El Realismo. Reporte de Lectura
El Realismo. Reporte de Lectura
El Realismo. Reporte de Lectura
Facultad de humanidades
Licenciatura en psicología
Primer parcial
Reporte de lectura #12
El realismo
En el realismo podemos decir que hay en él dos tendencias principales. Una, salida
de Platón, jalonada por san Agustín y san Buenaventura, y va a parar a Descartes, a
Malebranche, y los ontologistas del siglo XIX. La otra, salida de Aristóteles, culmina
en santo Tomás y se ha mantenido viva en el transcurso de los siglos por la escuela
tomista.
En Platón, el mundo sensible tiene tan poca consistencia que no puede dársele el
nombre de ser. Es mutable, en efecto, mientras que el ser es inmutable. No le
estaría mal el nombre de un no-ser existente. Pero como la ciencia versa sobre el
ser, lo sensible no puede ser conocido científicamente; es sólo objeto de opinión.
Platón dobla el mundo sensible con un mundo inteligible. Las ideas, que existen en
sí, son las esencias inmutables que requiere el conocimiento científico.
En Aristoteles, el fundamento de su epistemología es la tesis metafísica,
demostrada con gran lujo de argumentos, de que las ideas no existen separadas.
Son, pues, inmanentes en lo sensible, constituyen la esencia de cada cosa y no
existen más que individualizadas. De ahí se sigue que el conocimiento humano
parte necesariamente de la sensación, que tiene el privilegio de ponernos en
relación con lo real. Pero lo sensible, como tal, no es inteligible porque la esencia en
él está materializada e individualizada. La ciencia versa sobre las esencias puras y
universales que la inteligencia abstrae de lo sensible.
Al pasar al pensamiento cristiano, el realismo griego sufre una profunda
modificación. Como que el mundo ha sido creado por Dios a su imagen, el objeto y
el sujeto están como suspendidos de Dios, de quien
obtienen su existencia y su naturaleza. La inteligibilidad del objeto, la inteligencia del
sujeto, la verdad en el uno y en el otro, son una participación deficiente y
diversificada de la primera Verdad. Pero, por nueva que sea la perspectiva abierta
por el dogma de la creación, los rasgos esenciales del platonismo se hallan en San
Agustín y los del aristotelismo en Santo Tomás.
La epistemología de San Agustín está centrada en el problema de la verdad, y
regida enteramente por el principio de que la verdad es necesaria, inmutable y
eterna. Su punto de partida es la tesis platónica de que el mundo sensible es
demasiado inestable para poder ser objeto de conocimiento verdadero. Sin duda, la
sensación es ya un acto de pensamiento. El espíritu trasciende al cuerpo y no
puede recibir nada de él. Es pues el espíritu el que se hace atento a las pasiones
que el cuerpo sufre de parte de las cosas materiales, y que produce en sí mismo un
verbo para representarlas.
Para santo Tomás, la abstracción es un hecho, y este hecho sirve en cierto modo de
eje a su epistemología. La experiencia sensible se encuentra rehabilitada: es la
base del conocimiento humano, puesto que todas nuestras ideas se obtienen de
ella. No es una ciencia, en el sentido propio de la palabra, pero es un conocimiento,
e incluso un conocimiento infalible, una intuición de las cosas existentes.
Para pasar de lo sensible a lo inteligible, se necesita una iluminación humana, la
que el intelecto agente proyecta sobre el fantasma; su papel consiste en actualizar
la esencia que encierra éste. Solamente al llegar al término de su análisis se
encuentra a Santo Tomás con San Agustín.
idealismo. Es preciso, pues, ante todo, definir el realismo por oposición al idealismo,
y luego buscar si es posible superar la oposición. Ya Berkeley tenía cuidado en
subrayar que al transformar las cosas en ideas, por este mismo hecho había
transformado las ideas en cosas, y que en total nada había cambiado en la
apariencia del mundo sensible. Paralelamente, el idealismo trascendental implica un
realismo empírico. Después de haber limitado el conocimiento a los fenómenos,
conforme a las exigencias del idealismo trascendental, Kant procedía a una
«refutación del idealismo», que tenía por objeto esta vez el idealismo problemático
de Descartes y el idealismo dogmático de Berkeley. No le costaba trabajo demostrar
que, según sus principios, la conciencia inmediata de los cuerpos, como fenómenos
en el espacio, es una condición de la conciencia que tenemos de nuestros estados
interiores en el tiempo.
¿Cómo caracterizar el realismo realista? Éste admite que buen número de objetos
no existen más que en el pensamiento porque el espíritu los ha construido o
abstraído. Las únicas tesis que sostiene contra el idealismo y que bastan para
caracterizarlo son las siguientes:
1° De un modo general, el conocimiento se regula por el ser que a todas luces le es
anterior. Si se considera el sujeto, éste debe ser para poder conocer y su modo de
conocimiento depende de su tipo de ser. Si se considera el objeto, también él debe
ser para poder ser conocido, y su manera de aparecer depende de su tipo de ser. Si
no se conoce nada, no se conoce, no hay más que ignorancia, ausencia pura y
simple de conocimiento. Si se conoce, se conoce algo, dicho de otro modo, se
revela un ser.
2.° En algunos casos, lo que conocemos existe en sí, independientemente de
nuestro conocimiento, de nuestro pensamiento, de toda actividad de nuestro
espíritu. La existencia puede ser concluida (como consecuencia de un
razonamiento), puede ser concebida (por un concepto abstracto), y puede ser
percibida (por conciencia o sensación). Pero solamente nos interesa el último caso,
pues sólo se puede concluir o concebir una existencia si se parte de una experiencia
en la que nos es dada. dada. La tesis característica del realismo es, pues, que las
cosas, o el mundo, y el yo que percibimos existen en el sentido metafísico de la
palabra.
1.° El existente se reduce a la serie de sus apariciones: el ser no es pues otra cosa
que el fenómeno.
2.° No obstante el ser del existente es transfenomenal, no aparece él mismo, sino
solamente por diversos aspectos.
Puede decirse que hay yuxtaposición del idealismo y del realismo, de tal modo que
la fenomenología de Sartre oscila constantemente entre estos dos polos de
atracción. Pero pueden también reducirse las dos tesis a la unidad, pero entonces la
primera absorbe a la segunda, y en definitiva gana el idealismo. el ser es la totalidad
de las apariciones posibles, pero nunca aparece la totalidad misma. Así el fenómeno
presenta solamente un aspecto del ser, y no el ser, pero no tiene sentido más que
en relación con el ser. La fenomenología de Sartre está pues fundada sobre el
fenomenismo.