Pablo Gentili

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El Consenso de Washington y la crisis de la educacin en Amrica latina

El Consenso de Washington y la crisis de la educacin en Amrica Latina Pablo Gentili 1996


(Profesor de la Universidad del Estado de Ro de Janeiro)

Desde inicios de los aos 70, y siendo su marco de origen la dictadura militar impuesta en Chile luego del derrocamiento del gobierno constitucional de Salvador Allende, el programa de reformas impulsado por el neoliberalismo en Amrica Latina se ha expandido progresivamente a casi todos de los pases de la regin. La frgil institucionalidad que marc la transicin hacia la democracia en aquellas naciones que superaban la traumtica experiencia de largas dictaduras, por un lado, y, por otro, las peculiaridades de regmenes polticos democrticos de carcter tutelar y con un alto grado de corrupcin, en los pocos pases que no enfrentaron gobiernos de (acto durante este perodo, constituyeron factores propicios para la expansin del neoliberalismo en Amrica Latina1. La poderosa hegemona que fue ganando dicho proyecto acab de cristalizarse durante los aos 80 a partir de la aplicacin de un conjunto de reformas orientadas a garantizar un riguroso programa de ajuste econmico como producto de la llamada crisis de la deuda. La ortodoxia neoliberal promovida por los organismos financieros internacionales, especialmente el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, fue asumida por las lites polticas y econmicas locales como la nica receta vlida para superar el dficit pblico y estabilizar las convulsionadas economas de la regin. Este ncleo de doctrinas, as como la retrica qu pretende darles sustento y legitimacin discursiva, se ha fundado en un aparente acuerdo global que ha ido penetrando capilarmente en el sentido comn de las administraciones gubernamentales latinoamericanas. Los medios acadmicos y periodsticos han popularizado este conjunto de propuestas y discursos como el Consenso de Washington que subyace en las decisiones polticas de gran parte de los gobiernos de la regin2.

Botan, A. Estado, capitalismo e democracia m Amrica Latina. Paz e Tena, S5o Paulo, 1994: Fiad. J. L. En busca de dsenos perdido. Ensayos crticos sobre a festejada trise do estado. !nsight, Ro de Janeiro, 1995; Laurel!, A. C. (ed.). Estado e polticas sociais no neolheralismo. Cortez, S Paulo. 1995; Sierra, G. de (cd.). Los pequeos pases de Amrica Latina en la hora neoliberal, UNAM, Nueva Socied/ Caracas, 1994. La expresin Washington Consensus fue usada por primera vez por John Wi]liurnson investigador del Institute for international Economics. uno de los ms clebres think tanks del gobierno americano (Vas Williamson, J. What Washington means by Policy Reform; y The Progress of Policy Reform in Latin America, I Washington. 1990). El programa de ajuste y estabilizacin propuesto en el marco de este consenso incluye diez tipos especficos de reforma que, tal como seala Williamson, han sido implementados casi siempre con intensidad por los gobiernos latinoamericanos a partir de la dcada del 80: disciplina fiscal: redefinicin de las prioridades del gasto pblico; reforma tributaria; liberalizacin del sector financiero: mantenimiento de tasas de cambio competitivas; liberalizacin comercial; atraccin de inversiones de capital extranjero; privatizacin de empresas estatales; desregulacin de la economa; proteccin de derechos autorales, Vas Portella Filho. P. O ajustan]ento na Amrica Latina: crtica no modelo de Washington. Luso Nova, 32, 1994.
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La validez de esta frmula ha sido cuestionada y discutida por numerosos autores3. Sin embargo, cualquier estudio comparativo medianamente riguroso acerca de las polticas pblicas en los pases latinoamericanos no slo justifica el uso de este concepto, sino que demuestra la necesidad de ampliar su alcance ms all de los lmites a los cuales ha sido habitualmente restringido. En efecto, si bien casi con exclusividad la expresin acuada por John Williamson ha sido usada para hacer referencia general a las polticas de ajuste econmico, es posible defender la tesis de que existe tambin un Consenso de W en el campo de las polticas educativas. Esto puede permitirnos reconocer los dos aspectos articulados a travs de los cuales se vehiculiza el proyecto neoliberal como construccin hegemnica4; revalorizando, al mismo tiempo, el papel activo que ha tenido la construccin de un nuevo sentido comn tecnocrtico en la orientacin de las polticas gubernamentales implementadas en Amrica Latina5. El llamado Consenso de Washington resume ambas dimensiones: da cuenta del programa de reformas institucionales llevado a cabo (en nuestro caso especifico, la reforma educativa) y, al mismo tiempo, de la retrica desplegada por los gobiernos que las impulsan y pretenden legitimarlas. Sobre este asunto trata el presente trabajo.

