pLAN PASTORAL

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 22

Curso 2008-2009 1

2 Plan Pastoral Diocesano


PLAN PASTORAL DIOCESANO
Curso 2008-2009 3

Archidiócesis de Toledo

Programa para el Curso 2008-2009

«VIVIR LA COMUNIÓN
EN ORDEN A LA MISIÓN»
4 Plan Pastoral Diocesano

Edita: Arzobispado de Toledo, Septiembre 2008


Portada: Pentecostés. Retablo de la S. I. Catedral Primada.
Curso 2008-2009 5

PLAN PASTORAL DIOCESANO


2004-2009

PROGRAMA PARA EL CURSO 2008-2009

«QUE TODOS SEAN UNO PARA QUE EL MUNDO CREA»


(JN 17, 21)

1. INTRODUCCIÓN

El presente Programa para el curso 2008/09, dentro de nuestro Plan


Pastoral Diocesano (2004/09), viene a culminar y sintetizar el camino
andado desde el año 2004. Queremos ser una Diócesis que al inicio del
siglo XXI sigue cumpliendo su gran tarea y responsabilidad: evangelizar,
anunciar y hacer presente al Salvador del Mundo aquí y ahora.
Sabemos que sin Él no podemos hacer nada. Sabemos que necesita-
mos personal y comunitariamente una gran conversión a Él.
Se puede hablar de comunión en la medida en que los corazones y las
mentes se rinden amorosamente a Jesucristo. Él es la fuente de nuestra
comunión. Fomentar la comunión es fomentar la conversión y la adhe-
sión a Cristo, que nos acerca los unos a los otros hasta hacernos tener un
«solo corazón y una sola alma».
Ahora bien, la comunión con Cristo, en la presente economía de salva-
ción, es una comunión que brota de la aceptación de la Iglesia fundada
por Cristo: su estructura jerárquica, su enseñanza doctrinal y moral, sus
medios de santificación, su vida apostólica y de caridad. Y al mismo tiem-
po esto exige la humilde aceptación del primado de la acción de Dios y
del destino universal, al servicio de todo el cuerpo eclesial, de cada uno
de sus dones y carismas. Es decir una comunión institucional y espiritual
a la vez. Lo cual se adecua a nuestra naturaleza humana y al camino esco-
gido por Dios en la Historia de Salvación.
6 Plan Pastoral Diocesano

Para enmarcar así, desde el inicio del curso pastoral el sentido


Cristocéntrico de la comunión eclesial, vamos a consagrar en este
curso la Diócesis de Toledo al Sagrado Corazón de Jesús. Nos
prepararemos desde el inicio de curso con los oportunos «materiales»
para realizar un GRAN ENCUENTRO DIOCESANO, en la fiesta de Cristo
Rey y cumplir en ese día dicha consagración que irá actualizándose a lo
largo del curso como un reclamo y una gracia en orden a edificar en
Jesucristo y su Amor redentor nuestra comunión real y efectiva.
Una Diócesis con «un solo corazón», el de Cristo. Recordatorio perpe-
tuo de esta acción será la declaración de una iglesia como SANTUARIO
DIOCESANO DEL SAGRADO CORAZÓN.
No es esta una acción de determinados grupos diocesanos o de una
particular escuela de espiritualidad, se trata de una acción eclesial con
un objetivo concreto que no es otro que el expresado en el lema del pro-
grama pastoral de este curso.
Además, en este curso, la Iglesia celebra el AÑO PAULINO. Esto
nos obliga a potenciar la lectura y el conocimiento de los escritos y la
vida del Apóstol de los Gentiles, a la par que se profundiza en el estudio y
la asimilación de su Teología. San Pablo es un gran maestro de la «Teolo-
gía de la comunión eclesial» y desde esta perspectiva se favorecerá, a lo
largo del curso, el estudio y la «lectio divina» del «corpus paulino» y la
peregrinación de familias, parroquias, grupos y de la misma Diócesis a
lugares paulinos de dentro y fuera de nuestro Arzobispado.
Otro acontecimiento singular en el presente curso pastoral será la
BEATIFICACIÓN DEL CARDENAL SANCHA en el año del centenario de su
fallecimiento (25 febrero 2008-28 febrero 2009). El trabajo del Cardenal
Sancha de cara a edificar la comunión eclesial en España fue ingente y
clave, reforzando el papel aglutinador del Primado, convocando la pri-
mera Asamblea del Episcopado Español y edificando siempre en estrecha
relación con Roma que le encarga organizar en España las «Ligas Católi-
cas».
El empeño del Cardenal Sancha por edificar la Iglesia le llevó a ser un
gran promotor de la Vida Consagrada, un ardiente defensor de la sólida
formación del Clero, para lo cual funda en Valencia una Universidad
Pontificia, y un celoso y pionero promotor del Apostolado Seglar, pro-
moviendo las Semanas Sociales y la primera peregrinación Obrera a Roma
en 1894.
Él será, si Dios quiere, el primer Arzobispo de Toledo proclamado
Beato desde los tiempos visigodos, el ejemplo de su Santidad iluminará y
estimulará, sin lugar a dudas, el trabajo del presente Curso Pastoral 2008/
09.
Curso 2008-2009 7

