Clínica Sincronica y Diacronica
Clínica Sincronica y Diacronica
Clínica Sincronica y Diacronica
SU ETIMOLOGÍA
Psico → psyche → psiquismo (el alma para los griegos)
Pato → pathos → sufrimiento (del latin
Logía → logos → de razón o saber
COORDENADAS DE LA PSICOPATOLOGÍA
La psicopatología surge en un contexto histórico preciso.
Posterior al 1900 → con la fundación del Psicoanálisis, está la Psicopatología propiamente dicha →
Clínica de la Escucha
HABLA DE 3 PARADIGMAS:
1. La alienación mental
Coincide con la Clínica Sincrónica
Se trata de la concepción de la enfermedad mental como un cuadro único.
Que podría tomar distintas formas en distintos pacientes o en distintos momentos pero sin
dejar de constituir una sola enfermedad → la alienación mental.
En la Edad Media los locos se encontraban sueltos por las calles, aislados, abandonados.
Se habla de locura en ese momento.
Habla de “Alienación Mental” → como una única enfermedad conformada por otros cuadros.
La alienación mental forma parte de las neuronas cerebrales, siendo el cerebro el asiento de la
mente. Forma parte de las neurosis cerebrales. Son de 2 tipos:
1. Afecciones comatosas
Abolición de la función.
La función mental superior no funciona.
Ej: no hay memoria, habla, juicio, vigilia
2. Vesanias
Perturbación de la función. Alienación Mental.
Las vesanias comprenden la alienación mental, la locura propiamente dicha y algunas
otras “enfermedades mentales” que no hacen del sujeto un alienado en sentido
estricto:
—la hipocondría: cuya perturbación no supera la interpretación permanente e inquieta
de las sensaciones viscerales que Pinel considera como suficientemente reales,
atribuyéndoles frecuentemente un fundamento orgánico.
—el sonambulismo: que es una locura corta, una locura limitada al período del sueño;
Pinel, por otra parte, incluye en él a la pesadilla.
—la hidrofobia: es decir la rabia, que en la primera edición había incluido dentro de
las neurosis espasmódicas a causa del espasmo laríngeo, y que termina clasificando
dentro de las vesanias, a causa de los trastornos psíquicos excitados y depresivos que
constata en la misma. Es entonces una transición hacia las neurosis motrices y
viscerales, así como la hipocondría es una transición, por sus múltiples parestesias,
hacia las neurosis de los sentidos.
HAY 4 SUBGRUPOS:
1. Mania propiamente dicha
El delirio concierne a todos los objetos
Están lesionadas muchas de las funciones del entendimiento como: percepción,
memoria, juicio, afectividad.
Se distingue una viva agitación
También está la manía sin delirio o manía razonante → algunas funciones del entendimiento
están intactas pero están más afectas la afectividad y la excitación.
El delirio es general, es decir, que concierne a todos los objetos, estando lesionadas
muchas de las “funciones del entendimiento” (percepción, memoria, juicio,
afectividad, imaginación, etc.) y que se acompaña de una viva agitación. Pinel
distingue, no obstante, una subvariedad que será la prenda de importantes batallas
futuras: la “manía sin delirio” o “manía razonante”, en la que las funciones del
entendimiento están intactas y en la que no subsisten más que la alteración de la
afectividad y la excitación, a menudo furiosa.
2. Melancolía
El delirio está limitado a un objeto
Comportamiento coherente y comprensible
Las funciones mentales están intactas por fuera de su núcleo.
El delirio está limitado a un objeto o a una serie particular de objetos, las facultades
mentales permanecen intactas fuera de ese “núcleo” delirante y el comportamiento
sigue siendo coherente y comprensible, si se tienen en cuenta las ideas delirantes. El
estado afectivo y el tema del delirio pueden ser de naturaleza triste o de naturaleza
alegre y exaltada.
3. Idiotismo
Supresión más o menos completa de la act. mental o esta actividad mental está muy
disminuida con respecto a la normalidad.
