Ebin - Pub La Teoria de Los Discursos en Jacques Lacan
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G3 Letra Viva
Álvarez, Alicia Ruth
La teoría de los discursos en Jacques Lacan: La formalización del lazo social.
- 1° ed. - Buenos Aires - Letra Viva, 2006.
240 p . ; 23 x 16 cm.
ISBN 950-649-141-0
9506491413
1. Psicoanálisis.!. Título
CDD 150.195
I.S.B.N.: 950-649-141-0
9506491413
Esta obrase terminó de imprimir durante octubre de 2006 en los Talleres Gráficos
“ Planeta Offset", Saavedra 565, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
INDICE
Introducción 13
1) E l Psicoanálisis es una Práctica de discurso. Una topología de la trans
ferencia. La formalización. La dimensión histórica. Ni método terapéu
tico ni concepción del universo. Práctica Discurso Extensión.Práctica de
discurso y dispositivo. Interdiscursividad. Psicoanálisis aplicado . . 19
6) Los términos, los lugares, las operaciones. Los términos. Los lugares. Las
operaciones. La vectorización. Los nombres de los discursos.La dominan
te del discurso.El discurso como renuncia al goce..............................77
13) E l saber del analista correlativo a la práctica de discurso. El lugar del sa
ber. Sostén del discurso. Encarnar la apariencia. Apariencia y Saber 165
Conclusiones......................................................................................231
El libro que Alicia Alvarez ofrece al lector es el producto de una larga, ri
gurosa y productiva investigación, en particular sobre la teoría de los cua
tro discursos. Tiene una fuente principal en su experiencia clínica así como
en el estudio minucioso de los textos teóricos, no sólo de Freud y de Lacan
sino también de otros autores de diversas disciplinas, entre ellos Descartes,
Kant, Marx, Deleuze, Foucault, Milner, Badiou.
El problema de las relaciones entre el psicoanálisis y la ciencia atraviesa
todo el texto de la autora. Ya Freud se preocupó por esta cuestión, en el con
texto de su época, dando algunas respuestas que aún hoy son motivo de re
flexión y crítica. Me refiero en primer lugar a su afirmación según la cual el
psicoanálisis debe ser ubicado en el campo de las ciencias naturales. Si digo
que se trata del contexto de su época es porque pienso que Freud necesita
ba defender el carácter científico y por lo tanto, su trasfondo de seriedad y
oponerse a quienes decían que no era más que un puro acto de charlatane
ría u otra forma de la superstición, porque esa dignidad la otorgaba el pen
samiento científico y en particular la física de la época.
En la Conferencia 35 de las Nuevas conferencias de introducción al psi
coanálisis titulada “En torno a una cosmovisión” Freud compara la cosmo-
visión religiosa con la científica y, refiriéndose a esta última, expresa: “A pe
sar de su actual inacabamiento y de las dificultades que le son inherentes,
ella sigue siendo indispensable para nosotros y no puede ser sustituida por
otra cosa. Es capaz de insospechados perfeccionamientos, imposibles para la
cosmovisión religiosa. Esta se encuentra acabada en todas sus piezas esen
ciales; si fue un error, lo seguirá siendo para siempre. Por tanto, nada de lo
que se diga en menoscabo de la ciencia puede modificar el hecho de que in
tenta hacer justicia a nuestra dependencia del mundo exterior real, mien
tras que la religión es ilusión y debe su fuerza a su solicitación de nuestras
mociones pulsionales de deseo”.1
Alicia Alvarez elabora aportes muy valiosos sobre los distintos aspectos
de la modalidad de escritura que propone Lacan para los discursos y plan
tea interrogantes de peso en torno a las problemas fundamentales que se
abren con esta conceptualización, luego de analizar el tratamiento de lo real
en la ciencia, la significación del envés del psicoanálisis, los términos, los
lugares y las operaciones de los discursos, la cuestión de la impotencia y la
imposibilidad, el arte de producir la necesidad de discurso, el lugar el dis
curso capitalista en la ultramodernidad que caracteriza la subjetividad de
nuestra época.
No es casual que este libro concluya con uno de los temas más cruciales,
si no el más importante, de la clínica en la actualidad, es decir el problema
del deseo del analista. Por ello el libro encuentra su culminación con un aná
lisis de la apatía sadiana y el imperativo categórico kantiano.
La ética kantiana preanuncia la ética del discurso capitalista porque esta
posición en la que cada uno está solo con la ley nos advierte sobre el modo
en que ese discurso propicia que cada sujeto esté solo con su plus de gozar.
En la posición kantiana cada uno está solo con la ley, con la forma de la ley,
como si esta manera de pensar la ética no hiciera lazo social.
Esta es la paradoja que después se refleja claramente de otra forma, pero
siguiendo la misma lógica, en el discurso capitalista: todos unlversalizados
en función del consumo que el mercado ordena pero cada uno solo con aque
llo que hace apariencia de plus de gozar. Lo que el capitalismo siempre le
condenó al comunismo, es decir, la colectivización de los medios de produc
ción, ahora reaparece en su propia estructura como una colectivización de
rivada de la proletarización de los individuos a causa del sometimiento a
los objetos de consumo del mercado que Lacan llamó “lathouses” o “letosas” ,
objetos de consumo que prometen el bienestar inmediato. De esta manera,
cada uno encontraríaprét-á-porté los objetos de goce en el mercado. Se tra
ta de la proletarización de los sujetos que quedan convertidos así en indivi
duos, es decir, sometidos a esta estructura en la cual cada uno queda en una
posición relativa a esa colectivización.
Los objetos de consumo del mercado funcionan con una particularidad:
no son sólo objetos de consumo sino también objetos que se ofrecen con la
pretensión de unlversalizar las condiciones de goce, es decir, como modelo
universal de satisfacción del goce.
Uno de esos productos de consumo se desprende del avance científico y
tiene particular importancia para el tema que nos ocupa: el psicofármaco.
Cada paciente es tratado como un ser anónimo ubicado en una masa don
de cada uno es la imagen de un clon y puede ser medicado en consecuencia.
Pero también frente al cientificismo convertido en religión y frente a las cien
12 ALICIA R. ÁLVAREZ
8. Elizabeth Roudinesco: ¿Por qué el psicoanálisis?, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2000,
pág. 16.
INTRODUCCIÓN
La formalización
2. Lacan, J.: op. cit. Seminario VIII “La Transferencia”. Clase VI “La irrisión de la
esfera: Aristófanes”. Pag. 98.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 21
La dimensión histórica
3. Freud, S.: Obras Completas. Traducción por Luis López Ballesteros. Vol. III “Aná
lisis profano. Psicoanálisis y Medicina” Conversaciones con una persona impar
cial (1926). Biblioteca Nueva. Madrid, 1983.
4. Freud, S.: en op. cit. “Nuevas Lecciones Introductoras al Psicoanálisis” “Lección
XXXV. El problema de la concepción del universo (Weltanschauung)" (1933-32).
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 23
Práctica
5. Lacan, J.: op cit. Seminario XI "Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoa
nálisis” Clase I “La excomunión”. Pág. 18.
6. Lacan, J.i op.cit. “La ciencia y la verdad” Escritos II.
7. Las negritas son mías.
24 ALICIA R. ÁLVAREZ
Discurso
8. Nos apoyamos en la acepción más estricta del término estructura, la que tiene
en matemática. La estructura matemática es un conjunto de elementos cuales
quiera, pero entre los que se definen una o varias leyes de composición. En ma
temática, los elementos relacionados por estructuras son siempre símbolos, por
lo general, letras. De esta manera, las matemáticas aparecen nomoTuna sintaxis
cuya semántica está reducida al mínimcp
9. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVI “De un otro al Otro” Clase II Del 20 de Noviem-
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 25
Extensión
13. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972. Clase VI Del 4 de Mayo de 1962 . Pág. 122.
14. Desarrollaremos estas afirmaciones en el Capítulo “El discurso capitalista y la
actualidad”.
15. Lacan, J.: op.cit. Seminario XIX “...o peor” Clase XII Del 21 de Junio de 1972.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 27
16. Lacan, J.: op.cit. Seminario XIX “...o peor” Clase XII Del 21 de Junio de 1972. (Tex
to Inédito). Segunda Parte. Pág. XII/8.
17. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor”. “El discurso es idéntico a sus condi
ciones”. Clase I Del 8 de diciembre de 1971. Primera Parte. Pág. 1/6.
28 ALICIA R.ÁLVAREZ
Interdiscursividad
Psicoanálisis aplicado
El término empleado por Freud es kultur y sus traducciones han sido ob
jeto de largo debate, respecto de si corresponde a cultura o a civilización. En
tendemos que ambas traducciones son compatibles ya que Freud se referi
rá tanto a las relaciones del hombre con Dios (culto) como a las de los hom
bres entre sí y con las instituciones civiles.
Su indagación se refiere a qué inscripción social tienen estas relaciones
o, dicho de otra manera, cómo aquello que es del orden de lo privado, de lo
íntimo, pasa a ser algo público.
Puede leerse aquí cómo son necesarias ciertas operaciones en el marco
cultural para la constitución subjetiva y asimismo qué consecuencias ten
drá si acontece un déficit en estas operaciones.
El planteo de Freud es el de una analogía e incluso una continuidad en
tre las condiciones culturales y la neurosis, que constituye el síntoma social
dominante en su época.
En el examen de la religión, Freud localiza la función paterna y cómo to
man relevo de ésta las instituciones. En relación a la posición de Romain
Rolland respecto al innatismo del sentimiento religioso como sentimien
to oceánico, Freud cuestiona ese supuesto a partir del examen que realiza
de la constitución del yo y de la relación al otro. En este punto, considera a
la religión como una ilusión capaz de restañar la herida infantil de separa
ción del objeto.
Como consecuencia, la religión y sus sucedáneos están ligados al infanti
lismo psíquico, restando margen de autonomía al sujeto y sometiéndolo más
y más a la fuerza del destino.
32 ALICIA R. ÁLVAREZ
La búsqueda de la felicidad
1. Freud, S.: Obras Completas. “El malestar en la cultura” (1929). Vol. II. Traduc
ción por Luis López Ballesteros. Biblioteca Nueva. Cap. VII. Pág. 3055.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 33
2. Freud, S.: op. cit. “El malestar en la cultura” (1929) Cap. III.-Pág. 3031.
3. Benasayag, M. y Charlton, E.: “Crítica de la felicidad”. Ediciones Nueva Visión.
Bs. As. 1992.
34 ALICIA R.ÁLVAREZ
La relación al semejante
6. Ver Jacques Lacan en op. cit. Seminario XI “Los Cuatro Conceptos Fundamenta
les del Psicoanálisis” Clase XVII “El sujeto y el otro (II): la afánisis”
7. Si bien en Freud los términos ‘semejante’ y ‘prójimo’ son equivalentes, Lacan los
diferencia reservando este segundo término en su referencia al goce, al lado si
niestro del otro, como desarrollaremos a continuación.
8. Esta afirmación general nos advierte que el agrupamiento de analistas podría no
ser una excepción. Constituye un ideal creer que allí se podría lograr otra clase
de fraternidad. No obstante -y advertidos de este problema—, cabría la posibili
dad de encontrar dispositivos de trabajo tendientes a acotar los efectos de grupo
36 ALICIA R. ÁLVAREZ
El sentimiento de culpabilidad
La cultura es neurótica
Fraternidad y segregación
9. Freud, S.: op. cit. “El malestar en la cultura” (1929) Cap.VIII. Pág. 3066.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 39
tos, con el riesgo consecuente de perder el amor del padre, o quien encar
ne esa función.
Esto es algo que en la religión está muy claro, y la religión es una de las
grandes creaciones culturales. Está tan claro que es imposible cumplir con todo,
que está previsto en la religión que se puede pecar; se cuenta con que se va a
pecar y existe la posibilidad de arrepentirse, confesarse, hacer la penitencia.
Si la religión -que, como decía, es una gran creación cultural y no es nin
guna tontería- ha previsto esto, es porque se sabe que estos mandatos son
imposibles y que no tenemos manera de adecuarnos completamente.
Las instituciones son las manifestaciones más concretas de la cultura;
en las instituciones se encarna la cultura. Entonces la pregunta que se hace
Freud es cómo es que, habiendo creado las instituciones para nuestro bien
estar y protección, ocurre que ahí se dan todos estos elementos que nos ha
cen sufrir, que nos producen malestar.
Freud avanza, en este escrito y en otros, en el sentido de cómo se gene
ran las organizaciones colectivas, y cómo se asientan sobre la necesidad de
establecer lazos de cohesión -a los que nos referíamos antes- en torno a un
ideal, y lazos que de alguna manera repliquen lo que son los lazos füiales.';>
Y encuentra, en esta comparación, una organización similar a la organiza
ción familiar.
En esa línea se sostiene ia idea de que todos seríamos iguales, como los
hermanos, y por lo tanto todos tendríamos que dar y obtener lo mismo: el
amor del padre. Esta es la forma en que se sostiene una estructura de masa.
Y Freud nos ha advertido que esa estructura —la de la masa—no es ni más ni
menos que una formación reactiva contra los celos, la envidia y la rivalidad.
En consecuencia, permanentemente fracasa, y entonces todos quieren ser el
mejor, “el mejor hijo”, el preferido, “el pueblo elegido”, “el hijo preferido”.
A pesar de todo eso, la ideología de la institución, es “estamos todos jun
tos”, “estamos por la misma cosa”, que es lo que aparece como el mandato
institucional
El mandato institucional es que en la institución todos se agrupan por tal
asunto -llámese educación, o seguridad, o salud, psicoanálisis, lo que fuere-
y este mandato también tiene otro efecto, tiene un efecto de uniformizar, ya
que implica la no diferencia, el ser todos iguales.
Hay un mandato de “ser todos iguales”, de “tener el mismo sentido”, “ir
en la misma dirección”, y aún se podría decir “que todos hablen el mismo
idioma” . Esto es congruente con lo que ordena el ideal: que nadie haga algo
que rompa con la continuidad que se espera de una institución. Y éste es un
mandato que tiende al fortalecimiento de las instituciones, a costa de elimi
nar cualquier efecto de diferencia, cualquier efecto de singularidad.
