Títulos de Crédito

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TÍTULOS DE CRÉDITO

Un título de crédito, también llamado título valor, es aquel "documento necesario


para ejercer el derecho literal y autónomo expresado en el mismo título". Se
entiende, por consiguiente, que los títulos de crédito se componen de dos partes
principales: el valor que consignan y el título, derecho o soporte material que lo
contiene, y que de esta combinación resulta una unidad inseparable. En un
sentido restringido, es aquel "documento sobre un derecho privado cuyo ejercicio
y cuya transmisión están condicionados a la posesión del documento", concepción
según la cual el documento resulta indispensable tanto para transmitir como para
ejercerlo.2 Además, hay que considerar que esta figura jurídica y comercial tendrá
diferentes lineamientos según el país o el sistema jurídico en donde se desarrolle
y legisle.

Antecedentes históricos

No todos los títulos de crédito han surgido en el mismo momento de la historia del
comercio, por lo que su estudio y regulación se ha producido en tiempos diversos.
Sin embargo, desde principios del siglo XX los juristas han realizado grandes
esfuerzos para elaborar una teoría unitaria o general, dentro de la cual se
comprende toda esa categoría llamada títulos de crédito.

Elementos

La doctrina ha encontrado los siguientes elementos en los títulos de crédito.


Algunos de aquellos si se consideran como tales de forma unánime, en especial la
circulación.

Incorporación

El título de crédito es un documento que lleva incorporado un derecho, de manera


que el derecho va íntimamente unido al título y su ejercicio está condicionado por
la exhibición del documento. Sin exhibir el título, no se puede ejercitar el derecho
en él incorporado, y su razón de poseer el derecho es el hecho de poseer el título.

La incorporación del derecho al documento es tan íntima que el derecho se


convierte en algo accesorio del documento. Generalmente, los derechos tienen
existencia independientemente del documento que sirve para comprobarlos, y
pueden ejercitarse sin necesidad estricta del documento. Sin embargo, tratándose
de títulos de crédito, el documento es lo principal y el derecho lo accesorio. El
derecho ni existe ni puede ejercitarse, si no es en función del documento y
condicionado por él.
Legitimación

La legitimación es una consecuencia de la incorporación. Para ejercitar el derecho,


es necesario “legitimarse” exhibiendo el título de crédito. La legitimación tiene dos
aspectos: activo y pasivo. La legitimación activa consiste en la propiedad o calidad
que tiene el título de crédito de atribuir a su titular, es decir, a quien lo posee
legalmente, la capacidad de exigir del obligado en el título la obligación que en él
se consigna. La legitimación pasiva consiste en que el deudor obligado en el título
de crédito cumple su obligación y, por tanto, se libera de ella, pagando a quien
aparezca como titular del documento. Esto es, el ejercicio del derecho sólo puede
hacerlo el poseedor del documento. Del mismo modo, el deudor de buena fe
cumple su obligación pagando al poseedor.

Literalidad

Hace referencia a que el derecho se medirá en su naturaleza, ámbito, contenido y


demás circunstancias por la letra del documento, por lo que literalmente se
encuentre en él consignado. El derecho está regulado por lo que expresa el título
mismo.

Sin embargo, la literalidad puede ser contradicha por otro documento (por ejemplo,
el acta constitutiva, en el caso de la sociedad anónima) o por la misma ley (por
ejemplo, si la ley prohíbe la letra de cambio al portador, cuando así esté, será
nula).

Autonomía

No es propio decir que el título de crédito es autónomo, ni que sea autónomo el


derecho incorporado en el título. Lo que debe decirse que es autónomo es el
derecho que cada titular sucesivo va adquiriendo sobre el título y sobre los
derechos en él incorporados, y la expresión autonomía indica que cada persona
que va adquiriendo el documento adquiere un derecho propio, distinto del derecho
que tenía o que podría tener quien le transmitió el título, y que es independiente de
las vicisitudes y relaciones personales que hayan mediado entre anteriores
titulares y el deudor, de modo que el deudor-emisor del título no puede oponer al
segundo y a los posteriores poseedores de buena fe excepciones personales que
podía oponer al poseedor originario. Cada poseedor adquiere ex novo, como si lo
fuera originariamente y no a título derivativo; siendo, por tanto, un mecanismo de
tutela jurídica del adquiriente de buena fe.

Los pagarés y las letras de cambio son ejemplos de títulos de crédito calificados
como típicos, ya que su reglamentación está detallada en las leyes. Otros títulos
de crédito, en cambio, se denominan atípicos porque carecen de una
reglamentación específica en la legislación.

