Tema 4 Geografia Humana

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TEMA 4. EL MAR.

UN ESPACIO DISPUTADO
1. UN MEDIO PRIVILEGIADO
Los efectos medioambientales del mar son determinantes para la vida del planeta
por lo que es importante conocer los mecanismos que regulan el movimiento de
sus aguas y sus consecuencias climatológicas, por lo tanto, sobre la población.

1.1. Los movimientos superficiales de las aguas del mar


Dentro de los océanos existen corrientes marinas, a modo de ríos, que desplazan
masas de agua a miles de kilómetros de distancia. La importancia de estas
corrientes marinas para la vida es enorme pues son responsables de la disimetría
climática entre las fachadas occidentales y orientales de los continentes
y, consecuentemente, del aprovechamiento del territorio por los hombres. En las
latitudes templadas, las corrientes cálidas bañan los frentes occidentales de los
continentes y hacen posible importantes densidades de población a una latitud
más alta que en las fachadas orientales. En las corrientes frías sucede al contrario.
También el viento es responsable de las olas que agitan la superficie de los mares
y chocan con las costas, contribuyendo a modelar su relieve.
El «mar de fondo» o «marejada» es un oleaje originado lejos de donde se
observa, por lo que las olas en esos lugares y en esos momentos han perdido
altura. De ahí el interés por conocer el ritmo de alternancia de la altura de las aguas
del mar, lo que se denomina «amplitud de las mareas», la diferencia entre la altura
máxima del nivel del mar, «pleamar» y la mínima «bajamar». Por último, también
son motivo de especial atención los «tsunamis», olas marinas gigantescas
desencadenadas por el desplazamiento de una columna de agua apoyada en un
fondo que experimenta un maremoto.

1.2. Afloramiento de aguas profundas


El ascenso de aguas frías y profundas fertiliza con nutrientes las aguas superficiales
lo que facilita la formación de plancton y con ello la ubicación de los principales
caladeros de pesca. Por eso casi la mitad de las capturas mundiales de pesca se
obtienen en zonas de ascenso de aguas profundas. Los mayores afloramientos de
aguas profundas tienen lugar en la zona antártica, en zonas ecuatoriales y en
determinadas zonas costeras. El espacio dejado por la convergencia y el
hundimiento de las aguas bajo los hielos se compensa por el ascenso de aguas
profundas que aportan nutrientes.

Al igual que sucede con las grandes corrientes marinas en superficie, la disimetría
en las afloraciones de aguas profundas es importante entre las fachadas
occidentales y orientales de los continentes y lo mismo ocurre con los contrastes
en sentido norte sur a lo largo del año según los desplazamientos de los vientos
alisios.
Por otra parte, los afloramientos de aguas profundas cerca de la costa se explican
por los mecanismos que favorecen el desplazamiento de las aguas superficiales
desde la costa hacia alta mar. En todas ellas, el vacío dejado por las aguas
superficiales en sus desplazamientos es cubierto por el ascenso de aguas
profundas, por lo tanto, frías, ricas en oxígeno y nutrientes. Finalmente, existen
afloramientos más locales de aguas profundas que se asocian a corrientes
superficiales provocadas por giros anticiclónicos y ciclónicos, a mecanismos de
circulación superficial de las aguas oceánicas, al intercambio de aguas de
diferentes características en estrechos, como el de Gibraltar, o incluso, a vientos
locales de tierra al mar.

2. EL MAR PROPORCIONA ALIMENTOS

2.1. La pesca es un recurso limitado


Ya a principios de los años 1990, cerca del 69% de los recursos pesqueros según la
FAO estaban siendo explotados entre plena y excesivamente, el 16% se hallaba
sobrexplotado, el 6% estaba agotado y el resto, el 9%, se recuperaba muy
lentamente tras la sobrexplotación. Hoy resulta difícil rebasar capturas superiores a
100 millones de toneladas al año sin poner en riesgo la regeneración de las
especies, ya que los recursos pesqueros son limitados, al contrario de lo que se
creía antaño.

Alrededor de 200 millones de personas se dedican a la pesca en el mundo Sólo en


el Sudeste asiático hay más de 5 millones de pescadores a tiempo completo y en
el Norte de Chile, el 40% de su población vive de los recursos del mar.

2016, la pesca resulta excesiva para unos recursos limitados. Por otro lado, el
potencial pesquero de las aguas del mar es desigual, depende de su riqueza
biológica, de la cantidad de microorganismos vegetales y animales que existen en
las aguas y están en el comienzo de la cadena alimentaria del mar. El
zooplancton, segundo elemento de la cadena productiva, alimenta especies
marinas que son ingeridas a su vez por peces de mayor tamaño. Al final de esta
cadena siempre se encuentra el hombre las aguas y de la abundancia de sales
minerales y materias orgánicas.

