Fs12b. Tema 3 Derecho Comparado

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TEMA 3

LAS FAMILIAS JURÍDICAS DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO


FAMILIA ROMANO-GERMÁNICA

3.1 Concepto de familia jurídica, agrupamiento de los derechos en familia.


3.2 Importancia de la clasificación de los derechos en familias.
3.3 Familia Romano –Germánica. Orígenes y etapas. Estructura de la familia
Romano–Germánica.
3.4 Fuentes del derecho en la familia Romano –Germánica.
3.5 Impacto de la codificación.

SISTEMA JURIDICO
No es sólo importante el conocimiento de los métodos para realizar análisis
comparativo sino que, además, es de vital relevancia tener el conocimiento del
concepto y sentido de familia jurídica y en concreto de la que es en este momento
objeto de estudio, la familia jurídica romano-germánica; así como los caracteres
definitorios de la misma y su ubicación geográfica.
CONCEPTO SISTEMA JURÍDICO
La doctrina mayoritaria ha invertido una buena parte de su tiempo en tratar de
definir qué es sistema jurídico, conceptuándolo con Zárate y otros como “aquél
conjunto articulado y coherente de instituciones, métodos, procedimientos y reglas
legales que constituyen el derecho positivo en un lugar y tiempo determinados.
Cada Estado soberano cuenta con un sistema jurídico propio”, o incluso se define,
siguiendo a Merryman como un cuerpo operativo de instituciones, procedimiento y
normas jurídicas; diferenciándola, de esa manera, de una tradición jurídica que, a
su vez, se puede definir como aquel conjunto de actitudes profundamente
arraigadas y condicionadas históricamente acerca de la naturaleza de la ley,
acerca de la función del derecho en la sociedad y en la forma de gobierno, acerca
de la organización y operación apropiadas de un sistema jurídico y acerca del
modo en que el derecho debe crearse, aplicarse, estudiarse, perfeccionarse y
enseñarse. La tradición jurídica relaciona el sistema jurídico con la cultura de la
cual es una expresión parcial. Coloca al sistema jurídico dentro del ámbito cultural.
Asimismo, Castán Tobeñas nos define a los sistemas jurídicos, diciéndonos que el
conjunto de normas e instituciones que integran un derecho positivo es lo que
constituye un sistema jurídico, es decir, el conjunto de reglas e instituciones de
derecho positivo por las que se rige una determinada colectividad o que rigen en
un determinado ámbito geográfico. Dichas reglas e instituciones, deben ser
suficientemente completas e importantes para que los hombres, a los cuales se
aplican, estén ligados entre sí por una comunidad de derecho, tal y como expresa
Arminjon. No obstante, entre los comparatistas italianos, por ejemplo, Dino Pasini
y en particular Mario G. Losano, es utilizado el término de sistema o sistemas, y
así este último nos habla de “los cuatro sistemas jurídicos de relevancia mundial”.
Esta terminología de sistema jurídico utilizada por el autor italiano, es contraria y
rechazada por los comparatistas René David y John Henry Merryman. Sin
embargo, no podemos dejar de hacer notar que una de las obras fundamentales
de este gran comparatista, nos referimos a René David, se llama precisamente
Los grandes sistemas jurídicos contemporáneos; tampoco debemos dejar de
observar que incluso nuestra materia impartida a nivel de posgrado, también se
denomina Sistemas Jurídicos Contemporáneos.

CONCEPTO DE FAMILIA JURÍDICA


El reconocimiento de Estados no siempre se ha caracterizado por un criterio de
uniformidad en la comunidad internacional, así tenemos que el principal problema
que suscita la aparición de un nuevo Estado es el de su entrada en las relaciones
internacionales ya que tal inserción depende de la actitud de los otros Estados.

El problema se expresa, jurídicamente, en la institución del Reconocimiento


mediante el que uno o varios Estados hacen constar la existencia sobre un
territorio determinado, una sociedad humana políticamente organizada,
independiente y capaz de observar las normas de derecho internacional,
considerándola miembro de la comunidad internacional.

Cuando surge un nuevo Estado, los demás se enfrentan con el problema de


decidir sobre su reconocimiento, pero esto no significa que el nuevo Estado sólo
exista tras el reconocimiento por parte de los otros Estados ya que, desde el punto
de vista jurídico, el reconocimiento es un acto libre y discrecional que expresa la
voluntad de mantener relaciones de cooperación con el nuevo Estado, es decir, la
admisión de que entre el que reconoce y el que es reconocido se establece un
mínimo de cooperación.

Son más de doscientos los Estados que hasta la fecha han conseguido su
reconocimiento internacional, el estudio y el cotejo de todos ellos se hace
prácticamente inabarcable por lo que le interesa al derecho comparado reducirlos
a grupos o familias jurídicas, teniendo en cuenta sus afinidades y elementos
comunes.

No obstante, dicha clasificación en la que atenderíamos las características de los


sistemas legislativos, despreciando las pequeñas particularidades y poniendo de
relieve las coincidencias y analogías, no es tarea fácil, ya que algunos derechos,
por sus elementos heterogéneos, se resisten a toda clasificación, además de la
variedad de criterios que pudieran ser tomados para la realización de dicha
sistematización.

Con el propósito de organizar el estudio de los sistemas jurídicos


contemporáneos, éstos Estados han sido agrupados en conjuntos
supranacionales denominados familias y en definitiva, podríamos definir a una
familia jurídica como aquel conjunto de sistemas jurídicos que tienen elementos
institucionales, conceptos filosóficos, jerarquía de fuentes, como decíamos,
elementos en definitiva que pongan de relieve las coincidencias y analogías entre
ellos.

ELEMENTOS
Los elementos que podríamos contemplar como básicos y definitorios para el
encuadre en familias jurídicas siguiendo las posturas de los comparatistas
Arminjon, Nolde y Wolff son los siguientes:

- una legislación que sirve de vínculo a la colectividad que rige; y


- una cierta autonomía, cuando menos legislativa.

Nosotros, como veremos posteriormente, reconvertimos esos elementos en lo que


denominamos “unidad cultural”.

CLASIFICACIONES PROPUESTAS DE LOS SISTEMAS JURÍDICOS


CONTEMPORÁNEOS

El primer intento clasificador de los sistemas jurídicos se dio en París, en 1900 en


el Primer Congreso Internacional de Derecho Comparado, donde los más ilustres
comparatistas del momento, se abocaron a dar su propuesta clasificatoria de los
sistemas jurídicos del mundo.

