Texto de Teología de La Gracia - 2021 (AB - FF)
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GRACIA
b. Contenidos:
Unidad 1: introducción
4.1. Planteo histórico. Visión patrística. Tomás de Aquino. Cayetano, Bayo. Neoescolástica. De
Lubac. Pío XII y la Humanis Generis. Juan Alfaro. K. Rahner
4.2. Recepción de la novedad en la teología de la segunda mitad del siglo XX. Del Indivise al
inconfuse: reformulación de los términos de la solución en clave pneumatológica y trinitaria.
5.1. La clave litúrgica de la vida nueva. La eucaristía como fuente y culmen de la antropología
pascual.
5.2. Por Cristo, con Él y en Él: Yo hago nuevas todas las cosas (Ap 21,5).
5.2.1. Dimensión encarnada e histórica y carácter mediado de la gracia: estructura básica
de la mediación. Cristo sacramento primordial, iglesia y sacramentos. ¿Cómo actúa la
gracia en el mundo? Profetismo y signos de los tiempos.
5.2.2. Participación del hombre en la pascua: humanización, divinización, cristificación,
socialización, individuación, personalización.
5.2.3. Fraternidad como categoría teológica.
Bibliografía
Manuales y tratados
1. J. AUER, El evangelio de la Gracia, Herder, Barcelona 1975.
2. J. A. SAYES, La gracia de Cristo, BAC, Madrid 1993.
3. H. RONDET, La gracia de Cristo, Ed. Estela, Barcelona 1966.
4. CH. BAUMGARTNER, La gracia de Cristo, Herder, Barcelona 1968.
5. J. RUIZ DE LA PEÑA, El don de Dios, Sal Terrae, Santander 1991.
6. , Creación, gracia, salvación, Sal Terrae, Santander 1993.
7. L. LADARIA, Teología del pecado original y de la gracia, BAC, Madrid 1993.
8. A. GANOCZY, De su plenitud todos hemos recibido, Herder, Barcelona 1991.
9. J. I. GONZÁLEZ FAUS, Proyecto de hermano, Visión creyente del hombre, Sal Terrae, Santander,
1987.
10. B. J. HILBERATH, Doctrina de la Gracia en T. SCHNEIDER (dir.) Manual de teología dogmática,
Herder, Barcelona, 2005, 619-664.
11. G. MÜLLER, Dogmática, teoría y práctica de la teología, Herder, Barcelona, 1998, 787- 830.
12. P. FERNÁNDEZ CASTELAO, "Antropología teológica" en A. CORDOVILLA PÉREZ (ED.), La lógica de
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2013.
13. K. H. MENKE, Teología de la gracia - El criterio de ser cristiano, Sígueme, Salamanca, 2006.
14. J. L. LORDA, La Gracia de Dios, Ediciones Palabra, Madrid, 2004.
15. MEIS W., A, Antropología Teológica. Acercamientos a la paradoja del hombre, Ediciones
Universidad Católica, Santiago de Chile, 2013.
Dimensión trinitaria
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22. E. CAMBÓN, La Trinidad. Modelo social, Ciudad Nueva, Madrid 2000.
23. ----------, Vivir la Trinidad, Pistas para una nueva sociedad, Ciudad Nueva, Buenos Aires 1998.
24. G. PHILIPS, Inhabitación trinitaria y gracia, Secretariado trinitario, Salamanca, 1980.
25. P. CODA, El agape como gracia y libertad. En la raíz de la teología y la praxis de los cristianos,
Ciudad Nueva, Madrid, 1996.
Divinización
26. P. LÓPEZ DE MENESES, Theosis. La doctrina de la divinización en las tradiciones cristianas.
Fundamentos para una teología ecuménica de la gracia, Eunsa, Navarra 2001.
Dimensión psicológica
27. J. GARRIDO, Núcleos del mensaje cristiano, Ed. Franciscana Aranzazu, Burgos 1978.
28. ----------, Proceso humano y gracia de Dios, Sal Terrae, Santander, 1996.
Místicos contemporáneos
32. D. BONHOEFFER, El precio de la gracia. El seguimiento. Sígueme, Salamanca, 2007.
33. C. LEBRETON, El soplo del don, Monte Carmelo, 2003.
34. S. WEIL, La gravedad y la gracia, Trotta, Madrid 19942.
Queremos hablar sobre nuestra amistad con Dios y sobre todo lo que esa amistad implica: cada puerta
que se abre cuando aceptamos el amor que Dios nos ofrece, todo lo que se ilumina, todo lo que se renueva
cuando crecemos en esa amistad. Pero nos preguntamos ahora por qué esa vida nueva en amistad con Dios
se llama "gracia".
Si bien algunos autores destacan los límites del uso de esta palabra, hasta proponer eliminarla del
lenguaje teológico', no parece posible sustituirla por otra más adecuada.
Al explorar los sentidos de esa expresión encontramos que está marcada desde su raíz por la idea de
una belleza desbordante y gratuita.
Se trata del término griego "járis", que aparece en el Nuevo Testamento, y que nosotros traducimos
con la palabra "gracia". Pero en realidad, esa expresión del NT es heredera de una gran riqueza de las
tradiciones judías y griegas.
1.1. Riqueza de significados del término gracia1
En el lenguaje profano, sea en griego, sea en latín, y también en su equivalente en diversas lenguas
modernas, la palabra "járis" (gratia) tiene un gran número de acepciones. Pero estas se reducen a cuatro, que
derivan las unas de las otras con una lógica rigurosa, aunque con un tránsito casi insensible que hace a veces
difícil la distinción.
1.1.1 La belleza. Es una cualidad que produce alegría: gracia, encanto, amabilidad. Este sentido se
aplica a las personas y a las cosas. Tanto en griego como en latín, se habla de la gracia del cuerpo, del
espíritu, del porte o del aspecto, del lenguaje. Esta acepción constituye el sentido original, radical, de la
palabra, del cual fueron derivando los otros. Es sumamente importante advertir que éste es el sentido
originario y estructurante del término.
Pero habría que precisar que "gracia" no es estrictamente un sinónimo de belleza. Gracioso es más que
bello (es imprescindible ver en nota 9 las acepciones 3 y 4 de la RAE), porque la gracia añade un don
gratuito de sí. Una mujer bella es graciosa cuando hay en ella un don de sí que permite que su encanto pueda
ser gozado por otro. Tiene gracia cuando no se encierra en sí misma y se da generosamente.
Podríamos decir que gracia es belleza, pero sólo cuando esta belleza incluye tres notas: el don, la
abundancia, la generosidad (nunca la belleza que se vende o que se ostenta con frío orgullo). La existencia
de la palabra gracia indica entonces que no todo lo bello tiene que ser comprado. Hay lugar para la belleza
del amor gratuito, generoso, que se dona sin medida. De hecho lo más grande y lo más bello, la amistad con
Dios, no puede ser pagado, sino que ha de ser recibido con pura gratitud y ternura como don, como obsequio
libre, generoso y desbordante
En las lenguas modernas también puede ser asociada a la seducción amorosa, porque es un llamamiento
al encuentro y a la comunicación. Esto implica que los seres no están encerrados en aquello que los aísla o
separa unos de otros, con sus derechos contabilizados, sino que hay comunicación, apertura, un dar gratis
que logra una verdadera comunión entre las personas.