Actualmente, las capturas tienden a disminuir en muchas zonas, ante todo por el
exceso de presión pesquera y el establecimiento de moratorias internacionales
para determinadas especies en diferentes mares. Así, la Academia de Ciencias
Americana señalaba ya en abril de 1995 que las actividades humanas, entre ellas la
pesca, eran responsables de la reducción drástica de numerosas especies de
pescado. Actualmente, los recursos pesqueros de Terra Nova se han reducido
hasta ser considerados poco rentables comercialmente. Según la Organización de
Naciones Unidas, el 70% de los pescados, crustáceos y moluscos del mundo
deben ser protegidos para garantizar el ciclo reproductivo y la continuidad de las
especies.
2.2. España, potencia pesquera
La importancia de la pesca en España guarda relación con un consumo de
pescado de 48 kg por persona al año.

Este elevado consumo se explica por la abundancia de costas, por un desarrollo de


la ganadería menor que en otros países y por motivos culturales. Además, hay que
tener en cuenta una antigua tradición pesquera. La flota pesquera se distribuye de
manera desigual por el litoral en función de la riqueza biológica de las aguas, de
las condiciones naturales de la costa, de la proximidad a los grandes caladeros y
de razones históricas. La actividad de los puertos mediterráneos es inferior por la
menor riqueza del fondo marino y la sobreexplotación de sus recursos.

La flota mediterránea se dedica más a la pesca litoral y sus embarcaciones son


más pequeñas que las que operan en el Atlántico. En 2016, el 46% de la flota
española tenía más de 30 años de antigüedad frente al 44 en 2006, sobre todo en
la flota artesanal y en la zona pesquera canaria, donde el 65% supera los 30 años
de antigüedad de construcción. En cambio, en la zona sur atlántica, Andalucía y
Ceuta, sólo el 33,8% de sus embarcaciones tenían más de 30 años. Hasta mediados
de la década de los 2000, muchos armadores aprovecharon las oportunidades de
modernización de la actividad pesquera de la Unión Europea, sin embargo, esta
tendencia se ha ralentizado en los últimos años al desaparecer las ayudas a la
construcción de barcos.

2.3. Técnicas y tipos de pesca


Las técnicas tradicionales de superficie y de fondo, la inversión de capital es
escasa y el grado de envejecimiento, elevado, lo que favorece elevados índices de
siniestralidad.
Las flotas de altura y gran altura, por el contrario, operan en los principales
caladeros del mundo y tienen una estructura capitalista. Cada empresa dispone de
varias embarcaciones y las técnicas de pesca son modernas. La flota de altura
representa el 6 % de los barcos y una cuarta parte del tonelaje, y la flota de gran
altura, alrededor del 3% de los buques y el 40% del tonelaje, aportando entre las
dos la mayoría del pescado desembarcado.

2.4. Los cultivos marinos


Desde los años 1960, la producción acuícola aumenta constantemente y, en
nuestros días, representa el 45,8% de las capturas de la pesca en el mundo, con
más 76,6 millones de toneladas en 2015. Actualmente, España obtiene más de 17
millones de toneladas de pescado anuales en viveros y es el cuarto productor
mundial mediante estas técnicas, a pesar de que siguen siendo predominantes los
sistemas de producción rudimentarios, basados en una mano de obra muy
numerosa y la utilización de subproductos de la agricultura, como el salvado de
arroz, para la alimentación de los peces.
En Europa, la cría de almejas y ostras, y en Asia, el cultivo de algas, son otras
formas antiguas de acuicultura que se integran en el desarrollo rural
contemporáneo, permitiendo un mejor aprovechamiento de las extensiones
costeras de agua. La acuicultura constituye en cualquier caso una fuente barata o
relativamente barata de proteínas que alimenta a millones de personas mediante
técnicas simples y prácticas generalmente bastante respetuosas con el entorno.

La producción de salmón en Noruega pasó de 4.312 T. Grandes empresas


agroalimentarias efectúan en ese país importantes inversiones en acuicultura y
emplean una mano de obra muy cualificada. Sin embargo, la acuicultura no está
exenta de problemas. La producción masiva de salmón ha provocado la caída de
sus precios internacionales, obligando al cierre de las explotaciones más pequeñas
y menos competitivas. Tercer Mundo, donde los costes de producción son más
bajos convirtiéndolos en competidores de los países dedicados antes a su
producción.

Por otra parte, los efectos de la acuicultura sobre el medio ambiente pueden ser
negativos, ya que su práctica intensiva perjudica la calidad de las aguas de los
lagos y del litoral, sobre todo en zonas reservadas al turismo y la pesca. Y en el
Tercer Mundo, los precios de los productos de la acuicultura siguen estando por
encima del poder adquisitivo de sus poblaciones y los impactos medioambientales
pueden ser graves. En estos casos, se establece una competencia entre las
actividades modernas, la acuicultura, y las formas tradicionales de vida que
termina generalmente con perjuicios para las segundas o provocando su
desaparición. Estados Unidos y Canadá, se ha conseguido aumentar la producción
de salmón mediante técnicas de repoblación basadas en la suelta de pequeños
salmones en el mar que se capturan años más tarde, cuando aumentan de tamaño
y remontan los ríos para reproducirse.

