Anyelía Romera - Teatro Alhambra en La Neocolonia

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

EL TEATRO ALHAMBRA Y SU RELEVANCIA EN LA HISTORIA ESCÉNICA

CUBANA:

ANYELÍA ROMERA/ PERIODISMO PRIMER AÑO/ ASIGNATURA ARTE Y CULTURA EN CUBA.

NACE EL ALHAMBRA:

El Teatro Alhambra fue erigido el 13 de septiembre de 1890, exponiendo, en


sus inicios, obras pertenecientes a la zarzuela. Estaba situado muy próximo al
Teatro Albizu, compañía que supuso una muy fuerte competencia, pues
defendían el mismo género con mejor calidad artística. Es por esto que se
decide en 1891 reemplazar la zarzuela por piezas más cubanas, con
momentos eróticos al estilo vodevil; los actores hablaban como cubanos y se
burlaban -con cierta hostilidad- de catalanes, asturianos y gallegos. El público
hispano dejó de asistir al lugar y con el reinicio de la guerra por la
independencia, el teatro se vio en la necesidad de cerrar sus temporadas. En
1900 el escritor Federico Villoch, el escenógrafo Miguel Arias y el actor José
López Falcó (Pirolo) alquilaron el local, lo retomaron como teatro Alhambra y
mantuvieron una temporada de casi 35 años de duración.

Sus principales figuras siguieron un patrón semejante. Regino López hizo


honor a su condición hispana durante la guerra, e interpretó obras anti
independentistas, y Villoch no ocultó nunca sus simpatías por la Madre Patria.
Muy pocos se salvan de esta relación, como Mario Sorondo , o Gustavo o
Francisco Robreño, o Guillermo Anckermann, que en estos años de
mediocridad y entreguismo, supieron al menos, moverse con alguna dignidad .

Este teatro, el Alhambra , estaba clasificado , “teatro para hombres solos” , a


causa de los chistes y ocurrencias de subido color y de sabor pornográfico ,
que aparecían intercalados en los sainetes que allí subían a escena ; pero
algunas de estas obras culminaron en éxitos tan resortes que la empresa juzgó
conveniente presentarlas en algún coliseo al que pudieran concurrir las
familias, previo cuidadoso expurgo de chistes groseros y chocarreros , durante
cortas temporadas que se renovaban de año en año , y que constituían una
selección de loas sainetes que habían alcanzado mayor éxito.
ALHAMBRA EN LA NEOCOLONIA:

Si bien el Alhambra abrió en 1890, su verdadera historia comienza en 1900,


cuando se hace cargo del mismo la empresa Pirolo- Villoch – Arias. A la
muerte del primero, le continuó su hermano Regino, y a Arias sucedió en 1915
Pepe Gomíz, y luego Nono Noriega, escenográfos que crearon grandes
espectáculos de efectos deslumbrantes.

En el aspecto musical, se destacan Manuel Mauri, José Marín Varona, y Rafael


Palau, y en 1911 es nombrado director orquestal, Jorge Anckermann, que
desarrolló un verdadero Conservatorio nacional, y compuso nada menos que
767 partituras teatrales que es lo mejor y lo más nacionalista que nos dejó el
Alhambra .

Si Regino fue su máximo intérprete, Federico Villoch fue denominado,


alhambrezcamente, "el Lope de Vega de La Calle Consulado." Escribió, según
confesión propia, 386 obras (otros señalan 412), en las que ningún tema, estilo
o actualidad le fueron ajenos.

Villoch obtiene su primer triunfo con La Mulata María en 1986. A partir de ese
momento fue el índice de las temporadas, su firma más segura, el autor cubano
que más dinero ha ganado en la escena. Estrenó Aliados y alemanes, La
carretera central, La chambelona, Delirio de automóvil, La danza de los
millones, La isla de las cotorras, El lobo segundo, El Patria en España, La
revista sin hilos, El Ferrocarril central, Cuba en la guerra y entre otras que se
pueden citar. La mayor parte las mmusicalió Anckermann aunque también
intervinieron Rafael Palau y Mauri, y hasta Pepín Rodríguez colaboró como
coautor. Talento, gracia y espontaneidad no le faltaron nunca, y sobre estos
valores convirtió al Alhambra en un feudo privado.