Se trató de resolver numerosas incógnitas con respecto a las maneras de


conseguir un mejor conocimiento del derecho nacional propio, del conocimiento de
otros derechos y el intento de unificación de ellos; de la denominada
universalización de los derechos, esa pretendida acción en búsqueda de un
llamado “derecho común legislado del mundo” de la cual realizó sus primeros
intentos la Sociedad de Naciones, y que quedó frustrado, definitivamente, tras la
Segunda Guerra Mundial.
Los primeros intentos clasificatorios no destacan por su idoneidad, acercamiento o
proyección. Siempre es difícil realizar el primer paso en una investigación de tal
calibre.

El tener propuestas de clasificación era ya un buen punto de partida para los


siguientes comparatistas, que utilizaban esa retroalimentación para avanzar en
aquellas cuestiones en las que no había unanimidad o simplemente, que no había
suficientes razones que constituyeran un buen fundamento o razonamiento.
Los distintos comparativistas o internacionalistas como pudieran ser Esmein,
Bryce, Taylor, Sarfatti, Clovis Bevilaqua, Martínez Paz, Saurse Hall, René David,
Roca Sastre, Solá Cañizares, Silva Pereira y un largo etcétera, utilizaron una
diversidad de criterios de clasificación, entre los que se encontraban desde la
situación o criterio geográfico, lengua, raza, y/o historia hasta el ideológico o
morfológico; todos ellos con variedad de cuestionamientos no todos atinados.
La razón de ser de la propuesta clasificatoria que se expresó y que nosotros, en
este momento, proponemos, fue desdeñar los criterios citados como por ejemplo
la lengua, la raza, etcétera y atender, exclusivamente, a la unidad cultural; que la
base primordial de clasificación proporcione las coincidencias de civilización y
cultura.

Pero, ¿qué entendemos por unidad cultural?, según el ilustre internacionalista


René David, los derechos se oponen unos a otros porque traducen concepciones
distintas de la justicia, concepciones distintas de la filosofía o simplemente, porque
tienen estructuras políticas, económicas o sociales diferentes. Por consiguiente, la
clasificación de los derechos debe hacerse ante todo teniendo en cuenta su base
filosófica y la concepción de la justicia que se esfuerzan en realizar.

Lo descrito, si quisiéramos simplificarlo, se podría interpretar como que aquellas


afinidades y elementos comunes que caracterizan a un determinado sistema
jurídico, para encuadrarlo dentro de una familia jurídica, podrían ser:
- una historia, una tradición en común; en cuanto a la formación y
características que debe tener la norma jurídica, evolución histórica de las
normas;
- una filosofía, una concepción de los valores comunes; rectores de una
determinada comunidad; y
- un orden de prelación de las fuentes del derecho, asimismo, común.

Por las cuestiones expuestas, cuestiones esencialmente prácticas, los grandes


internacionalistas y comparatistas, estimaron oportuno crear un sistema
clasificatorio de los diferentes ordenamientos jurídicos existentes en el mundo y
encuadrarlos en cuatro o cinco grandes familias jurídicas, según el sistema
clasificatorio escogido; éstas son: familia jurídica romano-germánico; familia
jurídica del Common Law, familia jurídica socialista; familia jurídica religiosa y
sistemas híbridos.

Esta labor de clasificación nos facilita analizar “en bloques”, los aspectos más
destacables o sobresalientes de cada familia jurídica y extraer conclusiones que
contribuyan al mejor entendimiento de por qué operan de una determinada
manera cada una de las familias jurídicas.

El repaso por las diferentes propuestas clasificatorias de los sistemas jurídicos


contemporáneos nos destaca que estamos asistiendo, a principios del siglo xxi, a
cambios “copernicanos” que pueden deberse a fenómenos como la globalización,
la mundialización y/o integración.
IMPORTANCIA DE LA CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS EN FAMILIAS

Tal y como venimos considerando, las propuestas clasificatorias son numerosas y


variadas; lo que trataremos, en este momento, será ubicar al lector en aquellas
propuestas que consideramos más cercanas a la realidad, desde nuestro punto de
vista, debido a su razonamiento y fundamento jurídico.

Para el establecimiento de estas familias, una vez más, el comparatista francés


René David, toma como base esencial las fuentes de creación del derecho en
cada uno de los grupos, y así nos habla de una familia romano-germánica, cuyas
fuentes de creación de derecho son: la ley, la costumbre, la jurisprudencia, la
doctrina, y finalmente, los principios generales del derecho.

Una familia denominada del Common Law, cuyas fuentes de creación jurídica son:
la jurisprudencia, la ley, la costumbre y la razón.

En tercer lugar, establece la familia jurídica compuesta por los derechos


socialistas, cuyas fuentes jurídicas sitúa de la siguiente manera: la ley, la
jurisprudencia, la costumbre y la doctrina.

Por último, nos habla de una familia de derechos religiosos y tradicionales, cuya
fuente fundamental para crear derecho es únicamente su concepción religiosa a
través de sus libros sagrados.

Desde nuestro punto de vista, reiteramos, las cuatro o cinco grandes familias
jurídicas, si englobamos los sistemas híbridos o mixtos actuales son Familia
jurídica romano-germánica; como fusión de las culturas romana y germana en el
occidente de Europa a partir del siglo v d. C.; caracterizada porque la norma de
derecho se elabora inicialmente y se aplica posteriormente a los problemas que la
práctica presenta:

- Familia jurídica del Common Law; la cultura inglesa nace como una fusión de la
nobleza normanda con la población anglosajona, con diferentes influencias como
puede ser vestigios romanos, celtas, irlandeses, etcétera; lográndose una
unificación del derecho, a través de las decisiones de los tribunales, un derecho
eminentemente jurisprudencial;

- Familia jurídica socialista; un grupo inicialmente ubicado en Europa


oriental, que originalmente formó su derecho con elementos romano-
germánicos pero que a partir de la revolución bolchevique de 1917 en la
extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, ha elaborado su
derecho de acuerdo con el socialismo;
- Familia jurídica religiosa; países que organizan su ordenamiento jurídico
basándose en un libro revelado;
- Familia jurídica o sistema híbrido o mixto, calificando así a aquellos
entes —ya sean territorios, provincias, entidades estatales— que no logran
ubicarse en ninguna de las familias jurídicas anteriores, que con sus
particularidades y localismos logran concretarse dentro de este sistema
mixto, nos referimos no tanto a la mezcla de elementos jurídicos de diversa
proveniencia como a aquellos sistemas en los que “la ley del lugar” no los
imbuye y asimilan caracteres peculiares o particulares dentro de un mismo
territorio, organizado políticamente y con su correspondiente población.