En España, la acuicultura tiene una importancia creciente por las dificultades de la


pesca extractiva en los caladeros lejanos más tradicionales y por la
sobreexplotación de las aguas litorales. La acuicultura aprovecha las ventajas de
nuestras costas para esta actividad por su variedad de ambientes marinos y
condiciones climáticas favorables, y se beneficia de las ayudas de la Unión
Europea a las producciones existentes y a otras nuevas. Las formas de acuicultura
dominantes en España van del marisqueo, una actividad utilizada desde la
Prehistoria, al cultivo del mejillón en bateas flotantes y el empleo de técnicas
científicas complejas en viveros litorales y estanques interiores.

2.5. Importancia económica de la pesca


Cerca del 35% se exportó en 2015 y esas exportaciones mundiales supusieron ese
mismo año un valor de 133.260 millones de USD, beneficiando principalmente a
China, Noruega y la Unión Europea.
A escala mundial, cada vez más países se benefician de la actividad
pesquera, aunque diez concentraron el 56% de las capturas en 2015 y España es
uno de los más importantes, si bien su puesto ha descendido hasta una posición 21
entre todos los países del mundo, en buena parte porque, como ya se ha
dicho, una proporción creciente de la actividad se realiza mediante empresas
mixtas con otros países y embarcaciones de otra bandera.
Grandes multinacionales con barcos-factoría, que operan en alta mar, e
instalaciones en tierra proporcionan abundante empleo y extienden el consumo de
pescado a poblaciones y países que tradicionalmente utilizaban poco esta fuente
de proteínas en su alimentación. Cantidades por encima de los 100 millones de
toneladas, se impone el aprovechamiento de especies «forrajes» y otras poco
utilizadas hasta ahora para la fabricación de «surimi» y de conservas para el
hombre.

El pescado proporciona a casi 3.200 millones de personas el 20% de su aporte


medio de proteínas animales «per cápita» y a 5.100 millones el 10%, todo en
relación con la globalización que favorece la homogeneización de los hábitos de
alimentación, también del pescado como aportación de proteínas, en este caso a
través de grandes empresas dedicadas a la captura de peces, a su manipulación y
a su comercialización. Queda lejos cuando el pescado se consumía
preferentemente en los países de fachada marítima y especialmente en los que su
consumo se asociaba a razones culturales, como sucedía en los países católicos
con la abstinencia de la carne durante Cuaresma.

2.6. Europa Azul y políticas de pesca


Por «Europa Azul» se entiende la construcción y práctica de una política pesquera
común para todos los países que integran la Unión, no exenta de dificultades. El
tratado de Roma reconoció a la Comunidad Europea competencias en el dominio
pesquero, aunque hasta 1966 no se esbozó una Política Común Pesquera. Reino
Unido a la Unión Europea en 1973 propició la derogación del «libre acceso» de
todos a las aguas de todos y el establecimiento de una banda costera de 0 a 6
millas para uso exclusivo de cada uno de los países miembros que podía
extenderse hasta las 12 millas para sus propios pescadores. Durante décadas, la
política pesquera de la Comunidad Europea se ha basado en la distribución de
cuotas de captura a los países miembros sin preocuparse por los recursos.

En la actualidad, la baja tasa de reproducción pesquera ha obligado a reducir el


volumen global de capturas autorizadas. De 240.000 toneladas anuales de bacalao
en 1983 se pasó a 100.000 en 1991 y 370 en 2017 dentro del concepto de «Total
Admisible de Capturas» que la Comisión Europea fija anualmente de acuerdo con
los dictámenes científicos del Consejo Internacional para la Exploración del Mar y
del Comité Científico, Técnico y Económico de Pesca .

Las tecnologías punta han aumentado la productividad pero el agotamiento de los


caladeros ha impuesto una política más restrictiva en las aguas comunitarias y
siempre bajo control de la Comisión Europea. Hoy, muchas especies se hallan
amenazadas de extinción y la conservación de los recursos es el principal objetivo
de Bruselas. De manera simultánea, la Comisión europea fomenta los acuerdos
pesqueros con países terceros para evitar el aumento del déficit comercial y paliar
los daños económicos provocados al sector pesquero por su
reconversión. Actualmente, la Unión Europea dispone de derechos de pesca en
costas africanas, del Océano Índico y de América latina.
La política común concede también relieve a las actuaciones para reducir impactos
negativos sobre el medio ambiente, conseguir ahorro de combustible y elaborar
planes de ordenación de las zonas costeras. Todos los países de la Unión
acometen planes de gestión sostenible pesquera basados en el enfoque de
ecosistema y en una preocupación medioambiental.
En 2008, la Unión Europea alrededor del 5% del total mundial de productos
pesqueros, aunque entre 1995 y 2003 la producción europea disminuyó un 17%.
Por otra parte, desde 2002 el Parlamento europeo se esfuerza por una gestión
integrada de las zonas costeras de la Unión Europea y una política
integral, intersectorial y multidisciplinar para la gestión de los mares.
Así mismo, la Convención para el Atlántico del Nordeste, la Convención de Helsinki
para el mar Báltico y la Convención de Barcelona para el Mediterráneo son otros
exponentes de la preocupación de las autoridades de la UE por promover una
política común para la protección de las aguas del mar.

