La Jurisdiccion Voluntaria

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LA JURISDICCIÓN VOLUNTARIA EN TRIBUNALES

CONTENCIOSO ADMINISTRATIVOS

Jorge Fernández Ruiz

Sumario: I. Introducción. II. Jurisdicción contenciosa y jurisdicción vo-


luntaria. III. La consignación de pago. IV. Consignación de pago en materia
fiscal. V. Conclusión. VI. Propuesta de modificación al Código Financiero
del Distrito Federal.

I. Introducción

En el idioma español, jurisdicción es una palabra eminentemente jurídica de


evidente polisemia, como lo acreditan sus diversos significados, a saber: po-
der o autoridad que tiene alguien para gobernar; autoridad, poder o dominio
de los órganos estatales sobre los particulares; territorio en que los órganos
del Estado ejercen sus atribuciones; función pública primaria de iuris dictio,
mediante el ejercicio de la cual los órganos jurisdiccionales dicen el derecho,
o sea, imparten justicia en casos de controversia, y también, como sinónimo
de competencia, se refiere a la idoneidad atribuida a un órgano jurisdiccional
para conocer de cierto tipo de pretensiones o peticiones.
La jurisdicción puede adjetivarse y, en consecuencia, clasificarse de dis-
tintos modos y conforme a diferentes criterios, lo que permite hablar de
jurisdicción administrativa, civil, laboral, mercantil, militar, penal, o de ju-
risdicción concurrente, así como de jurisdicción contenciosa y jurisdicción
voluntaria.

II. Jurisdicción contenciosa y jurisdicción voluntaria

Se entiende por jurisdicción contenciosa la que ejerce el juzgador res-


pecto de una pretensión procesal formulada por un sujeto para obtener una
sentencia contra otro sujeto, la que habrá de emitirse con conocimiento de

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causa y con sustento en prueba legal, haya o no haya controversia, pues esta
no es indispensable para la existencia de jurisdicción contenciosa, como
ocurre cuando el demandado se allana con la pretensión del demandante, o
cuando admite como cierto el hecho en que se sustenta el derecho del actor.
La jurisdicción contenciosa puede referirse a un procedimiento en sede ju-
risdiccional entre particulares o entre el Estado y los gobernados.
Históricamente, la jurisdicción voluntaria aparece en el derecho proce-
sal como una actividad encaminada a documentar de manera irrefutable
un acto, suceso o situación, fuera de controversia, a solicitud del interesa-
do presentada ante un tribunal; se trataba, pues, de jurisdicción sine causae
cognitio, diferente, por tanto, a la jurisdicción con causae cognitio, jurisdicción
contenciosa.
Por tanto, en la jurisdicción voluntaria no existe dualidad de partes,
porque lo que se pretende solemnizar mediante actuaciones desarrolladas
ante un órgano jurisdiccional, ciertos actos, o de obtener de él determinado
pronunciamiento, pues se trata de actos en que se requiere la intervención
del juzgador sin que se plantee una controversia entre partes. Como observa
Ugo Rocco:

En la jurisdicción voluntaria, el Estado interviene en la formación de las re-


laciones jurídicas, declarando, en una forma característica y determinada,
no la existencia o inexistencia de tales relaciones, sino la conveniencia, o la
legalidad, o la realización de las condiciones establecidas por la ley para un
acto realizado o por realizar de los particulares. El acto jurídico privado es
lo que es: declaración de voluntad privada, en que el Estado no colabora,
pero que tiene necesidad, para producir la plenitud de sus efectos jurídicos,
de un elemento extrínseco, que se le debe agregar y que proviene de un ór-
gano estatal.1

