RevDchoNinezFamiliaGenero Vol-4
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PRESENTACIÓN ENTREVISTAS
DOCTRINA LEGISLACIÓN
JURISPRUDENCIA
Contenido
1. PRESENTACIÓN
1.1. Presentación Revista nro. 4
Por Ezequiel Cooke..................................................................................................................... 03
2. DOCTRINA
2.1. Manuela tiene voz. Violencia obstétrica
Por Sabrina Kenis........................................................................................................................ 05
2.3. La compensación económica en clave de género
Por María D. Theaux y Lautaro M. Miranda............................................................................ 16
2.4. Cuando el tiempo y las circunstancias de los niños, niñas y adolescentes pierden
ante las formas. Un fallo que ordena prioridades y educa
1
Por Lorena S. Cappella y Oscar A. Davini................................................................................. 24
2.5. Cuando el silencio grita. TRHA. Cese de criopreservación de embriones
Por Juliana Paredes..................................................................................................................... 52
2.6. Perspectiva de género en el marco de las relaciones de poder «posesión y tenencia»
Por Mariano E. Pelliza Palmes................................................................................................... 81
2.7. La conformación de las familias adoptivas: el proceso psico-afectivo y el proceso judicial
Por Aldana Othar........................................................................................................................ 96
2.8. Breve reflexión de la estrecha relación existente entre vulnerabilidades y géneros
Por Ezequiel Cooke..................................................................................................................... 110
3. JURISPRUDENCIA
3.1. B. E. M. | reservado s/ adopción s/ casación.......................................................................... 114
3.2. López Joaquín | información sumaria..................................................................................... 117
3.3. V. M. S. A. y L. M. y O. B. P. | medidas proteccionales........................................................... 118
3.4. P. T. M. B. c/ V. L. D. | tenencia de hijos................................................................................... 120
3.5. M. Z. A. R. c/ G. M. A.N. | restitución internacional de menores.......................................... 121
4. ENTREVISTA
4.1. Entrevista a la Dr. Bettina Croppi - Fiscal de instrucción de Violencia Familiar en Prov.
de Córdoba sobre el tema “La investigación penal de los delitos cometidos en contextos
de Violencia Familiar”................................................................................................................. 123
4.2. Entrevista a la Dra. Dora Barrancos - Investigadora, socióloga, historiadora feminista,
Asesora ad honorem presidencial, ex directora del CONICET sobre el tema “Aspectos
prácticos relativos a las modalidades de la Violencia contra la Mujer, a la luz de la
ley 26.485 y sus modificatorias”................................................................................................ 123
4.3. Entrevista al Dr. Sebastian Monjo - Juez Civil, Comercial y de Familia de Villa María
sobre el tema “Los daños derivados de las relaciones de familia”....................................... 123
4.4. Entrevista al Dr. Guillermo González - Fiscal de Instrucción del Distrito I Turno II
Provincia de Córdoba sobre el tema “Género y justicia. Mandatos de masculinidad”...... 124
4.5. Entrevista al Dr. Marcelo Escola - Juez de familia de Distrito San Lorenzo sobre
el tema “La gestación por sustitución desde la praxis de los juzgados de familia.”........... 124
5. LEGISLACIÓN
5.1. Legislación Nacional................................................................................................................... 125
5.2. Misiones....................................................................................................................................... 125
5.3. Salta.............................................................................................................................................. 125
5.4. Santiago del Estero..................................................................................................................... 126
5.5. Tierra del Fuego.......................................................................................................................... 126
1
Presentación Presentación
Revista nro. 4 de Derecho de la Niñez
MJ-DOC-16411-AR | MJD16411
Transcurrido el primer año del lanzamiento cia doméstica; ii) Entrevista al Dr. Guiller-
de la revista, y contentos con los resultados mo González, relativa a Géneros y justicia -
obtenidos reflejados en sus comentarios y Mandatos de masculinidad; iii) Entrevista
felicitaciones, renovamos el compromiso al Dr. Sebastián Monjo acerca de los da-
para el 2022 con el lanzamiento de la cuar- ños generados en el marco de las uniones
ta edición de esta joven revista que espera- convivenciales; iv) Entrevista al Dr. Marcelo
mos disfruten. Escola referida a la gestación por sustitu-
En lo relativo a la sección entrevistas - in- ción desde la práctica de los juzgados de
cluimos: i) Entrevista a la Dra. Bettina Cro- familia v.) y por último tuvimos el honor de
ppi, referida a la investigación penal sobre entrevistar a la Dra. Dora Barrancos sobre
delitos producidos en contextos de violen- los aspectos prácticos relativos a las moda-
21-enero-2022
MJ-DOC-16406-AR | MJD16406
I. INTRODUCCIÓN
La historia de Manuela2 nos conmueve, y representa la historia de muchas mujeres que
de manera cotidiana y a lo largo de sus vidas sufren algún tipo de violencias y/o en algu-
na de sus modalidades y el reciente fallo emitido por la Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos en su caso marca un nuevo hito en un arduo camino de (re) construcción
social desde un enfoque de género, al pronunciarse sobre la violencia obstétrica.
Las bases que sienta el caso «Manuela y otros vs. El Salvador» son de significativa impor-
tancia en la región, en particular teniendo en cuenta que, y tan solo según registros de
aquellos países en los cuales se tienen datos disponibles, el 55% de las mujeres gozan
de autonomía para la toma de decisiones relacionadas con la atención a la salud, anti-
concepción y/o ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos3. En este sentido la
violencia obstétrica no puede ser analizada sin tener presente la regulación legal de la
interrupción del embarazo de manera segura en el mundo4.
A quince años de «Penal Castro Castro vs. Perú»5 el que se erige como el primer pronun-
ciamiento emanado de un tribunal internacional de derechos humanos en el cual se apli-
ca la perspectiva de género de manera sistémica con el corpus iuris regional, además de
sentar las bases sobre jurisdicción en la aplicación de la Convención de Belem Do Para,
nuestro máximo tribunal regional de protección de los Derechos Humanos, sienta nue-
vos estándares vinculantes para los países signatarios en materia de derechos sexuales y
reproductivos y la violencia obstétrica que se ejerce contra las personas gestantes, lo que
representa un nuevo hito en el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres
y su rechazo a cualquier tipo y modalidad en que se ejerza violencias contra ellas6.
3 Estos datos surgen del informe sobre la población mundial 2021 por el Fondo de Pobla-
ción de las Naciones Unidas (UNFPA) titulado «Mi cuerpo me pertenece. Reclamar el derecho a
la autonomía y a la autodeterminación». https://news.un.org/es/story/2021/04/1490812 (última
consulta 3/12/2021).
4 Resulta de gran utilidad observar como el escenario regional es uno de los más restricti-
vos en cuanto a legislación en materia de aborto. https://maps.reproductiverights.org/worlda-
bortionlaws.
5 El 25/11/2006 la Corte Interamericana de Derechos Humanos emite su resolución en el
Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C
Nº 160.
6 En varios pronunciamientos la Corte ha señalado que la violencia contra la mujer no solo
constituye una abierta violación de los derechos humanos, sino que además atenta contra la dig-
nidad de las personas y resulta ser una manifestación de las relaciones de poder históricamente
desiguales entre hombres y mujeres que trasciende todos los sectores de la sociedad indepen-
dientemente de su clase, raza, o grupo étnico, nivel de ingresos, cultura, nivel educacional, edad,
o religación y afecta negativamente sus propias bases» (Caso Rosendo Cantu y otra Vs, México.
Excepción Preliminar, Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 31/08/2010.Serie C Nº 216).
No sabía leer ni escribir y al poco tiempo del nacimiento de su segundo hijo, su cónyuge
emigra hacia Estados Unidos sin volver a tener contacto con él.
El 26 de febrero del año 2008 y mientras se encontraba lavando ropa junto al río sufre
una caída que termina en un sangrado transvaginal. El día siguiente ingresa al Hospital
Nacional de San Francisco Gotera, siendo diagnosticada en su ingreso como parto extra-
hospitalario, retención placenta y desgarro perineal. Manuela estaba embarazada y no lo
sabía y mucho menos tenía registro del tiempo de gestación7.
El mismo día del ingreso al nosocomio, la médica que atiende a Manuela presenta una
denuncia contra ella ante la Unidad de Recepción de Denuncia, Fiscalía Subregional de
Morazan, dando de esta manera inicio al proceso penal en su contra.
Ese día, a tan solo 48 hs. de haber sufrido un aborto espontáneo y mientras se encontra-
ba recibiendo asistencia médica en el nosocomio Manuela es detenida por ser respon-
sable del delito de homicidio en perjuicio de su hijo recién nacido, siendo esposada a la
camilla del nosocomio estatal.
Se le designa un defensor público y lo llamativo es que a las pocas horas de su deten-
ción la Fiscalía de Morazan indica que «dentro de las investigaciones realizadas hasta el
momento se ha logrado determinar [.] que efectivamente [.] ha cometido delito, y quien
como consecuencia a la fecha se encuentra detenida».
Entre otros antecedentes tenidos en cuenta para arribar a tal conclusión se destaca la
historia clínica de la paciente, de la cual surgen valoraciones sobre datos personales rela-
tivos a su vida sexual y reproductiva, lo que por cierto no representa ninguna significan-
cia para la investigación que se iniciaba en su contra.
Se solicita al Juzgado de Paz de la Ciudad de Cacopera, Departamento de Morazan, no
solo la continuidad de detención sino también la instrucción formal del delito bajo argu-
mentos tales como que «para garantizar que el presente caso no quede en la impunidad,
y que no se frustre la secuela normal del proceso, ya que con los elementos de convicción
existentes se presumen también que dicha imputada puede evadir la acción de la justicia
mediante fuga y debe recordarse también de que el [del Código Procesal Penal], es bien
claro de que este tipo de delito no debe darse otra medida diferente a la detención pro-
visional» (Punto 68).
Es de destacar que Manuela no solo no pudo estar presente en la primer audiencia ante
el Juzgado interviniente, ello debido a la «falta de personal» responsable del traslado des-
de el nosocomio hacia la sede del Tribunal, sino que su propio abogado defensor avaló
el pedido de la fiscalía en avanzar en el juzgamiento ya que «se pudo establecer que se
dio la existencia del delito [.] pero existe duda en cuanto a la participación delincuencial»,
por lo que solicitó que se ordenara la instrucción formal sin detención provisional» (Pun-
to 70).
7 El punto VII «Hechos» del Caso Manuela y otros Vs El Salvador desarrolla los antecedentes
facticios necesarios para entender el contexto socio cultural marcado por la presencia de gran-
des asimetrías y vulnerabilidades fundadas en el género.
La instrucción formal y la detención provisional son ordenadas con argumentos que de-
notan un prejuzgamiento, además de la presencia de una mirada discriminatoria por su
género y clase, cuanto menos8, contexto que no difiere del juicio llevado a cabo ante el
Juzgado Segundo de San Francisco Gotera, donde minutos antes de dar comienzo a la
audiencia preliminar su abogado defensor solicitó ser sustituido por otro abogado con el
argumento de tener otra audiencia en la que participar.
El Tribunal condenó a Manuela por ser autora del delito de homicidio agravado y en-
tre los considerandos afirma que «la imputada al dar varias versiones inconsistentes e
inverosímiles a la luz de la lógica y la medicina, ha creado en la mente del juzgador las
posibles motivaciones que aquella tuvo para tratar de ocultar el hecho que había come-
tido, primero, sabía de su embarazo y que este era producto de una infidelidad, pues era
casada; por lo que teniendo capacidad de elección entre tenerlo, cuidarlo, alimentarlo y
vivir por él como naturalmente lo haría cualquier madre biológica, optó por un compor-
tamiento contrario a la naturaleza misma y a las exigencias del ordenamiento jurídico al
que estamos sometidos, y así esperó dar a luz al bebé para luego deshacerse de él arro-
jándolo ella misma a la fosa séptica» (Punto 83).
En la determinación de la pena, el Tribunal señaló que «no existe motivo legal alguno,
que justifique a una madre darle muerte a un hijo y menos a un recién nacido, que se
encuentra indefenso, quedando evidenciado en el proceso que el único motivo que tenía
la imputada era evitar la crítica pública o el rechazo de su esposo por la infidelidad come-
tida», y que «resulta evidente que la procesada es de bajísimo nivel cultural, desarrollada
en el campo, dentro de un lugar con patrones tradicionales, sin embargo tal situación no
justifica semejante conducta criminal de la imputada, pero si se toman en cuenta dichos
factores para la imposición de la pena mínima que establece el delito acreditado».
La sentencia quedó firme el 26 de agosto de 2008.
Mientras duró su detención tuvo una deficiente cuanto no nula atención de su salud o de
su enfermedad preexistente falleciendo ocho meses después de que se le diagnosticara
linfoma de Hodgkin con esclerosis nodular, un 30 de abril del año 2010.
En primer lugar, cabe resaltar que la Corte determina que se han violado los derechos a
la libertad personal y presunción de inocencia protegidos por los arts. 7 y 8.2 de la Con-
vención Interamericana de los Derechos Humanos.
En este sentido la libertad de las personas contra toda interferencia ilegal y arbitraria del
Estado tiene como herramienta necesaria para su prevalencia la garantía de no ser priva-
do de su libertad de manera ilegal o arbitraria, así como también el conocer las razones
de su detención ilegal o arbitraria y cargos imputados con el consiguiente acceso a la
justicia y el derecho de defensa.
Pero en particular en relación con la prisión preventiva la Corte IDH viene afirmando que
debe existir una razonabilidad de su plazo —detención— ya que entiende, es la medida
más severa que se puede aplicar al imputado de un delito, motivo por el cual su aplica-
ción debe tener carácter excepcional12.
Se impone aquí el test de proporcionalidad13 a los fines de garantizar que la medida im-
puesta que restringe la libertad de la persona debe guardar un equilibrio y solo ser im-
puesta cuando sea necesario para la satisfacción de un fin legítimo, todo ello conforme
las prescripciones de la propia Convención, cual es garantizar la presunción de inocencia
y 7.3,7.5 y 8.2, esto significa poner la lupa en indagar si la intensidad de la intervención
judicial en cuanto dispone la detención de Manuela resulta proporcional a los intereses
del bien que busca proteger.
Pero además de analizar esta proporcionalidad, a la luz de los compromisos internacio-
nales asumidos por los Estados de la región, en cuanto deben adoptar medidas integra-
les para cumplir con la debida diligencia en caso de violencias contra las mujeres, resulta
una obligación categórica la perspectiva de género, entre otros elementos porque Ma-
nuela se encontraba en una emergencia obstétrica, por lo tanto, lo que está en debate es
la responsabiidad del Estado en su accionar.
Los Estados tienen la obligación de tratar al individuo como verdadero sujeto en el pro-
ceso, materializándose aquel en dos vertientes, una material, que se traduce en la posi-
bilidad real de participar en todos los actos del proceso de manera activa, y otra formal,
cual es tener una defensa técnica a través de un profesional que cumpla acabadamente
sus funciones de asesoramiento, control del proceso.
Manuela fue privada de todas las garantizas judiciales de las que era titular, a tal punto
que ni siquiera al momento de su detención se le informa el delito de la cual se la acusa,
sin dejar de resaltar la deficiente defensa técnica que el propio Estado le proveyó. No
12 Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 54, y Caso
Acosta Martínez y otros Vs. Argentina, supra, párr.76.
13 Cfr. Caso Servellón García y otros Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo, Reparacio-
nes y Costas. Sentencia de 21 de septiembre de 2006. Serie C No. 152, párr. 89, y Caso Villarroel
Merino y otros vs. Ecuador, supra, párr. 87.
basta por lo tanto con contar formalmente con un defensor de oficio, sino que se exige
contar con una defensa técnica diligente que asegure la protección de las garantías de la
persona acusada y se evite que sus derechos se vean lesionados14.
La detención fue ilegal, arbitraria y en una absoluta violación al principio de inocencia sin
que haya existido «fundamento jurídico razonado y objetivo sobre su procedencia —de-
tención— asi como su duración por más de cinco meses».
14 Cfr. Caso Giron y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Cos-
tas. Sentencia de 15 de octubre de 2019. Serie C Nº 390, párr. 101. Costas. Sentencia de 16 de
noviembre de 2009. Serie C No. 205, párr. 401, y Caso Guzmán Albarracín y otras Vs. Ecuador.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de junio de 2020. Serie C Nº 405, párr. 188.
15 Caso González y otras («Campo Algodonero») Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de junio de 2020. Serie C
No. 405, párr. 188.
ejercicio pleno de derechos entre los que encontramos el de una vida libre de violencias.
En particular afirma la Corte que la presencia de aquellos en procesos penales puede evi-
denciar una violación al principio de inocencia estandarte de todo Estado de Derecho16
(Parr. 134).
La erradicación de aquellos exige necesariamente (re) pensar las construcciones sociales
y culturales y jurídicas en cuanto a la distribución del poder entre hombres y mujeres y
por ende en la necesidad de construcción de una nueva ciudadanía, caso contrario esta-
mos ante una reproducción interminable de estereotipos que contribuyen a la persisten-
cia de la violencia contra las mujeres.
16 CEDAW, Recomendación General No. 33 sobre el acceso de las mujeres a la justicia, CE-
DAW/C/GC/33, 3 de agosto de 2015, párr. 26 a 28, y Oficina del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos, Documento de antecedentes sobre el papel del Poder Judi-
cial en el abordaje de los estereotipos nocivos de género en casos relativos a la salud y los dere-
chos sexuales y reproductivos, pág. 5. Disponible en: https://www.ohchr.org/Documents/Issues/
Women/WRGS/JudiciaryRoleCounterStereotypes_SP.pdf
17 Caso de los «Niños de la Calle» (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala, supra, párr. 144,
y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312, párr. 166.
Manuela se encontraba en una emergencia obstétrica, acababa de dar a luz y era con-
siderada como una persona que presentaba riesgo serio de fuga razón por la que se la
esposa a la camilla de internación, sin el mínimo respeto a su dignidad.
Como consecuencia de la violación al derecho a la salud se vulneran el derecho a la salud
sexual y reproductiva, los que conforme «I.V. Vs. Bolivia» y «Artavia Murillo y otras Vs.
Costa Rica» se relacionan con la autonomía y la libertad reproductiva, en cuanto al dere-
cho a tomar decisiones autonomías sobre su plan de vida, su cuerpo, y su salud sexual y
reproductiva, libre de toda violencia, coacción y discriminación18.
En un momento de extrema vulnerabilidad, aquellos responsables de garantizar justa-
mente el ejercicio de derechos humanos se constituyen en los principales promotores de
su violación.
La situación de vulnerabilidad es agravada por la emergencia obstétrica en la que se en-
contraba y a pesar de ello es detenida de manera inmediata y por lapso absolutamente
desproporcional atento las particularidades del caso sometido a conocimiento de la Corte.
Tanto el derecho a la vida, como el derecho a la integridad personal de relevancia par-
ticular en la CIDH deben ser protegidos por los Estados signatarios por ser un derecho
humano indispensable para el ejercicio del resto de los derechos humanos, entre los que
encontramos el derecho a la salud y es obligación de aquellos de asegurar su acceso en
condiciones de calidad y eficacia, lo que en definitiva se traduce en el derecho de toda
persona a gozar del más alto nivel de bienestar físico, mental y social.
No es ajeno el análisis de la calidad de atención médica recibida durante la emergencia
obstétrica, toda vez que la salud sexual y reproductiva es parte integrante del derecho a
la salud, y se relaciona con la autonomía y libertad reproductiva de las mujeres19.
necesidades en materia de salud de las mujeres son distintas de las de los hombres, y se presten
servicios apropiados para las mujeres. In re Caso I.V. Vs. Bolivia.
Trae para reforzar su postura la jurisprudencia sentada en Campo Algodonero Vs. Méxi-
co, I.V Vs. Bolivia y Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú.
El fallo nos impone la obligación de su análisis en un contexto particular en donde las
violencias contra las mujeres han recrudecido sin dejar de traer a colación el reconoci-
miento de aquellas y la necesidad de protección por parte de los Estados, ello marco del
sistema interamericano de derechos humanos.
Si bien las leyes que promueven la igualdad de género e implementan políticas públicas
en materia de prevención, asistencia y sensibilización en materia de violencias contra las
mujeres se encuentran en expansión no podemos desconocer que las mujeres se conti-
núan en una desventaja estructural lo que afecta la posibilidad de acceder a una igualdad
de género y por ende a un acceso igualitario de derechos.
Manuela tiene voz.
La compensación
económica
en clave de género
Por María D. Theaux1 y Lautaro M. Miranda2
Theaux - Miranda
MJ-DOC-16403-AR | MJD16403
I. A MODO DE INTRODUCCIÓN
La incorporación de la perspectiva de género en la labor judicial de decidir una controver-
sia importa el cumplimiento de la obligación constitucional y convencional de hacer efec-
tivo el derecho a la igualdad, en la búsqueda de un remedio a las situaciones desiguales
de carácter estructural y asimetrías de poder, cuyos sesgos androcéntricos siguen aún
enraizadas en el pensamiento popular. Se presenta, entonces, como un criterio de refe-
rencia en aquellas cuestiones que involucren tales notas o patrones estereotípicos de
género que visibilizan la desigualdad.
Si bien el juzgar con perspectiva de género es transversal a cualquier causa a resolver, el
presente comentario se focaliza en el Derecho de Familia, más precisamente en el insti-
tuto de la compensación económica y cómo, en función del análisis que deben efectuar
los Magistrados a la hora de resolver, éste busca recomponer la desigualdad de género
y oportunidades frente al quiebre conyugal o de pareja, en un claro encuadre en el pa-
radigma constitucional que enarbola los principios de igualdad y no discriminación de
todas las personas, sin distinción alguna.
Debe repararse que los estereotipos de género basados en el binomio: hombre como
sostén económico y mujer asociada a la noción del trabajo doméstico y el cuidado de
hijos, pueden —sin hesitación— limitar o anular el ejercicio de los derechos humanos de
las mujeres, que conlleva a la noción de subordinación y discriminación que las afectan
de manera desproporcionada.
La realidad nos muestra a diario que son las mujeres quienes —en general— relegan su
desarrollo o crecimiento laboral o profesional, en pos del cuidado de la prole y dedica-
ción a tareas del hogar y que frente a la ruptura o quiebre familiar quedan inmersas en
una situación de desventaja para afrontar su reorganización vital. Entonces, y desde una
perspectiva de equidad y de género, el instituto de la compensación económica se erige
como una herramienta eficaz para sortear la desigualdad estructural en la constitución
de las familias, a través de un aporte que le permita rearmarse para afrontar su nueva
cotidianeidad y reinserción laboral.
La mirada de género a la luz de los derechos humanos ha permitido la visibilización del
desamparo económico en que las mujeres se han visto sometidas a lo largo de los años
frente al quiebre del proyecto familiar en razón de roles estereotipados que han dado
prevalencia a lo masculino sobre lo femenino.
A raíz de ello, se nos abre el interrogante de saber de qué manera esos estereotipos pue-
den afectar la vida de las mujeres, qué relación guardan con la afectación de sus derechos
desde la mirada de la Justicia y cómo el instituto de la compensación económica busca
equiparar el desequilibrio que eventualmente algunas situaciones pueden provocar.
3 El art.97 del Código Civil Español recoge la figura de la pensión o prestación económica,
cuyo concepto y alcance han sido tomados por la novel legislación argentina.
Conforme sostiene Molina de Juan (2018), ambas estructuras normativas tienen una re-
dacción similar y es lo que permite el tratamiento conjunto del tema, sin que ello importe
asimilar o equiparar totalmente la figura4.
En el marco del matrimonio, sostiene Lorenzetti (2015) que la compensación económica
es el derecho que le asiste a uno de los cónyuges al momento de la ruptura del matri-
monio que tiene por finalidad compensar el menoscabo económico sufrido por no haber
podido desarrollar total o parcialmente actividad remunerativa, a raíz de haberse dedica-
do al cuidado de los hijos o del hogar común5. Se trata de un instituto que se aleja de todo
contenido asistencial, como así también de la noción de culpabilidad o inocencia como
elemento esencial para su asignación, de suerte que, al haberse derogado la noción de
culpabilidad en el quiebre de la pareja, la figura encuentra sustento en la «solidaridad
posconyugal».
Mizrahi (2018) entiende, en cambio, que acudir a la mentada solidaridad no resulta sufi-
ciente, por cuanto media una causa concreta y específica que hace necesario el compro-
miso de asumir esa compensación; dicho en otros términos, la compensación económica
tiene lugar por cuanto acontece un enriquecimiento puntual sin causa legítima, de suerte
que son la justicia y la equidad las que dan fundamento a la figura en cuestión6.
Siguiendo a Molina de Juan (2018), diremos que la compensación económica es un dere-
cho- deber de carácter familiar que tiene su fuente en las relaciones jurídicas de la pareja
entre adultos7.
