Historia de La Auditoría

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Historia de la Auditoría

Originalmente la palabra auditar proviene de la antigua práctica de registrar el cargamento de un barco a medida que la tripulación
nombraba los diferentes artículos y sus cantidades. La palabra se deriva del término inglés aural (escuchar) que a su vez proviene
del latín auris (oído). El auditor (oyente) representaba al rey y su presencia aseguraba que registraran apropiadamente todos los
impuestos del cargamento.

Desde este temprano inicio la labor del auditor se asoció con controles y cumplimiento. Es interesante hacer notar que el significado
original de auditar continúa siendo utilizado en el ambiente académico. Cuando usted asiste a un aula como oyente, no participa ni
recibe créditos en su certificado de estudios, usted sólo escucha.

El proceso de auditoría, como se práctica en la actualidad, tiene sus raíces en la aplicaciones financieras. A medida que la
civilización occidental pasó de la Edad Media al período del Renacimiento, el préstamo de dinero adquirió gran importancia tanto
para el comercio como para los reinos. Así, surgió la necesidad de contar con un agente externo e imparcial que diera fe de la
honradez tanto de los prestamistas como de los prestatarios. Aún en la actualidad, la gran mayoría de las auditorías se realizan en
las industrias de servicios financieros, como: banca, impuestos, seguros y contabilidad. Los auditores financieros deben de revisar las
cuentas y registros para verificar que son correctos. Ellos contrastan la información registrada con los requisitos de contabilidad
para obtener hallazgos de hechos. Debido a que los auditores están catalogados como imparciales, los accionistas aceptan y
consideran a sus informes como veraces. Por ello una sociedad siempre necesitará de auditores financieros.

Después de la Segunda Guerra Mundial el ejército se enfrentó ante una avalancha de nuevas y poderosas tecnologías con el potencial
de causar grandes daños. Los tanques, las bombas y los aviones eran complicados y bastantes riesgosos. La energía nuclear utilizada
en un principio como arma de destrucción, estaba siendo adaptada para generar energía con fines pacíficos. La época de los 50
estuvo también llena de años estimulantes pero también intimidantes. En su búsqueda de encontrar herramientas para combatir
estos nuevos riegos, los almirantes y generales adaptaron los métodos de auditorías de los contadores. La norma MIL-Q-5848,
que fue una de las primeras normas de la gestión de la calidad, contenía un pequeño párrafo sobre el tema de la auditoría. Durante
ese período, nadie sabía realmente como se hacía, pero estaban seguros de que se necesitaba hacerlo. Como muchas otras cosas
nuevas, impusimos los requisitos a nuestros proveedores, pero no a nosotros mismos. Tal vez ellos sí supieran cómo hacerlo. Los
auditores militares y nucleares que trabajaban para los contratistas empezaron a auditar sus propios programas. De ahí pasaron a
auditar el trabajo de los subcontratistas. El gobierno comenzó a auditar a los contratistas. De una u otra manera todos se las
ingeniaron para hacer algo. Algunas veces funcionaba, pero no muy a menudo. Una década más tarde, en 1968 encontramos los
principios de una norma de auditoría en el documento ASQC C-1, para los sistemas de calidad del proveedor, que decía: “Los
programas de calidad serán auditados por el comprador para verificar el cumplimiento de estas especificaciones. El incumplimiento
del programa o de alguna de sus partes puede causar el rechazo del producto.”

Mientras tanto, los colegas financieros empezaron a ver más allá de las cuentas por cobrar y por pagar. En 1978 el Instituto de
Auditores Internos (IIA, por sus siglas en inglés) publicó sus reglas para las auditorías operativas, que aún hoy en día continúan siendo
actualizadas y son ampliamente utilizadas. Estas auditorías se desarrollaron para examinar los controles y los riesgos de la
organización. Indagaban y preguntaban para encontrar puntos débiles que pudieran provocar pérdidas o fraudes. El trabajo adquirió
complejidad y esto permitía que surgieran situaciones negativas. El auditor operativo se convirtió en una importante línea de
defensa para los proyectos inteligentes. Estos auditores normalmente informaban ante un comité de la junta directiva de la
empresa, por ello a menudo son llamados auditores corporativos.

Otras áreas del gobierno, no relacionadas con cuestiones militares nucleares, comenzaron a analizar el valor de auditar sus
operaciones no financieras. Durante el final de los años setenta y el principio de los ochenta, aumentó la presión para obligar al
gobierno para dar cuentas tanto de sus operaciones, como de sus programas de gastos. En 1981 la Oficina General de Contabilidad
de los Estados Unidos, brazo investigador del congreso, publicó por primera vez sus normas de auditoría gubernamental. Debido al
color de las pastas del documento, este fue llamado “El Libro Amarillo” mismo que continua siendo una excelente fuente de
información para todos los auditores.