40 ALICIA R. ÁLVAREZ
Producción de subjetividad
10. Pommier, G.: “Freud ¿apolítico?” Editorial Nueva Visión. Buenos Aires, 1987.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 41
cia, o por el lado de algo que se sabe y que está establecido como un saber;(a
lo que no se da lugar es a los efectos subjetivos, a lo que alguien puede pen
sar como diferente, algo que le concierne singularmente, alguna pregunta,
algo que rompa con eso/
Efectivamente, el psicoanálisis se ocupa de eso. Ése es precisamente su
campo; nosotros trabajamos con los sueños, con los chistes, con los síntomas,
es decir, con todo eso que no es el fenómeno esperable, aquello que se com
prende, que se entiende, y que permite la continuidad. O sea que, efectiva
mente, nosotros le damos lugar, ponemos a eso que es deshecho en el cen
tro de nuestro trabajo.
Pero no solamente se produce subjetividad en la práctica del discur
so psicoanalítico, porque hay evidencia de que la subjetividad se produce
mucho antes de que el psicoanálisis exista, por empezar. Y en cada uno de
nosotros también hay evidencias; porque alguien que ha pasado por una
familia y se ha podido constituir como sujeto, quiere decir que ahí se pro
dujo subjetividad. Y también está la escuela... Por supuesto que hay fa
milias muy patológicas, que impiden la emergencia de la subjetividad, y
también hay cuestiones de la escuela que también son muy patológicas,
etc., etc. Pero aún haciendo esta consideración, podemos afirmar que no
es indispensable la presencia de un analista para que algo de la subjeti
vidad se produzca.
Existe la posibilidad de que en cualquier lugar institucional haya otros
productores de subjetividad, y haya acciones que produzcan subjetividad.
Me refiero a dar lugar a algo de lo que queda rechazado de ese discurso tan
homogéneo, tan compacto. Y esto lo puede hacer un médico, cambiando lige
ramente su modo de atender a un paciente, por ejemplo. Hay acciones que
sofocan más la subjetividad, y hay acciones que permiten que se produzca
subjetividad. En esto cabe una responsabilidad a cada uno, en el sentido de
que no todos reaccionamos de la misma manera en relación a los manda
tos institucionales. A veces es a puro sufrimiento; y hay padecimiento per
sonal sin que esto pueda producir ningún tipo de incidencia en lo que son
las prácticas en esa institución, que podrían ser menos rechazantes de la
subjetividad, de algunas verdades enjuego que quedan rechazadas. Mi in
terés es pensar si hay alguna posibilidad de hacer tope, en estos contextos
institucionales, a los efectos desubjetivantes que tienen.11
11. Es necesario no obstante hacer una distinción precisa entre subjetividad y efec
to sujeto. La primera es el producto cultural, incluso es posible llamarla ideolo
gía y vela al sujeto desde lo imaginario. El efecto sujeto es propio del acto analí
tico, como sujeto dividido que emerge entre los significantes.
42 ALICIA R.ÁLVAREZ
12. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVTI “El Reverso del Psicoanálisis” Clase III “Saber,
medio de goce” Del 14 de Enero de 1970.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 43
1. Lacan sitúa la ‘forclusión del sujeto en la ciencia’ en su lectura del cogito al que
desdobla en dos partes. Primer momento: “pienso”, emergencia del sujeto; avan
zada del cogito: “soy”, equivalente a la forclusión del sujeto. Estas consideracio
nes afirman que “hay sujeto en la ciencia” y que por la operación de este discurso
queda forcluido. Como consecuencia podremos hablar también de “retornos del su
jeto en la ciencia” ya que lo forcluido en lo simbólico retoma en lo real. Para una
consideración más detallada de este tema ver Descartes, R. “Discurso del Méto-
46 ALICIA R. ÁLVAREZ
4. Badiou, A.: “¿Se puede pensar la política?”. Editorial Nueva Visión. Buenos Aires,
1990. - ■
48 ALICIA R. ÁLVAREZ
se produce con fallos de diversa índole con lo que se alcanza otro resultado
igualmente necesario, otras coordenadas para el sujeto.
Es en cierta forma imprevisible que suceda una cosa o la otra, es contin
gente que alguien devenga psicótico o neurótico. Por lo tanto, no hay una
“educación” que pudiera prevenir, garantizar que estos accidentes no se pro
dujeran.
Sin embargo, y recién después, es posible encontrar en la historia del su
jeto aquellas marcas que en él han tenido ciertos sucesos vividos en su in
fancia. Y es allí donde la dimensión de la experiencia, la historia nos retor
na como un modo de determinación del sujeto.
Una vez que las fichas se han jugado, algún resultado se produce. Este
resultado, singular, único para cada quien, se establece como destino, como
inevitable, inscribe las condiciones en las que cada uno se ubica.
Este modo de entender la causalidad es homólogo al campo de la ciencia
en sentido moderno ya que las tesis definitorias de ésta son el estatuto de
la matemática y la relación entre lo contingente pasajero y lo eterno nece
sario. Tomo aquí la referencia de Milner quien dice:
“La estructura de la ciencia moderna se apoya enteramente sobre la
contingencia. La necesidad material que se reconoce a las leyes es la cica
triz de la contingencia misma. Cada punto de cada referente de cada pro
posición de la ciencia aparece, en un instante relampagueante, pudiendo
ser infinitamente diferente de lo que es, desde una infinidad de puntos de
vista; en el instante ulterior, la letra lo fijó como es y no pudiendo ser di
ferente de lo que es, salvo cambiando de letra, es decir de partida. Pero la
condición del instante ulterior es, en efecto el instante anterior. Manifes
tar que un punto del universo es como es, requiere que se tiren los dados
de un universo posible donde ese punto sería diferente de lo que es. Al in
tervalo de tiempo en que los dados giran, antes de volver a caer, la doctri
na le dio un nombre: emergencia del sujeto, que no es el tirador (el tirador
no existe) sino los dados mismos en tanto que son inciertos. En el vértigo
de esos posibles mutuamente excluyentes, estalla por fin, en el instante
ulterior en que los dados vuelven a caer, el flash de lo imposible: imposi
ble, una vez que han vuelto a caer, que lleven otro número en su cara le
gible. Se ve así que lo imposible no está en disyunción con la contingen
cia, sino que constituye su núcleo real”3.
Una vez constituida, la ley científica se presenta como necesaria y eter
5. Milner, J-C.: “La obra clara. Lacan, la ciencia, la filosofía”. Cap. II “El doctrinal
de ciencia moderna” 6. Literalidad y contingencia Pág. 65-66. Ed. Bordes Manan
tial. Bs. As. Argentina. 1985.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 49
9, Freud, S.: op. cit. “Tótem y tabú. Algunos aspectos comunes entre la vida aními
ca del hombre primitivo y los neuróticos” (1912-13)
10. Jorge Belinsky en “Arquitectura de un mito moderno”, del libro “Bombones En
venenados”. Ed. Del Serbal, pág. 37 y sigs.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 51
11. De Certeau, M.: “La Escritura de la Historia”. Cap. VIII: “Lo que Freud hace con
la historia.” Segunda Edición. Universidad Iberoamericana. Departamento de
Historia. México, 1993. Pág. 273 y sig.
12. Freud, S.: Obras Completas. Traducción por Luis López Ballesteros. Vol. III “Moi
sés y la religión monoteísta” 1934-8 (1939) Biblioteca Nueva. Madrid, 1983.
13. Lacan, J.: Seminario XV“El acto analítico” (Texto Inédito) Clase V Del 10 de Ene-
52 ALICIA R. ÁLVAREZ
Escritura y real
J. C. Milner afirma que: “El Lacan lingüista es, de hecho, un Lacan ma
temático”14.
Esta afirmación está argumentada en base a los teoremas de Koyré y de
Kojeve que señalan la existencia de cortes mayores. El punto de referencia
es el lenguaje y se autoriza en la concepción de la matemática como un len
guaje, una matemática llevada a su literalismo absoluto.
La lingüística, entonces, para Lacan sería una ciencia en la medida en que
propone una matemática. Referencias a este respecto pueden encontrarse por
ejemplo en “Función y campo de la palabra...”15 cuando dice: “...la forma de
matematización en que se inscribe el descubrimiento del fonema...” o en “La
Instancia de la Letra”16cuando plantea al algoritmo saussureano como con
dición de inicio de una ciencia moderna, fundarse en un algoritmo.
Esto me lleva entonces a tratar de indagar el por qué de la elección de la
matemática- Lenguaje escriturario, modo de abordar lo Real.
ro de 1968. Pág. 29. Ver también el libro de Jorge Belinsky: op. cit. Cap. “Arqui
tectura de un mito moderno”. Pág. 48 y sig.
14. Milner, J-C.: op.cit. “La obra clara. Lacan, la ciencia, la filosofía”. Cap. II “El doc
trinal de ciencia” 5. Que el historicismo no es necesario Pág. 59. Creemos que esta
afirmación podría matizarse en la medida en que se puede encontrar en Lacan
una referencia a la lingüística que se diferencia al plano del materna. En todo
caso, el apoyo que toma en la lingüística se resignifica posteriormente a partir de
la lógica y la topología. De todas maneras, vale recordar que Lacan afirma que es
la naturaleza del símbolo matemático"la que permite entender la lógica del sig
nificante, en tanto está vacío de significado.
15. Lacan, J.: “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis” Cap.
“Símbolo y lenguaje como estructura y límite del campo psicoanalítico” Escritos
1. Cuatro. Siglo veintiuno editores. Arg. 1985. Pág. 273.
16. Lacan, J.: “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud” Cap.
II “La letra en el inconsciente” Escritos 1. Cuatro. Siglo veintiuno editores. Arg.
1985. Pág. 495.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 53
17. Lacan, J.: Seminario XXI “Los desengañados se engañan o los nombres del padre”
(Inédito) Clase XV. Del 8 de enero de 1975. Ver también el libro de J.Belinsky, en
op. cit.. Cap, “Lacan ante Freud”. Pág. 97 y sigs.
18. Lacan, J.: op. cit. Seminario XXI “Los desengañados se engañan o los nombres
del padre” Clase VII, Del 12 de febrero de 1974. (Inédito).
19. Lacan, J.: op.cit. Seminario XX “Aún” Clase III. “La función de lo escrito”. Del 9
de enero de 1973. Pág. 39.
20. Milner, J-C.: op. cit, “La obra clara. Lacan, la ciencia, la filosofía” Cap. IV “El se-
54 ALICIA R. ÁLVAREZ
El escrito permite abordar ese más allá o más acá que queda velado en
los efectos de lenguaje ya que el lenguaje nunca alcanza completamente al
referente, es insuficiente.
Lo que se escribe es la letra y es con letras que Lacan inventa el artefac
to del discurso. Dispositivo que “ ...domina y gobierna todas las palabras que
eventualmente puedan surgir”22.
De lo que se trata en la teoría de los discursos es de funciones. Lacan las
llama funciones radicales en el sentido matemático del término (cantidad
cuyo valor depende del de otra u otras cantidades variables) y dice:
>>Función es ese algo que entra en lo real, que nunca había entrado antes
y que corresponde, no a descubrir, experimentar, cernir, desprender, de
ducir, no, sino a escribir23.
24. Lacan, J.: Seminario XXII “RSI” (Inédito) Clase V Del 11 de febrero de 1975.
25. Lacan, J.: op. cit. "La ciencia y la verdad” Escritos II. Pág. 837.
26. Milner, J-C.: op.cit. “La obra clara. Lacan, la obra, la ciencia, la filosofía” Cap. II
“El doctrinal de ciencia” 1. La ecuación de los sujetos y la ciencia Pág. 35.
27. Vappereau: Curso de Postgrado “Las necesidades del discurso para que el psicoa
nálisis tenga lugar” Facultad de Psicología de Rosario (UNR), 1997.
28. Respecto de la subjetividad científica, Lacan dice en “De una cuestión preliminar
a todo tratamiento posible de la psicosis”, punto V. “Post-scriptum”: “Por eso des
56 ALICIA R. ÁLVAREZ
La operación de lectura
Dice Lacan que nos dirigimos a un sujeto que suponemos sabe leer o pue
de aprender a leer. Se trata entonces de una función de lectura. No habría
escritura sin lectura. '
Pero ¿qué es una operación de lectura?
El sujeto hace una tentativa de escritura con su síntoma pero es una ten
tativa fallida. Podríamos decir que no halla la escritura correcta, la fórmu
la adecuada36.
En la literatura y en el arte ocurre algo similar.
Sigo aquí algunas de las ideas planteadas por Grüner en “El ensayo. Un
género culpable”37:
¿Cada sujeto en su análisis hará la tarea del ensayista en el sentido que
sigue?
“Para un ensayista leer no es escribir de nuevo un libro, es hacer que el
libro sea escrito, aparezca”38.
Recordemos que Freud afirmaba que se trataba de reescribir la historia.
Dice Grüner:
35. Lacan, J.: op cit. “Psicoanálisis, Radiofonía y Televisión”. Primera parte. Pág.
53.
36. Ver también aquí el artículo de Vappereau, J. M.: “La familia, la institución y la
solución por la escritura” en “Entre el mito y la lógica”. Ed. Letra Viva Bs. As.
37. Grüner, E.: “El ensayo. Un género culpable”. Rosario, Homo Sapiens, 1995.
38. Grüner, E.: op. cit. “El ensayo. Un género culpable”.
39. Grüner, E.: op. cit. “El ensayo. Un género culpable”.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 59
bien ese vaciamiento del referente, inclusive de las palabras, es decir, lo que
como “representación” constituye el Sa?
Decimos que lo real se inventa. Hay un acto de invención, porque en lo
real no hay nada que descubrir porque allí hay agujero. La función de lo es
crito es hacerle borde. Entonces, lo real es algo que se escribe porque es algo
que se trata de leer, descifrándolo.
Avanzaremos entonces en el análisis del tratamiento de lo real en cien
cia y en psicoanálisis.
4. TRATAMIENTO DE LO REAL
EN LA CIENCIA
Y EN EL PSICOANÁLISIS
ACERCA DE L A EFECTIVID AD D E L A N Á L IS IS
1. Freud, S.: Obras Completas.Traducción por Luis López Ballesteros. Vol. III. “Nue
vas Lecciones Introductorias al Psicoanálisis” "Lección XXXIV: Aclaraciones, apli
caciones y observaciones” (1932-33) Biblioteca Nueva. Madrid, 1983. Pág. 3187.
