Tarea 9 DERIP-Aplicacion-Del-Derecho-Extranjero

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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTO UAPA

ESCUELA

Ciencias Jurídicas y Políticas

ASIGNATURA

Derecho Internacional Privado

FACILITADOR

Odalys Otero Núñez

PARTICIPANTE

Dariana Cuello Lagares

MATRICULA

100038733

TEMA

TYYABAJOO FIINAL

FECHA

18 de Junio del 2022

1
INTRODUCCIÓN

Para comprender la aplicación de una ley extranjera primero es importante entender los
contextos dentro de los cuales es posible que aquella se deba aplicar. Esto puede ocurrir
bajo dos supuestos: que las partes pacten aquella aplicación o que la ley lo ordene. Este
último caso es el más significativo, puesto que implica que la ley, el máximo representante
del poder soberano, ordena resolver un conflicto con una ley extranjera, de alguna forma
delegando su gran poder resolutivo. Bajo este contexto, (puesto que no sólo se limitan a
la aplicación de una ley extranjera) estas normas que delegan este poder se denominan
normas de conflicto, las cuales necesariamente se relacionan con elementos
internacionales, tales como, la nacionalidad, el domicilio, la situación de un bien, entre
otros. Las normas de conflicto “…son aquellas que determinan la legislación aplicable a
una relación jurídica de Derecho Internacional Privado”1 o “…aquellas que tienen por
objeto determinar la normativa aplicable a una relación iusprivatista o, en su caso,
solucionar los conflictos entre dos o más legislaciones que giran en torno a ella”. Su
función es determinar la aplicación de la ley nacional (ley del fuero o lex fori) y la ley
extranjera, entendiendo ambos conceptos como parte de una mayor extensión normativa,
como conjuntos legislativos u órdenes jurídicos.

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Naturaleza del Derecho Extranjero aplicable

Hemos sostenido como constante que el objeto básico del Derecho Internacional Privado
consiste en determinar la norma jurídica competente para regir una relación concreta
cuando ésta última está conectada con dos o más normas jurídicas de diversos
ordenamientos jurídicos nacionales.
Suele ocurrir que la norma jurídica considerada competente es la norma jurídica nacional.
En este caso, el conflicto de leyes encontrará una solución territorial.
Entretanto, cuando la norma jurídica competente resultante de la norma de conflicto es la
norma jurídica extranjera, entonces estamos en presencia de una solución extraterritorial.
Ahora bien, la norma jurídica extranjera puede encontrar aplicación como norma
conflictual, o formal, o bien como norma material. Para comprender la problemática objeto
de éste capítulo es necesario partir de la premisa de que la norma jurídica extranjera
aplicable es la material y no la formal, pues en este último caso se daría lugar al reenvío,
cuestión ya estudiada en uno de los capítulos anteriores.
"Para evitar que surja la duda que ha emergido en relación con el reenvío, -dice Arellano
García- es preciso que el legislador de cada Estado determine con exactitud que, cuando
se refiere a la aplicabilidad del Derecho extranjero, debe entenderse fue el aplicable es el
derecho extranjero material y no el conflictual".
Aceptada ésta premisa, no se puede eludir la cuestión, objeto de debate doctrinario, de si
la norma extranjera aplicable implica un asunto de hecho, o si se trata de una cuestión de
derecho. No existe en la doctrina un principio de unidad en éste punto.
Gold Schmidt se pronuncia al respecto en los siguientes términos: "El objeto de referencia
del Derecho Internacional Privado es el estado real jurídico de un país extranjero, es
decir, que el Derecho Internacional Privado no se refiere a un Derecho, sino a un hecho
cuando y en cuanto indica "Derecho Extranjero".

La aplicación del Derecho Extranjero y su apreciación en la doctrina


El fundamento de la aplicabilidad de una ley distinta de la territorial para regir una relación
en la que está involucrado el elemento extranjero ha sido siempre materia de discusión
esencial en la doctrina.
Cabe recordar aquí que, cuando tratamos el problema del reenvío, los opositores al
mismo, según los cuales cuando la regla de conflicto designaba una ley extranjera
competente, no se refería a la ley extranjera conflictual o formal, sino a la ley material
extranjera, presentaban su idea -Bartin y sus seguidores- bajo la forma de la noción de la
soberanía. Sin embargo, estos autores que bien aferrados a la noción de la soberanía,
admiten la aplicación de la ley material extranjera en virtud de una delegación, es decir, el
legislador extranjero encarga al juez del foro en viI1ud de una delegación que las reglas
de conflicto del foro le consienten.
Batiffol, advierte que la ley extranjera no se incorpora al sistema del foro, sino que se

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aplica en tanto que ley extranjera; no se está reconociendo autoridad al legislador
extranjero con la aplicación de su ley: "esa ley -dice Batiffol- es aplicada bajo la orden del
legislador francés, y como un hecho observado, es decir despojado del elemento
imperativo extranjero... .
En base al respeto a los derechos adquiridos se determina la noción anglo-americana. En
efecto, los autores ingleses y americanos han profesado a menudo que el juez inglés o
americano está llamado a aplicar leyes extranjeras porque él no podría apreciar el valor
de los derechos adquiridos/ vested rights en el extranjero sin tomar en cuenta las leyes,
bajo cuyo imperio esos derechos han sido adquirido.
Si, por ejemplo, él ha de conocer un contrato celebrado baj o el imperio de la ley francesa,
él no podría, so pena de evidente injusticia, considerar ese contrato como obligatorio más
que en las condiciones bajo las que la ley francesa misma lo admite como tal

Excepciones a la aplicación de la norma jurídica extranjera


La admisión de que la norma material extranjera es la competente para regir una relación
jurídica concreta no garantiza su absoluta aplicación.
Su aceptación en el país donde ésta encontrará aplicación depende de realidades y
circunstancias que se traducen en excepciones a dicha aplicación. Algunas de éstas han
sido analizadas en otros capítulos de ésta obra veamos:
1.- La excepción del orden público. En efecto, hemos visto que el orden público es la
noción considerada como una medida excepcional para impedir la aplicación de la norma
extranjera competente cuando ésta contiene disposiciones que chocan con las
concepciones sociales o jurídicas del país del Tribunal juzgador.
El orden público en Derecho Internacional Privado supone que un conflicto de leyes existe
y que la norma conflictual determina la competencia de la norma jurídica extranjera, pero
se decide no aplicar esta última por ser perjudicial a los intereses generales de la
comunidad estatal donde encontraría aplicación. De allí que esta noción se la vea como
un remedio. El art. 5 de la Convención interamericana Sobre Normas Generales del DI
Privado dice:
La ley declarada aplicable por una Convención de Derecho Internacional Privado podrá no
ser aplicada en el territorio del Estado parte que la considerare manifiestamente contraria
a los principios de su orden público.
2.- La excepción del fraude a la ley. Señalamos que los efectos que produce el fraude a la
ley en Derecho Internacional Privado son idénticos a los producidos por el orden público,
es decir, impedir la aplicación de la norma jurídica extranjera considerada competente.
Entretanto, la no aplicación de la ley extranjera fundamentada en la noción del orden
público se deduce de la ley extranjera misma. En cambio en la noción del fraude, la no
aplicabilidad deriva del procedimiento utilizado por las partes interesadas cuya esencia se
reduce a burlar un precepto imperativo del Derecho interno mediante un use artificial de la
norma de conflicto.
Estas dos excepciones tienen una amplia base de aceptación tanto en la doctrina como
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en la práctica de los Estados. Algunas otras excepciones han sido objeto de reserva en
cuanto a su aceptación en la doctrina.
3.- La excepción basada en el interés nacional. Algunos autores han llamado la atención
al respecto de ésta excepción en el sentido de que su aceptación concierne únicamente a
una determinada materia jurídica, la capacidad de obrar de los extranjeros.
El precedente que sirvió de base para aceptar esta excepción a l aplicación de las leyes
extranjeras fue la sentencia pronunciada por 1 Corte de Casación francesa sobre el
asunto Lizardi, el 16 de febrero d 1961.

Sentido y alcance de la Ley extranjera aplicable


Cuando la norma jurídica conflictual declara la aplicabilidad de la ley extranjera, es preciso
determinar el sentido y el alcance de la expresión Ley.
En efecto, ley extranjera es aquí sinónimo de norma jurídica extranjera es decir no se
circunscribe únicamente al acto unilateral formulado por escrito que tiene ese carácter
formal de ley, sino también a la regla de conducta cuya fuente puede ser consuetudinaria
o bien jurisprudencial.
Por la ley extranjera aplicable -dice Miaja de la Muebla- hay que entender no sólo las
reglas jurídicas que en el país de origen tengan la categoría formal de leyes, sino el resto
del Derecho escrito, el consuetudinario y la jurisprudencia en aquellos casos en que, aun
no admitida como fuente formal del Derecho, lo es en sentido material.
Corrobora esa opinión Aguilar Navarro, quien la expone en los siguientes términos:
Cuando se declara aplicable el Derecho material extranjero se hace con absoluta amplitud
y generalidad. Esto supone aceptarle en su integridad, es decir, al margen de la distinción
entre los diversos tipos de fuentes jurídicas que puedan existir. Quiere decirse con ello
que la invocación del Derecho Extranjero no puede circunscribirse a la ley, al derecho
escrito, sino que ha de comprender todas las normas jurídicas que son positivas de
acuerdo al esquema de producción jurídica del Estado extranjero (de su sistema de
fuentes). El foro tiene que abstenerse al esquema de fuentes imperantes en el
ordenamiento extranjero.
Batiffol también formula esta consideración en el sentido que el Derecho aplicable puede
consistir en un texto escrito y preciso, o en una
En el comentario a la Convención Interamericana Sobre Normas Generales de DIP se
señala que. "Es importante advertir que la expresión amplia derecho extranjero, abarca no
sólo a la ley sino, además, a otras manifestaciones de aquel, como la jurisprudencia y la
costumbre
La norma Jurídica extranjera aplicable en virtud de la regla de conflicto es la que de hecho
se encuentra en vigor en el país extranjero de referencia. "Si un juez tiene que aplicar un
Derecho extranjero determinado, este Derecho debe ser Derecho vigente..."
Entretanto, el carácter absoluto de esta afirmación ha sido cuestionado por algunos
autores. Miaja de la Muela nos dice al respecto que... "hay que tener presente que, en
virtud de lo dispuesto por las reglas de Derecho transitorio, el derecho derogado puede
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ser aplicable aún a determinadas relaciones jurídicas".
Refiriéndose al campo de aplicación de la ley extranjera en el tiempo, Batiffol, dice: "El
campo de aplicación de la ley extranjera en el será normalmente deteniendo de
conformidad con el derecho transitorio de la ley extranjera.

