Cuentos para Salir A Recreo

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M a i n é , Margarita

Cuentos para salir al recreo. - 1 ed.- Buenos A i r e s :


G r u p o Editorial N o r m a , 2006
64 p : 1 8 x 1 1 c m . - Torre de Papel

I S B N 987-545-357-9

1. Narrativa Infantil Argentina I. Título


C D D A863.9282

Contenido

Francisco y el dragón
Peligro debajo del banco
La goma nueva
© 1 9 9 9 Margarita Mainé Las letras inquietas
© 2 0 0 6 en español para todo el m u n d o ,
Editorial N o r m a S . A .
Francisco enamorado
A A 53550, Bogotá, C o l o m b i a . Enamorado otra vez
Reservados todos los derechos.
Prohibida la reproducción total o parcial
de esta obra por cualquier medio,
sin permiso escrito de la Editorial.

Impreso en Argentina - Printed in Argmtina


Primera edición: enero de 2006
Segunda reimpresión: octubre 2006

D i s e ñ o de la colección: María O s o r i o y Fernando Duque


D i a g r a m a c i ó n y armado: Magali Canale

C C 12220
I S B N 987-545-357-9
Para Patricia Piastri y Gradea Ponce,
maestras de primer gado con lasque
compartí tantas horas fáioss de trabajo.
A V I S O PARA EL LECTOR:

Francisco es un niño como vos. Y como


vos tiene que ir a la escuela. Pero para él
la escuela no es un lugar donde se apren-
de y se trabaja. Para Francisco, casi todo
el tiempo, la escuela es un lugar donde se
juega y se viven fantásticas aventuras. La
maestra no siempre está de acuerdo con
esto y entonces...
Bueno, si quieren saber algo más tendrán
que pasar de página.
Francisco y el dragón

