Sesión 3 CATEQUESIS Y DIÓCESIS

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Sesión 3ª
10 de diciembre de 2020
La catequesis en la Iglesia particular operante» en las Iglesias particulares, «habla todas las lenguas», ya
que, cual árbol que crece, echa sus raíces en todas las culturas.
«Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él.
Instituyó Doce, para que estuvieran con él y para enviarlos a
predicar con poder de expulsar los demonios» (Mc 3, 13-15).
« Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha
revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los
cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia » (Mt 16,17-18).
La Iglesia de Pentecostés, impulsada por el Espíritu Santo, va
engendrando las Iglesias:« Iglesia de Jerusalén » (Hch 8,1); «La
Iglesia de Dios que está en Corinto » (1 Co 1,2); «Las Iglesias de El ministerio de la catequesis en la Iglesia particular
Asia » (1 Co 16,19); « Las Iglesias de Judea» (Ga 1,22); «Las 219. En el conjunto de ministerios y servicios, con los que la Iglesia
siete Iglesias: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, particular realiza su misión evangelizadora, ocupa un lugar
Filadelfia, Laodicea» (cf Ap 1,20-3,14). destacado el ministerio de la catequesis. En él cabe señalar los
rasgos siguientes:
Oración por el catequista a) En la Diócesis la catequesis es un servicio único, realizado de
modo conjunto por presbíteros, diáconos, religiosos y laicos, en
comunión con el obispo. Toda la comunidad cristiana debe sentirse
Jesús, Tú eres nuestro primer y mayor catequista. responsable de este servicio. Aunque los sacerdotes, religiosos y
Entonces fuiste claro con tus padres en la tierra, María y José, laicos realizan en común la catequesis, lo hacen de manera
diferenciada, cada uno según su particular condición en la Iglesia
Siempre les dijiste que estabas en “las cosas de tu Padre”; (ministros sagrados, personas consagradas, fieles cristianos). A
Único, ungido como catequista, en Caná y con la samaritana; través de ellos, en la diversidad de sus funciones, el ministerio
catequético ofrece de modo pleno la palabra y el testimonio
Sereno, miras a cada persona y le señalas el amor del Padre.
completos de la realidad eclesial. Si faltase alguna de estas formas
de presencia la catequesis perdería parte de su riqueza y
Concédenos aprender de Ti; significación.
Acoger como Tú, a cada prójimo; b) Se trata, por otra parte, un servicio eclesial, indispensable para el
crecimiento de la Iglesia. No es una acción que pueda realizarse en
Tender puentes de esperanza; la comunidad a título privado o por iniciativa puramente personal.
Escuchar con sosiego a Se actúa en nombre de la Iglesia, en virtud de la misión confiada
por ella.
Quienes se acerquen buscándote;
c) El ministerio catequético tiene, en el conjunto de los ministerios
Unir esfuerzos e
y servicios eclesiales, un carácter propio, que deriva de la
Ilusiones en esta Diócesis con cada especificidad de la acción catequética dentro del proceso de la
Ser humano que te busca, te respeta, te ignora; evangelización. La tarea del catequista, como educador de la fe,
difiere de la de otros agentes de la pastoral (litúrgica, caritativa,
Todos tenemos hambre de tu compañía. social...) aunque, obviamente, ha de actuar en coordinación con
Alienta nuestros pasos y servicios. AMÉN (MJ 2020) ellos.
d) Para que el ministerio catequético en una Diócesis sea fructífero,
necesita contar con otros agentes, no necesariamente catequistas
DIRECTORIO PARA LA CATEQUESIS (2020) directos, que apoyen y respalden la actividad catequética realizando
CAPITULO I. El ministerio de la catequesis en la Iglesia tareas que son imprescindibles, como: la formación de catequistas,
particular y sus agentes la elaboración de materiales, la reflexión, la organización y
planificación. Estos agentes, junto con los catequistas, están al
La Iglesia particular = la diócesis
servicio de un único ministerio catequético diocesano, aunque no
218. El anuncio del Evangelio y la Eucaristía son los dos pilares todos realicen las mismas funciones, ni por el mismo título.
sobre los que se edifica y en torno a los cuales se congrega la Iglesia
particular. Al igual que la Iglesia universal, también «ella existe
para evangelizar».
Inserción en
La catequesis es una acción evangelizadora básica de toda Iglesia la
Proceso
particular. Mediante ella, la diócesis ofrece a todos sus miembros y comunidad
catequético
a todos los que se acercan con el deseo de entregarse a Jesucristo, Comunidad
un proceso formativo que les permita conocer, celebrar, vivir y familiar
anunciar el Evangelio dentro de su propio horizonte cultural. De
esta manera, la confesión de fe, meta de la catequesis, puede ser
proclamada por los discípulos de Cristo «en su propia lengua».
Como en Pentecostés, hoy también la Iglesia de Cristo, «presente y
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Padres de familia; los


