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LA -fACULTAD
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LETRAS
UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN MARCOS
ORGANO DE LA
FACULTAD DE FILOSOFIA,
HISTORIA Y LETRAS.
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SEGUNDO CUATRIMESTRE
DE 1940 ■ , 'i,«-i'já
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.¡rf^,. . Facultad de Letras
DECANO
CONSEJO DIRECTIVO
CATEDRATICOS
Dr. Dn. Luis Miró Quesada. Dr. Dn. Roberto !Mac Lean Estenós.
„ „ Horacio H. Urteaga.
99 „ „ Alfonso Villanueva Piuillos.
7f J osé de la Eiva Agüero.
99 ,, ,, Aurelio Miró Quesada Sosa.
}} 99 José Gálvez. Julio C. Tollo.
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9} 99 Mariano Ibérico Rodríguez. 99 Manuel Beltroy.
í) 99 Ricardo Bustamante Cisneros, Elias Ponce Rodríguez.
99
99 99 Pedro Dulanto. 99 Julio A, Chiriboga.
99 99 Guillermo Salinas Cossío. 99
Luis E. Valcfircol.
99 99 Jorge Basadre. José M. Valega.
99 Juan Manuel Peña Prado. Tcodosio Gabada,
Enrique Barboza. Luis E. Xamniar
José Jiménez Borja. Augusto Tainayo Vargas
SECCION DE PEDAGOGIA
Dr. Dn. Horacio H. TJrteaga. Dr. Dn. .Julio A. Chiriboga.
99 „ José Jiménez Borja. „ „ Oswaldo Hercelles García.
99 „ Roberto Mac Lean Estenós. ,, „ Francisco J. Cadenillas.
99 » Alfonso Villanueva Piuillos. ,, „ Nicandro Pareja.
SECRETARIO
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Dr. Dn. Héctor Lazo Torres.
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La Escuela de Verano.
Discursos pronunciados con motivo de la inauguración de la Es
cuela de Verano por:
el Rector de la Universidad, Dr. Carlos Villarán,
el Decano de la Facultad de Letras, Dr. Horacio H. Urteaga, y
el Director de la Escuela de Verano, Dr. Víctor A. Belaunde.
Realidad Nacional y Crítica Literaria, por Alberto Tauro.
La Educación Pública en el Perú, por Pedro Dulanto.
El Folklore en los planes de estudio de las Universidades de los
Estados Unidos de América, por Ralph Steele Boggs.
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SEMINARIO DE LETRAS
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La Literatura en el Perú de los Incas, (tesis), por Napoleón M. " |i
Burga.
Relación de los libros recibidos en la Biblioteca del Seminario. r-
V.
NOTAS BIBLIOGRAFICAS
REVISTA DE REVISTAS
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LA NOVELA DE LA ANTIGÜEDAD
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mada la psicología de Occidente. Las torres faiisticas co
mienzan a esclarecer la verticalidad adoptada. Verticalidad
percepción, de lo profundo, en la música y en el rilnuj del
verso. En la vibración de la palabra: muerte. Se organiza
una literatura, que se nominará sentimental. Nostalgia, de
seo, vago retornar a lo inaccesible; y aspiración de mas alia.
Se ha perdido lo finito de la belleza griega, y la metafísica
del catolicismo ha creado una angustia de perfectibilidad,
de sacrificio, de normas encerradas en las aniguas Tablas
de la Ley.
De esa novela sentimental se encuentran sus primeros
vestigios en. María de Francia y en Crctien de Troyes. Es
después la generalización del "Dolce Estil Nuovo", proceso
de recapitulación de la Edad Media, la que va a asentar los
auténticos delineamientos de la nueva novela con Eocaccio,
Petrarca y Eneas. ''La Fianietta" y el "Dccamerón" están
escritas bajo el signo de la Hra. El Renaccntismo es la etapa
culminatoria de c^os siglos de monjes doctos y caballeros
cristianos. Y Bocaccio da a él la sugestiva norma de su no
vela sentimental: de su "Filocolo". En España, Juan Ro
dríguez de Padrón escribe: "El Siervo T.ibre del Amor , y
Diego de San Pedro: "Cárcel de Amor". Y, ya son los ci'iuo-
res de Leonor de Aquitania o los de la Luycenda española.
Galicia nos ofrece a Juan Rodríguez; Cataluña: "Curial y
Güelfa"; "Tirante, el Blanco".
Si apuntamos esa pre-novela sentimental podemos se
ñalar asimismo los Libros de Caballería, como novelas de
hazañas. Amadís de Gaula, peleada por portugueses, espa
ñoles y franceses; los otros amadices; los palmerines. Espa
ña está clásicamente representada por el Caballero Sifar y
su criado Ribaldo, precusores de esa gran novela de todos
los tiempos: "Don Quijote de la Mancha". Y así nos eiicon-
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briel Alomar, al que nos hemos referido anteriormente, la
burguesía, junto con esta rápida marcha del pergamino a
la talega, trajo —justo es reconocerlo—la vieja cultura al
macenada en los burgos, añejo vino de las universidades de!
Medioevo, y entonces se planteo el extraño caso de la bur
guesía contra la burguesía, que es propiamente el momento en
que se inician las nuevas doctrinas sociales y en que se extien
de la novela realista o naturalista, junto al constante repetir
de la palabra progreso. Bien vendría recordar aquella cita de
Basadre en ''Perú: Ploblema y Posibilidad'^ sobre una escena
de Brand" de Ibsen. ^'Cuando el baile o juez dice: triunfan
do de la naturaleza, nos lanzamos al vapor por la senda del
piogicso. Por todas partes han abierto carreteras y cons-
tiuído puentes. Y Brand responde: excepto entre la vida y
la fe. Se han unido los fiords a los ventisqueros, agrega el
baile. Y Brand: pero no a la acción, la idea". El realismo
creció sin ideal. Fué sólo antítesis, destrucción. Y sirvió pa
ra examinar detenidamente el proceso vivido por el libera
lismo. Le faltó una nueva fe.
Tres figuras son tres horizontes en la novela siglo
XIX. Marcan el verdadero ritmo de ella, precisando sus ca
racterísticas y dejando la huella de lo que no es y que sin em
bargo supervive, crean un lector ad hoc por encima de las
novelas en serie y de las tradiciones o historias pasadas por
el mero tamiz del novelar.
Dostowiesld hace malabares con las pasiones humanas
y en verdaderos laberintos del pensamiento o del sentimien
to nos muestra lo desgarrado o lo inquietante, legándonos—
-con mano sabia—a los Karamazov, al estudiante de ''Cri
men y Castigo", y a multitud de jóvenes figuras burlonas,
de místicos en acecho de la pasión, de extraños mecanismos
de la imaginación y de la acción desorbitada.
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figuras ideales: Juan Cristóbal y Anita Riviere, que son
modelos de vigorosidad y fuerza verdaderos santos de una
nueva religión de vitalidad. Rolland es, a no dudarlo, un
apóstol que espera el nuevo día; el nuevo día que San Cris •jt
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LA NOVELA EN AMERICA
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*.4 Nota. Gran parte de cffn ensayo c.^tá tomado de la obra inédita del propio
autor: "Perú en Trance de Novela".
Sobre José Martí y su viva lección.
Al hombro ha de decirse lo que es
digno del hombro y capaz de esal
tarlo.
JOSE MAKTI.
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~ 178 -
La riíIMl-RA ETAPA
Hoy f]ue, como en su Cuba iialal, cl hcroe está en espí
ritu más cerca que nunca del corazón de las juventudes
americanas, es válido recordar lo que advirtiera alfi:una vez
Ventura García Calderón:
ocurre con él dijo—lo que con tantos hombres sim
bólicos. se escuchó mentar el nombre, que es prog*ra-
ma y bandera; pero muy pocos recorrieron la obra
magna. Martí es uno de los más ilustres y notorios
desconocidos del Continente; y quizás la fama del
aposto] ha perjudicado a la del literato (i)".
El Perú que sintió tan profundamente los anhelos de li-
ertad por los que Martí vivió y murió, no puede olvidarlo.
esa e apa e violenta luz que se abrió para América cuan-
o nació en La Plabana el niño José Martí, el 28 de enero de
no se cerró para nosotros con el final crepúsculo de
sangre e os Ríos, aquél luctuoso 19 de mayo de 1895, Lo
enemos presente para que no nos deje olvidar el sentido de
aquellas dos palabras en las que se enmarcó la vida del Plé-
roe: cultura y libertad.
Pocas son las figuras de nuestra historia americana tan
ignas, de amor, como la de Martí. En él está presente todo
o que hemos escogido para venerar, para admirar, para se
guir. Todo aquello por lo que vale bien morir. Y apareció a
Pía escogidas
cía ealderón). — Garier, — JOSE MARTI — (prológo do Ventura Gar
París.
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Y más adelante:
De Páez dice:
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dorosa sangre reciente, están escritos para siempre los in
tensos mensajes que no podremos en adelante desoír ni ol
vidar.
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tas por Juan Marinello). 'MARTI — Habana, 1928 (estudio preliminar y no-
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4. LA LECCION DE MARTI
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APRECIACIONES Y JUICIOS
CRITICOS
LA ESCUELA DE VERANO.
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arto ])(íruano en todas las época.s, así como los moiiuiuentos y vui-
nas de mayor valor histórico. Valiosas colecciones arqueológicas y
descubrimientos recientes os hanm ver el esfuerzo de nuestros
hombres de estudio y podréis apreciar de cerca su obra de investi
gación y de ciencia. Otros profesores nuestros tratarán de proble
mas económicos y políticos no sólo en su aspecto únicamente pe
ruano sino también en sus relaciones con ios demás países del Con
tinente.
Los señores y señoras que han acudido a la invitación de nues
tra Escuela de Verano apreciarán de inmediato, la modestia de
nuestros elementos y recursos; esta vieja casona que acaba de sa
cudir un violento sismo apenas resiste ya la acción del tiempo y
se hace necesario reemplazarla pronto pero al lado de lo material
y ponderable que amenaza ruina, descubriréis lo que hay de espi
ritual y que no han afectado ni afectarán los siglos, ni violencia al
guna, porque es el Alma que nos legaron los fundadores de Sau
Marcos con sus virtudes y noblezas y porque las fallas posibles de
algunos hombres o de algunos grupos nada significan ante la fuer
za poderosa de una tradición que nos llega a través de múltiples
generaciones.
Y habéis "venido señores en un momento en que estas virtu
des deberán ponerse a prueba. El Mundo está agitado, el flagelo
de la guerra hace su obra de devastación en tres continentes y
amenaza continuar extendiéndose. Los más formales compromisos
políticos, las más justas leyes sociales, los sagrados principios de la
religión y la moral, son atropellados por los que aspiran a la he
gemonía continental o mundial y para quienes la ley es la fuerza
y el fin la conquista; las privaciones y el sometimiento ciego do
sus propios hombres y la esclavitud de los que pertenecen a los pue
blos sojuzgados son los medios que se emplean. Es necesario evi
tar que esta tragedia nos alcance preparándonos a defender nues
tro patrimonio material y espiritual, nuestro territorio, nuestra li
bertad y con ella los principios y las leyes que nosotros mismos
nos hemos dado y que modificaremos o transformaremos, según
nuestras propias conveniencias, pero no por imposiciones extrañas
destinadas a servir únicamente los intereses ajenos.
Es muy dura la lección que han sufrido muchos pueblos tra
bajadores y pacíficos, que sólo aspiraron a vivir en'paz con sus ve
cinos y que frente a los conflictos producidos dieron pruebas fe
hacientes de sus sinceros propósitos de neutralidad, conforme a
los tratados que lealmente habían suscrito; muchos de estos pue
blos han sucumbido ya y otros viven en continua zozobra, amena
zados de sucumbir también. Tal suerte debemos evitarla y sólo
depende de nosotros mismos de la cordura con que procedamos la
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muy parcos en avanzar en sus críticas doctrinarias, bajo la censu
ra que impuso la Colonia; avanzados y principistas en los albores
de nuestra emancipación y sostenedores de fecundas doctrinas y
principios cuando la independencia dió libertad a la Cátedra y
garantía a la palabra.
Siendo el Perú asiento del Virreinato Metropolitano en la
América Austral, forzosa fué su jurisdicción sobre tan basta zona
y eficaz su acción colonizadora. Para sustentar un régimen guber
nativo que innovó tan profundamente en los países conquistados,
bubo de necesitar agentes instruidos, comisionados liábiles, visita
dores letrados: Oidores para el régimen de las Audiencias, un
Clero ilustrado y un personal administrativo capaz, para regir, di
rigir y gobernar tan dilatadas regiones. Fué entonces que se pnso
de manifiesto la benéfica y útil labor de la Universidad de Dinia.