anana de lunes en primer gra-


do. A Francisco le cuesta olvidarse del
fin de semana y del partido de fútbol
que le ganó a su tío. La maestra ya es-
tá explicando algo y Francisco, con
desgano, saca los útiles de la mochila.
Hoy va a trabajar bien para poder
salir al recreo sin problemas, porque
a Francisco siempre le pasa algo y no
puede terminar la tarea en la clase.
En cuanto escribió la primera letra,
al lápiz se le quebró la punta y, bus-
cando el sacapuntas en la mochila,
encontró una moneda vieja que le re- Así fue que se quedó solo en el au-
galó su tío. Se la mostró a Ezequiel y la y con su tarea para hacer.
empezó a explicarle lo antigua que Escribió lunes y en ese momento
era. Como Ezequiel no le creía, estu- entró Alejandro para buscar las figu-
vieron discutiendo y hablando toda la ritas y llevárselas al recreo.
hora. Mientras discutían, Ezequiel - A verlas... -dijo Francisco con
hacía la tarea pero Francisco... bronca. Alejandro siempre terminaba
Cuando sonó el timbre del recreo su tarea en clase y encima tenía figuritas.
todos salieron corriendo. Francisco se Alejandro se las mostró orgulloso
escondió detrás de Camila. Con un pero apurado. Lo único que quería
poco de suerte la maestra no lo veía y era volver al recreo para cambiar figu-
no tenía que mostrarle el cuaderno. ritas con sus amigos.
Cuando Francisco iba llegando a Francisco miraba las figuritas y pen-
la puerta del salón, el corazón le ga- saba que no era justo que él solo se
lopaba; quizás hoy se salvaba, un pa- perdiera el recreo. Cuando Ale quiso
sito más y... salir, le dijo:
-Francisco, antes de irte al recreo,
mostrame tu cuaderno -dijo la maestra.
Francisco se volvió a buscar su cua-
derno adivinando lo que pasaría des-
pués. De toda la tarea que habían
hecho ese día, él sólo había escrito
mar, de martes y para colmo era lunes.
-Si no trabajas en clase, trabajarás
durante el recreo -dijo la maestra re-
pitiendo una ley que Francisco cono-
cía de memoria.
- N o te las doy nada. Yo ayer tenía
figuritas como éstas y se me perdie-
ron. Seguro que vos me las sacaste.
Ale dijo que no era verdad, que su
mamá se las había comprado y en-
tonces empezaron una discusión de
esas que duran mucho y no sirven
para nada.
Cuando Alejandro se cansó, para
no perderse todo el recreo fue hasta
el pizarrón y con una tiza dibujó un
enorme dragón con cara de malo.
Después dijo: Como buen espadachín amenazó al
-Ahora voy a salir al recreo y voy dragón, que de un zarpazo le sacó la
a contar hasta tres. Este dragón del regla y las figuritas al mismo tiempo.
pizarrón te va a sacar mis figuritas. Después rompió la regla en diez peda-
Tendrás que vencerlo -y se fue dan- citos y con un nuevo rugido demostró
do un portazo. que era un dragón malísimo.
A través de la puerta, Francisco es- A Francisco se le ocurrió una 17
cuchó la voz de Alejandro: idea. Agarró el borrador y de una so-
- U n o , dos... tres. la pasada le borró la cara de malo y
Francisco pensó en borrar el dra- le dibujó unos ojos dulces y una son-
gón pero cuando apoyó el borrador risa de dragón en la boca.
en el pizarrón escuchó un rugido es-
pantoso.
Alejandro no le había mentido. E l
dragón se movía furioso y con cara
de pocos amigos.
-¡Dame esas figuritas! -dijo con
voz dragonosa y Francisco se quedó
duro de miedo. ¡No sólo se movía,
también hablaba!
-¿Quién sos? -le preguntó deso-
rientado.
-Soy un dragón. ¿No me ves?
GRREJIR, dame esas figuritas.
Francisco se acercó a su mesa y aga-
rró su regla. Muchas veces le había
servido como espada con sus amigos.
-Qué lindo estás ahora -le dijo Recorrieron un camino de pas-
contento. tos altos y se sentaron en una
El dragón miró para todos lados co- plantación "de lechuga. Allí vivían
mo buscando algo. Después le pidió a cocodrilos, sapos, ranas, langostas
Francisco que le dibujara un espejo y muchos animales más. Todos
para ver cómo había quedado. Fran- verdes.
cisco garabateó un espejo un poco -¿No se aburren? -preguntó Fran-
chueco y cuando el dragón pudo ver- cisco recordando los hermosos colo-
se quedó muy conforme. res de sus lápices.
Después invitó a Francisco a reco- El dragón le explicó que en época
rrer su mundo de pizarrón. de clase estaban de fiesta:
-Tengo que terminar mi tarea -le -Todo lo que dibuja la maestra
contestó él en un ataque de respon- en el pizarrón nos sirve para jugar.
sabilidad. Jugamos a la lotería con los núme-
Entonces el dragón se ofreció a ros de las cuentas y armamos histo-
ayudarlo y, como parece que era un rias con las palabras.
dragón muy inteligente, el trabajo en- Recorrieron muchos lugares. El dra-
seguida estuvo terminado. gón le regaló a Francisco manzanas
-Ahora sí vamos -dijo Francisco verdes y caramelos de menta.
contentísimo- pero... ¿por dónde en- De pronto, se escuchó el timbre.
tro? -preguntó desilusionado miran- -Dale, Francisco, que terminó el
do el pizarrón. recreo -le dijo el dragón.
El dragón le propuso que dibuja- Volvieron hasta el pizarrón. Por
ra una puerta con la tiza y cuando suerte nadie había borrado la puerta
Francisco lo hizo, giró el picaporte y Francisco se despidió con un abra-
y de un salto entró al mundo verde zo. Prometió dibujar tomates y flores
del pizarrón. de todos los colores.
Cuando entraron los chicos del
recreo, Alejandro encontró las figu-
ritas sobre la mesa, la maestra lo fe-
licitó a Francisco por su trabajo ter-
minado pero no le creyó cuando le
dijo que un dragón le había roto la
regla en diez pedacitos. 21
Peligro debajo del banco

Hoy sí que Francisco está deci-


dido a trabajar.
Nada de jugar, esconderle las co-
sas a Estefanía para que rezongue
ni ponerse a hablar de aviones ul-
trasónicos.
Hoy sí. Hoy va a hacer todo lo que
le diga la maestra y cuando llegue el
recreo va a salir sin problemas.
La maestra explica la tarea y escri-
be la fecha en el pizarrón. Francisco,
muy aplicado, saca su lápiz negro de
la cartuchera. Escribe "ma" de martes
Se quedan los dos muy quietos
mirando los zapatos de taco de la
maestra.
-¡Cuerpo a tierra! -grita Francis-
co-. Estamos en serio peligro.
Entonces Ezequiel usa su marca-
dor como radiotransmisor.
-Atención, atención a todas las
tropas. Necesitamos ayuda. Esta-
mos a punto de ser descubiertos.
Cambio.

