Consecuencias A Largo Plazo Del Maltrato de Menores
Consecuencias A Largo Plazo Del Maltrato de Menores
Consecuencias A Largo Plazo Del Maltrato de Menores
Factores que
afectan las
consecuencias
del maltrato de
menores
Consecuencias
de la salud
física
Consecuencias
sicológicas
Consecuencias
en el compor-
tamiento
Desde hace varios años, diversos autores han tratado de definir desde diferentes puntos de
vista y diferentes perspectivas al maltrato infantil con el fin de buscar una solución al problema
y la definición más aceptada hasta ahora ha sido la de Musito y García (1996) en la que se
menciona que el maltrato es cualquier daño físico o psicológico no accidental a un menor,
ocasionado por sus padres o cuidadores, que ocurre como resultado de acciones físicas,
sexuales o emocionales o de negligencia, omisión o comisión, que amenazan al desarrollo
normal tanto físico como psicológico del niño"
2. Tipos de maltrato infantil.
Papalia y Olds (1998) señalan que "Los niños se ven afectados tanto por lo que sus padres
hacen como por lo que piensan", es decir por las actitudes y creencias de los mismos, según
este autor señala que "Podemos definir una actitud como una predisposición para responder a
un estímulo en particular de una manera particular. Una actitud representa una mayor
probabilidad de que una persona reaccione frente a una experiencia o comunicación dadas de
una forma en particular en vez de hacerlo en otra forma"(Manheim, 1983).
La actitud según Morales (1994), tiene tres componentes y son los que siguen:
A las actitudes a veces se les suele llamar creencias pues según Manheim (1983) menciona
que las creencias son observaciones de hechos o realidades, no son lo mismo que la realidad
sino que representan la forma en que el individuo mira la realidad, la descripción de sí mismo,
de su medio ambiente físico y social, la forma en que percibe su contexto, el medio dentro del
cuál vive y acerca del cual se forma juicios y valores.
Con respecto a lo anterior, cabe señalar que no todas las creencias están sujetas a prueba y
para ello se señalará a continuación las dos clases de creencias.
Pueden existir al menos dos clases de creencias según menciona Manheim (1983) y son las
siguientes:
La primera es una creencia en algo, la segunda una creencia acerca de algo. La diferencia
entre las dos consiste en que la creencia en algo no se puede comprobar ni impugnar por
observación, por lo menos no brevemente. Tampoco existe una manera física de medirla,
aunque mucha gente cree que este tipo de creencias existe y esto influye en su conducta. Por
otro lado, las creencias acerca de algo son constantemente sujetas a pruebas. Cada una de
estas creencias pueden ser comprobadas. Cada creencia de este tipo puede ser juzgada a
través de hechos observables y se pueden evaluar sus méritos empíricamente por tanto, este
tipo de creencias son las que se evaluarán en el presente estudio.
Las creencias paternas, que son las que aquí interesan según Papalia y Olds (1998) tienen
origen en la cultura pues se encontró que un estudio realizado en California relacionó creencias
de los padres sobre crianza, inteligencia y educación, con el desempeño escolar de sus hijos
(Okagaki y Steinberg, 1993). La identificación de este estudio de diferencias culturales en las
creencias de los padres puede ayudar a los profesores y a los mismos padres a entender un
poco más a los niños, a desarrollar una forma de vida diferente a las de ellos y darse cuenta de
su propia situación.
Según varios autores, que aquí se abordarán, este fenómeno del maltrato infantil ocurre desde
los inicios de la humanidad; "la historia de maltrato a menores ocurre desde que el ser humano
se encuentra en la faz de la tierra. Por lo tanto, debe entenderse y aceptarse que éste es un
fenómeno tan antiguo como la humanidad misma y no una característica peculiar de la
sociedad moderna"(Loredo 199 ), diversas culturas a lo largo de la historia de todo el mundo lo
han utilizado como una forma de educación y crianza para los hijos.