En Brasil, por ejemplo, la discusin acerca del impacto y la adhesin al citado Consenso de Washington ha sido motivo de una intensa polmica durante la campaa para las elecciones presidenciales de 1994. Un excelente artculo de Jos Luis Fiori dispar la polmica (Os moedeiros falsos, Foiha de So Paulo, Gaderno Mais!, 03/07 Rpidamente las observaciones de Fiori que entre otras cuestiones destacaban la inapelable adhesin del candidato E. H. Cardoso a los principios orientadores del citado consenso fueron respondidas por el propio Cardoso y por Luiz Carlos Bresser Pereira. Quin luego se tornara Presidente del Brasil, rechaz en su descargo toda vinculacin con la ortodoxia neoliberal, no tanto por los principios que le dan forma, sino por considerarla producto de un artificial estereotipo conspirativo (Cardoso, E. }1. Reformas e imaginacao Fhola de Sao Paulo. Caderno Mais!. 10/07/94). Bresser Pereira, que meses ms tarde se transformara en Ministro de Reforma del Estado en el Gobierno Cardoso. sali a terciar en la polmica con un ensayo cuyo optimismo apologtico ya se reconoce en el propio titulo: O 3m do triunfalismo neoliberal (Folha de Sao Paulo Caderno Mais 17/07/94. Un intento de caracterizacin del neoliberalismo como proyecto hegemnico puede encontrarse en los textos compilados en: Sader. E. &). Gentili (eds,). Ps-Neoliheralisino As politices sociais e o estado democrtico. Paz e Tena, Sao Paulo, 1995 [ traduccin espaola: La trama del neoliberalismo. Alianza Editorial, Buenos Aires, 1997]. Me refiero aqu al sentido comn de los rechnopqls como fueron llamados, por el propio Williamson. los economistas encargados de implementar las propuestas de reforma promovidas por el ft Consensus. V&se: Williarnson, J. l Search of a Manual J Technopols, IlE, Washington, 1993. Williarnson ha percibido que la reduccin de la citada ortodoxia al mbito geogrfico de la capital norteamericana tiende acarrear falsas resistencias, las cuales pueden ser evitadas si se reconoce el carcter universal de las reformas que precisan ser llevadas a cabo. Se trata, para l, de reconocer la necesidad de construir un sentido comn internacional, donde el consenso exprcse la fuerza de una verdadera convergencia universal (Entrevista a John Williamson realizada por Fernaddo Canzian: Pai do Consenso endosa real, FaMa tI SJo Paula. 07/08/94).
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E! Consenso de Washington en educacin Quien estudie los programas de estabilizacin y reforma econmica en los pases latinoamericanos podr reconocer entre ellos una notable homogeneidad. Esta caracterstica tambin puede ser identificada en las propuestas de reforma educativa llevadas a cabo en la regin. Tal regularidad se verifica en la expansin de un mismo ncleo de diagnsticos, propuestas y argumentos oficiales acerca de la crisis educacional y de. sus supuestas salidas, as corno en la circulacin y el impacto (directo e indirecto) que los documentos y recomendaciones d Banco Mundial y del FM tienen en la definicin de las polticas pblicas destinada a este sector. Un nuevo sentido comn tecnocrtico ha tambin penetrado capilarmente en los Ministerios de Educacin orientando los diagnsticos y las decisiones polticas de los administradores del sistema escolar6. La regularidad y semejanza entre las polticas educativas desarrolladas en los diferentes pases de la regin, ms all y contra las diferencias especificas de cada caso nacional, ha pasado a ser una de las caractersticas ms destacadas de las reformas escolares implementadas durante los ltimos quince aos. Siendo as, se ha tornado cada vez ms difcil reconocer alguna divergencia sustantiva en las acciones y en los discursos de quienes actualmente orientan las propuestas de cambio educativo en Amrica Latina7. Una retrica y un ncleo de propuestas comunes orienta las polticas de ajuste implementadas en la esfera educacional, lo cual no expresa otra cosa que la particularidad que asume el Consenso de Washington en un rea prioritaria de la reforma social impulsada por el neoliberalismo. De hecho, podemos decir que este conjunto de discursos, ideas y propuestas sintetiza lo que podra ser definida como la forma neo/ibera! de pensar y. disear la reforma educativa en la Amrica Latina de los aos 90. Es posible caracterizar el Consenso de Washington en educacin tratando de responder a cuatro interrogantes: cmo entienden los neoliberales la crisis educativa?; quines son, segn esta perspectiva, los culpables eIla?; qu estrategias deben ser definidas para salir de dicha crisis?; quines deben ser consultados, desde esta ptica, si se pretende encontrar una solucin a los problemas que hoy enfrenta la escuela? Tratar de responder a estas preguntas apelando a un criterio que, a pesar de exageradamente generalizador, puede ayudarnos a reconocer las regularidades,
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Una crtica a los principios comunes que definen el diagnstico neoliberal sobre la crisis educativa en Amrica Latina puede hallarse en: Gentili, P. Mentiras que parecen verdades:

argumentos neoliberais sobre a trise educacional. En: Revista ADVIR, 8, Universidad do Estado do Ro de Janeiro, 1996. 7 El Presidente Femando Enrique Cardoso. a pesar de su rechazo a la nocin de Consenso de Washington. dado su falso carcter conspirativo. ha sido transparente al afirmar durante una de sus habituales visitas a la Argentina: estamos tan integrados [ el Presidente Menem que hubiese un error por parte del protolo y nuestros discursos fueran cambiados, nadie se percataria (Jornal O Globo, 09/04/96). La entusiasta afirmacin de Cardoso podra ser extendida a todos los ministros y ministras de educacin de Amrica Latina: si sus discursos fueran mezclados, nadie reconocera a quin pertenece cada pgina.

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los aspectos globales, los ncleos comunes e invariantes de la poltica educacional en Amrica Latina, ms all de las especificidades locales. La crisis. En la perspectiva neoliberal, los sistemas educativos latinoamericanos enfrentan hoy, bsicamente, una crisis de eficiencia, eficacia y productividad, antes que una crisis de universalizacin y extensin de los servicios ofrecidos. La expansin acelerada de la oferta educacional durante la segunda mitad del siglo se produjo, segn este argumento, sin que la misma haya sido acompaada de una distribucin eficiente de los recursos asignados al sector y sin un eficaz control de la productividad alcanzada por las instituciones escolares. De esta forma, se interpreta que los sistemas educativos latinoamericanos han crecido cuantitativamente sin garantizar un consecuente crecimiento cualitativo. El desafo de la universalizacin, habindose cumplido, fue alcanzado a expensas de un progresivo deterioro de la calidad y de los ndices de productividad de las instituciones escolares, Amrica Latina estara enfrentando as una profunda crisis de gerenciamiento, de management de las polticas educativas. En suma, una profunda crisis de calidad. En la ptica neoliberal, dicha crisis expresa la incapacidad estructural del Estado para administrar las polticas sociales. Este hecho, siendo un atributo general del asistencialismo estatal, se expresa con una peculiaridad propia en el campo educativo: la crisis de productividad de la escuela no sintetiza otra cosa que la crisis del centralismo y la burocratizacin propias de todo Estado interventor. Los gobiernos han sido, segn esta perspectiva, incapaces de asegurar la democratizacin de la educacin mediante el acceso de las masas a las instituciones educativas y, al mismo tiempo, la eficiencia productiva que debe caracterizar a las prcticas pedaggicas en las escuelas de calidad. Semejante diagnstico se fundamenta en tres premisas extensibles a todo el campo de las polticas sociales: a) los gobiernos no slo han sido incapaces para asegurar calidad y cantidad, sino que ellos son estructuralmente ineptos para combinar ambas dinmicas; b) la expansin de los servicios educacionales es un objetivo ya conquistado por casi todos los pases de Amrica Latina, siendo los ndices de exclusin y marginalidad educativa expresin clara de la falta de eficiencia del sistema y no de su escasa universalizacin; c) la posibilidad de combinar calidad y cantidad con criterios igualitarios y universales es una falsa promesa de los estados interventores y populistas. En la perspectiva neoliberal, la perniciosa penetracin de la poltica en la esfera educativa ha producido un contaminante efecto improductivo que se constituye en la causa fundamental de los males que aquejan a la escuela La poltica se apoder del espacio escolar al ser reconocido que ste deba funcionar como un mbito fundamentalmente pblico y estatal La naturaleza pblica y el monopolio estatal de la educacin conducen, segn esta perspectiva, a una inevitable ineficacia competitiva de la escuela. Existe una crisis de calidad porque los sistemas educativos latinoamericanos no se han configurado como verdaderos mercados escolares regulados por una lgica interinstitucional flexible y