En consecuencia, la jurisdicción voluntaria puede entenderse como un


procedimiento judicial en el que no hay litigio, porque no es en sí misma
una actividad jurisdiccional en estricto sentido, sino que con ella se pretende
aplicar el derecho, por parte de un órgano jurisdiccional, a un caso específi-
co, por medio de resoluciones constitutivas y discrecionales, con el propósi-
to de proteger o preservar un interés particular insatisfecho, en razón de la
imposibilidad de que el titular de los correspondientes poderes o facultades
los ejerza, con lo que se subsana dicha imposibilidad, pues, como dice el
laureado jurista Héctor Fix-Zamudio, en la jurisdicción voluntaria estamos

1
Rocco, Ugo, Teoría general del proceso civil, trad. Felipe de J. Tena, México, Porrúa, 1959,
p. 89.
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ante procedimientos administrativos “a través de los cuales se solicita de una


autoridad judicial que fiscalice, verifique o constituya una situación jurídica
en beneficio de los solicitantes”.2
A este respecto, el artículo 893 del Código de Procedimientos Civiles
para el Distrito Federal previene: “La jurisdicción voluntaria comprende
todos los actos en que por disposición de la ley o por solicitud de los inte-
resados se requiere la intervención del juez, sin que esté promovida ni se
promueva cuestión alguna entre partes determinadas”.
En opinión del eminente procesalista Niceto Alcalá-Zamora y Castillo,
“en la jurisdicción voluntaria el litigio está ausente, a veces latente..., pero
nunca presente”.3
Tan está latente el litigio en la jurisdicción voluntaria, que, como pre-
viene el artículo 533 del Código Federal de Procedimientos Civiles, si, a la
solicitud promovida se opusiera parte legítima, se seguirá el negocio confor-
me a los trámites establecidos para el juicio.
Moneda corriente en la doctrina es la negativa a reconocer a la llamada
jurisdicción voluntaria el carácter de jurisdicción y la calidad de voluntaria,
en cuanto a lo primero, porque la jurisdicción tiene lugar entre partes, y lo
segundo, porque en diversos casos el referido procedimiento administrativo
se desarrolla por disposición legal.
El procedimiento civil prevé el empleo de la jurisdicción voluntaria en
los casos de adopción, nombramiento de tutores, depósito de personas, pro-
tocolización de testamentos, informaciones de perpetua memoria, enajena-
ción de bienes de menores e incapacitados, disposición de bienes del ausen-
te, y consignación de pago de obligación, entre otros.
La Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo no se
ocupa de la jurisdicción voluntaria, pero en su artículo 1o. previene que “A
falta de disposición expresa se aplicará supletoriamente el Código Federal
de Procedimientos Civiles, siempre que la disposición de este último orde-
namiento no contravenga las que regulan el juicio contencioso administrati-
vo federal que establece esta Ley”, por lo que pudiera pensarse que se puede
emplear la jurisdicción voluntaria en el Tribunal Federal de Justicia Fiscal
y Administrativa, con fundamento en el artículo 530 del Código Federal
de Procedimientos Civiles, que al igual que el artículo 893 del Código de

2 Fix-Zamudio, Héctor, “La eficacia de las resoluciones de la jurisdicción voluntaria


en el derecho mexicano”, Revista de la Facultad de Derecho de México, México, núm. 45, enero-
marzo de 1962, t. XII, p. 115.
3 Alcalá-Zamora y Castillo, Niceto, “Premisas para determinar la índole de la llama-
da jurisdicción voluntaria”, Estudios de teoría general e historia del proceso (1945-1972), México,
UNAM, 1974, t. I, pp. 157 y 158.
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Procedimientos Civiles para el Distrito Federal establece: “La jurisdicción


voluntaria comprende todos los actos en que por disposición de la ley o
por solicitud de los interesados se requiere la intervención del juez, sin que
esté promovida ni se promueva cuestión alguna entre partes determinadas”.
Agrega el citado artículo 893: “A solicitud de parte legítima podrán practi-
carse en esta vía las notificaciones o emplazamientos necesarios en procesos
extranjeros”.
Otro tanto ocurre con la Ley del Tribunal de lo Contencioso Adminis-
trativo del Distrito Federal, que tampoco se refiere a la jurisdicción volunta-
ria, pero al establecer las reglas de supletoriedad del propio ordenamiento
legal dispone:

Artículo 25. Los juicios que se promuevan ante el Tribunal se substanciarán y


resolverán con arreglo al procedimiento que señala ésta Ley. A falta de dispo-
sición expresa y en cuanto no se oponga a lo que prescribe este ordenamien-
to, se estará a lo dispuesto por el Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal; en materia fiscal al Código Financiero del Distrito Federal.
Y en su caso al Código Fiscal de la Federación en lo que resulten aplicables.