La doctrina, concretamente Zárate y otros, nos habla, asimismo, de sistemas


mixtos como un “conglomerado de derechos positivos que reúne los elementos
necesarios para ser considerado una familia jurídica. La peculiaridad común que
los agrupa radica tan sólo en motivos generalmente atribuibles a recepciones
políticas, que consisten en la coexistencia razonablemente armónica de dos o más
tradiciones jurídicas en el seno de un mismo sistema”.

Todas y cada una de las familias enumeradas presentan variantes en cuanto a su


desarrollo o proliferación.
No se trata, como dijimos anteriormente, de realizar profecías, en el sentido de
determinar si preveemos que el futuro de tal o cual familia jurídica será
esperanzador o no.

No tenemos, ni queremos, elementos de predicción para vaticinar algún aspecto


de nuestro mapamundi de los sistemas jurídicos contemporáneos; ni tampoco
queremos caer en el error de proyectar elementos de geopolítica porque, entre
otras razones, no es objeto del presente manual. Tampoco pretendemos realizar
un análisis pormenorizado y exclusivo de cada uno de los países en todos sus
aspectos, en todas sus vertientes; simplemente es inabarcable.

Habría que destacar también una reflexión acerca de los sistemas jurídicos
denominados híbridos o sistemas mixtos que si realmente no conforman una
familia propia tal y como las estamos concibiendo, si conforman una realidad en
nuestros sistemas jurídicos, es más, hay una tendencia que se inclina hacia la
clasificación de sistemas híbridos cuando empiezan a considerarse ciertas
particularidades en cada uno de los ordenamientos jurídicos estatales; ello
derivaría en desdeñar la clasificación de las grandes familias jurídicas
contemporáneas y por el contrario, tendríamos: derecho japonés, derecho hindú,
derecho israelí y así una secuencia interminable que, abusando de la exageración,
prácticamente constituirá los 193 países que son reconocidos por la comunidad
internacional. Esa ni es la idea ni el espíritu clasificatorio y útil de la comparación.

Insistimos, en este momento, que un sistema híbrido o mixto es aquel ente o


territorio encuadrado, geográficamente, dentro de una familia jurídica con la cual
no posee una identidad total y que, por otro lado, mantiene ciertos localismos o
particularidades que no le hacen encuadrarse, tampoco, dentro de ninguna otra
familia jurídica. Es un sistema tan sui generis, que no se puede ubicar en ninguna
de las cuatro grandes familias jurídicas mencionadas.

Como ejemplos típicos de sistemas híbridos o mixtos, de recepción romano-


germánica, tenemos los ya clásicos: Escocia, Louisiana, Quebec, Puerto Rico y,
Filipinas. Con respecto a los tres primeros mencionados, realizaremos, dada su
identidad con la familia jurídica romano-germánica, en la parte final del presente
trabajo, una breve reseña que nos indique el porqué de su particularidad.

Un ejercicio por demás interesante que deberíamos proyectar en nuestras clases


de sistemas jurídicos contemporáneos es solicitar a los alumnos que trabajen en
grupos una propuesta clasificatoria de los distintos sistemas jurídicos en la
actualidad, es decir, que realicen un “mapamundi” de los sistemas jurídicos
contemporáneos, en donde coloquen, por ejemplo una banderita roja a los países
que encuadran dentro de la familia jurídica romano-germánica, una banderita
negra para los países que se puedan incluir en la familia jurídica del Common
Law, una amarilla para los países de la familia jurídica socialista, una verde para
aquellos que se ubican en la familia jurídica religiosa y, finalmente, una banderita
blanca para aquellos países pertenecientes a los sistemas híbridos y mixtos.

Como resultado de esta labor de investigación, tomando en cuenta los elementos


característicos de la “unidad cultural” de cada país, habremos conseguido que los
alumnos queden inmersos en una labor de clasificación por demás importante, en
donde han podido profundizar y analizar de manera exhaustiva la idoneidad de su
propuesta clasificatoria por país y a partir de ahí que se propicie una discusión,
que no polémica, para concretar, con la interacción de todos, una propuesta
clasificatoria.

FAMILIA ROMANO –GERMÁNICA. ORÍGENES Y ETAPAS. ESTRUCTURA DE


LA FAMILIA ROMANO–GERMÁNICA

Al abocarnos al estudio de la familia jurídica romano-germánica en la que se


realizará un recorrido desde el punto de vista de su unidad cultural, también
queremos acercarnos al estudio de los sistemas en que ha sido escasa la
influencia del derecho romano, según la clasificación del maestro José Castán
Tobeñas, como son los denominados sistemas híbridos o mixtos, entre los que
destacamos Louisiana, Escocia y Quebec.

Queremos hacer notar al lector que quizá no es posible una comprensión total de
la familia jurídica romano-germánica sin una referencia a la tradición del Commom
Law, dadas sus similitudes que provienen de una atenuación de las diferencias
que dividen los ordenamientos del Common Law y del Civil Law o la tradición
romano-germánica, y de una matriz cultural común que permite hablar de una
tradición que engloba a ambas familias para así constituir la “tradición jurídica
occidental”, según lo ha puesto de relieve la clásica obra de Harold J. Berman.
Dicha matriz cultural se refiere a la concepción que distingue justamente al
derecho occidental de los derechos no occidentales.

En cuanto a sus diferencias, por otra parte, se ubicarían en las fuentes del
derecho o las funciones del juzgador. No obstante, dichas diferencias cada vez
son menos notorias, dada la necesidad, en el mundo contemporáneo, de adecuar
mecanismos jurídicos que hagan posible la interactuación entre bloques políticos
y/o económicos.

Ante este discurso, es obvio que lo adecuado sería estudiar la familia romano-
germánica sin desvincularla del Common Law y aunque dividimos por capítulos la
exposición de las distintas familias jurídicas, en concreto en este caso romano-
germánico y Common Law, no debemos perder de vista esta cuestión primigenia
que acabamos de exponer.

