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Diego Parra Suárez

EL DILEMA DE LA ACTIVIDAD MINERA Y EL BUEN VIVIR,


SUMAK KAWSAY EN LA CONSTITUCIÓN DEL ECUADOR
¿EXISTE INCONSTITUCIONALIDAD DE FONDO DE LA LEY DE
MINERÍA?

THE DILEMMA OF MINING AND THE GOOD LIVING, “SUMAK


KAWSAY” IN THE CONSTITUTION OF ECUADOR.

IS THE MINING LAW INCONSTITUCIONAL?

Diego Parra Suárez1


[email protected]
Recibido: 31/08/2017
Aprobado: 23/04/2018

Resumen:

En el presente artículo el autor describe un dilema estructural presen-


te en la Constitución del Ecuador cuyas consecuencias son manifies-
tas en la jurisprudencia constitucional, concretamente, en el examen
de constitucionalidad de fondo y forma a la Ley de Minería (2009).
Esta investigación analiza el pronunciamiento de la Corte Constitu-
cional del Ecuador, que gira entorno a las actividades extractivas y la
tensión entre dos opciones valorativas legítimas, pero contradictorias:
por un lado, los intereses de desarrollo social y estabilidad económica
derivados de la propiedad estatal de los recursos no renovables (recur-
sos mineros); y por otro, los intereses sociales y de sustentabilidad de
las minorías culturales y de la naturaleza. Esta tensión se evidencia
en la contradicción entre el discurso constitucional, cuya base es el
estado de derechos y justicia para alcanzar el buen vivir, sumak kaw-
say; y por otro, el discurso político del interés nacional, cuya base es
la instrumentalización del discurso constitucional para los fines del
desarrollo social y económico. La investigación contrasta el discurso
constitucional y el discurso político y revela la posición de la jurispru-
dencia constitucional del Ecuador y su afinidad al constitucionalismo
multicultural hegemónico de sustentabilidad débil, que imponen los
intereses nacionales a los intereses de las minorías culturales y de la
naturaleza

1 Secretario Abogado del Consultorio Jurídico de la Universidad de Cuenca. Profesor de la carrera de


Derecho de la Universidad de Cuenca.

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Volumen No 2, Bianual, 2017
EL DILEMA DE LA ACTIVIDAD MINERA Y EL BUEN VIVIR, SUMAK KAWSAY EN LA CONSTITUCIÓN
DEL ECUADOR ¿EXISTE INCONSTITUCIONALIDAD DE FONDO DE LA LEY DE MINERÍA?

Palabras clave:

Constitucionalismo; buen vivir; derechos de la naturaleza; constitucio-


nalidad

Abstract:

In the present article, the author describes a structural dilemma pres-


ent in the Constitution of Ecuador and whose consequences are evi-
dent in constitutional jurisprudence, specifically, in the examination
of constitutionality of substance and form to the Mining Law (2009).
This investigation analyzes the pronouncement of the Constitutional
Court of Ecuador, which revolves around the extractive activities and
the tension between two legitimate but contradictory valuation op-
tions: on the one hand, the interests of social development and eco-
nomic stability derived from the state property of the non-renewable
resources (mining resources); and on the other, the social and sustain-
ability interests of cultural minorities and nature. This tension is evi-
dent in the contradiction between the constitutional discourse, whose
basis is the state of rights and justice to achieve good living, sumak
kawsay; and on the other, the political discourse of national interest,
whose basis is the instrumentalization of constitutional discourse
for the purposes of social and economic development. The research
contrasts constitutional discourse and political discourse and reveals
the position of Ecuador’s constitutional jurisprudence and its affinity
to hegemonic multicultural constitutionalism of weal sustainability,
which impose national interests on the interests of cultural minorities
and nature.

Keywords:

Constitutionalism, good living, rights of nature, constitutional review

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Diego Parra Suárez

“…es muy ancha esta provincia de los cañares


y llena de muchos ríos, en los cuales hay gran
riqueza. En el año de 1544 se descubrieron tan
grandes y ricas minas en ellos… Y tanta era la
cantidad de este metal, que muchos sacaban en
la batea más oro que tierra. Lo cual afirmo por
que pasó… Y sin lo que los españoles hubieron,
sacaron los indios lo que no sabemos” […]2


Pedro de Cieza de León
Crónica del Perú

“Esta rara y floreciente especie pasa una gran parte de


su tiempo estudiando sus más altas motivaciones, y una
cantidad de tiempo igual ignorando conciezudamente las
fundamentales”

Desmond Morris
El humano desnudo

Introducción

El Ecuador pertenece desde hace siglos a la periferia dominada y de-


pendiente de los centros hegemónicos del poder económico, de ahí
que sus estructuras institucionales han estado siempre organizadas
en función de las necesidades externas promovidas por el mercado, y
es que al parecer, no solamente los países periféricos están sometidos
a estas externalidades, también los países hegemónicos responden
a las mismas dinámicas; Tom Clynes (2014) publicó una crónica en
la revista National Geografic donde describe y diagnostica el retorno
de la “fiebre del oro” en el territorio del Yukón canadiense como uno
más de los síntomas de la demanda creciente de minerales en todo el
mundo, circunstancia que ha exigido a la vez, regulaciones favorables
a la industria que atraigan compañías mineras, cuyas inversiones han
causado ya, un sobresalto económico en los mercados de minerales; la
rentabilidad de dichas inversiones depende del éxito de su explotación
y los beneficios que se obtengan de aquello; sin embargo, también se
ha puesto de relieve una serie de tensiones y conflictos crecientes,
por los altos costos ambientales, sociales y culturales en los hábitats

2 Cieza de León, Pedro, Crónicas del Perú, Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, p.
137

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Volumen No 2, Bianual, 2017
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y ecosistemas en los cuales se desarrolla dicha actividad,3lo que ha


venido a denominarse como “conflictos ecológicos distributivos” o de
justicia ambiental (Guha; Martínez Alier, 1997)

El Ecuador y Latinoamérica en general, no es indiferente a estas rea-


lidades de los países desarrollados y a la creciente demanda de los
mercados, más aún considerando que la minería constituye uno de los
sectores productivos más relevantes por su capacidad para la genera-
ción de recursos económicos en el ámbito público y privado, que a la
vez pone en la mesa del debate una problemática medular respecto de
las dimensiones de los procesos extractivos mineros, que en el fondo
llevan consigo un problema ambiental, cultural, social, económico,
científico, técnico, político, filosófico, y fundamentalmente ético de
la civilización actual (Giraldo y otros, 2011), y por supuesto, de la re-
lación entre cultura (sociedad humana) y naturaleza (entorno natural),
o en otras palabras, la relación entre diversidad cultural y diversidad
biológica. Esto nos lleva a un dilema, entendido este desde el lenguaje
filosófico como “un problema de elección entre dos alternativas mu-
tuamente excluyentes” (Bunge, 2005), es decir, puede resolverse a tra-
vés de dos soluciones, pero ninguna de las dos resulta completamente
aceptable, o por el contrario, las dos son igualmente aceptables

La referida problemática conlleva una clara disyuntiva para el Estado


en el diseño de las instituciones que pretenden gestionar dicha activi-
dad extractiva, pues se trata de dar una respuesta no solo a la crisis so-
cio-ambiental, sino también a la crisis civilizatoria y a la crisis radical
de la estructura de dominación de nuestras sociedades. Los problemas
son múltiples y varios de ellos de magnitud exorbitante, todos de ma-
nejo complejo, difícil solución y, en el peor de los casos, irreversibles4,
como la pérdida de la diversidad biológica por la creciente degradación

3 “La industria de la mineria promete muchas cosas, pero en Yukon tenemos minas
clausuradas que filtran arcénico, cianuro y plomo; en vez de pagar para limpiar sus
desastres, las compañías prefieren declararse en bancarrota”. (Clynes, 2014, p. 56). En
igual sentido Gloria Chicaiza, investigadora de Acción Ecológica nos dice que: “…de
acuerdo a MiningWatch no existe una sola mina que haya sido rehabilitdada exitosa-
mente en Canadá. Así también se constata de la Tabla de Costos de Rehabilitación de
Minas concretamente de la Mina Faro y Ketza River del Yukon en el Canadá” (Chicaiza,
2010, p. 14).
4 Son evidentes los impactos negativos de los los procesos extractivos, industriales y de
urbanización, que desnudan la fragilidad ecológica de los ecosistemas naturales y de
la variedad biológica (biodiversidad), la pobreza y desigualdad de los sistemas sociales
que configuran condiciones de vulnerabilidad y exclusión social, principalmente de los
pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos, la reproducción continuada y uni-
forme de la colonización de los espacios económicos y culturales. Para César Rodriguez
Garavito, esto ”…ilustra con claridad la explosión en el campo jurídico latinoamericano
de reclamos de justicia centrados en el reconocimiento, sumados a los centrados en la
redistribución, que giran alrededor de los derechos sociales”(Rodríguez, 2015, p. 18)

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ambiental en la extracción irresponsable de recursos; o la pérdida de


la diversidad e identidad cultural por un proceso de colonización, inte-
gración y homogenización de la cultura dominante, con la consecuen-
te marginalización de las minorías o incluso su extinción, entre otras
problemáticas complejas.