3. Y OTROS RECURSOS

3.1. El mar encierra minerales


La importancia de los minerales existentes en los mares llevó a Estados Unidos a
pedir en 1966 que los fondos fueran declarados «Patrimonio de la
Humanidad». Por los mismos años, el «Club de Roma» auguraba una penuria de
materias primas para principios del siglo XXI, mientras las elevadas cotizaciones
que alcanzaron los metales tras la Segunda Guerra Mundial por el aumento de la
demanda de muchos de ellos impulsaron los trabajos de prospección de varias
compañías mineras en el planeta, y la puesta en marcha de sistemas de
explotación y procedimientos de tratamiento metalúrgico de los minerales
submarinos.
Entre 1974 y 1977, se crearon cuatro consorcios interesados en la extracción de
minerales submarinos en Estados Unidos. Sin embargo, los cambios de coyuntura
económica del mercado en las décadas siguientes y el elevado coste de
extracción de los minerales submarinos provocaron el abandono de la mayoría de
las explotaciones iniciadas antes y de los proyectos existentes.

Así, los minerales del fondo de los mares permanecen en la actualidad como una
reserva de recursos para un futuro en el que los costes de extracción sean
menores y los intereses empresariales mayores. La distribución geográfica de los
minerales submarinos está ligada a las características de la plataforma continental
y a la evolución del relieve submarino en relación con la tectónica de
placas. Así, las mayores concentraciones de minerales corresponden a zonas muy
profundas, a las fosas o «rift» de las dorsales submarinas, donde brotan las lavas
basálticas que se expanden y construyen la corteza submarina, a las zonas de
enfriamiento y corrimiento de la corteza en las dorsales y donde la corteza
oceánica choca con la continental hundiéndose por subducción.
En cualquier caso, las dificultades de extracción y las fluctuaciones de los precios
de los minerales han detenido la mayoría de las operaciones para
aprovechamiento minero de los fondos marinos. La tecnología actual no permite
una explotación rentable de los minerales marinos y su futuro dependerá de la
demanda de materias primas minerales, de la situación de agotamiento en que se
encuentren los yacimientos terrestres y de los costes de obtención. Hoy, los
recursos mineros submarinos constituyen un capital que se desea preservar para el
futuro y en ese sentido se orientan las políticas estatales y los acuerdos
internacionales para el aprovechamiento de los mares. Precisamente, fue la
importancia económica y estratégica de los recursos mineros del mar lo que
motivó la petición de Estados Unidos en 1966 de que los fondos submarinos fueran
declarados «Patrimonio de la Humanidad».

Por otro lado, siguen vigentes los acuerdos de la Comisión Preparatoria de la


«Autoridad Internacional de los Fondos Marinos» y del «Tribunal de Derecho del
Mar» que otorgaron en diciembre de 1987 a Francia, la India y Japón su
reconocimiento como inversores pioneros en la explotación de los recursos
minerales submarinos y les atribuyó sectores de actividad para evitar posibles
conflictos internacionales. 140 de la Convención, «en beneficio de toda la
humanidad, independientemente de la ubicación geográfica de los Estados». si
bien se prestará consideración especial «a los intereses y necesidades de los
Estados en desarrollo y de los pueblos que no hayan logrado la plena
independencia u otro régimen de autonomía reconocido por las Naciones
Unidas». No menos importante es la explotación de las salinas.

El bromo, utilizado para evitar que se acumule el plomo en los motores de


gasolina, ha dado lugar a numerosas plantas de extracción junto al mar, sobre todo
en Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Italia y Francia.

3.2. El agua del mar, riqueza en sí misma y fuente energía


Los mares son también una fuente de energía inagotable ya que las mareas, las
olas y las corrientes proporcionan energía para mover turbinas y producir
electricidad. En el estuario del río Rance, se encuentra la primera y mayor central
del mundo capaz de producir electricidad a partir del empuje de las
mareas. Además, las olas se aprovechan para dar energía a boyas luminosas que
facilitan la navegación nocturna, y en 1995, se inauguró en Escocia la primera
central de electricidad a partir de la fuerza de las olas. No obstante, la mayor
riqueza energética de los mares con relación a los actuales niveles tecnológicos y
a la rentabilidad económica del momento está constituida por los yacimientos de
petróleo y gas en sus fondos.

En la actualidad, aporta más de un tercio del consumo mundial y el 30% de la


producción mundial. El primer petróleo submarino se obtuvo en 1896 en las costas
de California, y luego en el golfo de México, Maracaibo, Alaska y golfo
Pérsico. Posteriormente, se han puesto en explotaciones otros, los más
importantes en el golfo de Guinea, la plataforma brasileña, el Mediterráneo, el mar
del Norte, Indonesia y Malasia. Para encontrar nuevas reservas, las compañías
perforan pozos submarinos a una profundidad cada vez mayor, entre 1.500 m y 00
me incluso a 5.000 m en Brasil.

