6 Sombreros
6 Sombreros
6 Sombreros
ADMINISTRACIÓN II
PROF. JOSÉ LUIS BONILLA CASTELLANOS
ALUMNO:
PÉREZ HERNÁNDEZ KEVIN ALEXANDER
REPORTE DE LECTURA:
“6 SOMBREROS PARA PENSAR – EDWAR DE BONO”
INTRODUCCIÓN
El doctor Edward Charles Francis Publius de Bono es el creador del concepto de
pensamiento lateral para el desarrollo de la creatividad del cual comentaré bastante en los
posts, ya que creo que es una magnífica herramienta para pensar el futuro, predecirlo, o
mejor aún: modelizarlo. La pasión de Bono fue desarrollar formas alternativas de
pensamiento divergente, fáciles de comprender y aplicables a todos los ámbitos de la vida.
Entre otras técnicas de pensamiento sencillas, prácticas y eficaces creadas por de Bono está
el método de los "Seis Sombreros" para pensar, que es usado internacionalmente por
muchas empresas para sistematizar el pensamiento, dado que el pensamiento tradicional no
está preparado para las transformaciones que deben llevar a cabo las empresas para
afrontar el futuro.
El método de los seis sombreros nos permite avanzar paso a paso en la discusión de un
tema, atendiendo un asunto a la vez, separando la emoción de la lógica y la creatividad de la
información, con lo que eliminamos el principal obstáculo del pensamiento eficaz: la
confusión.
El autor plantea dos formas de usar los sombreros: individual y en secuencia. La individual se
utiliza durante una discusión para pedir un determinado tipo de pensamiento (color de
sombrero), cuando surge la necesidad de opciones nuevas. En el modo en secuencia los
sombreros se usan uno tras otro de acuerdo con un orden establecido previamente. Se
pueden utilizar todos o sólo algunos de los sombreros.
Los sombreros señalan la dirección en la que hay que pensar, por lo que los miembros del
grupo deben respetar su uso. Sólo la persona a la que se le asigna el sombrero azul es la
indicada para autorizar los cambios.
Esta técnica plantea que algo tan sencillo como ponerse un sombrero es en muchos casos
un acto deliberado y que exige un cierto tiempo para elegir el adecuado antes de salir a la
calle. Por ello el psicólogo asegura que con el pensamiento debería suceder lo mismo: ser
deliberado y cuidadoso. Aprender a pensar bien, saber elegir los pensamientos adecuados y
cuidar lo que pensamos es con certeza una forma de vivir mejor. Tener varios sombreros
como opciones es lo ideal para que la creatividad surja con facilidad.
La base de donde parte esta técnica es que el pensamiento en los seres humanos siempre
se da entre perspectivas diferentes, pero en ocasiones la mente se vuelve un caos porque
salta de una perspectiva a otra sin un objetivo y, generalmente, de forma inconsciente. En el
polo opuesto, la mente puede estar encasillada porque se está tratando de encontrar una
solución desde una sola perspectiva, lo cual limita y a veces hasta nubla el juicio.
Por lo tanto, lo que busca la técnica de los seis sombreros es provocar pensar desde cada
uno de esos puntos de vista diferenciados, es decir, hacer conscientes las perspectivas, con
lo cual se tendrá un panorama más amplio del caso, pros y contras más eficientes y otros
caminos que probablemente no se tenían en vista.
Los seis sombreros representan seis maneras de pensar y deben ser considerados como
direcciones de pensamiento más que como etiquetas para el mismo, es decir, que los
sombreros se utilizan proactivamente y no reactivamente.
SOMBRERO BLANCO
Primeramente, comenzaré hablando sobre el primer sombrero, el cual es el de color blanco.
Este sombrero, como lo indica su nombre, no presenta ningún color, esto quiere decir que,
significa neutralidad.
Este sombrero tiene como razón principal la información pura. El sombrero blanco nos
proporciona una imagen clara del mundo, la neutralidad en él, su propia objetividad, la
atención se concentra exclusivamente en la información disponible que abarca todos los
hechos y cifras comprobables; la energía se concentra en buscar y plantear información en
tratar de obtener datos puros, ocasionando que, en muchas ocasiones suelan enredarse
entre ellas.