2. Lacan, J.: Seminario XXIV “L’ Insu que sait de l’une-bévue s’aile ‘a mourre” (“Lo no
sabido que sabe de la una-equivocación se ampara en la morra”). Clase II “El siste
ma teórico y el contra-psicoanálisis”. Del 14 de Diciembre de 1976. (Inédito).
61
62 ALICIA R. ÁLVAREZ
se desinteresan de ellas. Pero los analistas hemos aprendido que son las que
nos dan indicación del discurso que practicamos.
Al no ser el Psicoanálisis una ciencia, se incrementa nuestra responsabi
lidad en cuanto a poder dar cuenta de cuáles son los efectos, las consecuen
cias de nuestro acto, en términos de su eficacia.
Han predominado siempre los argumentos negativos, en relación a di
ferenciamos de las psicoterapias y de otros discursos en general. Por ejem
plo, sabemos que el psicoanálisis no promete la felicidad, como la política,
ni la compensación divina como la religión, ni el bienestar homeostático de
la medicina, ni el control de los síntomas como la psicofarmacología o las te
rapias breves.
Pero, estando de acuerdo con lo anterior, se nos impone ahora la necesi
dad de definir con argumentos positivos cuál es el efecto a esperar de esta
práctica, a la que nadie se somete más que por esperar algún cambio que
alivie su sufrimiento.
Se suele hablar también de la incurabilidad. Si no ponemos atención en
qué pueda significar esto, corremos el riesgo de generar un terrorismo o ton
tería psicoanalítica como excusa para no dar razones de nuestra práctica.
Lo incurable es ni más ni menos esa cicatriz que como resto, separa la ac
ción del psicoanálisis de cualquier ideal psicoterapéutico. Lo que no borra
que en el transcurso de ese trabajo se hayan producido alivios significativos
en el padecer del sujeto.
Podemos plantear entonces nuestro problema en términos de cuál es
el cambio que se debe operar en un análisis, entendiendo que esto plantea
cuáles son los límites de lo determinado y cuáles los márgenes de innova
ción posibles.
Lacan nos indica que la meta del Psicoanálisis es que el sujeto obtenga
iierto margen de libertad en cuanto a su relación al Otro, en cuanto al lu
jar que ha ocupado en el deseo del Otro. Se trata de la puesta en juego de
la lógica de la operación alienación-separación en las múltiples vueltas por
las que esto pasará en un análisis.
Examinemos entonces, mediante qué operaciones podrá sostenerse esta
dirección. Ya que, por otra parte, poder sostener esta dirección, nos aleja
rá de los callejones sin salida ofrecidos por otros discursos, callejones en los
que sin duda podemos extraviarnos, deslizándonos hacia la estafa, tal como
nos advierte Lacan3.
3. Lacan, J.: op. cit. Seminario XXIV. “U Insu que sait de Fune-bévue s'aile ‘a mourre”
(“Lo no sabido que sabe de la una-equivocación se ampara en la morra”). Clase
X “Hacia un significante nuevo: I. La estafa psicoanalítica” Del 15 de Marzo de
1977. (Texto Inédito).
/
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 63
Las operaciones
• de lo necesario a lo contingente
• de la causa final a la causa material
° del sentido al sinsentido.
• de la constatación a la creación
De lo necesario a lo contingente
Este pasaje debe entenderse como aquello que permitirá un cierto acer
camiento a lo real. No se trata, por supuesto del sin sentido como ausencia
de deseo.
Se articula por la posición de docta ignorancia del analista e implica un
posicionamiento distinto en cuanto a la cuestión del saber. Dará lugar al no-
saber como causa5.
Si al comienzo de un análisis nos encontramos con la ignorancia como
pasión y esta puede decirse como “No querer saber nada de eso”, al final es
esperable que el no-saber haya sido asumido como lugar en la determina
ción. Allí la ignorancia cesará de ser pasión para constituir ese resto opera
torio con el que el sujeto podrá rehacer la cuenta.
Metáfora del muro trabajada por Lacan en “El saber del Psicoanalista”.
Muro en el que es posible ver muchas cosas que tienen sentido, pero tam
bién asomarnos a aquello de lo Real que se nos escapa, a partir de lo que
allí se escribe: los discursos.
Vaciamiento del saber que nos conecta con lo real cuyos efectos, al igual
que en la ciencia son necesariamente del orden de la escritura, están he
chos de letras.
Lo Real es la aversión del sentido. Por lo tanto, es el contragolpe del ver
bo. Porque solamente en la letra la identidad de sí a sí está aislada de toda
cualidad y el significante en lo cual el Inconsciente consiste, todo Uno, es
susceptible de escribirse por una letra.
Así un nuevo comienzo hace su marca. En el principio era la acción. Esto,
en la estructura levanta la inhibición, permite la emergencia del deseo e in
dica la posibilidad de un acto que como tal destituye al sujeto pero del que
a posteriori podrá hacerse responsable. Ese poco de libertad por la que al
guien hará su apuesta.
De la constatación a la creación
permite advertir lo que hay de lo real en lo simbólico, dado que el nudo del
psicoanálisis sería, según Lacan, imaginar lo real de lo simbólico11.
Orientación de lo real ya que su causa es material. En la religión lo ma
terial es consecuencia, no causa.
Todo ló que no está fundado sobre la materia es una estafa12. Diferencia
entonces entre lo Real y lo verdadero. Lo verdadero es la religión y si el psi
coanálisis gira en el mismo círculo pierde su orientación de lo Real13.
Diferencia a pensar asimismo en cuanto a la operatoria alienación-sepa-
ración. La religión se sitúa del lado de la alienación ya que se apoya en una
dependencia absoluta del deseo del Otro, mientras la ciencia, al demarcar
su campo, opera seccionando, separando, cuestión que lleva a Lacan a com
parar al cuerpo de la ciencia con el objeto a.
Considero necesario no resolver la tensión que hace al contrapunto en
tre libertad y determinación.
Recordemos el imperativo freudiano “Wo es war solí ich werden”.
El imperativo insta al sujeto a asumir su propia causalidad, aquello que
lo preexistía y lo determinaba, como umbral mínimo desde donde edificar su
acción. El está en libertad de hacerlo, libertad de privarse de su neurosis.
Tal vez esto está en la línea de la creación de un significante nuevo en
tanto lo Real se inventa allí donde hay un agujero, siendo la letra la que
lo bordea.
Sólo podemos alcanzar unos pedazos de real, ya que:
del que se trata en lo que se llama ‘mi pensamiento’, lo Real es siempre un peda
zo, un troncho, un troncho por cierto alrededor del cual el pensamiento borda; pero
su estigma, el de ese Real como tal, es no ligarse a nada”. (Texto Inédito).
5. EL ENVÉS
E L PSIC O AN Á LIS IS A L REVÉS
Dice :
Este texto es muy interesante, porque algunas cosas que está plantean
do tienen que ver con cómo sitúa el Principio de realidad en relación al Prin
cipio de placer y esta ruptura del Principio de placer como único regulador
del funcionamiento anímico o esta insuficiencia del principio que ha queda
do situada en la obra freudiana como repetición y pulsión de muerte. Es en
esto en lo que Lacan va a asentar la temática del goce.
Esto que él toma acá, ¿por qué se relaciona con el otro texto de “Más allá
del ‘principio de realidad”?
En este último texto, lo que hace Lacan es reivindicar a Freud en contra
de la psicología, fundamentalmente hace una crítica a la psicología asocia-
cionista. Porque lo que aparece en Freud y que nunca había aparecido en la
psicología, es una orientación de lo real o la función de lo real.
En ese momento Lacan no ha alcanzado a formular claramente su con
cepción de lo real.
6. Lacan J.: op. cit. “Psicoanálisis, Radiofonía y Televisión”. “Ocasión de pasar al an
verso (es el propósito de mi Seminario de este año) del psicoanálisis en cuanto
éste es el discurso de Freud, él suspendido. Y, sin recurso al Nombre-del-Padre
del que dije abstenerme, sesgo legítimo a tomar de la topología traicionada por
ese discurso”.
72 ALICIA R. ÁLVAREZ
gencia de lo que llamamos sujeto- por el significante que, en cada caso, fun
ciona como representando a.este sujeto ante otro significante”7.
A S* ------ " S*
$ jj a \
Por eso en la fórmula que dice que el saber es el goce del Otro, de lo que
se trata es de una articulación lógica. Del Otro, por supuesto, en tanto -
puesto que no hay ningún Otro- la intervención del significante lo hace
surgir como campo8.
7. Lacan, J.: op. cit. Seminario X VII “El Reverso del Psicoanálisis”. Clase I “La pro
ducción de los cuatro discursos". Del 26 de Noviembre de 1969. Pág. 10-11.
8. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso delPsicoanálisis”. Clase I “La pro
ducción de los cuatro discursos”. Del 26 de Noviembre de 1969. Texto estableci
do por Jacques A. Miller. Ed. Paidós. Argentina, 1988. Pág. 13.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 73
Es por la intervención de Si sobre S2, que surge este campo como campo
de goce. Está planteando que, en cuanto al Otro, lo que se funda es el cam
po de goce.
Esto está evidentemente, en el centro de la cuestión de la repetición y de
la pulsión de muerte.
Cuando avancemos sobre el tema de la necesidad de discurso, veremos,
apoyándonos en el Seminario “...o peor”, que la necesidad en el ser hablan
te es el modo de resistir a la muerte9.
Freud en “Mas allá...” dice que hay una resistencia de la vida frente a la
tendencia al Nirvana y así introduce a la pulsión de muerte como esta ten
dencia de volver a lo inanimado.
Lacan precisa que esta tendencia es lo que se sostiene en la experiencia
analítica, como experiencia de discurso. Hace una referencia al texto “Más
allá del principio del placer”.
La referencia es:
...si esa burbuja... subsiste, es porque la vida vuelve a llí únicamente por
caminos siempre iguales y que quedaron trazados en su día. ¿Qué es esto,
sino el verdadero sentido de lo que hallamos en la noción de instinto, la
implicación de un saber?... El saber es lo que hace que la vida se deten
ga en un cierto límite frente al goce. Puesto que el camino hacia la muer
te... no es nada más que lo que llamamos el goce.10
Estos rodeos hacia la muerte, fielmente conservados por los instintos con
servadores, constituirían hoy el cuadro de los fenómenos vitales... Son
instintos parciales, destinados a asegurcir al organismo su peculiar ca
mino hacia la muerte.u '
Podría plantearse que hay una relación primaria entre el saber y el goce.
Saber del instinto que traza el surco al que volverá una y otra vez y esto se
12. Freud, S.: Obras Completas. Traducción por Luis López Ballesteros. Vol. III “Más
allá del principio del placer” . 1919-1920 (1920) Biblioteca Nueva. Madrid, 1983.
Cap. IV Pág. 2519.
13. Freud, S.: op. cit. “Más allá del principio del placer”. 1919-1920 (1920) Cap. V Pág.
2523.
14. Freud, S.: op. cit. “Más allá del principio del placer”. 1919-1920 (1920) Cap. V. Pág.
2526.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 75
Cómo escribe o cómo sitúa el materna Lacan. Vamos a hacerlo por me
dio de pasos.
Los términos
Dice: primero escribo cuatro letras [Sj S2 a S] las escribo de modo tal que
no puedo a mi antojo cambiarlas, no puedo cambiar su orden ni sus rela
ciones.
Esto es tributario de una concepción estructural. Dice Lacan: “ ...poco im
porta la forma de las letras con las que escribamos esta cadena simbólica,
con tal de que sea distinta con eso basta para que se manifieste algo, rela
ciones constantes”1.
El siguiente paso sería: escribo dos barras, de manera que de golpe ten
go cuatro lugares, es un puro espacio, establezco cuatro lugares. Se trata de
una topología.
Coloco un término cualquiera y el resto se acomoda en el orden que he
mos establecido. A cada uno de estos lugares se les da una función, un valor
determinado. Dice así: “...se da a cada lugar un valor determinado de modo
que un término colocado en un lugar puede tirar hacia sí de la estructura y
en otro lugar el término queda velado”2. O sea que será diferente que cual
quiera de estos términos esté en un lugar o en otro lugar; tendrá una fun
ción completamente distinta.3
1. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase I “Produc
ción de los cuatro discursos” Del 26 de Noviembre de 1969. Efectivamente es a
partir del estructuralismo que puede situarse al elemento como desprovisto de
valor en sí mismo. Pág. 13.
2. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase 1 “Produc
ción de los cuatro discursos” Del 26 de Noviembre de 1969. Pág. 13.
3. Los elementos sólo tienen las propiedades que le advienen del sistema.
77
78 ALICIA R. ÁLVAREZ
Los lugares
Vamos a decir cómo se llaman los lugares4. Los lugares son: el de la iz
quierda arriba se llama lugar agente o apariencia. El de la derecha el del
otro o el trabajo o el goce. El de abajo a la derecha es el producto o plus de
gozar y el de abajo a la izquierda es el de la verdad.
agente otro
apariencia trabajo
goce
verdad producto
plus de gozar
Las operaciones
4. Es en 1970-71, op. cit. Seminario X V III “De un discurso que no fuese semblante”,
con la introducción de la noción de semblant que Lacan va proponer otros nom
bres para los lugares del cudrípodo: semblant . goce y plus de gozar.
5. Lacan, J.: op. cit. Seminario X VII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase I “Produc
ción de los cuatro discursos” Del 26 de noviembre de 1969. Pág. 172.
6. 170 Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase I “Pro
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 79
La vectorización
También a veces escribe así: en lugar de poner estas dos flechas escribe
esto //lo que muestra que siempre, en todos los discursos, el lugar del pro-
ducto no está conectado con el lugar de la verdad, está separado, hay algo
que impide que se reúnan)
----------- >-
//
yi
En “El saber del Psicoanalista”9 hace una referencia a los vectores di
ciendo que en el lugar de la verdad hay dos vectores que divergen. Uno que
se dirige al goce, al goce fálico, tiene una relación al goce y otro que va al lu
gar de la apariencia en tanto apariencia de hombre o apariencia de mujer.
El dice: apariencia que tienen con el rol.
Lacan hace un comentario irónico cuando está dando el Seminario XX,
dirigiéndose a los varones de esa audiencia, diciéndoles “...a Uds. que apa
rentemente están del lado izquierdo de este cuadro”10; se refiere obviamen
te al cuadro de la sexuación.