Laboratorio de Ciencia, dió educación y cultura a centenares de
discípulos que acudían a sus aulas. Llamó al desempeño de sus Cá
tedras a las más capacitadas personalidades, tanto civiles como
eclesiásticas; hizo de esa Caisa un foco de luz en lo que pudo ser te
nebrosa mansión de servidumbre y envió a sus doctos y pondera
dos discípulos, ya investidos de la toga, a fundar Colegios y Tlni-
versidades. por todos los ámbitos del extenso Virreinato. Chuquisa-
ca en el Alto Perú y Córdova en las regiones del Río de la Plata,
son magníficos ejemplos de su fecundidad creadora. Quito. San
tiago y el Imperial sustentaban Colegios Superiores bien dotados
en donde las lecciones de los doctores de San Marcos consiguieron
como fruto de sus enseñanzas crear vocaciones científicas que estu
vieron representadas por verdaderas celebridades, y esta corrien
te de confraternidad y de cultura, continuó no obstante^ la seim-
autünomía de esas vastas regiones, al crearse las Capitanías Gene-
3^ales, las Presidencias y los Virreinatos del siglo XVIII.
Tal es, señores, en breve síntesis, el significado histórico de
nuestra Universidad y la ejecutoria magnífica de su misión ilus
trativa en la América Austral. Habéis de considerar, entonces, con
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cuanta austera emoción se os recibe en sus aulas, y como con vues
H'■ tro concurso intenta iniciar su acercamiento a las regiones de Amé
rica de donde procedéis y en donde ha florecido una cultura origi-
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c;' el desempeño
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la comisión
el año 20dehasta
la Universidad de
el año 28, sur
gió en mi espíritu la idea de completar la visión que los intelectua
les universitarios de Estados Unidos tenían de nuestra América, a
través de las cátedras y de los libros, con el contacto directo de
nuestra realidad y con la exposición de nuestra vida, historia y
cultura por nuestros profesores, y en el ambiente nuestro .iunto a las
ruinats seculares de las maravillosas civilizaciones extinguidas y ^
ta sombra de nuestros claustros centenarios.
Claras eran las ventajas de este proyecto que había realizado
con éxito la Universidad de México, y que su hermana mayor, la
niversidad de Lima, podía realizar también. La exposición por pc-
anos de la cultura peruana y en el ambiente peruano, podía tener
+pní^ de los Estados Unidos un valor inapreciable. Y
' luego, para nuestra
migarnos a concentrar nosotros,actividad
dos enormes ventajas:
intelectual, la de
en esfuerzo
flp hacia lo
P^^S-uidad, que podríamos
ahondando llamar
en ellos los elementosenesenciales
y descubriéndolos muchos
aute nosotros mismos o reafirmando nuestra conciencia
esce ^ otros; tribuna
y 2.'^ la que
de erigir en para
sirviera este hacernos
tradicional e histérico
conocer tales
^ tracr al Perú a hombres que deberían convertirse eu
TTa ^ PJ'opagandistas
explicado el señor de nuestra
Rector patria,de esta idea y ha ren-
el proceso
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HEALIDAD NACIONAL
Y CRITICA LITERARIA.
(1) Es cateítrátieo
dad del Cuzco; miembro del Institu ^ . nacionales Lo principal de su
eiudaó; eolaborador poriódicos
obra se halla en dos ^\bros. exagerado atribuirle
■''La novela indigenista g„g opiniones tienen alguna influencia,
t »\S^rS,'beTe°cbo ul miaucio'so análisis de su pensamiento.
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—1935 novela indigenista": Librería e Imprenta H. G. Bozas, Cuzco»
12-13).
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DE LAS UNIVERSIDADES DE LOS ESTADOS
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da, lllinois, Nebraska, New York State CoUege for Teaehers, Ok-
lahoma, Pemisylvauia, Princeton, South Caroliiia, Staiiford,
Tennesses y Vanderbilt. De ios títulos de los cursos y de sus des
cripciones podemos sacar unas observaciones de dudoso valor so
bre su contenido. Sólo dos de los cincuenta y nuevo cui'sos se inti
tulan "Introducción al folklore" (el de Tyalor en California y el
mío en Carolina del Norte); este curso, la introducción, lógica
mente debe ser el mas corriente de todos, pero hay muchas univer
sidades que dan solamente cursos avanzados y especializados en
folklore, sin ninguna provisión para la enseñanza pi'imaria y pre
parativa en este campo. Veinte y cuatro de los cincuenta y nueve
cursos parecen ser de contenido general o miscelánea, o parecen
incluir varios tipos del folklore; diez de éstos son de los trece cur
sos en los departamentos de antropología, en que esta clase de cur
so abunda más, y en que la materia, por lo general, es el indio
americano o de otras razas primitivas, mientras que en los demás
cursos de esta clase la materia, por lo general, es europeo-america
na. Veinte y cinco de los cincuenta y nueve cursos tratan del can
cionero y de la música popular; el más comente entre éstos (es
tlef'ir, trece de los veinte y cinco) es el curso cpie se da en los de
partamentos de inglés sobre el romanee y la canción popular en
Inglaterra y los Estados Unidos;' cuatro de estos veinte y cinco
cursos se dedican al cancionero popular alemán, dos al romancero
y cancionero popular español e hispanoamericano (el de Onís en Co
lombia y el de Campa en Nuevo Méjico), y cinco a la música del pue
blo. Sólo cinco de los cincuenta y nueve cursos tratan del cuento po
pular y otras formas narrativas en prosa. Seguramente hay otros eim-
sos sobre las artes y oficios populares además del curso intitulado
"Industrias y artes primitivas" en Harvard, sobre los cuales no estoy
enterado todavía. El curso de Jente sobre el habla prever lal en
Carolina del Norte paree-e ser el único de su clase. También el cur
so de Campa sobre el drama del pueblo en Nuevo Méjico parece ser
único en su clase en los Estados Unidos. Hay cuatro cursos para
investigaciones especiales: el de Research en Folklore
del Norte, el Seminar en Folklore en Antropología en Washington
University, el de Researeh en inglés en Duke, y el Seminal en i
glcs en Nebraska. Los dos últimos son especialmente para investi
gaciones en el romancero inglés. ^ n i „
De las siete universidades que tienen de odio a ™^tio cursos
relacionados al folklore, seis profesores distintos dan los
sos en Carolina dd Norte, cuatro profesores dan los emco cnisos on
Colnmbia, tres profesores dan los seis cursos en California, tres pio-
fesores dan los cinco cursos en Wa-shington ^Tniversity un profesor
da los seis cursos en Indiana, uno da los cuatro en Michigan y uno da
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los cuatro Nuevo Méjico. Los heroicos esfuerzos de un sólo profesor
en Indiana, Michigan y Nuevo Méjico son de admirar muclio pero
no se puede negar las ventajas de tenor un grupo de profesores
cooperando en una universidad- En Carolina del Norte se reiin-en y
cooperan los profesores por medio de la unidad d-el plan de estudios
en folklore. En otras partes parece que falta una organización for
mal, pero se espera que los profesores cooperen informalmente.
I Ojalá que estimule este estudio el interés de las autoridades
universitarias de los Estados Unidas y otros países americanos a
dar más amplio lugar en sus planes de estudios a la ciencia del fol
klore, que todos reconocemos como una necesidad imperiosa del
momento!
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Ralph Steel Boggs.
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SEMINARIO DE LETRAS
LA LITERATURA EN EL
PERU DE LOS INCAS.
Publicamos a contÍBuación el me
ritorio trabajo del Dr. Napoleón M.
Burga, presentado a nuestra Facul
tad para optar el grado de Doctor en
Literatura.
INTRODUCCION
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—Historia
Historia ele la Literaturas
(le la Literatura francesa. comparadas. Nota 1, pág. 32.
Littérature allemande.
Histoire de la Littérature anglaise.
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Qo) Historia de ylalaLiteratura.
realidad de la literatura rusa,
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pintar. . . ."; relatos estos que fuei'ou corroborados, ante los españo
les, por los indios llamados a comprobar la veracidad de. la historia
escrita por Sarmiento, quienes declarai'on que ''a sus padres y pa
sados oyeron decir que Pachacuti Inga Yupanqni. ... había averi
guado la historia de los otros ingas y pintádola en unos tablo
nes. . .." (1).
Comentando estos datos ha escrito Pietscliman (2): "Además,
el 1.° de mayo do 1572, el Virrey (Toledo) le envió a Felipe II, co
mo complemento do aquella obra histórica, cuatro representaciones
de la Historia del Perñ, pintadas en tela por artistas nativos. Del
mismo modo que la obra fueron examinadas estas cuatro telas por
expertos juramentados. Gonzalo Gómez, primer intérprete jura
mentado. tradujo los textos explicativos do los expertos indígenas
y estos los declararon correctos".
Estas telas contenían los retratos, "bultos de los incas", las
"medallas'^ de sus mujeres y ayllus, así como también en los mar
cos. "cenefas", y lo que sucedió bajo el gobierno de cada Inca.
Así, por ejemplo, cu el primer paño la leyenda de Tambotoco y de
las creencias de Wirncoeha "como fundamento y comienzo de la
historia". "No cabe duda que estas composiciones de los retra
tos de los Incas han sido muy difundidos en el Perú. . . . Así, por
ejemplo, en el Puqnin Candía, un templo del Sol, fueron guarda
das algunas tablas con representaciones pictóricas' de. la historia
primitiva de los Incas y de sn vida, inclusive los países que habían
conquistado".
Concluyo Pietsebmann que "ha existido, pues, una representa
ción pictóinea de la historia, trazada en tejidos de lana de llama
el más fino cumbi—comparable a la que fué encontrada en el tem
plo del Sol. j j 1
Los ra'^onamientos de Pietschmann, la autenticidad de los -
teeedeutes históricos en que se apoya, así como las referencias de
los cronistas anotados, prueban ane e.n el antiguo Perú u o
verdadera escritura ideográfica—vestigios de la cual han 1 eye a ^
también las investigaciones arqueológicas y los hallazgos pie ogra
fieos de AViener (3) y de Middendorf—suficiente para
con la necesaria fidelidad, entera memoria de, los acontecimientos pa-
SQíÍÍOS *
Á1 respecto recordemos que, algunos pueblos
tinenta también usaron esta fomia de escritura en tela. El uso de
■/ON la Historia Indica de Sarmiento.
Versión española "de Vrderico Schwab. Biblioteca de la Universidad de San
Marcos.
(3) Pérou et Bolivic.
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— 248 —
los libros sagrados era universal entro los griegos, entre los roma
nos, entre los etruscos. A veces el ritual estaba escrito en madera;
a veces en tela", ha e.scrito Fustel de Coulanges (1).
Ííu antigua,
Ob. ext., págs. 20 y pág.
21. 232.
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da, penetrante, capaz de hacer vibrar las nuis recónditas fibras del
ser, está clasificada cutre las primeras del mundo. No es el caso de
tenernos aquí en el estudio o e.xpo.siciün de su téeniea: lo han heeho
magistraliuente los esposos d'llarcourt (1), quienes, con palabra
autorizada, liau calificado a los "kechuas y yuuy:as" como los
"pueblos más artistas de América". Nada haj' tan dulce, tan can-
tivaute, tan tierno, tan alado y tan hondo, tan comunicativo y tan
doliente como la música del jmraví. Esta es constatación unánime:
la música incaica ha merecido siempre altísimos conceptos do ar
tistas y críticos. Nada importa sea cual sea su escala, nada importa
el número do notas de que se liaj'a servido o se sirva: vale por el al
ma que flota en ella, imr su expresividad, por su riqireza emocio
nal, por su dulzura ; vale porque es verdadero arte, porque dice
mucho del pueblo que la creó, pueblo de alma sensitiva y creadora.
Ante estas realidades, no sólo surge una presunción: se insi
núa una afirmación, resumen y consecuencia necesaria: el pueblo
que ha creado esa música hondísima, que ha sido capaz de elaborar
una alfarería delicada, de múltiple cromía y variedad, de fabricar
unos tejidos del más innegable buen gusto; que ha sutilizado sus
manos en una complicada y vivida orfebrería; se puede decir que
ha conocido .y cxiltivado el Arte en todos sus a.spectos; se puede de
cir que ha caminado por esa senda espiritual iiobilísima y sagi'ada,
que ha r(^corrido esa trayectoria ascendente, progresiva e infinita.
y que, tras])on¡endo los estadios inferiores en un remoto pretérito,
ha llegado ya. a las inás altas esferas, amplias y despejadas del Arte ,,
en toda su latitud. Y por una consecuente y lógica deducción de
beremos concluir que ese pueblo o era raza que ha conocido y crea
do y cultivado el Arte en su totalidad, tiene que haber conocido,
creado y cultivado la Literatura, culminación necesaria, forma ex- .^
presiva por excelencia, inseparablemente connaturalizada con las i
almas sensitivas, apasionadas, creadoras, ávidas de vertirse en la
confidencia o cu el soliloquio, fieles al recuerdo y enamoradas de ;
lo distante, de lo desconocido, o de lo inaccesible, del pasado irre-
tenible o del halago fugaz, que vuela, apenas entrevisto.