2. OBJETIVO GENERAL

2.1. Un objetivo para el programa 2008-09: «Vivir la comunión


en orden a la misión»

Nuestra iglesia diocesana siente la necesidad de vivir más profunda-


mente el don de la comunión eclesial, como garantía de eficacia en nues-
tra tarea de evangelización. Esta es una tarea irrenunciable y básica. Es-
tamos llamados, todos los bautizados, a acogerla con gratitud, a vivirla
intensamente y desarrollarla con responsabilidad.
Es necesario corregir actitudes y realidades1 para no vivir de espaldas
unos con otros, para no dejarnos llevar por las discordias y por todo lo
que separa y rompe la unidad. Por eso hemos de mantener la unidad
cuidando esta comunión y fomentando la cultura de comunión, la
corresponsabilidad bien entendida, la colaboración bien realizada, la
coparticipación bien pensada, la acogida siempre necesaria, la escucha
siempre buena, el diálogo siempre respetuoso y la búsqueda de la Verdad
que nos hace libres.
Para ello, es necesario que se intensifique, se aliente, se dinamicen
algunos aspectos teológicos y pastorales encaminados a fortalecer una
auténtica «espiritualidad de comunión»2 en nuestra comunidad diocesana
y en todos y cada uno de los bautizados que la componemos, sea cual
fuere su ministerio o su función.

2.2 . Exigencias de la comunión eclesial

En el capítulo segundo del libro de los Hechos leemos que la comuni-


dad cristiana estaba formada por un pequeño grupo de hombres y muje-
res que se caracterizaban por que «acudían asiduamente a la enseñanza
de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones»3.
Los rasgos de esta Comunidad definen los de la Iglesia Co-
munión que se aglutina en la celebración y recepción de los sacra-
mentos (singularmente la Eucaristía) y la Oración Litúrgica; en la escu-

1
Carta Pastoral «Toledo Evangelizada, Toledo Evangelizadora», de D. Antonio
Cañizares. Toledo, octubre 2003, nº 26.
2
Novo Millennio Ineunte, nº 43
3
Hch. 2, 42.
8 Plan Pastoral Diocesano

cha obediente de la Doctrina y Disciplina dictadas por los Pasto-


res; y en la vida de comunión fraterna en torno a la evangelización
y el testimonio de la caridad.

A. Oración Litúrgica de la Comunidad

Por ello a lo largo de este curso pondremos un especial interés por


fomentar en cada parroquia los domingos una eucaristía de comuni-
dad (lo que se llamó «Misa Mayor») en la que estén presentes en gran
número las familias (con los niños si es el caso), las comunidades religio-
sas de vida activa que pueda haber y, en la medida de lo posible, los
sacerdotes que atienden la comunidad, si sus ministerios se lo permiten.
Una Eucaristía solemne y participativa que recoge a todas las personas,
grupos y asociaciones en torno a la Palabra y la mesa del Altar.
Singular valor y sentido tendrá en este sentido, la Misa dominical del
Sr. Arzobispo en la Catedral (con la que no tendría que concurrir, en
principio, otras celebraciones en la ciudad, especialmente en el Casco
Histórico).
Igualmente se instruirá al pueblo de Dios y se fomentará su participa-
ción en el rezo, con los sacerdotes y/o las comunidades religiosas, de
determinadas Horas del Oficio Divino, al menos en algunos días cada
semana; del mismo modo se animará la oración comunitaria unida a la
adoración al Santísimo Sacramento fuera de la Misa.
Después de la Ascensión de Cristo, los apóstoles «perseveraban en la
oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de Ma-
ría, la madre de Jesús, y de sus hermanos»4. La primera imagen de la Iglesia
nos la presenta como una comunidad que perseveraba en la oración. Todos
oraban para invocar el don del Espíritu Santo, que les había prometido Cris-
to antes de su pasión y, de nuevo, antes de su ascensión al cielo.
La oración -la oración en común- es la característica fundamental de
esa «comunión» en los comienzos de la Iglesia, y así seguirá siendo siem-
pre. Lo demuestra en todos los siglos también hoy la oración en común,
especialmente en su forma litúrgica, en nuestras iglesias, en las comuni-
dades religiosas y en las familias cristianas. El autor de los Hechos de los
Apóstoles pone de relieve la perseverancia de esa oración: una oración
constante, regular, bien distribuida y comunitaria. Se trata de otra carac-
terística de la comunidad eclesial, heredera de la comunidad primitiva,
que es modelo para todas las generaciones futuras.