De esta acepción de "belleza que se comunica" se derivan otros sentidos semejantes: el buen humor
que contagia una persona "graciosa", y la noción de "gratificante": algo que hace bien, que comunica expe-
riencias bellas, que restaura con su hermosura.
1.1.2 La aceptación del otro. Este segundo sentido deriva del primero. Del encanto objetivo que se da
en una persona o cosa, se pasa fácilmente a la disposición subjetiva correspondiente de quien valora y goza
esa belleza. Al encanto corresponde la aceptación, la benevolencia, el reconocimiento favorable de quien
aprecia ese encanto y quiere responder a él con generosidad. Suele indicarse que este favor tiene dos
fórmulas principales, ya que se puede referir tanto al que lo recibe como al que lo da; la fórmula pasiva:
encontrar favor, obtener el favor, encontrar gracia, ser agraciado, etc.; la fórmula activa: dar el favor a otro,
otorgar gracia a alguno, ser favorable a alguien, etc. Pero hay que tener en cuenta que lo específico de este
sentido es la reacción interior de quien descubre una belleza desbordante y generosa: Es cuando se produce
en alguien una aceptación interior de esa persona "graciosa", que halla gracia a los propios ojos, que "me
cae en gracia". Este sentido aparece en la Escritura con el sentido religioso de "hallar gracia a los ojos de
1
Cf. V.M. FERNÁNDEZ, La gracia y la vida entera. Dimensiones de la amistad con Dios. Herder, Barcelona, 2004.
2
Cf. L. LORDA, La Gracia de Dios, Ediciones Palabra, Madrid, 2004, 34-40.
3
A. GANOCZY; De su plenitud todos hemos recibido, La doctrina de la gracia, Herder, Barcelona, 1991, 23-46.
4
J. L. RUIZ DE LA PEÑA, El don de Dios. Antropología teológica especial, Sal Terrae, Santander, 19912, 233-248.
5
Conf. A. GANOCZY, “Teología paulina de la Gracia” en ID., De su plenitud todos hemos recibido: la doctrina de la
gracia, Barcelona, Herder, 1991.
6
Cf. J.L. RUIZ DE LA PEÑA, El Don de Dios. Antropología teológica especial, Sal Terrae, Santander, 1992, 267-268.
7
A. GANOCZY, De su plenitud todos hemos recibido. La doctrina de la gracia, Herder, Barcelona, 1991, 115-128.
8
Cf. G. GRESHAKE, Geschenkte Freiheit. Einführung in die Gnadenlehre, Herder, Freiburg im Br., 1992, (trad. it.:
Libertà donata. Introduzione alla dottrina della grazia, Queriniana, Brescia, 2002, 40-41).
9
H. RONDET, La gracia de Cristo, Editorial Estela, Barcelona, 1966, 121-137.
10
J.I. GONZALEZ FAUS, Proyecto de hermano, Sal Terrae, 45 y ss.
11
Tomás sigue una tradición bíblica reflejada claramente en sus comentarios a los textos paulinos, enriquecidos por la
tradición agustiniana. Cf. L. D. MALASPINA, Tota lex Christi pendet a caritate. La ley nueva, hermenéutica definitiva
de la ley natural en la perspectiva de Santo Tomás de Aquino, Buenos Aires, Agape, 2012, 336.
12
“El objetivo principal de esta doctrina sagrada es llevar al conocimiento de Dios, y no sólo como ser, sino también
como principio y fin de las cosas, especialmente delas criaturas racionales”. Seguimos la traducción de SANTO TOMÁS
DE AQUINO, Suma de Teología, Madrid, Edición dirigida por los Regentes de estudios de las Provincias Dominicanas
de España. Tomos I-V, BAC maior. 1988-1994.
13
La muy estudiada cuestión del reditus. Cf. J.-P. TORRELL, Iniciación a Tomás de Aquino: su persona y su obra,
Navarra, EUNSA, 2002, 170. También J. PRADES, Deus specialiter est in sanctis per gratiam. El misterio de la
inhabitación de la Trinidad en los escritos de Santo Tomás, Roma, PUG, 1993, 356.
14
STh, I q .2 prol. “…en nuestro intento de exponer dicha doctrina trataremos lo siguiente: primero, de Dios; segundo,
de la marcha del hombre hacia Dios; tercero, de Cristo, el cual, como hombre, es el camino en nuestra marcha hacia
Dios”. También cf. G. LAFONT, Estructuras y método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, Madrid, Rialp,
1964, 25.
15
Ibíd., 25.
16
Cf. Ibíd., 504.
17
TORRELL, Iniciación a Tomás de Aquino: su persona y su obra, 163. Cf. L. E. BOYLE, The setting of the Summa
theologiae of Saint Thomas, Pontifical Institute of Mediaeval Studies, 1982, 15s. La desconexión entre la dogmática y
la moral es un problema de vieja data, ciertamente vigente también en nuestro tiempo. Cf. L. MELINA - (DIR.), El actuar
moral del hombre: moral especial, Valencia, Edicep, 2001, 41.
18
TORRELL, Iniciación a Tomás de Aquino: su persona y su obra, 135. Subrayado nuestro. Las fechas de redacción de
la Suma constituyen todavía un tema debatido entre los eruditos. Torrell recoge las hipótesis más firmes y concluye
con bastante certeza que la I pars fue redactada en Roma (hasta septiembre de 1268); la I-II se situaría en París durante
el verano de 1270; la II-II hacia diciembre de 1271; la redacción de la III pars habría empezado en París, a finales del
invierno de 1271-1272, y continuado en Nápoles hasta el 6 de diciembre de 1273. Cf. Ibíd., 165. Nos resulta
profundamente significativo el fundado reconocimiento que Torrell realiza de esta motivación pastoral de la redacción
de la Suma.
19
STh, I q. 1, a. 4.
20
LAFONT, Estructuras y método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, 505. Subrayado nuestro.
21
Cf. TORRELL, Iniciación a Tomás de Aquino: su persona y su obra, 176.
22
El artículo de M.-D. CHENU, "Le plan de la somme théologique de S. Thomas", Revue Tomiste 47 (1939) 93-107 es
señalado como el comienzo de la discusión al atribuir un carácter central en la estructura de la Suma al esquema
neoplatónico exitus-reditus, pero sólo después de 1950 se sucedieron los estudios. Cf. TORRELL, Iniciación a Tomás
de Aquino: su persona y su obra, 169; A. HAYEN, San Tommaso e la vita della Chiesa oggi, Editoriale Jaca Book,
1993; Y. M.-J. CONGAR, "Le moment “économique” et le moment “ontologique” dans la Sacra Doctrina. Révélation,
Théologie, Somme Théologique", Mélanges offerts à M.-D. Chenu (1967) 135-187; LAFONT, Estructuras y método en
la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, 3s. O. H. PESCH, Tomás de Aquino: límite y grandeza de una teología
medieval, Barcelona, Herder, 1992, 464. Cf. TORRELL, Iniciación a Tomás de Aquino: su persona y su obra, 170s. G.
CELADA LUENGO O.P., "Introducción a la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino", en: SANTO TOMÁS DE AQUINO,
Suma de Teología I. Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en España, Madrid,
BAC, 3-52, 22s.
