Genesis Garcia Ostaiza Deontologia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 13

Facultad de Educación On-line

Maestría en Salud y Seguridad Ocupacional


con mención en Prevención de Riesgos Laborales.

TEMA:

LA PANDEMIA DE LA COVID-19, EL DILEMA ÉTICO DE LAS VACUNAS

Presentado por:
GENESIS LILIANA GARCIA OSTAIZA

Paralelo:

Módulo:

Deontología profesional

Docente:

PhD. Daniel Fernando López Jiménez

GUAYAQUIL, 3 DE JULIO DEL 2022


LA PANDEMIA DE LA COVID-19: EL DILEMA ÉTICO DE LAS
VACUNAS

El 11 de febrero del año 2020 la Organización Mundial de la Salud encendió las alarmas
sobre la propagación de un virus denominado COVID-19, proveniente de la ciudad de
Wuhan, en China, que desde el mes de diciembre del año 2019 venía alarmando al Centro
Chino para el Control y Prevención de Enfermedades debido a la elevada incidencia de
muertes por pulmonía. El virus, finalmente, fue identificado como SARS-CoV-2, un virus
de procedencia animal presuntamente transmitido por los murciélagos o algún animal de
consumo en la dieta alimenticia local. Para el 12 de enero de 2020 se habían reportado 41
casos en China, y para el 19 del mismo mes, dos casos en Tailandia y uno en Japón.

Debido a la acelerada expansión y al nivel de mortalidad de la enfermedad, que oscilaba


entre un 4 % y 5 %, el 30 de enero la Organización Mundial de la Salud declaró la
emergencia sanitaria de preocupación internacional, en virtud del desconocimiento del
alcance y la expansión del virus. Para el 11 de marzo del mismo año, el virus se
encontraba en 100 países, por lo que la OMS declaró la enfermedad como pandemia,
considerando que ya rondaban los 500 000 enfermos en todo el mundo.[1]

Para el 14 de octubre de 2021, ya en descenso de las cifras, se registraban 240 098 171
contagios a escala mundial, 4 892 373 fallecidos y 217 408 944 recuperados. América
aparecía como la región más afectada en número de muertes con 2 254 048, seguida por
Europa con 1 373 924, el sudeste de Asia con 683 842, el Mediterráneo oriental con
295 544, el Pacífico oeste con 123 075 y África con 148 789. Por su parte, los 11 países
con mayores muertes a causa de la COVID-19 hasta la fecha eran Estados Unidos con
715 179, Brasil con 601 574, India con 451 814, México con 282 193, la Federación Rusa
con 221 313, Perú con 199 746, Indonesia con 142 848, Reino Unido con 138 237, Irán
con 123 498, Francia con 114 870 y Colombia con 126 726.[2]
LOS IMPACTOS EN LA SALUD PÚBLICA DE LOS PRIMEROS SEIS MESES

El crecimiento exponencial de los casos que se dio en los primeros meses de la


propagación hizo que 124 países, en los cinco continentes, confinaran a su población en
sus respectivas casas. Los sistemas de salud de Italia, España, Reino Unido, Alemania,
Estados Unidos, Brasil, México, y en general, en todos los países afectados colapsaron
por la falta de unidades de cuidados intensivos (UCI), personal médico, insumos de
oxígeno, vestuario de protección, etc.

Las imágenes de muertos en las calles de Guayaquil, Ecuador, estremecieron al mundo,


sobre todo por el desconocimiento, hasta entonces, de las diversas causas de muerte
asociadas a la enfermedad. Además de la pulmonía aguda desconocida, aparecía la muerte
súbita sin explicaciones científicas. En principio se creía que era una enfermedad que
principalmente atacaba a los adultos mayores, pero posteriormente se evidenció la
incidencia en los adultos en general y, en menor medida, en adolescentes y niños.

Los síntomas de la enfermedad fueron paulatinamente determinados. En un principio se


creía que iniciaba con un fuerte dolor de garganta, fiebre, diarrea, vómito, dolor de cabeza
y pérdida del olfato. Se creía entonces que se podía diferenciar de la influenza, la gripe
estacionaria o el resfriado porque la COVID-19 no generaba fluidos mocosos, cuestión
que con el tiempo fue desmentida. Los tratamientos médicos para la enfermedad fueron
muy diversos, ya que no había un solo enfoque sobre cómo atacar el problema. Incluso
se supo de algunas prácticas informales, como las aplicadas en Colombia, donde se utilizó
la Ivermectina (un desparasitante para animales), otras en Ecuador, donde se empleó el
dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral (intravenosa, intraarterial,
intramuscular y subcutánea), o las de Brasil, con el cuestionado “kit COVID” en el que
se incluía hidroxicloroquina e Ivermectina, todo producto del desconocimiento médico
científico del momento.

