Mapa Conceptual de La Politica de La Corrupcion

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“Año 

del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional”

Gestión Publica

Tarea Académica 2

ELENA LOVON TINTAYA

Julio – 2022
¿Ética o cosmética? A diario es visible la existencia de una doble moral, apariencia de moral o moral efímera, no solo dentro de nuestro aparato estatal, sus
instituciones u operadores públicos, sino que esta tiene su asidero en los cimientos de la educación primigenia de cada ciudadano. Cuando me refiero a la
¨educación¨, esta no tendrá ninguna finalidad utilitaria ni comunitaria si es que la ética se encuentra ausente, pues el conjunto de conocimientos y habilidades
en una persona que carece de ética o moral, tendrá como resultado la existencia de sujetos que solo buscarán seguir sus propias reglas para conseguir sus
propios fines, tal como sucede con los denominados ¨cuellos blancos¨, quienes son sujetos instruidos que utilizan su educación para ejercer ilícitos dentro de
las funciones que se les fueron confiadas y, en quienes, no se asoma un ápice de ética. Entonces, ¿en qué se basa la ética? Esta se vincula a la predisposición
de un carácter que se va forjando gracias a la intervención de los primeros entes educadores de nuestras vidas, nuestros padres y maestros, quienes nos
sumergen en virtudes y dones que nos dirigen en actuar el bien para generar un bien en la sociedad.

Es esta predisposición la que nos encamina dentro de los parámetros de una regla común o genérica, la cual no puede ser de carácter subjetivo, sino es
intersubjetiva, es decir, la ética no somete a un solo individuo sino debe ser un entendimiento general de las cosas, tanto correctas como incorrectas, de las
cuales, luego todos decidiremos que hacer. Por tal razón, no solo basta con la existencia de una representación ficticia de la ética que simula una ejecución,
sino que debe haber coherencia con lo que se dice y luego se hace, sobre todo cuando no hay ojos observándonos y calificando nuestro actuar y cuando este
actuar puede beneficiar o perjudicar a la comunidad. Por lo tanto, debe haber una verdadera reflexión y no confundir que lo uno cree es una verdad innegable,
al mismo tiempo que debe haber una autocrítica constante para conseguir lo más cercano a la ejemplaridad, pues caso contrario, todo lo que se cree que se
construyó éticamente no tendrá perduración en el tiempo y la vida en conjunto se convertirá inhabitable a causa de carencia de valores, los cuales son
prescindibles para la sostenibilidad de la armonía social.

Todo lo mencionado se vincula con el Eje 1 sobre la capacidad preventiva contra la corrupción, en su objetivo específico 4, que trata sobre promover e instalar
una cultura de integridad y de ética pública en los servidores civiles y en la ciudadanía dentro del D.S 044-2018-PCM, pues sus acciones coinciden con lo
explicado anteriormente. Así, por un lado, la acción numero 23: aprobar un currículo de educación básica que incorpore valores y principios éticos para
propiciar y una cultura de integridad a través de enfoques trasversales y áreas curriculares, tiene mucha vinculación con lo manifestado en relación a la
educación integral de la ética y la falta de preocupación hacia ella, ya que no se presencia mucha atención a esta área de la curricula educativa, no solo en las
escuelas secundarias, sino en las primarias donde el futuro ciudadano se comienza a forjar y donde el cerebro es mucho mas flexible para ser amoldado con
estos enfoques educativos dirigidos hacia el desarrollo personal, la ciudadanía y la cívica. Entonces, la curricula dirigida hacia la ética esta abandonada, donde
cursos sobre la Constitución y Derechos Humanos, y otros similares deberían prescindir para ayudar al ¨ciudadano a ser¨ convertirse en uno bueno.
Por otro lado, está la acción numero 24 que se basa en promover contenidos orientados a la promoción de principios éticos y valores ciudadanos en todos los
centros de educación técnico productivo, institutos y escuelas de educación superior y universidades, tanto públicos como privado para la formación integral
de sus estudiantes. Ello está relacionado con ese concepto que la escuela es una microsociedad, y es en esta, donde el cuasi ciudadano confronta aquellos
dilemas éticos y aprende los argumentos que validan las verdades universales como el respeto, la igualdad, la libertad, la tolerancia (las cuales validan los
principios éticos y valores), todo con dirección a que se acepte las diferencias como un factor enriquecedor y se aprecie al pluralismo como aquel medio por el
cual lo distinto o lo diferente no será visto como una amenaza, sino como una ventaja para aprender del otro y ponerse en su lugar a través de la empatía e
inclusividad.

No obstante, si bien estas dos acciones del D.S 044-2018-PCM, tienen una buena intención en función a los principios éticos y valores, ambos son un producto
humano, por lo que están expuestos a los fenómenos que el humano padece, tal como el sentimentalismo frente a la falta de argumentación que se necesita
para defender los ideales que persigue la ética, ya que la mayoría de personas recurrimos a las emociones, en vez de dirigirnos a lo racional; bajo la
declaración de pensamientos con argumentos válidos a través del lenguaje, algo que suele ser difícil y razón por lo cual, recurrimos al facilismo del
sentimentalismo. Por ello, el que hace daño, se acostumbra a hacerlo bordeando los parámetros penales, ya que, de este modo, no habría un sustento mayor de
culpabilidad que la ausencia de la moralidad y la ética, algo que está descuidado y normalizado.

Así mismo, la predisposición de ideales, pensamientos y opiniones sobre preceptos y lineamientos de la vida en sociedad, no significa que todos estos tendrán
que ser tolerables, tal como el concepto del amiguismo o la falta de merito en el momento que se postula para un cargo público, que ha sido normalizado. Por
ello, si bien el respeto a las personas debe primar, esto no se interpreta que todo lo que estas manifiesten es válido o admisible de respeto, ya que la opinión
deberá ganarse ese respeto, no atribuírselo, todo bajo los parámetros de los principios éticos y valores sociales.

Por último, en función a la pregunta inicial, la cosmética viene opacando a la ética, pues el individuo tiene la tendencia de actuar de manera justa para poder
mantener una buena reputación a los ojos públicos, lo cual perjudica a la ética y su estancia, ello porque hay una lucha entre la conciencia y la reputación,
donde esta ultima esta ganando la batalla por temor a que se observe nuestra verdadera naturaleza que quizás no sea la mejor. Esto sucede cuando las personas
públicas y políticas se presentan como cooperativos, compasivos, inclusivos y tolerantes con los otros, no obstante, surge la incógnita si esta seudo ética tendrá
un punto de quiebre cuándo sus intereses sean vulnerados y, si estos actuarán de acuerdo a sus predisposiciones de justicia o injusticia.

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