendo una tercera categoría Los Ladinos; estos eran esclavos nacidos en África
pero que ya tenían un tiempo viviendo en América.

Se pensaba que los Bozales eran mucho más aptos para el duro trabajo agrícola;
mientras los criollos, se desenvolvían en las tareas domésticas y los servicios humanos.

Según el historiador Calos Aguirre; La compra de y venta de esclavos que se efectuaban


en territorio nacional, se hacía siempre en presencia de un Notario público y casi siempre
sin la presencia física de los esclavos; cuando el esclavo tenía problemas mentales o
físicos se le llamaba; Tachas, los esclavos
también eran marcados.

En la Época Colonial – El Código Carolino, que es el último tercio: Se les permitía marcar
a los esclavos hasta en la actualidad. Cada amo que tenía un esclavo tenía que marcarlo.

El embarque de negros llegaba al Callao y los llevaban hasta lima por una avenida que
hoy en la actualidad es (Avenida Colonial).

Iban todos en fila, maniatados y cargaban un gran tronco sobre sus hombros y además
estaban atados al troco por medio de un collar, de esa época sale la expresión (Andar en
Collera)
 Los primeros años de la conquista la población negra aumentó rápidamente

Desde los primeros años de la conquista la población negra aumentó rápidamente, y


fueron desde un inicio.

Eran enviados a las plantaciones y haciendas costeras. También se pensó que podrían
servir en las minas de Potosí o Huancavelica, sin embargo, su manutención era
sumamente costosa si se comparaba con lo económico que resultaba tener indígenas
(cuyo número era muy superior en los Andes).

Cristóbal Colón se hizo acompañar de dos esclavos ladinos (los que ya conocían la
cultura hispánica) desde su segundo viaje al Nuevo Mundo. Incluso se dio el caso de
esclavos conquistadores, como Juan Valiente, quien participó, entre otras expediciones,
en la conquista de Chile liderada por Pedro de Valdivia, en la que obtuvo una concesión
de tierras y el privilegio de emplear indios (una encomienda).

Con el tiempo, cuando los españoles conquistaron América, la esclavitud era una
institución que formaba parte de la economía de España desde el dominio romano,
continuó durante la Edad Media, sufrió una crisis cuando los turcos tomaron
Constantinopla, pero se fortaleció durante la Reconquista.

Los esclavos estaban en todos lados, en chacras, talleres, casas y, sobre todo, en
puertos como Sevilla y Cádiz. Durante la conquista del Tahuantinsuyo, los españoles
trajeron sus esclavos como auxiliares militares y sirvientes

Según un informe de 1535, durante la conquista del Tahuantinsuyo, unos 600 españoles
y 400 esclavos dejaron Panamá rumbo a lo que hoy es el Perú. Así lo indica Maribel
Arrelucea, historiadora y docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
En esta época inicial, los esclavos eran llevados por sus amos conquistadores a fin de
cumplir diversas labores, que iban desde hacer de soldados, auxiliares, sirvientes y hasta
amantes.

Por ejemplo, Cerca de 2000 esclavos formaban parte de la hueste de Pizarro y Almagro
en la invasión del Tahuantinsuyo, a los 13 que se quedaron con Francisco Pizarro en la
Isla del Gallo, se agrega un esclavo negro. En aquel episodio, acontecido en la segunda
expedición de Pizarro al Pirú (fueron tres) en 1527, este llegó con sus huestes a la Isla
del Gallo, actual Colombia, donde la mayoría deseaba desertar. De los aproximadamente
cien hombres, tan solo trece hombres decidieron permanecer con
Pizarro para continuar con la expedición.

Utilizando a los esclavos negros en sus expediciones y guerras como en la batalla de


Añaquito. Al año
siguiente, después de la batalla de Huarina, Gonzalo Pizarro envió esclavos para
registrar el campo de batalla y ejecutar a los enemigos heridos. El bando realista también
empleó esclavos, la mayoría de ellos en actividades especializadas como la manufactura
de 2 arcabuces, espadas y lanzas.

Durante la conquista, los españoles se convirtieron en los primeros que importaban


esclavos, el tráfico fue bajando cuando en el caribe y Brasil y colonias inglesas lideraban
las zonas de destino de la esclavitud y los números de esclavos eran inmensos.

También se habla mucho como junto con los conquistadores también llegaron algunas
esclavas negras, indígenas y moriscas que actuaban como sus fieles amantes, otras
pasaron como botín de guerra al poder de los incas, que con el tiempo procrearon a los
hijos de los generales españoles.

Ahora bien, en el devenir histórico del Perú, y América colonial y republicana, los
esclavos negros africanos, fueron sometidos de forma cruel y violenta por los
conquistadores/colonizadores y sus descendientes, no solo a realizar labores agrícolas
de cultivo de caña de azúcar, sino también a otras actividades como la artesanía y la
servidumbre, en las haciendas de la aristocracia colonial, y en las opulentas mansiones
de la oligarquía republicana.