23
Cf. S. T. PINCKAERS, Las fuentes de la moral cristiana: su método, su contenido, su historia, Pamplona, EUNSA,
1988, 227; S. T. PINCKAERS, El Evangelio y la moral, Barcelona, EIUNSA, 1992; J.-M. AUBERT, "La morale catholique
est-elle évangélique?", en: YANNARAS CH.-R MEHL-JEAN-MARIE AUBERT, La Loi de la liberté. Evangile et morale,
Paris, Maison Mame, 1972, 119-158; J. L. GONZALEZ-ALIO, "Cristo, la nueva ley", Scripta theologica 28 (1996) 847-
867; MALASPINA, Tota lex Christi pendet a caritate. La ley nueva, hermenéutica definitiva de la ley natural en la
perspectiva de Santo Tomás de Aquino, 312s; 415s.
24
TORRELL, Iniciación a Tomás de Aquino: su persona y su obra, 168. Subrayado nuestro.
25
El término «principios» no se refiere a las verdades fundamentales del orden moral, sino a las realidades que influyen
de alguna manera en el acto humano sin ser principios constitutivos del mismo -los intrínsecos de los que ya se ha
hablado antes-. Son principios extrínsecos a la esencia del acto mismo, pero que tienen influjo en él.
26
STh, I-II, prol. La tesis de Noriega explicita en la ‘crisis averroista’ un motivo externo que obliga al Aquinate a
precisar enormemente en la Suma Teológica, respecto de sus anteriores escritos, su pensamiento acerca del actuar
humano y de la libertad: Cf. J. NORIEGA, “Guiados por el Espíritu”. El Espíritu Santo y el conocimiento moral en
Tomás de Aquino, Roma, PUL-Mursia, 2000, 332s.
27
Cf. LAFONT, Estructuras y método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, 178.
28
G. ABBÀ, Felicidad, vida buena y virtud: ensayo de filosofía moral, Barcelona, EIUNSA, 1992, 107s. Parece
interesante mencionar al menos aquí la diferencia de esta visión auténticamente Tomista, que suele denominarse ‘ética
de la primera persona’, desarrollada en la perspectiva del sujeto agente en su tensión hacia el bien, con aquella otra
más propia de la ética moderna que desde Hobbes y Suárez en adelante se configura como una ‘ética de la tercera
persona’ dirigida a la regulación de los actos desde el punto de vista de un observador neutral -el juez o el confesor-.
Al respecto Cf. L. MELINA - J. NORIEGA - J. J. PÉREZ-SOBA, La plenitud del obrar cristiano: dinámica de la acción y
perspectiva teológica de la moral, Madrid, Palabra, 2001, 51.
29
LAFONT, Estructuras y método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, 284.
30
STh, I-II, q. 90, prol. “Principium autem exterius movens ad bonum est Deus, qui et nos instruit per legem, et iuvat
per gratiam.”
31
MALASPINA, Tota lex Christi pendet a caritate. La ley nueva, hermenéutica definitiva de la ley natural en la
perspectiva de Santo Tomás de Aquino, 42.
32
Cf. LAFONT, Estructuras y método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, 192.
33
Cf. STh I-II, q. 3, a. 5 y 6. Cf. G. IRRAZÁBAL, Teleología y Teleologismo. La función del fin en la argumentación
moral según Servais Pinckaers o.p. y Bruno Schüller s.j., Roma, Pontificia Universidad Gregoriana, 1999,79.
34
Cf. LAFONT, Estructuras y método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, 514.
35
El estudio de los hábitos en la prima secundae se organiza primeramente in genere (qq49-54); y luego in specie
(qq55-89), pero según el tipo: hábitos buenos, que son las virtudes y otras cosas afines a ellas, a saber, los dones,
bienaventuranzas y frutos (qq55-70) y hábitos malos que son los vicios y pecados (qq71-89). También una parte de la
teología del pecado original es desarrollada en este lugar (qq81-83) quedando incorporado así en la reflexión acerca
de los hábitos malos, que son una variante particular de los principios intrínsecos de la acción e implican la negación
del caminar recto y realizador de la persona. El tratamiento de la materia moral abarcará en la secunda secundae, para
cada una de las virtudes, el análisis de los dones correspondientes, los preceptos y los vicios opuestos. De todos modos,
consideramos que la visión tomasiana de la moral, dista mucho de caer en el «hamartiocentrismo». Cf. Ibíd., 229s.
515. Sobre los conceptos de anti-solidaridad y hamartiocentrismo, cf. L. F. LADARIA, Teologia del pecado original y
de la gracia. Antropología teológica especial, Madrid, BAC, 1993, 108. 129.
36
Cf. PRADES, Deus specialiter est in sanctis per gratiam. El misterio de la inhabitación de la Trinidad en los escritos
de Santo Tomás, 359s.
37
Cf. MALASPINA, Tota lex Christi pendet a caritate. La ley nueva, hermenéutica definitiva de la ley natural en la
perspectiva de Santo Tomás de Aquino, 257; J. TONNEAU OP, Saint Thomas d'Aquin. Somme théologique. La loi
nouvelle. 1a-2a , Questions 106-108. Traduction française, notes et appendices, Paris, Cerf, 1999, 235.
38
STh, I-II q. 106, a. 4.
39
Cf. NORIEGA, “Guiados por el Espíritu”. El Espíritu Santo y el conocimiento moral en Tomás de Aquino, 339.
40
Cf. MELINA - (DIR.), El actuar moral del hombre: moral especial, 24. Cf. PINCKAERS, Las fuentes de la moral
cristiana: su método, su contenido, su historia, 291.
41
PESCH, Tomás de Aquino: límite y grandeza de una teología medieval, 462.
42
STh, I-II, q. 6 prol: “de humanis actibus considerare, ut sciamus quibus actibus perveniatur ad beatitudinem, vel
impediatur beatitudinis via”.
43
Cf. S. PINCKAERS, La renovación de la moral, Estella (Navarra), Verbo Divino, 1971, 43. Cf. MALASPINA, Tota lex
Christi pendet a caritate. La ley nueva, hermenéutica definitiva de la ley natural en la perspectiva de Santo Tomás de
Aquino, 383.
44
Cf. NORIEGA, “Guiados por el Espíritu”. El Espíritu Santo y el conocimiento moral en Tomás de Aquino, 341. “De
este modo la felicidad, en la que se concreta el fin de la vida humana entra de lleno en el ordo disciplinae y se convertirá
en el eje central sobre el que construirá su moralis consideratio”.
45
Cf. LAFONT, Estructuras y método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, 275: “esta perspectiva
concuerda con la síntesis del puesto tradicional que corresponde al acto humano en el pensamiento cristiano; como
también representa la interpretación que da Santo Tomás de la tradición griega recibida a través de Nemesio y San
Juan Damasceno”.
46
Cf. Ibíd., 205.
47
Cf. NORIEGA, “Guiados por el Espíritu”. El Espíritu Santo y el conocimiento moral en Tomás de Aquino, 339.
48
STh, I-II q. 106, a. 4.