4
Hch. 1, 14
Curso 2008-2009 9

B. La Comunión con los Pastores

Este rasgo de la comunión eclesial se vincula con el afecto cordial y el


respeto religioso que todos los fieles cristianos han de tener de cara a sus
legítimos pastores, así como al obsequioso asentimiento que han de rendir a
la doctrina y disciplina con que estos enseñan y moderan la vida de las co-
munidades.
Los pastores, por su parte, han de ser escrupulosos en el cumplimien-
to de su promesa de obediencia ministerial al propio Obispo y ejempla-
res, por ser los primeros en respetar y secundar las enseñanzas y normas
de nuestro Santo Padre el Papa.
A su vez, quienes ejercen autoridad velarán por hacerse atentos a las
necesidades reales de sus hermanos y súbditos contando con los diver-
sos consejos, canónicamente establecidos o recomendados, para contri-
buir a un prudente y esclarecido ejercicio de la autoridad en la Iglesia.
En nuestra Diócesis hemos de fomentar particularmente la participa-
ción y responsabilidad de los laicos en al vida eclesial.

2.3. La participación y responsabilidad de los laicos

«Los laicos están llamados todos, como miembros vivos, a contribuir


al crecimiento y santificación incesante de la Iglesia con todas sus fuer-
zas, recibidas por favor del Creador y gracia del Redentor»5. El sacra-
mento del bautismo es la puerta que nos introduce en la Iglesia y en todo
su misterio haciéndonos partícipes de la misión de la misma Iglesia. Tam-
bién en el de la comunión, hacia arriba con el Padre y la Santísima Trini-
dad y en horizontal en la Iglesia. Es innegable, ahora, afirmar que los
laicos poseen una identidad propia dentro de la iglesia6.
Y al referirnos a comunión, lo hacemos a colaboración, a corres-
ponsabilidad. Sobre este término no se ha reparado hasta prácticamente
la publicación de la Christifideles Laici (1988) y no con cierta dificultad.
Las dificultades reales de colaboración y corresponsabilidad, reconoci-
das en algún documento del CVII, pueden tener consecuencias muy ne-
gativas para la comunión eclesial. «Los laicos son Iglesia. Los laicos no
sólo pertenecen a la Iglesia sino que son la Iglesia»7.

5
Lumen Gentium, n. 33
6
Audencia General de JPII, 27 de octubre de 1993. Inicio de las catequesis
sobre los laicos.
7
«Cristianos Laicos, Iglesia en el Mundo», CEE, nº 24, citado a su vez a Pío XII
10 Plan Pastoral Diocesano

Los criterios de colaboración y de corresponsabilidad entre sacerdo-


tes y laicos deben ser adoptados en cada circunstancia atendiendo escru-
pulosamente por ambas partes a los principios teológicos que nos permi-
tan tener claro quienes ejercen el sacerdocio común y quienes el ministe-
rial; la diversidad de las funciones ministeriales, la insustituibilidad del
ministerio ordenado; a fin de evitar desviaciones pastorales8. Sobre esta
cuestión, también en nuestra diócesis las conclusiones del Sínodo
Diocesano recordaron que es preciso cambiar la tendencia mayoritaria
de que la misión de la iglesia es tarea exclusiva de eclesiásticos. Es verdad
que históricamente esta idea dominante ha sido alentada por los propios
laicos, en orden a su apatía y su comodidad; pero también es verdad que
los sacerdotes no siempre han asumido la eclesiología de comunión que
mana del CVII principalmente por la que los laicos deben asumir mayor
responsabilidad y participación en las tareas eclesiales. Ahora es el mo-
mento de revisar y cambiar este comportamiento por parte de todos.
La eclesiología de comunión es la idea central y fundamental de los
documentos del Concilio Vaticano II y con anterioridad presente en la
historia de la Iglesia. El gran don de la comunión eclesial está caracteriza-
do por la diversidad, la complementariedad de las vocaciones de cada
uno, las condiciones de vida, ministerios, carismas y responsabilidades9,
en donde cada parte del cuerpo encuentra relación con el otro y ofrece su
propia aportación.
Todos somos conscientes de la necesidad que tenemos como iglesia
de avanzar en la cuestión de la participación y corresponsabilidad de los
laicos. A veces –incluso– estamos convencidos de ello y –algunas otras–
a expresarlo en público.
Eso exige que se trabaje algunas cuestiones concretas, como las cua-
tro siguientes:

