Martini, Stella. Periodismo, Noticia y Noticiabilidad

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11 03 2009

05:20 -3GM

Inicio Periodismo, noticia y noticiabilidad


Mangrullo (noticias)
Papeles (artículos) Stella Martini
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Extractado de MARTINI, Stella Periodismo, noticia y noticiabilidad,
Autores Norma, Buenos Aires, 2000.
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El pasaje del acontecimiento a la categoría de noticia es la cuestión clave en
la descripción e interpretación de la información massmediatizada.
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El poder de los medios impulsa a los individuos y a las instituciones a
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buscar prensa cuando consideran que lo que tienen para decir o lo que les
pasa constituye un suceso, tiene la calidad de noticia. Todos los días, en las
redacciones periodísticas se desecha información que, de haber llegado al
estatuto de noticia habría sido considerada y comentada como tal (Gomis:
1991). Los fines de semana, los diarios suelen ofrecer noticias con una carga
más baja de noticiabilidad que la de aquellas publicadas en los otros días
(muchos acontecimientos vueltos noticia un domingo no alcanzarían ese
estatuto otro día de la semana). Algunos noticieros televisivos usan
eslóganes "en síntesis, esto es lo importante" (dice el de la medianoche en el
Canal 13 de Buenos Aires), o "así es como está el mundo" (afirma el cierre
del Panorama mundial de la CNN en español) que legitiman su oferta como
"real". La pregunta es por qué algo que pasa es identificado corno un suceso
público, por qué "lo que pasa es lo que sucede (o sucedió)" y es noticia.

Naturaleza del acontecimiento

El acontecimiento significa una ruptura en cualquier ámbito, privado o


público, que se destaca sobre un fondo uniforme y constituye una diferencia,
y se define por los efectos en el tiempo y en el espacio en los que ocurre.
Sólo cobra sentido en una serie, y en relación con los sujetos sociales
(Rodrigo Alsina, 1996; 82), por ello su reconocimiento es una operación
situada y dinámica. En el periodismo, el acontecimiento forma parte de una
triangulación que incluye al público y a las fuentes (que producen y/o
permiten el acceso al acontecimiento).

Hay diversas clases de acontecimientos, y de noticias. Los procesos de


globalización de las economías y de mundialización de las culturas afectan a
las clasificaciones y jerarquizaciones (Ford: 1999; Garcia Canclini: 1999;
Ortiz: 1997; White, Little & Smith: 1997), y las agendas públicas se han
reformulado en términos de región o de globo, pero también en términos de
segmentos de intereses y necesidades menores pero igualmente
significativos y antes no identificables. Por eso, establecer si un
acontecimiento pertenece al ámbito local, nacional o global no es un tema
menor.

En la actualidad, se asiste a la formación de "bloques de informaciones que


no son clasificables o explicables como noticias sólo locales o sólo
internacionales", y a los que se puede calificar de transnacionales
(Colombo, 1997: 14), fenómenos como el sida, el narcotráfico, las amenazas
al medio ambiente, las migraciones poblacionales o los conflictos
fundamentalistas, por ejemplo. Un acontecimiento como el atentado a la
sede de la mutual israelita de la AMIA, ocurrido en la Ciudad de Buenos
Aires en marzo de 1994, es por contexto de ocurrencia (y por contactos
locales en la preparación del atentado) un hecho nacional, pero por las
causas y los efectos que produjo, un acontecimiento internacional, o
siguiendo la tipificación que hace Colombo, transnacional: instala como
escenario de un conflicto de Medio Oriente, a una región geográficamente
distante y a una sociedad aparentemente alejada de ese conflicto, en los
efectos entran en juego problemas nacionales e internacionales (con
características que exceden el lugar de ocurrencia del atentado) y las
agendas de seguridad se transnacionalizan. La conmoción operó sobre la
sociedad argentina, también en la sociedad israelí, y repercutió en las
agendas de seguridad de Brasil, Europa y los Estados Unidos, en términos
de afianzamiento del tema en las agendas mundiales. Más allá de la
complejidad de los efectos, la noticia apareció en las secciones de "Política
nacional" de los diarios y televisores argentinos, y en las de "Política
internacional" de los medios de otros países y en la CNN.

La selección y clasificación de los acontecimientos que serán noticia se


apoya en los ejes información-sociedad, en términos de necesidades y
expectativas, y de reconocimiento-realidad, en términos de verosímiles que
constituyen la realidad cotidiana, y tiene que ver con los valores de
noticiabilidad de los que se carga en cada situación y en cada medio en
particular.

Qué es una noticia

La noticia es la divulgación de un suceso (definición que abarca a todo tipo


de noticias), y en muchos manuales sobre teoría del periodismo aparece
como la construcción de lo que sucedió, y por lo general asociada a la
práctica de la noticia de veinticuatro horas propia de la prensa gráfica. Hace
unos años, Ted Turner la definió como "lo que está sucediendo", eslogan de
la cadena de noticias por cable que creara, la CNN (Cable Network News),
precursora de las transmisiones noticiosas globales.

Acordando con Escudero, se puede definir la noticia como 'la particular


construcción del discurso de la información que narra eventos factuales
generalmente públicos" (1996: 73). Como "imagen del presente social'
(Gomis, 1991: 1 l), es el relato de un suceso que implica o afecta a
individuos de la sociedad. Si se toman en cuenta los valores que rigen la
noticiabilidad, la noticia puede ser definida como la construcción
periodística de un acontecimiento cuya novedad, imprevisibilidad y efectos
futuros sobre la sociedad lo ubican públicamente para su reconocimiento.
Van Dijk le agrega la marca de "categoría ambigua", y la explica como "la
nueva información tal como la proporcionan los medios y tal como la
expresan los informes periodísticos" (1990: 17).

El soporte que difunde la noticia es también una variable a la hora de su


definición. La noticia en los diarios responde a la definición tradicional, que
nació con las primeras formas de la prensa periódica: la frecuencia diaria
hace a la noticia la construcción relatada de hechos que han sucedido en las
últimas veinticuatro horas. La noticia televisiva está presionada por los
efectos de la inmediatez, y de la transmisión en directo. Por eso en
televisión, la noticia es también el presente de lo que está sucediendo.

Los sistemas clasificatorios de las noticias

Los medios ordenan las noticias según formas clasificatorias diversas que
constituyen las distintas secciones, fijas en los diarios, más flexibles en los
noticieros televisivos. Las clasificaciones se hacen según los ámbitos de
ocurrencia de los acontecimientos, y responden a veces a un interés común,
como política nacional o información sobre la sociedad, otras, a un interés
sectorial, como economía, cuyo discurso y lenguaje más especializados se
dirigen a un público con una competencia y un interés puntuales en ese
ámbito.

Al ordenar los materiales según criterios tipificados, las secciones de los


medios arman recorridos de lecturas posibles, y construyen versiones de una
clasificación de la realidad, responden a la vigencia de determinadas
agendas de problemas y al contrato de lectura que el medio mantiene con su
público.

Las secciones de los diarios

Las secciones de los diarios remiten al sistema clasificatorio de la


modernidad con espacios que responden a los ámbitos de las actividades de
las instituciones públicas, casi coinciden con las áreas en que se organiza la
tarea gubernamental, privilegian los campos de la política (nacional e
internacional) y la economía. Las noticias que tematizan problemas de la
sociedad, la salud, la educación, el medio ambiente, etcétera, suelen
incluirse en "información general" o "sociedad". Puede pensarse que es un
tipo de sección demasiado generalista, donde se publica todo aquello que no
refiere a los ámbitos político-administrativo o económico, sin embargo, se
ha ido convirtiendo en una zona de información cada vez más jerarquizado
en el momento de la lectura y por tanto de la producción. El crecimiento de
esta zona ilustra la movilidad de los sistemas clasificatorios, fenómeno que
se observa también diacrónicamente, y que tiene como efecto una
reacomodación de las agendas del medio. justamente, la sección que incluye
las agendas sobre la sociedad ha crecido en los últimos años en detrimento
de las secciones de política, donde ha desaparecido la crónica parlamentaria.
Se trata del efecto de varios fenómenos rnacroestructurales, pérdida de
credibilidad de los sistemas políticos y caída de los grandes relatos
explicadores de la realidad; reformulación del Estado-nación con la
desaparición de su función protectora del bienestar; creciente protagonismo
de la sociedad civil y aparición de nuevas agendas de problemas tanto
globales corno locales. Las zonas de interés general incluyen problemáticas
"cercanas", en términos geográficos y de interés, y de fuerte impacto en la
vida cotidiana. Es una forma de clasificar todo aquello que interesaría más
de cerca al individuo común, por fuera de las agendas programáticas de las
instituciones del Estado- y del mundo empresarial. Construidas a modo de
ventana abierta a la realidad común, se apoyan en retóricas narrativizadas,
incluyen la casuística, y las llamadas notas "de interés humano" y "de
color", y resultan quizás más creíbles para el público, porque le permiten el
anclaje en la experiencia propia.

El protagonismo y la autonomía de este tipo de secciones ofrecen, con todo,


algunos problemas relativos a la construcción y ordenamiento de la
información, hay noticias que se mueven de una sección a otra (muchas
noticias sobre el delito o sobre educación aparecen a veces en "información
general", otras, ocupan secciones propias), y no siempre la jerarquización (el
énfasis recibido) que se hace de la información responde al lugar que los
temas ocupan en las agendas públicas, sino a la variable conmoción o
escándalo que hace a un hecho más noticiable. En esta sección, la categoría
identidad ciudadana suele aparecer fragmentada y ambigua en términos de
participación. Son noticias que enfatizan los temas con el "color" y variadas
dosis de sensacionalismo, y reducen la participación ciudadana a reclamos y
denuncias, y que, al acentuar el padecimiento y el recorte de los derechos
ciudadanos, o bien olvidan el ámbito de los deberes implícitos en todo
derecho, o bien cristalizan una imagen de ciudadano victimizado, al margen
de la actividad pública. No se trata de adjudicar a las noticias -a los medios-
las responsabilidades por la grave situación actual, sino de enfrentarlos con
las jerarquizaciones y retóricas que se articulan en los discursos a través de
los cuales se produce el reconocimiento de la actualidad.