49
Interpreta Lafont que Santo Tomás tiene como trasfondo en su visión de la moral, el desenvolvimiento de la historia
de la salvación como una educación del pueblo de Dios hacia la libertad cristiana, más aún, como una orientación a la
donación del Espíritu: Cf. LAFONT, Estructuras y método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, 275s. “en
su conjunto la I-II a no puede menos de aparecer como una obra maestra del saber teológico. Lo que más nos llama la
atención es la armonía que logra al conjugar la tradición griega de la libertad con la tradición latina de la gracia”. Para
la particularidad del planteamiento de la Suma en este tema de la libertad como el contexto histórico de su gestación
en la llamada ‘crisis averroísta’ Cf. NORIEGA, “Guiados por el Espíritu”. El Espíritu Santo y el conocimiento moral
en Tomás de Aquino, 332-338.
50
STh, I-II, q. 6 prol: “Porque es necesario llegar a la bienaventuranza mediante algunos actos, debemos estudiar los
actos humanos, para saber con qué actos se llega a la bienaventuranza y cuáles entorpecen su camino”.
51
MALASPINA,L Tota lex Christi pendet a caritate. La ley nueva, hermenéutica definitiva de la ley natural en la
perspectiva de Santo Tomás de Aquino, 238s. Acerca del papel decisivo que ocupa la amistad en el planteamiento
moral de la Suma. Cf. PINCKAERS, La renovación de la moral, 49.
52
Tomás emplea de manera menos consecuente la forma bíblica y agustiniana genitival de «gracia de Dios»
53
“Toda verdad quienquiera que la diga, procede del Espíritu Santo en cuanto infunde en nosotros la luz natural y
nos mueve a entender y expresar la verdad. Pero no toda verdad procede de él en cuanto habita en el alma por la
gracia santificante o nos otorga algún don habitual sobreañadido a la naturaleza".
54
"otra cosa puede ser acto del que carece de caridad, no en cuanto carece de caridad, sino en cuanto tiene un don
de Dios, sea de fe o de esperanza, o incluso algún bien natural, ya que no quedó estragado todo por el pecado."
55
Cf. STh, I-II q. 109 a. 9 ad2m “operatio spiritus sancti qua nos movet et protegit, non circumscribitur per effectum
habitualis doni quod in nobis causat; sed praeter hunc effectum nos movet et protegit, simul cum patre et filio”.
56
Cf. Sth. q. 111, a. 2, ad4m
57
Cf. TORRELL, Iniciación a Tomás de Aquino: su persona y su obra, 163: “quería colmar la laguna más importante
dando a la teología moral la base dogmática que hacía falta”.
58
G. EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de Aquino, Salamanca, Secretariado Trinitario, 2008, 579. También
sobre el vínculo entre teología trinitaria y gracia en la Suma Cf. R. FERRARA, El misterio de Dios: correspondencias y
paradojas: una propuesta sistemática, Salamanca, Sígueme, 2005, 620s.
59
EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de Aquino, 584; Cf. también S. FUSTER PERELLÓ O.P., "Introducción
y notas a las cuestiones 27 a 43", en: SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología I. Edición dirigida por los
Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en España, Madrid, BAC, 20014, 299-424, 413: refiriéndose a
la I, q. 43.“Quienes acusan a Santo Tomás del «aislamiento» con que el misterio trinitario se ha visto rodeado -tanto
en la espiritualidad popular como en la teología-, parecen desconocer esta cuestión”.
60
FERRARA, El misterio de Dios: correspondencias y paradojas: una propuesta sistemática, 598.
61
Ibíd., 598. Subrayado nuestro.
62
Cf. E. J. BROTONS TENA, Felicidad y Trinidad a la luz del De Trinitate de San Agustín, Salamanca, Secretariado
Trinitario, 2003, 159: “La visión agustiniana del Espíritu como «donum», que el obispo de Hipona encontró ya en la
tradición, está íntimamente ligada a su comprensión del Espíritu como Amor, aunque con un matiz distinto. Mientras
en Agustín… el Espíritu es el Amor recíproco del Padre y del Hijo, su ser «don» no se interpreta «ad intra» sino
económicamente, como don del Padre y del Hijo a la Humanidad, en mutua concordia entre los donantes y el Don.
Dios mismo «se da» derramando su amor en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado. Rom 5,5
será el texto favorito”.
63
Además de Rom 5,5 Cf. Lc 11, 13; Jn 4, 10; 1 Co 12, 4-11.
64
STh, I, q. 38, a. 1. Subrayado nuestro.
65
Cf. STh, I, q. 38, a. 1, ad4m: “No se llama don porque algo sea realmente dado, sino porque algo tiene aptitud para
ser dado. Por eso, la Persona divina es llamada Don desde la eternidad, aun cuando el nombre se le dé desde el
tiempo”.
66
EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de Aquino, 355s. Subrayado nuestro. “Don tiene las mismas
prerrogativas que los nombres Padre, Hijo, Verbo”
67
Cf. FERRARA, El misterio de Dios: correspondencias y paradojas: una propuesta sistemática, 596.
68
STh, I, q. 38, a. 1. Subrayado nuestro.
69
STh, I q. 38, a. 2. Subrayado nuestro.
70
Rom 5,5. Cf. STh, I q. 38, a. 2: “Unde dicit Augustinus, XV de Trin., quod per donum quod est spiritus sanctus, multa
propria dona dividuntur membris Christi”. Cita aquí el texto preferido de San Agustín, utilizado también en reiteradas
ocasiones y contextos por el Aquinate para mostrar el carácter interior de la ley nueva. Muy importante para
comprender la raíz de la visión de Santo Tomás es su comentario a este célebre pasaje: Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO,
Super Ep. Ad Romanos, c. V, lect. 1: en Opera Omnia, Roma, Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, 1996; Cf.
MALASPINA, Tota lex Christi pendet a caritate. La ley nueva, hermenéutica definitiva de la ley natural en la perspectiva
de Santo Tomás de Aquino, 152s.
71
Cf. FUSTER PERELLÓ O.P., "Introducción y notas a las cuestiones 27 a 43", en: AQUINO, Suma de Teología I. Edición
dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en España, 417 donde resume el estado de la
cuestión en tiempos de Santo Tomás: “Tradicionalmente se venía hablando de una unión sustancial -de sustancia a
sustancia- entre el hombre y el Espíritu Santo (Ruperto de Deutz). Abelardo, sin embargo, reducirá esta presencia
apenas a una metáfora. Para él, la persona del Espíritu ni habita ni se une al hombre; se limita a actuar por medio de la
gracia. Pedro Lombardo radicaliza la doctrina llevándola al otro extremo: «El mismo Espíritu es el amor o la caridad
por la cual nosotros amamos a Dios y al prójimo». (I Sent. d.17 a.1). Tomás, con su peculiar equilibrio, se muestra en
este punto tan distante de Abelardo como de Lombardo. Cree en la presencia real y sustancial de las Personas divinas
-que apropia al Espíritu- y piensa que dicha presencia se realiza por un don gratuito cuya iniciativa procede del Padre
mismo. Ahora bien, está lejos tanto de quedarse en el don, como hace Abelardo; como de identificar el don con la
Persona, como hace Pedro. Ni un Dios neutro, ni sólo sus «dones» o sus «gracias», sino las Personas mismas se
comunican al hombre creyente”.
72
Cf. STh, I-II q. 109 a. 9 ad2m “operatio spiritus sancti qua nos movet et protegit, non circumscribitur per effectum
habitualis doni quod in nobis causat; sed praeter hunc effectum nos movet et protegit, simul cum patre et filio”.
73
EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de Aquino, 359.