1. Dar cauce a la opinión de los laicos.

La participación activa de todos los bautizados es una riqueza al servi-


cio de la propia Iglesia. El diálogo constructivo, el respeto mutuo, la

en su «Discurso a los nuevos cardenales» (20/II/1946) y la Exhort.


Postsinodal «Christifideles Laici», n. 9.
8
Estos principios teológicos y el peligro de no contemplarlos y distintas cuestio-
nes prácticas son ampliamente tratados en el documento «Instrucción so-
bre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos en el
sagrado ministerio de los sacerdotes», de varios Consejos Pontificios y apro-
bado por Juan Pablo II el 13 de agosto de 1997.
Curso 2008-2009 11

escucha de todos10… son dones de Dios mismo que nos invitan a reflexio-
nar juntos y a abrirnos al soplo vivificador del Espíritu Santo que nos
renueva a todos11.

2. Promover mayor participación concreta activa y responsa-


ble en los organismos diocesanos.

- La participación eclesial es comunión con Cristo, a modo de la vid


y los sarmientos. Cualquier concreción de la participación brota
de esto. Y nos exige que todos los creyentes alcancemos más ma-
durez en la fe.

- La Iglesia, fundada por Cristo, es un grupo humano que cambia y


funciona en la medida que lo hacen sus miembros; especialmente
en una sociedad actual que necesita urgentemente el anuncio del
Evangelio con todos sus medios, con todas las manos y de la forma
más eficaz que entre todos podamos aportar.

- La misma tarea de la Iglesia exige, aún más en nuestro tiempo, dar


más y mayores competencias y responsabilidades a los laicos en
aquellas tareas previstas para ellos. Es contar con su inestimable
opinión y colaboración, con su trabajo técnico competente, con
sus medios, su tiempo, su experiencia, sus cualidades y su disponi-
bilidad.

3. Fomentar la participación en los Consejos Pastorales

- Los Consejos Pastorales son «signos vivos de comunión eclesial, ex-


presan de modo orgánico en la Iglesia particular la corresponsabilidad
de todos los bautizados, con sus dones y carismas, en la vida y misión
de la Iglesia universal»12. Su constitución, composición y funciona-
miento, encaminadas a la evangelización, tienen que reflejar la reali-
dad de los miembros del Pueblo de Dios, dando participación con su
consulta, consejo y competencias tanto a los sacerdotes, como a los
consagrados y, especialmente, a los fieles cristianos laicos.

9
Christifideles Laici, n. 20
10
CIC n. 212
11
Apostolicam Actuositatem,n. 25
12
XXV Sínodo Diocesano, n. 33
12 Plan Pastoral Diocesano

- La participación de los laicos en los órganos eclesiales en los que la


Iglesia tiene prevista es fundamental para la comunión y necesaria
para fortalecer, avivar, animar y hacer más eficaces esos Consejos.
Con una mayor presencia laical, la Iglesia crece espiritualmente y
pastoralmente animando la vida de las comunidades, sus acciones,
sus proyectos y potenciando la corresponsabilidad en la Iglesia13.
En ocasiones esto se hace con generosidad, amor a la Iglesia, en
medio de situaciones familiares, económicas y laborales difíciles.

4. Favorecer la comunión entre los movimientos

- La comunión eclesial tiene un hondo significado teológico que debe


ser asumido de forma especial entre los miembros de los movimien-
tos apostólicos, grupos de seglares, hermandades, cofradías y otras
formas de asociación. Asumir la esencia teológica de la comunión no
puede limitarse a una pequeña coordinación (en muchas ocasiones
inexistente), que se produce en muy pocos momentos del año pasto-
ral. Ni tampoco limitarse a participar en un encuentro donde no se
produce un diálogo enriquecedor y en donde se puedan expresar las
opiniones de cada uno, en plena fidelidad a la Iglesia.