Eesultaría ilógico que un pueblo de tan avanzada cultura co
mo el Perú antiguo hubiera carecido de una verdadera literatura.
Ya hemos recordado que en el Peiaí habían florecido las viejas ci
vilizaciones preincaicas, de avanzadísimas manifestaciones. Junto
con los monumentos de Tiahuanaco y los tesoros aiqueologicos^ de
Chimu y de Nazca, se pueden citar los mitos aimaras y costeños,
tan remotos, tan básicoB, eosnio-antropog'onicos, solo comparables
con el relato bíblico de la Creación, algunos, como el que nos trae
(1) La musique des Incas ot sos survivances, pág. 91.
15
1 r.
— 256 —
el P. Calancha. Hemos recordado también que los Incas, verifican
do el rol de los romanos, más que creadores de una cultura nueva
fueron los unificadores de una serie de culturas locales y antiguas,
a las que dieron fisonomía y unidad. Los Incas, que nada destru
yeron, al igual que los romanos, impusieron su lengua, el runasimi,
eomo el medio más eficaz de gobernar y unificar a todos los pue
blos o grupos sometidos. Gracias a esta medida es que la conquista
española encontró un pueblo enteraincjite coberentc, organizado y
unificado con grandiosidad.
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Es esta igualmente otra valiosa opinión que se pi'onuncia muy
alto en favor de la civilización de los antiguos peruanos.
Al presente está ya sobradamente rectificada la opinión de
Martens (1), que expresando su admiración por el sentido adminis
trativo de los penjano-s, los consideraba, sin embargo, faltos de sen
tido práctico, ya que no pudieron inventar "la sierra, ni el barro.nO;
ni el clavo". Pero el no haber conocido el hierro, es para los anti
guos peruanos, un orgullo y no un estigma: sin él y sin licrramien-
tas, sin tratados de ingeniería y sin fórmulas químicas, pudieron
construir esas magníficas obras hidráulicas, sus grandes fortalezas
y espléndidos palacios y templos suntuosos, sus armas de guerra y
sus instrumentos de labranza, sus diversos utensilios y hasta alfile
res y agujas de cobre.
Por otra parte, a nadie debe extrañar que los antiguos perua
nos no conocieran el hierro en el siglo XV o principios del XVI, si la
civilizada Europa no conocía el aluminio hasta 1828 i Y más de una
decena de cuerpos químicos simples sólo han sido conocidos en Eu
ropa después de siglo XVI. ¡ Y el radio sólo en 1898!
Y es muy importante, desde luego, la observación de Cronau,
que apunta igualmente Loliée. La civilización peruana sólo se de
be a sí misma; mientras que la civilización europea ha tenido el
privilegio de desarrollarse, de crecer y florecer sobre un terreno
preparado por los egipcios; por lo.s caldeo-babilónicos, por los feni
cios, por los minoano-cretenses y, finalmente, por los griegos y ro
manos. Ahora bien, quién es digno de mayor encomio y admiración,
el hombre que, solo, trabaja, descubre, inventa, crea, o el que tie
ne en su rededor y a sii alcance, gabinetes y laboratorios, instru
mentos, libros, amigos y consejeros? Este es el caso de Europa y
aquel, el del Perú primitivo.
I.—FUENTE ESCRITA:
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En otro capítulo, hablando de las fiestas 5' danzas, dice: "Ta
ñen diversos instrumentos para estas danzas ; lo más ordina
rio es, en voz cantar todos, yendo uno a dos diciendo sus poesías, y
acudiendo los demás a responder con el pie de la copla. Algunos de
estos romances eran muy artificiosos, y contenían historia: otros
eran llenos de superstición: otros eran puros disparates".
Y agrega luego: "Los nuestros que andan entre ellos, han pro
bado ponerles las cosas de nue.stra fe en su modo de canto, y es co
sa grande el provecho que se halla porípie con el gusto del canto y
tonada están días cuteros oyendo y repitiendo sin cansarle. Tam
bién ban puesto en su lengua composiciones y tonadas nuestras co
mo de octavas, y canciones, de romances, de redondillas, y es ma
ravilla que bien las toman los indios y cuanto gustan " (pág.
447).
Do modo ocasional da noticia de diferentes bailes, a los que lla
maban "comnnmcnt" Taqui".
La Crónica o Jíistoria. del Padre Joscf do Acosta, no obstante
no ser del todo original, como hemos dicho, es una de las más intere
santes en lo que re.specta a su contenido en general como en lo que co
rresponde a nuestro estudio. Amplia información del país, desde su
situación geográfica y sus condiciones físicas, precedida de consi
deraciones a cerca de los concejitos de la época concei'uientes al mun
do en general y al Nuevo Mundo en particular; el Padre Acosta tu
vo, sin duda, el propósito de dar a su obra el carácter de una noti
cia completa de esta fiarte de América, en todos sus aspectos.
Eu lo relativo a la eficiencia de los quipus, como medio expre
sivo sustitutorio de la escritura, el Padre Acosta nos dá nuiy inte
resantes datos. "Los indios del Perú—dice—, antes de venir los es-
qiañoles, ningún género de escritura tuvieron, ni por letias,
ni por caracteres, o cifras, o figurillas , mas no por ello
conservál'on menos la memoria de sus antiguallas, ni tuvieron me
nos su chonta para todos los negocios de paz, guerra y gobierno. Por
que eu la tradición de unos a otros fueron muy diligentes, y como
cosa sagrada recibían y guardaban los mozos, lo que sus majmres
les referían, y con el mi.smo cuidado le enseñaban a sus sucesoies.
Fuera de esta diligencia, suplían la falta de esci'itura y letras: par
te con pinturas como los de hléjico parte y lo mas con qui
pus. . . Es incveible lo que en este modo alcanzaron, porque cuanto
los libros pueden decir de historia, y leyes y creencias y cuentas de
negocios, todo ello suplen li'i quipus tan puntualmente que admna
pág. 410).
"Yo vi un mano.io de estos hilo.s—continúa, después de haber
expuesto en que consisten—, en que una india traía escrita una con
fesión general de toda su vida, y por ellos se confesaba, como yo lo
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según dice Markliam (ob. eit.), "llegó a tener completo dominio del
quichua y fué intérpi'ete de la Audiencia y de varios Virreyes".
En Suma y Narración de los Incas refiere Betanzos como a la
muerte de Viracocha Inca, su hi.io y sucesor Tuca Yupanqui, orde
nó que se compusiesen cantos que a la vez f|Uo solemnizaran los fu
nerales, rememoraban los hechos del fallecido:" e aiisi mismo
mandó a estos mayordomos e a cada uno por si, que luego hiciesen
cantares, los cuales cantasen e.stos mamaconas o yanaconas en los
loores do los hechos que cada uno de estos Reñores Tucas) en sus
días ansi hizo, los cuales cantares ordinariamente todo tiempo que
fiestas hubiese cantasen cada servicio de aquellas por su orden y
concierto, comenzando primero el tal cantar e historia e loa los de
Maneo Cápac; e que ansi. fuesen diciendo las tales mamaconas e
servicio, cómo los Señores habían sucedido hasta allí, y que aquellas
fuese orden que tuviesen desde ahí adelante, para que de aquella
manera hubiese memoria de ellos y sus antigüedades
■ Todo lo cual fue heclio así desde enionees basta el día de
hoy que lo hacen oculta e secretamente
® desta manera, hizo este Señor ("Inca Yupanqui) en este
os cosas: la que hizo que sus pasados fuesen tenidos v aeatades por
dioses, e fjne hubiese, memoria dejlos; lo cual hizo porque entendía
que lo mismo se haría dél después de sus días" (pág. IDG).
En otro lugar, tratando de la institución de las fiestas del Sol,
dice, luego de anotar las ceremonias:" Y cómo esto .sea hecho,
los .señores que allí están, comiencen su canto y toquen sus atambores;
y después de haber cantado y holgado, siéntense todos a.sí en ala
como están y beban cada uno dos vasos de chicha y otros dos ansí-
mismo ofrezcan al Rol, derramándoles dolantes de las alabardas, y
dende a poco levántense y tornen a su cantar; en el cual canto han
f e dar grandes loores al Rol y rogarle que a su pueblo e a sus nove-
es (Jos nuevos ore.iones) guarde e aumente; y esto canto aeaba-
0, tornen a beber. Y esto han de hacer treinta días, desde el día
que comience (págs 169 y 170)
• ••.y de.sde entonces lo continuaron hacer en la manei'a dicha,
asta ^te año en que estamos de mili y quinientos y cincuont,a y un
tnos. E.sta fiesta y las demás que este Reñor constituyó, las suelen
(pá^^ 172)°^ pqeblecillos que están en torno de la ciudad del Cuzco"
Aparte de estos datos, muy iutero.santcs, por cierto, la Crónica
o a, escrita en un idioma extraño y bárbaro, como dice el Dr. Wiesse,
en sus Civilizaciones primitivas del Perú, narrando en una forma ca
si ramatica, como observa Markliam, la guerra con los Chancas,
apenas si es otra cosa que los fragmentos del gran poema heroico que
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— 267 —
Cciiitciba Ins linzniiíis cIpI l^ncluicutcc" (!)• Sobor cIg poema lie-
loico se eiiciieiitra ig'Uülmeiite eii otras crónicas, como veremos en se
guida: sabor extrajio, sonoridad de clarines, ritmos vibrantes, alter-
nativüs y repetidos. ]ja Crónica de I3etanzc,s bien jjuede ser una ver
sión española de los relatos rccHculos, proporcionados al cronista por
los indios amantas o por los (pápocamayos.
Betanzos nos dá, además, noticia de la institución de esa poe
sía oficial, liistórico-loatoria, especie de oraciones fúnebres que de
bían componerse a la muerte de cada Inca, a base del argumento de
los propios hechos del fallecido; oraciones fúnebres, que haciendo
el elogio de cada uno, debían quedar como la histoz-ia de todos. Sólo
que no vayamos a confundir estas piezas poéticas, considerándolas
como oi-aeiones fúnebres proiziamente dichas: claranzente lo dice el
cronista: ei'au cantares que debían ser cantados en loor de los he
chos de los Incas; es decir, ei-an, pues, verdaderas poemas épicos.—
Betanzos, nos da así noticia de la epopeya oficial, que veremos con
firmada por otros cronistas.
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cual concibió un hijo que dió a luz a los cuatro días. Gran goce le
proporcionó este acontecimiento que la llenaba de esperanza. Pero
ocurrió que el dios Pacliacamac, envidioso de que se diera al Sol
adoración que se le debía a él y colérico también de que hubiera na
cido aquel hijo en desprecio suyo, cogió al semidiós recién nacido
y, sin atender a los gritos desesperados y súplicas de la madi-e infe
liz, lo mató, despedazando en menudas partes el tierno cuerpecillo
del que era su hermauo. Pero Pachaeamae, a fin de que otra vez nadie
se quejara de la providencia de su padre el Sol y a fin de que no
se diera adoración suprema a otro sino a él mismo, sembró los dien
tes del difunto y de ellos nació el maíz; sembró las costillas y huesos,
y de ellos nacieron las yucas y "las demás frutas de esta tierra que
son raíces". De la carne procedieron los pepinos, pacaes y las de
más frutas y árboles, y desde entonces no se conoció hambre ni se
lloró necesidad.
Pero no se aplacó la madre con estas abundancias, porque en
cada grano o en cada fruta tenía el pei*petuo recuerdo del hijo ado
rado y una perpetua instigación. Y sentía vivo el amor del hijo y
sentía sed de venganza y clamaba de nuevo al Sol, pidiéndole el
castigo del crimen y el remedio de sus desdichas. Condolido el Sol,
bajó de nuevo y del ombligo del hijo difunto fonnó o crió otro hijo
y se lo entregó a la madre diciéndole: "toma y envuelve en manti
llas este niño que llora, su nombre es Vichama". El niño creció her
moso y gallardo, y a imitación.de su padre el Sol quiso andar el
mundo y ver lo creado en él. Consultó a su madre y emprendió su
viaje. No hubo bien ausentádose. cuando el dios Pachaeamae mató
a la qiie ya era vieja, dividió su cuerpo en pequeños trozos "y los
hizo comer a los cuervos índicos que llamaban gallinazos y a los
buitres peruanos que llamaban cóndores". Los huesos y los cabellos
los guardó escondidos en la orilla del mar; después de lo cual "crió
hombres y mujeres que poseyeran el mundo y nombró curacas y ca
ciques que los gobeniaran".