primeros educadores en la fe
de los hijos

Religiosos y laicos en la
catequesis: diferentes tipos
de catequistas

a) Hacer un análisis de la situación


diocesana acerca de la educación de la fe:
necesidades reales de la diócesis en orden
a la actividad catequética.
b) Elaborar un programa de acción que
señale objetivos claros, proponga
orientaciones e indique acciones
concretas.
c) Promover y formar a los catequistas.
d) Elaborar o, al menos, señalar a las
parroquias y catequistas los instrumentos
que sean necesarios para el trabajo
catequético: catecismos, directorios,
programas para las diversas edades,
guías para catequistas, materiales para
uso de los catequizandos, medios
audiovisuales...
e) Impulsar y promover las instituciones
específicamente catequéticas de la
diócesis que son como «las células
fundamentales» de la acción catequética.
f) Cuidar la mejora de los recursos
personales y materiales tanto en el nivel
diocesano como en el nivel arciprestal o
parroquial.
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Ante la situación de nuestra Diócesis, dentro del marco de una pandemia que afecta desigualmente a islas y a parroquias, pensemos…
A la luz de leído, a la luz de tu experiencia, te pedimos que pienses y pongas por escrito algunas ideas clave…

Veo Pienso Me pregunto


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La comunidad cristiana y la responsabilidad de catequizar


220. La catequesis es una responsabilidad de toda la comunidad cristiana. La iniciación cristiana, en efecto, « no deben procurarla solamente
los catequistas o los sacerdotes, sino toda la comunidad de los fieles ».(57) La misma educación permanente de la fe es un asunto que atañe a
toda la comunidad. La catequesis es, por tanto, una acción educativa realizada a partir de la responsabilidad peculiar de cada miembro de la
comunidad, en un contexto o clima comunitario rico en relaciones, para que los catecúmenos y catequizandos se incorporen activamente a la
vida de dicha comunidad.
De hecho, la comunidad cristiana sigue el desarrollo de los procesos catequéticos, ya sea con niños, con jóvenes o con adultos, como un hecho
que le concierne y compromete directamente. Más aún, la comunidad cristiana al final del proceso catequético acoge a los catequizados en un
ambiente fraterno «donde puedan vivir, con la mayor plenitud posible, lo que han aprendido».
221. Pero la comunidad cristiana no sólo da mucho al grupo de los catequizandos, sino que también recibe mucho de él. Los nuevos
convertidos, sobre todo los jóvenes y adultos, al convertirse a Jesucristo, aportan a la comunidad que los acoge una nueva riqueza humana y
religiosa. Así, la comunidad crece y se desarrolla, ya que la catequesis no sólo conduce a la madurez de la fe a los catequizandos, sino a la
madurez de la misma comunidad como tal.
Aunque toda la comunidad cristiana es responsable de la catequesis, y aunque todos sus miembros han de dar testimonio de la fe, no todos
reciben la misión de ser catequistas. Junto a la misión originaria que tienen los padres respecto a sus hijos, la Iglesia confía oficialmente a
determinados miembros del Pueblo de Dios, especialmente llamados, la delicada tarea de transmitir orgánicamente la fe en el seno de la
comunidad.

