Prognosisi de La Pena

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La proporcionalidad de la medida de prisión preventiva:

El derecho a la libertad es una garantía fundamental reconocida


constitucionalmente en el artículo 20° y el artículo 7.1° de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, sin embargo, este derecho no es de
carácter absoluto irrestricto, pues se admite que en ciertas circunstancias pueda
ser restringido, en salvaguarda de intereses sociales de mayor valor.
El Principio de Proporcionalidad en la Constitución Política de 1993, está regulado
en su artículo 2° inciso 24, parágrafo “a” y “e”; en la Declaración Universal de
Derechos Humanos, en el artículo 3° y 11°; en el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos en el artículo 9° inciso 3° y 14° inciso 2° y en el Pacto de San
José de Costa Rica, en el Artículo 7° Inciso 2° y 8° inciso 2. Una medida que
respete este principio debe ser idónea, necesaria y proporcional en sentido
estricto; esto es que supone llevar a cabo un juicio de ponderación en el caso
concreto, entre la gravedad o intensidad de la intervención y el peso de las
razones que la justifican.
Para respetar la exigencia de proporcionalidad strictu sensu, la medida cautelar
adoptada no podrá suponer una injerencia (ni cualitativa ni cuantitativa) superior a
la pena prevista para el hecho enjuiciado. Es decir, la medida cautelar no puede
tener como objeto la injerencia en un derecho “más valorado” que el derecho que
se restringe con la pena, ni por un tiempo superior al que pueda durar la misma.
Para el análisis de la proporcionalidad strictu sensu ha de entenderse como límite
la pena legalmente prevista para el hecho enjuiciado y, además el límite inferior de
la misma.
La proporcionalidad en sentido estricto de la medida cautelar, tiene diversos pasos
a seguir: determinar las magnitudes que deben ser ponderadas en caso de los
derechos fundamentales en pugna; comparar dichas magnitudes a fin de
determinar cuáles de ellas son más importantes en su realización; y construir una
relación de procedencia condicionada entre las magnitudes en juego en este caso
entre los derechos fundamentales con base en el resultado de la comparación
llevada a cabo en el segundo paso.
Si el dictado de la prisión preventiva supera el primer test su objeto posibilita que
se cumplan con los fines constitucionalmente perseguidos por el proceso penal. En
segundo nivel solamente será superado si la
prisión preventiva es el medio más idóneo para asegurar que se cumpla con el
proceso penal. El tercer nivel se verifica en la mediad en que la prisión preventiva
sea la última ratio del sistema en aquellos casos en donde es ostensible que la
libertad del acusado implica un peligro procesal.
En el presente caso, al analizar la prognosis de pena hemos establecido que el límite
inferior de la pena prevista para el delito denunciado, Tráfico Ilícito de Drogas – Posesión
de Cannabis Sativa – Marihuana con fines de comercialización (08 años), en
consecuencias se supera largamente el requisito de la pena superior a cuatro años de
pena privativa de libertad. Y si se tiene en cuenta que el delito es consumado y que la
pena del tipo penal es de un máximo de 15 años, situación que, aunada al peligro
procesal ya advertido y al aseguramiento de la presencia del imputado en el proceso,
tanto en la fase de instrucción judicial como en la etapa de juzgamiento, hacen idónea y
necesaria la medida de prisión preventiva solicitada.

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