Al cabo de cierto tiempo volvió el semidiós Vichama a su pa
tria, la que estaba situada en Végueta, valle hermoso y abundante
en árboles y flores, a una legua más o menos de la que fué luego la
población de Huaura. Vichama venía deseoso de ver a su madre,
pero ya no la halló; preguntó por ella y por im euraca supo el
cruel castigo y la muerte que había tenido. Furioso el semidiós,
arrojaban fuego sus ojos y ardía su corazón de senthniento; con
vocó a los habitantes del valle, preguntó por los huesos de su ma
dre y sabiendo donde se hallaban, los fué componiendo como habían
sido, hasta restituirles la forma humana completa, y dando de nue
vo vida a su madre, la resucitó y trató de vengarla, resolviendo ani
quilar al dios Paclaacamac. Entonces Pachaeamae, por no matar,
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de acuerdo con los usos del pueblo: adornos de oro, ricos mantos de
lana finísima, plumas, argentería y pedrería. No puede ser más con-
cluyente el dato: él deja ya probada la existencia de un teatro, en
donde se verificaban representaciones, como nos lo dirán otros cro
nistas.
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Cobo.—La Historia del Nuevo Mundo, del P. Bartolomé Cobo,
es otra de las fuentes de mayor importancia. El P. Cobo se propu-
so, sin duda, hacer una descripción y un estudio total del país; obra
vastísima es la suya que, a más de historia, contiene una amplia in
formación a cerca de la flora y de la fauna, que expone y detalla
con proligidad.
Habla Cobo de un gran edificio subterráneo, distante dos le
guas de Guamanga, acerca del cual, el editor, Jiménez de la Espada,
nos ofrece una nota muy importante: ''sobre esto escribe Llano Za
pata en sus Memorias (vol. I, art. XX, párr. 32): Por los años de
1637, en el pueblo de Quinua, que dista dos leguas de Guamanga,
se descubrió casualmente un palacio subterráneo con grandes porta
das de piedra y sumptuosos edificios. Hallaron en él una lápida con
una inscripción que no se pudo leer". Después de leída la anterior
noticia, no puedo menos de recordar—añade Jiménez de la Espada—
la que Cieza de León nos da en la Primera parte de su Crónica del
Perú (cap. LXXXVII) a cerca de los antiquísimos edificios de Vi-
naque (Huiñac), no lejos así mismo de Huamanga, "donde tam
bién hay fama que se hallaron ciertas letras en una losa ; lo
cual ni lo afirmo ni dejo de tener para mí que en los tiempos pasa
dos hubiese llegado aquí alguna gente de tal juicio y razón, que hi
ciese estas cosas y otras que no vemos" (pág. 111, t. III).
Ocupándose de los quipoeamayos o "historiadores de los In
cas", dice que "no podían ignorar nada de lo tocante al gobierno,
ritos y costumbres de los suyos por los memoriales de sus quipos
y pinturas que aún estaban en pié" (pág. 117. t. III).
Estos datos a cerca de "pinturas que aún estaban en pié" son
muy interesantes: confirma o afianza la afirmación sobre la posibi
lidad de una verdadera pintura mural entre los antiguos peruanos,
y, a la vez, si esas pinturas sei'vían para conocer todo lo relativo a
gobierno, ritos y costumbres, es evidente que era una forma de es
critura, como lo hemos visto ya.
Se refiere Cobo a Pachacuti, quien "acompañó su gran saber
con un gran corazón y ánimo esforzado". Dice que este soberano
compuso muchas oraciones" con las que eran invocados los dioses,
recitándolas los sacerdotes, (pág. 156, t. III).
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como para completar la que se dá de otra distinta. En Garcilaso es
el dato preciso, recogido expresamente. Así, por ejemplo, aparte de
que nos habla de los cantares con que fué recibido iMaita Capae eu
el Cuzco, después de sus campañas victoriosas y conquista de,
chas provincias, cantares "compuestos en loor de sus hazañas
(pag. 182, t. I) j y de los "caiitares compuestos en loor del .sol y de
los Incas" por los indios de Chayanta (pag. 203, t. I) ; nos ofrece
un capítulo a cerca de "La poesía de los Incas amautas, que son
filósofos, y haravicu-s, que son poetas" (cap. XXVII, t. I.), y bellos
párrafos, llenos de comprensión y simpatía, referentes a la música
(pag. 149, t. I). En estas páginas, en las que tiene por fuente, de
información también a Blas Valera, hace un verdadero estudio de
la poesía peruana, con sus característisas principales: versos cortos,
como para que "la memoria los guardase", pero "muy compendio
sos, como cifras"; cortos también para que fueran fáciles de tañer en
su flauta; sueltos, sin consonancias, semejantes a la redondilla es
pañola. Tiernísima es la que nos da como ejemplo:
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Al cántico
dormirá.s;
inedia noche
yo vendré.
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Hermosa doncella
Aquese tu hermano
El tu eantarillo
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— 279 —
Lo está quebrando,
y de aquesta causa
Truena y relampaguea...
Gareilaso es también el que más claramente nos habla de repre
sentaciones teatrales: "No faltó habilidad a los amautas... para
componer comedias y tragedias, que en días y fiestas solemnes re
presentaban delante de sus reyes y de los señores que asistían en la
corte". Los argumentos de las tragedias "siempre eran de hechos
militares, de triunfos y victorias, de las hazañas y grandezas de los
reyes pasados y de otros heroicos varones". "Los argumentos de
las comedias eran de agricultura, de hacienda, de cosas caseras y
familiares".
Luego, en términos generales, dice: "... adelante diremos de
los Incas, de sus leyes y gobiernos y habilidad que una dellas fué
que supiei'on componer en prosa, tan bien como en verso, fábulas
breves y compendiosas, por vía de poesía para encerrar en ellas doc
trina moral, o para guardar alguna tradición de su idolatría o de
los hechos famosos de sus reyes, o de otros grandes varones: mu
chas de las cuales quieren los españoles que no sean fábulas sino
historias verdaderas, porque tienen alguna semejanza de verdad"
(cap. cit.).
Otra de las páginas más interesantes de los Comentarios es la
que contiene las célebres máximas o "dichos sentenciosos" de Pa-
chacutec, base moral del Código o cuerpo de leves del antiguo Pe
rú (pág. 228, cap. XXXV, t. 11).
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lauan i cautauaii tan solo aquel día con mucho plazer i alegría, ro- i.
gándo a los dioses tuviesen por bien de perdonar al Inga Viracocha
y lleuallo al Cielo. I luego al otro día por la mañana hacían todos
una gran borrachera con muchos sacrificios malos i horrendos, in
vocando al demonio por (jue no llenase al Inga a su región tartá
rea.... y eantauan y baylauan..." (Pág. 491, T. 3).
Refiriendo las ceremonias y fiestas de cada mes, de mayo—al
que llama Anday Mura Iquiz, que .quiere decir mes de los place
res—dice que entonces "... se liongauan, baylauan i cantonan cier
tas canciones de gran plazer .v regocijo" (Pág. 565, t. 8).
Finalmente, Gutiérrez de Santa Clara, concordante con otros
cronistas, cuenta la invasión de gigantes y refiere, la eficacia de los
quipus y del sistema de cuentas por medio de piedras: "traen la
cuenta por piedras menudas i por ciertos nudos que tienen hechos
en unos hilos de lana i de algodón que son de muchos i diversos co
lores, que ellos llaman cinjpus, i por esta manera tienen en memo
ria lo que se hizo en ciertos tiempos pasados, i así cuentan lo que
pasó de quinientos años atrás i aún de más tiempo.... Así mismo
contaban por estos ñudos las sucesiones de los tiempos antiguos 1
cuantos reyes Ingas hubo i de sus nombres, i cuanto reinó cada uno
i que heredad tenía cuando murió i si fué bueno o malo, i si fué va
liente o cobarde; finalmente lo que se podía sacar de nuestro libros
se» sacaba de, los ñudos de estos cuypus'
•1 - iiii.«i\i • I ■ iB.imnaitii'iii íi
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— 282 —
haray haraui
acoyraquicho coya raquiriuanchic
tiyoyraquieho ñusta raquiriuanchic
cicllallay, ehinchireoma captiquicho
umallaypi soncorurollaypi apoycachayquiman
Haray harawi
¿Qué suerte adversa nos separa, mi reina?
¿Qué barreras, mi princesa, nos dividen?
Hermosa, mía, porque, eres flor de ehinchireoma
en mi mente y en mi corazón te 11 evara. . . (1).
(1) Literatura Inca, Selección de Jorge Basadre. Volumen 1 de la Biblio
teca de Cultura Peruana. Ver esta obra para los demás cantos.
— 283 —
Entre los liaylUs de esta Crónica, se puede citar este, que tam
bién entresacó Pietschamanu al dar cuenta de ella (1).
Beberemos en el cráneo del traidor,
usaremos sus dientes como un collar,
de sus huesos liaremos flautas,
de su piel liaremos un tambor;
después bailaremos.
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— 284 —
formación a ocrea de las costumbres y los usos que hubo bajo los
Incas y en los primeros tiempos del régimen colonial en el Perú,
es de incalculable valor (1).
Pietschmann que se preparaba a publicarla con notas y comenta
rios, al igual de lo que hizo con la obra de. Sarmiento de Gamboa,
nos da una idea de la finalidad que el autor tuvo al escribir su
obra; "La mira del trabajo es dar una corta relación de la histo
ria del Perú, para describir el antiguo orden de cosas, destruido
por la invasión de los españoles, y hacer conocer la miserable con
dición de los indios de ese tiempo" (2). Y Rivet, que consigue ofrecer
la al público, la califica de "precioso documento".—Confusa, como
hemos dicho, escrita "en una jerga castellano-indígena", en que se
da cabida también a dialectos; difícil en su caligrafía e incipiente
en su gramática, la Nueva Corónica es, sin duda, precioso e impres
cindible documento que estudiada con detención ha de arrojar mu
cha luz sobre el antiguo Perú.
- 285 -
los edificios i primor de los artificios de todo lo dicho; los caminos
reales, los puentes de los rios grandes, las acequias para regar sus
sementeras i heredades, todo como es, ni mucha parte de su inven
ción, primores, artificios, industria, siitileza, grandeza, hermosura,
ni riqueza puede, ser explicado. . . ." (cap. XLVI). Dice que Jauja
era mayor que Koma (pág. 147). Hace una miliunauochesca descrip
ción del templo del Sol (pág. 149); y es el más elogioso de los cro
nistas respecto de la ciütura indígena.
Ocupándose de las costumbres, en lo referente a los funerales
dice que habían mujeres que tenían oficio de endechaderas. . "Es
tas lloran por todos i cuentan las perfecciones i virtudes del difun
to, i el bien que hizo al pueblo, la falta que por su muerte al bien
pfiblico i a su casa i a deudos hace, llorando i cantando, a lo cual
responde otro gran número de gente también llorando, al propio
de lo que las endechaderas refieren i cantan" (pag. 652).
Hablando de comidas píiblicas que estableció Pachacntec dice:
"fenecido el almuerzo, si era día de sus fiestas cantaban i bailaban
i e.staban allí todo el día holgando; pero si era día de trabajo todos
se iban luego cada uno a su oficio o trabajos" (pag. 668).
En otra obra suya, Antiguas gentes del Perú repite lo dicho
a cerca de las endechaderas. Trae noticia de Taguapicavi-
racocba, hijo de Condisiviracocha (Hacedor del mundo), que tiene
la característica de contradecir al padre: si este hacía hombres
nos él los hacía malos. Concepto análogo—aparte del bíblico—al del
relato persa de Ormuz y Ahriman.
Cuando habla de los "ritos adoraciones i fiestas religiosas ,
refiere la adoración al Sol que practicaba el mismo Inca en su cor
te- "Salia el rey Inga con mas de trescientos señores, todos orejo
nes caballeros de gran nobleza i sangre. . . . El rey
mas rico que todos. Salidos allí, estaban muy callaudo, esp ' '
que saliese el Sol, el cual, así como comenzaba a salir, comenzaban
ellos a entonar con gran orden i concierto un canto, menean o
uno dellos un pié a manera de compás, como nuestros cantos
canto de órgano. I como el sol se iba levantando, ellos c^itona^n
su canto más alto, i al entonar levantábanse el Rey con
ridad i poniáse en el principio de todos i era el primeio 9^® ,
zaba el canto i como decía, decían todos. E ya qne la
poco de pié, volvíase a su silla i alli estaba negoceando y P
do a los que negocios traían; i algunas v^es, de rato en '
a su coro!. . . I cuando el Sol se iba encubrando hasta el medm día
tanto levantaban ellos las voces; i de medio día a bajo c ^
bajando, teniendo gran cuenta con lo que el Sol camiiic , ^
taban todos cantando desde que, el Sol salía hasta qne se p nía
todo " (pag. 93).