Consiguientemente, puede invocarse el artículo 893 del Código de Pro-


cedimientos Civiles para el Distrito Federal a efecto de utilizar la jurisdic-
ción voluntaria en el Tribunal de lo Contencioso administrativo del Distrito
Federal.
La doctrina reconoce como materia de la jurisdicción voluntaria actos
de diversa naturaleza, a saber: constitutivos, homologadores, de mera docu-
mentación, de simple presencia, y de extinción de obligaciones.
Entre los actos constitutivos a que se puede referir la jurisdicción volun-
taria se pueden distinguir los de carácter necesario, como los relativos a la
adopción, nombramiento de tutores y curadores, venta de bienes de meno-
res, que requieren de la resolución del órgano jurisdiccional, y los actos de
carácter supletorio, que podrían realizar los propios interesados, como el
nombramiento de peritos, por ejemplo.
Se ubican entre los actos homologadores que pueden ser materia de
jurisdicción voluntaria, por ejemplo, la elevación a escritura pública del tes-
tamento ológrafo, o la habilitación para comparecer en juicio.
Se consideran actos de mera documentación los que se tramitan en
jurisdicción voluntaria, con el propósito de conferirles mayor credibilidad
y certidumbre con la intervención del titular del órgano jurisdiccional, aun
cuando pueden ser realizados por otras personas, como en el caso de las
informaciones ad perpetuam.
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En los actos de simple presencia del titular del órgano jurisdiccional


solo se persigue el propósito de otorgarles mayor prestigio, como acontece
en el derecho español en la subasta voluntaria judicial.
La consignación de pago se puede citar como un caso típico de acto a
que se puede referir la jurisdicción voluntaria.

III. La consignación de pago

Uno de los asuntos que se tramitan en la llamada jurisdicción voluntaria


es el relativo a la consignación del pago de obligación.

1. El pago

Entre las formas de extinción de las obligaciones descuella la del pago,


consistente en el cumplimiento de la obligación en los términos en que haya
sido constituida; como dijera Ulpiano: “solvere dicimus eum, qui fecit quod
facere promisit”.4
Por tanto, el pago es la forma natural y ordinaria de dar cumplimiento
a la obligación; se trata de una forma, en principio, voluntaria de cumpli-
miento de la obligación, que se da cuando el deudor espontáneamente lo
realiza y, en su caso, el acreedor lo recibe, lo que implica un acuerdo de vo-
luntades entre deudor y acreedor. Mas puede ocurrir que el deudor se resis-
ta a cumplir la obligación, por cuya razón el acreedor lo forzará a efectuar
el pago mediante el ejercicio de la acción correspondiente, en cuyo caso
será una forma forzada de cumplimiento, como también lo será cuando el
acreedor se resista a recibir el pago, supuesto en el cual el deudor forzará al
acreedor a aceptarlo cuando se lo ofrezca en forma debida.

2. Los principios generales del derecho aplicables al pago

De conformidad con el principio pacta sunt servanda, el pago debe reali-


zarse en la forma y términos convenidos; sin embargo, es frecuente que di-
versas cuestiones relativas al pago no sean previstas al constituirse la obliga-
ción ni tampoco estén consideradas en la ley, por lo que deberán resolverse
de acuerdo con los principios generales del derecho, que, respecto de este
tema, se pueden resumir en los siguientes:

4
Digesto, libro 50, título 16.
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A. El pago presupone una obligación

El pago tiene por causa la existencia de una obligación; si esta no existe,


el pago carece de causa, lo que significa pago de lo indebido, considerado
como uno de los típicos cuasicontratos, que da derecho a la devolución de lo
pagado indebidamente. En este orden de ideas, el Código Civil para el Dis-
trito Federal previene en su artículo 1883: “Cuando se reciba alguna cosa
que no se tenía derecho de exigir y que por error ha sido indebidamente
pagada, se tiene obligación de restituirla”.