74
Cf. STh, I-II q. 106; q. 110, a. 1-2; q. 112, a. 1. Cf. TONNEAU OP, Saint Thomas d'Aquin. Somme théologique. La
loi nouvelle. 1a-2a , Questions 106-108. Traduction française, notes et appendices, 234s.
75
Cf. STh, I q. 43, a. 3, ad1m: “per donum gratiae gratum facientis perficitur creatura rationalis, ad hoc quod libere
non solum ipso dono creato utatur, sed ut ipsa divina persona fruatur”; cf. Ibid. ad2m.
76
EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de Aquino, 365s. Tomás afirma que también el Padre y el Hijo nos
son dados en el Espíritu Santo. Cf. STh, I q. 38, a. 2, ad1m.
77
Sea por la primacía de la conciencia tan propia del hombre moderno como por las consecuencias para la praxis
cristiana de la configuración de la moral como una ‘ética de la tercera persona’ muy concentrada en la regulación de
los actos desde el punto de vista de un observador neutral -el juez o el confesor-.
78
Cf. GS 22.
79
Cf. EG 115: ‘la gracia supone la naturaleza y la cultura’.
80
Cf. STh, I, q. 39, prol.
81
FUSTER PERELLÓ O.P., "Introducción y notas a las cuestiones 27 a 43", en: AQUINO, Suma de Teología I. Edición
dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en España, 387: “Si la apropiación se funda
realmente en lo privativo de cada sujeto trinitario es un modo de hablar apto para conocerlos mejor. Es una «vía
persuasiva para la manifestación de las personas» (In Sent. 1 d.31 q.1 a.2)”.
82
Cf. EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de Aquino, 441s. Fue originalmente la tríada particular:
potencia, sabiduría y bondad, la que dio ocasión para una reflexión especulativa de envergadura. El conflicto más
serio en torno a la doctrina de las apropiaciones es el que surge de la disputa de Abelardo con Roscelin y con
Bernardo de Claraval.
83
Cf. Ibíd. 447, remite también la autoría de la primera tríada a San Agustín interpretando a Hilario de Poitiers, de la
segunda también a San Agustín; la tercera a Hugo de San Víctor y Abelardo, y la cuarta a la exégesis medieval de
Rm 11,36 estimada por el escuela de Chartres que prolonga la de San Agustín. Las citas de PEDRO LOMBARDO,
Sententiarum libri quator, Paris, Migne, 1841, 94. 105. 110. 111. [libro I, dist. 31, caps. 2-3; dist. 34, caps. 3-4; dist.
36, caps. 3-5].
84
STh, I, q. 39, a. 8.
85
STh, I, q. 39, a. 8.
86
Cf. STh, I qq. 37-38. “Los resultados del estudio de las propiedades personales se aplican con rigor. Estas
propiedades son precisamente las que el tratado de las personas ha expuesto claramente (…) la propiedad del Espíritu
Santo como Amor, Amor mutuo del Padre y del Hijo, y Don”. EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de
Aquino, 471. “A nivel especulativo, la cuestión central es ciertamente la del Amor (q. 37). Es ésta, en efecto, la que
permite mostrar porqué el Espíritu Santo es propiamente Don”. Ibíd., 312.
87
STh, I q. 39, a. 8.
88
Profundizamos este tema en el trabajo de licenciatura en base al precioso texto In De div. nom. c. XI, lectio II: “ut
ordinetur ad deum, sicut ad ultimum finem, qui est frui Deo”: Cf. F. L. FORCAT, Ubi humilitas, ibi sapientia. El
conocimiento afectivo en la vida cristiana en la Suma de Teología de Santo Tomás de Aquino, Disertación para
obtener la Licenciatura en Teología, Director Lucio Gera, Buenos Aires, Facultad de Teología, Universidad Católica
Argentina, 2001, 36s.
89
FERRARA, El misterio de Dios: correspondencias y paradojas: una propuesta sistemática, 346.
90
SAN AGUSTÍN, "De Trinitae", CCSL, L 242, línea 34 [VI, X, 11].
91
STh, I q. 38, a. 2: “amor habet rationem primi doni, per quod omnia dona gratuita donantur. Unde, cum spiritus
sanctus procedat ut amor, sicut iam dictum est, procedit in ratione doni primi”.
92
Cf. STh, I-II q. 109 a. 9, ad2m.
93
Cf. EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de Aquino, 358.
94
STh, I, q. 43, a. 2 ad2m. En las misiones invisibles, el nuevo modo de estar las personas divinas se fundamenta en
la renovación de la gracia, las virtudes y los dones que ella dimanan. No debe olvidarse tampoco que la unión con
Dios por la gracia no hay que entenderla como si se volcara lo divino en lo humano, sino más bien como
estableciendo todo lo humano fuera de sí en Dios. Cf. M. SÁNCHEZ SORONDO, La gracia como participacion de la
naturaleza divina según Santo Tomas de Aquino, Bs. As. - Letrán - Salamanca, Universidades Pontificias, 1979, 220.
95
La cuestión “de missione divinarum personarum” -STh, I q. 43, prol- es la última en el estudio de Deo trino. “Se
trata de la orientación del misterio hacia la creación y, particularmente, hacia el hombre; y viene a ser el fundamento
de toda espiritualidad, la explicación de la «deificación» humana: la plenitud de la realización del hombre es su
transformación en dios.” FUSTER PERELLÓ O.P., "Introducción y notas a las cuestiones 27 a 43", en: AQUINO, Suma de
Teología I. Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en España, 413. Respecto
al tratamiento del tema de la inhabitación en STh, I q. 43: Cf. PRADES, Deus specialiter est in sanctis per gratiam. El
misterio de la inhabitación de la Trinidad en los escritos de Santo Tomás, 208-231; FERRARA, El misterio de Dios:
correspondencias y paradojas: una propuesta sistemática, 618s; EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de
Aquino, 507; también la obra más clásica de G. PHILIPS, Inhabitación trinitaria y gracia, Salamanca, Secretariado
Trinitario, 1980. Aunque no tengamos posibilidad de profundizar en ella en este lugar, dejamos sentada la relación de
la misión del Espíritu Santo con la teología de la ley nueva que hemos presentado. En la sección sintética al tratar del
conocimiento por connaturalidad y el don de temor precisamos tal conexión temática.
96
Cf. STh, I q. 38, a. 2. Aunque santo Tomás se refiera a la gratia Spiritus Sancti como apropiada o atribuida a la
tercera Persona de la Santísima Trinidad, esta gracia no es otra que la gracia de Cristo, o bien la gracia cristiana. Cf.
TONNEAU OP, Saint Thomas d'Aquin. Somme théologique. La loi nouvelle. 1a-2a , Questions 106-108. Traduction
française, notes et appendices, 235.
97
STh, I q. 26.
98
Cf. EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de Aquino, 584. “El tratado de Dios Trinidad merece, pues, una
renovada atención, ya que ofrece la clave que permite leer el resto de la Suma”.
99
Cf. STh, I-II, qq. 68-70; qq. 106-108; qq. 109-114; MALASPINA, Tota lex Christi pendet a caritate. La ley nueva,
hermenéutica definitiva de la ley natural en la perspectiva de Santo Tomás de Aquino, 242.
100
STh, I-II, q. 106, a. 1, ad2m.
101
STh, I-II. q. 106, a. 1.