Su finalidad es evitar que el matrimonio sea la causa del enriquecimiento de uno de los
miembros de la pareja, en desmedro del empobrecimiento del otro. Su función consiste
en actuar como un mecanismo corrector y re-equilibador para paliar o atenuar las des-
igualdades manifiestas, a fin de que el miembro de la relación jurídica familiar en desven-
taja pueda reamarse y vivir de manera autónoma.
De los mismos arts.441 y 524 del CCivCom. precitados surgen cuáles son los requisitos
justificantes que la ley exige para la procedencia del reclamo de compensación económi-
ca. Así, dispone que: debe haberse producido un desequilibrio económico manifiesto de
un cónyuge o pareja respecto de otro; que tal desequilibrio importe un empeoramiento
de la situación de quien invoca y que tenga por causa adecuada el matrimonio o convi-
vencia y su ruptura.
4 Molina de Juan, M.F. (2018). Compensación Económica. Teoría y Práctica. Santa Fe: Rubin-
zal Culzoni Editores, pp.21/22.
5 Lorenzetti, R. (2015). Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado. Tomo II. Buenos
Aires: Rubinzal Culzoni Editores, p.757.
6 Mizrahi, M.L. (2018). Divorcio, alimentos y compensación económica. Buenos Aires: Edito-
rial Astrea, pp.138/139.
7 Molina de Juan, M.F. (2018). Ob. Cit., p.21.
Ahora bien, a los fines de evaluar la procedencia de la misma, el juez debe efectuar una
ponderación de pautas objetivas, lo que lo aleja de consideraciones referidas a los com-
portamientos de la pareja, que quedan reservados al ámbito de la subjetividad.
En ese orden, los arts. 442 y 525 del CCivCom. proporcionan pautas referidas a circuns-
tancias orientativas para precisar el alcance del desequilibrio económico y para precisar
el contenido de la prestación, conforme resulte aplicable al régimen jurídico del matrimo-
nio o de las uniones convivenciales respectivamente. Huelga aclarar que la enumeración
efectuada por la legislación fondal no se efectúa en función de algún orden de prioriza-
ción y tampoco enmarca en las llamadas taxativas, de suerte que el juzgador podrá echar
mano a cualquier consideración que surja del caso sometido a su consideración, en tanto
guarde relación con el fin del instituto en cuestión.
Bajo tales parámetros es posible afirmar que el desequilibrio económico debe ser mani-
fiesto, siendo este uno de los presupuestos necesarios para que opere la compensación
económica, lo que significa que la ruptura de la pareja debe generar una desigualdad
en las posibilidades económicas y de inserción en la vida laboral de una entidad tal que
justifique el otorgamiento de la compensación y que al evaluar la situación económica de
un cónyuge o pareja frente al otro, no solo hay que estar a la composición del patrimonio,
sino que se incluye también las potencialidades de desarrollo, entendidas estas como las
posibilidades concretas de obtener ingresos, y las expectativas ciertas de acceder a un
empleo.
8 Pellegrini, M.V. (2014), El convenio regulador del divorcio en el Código Civil y Comercial ar-
gentino. Kemelmajer de Carlucci, A., Herrara M. (directoras). Suplemento especial del Código Civil
y Comercial. Familia. 04/12/201. Disponible en: http://colectivoderechofamilia.com/wp-content/
uploads/2015/06/MVP-El-convenio-regulador-del-divorcio-en-el-C%C3%B3digo-Civil-y-Comercial.pdf.
9 Cardoso Onofre de Alencar, E. Mujeres y estereotipos de género en la jurisprudencia de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Eunomía. Revista en Cultura de la Legalidad Nº
9, octubre 2015 – marzo 2016, ISSN 2253-6655, pp. 26-48. Disponible en: https://e-revistas.uc3m.
es/index.php/EUNOM/article/viewFile/2801/1532.
10 Lagarde, M. (1996) Género y feminismo: desarrollo humano y democracia. Horas y Horas.
Citado en: Tratados de Derechos Humanos y su influencia en el Derecho Argentino (Dir. Palacio
de Caeiro, S.B.). Tomo II. Palacio de Arato, M. A. Mujer. Género y Derechos Humanos. Resolucio-
nes jurisprudenciales desde una perspectiva de género. Buenos Aires: La Ley, 2017, p.1044.
ceso de valorar las implicancias que tienen para los hombres y mujeres cualquier acción
que se planifique, en cualquier área y nivel11.
Encontrándonos transitando la renovación social de género, introducir la perspectiva en
la función de juzgar importa abordar la meta de la superación de los prejuicios y estereo-
tipos culturales predominantes y de promover vías que permitan soluciones integrales
y más justas en términos de igualdad real entre mujeres y hombres, como derecho fun-
damental del que todo juzgador debe partir como estándar normativo aplicable en toda
resolución que dicte.
Ruiz (2013) sostiene que el derecho es un constructor social a partir del cual se cimientan
las legitimidades e ilegitimidades, que impactan directamente en las conductas de la vida
social y que es parte de un permanente proceso de asignación de sentido en un mun-
do que no admite una única lectura12. Así, teniendo en mira la visión del derecho como
constructor social que regula las conductas y que se nutre de los aportes históricos del
momento, no debemos olvidar que la sentencia o resolución judicial, como instrumento
que plasma el derecho, constituye un regulador y transformador de la realidad. En este
punto adquiere relevancia la perspectiva de género, que permite la visibilización de la
asignación de la sociedad en función de roles y tareas, y las consiguientes diferencias
en oportunidades y derechos y, a partir de allí, perfilar una solución que se funde en la
equidad e igualdad.
Huelga aclarar que, aun cuando parezca obvio, debe señalarse que no en todos los casos
en que se encuentre involucrada una mujer, necesariamente deba recurrirse a la pers-
pectiva de género, sino que debe analizarse cada cado en particular para detectar rela-
ciones asimétricas de poder y situaciones estructurales de desigualdad, que den lugar a
la mirada de género en busca de una solución.
De común se ha dicho que el juez habla por su sentencia. Pues bien, siendo ello así, cabe
resaltar el poder de nombrar que tiene el derecho atendiendo el rol que cumple y es, pre-
cisamente a partir de su performatividad que puede alterar las relaciones preexistentes
y disponer su transformación, inclusión y construcción de sujetos de derecho, en función
de los cambios que la sociedad exige.
Entonces, juzgar con perspectiva de género permite transformar las prácticas de apli-
cación e interpretación del Derecho y actuar de una manera integral sobre el conflicto
jurídico, desde un marco de igualad.
11 Gialdino, R.E. (2013) Derecho Internacional de los Derechos Humanos: Principios, Fuentes,
Interpretaciones y Obligaciones. Buenos Aires: Abeledo Perrot, p.200.
12 Ruiz, A.E.C. (2013). Teoría crítica del derecho y cuestiones de género. Colección Equidad
de Género y Democracia. Vol.6. México. Disponible en: https://drive.google.com/file/d/1kuU0z-
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3%B3digo-Civil-y- Comercial.pdf.
Derechos del Niño - Interés Superior del Niño - Derecho a ser 21-enero-2022
Oído - Convención Sobre Los Derechos del Niño - Menores
MJ-DOC-16408-AR | MJD16408
Sumario: I. Introito. II. El caso en comentario. III. Los fundamentos del fallo y prin-
cipios aludidos. III.1. El tiempo de los NNA. III.2. El interés superior de los NNA.
III.3. Las medidas de protección excepcional. III.3.a. Las medidas que prevé la
Ley 26.061. III.3.b. Panorama de las disposiciones del orden internacional: el cor-
pus juris. internacional de las infancias- adolescencias. III.3.c.1. Las directrices de la
ONU sobre las modalidades alternativas de cuidado de niños 24 de febrero de 2010.
III.3.c.2. Documento 54/13, «Derecho del niño y la niña a la familia. cuidado alterna-
tivo. poniendo fin a la institucionalización en las Américas». III.4. El derecho de los
NNA a ser oídos y a que su opinión sea tomada en cuenta. III.5. El inadmisible apego
excesivo a las formas. IV. De cómo la Corte reitera enfáticamente algunos criterios
protectorios de las infancias. V. Conclusión.
I. INTROITO
«Alrededor del tiempo surgen los conflictos que tejen la existencia, el conflicto entre el
presente y el futuro, origen y fundamento del conflicto entre un futuro que promete y un
1 Abogada. Profesora Adjunta de las materias Derecho de las Familias y Taller de Acceso a
la Información Jurídica, Facultad de Derecho, Universidad Nacional de Rosario. Profesora Adjunta
de Introducción al Derecho Privado, Facultad de Ciencias Económicas y Estadística. Universidad
Nacional de Rosario. Miembro Investigador programa de Incentivo docente.
2 Juez de 1ra. Instancia de Distrito de Familia en Villa Constitución, Santa Fe. Abogado es-
pecializado en Derecho de Familia y en Magistratura Judicial. Docente en temas de familia de
diversas carreras de posgrado.
pasado que obliga. Y que es fundamento del conflicto entre el orden y la transgresión, la
seguridad y el sentido»3.
Cuando hablamos de infancias, la variable tiempo adquiere especial relevancia, y más
aún cuando referimos a niños, niñas y adolescentes4 cuya vida está signada por el desco-
nocimiento y vulneración de derechos.
Para aquéllos, muchas veces, el conflicto es la constante, el futuro nada promete y justa-
mente, su pasado los obliga y condiciona.
Afortunadamente, el fallo pronunciado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación el
16 de septiembre de 2021 en autos «G., P. G. c/ V., A. K. s/ reintegro de hijo»5, no solo
puso «orden» sino que también otorgó «seguridad» y «sentido» a la vida de IG, un niño
de doce años cuya existencia estuvo marcada por una profunda conflictiva parental que
desencadenó un largo derrotero por distintas instancias judiciales en las que el eje del
debate giró entre la adopción de un modo convivencial alternativo y la permanencia jun-
to a su progenitora.
La sentencia dio fin a tal secuencia de intervenciones institucionales y, fundamentalmen-
te, a las incertidumbres del niño respecto a cuál sería su centro de vida, abriéndole la
puerta a un futuro (no sabemos cuan prometedor) al darle carnadura razonable a su
derecho a ser oído y a que su interés superior tenga una consideración primordial.
No obstante, en esta historia personal, familiar, administrativa y judicial no puede sosla-
yarse que el transcurrir del tiempo —varios años— dejó profundas consecuencias en el
devenir de la existencia de IG y que, a efectos de no perpetuar tal situación de vulnerabi-
lidad, era deber judicial buscar soluciones que se adaptasen a su realidad existencial no
quedando anclada en soluciones meramente formales.
se resolviera la situación penal del padre. Dicha decisión dio lugar a la interposición de
distintos recursos de queja por ante la Corte provincial que, aunque por razones forma-
les se desestimaron, motivó una exhortación a que se examinara el asunto de manera
integral y priorizando el interés superior de los niños6.
Luego de casi dos años, el 29 de marzo de 2019, ante el pedido del progenitor de que se
hiciera efectivo el cambio de domicilio dispuesto por la cámara, el juez de primera ins-
tancia entendió conveniente, dada la seria problemática familiar, diferir el tratamiento de
la petición hasta tanto se llevara a cabo la medida para mejor proveer ordenada en una
causa conexa sobre cuidado personal seguida entre las mismas partes y requerida con
el objeto de contar con un amplio enfoque interdisciplinario que permitiera arribar a una
solución integral del conflicto. La citada medida permitiría conocer, al momento de re-
solver: a) si la progenitora se encontraba en condiciones de desempeñar adecuadamen-
te el rol materno y, en caso de detectarse aspectos psíquicos-conductuales limitantes,
se indicaran las estrategias terapéuticas apropiadas y/o la posibilidad de implementar
intervenciones con apoyos de familiares y/o referentes afectivos idóneos; b) las conse-
cuencias que podrían derivarse del cese de la convivencia de los niños con su progeni-
tora, particularmente si ello podría exponerlos o colocarlos en una situación de riesgo o
perjudicial o de vulneración de sus derechos, y c) las consecuencias que implicaría tanto
el retorno de los niños al ámbito residencial de su progenitor como la adopción respecto
de estos de una forma convivencial alternativa en los términos de los arts. 41 de la ley
nacional 26.061 y 35 ap l) y 35 bis de la ley 13.298 de Promoción y Protección Integral de
los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Pcia. de Buenos Aires7.
En septiembre de 2019, la cámara provincial revocó la decisión del juez de grado al con-
siderar que no mediaban elementos que habilitaran a posponer o a revisar la decisión
firme que había dispuesto adoptar un modo convivencial alternativo para los niños —a
ese momento solo respecto de I.G., único menor de edad— con motivo de las evidentes
dificultades que pesaban sobre sus progenitores (el padre fue procesado por abuso se-
xual de su hijo menor, se dispuso su prisión preventiva —denegándosele el pedido de ex-
carcelación— y la suspensión del ejercicio de la responsabilidad parental, mientras que la
madre había omitido cumplir con obligaciones a su cargo derivadas de las resoluciones
judiciales firmes dictadas en el marco del proceso)8.
La progenitora y la defensa técnica de I.G. interpusieron recursos extraordinarios de nu-
lidad e inaplicabilidad de la ley, que la Corte provincial declaró mal concedidos. Contra
dicho pronunciamiento, los recurrentes dedujeron sendos remedios federales que, de-
negados, dieron origen a la queja.
Este breve relato da cuenta del camino recorrido por las actuaciones judiciales para lle-
gar a la Corte Nacional que, en fecha 16 de septiembre de 2021, resolvió confirmar la
decisión del juez de primera instancia que disponía la permanencia del niño junto a su
progenitora.
9 En adelante ISN.
10 GONZALEZ DE VICEL, Mariela. El régimen jurídico de la adopción: cuestiones de fondo.
Sup. Esp. Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación. Familia: Filiación y responsabilidad parental,
LA LEY 20/05/2015. Disponible en www.informacionlegal.com.ar, cita on line AR/DOC/1298/2015.
11 En adelante CIDH
En este punto, proponemos seguir la línea que traza el Comité de los Derechos del Niño
en la Observación General 14/201317 donde se destaca que la noción de ISN no es nueva,
ya que estaba contenida en la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 (principio 2),
en la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer (arts. 5 b y 16, párr. 1 d) y en otros instrumentos.
El norte del concepto es garantizar el disfrute pleno y efectivo de todos los derechos re-
conocidos por la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño18 y el desarrollo
holístico del niño.
Por esa razón, en la CDN no hay una jerarquía de derechos.
Además, si bien los principios generales plasmados en la misma son cuatro (además
del ISN, el derecho a la vida y al desarrollo, a ser oído y a la no discriminación) todos los
derechos previstos responden a tal ISN y ninguno debería verse perjudicado por una in-
terpretación negativa del mismo.
El Comi té de los Derechos del Niño señala que ISN es un concepto triple: a) un derecho
sustantivo: el derecho del niño a que su interés superior sea una consideración primor-
dial que se evalúe y tenga en cuenta al sopesar distintos intereses para tomar una deci-
sión sobre una cuestión debatida, y la garantía de que ese derecho se pondrá en práctica
siempre que se tenga que adoptar una decisión que afecte a un niño; b) un principio
jurídico interpretativo fundamental: si una disposición jurídica admite más de una in-
terpretación, se elegirá la que satisfaga de manera más efectiva el ISN; c) una norma de
procedimiento: siempre que se tenga que tomar una decisión que afecte a un niño en
concreto, a un grupo de niños concreto o a los niños en general, el proceso de adopción
de decisiones deberá incluir una estimación de las posibles repercusiones (positivas o
negativas) de la decisión en el niño o los niños interesados. La evaluación y determina-
ción del ISN requieren garantías procesales. Además, la justificación de las decisiones
debe dejar patente que se ha tenido en cuenta explícitamente ese derecho19.
Lo que resulta obligatorio, a la luz de la CDN es realizar la búsqueda que lleve al descubri-
miento de qué es lo que mejor resguarda el interés del niño en el caso concreto.
La aplicación de este principio no es optativa para el juez, sino que es una directiva su-
perior que está obligado a considerar, sin perjuicio de que se contemplen los intereses y
afectos de los progenitores en cuanto no se opongan a los de los hijos.
En consonancia con ello, Cillero Bruñol considera al ISN como un principio jurídico ga-
rantista, en tanto los niños tienen derecho a que antes de tomar una medida respecto
de ellos se adopten aquellas que promuevan y protejan sus derechos y no las que los
conculquen —por eso es un principio— y además, es un vínculo normativo idóneo para
asegurar efectividad a los derechos subjetivos —por eso es garantista—20.
Por tanto, es obligación de los Estados Partes respetar y poner en práctica el derecho del
niño a que su interés superior se evalúe y constituya una consideración primordial, lo que
implica asumir, conforme el art. 3, párr. 1 CDN, tres tipos de obligaciones: a) garantizar
que se integre de manera adecuada y se aplique sistemáticamente en todas las medidas
de las autoridades públicas, en especial, en las medidas y procedimientos administrati-
vos y judiciales; b) velar porque las decisiones judiciales y administrativas, las políticas y
la legislación relacionada con NNA dejen patente que el ISN ha sido una consideración
primordial y c) garantizar que el ISN ha sido evaluado como una consideración primordial
en las medidas adoptadas por el sector privado, incluidos los proveedores de servicios21.
19 OG 14/22013, párr. 6.
20 CILLERO BRUÑOL, Miguel. El Interés Superior del Niño en el Marco de la Convención In-
ternacional Sobre los Derechos del Niño en Justicia y Derechos del Niño, N° 1, Santiago de Chile,
noviembre 1999, disponible en www.unicef.cl.
21 OG 14/2013, párr. 14.
parentes y objetivos para todas las decisiones de los legisladores, jueces o autoridades
administrativas23.
La verdadera finalidad de esta intervención estatal, aún contra la voluntad paterna, es la
de proteger al niño y decidir prioritariamente conforme su mejor interés. Este interés «es
una pauta de actuación, de obrar, que se impone a todos los órganos del Estado involu-
crados en la protección de menores»24.
En sentido similar lo define la Opinión Consultiva 17/2002 de la CIDH. Para Grosman,
este concepto se encuadra dentro de las llamadas «definiciones-marco», ya que no
resulta sencillo establecer su alcance, pues es una idea en permanente evolución y
transformación25.
Para Cillero Bruñol, la Convención ha elevado el ISN al carácter de norma fundamental,
con un rol jurídico definido que, además, se proyecta más allá del ordenamiento jurídico
hacia las políticas públicas e, incluso, orienta el desarrollo de una cultura más igualita-
ria y respetuosa de los derechos de todas las personas. Así lo ha reconocido el Comité
de los Derechos del Niño, al señalar que el ISN es uno de los principios generales de la
Convención, llegando a considerarlo como principio «rector-guía» de ella. De este modo,
cualquier análisis sobre tal instrumento no podrá dejar de hacerse cargo de esta noción,
pero, a su vez, quien pretenda fundamentar una decisión o medida en el «interés supe-
rior del niño» deberá regirse por la interpretación que se desprende del conjunto de las
disposiciones de la Convención26.
La Corte Suprema de la Nación, en el precedente «S., C. s/ adopción»27 dijo «la atención
principal al interés superior del niño a que alude el precepto citado apunta a dos fina-
lidades básicas, cuales son la de constituirse en pauta de decisión ante un conflicto de
intereses, y la de ser un criterio para la intervención institucional destinada a proteger
al menor. El principio, pues, proporciona un parámetro objetivo que permite resolver
los problemas de los niños en el sentido de que la decisión se define por lo que resulta
de mayor beneficio para ellos. De esta manera, frente a un presunto interés del adulto,
se prioriza el del niño. el niño tiene, pues, derecho a una protección especial cuya tute-
la debe prevalecer como factor primordial de toda relación judicial, de modo que, ante
cualquier conflicto de intereses de igual rango, el interés moral y material de los menores
debe tener prioridad sobre cualquier otra circunstancia que pueda presentarse en cada
caso concreto.» En otros precedentes sostuvo que «el interés superior del niño propor-
ciona un parámetro objetivo que permite resolver los problemas de los niños en el senti-
do de que la decisión se define por lo que resulta de mayor beneficio para ellos. De esta
manera, frente a un presunto interés del adulto, se prioriza el del niño»28.
Lo delicado de la cuestión radica en que no es concebible un interés del niño puramente
abstracto. Acorde a ello la doctrina unánimemente sostiene que el mismo dependerá de
circunstancias específicas, siendo una misión importantísima del juzgador la de descu-
brir qué curso de acción llevará a la mejor defensa de ese interés en el caso particular.
Por tanto, es deber ineludible del juez velar por el ISN, de modo que se lo satisfaga ple-
namente, conforme las circunstancias fácticas del caso.
En B. S., J. c/ Unión Cordobesa de Rugby y otros s/ Daños y Perjuicios29, sostuvo «los
menores, además de la especial atención que merecen de quienes están directamen-
te obligados a su cuidado, requieren también la de los jueces y de toda la sociedad; y
la consideración primordial de su interés viene tanto a orientar como a condicionar la
decisión de los magistrados llamados al juzgamiento de los casos que los involucran,
proporcionando un parámetro objetivo que permite resolver las cuestiones en las que
están comprendidos los menores, debiendo atenderse primordialmente a aquella solu-
ción que les resulte de mayor beneficio (doctrina de Fallos:318:1269; 322:2701; 323:2388
y 3324:122)».
En el caso Fornerón, en que se alegaba la violación del derecho de protección a la familia
de un padre y su hija biológica en un proceso de adopción tramitado en la provincia de
Entre Ríos, la CIDH reiteró que «toda decisión estatal, social o familiar que involucre algu-
na limitación al ejercicio de cualquier derecho de un niño o niña, debe tomar en cuenta
el interés superior del niño y ajustarse rigurosamente a las disposiciones que rigen esta
materia»; que dicho interés superior «se funda en la dignidad misma del ser humano,
en las características propias de los niños, y en la necesidad de propiciar el desarrollo de
éstos, con pleno aprovechamiento de sus potencialidades»30.
En definitiva, son las particulares circunstancias de hecho las que permiten indagar y
definir cuál es el mejor interés superior del niño, parámetro rector en materia de inter-
pretación de todo conflicto que atañe a niños y adolescentes31.
28 Fallos: 331:2047 y causa N.157.XLVI «N.N. o U., V. s/ protección de persona», sentencia del
12 de junio de 2012.
29 www.csjn.gov.ar, 27/11/2012.
30 «Fornerón e hija vs. Argentina», sentencia del 27 de abril de 2012.
31 Cfr. HERRERA, Marisa; GROSMAN, Cecilia, «¿El tiempo sentencia? A propósito de un fallo
sobre adopción y restitución del alto tribunal», JA 2005-IV-32, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2005), a
fin de dar cumplimiento al paradigma protectorio «real de niños concretos» que prevé la Conven-
ción Sobre los Derechos del Niño (tal como afirma BASSET, Úrsula C., en su muy recomendable
artículo La adopción en el nuevo Código Civil y Comercial, en el que sostiene que el paradigma
protectorio que surge de la CDN refiere a «la persona del niño» y no a sus derechos. Disponible
en www.informacionlegal.com.ar, cita on line AP/DOC/1431/2014.
Así lo sostuvo la Corte Nacional en precedentes recientes al afirmar que «el principio del
interés superior del niño no puede ser aprehendido ni entenderse satisfecho sino en la
medida de las circunstancias particulares comprobadas en cada caso y dada la dinámi-
ca propia que revisten estos asuntos en los que se modifican los escenarios de manera
constante»32 y que «El principio liminar que las normas mencionadas prevén, la protec-
ción del «interés superior del niño» —que no puede ser aprehendido ni entenderse satis-
fecho sino en la medida de las circunstancias particulares del caso—»33.
La ley crea el «Sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Ado-
lescentes» integrado por todos aquellos organismos, entidades y servicios que diseñan,
planifican, coordinan, orientan, ejecutan y supervisan las políticas públicas, de gestión
estatal o privadas, en el ámbito nacional, provincial y municipal, destinados a la promo-
ción, prevención, asistencia, protección, resguardo y restablecimiento de los derechos de
los NNA, y establece los medios a través de los cuales se asegura el efectivo goce de los
derechos y garantías reconocidos en la Constitución Nacional, la CDN, demás tratados de
derechos humanos ratificados por el Estado argentino y el ordenamiento jurídico nacio-
nal (art.32).
Tal sistema se estructura en tres niveles: a) NACIONAL: es el organismo especializado
en materia de derechos de infancia y adolescencia en el ámbito del Poder Ejecutivo na-
cional; b) FEDERAL: es el órgano de articulación y concertación, para el diseño, planifica-
ción y efectivización de políticas públicas en todo el ámbito del territorio de la República
Argentina y c) PROVINCIAL: es el órgano de planificación y ejecución de las políticas de
la niñez, cuya forma y jerarquía, determinará cada provincia y la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, respetando las respectivas autonomías así como las instituciones preexis-
tentes (art.42).
Asimismo, la normativa establece las Autoridades Administrativas de Promoción y Pro-
tección de Derechos de los NNA en el ámbito nacional, provincial y local (Ciudad de Bue-
nos Aires y Municipios), siendo el órgano de aplicación la Secretaría Nacional de Niñez,
Adolescencia y Familia (art. 43).