B. Quién debe pagar

Están obligados a pagar el deudor y, en su caso, sus causahabientes, así


como los codeudores, sean solidarios o mancomunados, en este último caso
su obligación se reduce al pago de su parte; además, pueden pagar ajenos a
la relación obligacional.

C. A quién se debe pagar

El acreedor, y en su caso su apoderado legal o representante especial,


es quien debe recibir el pago, salvo que judicialmente se hubiera ordena-
do la retención de la deuda. Al respecto, el artículo 2077 del Código Civil
para el Distrito Federal ordena: “No será válido el pago hecho al acreedor
por el deudor después de habérsele ordenado judicialmente la retención
de la deuda”.

D. Fecha de pago

De no hacerse el pago en la fecha en que el cumplimiento de la obli-


gación es exigible, el deudor cae en mora, por lo que de no haberse prede-
terminado fecha precisa para tal efecto, es necesario determinar cuándo es
exigible dicho cumplimiento en los casos en que quedó sujeto a plazo o a
condición suspensiva.

E. Imputación de pagos

En caso de que un mismo deudor tenga varias obligaciones vencidas de


la misma especie, con un mismo acreedor, si realizara un pago que no alcan-
zara a cubrirlas todas ellas y no hubiera señalada preferencia en el contrato,
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corresponde al deudor la facultad de hacer la imputación; en este sentido,


el artículo 2092 del Código Civil para el Distrito Federal previene: “El que
tuviere contra sí varias deudas a favor de un solo acreedor, podrá declarar,
al tiempo de hacer el pago, a cuál de ellas quiere que éste se aplique”. Puede
ocurrir que el deudor haga tal declaración, en cuyo caso, de acuerdo con el
artículo 2093 del citado código, se entenderá hecho el pago, no a la deuda
más antigua, sino a la que fuera más onerosa para el deudor; solo en igual-
dad de circunstancias se debe aplicar a la más antigua, mas si todas fueran
de la misma fecha, se distribuirá entre todas ellas a prorrata.
La facultad discrecional del deudor de elegir entre varias obligaciones a
su cargo, a favor de un mismo acreedor, se ve acotada por el artículo 2094
del ordenamiento legal en cita, conforme al cual “Las cantidades pagadas a
cuenta de deudas con intereses, no se imputarán al capital mientras hubiere
intereses vencidos y no pagados, salvo convenio en contrario”. Esta disposi-
ción, en opinión de quien esto escribe, es cuestionable, especialmente cuan-
do se trate de intereses moratorios generados por la negativa del acreedor de
recibir el pago, pues la mora deriva de la actitud renuente del acreedor, por
lo que, cuando menos, en tal caso debiera establecerse excepción.
En los demás casos debiera aplicarse el pago, al principal, si el deudor
así lo decidió, y por lo que corresponde a los intereses, quedarían a salvo,
sujetos a que el acreedor demostrara su procedencia, en los casos que estén
impugnados, como una excepción a lo dispuesto en el artículo 2103, que
previene que aprobada la consignación por el juez, la obligación queda ex-
tinguida con todos sus efectos, porque en tal caso solo extinguirá la obliga-
ción de pagar el principal, con lo que se permitiría al acreedor disponer de
inmediato del pago del principal, y al deudor liberarse de este.

F. Lugar de pago

Por regla general, como establece el artículo 2082 del Código Civil para
el Distrito Federal, el pago debe hacerse en el domicilio del deudor, salvo
que las partes convinieren otra cosa, o que lo contrario se desprenda de las
circunstancias, de la naturaleza de la obligación de la ley.