Esto nos permite pensar qué pasa cuando se altera el orden la vectoriza
ción. Porque efectivamente en el discurso capitalista no sólo se altera el or
den de las letras sino que también se altera la vectorización. Pero la vecto
rización en el discurso capitalista se altera de modo que de cada uno de los
vértices hay “uno que llega y uno que parte” (a diferencia de la regla gene
ral enunciada por Lacan).
Me interesa subrayar que nunca pueden confluir en un mismo lugar tres
de los vectores. En el sentido de que siempre hay algo que escapa hacia otro
lado. No se completa en esa esquina.
La otra cuestión, es que queda claro que la propiedad de uno de los vér
tices, es la divergencia. Y la propiedad de la divergencia está en el vértice
de la verdad. Diverge hacia el lugar del goce y hacia el lugar de la aparien
cia. Propiedad que se sostiene en la no relación sexual.
El lado faltante o la doble barra, hace a una de las condiciones de esta
11. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972. Clase IV Del 3 de Febrero de 1972.La enumeración que hace
creo que es errónea. Dice Lacan que hay dos que llegan y uno que parte, dos que
llegan y uno que parte. Después dice que hay uno que llega y dos que parten, lue
go uno que llega y dos que parten. Efectivamente hay dos vértices (los de arriba)
a los que llegan dos vectores y de los que parte uno. Del inferior izquierdo parten
dos y no llega ninguno y del inferior derecho parte uno y llega otro. Pág. 75.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 81
DISCURSO DEL
DISCURSO DEL AMO UNIVERSITARIO
Sl ------- ► S2 S2 ------- ► a
S ii a > r Si ii S w
82 ALICIA R.ÁLVAREZ
8 - Sl ty a .... ' S
R jj Sg )f S2 // Sx v
Cito:
“Digamos que, a falta de poder dar enseguida a este término otro valor,
llamo dominante a lo que me sirve para nombrar estos discursos.
Esta palabra, dominante, no implica predominio, en el sentido de que
este predominio especifique, lo que no es seguro, al discurso del amo. D i
gamos que se pueden atribuir; por ejemplo, según los discursos, substan
cias distintas a esta dominante”12.
12. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase III “Saber,
medio de goce”. Del 14 de Enero de 1970. Pág. 45.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 83
No hay treinta y seis formas de hacer leyes, estén o no animadas por las
buenas intenciones o la inspiración de la justicia, puesto que tal vez hay
leyes de estructura que hacen que la ley sea siempre la ley que está en ese
lugar que llamo dominante en el discurso del amo.14
De modo que está planteando la ley como ley de la estructura, como algo
muy general, no está hablando de las distintas encarnaciones, de las leyes
de la justicia.
Respecto del discurso universitario, Lacan da muchas vueltas, pero po
dríamos decir que lo que está allí en juego es el saber, él lo llama: todo-sa
ber. No se trata de saber todo, sino del todo-saber.
En el discurso de la histérica, sitúa la letra que representa al sujeto barra
do [S]. Se refiere al síntoma en el sentido de que allí lo que aparece es la ba-
rradura del sujeto, entonces el lugar dominante en el discurso de la histérica
sería el síntoma, este discurso se sitúa y se ordena alrededor del síntoma.
Y en el discurso del analista, escribe a, el efecto del rechazo. En el discur
so del analista lo rechazado está como lo dominante.
El lugar de la dominancia en el discurso, es apariencia de la causa del
discurso, en el sentido que se podría decir que alude a ese lugar que es el
que sitúa y ordena, a condición de no confundir el orden de la causa con el
orden de lo que aparenta ser la causa.
13. Volveremos sobre este punto al tratar el tema del Discurso Capitalista.
14. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase III “Saber,
medio de goce”. Del 14 de Enero de 1970. Pág. 46.
84 ALICIA R. ÁLVAREZ
15. Lacan, J.: op. cit. Seminario XI “Los Cuatro Conceptos Fundaméntales del Psi
coanálisis” Clase V “Tyche y automaton” Apartado “El inconsciente y la repeti
ción’’. Pág. 61.
16. Lacan, J.: op. cit. “La ciencia y la verdad” Escritos II.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 85
el significante. Y que estas letras, en todos nosotros evocan sentido. Hay algo
que las ha fijado en un sentido.
Respecto de las letras, Lacan dice que las escribe en un orden y que no
puedo cambiar ese orden a mi antojo. El orden es Sx, S2, a y S.
A los lugares, Lacan les da un nombre, dice “valor”: “Se le da a cada lu
gar un valor determinado”. Y esto tiene por consecuencia:
Vamos entonces a situar estas letras que utiliza Lacan para establecer
los cuatro discursos.
En primer lugar Si. El Sx es la marca de la exterioridad del significante
respecto del campo del Otro.
S2sería el campo del gran Otro, podríamos pensarlo en términos de los cír
culos de Euler, cuando Lacan trabaja la alienación y la separación. El cam
po del gran Otro o batería de los significantes, o podríamos decir los signifi
cantes que ya están allí.
1. Lógica de la repetición que Freud demuestra con el famoso caso del fort-da en op.
cit. “Más allá del principio del placer”.
2. Ver más adelante Cap. “Imposibilidad; Impotencia”.
3. Lacan, J.: op. cit. Seminario XX “Aún”. Clase XI “La rata en el laberinto” Del 26
de Junio de 1973. Pág. 171.
4. Lacan, J.: Seminario II “El yo en la teoría de Freud”. Clase XIX “Introducción del
Gran Otro” Del 25 de Mayo de 1955. Texto establecido por Jacques A. Miller. Ed.
Paidós. Argentina, 1988.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 89
a un sujeto que habla. Y en tanto que habla tiene boca y no es una esfera.
Es un modo de decir: hay en función una falta que lo hace hablar, dirigirse
al otro. Pone en cuestión el trabajo de los postfreudianos que han tratado
de convertir a los hombres en lunas. Por suerte, dice, no lo logran porque la
gente se resiste a ello; de alguna manera es imposible que lo consigan.
Algunas prácticas psicoterapéuticas y algunas prácticas sociales, entre
ellas, la política, van por la vía de convertir a los hombres en lunas en el sen
tido de cubrir la falta, armonizar, producir la homeostasis, llamémosle de
distintas maneras. Lo que está allí funcionando es esta idea imaginaria del
todo, que no haya ninguna falta en juego, evitación de la angustia.
Exactamente de esa manera lo expone en el Seminario “La Angustia”5
cuando afirma que la cosmología busca la reinstalación de esta idea imagi
naria del todo. No es casual que lo plantee ahí, tematizando la angustia.
Antes de pasar a la escritura de los discursos hay una primera considera
ción que quiero hacer. En el Seminario XX “Aún”, Lacan va a hablar a veces
del discurso del Analista, y a veces del discurso Psicoanalítico, habría que
ver si esto proviene de la conversación o si está diciendo que son diferentes.
En mi opinión, conviene mantener la diferencia reservando la expresión dis
curso del analista para aquél que podemos escribir. Discurso del Psicoaná
lisis es un término mucho más amplio: el cuerpo doctrinario, lo que dice el
Psicoanálisis, lo que sabe el Psicoanálisis.
Por otro lado lo que dice Lacan es que si bien son cuatro discursos, él le da
un valor distinto al discurso del Analista que a los otros discursos, es decir
está en la serie de los cuatro6pero tiene una operatoria diferente. ¿Por qué?
Porque es el único que puede dar cuenta de los otros, que está en condiciones
de dar cuenta de los otros, ya que da lugar a lo rechazado de los otros.7 *
Esta particularidad del discurso del analista es situada por Lacan en “La
tercera” como sigue:
Y en “El saber del Psicoanalista” situará que sólo es posible despejar esta
lógica a partir de la emergencia del discurso del analista:
gunta cuál sería el oficio del discurso analítico y afirma: el oficio del discur
so analítico es no volverlo oficial sino oficiante.
También nos advierte acerca de no confundir el discurso del analista
con el discurso del analizante. El discurso del analizante no es el que va
mos a escribir como el discurso del analista. Es más, lo que se produce en
una entrada en análisis es la histerización del discurso. Esto indica clara
mente que no hay que creer que todo lo que ocurre en un análisis es el dis
curso del analista.
Esto nos parece importante, porque renueva la cuestión que a Freud siem
pre le preocupó y que introdujo como la relación entre el oro puro del Psicoa
nálisis y el bronce de la sugestión.
Pasemos ahora a la escritura de los cuatro discursos y a la operatoria de
cada uno de ellos.
* Si ' S2 i 'a
S // a 'r S, // S '
1 s s, i, a ' S
a // S2 r S2 // sx "
A S, --------* S2
S jj a \
92 ALICIA R. ÁLVAREZ
Voy a empezar por el Discurso del Amo que es por el cual empieza La
can, haciendo la aclaración de que puede partirse por cualquiera ya que es
cuestión girarlos. No obstante, Lacan dice que va a empezar por el Discurso
del Amo y agrega allí que la filosofía no habla de otra cosa.
Hay aquí una primera diferenciación con otras cuestiones que a veces se
confunden. En principio, Lacan ubica al Discurso del Amo del lado del saber
teórico, del lado de la filosofía. Vamos a ver cómo se arma esta estructura.
Si es la función de significante en la que se apoya la esencia del amo.
Hay un párrafo en el Seminario XII “Problemas Cruciales...” donde Lacan
dice que:
...el gran apoyo del amo no es su deseo sino sus identificaciones siendo
la principal de ellas el nombre de amo, el nombre que él lleva, que vie
ne a aislarlo en la función del nombre, por el hecho de que es un aristó
crata. 11
11. Lacan, J.: op. cit. Seminario XII “Problemas Cruciales para el Psicoanálisis”. 1964
1965. Clase VI Del 20 de Enero de 1965. (Inédito).
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 93
12. Lacan, J.: op. cit. Seminario X I I “Problemas Cruciales para el Psicoanálisis”. 1964
1965. Clase V I Del 20 de Enero de 1965. (Inédito).
13. Lacan, J.: op. cit. Seminario X II “Problemas Cruciales para el Psicoanálisis” 1964
1965 (Inédito) Clase VI Del 20 de Enero de 1965. (Inédito).
14. Platón: Diálogos III. “El Banquete” . Ed. Gredos. Madrid, 2000.
94 ALICIA R. ÁLVAREZ
que alguien puso en duda y renunció a este saber mal adquirido, haciendo
referencia a Descartes.
Respecto de este punto, es importante mencionar que no hay una nota
ción o escritura del discurso de la ciencia en Lacan. Pero sí hay una serie de
referencias en su obra a algo que él llama discurso de la ciencia. Hay que
ver si cuando habla de discurso de la ciencia, lo dice con la misma exactitud
que cuando está planteando esto. Efectivamente, dice que sería una deriva
ción del Discurso de la Histérica.15
Entonces, en el Discurso del Amo no se trata de la producción del saber.
Y hablar del deseo de saber es un disparate de los psicoanalistas, según opi
nión de Lacan. El amo al producir esta transferencia de saber no por ello
está interesado en saber nada. Lo hace para que la cosa funcione.
Hay otra referencia de “Problemas cruciales..donde Lacan está hablan
do de Sócrates y dice:
sabe. De vez en cuando hay algo que irrumpe, es lo que permite que un aná
lisis se pueda sostener. Irrumpe un lapsus, irrumpe un fallido y se revela
que hay algo que no sabe. Lacan compara esto con el saber del esclavo, como
un inconsciente no revelado.
Lo que es interesante y hace a poder pensar discursos efectivamente exis
tentes es que el amo aspira a que el saber pueda hacer totalidad, y esto es
inmanente al discurso de la política.
Esto nos da una indicación de por qué dice que el discurso del psicoaná
lisis es el reverso del discurso del amo.
Este tema del saber, queda más articulado como cuestión de renuncia,
cuando establece cuál es el pasaje que se da entre el discurso del amo y el
discurso universitario.
De momento, los va a llamar Discurso del Amo Antiguo y Discurso del
Amo Moderno.
Si // S |
19. Ver también Lacan, J.: op. cit. “La tercera” en “Intervenciones y textos 2”: “...cada
individuo es realmente un proletario”. Pág. 86.
96 ALICIA R. ÁLVAREZ
El S2del amo muestra el núcleo de la nueva tiranía del saber Esto im
pide la aparición de la verdad. El signo de la verdad está en otra parte.
Debe ser producido por los que ocupan el lugar del esclavo.23
20. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase II “El amo
y la histérica” Del 17 de Diciembre de 1969. Pág. 32.
21. Desarrollaremos esta cuestión en el Cap. “Imposibilidad. Impotencia. Verdad y
Producto. Plus de goce, plusvalía. ¿Un discurso tranagresor?”.
22. Ver Zizek, S.: “El sublime objeto de la ideología”. Editorial Siglo veintiuno. 1° Edi
ción. México,1992.
23. Lacan, J.: “La tercera” en “Intervenciones y textos 2”. Pág. 87.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 97
Esto está en relación con lo que dice Marx. En el sentido de que la con-
: i^ncia de la burguesía está de acuerdo al discurso explícito, mientras que
proletario tendrá que hacerse una conciencia para sí que se contraponga
i lo que dice el discurso explícito, para situarse como explotado. Este es un
caso, por eso entiendo que se refiere a eso por cuanto si el signo de la ver-
iad está en otra parte debe ser producido por los que ocupan el lugar del es
clavo. Esto no puede venir de otro lugar24.
Lacan dice que ellos son productos tan consumibles como los otros. El
proletario es libre de vender su fuerza de trabajo por lo que no es más que
una mercancía entre otras25.
Entonces, el paso del amo antiguo al amo moderno se especifica en el lla
mado Discurso Universitario, primera aproximación de Lacan a la lógica
discursiva del capitalismo.
En el discurso universitario el lugar del agente, de la dominancia es el S2
cuya característica no es saber todo sino todo-saber. Y a esto Lacan lo iden
tifica con la burocracia. Incluso hace una referencia a la URRSS.
Por lo tanto lo que produciría este cambio, este giro, este cuarto de
vuelta del discurso del amo al discurso universitario, lo principal que si
túa aquí Lacan, es el cambio en el lugar del saber, en el sentido que el pro
letario ha sido desposeído del saber. Por lo tanto, la operatoria es distin
ta. Al haber pasado ya el saber al lugar de amo se hace más opaca la rela
ción con la verdad.
Del que trabaja, del lugar del trabajo, del lugar del otro, dice Lacan:
que son ellos mismos productos, son objetos. Porque en el lugar del traba
jo, en el lugar del otro está a, por lo cual son ellos productos tan consumi
bles como los otros.
