Fórmula Otero

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LA FÓRMULA OTERO Y LA DECLARATORIA GENERAL

DE INCONSTITUCIONALIDAD EN EL JUICIO DE AMPARO


CONTRA NORMAS

Edmundo Elías Mussi*


Luciano Silva Ramírez**

Sumario: I. Introducción. II. Antecedentes. III. Principio cons-


titucional de relatividad de las sentencias del juicio de amparo.
IV. Declaratoria general de inconstitucionalidad en el Proyecto
de Nueva Ley de Amparo. V. Dictamen de las Comisiones Unidas
del Senado. VI. Inconvenientes de la declaratoria general de in-
constitucionalidad en el amparo contra leyes. VII. Bibliografía.

I. Introducción

El principio de relatividad de las sentencias, también conocido como Fór-


mula Otero, por haber sido su creador don Mariano Otero, consiste en los
alcances particulares de las sentencias de amparo. Éste ha sido motivo de
polémica hasta nuestros días, sobre todo en el amparo contra leyes, ya que
debido a dicho principio, el efecto de las sentencia que otorga el amparo al
quejoso, declarando inconstitucional una ley, no significa que la norma se
derogue, salga del mundo jurídico, sólo se dejará de aplicar al gobernado
que la impugnó y obtuvo el amparo; la ley tildada de inconstitucional sigue
conservando su vigencia y fuerza material, por lo tanto se seguirá aplicando
al grueso de la población, a los destinatarios de la norma, que no la comba-
tieron, o que si lo hicieron, el juicio de garantías les fue sobreseído o negado.
Lo anterior ha dado lugar a fuertes críticas al principio aludido, se han
levantado voces de prestigiados estudiosos de la materia pidiendo la des-

*
Director del Seminario de Derecho Constitucional y de Amparo de la Facultad de
Derecho de la UNAM.
**
Presidente del Colegio de Profesores de Garantías y Amparo de la Facultad de Dere-
cho de la UNAM.

27
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aparición de la fórmula de Otero, plantean la adopción de la declaratoria


general de inconstitucionalidad; voces que tuvieron eco en el proyecto de
nueva Ley de Amparo que presentó la Suprema Corte de Justicia de la Na-
ción en el 2000, en el que en su artículo 2301 se propuso la adopción de la
declaratoria general de inconstitucionalidad a manera de jurisprudencia en
los amparos en revisión; finalmente, esta postura se está acogiendo por el
Senado de la República al aprobar recientemente su Dictamen de reformas
al artículo 107 constitucional, en la fracción II, al establecer:

Artículo 107. Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Cons-
titución, con excepción de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los
procedimientos que determine la ley reglamentaria, de acuerdo con las bases
siguientes:
[…]
II. Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se ocu-
parán de los quejosos que lo hubieren solicitado, limitándose a ampararlos y
protegerlos, si procediere, en el caso especial sobre el que verse la demanda.
Cuando en los juicios de amparo indirecto en revisión se resuelva la in-
constitucionalidad de una norma general por segunda ocasión consecutiva, la
Suprema Corte de Justicia de la Nación lo informará a la autoridad emisora
correspondiente.
Cuando los órganos del Poder Judicial de la Federación establezcan juris-
prudencia por reiteración en la cual se determine la inconstitucionalidad de
una norma general, la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo notificará
a la autoridad emisora. Transcurrido el plazo de 90 días naturales sin que se
supere el problema de inconstitucionalidad, la Suprema Corte de Justicia de
la Nación emitirá, siempre que fuere aprobada por una mayoría de cuando
menos ocho votos, la declaratoria general de inconstitucionalidad, en la cual
se fijarán sus alcances y condiciones en los términos de la ley reglamentaria.
Lo dispuesto en los dos párrafos anteriores no será aplicable a normas
generales en materia tributaria.
[...].

Sin embargo, en esta breve monografía se pretende demostrar, por una


parte, que don Mariano Otero fue congruente en el sistema mixto de control
de la constitucionalidad plasmado en el Acta de Reformas de 1847, quien
1 “Artículo 230. Cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en juicios de am-

paro indirecto en revisión, establezca jurisprudencia por reiteración en la cual se determine


la inconstitucionalidad o se establezca la interpretación conforme de una norma general
respecto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se procederá a emitir
la declaratoria general correspondiente”.
LA FÓRMULA OTERO Y LA DECLARATORIA GENERAL 29

fue su principal inspirador, creador; y por otra, los inconvenientes de adop-


tar la declaratoria general de inconstitucionalidad en el juicio de amparo,
la falta de técnica, de prestancia jurídico-constitucional tanto del proyecto
aludido de la Suprema Corte, como del dictamen de reformas al artículo
107 constitucional, recientemente aprobado por el Senado.

II. Antecedentes

El Acta de Reformas de 1847, inspiración de don Mariano Otero, surgió


en una grave crisis política, debido a las condiciones socio-económicas y
políticas que imperaban en la época, ya que se encontraba en nuestro país
el invasor norteamericano, invasión que culminó con los tratados de Gua-
dalupe-Hidalgo de 1848, con las consecuencias funestas de la pérdida de la
mitad de lo que fue nuestro territorio nacional (la Alta California, Nuevo
México, etcétera), lo que hacía urgente “[...] un texto jurídico que fuera
basamento de la unidad nacional. Si queremos resistir debemos estar orga-
nizados y la organización lleva imbíbita la existencia de normas jurídicas,
que buscando la coincidencia, siembran para el futuro. La Constitución, su
adaptación o actualización es prerrequisito de la unidad exigida por el país
frente a la guerra [...]”.2
Mariano Otero en ese tiempo buscaba la unidad del pueblo de Méxi-
co mediante una norma suprema, por lo que retomando la Constitución de
1824 y combinándola con ideas novedosas, influencia de Tocqueville, Ben-
tham, la legislación norteamericana basada en la supremacía de la Consti-
tución y la revisión judicial, en medio de esa grave situación el 5 de abril de
1847 emite su voto particular, en donde crea un sistema mixto de control de la
constitucionalidad, plasmándolo en los artículos 22, 23 y 24, que a conti-
nuación se transcriben:

Artículo 22. Toda ley de los Estados que ataque la Constitución o las leyes
generales, será declarada nula por el congreso; pero esta declaración sólo
podrá ser iniciada en la cámara de senadores.
Artículo 23. Si dentro de un mes de publicada una ley del congreso gene-
ral, fuera reclamada como anti-constitucional, ó por el presidente, de acuerdo
con su Ministerio, ó por diez Diputados, ó seis senadores, o tres legislaturas,
la Suprema Corte, ante la que se hará el reclamo, someterá la ley al exámen

2 Reyes Heroles, Jesús (recopilación, sección, comentarios y estudio preliminar), Ma-

riano Otero. Obras, México, Porrúa, 1967, pp. 74-77.