3. La consignación

El verbo español “consignar” admite diversas acepciones, entre las cua-


les figuran, con evidente connotación jurídica, la de entregar por vía de
depósito, poner en depósito una cosa, y la de depositar a disposición de la
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autoridad judicial la cosa debida; en tanto que consignación significa tanto


la acción y efecto de consignar, como cantidad consignada para atender a
determinados gastos o servicios.
No es insólito que el acreedor de una obligación se niegue a recibir el
pago, o cuando menos a extender el comprobante respectivo, en cuyo caso,
al igual que cuando el acreedor es persona incierta o incapaz de recibir, el
deudor, según previene el artículo 2098 del Código Civil para el Distrito
Federal, podrá librarse de la obligación haciendo consignación de la cosa.
Quien consigna un pago a un órgano jurisdiccional tiene la facultad de
determinar y precisar a qué obligación se refiere; por ejemplo, el arrenda-
tario consigna el pago de la renta correspondiente al mes de abril de 2009,
de la casa marcada con el número 10 de la calle 20 de la ciudad X, sin que
el arrendador pueda aplicarlo al pago de la renta de marzo de 2009, bajo el
argumento de que también esté pendiente de pago.
O un usuario del servicio público de energía eléctrica consigna el pago
de consumo de energía eléctrica correspondiente al segundo bimestre de
2009, sin que el organismo descentralizado Luz y Fuerza del Centro pue-
da aplicarlo al primer bimestre de dicho año, alegando que aún no se ha
pagado.
La aplicación de lo consignado por el deudor al pago preciso señalado
por quien consigna no impide al acreedor reclamar el pago de otros adeu-
dos insolutos.

IV. Consignación de pago en materia fiscal

No es insólito que la administración pública rehúse recibir el pago de


una obligación a cargo de un particular; ocurre con alguna frecuencia en
materia fiscal, en ocasiones sin otro propósito que el de encubrir errores o
deficiencias procedimentales de los servidores públicos a cuyo cargo están
ciertos trámites, como las notificaciones, por citar solo un ejemplo.
La figura de consignación de pago en materia fiscal aparece en México
en virtud de reforma al Código de Financiero del Distrito Federal, publi-
cada en la Gaceta Oficial del 31 de diciembre de 2000, que con el propósito
de facilitar a los contribuyentes el cumplimiento de sus obligaciones fiscales
adicionó un último párrafo a su artículo 30, del tenor siguiente: “Ante la
negativa de la autoridad fiscal de recibir el pago de una contribución, el
contribuyente puede consignarlo al Tribunal Contencioso mediante cheque
certificado o de caja, y una vez recibidos por el Tribunal Contencioso, en el
término de 48 horas, éste tiene que remitirlos a la Tesorería”.
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Mediante diversas reformas, la figura de la consignación en materia fis-


cal ha evolucionado en el Código Financiero del Distrito Federal, que en la
actualidad la admite implícitamente en jurisdicción voluntaria, al disponer:

Artículo 39. Ante la negativa de la autoridad fiscal de recibir el pago de una


contribución, el contribuyente puede consignarlo al Tribunal de lo Conten-
cioso mediante cheque certificado o de caja, acompañado de la declaración
relativa al periodo y concepto que corresponda, en términos de lo dispuesto
en el artículo 37 de este Código.5
Una vez recibida la documentación a que hace referencia el párrafo an-
terior, el Tribunal de lo Contencioso en el plazo de dos días hábiles, deberá
remitirla a la Tesorería, a efecto de que ésta proceda a la aplicación del pago,
en el orden de prelación que establece este Código, y le notificará al contri-
buyente dentro del término de treinta naturales la forma en que aplicó el
mismo, sin perjuicio de las facultades de comprobación que pudiera ejercer
la autoridad fiscal.

