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Cueva de La Pasiega (Puente Viesgo, Cantabria)

Chapter · January 2014

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Rodrigo De Balbin-Behrmann César González Sainz


University of Alcalá Universidad de Cantabria
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José Javier Alcolea -González


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arte pleistoceno del cantábrico 43

Rodrigo de Balbín Behrmann*, Cesar Cueva de la Pasiega


González Sainz** y
J. Javier Alcolea González* (Puente Viesgo, Cantabria)

Figura 1. Ciervo dibujado en negro de la cueva de Las Chimeneas (Pedro Saura).

El monte de El Castillo contiene uno de los gru- por la obras de acondicionamiento de los años 50 del
pos de cavidades con arte rupestre paleolítico más siglo XX que cerraron entradas y separaron artificial-
importantes de Europa. La Pasiega (Fig. 1) se abre mente con muros sus galerías.
en una escarpada ladera del Monte, a medio camino
entre las cuevas de Las Chimeneas y Las Monedas, y
muy próxima a la de El Castillo. Su topografía mues- Ocupaciones humanas paleolíticas
tra galerías de distinta orientación, a veces situadas a
diferente nivel y conectadas por pozos y simas. En las excavaciones de la década de 1950 se lo-
Fue descubierta en 1911 por el equipo que excava- calizaron evidencias de ocupación humana del Solu-
ba la cueva de El Castillo. La revisión de A. Leroi Gour- trense y Magdaleniense inferior en zonas inmediatas
han fue incompleta pero fundamental en la estructura a las entradas de las galerías B y C.
iconográfica y en la cronología. A pesar de la excelente La denominación de las galerías (A, B y C) refle-
publicación de 1913 y de su largo historial, en los años jaba el orden del descubrimiento de los conjuntos
90 del pasado siglo Balbín y González Sainz iniciaron rupestres a partir de la entrada nº 4. El trabajo de
un trabajo de revisión que en la actualidad continua. Leroi-Gourhan diferenció 4 ámbitos topográficos: las
La Pasiega es uno de los grandes centros rupes- “galerías” A, B y C, y la zona D, entre la intersección
tres europeos peor conocidos, transformada además de las dos primeras y la galería C. Teniendo en cuen-

* Dpto. de Historia I, Universidad de Alcalá de Henares. c/ Colegios 2, 28801 Alcalá de Henares, Madrid. [email protected]
& [email protected]
** Dpto. de Ciencias Históricas, Universidad de Cantabria. Avenida Los Castros s/n, 39005 Santander. cesar.Gonzá[email protected]
44 el registro arqueológico pleistoceno español

ta las dificultades originales de tránsito entre algunos Hay claviformes clásicos en rojo, series de puntos, va-
puntos, las diferencias entre los 4 espacios mayores y rios cuadriláteros alargados y la llamada “inscripción
la situación de las entradas originales, se piensa que simbólica”. En las paredes de la entrada están los pa-
durante el Paleolítico superior pudieron funcionar in- neles centrales con representaciones de grandes ani-
dependientemente 2 o quizá 3 conjuntos parietales males pintados y múltiples figuras grabadas de menor
diferenciados: el oriental –galerías A, B y parte oriental tamaño (Fig. 2).
de la zona D–, el occidental –galería C– y un conjunto
central –sectores occidentales de la zona D–.
Galería A

Corresponde a los 20 m finales de la larga gale-


Núcleo oriental ría que articula parte de las zonas central y oriental.
Muestra un conjunto rupestre de fondo, con una de
Galería B las más extraordinarias concentraciones de animales
y signos rojos (con alguna excepción en sepia, ma-
A partir del vestíbulo, con materiales solutrenses
y probablemente magdalenienses, esta galería ha ser- rrón, negro y algún esporádico grabado) de la región.
vido como sector de paso hacia zonas más profundas El conjunto está además bastante bien conservado.
de la parte oriental (Galería A y algunas partes de La densidad de representaciones aumenta hacia
la zona D). Su conservación es más deficiente en la el fondo, con composiciones complejas en las pare-
parte anterior que en las zonas de fondo. des verticales de la diaclasa, cúpulas, concavidades
Contiene más de 200 representaciones: 24 caba- laterales, etc. En la parte anterior el espacio es más
llos, 20 cabras, 16 cuadrúpedos indiferenciados, 11 amplio y las composiciones más sencillas, con empa-
ciervas, 8 ciervos, 3 uros, 2 bisontes, figuras de bóvido, rejamientos de animales.
cérvido y carnívoro no identificables, 1 megaceros, 1 La Galería A es un espacio esencialmente pictóri-
pájaro y 1 pez, además de 1 antropomorfo grabado. co. Aparecen 35 ciervas, 31 caballos y 60 signos com-