El maltrato infantil aparece como una forma de interacción humana muy difundida. Hoy en día
la violencia hacia los niños reviste formas más sutiles, se ejerce de manera silenciosa en el
hogar, la calle o la escuela, y se ha convertido en una práctica común y socialmente aceptada.
Sin embargo, hasta hace muy poco se le ha puesto el interés debido al problema, se le ha
clasificado y considerado como tal y ha incrementado la atención en éste, como lo menciona
"El fenómeno de la violencia y el maltrato dentro del ámbito familiar no es un problema reciente.
Los análisis históricos revelan que ha sido una característica de la vida familiar tolerada,
aceptada desde tiempos remotos. Sin embargo, algunas décadas atrás, expresiones tales
como niños maltratados, mujeres golpeadas o abuso sexual tal vez habían sido comprendidos
pero no consideradas como sinónimo de graves problemas sociales" Corsi (1994), según este
autor, la violencia familiar comenzó a abordarse como problema social grave a comienzos de
los 60, cuando algunos autores describieron el "síndrome del niño golpeado", redefiniendo los
malos tratos hacia los niños; también el abordaje periodístico de estos casos, contribuyó a
generar un incremento de la conciencia pública sobre el problema. También Cortés y Cantón
(1997) mencionan que el abuso infantil ha existido siempre aunque ha sido durante los últimos
150 años cuando ha ido emergiendo como un problema social y una considerable cantidad de
instituciones sociales y legales se han ocupado de él y que en un principio, este fenómeno no
recibió atención como tal, sino que dentro del esfuerzo por acabar con el problema de los niños
vagabundos e indigentes se encontraron diversos casos de maltrato infantil.
Berk (1999) señala un aspecto muy importante y decisivo en la aceptación del problema del
maltrato infantil como tal y señala que este problema es tan viejo como la historia humana, pero
solo recientemente ha habido aceptación amplia de que el problema existe, investigación
centrada en entenderlo, y programas dirigidos a ayudar al niño maltratado y a las familias y
quizá este aumento de interés público y profesional es debido al hecho de que el maltrato
infantil es muy común en grandes naciones industrializadas o desarrolladas como las no
desarrolladas y en vías de desarrollo, es decir que la incidencia de este problema se ha
incrementado tanto mundialmente que se ha salido del control social. Esto resaltó claramente
cuando Marcovich(1981) señaló que cada minuto un niño sufría maltrato físico o verbal por
parte de alguno de sus padres.
Por otro lado, "tanto el maltrato infantil como la violencia intrafamiliar son fenómenos sociales
que han gozado de aceptación en nuestra cultura, a pesar de que en los últimos tiempos estas
conductas han sido condenadas por constituir algunas de las formas de violencia más comunes
penetrantes en nuestra sociedad todavía miles de niños y mujeres sufren de manera
permanente actos de maltrato físico, psicológico y sexual en su propio hogar. Hasta ahora ha
habido una separación histórica entre la violencia doméstica y el maltrato infantil, la primera
salió a la luz pública debido al trabajo de las organizaciones de protección a las mujeres".
La revista Boletín (1996) en el artículo llamado el castigo corporal en la niñez: ¿endemia o
epidemia?, afirma que los años sesenta marcan un hito en la historia referente a la violencia
contra los niños, ya que durante este ese periodo se describió el síndrome del niño maltratado
y se le acuño este nombre y desde entonces se han multiplicado los trabajos sobre el tema
pero a pesar de las investigaciones realizadas, aún queda mucho por aclarar sobre la
epidemiología de la violencia contra los niños, sus causas y sus mecanismos y las medidas
más eficaces para prevenirla. Sin embargo, los conocimientos acumulados hasta ahora
constituyen suficientes bases para la acción y justifican la formulación de programas de
intervención sobre las bases científicas.
Por tanto, cabe aclarar que este tema en la actualidad ha cobrado interés pero no el necesario
para actuar de manera participativa, es decir, para implementar nuevos programas de
prevención y ayuda psicológica para padres así como poner en marcha los ya existentes.