Las respuestas a estas crisis se han manifestado en la elaboración


de categorías de análisis que posteriormente invaden el campo dis-
cursivo institucional, principalmente en dos discursos relacionados
pero muchas veces divergentes: el discurso político y el discurso
constitucional. El presente trabajo de investigación contrastará di-
chos discursos a partir de la categoría buen vivir, sumak kawsay, y el
modelo de sustentabilidad normativamente previstos como valores y
fines constitucionalmente exigibles, desnudando las tendencias en la
jurisprudencia constitucional ecuatoriana respecto de las actividades
extractivas mineras, concretamente la sentencia de inconstitucionali-
dad de forma de la Ley de Minería (2009). El objetivo es: uno analítico,
que consiste en desplegar un marco conceptual que permita entender
los avances y omisiones en el constitucionalismo latinoamericano que
nace del contraste de estos dos discursos concurrentes respecto de las
actividades mineras; y otro descriptivo, que consiste en documentar
el diseño constitucional y normativo de la actividad minera y los ar-
gumentos del Corte Constitucional del Ecuador respecto del examen
de constitucionalidad de forma y de fondo de la Ley de Minería a la luz
del discurso constitucional, identificando sus tendencias y falacias
argumentativas en relación al vínculo entre el la sustentabilidad y el
buen vivir, sumak kawsay. Consagrado en la constitución

Metodología y diseño

El presente trabajo pretende acercarse a un dilema estructural que


surge del contraste entre el discurso político de órgano recto de la
minería en el Ecuador, y el discurso constitucional del buen vivir, su-
mak kawsay y el modelo de sustentabilidad que ha asumido el texto
normativo formulado en la Carta Magna. Para aquello haré uso de una
metodología hermenéutica que el politólogo Julio Echeverría (2009)

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denomina como la semántica constitucional5; es en el campo dis-


cursivo semántico, donde se verbalizan los valores (ideas axiológicas)
y principios (ideas de justicia), en los que se sustenta la comunidad
política y la convivencia social que se propone constituir y donde se
juega la capacidad vinculante de la Constitución. Este proceso se-
mántico se lo concreta por intermedio de su dimensión interpretativa,
donde los valores y principios constitucionalizados “requieren de una
tarea hermenéutica que sea capaz de aplicarlos a los casos concretos
de forma justificada y razonable, dotándolos de esa manera, de con-
tenidos normativos concretos (…)” (Carbonell;2010;155). El Tribunal
Constitucional Federal Alemán denomina a dicho fenómeno jurídico
de interpretación como efecto de irradiación, es decir, las normas del
ordenamiento se hallan irradiadas o impregnadas en su contenido por
los referidos valores y principios.

En consecuencia, el presente estudio, mediante la selección de un


caso “sustantivamente importante” (Rodríguez Garavito, 2015), pre-
tende analizar si la jurisprudencia constitucional ecuatoriana ha
podido irradiar en el caso concreto, el valor y principio del buen vivir,
sumak kawsay, los derechos de la naturaleza y el modelo de sustenta-
bilidad que formula la Constitución, poniendo de manifiesto, en que
medida la Corte Constitucional realizó un examen de constitucionali-
dad de fondo de la Ley de Minería, y concretó su contenido normativo.
El dilema no es respecto de los objetivos constitucionales que son
compartidos ampliamente en el pacto social aprobado por referendum,
la cuestión que nos debe ocupar y preocupar es ¿cómo hacer realidad
esas promesas que ya tenemos escritas en la Constitución y en los
tratados internacionales de derechos humanos?.

En cuanto a las técnicas y participantes, el proceso de investigación


se inició recabando información sobre el contexto de las actividades
extractivas mineras en el país, primero a través de fuentes académicas
secundarias como planes e informes institucionales y publicaciones
aparecidas en la prensa e internet. Posteriormente se pasó al levanta-
miento de información primaria, tanto bibliográfica, documental y de
campo, para el efecto, se hizo levantamiento y selección de la biblio-
grafía documental y se realizó la visita in situ a dos proyectos mineros
a gran escala (Warintz y Loma Larga) y uno de pequeña minería y
minería artesanal (Ponce Enríquez), en las provincias de Morona San-

5 “La semántica hace referencia a la formulación misma del texto constitucional, y tie-
nen que ver con su coherencia y consistencia interna. La semántica del texto aparece
como campo discursivo que reúne en sí, tanto el sentido de la definición constitucional
como sus derivaciones de tipo organizativo, ambos componentes del cuadro institucio-
nal de la Constitución”. (Echeverría , p. 11 y 12)

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Diego Parra Suárez

tiago y el Azuay, respectivamente, zona de influencia de la presente


investigación.

Durante el desarrollo de la fase de campo se planificó reuniones con


los actores sociales, en las que se aplicó la observación participativa
y se realizó entrevistas no estructuradas y semi-estructuradas de una
hora de duración en promedio con los principales intervinientes de
los conflictos mineros en dichas zonas, entre ellos, funcionarios es-
tatales,6 representantes de las comunidades afectadas y autoridades
comunitarias,7 activistas y miembros de ONG,8 un representante del
sector minero, geología e ingeniería en minas,9 un experto en ecología
y medio ambiente10 y los sociólogos involucrados en los procesos de
sociabilización de los proyectos en marcha.11 Fuimos observadores
participantes en diversos foros sociales y académicos12 y grupos de
discusión respecto de la actividad minera y los conflictos socio-am-
bientales,13 el buen vivir y los derechos humanos,14 analizamos copiosa
información del caso llevado ante la Corte Constitucional del Ecuador,
los planes, informes, y las numerosas publicaciones de organismos
públicos y organizaciones de la sociedad civil.

6 Ing. Jaime Maldonado, Director de la ARCOM; Abg. Gustavo Jara, Subsecretario de


Minas en el Azuay.
7 Parroquia San Gerardo, Cantón San Fernando, Parroquia Victoria del Portete, Cantón
Cuenca, provincia del Azuay, Comunidad Indígena Shuar Warintz, Cantón Limón Lin-
danza, Morona Santiago
8 Dr. Yaku Pérez Guartambel, ECUARUNARI; Dr. Fernando Vega, Ex – asambleísta cons-
tituyente por el Azuay; Lcda. Nidia Solís, Sindicalista AETUC-UC
9 Ing. Patricio Pillajo, Miembro de la Cámara de Minería del Azuay, Colegio de Ingenieros
Geólogos y de Minas del Azuay y Asociación de Ingenieros de Minas del Ecuador.
10 Biólogo Pablo Jara Phd (c). Centro de Estudios Ambientales de la Universidad de Cuen-
ca.
11 Soc. Mónica Iñiguez y Soc. Bernardo Darquea, Sociólogos del la Subsecretaria de Minas
del Azuay.
12 10 de octubre 2013. Entérate Yasuní, Universidad del Azuay. Los expositores fueron
Alberto Acosta y Esperanza Martínez, entre otros; 22 de octubre de 2013. Presentación del Plan
Nacional del Buen Vivir, 2013-2017. SENPLADES. Los expositores fueron Pabel Muñoz,
Paúl Granda y María Caridad Vázquez; 18 de octubre de 2013. Economía alrededor del ITT,
Universidad de Cuenca. Conferencia de Alberto Acosta;
13 Proyecto Pometeo de la Universidad de Cuenca y Red de Investigación en Metodolo-
gías Participativas, Particpación Social y Resolución de Conflictos dirigido por Phd.
Tomás Rodriguez Villasante y Mgst. José Astudillo.
14 29 de noviembre de 2013, Encuentro Participación Social y Buen Vivir. Coordinadora
Ecuatoriana de Organizaciones para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente,
CEDENMA. Los expositores fueron Patricio Carpio, Fernando Carvajal, Carlos Pérez
Guartambel y Salvador Quizhpi, entre otros; 20, 21 y 22 de noviembre de 2014. I
Encuentro Internacional sobre el Buen Vivir, Estado Plurinacional e Interculturalidad
en Latinoamérica, Universidad de Otavalo. Los expositores fueron: Catherine Walsh,
Alberto Acosta, Nina Pacari, Ariruma Kowii, Pablo Dávalos, Roberto Gargarella, Agustín
Grijalva, Ramiro Ávila Santamaría, Pablo Ospina, Arturo Villavicencio, Adriana Rodrí-
guez, Eriberto Gualinga, entre otros.

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Análisis y Resultados

Para efectuar el análisis de la información recopilada se recurrió al


método hermenéutico descrito en líneas precedentes, y se contrasto
el campo discursivo político y constitucional, dentro del contexto de
las actividades extractivas mineras en el Ecuador, para ello, primero
se sistematizó la información bibliográfica y documental, estable-
ciendo las variables o categorías teóricas y constitucionales, para
luego comparar dichas categorías y las relaciones entre ellas, con los
argumentos esgrimidos en la sentencia emitida por la Corte Consti-
tucional del Ecuador dentro de la demanda de inconstitucionalidad
de fondo y de forma de la Ley de Minería, buscando la tendencia
asumida por el máximo interprete constitucional y el modelo de sus-
tentabilidad que desarrolla su jurisprudencia.
En el desarrollo de la investigación bibliográfica, se tornó necesario
contextualizar el problema jurídico de investigación, con los conflic-
tos sociales y ambientales en desarrollo en la Provincia del Azuay
y Morona Santiago, por lo que se realizó visitas in situ a proyectos
estratégicos de explotación minera en diferentes escalas y en dife-
rentes etapas (Exploración, Explotación, Beneficio), para observar
la realidad de las actividades mineras en el territorio, mediante la
interacción con los actores sociales, utilizando entrevistas no estruc-
turadas y semi-estructuradas, la recolección de imágenes y la partici-
pación en las asambleas, para identificar los intereses, pretensiones
y valores en pugna, y tener una visión más clara de los diferentes
argumentos surgidos de los discursos. Los intereses, pretensiones y
valores que se formulan en los argumentos del discurso son impor-
tantes en el campo hermenéutico, al momento de hacer un mapa del
conflicto y establecer el contenido esencial de los derechos con el
fin de resolver antinomias normativas en el campo constitucional.
La información obtenida de las visitas, la observación participante
y las entrevistas nos permiten visualizar y evidenciar, no solo los
intereses, pretensiones y valores, sino también contradicciones, in-
consistencias, y con ello omisiones en el cumplimiento de los fines y
valores constitucionales normativamente previstos.
Los resultados obtenidos de esta investigación se ubican dentro de
la tradición de estudios sobre la eficacia simbólica y normativa de las
normas constitucionales, concretamente de los fines y valores cons-
titucionales del buen vivir, sumak kawsay y el modelo de sustentabili-
dad asumido en la carta política, que parte del análisis de los efectos
de las intervenciones de los tribunales en cuestiones estructurales,

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Diego Parra Suárez

en un caso concreto y de aplicación de los derechos de las minorías


culturales y de la naturaleza.

