Partidos Politicos
Partidos Politicos
Partidos Politicos
Es decir, los partidos políticos son los mediadores entre la sociedad y los entes del
Estado, expresan el pluralismo y la voluntad de los ciudadanos, por tanto, son un
instrumento importante para el trabajo político. No obstante, cabe recordar que los partidos
políticos no tienen poder público ni orgánico pero sí tienen relevancia pública.
Ahora bien, el origen de los partidos políticos no está muy claro. Sin embargo, se considera
que se iniciaron en el senado romano, aunque no fue sino hasta siglo XIX que se
comenzaron a organizar y estructurar como los partidos políticos que existen actualmente y
que, incluso, poseen base constitucional.
Partido de masas
Los partidos de masas tienen una organización sólida y gran cantidad de afiliados que
financian a estos partidos y mantienen relaciones con diversas organizaciones externas
como sindicatos. Se les denomina como partidos nacionalistas, socialistas o religiosos.
Partido notable
Los partidos notables surgieron en Europa a mediados del siglo XIX. Se caracterizan por
estar integrados por un número restringido de militantes y afiliados, dirigidos por
aristócratas o burgueses, quienes financiaban estos partidos. Su ideología es débil. Estos
partidos básicamente funcionan durante los periodos electorales.
Partidos de cuadro
Los partidos de cuadros se caracterizan por formar ideológicamente a sus militantes. Su
estructura es organizada y disciplinada. Son partidos que emplean a sus militantes para
realizar el trabajo político de gran influencia.
Partidos movimentistas
Los partidos movimentistas son los que están conformados por los partidos políticos
libertarios de izquierda y los de extrema derecha.
HISTORIA DE LOS PARTIDOS POLITICOS
En los años ochenta, Guatemala enfrenta una coyuntura histórica y política muy particular,
la guerra interna es aun una realidad y el Registro Electoral era el ente designado por el
Ejecutivo para llevar a cabo las Elecciones. Fue en 1982 que la historia de esta Institución
empezó a gestarse, el Gobierno de facto de esa época, Decretó la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo Electoral, (Decreto 30-83), en el que ya se le regula como un órgano autónomo,
no supeditado a ninguna otra autoridad. El Tribunal es el encargado de convocar a la
Asamblea Nacional Constituyente, que elabora la Constitución Política de la República,
vigente y que terminó de formalizar la creación del Tribunal Supremo Electoral.
Centro América, tiene como antecedentes el estado de opresión colonial los ideólogos de la
libertad, el cristianismo, el criollismo y la aspiración natural del hombre a la vida libre,
soberana y democrática (Haeussler, 1983).
Los conservadores formados por la aristocracia, el clero y las clases ricas, defendían sus
intereses particulares. Los liberales constituidos por los criollos y el pueblo propiamente
dicho, propugnaban por el bien común y el progreso político, representado por algunos
sacerdotes y profesionales agregados de la Universidad de San Carlos de Borromeo, por
consiguiente eran los más avanzados (Haeussler, 1983).
Esos dos partidos por turnos han estado en el poder, adoptando una postura fatal: “El
triunfador oprime y el vencido conspira”. Al proclamarse la emancipación no se organizó el
gobierno formando un Estado Moderno, sino el único documento que existía era el ACTA
DE INDEPENDENCIA, dejando a lo que determinara un Congreso. Los políticos, si los
había, no dieron al Gobierno una Constitución con que regirse, ni tampoco la forma de
Gobierno que adoptarían, pretexto que sirvió al Coronel Vicente Filísola en el informe
a Iturbide para la anexión a México, disuelto el Imperio mexicano, hubo una petición de
los patriotas para la convocatoria de un Congreso, lo cual efectuó Filísola el 1 de julio
1823, aprobándose la Constitución Federal promulgada en noviembre de 1824, que duró
hasta la ruptura de la Federación en 1848 (Haeussler, 1983).