Las fuentes revisadas concuerdan en que el maltrato infantil es un problema multi factorial, es
decir multi causal y multi disciplinario y de todos ellos, los que aborda el tema exhaustivamente
y de manera más acertada son el II Congreso sobre Maltrato Infantil (1998) y Cantón y Cortés
(1997) quienes determinan lo siguiente.
Entre las causas principales que generan el maltrato a menores, se pueden mencionar las
siguientes:
El maltrato infantil está relacionado con el valor social que se otorga a los niños, las
expectativas culturales de su desarrollo y la importancia que se da al cuidado de los niños en la
familia o en la sociedad (Saucedo, 1995 citado en González, R.V. y Araiza, G.C. 1998) y esto a
su vez se relaciona con las pautas o formas de crianza y los mitos, creencias y actitudes que
los padres albergan en éstas, entre ellas están las creencias acerca de la necesidad de inculcar
la disciplina mediante medidas de corrección físicas o verbales inadecuadas, pues desde
tiempos inmemorables se ha aplicado la cultura del castigo y el miedo para educar a los hijos y
así desarrollar "hombres cabales y de provecho, también existe la idea de que los hijos son
propiedad de los padres. Gracias a este mito que data de la época romana, los progenitores
creen que gozan de poder absoluto sobre sus hijos.
Papalia y Olds (1998), señalan que cuando los niños son conscientes de su propia persona, su
educación puede ser un reto desconcertante y complejo; los padres de hoy educan a sus hijos
repitiendo los patrones que sus padres les aplicaron y otros adoptan prácticas muy diferentes a
las que utilizaron con ellos y para ello, estos autores describen tres clases de estilos de
paternidad basándose en Baumrind, (1971); Baumrind y Black, (1967) y son los siguientes:
a. Los padres autoritarios cuyos valores primarios en la crianza de sus hijos se basan en
el control y la obediencia incuestionables.
b. Los padres permisivos cuyos valores primarios en la crianza de sus hijos son la
autoexpresión y la autorregulación.
c. Padres democráticos cuyos valores primarios en la crianza de sus hijos mezclan el
respeto por la individualidad del niño con un deseo de transmitir valores sociales en él.
Según Baumrind, citado por Papalia y Olds (1998) el mejor de estos tres estilos de paternidad,
en niños de preescolar es el de padres democráticos pues dirigen las actividades de sus hijos
en forma racional, prestan atención antes que al miedo del niño al castigo o a la pérdida de
amor. Aunque confían en su capacidad para guiar a sus hijos respetan los intereses, las
opiniones y la personalidad de los niños. Son amorosos, consecuentes, exigentes y
respetuosos de las decisiones independientes de sus hijos, pero firmes en mantener los
estándares y la voluntad para imponer castigos limitados. Explican las razones que sustentan
las posiciones que adoptan y favorecen el intercambio de opiniones. Sus hijos, evidentemente
se sienten seguros al saber que los aman y que esperan de ellos. Estos niños de preescolar
tienden a confiar más en sí mismos y a controlarse, manifiestan interés por explorar y se
muestran satisfechos. Una investigación reciente también relaciona la paternidad democrática
con el aprendizaje. Estudios de andamiaje encontraron que los padres democráticos son más
sensibles para saber cuando cambiar el nivel de ayuda, y que sus niños lograron más éxito en
diferentes tareas (Pratt, Kerig, Cowan y Cowan, 1988 citados por Papalia y Olds, 1996).