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meritocrtica. La escuela est en crisis porque en ella no se han institucionalizado los criterios competitivos que garantizan una distribucin diferencial del servicio que se fundamente en el mrito y el esfuerzo individual de los usuarios del sistema. En su mbito no se ha establecido el necesario sistema de premios y castigos que recompensa o sanciona las acciones. decisiones individuales; en suma, un sistema donde los mejores triunfan y los peores fracasan. La crisis de calidad expresa, por otro lado, la incapacidad gerencial del Estado para administrar los inmensos y aparentemente ingobernables sistemas educativos nacionales. Se trata de un complejo problema administrativo cuya solucin no requiere un aumento de recursos sino una asignacin ms eficaz de los mismos. De all, que los gobiernos neoliberales esfuerzan en enfatizar que la cuestin central no radica en aumentar el presupuesto educativo, sino en gastar mejor; que no hacen falta ms trabajadores de la educacin, sino docentes mejor formados y capacitados; que no hace falta construir ms escuelas, sino hacer un uso ms racional del espacio escolar; que no hacen falta ms alumnos, sino alumnos ms responsables y comprometidos con el estudio. Con los mismos recursos financieros, la misma cantidad de maestros y maestras, de alumnos, de escuelas y de aulas: los gobiernos neoliberales prometen hacer una verdadera revolucin educativa. Para ello, sostienen, se precisa de una condicin inevitable: impulsar una profunda reforma administrativa que reconozca que slo el mercado puede desempear un papel eficaz en la asignacin de recursos y en la produccin de la informacin necesaria para la implementacin de mecanismos competitivos meritocrticos que orienten los procesos, de seleccin y jerarquizacin de las instituciones escolares y de los individuos que en ellas se desempean. Se trata, en definitiva, de transferir la educacin de la esfera de la poltica a la esfera del mercado; negando su condicin (real o hipottica) de derecho social y transformndola en una posibilidad de consumo individual, variable segn el. mrito y la capacidad de los consumidores. La educacin debe ser pensada como un bien sometido a las reglas diferenciales de la competencia. Lejos de ser un derecho del que gozan los individuos dada su condicin de ciudadanos, debe ser transparentemente establecida como una oportunidad que a los individuos emprendedores, a los consumidores responsables, se les presenta en la esfera de un mercado flexible y dinmico (el mercado escolar). La reforma administrativa propuesta por el neoliberalismo se orienta a des-publicizar la educacin, a transferirla a la esfera de la competencia privada. Reducida a su condicin de mercanca, la educacin slo debe ser protegida no por supuestos derechos sociales, sino por los derechos que asisten el uso y disposicin de la propiedad privada por parte de sus legtimos propietarios. Es en este marco que se reconceptualiza la nocin de ciudadana mediante una revalorizacin de la accin del individuo en tanto propietario que elige, opta, compite para acceder (comprar) un conjunto de propiedades-mercancas de diversa ndole, siendo la

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educacin una de ellas. El modelo de hombre neoliberal es el ciudadano privatizado, responsable, dinmico: el consumidor8. Los culpables. Siendo as es relativamente fcil avanzar en la identificacin de los culpables la crisis, Existen, desde esta perspectiva, algunos responsables que, de forma directa o indirecta, han actuado promoviendo y profundizando la dinmica improductiva de la escuela. En primer lugar, obviamente, el modelo de Estado interventor ha sido el principal culpable y promotor de la crisis que hoy enfrentan las instituciones educativas. Por otro lado, los grandes sindicatos (especialmente, las organizaciones de trabajadores y trabajadoras de la educacin), a pesar de su oposicin y resistencia a las polticas gubernamentales, tambin son identificados por el neoliberalismo como uno de los principales culpables de la crisis educativa. En efecto, los sindicatos han justamente exigido al Estado aquello que, en la perspectiva neoliberal, genera la propia crisis: ms intervencin, aumento de los recursos, criterios igualitarios, expansin de la escuela pblica, etc. Los gobiernos latinoamericanos han tenido en los sindicatos un enemigo paradojal. Desde esta ptica, la accin sindical al haber reafirmado (y exigido) la centralidad del Estado en la planificacin y el diseo de las polticas educativas, se ha transformado en una barrera insalvable para la modernizacin de los sistemas escolares, as como ha impedido la transformacin de los mismos en un conjunto de me competitivos y flexibles. Sin embargo, se apresuran a reconocer los eficientes technopols del consenso neoliberal, la cuestin no se agota all. Si as fuera, la simple reforma (o destruccin) del modelo de Estado populista/interventor y el debilitamiento de las estrategias de resistencia sindical, garantizaran por s mismas el ambiente favorable para una mejora de la crisis educacional que enfrentan las naciones latinoamericanas. A pesar de que dichas condiciones ya se han producido en algunos pases de la regin, la crisis no parece tener una va de solucin en el corto plazo. Ocurre, argumentan los expertos alineados en las filas bancomundialistas, que hay un tercer gran culpable de la crisis educativa: la sociedad. Imponer (o consensuar, que en la terminologa neoliberal quiere decir ms o menos lo mismo) condiciones de mercado que garanticen una competencia efectiva entre las instituciones escolares y los actores que en ellas intervienen, supone un gran desafo cultural. El Estado de Bienestar cre, por el contrario, las condiciones de una profunda indisciplina social basada en la confianza que la comunidad acab depositando en las falsas promesas que los propios estados han formulado y que los sindicatos han exigido: la necesidad de construir una escuela
Esta dinmica ha sido ms ampliamente tratada en Apple. lvi., T. T. da Silva & P. Gentili. El neoliberalismo y la crisis de la escuela pblica. Losada, Buenos Aires, 1997. Vase tambin Frigotto, G. Educaao e crise do capitalismo real. Cortez. Sao Paulo. 1995; Gentili, P. (ed.). Pedagoga da exclusao. Critico ao neoliberalismo cm educado. Vozes, Petrplis, 1995; Silva. 1. 1. da. Identidades Terminais. As trasformacoes na poltica da pedagoga e no pedagoga d poltica Petrpolis, 1996; Silva, T. T. da & P. Gentili (eds.). Ecola S.A. Quem gane queni perde no ercado educaional do neoliberalismo. CNTE. Brasilia, 1996.
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pblica, gratuita y de calidad para todos. Perdindose el componente cultural que da sustento ala competencia y al xito o al fracaso fundados en criterios meritocrticos, se pierde inexorablemente dicen la tica individualista que reconoce el valor del esfuerzo, de la tarea ardua y constante, del amor al dinero y al progreso material, la admiracin a los triunfadores, la satisfaccin espiritual y material de ser un ganador en la vida, etc. Las sociedades latinoamericanas no han cultivado, aparentemente, este tipo de principios ticos Su perezoso colectivismo no les ha permitido reconocer el valor de la cultura del trabajo; actitud sta que termin por delegar en un Estado falsamente paternalista la solucin de los principales problemas que aquejan la vida diaria de los individuos. La educacin pensada como capital humano individual debe ser un asunto que compete pura y exclusivamente a la esfera de las decisiones y elecciones privadas que cada uno precisa realizar con el objeto de mejorar su posicin relativa en los mercados debe que actuar9. Siendo la educacin una inversin cuyo retorno inmediato es fundamentalmente individual, la transferencia al Estado de dicha responsabilidad convierte a ste en una instancia inoperante y al individuo irresponsable e incompetente en una de las causa ms evidentes de la crisis de la escuela. El neoliberalismo privatiza toda, inclusive el xito y el fracaso social. Ambos pasan a ser considerados una variable dependiente del conjunto de opciones individuales mediante las cuales las personas se juegan da a da su destino. Si la gran mayora de los individuos es responsable de un destino no demasiado gratificante es porque todava no han sabido reconocer las ventajas que ofrece el mrito y el esfuerzo mediante los cuales se triunfa en la vida. Hay que competir, y una sociedad moderna (y libre) es aquella en la cual slo los mejores triunfan, Dicho de manera simple: la escuela funciona mal porque las personas no reconocen el valor del conocimiento e invierten poco en su capital humano; los profesores trabajan mal y no se actualizan; los alumnos hacen como si estudian cuando en realidad pierden el tiempo, etc. La sociedad no slo sufre la crisis de la educacin. Ella tambin l produce y reproduce. La retrica neoliberal enfatiza as que debe desconfiarse de la capacidad supuestamente milagrosa del gobierno para mejorar la calidad de la escuela. Semejante tarea depende mucho ms del empeo y del esfuerzo individual de las personas y las familias que de las iniciativas que pueda (o quiera) implementar el Estado. Por otro lado, siendo la sociedad tambin, responsable de la crisis de productividad del sistema educativo, confiar en que ella como conjunto indiferenciado puede eficazmente formular una solucin viable a este problema, es, en la perspectiva neoliberal, tan ilusorio como confiar en que el gobierno lo
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He tratado de caracterizar esta perspectiva, as como las diferencias que ella posee con la versin clk.ica de la teora del capital humano en: Gentili, 1. Poder econmico, ideologa y educacin, Mio y Dvila / Jq Buenos Aircs. 1994: y: ,entli, P. Que h de nove ias novas formas de excltss& educacional? Neoliberalismo. trabaiho e edueaflo. ltn: F4ucaao & Rea/idade. y. 20 1. Uni Federal de Rio Grande do Sul, 1995.