Verificación de la constitucionalidad de la Ley extranjera


Este tema va conectada al problema de determinar cuál es la que se encuentra
efectivamente en vigor en el extranjero. Está gene! mente aceptado el criterio que toda ley
contraria a la constitución carece de validez.
Cuando se invoca una ley extranjera, puede ocurrir que misma sea inconstitucional. Los
Tribunales de muchos países, como el caso de Estados Unidos, Colombia, etc. tienen
competencia para aclarar una ley contraria a la Constitución.
No habría, pues, dificultad en admitir que los tribunales dominicanos descarten la
aplicación de una ley extranjera declarada inconstitucional por los tribunales de los
referidos países.
Ahora bien, ¿podrían los jueces dominicanos declarar inconstitucional una ley extranjera
a1m no declarada como tal en el país extranjero en cuestión
Es dudoso aceptar que el Tribunal juzgador pueda pronuncia sobre la Inconstitucionalidad
de una norma jurídica extranjera.
Muchos autores sostienen esta reserva. Aguilar Navarro, , ejemplo, nos dice que: Se hace
difícil admitir que el Foro pueda sustituir al sistema extranjero en esta función de defensa
de la Constitución.
Al referirse a que algunos autores estiman que los jueces franceses podrían pronunciarse
ellos mismos sobre la inconstitucionalidad una ley extranjera aún no declarada como tal-la
inconstitucionalidad el Derecho extranjero, Batiffol dice que con esa posición el poder
judicial asume un rol de control del poder legislativo... constituye una iniciativa política en
el sentido amplio del término, a la que el juez francés
Arellano García, al abordar éste tema, considera que debe re verse por el legislador del
país de importación jurídica, ya continuación se formula la pregunta ¿Qué sucede si la
norma jurídica extranjera trial aplicable es constitucional conforme al Derecho extranjero,
no lo es conforme al Derecho del país de importación? la cual tiene la siguiente respuesta:
Creemos que en este caso, la persona afectada por la inconstitucionalidad del Derecho
extranjero podrá solicitar la intervención del órgano de control de la constitucionalidad
para prevalecerse de a aplicación del Derecho extranjero pero, ¿podrá la norma jurídica
nacional sustituir a la norma jurídica aplicable.
Consideramos que no se trata de sustitución de ley extranjera contraria a la Constitución
del país donde ésta ha de encontrar aplicación, sino de su inaplicabilidad, si -como es lo
Comúnmente aceptado-la constitución contempla la nulidad de toda ley contraria a la
misma.
Un aspecto particular del problema de la Constitucionalidad de la ley extranjera es cuando
esta última es contraria a un tratado concluido: entre el país donde ella está en vigor y un
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tercer país, específicamente donde esta ha de encontrar aplicación. La doctrina es este
aspecto está dividida. Algunos piensan que el juez en cuyo territorio donde ha de conocer
el caso debe hacer prevalecer el tratado, que expresa una obligación de orden
internacional, y que por tanto obliga a los tribunales, mientras que el orden jurídico interno
extranjero no los obliga. Esa versión es, vista globalmente, aceptable, partiendo del
principio o de que os Estados deben cumplir sus compromisos internacionales. Ahora
bien, algunos autores, enfocan la cuestión desde otro ángulo.
Así Batiffol, por citar un ejemplo, nos dice al respecto parece preferible considerar que se
trata siempre de saber cual sistema es el que de hecho prevalece en el país extranjero: si
la ley allí es aplicada contraria 1 tratado, el juez francés sólo constatará ese estado de
cosa, puesto que e1 orden del legislador francés no es de decir el derecho internacional,
sino de constatar a regla en vigor en e país extranjero.
Consideramos un tanto artificial esta manera de plantear la aplicación de una ley
extranjera contraria a un tratado. Ciertamente, cada país resuelve constitucionalmente
cuando una norma interna contradice un 'atado internacional. Así, como es el caso de
Francia, los tratados regularmente ratificados tienen una autoridad superior a la de las
leyes interiores.
Esa es una cuestión regida por el orden interno de cada país. Los convenios
internacionales no se rigen, sino por el Derecho Internacional; por tanto una cosa es la
aplicación de la norma material extranjera y otra es la aplicación de las disposiciones
contenidas en un Tratado que obliga a las partes en el mismo.

Aplicación de oficio o por alegación de parte; prueba de la Ley extranjera


Hemos sostenido como premisa que la aplicación de la norma jurídica extranjera es
procedente cuando la norma jurídica conflictual así lo ha declarado o determinado. Ahora
bien, cuando la norma conflictual designa la norma jurídica extranjera, corresponde a las
partes reclamar su aplicación o puede, o debe el juez aplicada de oficio? consideramos al
igual que otros autores, que ésta es una cuestión que se plantea previamente a la de la
prueba de la ley extranjera y está relacionada estrechamente con la fuerza obligatoria
misma de la norma conflictual.
Se ha podido detectar una diferencia en la doctrina respecto a esta cuestión. En efecto,
algunos autores sostienen que la ley extranjera debe aplicarse de oficio en caso de que
las partes no lo invoquen. En cambio, otra corriente doctrinal sustenta que si las partes no
invocan la ley extranjera como aplicable al caso, el Tribunal juzgador deberá aplicar su
propia ley.
La jurisprudencia en ocasiones, ha recurrido a ésta última concepción.
Así, en una sentencia dictada por la Corte de Casación francesa en 1959 se invoca que
las reglas francesas de conflicto de leyes al menos cuando prescriben la aplicación de
una ley extranjera, no tiene el carácter de orden público, en ese sentido pertenece a las
partes reclamar su aplicación, y que no se puede reprochar a los jueces del fondo demo
aplicar de oficio la ley extranjera. Se trató de una separación de cuerpos entre esposos
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españoles convertida en divorcio según la ley francesa, la cámara civil denegó a la mujer
el derecho de criticar esta decisión porque ninguno de los esposos había invocado ante el
juez del fondo la aplicación de la ley española que prohibía el divorcio.
Nos refiere Batiffol que, esa solución, que ha sorprendido a pesar de ciertos precedentes,
recibió luego un correctivo importante.
El mismo Batiffol cuestiona la solución así planteada, y nos dice que: La afirmación según
la cual la regla de conflicto que designa una ley extranjera no tiene un carácter de orden
público es difícil de justificar en las materias que son de orden público en derecho interno,
e incluso se sostiene que en las materias no imperativas el juez debería aplicar de oficio
la regla de conflicto, salvo en los casos cuando las partes hayan expresamente
renunciado a sus pretensiones.
"Lo que es más, en el plano práctico, resulta chocante que una ley extranjera competente
sea desconocida en materia imperativa, o sea aplicada únicamente si los jueces estiman
conveniente investigar su contenido.
A favor de la aplicación de oficio de la ley extranjera se pronuncian conocidos juristas.
Pierre Armingon, en su obra, Precis de Droit internacional Privé, nos dice: "La aplicación
de la ley extranjera a que remite la norma de derecho internacional privado se impone con
la misma fuerza que la de las disposiciones de igual naturaleza de esta legislación. El
juez, debe, pues, aplicada, incluso de oficio, sin perjuicio de hacerse ayudar, en cuanto
sea posible, por la parte interesada. Está obligado a observar las reglas de colisión de su
propio derecho. Tal deber, no tendría ningún sentido si no se le impusiera juzgar conforme
a la ley donde estas reglas le prescriben buscar su decisión. Debe comportarse con esta
ley como lo haría con la del sistema jurídico de que él es órgano. Si rehusara aplicada,
bajo el pretexto de que la ignoraba o la comprende mal, cometerá una denegación de
justicia. Tal es la opinión sostenida por la gran mayoría de autores.
"La aplicación de oficio de la ley extranjera -dice García Calderón- podría tener como
fundamento el hecho de que la propia ley del juzgador es la que señala como aplicable
esa ley extranjera. Si en virtud de una norma del derecho peruano debe aplicarse una ley
extranjera, el juez peruano debería indagar por sí mismo el contenido de la ley extranjera,
sin perjuicio de que las partes puedan contribuir a probada...
Se reconoce así la inoperatividad en la aplicación de la ley extranjera
Martin Wolff a su vez se expresa al respecto en los términos siguientes:
"El juez alemán tiene que aplicar el Derecho extranjero como Derecho. De ahí se sigue
que debe investigarlo de oficio y que no rigen los preceptos jurídicos procesales en
materia de prueba de los hechos, por ejemplo respecto a quien incumbe la carga de la
prueba o las normas sobre práctica de la misma, o el precepto de que lo que no se
discute no necesita demostración.
La aplicación de oficio de la regla de conflicto está consagrada en la legislación de
algunos países y en Convenios internacionales. Así, la ley federal suiza de 1891, en su
artículo 2do. Reza: "el juez está obligado a aplicar de oficio el Derecho de otro cantón.
El Código procesal alemán de 1898, en su arto 293, se inclina hacia la aplicación de oficio

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de la norma extranjera, aunque con carácter facultativo, al establecer: "Las normas de
derecho escrito o consuetudinario vigentes en un estado extranjero deben ser probadas
sólo en cuanto sean desconocidos por el Tribunal. Para la aplicación de tales normas el
tribunal no está obligado a limitarse a las pruebas proporcionadas por las partes, sino que
pueda valerse también de otras fuentes de información, dictando al efecto las oportunas
providencias.
El Protocolo Adicional al Tratado de Derecho Procesal Internacional, de Montevideo 1889,
en su art 2do. Refiriéndose a las leyes de los Estados contratantes, dice: Su aplicación
será hecha de oficio por el juez de la causa, sin perjuicio de que las partes puedan alegar
y probar la existencia y contenido de la ley invocada.
El arto 408 del Código de Bustamante establece: "Los jueces y Tribunales de cada Estado
contratante aplicarán de oficio, cuando proceda, las leyes de los demás, sin perjuicio de
los medios probatorios a que éste capítulo se refiere."
Batiffol, al referirse a que algunas legislaciones imponen al juez la aplicación del oficio de
la regla Conflictual dice que: "En todo caso, cuando el juez utiliza su poder de aplicar de
oficio la ley extranjera, éste debe por supuesto respetar los principios generales de
procedimiento civil y especialmente el principio de la contradicción.
Así, él no puede aplicar de oficio la ley extranjera si los hechos de los que depende la
aplicación de ésta no aparecen en el procedimiento,
En su radical apoyo a la aplicación de oficio de la ley extranjera, M. Wolff dice que: "si las
partes no aportan los informes y el juez no logra determinar con seguridad el contenido
del derecho extranjero, no por eso deberá sentenciar contra aquella parte que funda su
Derecho en la aplicación del precepto jurídico extranjero que no ha podido determinarse,
pues esto implicaría una confusión entre estos elementos de juicio, que se piden a las
partes y las pruebas necesarias de los hechos; antes bien, el juez deberá limitarse a
sentenciar de acuerdo con el Derecho probablemente vigente.
Este autor cita como ej. Entre otras, el caso de que ante la imposibilidad de obtenerse una
nueva edición del Código Civil boliviano, el juez deberá suponer que continúa en vigor el
texto de 1830. Si no es posible obtener ninguna edición, deberá atenerse a los informes
que están disponibles sobre el mismo. Finalmente sostiene Wolff que el juez podrá
declarar que el Código Civil de Bolivia es una imitación del Francés.
En todo caso, según éste autor, es deber del Tribunal juzgador procurar el conocimiento
de la norma extranjera y darle aplicación como si se tratara de su ley nacional. Implicaría
una denegación de justicia la no aplicación por ignorancia o por insuficiencia de
conocimiento.
La consideración de Wolff, la interpretamos en el sentido de que admitió la inoperatividad
en la aplicación de la ley extranjera; y por ende de descartar la opinión según la cual no
es posible aplicarla si las partes no la alegan y aportan la prueba de la misma.
Ciertamente, a través de la jurisprudencia, de un amplio sector de la doctrina, y de
instrumentos internacionales se puede constatar que la aplicación de la ley material
extranjera no tiene que estar; supeditada al aporte de la prueba exclusivamente por