El repertorio de este teatro ha sido clasificado en varias facetas: el sainete


costumbrista, el de solar, el político, las revistas de actualidad, las revistas de
espectáculos, la opereta y las parodias. Es fácil observar que en el fondo el
Alhambra tocaba cuerdas diversas de un mismo diapasón: el acento sainetero,
espectacular, musical y actual. Con esta mezcla, sazonada con la gracia de sus
intérpretes y el doble sentido los escritores jugaban al seguro .Y así surge la
dramaturgia del Alhambra.
Su repertorio tuvo los oportunos cambios que le convenían: atacó a los
mambises en el 95; a los norteamericanos en el 98, se plegó al a la
intervención; y si descubrimos referencias antiyanquis en algunas piezas, se
trata más bien de nostalgia madrileña frente a los vencedores, que defensa de
la soberanía. En la República barrió con el juego de los partidos políticos, se
sometió a Menocal para quien se escribe "La Casita Criolla".

El Alhambra logró poner en escena cerca de dos mil piezas. La mayoría eran
sainetes, zarzuelas, revistas todas cargadas de choteo, sátira política y arraigo
popular. Algunos ejemplos de sus obras son La danza de los millones, La
república griega, Cuando vino Mefistófeles. La más reconocida quizás sea La
isla de las cotorras.

La obra fue estrenada el 28 de febrero de 1923. Es una obra representativa y


simbólica, que hace referencia a un contexto histórico y lugar específicos: los
años 20 y la Isla de Pinos. En 1921 ascendía al poder Alfredo Zayas, y se
sucedían una serie de eventos que habían puesto muy baja la moral cubana:
Movimiento de los veteranos y patriotas, la justa protesta de los universitarios
dirigidos por Julio Antonio Mella, el escándalo de la venta del convento de
santa clara y finalmente una nueva intervención norteamericana bajo el manto
del nombramiento como embajador del general.

Zayas, para distraer la opinión hacia otros derroteros y tratar de elevar esa
moral tan baja, lanzó una campaña para reclamar el reconocimiento de la
soberanía cubana sobre Isla de Pinos, viejo anhelo de todos los cubanos. Parte
de esa campaña fue sin duda esta obra y ello explica su éxito en aquella
época.

TELÓN:

Entre los años 1923 a 1933, nos hallamos – en lo que ha producción dramática
se refiere -, ante un verdadero vacío ideológico por cuanto los temas que
debían ser abordados se obviaron o recubrieron con imagen idílica, como
consecuencia de los intereses clasistas, fundamentalmente. El pueblo, por
tanto no se "reconocía" en este teatro, porque no planteaba realmente sus
inquietudes ni sus problemas.
Es por esto que los espectáculos del Alhambra devino símbolo de la
pseudorrepública, acapararon el interés del público, y sus temporadas
afirmaron la otra imagen populachera y divertida del cubano socavando los
pilares morales del pueblo.

A partir de 1930, con la llegada del cine sonoro, la aguda crisis económica –
mundial- y los finales del machadato, comenzó la decadencia del Alhambra,
que se disuelve el 18 de febrero de 1935, cuando se derrumbó el pórtico luego
de que cerrara el local el actor Enrique Arredondo.

El Alhambra fue algo más que un teatro. Es el símbolo escénico de esos años,
su definición mejor, y como tal lo caracterizó Mella en 1925. En su artículo
titulado "Machado: Mussolini Tropical", decía: "Creemos tan útil la política como
las representaciones del Alhambra; ambas cosas sirven para divertir al pueblo
de Cuba, y para corromperlo. Hablamos de política como la última
representación lírica en el teatro de Regino”. Pienso que nada mejor que esta
similitud que establece el líder estudiantil para caracterizar a los espectáculos
de tan popular teatro.

También podría gustarte