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ea nunca después acá llovió allí. Dejóles solamente los ríos de pia
doso, para que, se mantuviesen con regadío i trabajo. Sobrevino Pa-
chacamac, bijo también del Sol i de la Luna, que significa creador,
y desterró a Con i convirtió a sus hombres en los gatos, gesto de ne
gros que hay; tras lo cual crió él de nuevo los hombres i mujeres
como son ahora, i proveyóles de cuantas cosas tienen .
Del Diluvio, dice que un tiempo llovió tanto que anego todas
las tierras bajas, salvándose sólo unos pocos hombres que se man
tuvieron en cuevas cuya entrada taparon, habiendo encerrado ani
males también. Cuando ya no sintieron llover hecharou fuera dos
perros y como volvieran limpios y mojados conocieron que no habían
menguado las aguas; soltaron después otros perros, los^ que ^solvie
ron "enlodados i enjutos, con lo que supieron que había cesado de
llover i salieron a poblar la tierra" (pag. 34, t, ip.
Estas fábulas son importantes por la analogía que tienen con
las antiguas tradiciones conocidas acerca de la creación y del duu-
vio.
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— 288 —
289
¡ Sol!, padre mío, que dixiste aya cuzcos y tambos; sean ven
cedores y despojadores estos tus hijos de todas las jeutes; ado
rote para que sean dichosos si sernos estos yncas tus hijos y no
sean ueneidos ni despojados sino siempre sean uencedores, pues pa
ra esto lo hiciste, (pag. 53).
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iv.' ^ í
290
291 —
iv.' •
("Pachacuti, por otro nombre", noveno rey) dice: ". . . . el cual
inga salía en las fiestas grandes que ellos tenían, muy galán y rica
mente vestido, con la corona o mascapaicha piiesto en señal de rey
y señor, con muchas flores y con patenas de plata y de oro; tizná
base conforme la fiesta e tiempo que era, y llevaba mucha multi
tud de gente, también tiznada de mil colores y figuras, danzando
y bailando sin descansar, cantando unos, respa>idiendo otros, trocan
do las palaTjvas y diciendo las historias, sucesos y hazañas de est&
dicho inga en llegando a la cancha o casa en donde la susodicha
fiesta celebraban.. . ." (pag. 24, Primera parte).
Aquí está clarísima la aseveración del cronista. Afirma que en
las fiestas del Cuzco tenían lugar diversas representaciones de ca
rácter evidentemente dramático. Esta narración del Padre Morúa,
í:^ •
recuerda el origen del teatro griego, por el carácter no bien diferen
ciado de la danza, el canto y el diálogo. Los disfraces y tiznes de
tr que se habla hace ver claramente el carácter de pantomimas o farza?-
íí ■ "«s'
que se representaban'. Pero la intervención del inca, real o figurado,
asi como de otro personaje y el asunto, histórico, hazañoso o anec-
? ICO, da lugar a creer en una mayor amplitud de las representa-
r'.
caracteres variados, de acuerdo con los géneros de que?
habla Sta. Cruz Pachacuti.
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_ 296 —
Así llegó a una isla que llamó La Punta, donclo pensaron establecer
se, pero careciendo de lluvias, pasaron a la sierra de Quito, donde
fundaron el pueblo de este nombre. Pero Quitumbe siguió al Sur y
llegó al valle del Rímac y más tarde edificó el suntuoso templo de
Paehacamac.—Quitumbe dejó en estas tierras otro hijo, Tbome, que
fué muy belicoso "el primero que en esta tierra inventó guerras,
pretendiendo sujetar a su dominio a las gentes della, y mandando
hacer armas ofensivas y defensivas.'"
La esposa de. Quitumbe, viendo íjue éste no volvía, subió a lo
alto de las montañas de Tancar, con su lujo Guaj'anay, y, de rodi-
lla.s, imploró llorando a Paehacamac y al Sol, que la vengasen de su
marido infiel. Como señal de haber sido oída, el cielo se pobló de
nubes y se de.sencadenó una tempestad de granizo, truenos, rayos y
relámpagos. Agradecida Llira de esta señal quiso saciüficar a su hi
jo en homenaje a Paehacamac; mas cuando se disponía a prender
fuego a la pira levantada con tal objeto, vino un águila real y arre
bató al niño llevándoselo hacia el mar y dejándole en una isla, lla
mada Guayan, "por estar llena de sauces".
^ El niño creció en la i.sla solariega y se hizo hombre y cuando
tenía más o menos veintidós años, "temiendo la inconsistencia de
la isla y canscado de aquella vida solitaria, con. una balsa se fué a la
orilla y costa de la mar". Otras canoas que navegaban por la costa en
contraron al emigrante y se lo llevaron a presencia del Casiquc de
la región, de quien quedó piúsionero, destinado a un solemne sa
crificio.
Pero Gnayanay, que era "hermo.so", "de buena e.statura, de
rostro grave, blanco, y algo crespo el cabello, de miembros for-
nido.s y bien formados, de buena y agradable conversación", impre-
sionó hondamente a Cigar, la joven doncella hija del Cacique, que
sintiéndose, desde el primer momento enamorada del desconocido,
no pensó en otra cosa que en salvarle. En amable confidencia con
el prisionero le habló del fin que le esperaba y le comunicó que ella
e, salvaría a cambio de que él la aceptara como su eterna compañe
>, ra. Cigar propuso el plan .salvador, conforme al cual se presentó a;'
os guardias con el champí o hacha, que más tarde fué el blasón de.
sus armas, y con ésta seña pidió que le entregaran al prisionero pa-
ra que lo sacrificase. Entregádole que fué, lo puso en libertad, le
10 el hacha para su defensa y ambos se pusieron en fuga, embar-
nuevo hacia la i.sla Guayan, con cuati'o indios confidentes
de Cigar.-— Allí vivieron largos años, hasta que fueron hallados
de casualidad cuando un hijo de Tbome, el hermano de Gnaya
nay, acusado de adulterio, para escapar de la muerte, se dió a la
™ar y acertó a llegar a la isla en donde se halló con los descendicn-
cs e Guayanay. Gobernaba entonces Atau, su hijo, que quiere do-
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— 297 —
cir dichoso y feliz.—Por los recién llegados supo Atan que no muy
]e,ios existía "mucha tierra firme", lo que. le encendió el deseo de
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298 —
va, aunque en forma más fantástica y sin duda bastante más poéti
ca, el mito de Pacaritambo y la aseveración de. Manco Capae, hijo
del Sol y fundador de. la Monarquía Incaica. (Lib. 1, cap. 2, iiarr. 1).
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do, y cantando uno dellos a voz alta, todos los demás le i*espondían
' andando al rededor" (pag.165 y 16G).
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— 301
Quién eres ?
'I cual eres tú?
Oyeme,
Escúchame
No sea que
Me canse
Me muera.
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A — 303 —
Todos ellos llegan
A la meta que les destinaste,
Adondequiera que quisiste.
Tu cetro real
Portas.
¡Oh, escúchame!
i Gil, elígeme!
No permitas
Que me fatigue,
Que muera.
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— 304 —
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-* — 305 —
Yo soy rico en plata.
Yo soy rico en oi'o,
De Viracoclia el Hacedor
Yo soy adorador
Yo del sol adorador, etc., etc.
Sa™,™to m Gamooa-ío
de Sarmiento de Gamboa (editada en Beilin e a la es-
las más importantes por las noticias cjiie ., Además co-
critura y poe el cantar de Pacl.aeuü 'j"»
mo lo lia observado Pictsclimann en P = -Ralboa está redactó
la de Botanses y como parte de la de Cab lio ^^^""¿^tiformaeio-
da 011 forma casi épica, probablemente es • c pacliaciitec.
ncs de los (|iiipoeamayos referentes a la Casa del
Hablando tle. este Inca y de su obia leedificaiiclo
desenterré lo enerpos d" "«^^S^rlcaméS^
pnés los puso por órden ™ ?¿tas y repi-esmladoms de la
obrado de oro, y luego mando bacei tiestas y
'"^V!i\u?pS-'"Vn'^staffS^ (aymoray) sacaban la maro- * *
,*
./,
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— 306 —
eidamente vestidos se asían a ella por orden; y así desde la Casa
del bol venían cantando hasta la Plaza, la cual cerraban toda con
,, ^ ' icw^w, ifi V.14Í11 cuiiciuuii tuua tiuu
líi mnrnnin cr. n« i-_ -r-r ' v-ut
¿ lo, I" llamaba moroy Urco, ("La maroma era nn tejido
dn<5 inuchos colores chapeada de oro, con dos borlas coloca-
(pa^ 70) según dicen, ciento cincuenta brazas")
rU , ^ también, como Cabello Balboa, las entradas triunfales
pPni
cjias; A mis enemigos piso. . . ." (pag.y 71).
cantares. El Inca decía cu
Sarmiento de Gamboa pone en boca de Pachacutce, nn canto
egiaco en momento de .su muerte: "dicen que comenzó a cantar—
nnafíiT ^ triste tono en palabras de su lengua que, en
como el jardín, y así fui criado, y
V morí " T envejecí, y como había de morir, así me sequé
mohada yv expiro", (pag.
monatla e-stas 9.3).
palabras reco.stó la cabeza sobre una al-
Cuañl^hí"c,m!í
liando cuenta de queGamboa hablareedifica
Pachacnti de unala e.specie de Cuzco,
ciudad del escritura,
di-
de las an+ifmori^T^^'^ ^^^^^encia escudriñó y averiguó las historia.s
mayores v ma,ÍÍ r 1^rí"eipalmente, de los inga.s, sus
den oue diie mm iT' ^ "^^"do, que se conservasen por la ór-
historia" (pág 68)*^ l^'^We del modo, que hube en el examen desta
razón^de^hnff í-? vci-if¿carió,i dcta historia, se dá
A
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que ellos se m 'cido a los indios la historia de .Sarmiento, a fin de
-'.-"o», ha-
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V-r..\*^ , * - . ■•:>■ r' . •. ■ . "T^ •■ ■
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— 307 —
Los que tienen memoria cíe las cosas ajitiguas es por algunos
cantares en qne se relatan los hechos pa.sados, y han venido apren
diéndolos de unos en otros; y también tienen su memoria por sus
quipos (pag. 10).
— 308 —
— 309 —
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— 311 —
la masa.
El mitimae no es sino una partícula del gran todo, ometi o A
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— 312 —
q Fuera lodeque
tiarcilaso, Molina, Santa Cruz
se encuentra Pachacuti,
en los cronistas Montesinos, Morúaalu-y
son referencias,
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— 313 —
ban bastante y mejor, que existió esa literatura aboiigen, peraiu. ir'
¡f , ^
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— 315 —
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. 316
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" Azucenas quechuas" es un precioso libro en que el autor
ses survivances", editado en París. (2).
ha puesto alma, pasión y entusiasmo para tratar el tema. Nos ofre
ce allí numerosas composiciones líricas, muchas tomadas de la Gra-
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^ ' - ••'•• ^;•AT- ' í j • ' 'ií
Vi*» ;
317 —
He perdido mi paloma
que no sé donde se fué, V .
¿Dónde estás, paloma mía?
Quizá en algún yermo llora
sin tener como volver...
•4
- 31S -
Y como este ejemplo, todos los versos están plenos de ternura,
de anhelo de alcanzar o rescatar al ser adorado. liemos de referir
nos nuevamente a algunas de estas joyas líricas en otro lugar.
Además de los cantos líricos y de las fábulas, Vienrieli °ios ofre
ce también un género muy curioso, de un fuerte sabor vernacular:
os juegos: el chupanta-paqrñn, el huin-huin^ la paca-paca.
El huin-huin es una fantasía onomatopéyica cpic ha servido de
pretexto para desarrollar un pensamiento amargo. Jluin-huiu, un
grupo de muchachos repite este son-sonete, simulando el rumor de
una selva; uno de ellos, que finge ser un viejo, va a buscar madera
para rehacer su choza. La encuentra y empieza su tarea: va cortan
do poco a poco (simulando), con dificultad, hasta que tiene la ne
cesaria. Luego reposa, lleno de esperanza: ya tiene el material para
su choza.^ Pero un brujo agorero (uno de los muchachos) le va di
ciendo: El palo se ha roto, viejo". El viejo simulado palpa la men
tira; pero el agorero vuelve a repetir: "El palo se ha roto". Ad-
\ertencia trágica. No obstante, lleva la madera y levanta su choza,
batistecho y alegre, va a estrenarla, preparando su comida. Para
es o empieza a moler su ají. Es la señal convenida. Al ruido del
errumba la choza y todos caen sobre, el viejo y lo aplas-
'1 lamentándose y convencido de la
contra
n go. éí
. SI Aacaba
lo ciudadcontra
1^ la latan
con no Naturaleza,
madera, que siempre
a vendei-la leñaha
como se e.stado
para el
el juego, sencillo, si se quiere; diría más
■mnpe+?^^T^' 1
a la lucha humana, la hondura
vida con trágica; triste filc.sofía
sus esperanzas, con .sus que
ilu-
lones que alientan y .se desvanecen, dejando un estertor de agonía
n e^ ama; pobre alma decepcionada que tiene que seguir ,
guir que tiene .que secar su llanto interior y conformarse; que,
da ' creer, de nuevo, en otra ilusión, la que, sin du-
Ptpmo quimera
r y con sudesvanecerse otra vez; y así, en la Vía, con su
eterno quebranto.
vn-n originalidad
yor PT.: decomo los apólogos,
las Azuce7ias son el ' majmr encanto y la ma
quechuas.