34 En adelante MPI
35 En adelante MPE
El art. 39 las define como aquellas que se adoptan cuando los NNA estuvieran temporal
o permanentemente privados de su medio familiar o cuyo superior interés exija que no
permanezcan en ese ámbito.
Tienen como objetivo la conservación o recuperación por parte del sujeto del pleno ejer-
cicio y goce de sus derechos vulnerados y la reparación de sus consecuencias.
Se trata de medidas subsidiarias (previamente deben haberse cumplimentado las MPI) y
temporales (si bien el máximo es de noventa días, la medida se puede ir prorrogando al
vencimiento del plazo original por el mismo tiempo u otro distinto).
Acorde a ello, el tiempo de la MPE debe quedar claramente consignado en la resolu-
ción administrativa que la adopta y sólo puede prolongarse con el debido control de
legalidad que compete a los juzgados de familia, mientras persistan las causas que les
dieron origen.
El caso en análisis es ejemplo de ello en tanto versa sobre la adopción de medidas
que implican la separación de IG de su grupo familiar y requieren el pertinente con-
trol judicial. En síntesis, el art. 40 dispone que solo serán procedentes las MPE cuando
previamente se hayan cumplimentado las MPI. Entendemos que ello supone que esas
medidas resultaron insuficientes, o inadecuadas o han fracasado para la situación par-
ticular del NNA.
La autoridad local de aplicación es quien evalúa y decide cuándo aquél debe ser separa-
do de su familia o centro de vida, debiendo estar jurídicamente fundado el acto que emi-
ta a tal fin (en Santa Fe, por ejemplo, debe estar precedido de los dictámenes del equipo
interdisciplinario y del servicio jurídico).
En la práctica, el sistema funciona —aproximadamente— de la siguiente manera: cons-
tatada por la autoridad administrativa la necesidad de adoptar una MPE, previo los dic-
támenes referidos, se dicta el pertinente acto administrativo, en el que debe fijar el plazo
de duración de la medida temporal.
Lo que debe ser sometido a control judicial es cada una de esas resoluciones adminis-
trativas por la que se adoptan MPE y eventualmente, si con ellas no se logra el objetivo
previsto en la ley para tales medidas (conservación o recuperación por parte del NNA del
pleno ejercicio y goce de sus derechos vulnerados y la reparación de sus consecuencias),
la resolución definitiva.
En ese sentido, el Pleno de los Juzgados de Familia de Rosario en autos «BRAVO, H. D.
contra Dirección Provincial de Promoción de los Derechos de Niñez, Adolescencia y
Familia sobre reintegro de menores», Expediente Nº 2159/09 y su acumulado «Dirección
Provincial de Niñez, Adolescencia y Familia Sobre Medida Excepcional Ley 12967 BRAVO
A., BRAVO R. y BRAVO A.», Expediente Nº 2188/09 (18 de noviembre de 2009) sostuvo que
«En tanto dicha Dirección Provincial forma parte del Poder Ejecutivo de la Provincia, le
rige no solo la norma marco antes referida sino también la totalidad de las normas que
forman parte del derecho administrativo provincial. Es claro entonces que la medida
excepcional es un acto administrativo del Estado Provincial, debiendo ser emitido por
cedimiento, como en el caso de las medidas de urgencia que regula el art. 58 bis de la
ley Nro.12.967de Promoción y Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes de la Pcia. de Santa Fe).
Al abordar estos temas, ya sabemos, siempre nos enredamos en cuestiones prácticas,
fundamentales, claro: si la intervención del órgano administrativo fue oportuna, ade-
cuada a las circunstancias fácticas (razonable), si se cumplieron o no los plazos, etc. Ahí
aparecen, o pueden aparecer, disputas entre funcionarios y jueces, se desnudan ciertas
ineficiencias del sistema y, por qué no decirlo, no podemos descartar la aparición de al-
guna que otra infame batalla de egos y mezquindades.
Estas leyes surgidas como consecuencia del establecimiento del paradigma de los NNA
como sujetos de derechos, que sustituyó al del menor en situación irregular, que lo con-
sideraba como objeto, tienen anclaje en diversos instrumentos internacionales de dere-
chos humanos de las infancias-adolescencias.
Cabe comenzar por la CDN y las Observaciones Generales38 del Comité sobre el segui-
miento de la Convención, N° 5 (2003) «Medidas generales de aplicación de la Convención
sobre los Derechos del Niño; Nº 10 (2007), «Los derechos del niño en la justicia de meno-
res»; Nº 12 (2009) «El derecho del niño a ser escuchado»; Nº 14 (2013) sobre «El derecho
del niño a que su interés superior sea una consideración primordial», entre otras.
Asimismo, a ello se suman instrumentos específicos tales como las Directrices de la ONU
sobre las modalidades alternativas de cuidado de niños (elaboradas por el Consejo de
DDHH y aprobadas por la Asamblea General, 24 de febrero 2010) y el Documento 54/13
del 17 de octubre de 2013, aprobado por la Comisión Interamericana de DDHH, deno-
minado «Derecho del niño y la niña a la familia. Cuidado alternativo. Poniendo fin a la
institucionalización en las Américas».
Las normas mencionadas, entre otras, forman parte del corpus juris en materia de infan-
cias-adolescencias.
En tal sentido, la CIDH estableció que «el corpus juris del Derecho Internacional de los
DDHH está formado por un conjunto de instrumentos internacionales de contenido y
efectos jurídicos distintos (tratados, convenios, resoluciones y declaraciones); así como
las decisiones adoptadas por los órganos internacionales»39.
Específicamente, el organismo sindicado ha sostenido que «tanto la Convención Ame-
ricana como la Convención Sobre los Derechos del Niño forman parte de un muy com-
38 En adelante OG
39 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Doc. 54/13, Derecho del niño y la fami-
lia. Cuidado alternativo. Poniendo fin a la institucionalización en las Américas, párr. 31 a 39.
prensivo corpus juris internacional de protección de los niños que debe servir a esta
corte para fijar el contenido y los alcances de la disposición general definida en el art.19
de la Convención Americana»40.
Recordemos que los instrumentos internacionales que integran el mentado corpus esta-
blecen, como primer principio protectorio, que los NNA tienen derecho a la vida familiar;
es decir, a nacer, permanecer y ser cuidados por su familia.
Así, por ejemplo, el art. 19 CADH establece que «todo niño tiene derecho a las medidas
de protección que su condición de menor, requieren por parte de su familia, de la socie-
dad y del estado».
El art. VII de la Declaración Americana de DDHH, a su vez, plantea que «(t)oda mujer en
estado de gravidez o en época de lactancia, así como todo niño, tienen derecho a protec-
ción, cuidado y ayudas especiales.»
El art. 9.1. CDN dispone que «Los Estados parte velarán porque el niño no sea separado
de sus padres contra la voluntad de éstos, excepto cuando, a reserva de revisión judicial,
las autoridades competentes determinen, de conformidad con la ley y los procedimien-
tos aplicables, que tal separación es necesaria en el ISN».
En similar sentido, otros instrumentos internacionales refieren expresamente al deber
de los Estados de proteger la familia y la vida en familia.
A modo ejemplificativo cabe señalar la CADH que en su Art. 11.2 afirma que «Nadie pue-
de ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia.»
y el Art. 17.1 que «La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe
ser protegida por la sociedad y el Estado».
Acorde a ello la Declaración Americana de Derechos Humanos afirma que toda persona
tiene derecho a «la protección de la ley contra los ataques abusivos a su honra, a su re-
putación y a su vida privada y familiar» (Art. V) y a constituir una familia, elemento funda-
mental de la sociedad, y a recibir protección para ella (Art. VI).
Por otro lado, en el preámbulo de la Convención sobre Protección de los Derechos del
Niño, sostiene que «en todos los países del mundo hay niños que viven en condiciones
excepcionalmente difíciles» y que «el niño necesita protección y cuidados especiales».
Entonces, conforme las normas citadas, los NNA tienen derecho a una protección espe-
cial y a crecer en el seno de una familia.
Ahora bien, cuando la propia estructura familiar a la que aquéllos pertenecen es la que le
causa daño o vulnera sus derechos, se impone ineludiblemente plantearse qué y cómo
proceder.
En tal caso, el Estado asume una posición de garante de los derechos de los NNA. En tal
carácter, deberá hacerse cargo de la situación, intervenir respecto del mismo y su grupo
familiar para así decidir si es posible que, con algunos apoyos, permanezca en la familia
40 CIDH, caso «Niños de la calle» Villagrán Morales y ots. Vs. Guatemala, párr. 194. Lo reitera,
entre otros, en Fornerón vs. Argentina», 137; Gelman vs. Uruguay, 121.
Conforme surge del punto I de este instrumento, el mismo tiene por objeto promover la
aplicación de la CDN y de las disposiciones pertinentes de otros instrumentos internacio-
nales relativos a la protección y bienestar de los niños privados del cuidado parental o en
peligro de encontrarse en esa situación.
A la luz de tal propósito, establece pautas adecuadas de orientación política y práctica,
concebidas para su amplia difusión entre los sectores que se ocupan directa o indirecta-
mente del alojamiento alternativo de NNA.
Dichas pautas tienen como finalidad:
Apoyar los esfuerzos encaminados a lograr que el niño permanezca bajo la guarda de su
propia familia o se reintegre a ella;
Velar porque, mientras se logra ese objetivo o si ello no es posible o es contrario a su
interés superior, buscar las modalidades de acogimiento alternativo más idóneas;
Ayudar y orientar a los gobiernos a asumir más plenamente sus responsabilidades y obli-
gaciones al respecto;
Orientar las políticas, decisiones y actividades de todas las entidades que se ocupan de la
protección social y el bienestar del niño.
En el punto II se establecen los denominados «Principios y orientaciones generales».
En lo que respecta al niño y la familia indica que los esfuerzos deben encaminarse prin-
cipalmente a lograr que el mismo permanezca bajo la guarda de sus padres o de otros
familiares cercanos (párr. 3).
Luego, si no es posible, ni con apoyo, mantener al niño en la familia o cuando esta lo
abandona o renuncia a su guarda, el Estado es responsable de proteger sus derechos
Por último, los Estados deben garantizar el derecho de todo niño en acogimiento tem-
poral a la revisión periódica y minuciosa —preferentemente cada tres meses por lo me-
nos— de la idoneidad del cuidado y tratamiento que se le da (párr. 67).
41 En adelante DADH
La medida, para ser acorde con la CDN, debe tener un fin legítimo, debe ser objetiva,
razonable y predecible, de tal modo que se reduzca la posibilidad de arbitrariedad en su
aplicación (párr. 182). Tal fin ha de encontrar su fundamento en el ISN, es decir, en la dig-
nidad del niño, su protección personal y el efectivo goce y vigencia de todos los derechos
que le permitan su desarrollo integral. La causa subyacente a la adopción de una medida
especial de protección es la situación de desprotección en sus derechos, la cual no nece-
sariamente está vinculada a un hecho doloso, sino a la constatación de una realidad que
pone en riesgo la integridad y el desarrollo del niño y que requiere de forma necesaria de
esta intervención de protección» (párr. 183).
El plazo razonable es otra de las características de las medidas adoptadas. Para valorarlo,
la CIDH ha afirmado que es menester considerar los siguientes elementos: la compleji-
dad del asunto, la actividad procesal del interesado, la conducta de las autoridades judi-
ciales y la afectación generada por la situación jurídica de la persona involucrada en el
proceso (párr. 237 y Fornerón, párr.66).
n consonancia con lo expuesto, la medida tiene que ser periódicamente revisada, con
fundamento en nuevas evaluaciones técnicas presentadas por los equipos multidiscipli-
narios. La motivación debe ser objetiva, idónea y suficiente, así como basarse en el ISN
(párr. 244).
Claro que debe respetarse el derecho del NNA a ser oído, a que su opinión sea tenida en
cuenta en función de su edad y madurez y a participar del procedimiento.
También se establece que aquél tiene derecho a una asistencia jurídica propia por parte
de un profesional idóneo. Acorde a ello, la legislación debe prever las garantías para la
adecuada representación y defensa del NNA, que debe ser representado independien-
temente por alguien que actúe en su interés (párr. 266, 267, 269, 270); también, tiene
derecho a su propio asesoramiento legal y a la representación en su propio nombre, es-
pecialmente en los procedimientos donde haya, o pueda haber, un conflicto de intereses
con su/s progenitor/es u otras personas implicadas.
El principio de necesidad supone que la separación del NNA respecto del grupo familiar
debe ser una medida necesaria a fin de protegerlo y garantizar su bienestar, en la medi-
da que ello no haya sido posible dentro de su ámbito familiar. Esa necesariedad puede
surgir de la gravedad de las condiciones de desprotección o por la urgencia de proveerle
un entorno seguro. Los elementos de necesidad e idoneidad de la medida de protección
deben quedar oportunamente justificados y documentados en la decisión que se adopte
(párr. 194 y 195). El equipo de profesionales multidisciplinario realizará un seguimiento
de la aplicación de la medida a fin de evaluar los cambios que se produzcan, analizar la
necesidad de la misma y aconsejar sobre su continuidad, modificación o cese (párr. 196).
La CIDH y la Comisión Interamericana han establecido un estándar de diligencia de carác-
ter excepcional en lo relativo a la adopción, la guarda y la custodia del NNA. Ello implica
que la naturaleza e intensidad de las afectaciones a los derechos de la niñez que motiva
las medidas especiales de protección «ameritan que las autoridades públicas apliquen
un deber de diligencia especialmente reforzado en todas sus actuaciones y, en particular,
en lo referente a las decisiones que impliquen el apartamiento del niño de sus progeni-
tores o familia de origen» (párr. 198/199) y en el ingreso a una modalidad de acogimiento
alternativo (párr. 200); deber de diligencia reforzado y excepcional que se extiende tam-
bién a las autoridades administrativas y judiciales (párr. 200).
En cuanto a la especialidad y profesionalización, el documento indica que a partir de la
entrada en vigor de la CDN se constata que el tratamiento de los NNA ha evoluciona-
do hacia una progresiva especialización y profesionalización de todas las intervenciones
que tienen que ver con su cuidado y protección. De forma consecuente con el deber de
protección especial, se deriva la necesidad que las normas, la institucionalidad, los pro-
cedimientos, las intervenciones y los profesionales que se vinculan con las infancias-ado-
lescencias dispongan de las características, especificidades y cualidades necesarias que
les permitan responder adecuadamente a las condiciones particulares de los NNA y a la
efectiva vigencia y defensa de sus derechos (párr. 201). Esto implica la inexorablemente
que existan instituciones públicas y privadas concebidas y organizadas para promover y
proteger los derechos de la niñez; que las mismas cuenten con personal técnico formado
y capacitado en su defensa así como la existencia de autoridades administrativas y ju-
diciales especializadas para conocer y tomar decisiones que afecten los derechos de los
NNA; por último, se requiere el diseño de los procedimientos administrativos y judiciales
adaptados a las particularidades que implica tomar decisiones sobre la base de identifi-
car cuál sea el ISN en cada caso particular (párr. 202).
En la OG Nro.12 el Comité de los Derechos del Niño señaló que el art. 12 es una disposi-
ción sin precedentes en un tratado de DDHH (párr. 1).
También remarcó que el derecho a ser escuchado es «uno de los valores fundamentales
de la CDN» (párr. 2) y que el concepto ha evolucionado hacia el más amplio de «participa-
ción», aunque ese término no aparece en el art. 12 (párr. 3).
Queda claro que recae sobre los Estados la obligación jurídica de reconocer ese derecho
y garantizar su observancia, incluso por medio de su sistema judicial.
Pero, cabe destacar que el derecho a ser oído es un derecho del NNA. Este es el titular
de tal derecho subjetivo que, en tanto tal, puede no ejercerlo. Para el niño, expresar su
opinión es un derecho, no una obligación.
El documento señala enfáticamente, en varios párrafos, que el NNA en condiciones de
formarse un juicio propio tiene derecho a expresar su opinión «libremente», lo cual sig-
nifica: a) que puede expresar sus opiniones sin presión y escoger si quiere o no ejercer
su derecho a ser escuchado y b) que no puede ser manipulado ni estar sujeto a una in-
fluencia o presión indebidas.
Pero, al final de ese párrafo 22, el Comité sostiene que «libremente» es además una no-
ción intrínsecamente ligada a la perspectiva «propia» del NNA quien tiene el derecho a
expresar sus propias opiniones y no las opiniones de los demás.
Esta aclaración enfática, implica que aquél debe ser oído en el proceso para expresar su
particular punto de vista, no el de algún adulto interesado en el proceso. Por eso el NNA
no es sujeto, objeto ni medio de prueba a ser utilizado por las partes adultas. De allí que
ofrecer su declaración en carácter de prueba testimonial es improcedente y su trata-
miento debe equipararse al de las pruebas prohibidas.
Tras ser oído, corresponde tomar debidamente en cuenta las opiniones del NNA, en fun-
ción de su edad y madurez (es decir, conforme la pauta de la autonomía progresiva).
Con tal fin, se le dará en particular oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento
judicial o administrativo que lo afecte, directamente o por medio de un representante o
de un órgano apropiado (ministerio público, tutor especial, abogado especializado en ni-
ñez-adolescencia) y en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional.
El instrumento establece medidas para garantizar la observancia del derecho, a las que
añade obligaciones básicas de los Estados, quienes deben revisar o modificar la legisla-
ción para introducir mecanismos que den acceso a la información, el apoyo adecuado,
procedimientos de denuncia, recurso o desagravio.
También es menester aplicar las siguientes estrategias: revisar y retirar declaraciones res-
trictivas del art. 12 CDN; establecer instituciones independientes de DDHH, como defen-
sores del niño; capacitar sobre tal artículo y su aplicación práctica para los profesionales
que trabajen con NNA (abogados, jueces, policías, trabajadores sociales y comunitarios,
psicólogos, cuidadores, educadores, profesionales de salud, funcionarios y empleados
públicos, etc.); garantizar las condiciones adecuadas para apoyar y estimular a los NNA a
ejercer el derecho a ser escuchados y combatir las actitudes negativas que obstaculizan
su plena realización.
Este tema es planteado por la Corte Nacional de manera pacífica para el proceso civil.
En efecto, ya desde «Colalillo», aquella ha sostenido invariablemente que el proceso civil
no puede ser conducido en términos estrictamente formales, pues no se trata ciertamen-
te del cumplimiento de ritos caprichosos, sino del desarrollo de procedimientos destina-
dos al establecimiento de la verdad jurídica objetiva que es su norte42.
Las normas procesales no se reducen a una mera técnica de organización formal de los
procesos, sino que en su ámbito específico tienen por finalidad y objetivo ordenar ade-
cuadamente el ejercicio de los derechos en aras de lograr la concreción del valor justicia
en cada caso y salvaguardar la garantía de defensa en juicio.
42 Conf. Fallos: 238:550, reiterado luego en Fallos 312:1656; 314:629; 315:1186 y 1203; 320:
730 y 2209; 321: 2106 y 322: 179.
Con mayor intensidad rigen esas reglas cuando se deben resolver temas de familia o
niñez.
Así, sostiene Famá que la «necesaria transformación del proceso de familia conlleva la
humanización de las formas y principios procesales tradicionales que responden al siste-
ma adversarial o litigioso»43.
La cuestión también fue planteada por Morello44, cuando remarca cuando remarca
aquello que el proceso de familia puede aportar al litigio civil en general: el trato
directo y personal, diálogo y consenso continuos, que buscan y concretan parciales
respuestas a objetos complejos, que ocurren mientras se desarrolla el litigio .», y que
«La función jurisdiccional actúa aquí, «sobre la marcha», con estabilidades precarias,
en razón de que lo establecido, ante nuevas circunstancias, es modificable; en adap-
tación constante».
La Corte Nacional también se expresó en este sentido, cuando sostuvo «la misión es-
pecífica de los tribunales de familia queda totalmente desvirtuada si se limitan a de-
cidir problemas humanos mediante la aplicación de fórmulas o modelos prefijados,
desentendiéndose de las circunstancias del caso que la ley manda concretamente
valorar»45.
43 FAMÁ, María Victoria, Alcances del principio de oficiosidad en los procesos de familia.
RDF - 69, 154 (mayo 2015).
44 MORELLO, Augusto M.: La influencia de los procesos de familia sobre la litigación civil.
Revista de Derecho Procesal, Rubinzal-Culzoni Editores, 2002-1, Derecho Procesal de Familia - I,
pág. 17.
45 JA, 2005-IV-21; LL 2005-D-872; ED 214-143.
46 Todas se pueden consultar, por fecha, en https://sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/nove-
dades/consulta.html.
47 CSJ 2209/2019/CS1.
48 CSJ 1813/2018/RH1.
49 CSJ 241/2019/RH1, 242/2019/RH1.
(en lo que queda de este punto, identificaremos estos precedentes con los números ro-
manos asignados).
Respecto del ISN, en I), refirió que «los agravios planteados suscitan cuestión federal,
dado que ponen en tela de juicio la inteligencia y el alcance de una norma de naturale-
za federal, como es la contenida en el art. 3.1. de la Convención sobre los Derechos del
Niño -el interés superior del niño» (considerando 3). Reiteró el criterio en el considerando
9 de II) y el 6 de III).
Luego agregó que «el principio del interés superior del niño no puede ser aprehendido ni
entenderse satisfecho sino en la medida de las circunstancias particulares comprobadas
en cada caso» (considerando 4). Este último criterio fue reiterado en II) —consideran-
do 12— y en III), considerando 6.
En relación con el derecho del niño a ser oído, en II) refirió al art. 12 de la CIDN, a la ley
26.061 y al art.707 del Código Civil y Comercial (considerando 13) y, más adelante, expre-
só «la exigencia legal que impone a los jueces escuchar la opinión de los niños no implica
el cumplimiento de una mera formalidad ni impide que aquellos puedan desatender sus
preferencias si de los elementos obrantes en la causa surge que satisfacerlas no es con-
ducente al logro de su superior interés» (considerando 18).
Por fin, también hizo referencias respecto de la incidencia del tiempo en la vida de los
NNA. Así, en I), dijo la Corte «resulta necesario no modificar la cotidianidad ni el modo de
vida de la pequeña como tampoco sus referentes de cuidado y atención, por lo que sería
desfavorable y nocivo para el desarrollo social y afectivo de la infante disolver el vínculo
de unión y contención construido hace ya 3 años.» (considerando 6.a-).
En II), también refirió al tiempo, pero en relación el deber de los jueces de considerar las
circunstancias existentes al momento de pronunciarse «.máxime en asuntos que, como
se señaló, presentan una dinámica cambiante que incide en la realidad en que se inserta
el conflicto.» (considerando 15).
En III) indicó, como crítica a la Corte local, que «.no pudo negar o neutralizar la importan-
cia y efectos que el paso del tiempo tiene en los primeros años de vida de los infantes
cuya personalidad se encuentra en formación, desde que es en ese curso temporal en
el que se desarrollan los procesos de maduración y aprendizaje, convirtiéndose en un
factor que adquiere una consideración especial a la hora de determinar «su interés supe-
rior» en el caso concreto.» (considerando 14).
V. CONCLUSIÓN
Los derechos humanos se posicionan como el «punto de conexión entre el sistema jurí-
dico y la realidad humana a la que debe servir, provocando así el deber de humanizar el
derecho por medio de la valoración, no del hombre abstracto, sino del ser humano de
carne y hueso», todo lo cual se traduce en la órbita procesal en el «deber de regular y
conducir el proceso en un estilo humano»50, con dinámicas que res peten y se ajusten a
tiempos también humanos.
En el último sentido, basta recordar que Calamandrei ya alertaba a comienzos del siglo
pasado sobre los riesgos que importa el ‘ordinario iter procesal’ —como llama al desarro-
llo del proceso judicial— debido a las demoras que implica su desenvolvimiento, pensa-
miento éste que contemporáneamente ha ratificado Mayo al afirmar que «todo proceso
judicial, en mayor o menor grado es consumidor de tiempo»51.
El caso en análisis nos permite vislumbrar que la oportuna efectivización de los dere-
chos del NNA a la luz de su interés superior debe ser el norte que oriente la conjunción
de los factores tiempo y proceso, ya que, en la vida de aquél, cada instante es un bien
invaluable.
No puede soslayarse que el NNA al que se somete a una MPE, en la mayoría de los
casos, sufre una doble tragedia :la primera, en su ámbito primario, al no contar con la
posibilidad de desarrollarse en el marco de su familia de origen y la segunda, al quedar
condicionados los «tiempos de su niñez-adolescencia» y su modalidad convivencial, a las
estructura, etapas y plazos administrativos y/o judiciales.