Justamente, la ampliación de esta zona, que traduce parte de las


transformaciones políticas y sociales contemporáneas, exige al periodista
una lectura mucho más experta de "la calle" y también de los diversos
medios, y una mirada al conjunto de las agendas temáticas, para evitar la
construcción de una imagen recortada o parcial de lo que está sucediendo.

Hay ciertos temas que, como se señaló antes, ya constituyen agendas


públicas y buscan su lugar en la organización que los medios hacen de la
realidad. Pero ya que atraviesan diferentes ámbitos (político, social,
económico, o local, nacional, internacional), como los conflictos
interculturales, las migraciones forzadas, las pretensiones de universalismo
de los procesos globales y de los fundamentalismos, resultan un problema a
la hora de su clasificación. Hasta el momento, los diarios resuelven el
problema remitiéndose al lugar geográfico de ocurrencia de los sucesos, así
les quitan gran parte de su carga de inscripción en el nivel macroestructural
de ocurrencia real.

Los desplazamientos en la jerarquía de ciertas secciones y la necesidad de la


renovación de sistemas clasificatorios tradicionales y de la disposición de
otros que den cabida a agendas públicas nuevas ubican el tema de las
clasificaciones en un lugar de urgencia en el debate sobre la noticia, ya que
no sólo implican a las mismas formas del trabajo de construcción de la
noticia (los valores de noticiabilidad de un hecho) sino también a las formas
de percepción y reconocimiento de los individuos.
Las clasificaciones en televisión

En la televisión las clasificaciones son flexibles, pueden abrirse a etiquetas


nuevas, o modificarse por la importancia de temas de "último momento" o
de aquellos que, por su relevancia o gravedad, se imponen en el primer
bloque, o por la dominancia de alguna serie de noticias. Hay una tendencia a
explicitar las clasificaciones generales, anunciando las noticias "políticas",
"económicas", o "policiales", pero también aparecen bajo el rótulo del caso
particular que desarrollan, "guerra en los Balcanes", "inundaciones" o "el
caso Elián" (el niño cubano que sobrevivió al hundimiento de la balsa que lo
trasladaba a Miami, donde se convirtió en objeto de disputa política). Esta
modalidad de ordenar la información intenta atraer la atención del público, y
funciona también como título destacado (permite a la audiencia ubicarse
fácilmente en la agenda propuesta).

Las nuevas tendencias sociales en las agendas de los medios

Un medio moderno se caracteriza no sólo por sus servicios a la opinión


pública en términos de construir la información de "rutina", sino también
por la introducción de nuevas problemáticas y tendencias que aparecen en
las sociedades. La lectura de nuevas tendencias depende de la capacidad del
periodismo para interpretar la diversidad de acontecimientos que se
producen en el mundo y la aceleración de las transformaciones. A veces son
datos estructurales los que plantean la posibilidad de un nuevo fenómeno
social, como los datos sobre desempleo, que permiten no sólo prever
conflictos sociales sino también cambios socioculturales. Otras veces, un
acontecimiento se transforma en un tema que se instala en la agenda del
medio y constituye una serie, como el de las migraciones pobres o el del
desempleo en los sectores más jóvenes de la población. Un acontecimiento
en apariencias imprevisible exige hipótesis o explicaciones particulares,
como los casos de violencia armada en las escuelas o de corrupción que
cruzan empresas transnacionales con gobiernos nacionales (como el caso
IBM-Banco Nación, en la Argentina).

Las nuevas tendencias o nuevos problemas (new issues) en las agendas


públicas se constituyen en temas que se resisten a los encasillamientos
tradicionales. Algunos comienzan a constituir zonas fijas en la agenda de los
diarios (cuerpo principal o suplementos) y de la televisión (los canales
temáticos), y de la sociedad (así sucede con el conjunto formado por la
ciudad, la seguridad, el tránsito, la calidad de vida, la ecología, o también
con el de género, feminismo, acoso sexual, aborto, planificación familiar).
Esto se corresponde con nuevas necesidades de la opinión pública.

Los supuestos en la noticia

Usualmente, las noticias de mayor gravitación en la sociedad constituyen


series que se retoman cuando se producen nuevos hechos, o se incluyen en
agendas ya reconocidas. Este fenómeno favorece la clasificación rápida de
un nuevo acontecimiento y facilita su presentación al público, ya que se lo
supone conocido por el público. Y también permite la habilitación de los
supuestos que se manejan en el momento de construir la noticia. Los
supuestos remiten a la información recibida con anterioridad por el público,
que estaría archivada en su memoria y sobre la que no sería necesario
volver. El recurso a los supuestos se apoya en el imperativo de la brevedad y
en la preocupación por evitar la redundancia. En la dificultad de establecer
el estado real de esta información almacenada, la tendencia general en los
medios es evitar supuestos, aunque tampoco se elige dar información muy
obvia. Se suele suponer que una noticia que se inscribe en una serie reciente
o una agenda temática habitual reactiva fácilmente información previa que
colabora en su interpretación. Sin embargo, hay niveles de supuestos que los
medios tendrían que corregir o discutir (no todos los individuos saben, por
ejemplo, qué es un proyecto de ley y cuál es su mecánica de acción, y las
noticias sobre el tema suelen omitir las aclaraciones). La pregunta pertinente
en este caso es si se debe suponer que el lector tiene una educación cívica
adecuada para leer correctamente tales temas o si el medio tiene que
recordar o explicar estos procedimientos.

Se pueden identificar diferentes niveles de saberes que los medios atribuyen


a la competencia de sus públicos: supuestos informativos, que tienen que ver
con hechos ya difundidos relacionados con el presente informativo, y por los
que se informa sobre algo sin explicar qué fue lo que provocó la acción que
se relata. Los supuestos informativos son quizás los que ofrecen menores
posibilidades de error, se pueden establecer fácilmente, porque se derivan de
la importancia de la agenda que incluye a la noticia o de la cercanía del
hecho nuevo con la serie. Hay también supuestos históricos, conocimientos
que refieren a hechos del pasado, que se relacionan con la información del
presente. Trabajar desde ellos implica un riesgo alto porque si no están
correctamente fundados pueden recortar el sentido de la información
construida (dar por supuesto un conocimiento que refiere a hechos ocurridos
más de veinte años atrás puede provocar la parcialización del sentido de la
noticia actual).

Los supuestos interpretativos apelan al lugar del lector como interpretador


de la noticia, y anulan el eje de construcción, propio del discurso
periodístico: la información televisiva da por supuesto, muchas veces, que la
imagen es elocuente y no merece una interpretación por parte del medio.
Los supuestos de relación dejan por sentado que el lector hará las relaciones
que el texto considera pertinentes, aunque la información suministrada
pueda no ser suficiente para ello. En estos casos, quizás los más frecuentes,
los medios suelen desvincular los procesos del nivel macroestructural donde
encuentran su sentido completo.

El estudio de la noticiabilidad

El trabajo con la gran masa informativa a la que acceden diariamente los


medios se inicia con la verificación de la adecuación de los acontecimientos
a los criterios de noticiabilidad. Una teoría sobre la noticia trabaja en la
identificación de esos criterios y las formas de su aplicación en el armado
cotidiano de las ofertas informativas. La tarea incluye la entrada en el
campo de las rutinas que se ponen en práctica en la construcción de la
noticia, y la consideración de que cualquier definición de noticia y de las
cualidades que hacen a un hecho noticiable cobran sentido en el marco de
una cultura y de un momento histórico, y en relación con el contrato de
lectura de un medio con su público.
Un estudio de la noticia, centrado en los criterios de noticiabilidad, incluye,
necesariamente, varios niveles que remiten a los procesos de definición,
producción, y consumo de la misma: el nivel de los productos, el de los
productores, y el de la recepción (Ford y Martini: 1997). Tiene como
objetivo analizar las diferencias que pueden darse entre las concepciones y
los sentidos sobre la noticia y los criterios de noticiabilidad en los públicos y
en los productores de las noticias, y los que aparecen en los productos en el
circuito de comunicación. El abordaje de los productos es primero: da las
pautas de análisis.

En la noticia se estudian las formas en que se legitima y naturaliza como


discurso ante la opinión pública, los criterios de noticiabilidad a los que
responde, y bajo qué clasificación aparece, los sentidos posibles construidos,
y la conexión con las series de representaciones que circulan en la sociedad.

En el nivel de los productores, se trabaja sobre la concepción de la noticia


que dirige su labor; los criterios implícitos y explícitos de selección y
jerarquización que aplican y los sistemas de construcción de la noticia que
manejan, el acceso y verificación de las fuentes y los efectos de la
vinculación con el poder; y el imaginario con respecto al público, a la
realidad y a su tarea en el espacio público, y los sistemas de análisis y
desarrollo de tendencias (new issues) que aplican.

En el nivel de los públicos, hay que entender a qué llaman noticia y el


interés que tienen por ella, el lugar que ocupa en su vida cotidiana; cómo la
leen, y qué relación establecen entre la jerarquización que plantean los
medios y la que ellos hacen de la realidad y, finalmente, la articulación entre
los niveles de comprensión de la noticia, la propia experiencia y los
imaginarios que sustentan.