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har. Desconfiar del Estado y de la sociedad es, de esta forma, el primer paso para reconocer que la transformacin de la educacin depende slo de la capacidad, la inventiva, el esfuerzo y el mrito incesante de cada individuo (maestros, alumnos, personal no docente, padres, etc.) para cambiar su propio trabajo en su propia escuela; Se trata de un llamado a que cada uno ocupe su lugar y no espere soluciones milagrosas justamente de aquellos mbitos que han creado las condiciones propicias para el desarrollo de la crisis. En suma, el cambio educativo depende, en apariencia, da que cada uno haga lo que tiene que hacer y reconozca la responsabilidad que ha tenido con relacin a la crisis de calidad de la escuela. Las estrategias. El diagnstico de la crisis y la identificacin de sus aparentes responsables constituyen el marco orientador de las estrategias que el neoliberalismo define para superar la actual crisis educativa. En efecto, desde dicha perspectiva, salir de la crisis supone desarrollar un conjunto de propuestas a niveles macro y micro institucionales mediante las cuales sea posible institucionalizar el principio de la competencia que debe regular el sistema escolar en tanto mercado educativo. Dos grandes objetivos dan coherencia y atraviesan horizontalmente tales estrategias: a) la necesidad de establecer mecanismos de control de calidad (en la amplia esfera de los sistemas educacionales y, de manera especfica, hacia el interior de las propias instituciones escolares); y, b) la necesidad de articular y subordinar la produccin del sistema educativo a las demandas que formula el mercado de trabajo10. El primer objetivo garantiza la materializacin de los citados principios del mrito y la competencia. El segundo, da sentido y establece el horizonte de las polticas educativas, al mismo tiempo en que permite precisar los criterios necesarios para evaluar la pertinencia de las propuestas de reforma escolar. Es el mercado de trabajo quien emite las seales que deben orientar las decisiones en materia de poltica educacional. Es la evaluacin de las instituciones escolares y el establecimiento de criterios de calidad, lo que permite dinamizar el sistema mediante una lgica de premios y castigos que estimulan la productividad y la eficiencia en el sentido anteriormente destacado. El limitado espacio de que disponemos aqu no nos permite desarrollar de manera especfica las caractersticas y el contenido que asumen las estrategias derivadas de estos objetivos. De cualquier forma, es importante destacar que las propuestas neoliberales combinan dos lgicas aparentemente contradictorias: la centralizacin y la descentralizacin. Generalmente, se enfatiza esta ltima como la caracterstica fundamental de los programas de reforma educativa impulsados por el neoliberalismo, lo cual limita nuestra comprensin crtica de los mismos.

Las administraciones neoliberales han destacado cada vez con ms n la necesidad de desarrollar programas de calidad tota! en educaci6n, apelando para ello a una serie de estrategias empresariales de control, medicin y evaluacin de los procesos productivos tnmsferidos al mbito escolar. Si la escuela debe il pensada corno una empresa, ella debe ser evaluada como se evala la capacidad competitiva de cualquier firma. Hemos realizado una critica a estos enfoques reduccionistas en: Gentili. 1 & T. T. da Silva (eds.) Neoliberalismo. Qualidarje h e Educao. Vis&s criticas. Vozes. Petrpolis, 1994.