Si bien se ha afirmado que «el tiempo, todo lo da y todo lo quita»52, cuando hablamos de
infancias y adolescencias cuyos derechos han sido vulnerados, el alongamiento injusti-
ficado de los procedimientos solo «quita» (tiempos con la familia de origen; chances de
tener otra familia; estabilidad emocional; etc.) pudiéndose, incluso, agravar el daño que
se pretendió reparar o la situación de insatisfacción de derechos que se tuvo en miras
superar.
En este contexto, es indispensable mirar al NNA en su integralidad, sin desconocer su
realidad existencial y las particularidades de su mundo personal, familiar y afectivo.
Todo ello necesariamente exige, al decir de Carbonnier, un «derecho flexible» que se
preocupe por ponderar las circunstancias del caso más que por burilar perfectas y frías
construcciones racionales geométricas53.
MJ-DOC-16405-AR | MJD16405
I. INICIO
Se dijo, que preguntarse lo que significa el silencio en un caso determinado no equivale a
preguntar qué significa una cosa determinada, sino qué significa el hecho de que alguien,
en un momento determinado, no diga nada. Qué quiere decir el no decir nada en ese
caso concreto. Pues tan difícil sería codificar a priori un significado del no decir nada en
general, como saber qué valor concreto van a adoptar los comodines de una baraja antes
de comenzar el juego y haber repartido las cartas2.
La ausencia de regulación sobre embriones no implantados, consecuentes de las técni-
cas de reproducción humana asistida, juega en esta significación de silencios.
En particular a la cuestión relativa al cese de su criopreservación, la invade un no decir
nada en general, y decires que rompen ese silencio en casos concretos.
1 Abogada. Secretaria del Juzgado de Familia N° 2, Esquel, Chubut. Mediadora UBA. Maes-
tranda Magistratura y Derecho Judicial, Universidad Austral. Maestranda Derecho de Familia, In-
fancia y Adolescencia, Universidad de Buenos Aires.
2 Ramírez, José Luis. EL SIGNIFICADO DEL SILENCIO Y EL SILENCIO DEL SIGNIFICADO. Po-
nencia leída ante el Seminario de Antropología de la conducta, Universidad de Verano, San Roque
(Cádiz),1989. Publicado en Castilla del Pino, Carlos (Compilador). El silencio. Madrid: Alianza Edi-
torial, 1992. Disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/sv-73.htm
La propuesta es desentrañar el tema y postular una pauta que se integre a los compo-
nentes puestos en crisis como engranaje de ajuste a los estándares convencionales.
El reciente fallo de la Cámara Nacional Civil Sala I. 21/10/21. «P.A y Otro s/ autorización»,
se anota como un nuevo precedente con génesis en el silencio normativo.
Ello, porque debió solicitarse autorización judicial para interrumpir la criopreservación
de tres embriones conseguidos a través de técnicas de reproducción humana asistida
(TRHA), como requisito exigido por la clínica donde se encontraban por no estar el tema
legislado.
En la segunda instancia, se revocó el fallo anterior, se sostuvo —como en otros ante-
cedentes tal como se verá en el recorrido jurisprudencial— que deviene innecesario el
pronunciamiento sobre el trámite de autorización judicial y por tal razón los actores se
encontraban habilitados para decidir su destino, sin que la co-contratante pueda opo-
nerse, quedando de esta forma expedita la vía para cumplimentarse con el dese de los
peticionarios en el legítimo y libre ejercicio de la autonomía de la voluntad.
II. LA CUESTIÓN
3 Ramírez, José Luis. EL SIGNIFICADO DEL SILENCIO Y EL SILENCIO DEL SIGNIFICADO. Po-
nencia leída ante el Seminario de Antropología de la conducta, Universidad de Verano, San Roque
(Cádiz),1989. Publicado en Castilla del Pino, Carlos (Compilador). El silencio. Madrid: Alianza Edi-
torial, 1992. Disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/sv-73.htm
4 CorteIDH. Caso Artavia Murillo y otros («fecundación in vitro») vs. Costa Rica. Sentencia de
28 de noviembre de 2012 Disponible en: Disponible en: https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/
articulos/seriec_257_esp.pdf
El art. 1 remite a los Tratados y Pactos internacionales, con lo cual se reafirman los argu-
mentos anteriores, y adquiere más sustento con el siguiente que dispone que la ley debe
interpretarse conforme aquellos5 .
Teniendo en cuenta los principios y valores jurídicos que son pautas y guías de interpre-
tación, señalan que la mayoría de la doctrina civil se expresaba en el sentido indicado6.
Asimismo, consideran que el agregado de la cláusula de la Ley 26944 (art. 9) no significa
volver a la redacción originaria del art. 19 del Proyecto de 2012, que diferenciaba la con-
cepción e implantación; y resulta inadmisible la protección especial para el embrión no
implantado.
El derecho internacional de Derechos Humanos incorporado a la CN (art. 75 inc. 22),
avala la disposición en distintas previsiones, como el art. 167 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos; Convención Americana sobre Derechos Humanos, art.1, 2 y
3, por los cuales persona es todo ser humano y tiene derecho al reconocimiento de su
personalidad jurídica. La Declaración Universal de Derechos Humanos en su art. 6.
Y la Convención sobre los Derechos del Niño, que prevé en su art. 1 que se entiende por
niño a todo ser humano menor de 18 años. No hace mención concreta a la persona por
nacer, y Argentina al momento de la ratificación hizo una aclaración, en la cual declaró
que debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño todo ser humano desde
el momento de su concepción y hasta los 18 años. Al no referir el lugar donde podría
suceder la concepción abarcaba todas las posibilidades. Este punto también resultaba
controvertido.
Para algunos, dicha aclaración, tiene tratamiento similar a la reserva (Gelli, Basset) y otros
consideran que no (Herrera) con base lo dispuesto por la CSJ en el fallo F.A.L (13/3/2013)
de aborto no punible (art. 86 inc. 2 CP). En el cual se había interpretado que los términos
de la ratificación del Argentina respecto del art. 1 de la CDN, no constituye una reserva en
los términos del art. 2 de la Convención sobre Tratados que imponga una modificación,
sino que se trata de una mera declaración interpretativa. Hoy, se entiende superado con
el avance legislativo que implicó la Ley 27.610.
5 Código Civil y Comercial. Art. 2. «La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus
palabras, sus finalidades, las leyes análogas, las disposiciones que surgen de los tratados sobre
derechos humanos, los principios y los valores jurídicos, de modo coherente con todo el ordena-
miento.»
6 Jornadas Nacionales del Derecho Civil 2003. Rosario. La existencia de la persona huma-
na comienza con su concepción, entendida como fecundación y a partir de ese momento tiene
derecho a que se respete su vida, integridad física, psíquica y moral. El inicio de la vida humana
coincide con el comienzo de la persona humana; y Jornadas del 2013. Buenos Aires. por mayoría
se había dejado establecido la reformulación del art. 19 del Proyecto y aclarar que la concepción
es fecundación del óvulo, ocurra dentro o fuera del cuerpo materno.
7 Art. 16: «Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su per-
sonalidad jurídica»
8 CorteIDH. Caso Artavia Murillo y otros («fecundación in vitro») vs. Costa Rica. Sentencia de
28 de noviembre de 2012.HECHOS. Costa Rica reguló por decreto la práctica de la fecundación
in vitro y se planteó la validez constitucional del decreto. Con fecha 15 de marzo de 2000 la Sala
Constitucional de ese país declaró su inconstitucionalidad por considerar que la regulación de
la fecundación in vitro trae como consecuencia una elevada pérdida de embriones de manera
consciente y voluntaria que resulta incompatible con el derecho a la vida de aquellos embriones.
Como consecuencia de la decisión se prohibió la práctica de fecundación asistida. Un grupo de
parejas, que se consideró perjudicado se presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos denunció al Estado de Costa Rica por impedirle el acceso al tratamiento y por entender
que constituía una injerencia arbitraria en la vida privada, a la violación al derecho de igualdad
(art. 24) Disponible en: https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_257_esp.pdf
9 OEA. San José, Costa Rica 7 al 22 de noviembre de 1969. CONVENCIÓN AMERICANA SO-
BRE DERECHOS HUMANOS (Pacto de San José). Disponible en: https://www.oas.org/dil/esp/trata-
dos_b-32_convencion_americana_sobre_derechos_humanos.htm
10 CorteIDH. Ídem nota 12. Para efectos de la interpretación del artículo 4.1, la definición de
persona está anclada a las menciones que se hacen en el tratado respecto a la «concepción» y al
«ser humano», términos cuyo alcance debe valorarse a partir de la literatura científica. El Tribunal
constata que la Sala Constitucional optó por una de las posturas científicas sobre este tema para
definir desde cuando se consideraba que empieza la vida (supra párr. 73). A partir de ello, la Sala
Constitucional entendió que la concepción sería el momento en que se fecunda el ovulo y asumió
que a partir de ese momento existía una persona titular del derecho a la vida (supra párr.73). Al
respecto, en el presente caso las partes también remitieron como prueba un conjunto de artí-
culos científicos y de dictámenes periciales que a continuación serán utilizados para determinar
el alcance de la interpretación literal de los términos «concepción», «persona» y «ser humano».
Asimismo, la Corte se referirá al significado literal de la expresión «en general» establecida en el
artículo 4.1 de la Convención [.] Cuándo empieza la vida humana, la Corte considera que se tra-
ta de una cuestión valorada de diversas formas desde una perspectiva biológica, médica, ética,
moral, filosófica y religiosa, y coincide con tribunales internacionales y nacionales, en el sentido
que no existe una definición consensuada sobre el inicio de la vida. Sin embargo, para la Corte es
claro que hay concepciones que ven en los óvulos fecundados una vida humana plena. [.] Estas
concepciones no pueden justificar que se otorgue prevalencia a cierto tipo de literatura científica
al momento de interpretar el alcance del derecho a la vida consagrado en la Convención Ameri-
cana, pues ello implicaría imponer un tipo de creencias específicas a otras personas que no las
comparten.
11 CorteIDH. Ídem nota 12. Interamericano (CADH y Declaración Am. DH); 2) Universal (De-
claración Un. DH, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Convención sobre la elimi-
nación de todas las formas de eliminación de discriminación contra la mujer CEDAW, y CDN); 3)
el europeo; 4) el africano.
12 Disgregan en los siguientes puntos. 1.Con relación al caso de la CorteIDH, entienden que
es diferente contexto de la Argentina y Costa Rica, en tanto la CorteIDH condenó a Costa Rica
porque consideró que la prohibición de la fecundación in vitro, y en Argentina está vigente la ley
específica de cobertura de la fecundación in vitro (26862). 2. Algunos argumentos presentados
por Costa Rica no fueron considerados por la Corte de manera directa; y dichos puntos puede
dar lugar a una nueva evaluación.3. El fundamento en el art.68.1 de la Convención Americana,
debido a que Argentina no fue parte en el litigio que dio lugar a la sentencia de la CIDH, no puede
considerarse vinculante tal decisión, conforme el artículo 68.1. de la Convención Americana de
Derechos Humanos. 4. La sentencia «Artavia» contradice el principio «pro homine» establecido
en el artículo 29 de la CADH. La interpretación respecto a la condición jurídica del embrión no
implantado limita sus derechos. Si hasta entonces el común entendimiento del artículo 4 de la
Convención cubría la protección de todo ser humano desde el momento de la concepción (fe-
cundación) señala ahora el resguardo comienza después con la implantación. Por un lado, se
suprime el goce del derecho a la vida en el período preimplantatorio; y, asimismo, si la concep-
ción-fecundación y la concepción- implantación fuesen incluso interpretaciones viables al interior
del artículo 4 de la Convención, debiera preferirse la interpretación que más proteja en vistas del
principio pro homine. 5. Asimismo, sostienen la inaplicabilidad del fallo de «Artavia Murillo» para
una correcta interpretación del término concepción, en función del artículo 1 del inicial Antepro-
yecto de Código Civil que suprimió la jurisprudencia en consonancia con las circunstancias del
caso, y en su lugar, se señala como pauta de interpretación «la voluntad del legislador».
13 Código Civil y Comercial. ARTÍCULO 1°. Fuentes y aplicación Los casos que este Código
rige deben ser resueltos según las leyes que resulten aplicables, conforme con la Constitución
Nacional y los trata dos de derechos humanos en los que la República sea parte. A tal efecto,
se tendrá en cuenta la finalidad de la norma. Los usos, prácticas y costumbres son vinculantes
de acuerdo a la pauta de interpretación que prevé que la norma debe ser interpreta-
da de manera coherente con todo el ordenamiento. Por eso, el art. 19 debe leerse co-
rrelacionado con la futura ley de protección especial del embrión no implantado (art. 9
Ley 26944 cláusula transitoria). No puede soslayarse la unidad al articulado, por ejemplo,
art. 21 que se refiere a los derechos del embrión «concebido o implantado» o el art. 561
que prevé revocación del consentimiento prestado para las TRHA, mientras no se haya
producido la concepción en la persona o la implantación del embrión.
De ello, se podría inferir que para el CCyC la concepción a partir de la cual el concebido es
considerado persona ocurre dentro del cuerpo gestante, diferenciando entre embriones
implantados y no implantados y dando a éstos últimos la protección de una ley especial14.
Otros fundamentos (tanto jurisprudenciales como doctrinarios) en que se asienta la po-
sibilidad del descarte de embriones crioconservados en virtud de su naturaleza jurídica
los encontramos en los arts. 20, 21, 561 y 562.
El artículo 2015, en tanto prevé sobre la época de la concepción y la vincula con el emba-
razo. Determinan que hay que interpretar el artículo 19 referido a la concepción en el
seno materno, porque la finalidad (que se remonta al derecho romano) es establecer una
presunción sobre la época de la concepción16.
Se basan en el artículo 21 del CCyC, el cual determina que los derechos y obligaciones
del concebido o implantado quedan irrevocablemente adquiridos si nace con vida. Si no
nace con vida, se considera que la persona nunca existió. El nacimiento con vida se pre-
sume17.
cuando las leyes o los interesados se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente,
siempre que no sean contrarios a derecho. ARTÍCULO 2°. Interpretación La ley debe ser interpre-
tada teniendo en cuenta sus palabras, sus finalidades, las leyes análogas, las disposiciones que
surgen de los tratados sobre derechos humanos, los principios y los valores jurídicos, de modo
coherente con todo el ordenamiento
14 La otra posición estima que, de ese modo, solo se podría tener certeza sobre lo dispuesto
en cuanto al comienzo de la existencia de la persona humana una vez que se dicte la ley y de
acuerdo a sus términos y alcances. Respecto de la disposición transitoria esbozan que no dice
nada sobre el embrión no implantado. Solo se limita a reconocer que por la fecundación in vitro
(que hace referencia la ley 26862) se generan embriones fuera del seno materno y la intención
de protegerlos ante los riesgos que ello significa.
15 Código Civil y Comercial. Artículo 20. Duración del embarazo. Época de la concepción es
el lapso entre el máximo y el mínimo fijados para la duración del embarazo. Se presume, excepto
prueba en contrario, que el máximo de tiempo del embarazo es de trescientos días y el mínimo
de ciento ochenta, excluyendo el día del nacimiento.
16 Contrariamente, entienden que la concepción ocurre fuera del seno materno, admite
prueba en contrario, y también en caso de filiación por naturaleza debido a los medios biotecno-
lógicos disponibles. (ADN)
17 En sentido contrario, consideran que las disposiciones no deben entenderse como nega-
torias de la personalidad del concebido, porque se vincula a evitar fraudes sucesorios.
Por último, se afirma que embrión humano no puede ser persona porque el Código Civil
y Comercial admite la fecundación extracorpórea18 .
La voluntad procreacional
La posición que considera que la concepción se da a partir de la implantación, suma
como argumento la voluntad procreacional, a partir del art. 562 del CCyC, que establece
que se exterioriza a través del consentimiento previo, informado y libre, el cual puede
ser revocado libremente mientras no se haya producido la concepción en la persona o la
implantación del embrión (cfr. 560 y 561 CC y C)19.
La posibilidad de revocar el consentimiento hasta el momento de la implantación de-
muestra la naturaleza jurídica del embrión.
Quienes se oponen, sostienen que se trata de momentos diversos, que no se puede decir
que por el artículo 561 el embrión no sea persona, en tanto sólo señala que es necesario
renovar un consentimiento antes de la fecundación (utilización de los gametos). Y que si
ese consentimiento se revoca entonces no podrá asignarse una filiación al embrión im-
plantado. Tampoco aclara las consecuencias de la revocación.
También fue criticado en cuanto a interpretar las normas de los arts.560 y 562 y sostener
que la titularidad de los embriones formados a los fines de concretar el proyecto de pro-
creación, son de las personas que hayan manifestado su voluntad de procrear a través
del otorgamiento del consentimiento informado.
En ese sentido esgrimen que la voluntad procreacional, tal como es regulada en el Có-
digo Civil y Comercial, no autoriza en ningún momento a tomar decisiones para quitar
la vida a los embriones concebidos por una técnica de procreación. El Código regula los
18 Por su parte, los que respaldan la tesis opuesta consideran que, la circunstancia que el
CCyC regule los efectos filiatorios de la fecundación in vitro heteróloga, no significa nada sobre
la personalidad del embrión. Ninguna norma del nuevo Código autoriza a destruir embriones,
e incluso un artículo prohíbe la manipulación genética transmisible a la descendencia (art.57).
Resulta contrario a la justicia acomodar la definición de persona humana a un interés biotecno-
lógico previo.
19 Código Civil y Comercial. ARTÍCULO 560. Consentimiento en las técnicas de reproduc-
ción humana asistida El centro de salud interviniente debe recabar el consentimiento previo,
informado y libre de las personas que se someten al uso de las técnicas de reproducción hu-
mana asistida. Este consentimiento debe renovarse cada vez que se procede a la utilización de
gametos o embriones. ARTÍCULO 561. Forma y requisitos del consentimiento La instrumenta-
ción de dicho consentimiento debe contener los requisitos previstos en las disposiciones espe-
ciales, para su posterior protocolización ante escribano público o certificación ante la autoridad
sanitaria correspondiente a la jurisdicción. El consentimiento es libremente revocable mientras
no se haya producido la concepción en la persona o la implantación del embrión. ARTÍCULO
562. Voluntad procreacional Los nacidos por las técnicas de reproducción humana asistida son
hijos de quien dio a luz y del hombre o de la mujer que también ha prestado su consentimien-
to previo, informado y libre en los términos de los artículos 560 y 561, debidamente inscripto
en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, con independencia de quién haya
aportado los gametos.
aspectos filiatorios. Estamos ante una persona humana, no ante cosas. No existe un de-
recho a quitar la vida de los embriones ya concebidos. Son personas y gozan del derecho
a la vida20.
Aplicación en el derecho argentino de la doctrina del fallo. La obligación de seguimiento
Para determinar sobre la cuestión es necesario recurrir a la interpretación de las normas
que integran el bloque de convencionalidad que forma parte de la Constitución Nacional
(CN), a partir del art. 75 inc.22 y la incorporación de 11 instrumentos que forman el cor-
pus iuris de los DDHH.
La regla en materia de armonización de las normas en Argentina es la de compatibili-
dad plena, que existe como presunción iure et de jure entre la primera parte de la CN y
los 11 TTDDHH; esta incorporación de los Tratados en las condiciones de su vigencia,
tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la CN y deben entenderse
complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos.
Respecto de la fuerza vinculante de los fallos de la CorteIDH, distintos supuestos
Cuando el país fue parte: la sentencia es vinculante, es decir, de cumplimiento obligatorio
por el art. 68 de la CADH: los Estados partes se comprometen a cumplir la decisión de la
Corte en todo caso en que sea parte21.
Cuando el país no fue parte: no existe norma expresa que imponga la obligatoriedad de
seguimiento de la jurisprudencia de la CorteIDH.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación con distintas expresiones refirió el seguimiento
de las doctrinas o interpretaciones de la CorteIDH (la mayoría recomendaciones o infor-
mes, no fallos) como una pauta de interpretación imprescindible22. Finalmente, en el caso
Mazzeo (2007), recepta la noción de control de convencionalidad. La propia CorteIDH
varió su postura, primero sostuvo que sus fallos debían servir de guía de interpretación
de la CADH. Luego, como su objeto es asegurar el cumplimiento de las obligaciones asu-
midas por las partes, la norma convencional interpretada adquiere efectos erga omnes
y pueden los Estados apartarse de la jurisprudencia americana siempre y cuando se rea-
lice una interpretación razonada y fundada que permita la mayor efectividad posible del
derecho humano en cuestión.
Consecuentemente, se construyó una doctrina (CSJN) a partir de la cual se postula que
los fallos de la CorteIDH deben servir de guía para la interpretación de las normas con-
vencionales, pero no significa su aplicación irreflexiva y automática. Debe examinarse mi-
nuciosamente para verificar su aplicación al caso concreto, haciendo el máximo esfuerzo
por cumplir sus doctrinas, sin desconocer el orden jurídico interno y la competencia asig-
nada por a CN a los tribunales argentinos.
De allí los que sostienen que la concepción es implantación, entienden que, no se pue-
de apartar del criterio establecido por la Corte IDH en el fallo, porque su jurisprudencia
resulta de seguimiento obligatorio para los Estados miembros de la CADH, bajo pena de
incurrir en responsabilidad internacional23. Y se entiende que esos lineamientos fueron
los seguidos en el debate que culminó con la sanción de la Ley 27.610.
23 Los que postulan que la concepción es fecundación, consideran que el fallo ha dado un
alcance restrictivo al derecho a la vida, que es inaceptable en nuestro derecho. Ello, debido a la
falta de correspondencia cultural e histórica con el pensamiento y la tradición jurídica argentina.;
y que no se ha respetado el margen de apreciación nacional, reconocido en la CADH, y que pocos
imponen su visión sobre el inicio de la vida con grave violación de la dignidad humana. No existe
norma expresa que confiera a los pronunciamientos de la CorteIDH efectos generales y que los
torne vinculantes para los Estados que no intervienen en el litigio.
destino. Incluso en algún precedente se ordenó oficiar al Congreso para que tome nota
de la situación y avance hacia la regulación de la temática24 .
a. El primer antecedente en la Jurisprudencia argentina, acerca de la naturaleza jurídica
del embrión no implantado fue el caso conocido como «Rabinovich»25.
Hechos. Un abogado solicitó la intervención del Ministerio Pupilar para proteger un con-
junto incierto pero determinable de incapaces cuyas vidas y/o salud física y/o psíquica
podrían resultar comprometidas, a la luz de la práctica extendida y de público conoci-
miento del congelamiento de embriones.
En primera instancia, luego de constatar que las TRHA involucran prácticas que intervie-
nen en las fases primarias del proceso de gestación de la vida humana, el 28/4/95 se dis-
puso que hasta tanto se dicte una ley específica, toda la actividad para proveer al campo
de la ciencia, la generación de vida humana en cualquiera de sus modalidades, debía ser
puesta a consideración del juez (civil)26.
La Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil el 3/2/9927 acotó el alcance
de la sentencia de primera instancia y la necesidad de autorización judicial quedó
restringida a los tratamientos que implicaban el uso de ovocitos pronucleados28 o em-
briones ya existentes al momento de sentenciar, por lo tanto, se afectaba a las clínicas
de fertilidad.
El fundamento principal para restringir el uso de las TRHA al exigir la autorización judicial
previa fue considerar que al embrión no implantado como persona en términos jurídi-
cos. A pesar de la falta de legislación sobre la temática al momento de la sentencia el
embrión debía ser considerado de ese modo a partir de la interpretación análoga de los
arts. 30,31, 63 y 70 del CC y art, 4.1 CADH y art. 1 CDN.
Determinó que, en el ordenamiento legal y constitucional argentino, la existencia de la
persona comienza desde el momento de la concepción, sea en el seno materno o fuera
de él, a partir del cual la persona es titular de derechos y obligaciones, entre ellos el de-
recho a la vida y a la integridad física y psíquica.
Ninguna decisión que comprometa el derecho a la vida o a la integridad personal puede
ampararse en el art.19 de la Constitución Nacional, pues trascendería el ámbito de las
acciones privadas y afectaría a terceros.
Consecuentemente, prohibió la destrucción o experimentación de los embriones ovo-
citos -sea por parte de los dadores de los gametos, sea por parte de las instituciones o
profesionales actuantes. Además, ordenó llevar a cabo un censo de embriones, y luego
alcanzaron un acuerdo para informar cada seis meses.