- Por otro lado, es excesivamente frecuente que los miembros de los


movimientos caigan en el individualismo, en la autocomplacencia,
en pensar «lo importante» que es lo propio y no pensar en lo bueno
que también tienen los demás. Eso nos lleva a un injustificable
protagonismo, a una falta de fraternidad y colaboración que choca
de frente con la verdadera comunión eclesial.

- Quizás es el momento de que cualquier miembro de un grupo pue-


da participar de otro, sin que eso esté mal visto por unos y por otros.
Quizás es el momento de propiciar lugares de encuentro comunes a
todos los laicos, centrados en todo aquello (y es muchísimo) que nos
une y no en lo singular de cada uno. La presencia de los cristianos en
la vida pública, en los ámbitos que son propios de los laicos14. En defi-
nitiva, es subordinar el carisma propio por el Carisma, el Amor, con
mayúsculas, presidido por una caridad recíproca.

13
Christifideles Laici, n. 32
14
Homilía de Juan Pablo II en Toledo, el 4 de noviembre 1982 (ver en
www.elpapaentoledo.es)
Curso 2008-2009 13

3. OBJETIVOS CONCRETOS

Este gran objetivo para el presente curso se realiza en tres objetivos


concretos:

1. Trabajar juntos en la diócesis desde los distintos carismas en


orden a la evangelización, desde las parroquias, arciprestazgos y mo-
vimientos.
2. Fomentar la comunión de fe, moral y valores cristianos y fami-
liares.
3. Acoger el Magisterio eclesial como fuente de comunión con res-
peto a todos los carismas y movimientos de Iglesia.

3.1 Trabajar juntos en la Diócesis, desde los distintos


carismas, en orden a la evangelización, desde las
parroquias, arciprestazgos y movimientos.

Como se ha presentado al comentar el Objetivo General el objetivo de


revitalizar nuestras instituciones diocesanas mediante el ejercicio de la
comunión se encamina a capacitarlas cada vez más adecuadamente para
la urgente tarea de la evangelización.
Nuestras divisiones y banderías son un escándalo que estorba la obra
de la evangelización, nuestros individualismos e indisciplinas frenan la
eficacia de nuestros esfuerzos por contagiar la fe. Y hoy nos apremia el
reto de evangelizar y contrarrestar al creciente laicismo y el audaz pro-
selitismo de las sectas evangélicas, de los grupos orientalistas y del Islám.
El no aunar esfuerzos y no ofrecer una imagen de verdadera y firme
unidad constituye una gravísima responsabilidad moral en las presentes
circunstancias y todo el trabajo de este curso busca corregir y evitar
estas derivas.
Igualmente hemos de entender que la concreta jurisdicción sobre una
parcela del pueblo de Dios no exonera, sino que exige un ejercicio que
mire siempre el bien de todo el Pueblo de Dios y que se realiza en comu-
nión, dentro de un presbiterio diocesano, bajo la autoridad del Papa.
Hemos de evitar la tentación del individualismo como recordaba
Benedicto XVI en Sydney (Australia)15.

15
Vigilia con jóvenes durante la XXIII Jornada Mundial de la Juventud. 19 de
julio de 2008
14 Plan Pastoral Diocesano

A su vez, en ámbitos más cercanos, este modo de aparentar las


comunidades pasa por una estrecha colaboración de las parroquias,
aglutinadas por arciprestazgos en cada diócesis, y de las Diócesis
agrupadas, en cada caso, en Provincias Eclesiásticas y Conferencias
Episcopales.
Nadie tiene derecho a regir su parcela del pueblo de Dios ni Obispos, ni
Párrocos, ni consiliario como si de una isla o feudo se tratase, toda juris-
dicción eclesial es limitada, así queda más claro su carácter ministerial,
«somos administradores, no dueños».
Ninguna parcela del Pueblo de Dios es un absoluto, ni una Parroquia,
ni un Arciprestazgo, ni un Movimiento o Asociación. Nadie es por sí solo
«la Iglesia», todos han de evitar pretender ser la medida de lo eclesial. La
espiritualidad de comunión de la que nos habló Juan Pablo II16 exige
saber amar y reconocer el valor eclesial de lo que Dios nos da en los
otros, en los diferentes a nosotros.
Los proyectos y propuestas pastorales ligados a este objetivo buscan
conseguir estos fines en orden a una mejor y más eficaz tarea evan-
gelizadora de toda nuestra comunidad diocesana.

3.2 Fomentar la comunión de fe, moral y valores cristianos


a nivel diocesano, familiar y personal.