El problema de la COVID-19 no se limitó a los millones de muertes que dejaba a su paso,


sino a las secuelas en las personas recuperadas. Los informes científicos publicados en
los principales journals del mundo daban cuenta de la probabilidad de muerte por causa
de coágulos que ocasionaban embolias pulmonares, accidentes cerebrovasculares
isquémicos, ataques cardíacos o trombosis venosas en las piernas. Múltiples estudios
también determinaron consecuencias psicológicas en las personas recuperadas: falta de
concentración, depresión, ansiedad, entre otras afecciones. Otras investigaciones
encontraron coincidencias de la posCOVID-19 en la prolongación de dolores de cabeza,
articulaciones y en el cuerpo en general.

Los sistemas funerarios de entierro y cremación también colapsaron. Las familias


debieron contentarse con el recuerdo de sus seres queridos, porque no les fue permitido
acompañarlos en el deceso. La pandemia había dejado al descubierto la fragilidad humana
y de los sistemas de salud, con las grandes diferencias de acceso a hospitales y clínicas
por parte de las poblaciones menos favorecidas en todo el mundo.

EL CONFINAMIENTO

El confinamiento obligatorio de las personas en sus casas, en gran parte de los países del
mundo, fue adoptado como una medida extrema para detener la propagación del virus
COVID-19. Países como Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y México fueron más
moderados en su obligatoriedad y recurrieron a la convicción voluntaria de la ciudadanía
para quedarse en casa. Esta medida se inspiró en la libertad que ampara sus
constituciones. Sin embargo, estos países registraron los indicadores más altos de
contagios y de consecuentes muertes.

Podría afirmarse que el confinamiento global vivido durante el primer año de la pandemia
no tiene precedentes en la humanidad. Las pandemias de la peste negra, entre 1347 y
1353, o la gripe española, entre 1918 y 1920,[3] se suscribieron a Europa y Asia.
Asimismo, las enfermedades que agobiaron a los pueblos precolombinos, africanos o
australianos se mantuvieron limitados por los accidentes geográficos y el
desconocimiento de unos y de otros antes del siglo xv. Por primera vez, el mundo se
confinaba a causa de un enemigo común que no podía ver, pero sí sentir. Ya no era la
guerra de unos contra otros, era de todos contra un virus imperceptible a simple vista.
El encierro se produjo porque el medio de propagación del virus es el aire, en el cual las
microgotas de saliva (flügge) producidas por la tos, al hablar o estornudar, entran a los
demás cuerpos a través de las fosas nasales, ojos y boca.

En la mayoría de los países el confinamiento estuvo acompañado de medidas como toques


de queda parciales; declaraciones de estados de emergencia; cierres de fronteras;
restricciones vehiculares; distanciamiento físico entre personas; cierres de escuelas,
colegios, universidades y todo tipo de actividad educativa presencial; cierre de centros
comerciales, plazas de mercado y empresas no vitales para la supervivencia básica de la
sociedad.

LOS IMPACTOS SOCIOECONÓMICOS EN LA POBLACIÓN

La economía mundial y de cada país durante el 2020 experimentó una deceleración


masiva en casi todos sus sectores, producto de la caída vertiginosa de la demanda. Sin
embargo, como consecuencia de la transformación digital que debió adoptar la sociedad
en general, se estimuló el consumo de alimentos, medicinas, comidas rápidas,
computadores, plataformas de teleconferencias sincrónicas, entre otros bienes y servicios.

Los primeros coletazos de la crisis económica fueron el cierre de empresas mediante


declaraciones de banca rota, despidos masivos, disminución de salarios y jornadas de
trabajo, amparados en las leyes de emergencia que se crearon por los gobiernos
respectivos para mitigar el impacto socioeconómico de la pandemia.

En este sentido, ha sido cuestionado por los medios de comunicación y un sin número de
demandas de los trabajadores la interpretación que múltiples empresas dieron a estas
medidas y la utilización a su favor de dichas normas. Aún no hay explicaciones claras
sobre la declaración de banca rota por la que optaron algunas firmas que posteriormente
reabrieron sus instalaciones con el mismo modelo de negocio y con una nueva marca
comercial.