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En efecto, por un lado, las polticas de ajuste educativo promovidas por el Consenso de Washington se fundamentan en una vigorosa descentralizacin de funciones y responsabilidades en el mbito educacional: se transfieren las instituciones escolares de la jurisdiccin federal a la provincial y de ella a la esfera municipal; se propone repasar el fondo pblico hacia niveles cada vez ms micro, evitando as la interferencia perniciosa del centralismo estatal; se desarticulan los mecanismos unificados de negociacin con las organizaciones gremiales de los trabajadores de la educacin (dinmica que tiende a cuestionar la validez misma de las entidades sindicales de nivel nacional y regional); se flexibilizan las formas de contratacin y las retribuciones salariales de los colectivos docentes. Pero, por otro lado, y al mismo tiempo, se lleva a cabo una no menos poderosa estrategia centralizadora fundada en: a) el desarrollo de programas nacionales de evaluaci4n.I de los sistemas educativos altamente centralizados en su diseo e implementacin (bsicamente, pruebas de rendimiento aplicadas a la poblacin estudiantil); b) el diseo hipercentralizado de reformas curriculares a partir de las cuales establecer los contenidos bsicos de un Currculum Nacional; y, c) la implementacin de programas nacionales de formacin de profesores permitan la actualizacin de los docentes segn el plan curricular establecido en la citada reforma. En suma, la salida que el neoliberalismo encuentra a la crisis educativa es producto de la combinacin de una doble lgica centralizante y descentralizante: centralizacin del control pedaggico (a nivel curricular, de evaluacin del sistema y de formacin de los docentes) y descentralizacin de los mecanismos de financiamiento y gestin del sistema. Los expertos. Quines, desde la perspectiva neoliberal, deben ser consultados para poder superar la actual crisis educacional? Podramos plantear el mismo interrogante, aunque de forma negativa: a quin no habra que consultar? En primer lugar, a quienes hemos descrito como sus aparentes culpables. A quines s? Obviamente, a los exitosos: a los hombres de negocios. El razonamiento neoliberal es, en este aspecto, transparente: si los empresarios han sabido triunfar en la vida (esto es, si han sabido desenvolverse con xito en el mercado) y lo que est faltando en nuestras escuelas es justamente competencia, quin mejor que ellos para confiarnos los secretos necesarios para triunfar. El sistema educacional debe convertirse l mismo en un mercado. Deben ser entonces consultados aquellos que mejor entienden del mercado para ayudarnos a salir de la improductividad y la ineficiencia que caracteriza a las prcticas escolares y que regulan la lgica cotidiana de las instituciones educativas en todos los niveles. Los empresarios no slo son hombres exitosos sino que adems poseen dinero, recurso ciertamente escaso en las instituciones escolares. Si cada empresario adoptase una escuela, el sistema educacional mejorara casi de forma automtica gracias a los recursos financieros que los padrinos distribuiran y a los principios morales de la casi mgica y

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todopoderosa filosofa de la calidad total que ellos difundiran en la comunidad escolar.11 Sin embargo, la cuestin no se agota aqu En cierto sentido, para los neoliberales, la crisis se resume en un conjunto de problemas tcnicos que tambin deben ser respondidos de forma eficiente. Es as que salir de la crisis presupone consultar a los especialistas y tcnicos competentes que disponen del saber instrumental necesario para llevar a cabo las citadas propuestas de reforma: expertos en curriculum, en evaluacin, en formacin de profesores (si es a distancia, mejor), especialistas en toma de decisiones con escasos recursos, sabihondos reformadores del Estado, intelectuales competentes en, reduccin del gasto pblico, doctores en eficiencia y productividad; etc. Alguien, cndidamente, podra preguntar dnde encontrar tanta gente. La respuesta puede hallarse en los pasillos de los Ministerios de Educacin de cualquier gobierno latinoamericano adscrito al citado Consenso: son los organismos internacionales (especialmente el Banco Mundial) los que aportan todo tipo de especialistas y expertos en estas materias. En una era de globalizacin del capital, tambin se globalizan los intelectuales a su servicio. Ciertamente, hay muchos indicios de que el clebre consenso excede las dos aceras de la Calle 19 en Washington, donde se erguen imponentes el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. La globalizacin de los technopols pedaggicos es un buen ejemplo de ello. Y en este juego, hasta Espaa ha entrado en campo. En efecto, algunos expertos espaoles han sabido aprovechar muy bien las ventajas omparativas que ofrece la globalizacin intelectual, transformndose en consultores multi disponibles para cualquier tipo de reforma. Junto a sus excelentes jamones, chorizos y aceitunas, la Pennsula ha pasado a exportar hombres prcticos, hacedores de reformas. Algunos ejemplos son paradigmticos (o patticos). Quien busque uno, puede encontrarlo en el excoordinador de la reforma curricular espaola: el Prof. Csar ColI, quien ha pasado a ser a la pedagoga de exportacin ibrica, lo que Julio Iglesias a la msica. La comparacin puede ser exagerada, ya que Julio Iglesias nunca se ha entrometido en asuntos de poltica educativa en ningn pas de Amrica Latina. Si bien es cierto que, en su ltimo disco, el clebre cantante hispano ha tenido una buenadosis de coraje para entonar algo de lo mejor del repertorio tanguero, el psicologo espaol no ha sido menos valiente al coordinar la elaboracin de los documentos de base del nuevo Curriculum Nacional en Brasil (la versin
Un importante nmero de gobiernos latinoamericanos han implementado y promovido programas de adopcin y/o creacin de escuelas por parte de empresarios y entidades ernpksariales. La apelacin a los empresarios humanistas para que adopten una escuela es frecuente en los discursos de gran parte de los lIderSpolticos neoliberales en los paises de la regin. En esta misma lnea, el Presidente Cardoso en su primer mensaje al pas dedicado c a la cuestin educativa sostuvo: ls personas con ms recursos. las empresas grandes y pequeas, tambin deben pensar en el futuro de Brasil, asumiendo el mantenimiento de una o ms escuelas en su vecindad (Fol de So Paulo, 08102/95).
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tercermundista del Marc CuMeular par a IEnsenyament Obligaton). Ambos, como no podra ser de otra manera, han desafinado en el intento. Julio iglesias le imprime al tango la cadencia propia de una pueblerina banda de carabineros. Cesar ColI, al curriculum brasilero, el mismo psico4ecnicismo, la misma fascinacin por las modas lexicogrficas y la misma desconsideracin por la realidad cotidiana de los centros que ha caracterizado a la no demasiado exitosa reforma educativa espaola. Si es difcil imaginar a Carlos Gardel interpretando una zarzuela, no menos difcil es imaginar algn pedagogo brasilero, por mas competente que sea, coordinando la poltica curricular del Departament dEnsenyament de la. Generalitat de Catalua. No pretendo hacer aqu, obviamente, ningn comentario xenfobo, ni prejuicioso12. Simplemente, estoy tratando de caracterizar una tendencia que define el sentido de las nuevas reformas educativas latinoamericanas: la transnacionalizacin de los tecncratas encargados de producir recetas de carcter supuestamente universal, ms all de la historia, los conflictos, las necesidades y las demandas locales. Habra que aplicar la famosa transversalidad que tanto se le exige al curriculum al anlisis de esta tendencia. Es e! Consenso de Washington una conspiracin maligna (y exitosa)? Dos objeciones podran formularse al anlisis desarrollado en las lneas precedentes: es excesivamente conspirativo, lo cual invalidara las premisas generales que le dan sustento; y, es irrealista, en la medida en que no reconoce que, ms all del costo social que genera, el orden promovido por los teohnopo/s neoliberales es la nica propuesta de. reforma viable teniendo en cuenta las psimas condiciones econmicas y polticas en las que se encuentran las sociedades latinoamericanas. Aun cuando dichas criticas pueden ser formuladas de manera conjunta y articulada, no necesariamente se complementan. En efecto, la primera descarta nuestros argumentos porque sostiene que los mismos presuponen la existencia de una aparente conjura internacional, cuando lo que existe, en realidad, es el establecimiento de una serie de acuerdos estratgicos entre las naciones orientados a garantizar el desarrollo econmico, poltico y cultural de un sistema capitalista ya definitivamente victorioso, una vez desaparecida la amenaza del comunismo. La segunda crtica argumenta que, ms all de las evidentes asimetras en las relaciones de poder y en el sufrimiento diferencial de los costos que genera el nuevo orden mundial, una buena dosis de pragmatismo obliga a no tratar de oponerse a lo que ha demostrado ser el nico sendero exitoso (y posible) para escapar de los laberintos de la crisis. Examinemos brevemente ambas objeciones.