Las tecnologías más avanzadas se basan en plataformas de cemento de gravedad


y torres ancladas. Las primeras, las plataformas de cemento de gravedad, son
estructuras flotantes de enormes dimensiones que disponen de grandes depósitos
submarinos para almacenar el petróleo crudo. Por su parte, las torres ancladas son
plataformas de nueva generación en aguas muy profundas. En el golfo de México
las plataformas están ancladas al fondo mediante cables de más de 900 m de
longitud.

Recientemente se han descubierto también reservas importantes de hidratos de


metano a 1000 metros de profundidad. Se estima que las cantidades potenciales
de este tesoro energético serían equivalentes a dos veces las reservas de
carbón, petróleo y gas, por lo que cubrirían las necesidades de energía de la
humanidad durante cientos de años.

4. USOS DEL LITORAL

4.1. Concepto de litoral


La costa: la estrecha franja (de unas decenas de metros de amplitud como máximo)
que está o puede estar en contacto con el mar ". En zonas de marismas, llega
varios kilómetros tierra adentro.
El litoral: Es el área terrestre contigua a la costa, entre 3 y 12 kilómetros según las
actividades que se realizan. Dentro del litoral, entra también la superficie marítima
próxima, de una a varias decenas de millas náuticas según la plataforma
continental hasta la isobata de los 200 metros.
La zona de influencia litoral: el espacio terrestre y marítimo donde se deja sentir la
influencia de algunas actividades del litoral o donde algunas actividades pueden
incidir sobre este (por ejemplo, vertidos urbanos o industriales, infraestructuras de
transporte, zonas urbanas con fácil acceso a la costa.

Proliferación de construcciones al borde del agua que rompen la circulación de las


brisas mar-tierra durante el día y la noche, dificultan el paso del sol e interrumpen
el perfil transversal de las playas, dificultando su recuperación natural. Destrucción
de dunas, con desaparición de reservas naturales de arena hasta impedir el
mantenimiento de las playas y hacer irreversibles procesos erosivos de
costas. Disminución de las reservas naturales de arenas y gravas por extracción de
gravas y arenas en playas, cauces de ríos, barrancos, ramblas, etc. Su
consecuencia es el deterioro de las playas y, en casos extremos, su desaparición.

4.2. Ocupación intensiva del litoral


La ocupación masiva del litoral por nuevos usos se ha realizado de manera rápida
en el mundo, sin tener en cuenta las implicaciones medioambientales de la
interacción tierra-mar, ni factores de conservación y valoración social del
territorio. Así, en la provincia de Málaga, el 81 % de la franja entre los 500 metros
hacia el interior y la línea de costa ya es suelo.
Inundaciones a veces catastróficas habituales a lo largo de toda la costa
mediterránea bajo situaciones atmosféricas de «gota fría», a finales del verano y
comienzos del otoño. La Comisión Europea alertó en abril de 2004 de los peligros
que suponía la creciente erosión de las costas por la actividad humana, recogiendo
las conclusiones de un estudio realizado durante tres años en el litoral de los 27
países de la Unión Europea, con casi la mitad de su población a menos de 50 km
del mar y la mayoría en áreas urbanas junto a la costa.

El 20% de las costas europeas se hallaban muy afectados por este tipo de
erosión. Sus consecuencias se manifiestan en una regresión de la línea de costa
estimada entre medio metro y dos metros al año. Sus efectos se dejan sentir sobre
el medio ambiente y el conjunto de la actividad humana, con 70 millones de
europeos, el 14% de la población, residiendo a menos de 500 metros de la
costa. Por último, a los peligros de erosión ocasionados por la actividad humana y a
las dificultades de gestión por la coincidencia de usos del suelo muy variados
sobre un mismo espacio, se añaden el aumento del nivel del mar por el
recalentamiento de la atmósfera y el incremento de situaciones ciclónicas de
especial intensidad que originan inundaciones, cada vez más achacados al
«cambio climático» y especialmente visibles en medios insulares del trópico, como
Puerto Rico.

Respecto a España, el estudio de la Comisión Europea de 2004 al que se ha hecho


referencia, señalaba que el 11,5% de su litoral presentaba un elevado grado de
erosión.

4.3. Usos tradicionales

4.3.1. Puertos pesqueros


En España, existen 265 puertos base de pesca, gestionados en su mayor pare por
las Comunidades autónomas en las que se encuentran. En el País Vasco, con 16
puertos, Pasajes es una importante base de la flota bacaladera y las localidades de
Bermeo, Ondarroa y Lequeitio suman a su tradición pesquera, fábricas de
conservas y e industrias de salazones. En Asturias y Cantabria, también son
numerosos los puertos pesqueros.