Respecto de la forma de aplicación del pago que el citado artículo 39


dispone se haga en el orden de prelación que establece el Código Financiero
del Distrito Federal, es evidente que coarta la facultad discrecional del deu-
dor de decidir a cuál obligación fiscal debe aplicarse, lo cual es más injusto
en los casos en los que la administración del Distrito Federal se ha negado a
recibir el pago, por lo que cuando menos en estos casos debiera protegerse
la libertad del deudor de precisar la aplicación de la consignación, sin per-
juicio de que, de ser el caso, se exigiera el pago de multas, recargos y demás
accesorios, cuando fueran procedentes.
Con fundamento en los artículos 1o., 21, fracción VIII, de la Ley del
Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal, y 4o., inci-
sos e y r, del Reglamento Interior del Tribunal de lo Contencioso Adminis-
trativo del Distrito Federal, la Sala Superior del Tribunal de lo Contencioso
5 Código Financiero del Distrito Federal: “artículo 37. Los contribuyentes tendrán la
obligación de presentar declaraciones para el pago de las contribuciones en los casos en que
así lo señale este Código. Para tal efecto lo harán en las formas que apruebe la Secretaría,
debiendo proporcionar el número de ejemplares, los datos e informes y adjuntar los docu-
mentos que dichas formas requieran. No obstante lo anterior, la autoridad fiscal podrá emitir
propuestas de declaraciones para facilitar a los contribuyentes el cumplimiento de tales obli-
gaciones, las cuales no tendrán el carácter de resoluciones fiscales y por tanto no relevarán a
los contribuyentes de la presentación de las declaraciones que correspondan.
Si los contribuyentes aceptan las propuestas de declaraciones a que se refiere el párrafo
anterior, las presentarán como declaración y la autoridad ya no realizará determinaciones
por el período que corresponda, si los datos conforme a los cuales se hicieron dichas deter-
minaciones corresponden a la realidad al momento de hacerlas. Si los contribuyentes no
reciben dichas propuestas podrán solicitarlas en las oficinas autorizadas”.
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Administrativo del Distrito Federal, en sesión plenaria celebrada el 14 de


febrero de 2007, tuvo a bien emitir un acuerdo general que contiene el ma-
nual para el trámite de las consignaciones de pago de contribuciones ante
el propio tribunal, publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal del 28 de
febrero de 2007.
Se hizo consistir el objeto del referido manual: establecer el trámite a
que se deben sujetar la recepción y envío de las consignaciones de pago de
contribuciones y accesorios, en su caso, que se presenten ante el Tribunal
de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal, de conformidad con
lo previsto en el artículo 39 del Código Financiero del Distrito Federal vi-
gente y demás normas jurídicas aplicables.
De acuerdo con dicho procedimiento, la negativa de la autoridad fiscal
de recibir el pago de una contribución da lugar a que el contribuyente pue-
da consignarlo al Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Distrito
Federal, ya sea por medio de cheque certificado o bien mediante cheque
de caja, acompañando la declaración relativa al periodo y concepto que
corresponda, conforme a lo establecido en el artículo 37 del Código Finan-
ciero del Distrito Federal.
Para facilitar el trámite de recepción de las consignaciones de pago
mencionadas, se orientará al público en general acerca de la documenta-
ción que se debe presentar para tal efecto, mediante la colocación en la
oficialía de partes, de un aviso del tenor siguiente:
El manual en cita obliga al personal de la oficialía de partes a condicio-
nar la recepción de la consignación al cumplimiento de los requisitos antes
señalados, y una vez recibida la documentación se le abrirá un expediente
y se le asignará un número, hecho lo cual se turnará a la secretaría general
de Acuerdos, la que elaborará el correspondiente proyecto de acuerdo, que
en su caso suscribirá el presidente del tribunal, en unión del secretario gene-
ral de Acuerdos, ya sea en el sentido de admitir a trámite la consignación o
en el caso de encontrar alguna irregularidad en la consignación, prevenir a
quien la hizo, a que subsane la misma, apercibiéndolo que de no desahogar-
la se tendrá por no interpuesta en su perjuicio dicha consignación. En caso
de prevención, esta deberá notificarse en forma personal a quien hubiera
hecho la consignación.
En caso de que se admita a trámite la consignación, el acuerdo que
ordene el envío de la documentación para la consignación a la tesorería se
remitirá por oficio y la notificación al interesado será por lista.
El manual en comento dispone, con apego a lo injustamente previsto en
el artículo 39 del Código Financiero del Distrito Federal, que el acuerdo de
envío deberá expresar que la remisión es
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...a efecto de que la Tesorería del D. F. proceda a la aplicación del pago, en