Otra calificación que se aplica a los pagarés y a las letras de cambio está
vinculada a la singularidad: se dice que son títulos de crédito singulares debido a
que se crean de a uno en cada acto. Las acciones de una empresa resultan el
caso opuesto al ser títulos de créditos seriales, debido a que su creación se
produce en serie (es decir, se crean muchas acciones a la vez).

Los cheques también son títulos de crédito. En este caso, de acuerdo a cómo se
transmiten, es posible distinguir entre los títulos al portador (carecen de los datos
del titular y su sola tenencia legitima su efecto), los títulos a la orden (se expiden a
favor de una persona en específico) y los títulos nominativos (directos y de
transmisión limitada).

Como es de esperarse, cada título de crédito ha aparecido en un momento


diferente de la historia, y por esta razón se deben estudiar atendiendo las
singularidades de cada período. Sin embargo, desde comienzos del 1900, los
juristas llevan buscando unificar la teoría, y es así que todos estos documentos
han entrado en la misma categoría. Veamos a continuación los elementos que la
Doctrina advierte en los títulos de crédito, aunque no todos sean reconocidos de
manera unánime:

Títulos de crédito* incorporación: este tipo de documento incorpora un derecho, de


manera que ambos están ligados íntimamente y para ejercerlo es necesario que
se exhiba el primero. En otras palabras, si no se presenta el título de crédito ante
una persona, tampoco es posible ejercer el derecho que incorpora.
TÍTULOS NOMINATIVOS

En primer lugar los títulos nominativos, son aquellos en los cuales la norma que
rige su creación exige la inscripción del tenedor en un registro que debe llevar el
creador del título, según lo preceptuado por el artículo 648 del código de comercio.

Títulos valores cuyos titulares aparecen designados como personas determinadas


y concretas. Son títulos directos o no en- dosables, es decir, que su tráfico
mercantil es más complejo dado que el deudor quedará obligado con el nuevo
acreedor desde la notificación de transmisión por el transmitente, y desde dicha
fecha sólo será válido el pago que se hiciere al nuevo acreedor.

Es el grupo de títulos valores caracterizado porque el titular del derecho de crédito


incorporado a aquél está determinado directamente en el documento; por ello se
denominan también títulos directos. En la biografía de los títulos valores, los
directos o nominativos son los primeros en utilizarse. El tenedor del mismo, para
ejercer el derecho de crédito incorporado al documento debe, además de
poseerlo, acreditar que es la persona designada directamente en el título. Para
transmitir éste es preciso que, además de la entrega del documento y de la
designación en éste del nuevo titular, se notifique al deudor la transferencia. A
partir de la notificación, el deudor quedará obligado para con el nuevo acreedor,
titular del documento transferido.

Artículo 23.- Son títulos nominativos, los expedidos a favor de una persona cuyo
nombre se consigna en el texto mismo del documento.

En el caso de títulos nominativos que llevan adheridos cupones, se considerará


que son cupones nominativos, cuando los mismos estén identificados y vinculados
por su número, serie y demás datos con el título correspondiente.

Únicamente el legítimo propietario del título nominativo o su representante legal


podrán ejercer, contra la entrega de los cupones correspondientes, los derechos
patrimoniales que otorgue el título al cual estén adheridos.

Títulos a la orden.

Por otro lado los títulos a la orden, tienen las siguientes características: se expiden
a favor de determinada persona, se les agrega la clausula “a la orden” o se diga
que son transferibles por medio del endoso, o que son negociables, o se indique
su denominación específica de títulos valores, serán a la orden, esta clase de
títulos se trasmiten por medio de endoso y entrega de titulo. Así se encuentra
establecido en el artículo 651 del código de comercio.
Títulos al portador.

Mientras que en los titulo valores a la orden no se requiere de ningún registro


cuando este se ha endosado; los títulos valores al portador por su parte, solo
podrán expedirse en los casos expresamente autorizados por la ley, es decir, que
si se expiden al portador títulos que no están autorizados por la ley, estos no se
consideraran títulos valores por ende no producirán efectos, según lo dicho en el
artículo 670.

A diferencia de los títulos a la orden, los títulos al portador son los que no se
expidan a favor de determinada persona o contenga la clausula al portador, en
este clase de títulos se considera tenedor legitimo a quien lo tenga en su poder.
Los títulos al portador se trasmiten con la sola entrega de este.