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iniciativa de las partes, consideración distinta es que las partes puedan aportar informes o
pruebas para "Los Jueces y autoridades de los Estados Partes estarán obligados a aplicar
el derecho extranjero tal como 10 harían los jueces del Estado cuyo derecho resultare
aplicable sin perjuicio de que las partes puedan alegar y probar la existencia y contenido
de la ley extranjera’ invocada".
Vemos, pues, a través de esas citas que la corriente que propugna por la aplicación
oficiosa de Derecho extranjero no descarta la prueba de ese derecho, más los medios de
prueba de la norma jurídica extranjera son variados. Batiffol se expresa diciendo que son
libres y agrega: "De hecho, las partes producen atestaciones de juristas extranjeros
tradicionalmente denominados certificados de costumbre, pero esta prueba, incluso si a
menudo es preferible de los jueces, no es exclusiva. El juez, a su vez podrá conceder un
plazo a las partes que les permita establecer el contenido de la ley extranjera. El podrá
incluso tomar la iniciativa de esta investigación y ordenar una prueba parcial o una
consulta. Y la convención europea del 7 de junio de 1968 organiza un sistema de ayuda
mutua internacional que facilita la obtención por parte de las autoridades judiciales de
informaciones sobre el Derecho extranjero, pero precisa que esas informaciones no atan
la autoridad judicial de donde emana la demanda. “Las Convenciones de Bruselas -1880 y
886- acordaron que las partes contratantes se comunicarían recíprocamente sus
respectivas le
No es improcedente, a la luz de las consideraciones arriba expuestas, enumerar algunos
medios de prueba de las que puede valerse el juez en materia de aplicación del Derecho
extranjero.
a) Certificación, por dos abogados en el ejercicio en el país de cuya legislación se trate,
que deberá presentarse debidamente legalizada.
El citado art. 409 del Código de Bustamante contempla éste medio/.
b) Información de la nueva legislación que pueden proporcionase rutinariamente los
Estados partes de un Convenio internacional.-/Es el caso de los Estados partes de las
citadas convenciones de Bruselas, y de la Convención de La Habana de Derecho
Internacional Privado en su artículo 411, la Convención europea de 1968, y el Protocolo
Adicional de los tratados de Montevideo de 1889 y 1940, en su arto 6to. / Art. 2 Y 3 de la
Convención Interamericana Sobre Pruebas e Información acerca del Derecho
Extranjero/Montevideo 1979/
c) Información, por la vía diplomática, del texto, vigencia y sentido del Derecho aplicable.
el arto 410 del Código Bustamante.
d) Medio probatorios comunes y corrientes consagrados o permitidos por el Derecho
procesal nacional vigente. En éste caso el Tribunal juzgador o bien las partes, o ambos a
la vez recluten a los medios de prueba disponibles. / arto 3ro. Protocolo Adicional
Tratados de Montevideo 1940/ arto 4 Convención Internacional Sobre Normas Generales
de Derecho Internacional Privado, Montevideo, 1979/.
e) Información proporcionada a título de colaboración, por la autoridad judicial del país de
procedencia de la norma extranjera, sin que medie para ello un convenio, o una condición

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de reciprocidad.

Interpretación de la Ley extranjera


La citada Convención Interamericana Sobre Normas Generales de Derecho Internacional
Privado, en el art. 2, establece que el juez, y demás autoridades, de conformidad con la
Convención, cuando aplican el derecho extranjero, deberán hacerlo la luz de las normas
de interpretación de ese mismo derecho, y no de la del derecho interno propio.
La doctrina secunda ese criterio ampliamente. Martin Wolff dice al respecto: El juez
alemán tiene que aplicar el Derecho extranjero de 1 misma manera que rige en el
extranjero.
En consecuencia, al interpreta los textos legales, deberá tener en cuenta la jurisprudencia
extranjera exactamente en a misma medida en que lo haría el Juez extranjero.
Similar aseveración hace Aguilar Navarro al señalar que: "serán los criterios
interpretativos que imperan en el ordenamiento extranjero reclamado los que el foro
deberá tener en cuenta. Hay que aplicar la norma extranjera tal como se aplicaría por sus
propios Tribunales.
Al valorar ese mismo criterio, Yanguas Messia dice: "ella reflejará el auténtico espíritu del
legislador y, sobre todo, servirá más adecuadamente la necesidad social a que la norma
responde.
C.- Arellano García advierte, a su vez, que "una peculiar interpretación de la norma
jurídica extranjera por el Foro, en realidad puede entrañar la aplicación de una nueva
norma jurídica que no es la norma jurídica extranjera tal y como se concibe en su país de
origen
En conclusión, la interpretación de la ley extranjera se hace de conformidad con los
criterios determinados en la ley extranjera declarada aplicable.

La aplicación del Derecho Extranjero en la legislación dominicana; recurso de


casación
En la República Dominicana la problemática referente a la aplicación del Derecho
extranjero ha sido regida legislativamente en términos muy reducidos.
Las previsiones legislativas que podríamos citar en la materia relativa a la aplicación de la
ley extranjera son las siguientes:
El artículo 24 Título IX de Las Excepciones del Código de Procedimiento Civil establece:
cuando el juez estimare que el asunto es de la competencia de una jurisdicción represiva,
administrativa, arbitral o extranjera se limitará a declarar que las partes recurran a la
jurisdicción correspondiente.
El art. 25, a su vez reza: En caso de reenvío ante una jurisdicción designada, el
expediente del asunto le es de inmediato transmitido por el secretario, con una copia de la
decisión de reenvío...
Estos dispositivos hablan únicamente de una jurisdicción extranjera. No se hace
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referencia a si la remisión comprende la ley o todas las fuentes formales del Derecho
extranjero.
No se especifica cuál es el fundamento de la remisión o la jurisdicción extranjera.
-No se dice, al remitirse a la jurisdicción extranjera, si es aplicable la norma jurídica
material o la conflictual extranjera.
Se puede deducir de los artículos 1 y 2 relativos a las Excepciones de Procedimiento que
la legislación dominicana establece el fraude a la ley y el orden público como excepciones
que impiden la aplicación del derecho extranjero. En efecto el arto 1, establece:
Constituye una excepción de procedimiento todo medio que tienda a hacer el
procedimiento irregular.. .
El artículo 2.- Las excepciones deben, a pena de inadmisibilidad ser presentados
simultáneamente y antes de toda defensa del fondo o fu de inadmisión. Se procederá de
igual forma cuando las reglas invocada: en apoyo de la excepción sea de orden público.
El arto 1315 del Código Civil, en el Capítulo relativo a la prueba establece que El que
reclama la ejecución de una obligación, debe probarla...
El arto 91 del Código de procedimiento civil en su párrafo fina dice que: Corresponde al
juez que ordena el informativo determinar lo hechos pertinentes a probar.
De ese artículo citado del Código Civil se colige que es menester que la parte interesada
pruebe el derecho reclamado, el artículo 91 de Código de Procedimiento Civil, en cambio,
contempla que el juez real ce esa labor. Sin embargo, la legislación dominicana no
particulariza sobre los medios de prueba recomendados para que llegue al juez I
conocimiento del Derecho extranjero.
Aunque en forma reducida, la aplicación del Derecho extranjero está contemplada en
disposiciones de nuestros códigos - ej. Artículos: 47, 48,999 Y 1000 del Código Civil
dominicano.
Entretanto, esas disposiciones de nuestra legislación sobre la aplicabilidad del Derecho
extranjero en territorio nacional no tienen su origen.

Cooperación procesal internacional


GENERALIDADES.
En principio, los tribunales carecen de facultad para ejecutar sus sentencias en el territorio
de otros Estados, en otros términos, tienen jurisdicción y poder coercitivo dentro del
territorio del Estado donde actúan.
Entretanto, si bien la consideración arriba expuesta es incuestionable, no contradice ésta
que las decisiones emanadas de órganos nacionales jurisdiccionales o adjudicativos se
extiendan en cuanto a su eficacia más allá del territorio nacional, en determinadas
condiciones. Razones de justicia, sostenida en un criterio de cooperación, abonan a
favor de esa conveniente realidad.
Citaremos al respecto algunas opiniones de conocidos autores.
"Los Estados han comprendido que la justicia no puede determinarse en las fronteras de
un solo Estado y en virtud de éste valor entendido se prestan colaboración para que los
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efectos de las sentencias se lleven al exterior, naturalmente que, con la intervención del
órgano jurisdiccional del país en donde la sentencia extranjera deba ejecutarse".
La ejecución de la sentencia extranjera es una forma de cooperación en la realización de
fines comunes a todos los Estados, que sólo debiera ser negada por motivos fundados, es
decir, cuando el ejercicio de la función jurisdiccional en un Estado determinado no ofrece
las garantías que a la administración de justicia deben exigirse en todos los pueblos
civilizados".
Manuel García Calderón dice:
"La razón para reconocerle el valor a una sentencia extranjera reposa fundamentalmente,
en la coexistencia de los Estados y en las relaciones a que dicha coexistencia da lugar, al
margen de la conveniencia que exista para dicho reconocimiento".
Disposiciones relativas a la eficacia de las decisiones emanadas de órganos
jurisdiccionales extranjeros están contempladas en tratados internacionales y es normas
jurídicas internas de los Estados.
Respecto a ello, algunos de los autores aquí citados señalan que: Para la resolución de
los problemas que plantea la ejecución de las sentencias extranjeras, hay que atender, en
primer término, a los tratados, y, en caso de no hacerlos, a la legislación interna del país
de origen del fallo judicial y a la del país en que ésta haya de ejecutarse.

Reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras


En materia de efectos internacionales de sentencias extranjeras, conviene advertir sobre
los términos reconocimiento y ejecución tema objeto de estudio de este capítulo se
refieren únicamente a ejecución de sentencias extranjeras, en cambio, otros lo titulan
reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras.
En su citada obra Derecho Internacional Privado, Martín Wolff, en un capítulo referido al
tema en cuestión, y que él denomina Reconocimiento y ejecución de sentencias
extranjeras, nos dice: "hasta 1900 la ley alemana regulaba solamente la ejecución de las
sentencias extranjeras, criterio que resultaba demasiado estrecho, especialmente
tratándose de juicios declaratorios y constitutivos no susceptibles de ejecución...
Cuando no es posible la ejecución, como en el caso de las sentencias de divorcio, o
cuando tal ejecución no se solicita sino que el demandante cuya demanda ha sido
desestimada en definitiva en el extranjero pretende reproducirla en otro país), sólo existe
la cuestión del reconocimiento de la sentencia.
Goldschmid señala a su vez lo siguiente:
"hay que distinguir reconocimiento y la ejecución de una sentencia extranjera. No hay
ejecución sin reconocimiento, pero sí puede haber reconocimiento sin ejecución
Entre los instrumentos internacionales citados relativos al Derecho internacional privado
cabe destacar al respecto que el Código Bustamante su Título Décimo lo denomina
Ejecución de sentencias datadas por tribunales extranjeros.
Los Tratados de Montevideo, en cambio, dedican el título ID al cumplimiento de los
exhortos, sentencia fallas judiciales. Es de advertir que el artículo 9 deja entrever que la
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di, posición establecida en él no pretende la ejecución sino sólo el reconocimiento de la
sentencia. Veamos: Cuando solo se trate de hacer val, como prueba la autoridad de cosa
juzgada de una sentencia o de un fallo deberá ser presentado enjuicio, con la
documentación a que se refiere en el momento que corresponda según la ley local...
Manuel García Calderón nos dice que: "El reconocimiento de UD sentencia extranjera se
realiza mediante el procedimiento del exequátur a fin de investirla tal como ha sido
dictada, de los mismos efectos que tienen las sentencias nacionales