4.3.2. Puertos comerciales


Los puertos son puntos de encuentro de los tráficos marítimos y continentales. Por
eso disponen de abundancia de materias primas y productos energéticos que
facilitan la instalación de industrias. Todos necesitan lugares protegidos para
resguardar las embarcaciones de los embates del mar y lugares profundos para las
operaciones de carga y descarga. De ahí que sus emplazamientos preferidos sean
bahías o calas, ríos y estuarios. En casos extremos, motivados por razones
estratégicas o económicas, los puertos se construyen de forma artificial mediante
diques y dársenas que se adentran en el mar, como el puerto de Casablanca.
La mayoría de los puertos reciben un tráfico de todo tipo, pero algunos se
especializan en la manipulación de determinadas mercancías y en la realización de
determinadas actividades, como los puertos pesqueros, petrolíferos, mineros,
militares o deportivos. Londres. En todos esos casos, la evolución es semejante a la
del puerto de Róterdam, surgen en el fondo del estuario, en un punto estrecho que
es posible franquear por un puente, y luego, a medida que aumenta el tráfico y las
necesidades de suelo, las instalaciones se desplazan hacia la boca del estuario.
En España, el puerto de Bilbao, primero en el interior de la Ría del Nervión y ahora
en El Abra, como superpuerto, responde a esas mismas características y evolución.

En España, a pesar de la gran extensión del litoral, las condiciones naturales no son
muy favorables para el establecimiento de grandes puertos ya que predominan las
costas rectilíneas y acantiladas, batidas en exceso por el oleaje. En el Mediterráneo,
los mejores emplazamientos corresponden a los de Cartagena, Palma de Mallorca
y Mahón. En este mar, el oleaje es débil y las mareas no plantean problemas, pero
hay que hacer frente al inconveniente de los depósitos de arenas originados por
corrientes costeras y aportes de los ríos en sus desembocaduras. Un ejemplo lo
ofrece el puerto de Barcelona, próximo a las desembocaduras de los ríos Llobregat
y Besos, por lo que ha necesitado la construcción de grandes diques aguas
adentro y constantes operaciones de mantenimiento.
De los puertos españoles, sólo 98 están autorizados a realizar funciones
mercantiles y 8 absorben más del 50% del movimiento de mercancías y pasajeros.
Sin embargo, no existe un puerto que sirva a todo el mercado nacional: Barcelona
es el puerto con mayor área de influencia, pero tiene que hacer frente a la
competencia del de Valencia, convertido en el puerto de Madrid en la fachada
mediterránea por su proximidad a la capital.

4.4. Usos de ocio y turismo


Las costas proporcionan además ocio y descanso, y posibilidades de prácticas
deportivas para los millones de personas que residen en sus mediaciones o que
acuden a ellas a pasar sus vacaciones desde tierras del interior. La presión turística
y de ocio sobre el litoral depende básicamente de las condiciones
medioambientales, de las dotaciones en infraestructura y de las condiciones de
seguridad. Otro de los aspectos fundamentales de las costas en relación con el
turismo es la cantidad y variedad de alojamientos que puedan existir en cada una
de ellas. Además, las zonas costeras españolas se han consolidado también como
uno de los más prestigiosos destinos de Europa para la práctica del golf.

El interés económico del golf es muy grande, el turismo relacionado con él generó
775 millones de euros en 2016, además, el golf permite diversificar la oferta
turística y facilita el aprovechamiento de los recursos en temporada baja, con lo
que se reduce la concentración estacional del turismo. Es casi el 2% de la oferta
hotelera de España. Actualmente, hay más de 330 hoteles para el turismo de
golf, debido sobre todo al turismo extranjero.
En su litoral, se reconocen usos más o menos compatibles entre sí, pero
algunos, como los industriales, resultan perjudiciales para las actividades de ocio y
turismo.

4.5. Usos urbanos e industriales


La concentración de la población en las aglomeraciones urbanas y la expansión del
proceso de urbanización de las sociedades actuales determinan que los usos del
suelo propios de la ciudad alcancen cada vez mayor extensión a orillas del
mar, produciendo importantes efectos medioambientales y una profunda
transformación del paisaje.
Las tierras de cultivo han retrocedido y los espacios naturales sólo se conservan
bien en enclaves protegidos. Las costas más urbanizadas son las del País
Vasco y sectores concretos de Cantabria y Asturias, vinculados a la existencia de
recursos minerales o energéticos, a un denso tejido industrial en el pasado y, más
recientemente, a un proceso de difusión urbana que se extiende desde los núcleos
principales de población al resto del territorio.

5. PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES

5.1. Contaminación de las aguas


El incremento del tráfico marítimo ha provocado un importante aumento de la
contaminación por vertidos tóxicos e hidrocarburos en todas las costas.
2002, el más reciente, el del petrolero iraní «Sanchi» en el Mar Oriental de China,
hundido el 6 de enero de 2018, con una carga de 136.000 toneladas de crudo, y los
graves vertidos de provocados por accidentes en plataformas de extracción de
petróleo, como los producidos en el golfo de México en 2010, causan mareas
negras de graves consecuencias para la vida del mar, la actividad de los
pescadores y mariscadores y los usos recreativos del litoral.
Los pesticidas y fertilizantes utilizados por la agricultura, los productos tóxicos
vertidos por la industria, los residuos sólidos arrojados al mar y las aguas negras
urbanas contaminan los ríos y las zonas marítimas.