Figura 2. Caballo enfrentado a megaceros en la entrada de la Galería B de la cueva de La Pasiega.


arte pleistoceno del cantábrico 45

En la intersección de la galería A y el final de la B


se localiza un primer grupo de representaciones gra-
badas o pintadas en rojo (sector D1): 2 ciervas, signos
pintados y varios animales grabados. La densidad de
representaciones es aún menor hacia el centro de la
zona D.

Núcleo occidental

Es la parte más complicada de La Pasiega. Tanto


en la Galería C como en la zona occidental de la D
hay amplias salas laberínticas y espacios elevados o
hundidos.
Durante el Paleolítico superior la entrada habitual
al complejo occidental fue la nº 5, que comunica-
ba con la zona más decorada de la Galería C, donde
además se localizaron industrias. Esta entrada era im-
practicable en la época del descubrimiento al igual
que la nº 1 (a la Galería B); ambas están hoy cerradas
artificialmente.

La Galería C

Cuenta con abundantes representaciones diversas


desde un punto de vista técnico, estilístico y cronoló-
gico. Concentra en un corto espacio las mismas fases
y convenciones de las Galerías A, B y D, y cuenta
con las más claras formas del Magdaleniense reciente
Figura 3. Signos en el fondo de la Galería A de la cueva de (esencialmente en C7 y 8).
La Pasiega. Los lienzos de los primeros 5 m (sector C1) son
complejos y diversos en técnicas y colores, además de
plejos (cuadrangulares alargados con arco conopial o mal conservados. La complejidad aumenta notable-
en llave, crecientes, oval, etc.). Además se representa- mente a partir de aquí. Se aprecian varios animales
ron 14 ciervos, 5 uros, 4 bisontes, 4 cabras y 2 renos, de estilo arcaico pintados en rojo o en siena y abun-
1 cérvido y 8 cuadrúpedos indiferenciados. Entre los dantes series de grabados simples repetidos. A con-
motivos no figurativos series de puntos, líneas sueltas, tinuación se encuentran los sectores C2 y C3, con
manchas de color, etc.; la proporción de estos moti- una importante agrupación de pinturas de animales,
vos no figurativos es inferior a la de otras galerías. signos en varios colores y grabados superpuestos a las
pinturas. En el sector C4 se ha documentado un úni-
El estilo de la mayor parte de las representaciones co panel orientado a la galería principal. El sector C5
encaja en el arte pre-magdaleniense, probablemente posee abundantes figuras superpuestas. El sector C6
de fases avanzadas. Pero el conjunto parietal no es está al final de la gran Sala inicial y cuenta con un
sincrónico. Algunas de las figuras en negro, especial- grupo de grabados finos y pequeños. La composición
mente de la cúpula del sector A6 y que se superpo- del sector C7 es claramente magdaleniense y ordena-
nen a las figuras rojas, evocan el arte más naturalista da, y presenta bóvidos, caballos y alguna cierva.
del Magdaleniense antiguo. La Galería C posee todas las etapas que aparecen
en el resto de La Pasiega, además de otras del Mag-
Tramos orientales de la Zona D daleniense. Un buen número de paneles de la parte
anterior (C2, 3, 4 y 5) muestra superposiciones entre
Es un espacio profundo al que los artistas accedie- figuras. Estas suelen responder a un mismo esquema
ron desde la Galería B. El tránsito debió ser sencillo (siena –rojo o violeta– negro y grabados exentos de
hasta D2 y más complicado a partir de ahí por la animales, tanto sobre el rojo y violeta como sobre el
escasa altura del techo. negro).
46 el registro arqueológico pleistoceno español