12 Creo que. en cierto sentido, este proceso ha tenido un efecto colateral positivo. Los educadores crticos latinoamericanos comenzaron a preocuparse con las producciones de sus colegas ibricos y viceversa. La ignorancia mutua que haba caracterizado nuestra ausencia de intercambios durante los ltimos aos comenz a ser transformada de manera incipiente, aunque progresiva

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Conspiracin? Realmente, no parece demasiado serio suponer que las polticas neoliberales son diseadas por un reducido grupo de malignos conspiradores durante una partida de bridge. Esto es tan absurdo como suponer que el Consenso de Washington expresa, de hecho, un verdadero consenso; o sea, el acuerdo unnime entre naciones o grupos que negocian cuestiones de inters comn. Las nada discretas y ciertamente poco pacficas maneras de persuasin que han sido usadas en Amrica Latina para imponer (vaya paradoja) el citado consenso, tienen bastante poco que ver con aquello que generalmente denominamos con ese nombre. Si la hiptesis de la conspiracin es falsa, -no lo es menos la confiante perspectiva de quienes sospechan que el triunfo del capitalismo ha trado consigo la difusin de una serie de certezas universales que pueden sentar las bases de un acuerdo global orientado a garantizar el desarrollo de los pueblos. Lejos de cualquier tipo de conspirativismo, lo que el Consenso de Washington sintetiza es la hegemona neoliberal en el contexto de un capitalismo globalizado. Este, como todo proceso hegemnico, no se reduce slo a la construccin de ua poltica del consentimiento, sino tambin a una poderosa estrategia de coercin13. La centralidad y el protagonismo que los organismos financieros internacionales fueron cobrando en el escenario mundial durante los ltimos aos, especialmente el impacto que la accin de los mismos ha tenido para los pases del Tercer Mundo, constituye una de las caractersticas ms salientes de esta nueva hegemona. En efecto, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y, en materia regional, el Banco Interamericano de Desarrollo no se han limitado a desempear las tareas propias de simples agencias de crdito, sino que ejercen actualmente una funcin poltico-estratgica fundamental en los procesos de ajuste y reestructuracin neoliberal que estn siendo llevados a cabo en nuestros pases. Tales instituciones son, adems, una paco disimulada y poderosa herramienta de presin al servicio de la poltica exterior norteamericana, tendiente a garantizar y perpetuar la hegemona poltico-militar de los Estados Unidos en la configuracin del nuevo escenario mundial que sucedi al fin de la Guerra Fra14 Los pases latinoamericanos constituyen un ejemplo elocuente de la intervencin directa que estos organismos ejercen en asuntos de poltica econmica domstica, as como en la promocin (u obstaculizacin) de ciertas propuestas legislativas o de profundas reformas constitucionales; de su activa, aunque no siempre
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Boron. A. A sociedade civil depois do diluvio nec En: Sader, E. & P. C,entili (eds.).

ps-Ak polticas sociais e o estado democrtico. Paz e Terra. Rio de Janeiro. 1995.
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Vase; Chomsky, N. Ano 501. A conquista contirnia Seritta, So Paulo, 1993. Una discusin sobre el papel ejercido por el nuevo oligopolio mundial en las cada vez ms jerarquizadas relaciones iatetnacionales del capitalismo globalizado puede encontrarse en: Chesnais, F. A tnundkdizuo do capital. Xamfl, Sao Paulo, 1996; y J. M. Globa/zoa da Poltica. Mitos, realidades e dilemas. UFRJ, Rio de Janeiro 1997.