En el análisis del producto puede no aparecer alguna información que


provea la construcción de sentido que hacen receptores y productores.
Aunque tales desvíos no suelen ser importantes, son datos que ajustan las
conclusiones del estudio, y permiten a los medios mejorar la oferta en
términos de la noticia como un servicio de interés público (Ford y Martini:
1997).

4. El estudio de la noticiabilidad
Los estudios sobre el proceso productivo

Los estudios sobre la construcción de la noticia señalan el paso de las teorías


centradas en el mensaje periodístico y en sus efectos sobre los públicos al de
las investigaciones que colocan corno objeto el proceso de producción y la
labor de los emisores. En la actualidad, el resultado de las investigaciones
ofrece formulaciones teóricas en dos direcciones: la sociología de las
profesiones, dedicada al análisis de los emisores en su inserción en la
profesión y en su relación con la sociedad; y "los estudios que analizan la
lógica de los procesos con la que se produce la comunicación de masas y el
tipo de organización del trabajo en el que tiene lugar la «construcción» de
los mensajes" (Wolf, 1991: 204).
El estudio de los procesos productivos que hacen al pasaje del
acontecimiento a la noticia incluye dos etapas, cronológicamente
diferenciadas en las investigaciones: la primera centrada exclusivamente en
la selección de la información, proceso que se denomina gatekeeping
(cuidado del acceso), y la actual, que abarca el proceso productivo
completo, identificada como newsmaking (construcción de la noticia).

Los primeros estudios basados en el gatekeeping

Hacia 1950, David White decidió aplicar al estudio de la práctica productiva


periodística el concepto de gatekeeping, acuñado por Kurt Lewin en 1947 en
el campo de la psicología. El concepto de gatekeeping (cuidado de la puerta
o del acceso) investiga la manera irregular en que las informaciones circulan
y se encuentran sometidas a instancias que las demoran o "traban" en algún
punto de la cadena comunicacional, y la fluidez con que circulan luego
aquellas que consiguen pasar la barrera. Estos lugares de demora o nudos
que actúan como barrera y filtro en la circulación de la información serían
los gatekeepers o porteros. En el campo del periodismo, White "utilizó el
concepto para estudiar el desarrollo de la afluencia de noticias a los canales
organizativos de los aparatos de información, y sobre todo para determinar
los puntos que funcionan como «porterías», que determinan si la
información pasa o es descartada" (Wolf, 1991: 205). Primera etapa en los
estudios sobre la producción de la noticia, la investigación sobre el
gatekeeping se centró en la relación entre los contenidos publicados en los
diarios y el proceso de filtrado de la información. Estableció, básicamente,
dos hipótesis: los acontecimientos no acceden a la categoría noticia porque
no reúnen las condiciones para serlo (no tienen relevancia), y porque son
más de lo mismo (son redundantes, ya hay o hubo otros similares). Con lo
que se deduce que los criterios de noticiabilidad sobre los que se trabajó en
esa etapa fueron la novedad y la importancia de un hecho, aunque muchas
veces los editores y gatekeepers entrevistados aludían a problemas relativos
a la disponibilidad de espacio para la publicación. Las investigaciones
explicaron los resultados de la selección a partir de los efectos y la presión
que la institución periodística imponía a sus empleados, y que se traducía en
una distorsión voluntaria de la información.

La tarea del gatekeeper, evitar que se filtre la información indeseada (por la


institución o por el poder), ha sido considerada una actividad que manipula
y recorta la libertad de información. Si bien en una primera etapa las
investigaciones incluyeron sólo a los individuos que cuidaban el acceso de
la información, más adelantase trabajó sobre el sistema productivo en su
conjunto, en su funcionamiento como gatekeeper, y se estableció que la
tarea de selección es un "proceso jerárquicamente ordenado y vinculado a
una extensa red de feed back"(Wolf, 1991: 206). Shoemaker explica que, en
1965, Gieber había criticado "los estudios sobre el gatekeeper que usan el
nivel individual de análisis, sugiriendo que las decisiones de la tarea de
gatekeeping están bajo la influencia no sólo de los valores del gatekeeper
sino también de los valores de la sala de redacción y de la audiencia (niveles
de las rutinas y social/institucional)" (1991: 32).

Sustentado en la sociología funcionalista, los trabajos se propusieron


analizar la producción en los medios según las formas de control que
reciben y las funciones de control social que ejercen.
El modelo de investigación centrado en la tarea de gatekeeping resulta
incompleto y teóricamente esquemático (su localización en las funciones),
con todo, es necesario reconocer que aportó una perspectiva de análisis
hasta el momento relegada, la de los productores, e instaló el concepto de
selección, axial para determinar el sentido de los procesos productivos de la
noticia. Las investigaciones no explicaron todas las etapas y modos del
proceso productivo, y no tuvieron en cuenta a la sociedad como caja de
resonancia, en términos de intereses y expectativas, sino que identificaban
como referente de la selección al grupo de trabajo, a las normas
institucionales, y a las fuentes. Las críticas más fuertes que se hicieron a esta
propuesta se sintetizan en la exclusión del resto de las fases del proceso de
construcción de la noticia, que permitirían entender los "desvíos" de la
información publicada y la relación de la noticia con la sociedad, y en la
perspectiva científica, predominantemente funcionalista.

La construcción de la noticia o newsmaking

Las hipótesis de una distorsión consciente de la información resultó


insuficiente para explicar todas las formas de producción de la noticia, y las
investigaciones fueron planteando la viabilidad del pasaje al reconocimiento
de que en todo trabajo periodístico se produce además una "distorsión
involuntaria" directamente relacionada con lo que se denominan rutinas de
producción y con los valores e imaginarios periodísticos, que se comparten
entre colegas y con las instituciones. Las noticias serían el producto de la
selección y el control y de las formas de procesamiento que responden a
"instrucciones" (más o menos explicitadas) de la empresa y a actitudes y
valores consensuados o al menos aceptados (la distorsión consciente) y de la
articulación de prejuicios, valores compartidos con el medio y con la
sociedad, representaciones del propio trabajo y que están implícitos (la
distorsión inconsciente o involuntaria).

Esta nueva etapa de las investigaciones, que recibe el nombre de estudios


sobre el newsmaking o construcción de la noticia, permite avanzar en el
estudio de las formas de producción de la noticia, suprime la simplificación
de las explicaciones de una tarea compleja, y permite herramientas útiles
para analizar la relación entre la imagen de la realidad social que construyen
los medios, la organización y producción rutinaria de los aparatos
periodísticos y los sentidos sociales.

La elaboración teórica que da cuenta del newsmaking es fruto de profundos


trabajos de investigación etnográfica, con técnicas de observación
participante, que incluyen la descripción, interpretación y sistematización de
la tarea periodística en el interior de los propios medios y de los cuales se
pueden mencionar entre muchos otros, los realizados por Schlesinger (1978)
sobre la BBC de Londres, Gans (1979) sobre las revistas Newsweek y Time,
y las cadenas televisivas CBS y NBC, ambos a fines de 1970, o Gomis
(1991) sobre el diario El País, de Madrid, a fines de los años '80. Tales
investigaciones han sido altamente significativas según Tuchman porque
"estudiaron las organizaciones noticiosas corno instituciones complejas", se
sustentaron en una focalización política y aportaron a "una cuestión
epistemológicamente clave: cómo las empresas de noticias llegan a
«conocer» lo que «conocen»" (1991: 84). Los estudios sobre el newsmaking
parecen colaborar de un modo más eficiente (en términos epistemológicos y
pragmáticos) al estudio de la noticia.

Las rutinas de producción

El trabajo periodístico se desarrolla en tiempo real. Su objeto, la


construcción de la información de interés público, responde idealmente a la
agenda de veinticuatro horas, que se relaciona con la agenda diaria de las
actividades de la sociedad y permite la definición de la noticia como relato
de lo que sucedió. A la presión del tiempo se une la complejidad de la
propia práctica (búsqueda de la información, acceso y verificación de las
fuentes, investigación y consultas de archivo, entrevistas y cobertura de
acontecimientos ya planeados o imprevistos y que obligan a la presencia del
periodista en el lugar de los hechos, y finalmente interpretación del conjunto
de datos para redactar la noticia). Se trata de un trabajo cuyos tiempos
resultan siempre insuficientes, y necesita por eso mismo una organización y
una coordinación afinadas basadas en practicas rutinarias, con la flexibilidad
necesaria para ocuparse de sucesos extraordinarios, imprevisibles o
extemporáneos. Al hablar de rutinas de producción no sólo se incluyen las
formas organizativas del trabajo cotidiano, sino también una forma de
pensar la realidad, una visión del mundo. Los acuerdos sobre ella (si los
hay) favorecen la resolución de los problemas que plantea la producción de
la noticia. Esta naturalización de un discurso sobre el mundo se basa en un
acuerdo o un consenso (real o aparente) acerca de la realidad, de los
imaginarios sobre la sociedad y sobre el propio trabajo y de los valores, que
hace a la selección y clasificación de la información y a las maneras en que
se la interpreta y se construyen las agendas y las noticias. En el documental
Tinta roja, sobre el trabajo de producción de la noticia en la sección
"Policía" del diario porteño Crónica, esta visión del mundo consensuada
parece evidente, y se traduce en los comentarios de los periodistas cuando
explican su labor. Todos ellos parecen sinceros al explicar, desde una
perspectiva entre reformista y paternalista (también cínica y hasta
resignada), el crimen pasional y la victimización sufrida por los sectores
populares como efectos de la pobreza y la injusticia ("acá trabajamos los
crímenes con cuchillo «tramontina»", afirma una de las periodistas en
alusión a un tipo de cuchillo de mesa común y barato, y para indicar que son
los crímenes de la pobreza). Esta visión del mundo coincide con la
contractual del diario que utiliza "la matriz simbólico-dramática" de la que
habla Sunkel (1992: 73 y ss), donde los sectores populares no aparecen
representados desde el conflicto político y la lucha de clases, sino desde los
espacios cotidianos en temas tradicionales de la cultura popular.

