Diagnóstico Comunitario
Diagnóstico Comunitario
Diagnóstico Comunitario
Este documento toma apartes textuales del Cuadernillo No. 44 “El Diagnóstico Participativo Local en Intervenciones
Sociales.” Escrito por la socióloga argentina Olga Nirenberg, para el Centro de Apoyo al Desarrollo Local – CEADEL. Se
utiliza exclusivamente en el ejercicio docente como documento de análisis para el tema Diagnóstico Comunitario y su
relación con el ejercicio del terapeuta ocupacional y el desarrollo comunitario.
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Docente: María Elizabeth Fonseca Villamarín. T.O., UN; E.E., UPN; Mg. Educación Comunitaria, UPN; Instructora CIF, OPS-CEMECE.
− Un componente predictivo: cuáles serían las consecuencias, qué sucedería si no se interviene y se
deja que las cosas sigan su curso “espontáneo”.
Es importante retomar aquí el término de situación problemática, o construcción del problema, ya
que de lo que se trata es de efectuar una reconstrucción interpretativa y comprensiva de un sector
delimitado de la realidad. El diagnóstico no equivale a descripción, sino que constituye una
reconstrucción “analítica” sintética e interpretativa de una parte de la realidad que se pretende
transformar.
El diagnóstico constituye una de las varias intersecciones que existen entre la planificación y la
evaluación; eso es así por la doble utilidad comentada: para fundamentar las hipótesis y las acciones
propuestas y por su contribución al parámetro comparativo requerido para el proceso evaluativo.
En resumen, puede decirse que un diagnóstico debe buscar, recopilar y sistematizar la información
secundaria existente, cuanti y cualitativa, proveniente de diversas fuentes y recoger información
primaria (también de índole cuanti y cualitativa) en relación a la situación problemática específica;
en primer lugar acerca de la población que es afectada por la situación diagnosticada o está en riesgo
de serlo, y también acerca de los recursos disponibles en forma real o potencial (institucionales,
programáticos, de recursos humanos y financieros, entre los más relevantes) orientados a dicha
situación problemática en el territorio donde la misma ocurre, así como acerca de los actores
estratégicos que influyen real o potencialmente en la situación problemática. El diagnóstico permite,
entre otras cosas, prever el potencial asociativo de las instituciones y actores presentes en la
comunidad, lo que permite una aproximación a evaluar las posibilidades de trabajo conjunto y de la
conformación de equipos de concertación.
3. El diagnóstico comunitario.
Es posible afirmar que una comunidad estaría conformada a partir de las siguientes características:
− Asentarse en una localidad geográfica (el territorio, la vecindad).
− Tener estabilidad temporal (comunidad de vida) es decir contar con una cantidad de tiempo (años)
de residencia en la comunidad.
− Contar con instalaciones, servicios y recursos materiales que forman núcleos y ejes de
condensación comunicativa y relacional de los individuos. Por ejemplo: un parque, un salón
comunal, una quebrada, entre otros.
− Poseer una estructura y sistemas sociales (de socialización, control y apoyo social, poder y
distribución de servicios y recursos), siendo en el seno de estos sistemas donde suelen originarse los
problemas a superar mediante las intervenciones comunitarias. Por ejemplo, la institución escolar,
un CAI, una biblioteca, el centro de salud, entre otros.
− Vínculos resultantes (sentido psicosocial de comunidad) expresado en dos dimensiones: la vertical,
o la identificación o sentido de pertenencia; y la horizontal, o el conjunto de interrelaciones y lazos
entre los miembros comunitarios.
En otras palabras, se entiende por comunidad un sistema o grupo social de raíz social local,
diferenciable en el seno de la sociedad de que es parte en base a características e intereses
compartidos por sus miembros y subsistemas que incluyen: localidad geográfica, interdependencia
e interacción psicosocial estable y sentido de pertenencia a la comunidad e identificación con sus
símbolos e instituciones. La noción de comunidad está caracterizada en el componente territorial o
por el hecho de que determinadas personas habitan un determinado territorio. Aunque puedan
existir otras caracterizaciones más allá de lo territorial, a efectos de las intervenciones o proyectos
sociales la comunidad puede considerarse como el espacio social local que constituye el lugar de la
palabra y los intercambios, de los acuerdos y controversias, de la materialización de los resultados,
del hacer mancomunado.