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de las legislaturas, las que dentro de tres meses, y precisamente en un mismo


día, darán su voto.
Las declaraciones se remitirán a la Suprema Corte, y ésta publicará el
resultado, quedando anulada la ley, si así lo resolviere la mayoría de las Le-
gislaturas.
Artículo 24. En el caso de los dos artículos anteriores, el congreso general
y las legislaturas á su vez, se contraerán á decidir únicamente si la ley de cuya
validez se trate, es ó no anti-constitucional, y en toda declaración afirmativa
se insertarán a la letra la ley anulada, y el texto de la Constitucion ó ley ge-
neral á que se oponga.

Como puede advertirse, en el Acta de Otero se encuentra un control de


la constitucionalidad de normas generales completo, ya que por un lado
encomienda a un órgano político, al Congreso General y las legislaturas de
los Estados (al Poder Legislativo), mediante un sistema complicadísimo, el
declarar nulas leyes locales contrarias a dicha norma constitucional, decla-
ración que sólo podría iniciarse en la Cámara de Senadores (artículo 22); en
tanto que si las leyes del Congreso eran reclamadas de anticonstitucionales
en un mes de publicadas por el Presidente de la República de acuerdo con
su ministerio, 6 senadores, 10 diputados ante la Suprema Corte, ésta la so-
metería a las legislaturas de los estados para que en un plazo de 3 meses, en
un solo día emitieran su decisión, la que se remitiría a la propia Corte y ésta
publicaría el resultado quedando anulada la ley si así lo habían determinado
la mayoría de las legislaturas (artículo 23).
Por otra parte, en el artículo 25 del Acta de Reformas, se eleva al Poder
Judicial, a los tribunales federales, a la más alta categoría de salvaguardar
los derechos del hombre, amparar a los habitantes de la República mexicana
en sus garantías individuales contra todo ataque de los Poderes Legislativo
y Ejecutivo, ya de la Federación, y de los estados, federalizando así nuestro
juicio de amparo y en la parte final del mismo precepto se plasma el princi-
pio de relatividad de la sentencia o fórmula de Otero consistente en los efec-
tos particulares de las sentencias de amparo, que sólo vinculan a las partes
contendientes en el juicio respectivo, precepto que textualmente señala:

Artículo 25. Los tribunales de la Federacion ampararán á cualquier habitante


de la República, en el ejercicio y conservacion de los derechos que le conce-
dan esta Constitución y las leyes constitucionales, contra todo ataque de los
poderes legislativo y ejecutivo, ya de la Federacion, ya de los Estados, limi-
tándose dichos tribunales a impartir su proteccion en el caso particular sobre
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el que verse el proceso, sin hacer ninguna declaracion general respecto de la


ley ó del acto que lo motivare.3

Dicho principio prevaleció en el artículo 102 de la Constitución de 1857,


que señalaba: “Artículo 102. [...] La sentencia será siempre tal, que solo se
ocupe de individuos particulares, limitándose á protegerlos y ampararlos en
el caso especial sobre que verse el proceso, sin hacer ninguna declaracion
general respecto de la ley ó acto que la motivare”.4
Asimismo, en la actual Constitución de 1917 vigente, se preservó la re-
latividad en las sentencias en el juicio de garantías, al ser ésta de efectos
particulares, y no erga omnes.

III. Principio constitucional de relatividad de las sentencias


del juicio de amparo

El principio de la relatividad de las sentencias o fórmula de Otero, versa


sobre los efectos particulares de las sentencias de amparo; tiene su funda-
mento constitucional en el artículo 107, fracción II, y su fundamento legal
en el artículo 76 de la Ley de Amparo, al señalar:

Artículo 107. [...]


II. La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particu-
lares, limitándose a ampararlos y protegerlos en el caso especial sobre el que
verse la queja, sin hacer una declaración general respecto de la ley o acto que
la motivare.
Artículo 76. Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo
sólo se ocuparán de los individuos particulares o de las personas morales,
privadas u oficiales que lo hubiesen solicitado, limitándose a ampararlos y
protegerlos, si procediere, en el caso especial sobre el que verse la demanda,
sin hacer una declaración general respecto de la Ley o acto que la motivare.

Tal principio, como ya se dijo, consiste en que los fallos de amparo son
de efectos particulares, es decir, sólo vinculan a las partes contendientes en
el proceso jurídico constitucional respectivo.
Al respecto, la jurisprudencia ha reiterado los efectos particulares en los
fallos de amparo, en la tesis que a continuación se transcribe:

3 Burgoa, Ignacio, El juicio de amparo, México, Porrúa, pp. 108 y 109.


4 Constitución Política de la República de 1857.
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sentencias de amparo, efectos de las. no pueden invocarse


para impugnar la constitucionalidad del acto reclamado en
diverso juicio. De acuerdo con el artículo 76 de la Ley de Amparo, las
sentencias que se dicten en los juicios de garantías se limitarán a amparar
al quejoso en el caso especial sobre el que verse la demanda, sin hacer una
declaración general respecto de la ley o acto que la motivare, de lo que se
concluye que los efectos de la sentencia dictada en un juicio de garantías, no
pueden invocarse para impugnar de inconstitucionalidad el acto reclamado
en diverso juicio.5

No debe perderse de vista que en el amparo contra normas, la sentencia


que otorga el amparo y protección de la justicia federal, declarando incons-
titucional dicha ley, no implica que ésta se derogue, que salga del mundo
jurídico, debido a la relatividad que nos ocupa. La ley declarada inconstitu-
cional sólo se deja de aplicar al quejoso que obtuvo el amparo; al grueso de la
población que encuadre en el supuesto jurídico normativo de esa ley se le
seguirá aplicando, bien sea porque no la impugnaron en amparo, o bien si
lo hicieron éste les fue negado o sobreseído, ya que la misma no pierde su
vigencia ni su fuerza material.
Cabe mencionar que dicho principio es motivo de polémica hasta nues-
tros días, sobre todo en el amparo contra leyes; porque hay quienes piden la
desaparición de la relatividad de las sentencias en el juicio de amparo; otros
opinan que sólo debe mantenerse en los amparos directos; algunos más sos-
tienen que ese principio debe prevalecer de manera absoluta en nuestro jui-
cio de amparo (tanto en el de doble instancia como en el de única instancia).