Lacan dice, que antes al amo se lo podía situar y que ahora está por to
das partes, es anónimo, es la maquinaria, son las razones de estado, son las
necesidades de la economía, son las operaciones de la bolsa... y entonces esto
hace mucho más difícil algo que pueda producir algún acotamiento al amo
porque está por todos lados, no se lo puede identificar. Y también se refiere
a Dioses oscuros que ordenan el goce26.
24. Lacan, J.: op. cit. (referencia cita 204) “La tercera” en “Intervenciones y textos 2”
dice: “No hay más que un único síntoma social, cada individuo es realmente un
proletario”. Pág. 86.
25. Guy Lérés en op.cit. nos hace notar la diferencia entre la posición de Lacan y la
ideología liberal. Para ésta, somos todos amos, mientras que para Lacan somos
todos proletarios.
26. En el Seminario XI op. cit. "Los Cuatro...” Clase XX “En ti más que tú” Del 24 de
junio de 1964. Lacan dice: “Sostengo que ningún sentido de la historia, funda
do en las premisas hegeliano-marxistas, es capaz de dar cuenta de este resurgí-
98 ALICIA R. ÁLVAREZ
Esto produce una diferencia, porque al estar por todas partes, al estar en
el anonimato, no hay ninguna posibilidad de reserva respecto de este amo.
La Literatura y el Arte también muestran esto. Es absolutamente consta-
table que la figura de un padre, de un rey, es bastante más identificable que
un aparato burocrático.
Una puntuación que quiero subrayar es cuando Lacan respecto al dis
curso universitario dice:
Es imposible dejar de obedecer esa orden que está ahí, en el lugar que
constituye la verdad de la ciencia - Sigue. Adelante. Sigue sabiendo cada
vez más29.
miento (se refiere al nazismo) mediante el cual se evidencia que son muy pocos
los sujetos que pueden no sucumbir, en una captura monstruosa, ante la ofren
da de un objeto de sacrificio a los dioses oscuros”. Pág. 282.
27. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis”. Clase VIT. “Edi-
po, Moisés y el padre de la horda”. Del 11 de Marzo de 1970. Pág. 109.
28. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis”. Clase VIL “Edi-
po, Moisés y el padre de la horda”. Del 11 de Marzo de 1970. Pág. 111.
29. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis”. Clase VIL “Edi-
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 99
Discurso de la histérica
A « ------- * S*
a ¡I S2 v
Haciendo un cuarto de vuelta por regresión del discurso del amo, obtene
mos el discurso de la histérica que es donde Lacan sitúa que transcurre la
experiencia analítica. La experiencia analítica misma instituye la histeri-
zación del discurso. Hay que señalar que Lacan dice que este discurso exis
tió y existirá siempre, haya o no haya psicoanálisis.
En el discurso de la histérica se trata de un S que se dirige a un amo,:
orientado por el deseo de saber, por lo que Lacan caracteriza a la histérica
como industriosa, trabajadora, que quiere hacer hombres.
En “Radiofonía...”, Lacan se expresa así:
D eseo___ ^ Otro
Verdad pérdida
n a S
S2// S, "
Lacan indica que en este discurso el analista es el amo. Pero bajo la for
ma de a. Y ya hemos situado a a como la función de resto rechazada de cada
uno de los discursos. Lo rechazado de los otros discursos tendrá el lugar do
minante en el discurso del analista.
También del lado izquierdo del tetrápodo, lado que Lacan dirá que es el
del analista, en este caso, está S2. Esto implica un saber en juego, que pro
visoriamente Lacan llamará saber hacer analítico35. Y cuya particularidad
está en ocupar el lugar de la verdad.
Así escribimos a, como causa del deseo, agente del discurso que se dirige
33. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase VI. “El amo
castrado”. Del 18 de Febrero de 1970. Pág. 98.
34. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII“El Reverso del Psicoanálisis” Clase VI. “El amo
castrado”. Del 18 de Febrero de 1970. Pág. 99.
35. Más adelante estudiaremos la función del saber en el discurso del analista.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 101
El giro de discurso36
Lacan afirma que siempre que hay giro de discurso hay emergencia del
discurso analítico, o sea que ésta también es una particularidad. Cuando hay
giro de discurso, dice Lacan, se cambia de razón, se cambia de amor.
Al giro de discurso se refiere así:
Cambio de discurso: eso se mueve, eso los, eso nos, eso se traspasa, nadie
acusa el golpe. Me canso de decir que esa noción de discurso ha de to
marse como vínculo social, fundado en el lenguaje...31.
36. Lacan, J.: op. cit. Seminario XX “Aún” Clase II. “A Jakobson”. Del 19 de Diciem
bre de 1972. Pág. 23 y sgtes.
37. Lacan, J.: op. cit. Seminario XX “Aún” Clase II. “A Jakobson”. Del 19 de Diciem
bre de 1972. Pág. 26.
38. Lacan, J.: op. cit. Seminario XX “Aún” Clase II. “A Jakobson”. Del 19 de Diciem
bre de 1972. Pág. 25.
39. Freud, S.: op. cit. “Psicología de las masas y análisis del yo” (1921)
102 ALICIA R. ÁLVAREZ
40. Ver Sigmund Freud en: Obras Completas. Traducción por Luis López Ballesteros.
Vol. II “Los instintos y sus destinos” (1915). Biblioteca Nueva. Madrid, 1983.
41. Freud, S.: Obras Completas. Traducción por Luis López Ballesteros. Vol. II “So
bre una degradación general de la vida erótica” (1912). Biblioteca Nueva. Ma
drid, 1983
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 103
3xJx 3x.
V x. O x V x. ®x
42. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne y op. cit. Seminario XX “Aún” Clase VII “Una carta de almor”. Ver también
Rabinovich, Diana “Modos lógicos del amor de transferencia” Ed. Manantial Bs.
As. 1992.
104 ALICIA R.ÁLVAREZ
43. Lacan, J.: op. cit. Seminario X “La Angustia” (Inédito) Clase VIII Del 16 de Ene
ro de 1963.
44. Volveremos a ocuparnos de este tema más adelante.
45. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972. Clase VI Del 4 de Mayo de 1972. Pág. 122.
8. LOS DISCURSOS SE ESCRIBEN
1. Podríamos asimismo hablar —retomando a Lacan- de los dos horizontes del sig
nificante: el materno (que es también lo material) y el matemático (que es for
mal). Esta distinción está indicada en: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Char
las de Jacques Lacan en Ste Anne 1971 - 1972. Clase VI Del 4 de Mayo de 1972.
Pág. 117.
2. Lacan, J.: op. cit. “La ciencia y la verdad”. Escritos II.
105
106 ALICIA R. ÁLVAREZ
3. Lacan, J.: op.cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971 -1972.
4. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971 -1972. Clase VI Del 4 de Mayo de 1972. Pág. 122.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 107
5. Milner, J-C.: op. cit. “La obra clara. Lacan, la ciencia, la filosofía” Cap. IV “El se
gundo clasicismo lacaniano" 2.2 La letra
108 ALICIA R. ÁLVAREZ
x g
6. Lacan, J.: op. cit. Seminario XI “Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psi
coanálisis” Clase XVI “El sujeto y el Otro: la alienación”. Pág 213.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 109
La apariencia
En términos del cuadro de la sexuación, podemos decir que no hay ser del
hombre o ser de la mujer. En todo caso, hacer apariencia de hombre o hacer
apariencia de mujer, pone de relieve o de manifiesto la falta de ser. Con lo cual,
es un uso bastante distinto al que a veces se le da al término apariencia.
Si bien puede estar enjuego la versión imaginaria de la apariencia, puede
producir algo del engaño, pero no implica que haya una identidad allí. Este
engaño puede ser para otro o para quien lo ocupa, alguien se puede creer
aquello que encarna. En todo caso, se trata de la|versión imaginaria del es
tar ocupando una funcióg?
Esto es lo que puede ser aclarado por el discurso del analista. En la medi
da en que Lacan está planteando que el discurso del analista es el que pue
de aclarar lo que pasa en los otros discursos.
Me interesa subrayar que no se trata del ser, sino más bien de lo opuesto.
Hacer apariencia y situar esto como apariencia, es un golpe o una caída de
la cuestión del ser. Porque de eso no se puede hacer más que apariencia.
Justamente, es porque hay esa discrepancia que se puede poner enjue
go algo de la dimensión de la falta y no quedar coagulado ahí. Permite el
movimiento.
En el Seminario XV III “De un discurso que no fuese sembl ante ”9L acan
retoma varios de estos aspectos para situar más claramente la función de
la apariencia en relación a la verdad soportada a su vez en lo imposible de
lo real encarnado en el goce sexual.
Hace referencia a la necesidad del mito de Edipo para designar lo real
porque: “...¿con qué se encarna lo real?, con el goce sexual, ¿cómo qué?, como
imposible, ya que el Edipo designa el ser mítico cuyo goce sería ¿cuál? El
goce de todas las mujeres”10.
El concepto de apariencia permite a Lacan explicar las diferentes posi
ciones sexuadas del hombre y la mujer y tiene un alcance teórico fundamen
tal ya que constituye un modo de liquidar la cuestión del referente. El refe
rente en tanto real es imposible, por lo que no podemos más que construir
lo. En esa misma línea sostiene su posición de que el lenguaje es siempre
metafórico, dado que “...el referente nunca es bueno”11.
9. Lacan, J,: op. cit. Seminario XVIII “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se II Del 20 de Enero de 1971.
10. Lacan, J,: op. cit. Seminario XVIII “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se II Del 20 de Enero de 1971. Pág. 16.
11. Lacan, J.: op .cit. Seminario XVIII “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se III Del 10 de febrero de 1971. La cita completa es: “Pertenece a la naturaleza
del lenguaje - no digo de la palabra - del lenguaje mismo, que en cuanto a abro
char cualquier cosa que allí signifique, el referente nunca es bueno... Toda desig
nación es metafórica”. Pág. 24.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 111
...el sujeto está dividido como en todas partes por el lenguaje, pero uno de
estos registros puede satisfacerse por referencia a la escritura, y el otro
por el ejercicio de la palabra13.
...nada es más distinto del vacío producido por la escritura que la apa
riencia; en esto, en un principio, que es el primero de mis pliegues siem
pre listo para coger el goce o al menos para indicarlo por medio de su
artificio14.
12. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVIII “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se VII Del 12 de Mayo de 1971. (Texto Inédito). Pág. 68.
13. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVIII “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se VII Del 12 de Mayo de 1971, Pág. 73.
14. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVIII “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se VII Del 12 de Mayo de 1971. Pág. 73.
112 ALICIA R. ÁLVAREZ
„.si la ponen a prueba, verán que siempre llevan a alguna parte, e in
cluso preferentemente a algo exacto. Esto, no me dispensa del trabajo
de introducirles por vías que convienen, aquéllas no que les justifiquen
para mí, desde donde les hablo, pero aquéllas por las cuales este dis
curso puede explicarse. Supongo -y no me supongo forzosamente- que
me dirijo aquí siempre a analistas; es por mi parte lo que hace que mi
discurso no se siga fácilmente, es exactamente en la medida en que hay
algo que, a nivel del discurso del analista, obstaculiza cierto tipo de ins
cripción, esta inscripción sin embargo, es lo que lega, lo que propongo,
es lo que espero que pasará de un punto de donde, si se puede decir, el
discurso analítico tomará nuevo impulso.
Entonces se trata de hacer sensible de qué manera la transmisión de una
letra tiene alguna relación con algo esencial, fundamental, en la organi
zación del discurso, cualquiera sea el saber del goce”15.
De la letra al discurso
15. Lacan, J.: op. cit. Seminario X V III “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se V II Del 12 de Mayo de 1971. Pág. 74.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 113
16. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972. Clase IV Del 3 de Febrero de 1972
9. SABER Y CIENCIA
E SC RITU R A T E N T A T IV A D EL DISCURSO
DE L A C IE N C IA
115
116 ALICIA R. ÁLVAREZ
sentido de actividad del sujeto pensante. Por todo el procedimiento que hace
de barrido del saber, lo que queda es la actividad del sujeto pensante3.
Entonces, no habría inconvenientes en principio, en mantener ese tér
mino allí.
Por otra parte, Lacan dice que donde reina el materna -refiriéndose a la
ciencia moderna-, lo que se produce es saber. Con lo cual, tampoco habría
inconveniente en situar el saber (S2) en lugar de la producción. Además dice
que el saber no es más que producto, porque está ligado a las normas del
plus de gozar, saber mensurable que tiene que ver con el mercado del saber.
La ciencia produce un saber que es un saber mensurable4.
Respecto del cambio en los términos medios, resulta más complejo. He
pensado que el único cambio que se puede hacer en los términos medios, es
hacer así:
esta articulación significante que él, como sujeto, surge como su consecuencia.”
Pág. 265.
3. La referencia a Freud es directa en tanto él hablaba de pensamientos inconscien
tes. Lacan trabaja esta cuestión en distintos momentos de su obra. En particular
puede consultarse en op cit. Seminario XI “Los Cuatro Conceptos Fundamenta
les del Psicoanálisis” Clase III “Del sujeto de la certeza”.
4. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972. Clase VI Del 4 de mayo de 1972. La cita completa es: “Esta re
ferencia matemática así llamada porque es del orden donde reina el materna, es
decir lo que produce un saber que, por no ser más que producto está ligado a las
normas del plus-de-gozar, es decir, de lo mensurable”. Pág. 121.
5. Regnault, F.: “Dios es Inconsciente”. Ed. Manantial. 1986.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 117
discurso del analista como diferente del lugar que ocupa en los otros dis
cursos.
'¿Qué es la verdad como saber? Viene al caso decirlo así- ¿Cómo saber
sin saber?9
9. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase II. “El am:
y la histérica”. Del 17 de Diciembre de 1969. Pág. 36.
10. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase II. “El ame
y la histérica”. Del 17 de Diciembre de 1969. Pág. 37.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 119
11. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase II “El amo
y la histérica” Del 17 de Diciembre de 1969. Pág. 37.
12. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase II “El amo
y la histérica” Del 17 de Diciembre de 1969. Pág. 38
120 ALICIA R. ÁLVAREZ
Se trata de cómo la letra en ese lugar puede pasar de ser plus de gozar
a ser causa de deseo. Esto es lo que haría a la posición del analista. El mo
vimiento sería: el producto o resto de la operación, transformándose, por el
cambio de lugar, en falta funcionando como causa.