y el lápiz le hace trampa otra vez, se


le escapa y cae.
Allá va Francisco detrás de su lá-
piz. Debajo de la mesa se encuentra
con Ezequiel, que está buscando su
marcador rojo.
-Qué suerte Fran, vos también te
salvaste del bombardeo -le dice Eze-
quiel empezando el juego.
-Sí, al menos pude llegar al refu-
gio-dice Francisco y se olvida de las
intenciones de trabajar.
-Silencio, silencio -dice Ezequiel
susurrando-, el enemigo se acerca.
en el suelo empieza a tirar bombas pa-
Y el lápiz de Francisco también
ra todos lados.
transmite mensajes a las tropas.
El marcador de Ezequiel es ahora
-Alto. Parece que el enemigo se di-
un moderno detonador de explosivos.
rige al refugio vecino. Fuera de peli-
"Ppssshhh" hace cada bomba al
gro. Cambio.
explotar y los dos amigos se alegran
Las piernas de la maestra se alejan,
de tener tan buenos silenciadores. 27
alguien la llama desde el otro lado
-Tenemos que salir de aquí -dice
del salón.
Francisco.
Ezequiel le apunta con su arma-mar-
-Se me ocurre una idea para esca-
cador, con ganas de dispararle la tinta
par sin ser vistos -y esta vez el marca-
pero en ese momento a Pablo, otro com-
dor de Ezequiel es una pala filosa con
pañero de mesa, se le cae la goma de
la que empieza a cavar en el piso.
borrar y le da justo en el brazo.
-Cavaremos un túnel y así podre-
-¡Ayyyyyyyy! Me dieron, compañe-
mos llegar con nuestras tropas -dice
ro-grita desesperado.
-Maldito enemigo, no te preocu-
pes- le dice Francisco ahora utilizan-
do su lápiz como un cuchillo-, te sa-
caré la bala en un minuto.
En una operación complicada le
saca el proyectil y después con su
lápiz-aguja cuidadosamente le cose
la herida.
-Gracias, compañero -le dice Eze-
quiel todavía dolorido.
-Ataquemos -propone Francisco y
con pelotitas de un papel que encontró
que la guerra había terminado pero
Francisco y con sus nuevas herramien- un ruido de tacos los asustó otra vez.
tas se ponen a cavar juntos en el piso -¿Qué les pasa a ustedes dos?- pre-
del salón. gunta la maestra cuando los descubre
En ese momento suena el timbre debajo de la mesa.
del recreo. Los chicos la miran resignados. El
-La alarma está sonando, eso quie- enemigo los hace prisioneros por no
re decir que bombardean la ciudad, haber terminado la tarea.
protégete amigo -dice Ezequiel ta- Francisco y Ezequiel perdieron esa
pándose la cabeza con las manos. batalla.
Se quedaron así mientras todos
huían al recreo. El salón quedó silen-
cioso. Francisco y Ezequiel pensaron
La goma nueva