Discusión

1. La sustentabilidad y el buen vivir, sumak kawsay en el


discurso político y constitucional: ¿Un nuevo diseño de
sostenibilidad?

Tanto el discurso político como el discurso constitucional se han


hecho eco de categorías jurídicas de las cuales se deriva un dilema
civilizatorio de la política global que se traslada al debate nacional. Es
así que, la incorporación de estas categorías al debate nacional se ha
desarrollado a partir de varios instrumentos internacionales promovi-
dos por los movimientos ambientalistas y que parten de una crítica a
la sociedad tecnológica e industrial (tanto capitalista como socialista).

En efecto, tanto el discurso político como el discurso constitucional


coinciden en partir del discurso eco-tecnocrático de sostenibilidad -
sustentabilidad,15 términos que fueron incorporados a los discursos
oficiales, pero sin un contenido específico. Al carecer de un conte-
nido, su incorporación tuvo una débil repercusión desde el punto de
vista normativo pues los múltiples problemas sociales, ambientales y
culturales, se presentan como susceptibles de ser solucionados por la
extensión de la ciencia convencional, la tecnología industrial y las es-
tructuras democráticas; sin embargo, la realidad fáctica y las múltiples
evidencias del cambio climático, han demostrado que estas categorías
juegan un papel limitado en la resolución de estos problemas de la
humanidad (Giraldo y otros, 2011).

Los términos sustentabilidad-sostenibilidad tuvieron como precursor


el concepto de ecodesarrollo, propuesto por Maurice Strong ante
el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNU-
MA, y que en la década de los 70 estuvo en el centro de los debates
de la Conferencia de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano

15 Tratados como sinónimos para efectos de este trabajo investigativo, “Su raíz latina
proviene de sustinere que significa <<sostener, mantener, sustentar>>, aunque la
influencia del vocabolo inglés sustainable añade a estos significados otros como <<so-
portar y tolerar>>, de ahí que se haya impuesto el epiteto de <<sostenible>>, en lugar
de <<sustentable>> .”(Luffiego y Rabadán, 2000, p. 474).

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(1972),16 así como en la Estrategia Mundial para la conservación de la


Naturaleza de la UICN (1980), que fuera complementado por los tra-
bajos de Sachs (1991), que ya apuntaban hacia objetivos sociales de
distribución de la riqueza, la aceptación de limitaciones ecológicas al
crecimiento para alcanzar una solidaridad diacrónica, y a la búsqueda
de un sistema económico más eficiente (Luffiego y Rabadán, 2000).

El objetivo de esta categoría, fue integrar la variable ambiental a las


estrategias de desarrollo capitalista buscando una mayor eficiencia
del mismo; para Koldo Unceta el desarrollo al final “es una cons-
trucción intelectual destinada a justificar y promover la expansión
de un modelo y unos valores – los occidentales – como necesario
revulsivo para superar el supuesto atraso de las sociedades carac-
terizadas por otra referencias culturales y otras formas de organiza-
ción social y de relación con la naturaleza” (2011; p. 67).

Las consecuencias de la institucionalización de los términos sustenta-


bilidad-sostenibilidad en el campo internacional vinculado a un deter-
minado modelo de desarrollo, llevaron a su constitucionalización en
los ordenamientos jurídicos nacionales; en efecto, dicho término tuvo
repercusión en la Constitución de 1998, donde se consagró la idea de
desarrollo sustentable17, siendo replicado en la Constitución de 2008
en varias partes del texto, con una particularidad innovadora, esta
categoría que incorpora la variable ambiental a la Constitución, ahora
aparece vinculada a las ideas de Pachamama, derechos de la naturale-
za y buen vivir, sumak kawsay18. Esta vinculación no es nada fortuita,

16 A partir de esta Conferencia, tiene lugar un proceso aún incipiente de institucionaliza-


ción de la gestión ambiental o de cambios donde ella existe. No obstante, este proceso
propicia significativas modificaciones en los sistemas jurídicos, en la administración
pública y en la adopción de políticas públicas ambientales. (Nárváez, 2011)
17 “Art. 86.- El Estado protegerá el derecho de la población a vivir en un medio ambiente
sano y ecológicamente equilibrado, que garantice un desarrollo sustentable. Velará
para que este derecho no sea afectado y garantizará la preservación de la naturaleza. //
Se declaran de interés público y se regularán conforme a la ley: 1. La preservación del
medio ambiente, la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y la integridad
del patrimonio genético del país. 2. La prevención de la contaminación ambiental, la re-
cuperación de los espacios naturales degradados, el manejo sustentable de los recursos
naturales y los requisitos que para estos fines deberán cumplir las actividades públicas
y privadas. 3. El establecimiento de un sistema nacional de áreas naturales protegidas,
que garantice la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de los servicios
ecológicos, de conformidad con los convenios y tratados internacionales.” Constitu-
ción de la República del Ecuador, 1998.
18 “Art. 3.- Son deberes primordiales del Estado: 3.- Planificar el desarrollo nacional, erra-
dicar la pobreza, promover el desarrollo sustentable y la distribución equitativa de los
recursos y la riqueza, para acceder al buen vivir”. Constitución Política de la República
del Ecuador, 2008. En igual sentido el Art. 14, 22, 27, 31

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Diego Parra Suárez

esta presente tanto en el preámbulo constitucional como en Art. 3.5,


14, 32, 74, 86.6.7, 275, 277.1, 283, 395 de la Constitución, y obedece
a una reformulación de la categoría de sustentabilidad-sostenibilidad
fruto de un debate teórico que hizo de éste, un concepto amplio y
ambiguo en la práctica.

En efecto, en el desarrollo teórico de esta categoría se fueron forjando


dos posiciones o perspectivas paradigmáticas. En un primer momen-
to, estas dos modelos paradigmáticos coinciden en un denominador
común basado en el discurso de reconocimiento de los límites ecoló-
gicos a la expansión económica - los que se dice, pueden ser maneja-
dos social y tecnológicamente para la satisfacción de las necesidades
materiales para el Desarrollo Humano (Gudynas, 2011) - pero en un
segundo momento, difieren en la concepción de medio ambiente (na-
turaleza) y su relación con el medio social, económico y cultural (ser
humano).

En efecto y en primer lugar, podemos observar una perspectiva


denominada de sustentabilidad débil, en la que subyace una visión
antropocéntrica que opera en base a la dicotomía entre ser humano
y la naturaleza. Para esta postura, el ser humano tiene derechos de
control y posesión sobre la naturaleza, especialmente a través de
la ciencia moderna y la tecnología. Para Antonio Carlos Diegués
(2000), en esta postura la naturaleza no tiene valor en sí, sino que se
constituye en una reserva de recursos naturales a ser explotados por
el ser humano; es decir, se concibe al medio ambiente, como objeto
y medio para la satisfacción de necesidades humanas, y al sistema
socio-económico, como un sistema aislado de su entorno natural
impulsado por las fuerzas productivas, por lo tanto, el crecimiento
económico y tecnológico, viene a ser la garantía de la reversibilidad
y restauración de los procesos naturales. En esta postura de carác-
ter antisistémico, se supedita la conservación de la naturaleza a
dicho crecimiento y al progresivo avance tecnológico, es decir, no
ve ningún tipo de incompatibilidad entre desarrollo y conservación
del capital natural19; el discurso político de esta postura promueve
procesos extractivos bajo el principio de destrucción productiva, que
termina siendo el argumento retórico que justifica prácticas sociales

19 En este sentido, el ex - Presidente de la República, Econ. Rafael Correa, en una Cadena


Radial, haciendo alusión a la explotación minera ha sostenido que “…todo el mundo
está en contra de la destrucción de la naturaleza, pero si de eso depende nuestro de-
sarrollo… se explotará”, afirma que la minería se realizará con tecnología de punta, con
altos estándares “como en Canadá que es un país desarrollado”. (Chicaiza, 2010, p. 3)

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acordes con la economía global, que reproducen la constante expan-


siva del sistema económico de acumulación y consumo de recursos
no renovables.20

En segundo término, podemos observar una perspectiva denominada


de sostenibilidad fuerte, que reconoce, igual que la primera postura,
la importancia de las soluciones técnicas y de la valoración económi-
ca del capital natural, pero advierte que son necesarios otros compo-
nentes para lograr la sustentabilidad (Gudynas, 2011). Para Antonio
Carlos Diegues, en esta postura subyace una visión biocéntrica o eco-
céntrica que pretende ver al mundo en su totalidad y al ser humano
inserto en el medio natural, este último tiene un valor en sí mismo,
independientemente de la utilidad que pueda tener para los seres
humanos (2000); es decir, esta postura concibe el medio ambiente
con un carácter sistémico y global, postulando la viabilidad del siste-
ma económico y la diversidad cultural en relación con el ecosistema,
teniendo en cuenta que el primero es dependiente de este último y
no al revés, lo que corrobora que las capacidades del sistema se ven
limitadas tanto por el desarrollo tecnológico e institucional como
por los ecosistemas. Por lo tanto, la interacción consiste en una per-
manente co-adaptación entre estos sistemas dinámicos, la viabilidad
de esta interacción depende del mantenimiento de los procesos del
ecosistema (Luffiego y Rabadán, 2000), de modo que en esta corrien-
te se acepta la idea de preservar o conservar al menos una parte del
capital natural, al mismo tiempo que se produce cierto desarrollo
socio-económico.