Las grandes plantaciones de caña de azúcar conocida en esos tiempos como el ORO
BLANCO, tuvo como motor principal la mano de obra esclava. Por el norte, en los valles
de saña, Chicama, estaban las importantes plantaciones que se importaban al mercado
internacional, lo españoles llegaron a estas tierras con esclavos sometiéndoles a la
construcción de templos, caminos, haciendas, así también en Trujillo, Lambayeque y
otros departamentos
En la segunda mitad de ese siglo la demanda de negros se elevó muchísimo a medida en que la producción
de plata de potosí se multiplicaba, algunos eran vendidos por todo el virreinato, poblando áreas urbanas y
rurales, eran encerrados según su casta (procedencia)

 Lima fue una de las ciudades con mayor cantidad de población negra en el virreinato del Perú

Más allá de la compra y venta, los esclavos estaban sujetos a otro tipo de transacciones
legales como por ejemplo el alquiler a la sesión por herencia, la hipoteca, la sesión por
dote y el canje.

A mediados del siglo XVI ya había unos tres mil negros en el virreinato peruano, la mitad
de ellos se encontraban en Lima, para la segunda mitad de ese siglo, la demanda de
negros se elevó muchísimo, en la medida que la producción de plata de Potosí se
multiplicaba, el tráfico de esclavos al Perú fue probablemente el más largo e inusual de
todos los tráficos negreros a América debido a que comprendían dos etapas distintas.

Los esclavos salían del África por el Atlántico y eran desembarcados primero en
Cartagena de Indias, luego pasaban a Portovelo en Panamá, de ahí los llevaban por
tierra al Océano Pacífico donde navegaban rumbo al sur, hacia Callao, esta segunda fase
del Pacífico tomaba entre 4 o 5 meses, lo cual alargaba el viaje a más del doble de
tiempo.

El embarque de negros llegaba al Callao y los llevaban a Lima por una avenida que
ahora es llamada la Avenida Colonial, iban todos en fila, maniatados y cargaban un gran
tronco sobre el hombro y además estaban atados al tronco por medio de un collar,
justamente de esta época viene la expresión “andar en collera”.

Una vez en Lima los esclavos eran vendidos por todo el virreinato desde el alto Perú y
Chile por el sur hasta Quito por el norte.
Al inicio poblaron áreas urbanas pero luego se asentaron también en las zonas rurales.

Atravesaban el Rímac por el viejo puente de palo que en ese entonces existía y los
encerraban en correlones que estaban aquí en Malambo según su procedencia, según su
casta, por eso en ese entonces, en el Rímac se hablaba de calle de los Congos, calle de
las minas, calle de las diafras, calle de los terranobos, en fin esos nombre que ya se han
perdido con el tiempo.
Habían perros cuidando cada corralón para evitar que los negros se escapen y luego se
los vendían en atención a muchas cosas, sexo, edad, biotipo, etc.

Malambo es lo que ahora se conoce como el Jirón Francisco Pizarro, todo eso era un
barrio de esclavos y era una especie de galpones donde vivían hasta que se los vendían
a ellos.

El negro entonces una vez que estaba libre era sometido a una venta, se les miraba los
dientes, se les medía por cuartas, un negro de siete cuartas era un negro alto, uno de los
que pesaban los 600 o 8000 pesos, eran de mayor valor.

En tiempos de la colonia, Lima era una ciudad con mucho movimiento de gente, los
negros esclavos y libres compartían los espacios residenciales de la ciudad.

Hacia 1700, Lima era una ciudad predominantemente negro, los negros se habían
dispersado por toda la ciudad, pero a pesar de esta dispersión había algunos sitios donde
se reunían y solían vivir, a estos sitios se les llamaba “barrios negros”.

La parroquia de San Lázaro, en el Rímac que incluía la famosa calle Malambo, es un


buen ejemplo de residencia de negros esclavos y libres.

En la sociedad colonial latinoamericana, todas las clases y estamentos tuvieron acceso a


la posesión de esclavos negros.

Los negros libertos después de obtener su libertad compraban a sus propios esclavos
para ponerlos a trabajar, tener esclavos era un signo de estatus.

En el virreinato los esclavos pertenecían a la jerarquía más baja tanto racial, social y
económica, se les prohibió una serie de derechos y privilegios que estaban reservados
solamente para la gente de origen europeo.

En 1537, el Cabildo de Lima les prohibió usar cualquier prenda de oro o de seda y más
adelante también se les prohibió tomar vino o chicha, andar a caballo, reunirse en grupos
e incluso se les prohibió ser enterradas en ataúdes.

Los esclavos y negros libres tenían prohibido el acceso a cualquier forma de educación
formal y en distintos momentos incluso se les prohibió ejercer y hacer prácticas de ciertos
oficios.

En 1551, se les prohibió incluso salir de la casa de sus amos después del toque de
queda, portar armas o tener relaciones amorosas con indios o indias.

En 1572, la ordenanza del Cusco prohibía a mulatos y a negros libres también tener casa
propia, como no tenían una personalidad jurídica en los tribunales y en las instancias
administrativas se les trataba como menores de edad.