Forma de circulación

El título valor solamente puede circular por la vía que le autoriza la ley, bien sea la
nominativa, a la orden o al portador, y solo por una de ellas, como lo establecen
los artículos 648,651 y 688 del Código de Comercio, normas que además
legitiman al tenedor del título para ejercer sus derechos.

El endoso

Se define como el medio de Transmitir los títulos a la orden, lo cual quiere decir “Al
dorso “La persona quien transmite se llama Endosante, quien lo adquiere
Endosatario.

Se llama endoso en blanco el que se hace con la sola firma del endosante.

El endoso debe ser puro, y simple, es decir no puede estar sujeto a una
condición.
REGISTRO MERCANTIL

El Registro Mercantil es aquel en el que se inscriben los hechos y actos relativos a


los empresarios individuales y a las sociedades mercantiles, con el fin de dar
publicidad a los mismos de forma que puedan ser conocidos por las personas que
contraten con ellos.

Existe en todas las capitales de provincia y demás ciudades previstas


reglamentariamente.

Se encuentra a cargo de uno o varios registradores mercantiles.

Depende de la Dirección General de los Registros y del Notariado del Ministerio de


Justicia

La inscripción en el Registro Mercantil:

La inscripción en el Registro Mercantil supone, para las sociedades, la adquisición


de su personalidad jurídica, lo que quiere decir que su inscripción en el registro es
obligatoria y constitutiva (artículo 4 del Reglamento del Registro Mercantil).

Las sociedades adquieren su personalidad jurídica con la inscripción en el


Registro Mercantil correspondiente a su domicilio social.

Dichas inscripciones tienen atribuidos fuertes efectos legales:

a) El contenido del Registro se presume exacto y válido.

b) Los actos inscritos son oponibles a terceros de buena fe.

c) Los asientos del Registro están bajo la salvaguardia de los Tribunales y


producirán sus efectos mientras no se inscriba la declaración judicial de su
inexactitud o nulidad.

d) La declaración judicial de inexactitud o nulidad de las mismas no perjudicará los


derechos de terceros de buena fe, adquiridos conforme a derecho.

Organización del Registro Mercantil

Los Registros Mercantiles dependen del Ministerio de Justicia. Todos los asuntos
a ellos referentes están encomendados a la Dirección General de los Registros y
del Notariado.

Cada Registro Mercantil está a cargo de uno o varios registradores (los


registradores son funcionarios públicos a todos los efectos legales).
Hay un único Registro Mercantil en cada capital de provincia, cuya competencia se
extiende al territorio de la misma. Además existen Registros Mercantiles en las
ciudades de Ceuta, Melilla, Ibiza, Mahón, Arrecife, Puerto del Rosario, Santa Cruz
de la Palma, San Sebastián de la Gomera, Valverde y Santiago de Compostela.

Existetambién un único Registro Mercantil Central que se ocupa de lo relativo a las


denominaciones de las sociedades y entidades mercantiles; tiene su sede en
Madrid.

Funciones del Registro Mercantil

El Registro Mercantil tiene por objeto

La inscripción de los empresarios y demás sujetos establecidos por la Ley, y de


los actos y contratos relativos a los mismos que determinen la Ley y el
Reglamento.

La legalización de los libros de los empresarios, el nombramiento de expertos


independientes y de auditores de cuentas y el depósito y publicidad de los
documentos contables.

La centralización y publicación de la información registral, que será llevada a cabo


por el Registro Mercantil Central en los términos prevenidos por el Reglamento.

La centralización y la publicación de la información de resoluciones concursales

Las inscripciones registrales se practican previa la calificación registral: control de


la legalidad y de la validez del contenido de los actos y acuerdos sociales y de la
capacidad y legitimación de quienes los suscriben.

Como consecuencia de ese control registral, dichas inscripciones tienen atribuidos


fuertes efectos legales:

El contenido del Registro se presume exacto y válido.

Los actos inscritos son oponibles a terceros de buena fe.

Los asientos del Registro están bajo la salvaguarda de los tribunales y producirán
sus efectos mientras no se inscriba la declaración judicial de su inexactitud o
nulidad.

La declaración judicial de inexactitud o nulidad de las mismas no perjudicará los


derechos de terceros de buena fe, adquiridos conforme a derecho.
OBLIGACIONES PROFESIONALES DE LOS COMERCIANTES

Hay obligaciones profesionales de los comerciantes de carácter puramente


administrativo, de tipo sanitario, estadístico, Seguro Social, municipal etc... Pero
nos centraremos en aquellas obligaciones profesionales relativas al Derecho
Mercantil.