Por cuestiones, además, de asimilación del alumno, le damos importancia a la


captación individual de cada familia para que el interesado realice, posteriormente,
ese análisis comparativo aprovechando la información proporcionada por familias
jurídicas. Esa sería, en definitiva, la aportación que el alumno, en este caso
concreto, podría dar.

DENOMINACIONES

Son muchas y variadas las diferentes denominaciones que recibe la familia


jurídica objeto de estudio.

Hay un sector doctrinal, De Cruz, que la denomina Civil Law, por contraposición al
Common Law; otro sector la denomina sistema continental, por contraposición,
asimismo, al sistema insular representado, en el continente europeo, por el Reino
Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte; otra denominación sería romano-
canónico; también se denomina grupo francés, denominación utilizada por René
David; sistema romanístico, empleada, fundamentalmente, por los italianos;
romano-cristiano, que muestra la filiación genética romana y la inspiración
cristiana que caracteriza a este grupo de derechos; sistema neorrománico, como
la denominación más actual, o simplemente romano-germánico como
determinamos denominarlo nosotros

Cualquiera de las denominaciones mencionadas, obviamente, es válida, sólo


habría que atender a los elementos que le caracterizan para elegir una u otra.

CARACTERÍSTICAS
Como característica esencial de este grupo o familia jurídica, tenemos que,
siguiendo a René David, la unidad de este grupo de derechos son: la comunidad
ideológica sobre la que se apoyan y que intentan llevar a la realidad; el común
origen de tales derechos, fundados en el derecho romano; la análoga estructura
de los mismos, que llevan consigo la utilización de iguales conceptos; la analogía
existente en orden a la concepción general de las fuentes jurídicas admitida en
esos diversos derechos, y el parentesco que existe en los métodos de trabajo y de
investigación de sus juristas.

No obstante, esa “puridad” no la lleva consigo el derecho romano allí donde se


acoge, las distinciones que hace Castán Tobeñas son las siguientes:
1. el derecho romano “recibido” por los pueblos del continente europeo y
llevado a América, no es el derecho clásico de Roma, sino,
fundamentalmente, el derecho del Corpus Iuris justinianeo, estudiado en las
escuelas jurídicas de occidente;
2. que la recepción del derecho romano tuvo, en los diversos países,
características distintas;
3. que, al lado del derecho romano, han contribuido otros distintos elementos
históricos, como pueden ser elementos ibéricos, el derecho canónico, el
derecho natural, el derecho germánico, etcétera.

ORIGENES Y ETAPAS

Tradición e historia común


Para explicar ciertos aspectos particulares del derecho comparado es necesario
recurrir a la historia del derecho; explicaciones, estas, que dan luz al derecho
actual. No se concibe, de hecho, a un estudioso del derecho que no tenga las
nociones generales históricas de aquellos órdenes jurídicos con los que interactúa,
posiblemente, con bastante frecuencia.

El panorama de los sistemas jurídicos contemporáneos, no puede explicarse sin


referirse a su dimensión histórica.
A la hora de estudiar la familia jurídica romano-germánica, a la hora de estudiar su
formación histórica, no podemos ni debemos desdeñar la influencia y recepción
del derecho romano en Europa continental y en el resto de los ordenamientos
jurídicos que acogieron sus principios, ya sea voluntariamente o por conquista; así
como los motivos por los que ciertos ordenamientos jurídicos se han diferenciado
del resto, los llamados sistemas híbridos o sistemas mixtos, tales como Louisiana,
Escocia y Quebec.
La base histórica de la familia que nos ocupa y que es a la que pertenece nuestro
derecho nacional, tiene su fundamento en el derecho romano, ya que como dice el
profesor Robert von Mayr, en su obra Historia del Derecho Romano: “[...] ningún
pueblo del mundo se puede encerrar en un aislamiento absoluto substraído por
entero a las influencias jurídicas de otras naciones”, por tal motivo en nuestro caso
será pertinente el estudio del derecho romano, base de la familia romano-
germánica, siguiendo a la misma doctrina, ya que: “[…] sólo puede dominar el
derecho vigente quien haya estudiado previamente sus fundamentos históricos.
Sólo la historia del derecho, la explicación del derecho del presente como un
producto del pasado, nos puede llevar a la plena inteligencia de nuestra vida
jurídica actual”.
Tales motivos nos conducen a estudiar la evolución histórica del derecho romano
desde el momento en que se funda la ciudad de Roma, en el año 753 a. C. hasta
la caída del Imperio romano de Oriente, con la caída de Constantinopla en 1453.
ETAPAS
Para un mejor estudio, al menos más conciso y preciso, de los periodos de la
historia del derecho romano y teniendo como base las diferentes transformaciones
y cambios que se producen en las instituciones jurídicas de Roma, tenemos los
siguientes:
1. Etapa del derecho romano arcaico. Desde la fundación de Roma en el año
753 a. C., hasta la promulgación de las leyes de las XII Tablas en el año 449
a. C.
2. Etapa del derecho romano preclásico. Desde la promulgación de las
Leyes de las XII Tablas en el año 449 a. C. hasta el final de la República en
el año 27 a. C.
3. Etapa del derecho romano clásico. Desde el final de la República en el año
27 a.C. hasta el Imperio de Alejandro Severo en el año 235.
4. Etapa del derecho romano postclásico. Desde la muerte de Alejandro
Severo en el año 235, hasta que sube al trono el Emperador Justiniano en el
año 527.
5. Etapa del derecho romano justinianeo. Desde el año 527 hasta el 565,
duración del Imperio de Justiniano.