Lili miércoles es el peor día de la


semana. El sábado y el domingo ya
pasaron hace rato y faltan dos días
para descansar de nuevo.
Después de saludos y algunas char-
las, la maestra dice:
-Saquen el cuaderno y la cartuche-
ra, vamos a trabajar.
- U F A -piensa Francisco mientras
saca la cartuchera y bosteza como un
hipopótamo.
-Escriban la fecha -dice la maestra.
- U F A -piensa Francisco y escribe
empezar de nuevo y hacerlo como a
la fecha mientras se refriega los ojos
ella le gusta. Además tiene goma
que se le quieren cerrar.
nueva. Se la compró su mamá por-
-Hoy vamos a inventar un cuento
que la otra la usó en su casa para ha-
-propone la maestra y explica uno por
cer un experimento con agua y le
uno los pasos que hay que seguir.
quedó arruinada.
- U F A Y R E Q U E T E U F A -piensa
Francisco saca su goma nueva de
Francisco, pero se acuerda de que
la cartuchera y empieza a borrar. La
después del trabajo viene el recreo.
goma, contenta, se pone a bailar so-
"Había una vez...", empieza a es-
bre la hoja; primero borra la víbora,
cribir Francisco y el lápiz comienza a
después la V acostada, la A bailando
patinar sobre la hoja. Una A le sale
en una pata... el cuaderno...
bailando en una pata, la V se acues-
ta a descansar. Francisco, que ya em- Francisco mira para todos lados.
pieza a enojarse, aprieta el lápiz con ¿Desapareció el cuaderno?
más fuerza. En ese momento Mar-
cos, su compañero de banco, le toca
el brazo sin querer y la mano de
Francisco dibuja una víbora llaaarr-
gguuííssiimaa en todo el renglón.
Francisco le da un empujón, con tan-
ta mala suerte que lo ve la maestra y
lo reta un poco.
Francisco mira su cuaderno: está
quedando muy feo. Después la maes-
tra le dice que está desprolijo. Fran-
cisco piensa que es mejor borrar todo,
Prueba con la cartuchera, la borra
Algunos compañeros rezongan;
con la goma y también desaparece.
Francisco los borra también.
Más entusiasmado borra el banco.
A Estefanía, que siempre cuenta lo
Marcos empieza a quejarse pero
que Francisco hace mal, le borra la
Francisco con una vuelta de goma lo
boca y la deja muda por un rato.
borra también.
A Joaquín le borra esos marcado-
Pero... ¿qué va a decir la maestra
res lindísimos que nunca le quiere
cuando se dé cuenta de que Marcos
prestar.
no está?
Pero no todos los compañeros de
Enseguida se le ocurre una solu-
Francisco están enojados por los bo-
ción: despacio, muy despacio, se acer-
rrones. Santiago, Bruno y Mariano
ca al escritorio y borra a la maestra
lo único que quieren es que Francis-
con un borrón suave y delicado.
co les preste la goma.
Santi quiere borrarse los apara-
tos que le puso el dentista, Maria-
no al novio de su mamá y Bruno no
se qué.
Así salen los cuatro a borrar cosas
por toda la escuela.
A la secretaria le borran los regis-
tros y la dejan hablando sola.
A la maestra de segundo le borran
el pizarrón y sigue escribiendo las
cuentas en la pared.
Por el pasillo viene la directora
enojada, un borrón grande y adiós
directora.
Cansados de borrar gente se van
al patio. Como borraron el timbre,
pueden salir al recreo cuando les da
la gana.
Se sientan los cuatro a mirar la
goma.
-¿Será mágica?
-¿Estará embrujada?
-Es nueva -dice Francisco-, me la
compró mi mamá.
Mariano hace la pregunta más
peligrosa:
-¿Dónde estarán los que borramos?
Discuten un rato pero la curiosi-
dad les gana y deciden averiguarlo.
Mariano lo borra a Santiago, Bru-
no a Mariano, Francisco a Bruno y
como él es el dueño de la goma se
borra solo.
Pero en cuanto Francisco termina Las letras inquietas
de borrarse, se encuentra en su ban-
co sentado al lado de Marcos y escu-
cha a la maestra que le dice:
-Francisco, ¿terminaste el cuento?

/ \ L Francisco en primer grado


siempre le ocurren cosas muy raras.
Algunas veces su banco se transfor-
ma en barco y su mochila en un sal-
vavidas. Otras veces tiene problemas
para escuchar el timbre que avisa
cuando termina el recreo y se olvida
de volver a clase.
U n día se equivocó de fila y se fue
con los chicos más grandes. Algunas
veces le dan ganas de volver al jardín
de infantes. Pero lo más raro que le
pasa a Francisco es con las letras.
Las letras que la maestra dibuja con
tanto esmero en el pizarrón se mez-
clan, se cambian de lugar o andan
bailando por ahí.
A l menos eso le parece a Francis-
40 co, que siempre tiene problemas pa-
ra copiarlas. Su compañero de banco
le dice que es porque Francisco está
en la luna, pero él sabe que no siem-
pre tiene disponible el cohete espa-
cial. La mayoría de las veces, cuando
copia mal, la culpa la tienen las letras
que se esconden o se cambian de lu- Para él Cdón viajó en C A L A V E -
gar a propósito. RAS y Belorano fue el creador de la
BARRERA.
La cuestión es que cuando se trata
de copiar del pizarrón, los mensajes
de Francisco son peligrosos. Como se imaginarán no era nada
Cuando le pidieron B O T O N E S eacri- fácil para la mamá de Francisco en-
tender los pedidos de la maestra que
biÓ BASTONES.
Francisco copiaba en su cuaderno,
En lugar de C H A P I T A S trajo CHU-
justo cuando las letras se hacían las
PETES.
graciosas escondiéndose o cambián-
En lugar de VAMOS A UNA
dose de lugar.
G R A N J A pUSO V E M O S U N A N A R A N -
Pero el colmo de los colmos fue el
JA. Cuando tuvo que traer fotos de
día que Francisco llegó a su casa con
la L U N A , Francisco trajo de una
CUNA.
una nota que decía:
PARA M A Ñ A N A NECICETAMOS U N
PATO.
-¡Un pato! -dijo la mamá de Fran-
cisco esa tarde cuando llegó cansada
del trabajo-, pero esa maestra ya no
sabe qué pedir. ¿Adonde consigo un
pato a esta hora?
Cuando se le pasó el enojo, llamó
a varias veterinarias pero le ofrecían
perros, gatos, tortugas y ranas. Nin- -Francisco, ¿estás seguro de que te
guna tenía un pato. pidió un pato? -le preguntaban la
mamá y el papá una y otra vez.
- E n el pizarrón decía PATO. Yo lo
copié bien -decía él, ofendido como
si nunca se hubiera equivocado.
Por supuesto que al día siguiente
Francisco fue a la escuela sin pato.
¡Cómo le molestaba no llevar los pe-
didos de la maestra!
Cuando llegó ya había tocado el
timbre. En la fila, los compañeros de
Francisco estaban formados. Cada
uno con un plato en la mano.
-Es para un experimento -le ex-
plicó la maestra, pero Francisco le
dijo que se lo había olvidado. Ya sa-
bía que si le echaba la culpa a las letras
que se escondían en el pizarrón na-
die iba a creerle.
Cuando volvió a su casa no tuvo
más remedio que contarles a sus
papas que el pato era en realidad
un plato.
-Bueno, no es para tanto -le dijo
su mamá -solamente te faltó una letra.
Francisco enamorado