Sectores occidentales de la zona D parte de las representaciones corresponde a ese pe-


riodo (21.000-14.500 BP). El estilo magdaleniense
El acceso a los sectores D8 a D4 occidental se rea- de algunos animales pintados en negro o grabados es
liza desde el fondo de la Galería C a través del estre- refrendado por el C14 AMS, que marca el final de la
cho conducto que permitía el paso desde el exterior, ejecución poco antes del 12.000 BP.
o incluso desde el mismo complejo oriental.
Se han diferenciado 41 sectores decorados. El
Se localizan algunos restos de representaciones inventario muestra más de 800 representaciones pa-
pintadas en rojo y siena en espacios muy angostos leolíticas. Entre los animales 78 caballos, 72 ciervas,
inmediatos al acceso nº 4 (sector D4 occidental). En 34 cabras, 28 ciervos, 18 bisontes, 15 uros, 2 renos, 2
una pequeña sala situada en el centro de una zona la-
antropomorfos, 2 bovinos y 3 cérvidos indiferencia-
beríntica (D5) se documentan grabados animales de
bles, y una figura de carnívoro, rebeco, megaceros, ave
trazo simple único, con estilo y convenciones arcai-
y pez, junto a 42 cuadrúpedos. Destacan 148 signos
cas y asociación con trazos pareados o digitaciones en
plenos –sobre todo cuadrangulares, en llave, crecien-
rojo, posiblemente los paneles más antiguos de todo
tes y claviformes– y 32 puntos aislados u organizados
el complejo.
en series. Hay también 284 manchas de pintura roja
o negra y trazos grabados.
Valoración final Las técnicas son muy variadas. En pintura trazo
tamponado y lineal simple, tintas planas parciales o
La Pasiega posee 3 entradas antiguas practica- totales, con adición de grabado en ocasiones, y bicro-
bles. El acceso debió ser complicado desde la cueva mía. Son más variadas las fórmulas de aplicación del
de El Castillo y aun más desde el fondo del valle, rojo que del negro. Se emplearon además el color
dado lo escarpado de la ladera donde se sitúan las amarillo, marrón y violeta. Los grabados son también
entradas. Los restos de industria y fauna pertenecen muy variados y más frecuentes en los momentos
al Solutrense y Magdaleniense inferior. La mayor magdalenienses.

Cueva de las Monedas


Marcos García-Diez * &
Daniel Garrido Pimentel ** (Puente Viesgo, Cantabria)

Se sitúa en el Monte Castillo y se descubrió en tural, se sitúan en una columna de la sala de entrada:
1952. Presenta un recorrido de 700 m con espacios 1 bisonte, 1 máscara, 1 caprino y 1 cabeza de cierva.
de amplias dimensiones y evidencias de procesos geo- Serían figuras de surco ancho y profundo, que, en
lógicos. La información sobre el contexto arqueoló- combinación con el soporte, transmiten efecto de ba-
gico procede de trabajos no sistemáticos y es escasa. jorrelieve.
Se reconoce: la existencia de huesos de oso y oseras En la segunda sala un recinto alberga la casi tota-
indican la utilización de la cueva como espacio de lidad de manifestaciones realizadas en negro carbón.
hibernación; la frecuentación humana durante algún Se localizan en un espacio reducido a modo de corre-
momento del Paleolítico; la existencia de ocupaciones dor que contrasta con la amplitud de la sala. Las figu-
humanas poco intensas durante de la Edad del Bronce; ras se disponen principalmente sobre las paredes y en
y el tránsito por la cavidad durante el s. XVI. un falso techo. A la derecha y al final de corredor hay
Las primeras evidencias, de las que no hay opi- varias líneas, recordado alguna un antropomorfo es-
nión consensuada sobre su carácter antrópico o na- quemático. En este sector el soporte dispone diversos

* Dpto. Geografía, Prehistoria y Arqueología, Universidad del País Vasco. c/ Tomás y Valiente s/n, 01006 Vitoria (España).
[email protected]
** Cuevas Prehistóricas de Cantabria, Sociedad Regional de Educación, Cultura y Deporte, Gobierno de Cantabria. Cuevas de
Monte Castillo, 39670 Puente Viesgo (Cantabria). [email protected]

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