Podemos hablar de dos tipos de esclavitud: urbana y rural. La mayor parte de los
esclavos fue empleada en labores agrícolas, las famosas plantaciones azucareras,
fueron un fenómeno masivo, básicamente en el Caribe y en el Brasil, pero también hubo
en la Costa Peruana numerosas plantaciones modernas y eficientes, cuya producción
estaba dirigida al mercado internacional.

En Lima las haciendas generalmente eran más pequeñas y trabajadas por familias
criollas que poseían unos cuantos esclavos, aunque también en la capital, las
instituciones religiosas poseían gran número de esclavos en el campo y trabajaban sus
propiedades con mucha eficiencia económica.
Los jesuitas eran grandes propietarios de hacienda trabajadas por esclavos, llegaron a
poseerlos por miles, repartidos entre sus numerosas haciendas, ellos fueron los más
grandes propietarios de esclavos en el Perú Colonial.
Los esclavos desempeñaban distintas funciones dentro de las haciendas, si bien la mayoría de ellos
hombres y algunas mujeres, también trabajaban en los campos de cultivo, había otras tareas como por
ejemplo, el cuidado del ganado, limpieza, carpintería, venta de productos, transporte y el servicio
doméstico.
 San Martín y la abolición de la esclavitud.

Los aires de independencia nacional llegan al Perú en el S. XIX y con ellos se difunden
los ideales liberales.

Dentro de este horizonte, las opiniones de los contemporáneos sobre la esclavitud no


pueden tampoco ser categóricas. El espíritu de libertad que anima la gesta emancipadora
crea definitivamente en las consciencias una incomodidad respecto de la esclavitud.
Pero, de otro lado, esa libertad que lleva a la emancipación frente a España es entendida
más como un anhelo nacional que individual. Además, el nuevo Estado tiene que
enfrentarse con los peligros de un desmoronamiento general de su sistema productivo y
social.

San Martín se encuentra frente a un verdadero dilema. Considera que abolir la esclavitud
es “el más santo de todos los deberes”. Sus palabras, que constan en los
Considerándoos del Decreto de 12 de agosto de 1821, son muy fuertes contra la
esclavitud: “los hombres han comprado a los hombres dice- y no se han avergonzado de
degradar a la familia a la que pertenecen, vendiéndose unos a otros”. Pero, al mismo
tiempo, reconoce la crisis que se puede producir en la agricultura y “el interés de los
propietarios” por lo que, dice, “no se puede atacar de un golpe este antiguo abuso” sino
que hay que buscar una solución “conciliando por ahora el interés de los hacendados con
el voto de la razón y la naturaleza”.

Acorde con esta perspectiva, San Martín encuentra una fórmula salomónica: decreta lo
que se denominó la libertad de vientres, es decir, la regla de que nadie nace esclavo en
el Perú a partir de la Independencia. En esta forma, los actuales esclavos permanecen
como tales, pero la siguiente generación ya no será esclava. Así, dice el mismo San
Martín, una institución que ha durado tanto tiempo no será terminada en un solo acto, lo
que podría ser perjudicial, sino que se dejará que “el tiempo mismo que la ha sancionado
la destruya”.

Sin embargo, las presiones de los propietarios de esclavos van a ser muy grandes y las
dudas y vacilaciones, marchas y contramarchas de la legislación en esta materia van a
ser patéticas. En Noviembre de ese año, San Martín amplía los alcances abolicionistas
declarando libres incluso a los esclavos actuales si habían pertenecido a españoles
emigrados y, por consiguiente, ya no tenían un amo presente. Pero el mismo día expide
otro Decreto por el que los hijos de esclavos nacidos ya libres en virtud de su Bando
anterior, quedan sujetos a un patronazgo a cargo del amo de la madre hasta que
cumplan 20 años las mujeres y 24 los hombres. En esta forma, los efectos de la abolición
quedaban postergados por cerca de 25 años. Empero, las leyes de San Martín no habían
previsto otra forma de perpetuar la esclavitud en el Perú que también debía ser
legalmente cerrada: la importación de esclavos nacidos en otros países. Por eso, en
1823, la primera Constitución del Perú independiente proclama en su artículo 11 que
nadie nace esclavo en el Perú –retomando la fórmula de San Martín- pero agrega que
nadie puede entrar al Perú en esa condición, prohibiéndose el comercio de negros. Al
parecer, los propietarios de esclavos logran hacer mayor presión en los años siguientes
porque la Constitución de 1826 no repite esa norma; y debe tenerse en cuenta que, un
año antes, se había expedido un Reglamento Interior de las Haciendas de la Costa, en
cuya redacción habían participado importantes e influyentes propietarios de haciendas,
en el que, bajo la forma de establecer medidas humanitarias para el trabajo de los
negros, se reconoce plenamente la legitimidad de la esclavitud. En cambio, la
Constitución de 1828 repone la norma en su artículo 152 e incluso sanciona a los
traficantes de esclavos con la pérdida de la nacionalidad, limitando esta sanción
solamente al tráfico exterior ya que la venta de los esclavos todavía existentes seguía
siendo válida dentro del Perú.

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