A partir de aquí, me detendré solo en los precedentes relativos al cese de embriones
crioconservados, a partir de la vigencia del CCyC, sin perjuicio de anotar otros casos atra-
vesados por cuestiones vinculadas a la crioconservación de embriones que servirán para
clarificar el desarrollo.
b. Juzgado de Familia N° 1 de Mendoza. 30/07/201829
Se homologó un convenio presentado en un juicio de divorcio que incluía el descarte de
embriones criopreservados. Sostuvo en particular que el convenio presentado por las
partes en un juicio de divorcio que incluye el descarte de los embriones criopreservados
debe homologarse, teniendo en cuenta que aquellos se encuentran en un estado de de-
sarrollo donde no poseen más que un simple potencial de vida. Que antes de la fijación
pre- embrionaria este se compone de células no diferenciadas y que esta diferenciación
celular sucede después que se ha fijado sobre la pared uterina y con su anidación. Asi-
mismo, tuvo en cuenta que los peticionantes son mayores de edad, capaces y están en
uso de su plena autonomía personal y de decisión y libertad reproductiva, conforme al
principio de legalidad (art. 19, CN).
c. Juzgado de Familia Nro. 7 de La Plata del 22/04/201930
31 Código Civil y Comercial. Artículo 562: «Los nacidos por las técnicas de reproducción hu-
mana asistida son hijos de quien dio a luz y del hombre o de la mujer que también ha prestado su
consentimiento previo, informado y libre en los términos de los artículos 560 y 561, debidamente
inscripto en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, con independencia de quién
haya aportado los gametos»
32 Ídem nota 25. Los hechos: La pareja en durante el año 2007 había realizado distintos tipos
de estudios hasta lograr el diagnóstico correcto en el mes de diciembre, la baja reserva ovárica
de C., iniciándose una ovodonación mediante técnica ICSI.
En abril del año 2008 se llevó adelante el procedimiento del cual obtuvieron once embriones
que se criopreservaron en cuatro pajuelas. De la primera transferencia embrionaria lograron el
embarazo y nació su hija. Que, en la actualidad, no es su deseo tener más hijos. Mantuvieron la
criopreservación de los embriones, 10 años, en un principio pensado que más adelante inten-
tarían lograr un nuevo embarazo. Tomaron la decisión de cesar la criopreservación y resolver el
contrato que los une vitaliciamente con la Clínica P. De la Clínica les manifestaron que para inte-
rrumpir la criopreservación ante la falta de normativa expresa se requiere autorización judicial.
No desean continuar atados a un contrato de tiempo indefinido y que tampoco tienen la volun-
tad de donarlos ni dejarlos para la investigación.
33 Cita: TR LALEY AR/JUR/81901/2020Se resalta de la documentación suscripta por los acto-
res que surge que los titulares del embrión han sido informados sobre la necesidad de que de
común acuerdo se expidan sobre el destino de los embriones y la posibilidad de revocar en todo
tiempo el consentimiento. En varios pasajes de ese documento se ha contemplado la revocación
del consentimiento informado, y como opción el cese de la criopreservación. El Centro Médico al
momento de la suscripción de dicho documento, ha puesto en consideración a los suscriptores
del mismo, como una opción viable el cese de la criopreservación ante la falta de pago por el
termino de 2 meses del abono por el mantenimiento, y ante la revocación expresa del consenti-
miento y en ninguno de esos casos se contemplaba la exigencia de una autorización judicial para
proceder al descarte. Implícitamente en esa oportunidad no consideraban la existencia de un
«vacío legal» para las opciones del destino del embrión. Preocupa además la postura del Centro,
ya que han provocado que los actores hayan tenido que acudir a la justicia, efectuar un reclamo
jurisdiccional, exponiendo su caso, no respetándose el principio de la autonomía y el derecho a
Sostuvo que no se puede desconocer que hay una variedad de fuentes normativas vigen-
tes nacionales e internacionales, que habilita su aplicación el art. 75 inc. 22 de la Constitu-
ción Nacional, y resulta inadmisible sostener el fundamento de vacío legal para no hacer
eco de la libertad de los accionantes, y de su derecho a la no procreación.
Consideró en particular, que el Centro Médico había adoptado una actitud arbitraria que
afectaba la vida privada y familiar, no respetaba la voluntad de los peticionarios.
Asimismo, que no resultaba necesaria una autorización judicial a efectos de descartar los
embriones criopreservados, pues correspondía acceder a lo solicitado, respetándose el
principio de autonomía, de buena fe, su derecho a la privacidad, a la libertad reproducti-
va e integridad de las personas, a elegir la familia que desean, y el derecho a la mujer a no
querer ser nuevamente madre, a no querer que se le implante o transfiera ese embrión.
Resaltó que existió una voluntad manifiesta de la actora de su deseo de no procrear, y
ese principio de autonomía de la voluntad, es el que limita al mínimo la intervención del
Estado, puesto que toda entidad pública y/o privada debe respetar los derechos funda-
mentales de las mujeres como la igualdad, libertad y protección de la vida privada.
f. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala G. 09/04/2134
Este fallo afirmó la personalidad del embrión.
En la instancia de grado se dispuso que no se requería de la autorización peticionada,
que debían ocurrir por la forma y vía que procediera para la resolución del contrato. La
decisión consistió en asimilar la pretensión, «a la situación de los progenitores que deben
decidir si retiran las medidas de soporte vital a que está sometido el hijo para prolongar
en el tiempo un estado irreversible»; encontrándose los representantes legales «plena-
mente facultados para disponer el cese de la crioconservación de los embriones en los
que participaron».
La alzada revocó la resolución. Rechazó la autorización de descarte de embriones y dis-
puso, que en primera instancia se dé intervención al Ministerio Público de la Defensa
apelante, a fin de que pueda adoptar las medidas que considere pertinentes a los efectos
de la protección de los embriones de que se trata.
Sostuvo que existen importantes fundamentos para considerar que los embriones no
implantados cuentan con la protección que se le debe a todo ser humano. El ordena-
miento jurídico, reconoce que comienza la existencia de la persona humana desde su
concepción.
Asimismo, que el art. 19 del Cód. Civ. y Com. de la Nación no diferencia la condición jurí-
dica del embrión implantado del no implantado. Solo menciona la concepción.
Consideró que el embrión crioconservado no es una cosa, dado que el deber de con-
tar con una ley que brinde una protección especial al embrión no implantado, confor-
me el art. 9 de la ley 26.994, e indicó que no cabía proceder a su destrucción.
g. Cámara Nacional Civil. Sala I. 21/10/21 21/10/21.«P.A y Otro s/ autorización»
En este último y reciente fallo, los actores tuvieron que solicitar la autorización judicial
para interrumpir la criopreservación de tres embriones conseguidos a través de téc-
nicas de reproducción humana asistida (TRHA), como requisito exigido por la clínica
donde se encontraban por no estar el tema legislado.
En segunda instancia se revocó el fallo anterior, y se sostuvo que deviene innecesario
el pronunciamiento sobre el trámite de autorización judicial incoado, y por lo tanto
los actores se encontraban habilitados para decidir su destino, sin que la co-contra-
tante pueda oponerse, quedando de esta forma expedita la vía para cumplimentarse
con el dese de los peticionarios en el legítimo y libre ejercicio de la autonomía de la
voluntad.
Se resolvió la cuestión desde un doble análisis. Por un lado, los términos del contrato
y por otro los derechos que conculca la finalización del contrato de manera que sea
necesaria la autorización judicial, cuando no media contradictorio.
En el particular, solicitaron judicialmente el cese de la criopreservación ante la res-
puesta que recibieron de la clínica, cuando por escrito habían comunicado el destino
de los embriones por su decisión de finalizar el contrato Expresamente les informa-
ron: «si su voluntad es descartarlos, deben gestionar una autorización judicial que lo
autorice (ya hay antecedentes)».
Así, se decidió que el cese la voluntad procreacional que se concreta con la decisión
de no tener más hijos y tener por finalizado el plan de vida y proyecto en común, de-
canta en el derecho que detentan a finalizar el contrato relacionado con ese propósi-
to; y basta a tal efecto conforme lo acordado la comunicación por escrito a la clínica.
Respecto de los derechos involucrados, sostuvieron que versa sobre derechos re-
productivos que son parte de los derechos humanos básicos e importantes como el
derecho a la vida, la salud y la libertad. En ese sentido, las personas deben decidir
de manera autónoma la cantidad de hijos que desean tener y al ser considerados
derechos reproductivos como derechos humanos, todas las personas se convierten
en titulares de esos derechos con carácter irrenunciable, indivisible, inalienable im-
prescriptible.
Se asentó el fallo, en el desborde fuentes: en los Tratados Internacionales y regiona-
les de Derechos Humanos, la Jurisprudencia interamericana y nacional, y la obliga-
ción del Estado de seguir la interpretación que de aquellos instrumentos realiza la
CorteIDH.
Como argumento relevante, definieron que el punto de inflexión está dado en que
cuando la ley habilita la creación y criopreservación de embriones y garantiza el ejer-
cicio de los derechos sexuales y reproductivos, está atendiendo al respecto por el
proyecto de vida y voluntad procreacional. De ese modo, si ello importa la criopreser-
vación de embriones, tal prestación es viable mientras se mantenga la voluntad pro-
creacional. Por tales motivos, en el caso resultaba un dispendio jurisdiccional innece-
sario que el servicio de justicia deba pronunciarse sobre el ejercicio de tales derechos,
en tanto las partes estaban de acuerdo con el descarte.
También advirtieron que el contrato omitió informar que en caso de solicitar el des-
carte de embriones se debía requerir autorización judicial, lo que conduce a que no
se haya cumplido adecuadamente con el consentimiento informado.
Destacaron finalmente que todo redunda en respetar el ejercicio de la autonomía
de la voluntad de las partes, sus derechos reproductivos y el cese de su voluntad
procreacional, sin necesidad de recurrir al servicio de justicia de sobre todo cuando
la ausencia de controversia, no permite la configuración de un planteo judicial de la
cuestión.
h. Por su parte la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo: «L E.H y otro c/
OSEP s/ amparo»35 pudo expedirse y no se pronunció acerca de la naturaleza jurídi-
ca del embrión no implantado al llegar la cuestión en torno a la pertinencia o no del
diagnóstico genético preinplantacional (DGP).
No brindó una solución al caso concreto y en ningún momento trató la cuestión relativa
a si el embrión no implantado es considerado persona o no para los efectos jurídicos.
La Doctrina
Las posturas descriptas en los fallos se sostienen en las dos vertientes descriptas. La que
afirma que el término concepción del art. 19 debe considerarse implantación, y conse-
cuentemente el embrión crioconservado carece de personalidad jurídica mientras no se
transfiera al útero de la persona con capacidad de gestar, ha sido sostenida por Kemel-
majer de Carlucci, Lamm, Herrera36; Gil Domínguez37; Krasnow38, entre otros. La posición
39 Laferriere, Jorge Nicolás. «El artículo 19 de del código Civil y Comercial de la Nación y el
reconocimiento como persona del embrión humano no implantado». DFyP. 2014 (noviembre).
Pag. 143 y otros.
40 Arias de Ronchietto, Catalina. Basset Úrsula C. Laferriere, Jorge N. «Importante fallo judicial
defensor de la dignidad personal de los embriones congelados. Apuntes sobre la nulidad de los
actos jurídicos vinculados con la fecundación artificial a la luz del art. 953 del Cód. civil y le principio
constitucional de razonabilidad». Nota a fallo CNCiv. sala J. 13/13/9/2011. ED. 27/10/2011 y otros.
41 Bueres, Alberto J. Dirección. Código Civil y Comercial de la Nación y Normas Complemen-
tarias. Análisis Doctrinal y Jurisprudencial. Ed. Hammurabi. Tomo 1 y 2. Buenos Aires. 2016.
42 Torres, Vanina A. Necesidad de regular la protección del embrión no implantado.AR/
DOC/2602/2019
43 Chmielak, Carolina. Crioconservación de embriones. AR/DOC/2139/2019
44 Lafferriere, Jorge Nicolás. Embriones congelados descartados por una sentencia judicial.
«Artavia Murillo» no es un cheque en blanco. AR/DOC/1867/2019
Desde el feminismo se ha dicho sobre el art.19 del CCyC, que la libertad y el ejercicio de
los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres no pueden estar supeditados a
creencias religiosas ni a interpretaciones estrictas de las leyes. Ello sería no cumplir con
los estándares fijados internacionalmente, como por ejemplo los artículos 12 y 16 de la
CEDAW. Hubiera sido deseable que el artículo 19 incorporara la aclaración de que se re-
fería solamente a los efectos civiles, ya que las redacciones confusas pueden dar lugar a
interpretaciones e invocaciones carentes de veracidad, sobre todo cuando se las quiere
dotar de contenidos con creencias ajenas a la temática en cuestión y que pueden conver-
tirse en elementos de negación de derechos.
Es imprescindible tener especial cuidado al legislar sobre cuestiones tan profundas, la
habilitación a interpretaciones restrictivas puede hacer de la letra de la ley un estándar
de prohibiciones, limitaciones y/o violaciones a derechos humanos fundamentales. Cier-
tos términos que influyen en la conciencia social y el imaginario colectivo pueden trans-
formarse en presiones indebidas, cuyas consecuencias pueden ser trágica47.
definida como tarea de una traducción cultural orientada al futuro (J. Bluter. 2018) invade
e intima a buscar mecanismos que configuren y refuercen la pluralidad.
Familias. Se construyen continuamente en ese andar y se torna indiscutible abrir el deba-
te para hacer ajustes y ampliar derechos.
En el ámbito del derecho a la vida privada y familiar y en conexión con el derecho a la
salud, se encuentran los derechos reproductivos, y la realización de prácticas de TRHA
tiene como una de sus consecuencias la crioconservación de embriones, y se enlaza con
aquellos.
Aquí reside el derecho a procrear y la contrapartida a no hacerlo, como igual oportunidad
de decidirlo libremente, y el modo proyectado no puede configurarse en obstáculo. De
los debates cercanos se obtuvo la Ley de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embara-
zo (IVE)48. Salimos del silencio, superamos el estancamiento y nos movimos.
No pueden soslayarse los fundamentos legislativos, tenerlos en cuenta y sumarlos en la
medida en que se vinculan con el tema.
En lo que aquí concierne se alcanzó una construcción jurídica superadora con relación
al embrión a partir de la noción de gradualidad. El embrión no implantado o in vitro; el
feto, neonato, naciturus o persona por nacer y persona nacida. Es decir, que ya se dialogó
acerca del primer grado —embrión no implantado o in vitro— etapa en la que se encuen-
tra el criopreservado cuyo destino debe ser resuelto. Razón por la cual, es un paso que
no permite pausa ni retroceso.
En este silencio la realidad hace eco y necesita de las reglas para igualar ejercicio de dere-
chos: De acuerdo al informe publicado en el mes de septiembre de 2021, en la Argentina
crece el almacenamiento de embriones. Aumentó el 68% en tres años49.
Antes, se había anoticiado que: «Hoy, el destino de dichos embriones excedentes tiene
tres escenarios: usarlos para futuros embarazos, pagar un mantenimiento indefinido en
el centro o donarlos a otros pacientes. Cabe destacar que, según los registros en nuestro
centro, por cada pareja que acude a un tratamiento suelen congelarse entre 1 y 2 em-
briones, que son los que no se implantan en el útero de la madre. En total, se congelan
por año aproximadamente 2000 embriones, solamente en IVI Buenos Aires»50.
El último proyecto de ley se presentó el día 8 de junio de este año 2021, en la Cámara
de Diputados (2461-D-2021), denominado «Régimen de protección del embrión no im-
48 Ley 27.610 «Acceso a la interrupción voluntaria del embarazo». Sancionada el 30-12- 2020,
promulgada 14-01-2021.
49 Clarín. Digital. Según Fuente: Lima, NEthical dilemas.in Argentinean fertility centers Fertili-
ty & Sterility, jun 2021. Disponible en: https://www.clarin.com/buena-vida/vacio-legal-20-mil-em-
briones-nadie-reclama_0_WvRi0gScY.html
50 LA NACION Opinión. 22/1/2021. ¿Qué va a pasar con los embriones congelados? Disponi-
ble en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/que-va-pasar-embriones-congelados-nid2578218/
II.6. Perspectivas
El término género se refiere a las identidades, las funciones y los atributos construidos
socialmente de la mujer y el hombre y al significado social y cultural que la sociedad atri-
buye a esas diferencias biológicas, lo que da lugar a relaciones jerárquicas entre hom-
bres y mujeres y a la distribución de facultades y derechos en favor del hombre y en
detrimento de la mujer. El lugar que la mujer y el hombre ocupan en la sociedad depende
de factores políticos, económicos, culturales, sociales, religiosos, ideológicos y ambienta-
les que la cultura, la sociedad y la comunidad pueden cambiar53.
51 Otros de interés: «Embriones congelados: cada vez hay más y no tienen un destino claro
LA NACION Comunidad. 3 de febrero de 2020. Disponible en: https://www.lanacion.com.ar/co-
munidad/embriones-congelados-cada-vez-hay-mas-no- nid2330142/.
Entrevista. Andrés Gil Domínguez: «Derechos en la era del algoritmo». El jurista analiza los nue-
vos desafíos que debe tratar la justicia en este momento de transformación permanente. Cla-
rín. com Revista ÑIdeas. 19/02/2020. Disponible en: https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/
andres-gil-dominguez-derechos-algoritmo_0_GNLedbrV.html
«La ley IVE volvió a abrir el debate sobre el destino de los embriones congelados». Telam digital.
27/03/2021. https://www.telam.com.ar/notas/202103/548850-debate-destino-embriones-conge-
lados.html.
«Una decisión difícil. Fertilización asistida: en el país hay 40.000 embriones congelados y se re-
aviva el debate por qué hacer con los que no se usan. A ocho años de la sanción de la ley, este
vacío legal no se resolvió. Y la reciente aprobación del aborto legal plantea un nuevo». Clarín.
com. Sociedad. 06/06/21. Disponible en: https://www.clarin.com/sociedad/fertilizacion-asisti-
da-pais-40-000-embriones-congelados-reaviva-debate-hacer-san_0_ZDO0fMjpU.html
«Vacío legal: hay más de 20 mil embriones que nadie reclama. Mientras muchas parejas no pue-
den tomar una decisión, las clínicas deben costear la criopreservación. La necesidad de una ley
que lo regule». Clarín.com. buena vida. 03/09/21. Fertilización asistida. https://www.clarin.com/
buena-vida/vacio-legal-20-mil-embriones-nadie-reclama_0_WvRi0gScY.html
52 Proyecto de Ley. Iniciado en: Diputados Expediente Diputados: 2461-D-2021. Publicado
en: Trámite Parlamentario N° 68 Fecha: 08/06/2021. Disponible en: https://www.hcdn.gov.ar/pro-
yectos/proyecto.jsp?exp=2461-D-2021
53 Bidart Campos, Germán J. «Tratado elemental de Derecho Constitucional argentino.» cita-
do en Herrera, Marisa. Gil Domínguez, Andrés. Hoppe, Cecilia. Acceso a la interrupción voluntaria
del embarazo. Ley 27.610. Atención y cuidado integral de la salud durante el embarazo y la prime-
ra infancia. Ley 27.611. Ed. Rubinzal-Culzoni Editores. Santa Fe. 2021, pág. 34
54 Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Recomendación Gene-
ral Nº 28 relativa al artículo 2 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer. Disponible en: https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/
BDL/2012/8338.pdf? file=fileadmin/Documentos/BDL/2012/8338. Consultado el 30/8/21
55 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Avances y Desafíos hacia el reconoci-
miento de los derechos de las personas LGBTI en las Américas. Párr. 63. Disponible en: http://www.
oas.org/es/cidh/informes/pdfs/LGBTI-ReconocimientoDerechos2019.pdf. consultado el 30/8/21
es cierto, que el caso aborda el supuesto particular derechos reproductivos —la anticon-
cepción forzada irreversible— sus lineamientos son extensibles a otros supuestos que
comprometen tanto el derecho a procrear —el uso de técnicas de reproducción humana
asistida, por ejemplo— como el derecho a no procrear56.
Bajo estos estándares hay que ahondar, desentrañar y ajustar la reglas. En esa orien-
tación es que deviene necesaria la regulación sobre los embriones crioconservados, en
la que se incluyan alternativas frente a la decisión libre de no procrear y dentro de las
cuales podría estar su cese.
El consentimiento informado (CI) es un proceso y no se consume en un solo acto, más
allá de su formalización por escrito. Se ha definido como derecho humano, integrante
necesario de los clásicos derecho a la vida, la salud, la integridad física, la libertad de con-
ciencia y la libertad personal, a decidir por sí mismo en lo atinente a la propia persona y
vida, y una consecuencia de la autodisposición sobre el propio cuerpo.
En palabras de la CorteIDH, el consentimiento informado no solo consiste en un acto
de aceptación, sino que es el resultado de un proceso en el cual deben cumplirse los
siguientes elementos para que sea considerado válido, previo, libre, pleno e informado,
encontrándose todos estos elementos interrelacionados ya que no podrá haber un con-
sentimiento libre y pleno si no ha sido adoptado luego de obtener y entender un cúmulo
de información integral57.
En el plano nacional el CCy C recepta expresamente la figura del consentimiento infor-
mado (CI) en el art. 5958. La regulación del consentimiento informado en el capítulo desti-
nado a los derechos personalísimos, es una muestra de su relevancia e importancia por
su relación íntima con la dignidad, integridad y autonomía de la persona. Su regulación,
en lo que se refiere a la actuación médica, ya había sido abordada en el capítulo 3 de la
ley 26.529 de derechos de los pacientes, no así en lo referente a la investigación en seres
humanos. La fuente directa de este artículo la constituye el artículo 5° de la ley 26.529
sustituido por la ley 26.742.
Con relación al tema que nos ocupa, se regula de manera específica en la Ley 26872 de
acceso integral de los procedimientos y técnicas médico-asistenciales de reproducción
médicamente asistida y en el CCyC.
Se puede distinguir la previsión directa sobre cuestiones atinentes a la determinación de
la filiación de los nacidos por el empleo de estos procedimientos y su derecho a la infor-
mación; y de manera indirecta al prever el comienzo de la persona humana a través del
artículo 19.
56 Corte Interamericana de Derechos Humanos caso I.V. vs. Bolivia. Sentencia de 30 de no-
viembre de 2016. par. 159. Disponible en: https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/se-
riec_329_esp.pdf
57 Herrera, Marisa. De la Torre, Natalia. Fernández Silvia. Derecho Filial. Perspectiva contem-
poránea de las tres fuentes filiales. Ed. La Ley. Buenos Aires. 2018. pág. 417.
58 Ídem nota 60. párrafo166
Además, este CI debe considerarse en el marco del modelo de atención integral enfoca-
do en derechos. Procura un abordaje holístico y articulado con prácticas que incorporan
la promoción, prevención, y rehabilitación en salud que incluye la perspectiva de géne-
ros, la noción de autonomía, equidad, ciudadanía, agencia moral y las necesidades en
salud, según el ciclo de vida. (Deza, Álvarez, 2021); considero entonces que la ausencia de
previsión sobre el embrión no implantado enrolada con el art. 19, limita la posibilidad de
decidir bajo este paradigma.
Surge de algunas de las decisiones, que se acuerda el procedimiento y en ese marco
se les solicita se manifiesten sobre el destino de los embriones que se preservarán y se
abre el abanico con el descarte como opción. Luego, ante la decisión de hacerlo se des-
conoce su viabilidad esgrimiendo un vacío legal, motivo por el cual requieren se recurra
a la instancia judicial. En ese sentido se ha señalado que, en la práctica médica y social
de las técnicas de reproducción humana asistida se entrelaza de forma contundente el
saber médico y científico sobre el cuerpo, lo biológico y lo genético con las bases del de-
recho normativo, la bioética y la deconstrucción de la subjetividad individual [.]Aunque la
frontera de los Derechos sociales y de la igualación de oportunidades implica, al mismo
tiempo, incluir a todos los actores intervinientes, atribuir derechos y responsabilidades
para protegerlos de prácticas abusivas, mientras se delimita la frontera entre los científi-
camente posible y lo cultural, política y socialmente deseable59.
59 El Código Civil y Comercial. Artículo 59.- Consentimiento informado para actos médicos e
investigaciones en salud. El consentimiento informado para actos médicos e investigaciones en
salud es la declaración de voluntad expresada por el paciente, emitida luego de recibir informa-
ción clara, precisa y adecuada, respecto a: a. su estado de salud; b. el procedimiento propuesto,
con especificación de los objetivos perseguidos; c. los beneficios esperados del procedimiento;
d. los riesgos, molestias y efectos adversos previsibles; e. la especificación de los procedimientos
alternativos y sus riesgos, beneficios y perjuicios en relación con el procedimiento propuesto;
f. las consecuencias previsibles de la no realización del procedimiento propuesto o de los alter-
nativos especificados; gen caso de padecer una enfermedad irreversible, incurable, o cuando
se encuentre en estado terminal, o haya sufrido lesiones que lo coloquen en igual situación, el
derecho a rechazar procedimientos quirúrgicos, de hidratación, alimentación, de reanimación
artificial o al retiro de medidas de soporte vital, cuando sean extraordinarios o desproporciona-
dos en relación a las perspectivas de mejoría, o produzcan sufrimiento desmesurado, o tengan
por único efecto la prolongación en el tiempo de ese estadio terminal irreversible e incurable; h.
el derecho a recibir cuidados paliativos integrales en el proceso de atención de su enfermedad o
padecimiento. Ninguna persona con discapacidad puede ser sometida a investigaciones en salud
sin su consentimiento libre e informado, para lo cual se le debe garantizar el acceso a los apoyos
que necesite. Nadie puede ser sometido a exámenes o tratamientos clínicos o quirúrgicos sin
su consentimiento libre e informado, excepto disposición legal en contrario. Si la persona se en-
cuentra absolutamente imposibilitada para expresar su voluntad al tiempo de la atención médica
y no la ha expresado anticipadamente, el consentimiento puede ser otorgado por el representan-
te legal, el apoyo, el cónyuge, el conviviente, el pariente o el allegado que acompañe al paciente,
siempre que medie situación de emergencia con riesgo cierto e inminente de un mal grave para
su vida o su salud. En ausencia de todos ellos, el médico puede prescindir del consentimiento si
su actuación es urgente y tiene por objeto evitar un mal grave al paciente.