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transparente, ingerencia en las relaciones internacionales de los pases de la regin; del papel importantsimo que ambas instituciones juegan en el diseo de las polticas sociales implementadas (o no implementadas) por los gobiernos locales, etc. Especialmente a partir de la dcada del 80, y desde la introduccin de los llamados programas de ajuste estructural (SAPs - Structura Adjustment Programmes), ambas instituciones han ejercido un fuerte carcter tutelar de las economas latinoamericanas. En rigor, las fronteras entre el Banco Mundial y el FMI se han diluido como producto de la aplicacin del ajuste promovido por estos organismos con el objeto de garantizar, ms all de toda retrica, el pago de la deuda externa (la cual como ha demostrado con elocuencia Alfredo Calcagno sigue siendo tan inagotable y eterna como la deuda que la cndida Erndira mantena con su abuela desalmada)15, Este proceso ha intensificado el sentido interventor y condicionante de ambas instituciones en asuntos vinculados a la poltica interna de los pases latinoamericanos, especialmente en lo referido al diseo de las polticas sociales llevadas a cabo en la regin.16 Con relacin a este ltimo aspecto, dos cuestiones merecen ser destacadas aqu. Primero, la presin ejercida por los organismos financieros internacionales para una drstica reduccin del supuestamente elevado gasto pblico social en los pases de Amrica Latina17. La posibilidad de renegociacin de las deudas y la captacin de nuevos emprstitos han estado, entre otros factores, directamente vinculadas al imperativo (o, si se prefiere, al chantaje) de limitar al extremo la intervencin de los gobiernos en la esfera de las polticas sociales. Asimismo, la reduccin del gasto pblico ha sido acompaada de la implementacin de un riguroso programa de privatizaciones, no slo de las empresas productivas del Estado, sino tambin del sistema de seguridad y bienestar social y de una progresiva transferencia a los usuarios de los costos vinculados a su financiamiento. La educacin, en este marco, fue uno de los sectores ms fuertemente sometidos al ajuste impulsado por dichas polticas18. Por otro lado, y en segundo lugar, es importante destacar que el papel ejercido por el. Banco Mundial y el FMI en el diseo e implementacin de las polticas sociales se ha caracterizado por dos tendencias asociadas: el instrumentalismo de las propuestas sectoriales llevadas a cabo y el condicionamiento de los lmites y del contenido que tales polticas pueden tener en el contexto del complejo proceso de reestructuracin promovido por dichos organismos. El instrumentalismo se expresa en la subordinacin de la poltica social a la dinmica ms amplia de la lgica econmica, teniendo como objetivo central el
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Calcagno, A. E. La perversa deuda, Legasa, Buenos Aires, 1988

Couto,M. C. Banco Mundial: polticas e reonhas En: De Tornmasi, L., M. Warde & S. Haddad ( O Banco Mundial e ar politicas educacionais. Cortez. S Paulo. 1996 17 Tavares, M, C. & J.L. Fiori. Desajuste Global y Modernizacin Conservadora. Paz y Tierra, Ro de Janeiro, 1993 18 . Torres. C. A. Estado. prvatizacao e poltica educacional. Elementos para urna crtica do neoliberalismo. En: Gentili, P. ( Pedagogia da exclusao. Criritica ao neoliberalismo em educacao Vozes. Petrpols, 1995.

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tratar de dar apoyo, respaldo y legitimidad a los programas de ajuste19. Las polticas sociales son as pensadas como un componente indisoluble de los procesos de reestructuracin econmica y diseadas desde la ptica de un exacerbado reduccionismo tecnocrtico. Todo asunto referido a cuestiones de poltica social (entre ellas, la reforma escolar) se limita a la aplicacin de la lgica costo y al nfasis en la necesidad de considerar como prioritaria la obtencin de una creciente tasa de retorno de los recursos invertidos20. El condicionamiento de los limites y el contenido de la poltica social se expresa en el protagonismo que dichas instituciones juegan en el financiamiento directo y creciente de ciertos programas sectoriales desarrollados en la regin. Aun cuando este financiamiento es asumido de forma directa por el Banco Mundial y el BID, el FMI ejerce un papel central en el establecimiento de las pre-condiciones necesarias para la aprobacin de los recursos a ser invertidos. Como bien observa Marilia Fonseca, aun cuando estos prestamos se ocultan tras el velo de la cooperacin y la asistencia tcnica, se trata de voluminosas sumas de dinero que pasan a engrosar la inagotable deuda externa de los pases del Tercer Mundo, y cuya inversin est sometida a un riguroso control ideolgico que define el contenido y los lmites de los proyectos implementados21. La cada vez ms intensa canalizacin de crditos para el rea social, especialmente para el rea educativa, no puede ser entendida fuera de este contexto22. Obviamente, los organismos financieros internacionales no son el To Sam que impone su voluntad arbitraria e implacable a los inocentes y siempre bondadosos gobiernos latinoamericanos que defienden el inters del pueblo. Por el contrario, estos ltimos han sido, tanto en su versin dictatorial como constitucional y salvo muy raras excepciones, un engranaje central en la aplicacin del riguroso ajuste neoliberal implementado en la regin. El Consenso de Washington se construye innegablemente hacia el interior de las fronteras nacionales, desempeando en este proceso un papel fundamental los grupos dominantes locales. En tal sentido, es importante destacar que la implementacin y legitimacin de los principios y
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Coraggio, J. L. Desarrollo humano, economa popular y educacin. Rei/Aique. Buenos Aires, 1995. Esta posicin aplicada al campo educativo puede encontrarse en: Banco Mundial. Prioridades y estrategias para la educacin. Examen del Banco Mundial. BIRD, Washington,1996.

Fonseca, M. O Banco Mundial e a educaao: reflexoes sobre o cso brasileiro. En: Gentili, P, (ed). op. cit, 1995.
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Los prestamos del Banco Mundial destinados al rea social fueron, hasta casi inicios de los aos 70. considerablemente reducidos, Entre 1947 yl957 constituyeron el 0,4% del total de recursos invertidos por esta institucin, Durante el periodo 1958 y 1968 aumentaron al 3,7%, A partir de la gestin de R. McNarnara, y en el contexto de una redefinicin sectorial de los prestarnos que tuvo como marco general el nfasis que el Banco Mundial comenz a establecer en la problemtica de la pobreza, los recursos panel rea social crecieron en el perfilo 1969- 1979 al 12,8% de total de inversiones. Los aos 80`s especialmente la primera mitad de les 90 fueron el marco de un espectacular aumento de los prestamos sectoriales al rea social. En 1994 tales recursos ya constituan el 25,4% de la totalidad de los prestamos efectuados por el Banco Mundial. El sector educacional sufri, en este contexto, un crecimiento no menos impresionante. Tomando el caso de Brasil, por ejemplo, mientras que la participacin sectorial de la educacin constitua, entre 1987 y 1990, el 2% del total de recursos invertidos por el Banco Mundial en el pas, entre 1991 y 1994, dicha inversin creci a casi un tercio de los prestarnos realizados por esta institucin (29% del total de recursos invertidos).. Vase: De Tommasi, M. Warde y S. Haddad (eds.). op. Cit. 1996