Esto hace a la posición del analista y allí Lacan confronta posiciones
freudianas, como su inclinación al amor a la verdad. Se diferencia de esta
propuesta, sin descartarla totalmente y, parafraseando su aforismo respec
to de la angustia, dice:
Es exigible que una definición sea correcta y que una enseñanza sea ri
gurosa. Es enteramente intolerable en el momento en que el psicoanálisis
es llamado a dar algo, lo cual no crean que tengo la intención de elidir:
en la crisis que atraviesa la relación del estudiante con la Universidad,
es impensable que se responda por el enunciado de que hay cosas que no
podrían, de ningún modo, definirse en un saber. Si el psicoanálisis no
13. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase III “Saber,
medio de Goce”. Del 14 de Enero de 1970. Pág. 56.
14. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase IV “Ver
dad, hermana del goce”. Del 21 de Enero de 1970. Pág. 61.
15. Jorge Belinsky en “El psicoanálisis y los límites de su formalización” op.cit. tra
baja esta cuestión en el sentido de cierta promesa de búsqueda de la verdad, pro
mesa incumplible pero que sostiene la posibilidad del análisis.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 121
Plantea la cuestión del saber que se puede formalizar, un saber que pue-
ie enunciarse como saber y enseñarse como tal.
Esto no significa que pueda haber un saber total por lo que a continua
ran examinaremos los límites que cada discurso conlleva, a partir de las ca-
-..jgorías de impotencia e imposibilidad.
16. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVI “De un otro al Otro” Clase I Del 13 de Noviem
bre de 1968. Pág. 5.
10. IM POSIBILIDAD. IM PO TENCIA
Imposibilidad e impotencia
Hay una operatoria en los discursos que Lacan sitúa enalgunas de las
versiones de escritura de los discursos aunque no en todas. Son dos flechas
qiie agrega a los discursos para hablar de imposibilidad y de impotencia.
Coloca la flecha de la imposibilidad en el plano superior y la de la impoten
cia en el plano inferior.
Así lo grafica en el Seminario XX “Aún”1.
imposibilidad
impotencia
imposibilidad
$ _____________Si a ---------------- ^ S
impotencia
Entre estos dos lugares del discurso, agente y Otro (piso superior), hay
siempre imposibilidad. Y el producto está en impotencia respecto de la ver
dad (piso inferior).
1. Lacan, J.: op. cit. Seminario XX “Aún” Clase II “A Jakobson” . Pág. 25-26.
123
124 ALICIA R. ÁLVAREZ
2. Lacan, J.: op. cit. Seminario X VII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase V II “Edi-
po, Moisés y el padre de la horda” Del 11 de Marzo de 1970. Pág. 109.
3. Freud, S.: op. cit. “El malestar en la cultura” ( 1929).
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 125
4. Freud, S.: op. cit. Vol. III “Análisis profano. Psicoanálisis y Medicina” Conversa
ciones con una persona imparcial (1926).
5. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase XII “La im
potencia de la verdad” Del 10 de Junio de 1970.
126 ALICIA R. ÁLVAREZ
6. Freud, S.: op. cit. “Sobre una degradación general de la vida erótica” (1912)
7. Badiou, A.: “Manifiesto por la Filosofía”. Editorial Nueva Visión. Bs. As., 1990. Sin
embargo, podríamos objetar que para que el dos no haga uno¡ es necesario que
haya tres. Esto es, a mi entender, lo que caracteriza el discurso de Lacan como
modo de introducción de la alteridad y la salida del infierno especular.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 127
8. Lacan, J.: op.cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase XIII “El po
der de los imposibles” Del 17 de Junio de 1970. Pág. 201.
128 ALICIA R. ÁLVAREZ
9. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase VI “El amo
castrado”. Del 18 de Febrero de 1970. Pág. 105.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 129
El producto
10. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase XI “Los sur
cos de la aletósfera” Del 20 de Mayo de 1970. Pág. 176.
11. Ver por ejemplo Freud, S.: Obras Completas. Traducción por Luis López Balleste
ros Vol. II “Construcciones en análisis” (1937) Biblioteca Nueva. Madrid, 1983.
130 ALICIA R. ÁLVAREZ
discursos pero por otro lado está en relación al objeto a. El objeto a puede
estar en distintas funciones: en función objeto causa del deseo o en función
plus de gozar, oscila entre esas dos dimensiones, la dimensión de la causa y
la dimensión del plus y está situado como dimensión de la causa en el dis
curso del analista y como dimensión de plus en el discurso amo.
El objeto a en su dimensión de causa, está en relación al deseo y en su
dimensión de plus de gozar está ligado a la pulsión, está en relación a la sa
tisfacción pulsional.
En el Seminario “De un otro al Otro”12, Lacan sitúa al objeto a como un
lugar propicio para hacer captura de goce. Pero, ¿cuál es el goce que captu
ra el objeto a!\ es el exceso de goce, el plus de goce. Este exceso de goce es
siempre recuperación de una pérdida; porque hay renuncia previa al goce,
puede haber un lugar de recuperación de exceso de goce.
Para la vida es necesaria cierta renuncia al goce, podríamos decir en tér
minos freudianos, este acorralamiento que va haciendo la pulsión de vida
respecto de la pulsión de muerte para que ésta no triunfe rápidamente.
Renuncia que Freud en “Más allá del principio del placer” sitúa en estos
términos, como renuncia pulsional. Esto es lo que aparece luego como recu
peración y como exceso, cuyo lugar de captura es el objeto a.
Es evidente entonces que el concepto de plus de goce tiene antecedentes
en Freud y luego Lacan lo trabajará en relación a la plusvalía.
Ganancia de placer
12. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVI “De un otro al Otro” Clase XXI Del 21 de Mayo
de 1969.
13. En las distintas traducciones de la obra freudiana, este término aparecerá tra
ducido como ‘ganancia’ o como ‘adquisición’.
14. Freud, S.: Obras Completas.Traducción por Luis López Ballesteros. Vol I.”E1 chis
te y su relación con lo inconsciente” (1905). Biblioteca Nueva. Madrid, 1983. B)
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 131
Parte Sintética. Cap.V. “Los motivos del chiste. El chiste como fenómeno social”.
pág: 1H 2-1113.
15. Freud, S.: Obras Completas. Traducción por Luis López Ballesteros. “El humor”
(1928). Biblioteca Nueva. Madrid, 1983. Pág. 2998.
132 ALICIA R. ÁLVAREZ
La plusvalía
16. Marx, K.. “El Capital”. Editorial F.C.E. México, 1989: Y también “...el capitalista
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 133
Esto nos lleva a pensar que en algún punto de este proceso se ha produ
cido más valor. Lo que no sabemos hasta ahora en qué punto de este proce
so se ha producido este valor, cómo puede ser posible.
Entonces Marx va analizando, dice: este plus o esta plusvalía no pudo ha
ber surgido del proceso de circulación de las mercancías, por eso yo habla
ba de precios equilibrados porque no puede fijar un precio que sea excesi
vo, irracional, porque también los otros van a hacer lo mismo; entonces esto
no funciona, no es de ahí que surge el exceso de valor, porque lo que gana
ría como vendedor después lo perdería como comprador porque aumentaría
todo. Tampoco el aumento de valor puede estar en los materiales; porque los
materiales, la materia prima lo único que hace es transferir su valor al pro
ducto porque no tiene el poder oculto de aumentar de valor, tampoco puede
estar en las maquinarias que también como la materia prima transfieren
su valor al producto, aunque de una manera más lenta.
Entonces dice que la única posibilidad de pensar el origen de la plusvalía
está en la fuerza de trabajo. Y ¿cómo es esto? ¿Por qué en la fuerza de tra
bajo se produce la plusvalía? Decíamos que el valor de la fuerza de trabajo
se fija por los medios necesarios para asegurar la subsistencia, la reproduc
ción del trabajador. Pero, con el trabajo de un día, el trabajador produce más
medios de subsistencia que los necesarios para un día de subsistencia. En
consecuencia la jornada de trabajo podría dividirse en dos partes: trabajo
necesario, éste que necesita para mantenerse y trabajo excedente. Bajo las
condiciones del trabajo capitalista, el producto del trabajo necesario vuel
ve al obrero, va a poder del obrero bajo la forma de salario mientras que el
capitalista se apropia del trabajo excedente y esto es la plusvalía.
sonríe cuando está frente al encanto de algo que brota de la nada.” Tomo 1, Cap.
1, Punto IV: “El fetichismo de la mercancía”. A partir de esa risa del capitalista,
Lacan comienza a plantear la homología entre plusvalía y plus de goce.
134 ALICIA R. ÁLVAREZ
Y más adelante:
17. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVI “De un otro al Otro”. Clase I. Del 13 de noviem
bre de 1968. Pág.4
18. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVI “De un otro al Otro”. Clase I Del 13 de Noviem
bre de 1968. Pág. 4.
19. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase III “Saber,
medio de goce” Del 14 de Enero de 1970. Pág. 53.
Es interesante considerar la ambigüedad del término alemán lust, señalada por
Sigmund Freud en dos notas de su texto “Tres ensayos para una teoría sexual”,
Obras Completas. Vol. I I . En la nota 4 de 1910, expresa: “El único término alemán
apropiado lust’ es ambiguo, lamentablemente, y se emplea para referirse tanto
a experimentar una necesidad como una gratificación”. En la nota 81 se refiere a
lo mismo de esta manera: “Es un hecho bien significativo que la lengua alemana
al usar la palabra ’Lust’ tome en consideración el rol de la excitación sexual pre
liminar, que como ha sido explicado, produce simultáneamente un elemento de
satisfacción y una contribución a la tensión sexual. ‘Lust’ tiene dos sentidos: uno
describe la sensación de tensión sexual (‘Ich habe Lust’= ‘me gustaría’ o ‘siento
un impulso’) y el otro, es el sentimiento de satisfacción”.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 135
Por otra parte, en Lacan el concepto de plus de gozar está diversificado por
que no siempre está hablando de lo mismo cuando habla de plus de gozar. No
sólo lo toma como recuperación equiparable al autoerotismo y a la pulsión par
cial sino que habla de plus de gozar en relación a todo goce, habla de plus de
gozar en relación al goce de la lengua, al goce del síntoma, al goce de la mu
jer, como recuperaciones de goce por la pérdida del goce todo; en el sentido de
la pérdida de ese goce todo supuesto de la complementariedad sexual que no
existe. Sobre la base de esa pérdida habla de recuperaciones de goce.
Lo que plantea Lacan cuando habla del reverso es que no se trata de nin
guna transgresión. Dice que el reverso implica un giro, un movimiento de
trama y tiene esta función de que en el giro algo se va modificando de este
significante amo. En realidad se van modificando cada una de las letras. La
can dice: lo que yo les traigo no tiene nada que ver con la transgresión. La
transgresión vendría a ser del modo que él la plantea la otra cara de lo mis
mo, en el sentido de negar por ejemplo estos imposibles.
Alude a la religión ya que la religión sabe muy bien cómo trabajar con las
transgresiones. Las transgresiones no destruyen un pensamiento sino que
lo consolidan. La religión lo sabe muy bien y por eso ha inventado disposi
tivos para hacer con la transgresión, todo lo que puede ser expiatorio en re
lación al pecado. La política también tiene estos mecanismos expurgatorios
para poder seguir consolidándose. Entonces, es como cuando se plantea la
cuestión de la rebeldía, en otros términos, el transgredir, el ser rebelde está
ordenado por la misma lógica. Esto es lo que creo que nos enseña el psicoa
nálisis. En ese sentido, la transgresión consolida el discurso oficial como su
contrapartida. Y de esto imputa Lacan a Marx, de haber consolidado, refor
zado el discurso capitalista.
20. Lacan, J.: op. cit. “Psicoanálisis, Radiofonía y Televisión”. Pág. 58. Retomaremos
este punto cuando tratemos el Discurso Capitalista.
136 ALICIA R. ÁLVAREZ
23. Lacan, J.: op.cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase VI “El amo
castrado”. Del 18 de Febrero de 1970. Pág. 94.
11. NECESIDAD DE DISCURSO
....ou pire
Ese dire, ...se expresa como todo decir en una proposición completa: no
hay relación sexual3.
139
140 ALICIA R. ÁLVAREZ
¿Y el amor?
Pág. 1/2.
4. Nos hemos referido a este tema en el Cap. 7.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 141
Se trataría un amor que no tenga como supuesto que hay relación sexual.
Un amor que suponga la castración.
Esto es útil también para entender lo que Lacan dice cuando habla de
que el discurso del capitalismo forcluye la castración y hace imposible el
amor5.
En relación a este punto, es interesante retomar los planteos de Lacan
acerca del amor en su lectura de “El Banquete” de Platón en el Seminario
“La Transferencia”6. Trabajará las distintas posiciones en relación al amor
a partir de las intervenciones de cada uno de los participantes del banque
te. Y situará el amor de transferencia en la intervención de Sócrates.
En ese mismo seminario va a trabajar la posibilidad de un amor que in
corpore la falta, un amor que no rechace la falta, cuando introduce la me
táfora del amor.
Como hemos dicho antes, Freud, cuando habla del amor en general está
hablando de otra cosa. En la Metapsicología, el amor aparece como diferen
te de la pulsión y justamente es el amor narcisístico7. Es precisamente la
vía del ideal, la vía del semejante, al atajo a la alteridad.
En las clases que Lacan dictó en el Asilo de Ste. Anne, “El Saber del Psi
coanalista”8, trabaja esta cuestión de un amor que incorpore la castración.
Dice que la única posibilidad de que algo serio del orden del amor ocurra
entre un hombre y una mujer, es que esté atravesado por el muro de la cas
tración.
Por eso plantea: “El amor es dar lo que no se tiene a alguien que no lo
quiere”9.
Entonces, estas formulaciones tienen una serie de consecuencias de di
verso orden. Algunas son del orden de la lógica y que nos van a permitir se
guir la argumentación; otras son consecuencias que hacen a posicionamien-
tos clínicos y éticos.