1. Desaparición del principio de relatividad

Los que piden la desaparición de dicho principio, entre otros argumentos,


señalan los siguientes:
1. Las condiciones socio-económicas, políticas, jurídicas y culturales ac-
tuales son totalmente distintas a aquellas en las que vivió Mariano Otero; ya
que si bien es cierto que en esa época el país estaba en una grave crisis de
carácter político y social, por la invasión norteamericana de 1847 —la que
ocasionó la pérdida de más de la mitad de nuestro territorio—, en la actua-
lidad estamos ante una grave crisis de estructura, aún mayor a la que vivió
Otero, lo que ha provocado no tan sólo carencias económicas, de satisfacto-

5 Informe de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de 1980, tercera parte, pp. 141 y 142.
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res materiales, sino algo más grave: la carencia de valores morales, hay una
degradación moral en todas las capas de la sociedad; la población ya no cree
en sus instituciones, como el amparo, en los tribunales de garantías, sobre
todo cuando los fallos de amparo son burlados, cuando no se cumplen, o no
se acatan de manera cabal por las autoridades responsables; por lo que se
hace necesario adecuar instituciones como el juicio de amparo que han sido
un auténtico valuarte de defensa de los particulares contra los actos arbitra-
rios de las autoridades, con las condiciones políticas, sociales y económicas
de la época, por lo que es necesario el abandono de esta fórmula.
2. En al amparo contra normas generales impugnadas de inconstituciona-
les, este principio propicia una desigualdad ante la ley; porque no es posible
que a algunos gobernados se les aplique la ley declarada inconstitucional y
a otros no; así como el principio de supremacía de la Constitución, al sub-
sistir leyes contrarias a la carta fundamental, a pesar de haber sido declara-
das inconstitucionales, todo esto debido a la relatividad de las sentencias.
Igualmente, resulta absurdo que ordenamientos generales declarados in-
constitucionales por la jurisprudencia de la Corte, se sigan aplicando a sus
destinatarios; además de que éstos tengan que presentar demanda de ampa-
ro para obtener una mera declaración judicial respecto de una ley que ya es
inconstitucional, implicando gastos, esfuerzos, tanto para los quejosos, las
partes, como para el Estado mismo; por eso dicen que en el amparo contra
leyes debe de desaparecer la relatividad y darse los efectos erga omnes, la
declaratoria general de inconstitucionalidad, dejándose de aplicar la ley til-
dada de inconstitucional a todo aquel que encuadre en su supuesto normati-
vo y no sólo al que la impugnó y obtuvo el amparo.

2. Permanencia de la relatividad en el amparo directo

Hay otros estudiosos que dicen que ese principio sólo debe de prevalecer
en los amparos directos de mera legalidad y en aquellos juicios cuyos ac-
tos reclamados únicamente atañen a las partes; en efecto, en los asuntos en
donde la sentencia, laudo o resolución que pone fin al juicio son los actos
reclamados, en ese amparo cuyo acto emana de un procedimiento seguido
entre un actor y un demandado, aquí sí se justifica y debe prevalecer el prin-
cipio de relatividad de las sentencias.
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3. Permanencia total y absoluta de la relatividad de las sentencias

Los que defienden la relatividad de manera absoluta, dicen que el ampa-


ro ha prevalecido hasta nuestros días, precisamente porque sus sentencias
son de efectos particulares, lo que ha evitado intromisiones y conflictos
competenciales, subordinación de los poderes públicos al órgano de con-
trol de la constitucionalidad; además, si se les dieran efectos generales a
las sentencias de amparo que versen sobre normas generales declaradas in-
constitucionales, al sacarlas del mundo jurídico, el Poder Judicial se estaría
arrogando facultades legislativas, porque estaría derogando leyes, y hoy por
hoy la formación y derogación de leyes le compete al legislador; amén, que
de acuerdo con el artículo 72 constitucional, incisos a) y f), para la inter-
pretación, reforma o derogación de las leyes o decretos, se observarán los
mismos trámites establecidos para su formación.
Lo anterior ocasionaría pugnas e intromisiones competenciales entre los
poderes públicos, lo que a la postre daría lugar al desquiciamiento jurídico
y rompimiento del orden constitucional.
Cabe hacer hincapié en que debido a este principio, el quejoso —en su
escrito de demanda— debe precisar a todas y cada una de las autoridades
responsables que tengan participación en los actos reclamados, porque si
omite alguna autoridad, ésta no queda vinculada a la sentencia de amparo y
puede ejecutar dichos actos en perjuicio del quejoso.
No obstante la rigidez de este principio, se ha establecido jurisprudencia
relativa a la ejecución de las sentencias que es justiciera y aminora el princi-
pio rigorista de la relatividad, al indicar que todas las autoridades que por su
dependencia o su relación jerárquica tengan conocimiento de una ejecutoria de
amparo, están obligadas a cumplirla aun cuando el quejoso no las haya seña-
lado en la demanda, como se describe en la tesis que a continuación se cita:

ejecución de sentencias de amparo. a ella están obligadas todas


las autoridades, aun cuando no hayan intervenido en el amparo.
Las ejecutorias de amparo deben ser inmediatamente cumplidas por toda au-
toridad que tenga conocimiento de ellas y que, por razón de sus funciones,
deba intervenir en su ejecución, pues atenta la parte final del primer párrafo
del artículo 107 de la Ley Orgánica de los Artículos 103 y 107 de la Consti-
tución Federal, no solamente la autoridad que haya figurado con el carácter
de responsable en el juicio de garantías está obligada a cumplir la sentencia
LA FÓRMULA OTERO Y LA DECLARATORIA GENERAL 35

de amparo, sino cualquiera otra autoridad que, por sus funciones, tenga que
intervenir en la ejecución de este fallo.6

IV. Declaratoria general de inconstitucionalidad en el proyec-


to de Nueva Ley de Amparo de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación

Como ya se mencionó, en los últimos años se ha dado una fuerte polémi-


ca, entre los tratadistas y doctrinarios que pugnan porque persista la relati-
vidad en el amparo contra leyes, los que piden su desaparición en el amparo
contra normas generales y los que piden la desaparición del principio de
relatividad de las sentencias y adoptar la declaratoria general de inconstitu-
cionalidad en el amparo contra normas.
Es de señalar que las últimas opiniones han tenido gran influencia, a tal
grado que en el proyecto de la Nueva Ley de Amparo de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación del 2000, se plantea la declaratoria general de in-
constitucionalidad o de interpretación conforme en el amparo contra leyes
o normas generales; y en el capítulo V, del título IV, del mencionado pro-
yecto, se ocupa de dicha declaratoria en los amparos indirectos en revisión,
cuando se emite jurisprudencia por reiteración de criterios mediante tres
sentencias, según se desprende del artículo 230.
Es dable mencionar que el antiguo artículo 2337 del citado proyecto, res-
pecto a esta declaratoria general de inconstitucionalidad, era desafortunado
en su parte final, porque establecía que la Corte previa declaratoria de aqué-
lla, pediría la intervención a todo mundo para que vertiera su opinión sobre
los alcances de ésta, lo que desnaturalizaba su alta misión de salvaguardar
la Constitución al dejar esta cuestión a la opinión de los particulares, amén
de que éstos no pueden participar en la formación de leyes y reglamentos, esto
le compete al poder público en términos de los artículos 71, 72 y 89, fracción I
constitucionales, menos en cuestiones que versen sobre la declaratoria referida,
porque es un acto de soberanía que le compete exclusivamente a nuestro Alto
Tribunal; es de hacer notar que el artículo 231 del proyecto modificado con
mayor técnica suprime semejante cuestión, y sólo contempla el plazo de 30

