Leyes de Burgos de 1512
Leyes de Burgos de 1512
Leyes de Burgos de 1512
Burg Burg
Juan Cruz Monje Santillana de la
Universidad de Burgos (España), donde
General para el gobierno e
instrucción de los
aborígenes americanos”
os os
nacieron las famosas leyes, con mucho
acierto las llama “primer texto normativo
de carácter general sobre el tratamiento de
los indios en la América recién descubierta;
Preguntas guía
primer cuerpo legislativo que se dio para
¿Quién las hizo?
las Indias
¿Por qué?
¿Cuáles son las diferentes interpretaciones?
¿En que se basan?
¿Cómo se cumplían?
Para encontrar los orígenes de las Leyes de Burgos debemos remontarnos a los
sermones de fray Antonio de Montesinos durante el Adviento de 1511.
Hay dos problemáticas principales que van a afectar a la colonia en ese momento, una
va a ser la producción de oro, y la mano de obra indígena. Por otro lado las
preocupaciones de la Corona, y de los Colonos iban a girar en torno especialmente a la
obra de mano indígena ya que todo el sistema se apoyaba sobre su trabajo.
La escasez de mano de obra ya era un problema en el 1506, las soluciones que se habían
encontrado para ese momento fue una rotación o prorroga de los repartimientos,
introducir esclavos africanos (mucho antes de la solución de Las Casas), las correrías de
islas adyacentes y costas que fueron declaradas como inútiles, con el objeto de poder
cazar u traer a trabajar a La Española a indios en masa, raptados.
En las llamadas islas inútiles había un exceso de indios, ociosos, que no podían ser
evangelizados, y de que ellos ningún provecho se lograban sacar. El muy católico
Fernando dio luz verde al asolamiento de la cuenca caribe del continente. Y aunque el
rey ordenó que aquello se hiciese con el “menos escándalo (que) se pudiese hacer”, lo
cierto es que se desataron auténticas cacerías humanas instigadas por el propio rey.
Los reyes debían hacerse compatible el reconocimiento de unos mínimos derechos del indio,
en su condición de ser humano susceptible de evangelización. Para ello los Reyes Católicos
dispusieron la organización de la explotación de las tierras y sus recursos, especialmente los
minerales, mediante los llamados Repartimientos entre españoles, no entre indios, a los que se
utilizaba como mano de obra, instaurándose la institución de la Encomienda, cuya polémica
aplicación desencadenó a la postre las protestas de los dominicos y sería la causa inmediata de
la aprobación de las Leyes de Burgos.
Constaron de 35 leyes, o artículos diríamos hoy, en los que se regulan el régimen de los
indios, sus condiciones personales de vida y de trabajo, sus derechos, los límites a su
utilización como mano de obra, etc., y constituyen un texto legal para proteger al indio
ésta es una de sus novedades trascendentales, del reconocimiento de su condición como
hombre libre y titular de derechos humanos básicos, como el de la libertad y la
propiedad
Estas leyes estaban previstas para la aplicación en América bajo la excusa de “justicia
de los naturales, indios, o indígenas”. La implementaron en reunión convocada por la
Corona Española de la época, bajo un grupo de teólogos y juristas españoles en la
ciudad de Burgos para analizar los problemas políticos y jurídicos surgidos a raíz de la
afectación que sufrieron los indígenas del llamado Nuevo Mundo.
Las mismas personas que se reunieron en la Junta de Burgos, fueron los mismos que se
habían juntado en el famoso sermón de Montesinos del 1511, esta reunión tuvo como
fin una serie de principios:
La Junta de Burgos llegó a una serie de conclusiones que permiten fijar los principios
que guiaron a los consejeros en la elaboración de las Leyes. Esos principios son los
siguientes:
1. Los indios son libres y como tales deben ser tratados (Conclusión 1ª).
2. Los indios deben ser instruidos en la fe católica y en ello debe ponerse toda la
diligencia necesaria (Conclusión 2ª).
3. A los indios se les debe dotar de casa y hacienda propia a criterio de las autoridades
locales. Lógicamente se les debe dar tiempo para que labren y conserven esa hacienda
“a su manera” (Conclusión 5ª).
4. La convivencia – ‘comunicación’ – entre cristianos e indígenas es medio idóneo para
la evangelización de los últimos. (La tesis del ‘buen ejemplo’). (Conclusión 6ª)
5. Los indios pueden ser obligados a trabajar para los cristianos ‘por razón de señorío y
servicio’ que deben al rey de España a cambio de ‘mantenerlos en justicia y
evangelizarlos’ (Conclusión 3ª).
6. El trabajo debe ser tal que no impida la evangelización; asimismo que sea en
provecho suyo y de la república (Conclusión 3ª).
7. Las obligaciones laborales que se impongan a los indios deben ser tolerables (‘que las
puedan sufrir’) y deben combinarse con descanso conveniente, diario y anual
(Conclusión 4ª).
8. A cambio de su trabajo los indios deben recibir un salario apropiado en dinero y
especie (Conclusión 7ª)
Reasentamientos forzosos
El primer aspecto al que prestan atención las Leyes de Burgos es la creación de
las condiciones de posibilidad de su proyecto social, laboral y cultural. El patrón de
asentamiento y las estructuras sociales previas son incompatibles con la inquebrantable
decisión cristiana de colonizar. Por eso, desde la lógica del conquistador, se impone una
radical reestructuración de esas condiciones. Los dos pilares de esa reforma serán un
nuevo modelo de asentamiento que dará paso a un nuevo tipo de relaciones sociales,
tanto de los indios entre sí, como con la nueva élite invasora.
