El Ensayo Argumentativo CO Periodo 2
El Ensayo Argumentativo CO Periodo 2
El Ensayo Argumentativo CO Periodo 2
Hace poco más de una semana, accedí a una página de apoyo al docente en la plataforma de Facebook a
la cual pertenezco y observé la publicación de un video en el que un profesor sostenía una silla para protegerse
del posible ataque de un estudiante, según lo que yo creía entender. El jovencito, con otra silla, parecía que
amenazaba con pegarle al profesor o la realidad es que el pedagogo pretendía agredir al alumno, en medio
de la algarabía de los demás estudiantes. Sin embargo, el objetivo no es que usted me diga por cuál bando se
siente identificado o a quién le da la razón por tan vergonzosa acción que para algunos es el pan nuestro de
cada día en los centros de educación pública y también privada de nuestro país. Entiendo, no obstante, que,
en la actualidad, en el marco de la preciada relacion docente/ estudiante, y los alumnos entre sí, es evidente
que la falta de mecanismos propios destinados al manejo y a la prevención de conflictos y violencia en la
escuela, ha provocado que se haya ido degastando la línea que separa y une al mismo tiempo este vínculo de
relación interpersonal de los involucrados en el proceso de enseñanza/aprendizaje, desde hace unos años.
Además, hay momentos que algunos, habiendo perdido el amor por sus semejantes, ven como hechos
normalizados las diferentes manifestaciones de violencia en nuestros centros (en las redes sociales y en la TV,
por ejemplo) y llegan al extremo de grabar, compartir y publicar como un triunfo las acciones presenciadas
en los alrededores del centro escolar. De hecho, una interesante investigación realizada en el 2019 por Berenice
Pacheco Salazar, autora del libro “Estar, ser y convivir en las escuelas: una miranda profunda en la
República Dominicana”, sostiene que la violencia escolar es una forma de relación cotidiana entre docentes
y estudiantes. Precisó que estudiantes le decían que la escuela era tan aburrida que “enchinchan” para que
haya un pleito porque eso es lo divertido. (Berenice) ...sostuvo que esto quiere decir que hay mecanismos
como se llama en psicología de desconexión moral y emocional donde la violencia y el dolor del otro no
significa nada. La investigadora manifestó que... la violencia ocurre en las escuelas y colegios, en lo urbano
y (...) es un reflejo de la sociedad y de la familia.
No deja de ser cierto que ha habido casos de acoso escolar que ha terminado en tragedia como es el
ejemplo de un hecho ocurrido en abril del 2019 la cual conmocionó a la sociedad. De acuerdo con el periódico
Listín Diario, “... La niña Chanel Mari Tiburcio, de 11 años, murió por causa de una pelea con una
compañera de clases de su misma edad. Según testimonios, Chanel decía que no quería pelear, pero la presión
fue tal que fue inevitable su lamentable destino”. A todo esto, para el psicólogo e investigador Joan Noboa,
la violencia es un fenómeno complejo y puede tener su origen por diversas causas como conflictos dentro del
hogar o respuestas aprendidas del contexto social. El especialista explica que ... “Cuando hablas con el
estudiantado acerca de las causas que los llevan a ser violentos te darás cuenta de que los agresores lo hacen
para tener el dominio y control de la situación. Esto les da prestigio y poder ante los demás”. En otras
palabras, las manifestaciones de las agresiones por parte de los alumnos hacia sus compañeros obedecen
también a factores vinculados con las relaciones afectivas y al manejo de conflictos entre los miembros del
conglomerado familiar, así como problemas conductuales de los propios individuos por lo que está
evidenciado que no solo es un problema del ábito escolar. Dicho de otro modo, existe la posibilidad de que
haya escolares que desahoguen los traumas sufridos en el hogar y en el centro educativo y, lógicamente, en
sus compañeros, mobiliarios, planta física y hasta en contra de sus mayores.
En realidad, el comportamiento emocional, la falta de empatía y la carencia del temor a las consecuencias
futuras de sus actos, además de que estos se sienten protegidos por las leyes del código del menor de nuestro
país, provoca que muchos de estos adolescentes se sientan motivados a realizar hechos que pueden reñir contra
su vida y la vida y la seguridad de quiénes comparten con estos de lunes a viernes. En virtud de lo anterior,
recordemos el caso de la jovencita de 15 años que propinó 27 puñaladas a otra compañera a final de octubre
de este mismo año en un politécnico de Bonao, por razones aun no establecidas por el tribunal competente. El
periódico Diario Libre señala en una entrevista realizada a la magistrada Glenny García, encargada del caso
en Monseñor Nouel, dijo que esta (refiriéndose a la adolescente imputada) antes de perpetrar el ataque, se
ilustró en cuanto a las penas que establece el Código del Menor y los grupos de edad, “para ser inimputable
con relación al hecho. Ella tenía todo premeditado”, según ha expresado la profesional del derecho. En
resumidas cuentas, se puede afirmar que la joven agresora investigó acerca de los riesgos que asumiría si
perpetraba las acciones que luego realizó en su centro de estudio.
