Derecho Civil Patrimonial - Revista
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ISSN: Pendiente
Facultad de Derecho
Universidad del Pacfico
forseti.pe
2014
Nmero 2
DERECHO CIVIL PATRIMONIAL
Asociacin DERUP Editores
Consejo Directivo
Andrs Martn Hundskopf Wendt (Presidente y Director de Edicin)
Andrea Limn Bustamante (Vicepresidenta y Directora de Finanzas)
Kathya Alessandra Yauri Grados (Directora de Comercializacin)
Claudia Liliana Armstar Alzamora (Directora de Eventos)
Karla Berenice Cabrejos Soto (Subdirectora de Comercializacin)
Germn Gmez Gallegos (Subdirector de Edicin)
Lorena Roco Alvarado Ortega (Subdirectora de Eventos)
Alvaro Reyes ONeill (Subdirector de Finanzas)
Comisin de Comercializacin
Comisin de Edicin
Comisin de Eventos
Comisin de Finanzas
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conllevar a una indemnizacin. Asimismo, los autores hacen una crtica (y una
posterior propuesta) al mtodo utilizado para calcular los montos compensatorios.
Por otro lado, Jose Mara de la Jara nos aporta una visin psicolgica de los sesgos
existentes en nuestros jueces a la hora de aplicar los requisitos para que se configure
el factor de atribucin y el dao en materia de responsabilidad civil.
En nuestra seccin miscelnea, Juan Jos Martnez lleva a cabo un correcto repaso
sobre los fideicomisos en la administracin pblica, y su situacin actual. Asimismo,
presenta una serie de propuestas que conllevaran a un mejoramiento de la legislacin.
Como es ya costumbre en FORSETI, presentamos un trabajo de investigacin
realizado por Brenda Gatica, Franco Gratta y Andrea Limn, en el cual nos
explican el llamado efecto anclaje en las negociaciones desde una perspectiva del
derecho y la psicologa.
Por ltimo, presentamos tambin cuatro jurisprudencias que consideramos han
repercutido por la relevancia de su contenido. Entre ellas resalta el nuevo
pronunciamiento de nuestro Tribunal Constitucional, revocando la posibilidad de la
administracin de efectuar control difuso. El mismo colegiado, en otro
pronunciamiento, protege los derechos de propiedad afectados por la clausura del
Estadio Monumental. En tercer lugar, se presenta una resolucin de la Corte Superior
que delimita la naturaleza jurdica de una carta fianza y una fianza civil. Finalmente, la
corte suprema argumenta las razones por las cuales la accin penal interrumpe el
plazo prescriptorio.
Sin perjuicio de la calidad de nuestros autores, que lgicamente hacen de esta edicin
un sustancial aporte a la comunidad jurdica; queremos dedicar esta seccin
introductoria al impacto que representa FORSETI.
Las 30 personas que conformamos hoy FORSETI; estamos convencidos de la
importancia central que representa ser una fuente de contenido acadmico confiable,
de calidad, y gratuita.
Fuimos los primeros en lograr consolidar, organizativa y econmicamente, una
asociacin que no discrimine entre sus usuarios. Cualquier persona con acceso a
internet puede acceder al contenido completo de nuestras publicaciones, sin
restricciones de ningn tipo, de manera totalmente gratuita. Estamos convencidos que
todo esto ayudar al desarrollo educativo de nuestro pas.
Por otro lado, tambin organizamos, dos veces al ao, eventos jurdicos de calidad, de
acceso totalmente gratuito. En ellos, la interaccin con los ms importantes abogados,
jueces, congresistas, empresarios o acadmicos de otras disciplinas es posible para
cualquier interesado en el tema. Los invitamos a seguir de cerca nuestro contenido
web, para no perderse as ninguno de nuestros futuros eventos.
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ndice
Presentacin
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47
60
Ojo por ojo, diente por diente? Anlisis de la modificacin del artculo
920 del Cdigo Civil.
por Ral Ravina
69
90
110
132
146
Artculos Miscelneos
El fideicomiso en el sector pblico. Apuntes para su posible aplicacin en
el Per.
por Juan Jos Martnez Ortiz
175
187
Jurisprudencia
Sentencia del Tribunal Constitucional que revoca el precedente vinculante
sobre control difuso.
Consorcio Requena c. Poder Judicial
Expediente 04293-2012-PA/TC Loreto
207
240
245
254
Artculos
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Abogado por la Pontificia Universidad Catlica del Per. Profesor de derecho civil
patrimonial en la Universidad de Lima y en la Universidad ESAN. Consejero del Estudio
Grau abogados.
Introduccin
El presente trabajo est orientado a dejar constancia de una determinada posicin con
relacin al objeto contractual conforme al Cdigo Civil peruano. Corresponde al
propsito de evidenciar qu es lo que se habra representado el legislador en el
proceso de codificacin que concluy en 1984. En las aulas y en el ejercicio
profesional muchas veces adoptamos como propias lo que son simplemente
interpretaciones ajenas sin compulsarlas con ciertos antecedentes; por ello, este
trabajo reclama finalmente que el lector asuma una posicin sobre el tema. Toda
discrepancia ser bienvenida, porque generar finalmente un punto de encuentro en el
camino para alcanzar un conocimiento ms informado.
Conforme a ello, se postula que, segn el diseo legislativo nacional, los contratos no
slo tienen como objeto a las obligaciones -como relaciones jurdicas patrimoniales
especficas- sino que, en funcin de ello, no es posible sostener que en materia de
transferencia convencional de propiedad nos encontremos ante un sistema mixto o
dual conforme al cual, tratndose de la transmisin de propiedad inmobiliaria nos
sujetamos a un rgimen con efectos traslativos mientras que, tratndose de la
transmisin mobiliaria, ante un rgimen con efectos crediticios.
Entendemos que, sobre la base del artculo 1402 del Cdigo Civil, que representa una
norma fundamental en el campo de la contratacin privada, y que se asocia a otras
tantas que conforman una unidad sistemtica slida y coherente, debe concluirse que
todo contrato es obligacional y que, de manera correlativa, en materia de transferencia
convencional de propiedad, nos adscribimos a la denominada teora del ttulo y modo,
por lo que en funcin a ello deben ser ledos y aplicados los artculos 947 y 949 del
Cdigo Civil.
Cuestin distinta es el juicio que cada quien est llamado a realizar sobre si la
regulacin legislativa relativa al objeto contractual es la ms idnea para fines del
trfico jurdico, si genera o no la necesaria seguridad, dado que como toda opcin
legislativa es susceptible de crtica y perfeccionamiento. Pero esa evaluacin debe
partir de algo cierto, identificar qu es lo que se represent el codificador nacional al
regular de una determinada manera al objeto contractual, atendiendo a que tuvo ante
s diversos modelos legislativos. Podremos sostener que no ha habido estrictamente
un legislador, sino legisladores, y que estos ltimos se han sucedido en el tiempo,
porque una cosa es el diseo legislativo bajo la denominada Comisin Reformadora1
1
11
y otra bajo la Comisin Revisora2, pero en cualquier caso no debemos asumir que el
sentido de la legislacin es necesariamente aquello que postulamos hoy en da,
muchas veces ms influenciados por lecturas forneas que considerando las razones
por las que el Cdigo Civil contiene ciertas reglas, y no otras como se quisiera.
Atendiendo a lo expuesto, carece de adecuado fundamento proponer interpretaciones
sustentadas en una mera literalidad, o tomar como concluyente lo que puede ser
vlido bajo otras legislaciones, por ms que hubiesen inspirado de alguna manera a los
textos nacionales. Como todo en la vida, hay que regresar a los orgenes para
dimensionar adecuadamente el sentido de lo actual, y bajo esa comprensin
proyectarnos al futuro.
En ese contexto adquieren ms vigencia que nunca las palabras del maestro De la
Puente3, contenidas significativamente en la parte final de su magna obra El contrato
en general, cuando nos expresa:
No quiero terminar esta obra sin expresar una preocupacin que me
desasosiega. Pese a considerar que la Seccin Primera del Libro VII del
Cdigo civil constituye un excelente conjunto de disposiciones que de
manera coherente profundiza con responsabilidad la problemtica de la
contratacin moderna, debo reconocer que como toda factura humana,
adolece de defectos que afean la obra legislativa. Frente a estos
incuestionables defectos, existe una corriente de opinin que, no obstante
su loable mrito en destacarlos, se orienta a corregirlos mediante la
modificacin o supresin de las normas jurdicas correspondientes. Pienso
que debemos afrontar una realidad. Los Cdigos no son una secuencia de
disposiciones colocadas caprichosamente unas al lado de las otras, sino un
todo orgnico en que cada una de sus normas, especialmente las que
integran cada Seccin, responde a un plan integral que las vincula ntima y
posterior se integran Felipe Osterling Parodi, Jorge Avendao Valdez, Lucrecia Maisch
Von Humboldt, Manuel de la Puente y Lavalle y Fernando de Trazegnies Granda, entre
otros renombrados juristas. Si bien el encargo inicial fue proponer las modificaciones
necesarias al Cdigo Civil de 1936, sus miembros optaron finalmente por elaborar y
proponer un texto sustitutorio, un nuevo cdigo civil. Los trabajos de esta comisin se
extendern hasta 1981, cuando se presenta al Poder Ejecutivo (segundo gobierno
constitucional del presidente Fernando Belande) el respectivo proyecto (1981).
2
La Comisin Revisora fue creada por Ley Nro. 23403, promulgada en mayo de 1982, y
tena precisamente por objeto revisar el denominado primer proyecto o proyecto
elaborado por la Comisin Reformadora. Entre sus miembros ms destacados figuraban
Javier Alva Orlandini, Roberto Ramrez del Villar, Csar Fernndez Arce y Jack Bigio
Chrem. Su competencia fue complementada mediante Ley 23756, promulgada en
diciembre de 1983. Los trabajos de esta comisin se extendern hasta julio de 1984,
cuando se presenta al Poder Ejecutivo el respectivo proyecto (el que bien puede ser
llamado segundo proyecto, elaborado sobre la base del primer proyecto).
12
Alterini, Jorge H., Corna, Pablo M., Angelani, Elsa B., y Vsquez, Gabriela A., Teora
General de las Ineficacias, La Ley S.A., Buenos Aires, 2000, pp. 1-7.
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Citado por Alterini, Jorge H., Corna, Pablo M., Angelani, Elsa B., y Vsquez, Gabriela A.,
Teora General de las Ineficacias, La Ley S.A., Buenos Aires, 2000, p. 6.
Roppo, Vincenzo. El Contrato, 1 edicin, trad. Ariano Deho, Eugenia, Gaceta Jurdica,
Lima, 2009, pp. 43-44.
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de este ltimo. Hay una determinada concepcin jurdica que ha sido expresada en
diversos libros del texto legal y en distintos artculos8.
2. A diferencia de otras regulaciones que omiten hacerlo y que se limitan a enunciar las
caractersticas del objeto contractual, nuestro Cdigo Civil contiene innovadoramente
en nuestra tradicin civilista, una definicin de lo que es el objeto del contrato contenida en su artculo 1402-, la misma que por elemental criterio de especialidad
prima sobre cualquier otra disposicin que pudiese considerarse como pertinente.
El artculo 1402 del Cdigo Civil establece que: El objeto del contrato consiste en
crear, regular, modificar o extinguir obligaciones.
Es as que, por declaracin expresa, el objeto de todo contrato, es obligacional, esto
es, el respectivo acuerdo de voluntades busca o pretende, tiene como propsito, crear,
regular, modificar o extinguir obligaciones, las mismas que son una especie dentro del
vasto gnero de las relaciones jurdico-patrimoniales.
Y conforme analizaremos, no estamos ante una simple definicin, sino que la misma
representa conscientemente una determinada toma de posicin. No se trata, por
consiguiente, de una simple definicin que sigue a la tradicin jurdica, como si esta
ltima fuese invariable, fruto virtual de una suerte de revelacin divina y que
constituye fundamento del conocimiento jurdico, sino que estamos ante una
determinada opcin por la que se inclin el legislador nacional9. Como veremos, el
codificador de 1984 pudo omitir incorporar una definicin, o pudo considerar una
distinta (dado que, en palabras de Gabrielli10 se est ante una materia muy debatida y
controvertida), pero acogi finalmente una bastante puntual y concreta, sobre la base
de su concepcin que el contrato pretende satisfacer finalmente un determinado
inters.
8
As, por ejemplo, los debates jurdicos en nuestro sistema legal sobre la naturaleza
jurdica del contrato sobre hecho ajeno, o sobre el acuerdo de opcin, se simplificaran
tremendamente si partimos de un comn entendimiento que el objeto del contrato slo
puede ser legalmente uno: relaciones obligacionales con todo lo que se desprende de
ello, esto es, contenido prestacional, conducta posible en cabeza del deudor, quien es
parte material de la respectiva relacin contractual.
Legislar implica optar. Nos remitimos a un caso, entre tantos, en el mbito contractual.
En su momento, ante la posibilidad de regular que se trataba de un negocio anulable o
rescindible, y segn expresa el profesor Jack Bigio, el codificador se inclin por esto
ltimo (rescindibilidad) tratndose de la venta de bien ajeno, siendo que el fundamento
fue simplemente pragmtico: en qu consiste la carga probatoria y cul es el plazo para
accionar, conforme se destaca nada menos que en la Exposicin de Motivos Oficial del
Cdigo Civil (Comisin Revisora del Cdigo Civil de acuerdo a las Leyes 24039 y 24136)
El bien materia de la venta (artculos 1532 a 1542 del Cdigo Civil), separata especial del
Diario Oficial El Peruano publicada el 11 de febrero de 1991, p. 12.
10
Gabrielli, Enrico, Estudios sobre teora general del contrato, trad. Morales Hervias,
Rmulo y Vsquez Rebaza, Walter, Jurista Editores, Lima, 2013, p. 266.
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las palabras del texto y de sus conexiones sintcticas, segn el cdigo lingstico
compartido por la comunidad de hablantes a la que pertenecen los contratantes: a ella el
intrprete no debe limitarse, pero por ella debe s pasar. La interpretacin textual
puede dejar mrgenes de duda o ambigedad semntica (cierta palabra puede tener dos
diversos significados, ambos compatibles con el cdigo lingstico de referencia): en tal
caso es natural -ms bien indispensable- dirigirse a la bsqueda de la efectiva comn
intencin de las partes, mediante datos extratextuales. (Subrayado agregado).
12
17
En tal virtud, si se pretende oponer el artculo 1351 del Cdigo Civil a lo establecido en
su artculo 1402, y sin necesidad que deba invocarse el argumento lgico segn el cual
la norma especial debe predominar sobre la general -en la medida que hubiese
incompatibilidad entre ellas (lo cual negamos)-, lo mnimo que se espera es revisar qu
es lo que explica el actual tenor de la definicin legislativa de contrato (artculo 1351
del Cdigo Civil), ya que slo as se podra proponer una lectura consistente con lo
contenido en su artculo 1402.
4. El tenor actual del artculo 1351 del Cdigo Civil sufri, en el extenso proceso de
elaboracin del Cdigo Civil, diversas modificaciones, de forma antes que de fondo.
De manera sinttica podemos sostener que bajo la expresin relacin jurdica
patrimonial no se puede sostener que el codificador nacional se represent lo que s
hizo en su momento el codificador italiano, dado que este ltimo no exige que el
contenido contractual sea obligacional para que pueda, en esos trminos, generarse un
sistema espiritualizado de transferencia convencional de propiedad, esto es, uno segn
el cual por el simple acuerdo de voluntades se transfiere (relativamente) la propiedad
del bien sobre el cual recae el consentimiento. Pero en nuestro caso, ms all de la
coincidencia de redaccin, el legislador nacional no se represent dicho rgimen de
transferencia, sino que identificaba simplemente lo patrimonial con lo obligacional,
siendo inclusive que en cierto momento se estableci que el contrato era un acuerdo
obligacional de carcter patrimonial (definicin redundante, por decir lo menos),
cuando era suficiente haber sealado que era un acuerdo patrimonial, ms all que
luego se precisase que, dentro de dicha patrimonialidad, el objeto (esto es, lo que se
proponen las partes) es la creacin, regulacin o extincin de obligaciones y no otra
clase de relaciones jurdicas. Propsito abstracto, es cierto, pero que es jurdicamente
consistente.
Y para ello es pertinente tener en cuenta que, de acuerdo al anteproyecto (1980) de la
Comisin Reformadora, propuesto por el profesor Max Arias-Schreiber, en materia de
Fuentes de las Obligaciones, su artculo 1 sancionaba lo siguiente: El contrato es el
acuerdo de dos o ms partes para crear, regular o extinguir entre s obligaciones de
carcter patrimonial.
Dicho texto qued, siempre a nivel de Comisin Reformadora, en el artculo 1370 del
respectivo proyecto (1981) segn lo siguiente: El contrato es el acuerdo de dos o ms
partes para crear, reglar, modificar o extinguir entre s obligaciones de carcter
patrimonial.
En otras palabras, a nivel de la Comisin Reformadora la representacin del
legislador sobre lo que era un contrato no era sino la de un acuerdo obligacional, con
carcter (por consiguiente) patrimonial. El propio Arias-Schreiber lo destaca en su obra
Exgesis cuando manifiesta que:
Aunque la mayora de los cdigos no definen y dejan esta materia a los
tratadistas y docentes, el Cdigo vigente, fiel a su concepcin pedaggica
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Arias Schreiber Pezet, Max, Exgesis del Cdigo civil peruano de 1984, tomo I (Contratos:
Parte general), colab. Crdenas Quirs, Carlos; Arias-Schreiber M, Angela y Martnez
Coco, Elvir; Gaceta Jurdica Editores, Lima, 1995, pp. 43-44.
14
Bianca, Massimo, El inters (traduccin libre a cargo del profesor Gastn Fernndez de la
parte pertinente del libro Diritto Civile - volume 4: Lobbligazione). En: Ius et Veritas,
19
no slo porque sirve para fines del trfico de bienes y servicios, dotndolo de
seguridad, sino porque lo que pretende inmediatamente es instituir una determinada
clase de relacin jurdica, o sobre la base que la misma ya exista, regularla o
extinguirla.
Atendiendo a dicha consideracin, a nivel de la Comisin Revisora, se acord
finalmente, en el artculo 1318 del proyecto publicado en febrero de 1981 (segundo
proyecto, si lo comparamos con el publicado por la Comisin Reformadora en 1981,
que vendra a ser el primer proyecto), lo siguiente: El contrato es el acuerdo de dos o
ms partes para crear, regular, modificar o extinguir una relacin jurdica patrimonial.
Ese es el texto que corresponde al artculo 1351 del Cdigo Civil vigente actualmente.
5. Para quienes sostienen que el artculo 1351 del Cdigo Civil peruano se inspira en la
legislacin italiana y debe ser aplicado en ese contexto, hay cierto detalle que no
puede obviarse. Sobre la base que el codificador nacional, tanto a nivel de Comisin
Reformadora como de Comisin Revisora, se represent al contrato como fuente de
obligaciones, cuid de introducir una definicin expresa de lo que es el objeto
contractual. El artculo 1402, por consiguiente, zanja cualquier discrepancia sobre lo
que es materia del acuerdo contractual, estableciendo que debe ser obligacional.
Conforme a ello, el artculo 1351 del Cdigo Civil, no slo por razones de antecedentes
en su proceso de redaccin (que no deben dejarse de apreciar), sino por elemental
cuestin sistemtica, no puede ser ledo e interpretado sin considerar al menos los
alcances del artculo 1402 del mismo cuerpo normativo.
El legislador nacional cuid de enunciar, explcitamente, que el objeto de todo contrato
(ms all de la manera en que pueda clasificarse, sea por su perfeccionamiento
constitutivo, por su funcionalidad, por sus efectos, por su duracin, etc.) es
necesariamente obligacional. Enunciado que el Cdigo Civil italiano no recoge porque,
insistimos, parte de una premisa que no corresponde a nuestra legislacin histrica ni
a la voluntad uniforme del legislador nacional.
En efecto, de acuerdo al anteproyecto (1980) de la Comisin Reformadora en
materia de Fuentes de las Obligaciones, su artculo 43 sancionaba que: El objeto del
contrato consiste en crear, regular o extinguir obligaciones de dar, hacer o no hacer.
Siendo que dicho texto qued, siempre a nivel de Comisin Reformadora, en el
artculo 1418 del respectivo proyecto (1981) segn lo siguiente: El objeto del contrato
consiste en crear, reglar, modificar o extinguir obligaciones de dar, hacer o no hacer.
Sobre la base de las premisas que explicaban esa redaccin, el artculo 1367 del
proyecto de la Comisin Revisora estableci: El objeto del contrato consiste en
crear, regular, modificar o extinguir obligaciones.
Texto que fue incorporado finalmente en el artculo 1402 del Cdigo Civil: El objeto
del contrato consiste en crear, regular, modificar o extinguir obligaciones.
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plano jurdico, porque (sic) los privados expresan, con el contrato, la potestad, atribuida
a ellos por el ordenamiento, de crear normas jurdicas. El contrato nace como fuente de
obligaciones, y es tal porque tiene naturaleza de fuente normativa. Si l crase vnculos
solamente en el plano prejurdico no sera un contrato. Ferri, Luigi, Lecciones sobre el
contrato. En: Curso de Derecho Civil, presentacin, notas y edicin a cargo de Rmulo
Morales Hervias y Leysser L. Len, trad. de Nlvar Carreteros Torres, 1 edicin, Editora
Jurdica Grijley, Lima, 2004, pp. lvi-lvii.
17
Resulta pertinente remitirnos a los artculos 1219 y 1428 del Cdigo Civil, entre otros.
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que el artculo 949 del Cdigo Civil no exige de modo alguno porque la celebracin
misma del contrato conlleva la traslacin de propiedad.
Entendemos y postulamos que las reglas legales sobre transferencia (convencional) de
propiedad deben ser interpretadas y aplicadas en funcin a las reglas de contratos,
dado que regulan las consecuencias de haberse celebrado un contrato de cambio, esto
es, para fines de transferir titularidades sobre bienes, del derecho de propiedad.
Conforme a ello, no se puede pretender que la consecuencia explique la causa, siendo
que lo lgico es ms bien que la causa explique la consecuencia.
El legislador peruano tuvo en sus manos al modelo legislativo italiano, lo replic en
muchos aspectos, pero en otro no, siendo que muchas figuras las acomod a lo que
bien podramos identificar como la tradicin legislativa del pas. El legislador nacional
opt, asumi un determinado rgimen de objeto contractual. No resulta honesto que
obviemos dicha decisin y tratemos de leer e interpretar al Cdigo Civil como si
contuviese un conjunto de normas contradictorias entre s, de manera que postulemos
que la discusin sobre los alcances del objeto contractual no qued zanjada y, que en
funcin a ello, si bien los contratos pueden presentar contenido obligacional, en rigor
no lo demandan.
En esa discusin sobre los alcances del Cdigo Civil, ms all de nuestras propias
convicciones, y de nuestro propio juicio sobre si la opcin del codificador de 1984
respecto al objeto contractual fue la ms adecuada, debemos actuar con eticidad. No
slo respetando la opinin ajena, por ms que pudisemos considerarla equivocada,
esto es, sin descalificarla por el solo hecho que no sea coincidente con la propia, sino
exponiendo los criterios interpretativos que existen, lo cual presupone enunciar los
antecedentes de las normas y lo que se represent el legislador al momento de la
redaccin final, apreciando finalmente la coherencia normativa sobre la materia que
presenta el Cdigo Civil como cuerpo legislativo. Conforme a ello, bien puede
concluirse que el artculo 94921 del Cdigo Civil -cuyo texto sugerira la adhesin a un
rgimen traslativo- debe entenderse en funcin a las dems normas del Cdigo Civil,
siendo que carece de sustento recurrir al artculo 1351, ya que segn hemos
destacado, ms all de las palabras empleadas, el legislador se refera a las relaciones
obligacionales.
9. Dado que postulamos que el objeto de todo contrato, desde una ptica de
funcionalidad normativa, tiene por objeto a una obligacin -como relacin jurdica
especfica-, resulta pertinente destacar estos alcances.
21
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22
Dez-Picazo, Luis y Gulln, Antonio. Sistema de Derecho Civil, vol. II, tomo 1 El contrato
en general. La relacin obligatoria, 10 edicin, Editorial Tecnos (Grupo Anaya S.A.),
Madrid, 2013, p. 111.
23
Roppo, Vincenzo. El Contrato, 1 edicin, trad. Ariano Deho, Eugenia, Gaceta Jurdica,
Lima, 2009, pp. 36-37.
24
Breccia, U., Bigliazzi Geri, L., Natoli, U. y Busnelli, F. Derecho Civil, tomo I, volumen 1
Normas, sujetos y relacin jurdica, 1 edicin, traduccin Hinestrosa, Fernando,
Universidad Externado de Colombia, Bogot, 1992, pp. 351-357.
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est sometido al respectivo acreedor, atendiendo a que ste tiene un inters directo y
exclusivo hacia l25.
Un contrato, como expresin concreta del poder negocial que posee toda persona para
acordar una determinada relacin jurdica de existir intereses relevantes o dignos de
tutela26, implica que es el instrumento necesario para que una determinada persona
pueda exigir algo a otra. Si bien el inters de una persona puede radicar en lograr una
accin, o una abstencin de otra, o la entrega de una determinada cosa, no es menos
cierto que para poder exigirlo debe haber un determinado enlace. Por ello es que se
sostiene que el objeto del contrato es obligacional, porque lo que se pretende
jurdicamente (objeto) es crear (regular, modificar o extinguir) dicho enlace, a ello va
encaminada la declaracin de voluntad27 comn.
La obligacin derivada del contrato implica una determinada relacin jurdica que
deriva en situaciones subjetivas precisas para quienes por elemental relatividad
contractual28 son las partes sustantivas o materiales del respectivo acuerdo: una de
ellas (acreedor) asume la titularidad de una situacin subjetiva de ventaja que es el
crdito, y la otra (deudor), la situacin subjetiva de desventaja que es la deuda o
dbito. Siendo que la relacin obligacional presenta ambas situaciones, como anverso y
reverso de una misma moneda, se entiende que el crdito permite al acreedor poder
exigir al deudor, slo al deudor y a nadie ms que al deudor (por el efecto relativo del
vnculo) que realice cierta actividad, positiva o negativa, para satisfacer su inters, de
manera que la asuncin de la deuda est orientada exclusivamente a satisfacer dicho
25
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Artculo 1363 del Cdigo Civil, conforme al cual Los contratos slo producen efectos
entre las partes que los otorgan ().
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inters. Por ello es que en caso de cumplimiento o pago, calificada doctrina29 seala
que la ejecucin cumple una doble funcionalidad, satisfactiva y extintiva, lo primero
orientado netamente al inters del acreedor, y lo segundo que, sobre la base que el
acreedor ya fue satisfecho en su inters, nada justifica la subsistencia de la
vinculacin, de manera que sta se extingue, el pago pone fin a la relacin obligacional
que fuese generada en su momento por el contrato, aunque ambas funciones no
operan necesariamente unidas, ya que pueden estar disociadas.
El pago, como efecto, es un concepto ambivalente. Su ambivalencia
proviene de las distintas funciones que puede llevar a cabo. El Cdigo civil
espaol establece en su art. 1.156 que las obligaciones se extinguen ()
por el pago o cumplimiento (). He aqu su primera y ms importante
funcin. Parece, por tanto, que siempre que una obligacin se pague o se
cumpla, la deuda se extingue y el deudor queda liberado por la entrega de
la cosa o el hecho de la prestacin en que la obligacin consista. Hay,
consiguientemente, una perfecta simetra entre la satisfaccin del inters
del acreedor, que ve realizado su crdito, y la liberacin del deudor, que ve
extinguida su deuda.
()
Sin embargo, hay casos en los cuales la extincin de la obligacin del
deudor no viene dada como consecuencia de la satisfaccin del inters del
acreedor, sino ms bien prescindiendo de la misma.
()
Inversamente, cabe considerar igualmente algn caso en que la funcin
satisfactiva del pago venga desligada de la funcin extintiva del mismo,
pero ahora a expensas de esta ltima30.
10. Por ltimo, debe destacarse que la objecin a la opcin nacional sobre el objeto
contractual obligacional no se limita a un simple tema de textualidad normativa
(atendiendo a los alcances del artculo 1351 del Cdigo Civil), porque tambin se
postula31 que el artculo 1402 del Cdigo Civil peruano representa un error conceptual,
al confundir lo que es el objeto del acto (del contrato) con el objeto de la relacin (de
la obligacin). As, sostiene Gabrielli lo siguiente:
29
Hernndez Moreno, Alfonso. El pago del tercero, Bosch Casa Editorial S.A., Barcelona,
1983, pp. 75-86. Nos remitimos adicionalmente a nuestro trabajo Inters motivacional y
efectos del pago, publicado generosamente en: Ius et Praxis, revista de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Lima, n 35, Lima, 2004, pp. 25-39.