Francisco y Yamila comparten el


segundo banco del lado de la ventana.
-Basta de hablar, Francisco -se es-
cucha decir a cada rato desde el escri-
torio de la maestra.
¡Ah! ¡Si entendiera la maestra!
Francisco sólo tiene ojos, boca y
cabeza para Yamila.
Si mira es para verla. Si habla es
para que ella lo escuche. Si piensa
es para que su cabeza se llene de Ya-
mila y entonces no importan las
cuentas ni la tarea. U n enorme cora-
zón se infla sobre su cabeza y Fran- A l tercer día con Yamila ausente,
cisco empieza a volar. Le encanta ver Francisco junta coraje y en la confu-
cómo Yamila saca punta a sus lápi- sión del recreo escapa hacia la calle.
ces. Es tan delicada... Y cuando corre En un papelito lleva la dirección
en el recreo le parece que sus pies no de Yamila. Camina entristecido y
tocan el suelo. hasta le parece escuchar la música
Una mañana Francisco llega tem- de la novela que mira su mamá
prano a la escuela. Como siempre por televisión.
guarda un lugar en la fila para Yami-
la. La bandera trepa el mástil, pero
Yamila no llega.
Cuando entran al salón, Fran-
cisco se acerca al escritorio de la
maestra.
-Señorita, Yamila no vino -le dice
como si el cielo se hubiera caído.
-Bueno, Francisco, quizás está
enferma -le dice ella y empieza a
pasar lista.
Francisco, respirando enojo, vuel-
ve a su banco. ¡Qué injusta! Dice
que Yamila está enferma sin preocu-
parse. ¡Y él, que no puede hacer nada
sin Yamila!
Pasa un día. Francisco espera.
Pasan dos. Francisco desespera.
un globo. Francisco se toma del hilo
y vuela. Vuela por la ciudad llena de
ruidos y de -gente apurada.
Vuela, vuela y por poquito se
salva de engancharse en los cables
de la luz que forman telarañas en
el cielo.
Colgado del corazón-globo se acer-
ca a una ventana y espía. Allí está Ya-
mila en su cama, tomando un reme-
dio con sabor a remedio. Cuando la
mamá sale del cuarto con el frasco en
la mano, Yamila lo ve a Francisco, se
levanta de la cama y se asoma.
-¿De dónde sacaste ese globo-cora-
zón? -le pregunta sorprendida.
-Bu... bu... bueno, yo pienso en
vos y aparece el globo.
-¿Y qué pensás?
-Que te quiero -dice Francisco y
En cada esquina se detiene a mirar
el globo se infla aún más.
los nombres de las calles, pero no
-Pero yo no -dice Yamila cerran-
encuentra Juramento. Justo el nom-
do la ventana.
bre para la calle donde vive su Yami-
-Pppsssstttt -el globo empieza a de-
la: "Juramento".
sinflarse rapidísimo y Francisco,
-Juramento de amor -piensa Fran-
prendido del hilo, da vueltas por el
cisco, y otra vez el enorme corazón se
cielo como un barrilete perdido.
infla sobre su cabeza. Esta vez es como
Choca con varias palomas, contra
un cartel luminoso y finalmente ate-
rriza en el patio de la escuela con el
cuerpo dolorido y su corazón com-
pletamente desinflado.
María, la nena que se sienta detrás
de Yamila, lo ve caer y con su vocecita
dulce le pregunta:
-Francisco, ¿estás bien?
Francisco la mira a los ojos y se ol-
vida de Yamila. María le gusta tanto
que otra vez un corazón empieza a
crecer sobre su cabeza.