Las ideas clave:

El Obispo, primer responsable de la catequesis en la Iglesia particular


222. El Concilio Vaticano II pone de relieve la importancia eminente que, en el ministerio episcopal, tiene el anuncio y la transmisión del
Evangelio: «Entre las principales tareas de los obispos destaca la predicación del Evangelio».(61) En la realización de esta tarea los obispos
son, ante todo, «pregoneros de la f », tratando de ganar nuevos discípulos para Cristo y son, al mismo tiempo, «maestros auténticos»,(63)
transmitiendo al pueblo que se les ha encomendado la fe que ha de profesar y vivir. En el ministerio profético de los obispos, el anuncio
misionero y la catequesis son dos aspectos íntimamente unidos. Para desempeñar esta función los obispos reciben «el carisma cierto de la
verdad».
Los obispos son «los primeros responsables de la catequesis, los catequistas por excelencia». En la historia de la Iglesia es patente el papel
preponderante de grandes y santos obispos que marcan, con sus iniciativas y sus escritos, el período más floreciente de la institución
catecumenal. Concebían a la catequesis como una de las tareas básicas de su ministerio.
223. Esta preocupación por la actividad catequética llevará al obispo a asumir «la alta dirección de la catequesis» en la Iglesia particular, lo
que implica entre otras cosas:
– Asegurar en su Iglesia la prioridad efectiva de una catequesis activa y eficaz, «promoviendo la participación de las personas, de los medios
e instrumentos, así como de los recursos económicos necesarios».
– Ejercer la solicitud por la catequesis con una intervención directa en la transmisión del Evangelio a los fieles, velando al mismo tiempo por
la autenticidad de la confesión de fe y por la calidad de los textos e instrumentos que deban utilizarse.
– «Suscitar y mantener una verdadera mística de la catequesis, pero una mística que se encarne en una organización adecuada y eficaz»,
actuando con el convencimiento profundo de la importancia de la catequesis para la vida cristiana de una Diócesis.
– Cuidar de que «los catequistas se preparen de la forma debida para su función, de suerte que conozcan con claridad la doctrina de la Iglesia
y aprendan teórica y prácticamente las leyes psicológicas y las disciplinas pedagógicas».
– Establecer en la diócesis un proyecto global de catequesis, articulado y coherente, que responda a las verdaderas necesidades de los fieles y
que esté convenientemente ubicado en los planes pastorales diocesanos. Tal proyecto ha de estar coordinado, igualmente, en su desarrollo,
con los planes de la Conferencia episcopal.
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Los presbíteros, pastores y educadores de la comunidad cristiana