Ciertamente, la mayoría de los estudiantes necesitan protegerse de los ataques por bullyng y para esto
generan una serie de mecanismos de defensa de cara al acoso de este tipo ya que no siempre consiguen el
apoyo de las autoridades competentes. Incluso se da el hecho de que hay docentes que sencillamente pasan
por alto los ataques físicos y/o verbales que sufren los alumnos con un dejen el relajo. En tal sentido, la obra
“Estar, ser y convivir en las escuelas, una miranda profunda en la República Dominicana” revela que
las principales estrategias implementadas por la población estudiantil para hacer frente a la violencia escolar
son: la acción de delatar o chivatear al agresor y la de reaccionar y defenderse de forma violenta. En
resumidas cuentas, en el momento en el que un estudiante acusa a uno o varios de sus pares y señala de manera
oculta los abusos sufridos por uno o varios de sus compañeros o hasta por todo el salón de clases, lo que
intenta es buscar apoyo de las autoridades inmediatas debido a que entiende que es a estas en quien deber
buscar la ayuda necesaria que no siempre se le brinda con adecuación. Sin embargo, el otro extremo, el de
responder con violencia si violencia se recibe, es preferido porque este accionar supone para el alumno el
mecanismo con el cual puede atacar y/o defenderse ya que, en múltiples oportunidades, no encuentra la
protección necesaria de quienes tienen la responsabilidad de velar por un ambiente áulico equilibrado y seguro,
es decir, aquellos que deben velar por la seguirdad y tranquilidad del alumnado.
Este mismo orden, la investigación afirma que “...este mecanismo que implica enfrentar la violencia y el
acoso, se sustenta en tres factores principales: la consideración de que las autoridades escolares no ofrecen
protección ni apoyo eficaz ante episodios de violencia; los débiles mecanismos institucionales en el centro
educativo para abordar la problemática; y la carencia de educación emocional, puesto que el estudiantado
no dispone de herramientas para manejar sus sentimientos ni los conflictos de manera pacífica y armónica
(“Estar, ser y convivir en las escuelas: una miranda profunda en la República Dominicana”). Sobre el
particular, es evidente que existe la posibilidad de que los directores, orientadores y docentes no cumplan con
el rol que les corresponde en estas ocasiones, ignorando de esta forma el problema. Dicho de otro modo, no
poseen un estatuto disciplinario adecuado o las propias directrices generales de nuestro sistema educativo les
imposibilita actuar con la debida prepura para prevenir y/o solucionar eventos de violencia y/o acoso escolar
de manera efectiva en el contexto del centro de estudio.
Bien es cierto que, aunque el centro educativo ha sido creado como el espacio destinado para que el
desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje sea una realidad, lo cierto es que también es un lugar en el
que los conflictos entre los participantes se pueden presentar producto de la natural interacción de sus
miembros. Además, los estudiantes no siempre tienen la capacidad de resolver de manera dialógica los
conflictos en el marco de la concertación, y esto tiene que ver en gran parte a su inmadurez emocional y
muchas veces, a las situaciones de violencia que se presentan dentro del propio seno familiar. También en el
acceso al contenido que ofrecen las redes sociales, a ciertos videojuegos cargados de violencia, a la
observación a videos con dosis de violencia, además de visualizaciones de películas destinadas a un público
adulto y hasta por las consecuencias que emanan de experiencias observadas en el patio de la escuela, las
cuales son resueltas aparentemente con la agresión como respuesta a los ataques.
En suma, se puede observar que la escuela no siempre tiene un protocolo definido para el manejo de
conflictos por lo que casi siempre la actitud de las autoridades es la de, por una parte, defender al agredido,
mostrando compasión por el daño que este ha sufrido o, en el extremo opuesto, se le insta a que resuelva con
violencia los ataques infligidos (de ahí es que señalé con aterioridad el que solucionar el problema de acoso o
agresión se hace con violencia) y, por otro lado, atacando y etiquetando al agresor como un inadaptado o un
posible futuro sociópata, lo que nos lleva a fin de cuentas, a un círculo dañino que se perpetua de forma
permanente.