í*—T
1

4EV.
Enamorado otra vez

Francisco no siempre se enamora


de sus compañeras.
Cuando empezaron segundo grado
se enamoró a primera vista aunque
para todos fuera un amor imposible
de aquí a la China.
A "Ella", Francisco la escucha, le
trae flores y le escribe cartas perfu-
madas. Le convida sus galletitas pre-
feridas y hasta es capaz de perderse
54 el recreo ayudándola a ordenar.
"Ella" también lo quiere. Le da be-
sos y lo trata muy bien, tan bien co-
mo a todos los demás.
"Ella", con su altura descomunal,
sus zapatos de taco, sus uñas pinta-
das de rojo.
-Francisco, no te podes casar con
la maestra -le dijo Rodrigo cuando le
confió el secreto, y Francisco sintió
esas palabras como una cuchillada
en el corazón.
-¿Por qué no?
-Porque ella es muy grande, ade- Rodrigo con su espantosa claridad
más me parece que tiene novio -le de pensamiento.
dijo el que hasta ese día era su me- - N o -dijo Francisco-. "Ella" nun-
jor amigo. ca va a ser vieja -y desde ese día de-
-¿Y eso qué tiene que ver? Yo estoy cidió no hablar de esas cosas con chi-
creciendo mucho, ya casi tengo siete. cos que no saben nada de nada.
-Sí y cuando seas grande ella va a Siguieron las cartas, las flores y los
ser vieja, ¿no te das cuenta? -le dijo caramelos de todos los gustos.
Francisco se entristecía un poco
cada viernes para revivir los lunes
por la mañana, cuando "Ella", con
su delantal impecable, blanquito
como las nubes, se paraba delante
de la fila.
La historia de amor de Francisco
tuvo momentos mejores, como cuan-
do "Ella" se sentó en su banco para
explicarle las cuentas, y también peo-
res, como cuando se enojaba con él
por pelear con un compañero.
Cuando Francisco no hacía la
tarea en clase, la maestra también
lo retaba un poco, pero muy po-
quito. Porque entonces Francisco
ponía esa cara de "buenito" que a
su mamá también le gustaba y le
prometía que no volvería a suce-
der, hasta que la maestra termina-
ba sonriendo.
El año fue pasando y las vaca-
ciones llegaron sin pedir permiso.
Francisco no quería n i pensarlo,
le parecía muy triste dejar de venir
al colegio y pasar los días sin
"Ella". Todos los chicos estaban
felices esperando el tiempo de jue-
go y descanso pero a Francisco el
corazón le decía que era mejor se-
guir en la escuela.
Pero como el tiempo vuela casi sin
darse cuenta llegó el último día y
"Ella" lo despidió con un abrazo.
El pensó que no iba a soportar
tres largos meses de vacaciones sin
verla. Pero soportó, era muy bueno
levantarse a cualquier hora y jugar
del día a la noche.
Por fin, llegó marzo y la oportuni-
dad de volver a verla.
Allí estaba "Ella", en el patio del
colegio, con su delantal impecable y La otra maestra le pareció chueca,
su sonrisa. fea, despeinada y sin perfume. Los
-Todo es como antes -pensó Fran- primeros días se portó lo peor que
cisco para después darle un beso y pudo. Pero la segunda semana le do-
contarle de sus vacaciones. Cuando lió la panza y la chueca lo sentó en el
terminó de hablar, "Ella" le dijo: escritorio, le prestó su lapicera y le di-
-Bueno, Francisco, ahora tenes que jo con voz dulce:
ir a otra fila, con tu nueva maestra. -Ya te va a pasar, Francisco.
Francisco escuchó el crac que le hi- Entonces Francisco la miró y no la
zo el corazón mientras "Ella" se aleja- vio ni tan fea ni tan chueca ni tan
ba al frente de otra fila, sonriéndole despeinada y un olorcito de rosas le
a otros chicos. llenó la nariz.
Ahora Francisco está enamorado
otra vez, escribe cartas, regala flores y
espera crecer pronto para casarse con
la maestra.

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