Según el Banco Mundial, para el año 2020 la economía internacional experimentó una
recesión del 5,2 %, en la que los países más desarrollados alcanzaron hasta un 7 %. Como
consecuencia, millones de personas fueron empujadas hacia estados de pobreza
extrema.[4]

LA LLEGADA DE LAS VACUNAS Y SU APLICACIÓN

Los laboratorios farmacéuticos de países como China, Rusia, Estados Unidos, Reino
Unido, India, Bélgica y Cuba iniciaron una carrera sin precedentes para desarrollar la
vacuna contra la enfermedad. En diciembre de 2020 se estaba experimentando en el
mundo con más de 200 vacunas. Para la misma fecha ya se habían aprobado, por la
Organización Mundial de la Salud, las vacunas de los laboratorios Pfizer (EE. UU.) y
AstraZeneca (Universidad de Oxford – Reino Unido), y en los primeros meses del año
2021, Serum Institute of India Pvt. Ltd., (India), Janssen (Bélgica, filial de Johnson &
Johnson), Moderna (EE. UU.), Sinopharm (China) y Sinovac (China).[5]

Para septiembre del 2021, Uruguay lideraba en América el proceso de vacunación de su


población con un total 74,4 % de habitantes con el esquema compuesto de dos dosis,
seguido por Chile con 71,4 %, Canadá con 71,4 %, Aruba con 70,4 %, Estados Unidos
con 56,8 %, Bermuda con 59,9 %, Ecuador con 55,7 %, Argentina con 51,7 %, Costa
Rica con 44,6 %, Brasil con 42,8 %, México con 36,1 %, Belize con 35,7 %, Perú con
36,9 %, Colombia con 34,8 %, Bolivia con 29,3 %, Paraguay con 27,7 %, y Venezuela
con 21,6%.[6] Para el 15 de octubre del mismo año se habían aplicado 6 495 672 032 de
dosis en todo el mundo. Sin embargo, y producto de la cuestionada estrategia de
distribución de las vacunas entre todos los países por parte de las farmacéuticas
productoras de las vacunas, UNICEF, en conjunto con la Organización Mundial de la
Salud, GAVI y el CEPI diseñaron el mecanismo COVAX, conocido como “una iniciativa
de colaboración mundial cuyo fin es garantizar el acceso justo y equitativo a las vacunas
contra la COVID-19”.[7]
Se pide:
La vacunación del SARS COVID -19
Con base en la resistencia voluntaria a la no vacunación de las personas en los diferentes
países del mundo, y desde una visión ética, se solicita analizar y explicar cada uno de los
siguientes argumentos:
1. Es un derecho de la libertad humana porque…
2. Es un atentado contra el bien común porque…
3. Es un acto de egoísmo porque…
4. Su obligatoriedad es un abuso de poder o una medida de salud pública porque…
5. La no incidencia del Estado podría ser una estrategia política porque…
6. ¿Cuál debería ser la actitud de los profesionales de la comunicación frente a esta
situación: imparcial o neutral?
7. ¿Cuál debería ser la decisión de la OMS, Naciones Unidas y las farmacéuticas frente
a la distribución equitativa de las vacunas a los diferentes países del mundo?

DESARROLLO

1.- ¿Es un derecho de la libertad humana?


Dentro del contexto COVID el punto más delicado tiene que ver con el rechazo a la
vacunación contra la COVID 19, y antes de abordar esta temática es importante reconocer
que ninguna problemática con respecto a la vacunación , debe de sepultar el derecho
humano universal que es la vacunación gratuita y accesible a todo el mundo sin
estereotipos u obstáculos , a pesar de la monopolización de las grandes farmacéuticas por
querer llevar la vacunación y ser exclusivas, a pesar de aquello si se llego a un acuerdo
ético de las priorización a poblaciones más vulnerables a quienes fueron provistas primero
las vacunas.
Retomando nuestro tema acerca del rechazo y habiendo establecido el derecho
fundamental universal que es el acceso a las vacunas, podemos destacar el conflicto que
existió o aun existe acerca de la exigencia de los estados y salud publica y quienes
rechazaron terminantemente el derecho a la vacunación alegando autonomía en su salud
y la no necesidad de requerir de una vacunación.
Si bien es cierto cada persona tiene derecho a su autonomía, y que puede tomar decisiones
sobre si, pero, no dañando el bien común, teniendo en cuenta que la vacuna es el único
medio efectivo que se poseía para poder contrarrestar la pandemia; teniendo más aun
mucha información acerca de que esta vacunación tenía efectos positivos contra el
COVID y aun así conscientemente las personas rechazaban y aun rechazan la vacunación.
Ya cuando el derecho particular priva que el bien común se establezca, pierde su valor
puesto, y ahí se torna en que las autoridades establezcan obligatoriedad en las
disposiciones, y así poder llegar a lo que bien llamaban inmunidad de rebaño.
Concluyo diciendo que: Los derechos particulares terminan cuando comienzan los
derechos de los demás, y ¡sí!, es un derecho de la libertad humana es decidir sobre el
propio cuerpo, pero si esto atenta contra el bien común entonces se vuelve una decisión
egoísta.