Incidencia del gatekeeping en la construcción de la noticia

Las investigaciones sobre la construcción de la noticia abarcan


fundamentalmente las formas en que se organizan y se producen las noticias
y su relación con la cultura profesional. Se puede concordar con Tuchman
(1977) cuando plantea que, ante la enorme cantidad de acontecimientos que
aparecen día a día, los medios tienen que poder trabajar de manera eficaz
para lograr que las noticias construidas sean reconocidas como tales, reciban
un tratamiento formal común a todas, y respondan a una planificación
adecuada del trabajo.
Más allá de que los estudios sobre el gatekeeping tal como se plantearon
originalmente hayan sido superados por hipótesis más completas de
investigación, la tarea de selección de la información sigue siendo objeto de
estudio, porque es una de las etapas primeras de lo que se denomina
newsmaking, o construcción de las noticias. Por lo tanto, se considera que el
newsmaking exige y articula dos instancias, la selección de la información, a
través del reconocimiento de los valores que hacen noticiable a un
acontecimiento, y su conexión con las fuentes, y la verificación, ampliación,
contextualización e interpretación de esa información, es decir la forma en
que esos valores que marcan el hecho elegido son procesados en la noticia.
Se trata de instancias interconectadas: la clasificación y jerarquización que
se hace del material publicable (o emitible) y las modalidades de la
enunciación que organizan la noticia como discurso están en directa relación
con los criterios de noticiabilidad.

Se debe insistir en que ya no se trata de rastrear e identificar los lugares que


funcionan como "cuellos de botella" en donde cierta información queda
atascada y por tanto desechada de las agendas temáticas de un medio, sino
de distinguir en el conjunto de la tarea productiva los valores que hacen
noticiable un acontecimiento y el significado que tales valores adquieren (y
el modo como aparecen rutinizados y naturalizados) en una sala de
redacción, en interrelación con las expectativas y las series interpretativas de
la sociedad y los estados de la opinión pública.

Shoemaker establece que todo estudio sobre la tarea de selección de la


información debe atender a tres niveles (mínimos): el individual, que
incluye "los valores y modelos de autoridad e influencia" que pesan sobre
aquel que elige; el de las rutinas de trabajo, donde se estudian "los puntos de
decisión y los estándares" que permiten observar, y el nivel organizacional-
institucional extramediático, que remite a la circulación del "flujo de
noticias a través de las organizaciones" (1991: 33).

Al analizar a los gatckeepers individualmente, se deben considerar los


aspectos cognitivos implicados (las formas por las que esos individuos
evalúan e interpretan los mensajes); las conductas que traducen las
decisiones prácticas (incluyen la aplicación consciente de reglas) y se
relacionan con la cualidad de consumidor en que la situación coloca al
gatekeeper. Debe decidir qué es noticia y qué no, pero en la decisión está
"comprando" ciertos mensajes, para luego a su vez "venderlos" como
adecuados y confiables (Shoernaker, 1991: 39-40). En este nivel se
consideran también las características personales, las concepciones del papel
del periodista, competencias, sistemas de valores y experiencias. Las
diferentes ideas acerca del papel del periodista en la sociedad plantean la
posibilidad de que el galekeeper se considere neutral con respecto a la
información, y supuestamente recurra a los valores y reglas establecidos por
el medio, y se aleje de su propia subjetividad, o a la posibilidad de que se
involucro con la información para promoverla, cuando considere que un
terna es relevante y poseedor de una carga fuerte de impacto sobre la
sociedad. Las decisiones pueden favorecer la publicidad de un fenómeno
que se insinúa como una tendencia, o de hechos que finalmente no tienen la
relevancia planteada originalmente o incluso de hechos inventados total o
parcialmente por las fuentes.
El nivel de análisis de las rutinas comunicacionales se ocupa de la
organización en formas de trabajo instauradas y puestas en práctica
habitualmente, como ya se señaló. "Comunes a todo tipo de organización
laboral" (Shoernaker, 1991: 50), se distinguen por su operatividad y
permiten una tipificación de las noticias que Tuchman organiza como
noticias blandas, noticias duras, noticias breves, noticias que se desarrollan
y noticias que se continúan (en Shoemaker, 1991: 50).

Con todo, los valores que se otorgan rutinariamente a los acontecimientos


para su pasaje a la categoría de noticias se relacionan también con los
juicios de otros medios y de otros periodistas.

En el nivel de las instituciones extramediáticas se analizan los valores y


creencias sustentados por el conjunto de instituciones de la sociedad y por la
opinión pública en general. Se consideran tanto la valorización como el
poder de las fuentes, las expectativas de los públicos, y las presiones de las
lógicas del mercado, gobierno, instituciones y otros medios de
comunicación.

La descripción de los estadios implícitos en el estudio de la construcción de


la noticia y en las tareas de gatekeeper permite verificar que los criterios de
noticiabilidad estructuran la selección y la construcción de las noticias, las
agendas y hasta las tapas de los diarios o los avances informativos en la
televisión, y las modalidades en que se ofrece la noticia.

En un medio, la tarea de gatekeeper es compartida por varios y diversos


individuos: desde el conjunto que la organización de la tarea establece para
tal fin, a cargo de la mayor parte de ese trabajo, y los editores de las
diferentes secciones que deciden de entre el conjunto que el medio pone a su
disposición, hasta los periodistas que, de manera individual, buscan o
proponen o favorecen la inclusión de un tema o un hecho como noticiable,
por fuera de las rutinas de selección establecidas, y hasta las fuentes. Estas
se constituyen en los primeros gatekeeper, ya que al decidir qué quieren que
se haga público y qué no, y en el caso de las agencias, al enviar la
información en crudo, están haciendo una selección previa de los
acontecimientos. Por eso mismo, entre las rutinas de selección de los
materiales noticiables la función de la negociación está casi siempre
presente.

La etapa y la tarea de selección de la información ha estado siempre en


cuestión, y se ha constituido en el centro de las disputas sobre la
manipulación de la información. Desde perspectivas ideológicas diferentes,
se ha planteado tanto que el periodista tiene que, como "abogado" de la
sociedad, pelear por imponer los temas y problemas que señalan los
desequilibrios y las raíces de los conflictos sociales, como moverse según su
grado de profesionalidad, que incluiría la capacidad de ser "objetivo".

Los criterios de noticiabilidad

El objeto de estudio central lo constituyen los criterios de noticiabilidad, de


cuya aplicación resulta que miles de acontecimientos pasan a ser cientos de
noticias. En la práctica, los criterios de noticiabilidad permiten al
periodismo identificar la densidad significativa de los acontecimientos.
El pasaje de la categoría acontecimiento a la categoría noticia es el resultado
de un trabajo en producción cuyo primer paso consiste en la aplicación
discrecional de los criterios de noticiabilidad establecidos por el medio.
Tales criterios tienen su anclaje en la cultura de la sociedad y se relacionan
con los sistemas clasificatorios y las agendas temáticas habituales del
medio, se encuadran en la política editorial sustentada, y remiten a una
concepción determinada de la práctica profesional.

Los criterios que hacen un hecho noticiable suelen ofrecer matices de una
sociedad a otra, e incluso, parcialmente, de un medio a otro. No se trata de
un proceso rígidamente establecido, hay, como ya se señaló, márgenes de
flexibilidad que permiten el reajuste, relacionados con la naturaleza
negociada de los procesos de información, tanto desde los emisores corno
desde los receptores. Aunque se acepte que en un medio simplemente se
aplican reglas prácticas, implícitas en la rutina del trabajo periodístico, hay
que reconocer que esas reglas refieren a valores que se adjudican a los
hechos, y que se discuten en el medio en el momento de fijar la agenda y las
maneras en que la información va a ser construida. Según Lalinde Posada,
"la noticiabilidad como tal no responde a patrones rígidos sino que es fruto
de una negociación..." (1991: 134). Se trata de una negociación que implica
varios niveles y en la que operan las relaciones entre el medio, los
periodistas y la opinión pública. Si bien los criterios que hacen a la
noticiabilidad de un acontecimiento pueden estar sujetos a desacuerdo en un
principio, el medio tiene que poder organizar de manera tal sus rutinas
productivas como para que las diferencias puedan ser salvadas con rapidez.

Los criterios de noticiabilidad constituyen un conjunto de condiciones y


valores que se atribuyen a los acontecimientos, que tienen que ver con
órdenes diversos. Es necesario insistir una vez más en el hecho de que los
criterios de noticiabilidad no son meros enunciados teóricos sino
formulaciones pragmáticas, modalidades organizativas del trabajo cotidiano.
Por eso mismo tienen que ser claros y distintos, útiles en el proceso de
producción corriente y en los momentos críticos, cuando aparecen
acontecimientos extraordinarios o en situaciones de conmoción pública,
cuya publicidad no puede eludir los plazos habituales. Colombo refiere un
dato que proviene de una "nota pegada en la pared, entre los avisos y las
notas de redacción de un telediaro de la ABC-TV:«homicidio, arma blanca,
arma de fuego, agresión con palo o armas anormales, estrangulamiento,
suicidio»..." como "lista de prioridades" (Colombo, 1997: 182), que son
criterios prácticos para seleccionar entre la información sobre muertes y
crímenes.

Para la elaboración de estos criterios, los medios evalúan el valor de la


noticia como información práctica, como impacto emocional y como
formadora de la opinión pública. Estos rasgos apuntan a la concepción de la
noticia como un servicio público, que construye los datos que necesita la
sociedad en su vida cotidiana; a la conmoción y también a la empatía entre
la construcción periodística y el público, que hace a la noticia más cercana y
creíble, y al papel jerarquizador de los medios en relación con los asuntos
públicos.