El idiotismo u obliteración de las facultades intelectuales y afectivas, es decir, la
supresión más o menos completa de la actividad mental, quedando el sujeto reducido
a una existencia vegetativa, con restos esporádicos de actividad psíquica
(ensoñaciones dulces, sonidos semiarticulados, crisis de excitación). Puede ser
congénita o adquirida, y entonces a menudo transitoria.
● Lesión física
Como traumatismos cerebrales o simpáticos, que algún órgano esté afectando al
cuerpo como una hemorragia, y que afecta secundariamente a las facultades
mentales superiores.
También nombra las causas fisiológicas como partos, cuestiones de edad,
alcoholismo.
Causas físicas primero:
— directamente cerebrales: un golpe violento sufrido en la cabeza, una conformación
viciosa del cráneo (mantiene en particular esta causa para algunos casos de idiotismo
congénito, a los que consagra la séptima sección de la segunda edición del tratado).
— simpáticas, es decir que alcanzan el cerebro como consecuencia de sus lazos con
los otros órganos del cuerpo: supresión brusca de un exutorio o de una hemorragia, de
una afección cutánea o de un herpes, gota, consecuencias de diversas fiebres.
Se relacionan con este orden de causas, las causas fisiológicas (partos, edad crítica de
las mujeres) y el hábito de la ebriedad.
● Herencia
A la cual Pinel le otorga un Iugar destacado, ya que es el primer parágrafo del
capítulo de causas (segunda edición).
● Causas morales
Las denomina pasiones intensamente contrariadas que altera la circulación de la
sangre y producen la enfermedad mental.
Van a ser una fuente etiológica.
Irregularidades en los modos de vida.
Es el ambiente quién lo enferma.
Se pueden ordenar en dos rúbricas, en constante interacción por otra parte:
— las pasiones intensas y fuertemente contraria- das o prolongadas;
— los excesos de todo tipo, las irregularidades de las costumbres y del modo de vida
y la “institución” (en el sentido de maestro: la educación) viciosa, ya sea por malicia o
por dureza excesiva, que es factor predisponente
Todavía debe precisarse cómo comprende Pinel la acción de las causas morales que consi-
dera como las más numerosas y las más impor- tantes en la producción de la alienación
mental: les atribuye más de la mitad de los casos (segun- da edición, p. 419). Actúan por la
acción que ejercen sobre los órganos de la “economía”, es decir, sobre el organismo
considerado como un todo funcional, perturbándolos
Para esta Alienación Mental, al ser una única enfermedad, propone una única forma de tratamiento →
Tratamiento moral.
Extraer al sujeto del ambiente que lo enfermó y llevarlo al asilo.
Si estas pasiones intensas, excesos o irregularidades en el modo de vida son las causas de las
perturbaciones → será necesario aislar a estas personas en los asilos para controlar sus condiciones de
vida.
El medio ambiente del alienado jugará entonces un papel capital en la cura. Es necesario
aislarlo en una institución especial, primero para retirarlo de sus percepciones habituales, de
aquellas que han engendrado la enfermedad o al menos acompañado su inicio; para luego
poder controlar completamente sus condiciones de vida. Allí será sometido a una disciplina
severa y paternal, en un mundo completamente regulado por la ley médica. Por el juego
dosificado de las amenazas, las recom- pensas y los consuelos, por la demostración a la vez
de un gran cuidado y de una gran firmeza, se lo someterá progresivamente a la tutela médica
y a la
ley colectiva de la institución, al “trabajo mecánico” y a la “policía interior” que la regulan.
El objetivo es “subyugar y domar al alienado poniéndolo en estrecha dependencia de un
hombre que, por sus cualidades físicas y morales, sea adecuado para ejercer sobre él un poder
irresistible y para cambiar el círculo vicioso de sus ideas”. Para obtener este resultado, es
necesario conducirse de una manera que suscite el respeto del alienado y su confianza; y para
obtener esa “transferencia paterna” Pinel no carece de ideas. Primero, si a menudo es
necesario intimidar al alienado, por ejemplo con demostraciones de fuerza (primera edición,
p. 66: un “aparato imponente de represión”, es decir, enferme- ros numerosos y decididos), es
necesario, sin em- bargo, no emplear nunca la violencia ni los métodos degradantes: la
dulzura y la comprensión bastarán a menudo; los agitados, por ejemplo, los furiosos, no serán
encadenados, sino que se los dejará “divagar” por el parque del asilo, munidos simplemente
del chaleco de fuerza, o en el peor de los casos, se los encerrará en celdas.