224. La función propia del presbítero en la tarea catequizadora brota del sacramento del Orden que ha recibido. «Por el sacramento del Orden,
los presbíteros se configuran con Cristo sacerdote, como ministros de la Cabeza, para construir y edificar todo su Cuerpo que es la Iglesia,
como cooperadores del orden episcopal». Por esta ontológica configuración con Cristo, el ministerio de los presbíteros es un servicio
configurador de la comunidad, que coordina y potencia los demás servicios y carismas.
En relación con la catequesis, el sacramento del Orden constituye a los presbíteros en «educadores en la fe». Tratan, por ello, de que los fieles
de la comunidad se formen adecuadamente y alcancen la madurez cristiana. Sabiendo, por otra parte, que su «sacerdocio ministerial» está al
servicio del «sacerdocio común de los fieles», los presbíteros fomentan la vocación y la tarea de los catequistas, ayudándoles a realizar una
función que brota del Bautismo y se ejerce en virtud de una misión que la Iglesia les confía. Los presbíteros llevan a cabo, de esta manera, la
recomendación del Concilio Vaticano II, cuando les pide que «reconozcan y promuevan la dignidad de los laicos y la parte que les corresponde
en la misión de la Iglesia».
225. Más en concreto, destacan como tareas propias del presbítero en la catequesis, y particularmente del párroco, las siguientes:
– suscitar en la comunidad cristiana el sentido de la común responsabilidad hacia la catequesis, como tarea que a todos atañe, así como el
reconocimiento y aprecio hacia los catequistas y su misión;
– cuidar la orientación de fondo de la catequesis y su adecuada programación, contando con la participación activa de los propios catequistas,
y tratando de que esté «bien estructurada y bien orientada»;
– fomentar y discernir vocaciones para el servicio catequético y, como catequista de catequistas, cuidar la formación de éstos, dedicando a
esta tarea sus mejores desvelos;
– integrar la acción catequética en el proyecto evangelizador de la comunidad y cuidar, en particular, el vínculo entre catequesis, sacramentos
y liturgia;
– garantizar la vinculación de la catequesis de su comunidad con los planes pastorales diocesanos, ayudando a los catequistas a ser
cooperadores activos de un proyecto diocesano común.
La experiencia atestigua que la calidad de la catequesis de una comunidad depende, en grandísima parte, de la presencia y acción del sacerdote.
Los padres de familia, primeros educadores de la fe de sus hijos
226. El testimonio de vida cristiana, ofrecido por los padres en el seno de la familia, llega a los niños envuelto en el
cariño y el respeto materno y paterno. Los hijos perciben y viven gozosamente la cercanía de Dios y de Jesús que
los padres manifiestan, hasta tal punto, que esta primera experiencia cristiana deja frecuentemente en ellos una
huella decisiva que dura toda la vida. Este despertar religioso infantil en el ambiente familiar tiene, por ello, un
carácter «insustituible».
… Por ello es preciso que la comunidad cristiana preste una atención especialísima a los padres. Mediante contactos
personales, encuentros, cursos e, incluso, mediante una catequesis de adultos dirigida a los padres, ha de ayudarles
a asumir la tarea, hoy especialmente delicada, de educar en la fe a sus hijos. Esto es aún más urgente en los lugares
en los que la legislación civil no permite o hace difícil una libre educación en la fe. En estos casos, la «iglesia
doméstica» es, prácticamente, el único ámbito donde los niños y los jóvenes pueden recibir una auténtica catequesis.

Los religiosos en la catequesis


228. La Iglesia convoca particularmente a las personas de vida consagrada a la actividad catequética y desea «que las comunidades religiosas
dediquen el máximo de sus capacidades y de sus posibilidades a la obra específica de la catequesis».
Los catequistas laicos
230. La acción catequética de los fieles laicos tiene, también, un carácter peculiar debido a su particular condición en la Iglesia: «el carácter
secular es propio de los laicos». Los laicos ejercen la catequesis desde su inserción en el mundo, compartiendo todo tipo de tareas con los
demás hombres y mujeres, aportando a la transmisión del Evangelio una sensibilidad y unas connotaciones específicas: «esta evangelización...
adquiere una nota específica por el hecho de que se realiza dentro de las comunes condiciones de la vida en el mundo».
En efecto, al vivir la misma forma de vida que aquellos a quienes catequizan, los catequistas laicos tienen una especial sensibilidad para
encarnar el Evangelio en la vida concreta de los seres humanos. Los propios catecúmenos y catequizandos pueden encontrar en ellos un modelo
cristiano cercano en el que proyectar su futuro como creyentes.
231. La vocación del laico para la catequesis brota del sacramento del Bautismo, es robustecida por el sacramento de la Confirmación, gracias
a los cuales participa de la «misión sacerdotal, profética y real de Cristo». Además de la vocación común al apostolado, algunos laicos se
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sienten llamados interiormente por Dios para asumir la tarea de ser catequistas. La Iglesia suscita y discierne esta llamada divina y les confiere
la misión de catequizar. El Señor Jesús invita así, de una forma especial, a hombres y mujeres, a seguirle precisamente en cuanto maestro y
formador de discípulos. Esta llamada personal de Jesucristo, y la relación con El, son el verdadero motor de la acción del catequista. «De este
conocimiento amoroso de Cristo es de donde brota el deseo de anunciarlo, de evangelizar, y de llevar a otros al “sí” de la fe en Jesucristo».
Sentirse llamado a ser catequista y recibir de la Iglesia la misión para ello, puede adquirir, de hecho, grados diversos de dedicación, según las
características de cada uno. A veces, el catequista sólo puede ejercer este servicio de la catequesis durante un período limitado de su vida, o
incluso de modo meramente ocasional, aunque siempre como un servicio y una colaboración preciosa. No obstante, la importancia del
ministerio de la catequesis aconseja que en la diócesis exista, ordinariamente, un cierto número de religiosos y laicos, estable y generosamente
dedicados a la catequesis, reconocidos públicamente por la Iglesia, y que —en comunión con los sacerdotes y el Obispo— contribuyan a dar
a este servicio diocesano la configuración eclesial que le es propia. […]
[Nos ocuparemos de estos aspectos en las dos próximas sesiones]