el orden de prelación que establece el Código Financiero del Distrito Federal
y notifique al contribuyente dentro del término de quince días la forma en
que se aplicó el mismo,6 sin perjuicio de las facultades de comprobación que
pudiera ejercer la autoridad fiscal.

Una vez firmado, el acuerdo será turnado a la actuaría para la noti-


ficación correspondiente. En consecuencia, el actuario presentará ante la
Tesorería del Distrito Federal el original y una copia del oficio dirigido al
tesorero, dos copias del acuerdo de envío, así como la documentación anexa
referente a la consignación.
En observancia de lo dispuesto en el artículo 39 del Código Financiero
del Distrito Federal, el acuerdo que ordene el envío de la documentación
de la consignación a la Tesorería, esta se remitirá dentro del plazo de dos
días hábiles a partir de que la Secretaría General de Acuerdos verifique el
cumplimiento de todos los requisitos, sin que el asunto se dilate injustifica-
damente en caso de formularse una prevención.
Como puede observarse, la incorporación implícita al ámbito del Tribu-
nal de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal de la jurisdicción
voluntaria a través de la modalidad de la consignación de pago se desvirtúa
al coartarse la facultad del deudor contribuyente de precisar la obligación
fiscal a la que debe aplicarse el importe de lo consignado, porque de acuer-
do con el segundo párrafo del artículo 39 del Código Financiero del Distrito
Federal, la Tesorería del Distrito Federal, al recibir el importe de lo consig-
nado, debe proceder a su aplicación en el orden de prelación que el citado
código establece, en los siguientes términos:

Artículo 69. Los pagos que haga el deudor se aplicarán, antes que al crédito
principal, a cubrir los accesorios en el siguiente orden:
I. La indemnización a que se refiere el artículo 59 de este Código;7
II. Los recargos;
III. Las multas, y

6
Con posterioridad a la fecha de publicación del Manual en la Gaceta Oficial del Distrito
Federal, se modificó el segundo párrafo del artículo 39 del Código Financiero del Distrito
Federal para fijar el plazo en 30 días naturales.
7 En su parte relativa, el artículo 59 del Código Financiero del Distrito Federal dispone:
“El cheque recibido por las autoridades fiscales deberá ser presentado al librado dentro de
los quince días naturales siguientes al de su fecha y en caso de que no sea pagado por causas
imputables al librador, dará lugar al cobro del monto del cheque, a una indemnización que
será siempre del 20% del valor de éste, y se exigirá independientemente de la suerte principal
y los accesorios que se hubieren generado a cargo del contribuyente”.
384 Jorge Fernández Ruiz

IV. Los gastos de ejecución.


Cuando se trate de contribuciones que se causen periódicamente, y se
adeuden los correspondientes a diversos períodos, si los pagos relativos a esas
contribuciones no cubren la totalidad del adeudo, se aplicarán a cuenta de los
adeudos que corresponden a los períodos más antiguos.
Los contribuyentes podrán efectuar pagos a cuenta de los créditos fiscales
determinados por las autoridades fiscales, lo cual no interrumpirá el procedi-
miento administrativo de ejecución.
Las oficinas recaudadoras recibirán las declaraciones, avisos, solicitudes y
demás documentos tal y como se exhiban, sin hacer observaciones ni obje-
ciones y devolverán copia sellada a quien los presente. Únicamente podrán
rechazar la presentación cuando no contengan el nombre, denominación o
razón social del contribuyente, su domicilio fiscal o no aparezcan debida-
mente firmados, no se acompañen los anexos o tratándose de declaraciones,
éstas contengan errores aritméticos. En este último caso, las oficinas podrán
cobrar las contribuciones que resulten de corregir los errores aritméticos y
sus accesorios.