De lo cual se deduce que la información brindada a quienes acceden a las técnicas, pue-
de ser insuficiente, incompleta, poco clara y condicionar de ese modo el consentimiento
otorgado.
Y es aquí donde se muestra una vez más que la realidad, los adelantos científicos y las
alternativas probables embisten y el derecho debe visibilizar, acompañar y adecuarse,
pero a veces el tiempo vuelve el silencio injusto.
Con relación al otro interrogante, la perspectiva de géneros debe invadir el estadio previo
en que se procura se dirija la mirada, e integrarse con los demás componentes.
Siguiendo el razonamiento sobre el consentimiento en los términos descriptos, resulta
prioritario exigir que se cuestionen prácticas y actitudes que reproducen y legitiman ór-
denes sociales injustos poniendo un grupo de personas en situación de desigualdad y
dificultando su capacidad de tomar decisiones libremente.
Traigo aquí un enfoque propuesto desde la filosofía y la bioética feminista acerca de la
autonomía, para aproximar una idea con relación a su ejercicio, en la toma de la decisión
apuntada hacia el descarte de embriones crioconservados a partir del marco complejo
de las relaciones personales y contextuales. Enseñan Belli y Suarez Tomé (2021)60, que la
revisión del concepto de autonomía de la bioética tradicional de la mano de la ética rela-
cional, posibilita revisar las nociones como la autonomía y constituirse en herramientas
de toma de decisiones centrales. De ese modo interpela al asunto que convoca y merece
introducirse como engranaje de ajuste al estándar convencional.
Dicen, que las decisiones se encuentran estructuradas por esquemas, dinámicos o es-
táticos, de privilegio o desventaja, dominación u opresión, haciendo que el lugar que la
persona ocupa en cada posible interacción influya en su capacidad de tomar decisiones
autónomas.
En ese sentido, para demostrar las fuerzas que actúan en el ámbito de la toma de deci-
siones en salud deben tenerse en cuenta el contexto político y social en el que se hallan
inmersos los pacientes, profesionales, investigadores y quiénes encuentran a cargo la
formulación de políticas públicas en salud.
El enfoque relacional en la bioética para comprender la autonomía obliga realizar una
profunda revisión y reorientación ya que se dirige a los mismos presupuestos y normas
que producen las injusticias persistentes en todos los ámbitos de la salud.
Bajo estos postulados entonces, en la construcción de la autonomía en cuestiones com-
plejas participan componentes que nacen del contexto. Consecuentemente, la labor será
transformarlo de manera tal que ese no decir que hoy lo caracteriza se vuelva un medio
irritante y produzca un cambio positivo.
En ese sentido, Joseph Raz se refirió a las opciones relevantes como condición necesaria
para la autonomía: quienes no tienen ante sí una gama de opciones suficientemente
importantes (no triviales ni delimitadas por la urgencia de la supervivencia) no están en
condiciones de ejercer la autonomía. No pueden ejercerla porque esta consiste precisa-
mente en la capacidad para tomar decisiones que afectan significativamente la vida del
sujeto y que por tanto deben reflejar las preferencias de la persona. Si las opciones son
insuficientes o inadecuadas no se dan las condiciones para que las preferencias puedan
expresarse61.
De allí que, en este entramado multidimensional, la regulación aportaría un elemento
indispensable desde el contexto —en tanto brindaría claridad y certeza en la toma de
decisiones— y en el supuesto que se atiende se traduce en la conformación del con-
sentimiento informado del usuario. Por cuanto reviste la condición sine qua non para la
práctica médica, el cual se basa en el respeto a su autonomía y su libertad para tomar sus
propias decisiones de acuerdo a su plan de existencia. Asegura el efecto útil de la norma
que reconoce la autonomía como elemento indisoluble de la dignidad de la persona62.
61 Belli, Laura F. Suárez Tomé, Danila. La autonomía revisitada desde la perspectiva de una
bioética feminista. Política Públicas y Multidisciplina
62 RAZ, J. The Morality of Freedom. Oxford (Oxford University Press). 1986. Citado por Álva-
rez Medina, Silvina. LA AUTONOMÍA REPRODUCTIVA. RELACIONES DE GÉNERO, FILIACIÓN Y JUS-
TICIA* PROCREATIVE AUTONOMY: GENDER, PARENTHOOD AND JU STICE RELATIONS. Disponible
en: http://hdl.handle.net/10486/690262
63 Ídem nota 60. parr.159
de embriones de 1990, que prohíbe ciertas técnicas; en Suecia está regulada por la ley de
integridad genética, la donación de óvulos y esperma son permitidas, sin embargo no se
permite la donación de óvulos y la donación de esperma en el mismo procedimiento; la
donación de embriones no está permitida en Suiza64.
Respecto de la Jurisprudencia, además, de fallo de la CorteIDH ya reseñado, «Artavia
Murillo vs. Costa Rica»; se ha expedido el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el
caso: «Evans c. Reino Unido» en 2007 y el caso «Costa y Pavan vs. Italia», 2013 y «Parrillo
vs Italia» en 2015, en el que afirmó que el embrión no es persona, pero tampoco cosa.
En los ordenamientos europeos, la mayoría de ordenamientos europeos regulan las
THRA, pero entre las cuestiones complejas como el destino de los embriones sobrantes
de un ciclo de fecundación «in vitro» (FIV), las diferentes respuestas a estas cuestiones
dan cuenta de la variedad de aproximaciones de los estados a las TRHA65.
III. CIERRE
El embrión humano separado del cuerpo —gestante—66 [.] es una nueva realidad para la
ley que debe juzgarlo, no por lo que representa ontológicamente sino por lo que es lícito
o ilícito hacer con esa realidad67.
El cese de embriones crioconservados se identifica como cuestión multidimensional
puesta en crisis y exige un enlace sistémico para responderle.
La realidad acusa el tiempo de espera en silencio. Los hechos demuestran que en opor-
tunidad de firmar los consentimientos informados para llevar adelante las prácticas de
TRHA, los centros de medicina reproductiva dan como opción el cese de la criopreser-
vación de embriones; y se suma la incertidumbre de los involucrados ocasionada por el
marco que limita su decisión.
Se impone la perspectiva desde el inicio para proyectar y respetar el principio de autono-
mía, de buena fe, el derecho a la privacidad, a la libertad reproductiva, a la salud e integri-
64 Ver Herrera, Marisa. Direc. técnicas de reproducción humana asistida. Ed. Rubinzal Culzo-
ni. Tomo I. Santa Fe. 2018. pág. 293
65 Idem nota anterior pág. 289/293
66 Farnós Amorós, Esther. La reproducción asistida ante el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos: De Evans c. Reino Unido a Parrillo c. Italia Revista de Bioética y Derecho versión On-line
ISSN 1886-5887. https://dx.doi.org/10.1344/rbd2016.36.15381
67 La cursiva y modificación de madre por «gestante» son propios. De acuerdo a las previsio-
nes de la Ley 26743, en tanto de ese modo se incluye a todas las personas con capacidad de ges-
tar. Se puede ampliar en comentario al art. 1 de la Ley 27.610, en Herrera, Marisa. Gil Domínguez,
Andrés. Hoppe, Cecilia. Acceso a la interrupción voluntaria del embarazo. Ley 27.610. Atención y
cuidado integral de la salud durante el embarazo y la primera infancia. Ley 27.611. Ed. Rubinzal
Culzoni Editores. Santa Fe 2021. pág. 41.
dad de las personas, y a elegir la familia que desean. Se vuelve —como en los casos cita-
dos— en el derecho de las personas que acceden a las TRHA a no querer procrear en un
determinado momento y cuyos motivos debieran quedar al margen de la esfera judicial.
Los pedidos no cesan y el tema atraviesa, además, otros debates pendientes relativos a
la filiación por TRHA post mortem, la gestación por sustitución y superar el binomio del
emplazamiento filiatorio en términos de igualdad.
Considero que estrictamente no existe un vacío legal, porque se elaboraron preceden-
tes con suficiente respaldo jurídico sin ceñirse a la letra de las normas en tensión, con
soporte en el diálogo de fuentes convencional constitucional. En definitiva, la resolución
jurisdiccional llega, pero la quietud obliga a transitar una etapa judicial sin seguridad de
lo que podrá resolverse en definitiva de acuerdo a la posición asumida por quien tiene
tal deber.
Sin embargo, dicha circunstancia no resulta incompatible ni desplaza lo anotado. En-
tiendo que la regulación sobre los embriones crioconservados deviene necesaria para
despejar la vía que se abrió con el reconocimiento de derechos respecto del acceso a las
TRHA, reforzado con la filiación por TRHA, e integrarla como componente de la construc-
ción de la autonomía.
Cabe preguntarse si el silencio legislativo respecto de los embriones criopreservados —y
sus consecuentes decisiones jurisdiccionales— podría ser objeto del test de proporcio-
nalidad propuesto por Clérico y Aldao (2018)68 como estrategia para empoderar voces y
argumentos invisibilizados en las arenas parlamentarias; y que como forma de argumen-
tación habilita la interpelación a las categorías ya establecidas: la ausencia de regulación.
Conforme tal consideración se podría poner bajo la lupa los entramados que omiten su
debate actual.
Mantener el silencio no condiciona el uso y las prácticas, sino que equivale a observar la
realidad a través de un vidrio empañado que la distorsiona y obtura la posibilidad que
las reglas la alcancen y allanen el camino para que los involucrados asuman decisiones
sin obstáculos.
Habilitar el debate es parte del pasaje de la (des)igualdad estructural a una igualdad
transformadora.
Si la regulación sobre embriones no implantados se identifica como opción relevante del
contexto necesario en la construcción de la autonomía para decidir libremente, se confi-
gura como nuevo engranaje de ajuste a estándares convencionales.
De ese modo, brindaría muchas respuestas y se evitaría la judicialización de cuestiones,
que, en definitiva, merecen la reserva obligada de la intimidad de cualquier ser humano,
el ejercicio pleno de su libertad reproductiva y en condiciones de igualdad.
68 Bergel, Salvador. «El proyectado artículo 19 del Código Civil, Comienzo de la existencia
humana». La Ley. 9/8/2012.
Perspectiva de género
en el marco de las relaciones
de poder «posesión y tenencia»
Por Mariano E. Pelliza Palmes1
MJ-DOC-16409-AR | MJD16409
I. INTRODUCCIÓN
Con el fin de ingresar al tema propuesto resulta dirimente posicionarnos en nuestra ley
de fondo. El artículo 1° del Código Civil y Comercial (en adelante CCCN) dispone:
«Fuentes y aplicación. Los casos que este Código rige deben ser resueltos según las leyes
que resulten aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los tratados de dere-
chos humanos en los que la República sea parte. A tal efecto, se tendrá en cuenta la fina-
lidad de la norma. Los usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes o
2 CCC Sala II, Morón, Bs.As. 17/12/20. R.S 416/2020. Juzg. 5° CC, Morón, Bs.As. «C.H. c/ H. de
D.J.C. s/ División de condominio- Causa N° MO-13375-2011».
Es evidente que ciertas normas que rigen la materia familiar pueden ser de utilidad para
resolver los efectos posteriores a la medida ordenada. Entendemos que, en caso de exis-
tir un proceso en curso de violencia familiar, éste debe primar y se debería suspender
cualquier instancia judicial en relación a un posible lanzamiento. Empero, debido a la
diversidad de trámites que se pueden iniciar para lograr la restitución de un inmueble,
resulta inadecuado que se decrete la suspensión de los mismos; más teniendo en cuenta
que las medidas que se dictan tienen una vigencia —salvo situaciones excepcionales—
de tres a seis meses.
Resulta indudable que mientras la medida esté vigente no puede prosperar ningún lan-
zamiento en contra de la mujer, el tema se presenta cuando ésta ha concluido.
Cuando la medida está en curso, en ocasiones el denunciado peticiona la restitución del
inmueble; entendemos que esta actitud puede configurar otro acto de violencia. Tiene
dicho jurisprudencia reciente: «La pretensión del demandado en esta instancia es ejer-
cer otro acto de violencia en el caso económica emocional y en un contexto donde sigue
vigente las medidas de protección hacia la actora y sus hijos por el serio riesgo en sus
vidas (.) los antecedentes de estos actuados evidencian un historial de extrema violencia
padecida tanto por la Sra. C. como por sus hijos»3; el juzgado hizo hincapié en la necesi-
dad de juzgar con perspectiva de género.
No podemos dejar de analizar que las cuestiones familiares trascienden aquello que se
trata en los juzgados de violencia familiar, ello en atención a que ciertos temas relacio-
nados a la familia, trátese de ex convivientes o esposos, deben ser resueltos por el juez
especializado (art. 706 inc. b del CCCN). En este marco, la mujer podría ampararse en lo
normado por los artículos 443 y 526 del CCCN y solicitar —según sea el caso— la atribu-
ción de la vivienda.
Ahora bien, si el denunciado inicia una demanda con la intención de recuperar el inmue-
ble del cual se lo excluyó por hechos de violencia, será competencia del juez civil. Sea
una u otra la situación, en todos los casos, la contienda debe resolverse en el marco de
la mentada perspectiva de género, lo que no sólo es una necesidad sino un deber que
emana de los tratados y convenciones con jerarquía constitucional.
Es sabido que la Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) tiene jerarquía constitucional. El artículo
2 inc. d) establece que los Estados partes se comprometen a «abstenerse de incurrir en
todo acto o práctica de discriminación contra la mujer y velar porque las autoridades e
instituciones públicas actúen de conformidad con esta obligación». Del art. 5 de dicha
convención se desprende que el Estado debe «a) Modificar los patrones socioculturales
de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y
las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de
la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas
de hombres y mujeres».
3 Juzgado de Paz de Villa Gesell, Res. 18/06/2021, autos «C.A.E c/ S.J.A. s/ denuncia».
En este contexto normativo consideramos que, bajo ningún concepto, frente a la visua-
lización de conductas que colocan a la mujer en inferioridad respecto al varón se puede
omitir la obligación de juzgar con perspectiva de género.
4 Díaz Reyna, José Manuel, «Las acciones posesorias en el Código Civil y Comercial de la
Nación y CPCC», Semanario Jurídico, N° 2005, 21/05/2015, Cuadernillo 18, Tomo 111, Año 2015-A,
p. 781.
Ahora bien, nos preguntamos: ¿la exclusión ordenada en el marco de una denuncia de
violencia familiar configura el ataque de desapoderamiento en los términos supra ex-
puestos?
La respuesta negativa impera. Nuestra legislación cuenta con un principio de derecho
aplicable a todo el ordenamiento jurídico, en materia civil lo encontramos plasmado en
artículo 2239, el que reza:
«Acción para adquirir la posesión o la tenencia. Un título válido no da la posesión o te-
nencia misma, sino un derecho a requerir el poder sobre la cosa. El que no tiene sino un
derecho a la posesión o a la tenencia no puede tomarla; debe demandarla por las vías
legales».
Es decir, el damnificado, frente al ataque a fin de obtener su reparación, debe necesaria-
mente dirigirse por las vías legales.
Las decisiones judiciales, en el marco de la ley de violencia familiar y de género, deben
ser cumplidas; en consecuencia, quien no lo haga se verá inmerso en el delito de desobe-
diencia a la autoridad (art. 239 del Código Penal). Con lo expuesto, quien debe cumplir la
orden judicial, ante su disconformidad cuenta con la vía recursiva; no pudiendo conside-
rarse que al ser ejecutada nos encontremos con un ataque a alguna de las relaciones de
poder.
El cumplimiento de una orden judicial de exclusión, bajo ningún concepto puede ser con-
siderado un ataque a una relación de poder. Tampoco debemos confundir el denomina-
do despojo judicial con el cumplimiento de una medida ordenada por el juez de violencia
familiar y de género. Es que el despojo judicial se da en el marco de juicios en donde el
lanzado por orden judicial no ha sido parte en el proceso pertinente5.
A más de no corresponder considerar la exclusión ordenada en violencia familiar como
un ataque a las relaciones de poder, necesariamente se debe avizorar la realidad en la
que se puede encontrar aquella mujer que, si bien no es la titular del inmueble donde
convivía con el titular varón, se pude haber visto por años maltratada en todas o varias
de las modalidades de violencia que existen. Es que la denuncia por violencia debe gene-
rar en el juzgador una alarma, que se deberá tener en cuenta en aquellas acciones cuya
finalidad sea que la mujer le restituya el inmueble al varón. El juez deberá considerar los
antecedentes en violencia familiar y tener la sensibilidad necesaria para lograr advertir
la asimetría que puede existir entre la mujer y el hombre y, aún en los casos donde deba
prosperar la demanda, no dejar de juzgar con perspectiva de género.
Es que la situación se presenta cuando del contenido de las posiciones del varón, actor o
demandado, resulte un caso sospechoso de género.
Un caso sospechoso de género se da cuando la posición asumida por cada una de las
partes, en el marco de una situación conflictual entre un varón y una mujer, responda a
una distribución de roles basados en estereotipos de índole patriarcal. El desconocer una
relación afectiva, la que incluso pudo haber sido casual, puede llevarnos a un caso don-
de corresponda juzgar con perspectiva de género. Existen causas en donde el hombre
profiere expresiones negando la relación con la mujer e, incluso, evidenciando un trato
despectivo hacia la mujer en general6.
Se han presentado situaciones donde un varón —dueño de un inmueble— convive con
una mujer durante cierto tiempo; al separarse, la mujer queda en el inmueble. Con pos-
terioridad, el varón —al iniciar la acción para recuperar el mismo—, desconoce la existen-
cia de la relación o la desmerece diciendo que fue una relación casual, pese a existir una
convivencia e hijos en común.
Cierta jurisprudencia ha reflejado una situación como la aquí expresada. Al respecto, se
dijo: «De esta manera, las manifestaciones formuladas por el actor en su escrito de de-
manda reflejan un evidente menosprecio para quien fue su compañera en un proyecto
de vida en común y es la madre de su hija. Ello no es más que una visión androcéntrica,
que resulta intolerable en los tiempos que corren, de absoluta igualdad entre los varones
y las mujeres. Incluso, la conducta del actor, reflejada en los términos transcriptos, repre-
senta un supuesto de violencia simbólica, consagrado en el art. 5, inc. 5 , Ley 26485 de
“Protección Integral a las Mujeres”, en tanto dispone que: Quedan especialmente com-
prendidos en la definición del artículo precedente, los siguientes tipos de violencia contra
la mujer: [.] Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores,
6 Cierta jurisprudencia nos muestra algunas expresiones del varón hacia la mujer que evi-
dencian una cuestión de género, las que necesariamente debieron ser analizadas, realizando
el juzgador el siguiente análisis: «Es que tener relaciones ocasionales como las que profiere el
Sr. A. en el alegato y no responsabilizarse de las consecuencias, se encuentra incorporado en
el demandado como una práctica normal y sin efectos dañosos. El accionado, dejó entre ver
que, al haber sido una práctica habitual en él, difícilmente se daría cuenta quien podía ser la
madre de la reclamante» (Juzgado de Primera Instancia y 2° Nominación Civil, Comercial, Familia
y Conciliación Laboral, con competencia en violencia familiar y de género, Autos: «M., E. V. c/ A.,
H. —Acciones de filiación— Contencioso», Sent. N° 50, Año: 2020 Tomo: 1 Folio: 138-149). Dicha
jurisprudencia se dio en el marco de un reclamo de una hija para que su padre la reconozca como
tal peticionando también daño moral; el accionado tanto en su contestación de demanda como
en el alegato se refirió a la madre de la reclamante de manera descalificante, desconociendo la
relación y en consecuencia poniendo en duda su paternidad; colocando a la mujer en un lugar de
mujer objeto, justificando su actitud por ser hombre de campo. Es decir, se evidenció que el hom-
bre tenía naturalizado el destrato hacia la mujer en general no siendo la excepción madre de su
hija y su propia hija. Dicho fallo se encuentra confirmado por la Cámara de Familia 1° Nominación
Sent. N° 9 de fecha 16/09/2021.
7 Juzgado en lo Civil, Com., Conc. Y Familia de 1° Nominación de Río Tercero, Autos: «A., J. A.
c/ O. B., E. E. -Acciones posesorias/reales», Sent. N° 23 del 12/06/2020.
Si dentro del contexto se avizora que lo propio se está efectivizando por un hombre que
intenta aprovecharse de la situación de la mujer (v.gr. vive sola con sus hijos); tal situa-
ción debe analizarse y, necesariamente, tomarse las medidas tendientes a impedir que
los actos vuelvan a producirse, todo ello con perspectiva de género.
La Resolución de la Comisión de Derechos Humanos 2003/22 —guiándose por la Decla-
ración Universal de Derechos Humanos , el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos , la Convención
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y la Conven-
ción Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial—,
afirma que la discriminación contra la mujer en la ley —en relación con la disponibilidad,
la adquisición y conservación de tierras, propiedades y vivienda, así como con el financia-
miento relativo a las tierras, las propiedades y la vivienda—, constituye una violación del
derecho humano de la mujer a la protección contra la discriminación.
En este sentido, debe analizarse el contexto en el que se producen los ataques. En el
campo, muchas mujeres se encuentran desprotegidas debido a su escaso nivel cultural y
económico, lo que no les permite —en ocasión de ser atacadas— sobreponerse y excluir
al tercero hombre que las lesiona en su relación de poder. Ahora bien, existen movimien-
tos de campesinos que llegan a dichas mujeres, consiguiendo —incluso— ingresar a la
justicia y, a través de una acción de mantener la posesión y la tenencia, logran el cese
de tales conductas. Es en este marco donde el juez debe tomar las medidas para que no
se vuelvan a repetir los actos turbatorios, poniendo la mirada en evitar conductas que
coloquen a la mujer en una situación de discriminación y violencia permanente, frente al
varón o varones cuyos patrones de conducta violenta se encuentran naturalizados.
La sentencia deberá contener la orden de hacer cesar la conducta y —a fin de evitar he-
chos futuros, si el caso es de los sospechosos de género— deberá resolverse con la pers-
pectiva necesaria a fin de brindar protección a esa mujer víctima de violencia de género.
En este cometido, el juez podría ordenar una restricción y prohibición de acercamiento,
incluyendo la prohibición de que el agresor se comunique con la víctima por medios in-
formáticos o cibernéticos o a través de otras personas (artículo 21 inc. d y e Ley 9283 y
articulo 11 inc. d Ley 10.401). En casos de mayor gravedad, se podrán ordenar medidas
de seguridad en el domicilio y, hasta incluso, disponer la utilización de dispositivo elec-
trónico que ayude a prevenir hechos de violencia (artículos 21 inc. ñ y p Ley 9283, artículo
11 inc. h Ley 10.401).
Las medidas mencionadas como así también toda otra medida, incluso pecuniarias (artí-
culo 11 inc. n Ley 10.401), pueden ser ordenadas por el juez civil en el marco de la reso-
lución de una acción de mantener. Ello no es óbice para que la víctima solicite medidas
antes de la sentencia, las que —cautelarmente durante el proceso— se podrían ordenar
inaudita parte, encuadrándolas mediante la realización de una interpretación sistémica
entre los artículos de las leyes mencionad as y el artículo 484 del Código Procesal Civil y
Comercial de la provincia de Córdoba.
ello que la ejecución debe ser realizada con los cuidados que resulten necesarios para no
vulnerar los derechos de la mujer. En este estadio el juez podría ordenar un plazo mayor
al que habitualmente se da para desocupar el inmueble10, también informar a la oficina
de la mujer y oficina de coordinación de violencia familiar (OVF) dependiente del Tribunal
Superior de Justicia11, como así también a la Secretaría de Derechos Humanos del men-
cionado Alto Cuerpo. También, en el ámbito provincial, puede informarse al Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos, Polo de la Mujer y Ministerio de Desarrollo Social; a los
efectos de que las oficinas respectivas puedan atender lo concerniente a la mujer en
situación de vulnerabilidad habitacional y económica. Estas dependencias podrán propi-
ciarle a la mujer todo lo necesario para su reinserción laboral y social.
En el interior provincial, los jueces podrán interactuar con las oficinas respectivas perte-
necientes a cada municipio o bien con organismos que contribuyan, según corresponda12.