30
Hernndez Moreno, Alfonso. El pago del tercero, Bosch Casa Editorial S.A., Barcelona,
1983, pp. 75-81.
31
Gabrielli, Enrico, Estudios sobre teora general del contrato, trad. Morales Hervias,
Rmulo y Vsquez Rebaza, Walter, Jurista Editores, Lima, 2013, p. 260.
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29
Gabrielli, Enrico, Estudios sobre teora general del contrato, trad. Morales Hervias,
Rmulo y Vsquez Rebaza, Walter, Jurista Editores, Lima, 2013, pp. 259-260.
33
30
Si entendemos que el acto jurdico es el contrato mismo, lo que se busca con ste es
definitivamente generar una determinada relacin jurdica, de contenido obligacional,
conforme -entre otros- a los artculos 1351, 1402 y 1403 del Cdigo Civil peruano;
alcanzado el respectivo acuerdo, lo que subsiste es la relacin jurdica (ms all que
sea de ejecucin inmediata e instantnea, o diferida), siendo que la misma versa sobre
una determinada conducta positiva o negativa que puede ser exigida por el acreedor al
deudor, lo cual radica en la prestacin debida, para fines que el acreedor adquiera los
beneficios correspondientes que le permitan satisfacer su inters. Recordemos que
objeto tiene varias acepciones en nuestro idioma. Es literalmente objeto contractual
tanto lo que se pretende (la relacin jurdica obligacional) como el bien o servicio sobre
el cual recae finalmente el inters del acreedor. El objeto contractual peruano no es
estrictamente la prestacin, ni los bienes o servicios sobre los que recae esta ltima
(recordemos lo concerniente al lenguaje corriente). El objeto contractual es la relacin
obligacional porque el contrato como hecho (no como norma, no como documento34)
genera, va consentimiento, la respectiva relacin jurdica, y con ello cumple su nico
cometido.
En palabras de Larroumet35 resulta pertinente considerar que:
El encuentro de las voluntades de las partes contratantes tiene por objeto
vincularlas jurdicamente, esto es, crear obligaciones. () Sin embargo, es
preciso tener en cuenta que el contrato a veces puede tener por objeto
constituir un derecho real o transferir un derecho o una obligacin. En
realidad, el objeto del contrato se confunde con su efecto.
El Cdigo Civil36 no distingue entre el objeto del contrato y el objeto de la
obligacin, creada por el contrato.
Algunos autores critican este mtodo y se proponen distinguir entre el
objeto del contrato y el objeto de la obligacin. Mientras que el objeto de la
obligacin es la prestacin que el deudor debe cumplir (), el objeto del
contrato estara constituido por la operacin jurdica contemplada en su
conjunto () El objeto del contrato ser su contenido econmico, tal como
lo han querido las partes37.
34
Ferri, Luigi, Lecciones sobre el contrato. En: Curso de Derecho Civil, presentacin,
notas y edicin a cargo de Rmulo Morales Hervias y Leysser L. Len, trad. de Nlvar
Carreteros Torres, 1 edicin, Editora Jurdica Grijley, Lima, 2004, pp. xliv-xlvi.
35
Larroumet, Christian., Teora general del contrato, volumen I, trad. Guerrero, Jorge,
Editorial Temis S.A., Bogot, 1999, pp. 286-289.
36
Cdigo Civil francs. Tngase presente que el Cdigo Civil peruano s hace la diferencia.
37
Entendemos que ese contenido econmico no radica sino en el propsito para fines del
trfico o intercambio econmico de bienes y servicios, lo cual se alcanza mediante la
respectiva relacin jurdica de contenido obligacional, que permite poder exigir cierta
conducta, en el marco de la relatividad, para satisfacer los intereses econmicos
comprometidos.
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11. En sntesis, para fines del trfico o intercambio de bienes y servicios, las partes
contratan; con ello slo instituyen relaciones jurdicas especficas, obligacionales,
sujetas al principio de relatividad (los efectos directos que se desprenden de ellas slo
comprometen a las partes centros de inters afectados por su celebracin, no a
terceros). Creada la obligacin (inters abstracto del acreedor), el contrato alcanz su
finalidad existencial y, en consecuencia, se extingue. Es en funcin al vnculo
generado, que puede exigirse la conducta debida, lo cual permitir satisfacer el inters
concreto del acreedor.
Por ello, puede sostenerse que el objeto contractual inmediato o abstracto es la
obligacin, siendo que la prestacin sobre la cual versa est orientada a lograr la
consecucin de la cosa que es el objeto mediato o concreto, porque si bien uno
puede teorizar sobre qu es lo que se proponen las partes al contratar, no puede
obviarse que ms all de la explicacin acadmica, en el entendimiento ordinario lo
que se pretende es obtener un bien o servicio.
Sobre la transferencia convencional de propiedad
1. Uno de los temas ms controvertidos que tenemos probablemente en nuestro medio
en materia de contratos y derechos reales es lo relativo a cundo se entiende
transferida la propiedad inmobiliaria cierta sobre la base que se ha celebrado un
contrato de cambio, por ejemplo, a ttulo de compraventa41. Si bien la propiedad, como
derecho real por excelencia42, se puede adquirir de diversas maneras (apropiacin,
accesin, usucapin, etc., esto es, a travs de lo que se denomina modos originarios y
derivados43), para fines de este trabajo nos interesa una en particular: la transferencia
derivada, convencional o proveniente de un acuerdo de voluntades entre el
transferente y el adquirente.
El artculo 949 del Cdigo Civil de 1984 establece lo siguiente: La sola obligacin de
enajenar un inmueble determinado hace al acreedor propietario de l, salvo disposicin
legal diferente o pacto en contrario.
41
43
Gonzlez Linares, Nerio. Derecho Civil Patrimonial. Derechos Reales, 1 edicin, Palestra
Editores, Lima, 2007, pp. 309-311.
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2. Si por contratos de cambio entendemos a aquellos que estn orientados a generar una
transferencia de propiedad, el Cdigo Civil de 1984 regula a las siguientes
modalidades: compraventa, permuta, suministro y donacin. Si bien el contrato de
mutuo implica formalmente una transferencia de propiedad, la misma no es
tpicamente tal44, porque siendo una operacin de prstamo, no existe una adquisicin
con vocacin de perpetuidad, debindose tener presente que por la naturaleza del bien
comprometido (fungible y consumible), uso se identifica finalmente con consumo45.
Tratndose del suministro, dejamos a salvo que el mismo, en funcin a la naturaleza
del bien sobre el cual recae, y al inters de las partes, puede ser inclusive en uso. En
todo caso, dejamos constancia que, tratndose de la materia controvertida sobre la
transferencia convencional inmobiliaria, adquieren singular relevancia los contratos de
compraventa, permuta y donacin, por lo que dejamos de lado al suministro y al
mutuo, dado que estos contratos se asocian al trfico mobiliario. Sabemos bien que no
se trata de los nicos contratos de cambio, ya que la transferencia inmobiliaria tambin
puede verificarse bajo otros ttulos, tales como una dacin en pago (que se le apliquen
las reglas de una compraventa no significa que sea tal), la transaccin, etc.; empero,
destacamos los sealados contratos de compraventa, permuta y donacin en funcin a
que poseen una tipicidad legislativa que se enfoca en el carcter obligacional.
3. Con relacin a su eficacia tratndose de la transferencia de derechos reales, es
admitido que los contratos pueden ser obligacionales o traslativos46. Tratndose de los
primeros, la celebracin del contrato implica la asuncin de una obligacin que
demanda en el deudor la ejecucin de la prestacin (conducta debida) de transferir la
propiedad a favor del acreedor; en cambio, en el caso de los segundos, la celebracin
misma del contrato conlleva a que, por esa sola circunstancia, el adquirente se haga de
la propiedad, no hay asuncin obligacional, menos corresponde hacer referencia a una
ejecucin prestacional a cargo del deudor. Advirtase que, en el caso de los contratos
con efectos reales, no estamos haciendo mencin al acreedor de la transferencia, ni al
44
Sobre este particular, tomando las clasificaciones contractuales que propone el profesor
Messineo, bien podramos conceptualizar que el mutuo es un contrato de disponibilidad y
restitucin, atendiendo que en funcin a la naturaleza del bien se adquiere finalmente un
derecho particularmente intenso que no encuadra con la propiedad, siendo que a la
finalizacin de la duracin de la relacin jurdica generada, debe restituirse dicho bien
(ms bien, devolverse, por la falta de identidad singular) en la misma especie
(agregaramos cantidad y calidad) o su equivalente. Messineo, Francesco. Doctrina
General del Contrato, tomo I, trad. R.O. Fontanarrosa, S. Sents Melendo y M. Volterra,
Ediciones Jurdicas Europa-Amrica, Buenos Aires, 1986, p. 427.
45
Dez-Picazo, Luis y Gulln, Antonio. Sistema de Derecho Civil, volumen II, tomo 2
Larroumet, Christian., Teora general del contrato, volumen I, trad. Guerrero, Jorge,
Editorial Temis S.A., Bogot, 1999, pp. 165-169; Roppo, Vincenzo. El Contrato, 1
edicin, trad. Ariano Deho, Eugenia, Gaceta Jurdica, Lima, 2009, pp. 477-479.
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Todos los contratos de derecho privado, inclusive los innominados, quedan sometidos a
las reglas generales contenidas en esta seccin, salvo en cuanto resulten incompatibles
con las reglas particulares de cada contrato
51
52
Transferencia de propiedad, no como un tema con eficacia relativa o slo entre las partes
contratantes, sino efectiva transferencia, con eficacia absoluta, oponible a terceros en
general, que le permita al adquirente ser efectivo titular de un poder.
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No puede obviarse una realidad: a inicios de los aos ochenta, el sistema registral
peruano era ms que deficiente, con limitada presencia y desarrollo a nivel nacional.
56
38
5. Corresponde analizar lo que explicara el sentido del artculo 949 del Cdigo Civil.
Esta ltima disposicin habra sido tomada (en el contexto del cambio de criterio de la
clasificacin legal de los bienes de la Comisin Reformadora a la Comisin
Revisora) de lo que ya figuraba en el artculo 1172 del Cdigo Civil de 1936 ()
olvidando que ella estaba contenida en el Libro del Derecho de Obligaciones y no en el
Libro de Derechos Reales57.
No hay duda de ello si se contrastan los correspondientes artculos.
Artculo 1172 del Cdigo Civil de 1936: La sola obligacin de dar una cosa inmueble
De la Puente y Lavalle, Manuel. El contrato con efectos reales. En: Ius et Veritas,
Nos remitimos al respectivo trabajo del profesor Forno, Hugo: El contrato con efectos
reales. En: Ius et Veritas, revista editada por estudiantes de la Facultad de Derecho de
la Pontificia Universidad Catlica del Per, n 7, Lima, 1993, pp. 77-87.
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Entendemos que Olaechea se refiere al sistema de la entrega real o fsica, ya que postula
que en materia de contratos de cambio la sola obligacin deriva en la transferencia de
propiedad, siendo que ello significa una tradicin fingida (ficticia) o que opera por
disposicin legal (sin necesidad inmediata de actuacin por parte del deudor).
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propiedad del bien inmueble, sino la obligacin objeto del contrato, cuya
ejecucin es inevitable por mandato de la ley-, siempre y cuando estemos
en presencia de un bien de propiedad del vendedor, cierto y presente, y no
exista disposicin legal diferente ni pacto en contrario.
()
Por nuestra parte, podemos afirmar que no existe contradiccin alguna
entre el artculo 1529 del Cdigo Civil, que establece que el vendedor se
obliga a transferir la propiedad del bien al comprador, y el artculo 949, a
travs del cual se expresa que la sola obligacin de enajenar un bien
inmueble determinado hace al acreedor propietario de l, salvo disposicin
legal diferente o pacto en contrario. La primera de las normas es propia del
derecho de los contratos (vale decir, de las relaciones obligatorias), en
tanto que la segunda es propia de los derechos reales. Lo que ocurre es
que tcnicamente el contrato genera obligaciones. En este caso el contrato
genera la obligacin de transferir la propiedad, obligacin que nace del
contrato y que no debe confundirse con l, obligacin que la ley da por
ejecutada, como rezago de los dispositivos que al respecto contena el
Cdigo Napolen y teniendo como fundamento el que expresamos al
analizarlos.
()
As, la obligacin de transferir la propiedad inmueble no deja de tener una
prestacin. () Pero, en el caso de la obligacin de transferir la propiedad
inmueble -por los antecedentes histricos expresados- esta obligacin es la
nica que la ley no permite incumplir a los particulares que contraten en tal
sentido. As, es cierto que la obligacin se entiende cumplida con la
ejecucin de la prestacin debida, pero estamos ante un supuesto
excepcional en el cual la prestacin la ejecuta la propia ley. Es as que en
este caso, para la ejecucin de la prestacin debida no se requiere de
ninguna conducta del deudor66. (Subrayado agregado).
Atendiendo a lo expuesto, no es que la sola celebracin del contrato implique la
transferencia de propiedad (o que esta ltima se produzca por el mrito del propio
contrato, al generarse el consentimiento formativo), sino que, sobre la base que el
contrato despliega efectos obligacionales por su sola celebracin, el codificador
expresa que es la ley la que dispone, de hecho, que se entienda ejecutada la
prestacin a cargo del deudor en un contrato de cambio, permitiendo que el acreedor
adquiera la propiedad, pero no por el consentimiento formativo contractual (tesis de
los efectos reales), sino porque dado que el contrato ya se celebr (y extingui,
subsistiendo nicamente la relacin jurdica obligacional que es su objeto), se entiende
para todo efecto que la prestacin se tiene por cumplida o ejecutada. Regla
66
43
44
derecho real segn ya ha sido explicado, de manera que pueda oponerlo, sea eficaz
plenamente frente a terceros ajenos a la relacin, lo cual coincidimos que se realiza
mediante la respectiva entrega68. Conforme a ello, el transferente, en el marco de la
prestacin que debe ejecutar en cumplimiento de su deuda, debe perfeccionar
complementariamente, entregando el bien para que el adquirente cuente con un
efectivo derecho real, lo cual corresponde a lo establecido en el artculo 1549 del
Cdigo Civil69 en materia de compraventa (con la precisin que el concepto regulado
en dicho artculo es igualmente aplicable a todos los contratos de cambio, porque se
trata que la propiedad relativa (inter partes) derivada del contrato, o para ser ms
rigurosos, de la relacin jurdica obligacional, pase a ser una absoluta (erga omnes),
una propiedad plena).
En otras palabras, consistentemente con el rgimen obligacional propio de todo
contrato, y atendiendo a los alcances ya comentados del artculo 949 del Cdigo Civil,
su artculo 1549 va a regular el trnsito de la propiedad de un derecho a un poder,
ya que la propiedad conlleva consustancialmente la oponibilidad, la posibilidad de
exclusin.
A modo de conclusin
Ms all de haber pretendido exponer en funcin a qu corresponde interpretar las
reglas del Cdigo Civil en materia de objeto contractual y transferencia convencional
de propiedad inmueble, creemos que no puede negarse que la redaccin del Cdigo
Civil de 1984 no es precisamente la ms feliz e invita a varias lecturas. Y desde el
momento en que hay una pluralidad de posibles interpretaciones pueden generarse
pronunciamientos judiciales dismiles por completo, y eso quiebra toda predictibilidad y
seguridad jurdica. Ah radica la trascendencia del tema.
Y desde la posicin que hemos adoptado sobre el rgimen de transferencia de
propiedad inmobiliaria en nuestro sistema legal, no puede tampoco negarse que una
pretendida transferencia sin actuacin del deudor, sin ejecucin prestacional por
relevamiento de la ley, postulndose que es una adquisicin directa proveniente de la
relacin obligacional y no del contrato mismo, puede presentar sutilezas que ceden
ante explicaciones ms directas y sencillas, aunque ajenas al sentir del legislador y a
nuestra tradicin misma. Estimamos que resulta vlido recurrir a las sutilezas en ciertas
68
45
circunstancias, dependiendo siempre de las personas a las cuales nos dirigimos, pero
tambin estimamos que no es precisamente lo ms idneo para un texto legal que
debera ser fcilmente comprensible y aplicado por igual en todo el territorio nacional,
mxime cuando estamos nada menos que frente a la normatividad fundamental en el
mbito del derecho privado.
En la elaboracin del Cdigo Civil de 1984, y en los propios antecedentes de este
ltimo, inclusive en el Cdigo Civil de 1936, hubo una determinada opcin legislativa y
creemos que est all la clave del asunto para interpretar adecuadamente las
sutilezas referidas anteriormente: artculo 1402 del Cdigo Civil, conforme al cual se
define que los contratos son obligacionales. En consecuencia, no puede sustentarse
legislativamente una eficacia real, y menos puede sostenerse que los codificadores de
derechos reales y de obligaciones y contratos tuvieron lecturas contrapuestas. El
entendimiento fue el mismo: el contrato es obligacional, y para transferirse propiedad
(en el marco de una relacin obligacional generada por un contrato), como derecho
real, se requiere siempre de un modo o comportamiento.
Sin embargo, retomando lo ya manifestado sobre el lenguaje legislativo, resulta
seguramente conveniente una adecuacin de textos, pero considerando siempre un
elemental criterio de sistematicidad, ya que la transferencia de propiedad derivada
parte de la premisa que hay un contrato, siendo que el legislador se preocup
expresamente en definir al objeto contractual para evitar discusiones e interpretaciones
dismiles.
En sntesis, postulamos que en esta materia no sea probablemente suficiente ()
tomar una actitud ms positiva e intentar la interpretacin de la norma cuestionada
utilizando especialmente los medios o elementos lgico y sistemtico, para otorgarle su
verdadero sentido a travs de su relacin con las dems en su conjunto, sino que por
la trascendencia econmica del tema debera replantearse la redaccin del artculo
1351 como del propio artculo 949 del Cdigo Civil en trminos tales que no genere
dudas sobre sus alcances.
Quiz ya haya llegado el momento de retomar la propuesta de clasificacin legal de los
bienes en funcin a su situacin registral, y de manera correlativa de cmo entender
que se transfieren constitutivamente.
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Guillermo Arribas I.
Introduccin
48
En derecho civil peruano se ha escrito muy poco sobre la relacin entre los remedios
por existencia de vicios ocultos e incumplimiento por entrega de bien disconforme o
defectuoso. Estas figuras se superponen, pueden coexistir o son incompatibles? El
problema a resolver es, Card debe responder por el dao sufrido por Rufino?, un
vendedor que entrega un bien defectuoso o viciado se libera de responsabilidad
despus de 3 meses para bienes muebles y 6 meses para bienes inmuebles?
El sistema de saneamiento por vicios ocultos, como veremos, trata de proteger al
comprador. En el saneamiento por vicios el comprador no debe probar la culpa del
vendedor, vasta la existencia del vicio, que sea oculto y que exista antes o al momento
de la transferencia del bien. En cambio, los remedios contractuales por incumplimiento
de obligaciones requieren que el comprador pruebe los elementos de la
responsabilidad por inejecucin de obligaciones, entre ellos la culpa.
No obstante, la proteccin especial por vicios ocultos tiene una fecha de corte, un
plazo de caducidad indiscutible: 3 meses para bienes muebles y 6 meses para bienes
inmuebles. Los remedios por incumplimiento de obligaciones, en cambio, pueden ser
reclamados hasta por 10 aos luego del incumplimiento.
De considerar que el sistema de vicios ocultos excluye los remedios por incumplimiento
nos encontramos frente a una alarmante conclusin: un remedio supuestamente ms
eficiente por 3 meses excluira la proteccin integral del comprador por 10 aos.
II.
Vicios Ocultos
49
Guillermo Arribas I.
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tendr que probar que el vendedor saba, o debi saber, que el bien vendido tena que
incluir estas cualidades adicionales.
En el ejemplo de Rufino y Card estaramos ante un tpico caso de vicio, porque dentro
de las caractersticas bsicas de una cerradura consideramos que se encuentra que
esta no falle por un defecto de sistema. Estaramos, en el mismo ejemplo, ante falta de
cualidades prometidas en el supuesto que Rufino haya solicitado de manera especial
que todas las tarjetas de las cerraduras tengan impreso el nombre del hotel Sabirra y
Card imprime en ellas Zabirra. A pesar de no ser una caracterstica intrnseca al
sistema vendido por Card, debido al pacto contractual existira una falta de cualidad
prometida.
2.2 Remedios legales para vicios ocultos
El Cdigo Civil peruano, al igual que el sistema legal espaol y muchos otros, prev
dos tipos de remedios para los vicios ocultos: la accin redhibitoria y la accin
estimatoria. Ambos remedios son aplicables frente a un vicio o la falta de una cualidad
prometida. A pesar que como explicamos en la seccin anterior nuestro Cdigo Civil ha
distinguido, por lo menos en cuanto a nombre, entre los vicios y la falta de cualidades
prometidas, se aplica el rgimen de vicios ocultos a ambos casos.
La accin redhibitoria y la accin estimara estn reguladas en los artculos 1511 y
1513 del Cdigo Civil:
Artculo 1511.- El adquirente puede pedir, en razn del saneamiento a
que est obligado el transferente, la resolucin del contrato.
Artculo 1513.- El adquirente puede optar por pedir que se le pague lo
que el bien vale de menos, por razn de vicio, en el momento de ejercerse
la accin de pago, teniendo en cuenta la finalidad de su adquisicin, sin
perjuicio del derecho que contempla el artculo 1512, inciso 5.
Por la accin redhibitoria el adquirente solicita la resolucin del contrato, en cambio, en
la accin estimatoria, el adquirente solicita la reduccin del precio. Debido a esta
distincin se suele sostener que el vicio debe ser grave solo para el caso de la accin
redhibitoria, siguiendo la misma lgica que la resolucin por incumplimiento
contractual. Aguayo explica al respecto:
Se ha sostenido que el vicio ha de ser grave pero, como hemos sealado
supra, creemos que la gravedad es exigible nicamente para la accin
redhibitoria5.
El Cdigo Civil peruano reconoce esta lgica en el artculo 1515, la norma dice:
51
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(ii)
III.
Ver: Osterling, Felipe, Reboredo, Delia (compiladora), Exposicin de Motivos del Cdigo
Civil, pp. 438 y siguientes; ARIAS SHREIBER, Max y otros, Reboredo, Delia
(compiladora). Exposicin de Motivos del Cdigo Civil, pp. 181 184.
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Remedio, Y u O?
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VICIOS OCULTOS
Remedios
Culpa
Plazos
INCUMPLIMIENTO
CONTRACTUAL
Resolucin
del
contrato
y/o
indemnizacin por incumplimiento
contractual
Es necesario probar la culpa, la
existencia del vicio debe estar
acompaada de la culpa del
transferente
(responsabilidad
objetiva)
Plazo de caducidad de 3 meses Plazo de prescripcin general de 10
para bienes muebles y 6 meses aos11
para bienes inmuebles10
Artculo 1514.- Las acciones a que se refieren los artculos 1511 y 1513 caducan a los
tres meses si se trata de bienes muebles y a los seis, de inmuebles. Los plazos se
computan desde el momento de la recepcin del bien.
11
55
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13
Ennecerus, Ludwig; Kipp, Theodor y Martin, Wolff. Tratado de Derecho Civil. T. II, Vol.
1, Bosch, Barcelona, p. 286.
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el rgimen general
responsabilidad.
de
incumplimiento
de
obligaciones
tampoco
existira
(ii)
57
Guillermo Arribas I.
15
58
Conclusin
La ley peruana, a pesar de ser ms asertiva que la ley espaola o italiana, no marca
una clara relacin entre los remedios por incumplimiento contractual y vicios ocultos.
Esta deficiencia de la ley no es excusa para desproteger a los adquirentes, es necesario
interpretar la norma.
Rufino tendra una accin contra Card? Consideramos que s, un rotundo s. Ms all
de las etiquetas colocadas por el sistema civil, ya se denomine vicio, falta de cualidad
prometida o incumplimiento por entrega de bien disconforme, las tres figuras tienen la
misma causa: el acreedor recibe un bien que no satisface su inters. Rufino, como
cualquier adquirente, podr alegar la existencia de vicios ocultos y, de manera
copulativa, incumplimiento contractual, siempre que existan los requisitos necesarios
de acuerdo a lo previsto en la ley.
16
Beltrn, Jorge, Cdigo Civil comentado por los 100 mejores especialistas. Gaceta
Jurdica, Lima, p. 931.
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Socio de Rodrigo, Elas & Medrano. Abogado por la Pontificia Universidad Catlica del
Per. Profesor de Derechos Reales en la Universidad del Pacfico y en la PUCP.
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He recurrido a la premisa comnmente aceptada sobre que los derechos reales son la
titularidad sobre bienes por excelencia, porque este ensayo trata sobre un derecho real
(hipoteca), pero en realidad no solo los derechos reales gozan de la necesidad de excluir
sino todos los derechos sobre bienes, pues dicha necesidad parte de un reclamo de los
usuarios por proteger su inters en determinado objeto (un ejemplo es la opcin de
compra que excluye erga omnes a pesar de ser un derecho de los que se llaman
personales) . En consecuencia, el bien se construye partir del inters de las personas y
no surge originariamente de una categora legal (derecho real), empero para simplificar
la presentacin no entrar en mayor detalle sobre el particular. Solo debo agregar que
esta precisin cobra mayor importancia en sistemas como el nuestro donde los derechos
reales son una lista cerrada (tipicidad).
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Martn Mejorada C.
Segn los partidarios de la lista cerrada de derechos reales, se debe limitar la fuerza
creadora de la voluntad para evitar que se desborde la capacidad de respuesta del
Estado. Es un tema de gastos. En los sistemas cerrados se teme que la creacin ilimitada
de derechos oponibles ponga en dificultades la atencin de estos derechos, tanto por la
complicacin que habra para identificarlos, como por la sobre exigencia que pendera
sobre el Estado para la persecucin de bienes. Si las personas pudisemos crear
libremente derechos reales, ante un reclamo para defenderlos -se entiende- el Estado
tendra que hacer un enorme esfuerzo intelectual para saber si en verdad est ante un
derecho oponible que merezca atencin y por cierto necesitara ms agentes del orden
que retornen las cosas a su lugar. Hoy en cambio el funcionario estatal (juez, registrador,
polica, sereno municipal u otro burcrata) slo mira su listita del Libro V y de otras leyes
y ya! En definitiva el numerus apertus exige un Estado ms competente en la
verificacin y atencin de los derechos.
No hay razn suficiente para que la obligacin de entrega sea ineficaz solo porque el bien
an no ocupa un lugar en el espacio (habra bastado con dejar que el deudor sea
juzgado por las reglas de responsabilidad civil), y menos para que todo el negocio
duerma mientras se materializa su objeto, sobre todo sabiendo que en esta clase de
operaciones el obligado a transferir est usualmente comprometido con la existencia del
bien, esto es que el obligado a entregar es tambin el obligado a que el bien exista.
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Los hechos que dan lugar al cumplimiento de la condicin son siempre futuros e
inciertos, lo cual es aceptado por la unnime doctrina. En el caso peruano tal
caracterstica se desprende del artculo 172 del Cdigo Civil que seala que es nula la
condicin potestativa, esto es aquella que depende de la exclusiva voluntad del deudor.
El artculo 2019 incisos 4 y 5 del Cdigo Civil permite que se inscriban contratos sujetos
condicin logrando que la modalidad sea oponible, pero obviamente se refiere a bienes
existentes.
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Martn Mejorada C.
inters de los modernos adquirentes se perfila y concreta un objeto que tiene todas las
caractersticas de un bien actual, distinto de la cosa material que surgir. Me refiero al
conjunto de derechos que el constructor o proyectista ofrece al comprador y que se
ubica perfectamente en el tiempo y el espacio. Es justamente esa precisin y detalle lo
que hace surgir el inters del consumidor y lo induce casi intuitivamente a buscar
mecanismos de exclusin y persecucin respecto del negocio que celebra. Ese
consumidor habla con conviccin preocupante sobre su departamento o su casa.
Claro, la que se ubica en tal lugar, de tal o cual color, calidad, medidas, accesos,
disposicin, acabados, vista, etc. Se refiere al inmueble cuya numeracin
naturalmente conoce y conecta con vecinos virtuales, acompaantes en la misma
alucinacin. Preocupado, el comprador, se pregunta por la posibilidad de que otros
tambin quieran lo mismo y exige que se adopten medidas para evitar el concurso. Es
que acaso ha surgido un bien que nadie ms puede ver o es un espejismo producto del
entusiasmo del comprador? Estamos ante un nuevo bien inmueble, el que deriva de los
derechos sobre el predio que sirve de base para la edificacin (artculo 885 inciso 10
del Cdigo Civil).