Pero ¿qué podemos decir cuando es el maestro el que sufre acoso? Efectivamente, existe un número de
docentes que ha sufrido hostigamiento por lo menos en un periodo de su ejercicio docente. En virtud de lo
anterior, el portal https://planlea.listindiario.com/2021/11/cuando-el-profesor-sufre-bullying/ explica que
“cuando los estudiantes sobrepasan los límites establecidos en el trato a un educador, se habla de una
situación de acoso a un profesor. Cuando un profesor sufre bullying, pierde autoridad frente a toda la clase y
tiene que aguantar a uno o más alumnos que lo interrumpen, se burlan o mofan de él e, incluso, aunque no
es lo más frecuente, pueden llegar a agredirlo físicamente”. Desgraciamente, hay educadores que pasan
también por estas situaciones de asedio por parte de estudiantes sin que la administración encargada tome las
medidas necesarias para corregir la situación. De hecho, la propia dirección del centro educativo y el mismo
cuerpo docente dan como un hecho irrefutable que el profesor es una autoridad dentro del salón de clases por
lo que la falta de control que este pueda mostrar en su curso implicará falta de capacidad como profesional,
escuchándose a sus espaldas que con ese maestro los estudiantes hacen lo que le da la gana.
Según el sitio https://eresmama.com/ , los principales problemas a los que se enfrentan hoy los profesores
son la falta de disciplina, el exceso de alumnos y la escasez de medios y recursos materiales, problemática
muy común en nuestras escuelas, sobre todo si pertenecen al sector público, podemos afirmar. El sitio dice
además que... una de las circunstancias que más los afecta (a los decentes) es la falta de respeto en las aulas,
sin embargo, el comportamiento de todo niño inicia en el hogar con los valores y actitudes positivas enseñados
desde pequeños con el fin de que pueda asumir una deferencia adecuada frente a sus mayores. Resulta
contraproducente que haya padres que no enseñen a sus hijos el valor del respeto o consideración hacia los
mayores, y esto incluye, sobre todo, a sus profesores aun cuando a los alumnos no le guste la asignatura que
estos imparten. En suma, el portal https://planlea.listindiario.com/2018/05/respeto-hacia-los-profesores/
señala: “En los últimos años se ha experimentado una decadencia muy alarmante en el grado de respeto y
seriedad con que los alumnos tratan a sus maestros. Por muchas razones, los ven de igual a igual y,
respaldados por algunas leyes mal interpretadas de protección al menor, se comportan de forma
apabullante, indisciplinada y muy irrespetuosa hacia el colectivo docente”. En otras palabras, se puede
entender que la instrucción que los padres enseñan a sus hijos y esta a su vez se vincula con una evidente
relajación de la enseñanza de los valores que como individuos cada uno debería poseer, pero también la
ausencia de la madre y/o padre en seno familiar y el utilizar las leyes de protección a nuestros niños, niñas y
adolescentes, están influyendo decididamente en estos cambios de relación docente/alumnos.
Sin embargo, ¿no es acaso una responsabilidad primordial del centro educativo intervenir en este contexto
cuando estas situaciones de acoso hacia el docente se dan? Entendemos que es lo ideal. A todo esto, el portal
citado más arriba aconseja que el mismo educador sea incluido en la búsqueda de soluciones cuando los hechos
relacionados con el hostigamiento hacia su persona se produzcan.
Ahora bien, se que alguno me preguntará: ¿por qué usted no menciona el abuso de poder que algunos
maestros tienen con su grupo de alumnos o con alguno en especial? En efecto, Salazar, autora de “Estar, ser
y convivir en las escuelas: una miranda profunda en la República Dominicana” señala que para su
sorpresa hay mucha violencia de parte de los docentes hacia los estudiantes. Indicó que eso se manifiesta con
violencia verbal, descalificaciones e insultos y física como el uso de una regla, un pellizco, un tirón de orejas,
el lanzamiento de un zapato, de agua fría, de otros objetos. En realidad, es notorio que este tipo de agresión
afecta a todos los involucrados, de una u otra manera. Dolorosamente, yo misma sufrí acoso de un maestro
cuando tenía trece años y sentí en carne propia los ataques verbales con los que este docente me humillaba,
usando sobrenombres hacia mi persona aunque yo fingía que no me importaban sus ataques ya que esto
parecía ser la norma de aquellos tiempos de autoritarismo pedagógico; asimismo, mi amiga pudo notar que el
maestro de su hijo lo hostigaba a base de la descalificación y la humillación delante de sus compañeros de
clases y usaba la indiferencia y la burla hacia las horas de esfuerzo académico que el joven invertía en las
asignaciones del docente.