Un hecho se vuelve noticia por el efecto y su función social, entendiendo


por efecto las huellas que dejan las noticias, en comentarios, conversaciones
y debate y en la producción de otros hechos, y como función social, por el
valor de la información sobre la vida de los individuos. Por eso, el hecho
que repercute más es más noticia, lo mismo que el hecho que repercute en
más hechos también lo es.

Los valores-noticia resumen criterios que actúan relacionados, algunos se


aplican de modo general a todo tipo de información y otros son propios de
secciones determinadas o áreas temáticas específicas. Su aplicación afecta el
nivel de las agendas temáticas de los medios y también el nivel de las
agendas atributivas. No remiten sólo a qué es más noticia sino también a
cómo se enfatizan aspectos del hecho atendiendo a los valores de los que
está investido. Un hecho calificado corno relevante por su incidencia en la
vida nacional probablemente sea tapa de los diarios, tenga varias páginas de
cobertura, se desagregue en notas centrales y recuadros y hasta infografías, y
se retome como tema en la sección de opinión o en las columnas editoriales.

Tal como se señala Wolf, los valores-noticia "actúan difusamente, hasta


transformarse en criterios de relevancia aplicados implícitamente por los
mismos lectores" (1991: 223).

De naturaleza dinámica, como no podría ser de otra forma, los criterios de


noticiabilidad varían en el tiempo y según las transformaciones
socioculturales (McQuail: 1998; Sohr: 1998; Wolf. 1991; Rodrigo Alsina:
1996; Gans: 1980).

Identificación de los criterios habituales de noticiabilidad

Es posible organizar y clasificar los criterios de noticiabilidad según


variables diferentes, que se conciben como valores, atribuidas a los
acontecimientos. Los valores-noticia, "componentes de la noticiabilidad"
(Wolf, 1991: 222) de un acontecimiento, son las cualidades significativas
que construyen su relevancia. La relevancia opera en el conjunto de
periodistas de un medio, en el medio como empresa y en la sociedad. Las
noticias carecen de valor "si no se ocupan de los temas significativos de la
actualidad y de lo que realmente sucede", por eso la relevancia se constituye
en "el término clave para evaluar la calidad de la selección de las noticias"
(McQuail, 1998: 291). El punto de partida para la investigación es cómo se
verifica la relevancia de un hecho.

La cuestión de la relevancia o cualidades de noticiabilidad que operan en el


pasaje del acontecimiento a la noticia exige formas de verificación de su
adecuación a las necesidades de información de una sociedad,
independientemente del trabajo de verificación y corrección realizado en el
mismo medio.

Un acontecimiento es noticia por su valor informativo, que incluye


importancia y gravedad de lo que se informa, y si concierne a una parte
notable de la población en un margen de tiempo corto o largo, pero de modo
profundo, ya que la noticia establece un lazo con un sector amplio de la
población que se siente implicado o afectado, identificado o interesado. En
este sentido la noticia puede referirse tanto a grandes colectivos sociales
(nación, conjunto de naciones, regiones), como a personajes representativos
o jerarquizados por diversas razones, o a individuos comunes.
Para sistematizar los diferentes criterios que operan en la noticiabilidad se
puede recurrir a dos variables básicas, el efecto del acontecimiento sobre la
sociedad y sobre otros medios en términos de transformaciones, y la
cualidad del acontecimiento en términos de trabajo periodístico y de
percepción por los sujetos sociales.

Según los efectos que un acontecimiento puede tener sobre la sociedad, los
valores-noticia más importantes son:

• novedad
• originalidad, imprevisibilidad e ineditismo
• evolución futura de los acontecimientos
• importancia y gravedad
• proximidad geográfica del hecho a la sociedad
• magnitud por la cantidad de personas o lugares implicados
• jerarquía de los personajes implicados
• inclusión de desplazamientos

La novedad es la marca que define la noticia porque es "índice de la


variación en el sistema", que implica la existencia del hecho como ruptura
(Rodrigo Alsina, 1996: 98). la calidad de novedoso parece no necesitar
aclaración, sin embargo como gran parte de las noticias que son tapa
diariamente en los diarios constituyen series (se continúan durante varios
días o semanas, porque tematizan problemas graves o abiertos, que
requieren de un desarrollo, producen otros hechos conexos, como son los
casos de medidas de gobierno, delitos, juicios o catástrofes naturales) cada
día la serie debe ser alimentada con información nueva, si no desaparece
corno tal. Estas noticias sobre temas serializados deben marcar un cambio
con respecto a la noticia anterior.

La originalidad, la imprevisibilidad y el ineditismo refuerzan la marca de


novedad de un hecho, permiten su énfasis, apelan a la curiosidad que pueda
despertar, y a la inquietud que provoca. Un hecho original es más noticia
porque es más novedad. Los hechos imprevisibles operan con fuerza en los
imaginarios sociales, propician el surgimiento de significaciones asociadas a
la inseguridad y la amenaza. Las explosiones, las catástrofes, los desastres,
los golpes de Estado y los crímenes son altamente noticiables, constituyen el
término imprevisto de procesos inesperados y representan la alarma en la
sociedad (son una amenaza a la estabilidad). Suponen la irrupción de lo
desconocido en los medios: se traducen en noticias que circulan rápidamente
y movilizan a la sociedad. Los acontecimientos marcados por la
imprevisibilidad no desaparecen fácilmente de las agendas mediáticas, la
conmoción que provocan probablemente se resuelva en nuevos
acontecimientos (como medidas para paliar la situación o para corregirla)
que se constituyen en serie, y la información periodística puede permitir una
cierta sensación de tranquilidad ya que posibilita que el público reorganice
la percepción de la realidad y sus actividades habituales.

La evolución futura de los acontecimientos marca la significatividad que el


acontecimiento adquiere respecto de las expectativas en la sociedad, ya sea
que se trate de un hecho que debe resolverse, o que tenga un desarrollo
secuencial (se esperan las consecuencias posibles), para lo cual se constituye
en una serie que se relaciona con otros hechos-noticia que se seguirán
(característico de catástrofes, conflictos sociales agudos, corrupción, juicios
públicos o crímenes espectaculares) y cuyas derivaciones pueden ser
imprevistas, difíciles de prever o simplemente previsibles.

La posibilidad de permitir la evolución futura de la información se relaciona


también con la base de la práctica periodística: una noticia es más noticia si
se puede seguir construyendo información a partir de ella durante varios
días. Y no sólo porque permite el despliegue sobre diversas zonas del campo
de la realidad, sino también porque facilita el trabajo sobre un tema ya
tratado, es un acontecimiento conocido, para cuyo acceso se ha establecido
un conjunto determinado de fuentes y una manera de encararlo.

En el mismo sentido, se puede pensar en la incidencia que un


acontecimiento tiene sobre las agendas públicas, ya sean éstas locales, o
sectoriales, sobre las agendas nacionales o internacionales, y sobre otras
agendas conectadas con el tema.

El grado de importancia y de gravedad de un acontecimiento se mide en


varios niveles, y el central es la incidencia sobre la vida de la sociedad, en
términos presentes o futuros, y en términos relativos de conmoción. Aquí se
incluyen las formas de articulación con el impacto sobre la nación y sobre el
interés nacional, o sobre el interés local. Las noticias nacionales pesan más
que las internacionales (en principio), a menos que las internacionales
refieran a hechos que comprometen la nación (guerras, embargos,
catástrofes ecológicas, amenazas globales). Las locales son más relevantes
que las nacionales cuando afectan a un gran número de personas, y tienen
consecuencias sobre el futuro de una comunidad (elecciones a intendente,
impuesto local, incremento del delito, epidemias). Si bien últimamente ha
ido aumentado la preferencia por la información local, resultado probable de
un estado de crisis que obliga a preocuparse por lo inmediato y cercano, y
que presenta los problemas macroestructurales como distantes y en los que
la participación resulta difícil, siempre la noticia local ha resultado más
interesante para el público porque construye el sentido de su cotidianeidad.

Se trata de un valor que se explicita a través de otros valores como la


cantidad y la jerarquía de las personas implicadas en el hecho, la
proximidad de ocurrencia, y las consecuencias implicadas.

La proximidad geográfica de un acontecimiento se conecta con los centros


de interés del público. Cuanto más cerca del público ocurre el hecho, más
noticiable resulta: la cercanía instala lo siniestro (un crimen ocurrido a dos
cuadras de la casa de un individuo le causa un impacto más grande que otro
ocurrido en una localidad distante), y dice que el peligro está al acecho en el
terreno conocido y transitado habitualmente. La proximidad se enlaza con el
efecto sobre lo local y, en el caso de la información televisiva, las imágenes
golpean por el reconocimiento posible. Este valor se asocia con la cantidad
de las personas implicadas. Por eso se suele decir que un accidente con una
víctima fatal en la propia ciudad es más noticia que otro con cien víctimas a
miles de kilómetros, el reverso, para que sea noticia un suceso ocurrido
remotamente la cantidad de víctimas o de personas afectadas debe ser
grande.
La magnitud por la cantidad de personas o lugares implicados se conecta
con la potencial implicación del público al que la noticia va dirigida, e
implica su gravedad (en términos cualitativos propios del hecho y en
términos de los efectos sobre la sociedad, la nación, etc.). Un hecho es más
noticia si afecta a muchas personas o ámbitos geográficos (por los efectos de
una medida económica, la noticia es más relevante si da cuenta de un nuevo
impuesto que afecta a toda la población, o un accidente es más noticiable si
produce un elevado número de víctimas fatales). El modelo de diario
popular sensacionalista se maneja habitualmente con el grado de
noticiabilidad que remite a la cantidad de personas implicadas y la
proximidad geográfica del acontecimiento, con lo que ratifica un contrato en
términos de cercanía.