Confirmanda esta interpretacin de la realidad, las normas registrales admiten la
inscripcin de proyectos inmobiliarios, de independizaciones y negocios jurdicos sobre
los bienes futuros, incluyendo compraventa e hipotecas, pero obviamente en la
creencia de que estamos ante una ficcin, un futurismo. Por eso, estas normas le
otorgan provisionalidad a las inscripciones. Son anotaciones preventivas con plazo, son
avanzadas de un registro que se convertir en definitivo solo cuando los bienes
existan.
Cabe preguntarse, para qu se inscriben ahora (si al no existir bien no hay nada que
publicitar)?, quin requiere esta informacin? o a quin se pretende oponer? La
respuesta a estas interrogantes est en la realidad. Ocurre que s existe necesidad de
publicitar y oponer y es porque los adquirentes exigen que su derecho no se
comprometa con nadie ms, necesitan ser preferidos ante una eventual concurrencia
de adquirentes y sin duda los acreedores ven en el proyecto inmobiliario, y en los
derechos que emanan de l, un patrimonio actual y atractivo, al punto de animarse a
desembolsar recursos con cargo a l. Esta necesidad de excluir define al bien, un
objeto actual y valioso que consiste en el cmulo de derechos que dan cuenta del
proyecto, el mismo que se describe con absoluta especificidad y certeza. Es un bien
inmaterial que se inscribe en el Registro de Predios. Lo que ocurre es que a travs de
las anotaciones preventivas de las fbricas, independizaciones y negocios que las
partes celebran, el legislador cierra los ojos a la realidad y mantiene la atencin en el
inmueble fsico que surgir, empero la realidad es otra y la propia inscripcin es la
prueba de que hay necesidad de excluir y oponer un derecho o bien actual.
El artculo 64 del Texto nico Ordenado del Reglamento General de los Registros
Pblicos (aprobado por Resolucin de Superintendencia 126-2012-SUNARP-SN) define
la anotacin preventiva como los asientos provisionales y transitorios que tiene como
finalidad reservar la prioridad y advertir la existencia de una eventual causa de
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modificacin del acto o derecho inscrito; es decir, estas normas hablan de un efecto
actual de la anotacin. Justamente la prioridad o exclusin que se logra con la
anotacin preventiva es de eficacia inmediata porque el titular requiere oponer su
derecho desde que contrata, pues para eso inscribe. Nadie puede pretender el mismo
lugar del adquirente en el proyecto por tanto es imprescindible oponer.
La presencia de ese bien inmaterial, actual y vigoroso, es advertida por las normas
registrales antes referidas, solo que ellas se intimidan ante la jerarqua del Cdigo Civil
y no se atreven a presentar al bien. Sin embargo, ya desde la legislacin de primer
rango se puede observar un abandono de la nocin de bien futuro como nico inters
de los contratantes. Basta ver el artculo 78.2 numeral I, literal a) del Cdigo de
Proteccin y Defensa del Consumidor (Ley 29571) que se refiere a los requisitos
necesarios para la venta de bienes futuros (lotes o edificaciones): en todos los casos se
exige que el proyectista cuente con las autorizaciones para la obra, lo que implica
justamente que la atencin del sistema legal comienza a dirigirse al proceso para la
existencia del bien y no solo al resultado.
Desde esta perspectiva, la compraventa6 e hipoteca de bienes futuros son en
realidad negocios sobre bienes actuales, pues los adquirentes acceden a una titularidad
vigente, que es el derecho sobre el complejo de compromisos asumidos por el
proyectista, el mismo que tiene carcter inmobiliario y por tanto es tambin un
inmueble. Si esto es as, los titulares de derechos pueden ejercerlos con carcter
oponible desde el momento que nacen y hacerlos circular con total confianza, lo que
permitira, por ejemplo, que la hipoteca sobre proyectos pueda ejecutarse. Esto
implicara la venta judicial de los derechos inscritos sobre el proyecto, lo que a su vez
dara lugar a que el eventual adquirente en remate se sustituya en el lugar del titular
original.
Hacer realidad estos efectos prcticos requiere un sinceramiento de las normas. Ellas
deberan aceptar que antes de que el bien material exista, hay otro bien. Asimismo, se
requiere que cuando el bien fsico tenga existencia, los derechos conferidos con
anterioridad se trasladen al objeto material, como consecuencia de la transformacin
producida en el bien original. Esto es, la hipoteca sobre derechos mutar a hipoteca
sobre el predio, lo mismo que las titularidades plenas frente a las obligaciones del
proyectista se tornarn en dominio.
Aunque esto no se ha regulado as en las normas que admiten la inscripcin de los
proyectos, la transformacin es un evento conocido en materia de derechos reales. Va
la integracin se produce un nuevo objeto que corresponde al titular del bien original,
sea porque sus componentes no pueden separarse o porque uno reemplaza
econmicamente al otro, as se desprende de las normas de accesin (artculo 938 del
6
Para ser precisos, en el negocio celebrado con el proyectista recin surge el bien, de
modo que ah no hay una compraventa sino el nacimiento del bien. Cuando el comprador
a su vez transfiera estos derechos (bien) podremos hablar de compraventa.
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Martn Mejorada C.
Cdigo Civil), de integracin (artculo 887 del Cdigo Civil) y hasta de la garanta
mobiliaria (artculo 6 de la Ley 28677). Los derechos del comprador o el acreedor
hipotecario que recaen sobre el proyecto se van transformando en ladrillo y cemento,
en un proceso de integracin que hacen inseparables al negocio precedente con el
resultado del proceso. As como la hipoteca que recae sobre un predio que luego es
expropiado se traslada al monto de la indemnizacin (artculo 1101 del Cdigo),
igualmente la hipoteca sobre el proyecto inmobiliario se traslada al predio cuando ste
llega a existir. Obviamente sera mejor que las normas reconocieran expresamente
esta transformacin y traslado, para lo cual sobra justificacin cientfica y utilidad
prctica, como acabamos de ver.
En la hipoteca de bienes futuros, el primer escollo que representa la norma del artculo
1106 del Cdigo Civil se sortea afirmando que en la garanta de proyectos no hay bien
futuro, porque lo que es materia de compraventa y garanta es un bien presente (el
conglomerado de derechos prediales comprometidos por el proyectista). Claro, siempre
que as se desprenda de la voluntad de las partes y de la naturaleza del negocio que
ellas han elegido y no est impedido por norma de orden pblico. Es decir, no
olvidemos que las partes pueden declarar que a ellas solo les interesa el resultado
final, en cuyo caso el contrato no podra incorporar la obligacin de edificar, ni ser ese
servicio parte del negocio. No habra hipoteca y por cierto no habra para qu inscribir
nada previamente.
Es curioso cmo se trata de justificar la hipoteca sobre proyectos (entendiendo que
son bienes futuros) para sortear la norma prohibitiva. Se apela a la condicin
suspensiva que pende sobre ella y as -se dice- no hay hipoteca de modo que se
cumple el mandato legal. El artculo 1105 del Cdigo Civil admite la hipoteca sujeta a
condicin, pero obviamente se refiere a la garanta sobre bienes existentes e inscritos
como tales. Si el bien es el objeto final sobre eso no hay garanta, no puede haberla
por mandato legal y porque no hay derecho real sin objeto, por eso es fundamental
descubrir el otro bien, el que s existe.
Forzar la norma del artculo 1105 ofrece ms complicaciones que soluciones, ya que si
la hipoteca no tuviera efectos no podra generar lo ms importante de ella, que es la
oponibilidad y preferencia, y si es as entonces su inscripcin no tiene valor alguno.
Adems, no olvidemos que en la condicin suspensiva como modalidad del acto, el
hecho que hacer surtir efectos al negocio debe ser incierto y ajeno a las partes, lo que
no se cumple en los proyectos inmobiliarios donde el proyectista (deudor) es el
responsable de que el bien exista; es decir, de que se cumpla la condicin.
Finalmente, el mercado inmobiliario no puede depender solo de interpretaciones que
aunque creativas suelen ser alambicadas, y por ello siempre merecedoras de crtica
cuando no de protesta airada desde el sector dogmtico. Tal es la situacin de este
ensayo. Por eso urge un tratamiento orgnico de la legislacin en materia de proyectos
que aplicando la disciplina de los derechos sobre bienes haga indiscutible lo que desde
la realidad se percibe evidente; cada vez hay nuevos y ms bienes que la tradicin civil
a la que pertenecemos jams habra imaginado.
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1
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Abogado por la Pontificia Universidad Catlica del Per, Socio del Estudio Grau SCRL, es
actualmente profesor en la Facultad de Derecho en la Universidad del Pacifico y en la de
la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y ha sido profesor en la Facultad de
Derecho de la Pontificia Universidad Catlica del Per.
**
Ral Ravina
El 12 de julio del presente ao, se public la Ley N 30230 que, entre otros temas,
modific el artculo 920 del Cdigo Civil, referido a la defensa posesoria. El presente
trabajo tiene por finalidad analizar los alcances de la modificacin y la conveniencia de
la misma.
I.
Heterocomposicin y autotutela.-
Monroy Glvez, Juan, En: Teora General del Proceso, Palestra Editores, Lima 2007, pp.
39-40.
Monroy Glvez, Juan, En Teora General del Proceso, Palestra Editores, Lima 2007, p.
39.
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Monroy Glvez, Juan, Conceptos elementales de Proceso Civil, En: Revista del Foro,
Colegio de Abogados de Lima, Ao LXXXI, N 1, Lima, 1993, p. 75.
De un caos en que prevaleca la Ley del ms fuerte se pas a un orden jurdico en que
prevalece el criterio de un sujeto imparcial sustituyndose la accin directa frente al
adversario por la accin dirigida hacia el Estado (). Gonzlez Prez, Jess, El derecho a
la tutela jurisdiccional, Madrid, Civitas, 1984, p. 20.
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este mtodo se caracteriza porque las partes no solucionan el conflicto por s mismas,
sino que la labor corresponde a un tercero cuya decisin es de obligatorio
cumplimiento para ellas10.
Frente a la heterocomposicin, tenemos a la autotutela, respecto a la cual AlcalZamora seala que, expresa la natural reaccin del sujeto lesionado en su inters,
cuando el impulso de los contendientes en litigio, que al acudir a ella se dejan llevar
por consideraciones egostas, con prescindencia de toda idea de solidaridad social11.
Respecto a la autotutela, Reggiardo comenta que la alta probabilidad de que se
generen consecuencias nefastas a partir del actuar violento, llev a que las sociedades
busquen mtodos donde un tercero intermedie para evitar la descomposicin social, de
ah que la autotutela generalmente est prohibida por la ley y es permitida solo de
manera excepcional. Por su parte, Viscoi12 seala que la autotutela se caracteriza por
dos notas especiales: (i) la ausencia de un tercero distinto a las partes que pueda
resolver el conflicto; y, (ii) la imposicin de la decisin de una de las partes a la otra.
La existencia de la heterocomposicin no elimina del todo la autotutela, de hecho, por
excepcin, nuestro ordenamiento admite algunos supuestos de autotutela que
Reggiardo13, aplicando los criterios utilizados por Ovalle Favella14, los clasifica de la
siguiente manera:
(i) la respuesta a un ataque precedente, que es el caso de la legitima
defensa (artculo 20.3 del Cdigo Penal) o del derecho del poseedor a
repelar razonablemente la fuerza que se emplee contra l y a recobrar el
bien, sin intervalo de tiempo, si fuere desposedo (artculo 921 del Cdigo
particulares, por lo que, estamos ante un mecanismo que depende de la decisin de los
involucrados.
9
10
Asimismo, describe que a partir de quin resuelve el conflicto tenemos dos formas de
heterocomposicin: privada (como el arbitraje), en la que las partes escogen libremente
la persona o personas que van a solucionar el conflicto; y pblica, en la que un rgano
del Estado es quien tiene el poder de solucionar el conflicto.
11
12
Vscovi, Enrique, Manual de derecho procesal: actualizado segn el Cdigo General del
Proceso, 3 Edicin, Ediciones Idea, Montevideo, 1994, p. 9.
13
14
Ovalle Favela, Jos, En Teora general del proceso, Tercera edicin, Oxfrod University
Press - Harla, Mxico D.F., 1996, p. 11-14.
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Civil)15; (ii) el derecho de retencin del poseedor en los casos que debe ser
reembolsado de mejoras (artculo 918 del Cdigo Civil); (iii) el ejercicio de
las facultades atribuidas al mando para hacer frente a situaciones de
excepcin, como es el caso de la obediencia jerrquica (artculo 20.9 del
Cdigo Penal); (iv) el ejercicio de la potestad de uno de los sujetos en
conflicto, como son las facultades disciplinarias y sancionadoras, y; (v) la
presin o coaccin sobre la contraparte para lograr el prevalecimiento de
los propios intereses, tambin conocida como medida conflictiva.
En ese sentido, Reggiardo, citando a Alcal-Zamora, comenta que el referido autor
considera que:
puesto que las autoriza el ordenamiento jurdico, deben reputarse como ajurdicas desde el punto de vista del sujeto que las utiliza. Pone como
ejemplo el caso de la legtima defensa. Cuando un hombre es agredido por
otro, as este sea un eximio penalista, no evoca requisitos legales de la
legtima defensa para acomodar a ellas su reaccin. Repeler el ataque
como pueda y con lo queda. Ser despus el rgano jurisdiccional quien
evalu si quien alega defensa legitima se excedi o no de los requisitos
previstos por la ley16.
Dado que el tema central de este artculo es la defensa extrajudicial de la posesin,
haremos una comparacin entre los dos supuestos admitidos de autotutela que
conllevan una respuesta a un ataque previo: la legitima defensa (en materia penal) y la
defensa extrajudicial de la posesin17. En ese sentido, para simplificar la comparacin,
presentamos el siguiente cuadro.
Defensa extrajudicial de la posesin
Legtima Defensa18
15
16
17
18
Villavicencio Terreros, Felipe, Derecho Penal: Parte General, Primera Edicin, Grijley,
Lima, 2006, p. 534-546.
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El derecho de posesin.-
El artculo 896 del Cdigo Civil define a la posesin como el ejercicio de hecho de uno
o ms poderes inherentes a la propiedad, siguiendo con esto la teora objetiva de la
posesin de Rudolf Von Ihering.
La teora objetiva de la posesin relativiza (pero no elimina) el animus (o elemento
voluntario) para la existencia de la posesin. En ese sentido, la voluntad requerida para
la posesin es solo una voluntad de poseer (animus possidendi) por lo que el
comportamiento solo requerir de un origen de voluntad y que no se trate de un acto
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Cabe la posibilidad que un poseedor ejerza la posesin en condiciones distintas a las que
lo hara un propietario. Es el caso de aquel que posee en razn de un derecho de
servidumbre (cuente o no con este ttulo) en este caso, el comportamiento requerido
ser distinto al que realizara un poseedor a ttulo de propietario. Por ejemplo, respecto a
un predio agrcola, es diferente el comportamiento posesorio que realiza el propietario o
el usufructuario del predio (que en la mayora de casos implicar la siembra, cultivo y
cuidado general del terreno) al comportamiento del vecino que ejerza una servidumbre
de paso sobre el predio agrcola (que se expresar ejerciendo el paso por este predio)
20
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Hernndez Gil, Antonio, La posesin como fenmeno social e institucin jurdica, En: La
Posesin, tomo 2, Editorial Espasa Calpe.
25
La posesin ilegitima se divide entre la de buena fe y mala fe (artculo 906 del Cdigo
Civil)
Buena fe, cuando existe desconocimiento de la falta de un derecho o un ttulo
invalido, sea por error de hecho o de derecho.
Mala fe, cuando se conoce que no existe derecho.
26
27
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Defensa posesoria
29
30
Romero Romaa, Eleodoro; Derecho Civil - Los Derechos Reales, Editorial P.T.C.M., 1947
pg. 82.
31
Existe cierto debate respecto a desde cundo se debe contar el plazo en el caso de
perturbaciones continuas. Una posicin indica que tratndose actos perturbatorios
continuos, cada nuevo acto renueva el plazo para interponer el interdicto, al respecto
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2.
3.
Al respecto, los beneficios de la modificacin del artculo 920 del Cdigo Civil que la
exposicin de motivos del proyecto sealaba, son los siguientes:
1.
Dar viabilidad a la defensa posesoria otorgando un plazo real que pueda hacer
efectivo la misma. El plazo de las 24 horas que hoy se aplica es irreal y anula el
mecanismo de defensa dando ventajas a los invasores.
2.
3.
Antes de analizar cada uno de los extremos modificados, conviene hacer un cuadro
comparativo de ambas normas.
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Artculo derogado
Artculo vigente
Defensa posesoria.-
Artculo 920.-
Artculo 920.-
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Sobre este punto es evidente que el legislador confunde la defensa posesoria con la
proteccin de la propiedad. La posesin, dado su carcter de hecho, justifica una
proteccin rpida y eficaz, aunque esta no sea en ningn caso definitiva. En el caso de
la propiedad, est detrs una titularidad que, como tal, puede ser cuestionada o
disputada, por eso los conflictos relativos a la propiedad se ven en procesos de
conocimiento donde se busca tener un espacio de discusin ms amplio. Con el nuevo
texto, indirectamente se admite que el propietario no poseedor pueda recurrir a la
defensa extrajudicial para recuperar su bien, obviando la va del proceso de desalojo.
Esta disposicin nos sugiere dos comentarios, en primer lugar, no deberamos utilizar
la institucin de la defensa extrajudicial de la posesin, que debe ser excepcional, para
resolver otros casos, que pueden ser atendibles, pero que no son parte del supuesto.
En segundo lugar, la ampliacin de los supuestos de autotutela constituye una medida
de gran relevancia en nuestro ordenamiento y ameritara un debate ms transparente
y pblico.
5.7 La Polica Nacional y las Municipalidades podrn auxiliar al agraviado
despojado.El nuevo texto de la norma consagra la participacin de la Polica Nacional y las
Municipalidades42 para colaborar con el despojado en la recuperacin de su posesin.
Al respecto ya nos hemos pronunciado respecto a la inconveniencia de esta medida.
En la prctica, se movilizar a la fuerza pblica y se alterar una situacin de hecho, a
partir de un pedido del supuesto agraviado,43 sin que esto haya sido avalado por
ninguna autoridad o tercero independiente.
Reiteramos nuestra opinin en el sentido que esta disposicin es antitcnica, pues
contraviene la naturaleza de la defensa extrajudicial de la posesin y sus fines, y
conlleva el riesgo de que este apoyo estatal sea mal utilizado y afecte la convivencia
social.
5.8 No procede la defensa posesoria contra el propietario de un inmueble,
salvo que haya operado la prescripcin, regulada en el artculo 950 de
este Cdigo.Nuevamente, el legislador confunde los alcances de la proteccin de la posesin y la
propiedad. Es ms, en esta oportunidad el legislador ha disminuido la proteccin
posesoria.
42
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el que vivimos, la Ley del Talin tiene que ser el ltimo recurso que debe emplearse si
es que queremos ver un avance progresivo y significativo en nuestra sociedad.
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Abogado por la Universidad de Lima. Magster en Derecho con mencin en Derecho Civil
y candidato a Doctor por la Pontificia Universidad Catlica del Per. Profesor de Derecho
Civil en la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima y de la Pontificia Universidad
Catlica del Per.
1.
Prolegmeno
91
El Cdigo Civil francs dicta en el Ttulo XX (Titre XX) del Libro III (Livre Troisime)
denominado Diferentes maneras de adquirir la propiedad (Des diffrentes manires
don ton acquiert la proprit) reglas comunes a las dos clases de prescripcin: la
adquisitiva y la extintiva (De la prescription et de la possession). Este esquema fue
seguido por la mayora de los Cdigo Civiles, as por ejemplo el Cdigo Civil peruano de
1852.
Hoy da se reconoce que hay que separar la disciplina legislativa de la prescripcin
adquisitiva y de la prescripcin extintiva (cosa que hace nuestro Cdigo Civil), incluso
se prefiere hablar de usucapin para referirse a la prescripcin adquisitiva y hablar de
prescripcin solo respecto a la extintiva. Este es el caso de nuestro Cdigo Civil2.
2.
De acuerdo con el artculo 1993 del Cdigo Civil: La prescripcin comienza a correr
desde el da en que puede ejercitarse la accin y contina contra los sucesores del
titular del derecho.
De acuerdo con Vidal Ramrez el artculo citado se refiere a la accesio temporis,
inicialmente admitida para la usucapin:
que consiste en la suma del tiempo que debe transcurrir para la
prescripcin, de modo que iniciado el decurso el decurso prescriptorio
contra el titular de un derecho subjetivo sigue corriendo contra sus
sucesores3.
El autor nacional vincula la adicin del plazo posesorio prevista en el artculo 898 del
Cdigo Civil4 al segundo prrafo del artculo 1993. Esto en nuestra opinin no es
correcto.
Pensemos en el derecho de crdito. La titularidad de un crdito puede ser objeto de
transferencia, como lo puede ser cualquier situacin jurdica, salvo que las partes, la
naturaleza de la obligacin o la ley lo impidan. En otras palabras, el crdito, como la
propiedad, es un bien y, por tanto, puede ser objeto de transferencia.
En tal sentido, la transferencia de la titularidad de un crdito debe ser estudiada dentro
del sistema general de transferencias, tomando en cuenta sus aspectos comunes y
particulares.
2
92
Abelenda, Csar Augusto. Derecho Civil. Parte General. T. 2, Astrea, Buenos Aires, 1980, p.
173.
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La interrupcin de la prescripcin13
10
Sotgia, Sergio. "Voce: Cessione di crediti e di altri diritti". En: Novissimo Digesto
Italiano, Vol III, 1959, p. 138.
11
Bianca, Massimo. Diritto Civile. T.4, Giuffr, Milano, 1993, p. 568. Esto se recoge en el
artculo 1211 del Cdigo Civil.
12
13
14
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16
17
El artculo 2058 del Proyecto de Cdigo Civil elaborado por la Comisin Reformadora
sealaba: La interrupcin torna ineficaz el tiempo transcurrido y da inicio a un nuevo
periodo prescriptorio.
18
19
95
561 del 17 de junio de 2008 que reform la prescripcin en materia civil no incluy la
distincin entre la interrupcin natural y la civil20.
Vidal Ramrez al respecto seala:
La doctrina suele distinguir la interrupcin en civil y natural. Pero el criterio
es vlido en los casos en que la codificacin civil da un tratamiento unitario
a la prescripcin, ya que la interrupcin civil corresponde a la extintiva
mientras que la natural a la usucapin, considerando sta en la prdida de
la posesin (Art. 953) y luego aade: Nuestra codificacin civil, como ya
lo hemos visto, a partir del Cdigo de 1936 ha dado un trato dual a la
prescripcin, lo que llev a Len Barandiarn a aseverar que la distincin
carece de inters en nuestro Derecho Civil21.
En los Principios del Derecho Europeo de los Contratos en lugar del trmino
interrupcin se prefiere hablar de renovacin (renewal) del plazo22.
El artculo 1996 del Cdigo Civil establece las causales de interrupcin:
Se interrumpe la prescripcin por:
1.
Reconocimiento de la obligacin.
2.
Intimacin para constituir en mora al deudor.
3.
Citacin con la demanda o por otro acto con el que se notifique al
deudor aun cuando se haya acudido a un juez o autoridad
incompetente.
4.
Oponer judicialmente la compensacin.
3.1. Intimacin para constituir en mora al deudor
Normalmente la doctrina tradicional ha utilizado como sinnimos las expresiones
constitucin en mora e interpelacin, as por ejemplo Marty seala: La constitucin
en mora es la interpelacin dirigida por el acreedor al deudor para exigirle el
cumplimiento de sus obligaciones23. En este mismo sentido Bianca seala: La
constitucin en mora es el acto mediante el cual el acreedor requiere o intima al
20
21
22
23
Marty, G. Derecho Civil. Volumen II. Jos M. Cajica Jr (Trad.), Editorial Jos M. Cajica
Jr., Puebla, 1952, p. 40.
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24
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26
Padilla, Ren. La Mora en las Obligaciones, Astrea, Buenos Aires, 1983, p. 190.
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(situacin de mora) ab initio, sino una vez que el deudor viola su contenido; es decir,
cuando el deudor no ejecuta la prestacin requerida por el acreedor.
En tal sentido, cuando el inciso 2) del artculo 1996 del Cdigo Civil se refiere a
intimacin para constituir en mora al deudor no es preciso. Lo que produce el efecto
interruptivo es la intimacin, independientemente si sta producir o no la constitucin
en mora del deudor. As, por ejemplo, si las partes han pactado la mora automtica
(mora ex re), el vencimiento del plazo constituir en mora al deudor pero no
producir la interrupcin de la prescripcin. La interrupcin de la prescripcin se
producir cuando el acreedor intime al deudor, el cual ya habr sido constituido en
mora por el vencimiento del plazo.
La referencia a la constitucin en mora nos permite afirmar que la intimacin (o
interpelacin) que interrumpe la prescripcin requiere los mismos requisitos que se
necesitan para que se produzca la constitucin en mora, pero independientemente si
sta se produce o no.
La interpelacin (intimacin) es una declaracin de voluntad unilateral, potestativa del
acreedor y recepticia27, lo que significa que depende de la sola voluntad del acreedor,
la cual est dirigida al deudor que debe tener conocimiento de la misma; vale decir,
que no es suficiente que est dirigida a un sujeto determinado (en este caso al
deudor), sino que debe llegar a conocimiento del destinatario.
Esta causal, la intimacin para constituir en mora al deudor, concierne exclusivamente
a la accin personal (derechos de crdito). No concierne a los derechos potestativos,
dado que su correlato no es una situacin de obligacin sino una situacin de sujecin.
Al respecto debe tenerse en cuenta el artculo 1333 del Cdigo Civil segn el cual:
Incurre en mora el obligado desde que el acreedor le exija judicial o
extrajudicialmente, el cumplimiento de su obligacin.
De acuerdo con el artculo citado, la intimacin puede ser judicial (o arbitral) o
extrajudicial28. Teniendo en cuenta el carcter recepticio de la intimacin, la
interrupcin de la prescripcin se producir cuando sta llegue a conocimiento del
deudor, en tal sentido, en el caso de la intimacin judicial, cuando la demanda es
notificada al deudor y en el caso de la intimacin extrajudicial deber tenerse en
27
28
Hinestrosa sealaba que basta el requerimiento, incluso privado, del deudor, de tal
manera que an la intimacin verbal tiene eficacia interruptora, advirtindose que en tal
evento el problema se presenta en el mbito probatorio. Ver: HINESTROSA, Fernando.
Prescripcin Extintiva. 2 edicin, Bogot, 2006, p. 166.
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cuenta, por analoga, los artculos 137329 y 1374 del Cdigo Civil (modificado por la Ley
No. 27291)30.
Si se trata de la interrupcin como consecuencia de la intimacin extrajudicial la
interrupcin se produce en el instante en que el deudor toma conocimiento de ella y, si
no ejecuta la prestacin, el plazo de prescripcin de la accin personal comienza a
correr nuevamente (desde cero) de manera inmediata31.
Respecto a la intimacin judicial como causal de interrupcin cabe preguntarse Se
superpone el inciso 2 con el inciso 3 del artculo 1996 del Cdigo Civil? Responderemos
esta pregunta al tratar el acpite 3.3).
3.2.
Esta causal se refiere a la citacin con la demanda o por otro acto con el que se
notifique al deudor. Una interpretacin literal (por la referencia al deudor) nos
llevara a sostener que esta causal slo se refiere a la accin personal (derecho de
crdito) y, podra tratarse, como se ver ms adelante, de un supuesto ya previsto en
la causal anterior (inciso 1) vale decir la intimacin judicial (o arbitral).
No obstante, creemos que la interpretacin debe ser ms amplia y considerar que esta
causa de interrupcin se refiere a cualquier demanda, judicial o arbitral, con la cual el
titular haga valer su propio derecho, no limitndose a un derecho de crdito. Este es el
sentido del artculo 2943 del Cdigo Civil italiano32.
Debe precisarse, que no toda demanda tiene objeto interruptivo de la prescripcin,
sino slo aquellas con las cuales el demandante pretende el reconocimiento y la tutela
29
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33
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101
Para poder responder esta pregunta debe distinguirse como lo hace el Cdigo
Procesal Civil, que el proceso judicial puede concluir: (i) sin declaracin sobre el fondo
(artculo 321); o, (ii) con declaracin sobre el fondo (artculo 322).