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127 y 135.
®^cient Inca drama, pág. 16, y Los Incas del Perú, púgs.
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— 325 —
He perdido a mi paloma
y vagando la llamo en alta voz.
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Maraal'ay, tatal'ay
N egariwoptinmi
Caminoyi'ealman
Curakul 'arkani
Caminoyrealman
Curakul 'askaypim
Sepultural 'aypa
TViskur ra ul'uwanmi.
(d'Harcourt).
o más claramente., como en este otro:
manana ricurimuñacu
no vendrá más.
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jjTT T rw- '_*• .V,.
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— 327 —
A-
el italiano. Y no cesa de enriquecerse, adoptando extranjerismos, no
obstante la impaciencia de los puristas y los esfuerzos de las Aca
demias. Y esto ocurre con todos los idiomas.
Entre nosotros, aún a través de los cantos mestizados es posi
ble, captar el alma indígena; y ésta se manifiesta quizá más clara,
más nítida, más fiel eu algunos. Afín en Melgar palpita el alma
apasionada .y dolorida del harctiivi. La ascendencia del yaraví está
enteramente definida.
Una labor metódica, como la de los d'Harcourt, pero empeño
sa, paciente .y perseverante, cosecharía con creces frutos preciosos.
Se impondría, a su lado, una labor discriminante, selectiva, previa
versación en el quichua y aptitud interpretativa del pensamiento y
del sentir de la raza. No puede hacerse con éxito una recopilación
de cantos indígenas si no se posee, si no se tiene un completo domi
nio del quichua, y si no se posee también un sentido artístico y crí
tico, sentido que sepa valorizar e interpretar, y que proceda canto
y verídico, sin demasiado apasionamiento y parcialidad, y sin exa
gerado rigor cientificista. Una actitud exagerada o una actitud ne
gativa serían igualmente funestas y nulas.
ESQUEMA FINAL
GENEROS LITERARIOS
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— 328 —
que. se puede contar pai-a tal objeto. En consecuencia, al referirnos
a los géneros literarios ha de ser no para estudiarlos conforme a un
programa escolar o universitario; ha de ser tau sólo con esa orien
tación afirmativa que informa este trabajo, para señalar que los an
tiguos peruanos conocieron y cultivaron la épica, la lírica y la
dramática. Esto .se deduce innegablemente del examen de las Cró
nicas y se halla vigorosamente respaldado por la opinión de gran
des investigadores y comentaristas, como veremos oportunamente.
Pero no tan sólo permaneció eircunsci'ita la creación literaria
incaica a los tres géneros poéticos. Hay vestigios también de una
pro.sa variada; cuentos, apólogos, máximas, y una historia que fué
o que quiso ser fielmente conservada; y hasta se nos han trasmiti
do trozos de oratoria.
LA POESIA EPICA
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— 329 —
— 330 —
331 —
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— 332 —
Sarmiento de Gamboa son los que nos dan claras informaeiones res
pecto de esta nueva fase de la épica indígena, que alcanza su ofi
cialización. Con ella se inicia un segundo período épico que llama
remos histórica-lcgendario; período en que se conserva y refiere la
historia con fulgores de leyenda.
Betanzos mismo, dice el doctor Wie.sse (1), escribe en un len-
gua.je bárbaro y extraño, refiriendo las hazañas de Pacliacutec.
Fundadamente se presume que su narración sea la versión de los
relatos ¡ioéticos dados al cronista español por los indios quipoea-
mayos.—Se. ha reconocido en la Crónica de Sarmiento de Gamboa
igual carácter. Riva Agüero (2) e.seribe que el resumen castellano
de esos relatos poéticos componen los capítulos 11, 12, 13 y 14 de
la Historia General Indica. Hemos visto lo que dice Pietsehmaun (3)
re.specto del carácter épico de la obra de Sarmiento, no sólo en lo
"**d
■ i:* que se refiere a los acontecimientos guerreros sino también en lo
, ''r* relativo a la historia de la infancia de Yahuar-Huacae, narración
f ' <1^® considera (]ue ha tenido por modelo un cantar épico.
^'.1 • Cabello Balboa no ha hecho otra cosa que trazar una epopeya
alrededor de la personalidad legendaiúa de Mayta Capae y de las
• -Jr hazañas guerreras de Inca Yupanqui. Nos presenta a Mayta Ca-
I • como un personaje singular, como un príncipe extraordinaria-
> mente valeroso, con ciertos rasgos de crueldad. Dotado de gran
. ®^^'^ física, cuando juega con los jóvenes de Cuzco, los vence fá-
cilmente, les rompe los brazos y las piernas, y aún los mata. Divir-
>' / tiéndose un día con los hijos del Cacique de Allcay Vilcas, los hi-
j gravemente que, suscitó en el Cacique odio tremendo contra
!; ! los Incas, llegando a concebir la idea de hacer perecer al príncipe
. f y tratando de ejecutar este proyecto, que no se realiza : Mayta Capae,
J apercibido del plan, de una sola pedrada mata a dos de los maca-
■ comisionados. Como consecuencia, y siendo príncipe aún, expe-
; icmna contra los Allcay Vilcas y los vence, definitivamente en una
uc a mezclada de hechos singulares. Por fin, llegado al trono, rei
na en tranquilidad, siendo llamado "príncipe dulce y pacífico",
i Luego de comenzar la lectura de la crónica de Cabello Balboa
se .suscita la sensación de. epopeya. Muchos episodios son narrados
v'. orma que, más que hecho,s históricos, parecen narraciones le-
e erritorio de Cujm hazañas de Inca
Cajiac, hace, Yupanqui,
degollar a más que,
de vencedor en
cien mil in
dios; que, orgulloso de sus victorias, siendo príncipe todavía, se
(1) Civilizaciones Primitivas del Perú.
(?) 5^ Ustórico y artístico.
edición alemana de la Historia General Indica. Ver
pags. 305 a 307.
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333 —
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337 —
POESIA DRAMATICA
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...
.''V. V-
— 33S —
les puesto que alguua cosa había de, que reír, ellos antes lloraban";
Santa Cruz Paehaeuti nos liacc, se diría, una reseña histórica
del teatro aborigen: nos refiere cómo al nacimiento de Viracocha
"inventaron representaciones de los farsantes", y nos dá los noim
bres: "llamadois añayíiaocu, haijachvco, llama-llama, hañamssi,
etc.": y Garcilaso nos dice que "no le.s faltó habilidad a los aman
tas,.... para coiiíponer comedias y ti'agedias" y nos hace la dis
tinción de los argumentos respectivos.
Para confirmación, como diamante oculto entre las astillas de
aquel naufragio, que dice Markham, flotando en el azai'oso mar del
tiempo, ha llegado hasta nosotros, invicto e intacto, el Ollai^ta, her
mosísimo di'ama, colindante con la tragedia.
El Ollanta. aunque de autenticidad disentida, es una de las
glorias más nobles y legítimas de la raza. Fuera del general Mitre,
único impugnador del drama, la crítica unánime lo ha reconocido
como genuinamente incaico, por lo menos en el fondo. No ha podi
do ser de otro modo. Las inconsistentes razones del comentarista
argentino se derrumban por sí mi.smas: hay al presente, ima am
plia y fehaciente documentación, negada por IMitre, (pie prueba
históricamente la existencia de la poesía dramática en la época
prehispánica, y aiin nos insinúa su evolución; farsas, comedias,
dramas y tragedias, progreso del género épico menor al género mayor.
El ambiente sicológico de la ('poca, en América al tiempo del descu
brimiento, no excluj'e la posibilidad moral—ni material—de la exis
tencia del drama. La floreciente cultura incaica, ante la cual expre
saron su asombro los mismos cronistas—Cieza, Jerez, Las Casas, co
mo hemos visto—con espléndidas manifestaciones artísticas e.n to
dos los aspectos, desde la arquitectura hasta la música, la p()csía y
las artes suntuarias, y con un sistema político y administrativo su
perior correlativamente al de los pueblos de Europa, no deja lugar
a duda respecto de la existencia de una dramática.
^ Por otra parte, la autoiiticidad, al menos relativa, del OlWHa
esta defendida o acreditada por la opinión de verdaderas autorida-
des c()mo Tschudi (1), Barranca (2), Markham (3), Pacheco Zega-
ira (4), Vicente Fidel López (5), Larrabure y Unánue (6), Riva-
Aguero (7) y Urteaga (8).
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(4)■ Ollantai,
. -...-a,
(Jrama en vers (mechuas .Vdiijuuíi Petú, ApéiKlicc D.
temps des Incas. París, 1878. Ver
sión española de ISSíi.
(ñ) Les races Aryennes du Pérou.
(6) Monografías históricas.
/Q\ Prologo al
(8) histórico
OUanta,y edit.
artístico, pág. 40 a 48.
Gil, 1936.
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— 339 —
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— 340 —
nn 400-1.
^i Drama der Keslniaspraehc.—Literatura Inca, pág. 254.
sa" 1 sobre el Ollanta, "La Nación" de Buenos Aires, y "La Pren-
ArtípiU junio; 4, 11, 18 y 25 de julio, y 1.° do agosto de 1937.
"TTn reunidos y publicados
e los Andes". Editorialdespués
Losada. en un volumen
Buenos con el título do
Aires, 1939.
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YARKAPAK
(A la acequia)
Acequia dilatada
Cuyo terso plano.
Pisad!
Llevará sus aguas
A nuestros senibrados,
Pisad!
>
Pisadle con fuerza, pisad!
Repisad con fuerza, pisad!
Por tí han de tener
Las plantas su flor;
Pisad!
. Sus hermosos frutos.
Su propagación
Pisad!
Pisadle con fuerza, pisad!
Repisad con fuerza, pisad!
Fuerte lirismo, simplicidad y novedad tienen estos versos, que
con algunos otros de las misma colección, como este otro cantar
pastoril:
HUACCATAQUI
(Cantar pastoril)
Oh res tan blanca como la nieve
Que hice pacer en la pradera.
Cuando tierna llevé en mis brazos,
uando crecida seguí de cerca.
Do la divisa de bella cinta
Multicolor será para ella.
Qne sus pendientes sean en borlas
e ambas orejas cual delantera.
Tn "lo^iela
eratura, arte sobrees,la por
supremo, vida" ha dicholaRomain
excelencia, más fielRolland.
expre-
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— 345 —
sión del ser. Taine (1) tuvo i'azón al hablar de los factores in
fluyentes en la producción literaria.
En el Perú de los Incas, la literatura, plasmada por esa raza
compleja en su sicología, como compleja su historia, y en un medio
múltiple y antitético, brota singular y genuina, honda y señera.
En la épica hay vuelo de la fantasía, orgullo de engrandecer
los hechos y decorarlos con caracteres excepcionales. En la lírica
hay profundidad emotiva, AÚbraciones, a veces contenidas y a
veces manifiestas del alma desolada:
nacido
ah!
en medio de una bruma
semejante al chaparrón para llover
ah!
semejante a la nube para rodar
suplicante, a veces no sólo con el ser amado sino con las divini
dades o con la naturaleza divinizada:
Sol, luna,
dadme vuestra luz;
Sol, luna,
dadme vuestro calor;
Estrellas, estrellas,
dadme vuestros rayos;
Estrellas, estrellas, _ „ oTnoda
que yo vuelva a hallar a m.
— 346 —
Por eso, han escrito los D'Hareourt que a la violencia de los
hijos de Castilla, el indio opone la resignación, dejará correr sus
lágrimas, así sean de sangre; pondrá a la naturaleza como testi
go de sus dolores y le demandará ayuda y protección. Le pedirá
al sauce ocultarle bajo su sombra y a la nube envolverle u oscu
recer la ruta del vagabundo.
Amor a la naturaleza, confidencia con ella, comunión con el
cosmos. Vehemencia que inspira felices metáforas, .sumisa actitud
resignada y doliente, en ocasiones; notas desgarradoras, vertidas
desde el fondo del alma desolada, otras veces.