En estas perspectivas de sustentabilidad débil y fuerte es en donde


el discurso político y el discurso constitucional empiezan a divergir,
aunque dichas posturas no son opuestas entre sí y en la realidad una
contiene a la otra. La divergencia radica en que el discurso político
parece asumir la primera postura que defiende la posibilidad de la
extracción de recursos ambientalmente responsable y manejable
con soluciones técnicas y tecnológicas, mientras que el discurso
constitucional asume la segunda perspectiva llevada más allá de su

20 Desde esta perspectiva no queda otra opción, que extraer los recursos con los que
se pretende crear las bases materiales que permitan a los países subdesarrollados y
periféricos, invertir la tendencia hacia el deterioro del medio natural, proponiendo
soluciones técnicas para los problemas socio-ambientales, aunque en último término,
el referido crecimiento de la frontera extractiva y civilizatoria venga acompañado de
profundas desigualdades, la ocupación de territorios indígenas, desplazamiento, mi-
gración, formas simuladas de neocolonialismo y una huella ecológica desproporcionada
entre los países centrales y periféricos, que pone en riesgo el bienestar de las futuras
generaciones de forma inevitable y por sobre todo, de los sectores más vulnerables de
la sociedad, de aquellos que están al margen del Estado y del Mercado

126
Diego Parra Suárez

formulación normativa, pues como hemos evidenciado, el término


sustentabilidad o desarrollo sustentable- va a ser enriquecido en el
texto constitucional con dos innovaciones importantes: por un lado,
se reconocen los derechos de la naturaleza otorgándole personería
jurídica a la Pachamama, es decir, es concebida como un ente no
humano sujeto de derechos; y por otro, vinculado a la idea de buen
vivir, sumak kawsay, como una exigencia ética de convivencia y fin
meta-político de la sociedad.

Esto constituye un rasgo particular del nuevo constitucionalismo an-


dino, tomando las categorías de Ramiro Ávila, en el sentido de que el
discurso ecologista del constitucionalismo tradicional o ecologismo
jurídico,21 que defiende el medio ambiente como un derecho humano
o bien jurídico con repercusión social y económica, da un salto discur-
sivo hacia una dimensión cultural e institucional que incorpora a la
naturaleza como sujeto de derechos, lo que ha venido a llamarse como
ecologismo constitucional (Zaffaroni, 2011); esta forma de ecologismo
está basado en obligaciones éticas de acción y de relación, que no
niegan la utilización y la satisfacción de necesidades vitales, pero que
requieren de una interacción que respete la existencia, mantenimiento
y regeneración del ecosistema que incluye la reproducción equilibrada
de la diversidad biológica y cultural.

Si bien las categorías buen vivir, sumak kawsay y sustentabilidad


son antagónicos en su origen y fundamento iusfilosófico, parecen
converger en el discurso constitucional con una ruptura discursiva,
apuntando a un modelo alternativo de desarrollo sustentable para la
reproducción de la vida humana y natural. La visión de la ecología
ambientalista del ecodesarrollo es insuficiente y no logra contener la
depredación ecológica y los impactos en la diversidad cultural, mien-
tras que el modelo de sustentabilidad fuerte parece abrir el camino a
una ecología profunda o deep ecology22, que propone ver la naturaleza
como un espacio físico viviente, sustento de la vida, con un carácter
limitado y no como un recurso natural inagotable, por lo tanto, sujeto
21 “El ecologismo jurídico en general reconoce al medio ambiente la condición de bien
jurídico y como tal, lo asocia a lo humano por la vía de los bienes colectivos o bien de
los derechos humanos, no faltando autores que dan por presupuesto que se vincula a la
protección de la vida humana… la propia tutela constitucional del medio ambiente se-
guia claramente la tradición de considerarlo un derecho humano… Pede decirse, pues,
que el ecologismo jurídico es en realidad un ambientalismo jurídico, donde campea la
idea de que el medio ambiente sano es un derecho del humano” (Zaffaroni, 2011, p.25)
22 “El reconocimiento de los derechos de la Naturaleza, se acerca en especial a un con-
junto en particular dentro de la sustentabilidad super-fuerte conocida como ecología
profunda. Es una postura promovida por el filosofo noruego Arne Naess y que tuvo su
apogeo en la decada de 1980. Más allá de este hecho, la formulación ecuatoriana se
creó en buena medida en forma independiente” (Gudynas; 2011; p. 91)

127 Revista IURIS, No. 16


Volumen No 2, Bianual, 2017
EL DILEMA DE LA ACTIVIDAD MINERA Y EL BUEN VIVIR, SUMAK KAWSAY EN LA CONSTITUCIÓN
DEL ECUADOR ¿EXISTE INCONSTITUCIONALIDAD DE FONDO DE LA LEY DE MINERÍA?

y objeto de derechos (Zaffaroni, 2011, p. 27). Con estas innovaciones


se pretende no solo asumir un modelo alternativo de desarrollo sus-
tentable, sino también ampliar el concepto de dignidad humana y sus
posibilidades de reproducción, basadas en una ética originaria que
aumenta la capacidad de diálogo, mediante relaciones de cooperación
y equilibrio, donde la naturaleza juega un papel en la cultura. Esta
tendencia en la campo antropológico ha venido a llamarse como ecolo-
gía cultural.

Los valores que contienen estas nociones pueden ser esquematiza-


das partiendo de la convergencia discursiva y el horizonte axiológico
de convivencia que se plantea en su diseño institucional; desde su
Preámbulo la Constitución se propone una convivencia ciudadana
en diversidad y armonía con la naturaleza, es decir, una convivencia
que conlleve relaciones asimétricas y un equilibrio integral entre
los distintos elementos que la componen: cultura, medio ambiente,
sociedad y desarrollo económico. Esta aspiración parte de un núcleo
ético y de justicia de carácter relacional y holístico cuya base es la
dignidad humana en su dimensión individual y colectiva, donde los
derechos de libertad como los derechos sociales, colectivos y de la
naturaleza requieren una interpretación integral23 que promueva
condiciones de vida y convivencia óptimos e intergeneracionales.24

Se han utilizado múltiples formulas y gran variedad de esquemas axio-


lógicos a lo largo de la historia del constitucionalismo. Todos estos
criterios poseen un rasgo común: la propia capacidad humana para
estimar, su aptitud para captar valores, o como dice Miguel Carbonell,
la capacidad de darle sentido y significado a nuestra existencia indi-
vidual y social (2014); esto solo es posible a través de los valores, que
pueden ser de muy variada índole (paz, seguridad, igualdad, libertad,

23 El Art. 11 numeral 6 de la Constitución Política del Ecuador establece como principio


de aplicación, la homologación de los derechos consagrados en su texto al disponer
que “Todos los principios y los derechos son inalianables, irrenunciables, indivisibles,
interdependientes y de igual jerarquía”
24 El establecimiento de valores en los ordenamientos jurídicos no surge ex novo, pode-
mos encontrar su origen con el desarrollo y evolución del constitucionalismo, a partir
del cual, los cuerpos normativos han ido introduciendo paulatinamente los valores del
liberalismo y del estado social europeo propios de las democracias occidentales.

128
Diego Parra Suárez

orden, buen vivir, etc.).25 Cuando se formula el buen vivir, sumak kaw-
say, vinculado al desarrollo sustentable se esta formulado un esquema
de ética y justicia que asume un sistema de valores determinado. La
aplicación de soluciones extraídas de la ética ancestral al terreno de
los conflictos jurídicos, políticos y socio – ambientales nos demues-
tran que la referencia a los valores es necesaria e imprescindible. Al
respecto, el profesor R. Alexy, citado por Portela, afirma en este sen-
tido que “…todos los problemas de aplicación de derecho pueden ser
formuladas como decisiones entre alternativas valorativas”.(Alexy,
2003, p.15)

En el contexto de las actividades extractivas, las tensiones y conflic-


tos que de ellas resulta, ha puesto en evidencia la confrontación de
opciones valorativas en dos esquemas de ética y justicia, uno propio
del sistema de globalización capitalista, y otro que expresa una alter-
nativa al desarrollo, que a la vez, es incompatible con el actual sistema
económico global. En efecto, la novedad y ruptura en nuestra Carta
Magna surge cuando la categoría buen vivir, sumak, kawsay asume un
modelo de sustentabilidad fuerte, no desde los valores forjados por el
eco-desarrollo o el conservadurismo, sino desde valores que no nacen
del seno de las sociedades liberales, y por el contrario, son producto
de prácticas sociales, comunitarias y ancestrales radicalmente opues-
tas al marco de la sociedad capitalista.

En consecuencia, uno de los resultados concretos de la introducción del


buen vivir, sumak kawsay en el texto constitucional, es la construcción de
una nueva versión del concepto de sustentabilidad que tiene un carácter
integral, dinámico y complejo, y que se plasma como un instrumento de
adaptación racional al entorno natural, bajo principios venidos desde el
horizonte axiológico andino: relacionalidad, reciprocidad, complemen-
tariedad y correspondencia (Ávila; 2011; 2015). Esta nueva perspectiva
supera la visión de sostenibilidad fuerte, de matriz desarrollista y eu-
ro-centrista, que se centra en la viabilidad de la interacción entre el sis-
tema económico y el ecosistema, ampliándolo a la interacción de estos
sistemas con el sistema ecológico, socio-cultural y político, por lo tanto,
vinculado a una tercera perspectiva de sustentabilidad que podemos

25 En efecto, son los valores lo que nos distingue del resto de especies, lo que le da al
ser humano una dimensión única. Esta captación valórica supone además, la plena
capacidad de tender a esos mismos valores que, una vez descubiertos, se imponen
como un fin propio de la vida humana misma. Lo que una acción colectiva presupone
es una intención colectiva, lo que parece implicar la necesidad de valores, principios y
fines compartidos en un pacto político, puesto que sin ellos no puede haber tal inten-
ción colectiva. Una vez que el valor del buen vivir, sumak kawsay es introducido en el
ordenamiento jurídico, estamos hablando de un valor jurídico propiamente dicho, y el
esquema de derechos y principios constituyen su concreción o traducción normativa.

129 Revista IURIS, No. 16


Volumen No 2, Bianual, 2017
EL DILEMA DE LA ACTIVIDAD MINERA Y EL BUEN VIVIR, SUMAK KAWSAY EN LA CONSTITUCIÓN
DEL ECUADOR ¿EXISTE INCONSTITUCIONALIDAD DE FONDO DE LA LEY DE MINERÍA?

denominar como súper fuerte o reforzada; de esta manera, esta procla-


ma constitucional y fin meta-político, pretende provocar una ruptura
discursiva en el modelo de desarrollo hegemónico, en el sentido de que
posibilita imaginarnos un modelo alternativo y horizonte de valores que
privilegia la plena vigencia de derechos, la satisfacción de necesidades
humanas, la diversidad cultural y natural, y no únicamente se limita a
preservar ”la capacidad de carga del ecosistema para seguir siendo fuente
de recursos y sumidero de residuos” (Luffiego y Rabadán; 2000; 479).