102
Cf. STh, I-II, q. 106, a. 1.
103
STh, II-II, q. 23, a. 6: “Fides autem et spes attingunt quidem deum…”
104
Cf. STh, I-II, q. 108, a. 1; STh. I-II. q. 108, a .1, ad2m “ex interiori instinctu gratiae ea implemus”.
105
Cf. STh, II-II q. 6, a. 1.
106
Cf. STh, I-II q. 109 a. 9, ad2m.
107
Cf. J. PRADES, "Los textos sobre la inhabitación de la Trinidad en la Summa Theologiae de Tomás de Aquino",
Revista española de teología 53 (1993) 5-41, 23: “La Persona divina es la causa del don de la gracia y no al revés. Por
lo que inconvenientemente se dice que la persona divina es enviada según los dones de la gracia santificante”.
108
STh, I q. 43 a. 3. Subrayado nuestro. Par una profundización del tema Cf. PRADES, Deus specialiter est in sanctis
per gratiam. El misterio de la inhabitación de la Trinidad en los escritos de Santo Tomás, 228. Advertimos la
importancia aquí del texto latino que repite la expresión gratum faciens que según creemos, no debe ser identificada
sin más con la ‘gracia habitual santificante’.
109
Cf. FUSTER PERELLÓ O.P., "Introducción y notas a las cuestiones 27 a 43", en: AQUINO, Suma de Teología I.
Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en España, 415. También Cf.
NORIEGA, “Guiados por el Espíritu”. El Espíritu Santo y el conocimiento moral en Tomás de Aquino, 493s.
110
Cf. SÁNCHEZ SORONDO, La gracia como participacion de la naturaleza divina según Santo Tomas de Aquino,
220.
111
Cf. PRADES, Deus specialiter est in sanctis per gratiam. El misterio de la inhabitación de la Trinidad en los
escritos de Santo Tomás, 435. Cf. EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de Aquino, 361.
112
Cf. EMERY, La teología trinitaria de Santo Tomás de Aquino, 361.
113
Cf. R. HERNÁNDEZ MARTÍN O.P., "Introducción y notas a las cuestiones 109 a 114", en: SANTO TOMÁS DE
AQUINO, Suma de Teología I-II. Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en
España, Madrid, BAC, 1989, 901-973, 902s; P. FRANZEN, "La acción de Dios por la Gracia", en: JOHANNES FEINER-
MAGNUS LÖHRER, Mysterium Salutis. Manual de teología como historia de la salvación. Tomo II: Culto -
Sacramentos - Gracia, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1975, 638s.
114
El tratado de gracia –qq. 109-114–, no agota toda la materia considerada por Tomás, que ha expuesto cuestiones
especiales sobre la gracia en otros tratados de la Suma.Cf. HERNÁNDEZ MARTÍN O.P., "Introducción y notas a las
cuestiones 109 a 114", en: AQUINO, Suma de Teología I-II. Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las
Provincias Dominicanas en España, 901: “En la primera parte nos habla de la gracia en cuanto poseída por los ángeles
(I q.52 a.2-6) y por el primer hombre (I q.95 a.1). En la segunda parte nos habla de las virtudes infusas, de los dones
del Espíritu Santo, de las bienaventuranzas y de los frutos, que tienen como base y raíz la gracia, y de los cuales trata
a lo largo de esa extensa parte de la Suma. En la tercera parte nos habla de la gracia de Cristo, de la cual deriva la
gracia comunicada a los hombres, pero la trata solamente en cuanto se halla en Jesucristo (III q.7 y 8); versa también
de la santificación o justificación de Santa María Virgen (III q.27), y trata, finalmente, de la gracia como efecto de los
sacramentos, al hablarnos de éstos en general y de cada uno en particular”.
115
STh, I-II, q. 111, prol.
116
Cf. STh, I-II, q. 111, a. 1. Dedicará el a.4 a la división de la gratia gratis data siguiendo la enumeración de los
carismas de los escritos paulinos y la tradición patrística.
117
Cf. A. W. MEIS, Antropología teológica: acercamientos a la paradoja del hombre, Santiago, Ediciones UC,
20133, 530.
118
STh, I-II, q. 111, a. 1
119
Cf. STh, I-II, q. 111, a. 2.
120
La gracia no suprime la naturaleza, sino que la perfecciona reza la Suma desde su primera cuestión: Cf. STh, I q. l,
a. 8, ad2m: “gratia non tollit sed perficit naturam”. Valiosa al respecto la perspectiva antropo-teológica ofrecida en
G. L. MÜLLER, Dogmatica. Teoría y práctica de la teología, Barcelona, Herder, 1998, 811-813.
121
STh, I-II, q. 111, a. 3, ad1m.
122
STh, I-II, q. 111, a. 2. Subrayado nuestro.
123
Cf. HERNÁNDEZ MARTÍN O.P., "Introducción y notas a las cuestiones 109 a 114", en: AQUINO, Suma de Teología
I-II. Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en España, 905: “En las obras de
madurez del Doctor Angélico, la palabra «instinto» aparece relacionada con el acto de fe y adquiere un valor nuevo,
hasta entonces no tenido en cuenta en sus escritos: moción divina interior que impulsa a la voluntad. Este «instinto»
parece ejercer una función similar en dos documentos descubiertos por los escolásticos en los comienzos de la segunda
mitad del siglo XIII: el libro De bona fortuna y el Indiculus gratiae, atribuido al papa Celestino I, pero elaborado por
Próspero de Aquitania. Estos textos le habrían servido a Santo Tomás de base para rechazar la doctrina semipelagiana,
según la cual el comienzo de la fe es obra del hombre y no de una moción divina. (…) En el Indiculus gratiae, de
Próspero de Aquitania, tanto el «instinto de Dios» como su «adyutorio» y su «auxilio» están ordenados a la
«inteligencia de los divinos mandatos», a la «filtración divina» y al «mérito de los santos», como a su término; todo
ello es incompatible con un impulso meramente natural. E. Schillebeeckx, en su obra Revelación y Teología, reconoce
asimismo el carácter transcendente de la ‘moción divina’”; cf. LADARIA, Teologia del pecado original y de la gracia.
Antropología teológica especial, 169. “aunque hay que notar que en algún momento de su vida Tomás no ha llamado
«gracia» al primer movimiento que Dios obra en el hombre para que se convierta a él, una mayor reflexión le ha hecho
ver que, aunque el hombre no tenga todavía la gracia santificante, es también gracia este inicial acercamiento a Dios”.
124
FRANZEN, "La acción de Dios por la Gracia", en: FEINER-LÖHRER, Mysterium Salutis. Manual de teología como
historia de la salvación. Tomo II: Culto - Sacramentos - Gracia, 644.
125
Cf. HERNÁNDEZ MARTÍN O.P., "Introducción y notas a las cuestiones 109 a 114", en: AQUINO, Suma de Teología
I-II. Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en España, 905. Para las
controversias sobre la ‘gracia actual’ Cf. MÜLLER, Dogmatica. Teoría y práctica de la teología, 822.
126
La distinción la había reiterado en cuatro artículos de la q. 109 (a. 2. 3. 6. 9) y vuelve a hacerlo también en la q.
112, a. 2: “quod, sicut supra dictum est, gratia dupliciter dicitur, quandoque quidem ipsum habituale donum dei;
quandoque autem ipsum auxilium dei moventis animam ad bonum”.