Este es, quizás, el sombrero que más habilidad exige, ya que se convierte en una disciplina
de mucho rigor, esto no sería para nada extraño dentro de este sombrero. Por ejemplo, que
un político experimentará grandes dificultades en el momento de utilizar un sombrero de este
tipo.
El pensamiento de sombrero blanco puede incluir datos subjetivos, como las opiniones o
sentimientos de otra persona, siempre y cuando se plantee. De nueva cuenta, unos ejemplos
de esto serían:
Juan piensa que cierto producto o cosa, no se venderá.
María odia trabajar en esa área.
Asimismo, se pueden incluir hechos que ya hayan sucedido con anterioridad, pero en tal
caso, se debe dejar claro que son hechos de segunda clase.
La siguiente frase tiene mucha, pero mucha razón, ya que: “El tener razón al decir que
permitir la referencia a hechos que no están comprobados, no significa que el sombrero
blanco abra el camino a especulaciones, rumores y habladurías en la medida en que esos
datos tienen una función limitada de hipótesis provisionales y únicamente podrán utilizarse
como base para una decisión cuando hayan sido previamente corroborados como la verdad
de la información aportada”.
Este sombrero de naturaleza netamente práctica permite que se plantee toda la información
disponible; si bien exige que, en cada caso, se formule adecuadamente el grado de certeza o
de incertidumbre que acompaña cada hecho, no trata de expresar opiniones o deseos, sino
de plantear todo lo que puede ser cierto y comprobable, dejando claro el nivel de certidumbre
que envuelve cada hecho.
El arte de este sombrero radica en saber moverse, con el objetivo de manifestar
correctamente la probabilidad de cada hecho; el pensador de sombrero blanco es objetivo, el
cartógrafo es un gran ejemplo en la vida diaria, ya que se limita a trazar un mapa que sea de
alta confianza como le sea posible, por lo cual ignora el uso que tendrá esa información en
este sentido.
Por lo general, el pensamiento de sombrero blanco suele utilizarse al inicio de las reuniones
como telón de fondo, esto con la finalidad de realizar un ejercicio de pensar que es lo que
viene y a lo largo de la reunión se vuelve a acudir al ejercicio para definir la información
necesaria que hace falta; es obvio que este sombrero excluye cosas esenciales, pero su
propósito es muy concreto: proporcionar información.
SOMBRERO ROJO
El siguiente sombrero es el rojo, el cual, se me hace muy interesante, pero veamos su
finalidad.
A la frialdad del sombrero blanco, se le opone en el fuego, el calor y la pasión, propios del
sombrero rojo, que se centra en los aspectos no racionales del pensamiento a través de él,
por lo cual, se genera la oportunidad de expresar las emociones, los sentimientos y las
intuiciones sin necesidad de explicarlos o justificarlos.
El sombrero rojo da validez a estos aspectos irracionales y los hace visibles para que
enriquezcan el mapa de pensamiento y el sistema de valores que servirá para decidir la ruta.
En dicho mapa, en las reuniones oficiales y los encuentros de negocios, no se permite. por lo
general, que las emociones entren de forma expresa en juego se asume que éstas empañan
el pensamiento y que el mejor pensador es quien logra asumir distancia y frialdad frente a los
hechos, pero, aunque se intente negar las emociones, siempre están latentes, disfrazadas de
lógica, saboteando el debate.
Este sombrero permite plantear, tal y como son, a las emociones, al fin y al cabo, estas
forman parte del método de pensamiento y de nada sirve esperar que desaparezcan o que
no interfieran con el pensamiento puro; adicionalmente, una vez que las emociones se han
expresado se abre la posibilidad de explorarlas e incluso modificarlas.
Nuestro pensamiento tiene la capacidad potencial de alterar las emociones, con esto, puede
ser suficiente para ello imaginarse un fondo emocional diferente, figurarse la forma en que
cambiarían las cosas en él y dejar que esa imagen produzca sus efectos. En el pensamiento
del sombrero rojo, tiene cabida una amplia gama de sentimientos de toda índole:
Entusiastas.