Particularmente opino que un educador debería ser la mezcla de un hombre sabio, un juez justo y un tutor
afectuoso y comprensivo cuya meta fuere que sus alumnos se llevasen un aprendizaje para la vida más allá de
la escuela, aunque sé que es mucho pedir ya que nadie es perfecto. No obstante, si nos referimos al docente
acosador, algunas de sus acciones como son el ridiculizar a los alumnos si no comprenden una clase, gritarles,
en algunos casos, estre otras manifestaciones, no merecen ser solapadas bajo ninguna excusa ya que la familia
ha confiado la formación y el cuidado de sus hijos a la escuela, ¿cómo la dirección del centro puede permitir
que estas acciones de abuso se den en su interior? Pero sí se dan en algunas ocasiones, evidentemente.
Finalmente, se puede entender que las manifestaciones de la violencia escolar obedecen a una serie de
factores que involucra a los principales actores del proceso educativo los cuales asumen los mismos como
hechos propios de la vida escolar sin que las autoridades inmediatas tengan un plan que ayude a prevenir,
solucionar y evitar el surgimiento de nuevos episodios de acoso o violencia. Estos factores son de carácter
familiar, y en este caso, los padres tienen un papel de vital importanciaya que son los que orientan la formación
que deben dar a sus hijos desde la infancia; emocional, referida a la madurez mental de los alumnos;
conductual por cuanto se resalta el comportamiento de cada uno de los involucrados y, hasta logístico, cuya
responsabilidad se le atribuye principalmente al centro educativo.
Por último, es evidente que cuando los conflictos de acoso y violencia en los centros ducativos no se
manejan de forma adecuada, los resultados pueden ser trágicos, según algunos hechos ocurridos en nuestro
contexto educativo dominicano. También es un hecho que el hostigamiento escolar se lleva a cabo de alumnos
hacia otros compañeros, de estudiantes a su propio profesor o maestra y de un docente a sus estudiantes y que
esta problemática ocurre tanto en escuelas públicas como privadas. Para cerrar, es de suma importancia que
los padres y todos los involucrados en la comunidad educativa propicien una cultura de no violencia y
hostigamiento en las escuelas a través de medidas protocolares que puedan ser aplicadas y consecuentemente
se pueda convivir en paz en los centros de estudio.
Actividad I:
Actividad II:
Recurre a los apuntes que tienes en tu cuaderno del 27 de septiembre (ó 1ro de octubre) hasta el 27 de
ese mismo mes hasta final de noviembre del año 2021 los cuales fueron los meses en los que tratamos
LA NIVELACIÓN con el tema del ENSAYO DE SECUENCIA ARGUMENTATIVA. Puedes auxiliarte,
además, de los materiales colocados en CLASSROOM y WhatsApp y con esas informaciones, realiza
las siguientes actividades EN TU CUADERNO.
Nota: En el caso de que no tengas todas las clases realizadas, procede a completar las mismas e investiga
en la Web:
1. ¿Qué es un ensayo argumentativo, qué propósito tiene este y a qué tipo de público está
destinado el mismo?
2. Describe la estructura de este tipo de ensayo (introducción, desarrollo y conclusión).
3. ¿Qué es la tesis dentro de un ensayo argumentativo?
4. ¿Qué son los argumentos y qué fin tienen los mismos dentro de la demostración de un
ensayo de esta clase?
5. Enumera por lo menos 4 tipos de argumentos usados en un ensayo argumentativo.
6. ¿A qué llamamos contraargumentos y para qué se usan dentro del ensayo
argumentativo?
7. Enumera los principales tipos de conectores que más empleamos en la redacción de los
argumentos y enumera en cada grupo 3 ó 4 de estos.
8. ¿Cuáles son los conectores o elementos de enlace que podemos usar para redactar los
contraargumentos?
9. ¿Cómo podemos empezar la introducción de un ensayo de este tipo?
10. Enumera por lo menos ocho recursos linguísticos usados en la producción de un ensayo
de secuencia argumentativa y describe con brevedad los mismos.
11. Explica qué hacemos en el desarrollo o demostración de este tipo de texto
12. Describe cómo podemos concluir un ensayo argumentativo.
13. ¿Qué son las falacias? ¿Podemos recurrir a estas en nuestro ensayo? ¿Por qué?
14. ¿Por qué debemos planificar la producción escrita de nuestro ensayo argumentativo?