Rosa Campuzano-Guion CASTAÑEDA
Rosa Campuzano-Guion CASTAÑEDA
Rosa Campuzano-Guion CASTAÑEDA
San Martín conocí la noche del sábado 28 de julio de 1821, la fiesta que organizó el
Cabildo de Lima en los salones del Ayuntamiento en su honor y de la proclamación de
la independencia. Yo tenía 25 años, y él, 43.
Nací en Guayaquil el 13 de abril de 1796, recibí el apodo LA PROTECTORA por ser
amante de San Martín.
Soy descrita por los historiadores como una bella mujer de tez blanca,
vivaz, inteligente e instruida.
Establecí contacto con San Martín mediante cartas que enviaba desde que él
desembarcó en Paracas con la Expedición Libertadora, en septiembre de 1820.
Al mismo tiempo, organizaba tertulias en mi lujosa mansión de la calle San Marcelo,
en las cuales participaban destacados personajes de la alta sociedad limeña,
partidarios de la revolución, con quien establecía una gran amistad y complicidad en
las tareas conspiradoras.
Me vestía como tapada y recorría calles, plazas y mercados de la ciudad repartiendo
propaganda independentista.
Entre los invitados a la fiesta de celebración referida me encontraba yo, donde mi
belleza impresionó al militar argentino, que no dudó en acercarse y entablarme una
conversación. Al día siguiente, domingo 29 de julio, San Martín me devolvió la
atención con otro baile en los salones del Palacio de los Virreyes y volvió a verme.
El 14 de julio de 1822, cuando San Martín viajó Guayaquil sería la última vez lo
volvería a ver.
Luego mi vida fue una miseria, tuve un hijo al cual me arrebataron.
Fallecí casi en la indigencia en 1851, a los 55 años, y fuí sepultada en la iglesia de
San Juan Bautista de Lima.
DANIELA CASTAÑEDA SAAVEDRA