Neutros.
Dudosos encontrados de infelicidad.
Cuando se le pide a un participante que se exprese con este lenguaje, esta persona puede,
si es el caso, formular un sentimiento neutro confuso dudoso o indeciso, pero en ningún caso
puede pasar la metáfora del sombrero rojo, ya que le ayudará a centrar su atención y a dar
un esfuerzo sincero por desentrañar las emociones que estás sintiendo, por otra parte, jamás
deben pedir justificaciones o argumentos para explicar sus sentimientos a un pensador que
esté empleando este sombrero, pero en caso de hacerlo, el sombrero perdería su eficacia,
pues las personas solamente expresarían aquellos sentimientos que pudieran explicar, y por
lo general, estos no son los que más importancia tienen.
La utilidad del sombrero es como reflejar en un espejo, las emociones con toda su
complejidad, como los sentimientos son cambiantes, es conveniente utilizar el sombrero en
distintos momentos de la reunión, pues es posible que lo que se haya dicho a lo largo de la
sesión, haya ejercido un impacto sobre las emociones de los presentes, haciendo que los
temores se disipen o que, por el contrario, el optimismo y la alegría inicial se hayan perdido.
El pensamiento de sombrero rojo abarca también sentimientos intelectuales del estilo, así
como aquellos juicios complejos que ocurren en la mente, pero que no se pueden explicar,
las llamadas intuiciones o corazonadas.
SOMBRERO NEGRO
Después de hablar de la intensidad que representa el sombrero rojo, es hora de pasar a otro
que es, por decirlo, el más oscuro de los 6, el sombrero negro.
El sombrero negro o el sombrero de la oscuridad, la prevención y la cautela, es quizás, el
que más utilizamos en la vida cotidiana, el más arraigado en la tradición occidental y el más
importante en el pensamiento, porque nos ayuda a ser precavidos, nos aleja de los peligros y
nos permite en última instancia sobrevivir si algo no encaja en nosotros.
No se ajusta a nuestros recursos, a nuestros valores, a nuestra política o a nuestras
características personales; el sombrero negro es el espacio para señalarlo y tal vez por eso
mismo suele ser muy fácil de usar, pues termina siendo una vía para expresar algo que
ocurre de modo natural.
En nuestros cerebros, la tendencia a sentirnos incómodos ante la inadecuación nos hace
evitar las cosas que no encajan en nosotros, por esta razón, este es el sombrero de la
precaución, el que nos aleja de lo ilegal, de lo inútil, de lo peligroso, de lo contaminante y de
todas acciones cuyos efectos puedan causarnos un perjuicio.
Este es el sombrero de la cautela, aquel que nos ayuda a ser precavidos, a evitar peligros y
dificultades; es el sombrero de la prevención, el cual, nos protege de malgastar inútilmente el
dinero, el tiempo y la energía; a diferencia de lo que sucede con el sombrero rojo, el negro
exige razones que se sostengan por sí mismas; su carácter es netamente lógico y no basta
con sentir que algo no encaja para poder expresarlo.
Con este sombrero es necesario justificar el fallo poner de manifiesto, el riesgo, explicitar las
razones del escepticismo, porque a diferencia de lo que sucede con el pensamiento
académico, el del sombrero negro busca incidir en el mundo real anticipándose a las
consecuencias reales de un determinado curso de acción y ese análisis debe basarse en
peligros reales y no en un pesimismo y reflexivo por su potencialidad para anticipar el futuro y
por su operatividad práctica. El sombrero negro resulta ser de gran utilidad al valorar y
planificar una idea, por un lado, ayuda a decidir si se debe seguir adelante con ella o
abandonarla, otro punto a la hora de utilizar este sombrero nos logra señalar los puntos
débiles de la idea y permite diseñar estrategias para corregir.