Es así como tenemos que tales obligaciones son:


 La publicidad
 Inscripción en el Registro Público de Comercio
 La contabilidad mercantil
 Correspondencia mercantil

Se tiene que publicar las actividades profesionales de los comerciantes.

Los comerciantes tendrán la obligación de:

I. Participar la iniciación de sus actividades profesionales y la apertura de sus


establecimientos o despachos por medio de circulares dirigidas a los comerciantes
de su domicilio y de las plazas en que tengan sucursales o estén sitos los locales
indicados o tengan corresponsales.

LA PUBLICIDAD

Esto se hará a través de circulares que contendrán:

a) Nombre, razón o denominación social del comerciante

b) Actividades principales de su giro;

c) Domicilio;

d) Direcciones de las sucursales o agencias y establecimientos y los nombres de


los mismos si los tuviere;

Esto se hará a través de circulares que contendrán:

e) Balance de apertura; y

f) Los representantes Las circulares pueden substituirse por inserciones en dos (2)
periódicos de los de máxima circulación en los lugar e sindicados.
INSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO PÚBLICO DECOMERCIO

Es obligatorio el registro de todo comerciante en la Cámara de Comercio e


Industria correspondiente. La anotación comprenderá todos los datos indicados en
el artículo 380, los que se publicarán en el boletín o periódico de las Cámaras.

Artículo 385: El Registro Público de Comercio se llevará en las cabeceras de los


Departamentos o secciones judiciales, y, en lo concerniente a los buques, en los
puertos que determine el reglamento.

Artículo 386: Estará encargado del Registro Público de Comercio el que tenga a
su cargo el Instituto de la Propiedad en la localidad en que aquél debe llevarse.

Artículo 387:

El Registro Público de Comercio estará formado por:

El libro de inscripción de comerciantes individuales

El libro de inscripción de comerciantes sociales.

El libro de inscripción de establecimientos mercantiles:

d) El libro diario de presentación de documentos.

En los registros de los puertos que el reglamento fije, se llevará el libro de


inscripción de buques. Además, en cada registro se llevarán los libros auxiliares
que el reglamento determine y los índices alfabéticos necesarios.

Artículo 389:Será obligatoria la inscripción para los titulares sociales e individuales


de empresas mercantiles, así como la de establecimientos y buques, y la de
hechos y relaciones jurídicas que especifiquen las leyes.

NSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO PÚBLICO DE COMERCIOMATERIA DE LA


INSCRIPCIÓN Y ASIENTOS

Artículo 390:La inscripción del comerciante individualcomprenderá:

El nombre y apellidos,

Edad,

Nacionalidad,

Estado; y

Domicilio
Artículo 392:

La inscripción de establecimientos mercantiles comprenderá nombre comercial, si


lo tuvieren, su giro principal, la localidad en que se encuentren, su ubicación y el
nombre del propietario.

Respecto del comerciante individual: a)Los poderes de administración y


disposición que otorgue y los concernientes a la empresa)La constitución de
derechos reales sobre la empresa y sus establecimientos)La adquisición,
enajenación y traspaso de estos por cualquier título; yd)

El régimen matrimonial de bienes y sus modificaciones

NSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO PÚBLICO DE COMERCIOFORMA,


PROCEDIMIENTO INSCRIPCIÓN, CALIFICACIÓNREGISTRAL

Pueden solicitar la inscripción los comerciantes individuales por si mismos o por


sus apoderados, los representantes de los comerciantes sociales y cualquier
persona que tenga interés en asegurar un derecho o en autenticar un hecho
susceptible de inscripción, así como las personas que deban proceder a ello por
disposición de la ley.

OBLIGACIONES REFERENTES A LA CONTABILIDAD

El Código de Comercio establece que todo empresario deberá llevar una


contabilidad ordenada, adecuada a la actividad de su empresa, que permita un
seguimiento cronológico de todas sus operaciones, así como la elaboración
periódica de balances e inventarios.

La contabilidad es una importante fuente de información sobre la situación


económico-financiera de la empresa y de los principales hechos que se producen.
Conocer los resultados que obtiene la empresa, las fuentes de que provienen, el
estado de sus deudas, su situación patrimonial, etc., constituye una necesidad
para el empresario, que debe poner todos los medios a su alcance para dar
respuesta a la misma.

Obligaciones contables del empresario


Para ello, la contabilidad pone a su servicio una serie de instrumentos que van a
permitirle conocer y seguir con detalle la marcha de la empresa y los recursos que
genera: Cuentas Anuales, Libros de Contabilidad, etc.