^n de mayor pureza, se diría de una verdadera diafanidad
lírica, los trozos trasmitidos por Garcilaso e intercalados en el
Ollanta. Acentos de Job, dice Lorente (1), capaces de arrancar
lágrimas al hombre más insensible.
En una alusión al carácter general de la lírica ha escrito Riva
Agüero estas frases que pueden considerarse una certera defini
ción: "Poesía blanda, casta y dolorida, de candoroso hechizo y bu
cólica suavidad, ensombrecida de pronto por arranques de la más
trágica, desesperación. (2).
Y respecto del Ollanta escribió el articulista del antiguo Mercu
rio Peruano que este país "salvaje y recién conquistado, aún en el
tiempo de la barbarie producía quizás modelos a Racine y a Voltai-
re" (3). Y el Dr. Urteaga dice que "habla tan alto del espíritu de
las sociedades del imperio incaico" que sin conocer su origen pu
diera "ser atribuido a un talento tan acabado como el de Corneille,
o a un maestro en oponer las situaciones más encontradas, pero
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naturales como a Planto" (4).
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^ Por los datos obtenidos en las fuentes podemos conocer, ade-
mas, el contenido de la literatura del antiguo Perú.
Este, conforme a la común evolución mental de todos los gru
pos sociales, estuvo constituido en un principio por los factores re
ligiosos e históricos. Los peruanos, "como todos los pueblos del glo
bo, cantaron a su dioses y a sus héroes". Pero antes aún que surgie
ra la leyenda en la que se transforma la tradición, cuando así lo
exigen los intereses políticos o religiosos de una clase social prepon
derante (5) los aborígenes conservaron un recuerdo de su pasado
inmemorial. Fábulas y mitos de carácter cosmogónico o antropogó-
.'M-
— 347 —
— 348 —
en sus llamas, en sus punas, en sus nieves. Los demás, atraídos por
la ciudad, abandonan su lar, descienden a la urbe, se precipitan
en sus fauces que los traga y transfigura: son empleados, nego
ciantes, vendedores, sirvientes, mozos de hotel, barredores, solda
dos, choferes.
El prosaísmo de la vida los ha vencido. La civilización los ha
impuesto urgencias de inmediato materialismo. Apenas si guardan,
A \ ^ y de vez en cuando repiten—mientras todavía no se adaptan,
algún yaraví doliente o un huainito cadencioso e insinuante. Pero.,
concluyen por olvidarlo y por olvidar su propia lengua.
El Cancionero limeño les brinda tangos y valse.s, rumbas y pasi
llos que cada día, entre las mil trasmisiones, les ofrece la radio.
.♦ •
é Raza de luminosa historia, al presente corresponde un deber:
velar por el pasado. Somos depositarios de ese cofre maravilloso,
no bien descubierto todavía. Con la mirada atenta y la mano cau
ta, con fervor en el espíritu y simpatía en el corazón, ahondemos
la búsqueda de_ secretos tesoros, ocultos aún, en lo recóndito de
ese fondo inmensurable.
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INDICE
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— 350 —
Este INDICE, no es completo, repeti
mos, ni puede serlo, ni guarda tampoco un
estricto orden cronológico, imposible do guar
dar nos parece; estíi esbozado miis bien te
niendo en cuenta la naturaleza de las crea
ciones literarias o que pueden reputarse ta
les. Un riguroso orden cronológico, aun
que deseable, no es posible seguir, dada la
imposibilidad de situar en el tiempo la apa
9.
4
rición de un canto o el proceso de un géne
ro. Verificamos la ubicación y caracteriza
ción sólo aproximadamente. La división da
la Literatura incaica en tres períodos que
hemos hecho, tampoco está a base de una
delimitación precisa. Dentro del período histó-
rico-Iegendario consideramos las epopeyas de
los Incas not.ablcs, la historia legendaria de
los personajes históricos, que no la conoce
mos sino de la que tenemos noticia de no
ticias.
En el período histórico propiamente dicho
consideramos todo lo que los cronistas vie
ron u oyeron por sí y todo lo poco que pu
dieron recoger y transmitir. El cantar de
Pachacutec, aunque no fui oído por los cro
nistas de boca del mismo Inca, lo incluímos
en este período porque ya tenemos el texto
de 61.
El episodio de Quilaco y Curicuillor lo
consideramos también aquí por rcferii-sc a
una época de fin del Imperio, cuando la lu
cha entre Huáscar y Atahualpa.
Quede, pues, este esbozo al menos como
un propósito.
PERIODO MITICO-COSMOGONICO
(Desde los orígenes hasta el establecimiento del Imperio)
POESIA EPICA
Mitos costeños:
Primeras tradiciones: teogonias, cosmogonías, antropogonías.
Creación o Los primeros pobladores de la costa
{ traída por Calancha).—Co7i o el Hombre incorpóreo (relato
P^ara). Pachacamac.—Su lucha con el dios Con.—Sucesivas
creaciones.
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POESIA LIRICA
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— 352 —
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Diversos géneros poéticos (según la relación de Santa Cruz Pü-
.♦ chacuti).
4-^ POESIA DRAMATICA
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Apai'ición del género.—Primitivas danzas y representaciones no
bien diferenciadas.—Intima conexión de poesía y música (noticia
de varios cronistas).—Invención de los farzantes (según Santa Cruz
Pachacuti).—Diversos géneros teatrales.—Progreso y diferenciación
del teatro.—Su carácter histórico.
El teatro del Cuzco (según Cieza).
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PRIMERA PASE
POESIA LIRICA
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SEGUNDA FASE
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— 355 —
BIBLIOGRAFIA
CRONICAS EXAMINADAS
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tomos).—Lima, 1915.
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26.- —La insuficiencia del si.stema cardio-va.seular en los climas hú
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REVISTAS, BOLETINES Y PERIODICOS RECIBIDOS;
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. ' .lá/V y-'-m
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36.—Gaceta Económica y Financiera, Nos. 8 y 10.—Lima, 1940.
17-—Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, Nos. 15 y ^•
16.—Lima.
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19.—Boletín de Minas, Industrias y Constniccioues, serie III, N." '" ■>'*
12.—Lima, 1939. / *'
20.—Boletín de la Sociedad Argentina de Escritores, Año VIII,
N." 19.—Buenos Aires, 1940. ,
21.—Revista Mejicana de Cirugía, Ginecología y Cáncer, Año VIII,
N.® 1.—i\Iéxieo, D. F. <
22.—IMemoria leída en la ceremonia de apertura del año escolar de
1940, por el Director de la Escuela de Ingenieros.—Lima.
23.—Nueva Vida, Año XIV, Nos. 728, 731, 737, 738 y 740.—Avella- -
neda, 1940. ' |
24.—Itinerario de Améiñca (Número aniversario 1939-1940).— ■' I
Buenos Aires. -i . 1
25.—Thc Listener, Yol. XXIII, N." 576.—Londou, 1940. ?
: .K , /
26.—Think. Tomo IV, N.® 7.—New York, 1938
27.—La Educación en los Estados Unidos de América, Bol. 1939, ~ _
N.° 4.—Washington.
28.—Sur, Nos. 67 y 68.—Buenos Aires, 1940. ' '
29.—Oceident, N.® 1.—París, 1940.
30.—^Educación y Cultura, Año I, N.° 3.—Montevideo, 1940.
di-—Educación, N.® 3.—Caracas, Venezuela, 1940.
82.—^Revista Nacional (Literatura, Arte, Ciencia).—No.s. 26, 27
y 28.—Mont-evideo.
33.—Revista de la Universidad Católica del Perú, Tomo VIII, N." «
1, 2 y 3.—Lima.
34.—Boletín de la Unión Panamericana, Vol. LXXIV, Nos. 4, 5 y
6.—Washington. '■
35.—Universidad Católica Bolivariana, 17oI. IV, N.° 14.—Mede-
llín, Colombia, 1940.
36.—Mercurio Peruano, Año SAL Vol. XXII, N." 159.—Lima, 1940. Tf
37.—Resenha Musical, Año II, Nos. 14 y 15. 17 y 18.—Araraquara, ^
Brasil.
38.—Romana, Año III, N.® 12 y Año IV, N.° 1.—Roma.
39.—Ajiales de la Escuela de Farmacia, Tomo I, Nos. 1, 3 y 4.
Lima.
40.—Revista de Arte, Nos. 4 y 5.—Santiago. . . _
41.—The Unive-rsity of New México, Bulletin (Bngineermg Expe- ^ ..y
riment Station Series), Vol. 1, N." 3.—New México.
42.—The Uuiversity of New México Bulletin (Catalog Series), V f I
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,- ; — 362 —
43.—Revista de la Guitarra, Año II, N.'' 5.—Buenos Aire->, 1940.
f r- 44.—Boletin del Museo de Historia Natural "JA\'IEii PRADO",
Año IV. No. 12.—Lima. 1940.
45.—Informaciones Cooperativas, Año XVII, .Nos. 3 y 4.—Ginebra.
46.—Forschungen und Fortsehritte, 16 Jahrgang, Nr. 7/S.—Ber
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47.—Revista Üniver.sitaria, Año IV, N." 8.—Lima.
48.—Revista de Ciencias, Año XLI, N." 428.—Lima.
49.—La Crónica Médica, Nos. 918, 919, 920, 922 y 923.—Lima,
1940.
50.—^Huamanga, N.° 32.—Ayacucho, 1940.
51.—Revista del Archivo Nacional del Perú, Tomo XIIT, Entrega
¿"t , I.—Lima, 1940.
52.—"3", Nos. 4 y 5.—Lima, 1940.
W 53.—Tribune, Cahier, 47.—Bruxelles, 1940.
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NOTAS BIBLIOGRAFICAS
PEDAGOGIA. 9 I
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— 366 —
noeer los entretelones de la política, que no se perciben con to
da claridad a través de las epístolas oficiales, de los periódicos, por
entrometidos en la vida particular que ellos sean y aún de la
misma correspondencia personal.
No tratamos aquí de analizar políticamente la figura del
Gran Mariscal don Luis .losé de Orbcgoso, (pie fué, ante todo, un
verdadero patriota y un hombre que actuó en la liza pública, más
flue por ambición de dominio individual, por deseo de ser útil
al Perú y a sus conciudadanos. Si bien no tomó parte en la de-•
finitiva campaña de Bolívar y Sucre como e.xpedicionario y com
batiente, fué, como acertadamente lo ha llamado uno de sus pa
negiristas, un "Organizador de la Victoria". Su labor a este res
pecto ha f.ido decisivamente favorable para la causa de la liber
tad de América. Más tarde sirve lealmeute a La Mar y se ale,ja,
por pureza de corazón, de Gamarra. En 1833 es la esperanza de la
civilidad y del buen sentido patriótico. Desgraciadamente, más
que para él, para nuestra Nación, carecía del temiile, la perspi
cacia y, porqué no decirlo, de la aptitud necesaria para gober
nar dentro liel ambiente cuartelesco y rápidamente corrompido
de entonces. Lo desconciertan los mane,jos ocultos de Gamarra,
La Fuente y Santa Cruz, tipos representativos del caudilla.ie de
esa era y lo paralizan los arrebatos y fanfarronadas de Salave-
rry. Al mismo tiempo, como tiene el valor de confesarlo, lo es
panta perder su popularidad. Comprende el ridículo en que que
dará ante su generación y las siguientes al no haber sabido man
tenerse en el poder, a pesar de que era el ídolo del pueblo y des
pués de prueba tan patente del influjo de su personalidad como
fué el abrazo de Maquinguayo. Haj' algo más, que Orbegoso no
lo dice, pero que fluye de sus memorias y habla muy altamente en
su prc)veeho. Le mortifica no servir como ansiaba a su patria, no
curnplir la misión que le incumbía de poner en orden a la nacio
nalidad, reducir a los jefes militares y crear, como lo anhelaba,
entre otros su valedor. Luna Bizarro, una república semidemo-
cratica, parlamentaria, católica y virtuosa.
Cuan lejos se hallaba de realizar este propósito noble y ele
vado. Los acontecimientos se precipitan tumultuosamente, fuera
de las normas de la ética política, en el Perú de 1834 y 1835. Or
begoso se trastorna. Busca la ayuda del Presidente de Bolivia.
Desde que comete este pecado, la llama pura parpadea, su moral
cmca se quiebra y ya no volvemos a encontrar al patriota ex-
celso de la Junta de Guerra de Trujillo en 1824, que hace el sa-
(jrifieio de su fortuna en aras de la Independencia, ni al ciuda
dano intachable de Diciembre de 1833. Más le hubiera valido re
tirarse en ese momento a su amado Chuquisongo. Representa un
papel secundario con Santa Cruz, su actitud en el affaire Freyre
"rr-
— 367 —
es imprudente, se deja arrastrar contra el Protector en un momen-
to critico, para enfrentarse luego contra Bulnes en Guia. Su po
sición, en esa liora, es anarquizante. No está con Santa Cruz, no
so plcga a los Restauradores, bien sabe que no puede valerse por
si mismo. Si creyó esto último, cometió un error de apreciación
demasiado craso.