Diversas clases de sentencias


Vimos en el comentario del Gold Schmidt que las sentencias, siguiendo una clasificación
clásica, son de tipo declarativo, constitutivo y de condena.
Las sentencias declarativas se las define como:
"aquellas que tienen por objeto la pura declaración de la existencia o inexistencia de un
derecho... o bien como la sentencia que se limita a declarar la inexistencia del derecho
pretendido. .
Las sentencias de condena son aquellas que imponen el cumplimiento de una prestación,
ya sea en sentido positivo dar, hacer ya sea en sentido negativo no hacer, abstenerse
"Una sentencia de condena dice Gold Schmidt íntima al demandado a llevar a cabo una
prestación caso típico: a pagar una cantidad de dinero-, requiere una realización material,
la cual, si no la efectúa voluntariamente el demandado condenado, se verifica a la fuerza-
(ejecución forzosa).
Por último, las sentencias constitutivas son aquellas que" sin militarse a la mera
declaración de un derecho y sin establecer una condena al cumplimiento de una
prestación, crean, modifican o extinguen, un estado jurídico.
"Una sentencia constitutiva establece, modifica o cancela una relación jurídica, es, por
ejemplo la sentencia de separación matrimonial.
Agrega éste mismo autor de la citada definición que una sentencia constitutiva no anhela
obtener un efecto material: la separación de hecho de los cónyuges/ que, por cierto, suele
ser anterior a la sentencia de separación sino que aspira a lograr un efecto normativo: la
cancelación de la obligación de los cónyuges de cohabitar vivir bajo el mismo techo y dé-
bito matrimonial. Este efecto normativo parece simultáneamente con la obtención del
efecto de cosa juzgada de la sentencia constitutiva.
Una ejecución material carecería de todo sentido, puesto que la sentencia no quiere
cambiar la realidad material, sino el mundo ideal de las normas y de sus efectos.
De esas definiciones se desprende que unas sentencias involucran la cuestión del
reconocimiento y no todas la de su ejecución.
En efecto, el mismo Gold Schmidt, refiriéndose a la sentencia declarativa, advierte que
"evidentemente, no puede ser ejecutada... en cambio sí puede y debe ser reconocida."
Realmente, las que requieren ejecución serían sólo las de condena. Las sentencias
también suelen clasificarse conforme a otros criterios.
Así, según el ordenamiento jurídico -nacional o internacional- se habla de sentencias
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internacionales, si las mismas emanan de un órgano jurisdiccional internacional.
Obviamente, la materia objeto de estudio de éste capítulo se refiere a las sentencias
dictadas por órganos nacionales. En ese sentido la clasificación se formula según la rama
del derecho a que pertenecen las sentencias. En ese sentido podría hablarse de sen-
tencias civiles, de sentencias mercantiles, de sentencias administrativas, de sentencias
penales, de sentencias fiscales, etc.
En la obra de Artagnan Pérez M. Procedimiento Civil, se establece distintos criterios de
clasificación de las sentencias. Al referirse a las sentencias declarativas y constitutivas, el
autor nos dice: "Se denominan sentencias declarativas aquellas que comprueban la
existencia de un derecho o reconocen una situación jurídica.
Así, por ejemplo, una sentencia rendida en ocasión de un reconocimiento de escritura, en
sentencia declarativa.
Las constitutivas son aquellas por medio de las cuales es creada una situación jurídica,
bien sea modificando un estado de cosas anterior, decretando una abolición o cambiando
por otro. Es constitutiva la sentencia que admite un divorcio porque rompe la situación
jurídica que origina el matrimonio.
Sentencias condenatorias son aquellas que imponen el cumplimiento de una Prestación
Positiva de dar o hacer o negativa de no hacer.
En la obra Elementos de Derecho Procesal Civil Dominicano, de F. Tavarez se define las
sentencias declarativas, constitutivas y condenatorias casi en los mismos términos que en
la citada obra de A. Pérez.
En materia de ejecución de sentencias extranjeras, no existe criterio aceptado
unívocamente en cuanto a si debe interpretarse dicha ejecución en sentido amplio, es
decir en referencia a todo tipo de sentencia independientemente de la rama a que
pertenece.
Martín Wolff señala al respeto lo siguiente: "Sólo son reconocidas las sentencias firmes de
los tribunales civiles extranjeros, no las de tribunales administrativos o de lo criminal por
más que éstas resuelvan accesoriamente pretensiones de Derecho Civil.
Arellano García, a su vez, dice que las sentencias administrativas fiscales "no son
susceptibles de ser ejecutadas, salvo que haya un tratado internacional que así lo
establezca... y que respecto de las sentencias penales, el tema corresponde a la
extradición...
Cuando a Ettore Casati y a Clovis B evilacqua, García Calderón, señala que estos autores
consideran que las decisiones administrativas, aún cuando revistan la forma de
sentencias, no se ejecutan extraterritorialmente, y que están excluidas del exequátur.
En algunos instrumentos internacionales citados en esta obra se hace referencia a las
sentencias extranjeras susceptibles de ser ejecutadas.
El Tratado de Derecho Procesal Internacional celebrado en Montevideo en 1889
reglamenta en los artículos 5 y 8 lo relativo al cumplimiento de las sentencia s y fallos
arbitrales dictados en asuntos civiles y comerciales en uno de los Estados signatarios.
En cambio, en las reformas introducidas a este tratado de 1889, es decir en el Tratado de

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Derecho Procesal de Montevideo, de 1940, se dice en el artículo 3 que: "Las sentencias y
los laudos arbitrales, dictados en asuntos civiles, comerciales o contencioso-
administrativos, las escrituras públicas y los elementos otorgados por los funcionarios de
un Estado; y los exhorto s y cartas rogatorias, se considerarán auténticos en los otros
Estados signatarios, con arreglo a este Tratado, siempre que estén debidamente
legalizados. Entretanto, ese artículo, como vemos, se refiere a legalizaciones.
El artículo 5 de este mismo Tratado reza así: Las sentencias y los fallos arbitrales
dictados en asuntos civiles y comerciales en uno de los Estados signatarios, tendrán en
los territorios de los demás la misma fuerza que en el país en donde fueron pronunciados.
Quedan incluidas en el presente artículo las sentencias civiles dictadas en cualquier
Estado signatario, por un Tribunal internacional, que se refieren a personas o a intereses
privados. "
Como podemos apreciar de este citado artículo 5, sólo son susceptibles de ser ejecutadas
las sentencias civiles y comerciales ya las dictadas por un tribunal internacional.
El Código de Bustamante no se limita, en materia de ejecución de sentencias extranjeras,
a las civiles y comerciales.
En efecto, el artículo 423 estipula: Toda sentencia civil o contenciosa -administrativa
dictada en uno de los Estados constantes, tendrá fuerza y podrá ejecutarse en los
demás...
El artículo 433 de éste mismo instrumento establece que: Se aplicará este mismo
procedimiento a las sentencias civiles dictadas en cualquiera de los Estados contratantes
por un tribunal internacional, que se refieran a personas o intereses privados

Valor o efecto de las sentencias


El aspecto concerniente a los efectos de las sentencias ha sido tratado por diversos
autores en sentido general más bien en trabajos de procesalista y también en sentido
estricto, específicamente a :a luz del Derecho Internacional Privado.
Así, Eduardo S. Couture, en su obra ya citada Fundamento del Derecho Procesal Civil se
refiere a la cosa juzgada como efecto de la sentencia en los términos siguientes: "...la
sentencia pasada en cosa juzgada plena, esto es, en cosa juzgada sustancial adquiere
dos atributos esenciales, el de su coercibilidad y el de su inmutabilidad; la sentencia es
coercible en cuanto tiene la virtud de ser ejecutada compulsivamente en caso de eventual
resistencia del obligado; y es inmutable porque en el futuro ningún juez podrá alterar los
efectos de ese fallo ni modificar sus términos."
Sobre el atributo inmutable de la cosa juzgada como efecto de la sentencia se han
referido otros autores: ".La cosa juzgada, nos dice Monto y Cabra -se refiere a su
inmutabilidad.
La cosa juzgada es la sentencia ejecutoria, o sea la que no puede ser modificada o
revocada por ningún medio jurídico, sea un recurso ordinario o un recurso extraordinario,
incluso por un juicio autónomo.
En la obra Instituciones del Derecho Procesal Civil, también citada, sus autores nos
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refieren que: "Los efectos de las sentencias son diversos, según su especie y la materia
sobre que recaen; pero los principales son los siguientes:
a) la cosa juzgada;
b) la llamada impropiamente, actio judicati; o sea la facultad que corresponde a la parte
que ha obtenido sentencia favorable de hacerla ejecutar judicialmente cuando el vencido
no la cumple de modo voluntario, y
c) las cosas procesales.
En la citada obra de F. Tavares, el autor, al referirse a los efectos de las sentencias dice:
"...La sentencia produce éstos efectos:
Iro. Desapoderamiento del tribunal del conocimiento del proceso;
2do. Declaración o constitución de un derecho o de una situación jurídica, según los
casos; 3ro. Autoridad de cosa juzgada;
4to. Hipoteca judicial.
.. .La autoridad de cosa juzgada es una presunción absoluta de verdad, en cuya virtud los
hechos comprobados y los derechos reconocidos por una sentencia no pueden ser
contestados nuevamente, ni ante el tribunal que ha dictado esa sentencia, ni tampoco
ante otra jurisdicción.
... Toda sentencia, por ser un mandato emanado del órgano jurisdiccional, debe ser
ejecutada, bien sea voluntariamente por las partes de proceso, bien sea forzosamente
contra las partes que debe ejecutarse, y que se niega a hacerlo...
Es importante distinguir estos dos efectos de la sentencia autorizada de cosa juzgada y
fuera ejecutoria-.
Algunas sentencias tienen fuerza ejecutoria sin tener en cambio autoridad de cosa
juzgada, como p. ej. las sentencias previas (de instrucción o provisionales), y las dictadas
en referimiento.
La sentencia es ejecutoria desde que pasa en fuerza de cosa juzgada, a menos que el
deudor se beneficie del plazo de gracia o el acreedor de la ejecución provisional.
El punto de vista del Derecho Internacional Privado es el enfoque de las sentencias que
hacen Alberto Arce y Ame y Arregui.
El primero, en su obra Derecho Internacional Privado defiriéndose a la sentencia
auténtica, dice que ésta lleva en sí tres fuerzas que deben distinguirse; a saber:
l.-. La probatoria, que se deriva del carácter de acto auténtico, de instrumento que da fe
con energía particular de hechos que han sido directamente comprobados por el
funcionario que la ha dictado.
Siguiendo la regla locus regít actum, todo acto que se reconoce u admite como auténtico,
según la ley nacional de origen, tiene más allá de las fronteras la fuerza probatoria que
resulta de ese carácter de autenticidad.
2.- Fuerza de cosa juzgada. Esta se refiere no a hechos accesorios, sino al fondo que
debe quedar establecido y tenerse como verdad lega, contra la que no puede admitirse
ninguna prueba en contrario, en virtud de la presunción res judicata no veritate habetUr.
3.- Fuerza ejecutoria. Es el derecho de pedir al Poder Público que ejecute a sentencia por

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Vía e perfilo.
De Orué y Arregui, a su vez, al enfocar los efectos de las sentencias les otorga a las
mismas:
1ro. Autoridad de cosa juzgada;
2do. Fuerza ejecutoria;
3ro. Fuerza probatoria.
Al concederle a la sentencia el efecto de cosa juzgada, el autor contempla el caso cuando
ésta se aplica como excepción ante el juez de un país distinto, y es de opinión que debe
garantizarse esta excepción en el plano internaciona1… Evidentemente -dice De Orue- el
demandado puede alegar ésta excepción perentoria. Para su examen, es competente el
juez ante el que se alega la excepción.
En cuanto a la fuerza probatoria de las sentencias, como actos auténticos, reconocerse
sin dificultad en el orden internacional, siempre que se hubieran seguido las formas
señaladas en el país que las dictó (locus regit actum).
En cuanto a la fuerza ejecutoria, el autor considera necesario detenninar si existen
tratados internacionales. Si ello es así, es preciso atenerse al texto del tratado.
De no existir tratados internacionales cabe diferenciar dos casos:
Iro. Que se pretenda la ejecución de la sentencia que no se pretenda la ejecución de la
sentencia
2do Que no se pretenda la ejecución de la sentencia en país distinto. Si no se solicita la
ejecución la sentencia producirá plenos efectos en cualquier Estado, en virtud de la
autoridad de cosa juzgada que normalmente se admite.
Si se solicita la ejecución en otro Estado, a falta de tratado, debe atenerse a las
disposiciones de derecho interno.

