Anyelía Romera - Teatro Alhambra en La Neocolonia
Anyelía Romera - Teatro Alhambra en La Neocolonia
Anyelía Romera - Teatro Alhambra en La Neocolonia
CUBANA:
NACE EL ALHAMBRA:
Villoch obtiene su primer triunfo con La Mulata María en 1986. A partir de ese
momento fue el índice de las temporadas, su firma más segura, el autor cubano
que más dinero ha ganado en la escena. Estrenó Aliados y alemanes, La
carretera central, La chambelona, Delirio de automóvil, La danza de los
millones, La isla de las cotorras, El lobo segundo, El Patria en España, La
revista sin hilos, El Ferrocarril central, Cuba en la guerra y entre otras que se
pueden citar. La mayor parte las mmusicalió Anckermann aunque también
intervinieron Rafael Palau y Mauri, y hasta Pepín Rodríguez colaboró como
coautor. Talento, gracia y espontaneidad no le faltaron nunca, y sobre estos
valores convirtió al Alhambra en un feudo privado.
El Alhambra logró poner en escena cerca de dos mil piezas. La mayoría eran
sainetes, zarzuelas, revistas todas cargadas de choteo, sátira política y arraigo
popular. Algunos ejemplos de sus obras son La danza de los millones, La
república griega, Cuando vino Mefistófeles. La más reconocida quizás sea La
isla de las cotorras.
Zayas, para distraer la opinión hacia otros derroteros y tratar de elevar esa
moral tan baja, lanzó una campaña para reclamar el reconocimiento de la
soberanía cubana sobre Isla de Pinos, viejo anhelo de todos los cubanos. Parte
de esa campaña fue sin duda esta obra y ello explica su éxito en aquella
época.
TELÓN:
Entre los años 1923 a 1933, nos hallamos – en lo que ha producción dramática
se refiere -, ante un verdadero vacío ideológico por cuanto los temas que
debían ser abordados se obviaron o recubrieron con imagen idílica, como
consecuencia de los intereses clasistas, fundamentalmente. El pueblo, por
tanto no se "reconocía" en este teatro, porque no planteaba realmente sus
inquietudes ni sus problemas.
Es por esto que los espectáculos del Alhambra devino símbolo de la
pseudorrepública, acapararon el interés del público, y sus temporadas
afirmaron la otra imagen populachera y divertida del cubano socavando los
pilares morales del pueblo.
A partir de 1930, con la llegada del cine sonoro, la aguda crisis económica –
mundial- y los finales del machadato, comenzó la decadencia del Alhambra,
que se disuelve el 18 de febrero de 1935, cuando se derrumbó el pórtico luego
de que cerrara el local el actor Enrique Arredondo.
El Alhambra fue algo más que un teatro. Es el símbolo escénico de esos años,
su definición mejor, y como tal lo caracterizó Mella en 1925. En su artículo
titulado "Machado: Mussolini Tropical", decía: "Creemos tan útil la política como
las representaciones del Alhambra; ambas cosas sirven para divertir al pueblo
de Cuba, y para corromperlo. Hablamos de política como la última
representación lírica en el teatro de Regino”. Pienso que nada mejor que esta
similitud que establece el líder estudiantil para caracterizar a los espectáculos
de tan popular teatro.