En las reuniones que se realizan con el método de los seis sombreros debe haber un
facilitador que se encargue de mantener la disciplina del sombrero, haciendo que se cumplan
las reglas y evitando que se caiga en la discusión; en algunos momentos esa persona puede
proponer el uso del sombrero negro para reflexionar sobre el propio proceso de pensamiento
que está teniendo lugar, siempre y cuando se realice de forma ordenada.
La visión de este sombrero puede provocar que en una reunión los participantes corrijan a
otros sus errores, diciéndoles, por ejemplo, que los comentarios que están realizando pueden
desencadenar una crisis institucional.
Aunque el empleo del sombrero negro es indispensable, siempre se corre el riesgo de que se
abuse de él, con el modelo imperante de pensamiento, en el que hemos crecido, lo cual,
resulta ser mucho más común que ser crítico o ser constructivo.
SOMBRERO AMARILLO
Pensar en el sol, en sus rayos y en su luz, hace que el sombrero amarillo se convierta en
esos destellos de esperanza que emanan de mirar las cosas con optimismo.
El sombrero amarillo hace que el pensador analice los posibles beneficios de una idea e
intenta ver las ventajas de ponerla en práctica; este es un sombrero de pensamiento
constructivo con el cual, se plantean propuestas para propiciar cambios positivos, solucionar
un problema, introducir una mejora y/o aprovechar una oportunidad.
Este sombrero se relaciona con la eficacia, con hacer que las cosas sucedan, es la
contracara del sombrero negro pero es mucho más difícil de utilizar que aquél, porque si bien
nuestro cerebro tiene incorporado un mecanismo de defensa que nos lleva a evitar los
peligros, no existe un sistema equivalente que nos haga sensibles hacia el valor de las cosas
y las ideas y tal como sucede con el sombrero negro, en este caso tiene que existir alguna
razón lógica para valorar las cosas, si se tratara de una simple especulación fantasiosa,
estaríamos en el territorio del sombrero rojo.
La forma de sentimientos, corazonadas o intuición es parte del pensamiento del sombrero
amarillo, ya que se debe ir más allá y estar fundado en un esfuerzo consciente por encontrar
una base lógica que apoye y refuerce el optimismo planteado, sin que eso signifique que
cada punto requiera una justificación completa y exhaustiva; en ocasiones, este sombrero
depara grandes sorpresas, algo que parecía inútil, puede adquirir un gran valor. Cuando nos
esforzamos en buscar algo en la vida cotidiana, la gente suele verse obligada a resolver
problemas, pero rara vez se ve forzada a buscar oportunidades y este sombrero proporciona
esa oportunidad, pues el pensamiento que promueve se compone de una mezcla de
curiosidad, placer, avaricia y deseo de hacer que las cosas ocurran; todo eso se traduce en
una actitud en la disposición a avanzar, con esperanza positiva respecto de una situación en
última instancia.
Ser positivo no es más que una elección al someter una idea a esta vía de pensamiento, se
debe comenzar con la suposición del escenario posible de manera que se pueda valorar el
máximo beneficio, si dichos beneficios son atractivos, hay que estimar las probabilidades de
que ese escenario se lleve a cabo; pero si en ese plano ideal los beneficios no parecen
interesantes, lo mejor es descartar inmediatamente la propuesta.
El pensador de sombrero amarillo actúa de forma semejante a un vendedor que logra
grandes ventas; ya que, cuando el vendedor plantea una visión maravillosa que el cliente, el
mismo puede compartir, por lo general, que las personas vean el lado positivo de las ideas;
cuando sienten que se pueden beneficiar de ellas, el interés personal suele ser el motor
fundamental del pensamiento positivo, pero el sombrero amarillo no requiere tal motivación,
de hecho, es anterior a ella. El pensador que decide utilizarlo, asume una mirada positiva y
optimista aún antes de encontrar algún beneficio posible en aquello sobre lo que está
pensando; los emprendedores saben bien que hay aspectos muy positivos que no resultan
obvios a primera vista, en valor donde todos ven miseria y esto no significa que el sombrero
amarillo sea un asunto de grandes expertos o patrimonio exclusivo de los mayores
innovadores, las propuestas que surjan desde aquí no tienen que ser excepcionales ni
tremendamente ingeniosas.