En el caso que el proceso judicial concluya sin declaracin sobre el fondo, porque el
demandante (acreedor) se desiste de la demanda40 o se declara el abandono del
proceso41, queda sin efecto la interrupcin; es decir, se debe considerar que nunca
hubo interrupcin, de acuerdo al artculo 1997 del Cdigo Civil42.
En el caso que el proceso judicial concluya con declaracin sobre el fondo y, por
ejemplo, se declare fundada la demanda, en realidad, no comienza a correr
nuevamente el plazo de prescripcin de la accin personal, en realidad, comienza a
correr un nuevo plazo de prescripcin (diez aos) que el que corresponde a la accin
que nace de una ejecutoria, conforme lo previsto en el inciso 1 del artculo 2001 del
Cdigo Civil. Lo mismo ocurrir cuando el proceso concluye porque el demandado se
allana al petitorio.
A fines de la interrupcin de la prescripcin en los procesos arbitrales la prescripcin
se interrumpe con la solicitud de arbitraje sujeta a la constitucin del tribunal arbitral.
En tal sentido, si se presenta una solicitud de arbitraje pero no llega a constituirse el
tribunal arbitral debe entenderse que no se ha producido el efecto interruptivo. Si se
llega a constituir el tribunal arbitral, de acuerdo con la Novena Disposicin
Complementaria del Decreto Legislativo No. 1071, la interrupcin queda suspendida
hasta que el laudo ya no sea impugnable o la impugnacin haya sido decidida
mediante sentencia con calidad de cosa juzgada. Queda sin efecto la interrupcin de
la prescripcin cuando se declara nulo un laudo o cuando de cualquier manera
prevista en este decreto legislativo se ordene la terminacin de las actuaciones
arbitrales.
40
De acuerdo con el artculo 340 del Cdigo Procesal Civil el desistimiento puede ser: (i)
Del proceso o de algn acto procesal; (ii) De la pretensin. De conformidad con el
artculo 343 del Cdigo Procesal Civil el desistimiento del proceso lo da por concluido
sin afectar la pretensin Segn el artculo 344 del Cdigo Procesal Civil la resolucin
que aprueba el desistimiento de la pretensin, produce los efectos de una demanda
infundada con la autoridad de cosa juzgada.
41
Segn el artculo 346 del Cdigo Procesal Civil cuando el proceso permanezca en
primera instancia durante cuatro meses sin que se realice acto que lo impulse, el Juez
declarar su abandono de oficio o a solicitud de parte o de tercero legitimado. De
acuerdo al artculo 351 del Cdigo Procesal Civil el abandono pone fin al proceso sin
afectar la pretensin y restituye las cosas al estado que tenan antes de la demanda. Si
por segunda vez, entre las mismas partes y en ejercicio de la misma pretensin, se
declara el abandono, se extingue el derecho pretendido y se ordena la cancelacin de
los ttulos del demandante, si ello hubiera lugar.
42
102
3.2.2.
De acuerdo con el inciso 3 del artculo 1996 se interrumpe la prescripcin por citacin
con la demanda aun cuando se haya acudido a un juez o autoridad incompetente.
Ello comprende el arbitraje, en cuanto se determine que el rbitro o el tribunal arbitral
no eran competentes.
Esto se justifica por cuanto lo que importa es que el deudor conozca que el acreedor
hace valer su derecho.
3.2.3.
Como hemos sealado el inciso 2 del artculo 1996 del Cdigo Civil comprendera, en
principio, tanto la interpelacin (intimacin) extrajudicial como la judicial (o arbitral),
de esta manera, segn el inciso 2 de la norma citada, la intimacin judicial (o arbitral)
producira la interrupcin de la prescripcin.
Ahora bien, la intimacin judicial (o arbitral) supone la interposicin de una demanda
en virtud de la cual el acreedor pretende la ejecucin de la prestacin por el deudor en
tal sentido cabe preguntarse Qu ocurre si la intimacin judicial se realiza ante juez
incompetente? Para efectos de la interrupcin de la prescripcin Resulta de aplicacin
43
44
45
103
el inciso 2 o el inciso 3 del artculo 1996 del Cdigo Civil? De acuerdo con el artculo
1998 del Cdigo Civil No se produce la interrupcin continuada o permanente?
Veamos el siguiente caso: Primus es acreedor de Secundus. Mediante escrito de fecha
29 de septiembre de 2012, Primus interpone demanda ante el Sexto Juzgado del Callao
contra Secundus exigindole el pago del monto adeudado. Con fecha 30 de octubre de
2012, Secundus formula excepcin de convenio arbitral. Por Resolucin No. 5 de fecha
24 de mayo de 2013 se declar fundada la excepcin de convenio arbitral formulada
por Secundus. Con fecha 26 de mayo de 2013, Primus interpuso recurso de apelacin
contra la Resolucin No. 5 que declar fundada la excepcin de convenio arbitral.
Mediante Resolucin No. 14 de fecha 27 de octubre de 2013se confirm la Resolucin
No. 5. Con fecha 4 de enero de 2014 se interpuso recurso de casacin contra la
Resolucin No. 14. A travs de Auto Calificatorio del Recurso de Casacin No. 3352005 de fecha 17 de junio de 2014 se declar improcedente el recurso de casacin.
Mediante Resolucin No. 17 de fecha 25 de agosto de 2014 se pone fin al proceso
judicial, disponindose el archivo del mismo.
La demanda interpuesta por Primus supone una intimacin judicial (requerimiento de
pago) que con su notificacin constituye en mora a Secundus conforme al artculo
1333 del Cdigo Civil, entonces cabe preguntarse estamos en el supuesto del inciso 2
o del inciso 3?
Para la intimacin judicial se ha acudido a juez incompetente; no obstante, la doctrina
acepta que la constitucin en mora se producir incluso en el caso que la interpelacin
judicial (demanda) se interpusiera ente un juez incompetente, siempre que llegue a
conocimiento del deudor, teniendo el valor de un requerimiento extrajudicial.
Igualmente si una demanda en la cual se reclama la ejecucin de la prestacin
(interpelacin judicial) es procesalmente improcedente, puede ser utilizada como
requerimiento extrajudicial desde que sea conocida por el deudor, pues, como seala
Hernndez Gil: [] an en este caso se le hace saber por el acreedor la voluntad de
pago46.
Por lo expuesto, entonces, la intimacin judicial efectuada ante juez incompetente
permite constituir en mora al deudor y, por tanto, interrumpe la prescripcin desde que
la demanda es notificada al deudor. Pero, si se considera que resulta de aplicacin el
inciso 2 y no el inciso 3 del artculo 1996 del Cdigo Civil ocurrira que, conforme al
artculo 199847, no se dara la interrupcin continuada o permanente.
46
Hernndez Gil, Flix. La intimacin del acreedor en la mora ex persona. En: Anuario
de Derecho Civil, Tomo XV, Fascculo II, Madrid, 1962, p. 349-350.
47
104
De acuerdo con lo dicho, en mi opinin, para evitar estas discusiones, debe entenderse
que el inciso 2 del artculo 1996 del Cdigo Civil slo se refiere a la intimacin
extrajudicial y el inciso 3 comprende (aunque no exclusivamente) la intimacin
extrajudicial.
Asimismo, creemos que los supuestos previstos en el inciso 2 y 3 del artculo 1997 del
Cdigo Civil requieren ser revisado. Veamos. Si tratndose de una intimacin judicial el
proceso judicial al que da lugar concluye sin declaracin sobre el fondo, porque el
demandante (acreedor) se desiste del proceso48 deja sin aplicacin el efecto
continuado o permanente de la interrupcin, pero no debera quedar sin efecto la
interrupcin como lo seala el artculo 1997 del Cdigo Civil. En tal caso, debera ser
considerado como un supuesto de intimacin extrajudicial y, por tanto, considerar que
la interrupcin se produjo con la notificacin de la demanda (de la intimacin) y que
desde ese momento el plazo de la prescripcin comenz a correr nuevamente. Lo
mismo, debera ocurrir con el abandono del proceso.
En este sentido se pronuncia Molfese al comentar el segundo prrafo del artculo 2945
del Cdigo Civil italiano49. El autor italiano seala que, en el caso que se produzca el
abandono del proceso, no se aplica el efecto permanente de la interrupcin a que se
refiere el artculo 2945 [1998 del Cdigo Civil], pero si el proceso concluye por
abandono del proceso el efecto interruptivo se mantiene y el nuevo periodo de
prescripcin comienza a correr desde la fecha del acto interruptivo (notificacin de la
demanda)50.
4.
49
50
Molfese, Giuseppe. Prescrizione e decadenza in materia civile , Giuffr, Milano, 2005, pp.
229-230. En este sentido se seala: La interposicin de la demanda judicial interrumpe
la prescripcin, pero si seguidamente el proceso iniciado con la demanda se extingue, la
prescripcin comienza a correr desde la fecha de la notificacin del acto introductivo del
proceso. Ver: Trib. Rimini, 10.3.1989, Manetti c. Calcinari Ausidei; AGCSS, 1991, 766.
Ver: Molfese, Giuseppe. Prescrizione e decadenza in materia civile, Giuffr, Milano, 2005,
p. 235.
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Bianca reconoce que un sector doctrinario italiano tiene una opinin contraria
inclinndose por la aplicacin analgica. La tesis que excluye la analoga puede dar a un
problema de constitucionalidad de la norma en la medida que esta no comprenda casos
en los cuales la suspensin de la prescripcin resulta justificada. Ver: BIANCA, Massimo.
Diritto Civile. T. 7, Giuffr, Milano, 2012, p. 580.
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2.
[]
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Abogado por la Pontificia Universidad Catlica del Per (PUCP). Profesor de Anlisis
econmico del Derecho y Derecho Civil en la PUCP y en la Universidad Peruana de
Ciencias Aplicadas (UPC). Magster en Derecho de empresa, mencin en Derecho del
Mercado, por la UPC. Asociado del Estudio Osterling. Miembro de la Asociacin
Latinoamericana e Ibrica de Derecho y Economa (ALACDE) y de la American Society of
Comparative Law. rbitro inscrito en la nmina del Centro de Arbitraje PUCP.
111
Una prctica poco comn en nuestro sistema jurdico, donde es perfectamente predicable
la afirmacin de Sacco, Rodolfo, Legal Formants: A Dynamic Approach to Comparative
Law (Installment I). En: The American Journal of Comparative Law , vol. 39, n. 1, 1991,
p. 3, en ocasiones el legislador toma prestada una regla o una institucin esperando que
luego pueda aprender cmo aplicarlas apropiadamente. Tal manera de proceder es la
que, a menudo, explica los defectos terico-prcticos anexos a la importacin de ciertos
productos forneos y no que el propio sistema jurdico o las figuras jurdicas nativas se
erijan en un impasse para el desarrollo.
112
Ideas expresadas por Calabresi, Guido, The cost of accidents: A legal and economic
analysis, Yale University Press, New Haven, 1970, quien aplicando los postulados
microeconmicos de la oferta y la demanda explica el incremento del nmero y/o la
gravedad de los accidentes producto de la no-regulacin (o la regulacin de carcter
defectuosa) de los supuestos generadores de dao.
El anlisis de las reglas que tutelan las titularidades (reglas destinadas a explicar la
asignacin, reasignacin y la defensa de derechos) fue magistralmente planteada por
Calabresi, Guido y Melamed, A. Douglas, Property rules, liability rules, and inalienability:
A view of the Cathedral. En: Harvard Law Review, vol.85, n. 6, 1972, pp. 1189 y ss.
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Los ltimos meses ratifican lo expresado. En diversos pases se identifican una serie de
normas emitidas con sujecin a las reglas que definen el procedimiento para su
incorporacin a cierto ordenamiento jurdico, sin embargo, la defensa de dichas reglas
e intereses deja, en el mejor de los casos, mucho que desear. Si bien suele ser
relevante discernir la identidad del infractor (el Estado o un particular), para los
propsitos de la investigacin me interesa resaltar cmo la falta de compromiso estatal
por garantizar la eficacia real de los intereses privados hace mella en la legitimidad del
gobierno de turno, as como en la legitimidad del propio sistema jurdico.
Naturalmente, si los miembros de cierta sociedad concluyen que los derechos no son
tomados en serio, es de esperar que aparezcan conductas indeseadas. Es en este
punto donde reside la importancia de la tutela jurdica como mecanismo para promover
la convivencia pacfica y la consolidacin de las sociedades.
Cada sistema jurdico crea mecanismos para cristalizar los derechos que han sido
reconocidos en trminos abstractos. En definitiva, los sistemas jurdicos del mundo no
difieren, al menos no significativamente, en cuanto a la meta a satisfacer, toda vez que
las necesidades individuales o sociales no varan significativamente de un sistema a
otro. Las diferencias afloran en el plano de la respuesta de carcter jurdico. Como en
otras ocasiones, destacar la importancia de las discordancias para explicar cmo las
decisiones tomadas al formular una doctrina o al esbozar un enfoque jurdico impactan
en el devenir de cierto sistema jurdico.
Hasta no hace mucho el trmino remedio era desconocido en el Civil Law.
Ciertamente, esto no significa que los fenmenos reconducidos a tal trmino no
hubiesen sido objeto de estudio por parte de los operadores de nuestra familia jurdica,
ni mucho menos que se carecieran de los mecanismos para proteger dichos intereses.
En efecto, en dichos sistemas se ha examinado y a gran altura las diversas
agresiones e infracciones a intereses jurdicamente relevantes8, as como las posibles
reacciones jurdicas destinadas a protegerlos. El desconocimiento al que aludo es
meramente lexical, por lo que por definicin no tiene necesariamente un correlato
en el hallazgo de nuevos supuestos que justifican la reaccin jurdica.
En los sistemas jurdicos adscritos al Civil Law el equivalente funcional al trmino
remedio es (o era) tutela. Con esta palabra se describa a las estructuras o frmulas
jurdicas a travs de las cuales un individuo (o un conjunto de ellos) protega sus
derechos subjetivos (o sus intereses jurdicamente relevantes) de una agresin o
infraccin (la tutela resarcitoria, restitutoria, etc.). S que a menudo subestimamos la
importancia del empleo adecuado de las palabras, despus de todo entre tutela y
remedio no debieran existir tantas diferencias como para justificar una discusin
exhaustiva acerca de cul de los vocablos debe usarse para describir los fenmenos
estudiados; sin embargo, esta es una costumbre o apreciacin a desterrar.
8
114
10
En efecto, el ilustre juez estadounidense Holmes Jr., Oliver Wendell, The path of the
law. En: Harvard Law Review, vol. X, 1897, pp. 457 y ss., en particular p. 458, sostuvo
que un derecho no es ms que la prediccin de que si un sujeto hace u omite cierta
conducta ser constreido de una otra u otra manera por el juicio de un tribunal.
11
Naturalmente existen autores del Common Law que se oponen a esta configuracin. Uno
de los primeros en construir una retrica distinta fue Pound, Roscoe, Interest of
personality. En: Harvard Law Review, vol. 28I, n. 4, 1915, pp. 343 y ss., continuado en
ID., Interest of personality. En: Harvard Law Review, vol. 28, n. 5, 1915, pp. 445 y ss.
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2.
3.
4.
12
Di Majo, Adolfo, Il linguaggio dei rimedi. En: Europa e Diritto privato, ao VIII, n. 2,
2005, pp. 341 y ss., en particular p. 342.
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Desde un punto de vista terico se tienen dos respuestas tpicas a la configuracin del
inters jurdico y, por extensin, de la relacin jurdica. Por un lado, a la relacin jurdica
se le insertan una serie de intereses con lo cual se complejiza la nocin de la primera,
toda vez que la relacin tiene que satisfacer todos los intereses aludidos. Pinsese en la
labor efectuada por la doctrina alemana para trazar la relacin jurdico-obligatoria, lo cual
la llev a reconocer una serie de intereses accesorios, paralelos y autnomos; alentando
el desarrollo de la denominada relacin compleja.
Por otro lado, se reconoce que solamente subyace un nico inters a la relacin jurdica,
ocasionando que el citado inters se torne cada vez ms complejo. La razn: se
reconduce a ese inters un conjunto de efectos y exigencias para as satisfacer un
sustrato mnimo. Por ejemplo, la nocin simple de la relacin obligatoria asume que la
diligencia se inserta en el seno del inters de prestacin, por lo que no siente la
necesidad de independizarlo del deber de prestacin; circunstancia que resulta necesaria
bajo el esquema de la relacin obligatoria compleja.
14
Sirena, Pietro y Adar, Yehuda, La prospettiva dei rimedi nel Diritto privato europeo . En:
Rivista di Diritto Civile, ao LVIII, n. 3, 2012, pp. 359 y ss., en particular p. 368.
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jurdica subjetiva)15. El lenguaje de los remedios que acojo se limitar a abordar las
reacciones frente a la lesin de un inters jurdicamente relevante por parte de un
individuo, quien ser calificado como el responsable o como el infractor de cierta
titularidad. Todo lo dicho acredita el juicio negativo respecto de las conductas
desplegadas por un sujeto especfico y en esa medida el remedio se intersecta latu
sensu con la antijuridicidad.
2.
Wright, Charles Alan, The Law of Remedies as a social institution. En: University of
Detroit Law Journal, vol. 18, n. 4, 1955, pp. 376 y ss., en particular p. 377.
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Kendall vs. United States, 37 U.S. (12 Pet.) 524, 624 (1838). Afirmacin recordada por
Zeigler, Donald H., Rights, rights of action, and remedies: An integrated approach . En:
Washington Law Review, vol. 76, n. 1, 2001, pp. 67 y ss., en particular p. 67.
17
Para una aproximacin al fenmeno vid Jenks, Edward, The prerogative writs in English
Law. En: Yale Law Journal, vol. 32, n. 6, 1923, pp. 523 y ss.
18
Sobre todo si se la compara con juicios tan severos como los de Maitland F. W., The
forms of action at Common Law, Cambridge University Press, Cambridges, 1962, p. 2,
las formas de accin que enterramos an nos rigen desde sus tumbas. La edicin
original fue publicada pstumamente en 1909.
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119
19
Holmes JR., Oliver Wendell, The path of the law. En: Harvard Law Review, vol. X, 1897,
pp. 458.
20
Cooter, Robert, Prices and sanctions, en Columbia Law Review, vol. 84, n. 6, 1984, pp.
1523 y ss., en particular pp. 1523-1525.
21
Friedmann, Daniel, Rights and remedies. En: AA. VV., Comparative remedies for breach
of contract, edicin a cargo de Nili Cohen y Ewan McKendrick, Hart Publishing, Oxford,
2005, pp. 3 y ss., en particular p. 5.
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121
24
122
25
Bigliazzi Geri, Lina, Profili sistematici dellautotutela privata, vol. 1, Introduzione, Giuffr,
Miln, 1971, pp. 10 y ss.
26
27
Navarretta, Emanuela, La complessit del rapporto fra interessi e rimedi nel diritto
europeo dei contratti. En: AA. VV., Remedies contract: The common rules for a
European Law editado por Giuseppe Vettori, Cedam, Padua, 2008, pp. 161 y ss.
28
123
Kronman, Anthony, Specific performance, en University of Chicago Law Review, vol. 45,
1978, pp. 351 y ss.; Schwartz, Alan, The case for specific performance. En: Yale Law
Journal, vol. 89, 1979, pp. 271 y ss.; y Ulen, Thomas S., The efficiency of specific
performance: Toward a unified theory of contract remedies. En: Michigan Law Review,
vol. 83, n. 2, 1984, pp. 341 y ss., en particular pp. 351-352.
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31
Dan-Cohen, Meir, Decision rules and conduct rules: On acoustic separation in Criminal
Law, En: Harvard Law Review, vol. 97, n. 3, 1984, pp. 625 y ss.
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En este punto es justo resaltar que el modelo bajo anlisis fue formulado para el
Derecho penal, sin embargo, su aplicacin parece no limitarse a tal campo, lo cual se
acredita con el ejemplo ofrecido y con trabajos previos sobre derecho contractual32.
El razonamiento es plenamente consistente con la realidad. Las consideraciones que
justifican el reconocimiento de un derecho no necesariamente son las mismas que
aplican al otorgarse un remedio. En la praxis uno percibe que las reglas de conducta
son lineamientos generales a ser aplicados en hiptesis tpicas, las reglas de decisin y
los remedios, por el contrario, tienen que ajustarse a circunstancias concretas y
muchas veces excepcionales. Desde una perspectiva terica, las reglas de conducta
originan deberes y derechos de primer orden (previstos incluso de manera ex ante),
cuya vocacin es la regulacin de circunstancias ordinarias y en donde se aspira al
cumplimiento o desenvolvimiento regular; las reglas de decisin se aplican cuando los
deberes y derechos de primer orden han sido infringidos, una circunstancia que por
definicin es eventual e indeseada (de perspectiva ex post). Las reglas de conducta
disciplinan situaciones fisiolgicas y las reglas de decisin disciplinan situaciones
patolgicas favoreciendo que bajo el modelo analizado se diferencien los precios de las
sanciones.
Las preocupaciones que enfrenta el sistema jurdico al definir si impone reglas de
conducta o reglas de decisin son sustancialmente diferentes. Al implementar reglas de
conducta se hace hincapi en la mejor manera de satisfacer el inters subyacente,
asumindose que los sujetos involucrados se comportarn adecuadamente; en cambio,
al implementar reglas de decisin el sistema jurdico asume que los sujetos
involucrados no se comportaron de acuerdo a lo que se esperaba, por lo que se
constituye en un esfuerzo por re-equilibrar el estado de cosas y, si ello es posible,
asegurar o imitar los beneficios que se habran alcanzado si la regla de conducta se
hubiere respetado33.
Curiosamente, las posibles combinaciones entre las reglas explicaran los modelos
anteriores. Si se sostiene que las reglas de decisin incorporan las reglas de conducta,
entonces se estara en un escenario similar al propugnado por el modelo que
prepondera el remedio. Por su parte, si se seala que las reglas de decisin siguen lo
32
Sherwin, Emily, Law and equity in contract enforcement. En: Maryland Law Review, vol.
50, n. 2, 1991, pp. 253 y ss., en particular pp. 300-314.
33
126
Los remedios cumpliran dos funciones relevantes: (i) concretaran los derechos
subjetivos abstractos y (ii) tornaran coercibles otros intereses intangibles. No cabe duda
que detrs de la asignacin de una titularidad subyace el esfuerzo por representar un
valor que la sociedad considera relevante, sin embargo, el valor slo se refuerza cuando
se reconoce una va para lograr su coercin o proteccin. La idea es tomada de THOMAS,
Tracy A., Ubi jus, ibi remedium: The fundamental right to a remedy under due process.
En: San Diego Law Review, vol. 41, n. 4, 2004, pp. 1633 y ss., en particular p. 1638.
35
Schfer, Hans-Bernd, Rules versus standards in rich and poor countries: Precise legal
norms as substitutes for human capital in low-income countries, en Supreme Court
Economic Review, vol. XIV, 2006, pp. 113 y ss.
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beneficio (al margen de si es o no lcita); por el contrario, una persona que s tiene una
preocupacin por la licitud de su conducta tender a cumplir con la regulacin si la
misma le permite conocer el juicio (favorable o desfavorable) existente sobre ella.
En ambas hiptesis la certidumbre sobre la situacin protegida y los costos implicados
cuando se la vulnera lograr el resultado deseado en abstracto por el sistema jurdico.
La complejidad se revela en otros aspectos. El Derecho Penal, por ejemplo, rechaza la
idea de la determinacin ex post de un nuevo delito, bsicamente porque importara
una regulacin retroactiva; para el Derecho Civil el rechazo es formal pero no real. As,
cuando en un caso de responsabilidad civil se concluye ex post facto que el
demandado debi (o pudo) evitar la materializacin del dao a pesar de que tal deber
de prevencin no haba sido establecido previamente por la ley, por la jurisprudencia e
incluso por la doctrina; nos encontramos reconociendo la asignacin de cierto deber de
conducta en cabeza del demandado, cuyos efecto y exigibilidad resultan retroactivos
respecto del momento en que se fija. Ciertamente, a nivel de retrica el sistema
jurdico nos dice que el deber formulado slo concretiza el deber genrico de no causar
dao a nadie (por lo que la norma atributiva preexistira) pero no puede negarse que a
nivel prctico los sujetos involucrados no saban que deban comportarse de ese modo
hasta la emisin de la sentencia judicial o resolucin administrativa.
El ejemplo acreditara una virtud adicional del modelo que separa las reglas de
conducta de las reglas de decisin. La regla de conducta (el alterum non laedere)36 en
conjuncin con la regla de decisin devino en una nueva regla de conducta, la cual de
una u otra manera ampliar o reducir el alcance del derecho (inters) o del remedio.
No afirmo que en el derecho privado no sea importante la certidumbre, antes bien el
discurso de las ltimas dcadas en este campo acredita una realidad exactamente
opuesta (sobre todo para favorecer la inversin); lo que afirmo es que su
manifestacin es distinta. En los derechos reales y en el derecho contractual la
certidumbre juega un importantsimo papel, mientras que en la responsabilidad civil su
papel es menos relevante. Por qu sucede ello? La respuesta es interesante. Los dos
primeros campos son reas en las que la ley o la autonoma privada deben fijar el
alcance del derecho o inters de fondo para la consecucin de un resultado til, por su
parte, en el ltimo campo la ley (y no la autonoma privada) se ocupan exclusivamente
de las vas por las que se tutelar ese derecho o inters de fondo. La certidumbre
sobre si el remedio identificado se aplicar, e inclusive cmo se aplicar, es
sustancialmente inferior respecto de la afirmacin de si el inters o derecho de fondo
existe.
El juzgador y los particulares saben que todos tienen el derecho a la integridad fsica,
cul es su alcance o principales manifestaciones, cmo se tutelaran, etc.; lo que las
personas no saben es si en su caso concreto ese derecho ser protegido, cules
36
Corsaro, Luigi, Neminem laedere y derecho a la integridad. Leysser L. Len (Trad.). En:
Proceso & Justicia, n. 3, 2002, pp. 146 y ss.
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129
38
Para una aproximacin inicial a estos fenmenos, desde una ptica de derecho
comparado, consltese a Gordley, James, Impossibility and changed and unforeseen
circumstances. En: The American Journal of Comparative Law , vol. 52, n. 3, 2004, pp.
513 y ss.; y, desde una ptica econmica, Posner, Richard A., Impossibility and related
doctrines in Contract Law: An economic analysis. En: Journal of Legal Studies, vol. 6, n.
1, 1977, pp. 83 y ss.
39
Ello no significa que no tienen principios comunes, los cuales justamente debern
desentraarse. Acogen tal interpretacin: Sirena, Pietro y Adar, Yehuda, La prospettiva
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A manera de conclusin
dei rimedi nel Diritto privato europeo. En: Rivista di Diritto Civile, ao LVIII, n. 3, 2012,
pp. 385.
40
Friedmann, Daniel, Rights and remedies. En: AA. VV., Comparative remedies for breach
of contract, edicin a cargo de Nili Cohen y Ewan McKendrick, Hart Publishing, Oxford,
2005, pp. 17.
41
Smorto, Guido, Sul significato di remedi, en Europa e diritto privato, n. 1, 2014, pp.
159 y ss., en particular p. 169.
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*
**
Abogado por la PUCP y LL.M. por Harvard Law School. El autor es actualmente Juriste
Trilinge en el Departamento de Arbitraje Internacional de Dechert (Paris) LLP. Ha sido
tambin Profesor de Derecho de Contratos en la PUCP y en la Universidad del Pacfico. El
autor puede ser contactado en [email protected]
**
Abogado por la PUCP. Abogado asociado en el estudio Cortez, Massa & Bello Abogados.
Profesor del curso de Derecho Procesal Penal en la Universidad Privada del Norte, y del
curso de Derecho Penal Econmico en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.
I.
Introduccin.-
133
En este trabajo explicamos por que dicho proceder es incorrecto, analizamos ciertos
esfuerzos desplegados para corregir tal proceder y planteamos algunas propuestas de
solucin.
II.
2.1 Los orgenes del problema.El problema en sede penal surge a partir de la lectura aislada del artculo 92 del Cdigo
Penal de 1991, segn el cual La reparacin civil se determina conjuntamente con la
pena. A lo largo de los aos se ha considerado a la reparacin civil como una cuestin
accesoria a la determinacin del delito: si no hay sentencia condenatoria por comisin
de delito, no puede haber reparacin civil3.