Esta ruptura discursiva en el nuevo diseño de sustentabilidad basado


en el valor buen vivir, sumak kawsay tiene repercusiones en el tipo de
razonamiento ético que sustenta el discurso práctico, pues refuerza
un carácter contra-hegemónico que tiende a la trasformación del ra-
zonamiento moral consecuencialista de carácter utilitario, propio de
las sociedades euro-centristas occidentales, tanto capitalistas como
socialistas, basados en la denominada ética de la banda de ladrones26
y la ética funcional27, respectivamente. En efecto:

“Por detrás de esas posturas utilitaristas, se encuentran


las perspectivas convencionales que son antropocéntri-
cas, en el sentido que la determinación de los valores y
la utilidad siempre se hace en función del ser humano,
y la naturaleza es un conjunto de objetos que deben ser
aprovechados. Se generan expectativas de rentabilidad,
la valoración económica toma el mando, y casi todas las
estrategias son insostenibles; cuando logra aparecer el
desarrollo sostenible solo puede hacerlo desde una pos-
tura débil” (Gudynas; 2011; p. 89)

Por el contrario, el constitucionalismo intercultural andino - ama-


zónico promueve un tipo de razonamiento moral categórico basado

26 “Este modelo ético es tan antiguo como occidente. Se hace presente ya en La república
de Platón, como recurso de fundamentación de la necesidad de la justicia para la
supervivencia de toda la sociedad. En la línea de su argumentación intenta mostrar que
hasta una banda de ladrones para subsistir, debe respetar normas básicas como no ma-
tarse y no robarse entre si, y respetar los acuerdos (las mismas tres normas básicas de
lo que el llama justicia (A. Smith) y Hayek moral de mercado)” (Gutierrez; 2002; p. 46)
27 “La etica funcional determina todo el campo de relaciones entre los seres humanos…
Bajo su canon se reproducen las relaciones de dominio, los espacios de reconocimiento
entre personas, las relaciones de inclusión y de exclusión y los ámbitos de libertad de
los sujetos. La definimos como ética por que es producto humano, norma de acción
humana y, aunque no lo parezca, podemos decidir sobre ella…” (Gutierrez, 2002; p. 44)

130
Diego Parra Suárez

en derechos, que pone por delante la plena vigencia de éstos en


igualdad de jerarquía (incluidos los de la naturaleza), que funcionan
como imperativos de interpretación, cuyas consecuencias tienden a
maximizar valores más allá del interés de las mayorías, buscando de
esta manera, estructuras institucionales más acordes con las necesi-
dades humanas y las posibilidades del medio natural para sostener-
las. “Esta postura se conoce como biocentrismo, donde la vida tanto
humana como no humana, es un valor en si mismo” (89). La novedad
más interesante que evidencia la superación de la perspectiva de
sustentabilidad fuerte es justamente la introducción de categorías
que promueven otra ética y otros valores, cuya base material la en-
contramos en el lenguaje, cultura y las prácticas sociales de los pue-
blos originarios28, lo que coloca a la propuesta dentro del ámbito de
la sustentabilidad súper fuerte29, y por lo tanto dentro de una cuarta
generación de derechos reforzada con elementos axiológicos para su
interpretación.

Sin embargo, y muy a pesar del diseño adoptado por nuestra Cons-
titución, la realidad fáctica constatada en la observación de campo y
las entrevistas realizadas, desnuda un escenario muy poco alentador
para la transformación y la emancipación ecosistémica a través de las
acciones del Estado, la política real hace uso de un discurso político
instrumentalizando el discurso constituyente del buen vivir, sumak
kawsay30 como carente de un horizonte axiológico, para justificar y
legitimar una política pública que pretende la rápida extracción de
los recursos no renovables en los próximos 25 años (corto plazo), a
través de 5 proyectos estratégicos de minería a gran escala31 y otros
10 proyectos de exploración y explotación promovidos por la Em-

28 “No se trata de una incorporación antojadiza y simbólica, de una ocurrencia vernácula,


sino de una definición que emerge de la cultura tradicional del pueblo esencial a la idea
moderna de constitución… una constitución auténticamente andina – una expresión
cultural – no puede menos que aportar su cultura a los más acuciantes problemas de la
humanidad” (Zaffaroni, 56)
29 “Es el reconocimiento de los derechos de la Naturaleza y Pachamama, y el derecho a
su restauración, las que colocan a la propuesta ecuatoriana dentro de la sustentabili-
dad super fuerte. Es que aquí se expresa sin dudas una postura biocéntrica, donde la
naturaleza tienen valores intrínsecos, junto a valoraciones humanas que son múltiples,
ecológica, estética, religiosa, económica, etc” (Gudynas, 90)
30 Evidencia de aquello es la llamada “Minería para el Buen Vivir”, anuncio publicitario de
la Página Web de la Empresa Nacional de Mineria ENAMI, http://www.enamiep.gob.ec/
es/, Consulta 22 de nioviembre de 2014.
31 “Fruta del Norte, Kinross Aurelian; Mirador ECSA, /Zamora Chinchipe); San Carlos Pa-
nantza, ECSA (Morona Santiago); Quimsacocha, (Lomalarga) I AM GOLD; y Río Blanco
IMC (Azuay), con un importante potencial en oro, cobre y plata.” (PLAN NACIONAL DE
DESARROLLO DEL SECTOR MINERO; 2011 – 2015; p. 9).

131 Revista IURIS, No. 16


Volumen No 2, Bianual, 2017
EL DILEMA DE LA ACTIVIDAD MINERA Y EL BUEN VIVIR, SUMAK KAWSAY EN LA CONSTITUCIÓN
DEL ECUADOR ¿EXISTE INCONSTITUCIONALIDAD DE FONDO DE LA LEY DE MINERÍA?

presa Nacional de Minería ENAMI32, con los cuales se espera obtener


abundantes recursos económicos tanto en el ámbito privado como
público.33 Las iniciativas extractivas buscan generar riqueza para aten-
der (se dice) reclamos de reconocimiento y redistribución de ingresos,
realizar políticas sociales e infraestructuras esenciales para el desarro-
llo humano, el cambio de la matriz productiva y el paso a una sociedad
de conocimiento. (Plan Nacional de Desarrollo del Sector Minero 2016
– 2020)¿Pero es realmente dicho discurso político coherente y compa-
tible con el discurso constitucional del buen vivir, sumak kawsay y los
derechos de la naturaleza, previstos en el diseño constitucional?¿pue-
de esta formulación del discurso jurídico constitucional proclamada
como buen vivir, sumak kawsay, inmersa en un intenso proyecto de
globalización capitalista, transformar la perspectiva de sustentabilidad
hegemónica?

Esa cuestión nos conduce de forma inequívoca a intentar develar


la capacidad que posee el diseño constitucional para concretar sus
postulados axiológicos a través de la jurisprudencia, para lo cual nos
vemos obligados a determinar los valores que nos permita una apro-
ximación jusfilosófica y constitucional a la normativa que regula la
industria extractiva minera (Ley de Minería), y determinar si su con-
tenido se ajusta al referido esquema discursivo, esto, con la finalidad
hacer un diagnóstico constitucional de sus instituciones, evaluando
en lo posible, su capacidad de cumplir los objetivos y fines que se pro-
pone.

Interpretar la Constitución, el buen vivir, sumak kawsay, los derechos


de la naturaleza y el modelo de sustentabilidad en la nuevo era del
constitucionalismo integral, exige que los operadores jurídicos asu-
man un horizonte axiológico y teleológico dentro del marco constitu-

32 Proyecto Lllurimagua (Imbabura); Tola Norte (Esmeraldas); Tilimbela (Bolívar); El Tor-


neado (Bolívar); Pacto (Pichincha); Huambuno (Napo); La Bonita (Sucubios); Isimanchi
(Zamora Chinchipe); Río Conguime (Zamora Chinchipe); Río Santiago (Esmeraldas).
http://www.enamiep.gob.ec/es/Proyectos/. Página Web, Consulta 4 de diciembre de
2014.
33 Según el Plan de Desarrollo del Sector Minero, en base a la información de la Cámara
de Minería, los depósitos minerales metálicos y su equivalencia económica, calculan
recursos y reservas valoradas en $ 202’758.468.569 de dólares a Octubre de 2010.
(PLAN NACIONAL DE DESARROLLO DEL SECTOR MINERO 2011 - 2015, p. 46 – 47).
“Los ingresos generados por el sector minero para el Estado han mantenido una cons-
tante de crecimiento de USD 27,25 millones en el 2008 a USD 145,35 millones en el
2014 (…) Se estima un incremento de USD 149,44 millones en 2015 a 767,98 millones
para el 2025, en los ingresos proyectados por el Estado efecto del impacto que tendrían
los proyectos estratégicos en el país. En cuanto a la exportaciones mineras se espera
un incremento de USD 3814 millones para el 2025”. (PLAN NACIONAL DE DESARRO-
LLO DEL SECTOR MINERO 2016 – 2020, p. 47 - 48)

132
Diego Parra Suárez

cional, para evitar el reduccionismo estéril de enmarcar las actividades


extractivas a la satisfacción de los derechos sociales del buen vivir de
manera aislada. Tomar los derechos en serio significa también tomar
los valores y fines constitucionales en serio, significa abandonar in-
terpretaciones unidimensionales y asumir interpretaciones sistémicas
e integrales, que dialoguen con la realidad y los actores, realizando
al mismo tiempo, tanto los derechos de libertad como los derechos
colectivos y de la naturaleza sustantivamente determinados; los de-
rechos, los principios, los valores constitucionales son interdepen-
dientes y de igual jerarquía, se desarrollan de manera progresiva, no
es posible pasos hacia atrás en el desarrollo normativo, los operadores
jurídicos no pueden supeditar derechos, principios y valores constitu-
cionales al interés nacional de las mayorías sin romper los imperativos
categóricos citados, pues una interpretación plausible es aquella que
se enmarca en un referencial axiológico fijado por la Constitución,
para guardar esa coherencia semántica no cabe lógicamente, una in-
terpretación con un determinado carácter antropocéntrico, en el cual
la naturaleza es asumida como un conjunto de bienes susceptibles de
dominio humano en función de intereses económicos nacionales y
transnacionales, tanto públicos como privados, donde sus elementos
son elevados a la categoría de recursos, y no de valores en si.