El Estado no puede verse infalible con una sola o única intervención, el Estado debe
acompañar en los procesos. Así, el juez deberá juzgar con perspectiva de género y los
funcionarios del Poder Ejecutivo acompañar antes, durante y posteriormente a la ins-
tancia judicial donde se encuentre una mujer en situación de vulnerabilidad por haber
sido víctima de violencia familiar o de género. De esta manera, el inmueble puede ser
entregado al titular del mismo, respetando su derecho de propiedad de raigambre cons-
titucional, pero sin dejar de proteger a la mujer víctima de violencia.
Finalmente, en este tipo de casos resulta necesario que la sentencia explicite la nece-
sidad de las mencionadas intervenciones, debiendo notificarse oficiosamente, una vez
firme la resolución y con anterioridad al comienzo de la ejecución.
10 A tenor de lo dispuesto en el artículo 1223 del CCCN «el plazo de ejecución de la senten-
cia de desalojo no puede ser menor a diez días». En la mayoría de los casos se ordena que en el
término de diez días el perdidoso debe restituir el inmueble. Ahora bien, la ley permite que ello
se realice en un plazo mayor pero no menor a diez días. Dentro de la flexibilidad que brinda la
norma es donde se tiene que mover el juez, y en aquellos casos donde, quien deba cumplir con lo
ordenado en sentencia, se encuentre en situación de vulnerabilidad, corresponde acudir a dicha
flexibilidad y otorgar un plazo mayor a diez días, que permita a la persona humana vulnerable
acomodar su situación de verdadera dificultad.
11 Entre sus principales funciones se destaca la comunicación e interacción de todos los
operadores tanto judiciales como extra poder, a fin de implementar acciones conjuntas tendien-
tes al correcto abordaje de la materia, sistematizando medidas de apoyo y de colaboración téc-
nica-operativa adecuada para la más eficaz utilización de los procedimientos y recursos. La OVF
articula su actividad en toda la Provincia de Córdoba tanto en el ámbito judicial como también
con organismos extra poder, entre otros, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Policía de
la Provincia, y otros vinculados, constituyéndose como una red institucional e interinstitucional
de contacto. Tiene como objetivo principal optimizar el servicio de administración de justicia
procurando mejorar y brindar mayor calidad de la respuesta judicial en el marco de los hechos
cometidos en el ámbito familiar.
12 Ejemplo de ello lo encontramos en el Convenio Marco de Colaboración suscripto entre los
Municipios de Jesús María, Colonia Caroya y Sinsacate, para trabajar regionalmente en la Preven-
ción de la Violencia Familiar y de Género, firmado el día 05/05/2021.
En esta dirección, el juez de violencia familiar y de género debe indagar cuál es la situa-
ción habitacional de la víctima, si cuenta con parientes o amigos cercanos que la puedan
hospedar, sus posibilidades económicas y posibles ayudas monetarias que podrían efec-
tivizarse; todo ello con el fin de que, en vez de excluir al varón, se retire a la mujer del
entorno viciado por violencia, lo que incluye apartarla de la unidad habitacional donde
reside en carácter de mera tenedora14.
De esta manera, se pude lograr una medida de distanciamiento definitivo entre las par-
tes y se evitan futuras acciones que pueden colocar a la víctima de violencia en una nueva
situación de vulnerabilidad frente al contexto judicial que tenga que atravesar a instancia
del hombre que pretende recuperar el inmueble. Ello, sin perjuicio del resto de medidas
que puede ordenar el juez en su afán de garantizar la protección integral de la víctima
(v.gr. que el varón le provea alimentos).
La flexibilidad del dispositivo legal nos lleva a contextualizar las diferentes situaciones en
las que se pueden encontrar las personas humanas. Es que no es lo mismo una persona
de escasos recursos económicos y culturales, que quien se encuentra con mayores he-
rramientas de este tipo. Siendo así, sus actos materiales variaran considerablemente. Es
por ello que, al individualizar un inmueble, podríamos encontrarnos con simples signos
materiales o bien con cerramientos más costosos como alambrados perimetrales. Ello
va a variar según se trate de personas humanas con menor o mayor poder adquisitivo.
Siguiendo este entendimiento, en zonas rurales pobres no debe ser menos considerado,
como acto posesorio, un amojonamiento que un cerramiento con alambrado. Entende-
mos que por la igualdad ante la ley establecida en el artículo 16 de nuestra Carta Magna,
debe interpretarse que la norma jurídica sea aplicada en todos los casos que traten un
mismo supuesto de hecho. Así, el alcance del principio deberá entenderse en el sentido
de tratar de manera igual a quienes están en las mismas circunstancias.
En las relaciones de hecho de las personas con las cosas, las actividades que se exteriori-
cen en el inmueble serán distintas según las circunstancias que cada persona atraviese,
independientemente de que en todos los casos estemos hablando de actos posesorios
en cumplimiento de la norma. La circunstancia idéntica será la de ser poseedor, pero la
valoración de los actos debe realizarse de acuerdo al contexto en el que se encuentre
quien los ejerce.
Es por ello que debemos, necesariamente, mirar la pobreza con perspectiva de derechos
humanos. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señaló que: «la po-
breza constituye una violación de derechos humanos».
Si al contexto de pobreza le sumamos el hecho de que en el inmueble se encuentra una
mujer de escasos recursos culturales, la situación deberá analizarse con perspectiva de
género.
Es que la falta de formación intelectual muchas veces puede colocar a la persona en si-
tuación de vulnerabilidad y, en muchos casos, del propio contexto se puede avizorar un
caso sospechoso de aprovechamiento frente a la pobreza y el género.
También puede suceder que dentro de la sociedad patriarcal se la coloque a la mujer en
situación de desigualdad y la misma, por ignorancia o bien por tener la violencia naturali-
zada, se puede ver perjudicada a la hora, incluso, de dividir los bienes. Es así que —atento
a la necesaria perspectiva de género que debe adoptar la magistratura, impartiendo una
justicia igualitaria que abandone los estereotipos de una sociedad patriarcal, superando
las discriminaciones por género—; debe analizarse la situación jurídica de los bienes que
han sido adquiridos una vez iniciada la vida del ente societario16.
Preocupan todos los ámbitos en los que se ejerce violencia familiar y de género, pero
en los contextos sociales más humildes el Estado debe ocuparse aún más. La situación
16 CCC Sala II, Morón, Bs. As., 17/12/20. R.S 416/2020. Juzg. 5° CC, Morón, Bs. As. «C.H. c/ H.
de D.J.C. s/ División de Condominio- Causa N° MO-13375-2011» (citando el Voto del Dr. Se Lázzari
en Sup. Corte Bs. As., 25/10/2017, «A. M. Á c/ A.C.A. s/ división de condominio»).
17 CEDAW, la violencia contra la mujer, recomendación general N° 19, 11°, periodo de sesio-
nes, 1992.
18 Con el fin de visualizar a aquellas mujeres que se encuentran solas, inmersas en socieda-
des y lugares cuyas desigualdades pueden evidenciarse aún más, la Resolución de la Comisión
de Derechos Humanos 2003/22 «Alienta a los gobiernos a que apoyen la transformación de cos-
tumbres y tradiciones que discriminan contra la mujer y que le niegan la seguridad de tenencia
y la igualdad en materia de propiedad, acceso y control de la tierra y la igualdad de derechos a la
propiedad y a una vivienda adecuada, a que aseguren el derecho de las mujeres a un tratamien-
to igual en los programas de reforma agraria, así como en los planes de reasentamiento y en lo
relativo a la propiedad y la vivienda adecuada, y a que tomen otras medidas para incrementar
VII. CONCLUSIONES
Las normas del derecho de fondo deben ser interpretadas con perspectiva de derechos
humanos. Encontramos dentro de este gran mundo la denominada «perspectiva de gé-
nero».
Cuando la vivienda sea uno de los temas a resolver entre ex convivientes —con inde-
pendencia de a quien le pertenezca el inmueble—, excluido el hombre por el juez de
violencia familiar entendemos que con la simple denuncia ya existe un caso sospechoso
de género; del que, en ocasiones y con el seguimiento, se logra tener la debida certeza.
En estos casos, a la hora de resolver, el juez necesariamente deberá atender la situación
de vulnerabilidad en la que se puede encontrar la mujer.
Las medidas ordenadas en violencia familiar, principalmente la exclusión, en ningún caso
pueden interpretarse como ataque de desapoderamiento en los términos del artículo
2238 del CCCN, como tampoco considerarse que se traten de un «despojo judicial».
Cuando el juez deba resolver una acción de mantener, si existe un caso sospechoso de
género, a fin de cumplimentar con la función preventiva que debe contar la resolución,
tendrá que hacer uso de todas las medidas que sean necesarias para evitar se repitan los
actos turbatorios contra la mujer. A tal efecto, podrá ordenar las medidas que surgen de
las leyes 9283 y 10401, según corresponda. También podrá despachar toda otra medida
—incluso pecuniaria— que resulte necesaria.
Cuando se enfrente el derecho de propiedad de un varón versus los derechos de las mu-
jeres en situación de vulnerabilidad, y corresponda el lanzamiento de la mujer, se debe
procurar que la ejecución sea con perspectiva de género; a tal fin, deberán hacerse uso
de todos los organismos públicos tanto estatales como municipales.
El juez de violencia familiar y de género debe evitar que lo atinente a la vivienda pueda
ser motivo de futuras acciones judiciales en contra de la mujer y, a tal fin, realizar una
debida investigación de manera previa a ordenar alguna medida cautelar (siempre eli-
giendo aquellas que procuren concluir con el conflicto). De esta manera se logra evitar
demandas de desalojo u otras acciones en contra de la mujer víctima de violencia.
Lo relativo a las relaciones de poder «posesión y tenencia» deben analizarse y valorarse
de acuerdo al «contexto social y cultural» en el que se encuentre la mujer inmersa en
acciones judiciales donde el objeto sea un inmueble cuyo poderío ostenta. En este come-
tido, se deberá tener en cuenta que la pobreza y el bajo nivel cultural que puedan tener
las mujeres —en ocasiones sumergidas en un círculo de violencia— las colocan en un
mayor estado de vulnerabilidad que el experto o juzgador no debe dejar de considerar a
los fines de resolver, en miras de la justa resolución del conflicto.
la disponibilidad de tierra y vivienda para las mujeres que viven en situación de pobreza, en par-
ticular a las cabezas de familia» (La igualdad de las mujeres en materia de propiedad, acceso y
control de la tierra y la igualdad de derechos a la propiedad y a una vivienda adecuada)
La conformación
de las familias adoptivas:
el proceso psico-afectivo
y el proceso judicial
Por Aldana Othar1
MJ-DOC-16410-AR | MJD16410
I. INTRODUCCIÓN
El Derecho de las familias ha evolucionado vertiginosamente en los últimos años, y la
complejidad de sus conflictos ha tornado evidente la ineficacia de la ciencia jurídica para
resolver aisladamente las cuestiones que aborda, recurriendo por ello a la interdisciplina.
En la actualidad, no caben dudas que existen múltiples formas de familias: tradicional,
monoparental, homo o heterosexual, ensamblada, con vínculos biológicos, de afinidad o
adoptivos, productos de las TRHA, de la reproducción natural o de técnicas caseras, etcé-
tera. El Derecho reconoce esta diversidad y adopta un sentido amplio de familia, a fin de
brindar protección jurídica a todos los distintos tipos, sin discriminación.
Pero cada uno de estos tipos tiene sus particularidades y problemáticas propias; muchas
de ellas, captadas por el ordenamiento jurídico.
En el caso de las familias basadas sobre vínculos adoptivos, su conformación se encuen-
tra atravesada sustancialmente por el mundo jurídico, pues se constituyen mediante dos
procesos paralelos: por un lado, el proceso judicial tendiente a la creación de vínculos
jurídicos de parentesco, y por el otro, los procesos subjetivos que permiten la generación
de los vínculos afectivos y la construcción de la familia en términos antropológicos y psi-
cológicos. Estos procesos no siempre evolucionan simultáneamente.
Y si bien la práctica demuestra que cada caso es particular, y no parece prudente esta-
blecer pautas genéricas inamovibles, es dable reflexionar sobre la forma en que se entre-
cruzan ambos procesos: cómo influye cada uno sobre el otro, qué tanto limita el proceso
judicial —con sus reglas y plazos— al desarrollo de los vínculos afectivos, y si el abordaje
interdisciplinario que se hace en el marco del proceso judicial debe o no sujetarse estric-
tamente a los tiempos de evolución de los vínculos afectivos, en pos de la consolidación
de esos grupos familiares.
La comprensión intrínseca de las familias adoptivas y su forma de constitución, puede traer
luz sobre dilemas que se presentan en el marco de los procesos judiciales de adopción.
II. DESARROLLO
esto no resulta tan lineal ni tan claro para algunos adultos. El entretelado de vivencias
infantiles, saludables y conflictivas, las propias carencias y satisfacciones de la infancia
y los ´modelos de apego vividos´ reaparecen en la vida psicoafectiva y en el ´modo de
poder ser progenitor´» (Otero, 2018:162).
Ahora bien, cuando las familias se conforman por la unión afectiva de una pareja con-
yugal y el nacimiento de hijos de la pareja, ya sea por reproducción natural o mediante
Técnicas de Reproducción Humana Asistida, ese proceso de creación de vínculos e
instauración de normas familiares se da en forma implícita, y en la mayor parte de los
casos, de modo inconsciente y espontáneo, lo que de ninguna manera significa que
sea simple.
En el caso de las familias ensambladas, ese proceso —que no siempre sucede, razón por
la cual existen grupos reconocidos por el Derecho como familias, que sin embargo no
podrían ser encuadrados en la definición de familia que venimos desarrollando sobre las
bases de la antropología— se da de manera más consciente, por decisión y muchas veces
con esfuerzo de alguno/s o de todos los miembros, en pos de la creación de los vínculos
y la instauración de las normas familiares.
Finalmente, cuando se trata de familias conformadas a partir de vínculos adoptivos, la
construcción de esos vínculos sin trasfondo biológico, puede comenzar incluso cuando
tampoco hay vínculos afectivos y se basan —inicialmente— en una decisión jurisdiccio-
nal. El antecedente que moviliza ese proceso de construcción, es siempre una falla, un
quiebre, algo que no funcionó. Y los procesos se desarrollan con el seguimiento y acom-
pañamiento, pero también con el control, los límites y pautas establecidos por los opera-
dores judiciales del Sistema de Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes
(en adelante, NNA). Todo ello los torna en algo mucho más complejo aún.
A este respecto, se ha señalado que: «Los padres adoptivos tienen que someterse a un
proceso de aceptación y aprobación permanente. Su intimidad se ve amenazada y pue-
den percibir que su capacidad para educar a un niño está cuestionada» (Amato, María
Ines, 2006: 151). Y ello, sin dudas, determina el resultado de ese devenir, es decir, que
forma parte de la identidad de ese tipo de familias.
Estudiaremos este proceso, sobre las ideas de familia y de vínculos familiares que hemos
reseñado, compartiendo con Giberti (2005) que:
«Al estudiar la decisión de armar, crear o fundar una familia, comenzamos por pensar
que estamos frente a un nuevo contexto de significación asociado con la vinculación. (.)
Concebir la organización inicial de una familia a partir de asignarla como creadora de un
nuevo contexto de significación genera una perspectiva que facilita la comprensión de
la articulación que se produce entre las novedades que las culturas aportan y la produc-
ción de cambios sustantivos en dichas organizaciones; así como la elasticidad o la rigidez
de las familias en lo que se refiere a las posibilidades de cambios de sus estilos de vida,
acordes con las demandas sociales de nuevas costumbres y modas».
2 El inicio de los legajos de Aspirantes a Guardas con Fines Adoptivos requiere la inscripción
de datos personales y presentación de documentación concordante, pero ello deriva luego en
un proceso de evaluación de las capacidades de ahijamiento por adopción, que al mismo tiempo
debiera ser —aunque muchas veces no lo es— un proceso informativo y de acompañamiento en
la identificación de la voluntad adoptiva.
3 Cabe aclarar que el derecho a formar una familia, reconocido por el ordenamiento jurídi-
co nacional e internacional (especialmente: art. 17 CADH, analizado en el conocido fallo «Artavia
Murillo y otros vs. Costa Rica» de la CIDH de fecha 28/11/2012) alude a la posibilidad de engen-
drar, de recurrir a Técnicas de Reproducción Humana Asistida y también, podría decirse, de tener
a disposición procesos adoptivos con los límites y formas que las leyes dispongan; pero de ningu-
na manera se constituye como una garantía de paternidad/maternidad. Por el contrario, sí existe
el derecho de niños, niñas y adolescentes a ser criados en el marco de una familia; es decir, se
debe buscar padres para niños en situación de adoptabilidad y no niños para adultos con deseos
de paternar.
4 Surge de los datos estadísticos de la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes
a Guarda con Fines Adoptivos que en el mes de septiembre de 2021 existe un total de 2929 le-
gajos de solicitantes, entre los cuales, solo un 0,41 % (es decir, 12 legajos) contemplan personas
dispuestas a vincularse con adolescentes y solo un legajo señala que aceptaría a adolescentes de
15 años o más; solo el 2,77 % aceptan hasta tres niños y un solo legajo aceptaría cuatro o más
hermanos; por otra parte, solo el 16,9% están dispuestos a aceptar niños o niñas con discapa-
cidades o enfermedades. Pueden verse los datos completos en: https://www.argentina.gob.ar/
justicia/adopcion/Estad%C3%ADsticas-DNRUA.
Las historias de las familias adoptivas son múltiples y variadas. Y al recordar ese primer
encuentro, algunos relatos dan cuenta de un amor mutuo instantáneo, otros destacan
sentimientos de incomodidad y desconcierto, muchos rememoran un fuerte temor que
bloqueaba cualquier otro sentimiento, hay quienes sintieron un afecto unilateral fuerte-
mente rechazado, e incluso para ciertas personas fue un momento extraño, carente de
significación hasta mucho tiempo después.
Luego, según las prácticas habituales de los distintos organismos, así como las particula-
ridades de cada caso, con posterioridad a ese primer encuentro se dará generalmente un
proceso de vinculación entre el/la/los/las NNA en situación de adoptabilidad y los postu-
lantes a guarda con fines adoptivas, tendiente a que se conozcan y reafirmen su voluntad
de conformar una familia, ya no en abstracto, sino entre ellos específicamente —es decir,
que se elijan mutuamente, más allá de la elección previa efectuada por los operadores
del sistema.
Al mismo tiempo, el desarrollo de esa vinculación inicial será seguido de cerca y evaluado
en detalle por parte de los equipos interdisciplinarios intervinientes; quienes, en pos del
resguardo del interés superior de NNA y en base a la dinámica que se despliega entre los
individuos, procurarán vaticinar si puede ser el germen de una familia adoptiva. Y si así lo
consideran, se dictará la resolución judicial que otorgará la guarda pre-adoptiva de ese/
esa/esos/esas NNA a ese/esa/esos/esas postulantes.
«Los procesos de vinculación no tienen una evolución lineal sino espiralada, que perma-
nentemente implican reformular lo elaborado previamente, permitiendo que la relación
con lo perdido se modifique y modifique al sujeto» (Parino, Gabriela, 2014).
El tiempo entre ese encuentro inicial y el otorgamiento de la guarda pre adoptiva, puede
ser de tan solo unas horas, días o meses; puede transcurrir con encuentros periódicos o
una relación continua; en el ámbito de un Juzgado, en el hogar convivencial donde resi-
den NNA, en el domicilio de los pretensos adoptantes, o en espacios públicos; puede o
no involucrar a las familias ampliadas, amistades u otros referentes de los postulantes a
guarda, o también de NNA; no hay reglas uniformes determinadas por el Derecho, ni por
la práctica.
En cualquier caso, la intervención de funcionarios judiciales y profesionales de distintas
disciplinas en ese proceso, tan íntimo y, a la vez, público —en el sentido del interés estatal
sobre el mismo—, opera, por un lado, como contención y resguardo de ese acontecer,
pero también, como límite y control en el desarrollo espontáneo de esa vinculación. Sue-
le producirse un ida y vuelta entre los pretensos adoptantes y los equipos técnicos que
dan seguimiento a la vinculación: pedidos de permisos, sugerencias, interrogantes sobre
el pasado, cuestionamientos a los actos y elecciones, dudas, temores, evaluaciones, re
significaciones; esa constante retroalimentación forma parte de la conformación fami-
liar, e irá constituyendo su identidad.
En la construcción de esa identidad familiar, jugará un rol importante la información con
la que cuenten sus individuos en relación al pasado, especialmente de NNA, la que será
obtenida principalmente en este momento inicial de vinculación, otorgada por los opera-
dores del sistema de acuerdo a sus propias convicciones sobre lo que será conveniente
que sepan en esa instancia. «La información adquiere una singularidad asociada con el
«saber», con la «verdad» de por qué una mujer cede a un niño a quien lo semantiza como
su hijo. Desde el psicoanálisis sabemos de representaciones en las que convergen fanta-
sías infantiles de apropiación de productos valorados del cuerpo de la madre, fantasías
sádicas de despojo, y por otro lado también las representaciones de una madre que no
desea a su hijo o de una madre que quiere, pero no puede, o una madre efecto del inces-
to o de una violación. No «saber», tal vez, elude estos fantasmas y mantiene encapsulada
la fantasía —compartida por el imaginario social— de que la adopción remite a un hijo
abandonado. Pareciera confundirse las bases biológicas de la filiación con la filiación
misma; más aún, pareciera que el saber acerca del origen queda equiparado a la verdad
absoluta. Proponemos una posición que ubique la información en su carácter de vehi-
culizar, de construir un vínculo que produzca diversos sentidos entre quienes participan.
La verdad así no quedará fijada a los hechos, sino que será producto de la construcción
simbólica de cada situación» (Gaspari, Rajnerman, Santos, 1999: 62-63).
No cabe dudas que NNA adoptados tienen derecho a conocer sus orígenes biológicos, y
el Código Civil y Comercial de la Nación resguarda expresamente ese derecho, que podrá
ser ejercido cuando el adoptado tenga edad o grado de madurez suficiente, pudiendo
acceder al expediente y a toda información que conste en los registros judiciales o admi-
nistrativos. Este derecho es impuesto como deber a los adoptantes, quienes se compro-
meten a hacer saber su origen a sus hijos, pero en la realidad, y sin importar la edad con
que cuenten NNA al ser adoptados, mayor o menor parte de su historia de origen suele
permanecer oculta, activándose mecanismos represivos del inconsciente en NNA, lógicas
pretendidamente protectorias por parte de los padres/madres adoptivos, surgiendo te-
mor por lo que no se conoce y generando silencios que se instalan en las cimientos de las
familias adoptivas. Lo ideal es, siguiendo a los autores antes citados, que la información y
no los silencios, sean las bases sobre las que se construyan esos nuevos significados que
determinarán los vínculos y la identidad familiar.
Con la resolución judicial que otorga la guarda pre adoptiva, se da un marco jurídico más
firme y seguro a esos vínculos en formación, y comienza una etapa en que los miembros
de este grupo conviven como familia naciente y se vinculan más libremente, aún con el
seguimiento y acompañamiento de los operadores judiciales, pero revelando y creando
sus propias reglas y dinámicas; ya no solo se conocen entre sí como individuos, sino que
empiezan a descubrirse como familia.
En ese proceso, se darán mecanismos de ejercicio del poder por parte de cada uno de
los individuos: «Podemos reconocer la dimensión política de una práctica (la adopción)
que dentro del paisaje del ´mucho amor para dar´ que afirman los adultos que desean y
precisan adoptar, se oculta una trama que cobija sólidos dispositivos de poder» (Giberti,
2010: 20).
Resultando de ello la determinación de las reglas familiares. La teoría estructural desa-
rrollada por Salvador Minuchin (1998), aporta los conceptos de límites o fronteras fami-
liares internas, las cuales son identificables por las distintas reglas de conducta aplica-
bles a los diferentes subsistemas familiares; esos límites entre los subsistemas varían en
cuanto a su permeabilidad, y pueden ser difusos, rígidos o claros: estos últimos son los
que definirían una adaptación funcional.
En ese transcurrir, quienes se constituyen como padres realizan un proceso interno com-
plejo diferente a quienes conciben un hijo natural:
«El hijo biológico sostiene un imaginario derecho de propiedad sobre los hijos, al modo
de prolongación. ´Derecho´ que, con los hijos adoptivos, no-biológicos, requiere de un
trabajo diferente. En la economía libidinal, habría primero que ´hacer propio´ —desde
el punto de vista de la narcisización— para recién luego reconocer al hijo como diferente.
La ruptura de la continuidad biológica —que se introduce con un hijo adoptivo— propo-
ne otros modos de anudamientos para tramar la ilusión de lo propio. Desde los padres,
el hijo como enigmático es un punto de inflexión en toda filiación. Con el hijo adoptivo
adquiere características distintas: lo diferente es lo que se presentifica en el inicio. Se
requiere, entonces, de un trabajo de homogeneización. En la actualidad, este trabajo de
homogeneización implica una complejización, un reposicionamiento y un circuito de ela-
boración particular. Adoptivo, en algunos casos, como el hijo de la re-signación» (Gaspari,
Rajnerman, Santos, 1999: 58).