127
STh, I-II, q. 111, a. 2. Subrayado nuestro. Recordemos que no es al análisis del hábito al que pertenece el usus
sino al análisis de acto –o a los denominados pasos del acto–.
128
Sobre todo las líneas suarecianas, Cf. FRANZEN, "La acción de Dios por la Gracia", en: FEINER-LÖHRER,
Mysterium Salutis. Manual de teología como historia de la salvación. Tomo II: Culto - Sacramentos - Gracia, 645;
cf. HERNÁNDEZ MARTÍN O.P., "Introducción y notas a las cuestiones 109 a 114", en: AQUINO, Suma de Teología I-II.
Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en España, 905.
129
A juzgar por la última traducción de la Suma Teológica al español, gratia gratum faciens se traduce
prácticamente siempre como gracia santificante.
130
La evolución posterior del tema de la gracia tomará un curso independiente a la comprensión a la que llega Santo
Tomás en la Suma Teológica, y quedará fundamentalmente ligada al problema de la justificación con su punto de
concentración en la reforma protestante y el concilio de Trento con su posterior evolución en la disputa ‘De auxiliis’.
Cf. MÜLLER, Dogmatica. Teoría y práctica de la teología, 813; LADARIA, Teologia del pecado original y de la gracia.
Antropología teológica especial, 170s; 200s; Cf. MEIS, Antropología teológica: acercamientos a la paradoja del
hombre, 591s.
131
STh, II-II, q. 23, a. 6: Subrayado nuestro. Recordemos que Tomás afirma que la fe informe es también cierto efecto
de la gracia -STh, I-II, q. 112, a. 2-, y que incluso pertenece al mismo hábito de la fe formada -STh, II-II, q. 4, a. 4-.
STh, II-II, q. 5, a. 2 ad2m: “fides quae est donum gratiae inclinat hominem ad credendum secundum aliquem affectum
boni, etiam si sit informis”.
132
Dios es acto puro; el hombre, actúa dinámicamente su ser imagen de Dios a través de su actividad propia del
conocimiento y el amor. Cf. I-II: STh, I-II, prol. El contexto histórico de esta insistencia en el acto libre en: NORIEGA,
“Guiados por el Espíritu”. El Espíritu Santo y el conocimiento moral en Tomás de Aquino, 332s.
133
Cf. STh. I-II, q. 113 a. 3.
134
Cf. LAFONT, Estructuras y método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, 513s.
135
STh, I-II, q. 110, a. 3, ad3m. Subrayado nuestro. Cf. SÁNCHEZ SORONDO, La gracia como participacion de la
naturaleza divina según Santo Tomas de Aquino, 104, donde indica que “ya en su obra juvenil se halla esta sentencia:
«gratia ad genus qualitatis reducitur, et ad primam speciem qualitatis; nec proprie tamen naturam habitus habet, cum
non immediate ad actum ordinet; sed est velut habitudo quaedam, sicut sanitas se habet ad corpus»”. Cf. SANTO TOMÁS
DE AQUINO, In II Sententiarum, d. 26, q. 1, a. 4, qla 1: en Opera Omnia, Roma, Pontificio Ateneo Regina Apostolorum,
1996.
136
Ahora bien, resulta llamativo que lo que está en el origen de la incorporación escolástica del concepto de ‘habitus
infusus’ se deba precisamente al interés por expresar teológicamente el arraigo y la estabilidad de las virtudes
teologales. Cf. FRANZEN, "La acción de Dios por la Gracia", en: FEINER-LÖHRER, Mysterium Salutis. Manual de
teología como historia de la salvación. Tomo II: Culto - Sacramentos - Gracia, 645. “La calificación de «donum
gratuitum» no parecía suficiente; poco a poco se va perfilando la idea de que en las «virtutes christianorum» hay que
ver un aspecto más estable y profundo, el cual constituye el verdadero principio de nuestras acciones meritorias. Así
nació el concepto de «habitus». Fue sobre todo Felipe el Canciller quien, después de la introducción de los conceptos
aristotélicos, elaboró una síntesis que, en sus rasgos generales, adquirió valor clásico en todo Occidente”.
137
STh, I-II, q. 110, a. 2. ,Cf. HERNÁNDEZ MARTÍN O.P., "Introducción y notas a las cuestiones 109 a 114", en:
AQUINO, Suma de Teología I-II. Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en
España, 928. Esta argumentación tan consumada es propia de la Suma de teología.
138
Cf. FRANZEN, "La acción de Dios por la Gracia", en: FEINER-LÖHRER, Mysterium Salutis. Manual de teología
como historia de la salvación. Tomo II: Culto - Sacramentos - Gracia, 649. Debido a motivos filosóficos e históricos
que el autor menciona, en el Comentario a las Sentencias y en el tratado De veritate Tomás acentúa más la
cooperación humana. También cf. HERNÁNDEZ MARTÍN O.P., "Introducción y notas a las cuestiones 109 a 114", en:
AQUINO, Suma de Teología I-II. Edición dirigida por los Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en
España, 903s.
139
FRANZEN, "La acción de Dios por la Gracia", en: FEINER-LÖHRER, Mysterium Salutis. Manual de teología como
historia de la salvación. Tomo II: Culto - Sacramentos - Gracia, 650.
140
Ibíd. 650s.
141
Ibíd.
142
Cf. MÜLLER, Dogmatica. Teoría y práctica de la teología, 814. La introducción del concepto de habitus respecto
de la gracia llegó a ser muy criticada por la teología oriental y por la Reforma: “Para algunos teólogos de la Reforma,
este concepto se ha convertido más o menos en el símbolo de un pelagianismo disfrazado al que la Iglesia romana
rinde tributo. Hay que admitir que el concepto de «habitus» se endureció entre tanto hasta tal punto que cabe
preguntarse si la Reforma no habrá tenido razón”. FRANZEN, "La acción de Dios por la Gracia", en: FEINER-LÖHRER,
Mysterium Salutis. Manual de teología como historia de la salvación. Tomo II: Culto - Sacramentos - Gracia, 649.
Como veremos, también el padre Tello utiliza la expresión con reserva, consciente de su estereotipización en la
‘doctrina católica moderna’.
143
Muy interesante la opinión de Lafont que sostiene que la consideración de la gracia santificante como una cualidad
inherente a la esencia del alma, a la que transforma internamente en su raíz, obedece a la visión tomista de la
divinización, a la que considera el verdadero sentido del estudio de las virtudes teologales. Cf. LAFONT, Estructuras y
método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, 271.
144
MALASPINA, Tota lex Christi pendet a caritate. La ley nueva, hermenéutica definitiva de la ley natural en la
perspectiva de Santo Tomás de Aquino, 258.
145
G. SÖHNGEN, La Ley y el Evangelio. Ensayo sobre su unidad analógica, Barcelona, Herder, 1966, 19. Donde el
autor agrega la interesante constatación, cuyo juicio compartimos considerando el año en que fue escrito: “No es que
nuestros teólogos de la edad moderna y los actuales hayan olvidado o preterido el tema, pero lo tratan en otro sentido;
transcriben y transmiten la gran tradición escolástica sobre el tema, pero no sin colorearlo y pulirlo según el estilo
de la legalidad y sin construir nada nuevo. Con ser uno de los más apasionantes desde que se escribieron las epístolas
a los Gálatas y a los Romanos, este tema ha cesado de interesar de modo especial a la teología católica”. Ibíd. Subrayado
nuestro.