Sistemas legislativos en materia de ejecución de sentencias extranjeras


En lo relativo a la cuestión de la ejecución de sentencias extranjeras, cuando no existan
convenios diplomáticos, se puede observar que las legislaciones nacionales adoptan
posturas marcadamente diferentes.
Algunos analistas al referirse a éste tema reducen esas diferencias a tres sistemas.
Así, Monroy Cabra nos habla de un primer sistema en virtud del cual la sentencia judicial
se ejecuta previa revisión judicial de su fondo; de otro en el que la sentencia se ejecuta
mediante orden judicial o exequátur, que se expide llenándose las condiciones de
reciprocidad, de competencia del juez extranjero, de ser definitiva y otras análogas, pero
sin entrar en el fondo del asunto; y un tercer sistema, en el que se ejecuta la sentencia
previo el exequátur... que no se expide contra los nacionales, sino solamente contra los
extranjeros.
Otros autores nos refieren una diversidad de sistemas legislativos más amplio.
En la citada obra de C. Larrañaga y 1. R de Pina, estos autores hacen la clasificación
siguiente:
1ro. Inejecución absoluta. Se niega a las sentencias extranjeras toda eficacia, exigiéndole
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en algunos países, para su ejecución, un nuevo procedimiento.
2do.- Ejecución mediante c1ausula de reciprocidad. Se ejecutarán aquellas sentencias
de países que también ejecuten las provenientes del Estado del que solicite dicha
ejecución...
3ro. Ejecución previo examen del fondo de la sentencia.
Desconfiándose de la rectitud y hasta de la pericia de los jueces extranjeros se concede la
autoridad de la cosa juzgada a aquellas sentencias conformes con la ley del país en que
han de ejecutarse.
4to.- Ejecución previo examen de la forma de la sentencia; sistema denominado del
exequátur.
5to.- Ejecución previo examen del fondo y de la forma de la sentencia.
Otra clasificación amplia nos la brinda la obra Derecho Internacional Privado de A. Arce,
citada aquí.
El autor agrupa los distintos sistemas en cinco; a saber:
1. Sistemas que desechan en lo absoluto la invocación de sentencias extranjeras.
En los países que adoptan éste sistema, el que ha obtenido una sentencia en el
extranjero deberá comenzar un nuevo juicio y podrá invocar la sentencia extranjera, pero
solamente como elemento de hecho.
2do.- Sistema de revisión absoluta.
En las legislaciones que establecen éste régimen, se admite la ejecución de sentencias
extranjeras, pero el juez encargado de conceder exequátur, tiene el derecho de revisión
absoluta y puede hasta cambiar la sentencia.
3ro.- Sistemas del control ilimitado.
No se confunde con el anterior, pues el sistema de la revisión permite sustituir la
sentencia extranjera, y el del control ilimitado, consiste en admitir o rechazar la sentencia
extranjera.
4to. Sistema de control ilimitado.
El control se reduce a puntos estrictamente fijados. Según que esos puntos permitan con
mayor o menor amplitud la ejecución de la sentencia, el régimen puede ser más o menos
liberal.
5to. Sistema de reciprocidad.
Se admite el control limitado en la ejecución de las sentencias extranjeras, con tal que
haya reciprocidad de hecho en la legislación del país cuyos tribunales han dictado la
sentencia.
Podemos advertir en estas últimas clasificaciones, que los sistemas pueden estar
contenidos en dos grandes grupos:
1ro. El sistema que niega ejecución a las sentencias extranjeras, y
2do. El sistema que admite ejecución a las sentencias extranjeras.
Este último sistema puede a su vez sub-clasificarse en:
1ro. El sistema que revisa la sentencia únicamente en cuanto a su forma; y
2do. El sistema que revisa la sentencia tanto en el fondo como en la forma.

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Como certeramente advierte C. Arellano García, Cualquier clasificación depende de la
perspectiva en la cual se coloque quien hace la clasificación.
Por tanto, la clasificación de sistemas podría ser muy amplia si también se clasifican los
sistemas desde el punto de vista del procedimiento o de la autoridad que determina la
aplicación de la sentencia extranjera.

Exequátur
OJO.- Se denomina exequátur al procedimiento judicial en virtud del cual, las sentencias
definitivamente firmes dictadas en el extranjero, en materia privada, pueden producir el
efecto de cosa juzgada o ser ejecutadas en otro Estado.
Nota.- CHIOVENDA nos señala que: mediante este procedimiento la sentencia extranjera
se nacionaliza. No podrán ser objeto de exequátur las decisiones dictadas por organismos
que no son órganos jurisdiccionales de alguna soberanía.
 Andrés WAIS define el exequátur "como la decisión por la cual el Tribunal da
fuerza ejecutiva a un fallo extranjero, y presta a dicho fallo el concurso de la ley y el
apoyo de las autoridades en el territorio del Estado cuyo nombre administra justicia.
Para otros, el exequátur es "un acto mediante el cual se nacionaliza la sentencia
extranjera, se la incorpora al derecho nacional y se le otorga la fianza ejecutiva
indispensable para que el órgano ejecutor la haga cumplir.
Según Pillet el "exequátur es la previa revisión de la forma de las sentencias, como
trámite a su ejecución, comprobándose la competencia del tribunal que las pronunció y la
autenticidad de la ejecutoria, pero sin modificar su fondo.

"Como el requisito que debe llenar la sentencia dictada en un país, para tener
cumplimiento en otro", la define H. Davis Echandia.
García Calderón ve el exequátur como "procedimiento mediante el cual se realiza el
reconocimiento de una sentencia extranjera a fin de investirla... tal como ella ha sido
dictada, de los mismos efectos que tienen las sentencias nacionales.
Detectamos en estas definiciones que el exequátur, visto como un acto o como un
procedimiento, es una necesidad condicionante para que una sentencia pueda tener
efectos extraterritoriales, ya que, como advertimos al inicio de este capítulo, los tribunales
nacionales están desprovistos de facultades para ejecutar sus sentencias en el territorio
de otros Estados.
Precisamente una sentencia extranjera observa Pillet - no puede tener ningún efecto en
cualquier
País, si no ha sido revestida del exequátur.

CONDICIONES PARA EL OTORGAMIENTO DE EXEQUÁTUR


El exequátur, considerado como el reconocimiento de una sentencia extranjera, requiere
de la observancia de determinadas condiciones. Previas. La mayoría de los autores que

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tratan este aspecto de la ejecución de las sentencias extranjeras están más o menos de
acuerdo en que para que una decisión jurisdiccional puede subir el exequátur es
necesario, entre otras, que haya sido tomada por un tribunal competente, que se trate de
un fallo ejecutorio o pasado en autoridad de cosa juzgada de conformidad con las leyes
del país donde fue dictado, y que no sea contrario al orden público del Estado donde se
solicita. Su reconocimiento.
A. WAIS nos amplía esa consideración diciendo: "Para que haya lugar en Francia de una
declaración de exequátur deben concurrir dos condiciones:
a) es necesario que exista fallo;
b) es necesario que fallo emane de un tribunal extranjero es necesario limitar la
necesidad del exequátur a los fallos que contienen condena y reclaman por consiguiente,
medidas de ejecución. Los actos de jurisdicción graciosa o voluntaria, limitados a verificar
un hecho, están libres del exequátur en principio....
La segunda condición quedará cumplida siempre que la jurisdicción que ha fallado tenga
existencia regular y esté oficialmente investida del derecho de juzgar por un estado
extranjero.
El fallo extranjero no podrá ser declarado ejecutable en Francia si no trae una forma
regular. La parte que se opone a la ejecución tendrá pues, que establecer, para ganar su
causa, los vicios y motivos de nulidad que afectan la decisión invocada, según la ley
extranjera bajo cuyo imperio se ha dictado.
El fallo debe emanar de jueces competentes con relación a la lex fori.
El fallo extranjero no puede ser revestido de forma ejecutiva en Francia, sino cuando tiene
la autoridad de la cosa juzgada y fuerza ejecutiva en el país en que se ha pronunciado...
el exequátur no se otorgará sino en cuanto no afecte algún principio considerado en
Francia como de orden público internacional.
Dos condiciones deben reunir el exequátur, según Jules Valery, a saber:
1ro. Emanar de un tribunal extranjero;
2do. Ser susceptible de dar lugar a actos de ejecución forzada.
Ampliando su consideración, clasifica esas condiciones en intrínsecas y extrínsecas.
Con referencia a las primeras señala
1ro. El juicio debe haber sido realizado por un tribunal competente.
2do. El juicio debe ser regular en la forma;
3ro. El juicio debe ser susceptible de ejecución forzada.

LAS CONDICIONES EXTRÍNSECAS SON:


2do. El juicio no debe ser contrario al orden público francés;
3ro. El juicio debe estar bien realizado.
La idea de Pillet sobre las condiciones requeridas para obtener el exequátur la transcribe
De ame y Arregui en su obra ya citada, y que son, entre otras, las siguientes.
a)- Toda sentencia dada contra un particular es susceptible de ejecución en el extranjero,
si consagra un derecho cuyo ejercicio sea posible fuera del país donde nació...