Este esquema se aplicaba con facilidad en los delitos de lesin, toda vez que la
configuracin de estos requiere de un dao contra el bien jurdico penalmente
protegido4. La dificultad se presentaba, no obstante, en los delitos de peligro, es decir,
en aquellos delitos en los cuales no se precisa la lesin o menoscabo efectivo del bien
jurdico penalmente protegido, bastando la mera puesta en peligro del mismo de forma
abstracta o concreta 5 . Tpicos ejemplos de delitos de peligro son la conduccin en
estado de ebriedad y el portar armas ilegtimamente. En estos casos, nuestros jueces
penales se preguntaban: existe un dao que resarcir? Corresponde el otorgamiento
Del Ro Labarthe, Gonzalo. La accin civil en el nuevo proceso penal. En: Revista de
Derecho de la Pontificia Universidad Catlica del Per, No. 65.
tericamente de forma relativamente fcil. Bajo el trmino lesin se debe entender una
intervencin en la posicin jurdicamente protegida sobre un bien y en verdad de tal
manera que sobre el objeto, sobre el cual se asigna la caracterstica de bien jurdico, se
acte de tal manera que tal bien pierde en valor en relacin con la caracterstica en
entredicho. En: Kindhuser, Urs. Derecho Penal de la Culpabilidad y de la Conducta
Peligrosa. Editorial de la Universidad Externado de Colombia. Bogot, 1996, p. 70.
5
Bacigalupo, Enrique. Derecho Penal. Parte General, Ara Editores, Lima, 2004, p. 223.
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135
alteracin del ordenamiento jurdico con entidad suficiente, segn los casos, para
ocasionar daos civiles, sobre el que obviamente incide el inters tutelado por la
norma penal ()
Si se ponen a un lado los daos efectivos y concretos que podran sufrir las vctimas de
los delitos de peligro, a que se refiere el Acuerdo Plenario con una alteracin del
ordenamiento jurdico con entidad suficiente, segn los casos, para ocasionar daos
civiles? Es que acaso existen otros daos resarcibles adems de los efectivos daos
generados en intereses individuales concretos?
Que los daos puedan ser patrimoniales o extra patrimoniales no significa que ellos no
deban ser reales. Aunque los daos extra patrimoniales (i) cumplan una funcin
afectivo-consolatoria antes que compensatoria 6 ; y, (ii) su valoracin en trminos
pecuniarios sea imposible, aquellos deben existir y ser reales.
El Acuerdo Plenario parece sugerir que la alteracin del orden jurdico producida por
la comisin de un delito de peligro genera un dao extra patrimonial que debe ser
resarcido. Lo que el Acuerdo Plenario logra con este ambiguo y vaco anlisis es
legitimar a nuestros jueces penales a que otorguen reparaciones civiles de manera
automtica ante la configuracin de un delito de peligro, como si lo primero fuese
efecto necesario de lo segundo.
Esto se ve todos los das en el delito (de peligro) de conduccin en estado de ebriedad.
3.2.1
Sede Judicial
Expediente
Resolucin
Reparacin Civil
Juzgado de
Investigacin
Preparatoria de Trujillo
No. 3329-2007
11/12/07
S/. 150.00
136
No. 0350-2009
13/08/10
S/. 500.00
Dcimo Noveno
Juzgado Penal de Lima
No. 0318-2009
16/08/10
S/. 800.00
Vigsimo Sptimo
Juzgado Penal de Lima
No. 15159-2010
24/08/10
S/. 600.00
Juzgado Unipersonal
de Lambayeque
No. 0003-2011-28
21/06/11
S/. 200.00
Juzgado Unipersonal
de Lambayeque
No. 5438-2011-19
03/08/11
S/. 300.00
Juzgado Unipersonal
de Lambayeque
No. 1939-2011-48
07/12/11
S/. 100.00
Primer Juzgado
Unipersonal de Puno
No. 0311-2010
26/04/12
S/. 500.00
Segundo Juzgado
Penal de Lima
No. 10918-2011
30/05/13
S/. 2000.00
137
4.1 Los elementos constitutivos.Los elementos constitutivos del delito resultan distintos de aquellos que son necesarios
para que surja la obligacin de indemnizar:
Delito
Reparacin Civil
Tipicidad
Antijuridicidad
Antijuricidad
Factor de Atribucin
Culpabilidad
Nexo causal
Dao
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138
Al respecto, Bacigalupo sostiene que: El tipo, tanto de un delito doloso como de uno
culposo, adopta dos estructuras diversas segn que se trate de delitos de resultado (que
producen una lesin o el peligro de la misma) o de actividad o predominante actividad
(que se agoten en el movimiento corporal del autor). Los primeros estn integrados
bsicamente por la accin, la imputacin objetiva y el resultado. Este ltimo consiste,
ante todo, en la lesin de un determinado objeto (por ejemplo, la cosa en el delito de
daos, art. 263 y ss., Cd. Penal). Este objeto se denomina objeto de la accin y no se
debe confundir con el objeto de proteccin o bien jurdico; aun los delitos que no
requieren un resultado material importan una lesin de un bien jurdico (por ejemplo: el
delito de injuria art. 208, Cd. Penal o el de allanamiento de moradaart. 203 y ss.,
Cd. Penal). En otras palabras, todos los delitos importan en principio una lesin
inmaterial (la del bien jurdico); slo un nmero determinado de ellos requiere una lesin
material (la del objeto de la accin). Bacigalupo, Enrique. Derecho Penal. Parte General,
Ara Editores, Lima, 2004, pp. 222-223.
Mir Puig, Santiago. Derecho Penal. Parte General. Editorial B de F. Buenos Aires, 2009, p.
220 y ss.
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139
Considrese el siguiente ejemplo: una persona x tiene inters en que en un caso civil
que viene siendo conocido por el Poder Judicial (digamos, una demanda de obligacin
de dar suma de dinero) se emita un fallo favorable a sus intereses. A tales efectos,
recurre a una de las altas esferas del Poder Judicial y ofrece dinero y otros donativos
para que un funcionario interceda y presione al juez que conoce el caso. Ello ocurre y
se obtiene un fallo favorable a los intereses de la persona x. Este caso es materia de
impugnacin y la persona x recurre a las mismas formas para asegurar el xito de su
caso.
El caso relatado configura claramente el Delito de Corrupcin Activa de Funcionarios
Pblicos, delito de peligro cuyo sujeto pasivo es el Estado. El claro fundamento de la
imposicin de la pena es la proteccin del correcto funcionamiento de la Administracin
Pblica. No obstante, el Estado peruano no resulta necesariamente el perjudicado o
agraviado del delito, pues para que ello ocurra el Estado debera acreditar el dao
efectivo que se le ha irrogado. La asignacin de reparacin civil a favor del Estado
peruano sustentada, exclusivamente, en su calidad de sujeto pasivo del delito
constituira, en consecuencia, una asignacin necesariamente invlida.
A pesar de ello, esto es lo que suelen hacer nuestros jueces penales. La simple calidad
de sujeto pasivo del Estado peruano le permite recibir casi automticamente una
reparacin civil. El Estado peruano no debe sustentar el dao sufrido. Ello,
evidentemente, ocurre porque se considera al dao civil como la alteracin del
ordenamiento jurdico producida por la comisin del delito.
Adems del punto sobre el legitimado para cobrar la reparacin civil, este ejemplo sirve
para probar que en los delitos de peligro resulta posible establecer una reparacin civil.
No obstante, el anlisis de la obligacin de indemnizar se debe realizar en funcin a los
elementos que configuran la misma y no en base a criterios del Derecho Penal.
V.
10
140
Periodos de Alcoholemia
Vehculo
motorizado
menor de 4
ruedas.
Utilizacin
de
cuatrimotos
Vehculo motorizado
de 4 ruedas a ms.
No utilizacin de
cuatrimotos
Primer Periodo de
Alcoholemia:
Subclnico
De 0.25 a 0.5
g/l.
(Ley N 29439)
Segundo Perodo de
Alcoholemia:
Ebriedad
Ms de 0.5 a
1.0 g/l
Ms de 1.0 a
1.5 g/l.
5% UIT a
50% UIT
10% UIT a 50%
UIT
Tercer Periodo de
Alcoholemia:
Ebriedad absoluta
Ms de 1.5 a
2.0 g/l
Ms de 2.0 a
2.5 g/l
sociedad. Por el contrario, si quien comete el delito no tiene las caractersticas antes
indicadas, entonces se produca una atenuacin.
11
141
Cuarto Periodo de
Alcoholemia:
Grave alteracin de
la conciencia
Quinto Periodo de
Alcoholemia:
Coma
Ms de 2.5 a
3.0 g/l
Ms de 3.0 a
3.5 g/l.
Ms de 3.5 g/l.
35% UIT a 1
UIT
Se hace remisin a los artculos 45 y 46 del Cdigo Penal, los que aluden a las
condiciones personales del agente para la fundamentacin y determinacin de la
pena, as como a las circunstancias que determinan su agravacin o atenuacin;
(ii)
(iii)
Los referidos criterios parecen no tener nada que ver con la determinacin de la
reparacin civil. Al parecer, lo que hace la RFN es establecer un sistema de multas con
la finalidad de fomentar la prevencin general. Fuera de la bondad que en la prctica
puede proveer este sistema, l no se encuentra reconocido por el ordenamiento
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jurdico como consecuencia jurdica del delito, motivo por el cual se violenta el
mandato de legalidad penal 12 . La pena considerada por la RFN no atiende, en lo
absoluto, al mandato de lex scripta o principio de reserva de ley, pues no se encuentra
comprendida en una norma vlida (una Ley o Decreto Legislativo, conforme lo seala
la doctrina y nuestro ordenamiento jurdico13).
VI.
12
En nuestro ordenamiento jurdico, puede decirse que el principio de legalidad penal fue
recogido por las constituciones de 1856, 1860, y 1867. No obstante, esto es relativo por
cuanto aquellas nicamente reconocan una garanta propia de la seguridad jurdica: el
principio de irretroactividad de las leyes. Por esta razn, se seala que es recin en el
siglo XX en el que se registra un avance en nuestras disposiciones constitucionales.
Especficamente, en el artculo 26 de la Constitucin de 1920 se seala que nadie puede
ser condenado sino conforme a las leyes preexistentes al hecho imputable y por los
jueces que las leyes establezcan; y en el artculo 57 de la Constitucin de 1933 que a la
letra dice: Nadie ser condenado por acto u omisin que al tiempo de cometerse no
estn calificados en la ley de manera expresa e inequvoca como infracciones punibles, ni
juzgado sino por tribunales que las leyes establezcan. Aun as, las disposiciones
sealadas no se adecuaban an a la formulacin clsica del principio de legalidad penal,
toda vez que se limitaban a consagrar un principio restringido en sus alcances, nullun
crimen crimen sine lege. Por ello, con razn se seala que recin con la Constitucin de
1979 la formulacin de von Feuerbach es abarcada a plenitud, al extenderse el principio
a la legalidad de las penas. Esta consideracin es reiterada en el artculo 2 numeral 24
literal d) de la Constitucin de 1993, que recoge en iguales trminos que la Constitucin
de 1979 al principio de legalidad penal. Este dice textualmente: Toda persona tiene
derecho: A la libertad y a la seguridad personales. En consecuencia: Nadie ser
procesado ni condenado por acto u omisin que al tiempo de cometerse no est
previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequvoca, como infraccin
punible; ni sancionado con pena no prevista en la ley. De una simple lectura de la
norma constitucional resulta claro que la misma se adecua a la cudruple exigencia que
el principio de legalidad penal impone a la norma penal. La formulacin clsica de von
Feuerbach se ve ampliada y es entendida de la siguiente forma: Nullun crimen,
nullapoena, sine legescripta, stricta, certa et praevia . Bello Gordillo, Christian. Principio
de Irretroactividad de la Ley Penal: Fundamentos y Alcances. Fondo Editorial de la
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Lima, 2008, p. 35; ROXIN, Claus. Derecho
Penal. Parte General. Tomo I. Editorial Civitas. Madrid, 1997, pp. 137-139; Carbonell
Mateu, Juan Carlos. Reflexiones sobre el Abuso del Derecho Penal y la Banalizacin de la
Legalidad. Libro Homenaje al Dr. Marino Barbero Santos: In Memorian. Tomo I.
Ediciones Universidad Castilla - La Mancha, Ediciones Universidad de Salamanca. Cuenca,
2001, p. 129.
13
Roxin, Claus. Derecho Penal. Parte General. Tomo I. Editorial Civitas. Madrid, 1997, p.
145. Asimismo, resulta necesario revisar lo sealado por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en su Opinin Consultiva OC - 6 / 86 del 9 de mayo de 1986: La
143
Qu duda cabe que, desde una perspectiva de poltica legislativa, existen diversos
modelos entre los cuales el legislador penal puede optar para fomentar una vida
pacfica en sociedad14.
Desde una perspectiva econmica, resulta por lo general ms eficiente la adopcin de
un sistema mixto basado en penas privativas de libertad + responsabilidad pecuniaria
antes que un modelo puramente basado en penas privativas de la libertad, por cuanto
la implementacin de este ltimo conlleva un mayor gasto para el Estado. En efecto, si
bien ambos sistemas requerirn la compra de terrenos, la construccin y
administracin de crceles, la contratacin y capacitacin de personal de seguridad,
entre otros, al ambos contemplar penas privativas de libertad, el primero requerir una
menor inversin por cuanto el objetivo de desincentivar conductas delictivas se
obtendr tambin mediante la imposicin de sanciones econmicas. Cobrar sumas de
dinero debera, en principio, requerir una menor inversin de recursos del Estado que
implementar y administrar crceles. En tal sentido, requirindose menos crceles (y
menos gastos asociados a ello) bajo el primer esquema, y siempre que se logre un
nivel de desincentivos (deterrence) eficiente, la teora econmica propone la adopcin
de un esquema mixto.
Dentro de dicho rgimen mixto se abren una serie de nuevas posibilidades. Por un
lado, la responsabilidad pecuniaria del condenado podra activarse solo cuando se
cause un dao (harm-based liability) o, por el contrario, desde que se genere una
posibilidad de dao (act-based liability). Mientras el primer caso se asemeja a un
sistema de reparacin civil (como aquel contemplado, al menos tericamente, en los
artculos 92-101 del Cdigo Penal), el segundo se asemeja a un sistema de multas.
Existen otras variables a considerar, pero el punto a resaltar aqu es que la frmula
que se adopte incidir en los incentivos y desincentivos que se generen, as como en el
costo de administrar el sistema, debiendo optarse por el sistema que genere los
incentivos deseados o ms cercanos a los deseados al menor costo posible.
Cualquiera sea el esquema que se adopte, debe existir coincidencia entre su
formulacin legal y su aplicacin por nuestros jueces. Existiendo un sistema de
reparacin civil regido por normas civiles, nuestros jueces no pueden -ante la sola
configuracin de un delito de peligro- ordenar el pago de una suma fijada
arbitrariamente para compensar un dao que no existe y a favor de un no
perjudicado. El establecimiento de un sistema de multas, a pesar de sus virtudes,
requiere de la previa reforma del Cdigo Penal.
14
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Bachiller en Derecho por la Pontificia Universidad Catlica del Per. Asociado del Estudio
Bullard, Falla, Ezcurra + Abogados. Profesor del curso de Psicologa y Derecho en la
Universidad del Pacfico.
Este artculo no habra sido posible sin la investigacin y colaboracin de Dora Escudero,
quien adems no dud en aplicar tcnicas de presin psicolgica para que lo entregue a
tiempo. Asimismo agradezco a Alfredo Bullard, Martn Sotero, Andrs Talavera y Andrea
Cadenas por sus valiosos comentarios.
1.
Kanheman, Daniel, Pensar rpido, pensar despacio, Editorial Debate, Barcelona, 2012,
pp. 207-208.
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una activista feminista. As, el problema de Linda muestra cmo el contexto puede
influir en la toma de decisiones. Ahora, sucede lo mismo con las decisiones de jueces
y rbitros?
Los formalistas creen que no. Ellos proponen que el juez se limita aplicar el derecho a
los hechos, de una manera deliberada y mecnica, excluyendo de su razonamiento
cualquier elemento extra-jurdico3-4.
Dicha visin desconoce la naturaleza del juez. Como cualquier ser humano, este
reacciona intuitivamente y posee un sistema operativo que no es a prueba de errores.
Tiene limitaciones de conocimiento, capacidad limitada de procesamiento de
informacin y una memoria selectiva. No es un robot.
Del otro lado del ring, los realistas sostienen que los jueces reaccionan
emocionalmente; que siguen un proceso intuitivo para arribar a la decisin del caso
concreto y luego racionalizan el resultado5. Sugieren que el cerebro del juzgador utiliza
atajos mentales para encontrar una respuesta rpida al problema, en vez de analizar
detalladamente cada una de las opciones6-7.
Hasta hace poco, la intuicin en el mbito judicial/arbitral era considerada un
sacrilegio. Esto era especialmente aterrorizante para los abogados, expertos en
construir reglas, conceptos y categoras tautolgicas y desfasadas de la realidad.
Esta preocupacin ha quedado sin piso por el avance, en los ltimos aos, de la
psicologa cognitiva y la neurociencia. Hoy en da est demostrado que las corazonadas
Leiter, Brian, Positivism, Formalism, Realism. En: Columbia Law Review, Vol. 99, 1999,
pp. 1145-1146.
Es por ello que Neuborne caricaturiza a la justicia formalista como una mquina gigante
de silogismos en la que el juez acta como un mecnico que se limita a escoger qu
hechos entran en el artefacto pero no elige qu regla aplicar. Neuborne, Burt, Sausage
factories and syllogism machines: formalism, realism and exclusionary selection
techniques. En: New York University Law Review, 1992, pp. 419-421.
Guthrie, Chris, Rachlinski, Jeffrey y Wistrich, Andrew, Blinking on the bench: How judges
decide cases. En: Cornell Law Review, Vol. 93, No. 1, 2007, pp. 108-109.
Berger, Linda. A revised view of the judicial hunch. En: Legal Communication &
Rhetoric, Vol. 10, UNLV William S. Boyd School of Law Legal Studies Research Paper
Series, 2013, p. 12.
148
son esenciales en las decisiones del ciudadano comn8 y de expertos9, as como que el
sistema deliberativo es capaz de tomar control y contrarrestar las intuiciones10-11.
La profundizacin en el conocimiento de cmo funciona realmente el cerebro humano
ha dado pie a una nueva corriente conocida como el formalismo realista, explicada por
Guthrie en los siguientes trminos:
Rather, the judicial cognitive style is characterized both by deduction and
intuition. Judges rely on their intuitions, but sometimes override their
intuitions with deliberative decisions. Both processes operate
simultaneously and the principal challenge for a judge consists of deciding
when to trust their intuition and when to override it with deliberation. 12
Gladwell, Malcolm. Blink: the power of thinking without thinking, Back Bay Books, 2007.
Tambin: Epstein, Seymour. Cognitive-experiential self-theory of personality. En:
Comprehensive Handbook of Psychology, Wiley & Sons: Hoboken, 2003, Vol. 5, pp. 159184.
Como indica Wright, la intuicin es una parte esencial de las decisiones de los jueces:
Deciding judicial cases thus cannot always, if ever, be a mechanical or formulaic
process. Sound practical judgment that is no more articulable than intuition, if such
sound practical judgment even differs from intuition, will be required. Wright, George,
The role of intuition in judicial decision making. En: Houston Law Review, Vol. 42,
2006, pp.1382-1420.
10
Estos hallazgos son explicados por la teora del sistema dual (Sistema 1; Sistema 2). El
Sistema 1 es intuitivo, rpido y automtico. Opera en base a asociaciones, atajos
mentales y valoraciones emocionales, por lo que su desarrollo no requiere de esfuerzo.
Este mecanismo intuitivo es utilizado para reconocer la tristeza de alguien en una
fotografa, para decidir si una persona nos parece atractiva o reconocer que un tigre
corriendo hacia nosotros constituye un peligro. En cambio, el Sistema 2 es un mecanismo
lgico que procesa la informacin lentamente y en base a reglas que requieren
concentracin. A travs de este sistema buscamos en la memoria un recuerdo
escurridizo, respondemos una pregunta difcil en un examen, escuchamos una
conversacin en un bar lleno de gente o decidimos a qu maestra asistir.
11
As, el ser humano se asemeja ms a un carro hbrido que a un robot. Por un lado,
cuenta con un motor que procesa informacin a alta velocidad, que es utilizado la
mayora del tiempo y requiere poca gasolina (Sistema 1). Adems, si estamos dispuestos
a invertir ms energa, tenemos la posibilidad de utilizar un motor para recorrer caminos
sinuosos y evitar precipicios cognitivos, procesando la informacin de manera ms
detallada y lenta (Sistema 2). Strack, Fritz y Deutsch, Roland, The Duality of Everyday
Life: Dual-process and Dual-system Models in Social Psychology. En: Psychological
Inquiry, Vol. 17, n 3, 2006, pp.162-172.
12
Guthrie, Chris, Wistrich, Andrew y Rachlinski Jeffrey, Judicial intuition, p.3. Disponible en:
http://law.vanderbilt.edu/files/archive/Judicial_Intuition.pdf, consultado el 10 de
septiembre de 2014.
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149
Guthrie, Chris, Wistrich, Andrew y Rachlinski Jeffrey. Judicial intuition, pp.3, disponible
en: http://law.vanderbilt.edu/files/archive/Judicial_Intuition.pdf, consultado el 10 de
septiembre 2014.
14
He is not sought after for matrimony; for people would say he is a gambler and is not fit
to look after a wife. Sigalovada, Sutta, The Laymans Code of Discipline, disponible en:
http://www.accesstoinsight.org/tipitaka/dn/dn.31.0.nara.html, consultado el 10 de
septiembre 2014.
15
Desde un punto de vista evolutivo, esto podra ser calificado como racional ( deep
rationality). Como sostiene Richard Dawkins, la tendencia gentica que nos predispone
psicolgicamente a obedecer a una autoridad tiene valor de supervivencia. Por ejemplo,
es racional que el nio que es advertido por su padre de no acercarse al fuego, deje de
hacerlo. Ello podra ser aplicado analgicamente a un tipo de autoridad distinta; en este
caso, a un dios. Dawkins, Richard, The Greatest Show on Earth, Free Press, New York,
2009.
16
Como indica Hutson, Even if things are beyond our control, they happen for a reason.
The idea of arbitrary pain and suffering is just too much for many people to bear, and the
need for moral order may help explain the popularity of religion. Hutson, Matthew,
Magical Thinking.
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150
Disponible
en:
http://www.psychologytoday.com/articles/200802/magical-thinking
consultado el 10 de agosto de 2014.
17
18
People view a sample randomly drawn from a population as highly representative, that
is, similar to the population in all essential characteristics. Consequently, they expect any
two samples drawn from a particular population to be more similar to one another and to
the population than sampling theory predicts, at least for small samples. Tversky, Amos
y Kahneman, Daniel, Belief in the law of small numbers. En: Psychological Bulletin, Vol.
76, pp. 24.
19
20
Simon, Herbert Invariants of human behavior. En: Annual Review of Psychology, Vol.
41, p. 11, Citado por Anuj, Sha y Oppenheimer, Daniel. Heuristics Made Easy: an EffortReduction Framework. En Psychological Bulletin, 2008, Vol. 134, n2, pp. 207.
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21
22
23
24
25
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de la realidad que moldean nuestra percepcin del mundo y nuestra conducta pero nos
alejan de la racionalidad normativa. Como indican Drago y Rojas:
Los sesgos, en realidad, no son otra cosa que prejuicios, tendencias,
limitaciones o predisposiciones (causados por errores de percepcin,
experiencia, emociones, etctera) que afectan la visin integral del hombre
acerca de la realidad, y que lo llevan a tomar decisiones que no
concuerdan con el anlisis racional de la teora clsica26.
Para que el punto quede ms claro, veamos tres ejemplos:
Kahneman, Knetsch y Thaler realizaron un experimento con estudiantes de
economa de la Universidad de Cornell en Estados Unidos. A la mitad del grupo
se les entreg mugs (termo utilizado para tomar bebidas calientes) y la otra
mitad no.
De acuerdo a la racionalidad normativa, la mitad de los mugs permaneceran
con quienes le otorguen un mejor valor (mug lovers) mientras que, que la otra
mitad, los que no (mug haters), buscaran deshacerse de ellos. Ello no sucedi.
Los resultados mostraron que los estudiantes se resistieron a deshacerse de un
bien que ya era suyo. Esto es conocido como efecto de certidumbre, segn el
cual valoramos ms los bienes que ingresan a nuestra esfera de propiedad.
En atencin a este sesgo, solo se logr transferir la mitad de lo esperado: los
que posean los mugs, sean mug lovers o haters, exigan un precio ms alto
que el del mercado para venderlos mientras que los que no tenan mugs slo
estaban dispuestos a pagar un poco ms de la mitad de su valor de mercado.27
En los aos 80, Neil Weinstein pregunt a 258 participantes cules eran las
probabilidades de que se vieran beneficiados por un evento visto como
deseable (vivir ms de 80 aos, reconocimiento en un peridico por su trabajo
profesional, no tener que pasar ninguna noche en un hospital por 5 aos, etc.),
as como las probabilidades de que sufrieran una tragedia (divorciarse a los
pocos aos de contraer matrimonio, ser despedido del trabajo, contraer cncer,
entre otros) 28.
26
27
Kahneman, Daniel, Knetsch, Jack y Thaler, Richard, The Endowment effect, loss
aversion and status quo bias. En Journal of economic perspectives, Vol. 5, n 1, 1991
pp. 195-196.
28
Weinstein, Neil, Unrealistic optimism about future life events. En: Journal of Personality
and Social Psychology, Vol. 39, n 5, 1980, pp. 806-820.
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Sharot, Tali. The optimism bias: a tour of the irrationally positive brain . New York:
Pantheon Books, 2011. p. 189
30
154
3. El factor de atribucin
Imagine por un momento que ha sido elegido alcalde de un pequeo pueblo llamado
Huaroq. Como candidato, prometi incrementar el comercio de la comunidad, por lo
que su primera obra fue la construccin de un puente. Este ha disminuido
considerablemente los costos asociados a contactar a poblaciones cercanas,
incrementando as las oportunidades de negocio.
Sin embargo, su obra insignia corre peligro. Las lluvias se han incrementado en los
ltimos meses, por lo que sus asesores la han recomendado construir un reforzamiento
en el puente y as evitar que el aumento del nivel del ro destruya la moderna
construccin.
Un sector de los huaroquinos est preocupado pero la mayora prefiere que ese dinero
se invierta en la construccin de una posta mdica. Finalmente usted decide lo
segundo.
A los pocos das, el nivel del ro sube, llevndose al puente. La decisin del alcalde fue
razonable? La destruccin del puente era previsible?
Este tipo de preguntas deben ser respondidas por el juez al determinar el factor de
atribucin de responsabilidad31.
En nuestro sistema, el factor de atribucin puede ser subjetivo, donde es relevante el
dolo y la culpa con la que actu el causante32, u objetivo, en el que se debe analizar la
peligrosidad o la generacin de riesgo33. En trminos simples, el anlisis del factor de
atribucin supone un juzgamiento sobre la conducta del agente.
Ntese, sin embargo, que la situacin del juzgador es distinta a la del alcalde de
Huaroq. El primero ya conoce que el ro se desbord. Este es un privilegio que el
31
32
Artculo 1969 Cdigo Civil.- Aquel que por dolo o culpa causa un dao a otro est
obligado a indemnizarlo. El descargo por falta de dolo o culpa corresponde a su autor.
33
Artculo 1970 Cdigo Civil Aquel que mediante un bien riesgoso o peligroso, o por el
ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa, causa un dao a otro, est obligado a
repararlo.
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155
alcalde no tuvo; l tuvo que tomar una decisin sin conocer cul sera el desenlace de
la historia34.
Entonces, la pregunta clave es si el conocimiento sobre el resultado del evento influye
en el anlisis. Los estudios de psicologa cognitiva acreditan que s. Veamos.
El sesgo de retrospectiva y los problemas de la mquina del tiempo
El ser humano tiene una tendencia a utilizar puntos de referencia al tomar decisiones35.
Para ello, estamos predispuestos a valernos de los recuerdos ms disponibles en la
memoria36.
Recuerde el partido entre Alemania y Brasil del ltimo Mundial. Ahora intente dar todos
los detalles posibles de cmo habra terminado el marcador si Neymar hubiera jugado.
Seguramente advertir que la segunda tarea es ms difcil. Y ello es lgico: es ms
fcil recordar lo que s sucedi, en comparacin a todos los posibles resultados que
nunca ocurrieron37. Lo que s pas est ms disponible en la memoria que lo que no.
Con ello, tomar el resultado del evento como lugar de partida parece algo natural. No
obstante, el problema yace en que la confianza en dicho punto de referencia suele ser
exagerada. Este error cognitivo es conocido como sesgo de retrospectiva38.
Este fenmeno, conocido en ingls como Hindsight Bias, sugiere que el ser humano
exagera la predictibilidad de un suceso cuando ya conoce su desenlace. Al estar al
34
Al respecto, Fischhoff seala que hindsight and foresight differ formally in the
information available to the observer. The hindsightful judge possesses outcome
knowledge, that is, he knows how things turned out. The foresightful judge does not.