Es claro que, al evaluar a los aspirantes a guarda con fines adoptivos y resolver su incor-
poración al Registro, declarándolos aptos a tal efecto, se ha diagnosticado a quienes se
inscribieron, descartado factores de riesgo importantes, e identificado sus capacidades
parentales adoptivas (Otero, María Federica, 2018), pero es en esta instancia del proceso
en la que se pueden advertir las capacidades concretas para ahijar a ese/esa/esos NNA
con quienes se intenta una vinculación. Es cuando la teoría se pone en práctica, la fanta-
sía se vuelve realidad, y no siempre resulta como se esperaba; siendo en general nece-
sario que los equipos interdisciplinarios aborden los obstáculos junto a los adoptantes.
Es en ese sentido que se dice que: «El vínculo que empieza a plasmarse durante este pe-
ríodo es el resultado y cristalización del trabajo interdisciplinario de todos los integrantes
del equipo de adopción» (Amato, María Ines, 2006: 131).
Ahora bien, volviendo al proceso judicial, luego del otorgamiento de la guarda preadop-
tiva, se inicia un plazo —el plazo de guarda— que la ley fija en un máximo de seis meses,
luego del cual, debiera dictarse la sentencia definitiva de adopción.
El derecho, y los procesos judiciales, tienen estos plazos determinados, que no siempre
se cumplen y se pueden flexibilizar, pero que se constituyen sin dudas como límites cla-
ros. Por su parte, los afectos, no entienden de límites.
Entonces, el juez ya ha constatado a esta altura del proceso que se encuentran cumplidos
los recaudos formales para la adopción, pero tiene este plazo para verificar, mediante los
equipos técnicos interdisciplinarios, la evolución de los vínculos en términos piscológico,
social y afectivo, en resguardo siempre de los derechos prioritarios de NNA, para dar lu-
gar al avance del proceso.
Y pese a lo que creen algunos operadores, y lo que sienten algunas familias que atra-
viesan este tipo de procesos, ese plazo no es estrictamente evaluativo, sino que cumple
una función de acompañamiento que resulta trascendental en la formación familiar, el
equipo interdisciplinario cumple un rol auxiliar que busca aportar a fortalecer la relación
con intervenciones tendientes a los procesos de subjetivación.
En el transcurso del plazo de las guardas pre-adoptivas, puede advertirse en un gran nú-
mero de casos que los vínculos tambalean, las dudas y miedos de todos los involucrados
pueden poner en crisis la adopción, siendo el deber de los magistrados y los equipos
técnicos que acompañan el proceso adoptivo dar un marco de respeto y seguridad, pero
protegiendo siempre el interés superior de NNA. En un sentido sistémico, las crisis fa-
miliares —que envuelven la interacción de la tensión y las características de la familia—,
implican la posibilidad de cambiar, de adaptarse a situaciones transaccionales propias de
cada sistema internamente, como de sus relaciones externas con otros sistemas; cuando
la tensión es definida con claridad, se torna tangible y señala el camino hacia el cambio,
mientras que la tensión confusa, extiende la crisis y la vuelve incontrolable; por ello, el
profesional o terapeuta que interviene, no debe pretender resolver con exactitud la cues-
tión, sino reducir la complejidad para tornarla manejable (Quintero Velásquez, 1994).
Así, muchas veces esas crisis son parte del proceso de acomodación de los individuos a
la nueva dinámica, una etapa en la conformación de la familia.
Pero en algunos casos, pueden devenir en lo que se denominan procesos excluyentes,
que implican la «devolución» de NNA y su total desvinculación con los que hasta ese mo-
mento pretendían adoptar; se frustra el proyecto adoptivo, con fuertes consecuencias
dañosas. Como ya se ha sostenido antes, no hay soluciones universales para estas si-
tuaciones, y aquí la interdisciplina cobra fuerzas para procurar la elección de las mejores
alternativas y el abordaje que conlleve el menor daño.
En general, se necesita tiempo. Acompañamiento profesional, contención, escucha ac-
tiva, y tiempo, para que se desaten esas crisis, se apacigüen y luego, se consoliden los
vínculos.
Es allí, donde se advierte un dilema: vencidos los plazos legales, ¿debe el juez necesaria-
mente dictar una resolución judicial?, ¿puede otorgar la adopción, aunque observe incon-
sistencias en la conformación de los vínculos?, ¿puede poner fin a la guarda si no existen
elementos que la evidencien como contraria al interés superior de NNA?, ¿puede/debe
extender los plazos de guarda, aunque ello contraríe las normas legales?
En otros términos, alejándonos del ordenamiento jurídico concreto y pensando en sen-
tido teórico abstracto, la sentencia de adopción —o también, la sentencia que otorga la
guarda pre-doptiva—, ¿es requisito necesario e inicial —en tanto sustento de la seguri-
dad jurídica— del proceso de conformación del vínculo afectivo? ¿O el vínculo de paren-
tesco psico-afectivo debiera ser un requisito previo para la creación del vínculo jurídico
mediante la sentencia?
Son preguntas a las que no se dará una respuesta terminante en este trabajo, sino sobre
las que se pretende una reflexión abierta e inconclusa.
Ballarín (2018) nos dice que: «el proceso de adopción, por su esencia, está atravesado por
la temporalidad propia de la vida del adoptado, y la construcción de su identidad en el
transcurso de las distintas etapas de su existencia. Y si la sentencia decreta la adopción,
el efecto retroactivo dispuesto en la ley nos da la pauta de la envergadura del tiempo
como constituyente de vínculos jurídicos. Pero la construcción de vínculos es, siempre,
diferente en la historia personal de cada familia» (Ballarín, Silvana, 2018: 69).
Y en su texto, a su vez, cita: «las leyes ceden su reputada generalidad y abstracción a
favor de la individualidad y concreción y reducen su considerable relación al breve lapso
de tiempo que la urgencia social impone (.) el telón de fondo es pues un Derecho flexible
y flexibilizándose, un derecho cuya ductilidad sirve para resolver ciertas exigencias a las
que no puede hacer frente la rigidez anquilosante del legalismo abstracto» (González
Ordovás, María José, 2003:45 y 50).
La práctica jurídica y la realidad cotidiana nos demuestran que los vínculos jurídicos no
sustentan los lazos afectivos; uno de los grandes vacíos en los casos del Derecho de las
familias es la impotencia del Derecho para obligar a amar. Y las familias —en el sentido
que venimos desarrollando en este trabajo— no se sostienen por los deberes jurídicos
—al menos, no exclusivamente—, sino que se consolidan por el afecto mutuo.
La familia, en tanto institución subjetivante, define los lugares de los padres y de los hijos,
con la ineludible misión de «producir» los sujetos, marcándolos genealógicamente. Esto
es, siguiendo a Pierre Legendre (1985) en la concepción de genealogía, la transmisión de
una legalidad e inscripción en cadenas regladas, lo que otorga a cada uno de los inte-
grantes de la familia un lugar diferencial, por los particulares modos de amarramiento a
los órdenes generacionales y a la posición de cada sujeto con respecto a la filiación y a la
sexualidad, regida por la prohibición del incesto. Al inscribir a sus sujetos en cadenas ge-
nealógicas, la familia también determina los lugares a ocupar en el orden cultural y social,
fundando los modos en que los sujetos se perciben y, por lo tanto, perciben a los demás
en sus lazos con ellos, con una determinada historia y construyendo una ficción de sus
orígenes que incluye a quienes lo precedieron en un ordenamiento legislado.
«Fabricar el vínculo institucional es obra de la genealogía, que hace sostener el hilo de la
vida, recuerda al sujeto su asignación en la especie y procura a la sociedad su material
vivo. El estudio de este vínculo hoy conduce a poner en relación lo biológico, lo social y lo
inconsciente, a retomar sobre esta base la observación de la función jurídica, que en lo
esencial consiste en producir artificialmente el anudamiento de estos tres índices de lo
humano» (Legendre, Pierre, 1985).
Si el desarrollo de los lazos familiares no es exitoso en términos psicológicos y socio-afec-
tivos, aunque el Derecho determine vínculos jurídicos e imponga la concepción del grupo
como familia, esa trasmisión genealógica no ocurre y la identidad familiar no se construye.
Retomando los términos del enfoque sistémico antes mencionado, la estructura de rela-
ciones familiares es mantenida y manifestada a través de los sistemas de comunicación,
los roles y las normas o reglas —que son la expresión observable de los valores de la fa-
milia—; mientras más congruentes son ellos, más funcional es el sistema familiar: «Para
que exista una familia, se requiere una congruencia mínima entre estos procesos, su fun-
cionamiento se mide a través de la retroalimentación permanente» (Quintero Velásquez,
1994:44).
Las familias realizan constantes movimientos instituyentes para sostener sus subjeti-
vidades y sus vínculos; desde las distintas funciones internas de las familias (función
primaria, simbólica, filial, de abuelidad), las relaciones de poder entre sus miembros y
el sentimiento de pertenencia, se producen permanentes flujos transformadores que
establecen nuevas significaciones y coadyuvan a la flexibilización de la identidad familiar,
manteniendo su cohesión. Pero todos estos procesos se dan al interior de una familia
constituida, y difícilmente puedan ser impuestos desde el exterior.
Así, entendemos que si se dictara una sentencia de adopción cuando aún los procesos
internos vinculares se encuentran en formación/transformación, podría darse un marco
jurídico inadecuado a un grupo humano disgregado. No habrá, en tal caso, familia; sino
una ficción legal que, probablemente, derivará en mayores conflictos y dolores para to-
dos los involucrados, por la inconsistencia de esos lazos jurídicos, carentes de verdadero
amor mutuo y solidaridad familiar.
Siendo que la adopción se presenta como instituto reparador para NNA que, aun con vín-
culos filiales jurídicos existentes, se encontraban en situación de orfandad intersubjetiva,
por la incapacidad de sus progenitores de lograr su ahijamiento —falta de articulación
entre la procreación y el proceso de ahijamiento—; es claro que esta reparación o «sal-
vación» no se suscita mediante la imposición de un nuevo vínculo jurídico, sino con el
aseguramiento de las condiciones para que se produzca el proceso de subjetivación de
ese/esa/esos NNA, sostenido y sujetado por quienes puedan escuchar de su carencia y
su constitución deseante, posibilitando la elección mutua entre adoptantes/adoptados y
el desarrollo de espacio para la operación de mecanismos de identificaciones, articulan-
do una relación de parentalidad.
«El fin último de los procesos adoptivos implica —básicamente— que se logre la cons-
trucción de ese ejercicio de responsabilidad parental adecuado, satisfactorio, genuino
y perdurable en el tiempo, mediante el cual el NNA pueda convertirse, autopercibirse y
sentirse ´hijo de´, o sea: sentirse, autopercibirse y ser sujeto en familia» (Otero, 2020).
Cabe destacar, por otra parte, que, aunque las sentencias de adopción son irrevocables,
las crisis en las familias adoptivas pueden llegar a procesos excluyentes aún con poste-
rioridad a la sentencia, generando nuevas situaciones de desamparo para NNA por parte
de sus adoptantes, o en algunos casos, la huida del hogar por parte de adolescentes que
no se sienten incluidos en las familias que los adoptaron.
Es que, como describe Giberti (1987: 188):
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MJ-DOC-16404-AR | MJD16404
diciones que los varones, la ley de matrimonio igualitario, recientemente el cupo laboral
trans, entre otras conquistas legales.
Todo esto sirvió a los fines de encontrar motivaciones que permitan seguir trabajando
a los fines que los colectivos vulnerables (mujeres, niños, niñas y adolescentes, adultos
mayores, migrantes, etc.) puedan seguir obteniendo reconocimientos legales y satisfa-
ciendo sus derechos fundamentales, a los fines de acortar las brechas y diferencias de
reconocimientos de derechos entre el resto de la población y los grupos vulnerables.
Desde esa línea, este escueto trabajo tiende a destacar los aspectos normativos que fun-
damentaron estas palabras introductorias, dejar asentada las relaciones existentes entre
vulnerabilidades y géneros, desde una perspectiva crítica; y, por último, dejar plasmada
algunas reflexiones finales de lo trabajado y analizado en el presente escrito.
dad de contar con patrocinio letrado gratuito, que el proceso se desarrolle en el menor
tiempo posible y la posibilidad de obtener una rápida respuesta (la sentencia en el caso
que lo amerite) en favor del justiciable, contando aquel con todas las vías impugnativas
permitidas por ley.
Es decir, siguiendo con el ejemplo planteado, a estos colectivos vulnerables (pero tam-
bién para el resto de la sociedad) no se le debe prometer (si o si) una respuesta favorable
a su petición o planteo, pero si se le debe prometer y cumplimentar el efectivo y adecua-
do acceso a la justicia, conforme los postulados legales existentes en la materia.
y equilibrar estas diferencias troncales y, desde esa línea, lograr equiparar o acortar la
brecha de beneficios existentes entre grupos vulnerables y no vulnerables.
A tenor de tales luchas, se han logrado algunos beneficios y se ha permitido acortar las
diferencias, pero, en muchas oportunidades ello no alcanza y es el propio estado —a tra-
vés de sus diferentes órganos— quien debe intervenir adoptando medidas afirmativas o
positivas para lograr tales objetivos y satisfacer los derechos de estos colectivos.
Se podría decir que estamos a la mitad del camino. Es necesario seguir por la misma sen-
da como también redoblar los esfuerzos (por más costoso que fuera) en pos de lograr
una igualdad real y sustancial de satisfacción de derechos por parte de todos y todas los/
as integrantes de nuestra sociedad.
21-octubre-2021
MJ-JU-M-134967-AR | MJJ134967
Sumario:
1.-Se otorga la adopción simple de la niña al matrimonio guardador pues si
bien el trámite de adopción estuvo viciado se deben considerar entre todos
los intereses en juego el sujeto más vulnerable y debe tenerse en cuenta que la
niña ha transcurrido prácticamente toda su vida - desde los 9 meses a los 11
años- en el hogar del matrimonio guardador, se encuentra totalmente inte-
grada a la familia de los guardadores y, en forma refleja, los considera como
a sus padres y ha manifestado querer vivir con ellos y no se puede negar la
importancia que el tiempo tiene en los primeros años de vida de los infantes
en el que desarrollan su procesos de maduración y aprendizaje.
2.-Si bien es cierto que las irregularidades del trámite de adopción - la en-
trega de la niña mediante escritura pública sin contar la madre con asisten-
cia letrada a quienes no estaban inscriptos en el Registro de Adoptantes y la
ausencia de una declaración previa de adoptabilidad de la niña - constitu-
yen conductas reprochables y prohibidas por el ordenamiento, la corte local
no puede restar entidad a las consecuencias que se derivan de su sujeción
sin evaluar, con el grado de rigurosidad que es exigible, la incidencia que
dicha modificación podría traer aparejada en la estabilidad afectiva y social
de la niña.
3.-Se revoca la sentencia que dejó sin efecto la guarda con fines de adopción
otorgada al matrimonio guardador, pues si bien el trámite estuvo viciado - se
convalidó la entrega de la niña mediante escritura pública sin contar la madre
con asistencia letrada a quienes no estaban inscriptos en el Registro de Adop-
tantes - no es posible considerar satisfecho el interés superior del niño modi-
ficando su situación socio-afectiva - que mantiene por más de 9 años con los
guardadores- para respetar el debido proceso legal y la sujeción a las normas
del proceso sin valorar otras cuestiones que permiten dar una respuesta que
resuelva de mejor modo los intereses de la niña.
4.-La circunstancia de que la madre no hubiera contado con asistencia téc-
nica al tiempo de decidir dar a su hija en adopción ni tampoco en la audiencia
celebrada posteriormente, no puede restar validez a esa voluntad inicial que
fue mantenida en el tiempo. Ello así pues dicha intención fue ratificada en
sede judicial tres años después de encontrarse ya la niña bajo el cuidado de los
guardadores, ocasión en la que admitió haber contado con asesoramiento ju-
rídico sobre el alcance de su postura y más tarde reiteró su intención durante
el trámite de adopción donde expresamente afirmó que no quería perjudicar a
su hija y que no era su deseo sacarla del domicilio de los guardadores.
5.-Las razones que habrían motivado a la madre biológica a cambiar de cri-
terio respecto de la decisión de dar en adopción a su hija - uso del apellido
materno, vinculación con sus hermanos o a un arrepentimiento - no pueden
echar por tierra las consecuencias de una clara declaración de voluntad inicial
formulada por una persona adulta que no sólo no lucía afectada de un grave
vicio susceptible de tornarla inválida, sino que, primordialmente, dio lugar
a la creación de un vínculo afectivo cuya modificación -en el estadio actual-
traería consecuencias inevitables en sus componentes, en especial en la niña,
máxime cuando no se han invocado otros motivos de entidad que sustenten
una solución diferente.
6.-Más allá de la relevancia que adquiere la existencia y la validez de las ges-
tiones a cargo de los registros nacionales o locales de adoptantes en resguardo
de las personas menores de edad, resulta inadmisible que tal exigencia cons-
tituya un obstáculo a la continuidad de una relación afectiva entre la niña y
el matrimonio que la acogió de inicio, quienes han demostrado, en principio,
reunir las condiciones necesarias para continuar con la guarda que les fuera
confiada
7.-La consideración del interés superior debe orientar y condicionar toda de-
cisión de los tribunales llamados al juzgamiento de los casos que involucran a
los infantes en todas las instancias, incluida la Corte Suprema, a la cual, como
órgano supremo de uno de los poderes del Gobierno Federal, le corresponde
aplicar -en la medida de su jurisdicción- los tratados internacionales a los
que nuestro país está vinculado, con la preeminencia que la Constitución Na-
cional les otorga (art. 75, inc. 22 , de la Ley Fundamental)
8.-La configuración del ese ‘interés superior’ exigirá examinar en cada caso
las particularidades del asunto y privilegiar, frente a las alternativas posibles
de solución, aquélla que contemple - en su máxima extensión- la situación
real del infante. Este Tribunal ha subrayado con especial intensidad que aquél
principio no puede ser aprehendido ni entenderse satisfecho sino en la medi-
da de las circunstancias particulares comprobadas en cada caso, desde que de
lo que se trata es de alcanzar la máxima certidumbre respecto del modo como
mejor se lo satisface.
Sumario:
1.-Si bien cabe el reconocimiento de todas las formas de familia, en la pre-
sente causa, no se encuentra acreditado, en el grado de convicción suficiente,
la existencia un vínculo poliamoroso; las testimoniales ofrecidas, además de
haber contrariado lo manifestado en el primer proceso, por no haber hecho
referencia a la unión poliamorosa, no presentan claridad en sus exposiciones,
por cuanto hacen referencia a que los veían a los tres juntos, no presentan
certeza en cuanto a los tiempos, con lo que se verifica una franca contradic-
ción con la primera causa.
2.-Las distintas formas de configuración familiar tienen reconocimiento y
protección convencional, encontrándose los Magistrados impedidos de si-
lenciar y limitar sus derechos, con la consiguiente posibilidad de que el Esta-
do argentino sea declarado responsable internacional.
A. V. M. S. A. y L. M. y O. B. P. | medidas proteccionales
MJ-JU-M-135111-AR | MJJ135111
Sumario:
1.-Corresponde otorgar la tutela dativa de los nietos de la actora, por enten-
der que es el instituto que mejor resguarda actualmente su superior interés,
dada su edad, y el plazo legal establecido para la guarda prevista en el art. 657
del CCivCom..
2.-El otorgamiento de la tutela a favor de la abuela materna debe prosperar en
virtud a que, se debe brindar soluciones eficientes y estables a los efectos de
no seguir expuestos a la intromisión sin una justa causa por parte de la justi-
cia, por el mero hecho de hacer cumplir un procedimiento que representaría
para los niños una situación traumática e indeseada por todos; teniendo en
cuenta que han construido lazos de pertenencia firmes en la familia extensa,
por demás, lo cual distaría mucho de los puntos u objetivos establecidos por
las normas internacionales, que proponen como norte de todo proceso donde
intervengan niños, niñas u adolescentes, el de cuidar celosamente su interés
superior.
3.-Se ha sobrepasado excesivamente un plazo que pudiera considerarse ra-
zonable en procedimientos relativos a las guardas de los hermanos sin definir
su situación en forma definitiva, sin tener que concurrir al juzgado al ven-
cimiento del Plazo, por una solución jurídica interminable, que les permita
ejercer sus derechos en plenitud.
4.-No debe justificarse un estado incierto de la situación jurídica de los niños
atentando contra el emplazamiento, estado de familia y derecho a la iden-
tidad conceptualizado, en general, como el conjunto de atributos y caracte-
MJ-JU-M-135214-AR | MJJ135214
Se acuerda que un padre, que luego de la separación con la progenitora, dejó de te-
ner contacto con sus hijos, tenga régimen de comunicación progresivo con su hijo
adolescente que padece trastorno de espectro autista previa revinculación gradual.
Sumario:
1.-De los informes interdisciplinarios, surge que resulta posible establecer un
régimen de comunicación entre el progenitor y su hijo menor de edad, aten-
diendo al interés primordial de éste, previo proceso paulatino de vinculación
entre ambos, toda vez que no emergen aspectos de gravedad que indiquen
riesgo de daños para el menor e impida el restablecimiento de la comunica-
ción teniendo en cuenta que, tal como lo refiere la representante del Ministerio
Tutelar, la presencia paterna, en la medida en que implique sumar afectos y
aportes para el desarrollo de su asistido, redunda en su interés superior que en
todos los casos debe primar, tal como lo prescriben las disposiciones citadas
del CCivCom., de la Convención de los Derechos del Niño y de la Ley 26.061 .
2.-El régimen de comunicación habrá de ser progresivo y pautado en orden a
preservar la integridad psíquica y emocional del joven, con asistencia profe-
sional psicológica tanto en el proceso de revinculación como en forma indivi-
dual que deberá realizar el progenitor.
3.-Ha quedado demostrado que luego de la separación de los progenitores, el
padre no ha mantenido ninguna clase de vinculación con sus hijos, circuns-
tancia que evidencia la necesidad de restablecer el vínculo en forma gradual,
supervisada, que respete los tiempos, modos, deseos y necesidades psíquicas
y emocionales del joven, en especial atendiendo a lo más conveniente y ade-
cuado para su desarrollo y bienestar por la condición que éste presenta dentro
del espectro autista.
MJ-JU-M-135369-AR | MJJ135369
Sumario:
1.-Se configuran claramente tanto la excepción del art. 11 inc. b. como la ex-
cepción extraordinaria del art. 25 de la Convención Interamericana sobre
Restitución Internacional de Menores, para negar la restitución pretendida
por el progenitor, ya que surge en todas las entrevistas efectuadas a las niñas
que éstas han sufrido violencia física y psicológica grave y extrema por parte
de su padre, como así también su madre y una hermana mayor de edad que
reside en Paraguay.
2.-El derecho del progenitor no es absoluto, aun cuando las niñas hayan in-
gresado a la República Argentina en forma ilícita y sin el consentimiento del
mismo, sino que debe subordinarse al bienestar de sus hijas garantizando su
integridad física y psicológica, teniendo en miras el interés superior de las
mismas; de hacer lugar a la restitución internacional pretendida, colocaría
a las niñas en un riesgo cierto y concreto de sufrir nuevos ataques contra su
integridad física y psicológica.
3.-No se encuentran dadas las condiciones para efectivizar la restitución in-
ternacional peticionada en razón de los malos tratos severos y reiterados que
han recibido las niñas por parte de su progenitor, situaciones que configuran
el riesgo grave a que alude la Convención Interamericana.
4.-Las niñas han sido terminantes al expresar que se oponen a vivir con su
progenitor debido a la violencia psíquica y física a la cual fueron sometidas en
MJD16283
MJD16249
5
Entrevista al Dr. Guillermo Gonzalez -
Fiscal de Instrucción del Distrito I Turno II
Provincia de Córdoba sobre el tema
“Género y justicia. Mandatos
de masculinidad”
MJD16352
MJD16353
Legislación Nacional
— Resolución 1959/2021.
Legislación
M. Z. A. R. c/ G. M. A.N. | restitución internacional de menores
Misiones
— Ley 78.
Ley de prevención del embarazo no intencional en la adolescencia. Ley XIX - Nº 43
(Antes Ley 4017).
Misiones. 1/11/2021
LEG116739
Salta
— Ley 8281.
Protección contra la violencia de género. Objeto. Ley Nacional 26485. Aplicación.
Ley N° 7888. Modificación.
Salta. 17/11/2021
LEG117217
— Ley 7333.
Capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres y
diversidades.
Santiago del Estero. 26/11/2021
LEG117457
— Ley 1388.
Equipo de Abogadas y Abogados para víctimas de violencias por motivos de géne-
ros en el ámbito de la Provincia de Tierra del Fuego. Creación.
Tierra del Fuego. 10/11/2021
LEG117025