Roma , y en los siglos XVI y XVII, una bahía que servía de fondeadero a la flota
española junto con la bahía de Cartagena, pero desde principios de los 1960 los
vertidos minerales alcanzaron las 7.000 toneladas diarias, el equivalente al caudal
de un río mediterráneo, lo que acabó por provocar su desaparición. El puerto se
rellenó con estos desechos y poco a poco todo su entorno. La línea de costa ganó
casi un kilómetro de tierras al mar, la fauna y la flora marina se empobrecieron. En
la actualidad, la actividad minera ha desparecido y la bahía se beneficia de un
programa de recuperación integral puesto en marcha en 2017, aunque se presume
largo en el tiempo y discutible en cuanto a los resultados. Por otro lado, la refinería
de Repsol y la industria petroquímica son responsables de la contaminación marina
y terrestre de la bahía de Escombreras, otro de los espacios litorales más
contaminados.
5.2. Pérdida de biodiversidad
Las especies pesqueras más valiosas han sido capturadas a un ritmo muy superior
al de su reproducción natural en los últimos 30 años. Para hacer frente a la escasez
de las especies comercializadas tradicionalmente, los pescadores han tenido que
ampliar las captura a especies situadas en un escalón inferior de la cadena
alimentaria marina, con el consiguiente perjuicio para los grandes
peces, mamíferos y aves marinos que han visto reducir sus posibilidades de
alimentación. Las redes de arrastre ocasionan la desaparición de numerosas
poblaciones del fondo del mar y los barcos incumplen con frecuencia la
prohibición de calar las artes de pesca a menos de 50 m de profundidad.
Actualmente, se estima que la mitad de la flota mundial tendría capacidad para
extraer el total de lo que los océanos pueden producir al año. La pesca de arrastre
es una de las principales causas de regresión de las praderas de «posidonia» del
Mediterráneo, vegetal que cubre los fondos arenosos hasta 40 m de profundidad y
proporciona cobijo y alimento a especies comerciales, como el mero, la lubina, el
sargo y el salmonete. Así mismo, las redes de deriva de hasta 20 kilómetros de
longitud y 30 m de profundidad, utilizadas para la pesca del atún y el pez
espada, ocasionan la muerte de otras especies que quedan enmalladas
accidentalmente, como delfines, ballenas, tortugas y tiburones. Estas redes son de
mallas muy finas fabricadas en nilón, casi invisibles y muy dañinas para la vida del
mar.

5.3. Deterioro de las costas


Las urbanizaciones masivas y la utilización despilfarradora de las orillas del mar
dañan los ecosistemas litorales y prelitorales. Y lo mismo ocurre con las grandes
obras de ingeniería civil junto al mar, que destruyen suelos y modifican paisajes.
1979, el Ministerio de Fomento destina parte de su presupuesto a la recuperación
del litoral.
A partir de entonces, se han multiplicado las regeneraciones de playas, los paseos
marítimos, las intervenciones en vías de acceso y las mejoras de terrenos. En 2017,
España obtuvo 684 banderas azules, situándose a la cabeza de los 33 países del
hemisferio norte que participan en los esfuerzos por obtener este reconocimiento.
Por Comunidades autónomas, el mayor número de playas con bandera azul en
2017 correspondió a la Comunidad Valenciana, Galicia, Cataluña , y Andalucía ,
Canarias , Baleares y Murcia.

5.4. Políticas medioambientales


El aumento de la contaminación de los mares determina medidas de control de las
Naciones Unidas a través del derecho del mar y por los Estados ribereños a través
de numerosos acuerdos regionales. Precisamente, la necesidad de regular la
utilización del litoral multiplica las políticas de protección y recuperación de las
costas. Hasta 1979 no existía en España ninguna partida presupuestaria de la
administración para proteger, recuperar o mejorar el litoral, pero desde entonces a
nuestros días se han realizado actuaciones.
Ley anterior, impulsa también la conservación y gestión del litoral. De manera
simultánea, autoridades y promotores asumen estrategias turísticas sostenibles
que pretenden compatibilizar esparcimiento, ocio y conservación de la naturaleza.
Se trata de reducir los daños medioambientales del turismo de masas y controlar la
excesiva urbanización del litoral.
Las leyes de costas regulan en todos los países los usos del litoral y diferentes
normativas se preocupan por la protección legal de los espacios naturales de
mayor interés ecológico que aún perduran junto al mar.
Además, esos espacios naturales se convierten cada vez más en lugares de
atracción para visitantes y turistas. El aumento de la sensibilidad medioambiental
hace que amplios segmentos de la población rechacen destinos turísticos
tradicionales de costa, totalmente o muy saturados por la presión demográfica y la
especulación inmobiliaria, y prefieran la proximidad a espacios medioambientales
privilegiados.