El partido conservador se mantuvo en el poder durante treinta años, siendo derrotado por el
partido liberal el 30 de junio de 1871 y se mantiene en el poder por más de setenta años,
con una serie de dictaduras de distintos grados. El partido conservador intentó varias veces
recuperar su predominio, pero varias veces fracasó, sin embargo logró la influencia
(Haeussler, 1983).
Refirió que estas funciones entre sí son antagónicas, pero que requieren ser equilibradas
entre sí de manera que se representen intereses en tiempos de campaña y se materialicen los
mismos en tiempos de gobierno, superando las dificultades que se encontrarán luego para
hacer vivos tales compromisos.
Se refirió a la Constitución Política Alemana que establece que "los partidos políticos
participan activamente de la voluntad del pueblo, formulando posiciones del mismo". Es
por tanto un trabajo activo hacia el pueblo, los cuales deberían dar importancia al diálogo
para la comunicación con la sociedad y representar y en especial lograr integrar intereses de
manera realista dentro de las funciones antes indicadas.
Entender que los partidos políticos son parte de un sistema democrático que les ha dado una
serie de poderes y facultades, así como obligaciones, no es asimilado por quienes lo
integran, ni por los ciudadanos que debieran demandarlas. Los partidos políticos son usados
solamente como herramientas de la elección, y conductores para el ejercicio del poder
político, y sin duda alguna que lo deben ser, pero esa es solo una de sus tantas
posibilidades.
Dentro de las principales obligaciones que tienen estos vehículos electorales, está la de
formar liderazgos políticos, desde el nivel comunitario, hasta el nacional, para evitar salir a
buscar liderazgos externos, no comprometidos con su ideología, o bien comprometidos con
financistas políticos que nada respetan los criterios o procesos de sucesión, y proceden a
imponer candidatos a todo nivel. Por ello, la fragmentación entre las estructuras partidarias,
y la eventual desaparición de sus bases, cuando hay alguna derrota electoral.
Además de ello, los partidos políticos tienen una plena obligación de comunicar sus
distintos planteamientos ideológicos, políticos, públicos e internos, para que la población
los conozca desde adentro, sin necesidad de afiliarse, pero sí con la suficiente información
para conocer, si en época de campaña, sus candidatos responden a ese perfil político
presentado, durante su época de formación.
Y ante todo, los partidos políticos y sus representantes, tienen una obligación moral de
crear condiciones adecuadas para el ejercicio de los derechos políticos de los votantes, que
incluye en primera instancia, dar a conocer las normas y derechos principales que se tiene
como ciudadano, establecidas tanto en la Constitución Política de la República, como en la
Ley Electoral y de Partidos Políticos. Esta sencilla pero trascendental enseñanza de cultura
cívica, aproxima efectivamente a la población hacia sus candidatos, y permite reconstruir
una relación de desconfianza entre electores y elegidos, especialmente de aquellos buenos
ciudadanos que cada vez más se alejan de un compromiso partidario, principalmente
motivados negativamente por el mal desempeño de los políticos electos.
Y el rol del Tribunal Supremo Electoral ha quedado disminuido a una instancia
coordinadora y reguladora del acto electoral, imposibilitado de ejercer una verdadera
autoridad sobre los partidos políticos, sus incumplimientos o el cumplimiento de su función
social. Esto es quizá lo primero que debiera regularse como reforma al sistema político
electoral del país.
Guatemala requiere de un esfuerzo conjunto para mejorar sus condiciones de vida
colectivas. Los partidos políticos tienen solo una parte, importante sí, para mejorar desde el
ejercicio de la función social como instituciones públicas, y una vez alcanzada la meta
electoral, un poder político efectivo desde la función pública.
Requisitos
Según el artículo 19 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos para que un partido político
pueda existir y funcionar legalmente se requiere:
a) Que cuente como mínimo con un número de afiliados equivalente al 0.30% del total de
ciudadanos inscritos en el padrón electoral utilizado en las últimas elecciones generales,
que estén en el pleno goce de sus derechos políticos. Por lo menos la mitad debe saber leer
y escribir.