6 Tesisde jurisprudencia 178, Apéndice 2000, t. VI, Quinta Época, Tercera Sala, p. 145.
7 “Artículo 233. [...] Previo a la declaración (declaratoria general de inconstituciona-
lidad), podrá convocar a quien estime conveniente para oír sus puntos de vista sobre los
alcances de aquélla”.
36 EL JUICIO DE AMPARO. A 160 AÑOS DE LA PRIMERA SENTENCIA

días hábiles a partir de la aprobación de la jurisprudencia para formular la


declaratoria general de inconstitucionalidad o interpretación conforme; por
otro lado, resulta contradictorio el artículo 232 del proyecto modificado, al
darle efectos generales a la jurisprudencia sustentada en la declaratoria de
inconstitucionalidad, con los efectos que tiene ésta, que hoy por hoy no son
erga omnes, oponibles a todo mundo.
Asimismo, ni el antiguo artículo 235, ni los numerales 232 y 233 del pro-
yecto aludido, expresan, menos aun precisan los efectos de dicha declara-
toria, ya que el último de dichos preceptos sólo se concreta a señalar que
la declaratoria general o interpretación conforme se publicará en el Diario
Oficial de la Federación y en el órgano oficial en que se hubiera publicado la
norma general respectiva; pero se insiste, no dice para qué efectos ni precisa
éstos, mucho menos aclara si la anula en forma total o parcial la ley, tratado
internacional en cuestión, sin vigencia; si dejará de surtir efectos ipso fac-
to, ipso iure; en caso de tratados internacionales, qué situación prevalecerá
con la declaratoria respectiva, etcétera; por lo que en caso de establecerse la
declaratoria general de inconstitucionalidad e interpretación conforme esti-
mamos deben contemplarse todas y cada una de las cuestiones aludidas; in-
clusive, cuando se trate de leyes o decretos del Congreso General, se le debe
comunicar a éste la declaratoria de mérito, a fin de que siguiendo el proceso
legislativo del artículo 72 constitucional apruebe un nuevo ordenamiento que
derogue al tildado de inconstitucional para que la Corte no derogue leyes, ni
se arrogue facultades del Legislativo; situaciones en las que se hace hinca-
pié y es de vital importancia contemplarlas, porque la mera declaratoria de
inconstitucionalidad no se cumplirá per se por las autoridades responsables o
será difícil que ellas mismas precisen sus alcances.

V. Dictamen de las Comisiones Unidas del Senado

Respecto al tema que nos ocupa, recientemente, en sesión ordinaria de


diecinueve de marzo de dos mil nueve, senadores integrantes del Grupo
Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional y del Partido de la
Revolución Democrática, presentaron la iniciativa de reforma y adición a
los artículos 94, 100, 103, 107 y 112 de la Constitución Política de los Esta-
dos Unidos Mexicanos, iniciativa que fue dictaminada por las Comisiones
Unidas de Puntos Constitucionales y de Estudios Legislativos, dictamen
que fue publicado en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Senadores
número 68, de fecha diez de diciembre de dos mil nueve, en el cual, en su
parte conducente, se pretende reformar la carta magna para que la Supre-
LA FÓRMULA OTERO Y LA DECLARATORIA GENERAL 37

ma Corte de Justicia tenga la facultad de emitir una declaración general de


inconstitucionalidad de normas generales, únicamente en aquellos juicios
de amparo indirecto en revisión, en los que se establezca jurisprudencia
por reiteración, donde determine la inconstitucionalidad o la interpretación
conforme de una norma general respecto de la Constitución.
En ese sentido, en el Dictamen relativo a la desaparición del principio
de relatividad de las sentencias en normas generales, se señala lo siguiente:

[…] Declaratoria general de inconstitucionalidad (artículo 107, fracción II).


[…]
Por lo que estas comisiones consideran que los efectos relativos de las sen-
tencias de amparo generan ciertas consecuencias que son inadmisibles en un
Estado democrático y de derecho. En un primer término, la relatividad de las
sentencias de amparo vulnera el principio de supremacía constitucional. Por
otro lado, se afecta la regularidad del orden jurídico mexicano, toda vez que
tenemos casos de normas generales irregulares así determinadas por el órga-
no de control que no obstante, siguen formando parte del sistema jurídico.
A mayor abundamiento debe decirse que vulnera el principio de igualdad
ante la ley, pues la norma declarada inconstitucional se sigue aplicando a to-
dos aquellos que no promovieron el juicio de garantías, además del principio
de economía procesal, pues se llega al absurdo de tener que seguir promo-
viendo juicios de amparo contra leyes que han sido declaradas inconstitucio-
nales un sinnúmero de veces. Esto supone una carga añadida para el Poder
Judicial Federal que va en detrimento de una pronta y expedita administra-
ción de justicia.
Por otro lado, debe decirse que en un país con serias desigualdades eco-
nómicas y sociales es una injusticia la permanencia de normas inconstitucio-
nales y su obligatoriedad para la inmensa mayoría de los gobernados, solo
porque no promovieron un juicio de amparo, a pesar de haber sido declaradas
inconstitucionales.
Estas razones han sido valoradas por estas comisiones dictaminadoras y
en consecuencia, procede aprobar la propuesta contenida en la fracción II,
segundo párrafo del artículo 107 de la iniciativa.
En efecto, se propone otorgar a la Suprema Corte de Justicia de la Na-
ción la facultad de emitir una declaración general de inconstitucionalidad en
aquellos juicios de amparo indirecto en revisión en los que establezca juris-
prudencia por reiteración en la cual se determine la inconstitucionalidad de
una norma general respecto de la Constitución.
Si bien en el texto contenido en la iniciativa que se dictamina se establece
que dicha declaratoria procederá en los términos y condiciones que se esta-
blezcan en la ley reglamentaria, estas comisiones unidas estiman pertinente
38 EL JUICIO DE AMPARO. A 160 AÑOS DE LA PRIMERA SENTENCIA