SOMBRERO VERDE
El siguiente sombrero, es, quizás, mi sombrero favorito, el sombrero verde es la vegetación,
el crecimiento y la energía.
Se trata del sombrero de la creatividad, incluso quienes nunca han sido creativos, empiezan
a hacerlo cuando se concentran en los propósitos de este sombrero; con frecuencia, las
personas más creativas son aquellas que por estar motivadas le dedican más tiempo a tratar
de serlo, pero el pensamiento creativo se puede desarrollar de forma deliberada y aunque el
sombrero verde en sí mismo no vuelve a las personas más creativas, si les ofrece una forma
de motivación artificial, al proporcionarles el tiempo y la concentración necesarios para poder
serlo.
Así, bajo el influencia de este sombrero, la creatividad deja de ser un monopolio de la
persona, de las ideas y se convierte en patrimonio de todos; el sombrero verde permite
plantear posibilidades en cuya ausencia es imposible progresar esas posibilidades donde
implica huir de las viejas ideas para encontrar otras mejores; implican por tanto estar abiertos
al cambio con el fin de hacer mejor las cosas, porque a diferencia de lo que sucede en las
matemáticas, las situaciones de la vida tienen muchas soluciones posibles y algunas son
mejores que otras pues resultan menos costosas, más fiables, más realizables, etc.
Muchas personas tienen una tendencia de alegrarse con las primeras soluciones que se les
presentan y en ese momento dejan de pensar en el tema y no siguen buscando alternativas,
no obstante, salvo que el tiempo apremia y haya que decidir de urgencia, no hay ninguna
razón válida para suponer que la primera solución encontrada sea la mejor.
El sombrero verde es una invitación a explorar continuamente alternativas, incluso cuando
las cosas parecen funcionar bien, eso supone una actitud creativa permanente que permite
anticiparse a las dificultades, deteniéndose a pensar alternativas, aunque no haya una razón
aparente para ello; a fin de cuentas, una pauta creativa en el momento indicado puede
ahorrarnos el desgaste de corregir errores y resolver problemas que se habrían podido evitar.
La creatividad implica un lenguaje distinto del que predomina en muchos de los otros
territorios de nuestro pensamiento, pues en ella el juicio cede ante el movimiento, en lugar de
juzgar si las cosas encajan o no; el pensador creativo se mueve con una idea o desde una
idea, así es posible que esa idea le sirva de trampolín para pasar a otras o que, como una
semilla, vaya germinando hasta adquirir una forma concreta y práctica.
Un planteamiento típico de sombrero verde tendría una forma de este estilo, supongamos
que a la hora de realizar hamburguesas, ¿Qué movimiento podríamos sacar de esa idea?,
pues, el movimiento no es ausencia de juicio, es más bien un lenguaje activo en el que las
ideas son valoradas por su capacidad de llevarnos a nuevos lugares por su potencial para
hacernos avanzar en el ejercicio de este sombrero; podría ser valioso plantear ideas
deliberadamente lógicas y provocativas que puedan servir de estímulo para activar la
creatividad. El sombrero permite ser provocativo sin necesidad de justificar cada argumento y
es que las seguridades y las ansias de tener razón son inhibidoras de la creatividad, que
crece mejor donde hay exploración provocación y riesgo.
SOMBRERO AZUL
Para terminar, el último sombrero es uno, el cual, nos permite organizar el pensamiento, y
este sombrero es el azul.
El uso del sombrero azul tiene una función esencial, pues a través de él se definen los
propósitos y las pautas del ejercicio, al tiempo que se vela por su buen desarrollo, por tal
razón, quien coordina la reunión tiene una función automática de sombrero azul en la medida
en que le corresponde mantener el orden y garantizar que se respete el programa, pero el
hecho de que se cuente con una especie de director de orquesta a quien se le puede asignar
el rol exclusivo del sombrero azul, no obsta para que los demás participantes puedan utilizar
este sombrero y expresen así sus comentarios sobre el proceso de pensamiento que está
teniendo lugar.