146
: [En línea] http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/chrstuni/documents/rc
_pc_chrstuni_doc_31101999_cath-luth-joint-declaration_sp.html [Consulta 15-XII-2015].
147
Por ejemplo la obra aún relevante de U. KÜHN, Via caritatis. Theologie des Gesetzes bei Thomas von Aquin,
Göttingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 1965; o su ponencia posterior donde acerca de la ética tomista ofrece una
interesantísima doble conclusión: “a) La ética de Tomas es -bien entendida- un paradigma para la situación de diálogo
entre Tomás y la reforma luterana. Tomás no habla por cierto en las categorías de Lutero. La función fundamental de
la fe justificante, del perdón de los pecados en un sentido personal no está presente en la misma manera, más bien es
central (conductor) la dimensión sacramental. Pero hay uno y el mismo acontecimiento espiritual, uno y el mismo
principio ético que aquí y allá se piensa y se expresa. En ambos teólogos se trata de un Ethos que se basa en el obrar
redentor y liberador de Dios en Cristo; de un Ethos que no se orienta primariamente a la ley, sino al Espíritu y a la
libertad. Podría verse un consenso fundamental objetivo, a pesar de la diferencia de lenguaje, de gran significado para
el diálogo ecuménico actual. b) Que la ley en la reflexión de Tomás se encuentra en segunda línea podría ser de
significado decisivo para una genuina auto comprensión del catolicismo. Resultaría una luz no sólo para problemas de
orientación ética personal, sino además para la comprensión de derecho y ley en la comunidad de los creyentes, la
Iglesia. Si es correcto y católico que el mandamiento verbal de Dios es lo segundo frente a la gracia y si es correcto
que con ello se remite a la libertad en responsabilidad como opción fundamental de la ética cristiana, entonces se
siguen consecuencias notables con respecto al derecho y a la ley en la Iglesia que son de alivio no sólo para la praxis
eclesial sino también para el diálogo ecuménico”. U. KÜHN, "Nova Lex. Die Eigenart der Christlichen Ethik nach
Thomas von Aquin", en: JAN AERTSEN, Lex et libertas: freedom and law according to St. Thomas Aquinas:
proceedings of the Fourth Symposium on St. Thomas Aquinas' Philosophy, Citá del Vaticano, Libreria Editrice
Vaticana, 1987, 243-245. 246. [Traducción de Luis Malaspina]
148
Cf. TEÓFANES ÉGIDO, “Introducción” en LUTERO, Obras, Sígueme, Salamanca, 2006, 39-44.
149
J. L. RUIZ DE LA PEÑA, El don de Dios. Antropología teológica especial, Sal Terrae, Santander, 1991, 285-311.
36. Los católicos pueden compartir la preocupación de los reformadores por arraigar la fe en la realidad
objetiva de la promesa de Cristo, prescindiendo de la propia experiencia y confiando solo en la palabra de
perdón de Cristo (cf. Mt 16:19 y 18:18). Con el Concilio Vaticano II, las católicos declaran: Tener fe es
encomendarse plenamente a Dios[19] que nos libera de la oscuridad del pecado y la muerte y nos despierta
a la vida eterna.[20] Al respecto, cabe señalar que no se puede creer en Dios y, a la vez, considerar que la
divina promesa es indigna de confianza. Nadie puede dudar de la misericordia de Dios ni del mérito de
Cristo. No obstante, todo ser humano puede interrogarse acerca de su salvación, al constatar sus flaquezas
e imperfecciones. Ahora bien, reconociendo sus propios defectos, puede tener la certeza de que Dios ha
previsto su salvación (véase fuentes de la sección 4.6).
Las buenas obras del justificado
37. Juntos confesamos que las buenas obras, una vida cristiana de fe, esperanza y amor, surgen después
de la justificación y son fruto de ella. Cuando el justificado vive en Cristo y actúa en la gracia que le fue
concedida, en términos bíblicos, produce buen fruto. Dado que el cristiano lucha contra el pecado toda su
vida, esta consecuencia de la justificación también es para él un deber que debe cumplir. Por consiguiente,
tanto Jesús como los escritos apostólicos amonestan al cristiano a producir las obras del amor.
38. Según la interpretación católica, las buenas obras, posibilitadas por obra y gracia del Espíritu Santo,
contribuyen a crecer en gracia para que la justicia de Dios sea preservada y se ahonde la comunión en Cristo.
Cuando los católicos afirman el carácter «meritorio» de las buenas obras, por ello entienden que, conforme
al testimonio bíblico, se les promete una recompensa en el cielo. Su intención no es cuestionar la índole de
150
Cf. L. LADARIA, Teología del pecado original y de la gracia, BAC, Madrid, 1997, 174-178.
Téngase en cuenta que este párrafo está escrito desde la concepción de la libertad inútil y de la gracia
invencible que expusimos en el apartado anterior. Entonces se comprenderá que afirmemos que lo que más
falla en ese párrafo no es la noción del hombre, sino la de Dios. Lutero, desde una experiencia parecida del
hombre, anduvo toda su vida buscando a un Dios benévolo para con él. Jansenio no ha creído necesitar para
sí un Dios benévolo, y por eso no le ha importado que fuera benévolo para con los demás. Pero ésa es
exactamente la teología farisea que Jesús fustigó. O dicho de manera más elaborada: siete siglos antes de
Jansenio, san Anselmo de Canterbury, que había insistido, casi con igual radicalidad que Jansenio, en la
imposibilidad de salvación del hombre, continuaba su argumentación diciendo que, a pesar de ello, Dios se
ha revelado en Jesús como Misericordia, y que la pérdida de los hombres sería para Dios un fracaso rotundo
de su obra creadora. De ahí deducía Anselmo la necesidad de la venida de Jesucristo para ofrecer salvación
a todos los hombres. Esto es ya muy conocido, pero lo evocamos porque la comparación resulta ilustradora:
en toda la obra de Jansenio, Jesús parece ser un personaje relativamente superfluo, incluso molesto, porque
el amor de Dios «a los pecadores» que Jesús reveló y encarnó contradice ese placer de la «venganza
religiosa» que parece respirar Jansenio en el párrafo que acabamos de citar. Placer que se adivina aún más
cuando Jansenio continúa poco después:
«Cuando los réprobos sufren todas estas cosas, el endurecimiento
y la obcecación y la entrega a los deseos de su corazón, y el
abandono por Dios del que nace todo aquello... es necesario que todos
estos males broten del juicio divino que los castiga y los reprueba.
De modo que, no sin razón, así como está escrito que a los predestinados
que aman a Dios todas las cosas les redundan en bien,
por el contrario, a estos réprobos que no están llamados por Dios,
todas las cosas colaboran para su mal, y la misma oración se les
convierte en pecado»
No creo muy exagerado afirmar que lo que se revela en este texto no son los sentimientos de Dios, sino
los sentimientos de Jansenio. Cabría comentar, por lo tanto, que hasta ahí puede llegar el hombre cuando
«se pone a hacer de Dios», en lugar de hacer lo que a él le toca: hacer de hombre que confía en Dios y se
deja amar por El. Esta observación no sería en absoluto superflua, puesto que el gran peligro de todos los