Va a descubrir que estas lesiones no aparecían en otros pacientes con otras formas de
Alienación Mental.
En 1850 → Falret
Toma estos aportes de Bayle.
Va a decir que las enfermedades mentales no son causadas por una sola dolencia. SIno
que hay múltiples factores que influyen.
Que las enfermedades mentales son causadas por distintas enfermedades orgánicas, no
una sola.
Las enfermedades mentales son causadas por diferentes causas. Se contrapone al o que
decía Pinel (que la alienación mental era causada por una única causa, el ambiente que lo
enfermaba)
Se supone una evolución, un proceso que pasa varias etapas. Un conjunto de tipos clínicos
de enfermedades mentales, clasificables.
Se abre la puerta a los Diagnósticos Diferenciales → Cuadros con inicio, desarrollo, y finales
distintos que deben ser distinguibles y donde ya no todos tendrán el mismo tratamiento.
Clínica de la mirada
● Una vez que describió, estudio un cuadro, al inicio de ese cuadro, por pequeños
signos él ya puede hacer un pronóstico de cómo va a evolucionar esa enfermedad
● A partir de pequeños signos que están al inicio del cuadro, cuando aún no se ha
terminado de desarrollar ya se logra hacer un pronóstico (desde el inicio de la
enfermedad)
3. La Demencia Precoz: como ya dijimos, a partir de esta sexta edición Kraepelin agrega al
grupo de los procesos demenciales, que llama desde entonces demencia precoz13, las
paranoias aluci- natorias (delirios sistematizados fantásticos) como segunda forma paranoide,
junto a la dementia paranoides. La razón de esto es que ellas desem- bocan finalmente en
estados terminales muy pa- recidos (delimitación por el estado terminal: cf. Kahlbaum), pero
también que se encuentra en ellas nuevamente síntomas fundamentales idénticos (re-
agrupamiento en base a un análisis psicológico). “Creo no equivocarme al considerar que la
ausen- cia de perturbación primitiva de la voluntad en la paranoia está en estrecha relación
con la ausen- cia de delirio de posesión corporal. La idea de que fuerzas extrañas actúan
como lo haría la te- lepatía sobre el organismo, sobre las sensacio- nes, los pensamientos, los
actos voluntarios, no es para mí más que la expresión de esa misma perturbación de la
voluntad que se reconoce en todas las manifestaciones exteriores de los de- mentes precoces.
En la verdadera paranoia ya he observado algunas veces la idea de una in- fluencia que
proviene de alimentos envenena- dos, pero jamás, en cambio, la concepción de estar librado,
como juguete inerte, a la domina- ción de una personalidad extraña. Las ideas de perjuicio
pueden ser extremadamente noveles- cas e increíbles, pero se mantienen sin embargo
siempre, así como las ideas de grandeza, en el marco de las cosas posibles y naturales; las
ficciones de pura fantasía son excepcionales. La personalidad corporal o psíquica, si puede
ser afectada o crecer, devenir el objeto del odio o revestirse de una alta dignidad, sigue siendo
lo que era en su naturaleza íntima. El enfermo está esclarecido sobre su misión, so- bre las
trampas que se le tienden, sobre las promesas que se le hacen, sobre sus reivindica- ciones,
pero su personalidad misma no es so- metida a ninguna transformación, como sucede a
menudo en la demencia precoz. La psicosis no alcanza por lo tanto y no altera el centro de la
personalidad; produce solamente una falsifi- cación mórbida de la concepción del mundo”.