Cuando se habla de comunidad se hace referencia a sujetos que recorren espacios comunes en la
vida cotidiana y sus complejas alternativas, a relaciones que conectan desde lo distinto y aún desde
lo contradictorio. La comunidad en este sentido se construye en arduos procesos de consensos
siempre circunstanciales y contingentes, que necesitan de permanentes redefiniciones y
concertaciones explícitamente trabajadas.
El diagnóstico comunitario es el primer análisis que se lleva a cabo en forma previa al diseño de una
intervención o proyecto social.
La información obtenida del diagnóstico comunitario permite orientar la acción, clarificar los
objetivos y adaptar el proceso de intervención a las características de los participantes o población
involucrada. En este proceso de realización del diagnóstico deben incorporarse las distintas
organizaciones que se vinculan directa o indirectamente con la temática de interés, mediante la
aplicación de distintas técnicas (especialmente aquellas basadas en dinámicas grupales).
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El término abogacía traduce la palabra inglesa advocacy, que alude a las acciones que se desarrollan en favor de una
causa, para colocarla en forma relevante en la agenda pública y en las políticas gubernamentales.
-Indicadores de pobreza en la población general (personas con NBI y por debajo de líneas de pobreza
y pobreza absoluta).
− Hogares monoparentales y/o con jefatura femenina.
− Disponibilidad de infraestructura (agua potable y saneamiento básico, red de gas natural, luz
eléctrica, transporte, telefonía y vías de comunicaciones, entre otro
− Marco político municipal o local en relación con las poblaciones o grupos poblacionales priorizados.
− Identificación de actores y dinámica socio – institucional. Un actor social puede ser una
organización formal, pública o privada; una asociación de la comunidad, un grupo comunitario,
grupos particulares de interés, sectores socioeconómicos, otros grupos identificados (definidos
según algún atributo o rol específico dentro del campo de intervención) e incluso individuos que
intervengan en la dinámica comunitaria en forma relevante. Deben identificarse aquellos actores
significativos que operan en el territorio, en relación con el segmento de población al que se orienta
la intervención. Se hace referencia al conjunto de instituciones, organizaciones, empresas, grupos
comunitarios, entre otros, que tienen incidencia o vinculación, actual o potencial, respecto de la
población priorizada.
Los distintos tipos de actores que en principio pueden identificarse, son:
− Establecimientos de salud según niveles de atención (centros de salud y hospitales).
− Jardines infantiles o centros de nutrición, protección y bienestar infantil.
− Establecimientos educativos.
− Otras áreas o programas gubernamentales, orientados a los diferentes grupos poblacionales,
según temáticas (salud, educación, vivienda, nutrición, cuidado, recreación, defensoría de derechos,
entre otros).
− Las entidades u organizaciones comunitarias (ONG, OSC) que se orientan a la población objetivo
según temáticas de trabajo (salud, educación, vivienda, nutrición, cuidado, recreación, defensoría
de derechos, entre otros.) y áreas geográficas de cobertura.
− Organizaciones juveniles (clubes, centros estudiantiles, grupos, movimientos, entre otros.)
− Empresas, gremios productivos y fundaciones de empresas que tienen algún tipo de actuación
social con la comunidad y particularmente con el o los grupos priorizados.
− Grupos o movimientos políticos de relevancia.
− Instituciones académicas.
Es de importancia resaltar que la identificación de los actores irá ampliándose progresivamente, a
medida que se avanza en el conocimiento de las relaciones dentro del territorio de intervención. El
trabajo en conjunto con los actores debe permitir la construcción de un mapa de relaciones en el
territorio.
Conocer las relaciones entre los actores sociales permite introducir la noción de dinámica en el
campo, en el espacio situacional que se analiza. Estas relaciones pueden ser diversas por su
contenido, por su frecuencia y por su intensidad.
Los problemas identificados y priorizados por los diversos actores a través de distintas técnicas
(usualmente en el marco de talleres, con dinámicas grupales) constituyen en su conjunto la
problemática de intervención que deberá encarar la organización responsable de diseñar e
implementar el proyecto. A partir de la priorización de las situaciones problemáticas identificadas,
se analizan los procesos / problemas que conducen a cada uno de elementos constitutivos de la
problemática de gestión, identificando aquellos factores o procesos causales sobre los que existe
capacidad de intervención por parte de los actores sociales concretos responsables de diseñar la
intervención.
Para alcanzar este objetivo será necesario reconocer las interrelaciones existentes entre los
problemas identificados, que permita identificar los puntos y procesos críticos sobre los cuales hay
que actuar para desencadenar modificaciones que tiendan a corregir o resolver los problemas que
afectan la situación de la población objetivo en la temática considerada.