En la primera de las etapas mencionadas, la Etapa Arcaica, destacamos una


serie de hitos o cisuras que hacen determinantes las características de la familia
jurídica romano-germánica.
El derecho que en aquella época se desarrolló fue a través de la Ley de las
XII Tablas, un derecho eminentemente primitivo, como compilación del derecho
consuetudinario en vigor en esa época. Uno de los primeros fines u objetivos de
las XII Tablas era establecer con precisión los procedimientos, así como la
organización de la familia romana (familia, herencia, tutela y curatela); propiedad,
posesión y obligaciones; delitos; derecho público y derecho sagrado.
Con la segunda guerra Púnica, tenemos que siguiendo a Mario Losano:
El poder romano se extiende desde el Lacio hasta los territorios más
importantes del mundo antiguo. El derecho primitivo, sintetizado en la Ley de las
XII Tablas, elaborado por los pontífices (a través de los usos o costumbres,
actividad jurídica confiada a los pontífices, los cuales tenían conocimientos
técnicos que permitían la expansión económica de la sociedad), se muestra
inadecuado para una sociedad que traslada su centro de gravedad económico de
la agricultura al comercio.
El derecho necesita adecuarse a las nuevas exigencias y esto se hace a
través de la obra del juez, del pretor romano y comienza a proyectar ese
florecimiento de la jurisprudencia clásica que tiene su máximo esplendor del siglo I
AL III D. C.
En la Etapa Preclásica, la sociedad romana sufre una profunda
transformación en diferentes ámbitos, plasmadas en crisis de distinta índole tales
como económica, social y política, fundamentalmente, culminando con la caída del
sistema republicano.
La política exterior de Roma, por otra parte, se coloca en su máximo
esplendor, se convierte en “primera potencia” del Mediterráneo y de todo el mundo
conocido de la época. Quizás este éxito radical tuvo su influencia en la crisis
interna; lo cierto es que ambos factores fueron determinantes para una profunda
transformación en el campo del derecho, el cual tuvo que evolucionar y adaptarse
a los nuevos acontecimientos, a los nuevos cambios; no obstante, la costumbre
siguió siendo fuente formal del derecho, aunque su campo de acción fue cada vez
más reducido conforme aumentaba la actividad legislativa y normativa. La
aparición de la Ley de las XII Tablas, con la cual finalizaba el periodo anterior,
constituyó el punto de partida de la evolución de la legislación romana de esta
etapa.
En este sentido, tenemos que la legislación (decenviral) aun cuando aumentó
su importancia, rápidamente se advirtió su insuficiencia; como decimos, la
sociedad evoluciona a pasos agigantados y se necesita adaptar sus fuentes, la
ley, a las nuevas circunstancias, eso se llevó a cabo a través de la interpretatio,
que consistió en la labor de ensanchamiento y actualización de los preceptos
contenidos en la mencionada legislación, con el fin de poner el derecho privado
acorde con las nuevas necesidades.
Es un periodo que también destaca, por otra parte, por el paso del rigor
formalista de etapas anteriores, por una época de consensualismo, debido al
intenso tráfico mercantil, fruto de una política externa en plena actividad.
En la Etapa del derecho romano clásico, los pontífices, como dijimos,
dejan de tener el monopolio jurídico, son los laicos los que detentan, en esta
época, la actividad jurídica y se va estableciendo, paulatinamente, una nueva
fuente del derecho que son las decisiones judiciales, emitidas por los
mencionados jueces o praeter romanos. No obstante la importancia de esta
jurisprudencia que se va emitiendo a través de la labor de los jueces y así, con
Mario Losano “el derecho romano se va generando por sí mismo, con una mínima
intervención estatal representada por las leges”, el derecho trata de desarrollarse,
en cualquier dirección, para adaptarse a situaciones nuevas, a nuevas
necesidades que demanda la sociedad; el error, porque no todo fueron grandes
logros y éxitos, lo constituyó la aparición de un derecho romano difuso y disipado,
dado el elevado número de juicios que no llevaban, precisamente, a criterios
exhaustivos de analogía; o sea, en casos parecidos o análogos se dictaban
sentencias totalmente diferentes y no se creaba un cuerpo jurisprudencial de
criterios análogos que diera credibilidad a esa evolución del derecho romano.
En la Etapa del derecho romano postclásico, tenemos que después de la
muerte de Alejandro Severo, en el año 235, las migraciones bárbaras violan los
confines romanos entorno al Danubio y al Rhin y, paralelamente, hay un aumento
del poder persa. El centro de gravedad del Imperio romano de occidente se va
extrapolando hacia oriente.

ESTRUCTURADA LA FAMILIA ROMANO-GERMÁNICA. 


Desde la Alta Edad Media, el Sacro Imperio se caracterizó por una peculiar
coexistencia entre emperador y poderes locales. A diferencia de los gobernantes
de la Francia Occidentalis, que más tarde se convertiría en Francia, el emperador
nunca obtuvo el control directo sobre los Estados que oficialmente regentaba.
De hecho, desde sus inicios se vio obligado a ceder más y más poderes a los
duques y sus territorios. Dicho proceso empezaría en el siglo XII, concluyendo en
gran medida con la paz de Westfalia (1648).
Oficialmente, el Imperio o Reich se componía del rey, que había de ser
coronado emperador por el papa (hasta 1508), y los Reichsstände (Estados
imperiales).