La jerarquía de los personajes implicados en un acontecimiento apela a las


apariciones o la presencia pública de personajes conocidos que son siempre
noticia. Ellos significan la presencia del comentario en la información,
porque entra en juego la popularidad, garantía de la repercusión de la
aparición. Pero también adquieren valor de noticiabilidad los hechos
protagonizados por personajes comunes, que pueden referir a colectivos o
grupos cercanos al interés o la simpatía del público. Así sucede con hechos
con la participación de niños, ancianos, o grupos de voluntarios, por
ejemplo. Muchas veces, algunos personajes comunes adquieren publicidad y
se instalan corno nuevos actores en el espacio público: se trata por lo
general de hechos que provocan un sentimiento de empatía con los
personajes o las situaciones implicadas, o que irrumpen con el dato grave e
imprevisible, o que permiten al periodista la nota de interés humano o de
color.

La inclusión de desplazamientos resulta significativa, tanto si son conjuntos


de personas (una manifestación, una procesión religiosa) o individuos
públicos reconocidos (viajes de un presidente o de un artista famoso). Se
trata de movimientos o agrupaciones significativas, cambios de lugar o de
posición, y trayectorias que permiten efectos diversos sobre la sociedad
(Gomis: 1991). Son útiles para la práctica periodística porque son hechos
anunciados, previstos, con una organización detrás, y resultan más
fácilmente abordables, y son muy adecuados para la televisión, por su
carácter visible, notorio y espectacular. Presentan las ventajas que se
prolongan en el tiempo, y permiten la instalación de series (no muy
extensas), provocan resultados casi inmediatos, forman parte de las rutinas
informativas y de lo que podría llamarse la "normalidad informativa".

Según las cualidades que el acontecimiento presenta en relación con los


procesos productivos, los criterios más importantes son:

La comprensión e inteligibilidad de un acontecimiento impiden la


confusión. Cuando un hecho no es comprensible, el periodismo suele
descartarlo o esperar a la obtención de mayor información a través de
fuentes alternativas. Un acontecimiento comprensible por lo general permite
mostrar resultados, Gomis (1991) agrega que los resultados constituyen el
rasgo ideal de una noticia, porque de esta manera, un hecho se define como
tal, es público y tiene repercusiones en el futuro. Este tipo de hechos dan
respetabilidad a los diarios, y corresponden a los modelos informativo-
interpretativo de la prensa gráfica (algo que puede ser informado de manera
clara y comprensible).

La credibilidad construye un dato confiable, mientras que un hecho de


escasa credibilidad enfrenta al periodismo a la posibilidad de violar sus
normas tácitas de concisión y brevedad, ya que lo obliga a realizar
complejas operaciones de explicitación y legitimación. Explica Sohr que "la
credibilidad de una noticia a menudo está más ligada a la fuente que la emite
que a la verosimilitud del acontecimiento" (1998: 89), por lo que un suceso
poco verosímil puede legitimarse si la fuente goza de reconocimiento
público.

La brevedad se relaciona con las cualidades anotadas antes, y consiste en la


posibilidad de construir una noticia en pocas líneas o al menos de manera
directa.

La periodicidad facilita la labor periodística. Como se señaló en un capítulo


anterior, los hechos que son habituales y tienen una aparición periódica en
los medios son más fáciles de construir y también de interpretar por el
público que los consume. Se inscriben en una serie o en una agenda que no
necesita mayor explicitación, se puede apelar a los conocimientos supuestos,
y permite recurrir a interpretaciones de especialistas o de figuras públicas,
en suma, posibilitan una cobertura sustentada en lo conocido y dominada
por la función del periodista como denunciante de una serie de hechos o
como consejero de la población.

La periodicidad permite formular series acumulativas o noticias cíclicas, y


en un extremo de este tipo de construcciones encuentran su anclaje las
denominadas "leyendas urbanas", que son "narraciones de hechos a los que
falta tanto una fuente como una verificación, pero que son muy ricas en
detalles" y se sitúan cerca de series de acontecimientos que preocupan,
apasionan y se comprueban, y que instalan creencias a cuyo alrededor "se
forman vastas oleadas de pánico colectivo, denuncias, procesos..."
(Colombo, 1997: 196-197).

La exclusividad o la primicia es uno de los grandes desafíos del periodismo,


no sólo permite el éxito que significa la captura de la novedad antes que
otros lo hagan, sino que implica la capacidad para contactar fuentes
legítimas y privilegiadas y para leer de manera productiva los hechos en la
realidad. Cuando un acontecimiento que fue comunicado como primicia
exclusiva de un medio se instala en la agenda de todos los medios, obtiene
su reconocimiento, ese medio lo usa para promocionarse públicamente, y
validar su trabajo habitual.

La noticia como resultado de una ideología de la información refiere, según


Wolf, a una concepción de la información entendida como lo más novedoso,
pero también lo más conmocionante y terrible. El criterio implica que para
un medio "son noticiables en primer lugar los acontecimientos que
constituyen y representan una infracción, una desviación, una ruptura del
habitual curso de las cosas" (1991: 253) y que hace que lo más negativo sea
más noticia. Remite al dicho de que las malas noticias son las buenas
noticias (bad news is good news), porque permiten la construcción en
términos de color o de sensacionalismo.
A modo de síntesis, es necesario recordar que estos valores suelen funcionar
en conjunto, y que no todos ellos son imprescindibles para que un
acontecimiento se transforme en noticia. Ciertos acontecimientos, como
algunos actos de gobierno reúnen los valores fundamentales de
noticiabilidad y no necesitan ni siquiera pasar (en las mismas salas de
redacción) por la etapa de selección de manera explícita: el reconocimiento
de que deben ser publicados facilita el trabajo periodístico, la selección está
implícita en las rutinas de trabajo (son novedad, tienen valor informativo,
afectan a la sociedad en su conjunto e incluyen a personajes jerarquizaclos
públicamente), en todo caso se elige dónde ubicarlos y cómo presentarlos,
para los cual también se acude a los valores-noticia que representan.

La validación interna de la selección

Los periodistas consideran que su labor es acertada si coinciden en su


selección de los hechos con la selección realizada por otros medios: si varios
medios marcan un hecho como noticia, hay acierto, el hecho tiene la
jerarquía noticiosa adjudicada. Tienden también a pensar que han acertado si
los hechos que se transformaron en noticia repercuten en otros hechos,
tienen continuidad en una serie noticiosa o en otras noticias como opiniones.
En pocas palabras, una noticia que aparece en más medios es más noticia
que aquella que aparece sólo en uno, salvo en el caso de una noticia
exclusiva, una primicia. Y cuanto más coincidan los medios en la selección
de la misma información, mayor será su efecto sobre la opinión pública
(Gomis: 199l).

En síntesis, un medio acierta cuando publica una noticia que será publicada
en el día por otro medio; cuando destaca una noticia que será comentada y
destacada por otros medios; o cuando destaca una noticia que se convertirá
en serie. Y se equivoca cuando destaca una noticia que no será comentada ni
siquiera por ese mismo medio; cuando destaca una noticia que no tendrá
consecuencias; cuando omite una noticia que será comentada por otros y se
instala como serie.

El alcance de la noticiabilidad

El estudio de los procesos de producción de las noticias pone en escena la


organización interna del trabajo de los medios. El énfasis con que el
periodismo destaca los valores-noticia, la inclusión en la tapa, titulares
grandes, recuadros o infografías, en el caso de la prensa gráfica, o los
avances que interrumpen un programa, los gestos y la acentuación que
utiliza el presentador de las noticias en la televisión o la música que anticipa
la primicia o la catástrofe, permiten la legitimación del proceso de selección
y construcción del discurso periodístico. El periodista y el medio
metacomunican a su público su capacidad de reconocer lo que es importante
y de interés, lo que alcanza relevancia para la sociedad, y su competencia
para ponerlo a su disposición.

Con todo, no permite dirimir la cuestión de por qué y cómo desaparecen las
noticias del espacio de los medios. Hay dos grandes tipos de noticias, las
que informan puntualmente de un hecho y su función social se agota en el
mismo acto de la comunicación, y las que se instituyen a modo de serie y se
publican durante un cierto tiempo y luego desaparecen. Las primeras pueden
ser inicio de serie pero su sentido como relato de hechos no depende de esa
serialización, aun cuando se abra a posibles y eventuales futuras noticias.
Una noticia sobre el resultado de elecciones para formar un gobierno se
cierra en el mismo cierre de la noticia, no instala un suspenso, aunque quede
abierta a las consecuencias futuras y permita muchos hechos conexos al acto
eleccionario. Las segundas, en cambio, hablan de un acontecimiento que
necesita de más noticias sucesivas para obtener un sentido completo, para
que la historia tenga su cierre. Se incluyen en este orden las noticias sobre
crímenes, conflictos sociales, ciertos actos de gobierno o interpelaciones
judiciales que en algún momento desaparecen del espacio mediático, y por
tanto casi seguramente de la realidad social, sin que se haya llegado a la
etapa de resolución o explicación definitiva. Nunca se sabe si el caso (el
misterio) se resolvió o no, por eso son historias que quedan truncas y
fragmentan el conocimiento y la percepción del mundo de lo real. A partir
de la afirmación de que "no todas las muertes son «naturales»", Colombo
advierte sobre los riesgos de una práctica que ofrece tantas noticias
"suspendidas" o "mutiladas" como "cíclicas" (aquellas que reaparecen cada
tanto en los medios y que son abordadas como un hecho nuevo, nunca antes
acaecido) (1997: 81) y que pierden así su carga de sentido que les posibilita
la adscripción a una serie.