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El procedimiento del exequátur debe ser sumario, exigiéndole la comparecencia de la
parte contra la que se dirige;
b) El juez del exequátur se asegurará de la regularidad formal de la sentencia; verá si la
asignación que ha abierto la instancia se remitió al defensor y si éste tiene libertad para
defenderse; exigirá se pruebe que la sentencia tiene la autoridad de cosa juzgada, o es al
menos ejecutoria, no obstante apelación; en este último caso, hará presentar por la parte
que la ha obtenido, seguridades suficientes respecto a la parte condenada,
c) una sentencia extranjera no puede recibir el exequátur, o si la regla de competencia por
la que el juez estatuyó no ha encontrado ninguna aplicación en la legislación del país del
exequátur;
d) no se concederá el exequátur a la sentencia extranjera, cuando el juez que la dio no
hubiera aplicado la ley competente; la competencia de la ley a aplicar será exclu-
sivamente apreciada por el juez del exequátur, según su propio sistema nacional de
Derecho Internacional Privado.
No se permitirá la ejecución mas que en la medida que la sentencia sea contraria al orden
público del país en el que se solicita esta ejecución.
No habrá posterior revisión más que en caso de error grave o de dolo.
Gold Schmidt cuando analiza el valor o efectos de las sentencias extranjeras advierte lo
siguiente: Una sentencia extranjera debe reunir tres tipos de requisitos para que merezca
el reconocimiento y en su caso la ejecución. Estos requisitos son de tipo formal, de tipo
procesal, y de tipo material.
En cuanto a los requisitos formales, no se debe olvidar que la sentencia constituye un
documento de extraña jurisdicción cuya autenticidad, por ende, es de difícil averiguación.
Es por ello que se pide que la sentencia extranjera reúna las características de cualquier
documento extranjero para que resulte digna de ser admitida.
Los requisitos procesales quieren asegurar la existencia de un debido proceso. Por ende,
se requiere, por un lado, que haya intervenido un juez con jurisdicción internacional, y, por
el otro, que se haya dado al demandado una leal oportunidad de defenderse.
Los requisitos materiales, por último, atañan al anhelo de garantizar el orden público en el
propio país; por ello se examinan el contenido de la sentencia extranjera desde el punto
de vista indicado.
Como hemos destacado en este mismo capítulo, instrumentos internacionales con fines
de codificar el Derecho Internacional Privado, al tratar sobre la eficacia extraterritorial de
las decisiones jurisdiccionales nacionales, se refieren tanto a los fallos judiciales como a
los arbitrales.
Al abordar la cuestión de los requisitos exigibles para otorgar el exequátur, algunos
autores limitan la referencia a las decisiones judiciales y a los fallos arbitrales impuestos a
los litigantes por una decisión legal; no aquellos fallos arbitrales cuando las partes decidan
de por sí someter el caso a la decisión de árbitros.
El Tratado de Derecho Procesal Internacional celebrado en Montevideo en Enero de 1889
establece en su artículo 5 los requisitos para la ejecución extraterritorial de las decisiones

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jurisdiccionales; veamos:
Art. 5- Las sentencias y fallos arbitrales dictados en asuntos civiles y comerciales en uno
de los Estados, signatarios, tendrán en los demás, la misma fuerza que el país en que se
han pronunciado, si reúne los requisitos siguientes:
a) que la sentencia o fallo haya sido expedido por tribunal competente en la esfera
internacional;
b) que tengan el carácter de ejecutoriado o pasado en autoridad de cosa juzgada en el
Estado en que se ha expedido;
c) que la parte contra quien se ha dictado, haya sido legalmente citada y representada o
declarada rebelde, conforme a la ley del país en donde se ha seguido el juicio;
d) que no se oponga a las leyes de orden público del país de su ejecución.
El Tratado de Reformas de Derecho Procesal Internacional de 1940, celebrado también
en Montevideo, reproduce textualmente el citado art 5 agregando que: Quedan incluidas
en el presente artículo las sentencias civiles dictadas en cualquier Estado signatario, por
un tribunal internacional, que se refieren a personas o a intereses privados.
La Convención Interamericana Sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y Laudos
Arbitrales Extranjeros, Montevideo, 1979, consagra en su artículo 2 Las sentencias,
laudos arbitrales y resoluciones en uno de los Estados partes tendrá eficacia
extraterritorial en los demás Estados partes si reúnen las condiciones siguientes:
a) que vengan revestidas de las formalidades externas necesarias que sean considerados
auténticos en el Estado de donde procede;
b) que la sentencia, laudo y resolución jurisdiccional, y los documentos anexos que fueren
necesarios según la presente Convención, estén debidamente traducidos al idioma oficial
del Estado donde deben surtir efectos;
c) que se presenten debidamente legalizados de acuerdo con la ley del Estado en donde
debe surtir efectos;
e) que el demandado haya sido notificado o emplazado en debida forma legal de modo
sustancialmente equivalente a la aceptada por la ley del Estado donde la sentencia, laudo
y resolución jurisdiccional deban surtir efectos;
f) que se haya asegurado la defensa de las partes;
g) que tenga el carácter de ejecutoriados o, en su caso, fuerza de cosa juzgada en el
Estado en que fueron dictados
h) que no contraríen manifiestamente los principios y las leyes de orden público del
Estado en que se pida el reconocimiento o la ejecución.
El Código Bustamante, en el Titulo Décimo consagrado a la Ejecución de Sentencias
dictadas por tribunales extranjeros, dispone en su art. 423 que: Toda sentencia civil o
contenciosa-administrativa dictada en uno de los Estados contratantes, tendrá fuerza y
podrá ejecutarse en los demás, si reúne las condiciones siguientes:
1) que tenga competencia para conocer del asunto y juzgarlo, de acuerdo con las reglas
de este código, el juez o tribunal que haya dictado;
2) que las partes hayan sido citadas personalmente o por su representante legal, para el

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juicio;
3) que d fallo no contraventa el orden público o el derecho público del país que quiere
ejecutarse;
4) que sea ejecutorio en el Estado en que se dicte;
5) que se traduzca autorizadamente por un funcionario o intérprete oficial del Estado en
que ha de ejecutarse, si allí fuere distinto el idioma empleado;
6) que el documento en que conste reúna los requisitos necesarios parda ser considerado
como auténtico en el Estado de que proceda, y los que requiere para que haga fe la
legalización del Estado en que aspira a cumplir la sentencia.
De la doctrina y la legislación internacional transcritas se puede hacer sobre el exequátur
las puntualizaciones siguientes:
a) Es el Estado al que se solicita la ejecución de la sentencia el que debe conceder al
exequátur.
b) El tribunal competente para decretar u otorgar el exequátur es cuestión determinada
por el Estado de recepción de la sentencia a ejecutarse.'
c) El procedimiento de exequátur lo regula el Estado de recepción de la sentencia, o bien
un convenio internacional.
d) Las condiciones de forma abarcan:
1) la necesidad de comprobar la autenticidad de la sentencia extranjera;
2) la traducción de la misma, en caso de diferencia idiomática.
e) Las condiciones de fondo consisten en:
1) Determinar si el órgano jurisdiccional que dictó el fallo es competente en la esfera
internacional para conocer y juzgar del asunto de acuerdo con la ley del Estado donde
deba surtir efectos;
2) Precisar que el fallo a ejecutarse tenga carácter de ejecutoriado o, en su caso, fuerza
de cosa juzgada en el Estado en que fue dictado;
3) El fallo no debe contrariar el orden público del Estado en que se pide su reconocimiento
o su ejecución.
4) El fallo debe referirse a una materia susceptible de que se conceda el exequátur
conforme a la regla jurídica internacional o a la norma interna aplicable.

El laudo arbitral; auxilio judicial internacional


El arbitraje pude definirse como un proceso jurídico ante un árbitro o varios árbitros, el o
los que deciden una situación concreta controvertida con arreglo al derecho o conforme
se lo hayan señalado las partes, siendo su fallo obligatorio para las mismas.
Cabe complementar esa definición destacando algunos rasgos del arbitraje como
institución -A saber:
l. - El previo acuerdo de las partes de someter sus diferencias al órgano arbitral;
2.- Las partes pueden organizar a su conveniencia el procedimiento jurisdiccional bajo
todos sus aspectos.
3.- A semejanza dela vía judicial, en el arbitraje, la decisión denominada laudo, es
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obligatoria para las partes.
4.- En el arbitraje, dice Arellano García, "el sometimiento del asunto motivo de
controversia es a la decisión de personas que no ejercen la función jurisdiccional en
representación del Estado, con el imperio que al Estado corresponde.
Respecto a la ejecución internacional de los laudos arbitrales l. doctrina revela marcada
diferencia; Para algunos autores el laudo arbitral tiene el valor de una sentencia, otros le
niegan ese valor hasta tanto no haya sido homologado por un órgano judicial.
Se observa también que algunos autores consideran que es preciso distinguir el arbitraje
voluntario y el forzoso, sosteniendo que únicamente el laudo pronunciado en virtud del
arbitraje forzoso tiene carácter de verdadera sentencia, y que el pronunciado en virtud del
primero es considerado como una convención. .
Al formular la pregunta de si los laudos dados por árbitros extranjeros estarían sujetos a
las formalidades del exequátur,
A. WAIS dice: "La cuestión debe ser resuelta por medio de una distinción.
Si el arbitraje ha sido puramente voluntario, si las partes entre las cuales existían
diferencias han convenido libremente someterlas a la decisión de árbitro que han elegido
amigablemente, y si aceptan desde luego el veredicto favorable o desfavorable a sus
pretensiones respectivas, nos encontramos en tal caso en presencia de un simple
convenio entre particulares, sometido a las reglas de fondo y de forma comunes a todos
los contratos; d manera que para tener ejecución en Francia el laudo arbitral así dado,
deberá responder celebrados en Francia; el presidente del tribunal actual do solamente de
acuerdo con el artículo 1020 del Código d Procedimiento Civil le dará la forma ejecutiva.
En cambio, si el arbitraje ha sido impuesto a los litigantes por una disposición legal, la
decisión arbitral constituye un verdadero acto de jurisdicción, en el cual no ha tenido papel
alguno la voluntad de las parte Entonces, si asume el carácter de un fallo extranjero,
habrá de ser declarado ejecutable entre nosotros de la misma manera, es decir, por una
declaración de exequátur tomada en tribunal pleno.
Otros autores descartan ésta división, sosteniendo que los alude arbitrales deben recibir
el mismo tratamiento que las sentencias emanadas de los órganos judiciales.
Gold Schmidt explica que: se reconoce y ejecuta el laudo arbitral imagen y semejanza de
una sentencia extranjera.
Un laudo es extranjero si lo es el tribunal que lo dicta.
Si se observa las disposiciones de algunos convenios en mater de Derecho Internacional
Privado, así como la legislación de algunos países, se pueda sostener que la ejecución
extraterritorial del laudo arbitral es posible dependiendo de que la norma jurídica
internacional contenida en los convenios, o la regla jurídica interna de un Estado
contemplen esa posibilidad de ejecución al laudo arbitral.
Los dos tratados de Montevideo -de 1889 y 1940- de Derecho Procesal Internacional
equiparan en las disposiciones contenidas en artículo % Título III, ya transcritas
anteriormente, las sentencias judiciales y laudos arbitrales.
De ese modo dan un abierto rechazo a la doctrinas del contrato.