Althought foresight usually implies looking at the future, in the absence of outome
knowledge, past and future events can be equally unscrutable. Fischoof, Baruch,
Hindsight (does not equal) Foresight: The effect of outcome knowledge on Judgement
under Certainity. En: Judgement and Decision Making, p. 33
35
36
37
Agans, Robert y Shaffer, Leigh, The hindsight bias: the role of the availability heuristic
and perceived risk. En: Basic and applied social psychology, Vol. 15(4), 1994, pp. 439449.
38
156
tanto del resultado del evento actualizamos nuestras creencias y ello genera que
sobreestimemos nuestras capacidades predictivas39.
El cerebro tiene la capacidad de transportarnos el pasado pero la ejecucin de esa
tarea no implica que olvidaremos lo que ya conocemos en el presente. Y es que as
funcionan las mquinas de tiempo. Back to the Future da cuenta de ello: la trama gira
alrededor del intento de Marty McFly por alinear el pasado con su conocimiento de
cmo era el presente (por ejemplo, que sus padres se haban conocido, enamorado y
casado). En definitiva, el conocimiento del presente es un equipaje obligatorio en
cualquier viaje al pasado.
Claro, ahora que sabemos que el 19 de octubre de 1987 el mercado de valores se
desplom, tomar una decisin de compra o venta de acciones el da anterior parece
muy fcil40. Pero la decisin no es tan simple si nos ponemos en el lugar de los brokers
de la poca.
Kim Kamin y Jeffrey Rachlinski condujeron un experimento similar al dilema del alcalde
de Huaroq, con 76 estudiantes de pregrado de la Universidad de Stanford41. Basndose
en el caso el caso Petition of Kinsman Transit Co. (1964)42, los autores presentaron los
siguientes hechos al Grupo de Control:
La ciudad ha construido un puente
Es necesario determinar si el riesgo de inundacin justifica contratar a un
operador del puente como precaucin. Este monitoreara las condiciones
climticas y levantara el puente ante una amenaza.
Adicionalmente, el Grupo Variable recibi la siguiente informacin:
La ciudad decidi no contratar al operador.
En el siguiente invierno, el aumento del nivel del ro caus que el puente se
desprendiera. Esto no habra sucedido si el operador hubiera sido contratado.
La inundacin dao el negocio de un panadero, quien ha demandado a la
ciudad.
39
Guthrie, Chris, Wistrich, Andrew y Rachlinski Jeffrey, Inside Judicial Mind . En Cornell
Law Review, Vol. 88: 777, p.799.
40
En dicha fecha, conocida como Black Monday, el ndice burstil de Dow Jones baj 508
puntos.
41
42
Petition of Kinsman Transit Co. case summary 338 F.2d 708 (2d Cir. 1964)
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157
En el caso anterior, el desborde del ro no tendra por qu formar parte del anlisis de
responsabilidad de los participantes. La conducta de los funcionarios de la ciudad deba
ser medida al momento en que la decisin fue tomada; es decir, cuando el riesgo
climtico an era incierto. El experimento muestra que el conocimiento del desenlace
del evento (juicio ex post) contamin el anlisis ex ante de los participantes.
En efecto, ambos grupos revisaron la misma informacin sobre la posibilidad de un
accidente. Y pese a ello, solo el 24% del Grupo de Control concluy que la probabilidad
de una inundacin justificaba tomar precaucaciones, mientras que el 57% de los
participantes en retrospectiva determin que el accidente era previsible. Es ms, los
participantes retrospectivos declararon que la inundacin era tan previsible que el
municipio fue negligente al no contratar al operador43.
La diferencia entre las respuestas de los participantes prospectivos y retrospectivos
sugiere que el resultado del evento influy en la percepcin de la previsibilidad del
accidente. Y no solo eso. Dicha impresin sesgada tambin contamin la apreciacin
de la diligencia ejercida por los funcionarios de la ciudad44. De esta manera, los
resultados del estudio apuntan a que el sesgo de retrospectiva influye en la
determinacin del factor de atribucin. Como indican los autores, un esfuerzo de
buena fe para determinar el nivel rezonable de precaucacin en prospectiva, puede
recibir un juicio drstico cuando es visto en retrospectiva45.
Sumado a lo anterior, debemos destacar que diversos estudios tambin han
confirmado que a mayor dao, mayor influencia del sesgo de retrospectiva.
Susan y Gary La Bine condujeron un experimento interesante sobre este punto. Los
participantes de su estudio recibieron informacin sobre el tratamiento de un paciente
por parte de un psicoterapeuta. El paciente haba mostrado signos de violencia y haba
manifestado su intencin de daar a un tercero. Su terapeuta haba tomado las
medidas precautorias estndar (alertar a la polica o a la posible vctima).
Adicionalmente, los participantes fueron clasificados en tres grupos, dependiendo del
resultado de la amenaza del paciente:
43
44
Ntese adems que el sesgo de retrospectiva afecta tanto al ciudadano de a pie como a
los ms especializados en el tema. Por ejemplo, en un experimento realizado a 135
mdicos pertenecientes a la Asociacin de Psiquiatras Americanos, se acredit que los
psiquiatras, a pesar de tener entre 11 y 20 de experiencia, se dejaron influenciar por el
sesgo de retrospectiva pues, al saber de antemano los resultados, consideraron que el
mdico pudo tener ms cuidado; es decir, vieron el evento como ms predecible de lo
que realmente era.
Le Bourgeois, H.W. et. al, Hindsight Bias Among Psychiatrists. En The Journal of the
American Academy of Psychiatry and the Law, Vol. 35, n 1, 2007, pp. 70-72
45
158
47
Labine, Susan y Labine, Gary, Determinations of negligence and the hindsight bias. En
Law and Human Behavior, Vol. 20 (5), 1996, pp. 501-516.
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un caso de responsabilidad
no detect un tumor en el
de otro radilogo (Radilogo
que haber notado antes el
49
Lowe y Reckers encontraron que pedir a los jurados que estimaran la probabilidad de los
escenarios alternativos y que generaran sus propios resultados redujo con xito el sesgo
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160
Anderson, John, et.al, The mitigation of hindsight bias in judges evaluation of auditor
decisions. En A Journal of Practice and Theory, n 16, pp. 20-39.
51
52
Al respecto, Harley seala que: An expert witness on hindsight bias could educate the
jury about the bias, and encourage jurors to employ the more effective debiasing
strategies such as reviewing and regenerating evidence for alternative outcomes,
focusing on the time period prior to the outcome, etc., Harley, Erin, Hindsight bias in
legal decision making. En Social Cognition, Vol. 25, Special Issue: The Hindsight Bias,
pp. 48-63.
53
Por ejemplo, en un experimento llevado a cabo por Harley, Carlsen y Loftus, los autores
mostraron fotos distorsionadas de personajes famosos que se fueron aclarando
paulatinamente, como las siguientes:
161
De hecho, Leonard Berlin report un caso idntico. Ver: Berling, Leonard. Malpractice
issues in radiology. En: American Journal of Roentgenelogy, Vol.174 (4), 2000, pp. 925931.
55
56
Al respecto, Fernando De Trazegnies seala que () dadas las dificultades que implica
usualmente la pobranza precisa de los daos, los Tribunales han aliviado esta carga del
demandante exigiendo solo que se acredite de una manera genrica la existencia del
dao; acreditado este hecho, el monto indemnizatorio es apreciado prudencialmente por
el juez. De Trazegnies, Fernando. La responsabilidad civil extracontractual, Tomo I,
Fondo Editorial de la PUCP, Lima, 2001, p.21
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162
El artculo 1332 del Cdigo Civil seala que si el resarcimiento del dao no pudiera ser
probado en su monto preciso, deber fijarlo el juez con valoracin equitativa.
58
59
Da Vinci naci en 1452, Ghandi muri a los 78 aos y Einstein visit Estados Unidos por
primera vez en 1921.
60
163
62
Drago, Mario y De la Jara, Jos Mara, Justicia intuitiva: factores para entender al juez,
ser ms persuasivos y revertir medidas cautelares, Working paper.
63
Epley, Nicholas y Gilovich, Thomas, Putting adjustment back in the anchoring and
adjustment heuristic. En Psychological Science, Vol. 12(5), 2001, pp. 391-396.
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origen fue 1410. El mismo efecto se repiti con la estimacin respecto a la edad de
Ghandi y a la visita de Einstein64.
La investigacin mencionada muestra, adems, que el anclaje no solo se produce
cuando el individuo determina por s solo el valor referencial, sino tambin cuando este
est contenido en la pregunta. Como indican Tversy y Kahneman, el valor inicial, o
punto de referencia, puede ser sugerido por la propia formulacin del problema o ser
un resultado de una computacin parcial65.
De lo anterior se deriva que el interrogador es capaz de anclar las estimaciones de su
interlocutor incluyendo un valor numrico en el planteamiento del problema. Ello
significa que el juez tambin podra verse influenciado por la implantacin de un valor
numrico.
De acuerdo a lo indicado, la acusacin del fiscal solicitando una condena determinada
(por ejemplo, 20 aos de pena privativa de la libertad) podra influir la determinacin
de la pena por parte del juez. De hecho, Englich y Mussweiler encontraron evidencia
que ello s es as.
Los mencionados autores condujeron un estudio con la participacin de 19 jueces
alemanes de segunda instancia (15 hombres, 4 mujeres; con un promedio de
experiencia de 15 aos). Los magistrados fueron distribuidos aleatoriamente en dos
condiciones experimentales distintas. Ambos grupos analizaron los mismos hechos,
salvo por la pena solicitada por el fiscal (12 meses; 34 meses). La diferencia de
promedio en las sentencias de uno y otro grupo fue de casi 8 meses66, lo que insina
que el pedido del fiscal ancl la decisin de los jueces67.
Asimismo, el anclaje tambin es propenso a distorsionar los procesos de
responsabilidad civil. Por ejemplo, la estimacin de daos podra verse arrastrada por
la cuanta del petitorio.
64
65
Tversky, Amos y Kahneman, Daniel, Judgment under uncertainty: heuristics and biases.
En Science, New Series, Vol. 185, p. 1128.
66
67
Las conclusiones de este estudio coinciden con el anlisis de 555 sentencias penales de la
Corte Superior y de la Corte Criminal de la Regin Autnoma de Galicia, entre 1980 y
1995, realizada por Faria, Arce y Novo. Faria, Francisca, Arce Ramn y Novo, Mercedes
Anchoring judicial decision making. En Psychology in Spain, 2003, Vol. 7, n1, pp. 5665
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68
Malouff, John y Shutte, Nicola, Shaping juror attitudes: effects of requesting different
damage
amounts
in
personal
injury
trials.
Disponible
en:
http://files.eric.ed.gov/fulltext/ED282152.pdf, consultado el 8 de septiembre de 2014.
69
Para probar este punto, Amos Tversky y Daniel Kahneman desarrollaron un experimento
destinado a que los participantes estimen el porcentaje de pases africanos que formaban
parte de las Naciones Unidas en ese momento.
Los autores giraron una ruleta (con valores del 0 al 100) en presencia de los participantes
y luego les pidieron, primero, que determinaran si la proporcin de pases africanos era
ms alta o ms baja que el valor asignado en la ruleta y, luego, que respondieron con el
porcentaje que ellos estimaban era el correcto.
La respuesta media del grupo al que se le asign el nmero 25 fue que un 10% de los
pases miembros de las Naciones Unidas provienen de frica; mientras que quienes
recibieron el nmero 65 como ancla, estimaron que la respuesta era 45. 69 En definitiva,
los resultados mostraron que el valor asignado arbitrariamente al girar la ruleta, por ms
absurdo que fuera, influy de manera determinante en las estimaciones de los
participantes.
Tversky, Amos y Daniel Kahneman, Judgment under uncertainty: heuristics and biases.
En Science, New Series, Vol. 185, p. 1128.
70
Mussweiler, Thomas y Strack, Fritz, Considering the impossible: explaining the effects of
implausible anchors. En Social Cognition, Vol. 19, n2, 2001, p. 146.
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71
Un cantautor compuso una cancin y una de las disqueras ms grandes del pas se
apropi de la misma sin consentimiento de aquel. La cancin alcanz el n 1 en los
rankings nacionales y el autor reclama una indemnizacin.
72
Cuando no se otorg una referencia, la respuesta promedio fue mayor a los 800 mil
soles. Dicha estimacin se redujo en aproximadamente 500 mil soles en las respuestas
del Segundo Grupo, lo que sugiere una influencia del ancla 100 mil 150 mil.
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73
Drago, Mario y De la Jara, Jos Mara, La justicia intuitiva: factores para entender al
juez, ser ms persuasivos y revertir medidas cautelares, Working paper.
74
Englich, Birte, Mussweiler, Thomas y Strack, Fritz. Playing dice with criminal sentences:
the influence of irrelevant anchors on experts judicial decision making.En: Personality
Social Psychology Bulletin, Vol. 32, 2006, pp.188-200.
75
El caso se refiere al mnimo jurisdiccional para un caso de diversidad (diversity case). Los
jueces a cargo de la jurisdiccin de diversidad se encargan de casos civiles entre sujetos
de ciudadana distinta.
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que las piernas y el sufrimiento de una persona valen ms de US$ 75000.00 (por lo
menos en Estados Unidos).
A primera vista, uno habra esperado que los jueces ignoren la excepcin de
incompetencia. Los hechos del caso dejaban claro que sta era absurda. Pero eso sera
una visin idealista de cmo funciona el cerebro humano. Y eso no fue lo que sucedi.
En realidad, el pedido de desestimacin de la compaa funcion como un ancla. Los
jueces s se vieron influenciados por el monto de US$ 75,000.00. Ello explica por qu el
Grupo Anclado estim daos 30% ms bajos76-77.
Lo anterior ha dado pie a una serie de investigaciones que llevan el ancla al extremo
para poner a prueba sus efectos en las decisiones judiciales. Si bien hay estudios que
indican que existira un efecto boomerang cuando la cuanta del petitorio es
absurdamente alta78, la mayora de investigaciones apunta a que rige el principio de
pide ms y recibirs ms79.
En resumen:
(1) La heurstica del anclaje-ajuste constituye un mecanismo de simplificacin de
toma de decisiones que puede llevar a un sesgo de confianza excesiva en el
valor inicial, incluso cuando este es asignado arbitrariamente. Ello sugiere que
las personas no realizan comparaciones desde puntos de vista neutrales, sino
desde el ltimo dato en mente, incluso cuando este no es relevante para su
decisin.
(2) El anclaje puede influenciar la decisin del juez. Especficamente, en los
procesos de responsabilidad civil la cuanta del pedido de daos morales (salud,
vida, libertad, honor) tiene la capacidad de influir en la decisin final del juez.
76
Drago, Mario y De la Jara, Jos Mara, La justicia intuitiva: factores para entender al
juez, ser ms persuasivos y revertir medidas cautelares, Working paper.
77
Sin embargo, la excepcin por no cumplir con la cuanta mnima para la jurisdiccin no es
el nico referente externo capaz de influir en las decisiones del juez civil. Del otro lado, la
limitacin de los daos punitivos en Estados Unidos tambin ha sufrido el mismo destino.
Robbennolt, Jennifer y Studebaker, Cristina, Anchoring in the courtroom: the effects of
caps on punitive damages. En Law Human Behavior, Vol. 3, 1999, pp. 353-373.
78
Marti, Mollie y Wissler, Rosselle, Be careful what you ask for: The effect of anchors on
personal-injury damages awards. En Journal of Experimental Psychology: Applied, Vol.
6(2), 2000, pp.91-103.
79
Por ejemplo, Chapman y Bornstein descubrieron que los jurados eran propensos a
otorgar daos mucho ms altos cuando el petitorio ascenda a US$ 1000,000.00, monto
groseramente alto. Chapman, Gretchen y Bornstein, Brian, The more you ask, the more
you get: anchoring in personal injury verdicts. En Applied Cognitive Psychology, Vol. 10,
1996, pp. 519-540.
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(3) Los jueces se ven influenciados por la informacin numrica aun cuando esta
es absurda. Esto ha sido comprobado en investigaciones que analizaron la
influencia del reclamo de daos en las decisiones, as como otras que giraron
alrededor de factores externos que no tenan relacin alguna con la
determinacin del dao (como la excepcin de incompetencia por cuanta). Si
bien es necesario mayor investigacin, ya existen estudios que sugeriran que a
medida que el dao requerido es mayor, la sentencia tambin sigue el mismo
camino.
Tomando en cuenta lo anterior, a continuacin repasaremos algunas formas de mitigar
los efectos del anclaje.
Leven anclas!: remedios contra la heurstica de Anclaje-Ajuste
Un joven de 20 aos es atropellado por una camioneta que circulaba a toda velocidad
por la avenida Javier Prado. A consecuencia del impacto, la vctima perdi
definitivamente la movilidad en las piernas. l estaba a punto de firmar un contrato
con un club de ftbol muy reconocido y era el sustento de su familia. Todo esto se
trunc luego del accidente.
El joven ahora decide entablar una demanda contra el propietario de la camioneta, su
cliente, pidiendo el pago de una indemnizacin por daos y perjuicios por (i) dao
emergente correspondiente a los gastos de rehabilitacin presentes y futuros; (ii) lucro
cesante por lo que hubiera podido ganar de haber firmado el referido contrato; (iii)
dao a la integridad fsica por los golpes sufridos y la parlisis en las piernas, y (iv)
dao moral, por todo el sufrimiento causado a la vctima. Todo ello asciende al monto
de s/. 100000000.00.
Diversos estudios han demostrado que el anclaje afecta a los jueces que tienen mucha
o poca experiencia, si el ancla lo otorg una persona experta o no en la materia80 o si
la cifra es extremadamente alta o baja81. Asimismo, Englich, Musseweiler y Strack82
demostraron que incluso advirtiendo y explicndoles los efectos del anclaje, las
personas influenciadas no lograron quitarse el ancla. Lo anterior ha llevado a los
80
Englich, Birte y Mussweiler, Thomas, Sentecing under certainity: Anchoring effects in the
Courtroom. En Journal of Applied Social Psychology, 2001, p. 1546
81
82
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psiclogos a coincidir en que la influencia del efecto anclaje es bastante robusta83, por
lo que sus efectos son muy difciles de combatir.
Sin embargo, no todo est perdido. Si bien no podemos garantizar que vamos a
eliminar completamente el efecto anclaje en los jueces, lo que s podemos hacer es
posicionar nuestro propio punto de referencia.
Para ello hay que tomar en cuenta que el principio de una historia tiene mayor peso en
la memoria del ser humano que lo que se encuentra al medio. Esto es conocido en
psicologa social como el efecto priming, lo que significa, en trminos informales, que
quien pega primero, pega dos veces. Ello es explicado por Dolan en los siguientes
trminos:
Priming shows that peoples later behaviour may be altered if they are first
exposed to certain sights, words or sensations. In other words, people
behave differently if they have been primed by certain cues beforehand.
Priming seems to act outside of conscious awareness84.
De acuerdo a lo anterior, es probable que el primer dato numrico presente en el
recuerdo del juez influya en mayor medida su decisin que las anclas posteriores. As
pues, la ruta para los litigantes queda clara: posicionar el ancla antes que la
contraparte.
En base a lo anterior, una primera respuesta en el caso del atropello al joven futbolista
sera intentar posicionar un estimado de daos.
Por las conversaciones para llegar un arreglo directo, usted sabe que el demandante
pretende una suma groseramente alta (cien millones de soles). Por ello, sera
conveniente que incluso en la etapa de conciliacin exponga por qu una suma menor
sera lo ms adecuado, sustentndolo en exmenes mdicos del dao y en una pericia
que calcule el lucro cesante.
De otro lado, si ya existe discusin en el proceso sobre datos numricos que podran
funcionar como anclas, se recomienda evidenciar que existe una valoracin del dao
ms acertada que la otorgada por la demandante. Con lo anterior logramos que no
descarte, de primera mano, toda aquella informacin que vaya en contra del ancla
inicial.
Hasta el momento hemos visto que los jueces y utilizan atajos mentales y sufren de
cortocircuitos ocasionales. Para terminar, a continuacin explicaremos la importancia
83
Dolan, P. et.al, Influencing behavior: the mindspace way En: Journal of Economic
Psychology, Vol. 33, Issue 1, 2012, pp. 270
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que tiene estudiar a fondo la mente del juez (y no simplemente asumir que es un
robot) para el futuro del litigio.
5. El hombre primitivo, Roberto ngeles y la Persuasin Encubierta
El hombre primitivo deba ser fuerte y diestro en la caza85. De eso dependa la
obtencin de alimento y la sobrevivencia de la tribu86. No obstante, lo anterior no era
suficiente para convertirse en lder. Para ello, el hombre primitivo deba ser capaz de
convencer a los dems que lo siguieran87.
Esta situacin no ha cambiado hoy en da. Convencer al juez, negociar exitosamente
un acuerdo o generar confianza en el cliente exige que usted sea persuasivo para
lograr su objetivo. Sin embargo, la mayora de abogados se grada sin haber puesto
en prctica su habilidad de convencimiento en situaciones similares a las que presenta
la realidad post-universidad88. Saben cmo cazar conocimiento pero solo han
desarrollado una persuasin intuitiva.
Habiendo dado cuenta de esa tierra de nadie es que Shoschana Zusman y Huscar
Ezcurra invitaron en el 2001 a Roberto ngeles, un conocido director de teatro, a codictar el curso de Destreza Legal89. La afiliacin de Roberto signific un mayor nfasis
en el lenguaje, el tono, el volumen, la presentacin y, en general, la forma de dirigir la
verdad. Esto permiti complementar un acercamiento prctico a la persuasin con las
tcnicas utilizadas en el teatro.
85
Johnson, Allen y Earle, Timothy, The Evolution of Human Societies, Stanford University
Press, Stanford, 1987.
86
Van Vugt, Mark et.al, Leadership, followership, and evolution: some lessons from the
past. En: American Psychologist, Vol. 63(3), 2008, pp. 183-184.
87
Ello es confirmado por McNamara y Trumbull, quienes sealan que: One of the crucial
factors that will confer prestige on an individual is the ability of that individual to convince
others that he or she has something important to share. () A tribal leader who could
give a good speech before the tribal assembly was given deference in tribal councils ()
it helped the leader to energize, train and lead followers to places where the leader
wanted to take them. McNamara, Patrick y Trumbull, David, An Evolutionary Psychology
of Leader-follower Relations, Nova Science Publishers, Nueva York, 2007, p. 59
88
Al respecto, Shoschana Zusman seala que parece existir, entonces una tierra de
nadie - la de los abogados principiantes cuya formacin, a falta de una mejor
solucin, debe ser cubierta por los centros de trabajo. Eso los obliga a dedicar tiempo y
esfuerzo (que se traduce en dinero) en capacitar a sus abogados, cuando en su
opinin- stos deberan ya saber algunas cosas elementales () Zusman, Shoschana.
Manual del buen abogado, Palestra, Lima, 2012, pp. 21
89
El objetivo del curso es replicar las circunstancias de un caso real, tanto para la
preparacin escrita como para la oral. El alumno, tiene la oportunidad de seguir el pasoa-paso de un abogado en la preparacin de una (contestacin de) demanda y, luego, en
la exposicin de los alegatos orales ante el tribunal de carne y hueso, constituido por
invitados de la talla de Juan Luis Avendao, Jos Ugaz o Giovanni Priori.
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Sin embargo, la incorporacin de las artes escnicas fue solo el comienzo. El siguiente
paso consiste en utilizar los avances de la neurociencia y los experimentos de
psicologa cognitiva para potenciar el poder de convencimiento del abogado. Este
esfuerzo acadmico es conocido como Persuasin Encubierta y se basa en el estudio
de la mente de quienes toman las decisiones (juez, negociador, cliente) para persuadir
ms y mejor, sin que el receptor lo pueda notar ni reaccione negativamente90. Ello es
explicado por Robbennolt y Sternlight91 en los siguientes trminos:
Lawyers tend to have facile, analytical minds; expertise in logical
argument; and an instinct about what is persuasive or what will influence
others to comply with their wishes. Understanding the psychology of
persuasion and influence can build on these intuitions. By knowing more
about how, and under what conditions persuasions efforts tend to be
effective and understanding the science underlying how people influence
each other, lawyers can hone their ability to accomplish their desired ends.
En los ltimos aos, la brecha entre la psicologa y el derecho se ha reducido. Por
ejemplo: (i) los estudios de los errores cognitivos del ciudadano comn han servido
como sustento para quienes promueven la eliminacin del sistema de jurados92; (ii) los
scans cerebrales ya son considerados una prueba estndar en casos de pena de
muerte93 y tambin son utilizados en la defensa de personas incapaces o con lesiones
cerebrales94-95; (iii) el estudio de las emociones y la intuicin es considerado clave para
la creacin de polticas pblicas, como refleja la creacin del Behavioral Insights Team
90
Al respect, Hogan y Speakman sealan que: Covert Persuasion is about bypassing the
critical factor of the human mind without the process being known to the receiver of the
message. Its about getting past both resistance and reactance. This is accomplished
when one person sends a message and the message is received without significant
critical thought or questioning on the part of the receiver. Hogan, Kevin y Speakman,
James, Covert Persuasion: Psychological tactics and trick to win the game, Wiley, New
Jersey, 2006. p. 3
91
92
93
94
Channon, Shelley, et.al., Causal reasoning and intentionality judgments after frontal
brain lesions En: Social Cognitivion, Vol. 28, n 4, 2010. pp. 509-522.
95
173
en el Reino Unido; (iv) los psiclogos y neurocientficos son llamados cada vez ms
como testigos expertos para declarar en las cortes96, entre otros.
En este escenario, la Persuasin Encubierta constituye una herramienta al alcance de
los abogados litigantes para poder enfrentarse a la creciente sofisticacin de los
procesos97. Asimismo, esta disciplina podra ser utilizada-y debera serlo-, por los
propios jueces, para que teniendo conocimiento de cmo funciona su mente al
momento de tomar decisiones no se dejen engaar por sus propios cerebros y
terminen sentenciando por pura intuicin. De esta manera, los jueces podrn gozar de
los beneficios de ser humanos mitigando los errores de fbrica que ello implica.
96
Loftus, Elizabeth, Ten Years in the Life of an Expert Witness . En Law and Human
Behavior, Vol. 10, n3, 1986, pp. 244.
97
Al respecto, Feigenson y Spiesel pronostican que en el futuro cercano ser posible utilizar
en juicios mecanismos de realidad aumentada, virtualidad aumentada y realidad virtual
inmersiva, as como recurrir a ciber-jurados y a procesos virtuales. Feigenson, Neal y
Spiesel, Christina, The juror and courtroom of the future, disponible en:
http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2145562, consultado el 12 de
septiembre de 2014.
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*
**
**
El Fideicomiso es una figura jurdica originada en el mundo anglosajn pero que hoy
en da se puede considerar de alcance global. Su versatilidad y ventajas han generado
su uso generalizado, no slo en operaciones financieras sino tambin en todo tipo de
actividades econmicas. Hoy en da su uso se ha extendido tambin al sector pblico,
incluido el Per; aunque de manera muy limitada.
El presente artculo presenta el contrato de Fideicomiso, sus ventajas as como sus
posibles usos por el sector pblico (como Fideicomitente). A continuacin, se discuten
las restricciones y retos que presentan las normas de los principales sistemas
administrativos en el Per, en relacin a dicho contrato.
I.
Este contrato debe celebrarse por escrito (documento privado) o con protocolizacin
notarial.
El Fideicomiso es un acto jurdico que se inscribe en la SUNARP, de acuerdo a lo
establecido en la Ley de Garanta Mobiliaria, Ley 28677 (art. 32, inc. 3 lit. b.) Esta
inscripcin es [] para los efectos de su prelacin, oponibilidad y publicidad [].
Adems, el Fideicomiso puede ser inscrito en la Central de Riesgos de la SBS, para fines
informativos.
El plazo de este contrato puede ser de hasta 30 aos.
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FIDUCIARIO
BENEFICIARIO
Patrimonio fideicometido:
Mueble, inmuebles, ttulos valores,
acciones, bonos, derechos de crdito,
cuentas por cobrar, etc
El Fiduciario no puede ser al mismo tiempo Fidecomisario (esto es, beneficiario del
Fideicomiso).
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encargos para realizar algn emprendimiento o algn negocio (por ejemplo, edificar un
edificio y venderlo). Los ejemplos especficos son innumerables.
Una variante de este tipo es el Fideicomiso de inversin. En este caso, principalmente
se transfieren flujos dinerarios, bienes o derechos para que se administren y
rentabilicen (aumenten) tales fondos. Otra sub-especie es el Fideicomiso de pagos. En
este caso, el Fiduciario debe realizar pagos a terceros, tomando fondos del patrimonio
fideicometido.