Alice Miller (1997), psicóloga suiza, afirma que la mayor parte de la violencia y el dolor
psicológico que se ve en la actualidad surge de la privación psicológica que experimentan los
niños. Miller concluyó en su ensayo titulado Por tu propio bien, que existe la pedagogía negra y
que la utilizan gran cantidad de padres para educar a sus hijos inconscientemente, como una
reacción al daño emocional que ellos sufrieron en su infancia y concientemente, al creer que
ayudan a sus hijos a ser más competentes y autosuficientes pero al contrario, esto debilita el
auto confianza y la curiosidad del niño, lo ridiculiza por su falta de competencia y suprime la
expresión de sus sentimientos. Solo al romper la transmisión de generación en generación de
la pedagogía negra, afirma, los adultos pueden ayudar a los niños a crecer física y
psicológicamente saludables.
Alice Milller (1997), nos hace referencia de los problemas principales que lleva implícitos la
educación y que de manera aberrante están justificados y permitidos tanto por las instituciones
como por los padres de familia, a esto le llama la pedagogía negra.
Esta pedagogía esta llena de creencias y actitudes que Miller (1997) enumera en el siguiente
listado:
Los métodos en que se ha trasmitido esta educación han sido de generación en generación,
tratando desde tiempos muy remotos al niño como adulto chiquito, reprimiendo la
espontaneidad vital, construyendo una base de informaciones e ideas falsas, que darán
sustento a sus posteriores creencias y actitudes.
Las principales informaciones e ideas falsas son:
En cuanto a las anteriores consecuencias, sin restar importancia, no nos compete abordarlas
ampliamente, pues la mayoría de este tipo de casos caen en manos del médico, entonces en
este caso, interesa abordar las consecuencias psicológicas.
Según Pino y Herruzo (2000), al hablar de consecuencias psicológicas se refieren a la variedad
de comportamientos que pueden aparecer, sean alterados o como ellos los llaman "excesos
conductuales" y también los retrasos o "déficits" en ciertos repertorios que se esperarían en los
niños en función de sus edades respectivas. Estas consecuencias pueden manifestarse a
corto, a mediano y largo plazo, es decir, en la infancia, adolescencia y edad adulta. Las
consecuencias que estos autores plantean serían las siguientes:
Pino y Herruzo (2000) han revisado varias investigaciones y deducen lo siguiente de cada uno
de los siquientes autores.
Cichetti y Olsten (1990) afirman que el maltrato infantil tiene una serie de efectos en todas las
áreas del desarrollo del niño, lo que le coloca en una situación de alto riesgo para desarrollar
problemas de conducta y posteriores psicopatologías. Son diversas las alteraciones
conductuales que se engloban bajo la etiqueta general de conducta antisocial las más
relacionadas con el fenómeno de los malos tratos. Azar, Barnes y Twentiman (1982) han
encontrado altos niveles de conducta violenta y delitos con uso de violencia entre delincuentes
y jóvenes con alteraciones psiquiátricas que habían padecido malos tratos. Engfer y Schnewind
(1982) mencionan que el maltrato físico está relacionado con la aparición de ansiedad e
indefensión y estas reacciones se deben principalmente a las situaciones de rechazo (maltrato
emocional/abandono emocional), estos niños presentan un comportamiento agresivo tal vez
debido al mismo maltrato, lo cual crea un círculo vicioso en la relación padres-hijo. Mc Cord
(1983) en un estudio retrospectivo encontró que el 20% de los niños que habían padecido
abandono o maltrato físico, cuando llegaron a adolescentes cometieron delitos graves y una
vez que estos cometen delitos ésta conducta suele cronificarse hasta la edad adulta. También
se ha estudiado el Coeficiente Intelectual y su relación con los malos tratos y los niños con
abandono aparecen con un CI inferior al normal y las niñas tienen CI infranormal ya sea que
sufran maltrato físico o abandono. Otra consecuencia de los malos tratos es que los niños
acaban adoptando una visión distorsionada de la realidad, los adolescentes maltratados tienen
una idea distorsionada de la relación padre-hijo y ven a su padre como perfecto al lado del hijo
despreciable, también suelen tener expectativas poco realistas sobre la conducta de otros
niños y piensan que los niños deben saber hacer cosas que son poco adecuadas para la edad
de estos.