establecer ciertos requisitos de procedencia de dicha declaratoria, dejando los


demás términos para su desarrollo en la ley reglamentaria.
En consecuencia, se pretende establecer en el segundo, tercero y cuarto
párrafos de la fracción II del artículo 107 constitucional, que cuando la Su-
prema Corte de Justicia de la Nación en los juicios de amparo indirecto en re-
visión de que conozca, resuelva la inconstitucionalidad de una norma general
por segunda ocasión consecutiva, debe informar a la autoridad emisora de la
norma, únicamente para su conocimiento.
Posteriormente cuando los órganos del Poder Judicial de la Federación
establezcan jurisprudencia por reiteración en la cual se determine la inconsti-
tucionalidad de una norma general, la Suprema Corte de Justicia de la Nación
lo notificará a la autoridad emisora de la norma. Si transcurrido el plazo de 90
días naturales sin que se supere el problema de inconstitucionalidad, la Corte
emitirá, siempre que sea aprobada por una mayoría de cuando menos ocho
votos, la declaratoria general de inconstitucionalidad.
Este procedimiento de declaratoria no aplicará a las normas generales en
materia tributaria. La razón de esto último obedece a la especial importan-
cia que guarda dicha materia en las finanzas públicas y el posible impacto
negativo en las mismas en caso de establecer una declaratoria con efectos
generales.
Si bien es cierto que a nuestro Máximo Tribunal se le confiere tan impor-
tante atribución, también lo es que sólo se actualiza ante el establecimiento
reiterado de un criterio jurisprudencial, siendo además que tal declaratoria no
procede en forma automática sino respetando las condiciones y plazos antes
referidos, permitiendo que sea el propio órgano emisor de la norma quien
reforme o modifique la norma declarada inconstitucional y no siendo así, la
Suprema Corte de Justicia sea quien emita la declaratoria general de inconsti-
tucionalidad, aprobada por una mayoría calificada, lo que pretende preservar
con ello, el pleno respeto y equilibrio entre los Poderes de la Unión.
En este proceso específico, y a efecto de estar en posibilidad de constituir
el sentido y alcances de la declaratoria general con gran cuidado, en la ley
reglamentaria deberá conferirse a la Suprema Corte la facultad de llamar a
quien estime conveniente a efecto de escuchar sus opiniones antes de tomar
una medida de tal trascendencia para nuestro orden jurídico. Debido a los
alcances de la resolución, en la ley reglamentaria deberá establecerse que
la declaratoria deba ser publicada en el Diario Oficial de la Federación, en
el Seminario Judicial de la Federación y en el órgano oficial de la entidad
que, en su caso, hubiere emitido la norma sobre la cual se hubiere hecho tal
declaratoria.
En ese tenor se considera conveniente ajustar el texto del párrafo de la
fracción II del artículo referido, a fin de armonizarlos con los subsecuentes
LA FÓRMULA OTERO Y LA DECLARATORIA GENERAL 39

párrafos que refieren la mencionada declaratoria general de inconstituciona-


lidad […].8

Al respecto, la reforma que pretende realizar el Senado, en relación con


el principio de relatividad de las sentencias en el juicio de amparo, se tradu-
ce en la fracción II del artículo 107, que al respecto señala:

Artículo 107. Las controversias de que habla el artículo 103 de esta Cons-
titución, con excepción de aquellas en materia electoral, se sujetarán a los
procedimientos que determine la ley reglamentaria, de acuerdo con las bases
siguientes:
[…]
II. Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se ocu-
parán de los quejosos que lo hubieren solicitado, limitándose a ampararlos y
protegerlos, si procediere, en el caso especial sobre el que verse la demanda.
Cuando en los juicios de amparo indirecto en revisión se resuelva la in-
constitucionalidad de una norma general por segunda ocasión consecutiva, la
Suprema Corte de Justicia de la Nación lo informará a la autoridad emisora
correspondiente.
Cuando los órganos del Poder Judicial de la Federación establezcan juris-
prudencia por reiteración en la cual se determine la inconstitucionalidad de
una norma general, la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo notificará
a la autoridad emisora. Transcurrido el plazo de 90 días naturales sin que se
supere el problema de inconstitucionalidad, la Suprema Corte de Justicia de
la Nación emitirá, siempre que fuere aprobada por una mayoría de cuando
menos ocho votos, la declaratoria general de inconstitucionalidad, en la cual
se fijarán sus alcances y condiciones en los términos de la ley reglamentaria.
Lo dispuesto en los dos párrafos anteriores no será aplicable a normas
generales en materia tributaria.

Es de destacar que en dicha reforma, se preserva el principio de relativi-


dad de las sentencias, salvo en los juicios de amparo indirecto en revisión
que versen sobre la inconstitucionalidad de normas generales por segunda
ocasión consecutiva, ya que la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo
informará a la autoridad que emitió dicha norma.

8 Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Estudios Legisla-


tivos con Proyecto de Decreto por el que se reforman, adicionan, y derogan diversas dispo-
siciones de los artículos 94, 100, 103, 104 y 107 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
40 EL JUICIO DE AMPARO. A 160 AÑOS DE LA PRIMERA SENTENCIA

Además, cuando se emita jurisprudencia por reiteración que determine la


inconstitucionalidad de una norma, nuestro Alto Tribunal lo notificará a la
autoridad emisora, si transcurrido el plazo de 90 días naturales no se refor-
ma, deroga o anula la ley inconstitucional, la Corte emitirá por mayoría de
ocho votos, la declaratoria general de inconstitucional, en la cual se fijarán
los alcances y condiciones en términos de la ley reglamentaria.
Es importante mencionar que en el caso de leyes fiscales o en materia
tributaria, no se informará a la autoridad emisora, ni existirá declaratoria
general de inconstitucionalidad por parte de la Suprema Corte, ya que alu-
den al impacto negativo que acarrearía en las finanzas públicas estatales,
situación que nos parece absurda, debido a que de acuerdo con una teoría
constitucional moderna, nada debe quedar fuera de control, ninguna norma
general, ningún acto de los poderes públicos constituidos ni de los organis-
mos constitucionales autónomos puede quedar fuera de control de la cons-
titucionalidad; además de que las leyes fiscales son las más recurridas por
los peticionarios de garantías, ya que la mayoría de las veces son violatorias
del artículo 31, fracción IV, que establece la proporcionalidad y equidad de
las leyes, y lo que desea el quejoso es que le desea devuelta la cantidad que
erogó por el pago de un impuesto inconstitucional.
Es de hacer notar que en nuestro país, ante la insoslayable necesidad de
adecuar el derecho a las circunstancias actuales, aún en forma tibia, pero
debido a éstas, la Corte en conocimiento del juicio de garantías, ha dictado
tesis que atenúan el rigorismo de la fórmula de otero y que resultan en prin-
cipio de la necesidad de un tribunal cuyos efectos en sus fallos sean erga
omnes; así, tenemos la intitulada:

sentencias de amparo, alcances de las. El alcance de las sentencias de


Amparo se refiere no únicamente a las autoridades señaladas como respon-
sables, sino también a todas aquellas que siendo jerárquicamente inferiores
a las designadas como responsables, pertenezcan a la misma dependencia y
que por razón de su competencia y atribuciones vayan a intervenir o hayan
intervenido en la ejecución de los actos reclamados; esto es así porque las
ejecutorias de Amparo deben de ser inmediatamente cumplidas por toda au-
toridad que tenga conocimiento de ellas y que por razón de sus funciones in-
tervengan también en su ejecución, tal y como lo preceptúa el primer párrafo
del artículo 107 de la Ley de Amparo.9