CARACTERISTICAS DE LA FAMILIA ROMANO-GERMANA


La familia jurídica romano germánica es familia jurídica en la cual el derecho
positivo o legislación prima sobre otras fuentes del derecho.
El derecho del corpus iuris civilis junto con el derecho canónico y algunos
elementos de los derechos de los pueblos germánicos que a la caída de roma,
ocuparon los territorios del imperio romano occidental, conformo un derecho de
aplicación general, el ius comune, que estuvo vigente en la mayoría de los países
europeos hasta que fue sustituido por un sistema de códigos,
cuya información culminara en el siglo XIX, en casi todos ellos.
La familia romano-germánica goza de una tradición muy antigua; está
íntimamente relacionada con el sistema de derecho de la antigua Roma; una
evolución milenaria alejó de manera considerable no sólo las reglas de fondo y de
procedimiento sino también la concepción misma del derecho y de la regla de
derecho admitidas en la época de Augusto o de Justiniano.
Los sistemas de la familia romano-germánico pueden ser considerados como
los descendientes del derecho romano cuya evolución perfeccionaron. No se trata
de una simple réplica ya que muchos de sus elementos provienen de fuentes
ajenas al sistema de derecho romano.
En la actualidad, la familia del derecho romano-germánico se encuentra
diseminada en el mundo entero; rebasó con generosidad las fronteras del antiguo
Imperio romano y conquistó entre otros los países de toda América Latina, de gran
parte de África, los países del Cercano Oriente, Japón e Indonesia. Esa expansión
obedeció en parte a la colonización y en parte a que la recepción fue facilitada por
la técnica jurídica de la codificación, técnica generalmente adoptada por los
sistemas de derecho romanistas en el siglo XIX.
A pesar de la división señalada en diferentes etapas, hay que destacar que el
derecho romano sobrevivió a Justiniano y sobrevivió, sin lugar a dudas, a la caída
del Imperio Romano de Oriente en 1453 hasta llegar a nuestros días. En ese
sentido, el desarrollo del derecho romano y sus influencias deben marcarse en la
siguiente periodización, siguiendo de nuevo a Beatriz Bernal y a José de Jesús
Ledesma; periodos de los cuales sólo analizaremos, aquéllos que nos sirvan para
determinar las características esenciales del derecho romano y por ende,
características de la familia jurídica romano-germánica:
1) Desarrollo del derecho romano en oriente.
1.1. Etapa del derecho romano bizantino (565-1453).
1.2. Etapa de la dominación turca (1453-1830).
1.3. Etapa de la codificación del derecho griego (1830-1945).
2) Desarrollo del derecho romano en Occidente.
2.1. El derecho romano en los primeros siglos de la Europa medieval
(473-1090).
2.2. Las escuelas del derecho y su evolución.
2.2.1. Escuela de los Glosadores.
2.2.2. Escuela de los Postglosadores o Comentaristas.
2.2.3. Escuela de los Humanistas franceses.
2.2.4. Escuela holandesa o de la Jurisprudencia elegante.
2.2.5. Usus Modernus pandectarum.
2.2.6. Escuela racionalista.
2.2.7. Escuela histórica y sus ramificaciones.
2.3. Recepción del derecho romano en Europa occidental (1500-1900).
2.3.1. Recepción en España.
2.3.2. Recepción en Francia.
2.3.3. Recepción en Alemania.
2.3.4. Recepción en Italia.
2.3.5. Recepción en Inglaterra.
2.4. Movimiento codificador del siglo xix (1804-1900).
2.5. Tendencias actuales.
De esta periodización, destacamos, como dijimos, aquellos sucesos jurídicos
que marcaron y que han seguido marcando los caracteres de la familia que
estamos analizando.
La civilización romano-bizantina legó a la alta edad media de la Europa
occidental un derecho romano sistematizado, codificado; este suceso condicionó
la existencia del derecho romano hasta nuestros días porque hizo posible aplicarle
el conjunto de técnicas interpretativas que la teología cristiana estaba aplicando al
libro por excelencia, la Biblia. La organización de las escuelas medievales, facilitó
el estudio de la materia jurídica y religiosa, no hay una posición autónoma entre el
derecho y la religión, tan sólo la manifestación de que el derecho se englobaba en
la ética y en la lógica, según Cervantes. No cabe duda que con el establecimiento
de las universidades, se inició el apogeo en el campo de la doctrina jurídica.
Se reconstruye la compilación justinianea; se busca, de nuevo, la unidad
legislativa y así aparece la actividad de los glosadores y comentadores creando
junto al derecho privado, derecho público.
La escuela de los glosadores, se inicia a finales del siglo xi y tiene lugar en la
Universidad de Bolonia, al norte de Italia. El movimiento comienza con Irnerius, un
monje que enseñaba artes liberales, el cual se dedicó a hacer comentarios y
anotaciones marginales, las denominadas glosas, a la obra jurídica de Justiniano,
al Corpus Iuris Civilis.
Siguiendo a Román Iglesias tenemos que: de las obras publicadas por dicha
escuela, que tiene una vida de seis generaciones, la más importante, completa y
última en su aparición, es la llamada Glosa Grande o Glosa de Acursio,
compuesta por este jurista aproximadamente en el año 1260.
Son diferentes las interpretaciones, la finalidad, forma y contenido de cada
una de las glosas depende de los juristas que las realizan, como ejemplo podemos
destacar a Martinus que en sus glosas se denota una cierta inclinación hacia la
equidad en todos sus comentarios.
En cambio, la escuela de los postglosadores, continuación de la escuela de
los glosadores, nace en el siglo xiv, en la ciudad de Perugia, con la idea clara de ir
más allá de la teoría y “aterrizar” en la aplicación en la práctica jurídica.
A esta escuela se le debe la elaboración del Ius Commune. Tenemos que
añadir que la recepción del Ius Commune varió según las diversas circunstancias
de la Europa continental, como ejemplo tenemos que en Alemania la recepción del
Ius Commune tuvo un matiz especial ya que se convirtió en derecho alemán y
llegó a ser: “el primer país en tener una ciencia jurídica propia, llamada Usus
Modernus Pandectarum”.
Como portaestandarte de esta escuela de postglosadores o comentaristas
tenemos a Bartolo de Sassoferrato.
Una vez más, los integrantes de esta escuela se dedicaron a la obra de
Justiniano y a las glosas realizadas sobre ella, con la finalidad de crear un derecho
acorde con su época, la actualización de la que partió la idea primigenia del
Emperador Justiniano.
Desde la época bizantina con las escuelas de los glosadores y los
postglosadores hasta el renacimiento y la Ilustración, las relaciones entre los
particulares se han regido por el Corpus Iuris Civilis.
Ya en el siglo XIX, la compilación justinianea es sustituida por una
codificación fundada en los principios racionales de la Ilustración y así nace un
nuevo texto “sagrado”: el Código de Napoleón de 1807.
Es evidente que ya el siglo XIX deparó una serie de cambios como la
acumulación de la riqueza, el progreso de las ciencias exactas y la economía de
mercado, entre otras, que producen efectos sociales que el legislador, hasta ese
momento, no había previsto. La virtud del siglo XX ha sido, precisamente, respetar
el sistema de actualización que se generó desde el año 528, con la compilación
justinianea, y seguir con la puesta al día de su códigos según lo demande la
sociedad, según lo demande los cambios que experimentan los gobiernos.
FILOSOFÍA, VALORES COMUNES
Esos valores, esa filosofía que caracterizan a la familia jurídica romano-
germánica; esos principios que forman parte de la unidad cultural de occidente
son: la común ideología de los pueblos que integran esta gran familia jurídica
romano-germánica, en el triple orden moral, político y económico.
Siguiendo a Castán Tobeñas, lo que caracteriza fundamentalmente el
derecho de la familia romano-germánica, pese a las desviaciones que haya sufrido
en algunos pueblos y épocas, es constituir un derecho basado en la supremacía
de los valores morales, esos valores espirituales humanos.
No olvidemos, asimismo, la labor de los humanistas cuyos estudios eran
considerados parte de la historia y la filosofía. Como corriente de pensamiento, el
Humanismo forma parte del proceso general de renovación ideológico, político,
artístico e intelectual que culmina en el fenómeno cultural del Renacimiento a
comienzos de la Edad Moderna. De modo especial, el
Humanismo partícipe también de la convicción de que los fundamentos de la
cultura occidental se encuentran en el mundo griego y romano, propugna, no
obstante, la búsqueda de su expresión auténtica e históricamente originaria, frente
a la actitud científicamente acrítica del pensamiento medieval.
El Humanismo venía a situar en un primer plano la dimensión histórica del
fenómeno jurídico y, con ello, la necesidad de adecuar el derecho a las exigencias
de la realidad político-social de cada momento y a las condiciones de los
diferentes pueblos europeos, cuya unidad cultural quedaba asegurada,
precisamente, por el fundamento en común proporcionado por los valores
universales de la cultura clásica.
Asimismo, se estima como valor supremo del romano-germánico, la
consideración de las instituciones jurídicas, sin olvidar como tuvo lugar el
nacimiento de las universidades y su desarrollo —en principio de forma privada—
en donde se estudiaban las nuevas corrientes filosóficas, teológicas y de derecho
de la época; e instituciones sociales bajo un prisma esencialmente civil y político,
muy distinto de aquel tinte religioso y sacerdotal que con frecuencia reciben en
Oriente, pero, a la vez, el acercamiento de dichas instituciones a las ideas morales
y sobre todo a la de justicia, fundamentalísima en las concepciones jurídicas de
occidente. Es una base moral y filosófica de respeto a la dignidad del hombre y a
sus libertades fundamentales, que sirve de apoyo a la civilización del mundo
occidental.
René David, nos realza los valores mencionados de justicia y moral,
buscados a través de la ciencia jurídica, representado en el derecho civil, centro
de la ciencia jurídica.
No olvidemos que como parte de estas corrientes filosóficas tenemos que el
racionalismo jurídico fue una escuela de filósofos. Los filósofos dicen que el
mundo social se rige al igual que el mundo natural por leyes naturales, de esta
forma surge la idea del derecho natural, con el iusnaturalismo racionalista.
Posteriormente, tenemos otra escuela de filósofos que dan el sustento
codificador a través del positivismo jurídico; el modelo de ordenamiento jurídico
codificado venía a dar respuesta al problema de la claridad y la certeza del
derecho; por otro lado, facilitaba su adopción por parte de otros Estados en un
momento histórico en el que las ideas incorporadas por la Revolución francesa
venían a satisfacer el proceso de transformación social impulsado por el
liberalismo.
Por último, tal y como mencionamos, no debemos dejar de decir que como
fuente formal mediata del derecho, tenemos la equidad romana, aequitas, en
donde el juzgador se tiene que fijar en la particularidad del hecho y resolverlo en
justicia, más que legal, de sentido común.
ORDEN DE PRELACIÓN DE LAS FUENTES DEL ORDENAMIENTO
JURÍDICO
La familia jurídica romano-germánica, se caracteriza por ser un derecho
eminentemente legislado, un derecho codificado. En ese orden de ideas y por
ende en relación con el orden de prelación de las fuentes del derecho, debemos
colocar en el primer escalafón a la ley; la ley construida o sistematizada en los
códigos y plasmada a través de la codificación de la familia jurídica romano-
germánica.
Pero la ley sistematizada en los códigos, como decimos, no es la única
fuente del derecho occidental.
Los códigos están complementados por otros elementos como son la
jurisprudencia, la costumbre, la doctrina y los principios generales del derecho.