En el Fideicomiso en Garanta, los activos transferidos sirven de garanta (como
colateral) del cumplimiento de obligaciones a favor de uno o ms acreedores del
Fiduciante o de terceros inclusive. En este contrato, los acreedores adquieren la calidad
de Fideicomisarios o beneficiarios del fideicomiso. En este caso, el Fideicomitente
puede transferir en Fideicomiso bienes especficos o derechos que van a generar un
flujo de fondos a futuro. Las variantes pueden ser muchas, dependiendo de las
instrucciones que el Fideicomitente plantee.
II.
El Fideicomiso resulta una figura atractiva, por las ventajas que legalmente le han sido
asignadas.
Una primera ventaja es que el Patrimonio Fideicometido tiene la calidad de patrimonio
autnomo. Este patrimonio es autnomo, porque legalmente los bienes, fondos y
derechos transferidos no estn o no forman parte del patrimonio del Fiduciario,
Fideicomitente, o Fideicomisario.
En virtud de esta separacin o autonoma, el Patrimonio Fideicometido no responde
por las obligaciones del Fiduciario o del Fideicomitente3. En el caso de los Beneficiarios
(Fideicomisarios), sus acreedores slo pueden dirigirse contra los frutos o las
prestaciones que se encuentren a disposicin de ellos.
Por otro lado, en el Fideicomiso los activos que forman parte del Patrimonio
Fideicometido son administrados por el Fiduciario, -exclusivamente de acuerdo a las
reglas e instrucciones impartidas por el Fideicomitente en el Contrato. Estas reglas no
son rgidas, dado que el Fideicomiso es un contrato flexible. En este contrato, las
partes pueden acordar los trminos y condiciones que mejor se adecuen a sus
necesidades y requerimientos.
El patrimonio autnomo protege a los contratantes de los riesgos que stos pudieran
presentar sobre su patrimonio por deudas frente a otros sujetos. Esta autonoma
patrimonial hace que dicho patrimonio no est sujetos a embargos o situaciones de
insolvencia o concurso.
Como consecuencia de la autonoma patrimonial, el Fiduciario debe llevar una
contabilidad independiente del patrimonio fideicometido.
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Otra ventaja es la contribucin que pueda realizar el Fiduciario. Se supone que los
fiduciarios siendo instituciones financieras, cuentan con solvencia y experiencia para
realizar el encargo4 que le den los Fideicomitentes (la aplicacin y manejo de los bienes
y fondos) de la mejor manera. Esto se refuerza por la supervisin que la SBS realiza
sobre estas instituciones y que contribuira a evitar desvos o comportamientos
oportunistas de los Fiduciarios.
Adems, el Fiduciario entre otras obligaciones debe ejercer las medidas necesarias
de proteccin del Patrimonio Fideicometido. La Ley General seala que el Fiduciario
tiene la obligacin de defender el patrimonio del fideicomiso, con la diligencia de un
ordenado comerciante y leal administrador (Art 256 inc. 1 de la Ley General).
Sin embargo, el Fideicomiso tambin presenta algunas desventajas. La intervencin del
Fiduciario para administrar los fondos materia del Patrimonio Fideicometido no es
gratuita, requiere el pago de una retribucin a esta entidad. Otra desventaja es que el
titular de los bienes y fondos (fideicomitente) ya no tiene control sobre ellos ya que los
ha cedido en dominio fiduciario. Los recuperar si as se ha definido cuando
concluya el contrato de Fideicomiso.
III. Posibilidades de uso del fidecomiso en el sector publico
En este tipo de Fideicomiso, el sector pblico transferir bienes, fondos o derechos que
son de su titularidad (pblica o privada) a un Fiduciario, para que este acte dentro de
los parmetros y el encargo que el sector pblico le establezca.
Sin perjuicio de las ventajas ya sealadas en el segundo apartado, podemos sealar
como ventajas particulares del Fideicomiso, la colaboracin que el sector pblico
obtiene de sujetos del sector privado (los fiduciarios). De este modo, el Estado obtiene
mayor apoyo para el cumplimiento de su rol.
Otra ventaja la constituyen las ganancias en eficiencia y eficacia que el sector pblico
podra obtener debido a la mejor gestin de los Fiduciarios. Asimismo, el Estado
tendra la posibilidad de comparar los desempeos de los Fiduciarios y el de las propias
entidades estatales. Esto, por si mismo, ayudara al Estado a evaluar sus propios
niveles de eficiencia y eficacia, y adoptar decisiones correctoras.
Finalmente, los Fideicomisos tambin podran servir para que el sector pblico otorgue
seales al mercado o al sector privado y obtenga su confianza. Con el Fideicomiso se
otorgan seales crebles, dado que: i) se pre-establece el uso y destino de un
conjunto determinado de fondos, bienes y derechos del Estado y, ii) se limita el acceso
Este encargo puede ser realizado directamente por el Fiduciario. Sin embargo, ste
tambin podra contratar especialistas para cumplirlo.
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y posibilidades que ste tiene sobre aquellos (ya que son transferidos a un Fiduciario,
que es una entidad privada)
A continuacin sealaremos algunos ejemplos de uso del Fideicomiso por el sector
pblico, segn la clasificacin que hemos planteado:
a) Fideicomiso en administracin. En el Fideicomiso en administracin, una entidad del
sector pblico podra transferir algn bien (un activo), para que un Fiduciario lo
administre (por ejemplo, la administracin de inmuebles). Otro caso podra ser la
transferencia de fondos (dinero), para que el Fiduciario adquiera un determinado
bien. Adems, podran transferirse bienes (activos) y fondos (dinero), para que un
Fiduciario preste un determinado servicio (encargado por el Estado). En una
magnitud mayor, se podra transferir bienes y fondos, para la elaboracin o
produccin nuevos bienes (por ejemplo, para la edificacin de una escuela, de un
hospital o de una carretera).
El Fideicomiso de inversin variante del Fideicomiso en Administracinpodra
darse si una entidad del sector pblico transfiere fondos (dinero) o derechos de
crdito a un Fiduciario, para que este los rentabilice, mediante la adquisicin de
instrumentos financieros.
En la variante de Fideicomiso de pagos, se podra transferir fondos o derechos de
crdito del Estado, para que el Fiduciario realice pagos a terceros segn las
instrucciones de la entidad estatal contra los fondos que le han sido transferidos.
Un ejemplo de esto se podra dar en el marco de una Asociacin Pblico Privada, en
donde la entidad estatal transfiere determinados fondos o bienes (activos) al
Fiduciario, con la instruccin de pagar al privado (el concesionario), conforme se
produzcan avances especficos en la infraestructura. Otro caso podra darse si una
municipalidad transfiere a un Fiduciario los fondos provenientes del cobro de
arbitrios, con la instruccin de pagar a la empresa concesionaria de limpieza pblica.
b) Fideicomiso en garanta. El Estado podra transferir una cantidad de fondos para
asegurar o constituirse en garanta de lneas de crdito que las empresas
financieras del sector privado otorguen a un determinado grupo que se quiere
fomentar, promover o proteger (por ejemplo: agricultores, ganaderos, microempresarios, mujeres emprendedoras, etc). Otro caso podra darse en el contexto
de un contrato de concesin, donde el Estado tuviera que hacer aportes en bienes
o fondos a favor del concesionario. En cumplimiento de esta obligacin de entrega,
el Estado podra otorgar otros fondos a un Fiduciario, con instrucciones de pagar (o
indemnizar), si l mismo incumple la obligacin sealada.
IV.
180
Art. 15 Ley Marco de la Administracin Financiera del Sector Pblico, Ley 28112.
Estos principios estn previstos en el Ttulo Preliminar de la Ley General del Sistema
Nacional de Presupuesto, cuyo Texto Unico Ordenado fue aprobado por Decreto Supremo
304-2012-EF.
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Como ejemplos de Fideicomiso creados de esta manera podemos citar los siguientes:
a.
182
b.
b.
c.
10
La Ley General del Sistema Nacional de Endeudamiento (cuyo Texto Unico Ordenado fue
aprobad por Decreto Supremo 034-2012-EF) establece que la Direccin General de
Endeudamiento y Tesoro Pblico puede actuar como fideicomisario y/o fideicomitente en
patrimonios fideicometidos derivados de operaciones de endeudamiento pblico y de
administracin de deuda (Artculo 7).
11
La Ley General del Sistema Nacional de Tesorera (cuyo Texto Unico Ordenado fue
aprobado por Decreto Supremo 035-2012-EF) plantea el principio de Unidad de Caja
(Artculo I del Ttulo Preliminar).
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evitar la exclusin de fondos pblicos del alcance del Sistema, no pudiendo existir
fondos pblicos administrados de manera paralela.
Para hacer compatible el Fideicomiso con este Sistema, debemos considerar a esta
herramienta, no como un mecanismo de evasin o de manejo paralelo de recursos.
Ms bien habra que considerar al Fideicomiso como un medio o herramienta de
administracin de fondos pblicos, dentro del Sistema de Tesorera.
As por ejemplo, los fondos pblicos a ser transferidos como patrimonio fideicometido
tendran que estar sujetas a los Lineamientos para la Gestin Global de Activos y
Pasivos y al Reglamento de Depsitos12 dictados por la Direccin General de
Endeudamiento y Tesoro Pblico.
Adicionalmente, los Fideicomisos podran ser considerados como un instrumento
financiero elegible para la colocacin de fondos pblicos. Consideramos que estos
ajustes seran compatibles con el objetivo de administracin de fondos pblicos que
busca el Sistema Nacional de Tesorera.
4.2 El caso de los bienes y derechos.
La asignacin de bienes y derechos de las entidades estatales para efectos de un
Fideicomiso estara sujeto al Sistema Nacional de Bienes Estatales. Este Sistema regula
los actos de administracin y disposicin de los bienes (muebles o inmuebles) de
titularidad de entidades del Sector Pblico, como el usufructo, arrendamiento,
afectacin, cesin en uso, venta, permuta, superficie, entre otros13. Sin embargo, como
ya habamos sealado, el Fideicomiso no es una categora incluida.
Creemos que sera factible realizar ajustes en la regulacin del Sistema Nacional de
Bienes Estatales, ya que actualmente existen algunas categoras que se aproximan de
alguna manera al Fideicomiso, como por el arrendamiento, usufructo, cesin en uso y
superficie.
V.
12
13
184
14
Vistos desde la perspectiva econmica, podramos decir que los Fiduciarios son Agentes
de un Fideicomitente, que constituye el Principal de dicha relacin. Si bien esta relacin
permite al Principal beneficiarse al expandir sus actividades, su mbito o mejorar su
gestin; dicha relacin no es perfecta y tambin puede presentar distorsiones y
problemas.
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I.
Aproximaciones conceptuales.-
De acuerdo con el profesor Daniel Kahneman1, el efecto anclaje ocurre cuando las
personas otorgan un determinado valor a una cantidad desconocida antes de estimar
dicha cantidad en trminos reales. En trminos sencillos, el efecto anclaje no es otra
cosa que la tendencia de las personas a establecer un punto de referencia, a partir del
cual realizan estimaciones.
El efecto anclaje se aplica en muchos aspectos de la vida cotidiana: desde el precio
que se paga por un plato de comida hasta el monto de dinero a solicitar en una
demanda de indemnizacin por daos y perjuicios. As, el precio inicial que veamos en
la carta men de un restaurante, ser el punto de referencia alrededor del cual girarn
nuestras dems opciones por ese mismo plato en otros restaurantes. En otras
palabras, si el precio inicial es alto, los dems platos parecern ms baratos en
comparacin a la situacin donde el precio inicial es bajo.
Ms all de brindar una definicin exacta del efecto anclaje, creemos que algunos
ejemplos sern muy tiles para entenderlo. En ese sentido, nos referiremos a un
experimento desarrollado en el ao 2006 por Dan Ariely, uno de los cientficos que se
ha dedicado a estudiar el efecto anclaje. El experimento consisti en solicitar a un
grupo de estudiantes que ofertaran un precio arbitrario por algunos productos en una
subasta usando el nmero de seguridad social de cada uno de ellos como el ancla. As,
por ejemplo, se pona en venta una botella de vino y se explicaba la grandiosidad de
dicho producto, luego cada estudiante deba colocar los dos ltimos dgitos de su
nmero de seguridad social como si ese monto fuera el precio de la botella de vino. Si
los dos ltimos dgitos eran 11, entonces el precio de la botella de vino era US$ 11.00.
Finalmente, cada uno deba ofertar dicho precio de referencia.
Despus de realizar el experimento, Dan Ariely concluy que el nmero de seguridad
social fue el ancla simplemente porque as se haba establecido en el estudio. Por ello,
en caso se hubiese establecido usar los dgitos de la temperatura del da o cualquier
nmero aleatorio, se hubiese configurado el ancla. De hecho, cualquier nmero que se
establezca como referencia, por ms absurdo que parezca, genera un efecto de anclaje
y es a partir de dicho monto que el individuo tomar sus decisiones.
Otro ejemplo que vale la pena citar es el experimento realizado por Daniel Kahneman y
Amos Tversky en el que eligieron a un grupo de estudiantes de la Universidad de
Kahneman, Daniel. Thinking Fast and Slow. Farrar, Straus and Giroux, Nueva York,
2011. p. 118.
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Oregon y les solicitaron que giren una ruleta y apunten el nmero en el que sta se
detena el cual poda ser o 10 o 65. Luego, les formularon dos preguntas: El
porcentaje de naciones africanas entre los miembros de las Naciones Unidas es mayor
o menor al nmero que acaba de escribir? Cul crees que es el porcentaje de
naciones africanas en las Naciones Unidas?
Evidentemente, el hecho de girar la ruleta y obtener un nmero totalmente arbitrario,
no debera influenciar en absoluto en la respuesta de los estudiantes. Sin embargo,
ellos no slo no la ignoraron sino que tomaron dichos nmeros como referencia para
responder a las preguntas. De hecho, los resultados arrojaron que, en promedio,
aquellos estudiantes que obtuvieron el nmero 10 como ancla respondieron el 25% y
aquellos que obtuvieron el nmero 65 como ancla respondieron 45%. Ac tenemos
otro ejemplo ms del efecto anclaje.
En el presente trabajo pretendemos extender la aplicacin del efecto anclaje en
situaciones que se generan dentro del marco de una negociacin extrajudicial. As,
mediante la realizacin de encuestas, buscamos estudiar cul es el impacto del efecto
anclaje en negociaciones en las que una de las partes solicita el pago de una
indemnizacin extracontractual por daos y perjuicios ocasionados como consecuencia
de un accidente vehicular.
Elegimos adoptar este supuesto como premisa de nuestra encuesta porque las
demandas de indemnizacin por daos y perjuicios son muy comunes en nuestro pas
y lamentablemente estos procesos judiciales tardan varios aos en llegar a una
sentencia firme lo cual implica un gasto en trminos de tiempo, dinero, agotamiento
emocional, carga judicial, entre otros. Por lo tanto, lo que pretendemos es encontrar
algn indicio de cmo el efecto anclaje podra ser til en las negociaciones antes de
iniciar un proceso judicial a fin de que las partes lleguen a una solucin beneficiosa
para ambas.
II.
Causas.-
En trminos generales, los psiclogos sealan que el efecto anclaje se produce como
consecuencia de que las personas basan esencialmente sus juicios en comparaciones,
consciente o inconscientemente, tratando de guiar sus conclusiones con la ayuda de
un punto de referencia, conocido como ancla2.
Existen diversas teoras respecto de las causas que generan el efecto anclaje; sin
embargo, los expertos no han podido llegar a un consenso, pues muchos consideran
que este efecto es producto de un conjunto de efectos.
Aslandogan, Alp. El efecto anclaje: cmo nuestro conocimiento previo afecta nuestra
percepcin. En: Revista Cascada.
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Dentro de las diferentes teoras propuestas sobre las causas del efecto anclaje se
encuentran las siguientes, que sern desarrolladas a continuacin: ajuste del efecto
anclaje, accesibilidad selectiva, cambio de actitud, priming effect y coherencia
arbitraria.
2.1. Ajuste del efecto anclaje
De acuerdo a lo sealado por Tversky y Kahneman en un estudio realizado, el efecto
ancla se produce como consecuencia de cierta informacin que reciben las personas
respecto de determinado tema, pues al momento de tomar una decisin relacionada al
tema, harn uso de la informacin recibida y tratarn de ajustarla a fin de obtener una
respuesta propia. Sin embargo, la respuesta que obtengan no ser realmente una
elaboracin propia, sino que ser producto de la informacin recibida anteriormente, la
cual ha actuado como ancla.
En este sentido, las personas pensarn que su toma de decisiones proviene de sus
propios procesos mentales cuando realmente son producto del ancla que les ha sido
proveda, pues realmente no ajustan el efecto anclaje lo suficiente y terminan por
optar por una respuesta que se encuentra realmente cerca al punto de partida o ancla
propuesta.
Esta teora ha sido criticada por diversos autores, al considerar que este efecto
solamente resulta aplicable cuando el ancla se encuentra fuera del rango aceptable de
respuesta; sin embargo, nosotros consideramos que resultara perfectamente aplicable
para los casos en los cuales las personas no manejan ningn tipo de informacin
respecto de la decisin que debern tomar, vindose as ampliamente influenciados por
este efecto.
2.2. Accesibilidad selectiva.Otra teora que busca explicar las causas del efecto anclaje es la de la accesibilidad
selectiva. Mediante esta teora se sostiene la idea de que una vez que las personas
hayan recibido un ancla, al evaluar determinada situacin considerarn que el ancla es
una posibilidad correcta y razonable y no pasarn a evaluar una opcin distinta hasta
estar seguras de que esta no es correcta.
De acuerdo a Strack y Missweiler, las personas se vern ms influenciadas por el
efecto anclaje de acuerdo a la informacin que manejen sobre determinado tema.
Asimismo, dicha informacin deber ser aplicable y representativa para que pueda
surtir el efecto esperado.
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Ariely, Dan. Predictably Irrational, The Hidden Forces That Shape Our Decisions , 2008, p.
30.
Englich, Birte y Soder Kirsten. Moody experts How mood and expertise influence
judgmental anchoring. En: Judgment and Decision Making. Vol. 4, No. 1, Febrero 2009,
pp. 41-50.
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sealan que los jueces con un estado de nimo feliz se fijan ms en el uso de
estereotipos y se dejan llevar por otras heursticas que aquellos jueces con un estado
de nimo triste. Sin embargo, los autores sealan que el estado de nimo triste no
reduce la magnitud del efecto anclaje. Por el contrario, se ha demostrado que los
jueces con un estado de nimo triste asimilan aproximaciones numricas a una
determinada ancla incluso de manera ms fuerte que aquellos jueces con un estado de
nimo neutral.
Esto ltimo se explica porque, por lo general, el efecto anclaje es producto de los
mecanismos de accesibilidad en virtud de los cuales los jueces realizan una bsqueda
selectiva de informacin que sustente su objetivo. As, un juez que se encuentre ante
un ancla muy fuerte realizar una bsqueda selectiva y activar cualquier informacin
que sustente que el monto que pretende otorgar es el correcto.
A fin de brindar una explicacin que esclarezca este tema podemos concluir afirmando
que debido a que los jueces con un estado de nimo feliz prestan poca atencin a la
informacin disponible antes de tomar una decisin, se pueden ver afectados por el
efecto anclaje sin percibirlo, a diferencia de los jueces con un estado de nimo triste
que suelen analizar detenidamente la informacin disponible y pueden verse menos
influenciados por el efecto anclaje debido a este profundo anlisis.
Al igual que los jueces, a nuestro juicio, los negociadores tambin se pueden ver
influenciados por su estado de nimo al momento de ser parte de una negociacin. Por
lo tanto, consideramos que es sumamente importante que el negociador tenga muy en
claro cules son los intereses de su patrocinado e intentar en la medida de lo posible
que su estado de nimo no influya en su rol.
A travs de una encuesta que realizamos, se puede tomar un marco referencial de este
efecto. Se pregunt cul era el estado de nimo de la persona encuestada al momento
de realizar la encuesta y luego se present el caso detallado en el punto 5.17 del
presente documento, a fin de determinar si exista una influencia sobre el efecto del
ancla. El ancla introducida en este caso fue de S/. 50,000 y se encuest a 19 personas.
Se consult por tres estados de nimo: felicidad, tristeza y neutralidad.
Lamentablemente, ninguno de los encuestados indic que senta tristeza al momento
de llenar la encuesta, por lo cual slo obtuvimos resultados en el estado de felicidad y
de neutralidad, como podemos apreciar en los grficos continuacin:
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Mcelroy, Todd y Dowd, Keith. Susceptibility to anchoring effects: How openness-toexperience- influences responses to anchoring cues. En: Judgment and Decision Making ,
Vol. 2, No. 1, February 2007, pp. 48-53.
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consideran de cada uno de los factores. Luego de haber realizado el estudio TIPI, se
les pregunt si el porcentaje de naciones africanas miembros de las Naciones Unidas
era mayor o menor que 85% o 25%. Finalmente, se les pidi estimar el porcentaje
exacto de naciones africanas.
Como resultado del experimento, se encontr una estrecha relacin entre mayores
niveles de apertura a la experiencia y efecto anclaje. Sin embargo, es necesario
resaltar que esta conclusin no es definitiva toda vez que es muy complicado medir el
nivel de apertura a la experiencia de los individuos. A pesar de las limitaciones
metodolgicas, creemos que es posible aplicar este elemento en el marco de
negociaciones en la medida en que aquellos negociadores con un nivel de apertura a la
experiencia elevado podran reajustar su pretensin inicial en caso la otra parte
introduzca un ancla al principio de la negociacin.
3.3. Personalidad
La personalidad de un individuo cumple un rol fundamental para determinar su
comportamiento en diversas situaciones cotidianas. En el da a da se presentan una
infinidad de situaciones en las cuales cada persona acta de una forma determinada
influenciada por este elemento central en el cerebro de
cada persona, su
personalidad. En consecuencia, los psiclogos han desarrollado evaluaciones
psicolgicas que determinan los principales rasgos de personalidad segn las distintas
corrientes tericas del examinador.
En negociacin, existen cinco tipos de personalidad que W. Thomas y Ralph H. Kilmann
introdujeron como los principales rasgos de personalidad ante el enfrentamiento de un
conflicto. Estos cinco estilos para enfrentar un conflicto son los siguientes: Competitivo,
Evitador, Acomodador, Colaborador y Comprometedor9. Estos rasgos se basan en dos
dimensiones distintas, y la interrelacin entre ellas. Estas dimensiones son la
asertividad (satisfaccin de intereses personales) contra la cooperacin (satisfaccin de
intereses ajenos).
3.3.1.
Competitivo
Este rasgo de negociador busca satisfacer sus intereses personales sobre los intereses
ajenos. Asimismo, busca dominar a la persona con la que negocia y defender sus
convicciones sin ceder. Es asertivo y poco cooperador.
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3.3.2.
Evitador
Acomodador
Colaborador
Comprometedor
Esta persona buscar encontrar un punto en el cual ambas partes estn satisfechas,
pero parcialmente. En consecuencia, busca un equilibrio entre los intereses personales
y ajenos. Es moderadamente asertivo y moderadamente cooperador.
Teniendo en cuenta lo anterior, el factor de la personalidad bien podra influir
directamente con la forma en la cual una persona interioriza y asimila un ancla que se
le pone al momento de negociar. Es decir, partiendo de la premisa de que las personas
tienen rasgos de personalidad distintos, donde los niveles de asertividad y cooperacin
en cada individuo son diferentes, la forma en la cual una persona muy asertiva asimila
un ancla ser muy diferente a la forma en la que una persona cooperadora lo hace.
Se puede plantear la hiptesis de que las personalidades pueden tener una fuerte
influencia al momento de asimilar un valor inicial en una negociacin, por ejemplo. Una
persona competidora, naturalmente fijar un objetivo al momento de negociar, y har
todo lo posible para cumplir ese objetivo, incluso podra manipular y mentir con tal de
ganar. Esta persona no se va a dejar influenciar por un ancla de la misma manera
que una persona acomodadora. Esta ltima personalidad prioriza la satisfaccin ajena
que la propia y por tanto, va a aceptar el ancla que se le introduzca, o un monto muy
cercano a sta.
Luego, un negociador comprometedor intentar encontrar un punto medio en la
negociacin. As, si la contraparte ofrece 200, ste negociador podra ofrecer 100, y
durante toda la ronda de negociacin intentar persuadir a la contraparte para llegar a
un punto medio, es decir, 150.
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Oechssler Joerg, Roider Andreas y Schmitz Patrick W. Cognitive Abilities and Behavioral
Biases, University of Heidelberg, 2008,N 465.
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Kahneman, Daniel. Thinking Fast and Slow, Farrar, Straus and Giroux, Nueva York, 2011.
p. 119.
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El grfico anterior nos demuestra una tendencia clara con respecto a la influencia de
un ancla al momento de tomar una decisin. Se pueden encontrar tres tendencias
principales con los resultados de estas encuestas. En primer lugar, podemos observar
que al asignar un valor referencial, las personas tienden a interiorizar el valor y ofrecer
un monto muy cercano al mismo. As, se corrobora que el ancla influencia a la mayora
de personas.
Otra tendencia que se puede interpretar a raz de los resultados de estas encuestas es
que los promedios de los valores ofrecidos son ms cercanos al monto anclado cuando
este es menor y ms razonable. Es decir, en el ancla de S/. 50,000, el promedio fue de
S/. 47,200, mientras que en el ancla de S/. 500,000, el promedio fue de S/. 328,000.
Por consiguiente, se puede apreciar que es una tendencia que el valor se aproxime
ms al ancla cuando el monto es inferior y cuando parezca ser ms razonable.
Una tercera interpretacin que se puede observar en los resultados anteriores es que
cuando se presenta un ancla en una situacin de conflicto en la que se ofrece una
segunda opcin como solucin del problema, por ejemplo, en este caso un juicio, las
personas tienden a ofrecer un valor inferior al ancla. Esto podra suceder por el ahorro
en tiempo y dinero que significara transigir extrajudicialmente en el acto, que se
considera ms razonable al momento de ofrecer un monto inicial como base para a
una negociacin extrajudicial.
5.2. Aplicacin prctica del efecto anclaje en negociacin
Luego de un anlisis de los resultados obtenidos, podemos observar que el efecto
anclaje cumple un rol fundamental al momento de analizar una toma de decisiones y
en especial, en un contexto de negociacin. De esta manera, se pueden tener en
cuenta diversas aplicaciones prcticas al momento de negociar y para trazar una
estrategia negociadora.
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Si bien las personalidades y el estado de nimo pueden influir en el efecto que tiene un
ancla en las personas, se pueden aplicar diversos mecanismos que son importantes
tener en cuenta cuando se negocia. Uno de ellos es ser el primero en fijar el ancla en
una negociacin. Como ya hemos visto, el ancla tiene un fuerte efecto en las
negociaciones y en la toma de decisiones. Al ser el primero en introducir un valor, el
resto de la negociacin va a girar en torno a este valor anclado.
Otra aplicacin prctica es ser ambicioso al momento de introducir el ancla. Por
ejemplo, digamos que uno aspira a conseguir mnimo S/. 100,000 de la contraparte al
momento de vender un bien. En este caso, el valor a introducir como ancla debera ser
superior a ese monto, por ejemplo, S/. 150,000. As, se ha introducido un monto
ambicioso con respecto a aquel que se busca obtener. Quizs este monto parece
exagerado por la contraparte, pero al momento de haberlo introducido, ya se
condicion a dicha ancla y todo valor por debajo de l parecer ms razonable.
Entonces, dependiendo de la personalidad, la cantidad de informacin que maneje, o
el estado de nimo, la contraparte podra introducir un valor inferior, por ejemplo, S/.
100,000. Si esto sucede, entonces funcion ser ambicioso debido a que se consigui
que a la contraparte le parezca razonable el monto mnimo que uno esperaba obtener.
Desde este punto, es posible obtener ms de lo que se esperaba, utilizando diversas
tcnicas de negociacin o la habilidad innata del negociador.
Luego, otra aplicacin prctica podra ser no utilizar rangos de valores al momento de
negociar. Cuando se utilice un rango, la contraparte se acoge al menor valor, y esto
puede resultar perjudicial y podra alejarnos de obtener un resultado satisfactorio. Por
ejemplo, en una negociacin salarial, le preguntan Cules son sus expectativas
salariales? Si se responde, en un rango, digamos, entre S/.5,000 y S/.7,000, el
empleador podra considerar el monto inferior como el ancla, o punto de referencia. Si
uno demuestra que estara satisfecho con un monto inferior, entonces la contraparte
va a utilizar este ltimo como ancla, y quizs reduzca el monto y por lo tanto uno
podra conseguir un salario menor al que tena pensado.