9 Informe de la Suprema Corte de 1981, Segunda Sala, p. 164.


LA FÓRMULA OTERO Y LA DECLARATORIA GENERAL 41

En este mismo sentido se ha dictado la jurisprudencia siguiente:

ejecución de sentencias de amparo, a ella están obligadas todas


las autoridades aun cuando no hayan intervenido en el amparo. Las
ejecutorias de Amparo deben ser inmediatamente cumplidas por toda autori-
dad que tenga conocimiento de ellas y que por razón de sus funciones, deba
intervenir en su ejecución, pues atenta a la parte final del primer párrafo del
artículo 104 de la ley orgánica de los artículos 103 y 107 de la Constitución
Federal, no solamente la autoridad que haya configurado con el carácter de
responsable en el juicio de garantías, está obligada a cumplir la sentencia de
amparo, sino cualquiera otra autoridad, que por sus funciones, tenga que in-
tervenir en la ejecución de este fallo.10

Como se observa, la Corte —en cuanto al cumplimiento de las senten-


cias de amparo por parte de las autoridades— ha tenido que ser flexible, no
ciñéndose al principio rigorista de relatividad, de los efectos particulares de
las mismas, consistente en que las sentencias sólo se ocuparán de las partes
que litigaron en el juicio respectivo; más aún, los tribunales de amparo, en
sus ejecutorias, también han adoptado la suplencia de la queja, respecto de
leyes declaradas inconstitucionales, así como el legislador que ha recogido
la jurisprudencia, plasmándola en la Ley de Amparo (76 bis, fracción I), 11
siguiendo un criterio más justiciero, que atenúa el rigorismo de los prin-
cipios que rigen el juicio de garantías, tal y como se desprende de la tesis
siguiente:

suplencia de la deficiencia de la queja. procede cuando el


acto reclamado se basa en una ley declarada inconstitucio-
nal por jurisprudencia de la suprema corte de justicia de la
nación, no obstante que el quejoso no formule concepto de
violación al respecto. La Sala del conocimiento en su sentencia, decla-
ró la nulidad de la resolución impugnada en el juicio fiscal para efectos, fun-
damentándose en lo dispuesto por el artículo 316 de la Ley de Hacienda del
Departamento del Distrito Federal; tal resolución es violatoria en perjuicio
del quejoso de los derechos fundamentales consagrados en los artículos 14 y

10 Apéndice 1917-1975, octava parte, Pleno y Salas, tesis 99, pp. 179 y 180.
11 “Artículo 76 bis. Las autoridades que conozcan del juicio de amparo deberán suplir la
deficiencia de los conceptos de violación de la demanda, así como la de los agravios formu-
lados en los recursos que esta Ley establece, conforme a lo siguiente:
I. En cualquier materia, cuando el acto reclamado se funde en leyes declaradas inconstitu-
cionales por la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia […]”.
42 EL JUICIO DE AMPARO. A 160 AÑOS DE LA PRIMERA SENTENCIA

31, fracción IV, constitucionales, en virtud de que en el Apéndice al Semana-


rio Judicial de la Federación de 1917- 1975, primera parte, páginas 202-204,
obra la tesis jurisprudencial número 89, emitida por el Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, que declara inconstitucional el mencionado
artículo 316; esta tesis jurisprudencial se aplica al caso, no obstante que el
argumento expuesto por el agraviado no puede ser considerado técnicamente
como concepto de violación, ya que tal circunstancia no constituye obstáculo
para que este Tribunal Colegiado supla la deficiencia de la queja, de acuerdo
con lo ordenado por el artículo 76, segundo párrafo, de la Ley de Amparo,
pues para ello es suficiente que el agraviado manifieste que el acto reclamado
se apoya en una ley inconstitucional conforme a jurisprudencia de la Supre-
ma Corte de Justicia de la Nación.12

Las tesis mencionadas demuestran que vía jurisprudencia se ha atenuado


el principio rigorista de la fórmula de Otero en las sentencias mencionadas,
esto beneficia al que hizo valer su demanda de amparo contra el acto de
autoridad que le perjudica; sin embargo, no al grueso de la población que
se encuentra en el mismo supuesto normativo; lo que se remediaría, al re-
estructurar la jurisprudencia en el juicio de garantías, ampliando su obliga-
toriedad, no tan sólo para los tribunales, sino que sea obligatoria para todos
los poderes públicos y cualquier autoridad administrativa y jurisdiccional.
Luego entonces, para no incurrir en conflictos e intromisiones competen-
ciales que deriven en pugnas entre los poderes públicos constituidos que de-
riven en un desquiciamiento del orden constitucional, lo conveniente sería
que la jurisprudencia que declare inconstitucional una norma general que se
pronuncie por el Pleno de la Suprema Corte, al conocer los mecanismos de
control de la constitucionalidad, como el amparo, además sea comunicada
al Congreso para que éste en un plazo perentorio mediante el procedimiento
legislativo que señala el artículo 72 constitucional, apruebe una nueva ley
que derogue a la tildada de inconstitucional, evitando con ello que el Poder
Judicial derogue leyes y se arrogue facultades legislativas; igualmente, tra-
tándose de reglamentos, se comunicará la declaratoria de inconstitucionali-
dad al Ejecutivo, para que éste emita un nuevo reglamento en términos del
artículo 89, fracción I constitucional, y se sugerirá un tratamiento diferente
al respecto, en relación con los tratados internacionales, considerando su
naturaleza jurídica.

12 Informe de la Suprema Corte de 1980, tercera parte, Tribunales Colegiados de Circuito,

p. 142, tesis 49.


LA FÓRMULA OTERO Y LA DECLARATORIA GENERAL 43

La ampliación de la jurisprudencia en cuanto a su obligatoriedad sería


suficiente para que los poderes públicos y cualquier autoridad tanto admi-
nistrativa como jurisdiccional, y no únicamente a los tribunales federales
o locales como establecen los artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo;
desapliquen leyes declaradas inconstitucionales, sobre todo las autoridades
administrativas, aserto que se corrobora en la tesis que a continuación se
transcribe:

jurisprudencia. es obligatoria para las autoridades administrati-


vas en acatamiento al principio de legalidad que dimana del artí-
culo 16 constitucional. Si bien los artículos 192 y 193 de la Ley de Am-
paro que determinan la obligatoriedad de la jurisprudencia que establezca la
Suprema Corte de Justicia funcionando en Pleno o en Salas y cada uno de los
Tribunales Colegiados de Circuito, se refieren de manera genérica a órganos
jurisdiccionales sin hacer mención a las autoridades administrativas, éstas
también quedan obligadas a observarla y aplicarla, lo cual se deduce del enla-
ce armónico con que se debe entender el texto del artículo 16, primer párrafo,
de la Constitución Federal y el séptimo párrafo del artículo 94 de la misma
Codificación Suprema; ello porque, por un lado, la jurisprudencia no es otra
cosa sino la interpretación reiterada y obligatoria de la ley, es decir, se trata
de la norma misma definida en sus alcances a través de un procedimiento que
desentraña su razón y finalidad; y por el otro, que de conformidad con el prin-
cipio de legalidad que consagra la primera de las disposiciones constituciona-
les citadas, las autoridades están obligadas a fundar y motivar en mandamien-
to escrito todo acto de molestia, o sea que deberán expresar con precisión el
precepto legal aplicable al caso, así como las circunstancias especiales, ra-
zones particulares o causas inmediatas que se hayan tenido en consideración
para la emisión del mismo. Por tanto, conjugando ambos enunciados, obvio
es que para cumplir cabalmente con esta obligación constitucional, toda au-
toridad deberá no solamente aplicar la ley al caso concreto, sino hacerlo del
modo que ésta ha sido interpretada con fuerza obligatoria por los órganos
constitucional y legalmente facultados para ello. En conclusión, todas las
autoridades, incluyendo las administrativas, para cumplir cabalmente con el
principio de legalidad emanado del artículo 16 constitucional, han de regir
sus actos con base en la norma, observando necesariamente el sentido que la
interpretación de la misma ha sido fijado por la jurisprudencia.13

13 Tesis XIC, 1º8K, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,

t. VIII, diciembre de 1998, p. 1061.


44 EL JUICIO DE AMPARO. A 160 AÑOS DE LA PRIMERA SENTENCIA

VI. Inconvenientes de la declaratoria general


de inconstitucionalidad en el amparo conra leyes

Como puede apreciarse en el capítulo de antecedentes, Otero fue con-


gruente, ya que encomendó al Poder Legislativo Federal y a las legislaturas
de los Estados anular las leyes que fueran contrarias a esa norma fundamen-
tal y, si bien, es el Poder Legislativo el que aprueba y expide la ley, a este
Poder es al que le corresponde modificarla, derogarla y anularla, conforme
con el procedimiento establecido en el artículo 72 de la Constitución; en
tanto que tratándose de hechos concretos y judiciables, las sentencias que
diriman esa controversia por parte del Poder Judicial son y deben ser de
alcances particulares, que sólo se ocupen de las partes contendientes; situa-
ciones éstas que en cualquier sistema de derecho, al Órgano Legislativo le
corresponde crear y expedir las leyes, así como su reforma o derogación.
Por ejemplo, el caso nuestro en donde le corresponde al Poder Legisla-
tivo, al Congreso de la Unión, siguiendo el procedimiento que establece la
Constitución Federal, en su artículo 72, incisos a) y f), que a la letra indica:

Artículo 72. Todo proyecto de ley o decreto, cuya resolución no sea exclusiva
de alguna de las Cámaras, se discutirá sucesivamente en ambas, observándo-
se el Reglamento de Debates sobre la forma, intervalos y modo de proceder
en las discusiones y votaciones.
A. Aprobado un proyecto en la Cámara de su origen, pasará para su discu-
sión a la otra. Si ésta lo aprobare, se remitirá al Ejecutivo, quien, si no tuviere
observaciones que hacer, lo publicará inmediatamente.
[…]
F. En la interpretación, reforma o derogación de las leyes o decretos, se
observarán los mismos trámites establecidos para su formación.

Estimamos que tanto el Constituyente de 1856, como el de Querétaro de


1916, cuyas obras fueron la Constitución de 1857, así como la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917; los estudiosos de la ma-
teria, la práctica judicial, la jurisprudencia y el Senado de la República en
su Dictamen, mal interpretaron el control de la constitucionalidad de don
Mariano Otero, por eso hoy en pleno siglo XXI, se sigue con la discusión si
se abandona o no la relatividad de las sentencias, y se adopta la declarato-
ria general en los fallos de amparo; la discusión y confusión a la que se ha
llegado ha propiciado serias fallas, deficiencias jurídicas en la reforma a la
fracción II del artículo 107 constitucional que ha aprobado el Senado, entre
otros inconvenientes, destacan los siguientes:
LA FÓRMULA OTERO Y LA DECLARATORIA GENERAL 45

a) Si se otorga a la Corte la facultad de hacer la declaratoria general de


inconstitucionalidad en el amparo contra normas, estaría derogando
leyes, arrogándose facultades legislativas; prohibición del artículo 72
constitucional, inciso f).
b) Propiciaría el caos y la incertidumbre jurídica, ya que al estar dero-
gando leyes el Poder Judicial se darían intromisiones competenciales
y pugnas entre éste y el Legislativo.
c) Al no establecer, ni precisar los alcances y los efectos de la declaratoria
general, se crearía incertidumbre jurídica; situación que prevalecerá si
el Congreso no deroga la ley declarada inconstitucional, en Tratados
Internacionales, reglamentos, que no provienen del Legislativo si dicha
declaratoria es parcial (en uno o varios preceptos), en forma total.
d) Al efectuarse en forma total la declaratoria general de inconstitucio-
nalidad, quedaría un vacío inmenso por falta de la ley o una laguna
grave de la ley, en caso de una declaratoria parcial; cómo se llenaría
ese vacío inmenso de la norma, si el Congreso se rehúsa a derogar y,
en su caso, aprobar y expedir una nueva; incluso, en el supuesto en
que el Congreso acepte seguir el proceso legislativo, para tal efecto,
durante ese lapso, qué ordenamiento sería aplicable al caso concreto,
si el que regía fue derogado.

Estas cuestiones son algunos de los inconvenientes que pudieran presen-


tarse en la práctica, en la vida diaria, con la propuesta de reforma constitu-
cional del Senado de la República respecto de la adopción de la declaratoria
general de inconstitucionalidad en el amparo contra leyes.
Por otra parte, aun cuando en un estricto sentido jurídico no es materia
de la relatividad en estudio, por sus implicaciones, es de señalar que otra
deficiencia grave, es la de pretender excluir de la declaratoria general de
inconstitucionalidad que propone el Senado, la materia tributaria; en efec-
to, en la Constitución se dan los lineamientos generales, para que sean las
leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella, las que se ocupen por-
menorizadamente de las cuestiones fácticas que van a normar y éstas por
mandato del artículo 13 constitucional deben ser generales, abstractas, im-
personales, etcétera, porque de no ser así, serían inconstitucionales por ser
privativas, con mayor razón la reforma constitucional no puede adolecer de
esos atributos; además, estaría contrariándose con la reforma que se cues-
tiona, las decisiones político fundamentales plasmadas por el Constituyente
originario en su obra, la Constitución, como lo son las llamadas garantías
46 EL JUICIO DE AMPARO. A 160 AÑOS DE LA PRIMERA SENTENCIA