No retomaremos la notable descripción clíni- ca de las formas de la demencia precoz que da
Kraepelin: prácticamente no se le ha agregado nada después y se la encuentra entonces en
todos los manuales actuales14. Se puede sin embargo in- sistir sobre algunos puntos:
—la distinción de los síntomas fundamentales (re- pliegue afectivo, indiferencia, afección del
curso del pensamiento y del razonamiento, “pérdida de la unidad interior”) y de los síntomas
accesorios (alucinaciones, ideas delirantes, automatismos ges- tuales excitativos,
impulsiones) está netamente afirmada: no proviene de Bleuler; éste, por el contrario, intentó
oponer signos primarios (per- turbación generadora fundamental directamente surgida de la
lesión) y secundarios (reacción de la personalidad), lo cual es mucho más aleatorio.
—en la demencia precoz se incluyen los estados agudos (psiconeurosis) de los antiguos
autores que terminan en un estado disociativo secunda- rio, pero también todos aquellos que
parecen curar pero cuya presentación clínica es homólo- ga a las formas cardinales de la
enfermedad (sín- tomas catatónicos, síndrome de influencia, deli- rio de persecución física,
perturbaciones afecti- vas, perturbaciones del curso del pensamiento). Son considerados
entonces como brotes mórbi- dos resolutivos, que no dejan más que un déficit muy ligero
para ser manifiesto, lo que representa más una manera de ocultar el problema que una
solución satisfactoria.
—la naturaleza especial de la “demencia” es cla- ramente percibida por Kraepelin: la
inteligen- cia, la memoria, la orientación, están intactas; la afectividad, la voluntad, el
razonamiento y en consecuencia la personalidad, están por el contrario afectadas primaria y
profundamente, cada una de esas tres funciones especialmen- te en cada una de las tres
grandes formas15.
—el carácter nuclear de la hebefrenia, donde esta demencia predomina y donde los sínto- mas
accesorios son móviles, polimorfos y fu- gaces. No olvidemos que ella ha llevado pri- mero
el nombre dado después a todo el gru- po. A partir de la séptima edición (1904) la demencia
simple16, primero descripta por Diem en 1903, suministra un modelo todavía más explícito
de las perturbaciones fundamentales.
Este análisis se aplica perfectamente al pri- mer grupo que Kraepelin constituyó así (hebe-
frenia, catatonía, demencia paranoide17; pero he- mos visto que a partir de esta sexta edición
agre- ga una segunda “forma paranoide”, las paranoias (Verrücktheit) fantásticas, en base a la
similitud de los estados terminales (demencia vesánica: autis- mo, neologismos, delirio
hermético y estereotipa- do) y de los síntomas iniciales que le parecen manifestar la misma
afección de las funciones psi- cológicas que están en la base de la integridad de la
personalidad. Sin embargo Kraepelin hará siem- pre, a nivel clínico, la diferencia, reservando
a es- tas formas un lugar aparte (es Bleuler quien borra- rá toda distinción, veremos cómo):
esta vasta sín- tesis no será aceptada fácilmente, incluso en Ale- mania, en un primer tiempo
al menos18, y Krae- pelin mismo deberá renunciar en 1913, conven- cido por las críticas de
los alienistas franceses.
Justamente en el plano de la terminación, los delirios fantásticos conservan cierta autonomía:
sus formas terminales más frecuentes se distinguen netamente de las de la hebefreno-
catatonía (apro- vechemos para señalar la precisión y la riqueza de la descripción de
Kraepelin de estas formas termi- nales): su porcentaje de cura y de mejora impor- tante es
débil, mientras que es de notable impor- tancia en la hebefreno-catatonía (diez por ciento
de cura completa, quince por ciento de déficit ligero: en esos tiempos heroicos las altas eran
más frecuentes de lo que se cree). Este rasgo las acerca a la paranoia en sentido estricto
como, por otra parte, su edad de aparición, netamente más tardía que para el resto de la
demencia precoz (lo que contribuye a desequilibrar el grupo que ya no tiene nada de una
enfermedad juvenil).