Viendo esto desde una perspectiva más amplia, el pensamiento de sombrero azul representa
la capacidad de enfocar cualidades que diferencian al buen pensador del mediocre; la forma
más sencilla de centrar el pensamiento consiste en formular una pregunta, según muchos, es
la parte más importante del pensamiento, por desgracia, resulta mucho más fácil plantear
preguntas mucho tiempo después, ya que se ha obtenido una respuesta junto con las
preguntas de tanteo que son exploratorias y las de disparo que se utilizan para comprobar
algo y cuya respuesta es un sí o un no rotundo. Existen también los problemas otro tipo
especial de pregunta; saber definirlos es fundamental si un problema está mal formulado, y
su solución puede volverse irrelevante o innecesariamente incómoda, por esto, el pensador
de sombrero azul debe esforzarse mucho en definir muy claramente las problemáticas y de
ahí que resulte natural escucharle decir frases como:
Esta en realidad del frío no es el problema, el problema es la percepción del frío.
Por otra parte, cuando se piensa con el sombrero azul, se intenta dar una visión general de lo
que ha ocurrido y de lo que se ha logrado con el fin de imponer orden en el aparente calor,
por ello, las recapitulaciones y los resúmenes de lo que se haya planteado forman parte de
este tipo de pensamiento; adicionalmente, el pensamiento de sombrero azul permite diseñar
el software para pensar sobre un tema determinado en la medida en que las características y
exigencias circunstanciales varían.
Una nueva fase de sombrero azul serviría para organizar los conceptos que hayan surgido
en una lista más formal para clasificarlos según algún criterio; tras esto, podría tener lugar
una etapa de pensamiento constructivo, en la cual, se alternen los sombreros blanco,
amarillo y verde, con el fin de desarrollar cada propuesta y de ir dándoles a todas una
valoración positiva, después llegaría el turno del sombrero negro, que serviría como
chequeo, con él, se podría estudiar cuáles de las alternativas son imposibles o inservibles y
definir las debilidades de las demás, a continuación nuevas rondas de sombreros amarillo y
verde contribuirían a superar esas dificultades corrigiendo errores, eliminando, debilidades y
solucionando problemas; el sombrero negro se puede usar de nuevo para afinar aún más los
riesgos y peligros que subsistan. Nuevamente convendría desarrollar una ronda de sombrero
azul en la que se organice todo lo que se ha conseguido y se proponga una estrategia para
elegir el camino a seguir.
El uso del sombrero azul tiene
Cuando se piensa con el
una función esencial, pues a
sombrero azul, se intenta
través de él se definen los Tiene como razón
dar una visión general de lo Puede incluir datos
propósitos y las pautas del principal la
que ha ocurrido y de lo que subjetivos, como las
ejercicio, al tiempo que se vela información pura.
se ha logrado. opiniones o sentimientos
por su buen desarrollo
de otra persona, siempre y
El sombrero verde es una cuando se plantee.
invitación a explorar El último sombrero es
continuamente alternativas, uno, el cual, nos permite
incluso cuando las cosas organizar el El sombrero blanco, como
parecen funcionar bien, eso pensamiento, y este lo indica su nombre, no Da validez a estos aspectos
supone una actitud creativa sombrero es el azul. presenta ningún color, esto irracionales y los hace
permanente quiere decir que, significa visibles para que enriquezcan
neutralidad. el mapa de pensamiento y el
El sombrero verde es
Se trata del sombrero de la sistema de valores que servirá
la vegetación, el
creatividad, incluso quienes para decidir la ruta.
crecimiento y la
nunca han sido creativos, energía. 6 SOMBREROS El fuego, el calor y la pasión
empiezan a hacerlo cuando se PARA PENSAR son propios del sombrero rojo,
concentran en los propósitos que se centra en los aspectos no
de este sombrero El sombrero amarillo hace que racionales del pensamiento a
el pensador analice los posibles través de él.
