El Habito de Sentirnos Ofendidos

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"EL HABITO DE SENTIRNOS OFENDIDOS"...

Las personas se pasan la mayor parte de su vida


sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo.
La sorprendente revelación que te voy a hacer, va
a cambiar tu vida… ¡Nadie te ha ofendido! Son
tus
expectativas de lo que esperabas de esas
personas, las que te hieren…
Y las expectativas las creas tú con tus
pensamientos. No son reales. Son imaginarias. Si
tú esperabas que tus padres te dieran más amor y
no te lo dieron, no tienes por qué sentirte
ofendido.
Son tus expectativas de lo que un padre ideal
debió hacer contigo, las que fueron violadas. Tus
ideas son las que te lastiman.
Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal o
cual forma y no lo hizo… Tu pareja no te ha
hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones
que esperabas tuviera contigo y las que realmente
tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en
tu imaginación. ¿Enojado con Dios? Son tus
creencias de lo que debería hacer Dios, las que te
lastiman. Dios jamás ofende ni daña a nadie. Un
hábito requiere de todas sus partes para funcionar.
Si pierde una,
el hábito se desarma.
Una de las mayores fuentes de ofensas es la de
tratar de imponer el punto de vista de una persona
a otra y guiar su vida. Cuando le dices lo que
debe hacer y te dice “no”, creas resentimientos
por partida doble.
Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo
que querías.
Segundo, la otra persona se ofende porque no la
aceptaste como es. Y es un círculo vicioso. Todas
las personas tienen el derecho divino de guiar su
vida como les plazca. Aprenderán de sus errores
por sí mismos. ¡Déjalos ser! nadie te pertenece.
Las personas son un río caudaloso. Cualquier
intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas,
disfrútalas y déjalas ir.
1.- Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus
ideas acerca de cómo deberían actuar las personas
y Dios, las que te hieren. Estas ideas son producto
de una máscara social, que has aprendido desde tu
infancia de forma inconsciente. Reconoce que la
mayoría de las personas NUNCA va a cuadrar
con esas ideas que tienes. Porque ellos tienen las
suyas.
2.- Deja a las personas Ser. Deja que guíen su
vida como mejor les plazca. Es su
responsabilidad. Dales consejos si te los piden,
pero permite que tomen sus decisiones. Es su
derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y
la libertad.
3.- Nadie te pertenece. Ni tus padres, ni amigos ni
parejas. Todos formamos parte del engranaje de
la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a
ellas. Vive y deja vivir.
4.- Deja de pensar demasiado. Ábrete a la
posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu
inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la
vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes
oscuros y te los quitas, el resultado es la limpieza
de visión.
5.- La perfección no existe. Ni el padre, amigo,
pareja perfectos. Es un concepto creado por la
mente humana que a un nivel intelectual puedes
comprender, pero en la realidad NO EXISTE.
Porque es un concepto imaginario. Un bosque
perfecto serían puros árboles, Sol, no bichos…
¿existe? No. Para un pez, el mar perfecto sería
aquel donde no hay depredadores ¿existe? No.
Solo a un nivel intelectual. En la realidad JAMÁS
VA A EXISTIR.
Naturalmente, al pez solo le queda disfrutar de la
realidad.
Cualquier frustración de que el mar no es como
quiere que sea no tiene sentido. Deja de resistirte
a que las personas no son como quieres o no
piensan como tú. Acepta a las personas como el
pez acepta al mar y ámalas como son.
6.- Disfruta de la vida. La vida real es más
hermosa y excitante que cualquier idea que tienes
del mundo. Me complacerá decírtelo por
experiencia.
7.- Imagina a esa persona que te ofendió en el
pasado. Imagínate que ambos están cómodamente
sentados. Dile por qué te ofendió. Escucha su
explicación amorosa de por qué lo hizo. Y
perdónala. Si un ser querido ya no está en este
mundo, utiliza esta dinámica para decirle lo que
quieres. Escucha su respuesta. Y dile adiós. Te
dará una enorme paz.
8.- A la luz del corto período de vida que
tenemos, solo tenemos tiempo para vivir,
disfrutar y ser felices. Nuestra compañera la
muerte en cualquier momento, de forma
imprevista, nos puede tomar entre sus brazos. Es
superfluo e inútil gastar el tiempo en pensar en las
ofensas de otros. No puedes darte ese lujo.
Vuelve a leer este artículo las veces necesarias y
deja que los conceptos empiecen a sembrar
semillas de consciencia en tu interior.

Autor desconocido.
Tomado de la red

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