Estas son las operaciones con las cuales a partir de lo que traiga el ana
lizante, se pueden ir recortando puntos de imposibilidad, de impotencia, ha
cer contabilizar los encuentros y las contingencias. A veces no se contabili
zan en la medida en que se ponen a cuenta de la impotencia. Aquello que al
guien logra pero que no puede contabilizar, porque como no es todo, lo con
sidera nada. Esto es acotar el goce. Porque lo que está mostrando ese traba
jo es que no hay un goce todo.
Alienación y separación
La no ignorancia de la necesidad
11. Ver op. cit. Seminario XI “Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanáli
sis” Clase XIX “De la interpretación a la transferencia” Del 17 de Junio de 1964.
En relación al tema de la ‘libertad’.
12. Salafia, A.: “Esquizia y necesidad de discurso”. Cap. II La necesidad de discurso
Editorial Kline, Bs. As. 1990. Pág.35
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 145
La función de la excepción
3x d>x
Tendríamos que leer “No existe x para quien exista la función fálica”.
Eso sería decir que no es verdad que funciona la castración. Mientras que
13. Cada proposición puede dividirse en dos partes. Lado izquierdo, el argumento, por
ejemplo “ Vx” (cuantificadores). Lado derecho, la función $>. x. De a cuerdo a qué
parte sea afectada por la negación tendremos: negación forclusiva, la que afecta
la función, el decir y negación discordancial la que recae sobre los cuantores. En
concecuencia, no hay forclusión sino del decir. Que de eso que existe algo pueda
ser dicho o no, de eso se trata la forclusión.
146 ALICIA R. ÁLVAREZ
Tenemos un sistema que dice que todas estas fórmulas están bien, pero
no se lo puede deducir de eso.
¿Cuál es la demostración? Que hay proposiciones que son ciertas, pero
que son indeterminables, no se pueden ni derivar ni refutar.
Esto hace a la primera parte, fundamentalmente a la lógica interna que
tiene un sistema. Independientemente de que eso después se pueda com
probar o no en la realidad fáctica, es una operación lógica que tiene un pun
to de indeterminación. No de contradicción, sino de indeterminación porque
en la medida en que hubiera una contradicción, eso sería una respuesta. Se
trata de un sistema que es verdadero pero que tiene consecuencias que no
se pueden determinar.
Un corolario del Teorema dice que para demostrar la no contradicción de
un sistema formal, es necesario apelar a procedimientos de prueba que son
extraños al sistema. Lo que limita la no-contradicción en un sistema dado.
14. Esto también tiene consecuencias para pensar el funcionamiento del discurso de
la ciencia y el discurso universitario. A mi entender, un modo del discurso uni
versitario es el discurso de la epistemología. Es aquél que se pretende un. mode
lo de saber.
15. Citado por J. Belinsky en op. cit. “El psicoanálisis y los-límites de su formaliza
ción” Pág. 150.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 147
Este es otro modo de ver cómo para consolidar lo que muestra un siste
ma, recurro a otro, como una especie de metalenguaje. Un sistema se cierra
apelando a un sistema exterior.
El no-todo
16. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor” Clase I Del 8 de Diciembre de 1971.
Pág. 1/2.
17.307Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor” Clase III Del 12 de Enero de 1972.
Pág. III/8.
148 ALICIA R. ÁLVAREZ
<I>x
La función 0x tal como la he escrito no quiere decir sino esto: ...es por
que el ser es hablante que hay complejo de castración1S.
Vale para todo ser hablante situarse en relación a esta fúnción por no
ser posible el goce todo.
Planteamos entonces la entrada del ser hablante en el discurso a partir
de esta función de la castración.
18. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor” Clase I. Del 8 de Diciembre de 1971.
Primera Parte. Pág. 1/7.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 149
19. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor” Clase XII. Del 21 de junio de 1972. Se
gunda Parte. Pág. XII/9.
12. ARTE DE PRODUCIR
LA NECESIDAD DE DISCURSO
Necesidad
1. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor” Clase IV. Del 19 de Enero de 1972.
2. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX ..o peor” Clase IV. Del 19 de Enero de 1972. Pri
mera Parte. Pág. IV/2.
3. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor” Clase IV. Del 19 de Enero de 1972. Pri
mera Parte. Pág. IV/2.
151
152 ALICIA R. ÁLVAREZ
Esta es otra cuestión en la que nos tenemos que detener, porque desde
el sentido común pensamos que la necesidad es lo más animal. Pero él dice
que la necesidad no comienza más que con el ser hablante.
Aquí se habla de producción -uno de los lugares del discurso-, lo que im
plica dar una definición de qué es producir, que es realizar por un trabajo.
Pone en juego la cuestión de un trabajo que hay que realizar para produ
cir la necesidad.
En relación a la temporalidad dice “...hay algo de esto que ya estaba allí”.
Se podría suponer que estaba allí, pero no se puede decir que estaba hasta
que no se produzca.
Se trata de un trabajo para producir una necesidad, que ya estaba allí
antes, pero que no puede ser supuesta al comienzo más que en carácter de
inexistente.
Se plantea qué es entonces la necesidad -porque es la pregunta que se
hace Lacan-, tal que por el hecho mismo de producirla, no pueda, antes de
4. Lacan, J.:op. cit. Sem inarioXIX“...o peor” Clase IV. Del 19 de Enero de 1972. Pri
mera Parte. Pág. IV/2.
5. Lacan, J.: op. cit. Seminario X IX “...o peor” Clase IV. Del 19 de Enero de 1972. Pri
mera Parte. Pág. IV/2.
6. Lacan, J.: op. cit. Seminario X IX “ ...o peor” Clase IV. Del 19 de Enero de 1972. Pág.
IV/2 y IV/3...
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 153
ser producida, más que ser supuesta inexistente, lo que quiere decir, plan
teada como tal en el discurso.
La existencia y la inexistencia
Manifestar que un punto del universo es como es, requiere que se tiren los
dados de un universo posible donde ese punto sería diferente de lo que es.
Al intervalo de tiempo en que los dados giran, antes de volver a caer, la
doctrina le dio un nombre: emergencia del sujeto, que no es el tirador (el
tirador no existe), sino los dados mismos en tanto son inciertos - referen
cia a Descartes En el vértigo de esos posibles mutuamente excluyentes,
estalla, por fin, en el instante ulterior en que los dados vuelven a caer, el
flash de lo imposible: imposible, una vez que han vuelto a caer, que lle
ven otro número en su cara legible. Se ve así que lo imposible no está en
disyunción con la contingencia sino que constituye su núcleo real”11.
11. Milner, J-C.: op. cit. “La obra clara. Lacan, la ciencia, la filosofía”, Cap. II “El doc
trinal de ciencia” 6.Literalidad y contingencia . Pág. 65-66.
156 ALICIA R. ÁLVAREZ
Qué es la necesidad
...aquello por lo que la vida se demuestra no ser ella misma más que ne
cesidad de discurso ya que no encue?itra para resistir a la muerte, es de
cir a su premio de goce, ninguna otra cosa más que un truco...13.
12. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor” Clase IV Del 19 de Enero de 1972. Pri
mera Parte. Pág. IV/5.
13. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor” Clase IV Del 19 de Enero de 1972. Pri
mera Parte. Pág. IV/5
14. Freud S.: Obras Completas, Traducción por Luis López Ballesteros.”Tres Ensa
yos para una teoría sexual” (1905) Biblioteca Nueva, Madrid, 1983.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 157
La necesidad es de discurso
Queda situada la necesidad del lado del ser hablante. Hay algunas con
sideraciones de Lacan respecto a qué pasaría con los otros seres vivos.
Lacan dice que, con respecto a esto, podríamos hacer algunas considera
ciones. Pensar que la necesidad del instinto responde a la relación del in
dividuo biológico con la especie, mientras que la necesidad de discurso res
ponde a la necesidad del sujeto respecto de la especie de los seres hablan
tes. En este plano, no podemos diferenciar necesidad lógica de otras necesi
dades. Lo que plantea Lacan entonces, es que para el ser hablante se trata
de la forma orgánica que ha tomado para él el goce. Lo está planteando al
revés, ya que no está partiendo de una necesidad orgánica sino que está di
ciendo que el goce se va a asentar en lo orgánico.
E l ser que habla colorea de goce todas sus necesidades elementales, que
no son, en los otros seres vivientes, más que rellenamiento respecto del
goce16.
No dice mucho más que esto, salvo el ejemplo de que la regularidad con
la que come el animal, muestra que no conoce el goce del hambre.
Nosotros hablamos de este colorear las necesidades, que no es lejano al
concepto de apoyo (anhelung) que habíamos situado respecto a la pulsión,
tal como lo plantea Freud en “Tres ensayos para una teoría sexual”17.
Sin embargo, parece jugarse aquí una diferencia epistemológica entre
Freud y Lacan. Para Freud, el goce se apoyará sobre la necesidad, es decir,
él atribuye una determinación biológica a la localización de la erogeneidad.
En Lacan puede leerse que esto es sólo pensable míticamente ya que la pre
existencia del lenguaje es responsable de ‘marcar al cuerpo’ dando estatu
to a la necesidad.
15. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor” Clase IV Del 19 de Enero de 1972. Pri
mera Parte. Pág. IV/5.
16. Lacan, J,: op. cit. Seminario XDC “...o peor” Clase IV Del 19 de Enero de 1972. Pri
mera Parte. Pág. IV/6.
17. Freud, S.: op. cit. “Tres ensayos para una teoría sexual” (1905).
158 ALICIA R. ÁLVAREZ
Lacan advierte, no obstante, que esto no debe llevar a pensar que el goce
sexual es la vida ya que :
18. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “...o peor” Clase IV Del 19 de Enero de 1972. Pri
mera Parte. Pág. IV/6.
19. Ágnes Heller, “Teoría de las necesidades en Marx”, Ediciones Península. Histo
ria/Ciencia/ Sociedad 152.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 159
20. A. Badiou en su artículo “La Etica. Ensayo sobre la conciencia del Mal” I ¿Existe
el hombre? Cap. 3 “El hombre ¿animal viviente o singularidad inmortal?”, pág.
24, 25 y 26 (Revista Acontecimiento Año III N° 8, octubre 1994. Director y Editor
responsable Raúl J. Cerdeiras. Bs. As.) hace una dura crítica a la medicina “ges
tionaría”: “...por su determinación negativa y a priori del Mal, la ética se prohí
be pensar la singularidad de las situaciones, que es el comienzo obligado de toda
acción propiamente humana. Así, el médico adherido a la ideología ‘ética’ medi
tará en reuniones y en comisiones toda clase de consideraciones sobre los ‘enfer
mos’ concebidos exactamente al modo en que lo es para el partidario de los dere
chos humanos, la multitud indistinta de víctimas: totalidad ‘humana’ de reales
subhombres...” “En realidad la medicina burocrática concebida por la ideología
ética tienen necesidad de ‘los enfermos’ como víctimas indistintas o estadísticas,
pero es rápidamente desbordada por toda situación efectiva y singular de la de
manda...” “De ahí que la medicina ‘gestionaría’, ‘responsable’ y ‘ética’ se reduz
ca a la abyección de decidir qué enfermos el ‘sistema de salud francés’ puede cu
rar, y cuáles deben ser reenviados, ya que el presupuesto y la opinión lo exigen,
a morir en los suburbios de Kinshasa.”.
160 ALICIA R. ÁLVAREZ
21. Salafia, A. op.cit. “Esquizia y necesidad de discurso”. Cap. I Esquizia y Etica del
Psicoanálisis. Pág. 15
22. Retomaremos este tema en el Cap. “Responsabilidad y Etica”.
23. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase XII “La fe
roz ignorancia de Jahvé” Del 15 de Abril de 1970
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 161
des, pero el tema de las necesidades es un tema en el que toman cartas mu
chos discursos. Y en una práctica realizada en comunidades necesitadas -
para utilizar la misma palabra-, o marginales o donde no están satisfechas
las necesidades básicas, como se suele decir, a mí me interpeló este tema;
en el sentido de cuál es la respuesta o cuál es la propuesta que tenemos los
analistas respecto de este tema de la necesidad o si para nosotros es un te
rreno del que no nos ocupamos o bien tenemos la misma respuesta que po
demos tener como ciudadanos, como políticos, o la respuesta que tiene el es
tado o cualquier institución que se ocupe de estas cosas.
Me interesa mostrar que en la ética misma del psicoanálisis hay una po
sición fuerte respecto del tema de la necesidad que tiene que ver con no ig
norar la necesidad y poder producirla en el discurso.
En ningún momento la propuesta del psicoanálisis es la satisfacción de
necesidades; por otro lado ¿con qué satisfacer las necesidades?, los analistas
no tenemos nada para dar en el sentido de dar la leche o lo que fuera...
Pero sin embargo, que esté sancionado o no que existen necesidades tam
poco es sin consecuencias. No tiene las mismas consecuencias que un gobier
no diga "...pobres habrá siempre”24a que diga como hay pobres vamos a ha
cer un plan para satisfacer las necesidades básicas, aunque no lo pueda ha
cer en términos absolutos.
Esto permitiría una intervención que vaya a producir en el discurso este
estatuto de necesidad. No es que por sí solo lo produzca la declaración de que
hay necesidades porque esto se va a producir a través de un trabajo. Traba
jo que puede ser con un grupo, con un colectivo social o puede ser con una
persona promoviendo que esta falta quede registrada, no quede ignorada,
no quede hiera de discurso.
Daré como ejemplo uno de los primeros trabajos que hicimos en el ba
rrio Las Flores de Rosario en 1990 con chicos desnutridos donde el pedido
de intervención vino mediado por personal del centro de salud que plantea
ba algo que es bastante común escuchar, que es que las mamás de estos chi
cos no se daban cuenta que los chicos estaban desnutridos, incluso no se da
ban cuenta hasta sus últimas consecuencias. Porque a veces se morían sin
que hubiera habido ninguna alarma, ninguna consulta, nada.
Esta fue una vía para empezar a pensar cuál es este estatuto de una ne
cesidad básica que es alimentarse que quedaba ignorada, desconocida, na
die se daba cuenta. Se daban cuenta los médicos pero no se daba cuenta la
familia, qué era ese no “darse cuenta”? Se podría decir que estas mujeres
eran esquizofrénicas porque no se “daban cuenta”? No era así. Y esto impli
có una posición en la cual nosotros, los que operamos allí anticipamos o de
jamos sentada la cuestión de la necesidad.