beneficios de una idea e intenta
ver las ventajas de ponerla en El sombrero negro o el sombrero de
Para someter una idea a
práctica, además, este es un la oscuridad, la prevención y la La utilidad del sombrero es
esta vía de pensamiento, se
sombrero de pensamiento cautela, es quizás, el que más como reflejar en un espejo, las
debe comenzar con la
constructivo. utilizamos en la vida cotidiana y es el emociones con toda su
suposición del escenario
más importante en el pensamiento. complejidad, como los
posible.
sentimientos son cambiantes, es
conveniente utilizar el sombrero
Este sombrero se relaciona con Con el método de los seis sombreros en distintos momentos.
la eficacia, con hacer que las debe haber un facilitador que se Este es el sombrero de la
cosas sucedan, es la contracara encargue de mantener la disciplina del cautela, aquel que nos ayuda a
del sombrero negro, pero es sombrero, haciendo que se cumplan las ser precavidos, a evitar peligros
mucho más difícil de utilizar que reglas y evitando que se caiga en la y dificultades.
aquél. discusión.
CONCLUSIÓN
A lo largo de los años, los resultados demuestran que con este método los miembros de un
grupo con personalidades dispares miran y trabajan con una misma dirección, se suman
esfuerzos y talentos empleando al máximo su experiencia, conocimientos y distintos puntos
de vista, se reducen los conflictos egocéntricos, se elimina la confusión y contribuye al ahorro
de tiempo en la discusión de los problemas.
Cada sombrero simboliza una forma de ver, una manera específica de pensar, que no se
preocupa tanto por describir lo ya ocurrido, sino que intenta suponer lo que está por venir. Al
tratarse de una convención aceptada, que responde a ciertas reglas concretas, el uso de los
sombreros permite expresar libremente aquello que la racionalidad lógica de occidente tiende
a censurar y, al mismo tiempo, contribuye a limitar y a darle un mejor uso a ciertas formas de
pensamiento que son propias de dicha racionalidad, pero que por lo general suelen conducir
a discusiones y confrontaciones infructuosas. Cuando los pensadores han incorporado las
reglas de este método y el uso de los sombreros se ha convertido en una especie de
lenguaje común, el ejercicio de pensar logrará deparar resultados maravillosos e imprevistos.
Por la forma como está diseñado nuestro cerebro, nos resulta imposible experimentar
sensibilización en diferentes direcciones de forma simultánea y el método de los seis
sombreros parte de esa constatación, además, ofrece una novedosa alternativa para
maximizar nuestra capacidad de pensamiento, cada sombrero simboliza un pensar.
Pensar lo cierto es que todos los sombreros están disponibles para todas las personas,
siempre y cuando se esfuercen por mirar en esa dirección; el modelo de los sombreros
entonces no pretende impactar en las motivaciones profundas que cada individuo tiene para
la acción ni intenta modificar las personalidades, sino que se limita a proponer
comportamientos en esta medida, sus resultados son mucho más aceptables y eficaces que
los de aquellos métodos analíticos que se sustentan en la promesa de transformar al
individuo.
El método de los seis sombreros es una alternativa muy valiosa para suplir las carencias del
pensamiento occidental que, al sentar sus bases sobre la discusión y el análisis, ha dejado
fuera muchas máscaras del pensamiento humano desde sus orígenes en la antigua Grecia
El pensamiento occidental se ha centrado en la discusión y en la crítica y se ha esforzado por
comprender lo que es Sócrates, por ejemplo, consideraba que su papel en el mundo
radicaba en señalar lo que estaba mal; Platón se preguntaba por la realidad y alegaba que
nosotros apenas si alcanzamos a ver sus sombras. Un pensamiento así puede ser muy
bueno, pero es insuficiente y mucho más en un mundo cambiante donde las conclusiones de
un momento a otro pueden resultar obsoletas.
Algo interesante que propone su creador es que se debería reconocer que al pensar se
aprende y para ello es necesaria la práctica constante, ya que la innovación y la creatividad
se nutren.
El método de los seis sombreros enriquece ese pensamiento analítico al complementarlo con
otras visiones y al promover un esfuerzo consciente por ir más allá de lo que es y pensar
también en lo que puede ser en contraste con el pensamiento argumentativo y de
confrontación.