2.- ¿Es un atentado contra el bien común?

Haciendo referencia acerca del bien común es aquel en donde no existe exclusión en los
beneficios o decisiones o el consumo, dicho de otra manera, que todos los pertenecientes
a una comunidad puedes ser partícipes de aquello, beneficiándose comúnmente y así
satisfacer las necesidades comunes.

Es aquello que las autoridades realizan en sus mandatos, el bien común, hacer que toda
la población se mantenga estable, relegando los bienes particulares.

En el contexto de la vacunación como ya se había mencionado en párrafos anteriores,


quienes hicieron prevalecer sus derechos particulares haciendo caso omiso al bien común
tenían como argumento los que menciona la constitución : de que la persona cívica tiene
plena libertad de tomar decisiones para su propio bien sin que sea reprochado , siempre y
cuando este no atente contra el derecho de los demás ; ahí es donde entra la obligatoriedad
de la colocación de la vacuna , puesto que el bien común prevalece sobre los bienes
particulares , puesto que toda la población se beneficia.

Concluyo por tanto que la no vacunación si es un atentado contra el bien común.


3.- ¿Es un acto de egoísmo?

El debate no radica entre diversas opiniones que se defienden desde la priorización del
bien común de la salud pública, sino en manipuladores interesados o pura y duramente
emocionales, de como hacer frente al problema de salud pública, como lo es la pandemia

Ya habiendo hablado de aquello anteriormente, la persona que rechaza la vacunación, si


pretende hacerlo de acuerdo con su conciencia y con los derechos de todos, tiene que
contemplar sin prejuicios y con honestidad el panorama completo de los daños que causa
la pandemia a nivel global, y ver si desde él sigue encontrando motivos para el rechazo.
No es éticamente correcto que se encierre en su propio mundo de intereses,
preocupaciones o convicciones, uniéndose con quienes hacen lo mismo. El deber público
de acabar con la pandemia, concretado de diversos modos, lo tenemos todos. La persona
tiene que ser consciente de que la vacuna pretende sintetizar el bien personal y el bien
público, y plantearse si ella ve otra alternativa eficaz o no.

Naturalmente, nada de esto servirá para el que niega que exista la pandemia que atribuye
a alguna conspiración, para el que, a lo más, la reduce a una gripe común.

Concluyo por tanto que el acto de no aceptar la vacunación si es un acto de egoísmo ya


que se decide conscientemente el bien común por teorías sin fundamente.

4.- ¿Su obligatoriedad es un abuso de poder o una medida de salud


pública?

Personalmente y teniendo argumentos y bibliografía acerca de su obligatoriedad es mas


bien una medida de salud publica sin llegar a l abuso de poder, es frecuente los debates
acerca de aquello mas aun entre la persona que rechazan la vacunación contra la Covid
19.

Se bien es cierto las personas que rechazan la vacunación en su gran mayoría lo hacen
por dejarse llevar de por teorías conspirativas pero los gobiernos establecen la
obligatoriedad para buscar el bien común, estos, los no vacunados, no están conscientes
acerca del gran beneficio que da la vacunación.

La obligatoriedad en el país esta sustentada y fundamentada legalmente en la ley orgánica


de salud donde establece en su Artículo 4 que : “ La autoridad sanitaria nacional es el
Ministerio de Salud Pública, entidad a la que corresponde el ejercicio de las funciones
de rectoría en salud; así como la responsabilidad de la aplicación, control y vigilancia
del cumplimiento de esta Ley; y, las normas que dicte para su plena vigencia serán
obligatorias”, es decir que el MSP tiene toda la autoridad para colocar obligatoria mente
la vacuna o cualquier otra ley sanitaria , con el fin de vigilar el bienestar general; así
mismo en la constitución también establece que se debe buscar como un deber siempre
a promover el bien común sobre el bien particular.

5.- ¿La no incidencia del Estado podría ser una estrategia política?

Los poderes del Estado deben convertir en obligaciones jurídicas aquellos deberes cívicos
cuyo incumplimiento daña relevantemente el bien público. En consecuencia, deben
exigirlas coactivamente, estando, por supuesto, atentos a cumplir sus deberes y a rendir
cuentas de ello, así como a asumir las críticas razonables que se le hagan por no definirlas
bien.