Este objetivo nos lleva a fomentar cuanto edifica la comunión, empe-


zando por la VIDA LITÚRGICA DE NUESTRAS COMUNIDADES, la unidad
de criterio y de materiales y procesos catequéticos en la INICIACIÓN
CRISTIANA y en la FORMACIÓN PERMANENTE de cuantos integran la
comunidad.
Esto nos llevará al cuidado de la Liturgia del que hemos hablado al
anunciar el Objetivo General de este curso, a dar a conocer, explicar a
fondo, e implantar paulatinamente, cuando sea definitivamente aproba-
do, el Directorio de Iniciación Cristiana, que venimos trabajando
desde el curso 2006/2007, y fomentar la formación en la Moral y
Doctrina Social de la Iglesia, tal y como hemos comenzado en el pa-
sado curso, insistiendo en la unidad de criterios en torno a los acuciantes
y complejos temas de la bioética, de la educación y en general todos los
de mayor actualidad e incidencia social.

16
Novo Millenio Ineunte, n. 43
Curso 2008-2009 15

3.3 Acoger el Magisterio y la Disciplina eclesiales como fuente


de comunión entre carismas y movimientos eclesiales.

Para ello hemos de potenciar al máximo, desde el respeto a los Estatu-


tos propios de cada asociación o movimiento eclesial, una verdadera
acción eclesial conjunta y organizada en la que todos participan y
se involucran desde sus aspectos específicos y carismáticos propios en
torno a los Organismos de Consejo y los Planes Pastorales Diocesanos.
Esto es posible en la medida en que nuestras comunidades, asociacio-
nes y movimientos tienen un profundo sentido de eclesialidad que hemos
de conservar alentar y acrecentar constantemente.
Para ello conviene favorecer iniciativas de formación y diálogo que
agrupen anualmente a todos los grupos en torno a la Doctrina, Disciplina
y Espiritualidad eclesiales comunes a todos y de interés y necesidad para
todos y cada uno (ver punto 7, Propuestas pastorales).
Del mismo modo hemos de revisar y potenciar los organismos de Con-
sejo que aglutinan a todos en la programación y revisión de la acción
pastoral de la Diócesis, principalmente el Consejo Diocesano de Laicos, el
Consejo Pastoral Diocesano y los Consejos de Pastoral Parroquiales y
Arciprestales que se han de ir creando.
Igualmente no se pueden olvidar los imperados Consejos de Econo-
mía17 que han de fomentar, entre otras cosas, una economía eclesial pro-
fundamente solidaria y al servicio de la Misión de la Iglesia.
No podremos olvidar, en este sentido, los encuentros festivos (inicio
y fin del curso Pastoral) o las eventuales concentraciones o peregrinacio-
nes diocesanas que han de servir para hacer entre todos de la comunión
una realidad cotidiana y tangible.
En este sentido un instrumento básico de comunión será el CALENDA-
RIO PASTORAL DIOCESANO que se ofrecerá al inicio de cada curso pas-
toral y que ha de ayudar a animar y priorizar las acciones comunes
sobre las programaciones propias de grupos, arciprestazgos y parroquias.
También en el contexto de este objetivo concreto hemos de aclarar que
cuando la Diócesis prioriza o potencia la llamada ACCIÓN CATÓLICA sobre
otros grupos o asociaciones no lo hace ni por favoritismo ni para limitar o
entorpecer el desarrollo de otros grupos o asociaciones, ni para fomentar
una competencia entre ellas, sino por el carácter que esta peculiar asocia-
ción eclesial tiene de cooperar con los Pastores de la Iglesia para conseguir
esta relación y coordinación de todo el Apostolado Seglar.

17
CIC 492 y ss, 537, 1280 y otros
16 Plan Pastoral Diocesano

Finalmente nos permitimos insistir en la importancia que este valor


de la comunión y todo lo expuesto en este objetivo tiene en la PASTORAL
JUVENIL que requiere una sensibilidad eclesial exquisita.
No obstante siempre hemos de recordar, en este terreno especialmente,
que acción conjunta y coordinación, como instrumentos al servicio de la
comunión no se tiene que traducir en pastoral de mínimos o rebajas en la
exigencia espiritual, de conversión y de apostolado para los adolescentes y
jóvenes. Respetando la prudente gradualidad la pastoral juvenil, para serlo,
ha de ser pastoral de exigencia de lucha, de esfuerzo conjuntado y solidario.
Tanto el personalismo de consiliarios o monitores, como las rebajas de la
exigencia cristiana carcomen la pastoral juvenil y su carácter eclesial.