“…en derecho se requiere la presencia de la naturaleza como


parte en los conflictos que debe solucionar, porque de lo
contrario, en la mayoría de los casos las normas legales no
serán debidamente formuladas ni aplicadas por falta de
identificación y representación de la víctima de las agresio-
nes y amenazas ecológicas” (Narváez, 2011; 184).

Muy a pesar de que nuestra Constitución asume un modelo axiológico


bio-céntrico basado en un nuevo enfoque respecto de la relación del
ser humano con la naturaleza, que responde a un discurso de susten-
tabilidad súper fuerte, éste atraviesa un punto de inflexión crucial,
que desnuda antinomias jurídicas en el sentido de que los poderes
constituidos no hacen uso de este marco axiológico y aplican las nor-
mas Constitucionales de manera aislada, de ahí que al mismo tiempo
que se plantea nuevos valores constitucionales, a la vez plantea la
posibilidad de la extracción de dichos recursos mediante resoluciones
motivadas (Art. 398 CP) o peticiones fundamentadas para la declarato-
ria de interés nacional (Art. 407 CP), lo que nos coloca ante una dico-
tomía entre desarrollo humano y desarrollo sustentable ¿Cómo lograr

133 Revista IURIS, No. 16


Volumen No 2, Bianual, 2017
EL DILEMA DE LA ACTIVIDAD MINERA Y EL BUEN VIVIR, SUMAK KAWSAY EN LA CONSTITUCIÓN
DEL ECUADOR ¿EXISTE INCONSTITUCIONALIDAD DE FONDO DE LA LEY DE MINERÍA?

el desarrollo sustentable sin ir en contra del medio natural?¿Cómo


armonizar la justicia social y la sostenibilidad ambiental? ¿El interés
nacional y la motivación deben ajustarse al buen vivir, sumak kawsay,
sus principios y valores?

2. La actividad minera y el control de constitucionalidad de


forma de la Ley de Minería34

Una vez desplegado el marco conceptual podemos observar no solo


avances discursivos en el constitucionalismo ecuatoriano, sino tam-
bién contrastes y dilemas que surgen respecto de la actividad minera
y las actividades extractivas en general. Dichas categorías se desplie-
gan en el diseño constitucional y normativo, no así en el plano juris-
prudencial, por lo que es preciso documentar y evaluar el examen de
constitucionalidad realizado por la Corte Constitucional del Ecuador a
la Ley de Minería,35 con el fin de establecer en que medida, el examen
de constitucionalidad realizado, profundizó en una cuestión sustan-
tiva o de fondo respecto de los valores y principios del Constitución,
para resolver un dilema entre opciones valorativas. El caso histórico y
paradigmático será sometido a un estudio sobre la eficacia simbólica
y normativa observando si la intervención del tribunal se enmarca en
el horizonte axiológico trazado por el buen vivir, sumak kawsay, los
derechos de la naturaleza y el modelo de sustentabilidad que propone,
tomando en cuenta su contenido, exigibilidad y remedios.

34 Para la Asamblea Nacional la aprobación de la nueva Ley de Minería pasó a constituir un


elemento central en los esfuerzos por promocionar un discurso centrado en una nueva
cultura minera ética, con responsabilidad social y ambiental, que facilite la actividad
minera como forma de obtener recursos necesarios para la satisfacción de necesidades
colectivas y la realización de los fines constitucionales consagrados en la parte dogmáti-
ca de la Constitución, sin embargo, ¿hasta qué punto dicho la Le Ley de Minería se ajusta
a los postulados de la Constitución Política y más aún, ante los impactos negativos de
carácter social y ambiental que la realidad fáctica nos evidencia de la actividad minera?
35 La Corte Constitucional del Ecuador se limitó a realizar un examen de constitucionalidad
de forma de varios artículos de la mentada Ley de Minería en Sentencia 001-10-SIN-
CC de 18 de marzo de 2010 (R.O. Suplemento No. 176 de 21 de abril de 2010), ante la
impugnación de inconstitucionalidad promovidas por la CONAIE, la Junta Comunitaria
de Aguas del Portete y los Sistemas Comunitarios del Sistema de Aguas del Azuay,
que argumentaron la inconstitucionalidad de forma por la falta de consulta pre-legis-
lativa normativa, y la inconstitucionalidad de fondo por la vulneración del derecho a
la igualdad, los derechos colectivos de las comunidades indígenas, especialmente el
derecho a la posesión y propiedad de las tierras comunitarias, a la consulta previa para la
prospección, explotación, y demás etapas de la actividad minera, el derecho a conservar
y promover prácticas de manejo de la biodiversidad, el derecho a no ser desplazados, el
derecho a recibir beneficios de los recursos, el derecho a adoptar medidas de precaución
y salvaguarda, y los derechos del agua y la naturaleza.

134
Diego Parra Suárez

En este contexto específico podemos evaluar el nivel de intervención


judicial recurriendo a la útil distinción de Tushnet (2009) entre el con-
tenido de los derechos reconocidos por la Corte Constitucional y las
medidas ordenadas para hacer efectiva estos derechos. Por un lado,
los Tribunales Constitucionales adoptan interpretaciones fuertes o
débiles del contenido de derechos. Un contenido de “derechos fuertes”
reconocería la exigibilidad judicial del buen vivir, sumak kawsay, los
derechos de las minorías culturales y los derechos de la naturaleza, a
la par de los derechos civiles y políticos. En cambio, un tribunal que
adopta un enfoque de “derechos débiles” tiende a negar esa exigibi-
lidad judicial. En un punto medio tenemos a los Tribunales que la
aceptan, pero la someten a considerables restricciones procesales o
sustantivas. Por consiguiente, añadimos una categoría intermedia, la
del enfoque de “derechos moderados” que es la que asumió la Corte
Constitucional del Ecuador, pues si bien reconoce los avances en los
derechos colectivos de las minorías culturales y los derechos de la
naturaleza (no menciona el buen vivir, sumak kawsay), los restringe a
consideraciones de naturaleza procesal (el proceso de consulta previa
pre-legislativa) y de naturaleza contractual (la aplicación de la regla
rebus sic standibus) 36.
La Corte Constitucional no se pronunció sobre la inconstitucionali-
dad de fondo y emitió una sentencia con un contenido de argumen-
tación avocado principalmente a la inconstitucionalidad de forma,
por lo que los argumentos jurídicos constantes en la sentencia
no llegan a establecer el contenido de los referidos derechos para
lograr la sustentabilidad súper fuerte que se propone el buen vivir,
sumak kawsay, ni realiza razonamiento alguno respecto de éstas
categorías.
Por otro lado, los tribunales pueden adoptar diferentes clases de
remedios a la luz de violaciones de derechos. En la tipología de Tus-
hnet los criterios para distinguir remedios “fuertes” de “débiles” son
la amplitud de las ordenes judiciales y el grado en que estas son

36 De esta manera, la Corte argumenta a favor de la legitimidad del proceso de consul-


ta pre-legislativa realizado mediante Oficio Circular del Ministro de Energía, Minas y
Petróleos, enmarcando dicho procedimiento irregular, a una situación excepcional de
cambio institucional, el argumento jurídico utilizado por el juez constitucional es propio
del derecho patrimonial y de contratos invocando a su favor la vieja regla del derecho
romano rebus sic stantibus; A pesar que en este tema entran en juego criterios jurídicos
vinculados a valores como sustentabilidad y el buen vivir, sumak kawsay, la Corte lo saca
de contexto y hace una aplicación positivista de una regla propia de la teoría de la im-
previsión, justificando con ello las falencias del proceso de sociabilización, con el fin de
apresurar procesos de transformación institucional, ante la ausencia de regulación legal
infra – constitucional de consulta pre- legislativa.

135 Revista IURIS, No. 16


Volumen No 2, Bianual, 2017
EL DILEMA DE LA ACTIVIDAD MINERA Y EL BUEN VIVIR, SUMAK KAWSAY EN LA CONSTITUCIÓN
DEL ECUADOR ¿EXISTE INCONSTITUCIONALIDAD DE FONDO DE LA LEY DE MINERÍA?

obligatorias o perentorias. Los “remedios fuertes” implican órdenes


precisas orientadas hacia los resultados; los “remedios débiles”, tien-
den a dejar la implementación por completo en manos de los orga-
nismos públicos. Los “remedios moderados”, a su vez describen pro-
cedimientos y fines amplios, y también criterios, procesos y plazos
de seguimiento para valorar los progresos, pero dejan las decisiones
sobre los medios y las políticas a los organismos estatales.
En efecto, la Corte Constitucional hace uso de remedios entre débi-
les y moderados, en razón de que no profundiza de manera precisa
en los puntos de controversia, describen el cumplimiento de un pro-
ceso de consulta irregular enmarcado en fines amplios y no concre-
tos, dejando la implementación y aplicación de los derechos colecti-
vos y de la naturaleza a los agentes del Estado, a su vez, hace uso de
una novedosa herramienta interpretativa que establece estándares
del procedimiento de consulta previa e informada, a pesar que estos
ya eran obligatorios para la misma Corte desde la ratificación por
parte del Ecuador del Instrumento Internacional correspondiente
¿Por qué este doble estándar? ¿A que se debe la acogida del lenguaje
de la consulta por la Corte? Como sostiene César Rodríguez Garavito,
la Consulta previa, libre e informada (CPLI), estuvo inserta en la ma-
triz económica del “proceso de desarrollo”, por lo que es claro que la
versión adoptada por el texto del Convenio 169 y las constituciones
latinoamericanas que importaron su lenguaje (como la colombiana
y la ecuatoriana), “la consulta esta subordinada a la prioridad de
desarrollo económico. De ahí que la CPLI haya sido acogida de buen
grado por los actores del neoliberalismo global, desde los bancos
multilaterales hasta las empresas transnacionales, que encontraron
en ella un mecanismo útil y amigable para responder a las crecientes
críticas sobre el impacto de sus operaciones” (2015; 50). La consulta
desde este punto de vista es solo una formalidad procedimental que
debe ceder a la prioridad de generación de riqueza para alimentar el
desarrollo nacional.
Esta perspectiva asumida por la Corte Constitucional desdice de la
tendencia de organismos internacionales como la Relatoría sobre los
derechos de los pueblos indígenas de la ONU y la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos, que han fijado estándares de interpre-
tación del derechos internacional en general, y del Convenio 169 en
particular, que mantienen la regla de la consulta, pero establecen un