Posiblemente, se puedan usar los criterios que hacen a la noticiabilidad de


un hecho para entender en una primera instancia que las noticias muertas
tematizaban problemas o casos cuyo interés había bajado notoriamente ya
que no se producían nuevos hechos articuladores. Con todo, trabajar
exclusivamente desde la perspectiva de la originalidad y la conmoción lleva
a descuidar los procesos de cognición de los públicos y su necesidad de
articular con sentido los datos sobre la realidad social. Las historias que no
se cierran no cierran en el sentido de los individuos, instalan la sensación de
una realidad atravesada por la fragmentación y la inconsistencia. Pero
fundamentalmente colaboran a la naturalización de una participación
reducida e incompleta de la ciudadanía en los asuntos de interés público.

El trabajo periodístico elabora datos, información bajo el formato de


noticias, y es justamente la calidad de noticia la que permite establecer el
circuito de comunicación con y entre la sociedad. A partir de este
reconocimiento, la construcción de las noticias debería considerarse un
trabajo sobre los valores y los significados marcado por la cohesión y la
coherencia.

5. Modalidades discursivas de la noticia


La noticia, construcción de la realidad

La noticia periodística es una construcción de la realidad (Verón, 1981), que


"existe en función de que la comunicación permite disponer de un
mecanismo de relación (de interacción) entre los individuos" (Saperas,
1987: 148). Esta definición se constituye en punto de partida del análisis
discursivo de la noticia, y desarma la hipótesis de la objetividad periodística.
Si "los periodistas tienen un rol socialmente legitimado e institucionalizado
para construir la realidad social como realidad política y socialmente
relevante" (Rodrigo Alsina, 1996: 30), es natural que realicen operaciones
para reafirmarlo.

La definición de la noticia como construcción de la realidad social implica


que la comunicación no es un proceso lineal, y que incluye de modo
necesario la labor de los públicos en su interacción con los mensajes de los
medios. Este proceso "de producción, circulación y reconocimiento"
(Rodrigo Alsina, 1996: 3 1) implica también el consenso que la sociedad
otorga a los medios como soporte comunicacional que construye y difunde
sentido sobre el mundo. A partir de este reconocimiento, se puede hablar de
otra figura, que reúne a públicos y textos periodísticos, el contrato de
lectura (Verón: 1983), o contrato mediático (Escudero: 1997). Los
periodistas prefieren hablar, en términos de intención de discurso, de target
o perfil de su receptor.

En el nivel del discurso, se articulan las categorías del enunciador, que da


cuenta del relato informativo, el enunciado, el mensaje, y el enunciatario,
destinatario del mensaje. El texto se constituye en el lugar de pasaje que
soporta la circulación social de los significados, trabaja en diversos niveles,
a modo de red, y "es capaz de producir una variedad de significados de
acuerdo con la experiencia sociocultural del lector" (O'Sullivan et al. 1994:
317). La noticia periodística, que es un tipo genérico de texto que da cuenta
"cotidianamente (de) lo que ocurre en el mundo" (Verón, 1987: 111), cobra
sentido en la sociedad porque se aceptan como "reales" los acontecimientos
que construye. Según Verón, "algún discurso ha engendrado en nosotros la
creencia y en él hemos depositado nuestra confianza. La confianza se apoya
en el siguiente mecanismo: el discurso en el que creemos es aquel cuyas
descripciones postulamos como las más próximas a las descripciones que
nosotros hubiéramos hecho del acontecimiento si hubiéramos tenido de éste
una «experiencia real»" (1987: V). El sentido de credibilidad de un discurso
periodístico se cruza con otras series de verosímiles culturalmente
compartidas que permiten su legitimación.

Discurso periodístico: el verosímil construido

La noticia es un discurso verosímil. Todo texto verosímil se define por su


negación, es lo que parece real, lo que "sin ser verdadero, sería el discurso
que se asemeja a lo real" (Kristeva.1970: 65). Atravesada por la variable
temporal, la verosimilitud de un texto depende de los significados de verdad
en una cultura determinada, y de las reglas del género. Por su efecto, se
produce la coincidencia de un texto particular con otro texto que se
constituye en el cruce entre la opinión pública y las representaciones
sociales. El sentido verosímil, que simula preocuparse por lo objetivo, se
interesa por construir y mantener la relación con sus lectores a través de un
discurso reconocido. Categoría que apela a una identidad de juicios sobre el
texto entre el autor y el lector, o al menos aspira a lograrla, "... opera sobre
numerosos registros ideológicos y formales: religiosos, políticos y aún
científicos" (Genot. 1970: 50). Se origina en el efecto de similitud, que
conecta cada noticia con una agenda de noticias ya leídas e interpretadas
como verosímiles, con el imaginario del lector y con la historia misma de la
comunidad a la que él pertenece. La organización de las agendas temáticas y
clasificatorias, las retóricas exigidas a cada tipo de noticias, y los valores
que hacen a un hecho noticiable remiten pues al propósito de mostrar algo
como verdadero.

La verosimilitud en el discurso periodístico está sujeta a variaciones


relativas a la historia y a la cultura. La serialización de la información
contribuye a su reconocimiento como verosímil: el proceso que naturaliza
un tipo de hechos los instala como más reales.

Sin reconocimiento hay sanción extratextual: cuando el enunciatario


experimenta extrañeza ante una noticia que interpreta como inverosímil se
produce una falta de confianza que puede extenderse al contrato de lectura
mismo. Un sistema de preceptos se apoya en realizaciones anteriores más
que en leyes abstractas, por eso, una puesta en acto del género implica
justificaciones relacionadas con las competencias supuestas en el
enunciatario, y de esta manera el texto se conecta, en términos de sentido,
con sus lectores.

El contrato de lectura

El contrato de lectura permite el estudio de la producción y circulación de


los mensajes en términos de densidad significativa. Formulado inicialmente
para el estudio de la prensa gráfica, el concepto puede ser trasladado al
estudio del discurso televisivo, pero su complejidad obliga a realizar
acotaciones diferenciadoras. El contrato de lectura, un lazo en el tiempo
entre un medio y su receptor (Verón: 1988?), es especialmente enunciativo:
implica las modalidades de decir un texto. Se lo puede explicar como un
acuerdo estrictamente delimitado por cómo un texto periodístico construye
la información, y cómo se significa como verosímil.

Las modalidades que se usan y reconocen como adecuadas y legítimas para


decir la noticia responden a una visión del mundo, por lo que el contrato se
sustenta en una coincidencia (en diferentes grados) ideológica.

El contrato en la prensa gráfica

En el caso de los diarios, el contrato incluye desde el nombre, el formato y


la tipografía, la presentación en la tapa, la diagramación y la ilustración; el
nivel de lengua, el recurso a la deixis, las metáforas y comparaciones, los
destacados, y los sistemas clasificatorios de las noticias en agendas
temáticas diferentes. Se asume que el lector incluye en sus hábitos de
consumo y en sus expectativas la lectura de las noticias construidas de una
manera determinada.

La noción de contrato enfatiza sobre las condiciones de "construcción del


lazo que une en el tiempo un medio y sus consumidores" ... y que debe
conservarse, mejorarse y evolucionar, ya que su objetivo es "construir y
preservar los hábitos de consumo" (Verón. 1991: 168). Se trata de una
relación delicada, que puede romperse si se alteran las cláusulas del acuerdo,
si el diario cambia parcial o totalmente sus modalidades de decir. Con todo,
es un lazo más estable en la gráfica que en la televisión.
Modalidades de decir la noticia en la prensa gráfica

En los diarios, las modalidades de decir responden a las diferentes agendas


temáticas y clasificatorias, que organizan el significado de la lectura de las
noticias. Según Wanta, los diarios pueden demostrar "el significado que le
otorgan a una historia determinada a través del énfasis y la significatividad.
Los lectores, por ejemplo, saben que las noticias largas son más importantes
que las cortas. De manera similar, los lectores entienden que hay otros
factores que indican la importancia relativa de las noticias: noticias con
fotografías versus noticias sin fotografías; amplios titulares versus pequeños
titulares; primera plana versus contratapa; la parte superior de la página
versus la parte inferior" (1997: 144).

El uso de los códigos lingüísticos es uno de los elementos más significativos


en las modalidades de enunciación de los diarios. El nivel estándar de la
lengua garantiza una comunicación fluida, a veces se incluyen dichos, giros
idiomáticos y metáforas vigentes en la comunicación cotidiana, o jergas o
dialectos peculiares (en el caso de los diarios de lectorado popular son más
habituales).

El discurso periodístico aparece como impersonal, "debido a que no lo


produce y expresa un único individuo, sino organizaciones
institucionalizadas" (Van Dijk, 1990: 113), y porque remite al verosímil de
la objetividad. La primera persona sólo aparece en las menciones a las
fuentes, en una forma de estilo referido.

Las deixis contextualizan y dan sensación de "verdad". La deixis espacio-


temporal permite la crónica y remite al mundo real a través de la
explicitación del lugar y la datación. La deixis socio-cultural, constituida por
las referencias a personajes públicos, lugares de moda, libros o teorías,
formas de vestir y moverse de los acto- res de las notas, aporta al efecto de
reconocimiento, y posibilita el verosímil porque es la realidad que "todos
conocemos" (presentar a un personaje público en la privacidad de su
despacho, con los detalles de su vestimenta o lo que tiene sobre el escritorio,
o a un personaje común en tareas habituales acentúa la cercanía y aumenta
la credibilidad).