4. PROYECTOS

4. 1. Enmarcados en el objetivo 1º

a) Preparar en las Parroquias, Colegios, Asociaciones y Familiar la


Consagración Diocesana al Corazón de Cristo, que se hará en la
Solemnidad de Cristo Rey de este año 2008 (23 de noviembre). Aprove-
chando el material diocesano que se presentará bajo el título general,
«una Diócesis con un solo corazón, el de Cristo».
b) Preparar y celebrar con especial insistencia la campaña y el día de
la Iglesia Diocesana, insistiendo en el sentido de la Diócesis y en la
necesidad de comprometernos todos a su sostenimiento económico.
c) Cuidar de manera particular el funcionamiento pastoral de los
Arciprestazgos, sus retiros, reuniones de formación y reuniones
pastorales, así como la realización obligatoriamente conjunta de alguna
áreas de la pastoral de las parroquias que los componen (singularmente,
juventud, vocaciones y educación en la fe).
d) Priorizar las grandes acciones y encuentros de la pastoral
diocesana sobre otras acciones eclesiales, invitando a participar a sa-
cerdotes y fieles. Cuiden los sacerdotes su participación en las jornadas
de formación del Clero, en la Misa Crismal, la fiesta de San Juan
de Avila y particularmente en las tandas de Ejercicios organizadas
desde la Delegación del Clero y su Vicario.

4.2. Enmarcado en el objetivo 2º

a) Preparar unos materiales sobre San Pablo Maestro de Comunión


tanto para realizar una «lectio divina» de los escritos paulinos como otros
Curso 2008-2009 17

para ofrecer a las parroquias y comunidades desde el grupo de profesores de


Sagrada Escritura de nuestro Instituto Teológico y Escuela Superior de Cien-
cias Religiosas para ofrecer a todas las comunidades de la Diócesis.
b) Organizar desde la Delegación de Apostolado Seglar unos encuen-
tros/cursos (2 ó 3) a lo largo del año sobre cuestiones candentes de
moral, especialmente en torno a los temas de la vida, la educación y la
bioética. Para ello se contará con la ayuda de nuestro Instituto Teológico.
c) El Secretariado de Liturgia seguirá ofreciendo materiales para me-
jorar la celebración del Domingo y organizará algún encuentro de
equipos de Animación Litúrgica.

4.3. Enmarcados en el objetivo 3º

a) Se ofrecerá al Comienzo del Curso (octubre) un CALENDARIO


DIOCESANO desde la Secretaría General del Arzobispado que ha de ayu-
dar a priorizar y jerarquizar las programaciones de Arciprestazgos, Pa-
rroquias, Grupos y Asociaciones.
b) En diversas zonas de la Diócesis se presentará este Plan Pastoral a los
sacerdotes que habrán de presentarlo en sus Parroquias en octubre en el
marco de Asambleas Parroquiales y/o Consejos Pastorales Parroquiales.
c) Se revisará el funcionamiento de los diversos Consejos Diocesanos
y se procederá a impulsar la implantación de Consejos de Economía (obli-
gatorios) y Consejos Pastorales en las Parroquias y Arciprestazgos (acon-
sejables), a lo largo del curso con especial incidencia en el tiempo tras
Navidad y en el final del Curso Pastoral.

5. PROPUESTAS PASTORALES

(Todas las propuestas están enumeradas con el infinitivo del verbo, para
determinar claramente qué es lo que hay que hace. Se indica quién
debe llevarlo a cabo)

De carácter diocesano:

 Organizar una Jornada de Estudio sobre el 20 aniversario de la exhor-


tación «Christifideles Laici»18, que incluya una mesa redonda y una

18
La exhortación apostólica post-sinodal «Christifideles Laici» (Los fieles lai-
cos) fue firmada por S.S. Juan Pablo II el 30 de diciembre de 1988.
18 Plan Pastoral Diocesano

celebración eucarística. Encargándose el Consejo Diocesano de Lai-


cos, en colaboración con el Instituto Teológico San Ildefonso.

 Editar un cuaderno-dosier de carácter práctico que ayude a la constitu-


ción, puesta en marcha y funcionamiento de los Consejos Pastorales, que
incluya referencias teológicas, del magisterio eclesial y documentos (mo-
delos de estatutos, bibliografía, normas de carácter diocesa-no…) que
ayuden a ello. Encargándose el Consejo Diocesano de Laicos.