IMPACTO DE LA CODIFICACIÓN
Destacamos, a grosso modo, en este periodo (post clásico) o época que la
carencia de publicidad de las constituciones dictadas por los emperadores y la
falta de coordinación entre las normas nuevas y las anteriores, entre otras
razones, fue lo que provocó una incertidumbre sobre el derecho vigente y una
anarquía jurídica.
De esta manera nacen los códigos Gregoriano y Hermogeniano y por
supuesto, derivados de éstos, el Código Teodosiano, primera codificación oficial
promulgada por Teodosio II en el año 426 y con entrada en vigor en enero del 427.
Estos códigos enunciados son conocidos como las codificaciones prejustinianeas.
La Etapa del derecho romano justinianeo, significa que ante un caos, más o
menos visible, se procura una sistematización de criterios que se simboliza en la
codificación del derecho romano realizada en Bizancio por el emperador
Justiniano.
Antes de la mencionada codificación teníamos que la adaptación del derecho
a nuevas realidades, realizadas a críticamente, es decir que no disponían de
perspectiva crítica, supuso la adopción de disposiciones antitéticas, se produjo un
desequilibro jurídico que provocaba un déficit en la organización jurídica.
El legislador estaba obligado a restablecer el equilibrio y es ahí donde
aparece la figura del Emperador Justiniano que viene, desde el inicio de su
reinado en el año 527, a proyectar sistematización.
Justiniano en el año 528 ordenó una publicación que fuera un texto
legislativo unitario que reflejase la realidad jurídica del momento y que al mismo
tiempo fuera un texto en continua adaptación. Esta idea se corporizó en la
Codificación de Justiniano, a través de cuatro obras: Código, Digesto, Instituciones
y Novelas.
El Código comprende las leyes imperiales, repartidas en doce libros; el
primero de los ellos trata del derecho eclesiástico, de las fuentes del derecho y de
los oficios de los funcionarios imperiales; los libros II al VIII se dedican al derecho
privado; el libro IX, al derecho penal y, finalmente, del libro X al XII al derecho
administrativo.
Justiniano, en el año 528, nombra una comisión para reunir los Códigos
Gregoriano, Hermogeniano y Teodosiano en una sola obra; esta obra entró en
vigor el 16 de febrero de 529, después de un sólo año de elaboración, por ello
dada la rapidez con el que se elaboró, una vez terminados el Digesto y las
Instituciones se tuvo que proceder a una segunda edición actualizada del Código,
que entró en vigor el 29 de diciembre del 534.
Esta segunda edición fue dirigida por Triboniano e incluyó, después de
revisado el Código, las constituciones imperiales más recientes, dándole el cariz
que se pretendía de actualización a la codificación justinianea.
El Digesto, también conocido con el nombre de Pandectas, fue expedido con
el objeto de corregir completamente todo el derecho civil, toda la jurisprudencia
romana y reunir en un sólo volumen las obras dispersas de la mayoría de los
jurisconsultos.
Se compone de cincuenta libros en los que están ordenados fragmentos
extraídos de las obras de los principales juristas romanos. Es en el Digesto donde
se encuentran las famosas interpolaciones realizadas para adaptar aquellos
textos, escritos tres siglos atrás, al derecho vigente en la época justinianea.
La obra fue encargada a una comisión de juristas bajo la dirección de
Triboniano y a su vez se subdividió la tarea de compilación del Digesto a tres
subcomisiones, las cuales debía seleccionar un conjunto determinado de obras.
La primera se encargó de revisar todo lo referente al derecho civil y a integrar
lo que se conoce como fondo sabinianeo, debido a las obras de Sabino y sus
seguidores.
La segunda comisión, revisó las obras relacionadas con el derecho honorario
contenido en los edictos de los magistrados.
La tercera comisión se dedicó a analizar los escritos de Papiniano.
Las Instituciones son una obra didáctica, solicitada por el emperador para
facilitar el aprendizaje de su derecho. Los cuatros libros que componen las
Instituciones se redactaron paralelamente a los trabajos del Digesto.
Tanto las Instituciones como el Digesto entraron en vigor a la vez, el 30 de
diciembre de 533.
La obra también estuvo dirigida por Triboniano y con él colaboraron juristas
como Teófilo y Doroteo quienes se basaron en obras de Ulpiano, Marciano y
Gayo.
Por último, las Novelas, es una recopilación de las nuevas leyes,
Constituciones imperiales, dictadas del 535 al 565.
Esta obra no forma parte del cuerpo unitario de las tres precedentes, sino
que puede derogar las disposiciones contenidas en éstas; incluso la ley más
reciente de las Novelas puede derogar leyes anteriores contenidas en la misma
obra.
Con la muerte del emperador Justiniano en el año 565 se terminaría la etapa
de creación del derecho romano.
En definitiva, Código, Digesto e Instituciones constituyen el núcleo de la
compilación justinianea, mientras que las Novelas constituyen su actualización.
Las cuatro obras de la codificación justinianea son las que se conocen con el
nombre de Corpus Iuris Civilis, declarada por una doctrina mayoritaria como el hito
más importante de la historia de la familia jurídica romano-germánica e incluso el
hito más sobresaliente de la historia jurídica del mundo.
Es indiscutible que la codificación jugó un papel de primer orden en la
práctica de la vida jurídica europea y mundial. No solamente porque organizó las
Leyes jurídicas sino también porque el derecho se enriqueció y se expandió de
manera admirable.
Es importante que señalar los principales códigos, inicialmente, son:
a) Código Civil Francés: aprobado en 1804, bajo el mandato de Napoleón
Bonaparte.
b) Código Civil Español: tiene un predominio de normas romano francesas
y merece un puesto propio esta legislación por las características de su
compilación y por la variedad de sus elementos componentes. Este Código entró
en vigor en 1899.
c) El Código Civil Alemán: posteriormente a las guerras de Napoleón el
Código Civil Francés fue promulgado en las tierras renanas, redactado en 1809.
La codificación napoleónica.
La codificación fue elaborada de forma metódica y podía aplicarse en
condiciones de seguridad de los tribunales.
Con el fin del fraccionamiento del derecho y con el fin de la unificación del
derecho, la codificación tuvo éxito por determinadas circunstancias: primero,
porque se produce en un país donde hubo un gran soberano conquistador por el
hecho de ser Napoleón Bonaparte, que impone su ley y busca su expansión y a
esta codificación se le atribuye también el rompimiento del imperio europeo.
La codificación napoleónica: influencias negativas.
En esta época las universidades tuvieron la tendencia de hacer una
interpretación limitada a los textos, lo que limitaba el rol jurisprudencial y creó una
especie de reforzamiento del nacionalismo jurídico porque cada país fue haciendo
su propio código.
El derecho era para los juristas, un derecho nacional, dejando a un lado su
aplicación supranacional y por consecuencia fueron tratados como una
nacionalización del derecho, con la pierda fuerza de la unificación legislativa y con
esto el ideal de justicia y se mantenía la raíz de la familia neo-románica.
Surgen nuevas tendencias que tienen que ver con el reconocimiento de la
doctrina y de la jurisprudencia y con ese reconocimiento evoluciona el derecho de
otra manera porque se reconoce otras fuentes de formación de derecho y dentro
de esta evolución hay un interés de los juristas por el derecho extranjero y por
tanto un retroceso del nacionalismo del derecho