25
Los requisitos para la ejecución de los laudos arbitrales extranjeros, según los citados
convenios son los mismos que para las sentencias.
La Convención Internacional Sobre Arbitraje Comercial Internacional, Panamá 1975,
establece en su art 4: Las sentencias o laudos arbitrales no impugnables según la ley o
reglas procesales aplicables, tendrán fuerza de sentencia judicial ejecutoria. Su ejecución
o reconocimiento podrá exigirse en la misma forma que la de las sentencias dictadas por
tribunales ordinarios nacionales o extranjeros, según las leyes procesales del país donde
se ejecuten, y lo que establezcan al respecto los tratados internacionales.
La citada Convención Internacional Sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y
laudos Arbitrales Extranjeros, equipan también las sentencias y laudos arbitrales.
La Convención Sobre el Reconocimiento y Ejecución de las Sentencias Arbitrales
Extranjeras, adoptada en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
arbitraje internacional, 10 de junio de 1958, establece en su artículo III lo siguiente: Cada
uno de los Estados contratantes reconocerá la autoridad de la sentencia arbitral y
concederá su ejecución de conformidad con las normas de procedimientos vigentes en el
territorio donde la sentencia sea invocada, con arreglo a las condiciones que se
establecen a los artículos siguientes. Para el reconocimiento o la ejecución de las
sentencias arbitrales a que aplica la presente Convención, no se impondrán condiciones
apreciablemente más rigurosas, ni honorarios o costos más elevados, que los aplicables
al reconocimiento o a la ejecución de las sentencias arbitrales nacionales.
El artículo IV está consagrado a señalar los requisitos de forma para el otorgamiento del
exequátur a las sentencias arbitrales; veamos:
Artículo IV- 1. Para obtener el reconocimiento y ejecución previstos en el artículo anterior,
la parte que pida el reconocimiento y la ejecución deberá presentar junto con la demanda:
a) El original debidamente autenticado de la sentencia o una copia de ese original que
reúna las condiciones requeridas para su autenticidad;
b) El original del acuerdo a que se refiere el arto n, o una copia que reúna las condiciones
requeridas para su autenticidad;
2.- Si esa sentencia o ese acuerdo no estuvieran en un idioma oficial del país en que se
invoca la sentencia, la parte que pida el reconocimiento y la ejecución de ésta última,
deberá presentar una traducción a ese idioma de dichos documentos.
La traducción deberá ser certificada por un traductor oficial o un traductor jurado, o por un
agente diplomático o consular.
Artículo V
1.- Sólo se podrá denegar el reconocimiento y la ejecución de la sentencia, a instancia de
la parte contra la cual es invocada, si esta parte prueba ante la autoridad competente del
país en que se pide el reconocimiento y la ejecución:
a) Que las partes en el acuerdo a que se refiere el artículo II estaban sujetas a alguna
incapacidad en virtud de la ley que les es aplicable o que dicho acuerdo no es válido en
virtud de la ley a que las partes lo han sometido, o si nada se hubiera indicado a éste
respecto, en virtud de la ley del país en que se haya dictado la sentencia; o

26
b) Que la parte contra la cual se invoca la sentencia arbitral no ha sido debidamente
notificada de la designación del árbitro o del procedimiento de arbitraje o no ha podido,
por cualquier otra razón, hacer valer sus medios de defensa; o
c) Que la sentencia se refiere a una diferencia no prevista en el compromiso o no
comprendida en las disposiciones de la cláusula compromisoria o contiene decisiones que
excedan de los términos del compromiso o de la cláusula compromisoria; no obstante, si
las disposiciones de la sentencia que refieren a las cuestiones sometidas al arbitraje
pueden separarse de las que no han sido sometidas al arbitraje, se podrá dar el
reconocimiento y ejecución a las primeras; o
d) Que la constitución del tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no se han ajustado al
acuerdo celebrado entre las partes, o en defecto de tal acuerdo, que la constitución del
tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no se han ajustado a la ley del país donde se ha
efectuado el arbitraje; o
e) Que la sentencia no es aún obligatoria para las partes o ha sido anulada o suspendida
por una autoridad competente del país en que, o conforme a cuya ley, ha sido dictada esa
sentencia.
2.- También se podrá denegar el reconocimiento y la ejecución
a) Que según la ley de ese país, el objeto de la diferencia no es susceptible de solución
por via de arbitraje; o
b) Que el reconocimiento o la ejecución de la sentencia seria contrarios al orden público
de ese país.

Exhortos y cartas rogatorias. Del cumplimiento de los exhortos, sentencias y fallos


Un acto de cooperación internacional se produce cuando el órgano jurisdiccional de un
Estado requiere de otro Estado la puesta en práctica de actos procesales en el territorio
de este último. Solicita cooperación del Estado con jurisdicción para llevar a cabo no sólo
la ejecución de sentencias y laudos arbitrales, como hemos visto, sino también
notificaciones, citaciones, emplazamientos, pruebas y otras diligencias judiciales.
La cooperación judicial internacional resulta tanto de la costumbre internacional como de
los convenios internacionales.
Al referirse a la costumbre internacional como fuente del Derecho Internacional Privado,
Niboyet dice: "Entre estas costumbres podemos citar: la obligación reconocida por los
Estados de ejecutar las sentencias dictadas en sus respectivos territorios con arreglo a las
condiciones que ellos fijen; la regla de la mutua ayuda jurídica entre las autoridades
judiciales para la comunicación de determinados actos; y por último aplicación de leyes
extranjeras, en una cierta medida, por lo menos. ,,
Entre las diligencias judiciales a las que nos referimos ahora cuco. tan los exhortos y
cartas rogatorias.
El exhorto es visto como el oficio que libra un juez o tribunal otro de igual categoría,
pidiéndole que ordene la práctica de alguna diligencia judicial... "Si el oficio se libra a una
autoridad judicial de inferior categoría, y sobre la cual ejerce jurisdicción el juez o tribunal
27
que libra el oficio, toma el nombre de despacho.
Al referirse al tema del auxilio judicial internacional Goldschmidt dice que éste consiste en
que los jueces del proceso solicitan de otros jueces que les ayuden en Su tramitación, por
ejemplo, notificando resoluciones a personas domiciliadas en la jurisdicción, etc. E juez
solicitante se denomina exhortante, el juez solicitado se apellida exhortado, y la solicitud
se llama el exhorto
El auxilio judicial se puede presentar entre jueces de la misma jurisdicción, jueces
federales, jueces de la misma provincia, entre jueces del mismo país, aunque
pertenezcan a diversas jurisdicciones y entre jueces de países diversos.
Los términos exhorto s y cartas o comisiones rogatorias se emplean indistintamente.
Algunos autores trazan diferencias.
Así, Arellano García nos. Dice: Al documento que contiene peticiones del juzgador de un
Estado al de otro Estado, por la vía diplomática, o directamente cuando esto sea posible
por haber acuerdos internacionales o por práctica internacional se le denomina, Carta
rogatoria. En otros términos, la carta rogatoria es d exhorto internacional.
Como se desprende de los instrumentos internacionales sobre Derecho Procesal
Internacional, pueden tener por objeto hacer notificación recibir declaraciones, solicitar
informaciones, datos, practicar embargos, inventario, o cualquier otra diligencia de
carácter judicial.
El fundamento jurídico para atender un exhorto o cara rogatoria lo encontramos tanto en
los convenios internacionales como en la legislación nacional del país exhortado.
El tratado de Derecho Procesal internacional de 1889 contiene en artículo 9, 10".11; y 12
disposiciones referentes a los exhortos y cartas rogatorias. Veamos.
Art. 9.- Los exhortos y cartas rogatorias que tengan por objeto haca notificaciones, recibir
declaraciones o practicar cualquiera otra Dili.-aa de carácter judicial, se cumplirán en los
Estados signatarios, 8cmpre que dichos exhorto s o cartas rogatorias reúnan las
condiciones a1Jblecidas en éste Tratado.
Art 10. Cuando los exhortos o cartas rogatorias se refieren a embargos casaciones,
inventarios o diligencias preventivas, el juez exhortado proveerá lo que fuere necesario
respecto al nombramiento de peritos, tasadores, depositarios y, en general, todo aquello
que sea conducente al mejor cumplimiento de la comisión. .
Art 11.- Los exhortos y cartas rogatorias, se diligenciarán con arreglo a las leyes del país
en donde se pida la ejecución.
Art. 12.- Los interesados en la ejecución de los exhortos y cartas rogatorias, podrán
constituir apoderados, siendo de su cuenta los gastos que apoderados y las diligencias
ocasionen.
El Tratado de 1940 sobre Derecho Procesal Internacional contempla los exhortos y las
cartas rogatorias en los artículos 11, 12, 13, 14, Y L 15. No se aparta del espíritu de la
Convención de 1889, mas agrega ciertas innovaciones. I
Es así que, los exhortos y cartas rogatorias deberán ser redactados en el idioma del
Estado que libra el exhorto, y serán acompañados de una traducción hecha en la lengua

28
del Estado al cual se libra dicho exhorto debidamente certificada. Las comisiones
rogatorias en materia civil o criminal, cursadas por intermedio de los agentes diplomáticos,
y a falta de éstos, por conducto de los consulares del país que libra el exhorto, DO
necesitarán legalización de firmas. Si se tratara de embargo, la procedencia de la medida
estará regida y determinada por las leyes y los jueces del lugar del proceso.
La traba del embargo, su forma y la inembargabilidad denuncia das a ese efecto, se
regirán por las leyes y se ordenarán por los jueces del I lugar en donde dichos bienes
estuvieran situados. Veamos:
Art. 11. Los exhortos y cartas rogatorias que tengan por objeto hacer notificaciones, recibir
declaraciones o practicar cualquier otra diligencia de carácter judicial, se cumplirán en los
Estados signatarios siempre que reúnan los requisitos establecidos en éste Tratado;
asimismo deberán ser redactados en la lengua del Estado que libre el exhorto y serán
acompañadas de una traducción hecha en la lengua del Estado al cual se libra dicho
exhorto, debidamente certificada.
Las comisiones rogatorias en materia civil o criminal, causadas por intermedio de los
agentes diplomáticos, y a falta de éstos por conducto de los consulares del país que libre
el exhorto no necesitarán legalización de firma. I
Art. 12.- Cuando los exhortos y cartas rogatorias se refieran a embargos, tasaciones,
inventarios o diligencias preventivas, el juez a quien se libra el exhorto proveerá lo
necesario al nombramiento de peritos tasadores, depositarios, y, general a todo aquello
que fuere conducente al mejor desempeño de la comisión. I
Art. 13.- Los exhorto s y las cartas rogatorias serán diligenciadas con arreglo a las leyes
del país al cual se pide la ejecución. Si se trata de embargos, la procedencia de la medida
se regirá y determinará por las yes y los jueces del lugar del proceso.

La traba de embargo, su forma y la inembargabilidad de los bienes denunciados a ese


efecto, se regirán por las leyes y se ordenarán por] jueces del lugar en donde dichos
bienes estuvieren situados.
Para ejecutar la sentencia dictada en el juicio en que se haya ordenado la traba del
embargo, sobre bienes ubicados en otro territorio, seguirá el procedimiento establecido en
los artículos 7 y 8 de este tratado.
Art. 14. Trabado el embargo, la persona afectada por esta medic ; podrá deducir, ante
eljuez ante quien se libró el exhorto, la tercena p( tinente, con el único objeto de que sea
comunicada al juez de origen
Noticiado éste de la interposición de la tercena, suspenderá el tr mite del juicio principal
por un término mayor de sesenta días, con el o jeto de que el tercerista haga valer sus
derechos. La tercena sustanciará por el juez de lo principal, conforme a sus leyes. El
terceris que comparezca después de fenecido este término, tomará la causa en estado en
que se encuentre.
Si la tercena interpuesta fuese de dominio o de derechos reales SI brc el bien embargado,
se resolverá por los jueces y de acuerdo con 1; leyes del país del lugar de la situación de