136
Diego Parra Suárez

requisito más exigente que es el consentimiento cuando se trata de


grandes proyectos de desarrollo o inversión, que tengan un impacto
profundo sobre un pueblo indígena. Las Cortes nacionales por su
parte han desarrollado jurisprudencias muy diversas, que van desde
las más cercanas a la concepción procedimental débil de la consulta
(Guatemala, Ecuador o Bolivia) hasta las más cercanas a los estánda-
res internacionales (Colombia). (Rodríguez, 2015; 59)37
El contexto social en territorio tampoco fue materia de considera-
ción en la argumentación de la Corte, no se tomo contacto con los
actores sociales ni se desarrolló ningún estudio ni peritaje sociológi-
co a pesar de los numerosos proyectos planificados y en ejecución.
Las visitas in situ y las entrevistas no estructuradas y semi-estruc-
turadas con las Comunidades Indígenas de Warintz y Victoria del
Portete y funcionarios del Estado, me permitió visualizar el contexto
social y constatar la ausencia de la consulta libre e informada obli-
gatoria en todas las fases mineras como lo dispone la Ley (Art. 27 a),
28 y 89 Ley de Minería) y los estándares internacionales. Durante las
entrevistas con las autoridades de Minería (ARCOM y Ministerio de
Minería, al ser interrogadas, no aportaron con información sobre el
cumplimiento de dichas consultas en fase de prospección minera. La
información aportada por los actores sociales mediante la observa-
ción participativa en Warintz y Victoria del Portete, me permitió per-
cibir una actitud negativa y de rechazo a la industria minera, a pesar
de los ofrecimientos de inversión en obras y prestación de servicios.
En la Comunidad de San Gerardo la percepción de la actividad mine-
ra fue positiva, principalmente motivada por la inversión pública y
la presencia intensificada del Estado y los operadores mineros en el
territorio, a través de la socialización.

37 Estas conclusiones con apariencia de argumentación subordina los derechos colectivos


y de la naturaleza a los intereses económicos del Estado. En general, el examen de
constitucionalidad de forma de la Ley de Minería se ha quedado a medio camino en
varios aspectos: a) No se ha dado solución a los conflictos mineros, que con el avance
de la minería, se han ido intensificando (OCMAL, 2014); b) No ha podido establecer los
impactos en áreas de fragilidad ecosistémica como el páramo o los bosques tropica-
les; c) No ha podido concretar o establecer el valor de los servicios ecosistémicos de
la naturaleza, omitiendo determinar el grado de afección de tales derechos; d) No se
considera el consentimiento de la consulta previa como fuente de obligación jurídica;
e) No se ha pronunciado sobre los derechos de la naturaleza; f) No se ha pronunciado
sobre la colisión de fondo de bienes jurídicos e intereses entre los diferentes actores de
los conflictos mineros, invisibilizando las demandas colectivas de los pueblos indíge-
nas basadas en injusticias estructurales históricas y el despojo de sus territorios.

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EL DILEMA DE LA ACTIVIDAD MINERA Y EL BUEN VIVIR, SUMAK KAWSAY EN LA CONSTITUCIÓN
DEL ECUADOR ¿EXISTE INCONSTITUCIONALIDAD DE FONDO DE LA LEY DE MINERÍA?

3. Conclusión: Hacia el examen de constitucionalidad de


fondo de la Ley de Minería ¿Existe inconstitucionalidad
en la Ley de Minería?

La omisión de un examen de constitucionalidad de fondo respecto a


los impactos reales de la actividad minera en los procesos naturales y
su grado de afección, revela una insuficiencia argumentativa asumida
por la Corte Constitucional del Ecuador, que da primacía a la efi-
ciencia económica como el elemento impulsor de la protección de la
diversidad cultural y biológica, por encima de los derechos colectivos
y de la naturaleza, y los principios y valores constitucionales que los
sostienen.

La tendencia adoptada por la Corte Constitucional del Ecuador le


otorga demasiado poder al Estado a favor del interés general, y este
puede instrumentalizar el discurso constitucional, funcionalizando
el mismo para imponer sus puntos de vista en todos los casos, ¿Qué
sucedería si hay evidencia de que la implementación de determinado
proyecto de minería perjudicará radicalmente la cultura de una co-
munidad indígena o la biodiversidad biológica y ecosistémica, incluso
si se ejecuta de manera que cause menor daño? ¿Cómo podría com-
pensarse este tipo de daño?¿Debería el Estado alcanzar la estabilidad
económica a costa de causar daños irreparables o irreversibles a las
comunidades o el ecosistema?

En este sentido, la Corte no aplica el principio precautorio ni el princi-


pio in dubio pro natura que obliga, en caso de duda del alcance de las
disposiciones legales o la certidumbre de daño de los procesos extrac-
tivos, a resolver en el sentido más favorable a la protección de la natu-
raleza. Los operadores jurídicos no deben ignorar que las actividades
productivas con mayor incidencia ambiental son precisamente las mi-
neras (Narváez, 2011; 173), principalmente aquella desarrollada en zo-
nas de páramo o en bosques tropicales.38 La Corte ignora el hecho de
la complejidad de los procesos naturales que lleva a que los Estudios
de Impacto Ambiental, sean incompletos, parciales y parcializados,
en un esquema clientelar donde las empresas mineras tienen pleno

38 En igual sentido el investigador del Centro de Estudios Ambientales de la Universidad


de Cuenca, Biologo Pablo Patricio Jara, quien manifiesta que: “Entre las actividades
que producen transformaciones y degradación de los ecosistemas de páramo, están
las actividades mineras (Young 1994, Hofstede et al., 2002; Guerrero, 2009; Velasteguí,
2010). Sin embargo no existen estudios que permitan evaluar el impacto de la minería
sobre la riqueza y abundancia de especies, para poder identificar las especies más
afectadas” (2012; 8)

138
Diego Parra Suárez

control de los resultados para obtener su licencia;39 Una de las conse-


cuencias de las omisiones de los Estudios de Impacto Ambiental por la
falta de determinación de esta información relevante, es precisamente
la falta de evidencia científica a nivel mundial que determine la posi-
bilidad de restauración integral de los sistemas ecológicos complejos
como los selváticos o los páramos, muy a pesar de las obligaciones,
controles y garantías establecidos en la Ley de Minería, para prevenir
y restaurar los ciclos ecosistémicos; muy por el contrario, no toma en
cuenta los largos plazos y los altos costes de restauración de los servi-
cios ecosistémicos, así como los impactos sociales en las comunidades
que venían gestionando por generaciones dicho patrimonio natural40.

Si bien la Ley de Minería persigue un fin constitucionalmente rele-


vante, los medios e instituciones que la regulan no son suficientes o
idóneos para lograr una convivencia equilibrada entre la diversidad
cultural y natural. La información recolectada mediante observación
participativa y entrevistas en el trabajo de campo con los actores
sociales, me permitió visualizar en el territorio, comunidades profun-
damente afectas con las actividades mineras (más allá de estar a favor
o en contra de las mismas). En todos los casos de visitas in situ a pro-
yectos estratégicos, el control armado de las zonas estratégicas, el no
reconocimientos de las lideranzas comunitarias indígenas, la judicia-
lización de la protesta social, el clientelismo promotor de la actividad
minera, la utilización de grandes cantidades de biodiversidad y recur-
sos hídricos y la incertidumbre por las consecuencias a largo plazo,
son el denominador común. En el caso de la comunidad indígena de

39 Estas deficiencias tanto en los estudios como en los planes de manejo ambiental,
hacen evidente su carácter reductivo, por lo general, presentan una lista de las espe-
cies vegetales y animales que se encuentran en el área de estudio, pero no establece
qué especies van a ser afectadas, el tipo y nivel de afección, la cantidad de individuos
afectados por especie, ni tampoco establece qué medidas se tomarán para mitigar o re-
cuperar los organismos afectados (Jara, 2012; 8); estas omisiones afectan el núcleo duro
que otorga valor a la naturaleza como sujeto de derecho, pues es imposible elaborar
Planes de recuperación de especies y restauración de ecosistemas como prevé la Cons-
titución y la Ley, y por el contrario, quedan dichos estudios como meras mediciones
estadísticas de los procesos de intervención humana en el medio natural, por lo tanto,
insuficientes para cumplir con fines que pongan en plena vigencia los derechos de las
minorías culturales y de la naturaleza.
40 Evidencia de estos impactos en las actividades extractivas energéticas la podemos en-
contrar en el Caso Urrá, resuelto por la Corte Constitucional de Colombia y documen-
tado por el jurista Daniel Bonilla, quien expresa que “…la construcción de la represa
obligó a los embera – katios a pasar de una “economía de subsistencia de bajo impacto
ambiental, a una agraria de alto impacto y menor productividad”… no pueden poner
en práctica sus prácticas económicas tradicionales: la caza, la pesca y la rotación de
cultivos. Para sobrevivir la comunidad indígena se dedicaría ahora exclusivamente al
cultivo de productos para ser vendidos en el mercado de la cultura dominante” (2006;
255)

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DEL ECUADOR ¿EXISTE INCONSTITUCIONALIDAD DE FONDO DE LA LEY DE MINERÍA?