 Publicar el Calendario Diocesano con las fechas de las actividades y


momentos de carácter diocesano. Presentarlo en el Consejo Pastoral
Diocesano y publicarlo en «Padre Nuestro» y en la web de la archi-
diócesis. Encargándose la Vicaría General.

 Renovar el Consejo Diocesano de Laicos, constituido en 2004 por los


siguientes 5 años. Encargándose al Equipo de Gobierno con el Consejo
Diocesano de Laicos.

 Impulsar para fortalecer el resto de órganos diocesanos, en la medida


y ritmo que cada uno de ellos requiera: Consejo Presbiteral, Consejo
de Vida Consagrada, Colegio de Arciprestes, Comisión Episcopal de
Pastoral… Encargándose a la Vicaría General.

 Invitar a toda la comunidad diocesana a participar en la Misa Crismal del


Martes Santo, como gesto de comunión. Encargándose la Vicaría Gene-
ral.

 Elaborar un plan para la integración de los seminaristas en la vida


diocesana y sus comunidades. Encargándose los Seminarios
Diocesanos.

De carácter arciprestal:

Solicitar a todos los arciprestes la creación de los Consejos Pastorales


en su ámbito, de forma que:

 En donde no exista, se den pasos para redactar los estatutos, que sean
aprobados lo antes posible y se celebre la reunión constitutiva del
Consejo.

 En aquellos arciprestazgos que hayan dado algún paso (se hayan re-
Curso 2008-2009 19

dactado estatutos y no estén aprobados, se hayan estudiado y no es-


tén redactados, se hayan presentado y no estén aprobados…), que se
intensifique la labor para completar el proceso.

 En donde estén aprobados y no funcione el Consejo, que se renueve y


sea el órgano eclesial y de comunión que la Iglesia pide y necesita19.

De carácter parroquial:

Solicitar a todos los párrocos la creación de los Consejos Pastorales en


su ámbito, de forma que:

 En donde no exista, se den pasos para redactar los estatutos, que sean
aprobados lo antes posible y se celebre la reunión constitutiva del
Consejo.

 En aquellos arciprestazgos que hayan dado algún paso (se hayan re-
dactado estatutos y no estén aprobados, se hayan estudiado y no es-
tén redactados, se hayan presentado y no estén aprobados…), que se
intensifique la labor para completar el proceso.

 En donde estén aprobados y no funcione el Consejo, que se renueve y


sea el órgano eclesial y de comunión que la Iglesia pide y necesita.

Para los movimientos apostólicos:

 Impulsar acciones concretas que ayuden a los movimientos a cono-


cerse y quererse, fomentando así la comunión entre los mismos y ayu-
de a evitar recelos y estereotipos de unos sobre otros, no en la unifor-
midad, sino en la diversidad y pluralidad enriquecedora. Encargándo-
se la Delegación Diocesana de Apostolado Seglar con los movimien-
tos apostólicos.

 Organizar unas jornadas para profundizar y conocer mejor la espiri-


tualidad propia del laicado. Asegurar que todos los movimientos par-
ticipen en la misma y encaminada a fomentar la vocación específica y
propia de presencia cristiana en la vida pública. Encargándose la Dele-
gación Diocesana de Apostolado Seglar.

19
CIC nº 536 § 1, ChL nº 26, XXV Sínodo Diocesano n. 1048 y 1053, etc.
20 Plan Pastoral Diocesano

 Poner en marcha el Colegio de Consiliarios, insustituible y necesario


para una importante labor de acompañamiento y de comunión entre
sacerdotes y laicos. Encargándose la Vicaría Episcopal del Clero y la
Delegación Diocesana de Apostolado Seglar.

6. OTRAS SUGERENCIAS PASTORALES

1 . Impulsar la Eucaristía dominical como expresión de la comunión


parroquial.
2. Orientaciones para que las parroquias se abran al dinamismo de los
movimientos y a que éstos potencien la vida parroquial.
2. Proseguir la renovación de los Estatutos de las Cofradías y Her-
mandades.
3. Promover y alentar la presencia de los laicos en la vida social y
pública. También su participación activa y responsable en la vida de la
Iglesia.
4. Cuidar los ámbitos pastorales de comunión: arciprestazgo y vicaría.
Celebrar el día del arciprestazgo.
5 . Día de la Parroquia. Posibilidad de celebración de asambleas pa-
rro-quiales.
6. Celebración Solemne de Pentecostés.
Curso 2008-2009 21
22 Plan Pastoral Diocesano

También podría gustarte