Pero además, la contabilidad también es importante para terceras personas, que


como clientes, acreedores, instituciones financieras, posibles inversores o la
propia Administración que pueden estar interesados en conocer los resultados de
la empresa.

Según establece el artículo 25 del Código de Comercio de 1885: “Todo empresario


deberá llevar una contabilidad ordenada, adecuada a la actividad de su empresa,
que permita un seguimiento cronológico de todas sus operaciones, así como la
elaboración periódica de balances e inventarios. Llevará necesariamente, sin
perjuicio de lo establecido en las leyes o disposiciones especiales, un libro de
inventarios y cuentas anuales y un libro Diario”.

Sin embargo, a pesar de que la redacción del mencionado artículo del Código de
Comercio es clara respecto a la extensión de la obligación de llevanza de
contabilidad a todo tipo de empresarios, en la práctica es la legislación fiscal la
que marca las pautas, por lo que vamos a analizar las obligaciones contables del
empresario dependiendo de su personalidad jurídica y del método elegido para la
estimación de los rendimientos en el caso de las personas físicas (autónomos).

Desde la perspectiva jurídica existen dos grandes grupos:

Las sociedades mercantiles que deben presentar impuesto de sociedades


Los autónomos, comunidades de bienes y sociedades civiles, que tributan por
rendimientos de actividades económicas en el Impuesto de la Renta de las
Personas Físicas, pudiendo elegir entre:
Estimación directa normal
Estimación directa normal
Estimación directa simplificada
Estimación objetiva, más conocida por “módulos”
Sujetos pasivos del Impuesto de Sociedades
Las sociedades mercantiles están obligadas a llevar contabilidad ajustada a lo
establecido en el Código de Comercio, tal y como establece el artículo 133.1 de la
Ley del Impuesto sobre Sociedades (RDL 4/2004, de 5 de marzo)

La Administración tributaria podrá realizar la comprobación e investigación


mediante el examen de la contabilidad, libros, correspondencia, documentación y
justificantes concernientes a los negocios del sujeto pasivo, incluidos los
programas de contabilidad, los archivos y soportes magnéticos.

En todo caso, la contabilidad debe permitir la verificación y comprobación por


parte de la Agencia Tributaria si el contribuyente cumple con los requisitos y ha
aplicado adecuadamente los incentivos y beneficios fiscales.

El Código de Comercio establece los siguientes libros obligatorios:

Libro de inventario y Cuentas anuales


Libro diario
Libro de actas
Libro de socios
Libros no obligatorios
Además de los libros obligatorios las sociedades suelen llevar otros libros
auxiliares como los “Mayores”.

Los mayores se generan automáticamente por los programas contables cuando se


contabilizan las operaciones en el Libro Diario.

Los libros no obligatorios podrán legalizarse de forma voluntaria ante el Registro


Mercantil.
OBLIGACIONES DEL COMERCIANTE MERCANTIL

Varias son las obligaciones y se distinguen algunas que por modo concreto o
particular establecen las leyes mercantiles en orden a ciertos comerciantes
individuales o colectivos y tratándose además de determinadas actividades del
comercio.

a) Inscripción en el Registro Público de Comercio.

b) Publicación de la calidad mercantil.

c) Llevar cuenta y razón pormenorizada de las operaciones.

d) Conservar la contabilidad mediante la conservación de los libros respectivos.

e) Llevar y conservar la correspondencia mercantil.

f) Formar parte de las cámaras de comercio.

a).- Inscripción en el Registro Público de Comercio.- El comerciante individual


tiene la obligación potestativa, de inscribirse en el Registro Público de Comercio,
en razón de que la calidad comercial en el sujeto no deriva de la matricula, sino de
las circunstancias expuestas en la fracción I del artículo 3º del Código de
Comercio.

En el caso de las sociedades, está más que justificada la inscripción, debido a que
tratándose de entes colectivos que realizan la actividad comercial, el público en
general y especialmente los que con dichos organismos contratan, necesitan estar
protegidos, conocer los antecedentes, solvencia, responsabilidad, domicilio,
duración, personas usuarias de la firma social, monto de integración del capital,
etc.

OBLIGACIONES O DEBENTURES

LAS OBLIGACIONES DE LA SOCIEDAD O DEBENTURES

BONOS BANCARIOS

CÉLULAS HIPOTECARIAS

CERTIFICADOS FIDUCIARIOS

LA FACTURA LEGA
FACTURA CAMBIARIA

BONO DE PRENDA

CERTIFICACIÓN DE DEPOSITO

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