CONCLUSIONES:
El estudio de otros ordenamientos jurídicos y en el caso particular esos
ordenamientos jurídicos reconducidos en familias jurídicas, nos revelan puntos de
conexión, problemas/necesidades y soluciones que pueden ser cruciales para
solventar un determinado vacío legal, una laguna legal o un punto oscuro.
Legislar sobre una determinada materia, estudiando leyes que otro Estado ya
previamente realizó, supone adelantar o avanzar tratando de no errar aquello que
otros erraron. Si de algo debe servir analizar legislaciones de aquellos países que
fueron pioneros en legislar una determinada cuestión jurídica es, precisamente,
una cuestión de economía legislativa que debemos emplear, siempre y cuando
traslademos la solución adaptándola al medio en el que pretendemos implantarla y
variar los baremos según las necesidades y circunstancias del Estado al que se
pretende adaptar, es decir, con una visión crítica, no acrítica.
Si no se efectúa de la manera descrita, quizás todo lo positivo que tiene,
desde nuestra óptica, el análisis comparativo, se volvería en contra y en vez de
conseguir logros, tendríamos retrocesos significativos en detrimento del avance y
desarrollo necesario de los diferentes ordenamientos jurídicos.
Por otro lado, insistimos en la idea de que quizás la materia de la familia
jurídica romano-germánica se debe estudiar conjuntamente con el Common Law,
ambos parten de una unidad denominada como la formación de la tradición
jurídica de Occidente, así lo dejamos apuntado en páginas anteriores.
De esta manera, solicitamos que en el siguiente capítulo, dedicado al
Common Law se analice el mismo sin perder de vista esta cuestión crucial para un
buen entendimiento de la tradición jurídica de occidente.
Por último, la doctrina nos reitera que vamos hacia un nuevo orden común, y
en esa puesta en común son determinantes los factores jurídicos que cada vez
son más cercanos entre diversas y muy diferentes familias jurídicas.
Ese concepto denominado globalización, mundialización y/o integración, nos
guste o no, es la inercia y la tendencia mundial y en esa dinámica debemos
concebir el estudio de los sistemas jurídicos contemporáneos, no podemos ni
debemos salirnos de la “foto” que representa esta comunidad global hacia la que
vamos derivando.
Prof. Doris A. Gedler

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