El tema de los reasentamientos forzosos es tratado exclusivamente en el artículo 1 y no
caben interpretaciones: el Estado ha determinado la reubicación forzosa de los indios;
una aspiración que se remonta a 1503 cuando se instituyó la encomienda.
Hay que tener en cuenta cómo era la sociedad castellana y europea en los siglos XV-
XVI, en qué circunstancias se produjo el Descubrimiento de América y las iniciales
actuaciones de los primeros descubridores castellanos allí, momento en el que se
aprobaron estas leyes tras una discusión doctrinal que, vista con perspectiva, no deja de
causar admiración.
REGIMEN LABORAL
1.1 La demora: El Art. 11 (1513) regula las obligaciones laborales de los indios
“encomendados” en las minas y ordena que la “demora” o tiempo de trabajo, fuese de
“Cinco meses”, seguidos de cuarenta días de “descanso” (¿vacaciones?), para que se
fuesen a “holgar a sus casas”; por Bartolomé de las Casas sabemos que la “demora”
era de ocho o diez meses y que ese holgar no lo era tanto, pues utilizaban ese tiempo
para recoger sus cosechas. Las labores agrícolas no se legislaron, posiblemente que no
hubiese denuncias como era el caso de la minería, la actividad económica más
importante.
Otros artículos tienen como objeto las prestaciones laborales indígenas y registran
ciertas limitaciones, como no utilizar indios como animales de carga (Art. 9) y prohibir
el maltrato físico, así como el que denominaríamos psicológico (Art. 22).
1.2 Trabajo femenino e infantil: El trabajo femenino e infantil está regulado por el
artículo 16 de las Leyes originales y los artículos 1, 2 y 3 de la Adenda de 1513. Se
establece una escala etaria y vital para regular las obligaciones laborales de los niños/as
y jóvenes. Con ese lenguaje ambiguo propio del derecho indiano se ordena que
Las indias solteras que, lógicamente, debían permanecer bajo la autoridad de sus padres,
estaban obligadas a trabajar con ellos o con terceros, mediando contrato de trabajo con
los padres. Las que, por las razones que fueran, no tuviesen padres, debían ser
“constreñidas” a residir juntas, recibir un intenso adoctrinamiento y obligadas a trabajar
en sus haciendas o en las de otros a cambio de un jornal (art. 3º de 1513). Las indias
casadas con indios encomendados debían servir con sus maridos. De lo contrario se
dispone “que las tales mugeres sean conpelidas a trabajar en sus propias haziendas y
de sus maridos o en las de los españoles” a cambio de un salario convenido (art. 1º de
1513).
1.3 Caciques Los caciques tenían ciertas prerrogativas y las mismas obligaciones que
los encomenderos; sus hijos menores de 13 años, debían asistir a la alfabetización y
evangelización durante un periodo de 4 años (art. 15); asimismo, convendría aludir a
los artículos que avalan o sancionan ciertos aspectos de la cultura indígena, en general,
la sanción dependía de la vinculación religiosa con la actividad.
Programa de aculturación
El asunto al que más atención presta las Leyes de Burgos es el que se ha dado en llamar
conquista espiritual – aculturación forzosa – de los indios. Sobre este tema versan de
forma directa o parcial los artículos 2; 3; 4; 5; 6; 7; 8; 10; 11; 14; 15 y 20. De forma
indirecta otros artículos tienen relación con este asunto. Esta parte de las Ordenanzas
puede ser dividida en tres grupos: a) las medidas ‘positivas’ que al legislador debieron
parecer incuestionables por cuanto permitían poner en la práctica el cometido misional
de la Conquista española; b) las medidas represivas de algún aspecto concreto de la
cultura indígena y c) los artículos que aprueban o refuerzan ciertos elementos del
universo cultural de los indios.
Visitadores y control del cumplimiento de las Leyes de Burgos.
El aspecto más novedoso de las Leyes de Burgos quizá sea la creación de mecanismos
de control para la implementación y cumplimiento de sus disposiciones. En este sentido
parece que la creación de la figura de los Visitadores, encargados de la puesta en
práctica y seguimiento de la aplicación de las Ordenanzas de 1512-13 debía haber
garantizado una implementación siquiera mínima del mencionado Código. Dado pues el
papel crucial que debían desempeñar estos funcionarios, (nada menos que 6 artículos
regulan sus funciones), parece justificado detenerse a considerar las características y
circunstancias de tan importante cargo.
Los Visitadores son instituidos por el art. 27, dos en cada pueblo, y debían supervisar
los reasentamientos forzosos, la coacción administrativa para que los indios cultivaran
maíz (art. 1), llevar un estricto control demográfico de los indios encomendados (art. 21
(23), etc. Sin embargo, su obligación más importante consistía en realizar cada seis
meses, alternándose, inspecciones rutinarias o Visitas (de allí su nombre) a las
encomiendas para verificar el cumplimiento de las Leyes (art. 29). A su vez, los
Visitadores serían sometidos a una Residencia bianual para comprobar que
desempeñaban adecuadamente sus cargos (art. 32).
Estas Residencias generarían información fidedigna que debía ser puesta a disposición
de la Corte, para “que yo sea de todo bien ynformado” –apuntaban Juana y su padre (art.
32). Si esta cadena de controles cruzados funcionaba, nadie “del rey abajo” podría
alegar ignorancia –detalle a tener muy en cuenta – y supuestamente, estarían
garantizados un óptimo cumplimiento de las Ordenanzas y un idóneo funcionamiento de
la encomienda.
Otros datos
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https://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1409-
469X2013000100002
https://riubu.ubu.es/bitstream/handle/10259.1/85/Monje_Santillana.pdf?
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http://ddfv.ufv.es/xmlui/bitstream/handle/10641/586/Leyes%20de%20Burgos%20de
%201512.pdf?sequence=1
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humanos/