Metabolismo de Fármacos
Metabolismo de Fármacos
Metabolismo de Fármacos
Metabolismo= Transformación de fármacos en sustancias más polares que se puedan excretar con
mayor facilidad. Volverlos polares para evitar que sean reabsorbidos.
Es la modificación de la estructura química de los fármacos por la acción de distintas enzimas. Este
proceso de metabolismo hace que el fármaco ya no sea fármaco porque se convierte en un
metabolito y de esta manera desaparece el efecto del fármaco en el organismo. Pero esta
sustancia química va a permanecer en el organismo y a lo mejor va a seguir metabolizándose.
Los emuntorios son aquellos órganos y tejidos por los cuales el organismo expulsa al exterior lo
que le resulta tóxico. La Naturopatía destaca la importancia de 5 emuntorios: la piel (sudor), el
hígado (bilis), el riñón (orina), los intestinos (heces) y el pulmón (monóxido de carbono).
La metabolización se produce en los tejidos activos que son aquellos capaces de modificar
estructuras químicas. ¿Para qué? Hay que recordar que los fármacos para que se absorban y se
distribuyan tienen que ser liposolubles; pero si son liposolubles nunca van a salir del organismo y
van a seguir funcionando, entonces para que puedan terminan su acción tienen que transformarse
en hidrosolubles y así no podrán atravesar la membrana.
La velocidad del metabolismo de los fármacos no es igual en todos los individuos. En algunos, el
metabolismo puede ser tan rápido como para impedir que se alcancen concentraciones
sanguíneas y tisulares terapéuticamente eficaces; en otros puede ser muy lento, con lo cual dosis
normales pueden provocar efectos tóxicos. La velocidad del metabolismo de los fármacos en los
distintos individuos depende de factores genéticos, enfermedades concomitantes (especialmente
las enfermedades hepáticas crónicas y la insuficiencia cardíaca avanzada) e interacciones
farmacológicas (sobre todo las que implican inducción o inhibición del metabolismo).
Los transportadores hepáticos de fármacos están presentes en todas las células del parénquima
hepático y afectan el manejo, el metabolismo y la eliminación del fármaco por parte del hígado
(para una revisión, véase [1, 2]). Los dos tipos principales de transportadores son los de influjo,
que translocan las moléculas al interior del hígado, y los de eflujo, que median la excreción de
fármacos en la sangre o la bilis. Los polimorfismos genéticos pueden afectar de manera variable la
expresión y la función de los transportadores hepáticos de fármacos para alterar potencialmente
la susceptibilidad del paciente a los efectos adversos de los fármacos y a desarrollar una lesión
hepática inducida por fármacos. Por ejemplo, los portadores de ciertos genotipos de
transportadores exhiben niveles sanguíneos elevados de estatinas y son más susceptibles a la
miopatía inducida por estatinas cuando estos fármacos se usan para el tratamiento de la
hipercolesterolemia (1, 2).
Frecuencia
La velocidad del metabolismo de casi todos los fármacos a través de cualquier vía tiene un límite
máximo (limitación de la capacidad). Sin embargo, a las concentraciones terapéuticas de la
mayoría de los fármacos, sólo se encuentra ocupada una pequeña fracción de los sitios
metabólicos enzimáticos, por lo que la velocidad del metabolismo aumenta al hacerlo la
concentración del fármaco. En esta situación, se dice que nos encontramos ante una eliminación
(o cinética) de primer orden, y en ella la velocidad del metabolismo del fármaco es una fracción
constante de éste que permanece en el organismo (es decir, el fármaco presenta una semivida
específica).
Por ejemplo, si en el instante cero el organismo contiene 500 mg del fármaco, transcurrida 1 hora
y en virtud del metabolismo podrían quedar sólo 250 mg, y transcurridas dos horas, 125 mg (por lo
que la semivida sería 1 hora). Sin embargo, cuando se encuentran ocupados la mayor parte de los
centros enzimáticos, el metabolismo se produce a su velocidad máxima, y esta última no se
modifica en proporción a la concentración del fármaco; en su lugar, se metaboliza una cantidad
fija de fármaco por unidad de tiempo (cinética de orden cero). En este caso, si en el instante cero
el organismo contiene 500 mg del fármaco, esta cantidad puede haberse reducido a 450 mg
transcurrida una hora, y a 400 mg transcurridas dos horas (lo que indica una eliminación máxima
de 50 mg/h, sin que exista una semivida concreta). Al ir aumentando la concentración de fármaco,
el metabolismo evoluciona de una cinética de orden uno a una de orden cero.
Con el envejecimiento, la capacidad metabólica del hígado a través del citocromo P-450 se reduce
en ≥ 30% debido a la disminución del tamaño y del flujo sanguíneo de este órgano. Por ello, en las
personas de edad avanzada los fármacos que se metabolizan a través de esta vía alcanzan
mayores concentraciones y presentan semividas más largas.
Los neonatos también tienen problemas para metabolizar muchos fármacos, ya que sus sistemas
enzimáticos microsomales hepáticos no están plenamente desarrollados.
El resultado será:
Inducción: mayor velocidad, menos tiempo.
Inhibición: menor velocidad, mayor tiempo.
Inductores enzimáticos: son fármacos o sustancias que aumentan la actividad metabolizante. Esta
inducción se lleva a cabo fundamentalmente en el hígado, pero puede desarrollarse en otros
sistemas. La mayoría de las veces las sustancias se comportan como inductores de su propio
metabolismo, esto puede llevar a fenómenos de tolerancia. Un inductor puede afectar a una o
varias formas de citocromo P450. Las consecuencias clínicas de la inducción enzimática son
variadas, si el metabolismo da lugar a metabolitos inactivos, la inducción origina una disminución
de la intensidad o la duración del efecto del fármaco, si se suprime el inductor de forma brusca, en
estos casos, se puede producir toxicidad. Si el metabolito es la forma activa del fármaco, la
inducción puede provocar un aumento de la actividad y si el metabolito es tóxico la inducción
aumenta la toxicidad.
Existe la posibilidad de tratar con inductores enfermedades causadas por inmadurez del sistema
microsomial hepático.
Por último, conviene señalar, que algunos contaminantes ambientales, sustancias presentes en la
dieta y ciertos productos químicos son inductores enzimáticos importantes. El alcohol es un
inductor importante.
Entonces, cuando hay inducción de enzimas, aumenta el metabolismo. Por ejemplo una
persona que ha estado tomando triazolam por un tiempo y se le comienza a administrar
rifampicina (fármaco que se metaboliza por la misma CYP) , que es un gran inductor
enzimático, a los 3 días de uso ya hay una inducción. El metabolismo del triazolam
aumenta y los niveles sanguíneos no cambian por lo que no hay efecto.
Otros fármacos inductores: nicotina, alcohol (siempre que no haya daño hepático, ya que
si lo hay no hay inducción de enzimas).