DIRECTORIO Capítulo IV. El servicio diocesano de la catequesis


265. La organización de la pastoral catequética tiene como punto de referencia el obispo y la diócesis. El
Secretariado diocesano de catequesis (Officium Catecheticum) es «un instrumento que emplea el obispo, cabeza de
la comunidad y maestro de la doctrina, para dirigir y orientar todas las actividades catequéticas de la diócesis».
266. Las tareas principales del Secretariado diocesano de catequesis son las siguientes (en nuestra Diócesis, la
Delegación):
a) Hacer un análisis de la situación diocesana a cerca de la educación de la fe. En él se deberán precisar, entre otras
cosas, las necesidades reales de la diócesis en orden a la actividad catequética.
b) Elaborar un programa de acción que señale objetivos claros, proponga orientaciones e indique acciones concretas.
c) Promover y formar a los catequistas. A este propósito se crearán los Centros que se juzguen más oportunos.
d) Elaborar o, al menos, señalar a las parroquias y catequistas los instrumentos que sean necesarios para el trabajo
catequético: catecismos, directorios, programas para las diversas edades, guías para catequistas, materiales para uso
de los catequizandos, medios audiovisuales...
e) Impulsar y promover las instituciones específicamente catequéticas de la diócesis (catecumenado bautismal,
catequesis parroquial, equipo de responsables de catequesis...) que son como «las células fundamentales» de la
acción catequética.
f) Cuidar especialmente de la mejora de los recursos personales y materiales tanto en el nivel diocesano como en el
nivel arciprestal o parroquial.
g) Colaborar con el Secretariado para la Liturgia, considerando la especial relevancia de esta para la catequesis, en
particular, en lo que concierne a la iniciación y al catecumenado.
267. Para realizar estas tareas el Secretariado de catequesis debe contar con «un grupo de personas dotadas de
competencia específica. La amplitud y variedad de las cuestiones que tratar postulan la distribución de
responsabilidades entre varias personas verdaderamente especialistas». Conviene que este servicio diocesano esté
integrado, ordinariamente, por sacerdotes, religiosos y laicos.
La catequesis es una acción tan fundamental en la vida de una Iglesia particular que «ninguna diócesis puede
carecer de Secretariado de catequesis propio».

“Catequistas con vencidos


vocación”
El Hierro | La Gomera | La Palma |Tenerife
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Dados los pasos previos, partiendo de tu experiencia en el entorno en el que trabajas, vives, eres miembro de la Iglesia, te pedimos
que NOS AYUDES con más algunas cuestiones Y POR FAVOR NOS LAS ENVÍES A [email protected]
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TAREA para las próximas semanas:


¿Sabe la mayor parte de los niños y de nuestros vecinos y hermanos en la fe qué es la Diócesis?

¿Cómo plantear en catequesis, desde nuestros barrios, plazas, parroquias la idea de DIÓCESIS?

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