Por otra parte, la preocupación medioambiental de las áreas marinas data de los
años 1920 y 1930. La "Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza" en
su "Estrategia Mundial de Conservación" define la conservación: "como la
ordenación de la biosfera para que pueda rendir los máximos beneficios a las
generaciones presentes sin que pierda su potencial para satisfacer las necesidades
de las generaciones futuras". Se identifica conservación con desarrollo sostenible,
lo que implica la preservación de los recursos vivos tanto en tierra como en el mar
para transmitirlos a las futuras generaciones.
La "Estrategia Mundial de Conservación" incluye la protección general de las áreas
costeras y marinas, tratando de hacerlas compatibles con su explotación
económica y el desarrollo local sostenible. El mayor número de medidas de
conservación recae sobre los arrecifes de coral, los estuarios y lagunas, alta mar,
los mares polares y las pequeñas islas. Dentro de esta preocupación figuran
siempre los espacios medioambientales especiales que, además de tener un
componente marino, comportan valores ecológicos y ecosistemas de importancia
por su biodiversidad, como manglares, marismas, estuarios, lagunas, playas y
acantilados, y las tierras adyacentes.
La normativa legal para las áreas marinas protegidas varía mucho de unos países a
otros. Unos aplican a estas áreas la legislación general de protección
medioambiental, como Francia o Kenia; otros utilizan leyes o decretos específicos
que se añaden a la legislación general, como Venezuela o Colombia, y otros,
legislaciones exclusivas, como Estados Unidos o Nueva Zelanda.

6. EL MAR, UN ESPACIO DE CONFLICTOS ENTRE ESTADOS

6.1. El mar, un instrumento de poder y de conflicto entre los estados


Mientras el poder de los Estados se extendía en el siglo XVI sobre las aguas
costeras hasta tres millas náuticas mar adentro, el alcance de los cañones de la
época, esa jurisdicción se amplió a 12 millas en la primera mitad del siglo XX y a
200 millas después de la Segunda Guerra Mundial. EL descubrimiento de
petróleo y gas natural en las plataformas continentales motivó la primera
declaración unilateral de ampliación de aguas jurisdiccionales a 200 millas por
el Presidente Truman de los Estados Unidos en 1945. La ampliación de las
aguas jurisdiccionales es una de las principales manifestaciones de la tendencia
general de los Estados a invadir el mar en defensa de intereses
económicos, estratégicos y de protección de los recursos naturales que se
consideran exclusivos. Tampoco se pueden olvidar los conflictos de los
Estados continentales interiores por disponer salida al mar.

En el Mediterráneo, ninguno de los 18 Estados ribereños ha decretado el


establecimiento de su zona «exclusiva» para evitar tensiones políticas y
militares. La soberanía de cada país se limita a 12 millas de la costa. Los
acuerdos de La Haya, de noviembre de 1976, decidieron la ampliación a 200
millas de la zona de jurisdicción comunitaria, y, simultáneamente, se determinó
que cada Estado reservara 12 millas de su costa para uso exclusivo de sus
pescadores.

6.2. Las leyes del mar


De manera simultánea a la modificación del derecho del mar, el agotamiento de
recursos pesqueros en los caladeros del hemisferio norte, el deseo de rentabilizar
los recursos propios y la necesidad de controlar la contaminación, han forzado la
elaboración y aprobación de multitud de acuerdos internacionales que aspiran a un
uso responsable de los mares.
Su éxito depende de que las autoridades de los diferentes los países se muestren
dispuestas a cooperar y a asumir políticas de intervención y control de los recursos
del mar. A partir de 1994, se ha dado un paso más en la regulación mundial de los
recursos pesqueros al ponerse en marcha la redacción del "Código de Conducta
para la Pesca Responsable", siempre bajo los auspicios de la FAO y con el
consenso de los Estados ribereños del mar.
Dentro de la Unión Europea, la actividad pesquera se regula por la "Política Común
de la Pesca", iniciada el 25 de enero de 1983 por los entonces diez Estados de la
Unión, con el objetivo de preservar los recursos marinos, lo que ha determinado
una política muy restrictiva de las capturas dentro de las aguas de la Unión.

6.3. La ley española de protección y usos sostenibles del litoral


La Ley 2/2013, de «Protección y uso sostenible del litoral y de modificación de la
Ley 22/1988, de Costas», declara el carácter público del mar y sus orillas, regula la
utilización del litoral e intenta evitar su contaminación.
Las zonas que establece son:
Zonas de dominio público: la ribera del mar y las rías (zona marítimo terrestre), el
mar territorial y las aguas interiores y los recursos naturales de la zona.
Zonas de servidumbre: servidumbre de tráfico (6 m al interior de tierra),
servidumbre de protección (100-200 m tierra adentro) y servidumbre de acceso al
mar.
Zona de influencia: abarca como mínimo 500 m desde la ribera del mar. En ella se
establecen exigencias para la protección del "dominio público" y reservas de suelo
para acceso del tráfico rodado y estacionamiento en playas.

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