El estado como la máxima autoridad a nivel nacional tiene la obligación de incurrir en las
personas que se niegan a la vacunación, esto debe de no estar sometido a la presión de las
posturas políticas para ganar adeptos. Es por tanto un deber del estado el cumplimiento
de las ordenes dadas por el ente rector como lo es el Ministerio de Salud Pública.

6.- ¿Cuál debería ser la actitud de los profesionales de la comunicación

frente a esta situación: imparcial o neutral?


La actitud de los profesionales de comunicación frente a esta situación debe de ser
imparcial.

Los ataques de los gobiernos a la libertad de expresión, combinados con la circulación de


desinformación en todo el mundo durante la pandemia de COVID-19, han tenido un
impacto devastador en la capacidad de la gente para acceder a información exacta y
oportuna que la ayude a afrontar la creciente crisis de salud global.
Rajat Khosla, director general de Investigación, Incidencia y Política de Amnistía
Internacional refiere: “A lo largo de la pandemia, los gobiernos han lanzado un ataque
sin precedentes contra la libertad de expresión, restringiendo seriamente los derechos de
las personas. Se ha puesto en el punto de mira a los canales de comunicación, se han
censurado las redes sociales y se han cerrado medios de comunicación, todo lo cual ha
tenido un terrible impacto en la capacidad de la población para acceder a información
vital sobre cómo enfrentarse a la COVID-19”, ha afirmado Rajat Khosla, director
general de Investigación, Incidencia y Política de Amnistía Internacional.”
En algunos países se busco meter preso a periodista e incluso a profesionales de salud que
decidieron hablar acerca de la situación verdadera que atravesaban los países, limitando
la libertad de prensa.
Muchos se preguntan ¿A qué se debe esto?, ¿Por qué los grandes países imperios
quisieron silenciar lo que sucedía realmente?, y por criterio personal; estos no querían
que haya pánico colectivo y a su vez no quedar al descubierto las falencias que tenia el
estado en cuanto al manejo de problemática de salud.
En todo caso los periodistas se deben de mantener imparciales, relatando noticas
verdaderas, para que la población tenga información certera y este en su plena libertad de
decidir que pensar, que creer y que no, pero sin que la información de los periodistas
cambia la opinión pública.
8. ¿Cuál debería ser la decisión de la OMS, Naciones Unidas y las
farmacéuticas frente a la distribución equitativa de las vacunas a los
diferentes países del mundo?
Desde el punto de vista de los derechos humanos universales, por sobre todo es la
disponibilidad equitativa de las vacunas para todo el mundo, combatiendo el cuasi
monopolio de las compañías farmacéuticas, que empujan a someter a las leyes del
mercado este producto de primera necesidad para el derecho a la salud y la vida.

Las graves carencias de solidaridad de los Estados fuertes y la aceptación de los


ciudadanos, a nivel internacional se estaban quebrantando gravemente las prioridades
éticas que se imponen para la recepción de la vacuna. Injusticia grave, que afecta a
muchísima población, contra la que deberíamos luchar desde nuestra disposición efectiva
a la solidaridad global.
La meta que estableció la OMS en el 2021 fue: “En 2021 la OMS fijó la meta de una
cobertura mundial de vacunación del 70% para mediados de 2022 “que se podía cumplir
gracias al: “empuje continuo, concertado y dirigido por los países para cumplir las
estrategias de vacunación definidas en el ámbito nacional puede servir de apoyo a las
metas mundiales”
Concluía también la OMS que: “La forma más rápida de acabar con la pandemia es
garantizar que las vacunas estén disponibles para todas las personas en todas partes. Sin
embargo, ahora mismo solo unos pocos países tienen acceso generalizado a las vacunas,
lo que significa que el virus seguirá mutando, cruzando fronteras y causando estragos en
todo el mundo”.
La posición de la OMS con respecto a la distribución de las vacunas fue efectiva, a pesar
a la restricción en ciertos países y la dificultad, la vacunación ha llegado a la gran mayoría
de países y se ha podido llegar a controlar la enfermedad.
LINKOGRAFIA.

• https://www.who.int/es/campaigns/vaccine-equity
• https://www.caf.com/es/conocimiento/visiones/2021/01/actitudes-y-
percepciones-frente-a-las-vacunas/
• https://www.oas.org/es/cidh/decisiones/pdf/Resolucion-1-21-es.pdf
• https://www.amnesty.org/es/latest/news/2021/10/covid-19-global-attack-on-
freedom-of-expression-is-having-a-dangerous-impact-on-public-health-
crisis/

• https://www.salud.gob.ec/wp-content/uploads/2017/03/LEY-
ORG%C3%81NICA-DE-SALUD4.pdf

También podría gustarte