Warintz es más apremiante por los procesos de aculturación de la so-


ciedad envolvente que ha desarrollado un conflicto de tierras donde
el Estado en lugar de delimitar el territorio indígena conforme lo es-
tableces los tratados de Derechos Humanos, ha procedido a dividir la
comunidad mediante el otorgamiento de títulos de propiedad privados
que rompen los lazos de propiedad comunitaria.

Ante esta realidad fáctica experimentada tanto en países hegemónicos


como periféricos, nos surge la interrogante de fondo ¿la normativa
minera puede contribuir al desarrollo de la sustentabilidad súper fuer-
te que se propone el buen vivir, sumak kawsay y la plena vigencia de
los derechos de la naturaleza constitucionalmente establecidos? ¿Es
la Ley de Minería insuficiente para realizar dichos fines y por lo tanto
tienen una inconstitucionalidad de fondo?

Un nuevo examen de constitucionalidad plausible, partiría de una ela-


boración jurisprudencial y doctrinaria bastante importante, como la
doctrina del Tribunal Constitucional Alemán, que reconoce variantes
respecto a acciones u omisiones inconstitucionales, esta última en el
denominado mandato de prohibición por omisión o acción insuficiente,
en el cual, lo que afecta la constitucionalidad de la medida legislativa,
“…es una omisión o una acción “insuficiente”, la que debe ser exami-
nada para determinar si se respetó el mandato de prohibición por omi-
sión, defecto o acción insuficiente” (Clérico, 2007; 149). Estamos ante
esta situación: a) cuando las reglamentaciones atacadas y las medidas
estatales, sean defectuosas para alcanzar el fin de protección obliga-
torio; o b) cuando el poder estatal permanezca totalmente inactivo,
ante la vulneración de los derechos de las minorías culturales y los
derechos de la naturaleza; A estas dos constelaciones en opinión de
Laura Clérico, se les aplica la siguiente fórmula expresada en términos
positivos:

“ Es necesaria una protección “adecuada” – bajo consideración


de los bienes jurídicos que colisionan; será decisivo que la pro-
tección sea como tal “eficaz”-. Las medidas legislativas deben ser
“suficientes” para alcanzar la protección adecuada y eficaz” (2007;
155 y 156)
En el caso de ambas constelaciones una inconstitucionalidad de fondo
supondría una relación de medio – fin, en la primera constelación, el
medio atacado (Ley de Minería) es un hacer, pero el problema radica
en su insuficiencia o en su defecto, para realizar el fin constitucional-
mente previsto, en este caso la realización de derechos del buen vivir,
sumak kawsay, los derechos colectivos, los derechos de la naturaleza.

140
Diego Parra Suárez

En la segunda constelación, el medio es una omisión, es un no hacer,


este no hacer puede consistir en una omisión a secas,, es decir, aun-
que se haya discutido la obligación estatal de hacer, pero no se ha
llegado a la decisión de hacer algo, ni se ha reconocido tal obligación,
como por ejemplo cuando la Ley de Minería no prevé el consentimien-
to41 en caso de consulta previa, o mecanismos de consulta previa legis-
lativa, o mecanismos de consulta previa en fase de prospección, o me-
canismos de justicia ambiental o restauración de la naturaleza; pero
también podemos estar en presencia de una omisión frente a la cual
se ha reconocido la obligación estatal de hacer, se hayan establecido
medios como la obligación de crear mecanismos de consulta previa, de
precaución, protección, reparación o restauración de la naturaleza y
las comunidades, por los daños sociales y ambientales, pero no se los
haya implementado, a pesar de las medidas legislativas.

Este análisis de fondo omitió hacer la Corte Constitucional para el


examen de constitucionalidad de la Ley de Minería, y que a todas
luces contiene una inconstitucionalidad sustantiva por omisión del
legislador. Esto evidencia que la Corte esta dominada por un tipo es-
pecífico de legalidad: la del paradigma de la gobernanza, que, como
Santos (2007) ha sostenido, es la matriz jurídica de la globalización y
neo-colonización neoliberal. De ahí que, otros autores se hayan refe-
rido a las manifestaciones concretas de este paradigma como multi-
culturalismo hegemónico, en el sentido que Gramci da a este adjetivo,
esto es, aquel régimen jurídico que reconoce los derechos culturales (y
de la naturaleza) “pero niega de facto o de iure, el ejercicio del control
sobre los recursos que es necesario para el goce de estos derechos”
(Rodríguez, 2015; 39).

El paradigma de la gobernanza asumido por la Corte, no toma en cuen-


ta el horizonte axiológico de los principios, valores y derechos cons-
titucionales colectivos, ni de la naturaleza (Pachamama), ni tampoco
otorga valor a los servicios ecosistémicos que presta,42 como eje central
de los procesos económicos, sociales y culturales de la sociedad; la
Corte asume así, una variante de constitucionalismo multicultural

41 El consentimiento de la consulta previa de los pueblos indígenas y comunidades triba-


les es reconocido en instrumentos internacionales de Derechos Humanos del Sistema
Interamericano de Derecho Humanos, son de aplicación directa Art. 11 CE.
42 “La diversidad de especies es muy importante para las poblaciones humanas que
dependen de los servicios ecosistémicos que brinda la naturaleza (Martín – Lòpez et al.,
2007). La biodiversidad sostiene la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas
(Schulze y Mooney, 1993; Haig et al., 2000; Scherer-Lorenz et al., 2005). La pérdida de
biodiversidad tiene efectos en los procesos funcionales de los ecosistemas, con con-
secuencias en la trasnferenca de nutrientes, agua y energía (Ehrlich y Mooney, 1983;
Silve et al., 1996; Vilá, 1998).” (Jara, 8)

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hegemónico de sustentabilidad débil que predomina en los países lati-


noamericanos y que dan prioridad a la renta minera para financiar las
políticas sociales en esos países, a costa de las reivindicaciones cul-
turales, territoriales y de la naturaleza de los pueblos, nacionalidades
y comunidades directamente afectadas. Este enfoque resulta en una
interpretación restrictiva que no vincula los beneficios económicos
obtenidos por la explotación minera con los beneficios económicos
obtenidos del ecosistema (servicios ambientales o ecosistémicos), para
establecer precisamente las prioridades en la aplicación de los dere-
chos y su peso concreto. De esta manera, el régimen jurídico minero es
insuficiente para lograr equilibrar los intereses económicos del Estado
con los derechos de las comunidades y los derechos de la naturaleza,
en consecuencia, el desarrollo jurisprudencial reproduce un tipo de
sustentabilidad que privilegia la eficiencia económica y la reproduc-
ción de un esquema civilizatorio y de dominio sobre la naturaleza, que
simula la protección de la diversidad biológica y cultural bajo el ropaje
del desarrollo, bienestar humano, legalidad, amparado en la creencia de
que es posible una minería social y ambientalmente responsable, aun-
que no hay evidencia clara a nivel mundial de haberla.

La investigación en este trabajo concluye que haciendo un nuevo exa-


men de inconstitucionalidad de fondo a la Ley de Minería, podemos
encontrar elementos de inconstitucionalidad por omisión o acción
insuficiente en cuanto a realizar valores, principios y derechos cons-
titucionales como una exigencia bio-política de nuestra Constitución.
La resolución de los conflictos socio-ambientales surgidos de la acti-
vidad minera exige avanzar en un ecologismo constitucional de susten-
tabilidad súper fuerte que permita dar valor a la naturaleza mediante
la determinación de los límites biofísicos del sistema, de esta manera
es posible establecer el valor económico y vital de los servicios eco-
sistémicos para la restauración del medio natural; pero también es
necesario avanzar hacia la construcción de un constitucionalismo
multicultural contra hegemónico que asuma una interpretación que se
haga eco de los grandes avances jurisprudenciales globales,43 a la vez
de un replanteo civilizatorio que nos propone el tránsito del dominus
al frater en las relaciones la diversidad cultural y natural, un arquetipo

43 Como por ejemplo los avances jurisprudenciales de los Tribunales que han empezado
a reconocer, a nivel jurisprudencial, personería jurídica propia y, por ende, derechos
a la naturaleza, específicamente a ríos, cuencas, montañas, glaciares y bosques. las
sentencias: T-622-16 del 2016 de la Corte Constitucional de Colombia sobre el río
Atrato; STC 4360 del 2018 de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia
de Colombia sobre la amazonia colombiana, y la decisión del 30 de marzo de 2017 de
la Corte Superior de Uttarakhand At Naintal en la India respecto a los ríos Ganges y
Yamuna, son fiel reflejo de esta nueva tendencia jurídica global.

142
Diego Parra Suárez

que permita recuperar una ética originaria de relación dirigida hacia el


dialogo intercultural y una nueva comprensión de la dignidad humana
individual y colectiva en su relación con la naturaleza.

La resolución de contradicciones o antinomias en el campo consti-


tucional como la formulada en el presente trabajo, hace necesario
la aplicación de métodos de interpretación idóneos y eficaces, que
resuelvan los conflictos socio-ambientales mineros estableciendo test
de proporcionalidad aplicados a casos concretos de actividad minera.
Este método de interpretación nos permitirá realizar un examen de
constitucionalidad de fondo para solucionar conflictos socio-ambien-
tales de esta naturaleza. En efecto el operador jurídico deberá estable-
cer: a) El fin constitucionalmente válido; b) el examen de idoneidad;
c) el examen de necesidad; y, d) el equilibrio entre los fines y medios
escogidos para desarrollar dicha actividad. Dicho test permitirá ejer-
cer control de constitucionalidad sobre el modelo de gestión minera
que esta ejecutando el Estado en perjuicio de diversidad cultural y
biológica en los casos en los cuales la aplicación de la Ley de Minería,
es insuficiente para garantizar su conservación, reparación integral y
restauración.

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(Tesis Doctoral), Centro de Estudios Ambientales CEA- UC.

Villavicencio, J. (2009). Análisis ambiental comparativo de la


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Ponencias y Congresos

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Entrevista grabada y disponible en un archivo

Carbonell, M. (22 de enero de 2014) ¿Cuál es la relación


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Carbonell, Instituto de Investigaciones Jurídicas,
UNAM. Recuperado en: www.youtube.com/
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