Entonces, hemos visto que el efecto anclaje tiene una amplia aplicacin prctica al
momento de negociar y slo estando consiente de la existencia de este, es que se
puede utilizar a favor y obtener resultados ms satisfactorios en toda negociacin.
VI.
El efecto anclaje tiene una gran influencia en la toma de decisiones, cuando interviene
un ancla, en la medida en que el receptor de la misma no est consciente de la
existencia de esta o intuitivamente o por experiencia, advierta que se ha introducido
un factor que influira en su decisin. Incluso el efecto anclaje puede llegar a
influenciar a quienes estn conscientes de su existencia y conocen cmo funciona, por
lo que este efecto podra ser realmente difcil de combatir. Sin embargo, existen
mecanismos que nos ayudan a combatir el efecto anclaje que aquellas personas
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que
nosotros
hemos
detectado
se
encuentran
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Brenda Gatica
Franco Gratta
Andrea Limn
risa, de manera que la contraparte dude respecto de si su monto ofrecido fue una
exageracin o no. Esto podra lograr que la persona que ofreci el primer precio se
sienta insegura con respecto a su precio, y lo reduzca y presente otro valor como
nueva ancla.
6.6. Reaccionar con una escena no esperada
Kahneman12 propone una estrategia que puede ser de mucha utilidad y sumamente
eficiente para combatir el ancla. l propone reaccionar con una escena, como por
ejemplo, pararse e irse de la mesa de negociacin, o amenazar en hacerlo, dejando en
claro que con el monto ofrecido no se va a negociar y que uno est dispuesto a no
continuar la negociacin. Esta estrategia lograr que la contraparte se sorprenda y
reflexione sobre el monto inicial, y podra lograr que se reduzca el ancla o que aquel
que introduzca una nueva ancla sea uno mismo.
Con todo lo mencionado en el presente punto, concluimos pues que s es posible
utilizar estrategias para combatir el efecto anclaje pero de manera limitada, puesto que
dicho efecto influye directamente en nuestro inconsciente y en nuestro sistema
intuitivo de pensamiento.
Sin embargo, consideramos que el uso de los mecanismos sealados anteriormente
sern de gran utilidad para que nuestra toma de decisiones no escape del todo de
nuestro control y no se vea totalmente influenciada por las anclas que se presentan
que toda negociacin que se presenta en el da a da, desde aquellas en contextos
familiares, amorosos, amicales y laborales, hasta grandes negociaciones comerciales.
12
Kahneman, Daniel, Thinking Fast and Slow, Farrar, Straus and Giroux, Nueva York,,
2011, p. 125.
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Jurisprudencia
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Expediente N04293-2012-PA/TC
LORETO
CONSORCIO REQUENA
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1.
El demandante solicita que se declare la nulidad de la Resolucin N. 170-2012TC-S1, de fecha 15 de febrero de 2012, expedida por la Primera Sala del Tribunal
de Contrataciones del OSCE, que declar infundado el recurso administrativo de
apelacin que interpuso contra la decisin de descalificacin de su propuesta
tcnica en la Licitacin Pblica o. 001-2011-MPR (I Convocatoria); se emita un
nuevo pronunciamiento sobre su recurso y que este sea resuelto por una nueva
Sala administrativa del OSCE, por supuestamente haberse afectado sus derechos
constitucionales a la propiedad, a la tutela procesal efectiva, al debido proceso, a
la motivacin, a la igualdad ante la ley, a contratar con fines lcitos, a la
racionalidad y proporcionalidad y el principio de congruencia procesal.
2.
Este Tribunal Constitucional considera que del anlisis del petitorio y de los
hechos que sustentan la demanda de amparo, se advierte que lo que en realidad
se plantea est relacionado con el contenido del derecho constitucional al debido
proceso en sede administrativa, al haberse producido bsicamente las siguientes
afectaciones: i) afectacin al derecho de defensa, en cuanto presuntamente se
incorpor el anlisis de hechos nuevos no planteados en el recurso administrativo
de apelacin del demandante; y, ii) afectacin del derecho a la igualdad en la
aplicacin de la ley, ocasionada por la emplazada supuestamente por decidir,
para el caso concreto del actor, aplicando un criterio jurdico distinto al
previamente establecido en un pronunciamiento administrativo anterior.
3.
209
7.
210
10.
11.
12.
211
14.
15.
El recurrente argumenta que la Primera Sala del Tribunal del OSCE ha aplicado
consecuencias jurdicas distintas frente a hechos anlogos iguales en relacin con
la forma de acreditacin del grado profesional del Gerente de Obras. Indica que
la cuestionada Resolucin 170-2012-TC-S1 resolvi su recurso de apelacin
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20.
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22.
23.
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28.
29.
Por lo tanto, conforme al segundo prrafo del artculo 1 del Cdigo Procesal
Constitucional, no queda para este Tribunal sino ms que declarar
la irreparabilidad del derecho, disponiendo que el emplazado no vuelva a incurrir
en las acciones que motivaron la interposicin de la presente demanda y se deje
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31.
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35.
36.
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1.
2.
3.
4.
DEJAR SIN EFECTO el precedente vinculante contenido en la STC 03741-2004PA/TC, conforme al cual se autorizaba a todo tribunal u rgano colegiado de la
Administracin Pblica a inaplicar una disposicin infraconstitucional cuando
considere que ella vulnera manifiestamente la Constitucin, sea por la forma o
por el fondo.
Publquese y notifquese.
SS.
VERGARA GOTELLI
MESA RAMREZ
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
LVAREZ MIRANDA
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interpretado de modo literal en el sentido que slo puede ejercerlo el Poder Judicial
4. Tal como se aprecia en cl fundamento 24 de la sentencia sobre control difuso
arbitral, como en el fundamento 9 de la sentencia sobre control difuso
administrativo, el Tribunal Constitucional ha destacado que el artculo 138 de la
Constitucin, que reconoce el control difuso a cargo de los jueces, no puede ser
objeto de una interpretacin literal. As, refiere tambin que
una interpretacin positivista y formal en ese sentido no solo supone
el desconocimiento de determinados principios de interpretacin
constitucional, como los de unidad de la Constitucin y de
concordancia prctica, que ha establecido el Tribunal Constitucional
en tanto que supremo intrprete de la Constitucin; sino tambin
dara lugar a una serie de contradicciones insolubles en la validez y
vigencia de la propia Constitucin. As, por ejemplo, una
interpretacin en ese sentido del artculo 138. de la Constitucin
supondra que el cumplimiento de la supremaca jurdica de la
Constitucin solo tiene eficacia en los procesos judiciales y no en
aquellos otros procesos o procedimientos de naturaleza distinta lo
cual significara convertir a la Constitucin en una norma legal.
Evidentemente, esta forma de interpretar la disposicin aludida
contradice abiertamente el artculo 51., el cual seala que La
Constitucin prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre las
dems normas de inferior jerarqua, y as sucesivamente (...). [Exp.
03741-200.4-AA/TC fundamento 81]
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preservar la legalidad de los mismos", y adems que "el sentido del control
difuso fue justamente preservar los derechos fundamentales de los excesos del
principio democrtico, ms all de a quien se le encargaba esa labor. El que haya
sido realizado originalmente por el Poder Judicial es, antes que una razn de
lgica, un dato histrico, pertinente para una circunstancia dada y para un tipo
de Estado muy simple" [BULLARD, Alfredo. "Verdades y Falacias sobre el control
difuso de las normas por las autoridades administrativas a la luz de los nuevos
pronunciamientos del Tribunal Constitucional'. En: La defensa de la Constitucin
por los Tribunales Administrativos, Palestra del Tribunal Constitucional, Lima,
2007, pp. 43 y 51]
12. Asimismo, ya en el mbito aplicativo administrativo, conviene mencionar, a modo
de referencia, que Tribunales Administrativos como el Tribunal Fiscal, el Tribunal
del Servicio Civil, los Tribunales de Indecopi, entre otros, fundamentan
determinadas decisiones aunque no necesariamente estimatorias y algunas
veces con mejor argumentacin que los rganos judiciales-- utilizando como
premisa normativa el precedente vinculante del control difuso administrativo del
Exp. 03741-2004. En estas decisiones, adems, se aprecia un reiterado y cada
vez mayor pedido de ciudadanos para que se aplique el control difuso alegando
afectaciones a sus derechos fundamentales. Sin embargo, nada de esto ha sido
analizado en la decisin en mayora que considera que debe dejarse sin efecto al
aludido precedente vinculante.
13. En suma, las mencionadas referencias a la doctrina y jurisprudencia
administrativa que se ha generado como consecuencia del precedente vinculante
del control difuso administrativo, nos dan cuenta, aunque en un corto examen,
que en los Tribunales Administrativos Nacionales y en los ciudadanos se va
interiorizando progresivamente una mayor optimizacin de la fuerza vinculante
de los derechos fundamentales ante una actuacin estatal inconstitucional. Por
ello, desde un punto de vista institucional, estimo que el Tribunal Constitucional
no podra alegar que despus de 7 aos de dictado el precedente vinculante que
establece el control difuso administrativo, "no se respetaron las reglas para el
establecimiento de un precedente vinculante". Despus de 7 aos corresponde
analizar cmo se ha venido aplicando dicho precedente, si viene cumpliendo los
objetivos para los que fue establecido o si requiere alguna reforma para
optimizado.
Argumento 4: los fundamentos utilizados para establecer el control difuso
administrativo son los mismos que se utilizaron para establecer el control difuso
arbitral. Es ms, ste se bas en aqul
14. Tanto en el precedente sobre control difuso administrativo. como en aquel otro
que dict cl propio Pleno del Tribunal Constitucional en el Exp. 00142-2011PA/TC, sobre control difuso arbitral (Caso Mara Julia), los fundamentos que les
sirvieron de base son los mismos:
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15. En suma, si el Tribunal Constitucional estima que existen suficientes razones para
establecer extensivamente el control difuso arbitral, entonces no existe
justificacin para que se deje sin efecto el control difuso administrativo, que
precisamente, contiene las mismas razones e incluso fue el fundamento de aquel.
Argumento 5: no todos son desacuerdos. El problema de la inexistencia de un
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Casacin N191-2012
AYACUCHO
MAVILIA ROBERTA QUISPE MEDINA
Lima, veintids de enero de dos mil trece.LA SALA CIVIL PEMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPBLICA:
vista la causa nmero ciento noventa y uno guin dos mil doce, en audiencia pblica
llevada a cabo en la fecha, y producida la votacin con arreglo a Ley, emite la
siguiente sentencia:
1.
Se trata del recurso de casacin interpuesto por la demandante Mavilia Roberta Quispe
Medina, mediante escrito de fojas ciento diecisiete, contra la resolucin de vista
emitida por la Sala Civil de Huamanga de la Corte Superior de Justicia de Ayacucho,
que obra a fojas cien, de fecha tres de octubre de dos mil once, que revocando la
apelada de fojas setenta y uno guin A, declara fundada la excepcin de prescripcin
extintiva deducida por la empresa demandada Empresa Regional de Servicio Pblico de
Electricidad del Centro Sociedad Annima Electrocentro S.A., en consecuencia nulo
todo lo actuado y por concluido el presente proceso.
2.
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Por resolucin de fecha doce de abril de dos mil doce, anexada a fojas veintids del
cuadernillo, este Supremo Tribunal declar procedente el recurso de casacin por la
causal denunciada de infraccin normativa material de los artculos 1996 inciso 3 y
2011 inciso 4 del Cdigo Civil; y en forma excepcional incorpor la causal de
infraccin normativa procesal del artculo 139 incisos 3 y 5 de la Constitucin Poltica
del Estado y del artculo 100 del Cdigo Penal.
3.
CONSIDERANDO:
PRIMERO.- Segn se advierte del cuaderno en copias elevado a esta Sede Suprema,
Mavilia Roberta Quispe Medina ha interpuesto demanda de indemnizacin de daos y
perjuicios por responsabilidad extracontractual contra la empresa Electrocentro S.A.,
solicitando que la demandada le pague la suma de S/. 200,000.00 Nuevos Soles, como
consecuencia de la muerte de su hijo, producida en fecha uno de agosto de dos mil
siete, por electrocucin por corriente elctrica que hizo que cayera hasta el piso de la
calle, falleciendo en el Hospital de Huanta.
SEGUNDO.- A fojas cincuenta y seis obra el escrito presentado por la empresa
demandada, a travs del cual deduce la excepcin de prescripcin extintiva de la
accin, alegando que, en aplicacin del artculo 2001 inciso 4 del Cdigo Civil, el
derecho de la demandante ha prescrito debido a que los hechos se produjeron el uno
de agosto de dos mil siete y la demanda se present el cinco de noviembre de dos mil
nueve, es decir, despus de dos aos, tres meses y veinticuatro das de la muerte
fortuita del hijo de la accionante.
TERCERO.- Absuelto el traslado de la excepcin, el Juez del proceso, mediante
resolucin de fojas setenta y uno guin A, declara infundada la excepcin de
prescripcin extintiva deducida la demandada, tras considerar que el plazo de
prescripcin que empez a correr desde el uno de agosto de dos mil siete, fecha del
accidente fatal, se ha interrumpido con la accin penal iniciada por la accionante, la
misma que ha concluido con la sentencia condenatoria de seis de octubre de dos mil
nueve, por lo que desde esa fecha hasta el veintisiete de julio de dos mil diez, fecha
del emplazamiento de la demanda, no ha transcurrido dos aos para la prescripcin
extintiva.
CUARTO.- Por resolucin de vista de fojas cien, la Sala Superior, revoca el auto
apelado; y reformndolo declara fundada la excepcin propuesta, y por concluido el
proceso, tras sealar que la accin propuesta poda iniciarse a partir del uno de agosto
de dos mil siete al treinta y uno de julio de dos mil nueve, lapso en que no se present
ninguna causal de interrupcin de la prescripcin, establecidas en los incisos 1, 2, 3
y 4 del artculo 1996 del Cdigo Civil; y si bien se ha tramitado el proceso penal
nmero 2008-414, dicha causa no interrumpe la prescripcin debido a que se ha
seguido contra David Chiquillanqui Vivas y no contra Electrocentro S.A., entidad que
tampoco ha sido constituido como tercero civilmente responsable; por lo que concluye
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que no resulta aplicable el artculo 100 del cdigo Penal, habiendo operado la
prescripcin extintiva de la accin, al haber transcurrido ms de dos aos.
QUINTO.- La demandante sustenta su recurso casatorio, alegando que debi aplicarse
los artculos 1996 inciso 3 y 2001 inciso 4 del Cdigo Civil, por cuanto el plazo de
prescripcin se interrumpe por la citacin con la demanda o por otro acto con el que se
notifique al demandado o denunciado, y en su caso, la recurrente ha denunciado a la
empresa demanda sobre la muerte de su hijo, ampliando la denuncia contra su
representante David Chuquillanqui Vivas, quien fue citado por la autoridad policial por
su manifestacin, por lo que desde esta citacin se interrumpe el plazo de prescripcin.
Agrega adems que, si bien el Ministerio Pblico formaliz la denuncia nicamente
contra la citada persona, es responsabilidad del Ministerio Pblico, y en todo caso del
Juez Penal, quien debi devolver la denuncia a fin de que se ample contra la empresa
Electrocentro S.A., situacin que no puede perjudicar los intereses econmicos de la
recurrente.
SEXTO.- El artculo 1996 del Cdigo Civil seala que: Se interrumpe la prescripcin
por: 1.- Reconocimiento de la obligacin. 2.- Intimacin para constituir en mora al
deudor. 3.- Citacin con la demanda o por otro acto con el que notifique al deudor,
aun cuando se haya acudido a un juez o autoridad incompetente. 4.- Oponer
judicialmente la compensacin. Asimismo, el artculo 2001 del mismo Cdigo
sustantivo, precisa que: Prescriben, salvo disposicin diversa de la ley: 1.- A los diez
aos, la accin personal, la accin real, la que nace de una ejecutoria y la de nulidad
del acto jurdico. 2.- A los siete aos, la accin de daos y perjuicios derivados para la
Partes de la violacin de un acto simulado. 3.- A los tres aos, la accin para el pago
de remuneraciones por servicios prestados como consecuencia de vnculo no laboral.
4.- A los dos aos, la accin de anulabilidad, la accin revocatoria, la que proviene de
pensin alimenticia, la accin indemnizatoria por responsabilidad extracontractual y la
que corresponda contra los representantes de incapaces derivadas del ejercicio del
cargo. Finalmente el artculo 100 del Cdigo Penal establece que: La accin civil
derivada del hecho punible no se extingue mientras subsista la accin penal.
STIMO.- Estando a lo sealado en las normas glosadas, se advierte que el artculo
100 del Cdigo Penal debe ser interpretado en el sentido que el derecho a la
indemnizacin de daos y perjuicios no se extingue mientras subsista la accin penal.
En ese sentido, el mencionado artculo constituye una excepcin a la regla del plazo de
prescripcin de todas las acciones indemnizatorias por responsabilidad civil extra
contractual sealada en el artculo 2001 inciso 4 del Cdigo Civil. As se advierte del
tenor de lo que prev el primer prrafo del propio artculo, cuando establece que las
acciones prescriben salvo disposicin diversa de la ley. En consecuencia, haciendo
una interpretacin sistemtica de los citados dispositivos, se tiene que el plazo de
prescripcin de dos aos de las acciones indemnizatorias por responsabilidad
extracontractual, derivadas de un hecho que constituye delito, se suspende, en tanto
subsiste la accin penal.
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OCTAVO.- Dicho esto, se tiene que en el caso de autos, la Sala Superior ha declarado
prescrita la presente accin de indemnizacin de daos y perjuicios porque
consideraba que no resulta aplicable al caso de auto el artculo 100 del Cdigo Penal,
en razn a que el proceso penal nmero 2008-414 fue seguido contra David
Chuquillanqui Vivas y no contra la empresa Electrocentro S.A., que tampoco fue
constituida como tercero civilmente responsable.
NOVENO.- Sin embargo, este Supremo Tribunal discrepa de lo expresado por la Sala
de mrito, en razn a que dicho Colegiado Superior no ha tenido en cuenta que el
proceso penal nmero 2008-414 fue seguido nicamente contra David Chuquillanqui
Vivas, porque la formalizacin de la denuncia penal, hecha por el representante del
Ministerio Pblico, fue contra el mencionado procesado, en su calidad de Jefe del
Servicio Elctrico de Electrocentro S.A. de la provincia de Huanta; de lo que se
concluye que fue procesado como representante de la persona jurdica demandada, al
ser funcionario de la misma; y si bien la citada empresa no fue denunciada como
tercera civilmente responsable, ese hecho no puede ser atribuido a la demandante, en
vista que la formalizacin de la denuncia la realiz el Ministerio Pblico; en todo caso
resulta de aplicacin el artculo 99 del Cdigo Penal que establece que procede la
accin civil contra los terceros cuando la sentencia dictada en la jurisdiccin penal no
alcanza a stos.
DCIMO.- Por lo tanto, teniendo en cuenta que el artculo 100 del Cdigo Penal
establece que la accin derivada del hecho punible no se extingue mientras subsista la
accin penal, la presente demanda no habra prescrito, debido a que el proceso penal
nmero 2008-414 concluy por sentencia de vista de fecha veintisis de marzo de dos
mil diez, mediante la cual David Chuquillanqui Vivas fue absuelto por el delito contra la
vida, el cuerpo y la salud en la modalidad de homicidio culposo; en tanto que la
empresa demandada ha sido vlidamente emplazada con la presente accin
indemnizatoria por responsabilidad extracontractual, el veintisiete de julio de dos mil
diez, segn se desprende del cuarto considerado del auto apelado.
UNDCIMO.- Finalmente, si bien es cierto que entre las causales casatorias
declaradas procedentes se encuentra la causal procesal de infraccin del artculo 139
incisos 3 y 5 de la Constitucin Poltica del Estado; este Supremo Tribunal considera
que dicha causal debe ser desestimada, ya que ello implicara el reenvo de los
actuados a la instancia pertinente; sin embargo, teniendo en cuenta la naturaleza del
mecanismo procesal que nos ocupa, que slo requiere del cmputo de los plazos, debe
emitirse pronunciamiento sobre la excepcin de prescripcin extintiva, atendiendo a la
finalidad del proceso y en aplicacin del principio de economa procesal, referido al
ahorro de tiempo, gasto y esfuerzo; por lo que corresponde a este Supremo Tribunal
pronunciarse en sede de instancia, conforme a lo dispuesto en el primer prrafo del
artculo 396 del acotado Cdigo Procesal. Siendo ello as, se advierte que la excepcin
de prescripcin extintiva de la accin, deducida por la empresa demandada, resulta
infundada, al no haber transcurrido el plazo de dos aos que establece el inciso 4 del
artculo 2001 del Cdigo Civil, en atencin a lo sealado en los considerandos
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DECISIN:
Por las razones expuestas y, de conformidad con el primer prrafo del artculo 396 del
Cdigo Procesal Civil: Declararon FUNDADO el recurso de casacin interpuesto por la
demandante Mavilia Roberta Quispe Medina, mediante escrito de fojas cientos
diecisiete; en consecuencia NULA la resolucin de vista de fojas cien, de fecha tres de
octubre de dos mil once; y actuando en sede de instancia CONFIRMARON la apelada
de fojas setenta y uno guin A, de fecha uno de junio de dos mil once, que declara
infundada la excepcin de prescripcin extintiva deducida por la empresa demandada
Empresa Regional de Servicio Pblico de Electricidad del Centro Sociedad Annima
Electrocentro S.A., debiendo continuar la tramitacin del proceso segn su estado;
DISPUSIERON la publicacin de la presente resolucin en el diario oficial El
Peruano bajo responsabilidad; en los seguidos por Mavilia Roberta Quispe Medina
contra la Empresa Regional de Servicio Pblico de Electricidad del Centro Sociedad
Annima Electrocentro S.A., sobre indemnizacin de daos y perjuicios; y los
devolvieron; interviniendo como ponente el Seor Juez Supremo Rodrguez Mendoza.
SS.
ALMENARA BRYSON
RODRGUEZ MENDOZA
HUAMAN LLAMAS
ESTRELLA CAMA
CALDERN CASTILLO
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Expediente N 03418-2013-PA/TC
LIMA
EZIO ULIO ROMANO SCOTTINI MELENDEZ
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1.
2.
246
3.
4.
5.
6.
7.
247
9.
10.
11.
248
ANLISIS DE LA CONTROVERSIA
13.
14.
249
16.
17.
250
19.
20.
251
21.
Con relacin al cuestionamiento de la Resolucin Directoral N. 2872-2012-IN1501 del 20 de abril de 2012, cabe precisar que la emisin de dicho acto
administrativo se encontraba directamente vinculado con el desarrollo del
partido de futbol entre los equipos Universitario de Deportes y Len de Hunuco
realizado el da sbado 21 de abril de 2012 a las 15:40 horas en el Estadio
Monumental. En tal sentido, y en la medida que a la fecha de interposicin de la
demanda el aludido evento deportivo ya se haba realizado, para este Tribunal
queda claro que la alegada afectacin ha devenido en irreparable, razn por la
cual corresponde desestimar este extremo de la demanda en aplicacin del
artculo 5.5 del Cdigo Procesal Constitucional,
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitucin Poltica del Per,
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA, en parte, la demanda por haberse acreditado la
afectacin del derecho de propiedad del actor reconocido en los artculos 2.16
y 70 de la Constitucin; y en consecuencia,
2. Declarar NULAS las Resoluciones de la Sub Gerencia de Control, Operaciones
y Sanciones de la Municipalidad Distrital de Ate N 00000150, de fecha 22 de
noviembre de 2011, que dispuso la clausura transitoria de los palcos suites
ubicados en el edificio perimetral colindante al Estadio Monumental; y su
confirmatoria, la Resolucin N 00000073, del 19 de abril de 2012.
3. Ordenar a la Municipalidad Distrital de Ate que en lo sucesivo se abstenga de
impedir el ejercicio del derecho de propiedad de don Ezio Ulio Romano Scottini
Melndez respecto del Palco Suite signado con el N E-175 del pasaje sexto
piso nivel E, ubicado en el edificio perimetral colindante al Estadio Monumental
de Ate, bajo apercibimiento de aplicarse las medidas coercitivas previstas por
el numeral 22 del Cdigo Procesal Constitucional y, sin perjuicio de que los
rganos competentes exijan se implementen razonables y pertinentes medidas
de seguridad.
4. Declarar IMPROCEDENTE la demanda en el extremo referido al
cuestionamiento de la Resolucin Directoral N. 2872-2012-1N-1501, de 20 de
abril de 2012.
Publquese y notifquese.
SS.
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URVIOLA HANI
ETO CRUZ
LVAREZ MIRANDA
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Expediente N09534-2009-27
RESOLUCIN CUATRO
Lima, 15 de marzo de 2012.-
AUTO
Observando las formalidades previstas por ley, vista la causa el 15 de marzo de 2012 e
interviniendo como ponente la Jueza Superior Jimnez Vargas-Machuca, esta Sala Civil
Subespecializada en lo Comercial emite la presente resolucin.
I.
EXPOSICIN DE AGRAVIOS:
AUTO FINAL APELADO.- Es materia de apelacin por parte de Mapfre Per Compaa
de Seguros y Reaseguros el auto emitido mediante resolucin 071 de fecha 16 de
setiembre de 2011 que declar fundada la excepcin de convenio arbitral y, en
consecuencia nulo todo lo actuado e improcedente la demanda.
RECURSO DE APELACIN.- Argumentos del recurso2:
i.
1
2
254
II.
ANLISIS:
255
256
Ejemplo citado por el Juez A quo, y que configura un supuesto distinto al de este
proceso, por lo que no le es de aplicacin.
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257
BULLARD GONZLEZ, Alfredo. Extensin del convenio arbitral. En: Comentarios a la Ley
Peruana de Arbitraje (Coordinadores Dres. Soto Coaguila y Bullard Gonzlez). T.I, Lima,
Instituto Peruano de Arbitraje, pp. 202 a 203.
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6.2
Con fecha 22 de julio de 2011 el Tribunal Arbitral emiti laudo de derecho6, en
el que declar fundada la referida pretensin, sealando lo siguiente en la parte
considerativa:
Como se puede apreciar del escrito presentado por el Contratista, en donde se
establecen las cuantas de las pretensiones, la llamada indemnizacin a la que
hace referencia el Contratista en esta pretensin, se encuentra relacionada con
la devolucin del monto ntegro cobrado por SEDAPAL, por concepto de las
Cartas Fianza ejecutadas.
En tal sentido, corresponde que el Tribunal Arbitral declare fundada esta
pretensin, y que corresponde ordenar el pago de la indemnizacin por la
indebida ejecucin de las Cartas Fianza de Adelanto Directo y de Adelanto de
Materiales a favor del Consorcio Lima, ascendente a la suma de S/.
5840,000.00 nuevos soles. Cabe precisar que el mencionado monto a pagar
por la empresa SEDAPAL corresponde al monto las Cartas Fianza de Adelanto
Directo y de Adelanto de Materiales, ejecutadas indebidamente por parte de
SEDAPAL, y que la devolucin de este monto servir para volver a instaurar las
mencionadas garantas que debern ser renovadas por el Consorcio Lima
durante la ejecucin y posterior culminacin del Contrato, pues ya se ha
establecido que la resolucin de contrato practicada por SEDAPAL no tiene
efecto alguno.
Ntese que esta situacin deviene del hecho concreto y real del fallo emitido
por este Colegiado en los puntos controvertidos anteriores, pues habindose
dictaminado que el Expediente Tcnico se encuentra aprobado, y adems
habindose declarado la ineficacia y nulidad de la resolucin del contrato por
parte de SEDAPAL, tenemos que la consecuencia directa de ello es que dicho
contrato recobra su vigencia y que, entonces, corresponde a ambas partes
cumplir con las obligaciones a su cargo, con lo cual resulta imperioso que el
Consorcio recupere los montos indebidamente ejecutados de sus cartas fianzas,
ya que no existan motivos para que se proceda de esa manera, y con ello
generar nuevamente estas cartas fianzas para que cumplan con su sentido esto
es resguardar y proteger a la Entidad respecto del monto dinerario entregado
para la ejecucin del contrato materia de controversia, as como frente a los
materiales e insumos dados. 7
De ese modo manifest en la parte resolutiva:
NOVENO.- ORDENAR a la empresa de Servicio de Agua Potable y
Alcantarillado de Lima SEDAPAL, el pago de la indemnizacin al Consorcio
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Pgs. 43 y 44.
FORSETI
Nmero 2
2014
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LA ROS.A. GUILLN
MARTEL CHANG
JIMNEZ VARGAS-MACHUCA
FORSETI
Nmero 2
2014
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