V. Conclusión

Evidentemente, la negativa de la autoridad fiscal de recibir el pago de


una contribución atenta contra los derechos y la seguridad jurídica del con-
tribuyente, de ahí la pertinencia de que pueda consignar su pago al Tribu-
nal de lo Contencioso, pago que debiera referirse precisamente al adeudo
fiscal que él desee, sin que la autoridad pudiera modificar el destino del
monto consignado, sin perjuicio de que sus accesorios, en caso de existir, o
el importe de otros adeudos fiscales puedan ser requeridos por la autoridad
competente.
Desde luego, en los términos de la normativa actual, la consignación del
pago no logra el objetivo del contribuyente, puesto que el monto que consig-
ne para cubrir la suerte principal de una contribución relativa a un periodo
específico, de acuerdo con los artículos 39, segundo párrafo, y 69 del Códi-
go Financiero del Distrito Federal, se aplica, antes que al crédito principal,
a cubrir los recargos, las multas, los gastos de ejecución y demás accesorios.
Además, cuando se trata de contribuciones periódicas, y se adeudan los co-
rrespondientes a diversos periodos, si los pagos relativos a esas contribucio-
nes no cubren la totalidad del adeudo, se aplicarán a cuenta de los adeudos
que corresponden a los periodos más antiguos.
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VI. Propuesta de modificación al Código Financiero


del Distrito Federal

Por tanto, sería conveniente reformar el segundo párrafo del artículo


39 del Código Financiero del Distrito Federal, con el propósito de que la
posibilidad de consignar el pago, por la negativa de la autoridad fiscal de
recibir el pago de una contribución, pueda tener utilidad práctica, justa y
equitativa para el contribuyente, sin que ello produzca un quebranto para
el erario, de suerte que el interés del fisco y el del particular se concilien
equilibradamente, porque, de lo contrario, la consignación de pago no re-
sulta de utilidad para el contribuyente cuando la consignación se refiera a
contribuciones periódicas, si además de las de los periodos que el contri-
buyente adeuda figuran erróneamente en los registros oficiales como pen-
dientes, otras que ya fueron cubiertas, o que nunca se generaron, más sus
correspondientes accesorios.
Para tal efecto, se podría modificar el artículo 39 del Código Financiero
del Código Financiero del Distrito Federal, mediante la adición de un tercer
párrafo, para quedar en los siguientes términos:

Artículo 39. Ante la negativa de la autoridad fiscal de recibir el pago de una


contribución, el contribuyente puede consignarlo al Tribunal de lo Conten-
cioso mediante cheque certificado o de caja, acompañado de la declaración
relativa al periodo y concepto que corresponda, en términos de lo dispuesto
en el artículo 37 de este Código.
Una vez recibida la documentación a que hace referencia el párrafo an-
terior, el Tribunal de lo Contencioso en el plazo de dos días hábiles, deberá
remitirla a la Tesorería, a efecto de que ésta proceda a la aplicación del pago,
en el orden de prelación que establece este Código, y le notificará al contri-
buyente dentro del término de treinta días naturales la forma en que aplicó el
mismo, sin perjuicio de las facultades de comprobación que pudiera ejercer
la autoridad fiscal.
Si se tratara de consignación relativa a periodo o periodos específicos de
contribuciones periódicas, y aparecieran como pendientes de pago, las de otros
periodos que el contribuyente considere improcedente su cobro, el importe
de lo consignado, como excepción a lo dispuesto en el artículo 69 de este
mismo ordenamiento, se aplicará estrictamente a lo que señaló el promo-
vente en su escrito de consignación, a condición de que garantice el importe
de los otros cargos en cualquiera de las formas previstas por este Código.

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