29
dicho bien".
Art. 15. Los interesados en la discusión de los exhortos y de b cartas rogatorias, podrán
constituir apoderados, siendo de su cuenta lc gastos que el ejercicio del poder y las
diligencias ocacionaren".
El Código Bustamante, en el Título Quinto, del libro cuarto, 1 coosagra a los exhortos y
comisiones rogatorias. Seis artículos en tota
Art. 388. Toda diligencia judicial que un Estado contratante necesite practicar en otro se
efectuará mediante exhorto o comisión rogatoria cursada por la vía diplomática. Sin
embargo, los Estados contratante podrá pactar o aceptar entre sí en materia civil o
criminal cualquiera otr forma de transmisión"
Art. 389. Alj.uez exhortante resolverá sobre su propia competen da ratione materiae para
el acto que se le encarga.
Art. 391. El que reciba el exhorto o comisión rogatoria debe ajustarse de cumplirlos, a la
suya propia".
Art. 392. El exhorto será redactado en la lengua del Estado exhortante y será
acompañado de una traducción hecha en la lengua del Estado exhortado, debidamente
certificada por intérprete juramentado".
Art. 393. Los interesados en la ejecución de los exhortos y cartas rogatorias de naturaleza
privada deberán constituir apoderados, siendo de su cuenta los gastos que estos
apoderados y las diligencias ocasionen".
En el marco de la Primera Conferencia Especializada Interamericana Sobre Derecho
Internacional Privado, se celebró en Panamá, en 1975, la Convención Interamericana
Sobre Exhortos o Cartas Rogatorias. El 8 de mayo de 1979, en la segunda Conferencia
Especializada Internacional Sobre Derecho Internacional Privado, celebrada en
Montevideo, fue suscrito el Protocolo Adicional a la Convención Interamericana Sobre
Exhortos o Cartas Rogatorias. Ambos instrumentos los insertamos íntegramente en el
apéndice de esta obra.
En el artículo 1 de la Convención se aclara que las expresiones "exhortos" o "cartas
rogatorias" se utilizan como sinónimo en el tex10 español. Sus disposiciones básicas
versan sobre lo siguiente:
1) En cuanto a su alcance, la Convención contempla su aplicación a los exhortos o cartas
rogatorias expedidas en procesos y actuaciones en materia civil o comercial, por órganos
jurisdiccionales, que se refieren a actos de mero trámite y a recepción y obtención de
pruebas e informes en el extranjero art. 2 excluyéndose a texto expreso la posibilidad de
aplicar la Convención a otros actos procesales, y especialmente, a los actos que
impliquen ejecución coactiva art. 3/.
2) La transmisión de los exhortos puede efectuarse por vía privada judicial, consular o
diplomática o por intermedio de la autoridad central, se omite el requisito de la legalización
a prescindir de la legalización art. 7/.
4) Los documentos que deben acompañar al exhorto, así como la información respectiva
que le asegure al notificado la posibilidad de contar con auxilio legal en el Estado

30
requirente, son varias y están enumeradas en el arto 8.
5) La asistencia judicial internacional mediante exhorto no conlleva la obligación de
ejecutar la sentencia extranjera/arto 9
6) La norma procesal aplicable a la tramitación del exhorto es la del Estado requerido art.
10, cuyo órgano jurisdiccional será competente para conocer de todas las cuestiones a
que de lugar el cumplimiento de la diligencia solicitada art. 11/.
7) Las actuaciones referentes al exhorto generarán costas y demás gastos a cargo de los
interesados, sin perjuicio del beneficio de pobreza que queda sometido a la ley del Estado
requerido art. 12/.
8) Los funcionarios consulares o diplomáticos podrán dar cumplimiento a las diligencias
materia de exhorto, no obstante la naturaleza jurisdiccional de los actos, siempre que
estén autorizados por las leyes del Estado requerido, y sin atribuciones para el empleo de
medios coercitivos./art. 3/.
9) Los Estados partes en esquemas de integración económicas quedan facultados para
acordar entre sí procedimientos y trámites particulares más expeditos en materia de
asistencia judicial art. 141 permaneciendo vigentes las disposiciones de otros
instrumentos bilaterales o multilaterales anteriores o las prácticas más favorables que
pudiera haber en la materia art. 151.
10) Se contempla extender las normas de esta Convención a la materia criminal, laboral,
contencioso administrativo, juicios arbitral es u otras materias objeto de jurisdicción
especial art. 17/.
11) El cumplimiento de un exhorto o carta rogatoria está condicionado a que no quebrante
el orden público art. 17/.
El protocolo Adicional a la Convención Internacional Sobre Exhortos o Cartas Rogatorias
viene a fortalecer el diligenciamiento de exhortos o cartas rogatorias transmitidos por la
autoridad central del Estado requirente a la autoridad central del Estado requerido,
completando o supliendo las disposiciones adoptadas en la Convención de Panamá de
1975. En ese sentido el Protocolo contempla la designación en cada Estado, de una
autoridad central que ejercerá las funciones determinadas en la Convención y en el
Protocolo.
A efecto de uniformar los requisitos esenciales del exhorto, se elaboraron formularios tipo
que se identifican como anexos A, B y C, los cuales también insertamos en el apéndice de
esta obra. Estos formularios deben estar impresos en los cuatro idiomas oficiales de la
OEA requiriéndose de esta manera, que únicamente la copia de la demanda o petición se
encuentre traducida.
En cuanto a los costos, la prestación del servicio público de justicia será gratuita, mientras
que los ajenos a éste, serán sufragados por los particulares.
El estado requerido podrá reclamar a los interesados el costo del
Este protocolo, de carácter eminentemente práctico, que busca armonizar los sistemas de
derecho común y de derecho civil, está abierto a la firma y sujeto a la ratificación o a la
adhesión de los Estados miembros de la OEA que hayan firmado la Convención

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Interamericana sobre Exhortos o Cartas Rogatorias suscrita en Panamá el 30 de enero de
1975 o que la ratifiquen o se adhieran a ella.
Otros instrumentos internacionales multilaterales se han ocupado también este medio de
cooperación internacional. Cabe mencionar la Convención de La Haya de 1905, que
plantea soluciones a problemas que pueden surgir respecto a las comisiones rogativas a
saber.
1) La tramitación se hace por la vía, si bien no se descarta la vía diplomática;
2) Desde redactarse en el idioma de la autoridad requerida o en el convenido o se
acompañará de traducción certificada por un agente diplomático o consular del Estado
requirente o traductor autorizado por el Estado requerido.
3) Puede negarse el cumplimiento en las circunstancias siguientes:
a) Cuando no se establece la autenticidad del documento;
b) Si en el Estado requerido, no entra dicha ejecución en las atribuciones del poder
judicial;
c) Si el Estado requerido juzga la comisión como atentatoria a su soberanía y seguridad.
4) La forma de cumplimiento se sujetará a las leyes del Estado requerio.

Del cumplimiento de los exhortos, sentencias y fallos arbitrales en República


Dominicana
La República Dominicana, en materia de auxilio judicial, en el sentido de que nuestro país
puede proporcionar, o bien, solicitar respecto de la realización de actos procesales y para
la ejecución fallos emanados de órganos jurisdiccionales extranjeros, tiene disposiciones
legales, tanto en los Códigos Civil y de Procedimiento Civil, así como compromisos
internacionales en calidad de parte contratante en instrumentos internacionales.
Algunos autores dominicanos se han referido al tema de la ejecución de las sentencias
extranjeras, especificando que no procede en la
República Dominicana ejecución alguna que no emane de una autoridad nacional
Así, F. Tavarez, en su obra "Elementos de Derecho Procesal Civil", nos dice: "no puede
procederse en la República Dominicana a ninguna ejecución sino en virtud de una orden
emanada de una autoridad pública nacional. Esto es una consecuencia del principio
según el cual los agentes de la fuerza pública no pueden obtemperar a los mandatos de
ninguna autoridad extranjera.
De aquí la disposición del art 546. "Las sentencias dada por los tribunales extranjeros, y
los actos celebrados ante funcionarios de otra nación no serán susceptibles de ejecución
en la República Dominicana sino de la manera y en los casos previstos por los arto 2123
Y 2128 del Código Civil; estos es después que hayan sido hechos ejecutorios, mediante
exequátur, por un tribunal dominicano, el cual puede concederlo o rehusado, luego de
examinar el título ejecutorio extranjero.
La cuestión de saber cuáles son los poderes del tribunal dominicano en este caso es
materia que corresponde al Derecho Internacional Privado".
El arto 546 del Código de Procedimiento Civil Dominicano ha sido sustituido por el arto
32
122 de la ley 834, que reza así: Las sentencias rendidas por los tribunales extranjeros y
los actos recibidos por los oficiales extranjeros son ejecutorios en el territorio de la
República de la manera y en los casos previstos por la ley".
Se ha llamado la atención sobre esa modificación a la ley 546 en el sentido de que los
términos de este último eran más precisos. "Es justo reconocer que el antiguo art 546 del
Código de Procedimiento Civil exhibía una mejor redacción que el actual arto 122 de la ley
834, el cual introdujo términos menos precisos, como el de "actos recibidos por oficiales
extranjeros", pero tiene el indudable mérito de haber dado una cobertura más amplia a la
ejecución de las sentencias y actos extranjeros con lo cual quedó descartada cualquier
restrictiva interpretación".
Para que las sentencias extranjeras y en general los actos recibidos por los oficiales
extranjeros puedan ser hechos ejecutorios en la República Dominicana, tanto a la luz de
derogado arto 546 como del actual art. 122, es preciso el exequátur otorgado por un
tribunal dominico.
Como vimos en la cita de la Obra de F. Tavares, los autores dominicanos entienden que
el juez o tribunal puede "conceder o rehusar el exequátur, luego de examinar el título
ejecutorio .extranjero".
Nos parece una observación correcta, tanto a.1uz de la legislación nacional como del
Tratado de Derecho Internacional Privado o Código Bustamante, de 1928, del cual la
República Dominicana es parte en efecto, recordamos que la ley 834, en su arto 122
habla de la ejecución de sentencias extranjeras en el territorio de la República "de la
manera y en los casos previstos por la ley".
Y los artículos 426 y 429 del Código de Bustamante prevén la admisión o la denegación
de la ejecución de las sentencias extranjeras en el territorio de un Estado contratante.
¿A qué tribunal corresponde decretar el exequátur en la República Dominicana para un
fallo extranjero?
Se atribuye una competencia general a los tribunales de primera instancia que
administran justicia en República Dominicana, para conceder o rechazar el exequátur a
los fallos extranjeros.
A la luz de los principios generales sobre competencia, se determina el Tribunal
dominicano de Primera instancia competente.
En principio será el tribunal del domicilio del demandado.
A falta de éste, será el tribunal de la situación de los bienes sobre los cuales debe ser
ejecutado el fallo.
El exequátur debe ser pedido en nuestro país al Tribunal o juzgado de Primera Instancia,
sin importar que la jurisdicción extranjera que haya estatuido sea civil, comercial, de
primer grado o de apelación.
Se ha admitido que el exequátur no puede ser pedido en reherimiento, aunque la decisión
extranjera sea análoga". Este citado autor admite que el "Tribunal de Primera Instancia
territorialmente competente... es e principio, aquel del domicilio del demandado".
Los artículos 115, 116, 117, 118 Y 119 del Código de Procedimiento Civil tratan sobre las

33
condiciones Generales de Ejecución de las Sentencias en República Dominicana.
Entretanto, siendo el Código Bustamante instrumento vigente en nuestro país, a éste hay
que referirse para conocer las condiciones que debe reunir esta sentencia civil o con
exhortos y cartas.

CONCLUSIONES

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Tanto en la doctrina como en la jurisprudencia no existe un tratamiento unívoco para la
calificación del derecho extranjero. Especialmente en la jurisprudencia, existe una división
mucho más notoria, ya que sólo una dualidad hecho-derecho, es decir, sin mayores
distinciones, debilita aún más el tratamiento del derecho extranjero, transformando los
extremos en posiciones absolutas en relación a la calificación Hecho o Derecho. La
noción de territorialidad, tanto en las decisiones jurisdiccionales, como en la aplicación de
la lex fori, marca un difícil camino a la complementariedad del sistema jurídico y el
derecho extranjero en Chile, como también en Latinoamérica.

Bibliografía
Lagares, D. C. (2022). Analisis de las excepciones del Derecho Extranjero d. Santo Domingo
Oriental: Unidades del programa de la asignatura UAPA.

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