Al publicarse un nuevo padrón electoral para elecciones generales, los partidos políticos
deben cumplir con el requisito anterior, dentro de un plazo que inicia el día que se de por
clausurado el proceso electoral y termina noventa días antes de la convocatoria del
siguiente proceso de elecciones generales;
b) Estar constituido en escritura pública y llenar los demás requisitos que esta ley establece;
c) Cumplir con los requisitos de inscripción de los integrantes de sus órganos permanentes
y mantener éstos debidamente constituidos y en funciones; y,
d) Obtener y mantener vigente su inscripción en el Registro de Ciudadanos
Las reformas a la Ley Electoral y Partidos Políticos (LEPP), tan exigidas en las
manifestaciones populares de 2015 y 2016, cuya segunda generación es analizada por la
Corte de Constitucionalidad (CC), modifican en parte las reglas del proceso electoral
guatemalteco, pero han dejado intacto el sistema político en el que se sostiene la
democracia del país. La participación igualitaria de hombres y mujeres sigue siendo una
ilusión, al igual que los mecanismos para la revocatoria del mandato de los gobernantes, la
participación de partidos políticos departamentales o de representación de las minorías,
entre otros.
“Estos cambios no son del todo trascendentales porque tienen un impacto en el sistema
electoral pero no en el sistema político”, dice Juan Carlos Sanabria, investigador experto en
temas electorales de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies). La
democratización interna de los partidos políticos y las acciones para la inclusión de los
grupos de indígenas y mujeres, aún son tarea pendiente, agrega.
Al igual que lo ocurrido en abril de 2016, cuando fue aprobada la primera generación de
reformas de la LEPP, en este segundo proceso los partidos representados en el Congreso
desoyeron el clamor de las organizaciones sociales y del Tribunal Supremo Electoral
(TSE), y dejaron fuera las propuestas de estos. “Quisimos abarcar mucho en aquel
entonces, pero no logramos los consensos necesarios y muchas cosas se quedaron
pendientes”, reconoce el diputado de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Mario
Taracena, quien entonces presidia el Congreso. En las primeras reformas se fortaleció el
papel rector del TSE, se establecieron mecanismos para fiscalizar de mejor manera el
financiamiento electoral, así como controles para la contratación equitativa de los medios
de comunicación para las campañas proselitistas.
Para ello urge perfeccionar la democracia de la república, cuya efectividad está bajo
cuestionamiento, igual que las de otros países del mundo y de este continente, porque sus
alcances en la promoción del desarrollo humano no han sido los esperados.
En ese sentido, la población, la ciudadanía y sus organizaciones, así como los poderes del
Estado, han pasado de una evaluación de sus resultados, a propuestas de revisión de sus
leyes, proceso mediante el cual se pretende modificar positivamente la cultura política y
elevar los estándares de ética en todos los ámbitos.
CAPITULO ÚNICO
Principios Generales
Artículo 1. Contenido de la Ley. La presente ley regula lo relativo al ejercicio de los
derechos políticos; los derechos y obligaciones que corresponden a las autoridades, a los
órganos electorales, a las organizaciones políticas, y lo referente al ejercicio del sufragio y
al proceso electoral.
Artículo 2. Ciudadanía. Son ciudadanos todos los guatemaltecos mayores de dieciocho
años.
“Artículo 3. Derechos y deberes de los ciudadanos. Son derechos y deberes inherentes a los
ciudadanos:
a) Respetar y defender la Constitución Política de la República.
b) Inscribirse en el Registro de Ciudadanos y obtener el Documento de Identificación
Personal que lo faculte para poder ejercitar los derechos y cumplir los deberes a que se
refiere el presente artículo.
c) Elegir y ser electo.
d) Ejercer el sufragio.
e) Optar a cargos públicos.
f) Velar por la libertad y efectividad del sufragio y la pureza del proceso electoral.
g) Defender el principio de alternabilidad y no reelección en el ejercicio de la Presidencia y
Vicepresidencia de la República.
h) Desempeñar las funciones electorales para las que sean designados.”