Durante los años ochenta, como respuesta a la nueva competencia mundial, los fabricantes necesitaban cambiar la forma en la que
realizaban sus negocios. Estas necesidades abarcaban: realizar un mejor trabajo al definir los requisitos del cliente, contar con un
mejor control de procesos de manufactura, reunir datos y tomar decisiones basados en ellos. También requerían de auditores. La
Norma Z-1.15(1979) de Estados Unidos sobre sistemas de calidad, contiene una buena descripción de todos estos programas iniciales
de auditoría de calidad, tanto internos como del proveedor. En 1981 los Canadienses publicaron el documento CAN3-395, basado
principalmente en el trabajo realizado por los británicos y en el IIA. Aún, hoy en día mucho de nuestro vocabulario de auditoría
puede ser rastreado hasta ésta norma canadiense. Después de enfrentar muchos problemas, la División de Auditorías de la Calidad
de la Sociedad Americana para la Calidad (ASQ, por sus siglas en inglés) pasó su versión de la norma canadiense Q395, a través de los
comités y luego en 1986 fue publicad como Q1.

A mediados de los años ochenta la auditoría de software sufrió un extraño giro. En 1988 el Instituto de Ingenieros Eléctricos y
Electrónicos (IEEE) dio a conocer la norma 1028 “Revisiones y Auditoría del Software.” La intención de éstas auditorías era la de
proporcionar a los gerentes de proyecto cierta indicaciones sobre la minuciosidad e integridad de una actividad, antes de que
continuaran al siguiente paso. Las auditorías eran puntos de verificación para saber si habían terminado con todo el papeleo. Sin
embargo estas auditorías no eran muy valiosas.

Durante la segunda mitad de los ochenta es cuando realmente despega el interés de las auditorías de calidad en las empresas. La
guerra fría estaba por terminar. La tecnología de las comunicaciones se desarrollaba hacia el Internet. Se firmaban contratos de
negocios a nivel mundial. Todo ello llevó a la creación de la Norma ISO 9001 (1987) la primera norma Internacional clara sobre la
gestión de la calidad. La Comunidad Europea, Canadá y Australia fueron los primeros en aplicar la evaluación de conformidad, que
anteriormente era utilizada para certificar un producto, a esta nueva norma. Claro, los certificadores independientes necesitaban
de una nueva norma contra la cual realizar éstas evaluaciones a terceros. En 1989 como ya lo habían hecho anteriormente, los
británicos tomaron el borrador de un documento del comité y lo publicaron como su norma BS7229. Dos años más tarde aparece el
documento internacional aprobado dividido en tres partes. La Norma 10011-1 fue publicada en diciembre de 1990. Las partes 2 y 3
salen a la luz en mayo de 1991. Estados Unidos tomó estos tres documentos internacionales y en 1994 los publicó como un solo
documento bajo el nombre de Q10011. Es importante resaltar que la norma canadiense Q395 de 1981 fue la base para todos estos
documentos nacionales e internacionales.

Después del éxito de la evaluación de la conformidad de los sistemas de la calidad ISO 9001, los colegas relacionados con ambiente
empezaron a hacer lo mismo con la norma ISO 14001. Los auditores externos estaban realizando dos grupos de auditorías, duplicando
el precio y a menudo revisando las mismas cosas, lo cual no era barato. Estaba aumentando la presión para contar con un grupo de
reglas comunes tanto para los sistemas de gestión de la calidad como del ambiente. A mediados de los años noventa se realizaron
trabajos informales en la norma de auditoría integrada ISO 190011, mismos que iniciaron oficialmente en 1998. Este grupo de
trabajo tomó bajo su cargo una labor gigantesca, no solo trataban de desarrollar un grupo de reglas de aplicación interna y externa,
sino que también abarcaban la evaluación de conformidad. Los avances fueron terriblemente lentos. Finalmente en el año 2002 se
publicó la norma conjunta. Aun cuando todavía está muy enfocado hacia las aplicaciones de evaluación de la conformidad, se
realizan avances para proporcionarle códigos a la profesión

Aún en la actualidad, la gran mayoría de las auditorías se realizan en las industrias de servicios financieros, como: banca, impuestos,
seguros y contabilidad. Los auditores financieros deben de revisar las cuentas y registros para verificar que son correctos. Ellos
contrastan la información registrada con los requisitos de contabilidad para obtener hallazgos de hechos. Debido a que los auditores
están catalogados como imparciales, los accionistas aceptan y consideran a sus informes como veraces. Por ello una sociedad
siempre necesitará de auditores financieros.

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