Si con sus Memorias el Mariscal consigue que nos descubra
mos reverentemente ante sus blasones morales, en cambio, en
ciertos acápites, por si mismo nos confirma las noticias que so
bre ciertos aspeetos de su persona nos Tian dejado Valdivia y Palma.
La escena célebre de Arequipa con Castilla y lo que nos refiere
el tradicionalista "El Canónigo del Taco", i-especto a su alardear
de prolíCico, no parecen invenciones cuando se leen párrafos como
el de la página 21, del libro en comentario, con referencia a su
viaje maritimo. Ahí se nos presenta el hogareño, pleno de cuali
dades domésticas, que, acaso por exceso de virtudes individuales,
no pudo ser, en la práctica, el hombre público que el Perú, en
su revoltosa niñez, reclamaba.
En el primero de los manuscritos que dejó a la posteridad,
el Mariscal nos narra, con trazos fugaces, desde su nacimiento
hasta el comienzo de la guerra con Colombia, a fines de 1828. En
el segundo se ocipía, también a trancos largos, de los aconteci
mientos ocuri'idos en la política, peruana desde 1820, siendo más
copioso al relatar su elección por la Convención Nacional y los
sucesos revolucionarios que siguiex-an. En el tercero, en for
ma igualmente sucinta, explica su actuación en el proceso de la
Confederación, su actitud cuando Guia y termina en el momento
en que las fuerzas chilenas se retiran al Norte y Lima se apres
ta ixara recibir en triunfo a Jctis Khan. El actual editor ha agre
gado varios documentos relativos a diversos homenajes rendidos
a la memoria esclarecida y simpática del Procer.
T. C.
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C. D. V.
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— 370 —
N. M. B.
LOGICA.—(Segunda edición).
Por Francisco Romero y Eugenio Pucciarelli.—Buenos
Aires.—1940.
— 371 —
— 372 —
A-'- > serl y culmina en Pfander. Es la línea más firme que se ofrece en
« ■ 7- el panorama de los conocimientos lóí^icos actuales, que día a día
se refuerza más. En la parte metodológiea acusa un tinte de pro-
■yí-~
blematieidad, al dar en perspectiva, más que aportaciones y defi
nitivas, el estado actual de los problemas de la Lógica Metodoló
>• • • ^ gica. Y es interesante resaltar que en esta Lógica dos tamaños de
.%v ^. letras separan suficientemente en el texto aquéllo de que no po
drá prescindirse, porf(ue rcpreseiita la adquisición sólida o el meo
,. l ■ llo de la cuestión, (letra mayor) y lo que puede dc.iarse de lado
sin grave pcr.iuicio pai-a la comprensión de lo esencial, (letra me
nor), pero que sin embargo puedo ser y es en efecto muchas ve
ces también importante para la aclaración de puntos fundamen
•<
tales.
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Al final del libro so agregan unos apéndices conteniendo re
í sumidamente unas consideraciones acerca de la clasificación de las
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C. G. P.
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Por Luis Fabio Xamar.—Ed. Sphinx.—^Lima, 1940.
El doctor Luis Fabio Xamax, Catedrático de nuestra Facul
tad, que exhibe ya en su abono valiosas publicaciones poéticas y
iterarías, acaba de dar a la estampa una nueva obra, en que, con
ese estilo grácil y esplendente que le caracteriza, estudia la per
sonalidad de uno de los líridas peruanos de más recia enverga
dura: Abraham Valdeloraar. La vida y la obra, en armoniosa co
rrespondencia, del poeta iqueño, desfilan por las páginas claras
y reverberantes de este libro del doctor Xamar. No pretende, sin
" AIUHJ U.U1 U.UÍ5LU1 -ZVctJIlCll. . tJi**
embargo, el autor, que su ensayo sobre Valdelomar presente un
carácter exhaustivo. Toda auténtica obra humana se avalora, en
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— 374 —
C. G. P.
SUSTANCIA.
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375 —
C. G. P.
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— 376 —
ALEJANDRO KORN.
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5 REVISTA DE REVISTAS
1;? (ARTICULOS DE INTERES)
HISTORIA
-r Ac 28.—12-938.-Estados Unidos). •1 ■
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^ 379 — I
EPIGRAFIA Y LENGÜISTIOA
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— 3SO —
FOLKLORE
GEOGRAFIA ♦
PERSONAJES AMERICANOS
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— 381 —
ARTICULOS VARIOS
FILOSOFIA
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1
— 382
LOS FEAGMENTOS FILOSOFICOS DE JENOFANES DE COLOFON—(trn-
•lucción).—Peüaloza Vv (Spliinx.—IVi^. liíá.—ll-O'.ii).—Lima, IVtú).
LL SIGNIFICATO DEL PEOBLEMA METAFISICO DELLA CONOSCENZLA-
—Preti G.—(Stu.ii Fiiosoiici.—Pá¡,r. 2(5.—3-910.—iNfilán, Italia).
FILOSOFIA DE LA HISTORIA
SOCIOLOGIA
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— 383 —
•* IL CORPORATIVISMO NEL MONDO.—Gianturco M.—(Romana.—Pág. 789.
"* —12-939.—Roma, Italia).
DEMOPSICOLOGIA DO SAMBA.—Belfort de Mattos D.—(Resenha Musical.
—Pág. 2.—12-939.—Brasil).
NECESIDAD DE UNA POLITICA PROFESIONAL ACTIVA Y DEFINIDA.
—Haguc .1. L.—(Anales de la Escuela de Farmacia.—Pág. 217.—10-939.—
Lima, Perú).
LA OBRA DE ARTHUB RAMOS SOBRE EL PROBLEMA NEGRO EN EL
BRASIL.—Romero E.—(Spliinx.—Pág. 95.—11-938.—Lima, Perú).
PRINCIPIOS BASICOS DE LA POLITICA BOLIVIANA.—Azne Matienzo.—
(Kollasuyo.—Pág. 21.—9-939.—^La Paz, Bolivia).
LITERATUEA Y ARTE
PROSA
POESIA
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>
- 385 -
CERTAMEN" POETICO DE HOMERO Y HESIODO (traducción).—Ojeda Oli
via.—(Sphiiix.—Pág. 99.—H-939.—Lima, Perú).
POESIA alejandrina. LA NATURALEZA T EL AMOR EN TEOORITO.
— (Humanidades.—Púg. 185.—939.—Argentina).
CONTRIBUCION A LA CRITICA IklANRIQUEfíA.—Bergero M. B.—(Huma
nidades.—Pág. 221.—939.—Argentina).
MENENDEZ Y PELAYO ET LA POESIE ESPAGNOLE.—Diego G.—(Oeci-
dent.—Pág. 43.—3-94Ü.—París, Francia).
ANTOLOGIA DE POETAS FRANCESES CONTEMPORANEOS.—Binchi E.—
(Revista Nacional.—Pág. 454.—3-940.—Montevideo, Uruguay).
CICLO DE LA POESIA MODERNA VENEZOLANA.—Picón-Salas M.—(1S80-
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zuela).
PEDAGOGIA
K
PEDAGOGIA SEXUAL.—Mac-Leáu Estenós R.—(Pedagogía.—Pág. 9.-7-940.
—Lima, Perú).
LAS ESCUELAS RURALES EN "VENEZUELA.—Padrino L.—(Pedagogía.—
Pág. 35.—7-940.—Lima, Perú).
/■V!
— 386 —
SUGERENCIAS DE NUESTRO AMBIENTE EDUCATIVO.—Kooh Flórez R.
—(Pedagogía.—Pág. 48.—7-94fi.—Lima, Perú).
LA INFLUENCIA DEL RETRASO ESCOLAR EN EL APRENDIZAJE Y
EN EL DESARROLLO MENTAL—ilidalgo Santillán R.—(Pedagogía.—
Pííg. .58.—7-940.—Lima, Perú).
EL METODO DE PROYECTOS EN LA ESCUELA PRIMARIA.—Torres Ca
lle Dora.—(Peilagogía.—Pág. G2.—7-94Ü.—Lima, Perú).
LOS SUBNORMALES EN EL CAMPO DE LA PEDAGOGIA Román M.
María A.—(Pedagogía.—Páig. GO.—7-940.—Lima, Perú).
ENSAYO DE UNA FICHA BIO-PSIQUICA DE LA PRIMERA INFANCIA
DEL NINO PERUANO.—Reyes Barrios F. y Pérez Castro C.—-(Pedagogía.
—Pág. 73.—7-940.—Lima, Perú).
LA CULTURA MORAL Y SOCIAL EN NUESTRA ENSEÑANZA SECUNDA-
—(Educaciún y Cultura.—Pág. 81.—3-940.—Montevideo, Uruguay).
ORGANIZACION DE LA EDUCACION MORAL.—Monod «.— (Educación y
Cultura.—Pág. 8-5.—3-940.—^Montevideo, Uruguay).
PROGRAMA SUGESTIONARIO PARA UN CURSO DE PEDAGOGIA RU-
Genovese B. S.—(Educación y Cultura.—Pág. 110.—3-940.—Mon
tevideo, Uruguay).
LA PSICOLOGIA APLICADA A LA EDUCACION.—(Educación y Cultura.
Pág. 110.—3-940.—Montevideo Uruguay),
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ADAPTACION A LAS NECESIDADES DEL ALUMNO.—(La E.lucación en
los E. U. de América.—Pág. iG.—939.—Estados Unidos).
EVOLUCION DEL EDIFICIO ESCOLAR.—(L.i Educación en loe E, U. de
ÍCjftlr América.—Pág. 18.—939.—Estados Unidos).
''í«
ESCUELA PARA UNA POBLACION HETEROGENEA.—(La Educación cu
los EE. U. de América.—Pág. 21.—939.—Estados Unidos).
SEÑANZA UNIVERSITARIA.—(La Educación en os E. U. de América.—
Pág. 3.5.—939.—Estados Unidos).
ESTTOIANTES que NECESITAN TRABAJAR.—(La Educación en los E.
TA
MIIHSTRACIoN de41.—939.—Estados Unidos).
LA EDUCACION.—(La Educación en los E, U.
PRoÍTítrA« DE ENSEÑANZA.-(La
programas 45.-939.-EstadosEducación
Unidos).en los E. U. de América.—
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Programas—Escuraina Duque J. M.—("Edu-
eacion '.—Pag. 8.-2-940.-Caraeas
Venezuela).
U - programas de EDUCACION PRIMARIA.—Cisneros
ll-2-940.-Caracas, Venezuela).
"MUNDO VIVIDO" POR EL NIÑO.—Díaz Casanue-
EL Irtf pI 13.-2-940.-Caracas, Venezuela).
nié pf ^36.-2-940.-Caraca8,
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. ?
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•'i ]
— 387 —
LO QUE DEBE LEEB EL MAESTRO.—Casanovas D.—(Educación.—Pág. 48.
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METODOLOGIA DEL LENGUAJE ESCRITO.—Jiménez Borja J.—(Sptinx.
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Ginebra).
O. D. V.
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sidades Oficiales encálido aplauso el técnica
la preparación valioso del
aporte de las Univer
profesorado de se-
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gunda enseñanza. Desde hace cuatro años funciona, con éxito, en
Mayor de San Marco.s, integrando su Facultad de
y Letras, la Sección de Pedagogía, en la que
in de instrucción secundaria, dotados de
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vi^t. liP+va superior, exigidas para los bachilleratos en Ciencias y
tintnc.^ ^ con el acerve^ de espeeialización pedagógica en las dis-
P<í 1 en la que van a prestar sus servicios,
da PTio^-^ eficiencia intelectual de estos maestros de segun-
tnra universitaria . espíritu se ha enriquecido con una sólida cul
tura
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— 390 —
CONFERENCIAS.
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+ de nuestra
9 de Julio del presente,
Facultad, la solemnetuvo lugar, en de
inauguración el la
Salón de
Escue
■>-/ la de Verano para estudiantes extranjeros. En esa ceremonia hi-
f- palabra, el Rector de la Universidad, Dr. Carlos
litaran, el Decano de la Facultad de Letras, Dr. Horacio íl. Ur-
eaga, a cuyo cargo corrió el Discurso de Orden, y el Director de
a Escuela, Dr. Víctor A. Belaúnde. En otra sección de este nú
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fTvi mero insertamos esos discursos.
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Agradecieron la manif„stación, a nombre de los profesores
norteamericanos, el señor doctor Robert Ste^Vart Mac Nicoll, y ^ f 4 .*
a nombre de los alumnos la señorita Evangelina Mundy. ■ V"-*
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