El material ilustrativo (fotografías, gráficos, dibujos) se constituye cada vez


más en el punto de anclaje para la atención del lector. Las fotografías
adquieren un valor significante en la construcción del verosímil: lo que no
alcanzan a describir las palabras lo muestran las imágenes, y agregan la
fuerza del testimonio, el "haber estado allí" (que la cámara televisiva pone
en escena de manera efectista). Ha cobrado importancia el epígrafe de la
foto, ya que allí se fija, luego de los titulares, la atención del lector. Las
fotos también tienen valor de agenda, de énfasis: las notas acompañadas de
material fotográfico jerarquiza el tema como relevante.'

A este conjunto se agrega la significación de las infografías, que ya son una


forma discursiva habitual en los medios últimamente. Su valor es completar
la in- formación brindada por el texto escrito o sintetizarla, y ponen al lector
en contacto con la información de una manera directa.
Los estilos en la noticia gráfica

El texto periodístico no hace uso de un único estilo, sino que cruza formas
informativas, narrativas y argumentativas. Los estilos responden a los tipos
de agenda y a las secciones (clasificaciones) y también a los criterios de
noticiabilidad implicados en una noticia,

Un texto informativo da el relato de los hechos, evita descripciones


secundarias y secuencias laterales, y recurre a estrategias de legitimación,
corno la referencia a las fuentes oficiales o jerarquizadas, que permiten al
lector el anclaje de la credibilidad. Puede incluir otros discursos a través del
estilo directo o la reconstrucción de declaraciones de los actores
involucrados en los hechos y que reafirman el efecto de realidad.

La forma narrativa es una manera de acercarse más al lector. En este


momento se asiste a una cierta narrativización de las noticias más duras,
favorecida por la fuerza narrativa de la imagen televisiva y también por un
crecimiento de las narraciones particulares. A diferencia del estilo
informativo, la narración apela a las anécdotas, secuencias laterales,
descripciones, y notas de color. El uso del estilo narrativo, más propio de las
noticias sobre la vida cotidiana y el delito, incluye la descripción que
contribuye a la verosimilitud, y que subraya la fuerza del referente.

El texto argumentativo busca persuadir, y apelar a la capacidad de


razonamiento del lector, e intenta convencer (la argumentación racional) o
conmover (la argumentación emocional). Esta última es típica del
periodismo de corte sensacionalista, y aparece como una tendencia fuerte en
secciones de información general de los diarios serios.

Como registro propio de las secciones de opinión y de las columnas, el


estilo argumentativo suele cruzarse con los estilos informativo y narrativo.

En realidad, es difícil identificar un estilo único en las noticias de la prensa


gráfica. La necesidad de un acercamiento mayor a los lectores ha ido
produciendo transformaciones significativas en las modalidades estilísticas
de los diarios. La pureza de las formas de decir en una nota no siempre es
posible, los textos rara vez son exclusivamente informativos, narrativas o
argumentativos, por lo general, cruzan estilos.

La televisión: una relación contractual compleja

El contrato de lectura de los programas de información periodística en la


televisión (noticieros, reportes de noticias, programas de opinión y debate)
depende de su especificidad, la imagen y el sonido en el eje de la
instantaneidad. Es una construcción marcada por la fugacidad. La televisión
reúne variadas ofertas de género y diferentes modalidades de decir, y de
consumo. La singularidad del diario es la de ser básicamente un medio
informativo, la televisión es un medio de entretenimiento, hecho que
desarma el concepto de contrato de lectura en su formulación original, y
obliga a identificar los rasgos propios.

Si se considera la oferta de la televisión por aire, una televisión generalista,


se constata que la información periodística constituye casi un género
"menor" (en términos cuantitativos) en el conjunto de la programación. El
contrato entre noticia y audiencia se inscribe en la posibilidad de la
televisión de llegar a una gran cantidad de público, sin un costo adicional. El
rasgo que diferencia el contrato de lectura del medio televisivo del de la
gráfica es justamente el carácter masivo de la televisión.

Resulta difícil plantear que el contrato entre audiencia y texto informativo se


inscribe en la relación entre esa audiencia y el canal que emite la
información (incluso la segmentación de las audiencias dificulta la
identificación de contratos con una determinada emisora). Se puede asumir
que los contratos son parciales: se basan en un género, un programa
determinado, un estilo dentro de un género, un segmento horario, o en la
figura protagónica (presentador o periodista). La segmentación horaria, en
cierta medida remite al ordenamiento en secciones en la prensa gráfica: las
emisoras jerarquizan géneros y modalidades según los segmentos horarios.
El número de emisoras y la superposición de programas que son apuestas
fuertes en un mismo horario, en especial en horario central (prime time),
dificulta también el establecimiento de una categorización de los contratos.

la realidad construida en el noticiero ofrece diferentes grados de ruptura


(acontecimientos), y diferentes valores de noticiabilidad que rearman de
manera constan- te el contrato con los textos informativos. Cada noticiero,
en la Argentina, propone desde su propio segmento horario, contratos
diferentes: los noticieros vespertinos (7 de la tarde) cubren temas de "interés
general" y acuden a la "nota de color" como modalidad estilística
privilegiada, y los noticieros de la noche (20 horas y medianoche) se centran
en las agendas políticas y económicas fundamentalmente.

Estrategias de construcción de la noticia en televisión

Las propuestas contractuales de los noticieros televisivos se basan en la


seriedad, en mostrar los resultados de la investigación periodística, sinónimo
de compromiso con la audiencia y garantías de veracidad y objetividad (el
verosímil construido), de servicio (el público necesita estar informado), y de
transparencia (la cámara "no miente"). Como la televisión trabaja en tiempo
real, la primera apuesta se sustenta en las modalidades que hacen al efecto
de instantaneidad a través del directo. Así se construye el periodista
arquetípico, que está "en el lugar de los hechos", observa, interpela, y
transmite sus impresiones tanto con palabras como con gestos. Y dispone de
la cámara, que viabiliza la primicia. Se articulan los efectos de la
"objetividad" con la capacidad de la hiperinformación -sobreabundancia de
noticias-, que asegura el panorama del mundo entero. La televisión "dice"
mostrar todo y a tiempo. El directo, que muchas veces elude una
interpretación de las imágenes exhibidas, "valora el acontecimiento pero no
la información... transforma al público en periodista, lo cual tampoco parece
ser el ideal" (Wolton, 1992: 173), porque la noticia es la construcción
singular que el periodismo hace sobre un hecho.

La imagen reúne el escenario con los personajes (actores del hecho), los
testimonios y hasta las consecuencias. La cámara es testigo y lleva la escena
hasta la audiencia, que puede escuchar de labios del actor social el relato o
la propuesta. Cuando se trata de movimientos de gente (desplazamientos,
catástrofes) la cámara permite la presencia -virtual- en el lugar. A través de
la cámara se establece también un símil de relación de conversación con la
audiencia donde la mirada del presentador de las noticias es fundamental, y
se liga al uso del "usted" como forma pronominal exclusiva que caracteriza
a casi todas las formas discursivas que presentan las noticias, y que
personaliza a la audiencia.

En el texto hablado, el sonido permite la prosodia (acentuación especial


sobre sílabas o palabras, el tono y las modulaciones de la voz). Al igual que
en la prensa gráfica, la noticia televisiva hace uso del lenguaje estándar de
una manera sistemática, para los temas en general, y el mantenimiento de
sociolectos más específicos para algunos aspectos de la realidad (la
información económica, por ejemplo). La brevedad de la noticia en
televisión obliga a recurrir a fórmulas o giros lingüísticos, que en la
coincidencia con los códigos del público, permiten la información rápida. El
discurso se completa con la comunicación gestual, las formas del guiño
cómplice, la sonrisa o el gesto adusto. Como refuerzo de la cercanía con la
audiencia se recurre a formas de interpelación del tipo "como es de público
conocimiento" o "como los vecinos de tal zona conocen".

En la clasificación de las noticias, más flexible que la de los diarios, operan


el tono de la voz, las inflexiones exclamativas, la seriedad o la sonrisa (la
información política no se dice sonriendo, salvo en casos que rocen
situaciones amables o que pueden ser satirizadas; la información sobre
rescates, premios o situaciones cotidianas agradables incluyen el gesto
distendido, la sonrisa aprobatorio). El equilibrio entre los diferentes tonos
con que se dicen las noticias es un efecto buscado en la construcción del
contrato con la audiencia.

La información es espectáculo

En el contrato se incluyen formas propias del espectáculo, por eso la pareja


de presentadores (hombre y mujer) resulta frecuente, y sus roles se
construyen como una suerte de estereotipo de género y de relaciones entre
los dos sexos, el hombre pone la nota de reflexión y la mujer habla desde el
supuesto "sentido común" femenino. La pareja comenta la noticia (en forma
de conversación) y enfatiza el cómo en la agenda. El espectáculo incluye un
escenario que a la vez quiere ser la "cocina" de las noticias: las pantallas, la
redacción, las computadoras, los teléfonos (explican cómo se trabaja), junto
con la explicación de cómo se comunican desde el canal con los enviados
que aparecen en vivo, las dificultades a veces con el satélite. El sonido del
directo, el jadeo del periodista que corre tras el acontecimiento, los gritos,
los llantos o las voces airadas en un hecho determinado son parte central del
espectáculo, junto con los riesgos de la práctica en la transmisión en vivo
(confirmación de que la audiencia "ve" la realidad), como los efectos de los
gases lacrimógenos, los golpes, el frío o la lluvia sufridos por el periodista.
En suma, la información televisiva es una información abiertamente
espectacularizada que requiere de las marcas propias de la dramatización, un
escenario, actores-personajes, un conflicto, la construcción de un clima
adecuado a través de índices precisos.

La multiplicidad de las estrategias del texto televisivo permite asumir que la


intención es instalar no sólo el qué sino también el cómo en la agenda.
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