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propuestas que definen el ajuste neoliberal no slo encuentran base de apoyo en las lites econmicas, polticas y culturales latinoamericanas, sino que ellas son, en s mismas, parte constitutiva e indisoluble en la construccin de esta nueva hegemona. El Consenso de Washington no tiene en tales grupos simplemente un aliado, dicho consenso se configura como proyecto hegemnico en y desde estos grupos. La aplicacin indiscriminada del ajuste promovido por la ortodoxia neoliberal est costando la vida de millares de nios y nias, de millares de hombres y mujeres privados de los ms elementales derechos humanos. No creo que un problema semejante pueda ser descartado como fruto de una falsa paranoia conspirativa. Est siendo exitoso el programa de ajuste? Si algo unifica a los grupos polticos dominantes y al obsecuente crculo de intelectuales que, cooptados o no, trata de dar supuesta legitimidad cientfica a los programas de ajuste, es su reiterada apelacin al pragmatismo. Las polticas neoliberales dicen pueden tener un costo social elevado. Sin embargo, son la nica salida que permite establecer las condiciones necesarias para un desarrollo con equidad. Ciertamente, no es este el lugar para discutir la sustentacin tica de semejante pragmatismo. Mucho menos, las razones que llevaron a algunos intelectuales de i a adherir dogmtica y acrticamente a la ortodoxia neoliberal23. Podemos, s, interrogarnos acerca del supuesto e irrefutable xito del ajuste aplicado segn la receta del Washington Consensus. Un anlisis riguroso del impacto de las polticas de ajuste estructural demuestra que la realidad se aleja diametralmente de cualquier visin exitista. Esto es particularmente claro en lo que se refiere a la reforma educacional. En efecto, estudios recientes demuestran que el desempeo de los pases latinoamericanos que aplicaron o aplican programas de ajuste estructural y sectorial financiados por el Banco Mundial ha ido en un sentido contrario a las promesas formulados por dicho organismo y por los gobiernos que los llevaron a cabo24. En Amrica Latina, y a lo largo de la dcada del 80, estos pases han sido: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Dominicana, Ecuador, Guatemala, Guyana, Hait, Honduras, Jamaica, Mxico, Panam, Uruguay y Venezuela. Qu tendencias se han verificado en estos pases?
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Algunas consideraciones importantes pasa abordar forma crtica esta problemtica pueden encontrarse en el excelente articulo de Emir Sader, Ns que amvamos tanto O Capital. En: Praga. Revista de Estudios Marxistas, 1, 996.

Considerar aqu como referencia general el importante estudio de E. Reimers & L. Tiburcio. Educacin, ajuste y reconstruccin: opciones para c cambio. UESCO. Pars, 1994. El trabajo de Reimers & Tiburcio no se limita al anlisis del caso latinoamericano sino que tiene alcance mundial. De tal forma, es posible verificar que muchas de las tendencias que indicaremos aqu para Amrica Latina tambin se extienden a gran parte de los pases de frica y Asia que aplicaron o aplican programas de ajuste estructural o sectorial financiados por el Banco Mundial.

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1. Una reduccin progresiva del gasto en educacin como porcentaje de PNB, la cual se expresa en una creciente disminucin tanto de los gastos de capital (con el consecuente deterioro de las condiciones de infraestructura de los sistemas educativos), como de los gastos corrientes (principalmente, una disminucin creciente del salario real de los docentes y del personal que se desempea en las instituciones escolares). Como ha sido destacado en algunos estudios, tal reduccin ha estado directamente asociada a un aumento de las erogaciones destinadas al pago de los intereses de la deuda externa de los pases de la regin. De esta forma, es posible reconocer que el pago de los intereses de la deuda externa aumento, el gasto pblico social disminuy sensiblemente y, a pesar de todo, la propia deuda no par de crecer25. 2. Un aumento de la responsabilidad de las familias en el financiamiento de la educacin, por la va de sistemas de privatizacin directa o indirecta de la enseanza pblica. Los sistemas de descentralizacin y transferencia a los municipios, lejos de limitar los efectos antidemocrticos de esta tendencia, los ha profundizado. 3. Una intensificacin de los mecanismos histricos de segmentacin y dualizacin de los sistemas educativos que se verifica: en un aumento que los sectores populares urbanos y rurales poseen para acceder al sistema; en la ausencia de mejora o en un empeoramiento de tos ndices de transicin entre el subsistema primario y el secundario (para los nios y las ninas de sectores populares es cada vez ms difcil superar la barrera del nivel al que consiguen acceder); en el mantenimiento o el brutal aumento de las tasas de desgranamiento y retencin del sistema; y en la persistencia del analfabetismo estructural en el que se encuentran sumergidos grandes sectores sociales. 4. Dadas estas condiciones, es posible verificar que los pases que aplicaron o aplican el ajuste estructural y sectorial promovido por el Banco Mundial no pueden demostrar mejoras sustantivas en la calidad de los procesos pedaggicos, sino que contrariamente, evidencian un empeoramiento de las condiciones de enseanza y de aprendizaje en las instituciones escolares. La realidad cotidiana de los sistemas educativos latinoamericanos demuestra que la tan denunciada ineficacia e improductividad de la escuela es no slo, aunque fundamentalmente, una consecuencia directa de las polticas de ajuste. El Consenso de Washington en educacin no ha hecho ms que profundizar el carcter estructuralmente antidemocrtico de los sistemas educativos de la regin. Mucho ms una alternativa para el problema de la calidad, la ortodoxia neoliberal sigue ampliando las diferencias entre los integrados a los limitados circuitos de excelencia y quienes transitan por los amplios segmentos del sistema donde la constante es la falta de recursos materiales y de infraestructura, el deterioro salarial y la ausencia de condiciones mnimas para la construccin y transmisin de saberes. A diferencia de lo que el neoliberalismo denuncia, persisten todava enormes problemas de cantidad en el sistema no slo la
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Calcagno. A.E. & Calcagno A. F. El universo neoliberal. Recuento de sus lugares comunes. Alianza Editorial. Buenos Aires, Madrid. 1995.

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universalizacin de la escuela ha sido mucho ms una promesa que una realidad en gran parte de los pases de la regin; sino que el aumento de los ndices de exclusin demuestra que lejos de ampliarse, el acceso a las escuelas de calidad se ha reducido como posibilidad real para un importante sector de la poblacin. Sociedades dualizadas y marcadas por la miseria y la discriminacin no pueden sino tener sistemas educativos dualizados, miserables y discriminadores El Consenso de Washington abre muchos interrogantes sobre las posibilidades estratgicas de una alternativa democrtica al neoliberalismo. De cualquier forma, nos presenta tambin algunas claras evidencias. Una de ellas es fundamental para concluir este breve trabajo: despus del diluvio neoliberal nuestras escuelas sern mucho peores de lo que ya son ahora. No se trata slo de un problema de calidad pedaggica, aunque tambin lo es. Se trata de un problema poltico y tico: nuestras escuelas sern peores. porque sern ms excluyentes.

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