individuales, verbigracia, la garantía de igualdad consagrada en el artículo


13 constitucional (nadie puede ser juzgado por leyes privativas); inclusi-
ve, el propio mecanismo para hacer efectivas, para tutelar esa garantías,
el juicio de amparo, que al ser elevado a rango constitucional al igual que
aquellas gozan del principio de la supremacía de la Constitución; y al ser
decisiones político fundamentales plasmadas por el Constituyente, estas de-
cisiones quedan excluidas, fuera del procedimiento de reformas a la Cons-
titución aun con el subterfugio del Constituyente Permanente del artículo
133 constitucional.
Lo hasta aquí expuesto acredita la inconveniencia de la reforma cons-
titucional aprobada por el Senado, para adoptar la declaratoria general de
inconstitucionalidad en las sentencias en el amparo contra leyes; por lo que
estimamos que sería más conveniente y técnico solamente ampliar la obli-
gatoriedad de la jurisprudencia, y no para reformar la Constitución introdu-
cir la declaratoria general de inconstitucionalidad; en efecto, nuestra pro-
puesta no implicaría una reforma constitucional, sería solamente a la Ley
de Amparo, atendiendo a que el artículo 94 de la Constitución en su párrafo
octavo permite tal cuestión, al señalar en su parte conducente:

Se deposita el ejercicio del Poder Judicial de la Federación en una Suprema


Corte de Justicia, en un Tribunal Electoral, en Tribunales Colegiados y Uni-
tarios de Circuito y en Juzgados de Distrito.
[…]
La ley fijará los términos en que sea obligatoria la jurisprudencia que es-
tablezcan los tribunales del Poder Judicial de la Federación sobre interpre-
tación de la Constitución, leyes y reglamentos federales o locales y tratados
internacionales celebrados por el Estado Mexicano, así como los requisitos
para su interrupción y modificación.

De tal manera que una vez que el Pleno de la Suprema Corte establezca
jurisprudencia firme que haya declarado la inconstitucionalidad de una nor-
ma general, ésta debe ser obligatoria no tan sólo para los tribunales como
se establece actualmente en los artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo, que
establecen que la jurisprudencia que emita el Pleno de la Suprema Corte es
obligatoria para el propio Pleno, Salas, Tribunales Colegiados y Unitarios
de Circuito, Jueces de Distrito, tribunales militares, tribunales judiciales de
los Estados y del Distrito Federal, tribunales administrativos y del trabajo,
ya sea federales o locales, y en el mismo tenor, la que emitan los Tribu-
nales Colegiados de Circuito, la cual es obligatoria para éstos, Jueces de
Distrito, y tribunales inferiores mencionados; sino que debe ser también
LA FÓRMULA OTERO Y LA DECLARATORIA GENERAL 47

obligatoria para los poderes públicos constituidos y para cualquier autori-


dad administrativa y jurisdiccional; además, en dicha reforma deben fijarse
los alcances y efectos de dicha obligatoriedad,al determinar la declaratoria
general de inconstitucionalidad de la norma, comunicándosela al Congreso
de la Unión o a la Comisión Permanente, legislaturas de los Estados o a la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal para que en un plazo perentorio
de cuarenta y cinco días deroguen en forma total o parcial, en la parte que
sea declarada inconstitucional la ley y emitan nueva disposición siguien-
do el procedimiento del artículo 72 de la Constitución Federal; así como
los correlativos de las Constituciones de las entidades federativas y Esta-
tuto de Gobierno del Distrito Federal; al Ejecutivo Federal, gobernadores
de los Estados y Jefe de Gobierno del Distrito Federal, para que procedan
en un plazo de sesenta días a emitir los reglamentos correspondientes. La
propuesta anterior representa varias ventajas, entre ellas, evita conflictos e
intromisiones competenciales entre los poderes públicos constituidos, entre
las autoridades, ya que no propicia que el Poder Judicial de la Federación
esté derogando leyes que sólo le competen al Poder Legislativo; haría inne-
cesaria una reforma constitucional y las consecuencias políticas, sociales y
económicas que conlleva; amén, de que ésta no se logre por las condiciones
políticas que se viven en la actualidad, en donde las diversas fracciones
parlamentarias que integran tanto el Congreso de la Unión, como las legis-
laturas locales difícilmente logran consensos y acuerdos, así como por el
procedimiento rígido contemplado en el artículo 135 para la reforma cons-
titucional, en donde quien acuerda la enmienda respectiva es el Congreso
de la Unión y quien aprueba la misma son la mayoría de las legislaturas de
las entidades federativas. Así también, se evitarían las lagunas en la ley que
se originarían con la declaratoria de inconstitucionalidad, lo que se agra-
varía si el Congreso General no efectuare la derogación y expedición del
nuevo ordenamiento declarado inconstitucional, incluso cuando procediera
a derogar, y en su caso, discutir, aprobar y expedir el nuevo ordenamiento,
siguiendo el procedimiento del artículo 72 de la norma suprema, en el lapso
en que efectuara dicho procedimiento no habría peligro de lagunas, puesto
que se aplicaría la jurisprudencia emitida por el Alto Tribunal.
Otra ventaja, no menos importante, para que tuviere eficacia nuestra pro-
puesta, además de aquella consistente en reformar la Ley de Amparo en su
título cuarto, capítulo único, para que la obligatoriedad de la jurispruden-
cia se extienda a todas las autoridades administrativas en el amparo contra
normas generales, no solamente como ya se dijo a los tribunales, como se
establece en los artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo; es la de adicionar
48 EL JUICIO DE AMPARO. A 160 AÑOS DE LA PRIMERA SENTENCIA

también el título quinto, “De las responsabilidades en el juicio de amparo”,


para sancionar a las autoridades responsables que no observen la jurispru-
dencia que haya declarado inconstitucional una norma general y en acato de
aquella desapliquen la norma que haya sido declarada invalida. Lo anterior
aminora el rigorismo de la relatividad de las sentencias, además dejarán de
aplicarse normas generales que ya hayan sido declaradas inconstitucionales.

VII. Bibliografía

Burgoa Orihuela, Ignacio, El juicio de amparo, México, Porrúa, 2000.


Fix Zamudio, Héctor, Veinticinco años de evolución de la justicia constitu-
cional 1940-1965, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
1968.
Reyes Heroles, Jesús (recopilación, sección comentarios y estudio prelimi-
nar), Mariano Otero. Obras, México, Porrúa, 1967.
Silva Ramírez, Luciano, El control judicial de la constitucionalidad y el
juicio de amparo en México, México, Porrúa, 2008.

1. Hemerografía

“Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de


Estudios Legislativos con Proyecto de Decreto por el que se reforman, adi-
cionan, y derogan diversas disposiciones de los artículos 94, 100, 103, 104
y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, Gace-
ta Parlamentaria de la Cámara de Senadores, México, núm. 68, Senado de
la República, 10 de diciembre de 2009.

2. Legislación

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


Constitución Política de la República de 1857.
Ley de Amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Proyecto de Nueva Ley de Amparo, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
2000.
Acta de Reformas de 1847.

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