Nosotros decíamos: “no se puede no comer”. Después de un tiempo encon
tré que este es el modo en que Lacan plantea lo necesario: no poder no. Y me
pareció que esta podía ser una vía para darle estatuto en el discurso a aque
llas faltas o a aquellas necesidades que quedan ignoradas. Situando este “no
poder no”. Entonces la respuesta que podemos tener los analistas en relación
al tema de la necesidad, no va por la vía de la satisfacción pero sí va por la
vía de la no ignorancia. Porque en la medida en que esta necesidad no está
registrada, pasan cosas tales como que los chicos se mueren.
Me parece que más allá de este trabajo en particular de la desnutrición
que inmediatamente se asocia con el tema de la necesidad y no poder ignorar
esta necesidad, se puede pensar en muchos terrenos en el sentido de aquello
que aparece paradojalmente como del orden de ‘aquí no falta nada’; esto es
algo muy sorprendente ante lo cual la primera reacción es de perplejidad.
No falta nada en este sentido: cuando se dice: “acá no se puede hacer
nada” , “esto siempre fue así”, del mismo modo en que se declara “pobres ha
brá siempre”. Aparece un campo de homogeneidad donde no hay nada que
haga marca de alguna falta, de alguna necesidad. Esto explica que un tipo
de respuesta sea el aislamiento y no la queja. Es lo que Freud sitúa en “El
malestar en la cultura”25cuando habla que ante situaciones de extremo su
frimiento, la gente se retrae, se narcotiza, pierde toda expectativa.
Por eso digo que es paradojal porque qué vamos a llevarle nosotros —psi
coanalistas- allí? La falta. Pero resulta que esto implica trasponer una cier
ta barrera donde lo primero que se piensa es cómo voy a traer la falta si acá
falta de todo. Y cómo justamente es una vía completamente distinta a la vía
del asistencialismo
De todas maneras creo que cuando uno empieza trabajar con estas situa
ciones tiene que contar con esos discursos que están allí operando, que por
otro lado son mucho más fuertes que el que podemos sostener nosotros.
Es por ello que Lacan prefiere hablar en voz baja, tal como lo indica en
una de sus clases:
voz es débil para sostenerlo, pero quizá sea tanto mejor, porque si ella
fuera más fuerte, yo tendría, en suma, menos posibilidades de subsistir,
quiero decir que me parece difícil, por toda la historia, que los lazos so
ciales hasta aquíprevalentes no hagan callar toda voz hecha para sos
tener otro discurso emergente. Es lo que siempre se ha visto hasta aquí,
y no es porque no haya más inquisición que hay que creer que los lazos
sociales que he definido: el discurso del amo, el discurso del universita
rio, incluso el discurso histérico-diabólico no ahogarían, si puedo decir,
lo que yo podría tener de voz. Dicho esto, en fin, yo, ahí dentro, soy sujeto,
estoy tomado en este asunto, porque me he puesto a exsistir como analis
ta. Esto de ningún modo quiere decir que yo me crea una misión de ver
dad. Hubo gente así en el pasado, ¡se cayeron de cabeza! Yo no tengo mi
sión de verdad, puesto que la verdad - insisto en ello - eso no puede de
cirse: eso sólo puede que medio-decirse. Entonces, regocijémonos porque
mi voz sea baja26.
Entiendo que del análisis que hemos efectuado de estas categorías nece
sidad de discurso y el arte de producirla, se desprenden indicaciones crucia
les para la práctica de los analistas. Que esta práctica no se sostiene en el
saber referencial sino en su propio atravesamiento de un análisis. Nos de
dicaremos al examen de este tema a continuación.
26. Lacan, J.: Seminario XXII “R.S.I.” Clase IX Del 8 de Abril de 1975 (Inédito).Pág.
137
13. EL SABER DEL ANALISTA
CORRELATIVO A L A PRÁCTICA
DE DISCURSO
Dice:
...el analista, en efecto, no podría adentrarse en ella (en su formación)
sino reconociendo en su saber el síntoma de su ignorancia, y esto en el
sentido propiamente analítico de que el síntoma es el retorno de lo repri
mido en el compromiso, y que la represión aquí como en cualquier otro
sitio es censura de la verdad. La ignorancia en efecto no debe entender
se aquí como una ausencia de saber, sino, al igual que el amor y el odio,
como una pasión del ser; pues puede ser, como ellos, una vía en la que el
ser se forma3.
3. Lacan, J.: op. cit. “Variantes de cura-tipo”“Lo que el analista debe saber. Pág. 344-
345.
4. Lacan, J.: op. cit. “Variantes de cura-tipo” “Lo que el analista debe saber: ignorar
lo que sabe”. Pág. 345.
5. La permanencia en el analista de la pasión por la ignorancia es leída por Cathe-
rine Millot en su texto “Nobodady” como sigue: “¿Deben verse en los psicoanalis
tas efectos de una pasión por la ignorancia, de una voluntad de no saber nada de
este punto en la escisión que afectó al movimiento analítico francés precisamen
te cuando Lacan titulaba su seminario con los Nombres del Padre? El propio La
can se inclinó a considerarlo señal de que aún no había llegado la hora de levan
tar el velo que la piedad filial echó sobre Noé.” “Nobodady”. Cap. “La histeria en
el siglo” Pág. 112. Ed. Nueva Visión.
6. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Arme 1971-1972. Clase I Del 4 de Noviembre de 1971 Pág. 10.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 167
bra ia falta de objeto, resto de la operación, poca cosa, con lo que sin embar
go se podrá sostener un discurso que no sea el del universitario.
Saber que no renuncia a cernir alguna verdad ya que el análisis no es sin
una relación a la verdad, pero que puede darle lugar como no-toda.
Experiencia que no encuentra apoyo en ninguna vivencia anterior y que
es decididamente nueva.
Cito a J.M.Vappereau:
10. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVI “De un otro al Otro” Clase I Del 13 de Noviem
bre de 1968. Pág. 4
11. J. M. Vappereau. Curso de Postgrado UNR. “Las necesidades de discurso para
que el Psicoanálisis tenga lugar”.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 169
Encarnar la apariencia
12. He avanzado sobre esto al tratar la cuestión de la apariencia. En este tema ver
también Ferreyra, Norberto “El otro insomnio. Deuda y antecedencia en psicoa
nálisis” Cap. 4 “La Lathouse y la apariencia” . Ediciones Kliné. Buenos Aires,
1993.
170 ALICIA R. ÁLVAREZ
ción un ejemplo en el que el disfraz se pone en juego para pensar qué fun
ción cumple. Conocemos el dicho “el hábito no hace al monje”, y lo podría
mos contradecir.
Si en algunos países los jueces usan peluca y toga, aún en la actualidad,
hay que tener en cuenta que allí se pone en evidencia que juez no es nues
tro vecino o el señor que cruzamos por la calle, sino la función que él ocupa
en un determinado dispositivo institucional.
En ese ámbito, como en otros -incluido el nuestro-, este deslizamiento
suele producirse con las desastrosas consecuencias que se pueden prever.
Decía Lacan:
“...no creo en Lacan”13.
Y esto me vuelve a remitir que para que sea posible conducir la cura, las
condiciones del discurso en el que se sitúe el analista serán determinantes.
Si el psicoanalista encarna la castración incluye el discurso del pasado, de
lo ausente, que tiene como condición ser el discurso del muerto. Ese sería el
modo de entrada de lo no-dicho como un objeto transportado por el enun
ciado. El origen está dentro del discurso, único modo de aproximación a lo
imposible.
Apariencia y Saber
a --------- > S
13. Lacan, J.: Seminario XXI “Los desengañados se engañan o los nombres del pa
dre” Clase XIV Del 21 de Mayo de 1974. La frase completa es así: “Decir ‘Dios no
cree en Dios’ es exactamente lo mismo que decir hay inconsciente. Por supues
to, dado el orden del auditorio que por entonces yo tenía -psicoanalistas tales
como en esa época podían presentarse, esto no causaba ningún efecto; no causa
ba ningún efecto fuera de que me plantearan la pregunta de si yo mismo creía
en él. Después hubo quien me definió diciendo que yo era alguien que creía que
era Lacan, modo con el que mismo había definido a Napoleón, pero hacia el fin
de su vida, en el momento en que, mi dios, estaba loco, porque creer en el propio
nombre, en fin, es...es su definición misma. Contrariamente a lo que imaginaba
el nombrado Gabriel Marcel, no creo en Lacan”. (Inédito).
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 171
El discurso no es hablar
1. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVI “De un otro al Otro” Clase I Del 13 de Noviem
bre de 1968.Pág. 2
2. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase I “Produc
ción de los cuatro discursos” Del 26 de Noviembre de 1969. Pág. 10-11.
3. Lacan J.: Seminario “La identificación” Clase III Del 29 de Noviembre de 1961.
(Inédito).
173
174 ALICIA R. ÁLVAREZ
Que alguien motive el discurso de otro modo, como expresión o como re
lación a un contenido para el cual se ha inventado la forma, él está libre
de... Pero destaco entonces que es impensable, en esta posición, que uste
des inscriban allí, bajo cualquier título que fuera, la práctica del psicoa
nálisis, aún como charlatanerismoi.
4. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVI “De un otro al Otro” Clase II Del 20 de Noviem
bre de 1968. Pág. 10.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 175
5. Lacan, op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste Anne
1971-1972 Clase IV Del 3 de Febrero de 1972.
6. Lacan, J.: op. cit. “Función y campo de la palabra y el lenguaje” Cuatro “Palabra
vacía y palabra plena en la realización psicoanalítica del discurso” Escritos 1.
Pág. 249.
176 ALICIA R. ÁLVAREZ
La estructura es lo real
El otro punto que considero crucial, dentro de esta línea que estoy to
mando, es el planteo que hace en el Seminario “De un otro al Otro” de la es
tructura como lo real. Indica que es en ese sentido que se lo puede conside
rar estructuralista. En el sentido de estar interesado en lo serio de la es
tructura.
Dice así:
7. Lacan, J.: op. cit. “Función y campo de la palabra y el lenguaje” Cuatro ‘Palabra
vacía y palabra plena en la realización psicoanalítica del discurso” Escritos 1.
Pág. 249.
8. Lacan, J.: op. cit. Seminario “De un otro al Otro” Clase I Del 13 de Noviembre de
1968. Pág. 1.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 177
El análisis tiene que producir ahí la marca de cincel, de modo tal que lo
que no se veía antes se vea despuésn.
Sitúa un operador temporal, hay algo que era antes y que después pue
de ser de otra manera, y que es ahí donde tiene que estar operando el psi
coanálisis.
Esto nos permite avanzar sobre la cuestión de las consecuencias, ya que
el analista no puede desinteresarse de las consecuencias de su acto.
Lacan dice:
Nos advierte de este modo sobre cierta concepción del análisis como una
especie de juego intelectual. La práctica analítica no consiste solamente en
el juego significante sino que algo tiene que afectar la estructura. Será por
vía del significante, por lo menos en un comienzo, pero no significa que el
análisis cumpla su cometido si no hay algo aquí que afecte a la posición fan-
tasmática, lo real. Como dice Lacan, sus efectos no son en lo simbólico ni en
lo imaginario, sino en lo real.
Es decir que estamos de lleno en el tema de las consecuencias de la prác
tica de un discurso.
Lacan dirá que todo discurso tiene consecuencias, pero oscuras. Plantea
cuáles han sido las consecuencias del discurso científico, sobre todo habla de
la lógica matemática. También ahí sitúa un operador histórico, porque dice
que antes de eso era una cosa y después de eso, era otra.
Afirma que un discurso que no tenga consecuencias, es un discurso de
pura vanidad. En mi opinión, podríamos correr el riesgo de quedar en ese
plano cuando emitimos opiniones psicoanalíticas. Las opiniones psicoana-
líticas no tendrían consecuencias como opiniones. Entonces se trata de un
discurso de vanidad, mostrar que uno sabe algo.
Podemos ligar estas afirmaciones al planteo freudiano, cuando Freud en
“Construcciones en análisis”13se pregunta sobre la efectividad de una inter
pretación. Esa efectividad se va a ver en la continuación del discurso. En
tonces, las consecuencias van a ser las que nos permitan a nosotros saber
en qué discurso estábamos cuando estábamos operando allí haciendo la in
terpretación.
12. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVI “De un otro al Otro” Clase II Del 20 de Noviem
bre de 1968. Pág. 10.
13. Freud, S.: op. cit. “Construcciones en análisis” (1937).
15. PARCIALIDAD DE LOS DISCURSOS
No hay ningún discurso que pueda decirlo todo, que sea completo. Esto
está en relación a la falta de goce absoluto, es decir, en tanto hay pérdida,
hay lazo, hay discurso, y los diferentes discursos serían distintos modos de
hacer con esa falta de goce y por lo tanto no habría ningún discurso logra
do, siempre estaría jugándose esta falta.
Hay un argumento importante acá, en relación a la parcialidad del dis
curso, que es muy interesante cómo lo introduce Lacan, en relación al sen
tido, porque va a plantear que no hay ningún discurso que tenga sentido en
sí mismo y que el sentido sólo puede venir de otro discurso.
Esto se relaciona con la formalización; nada que esté articulado en térmi
nos algebraicos o topológicos, dice Lacan, puede tener ni siquiera una som
bra de sentido, hay allí un juego de escrituras, de letras y cada letra no tie
ne por sí misma ningún sentido.
1. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase V Del 6 de Enero de 1972.
2. Lacan, J.: “L’Etourdit” Escuela Freudiana de Bs. As. y Escuela de Psicoanálisis
Sigmund Freud - Rosario - Circulación interna. Publicado en Scilicet N° 4. Edi-
tions du Seuil, 1973.
179
180 ALICIA R. ÁLVAREZ
3. Lacan, J,: op. cit. «El saber del Psicoanalista» Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972. Clase V Del 6 de Enero de 1972.
4. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972. Clase V Del 6 de Enero de 1972. Pág. 62
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 181
...si no se hubiese escrito nunca nada, sobre alguna pared, cualquiera sea,
ésta u otras, y bien, es un hecho, no habríamos dado un paso en el senti
do de lo que quizás debe mirarse más allá del muro. Más allá del muro,
para decírselos enseguida, no hay que sepamos, más que este Real, que
se señala justamente por lo imposible, lo imposible de alcanzar más allá
del muro. No deja de ser lo real5.
Pero lo que creo tener que formular claramente y aquello en lo cual creo
estar de acuerdo con todo lo que hay de serio en la construcción cientí-
5. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase IV Del 3 de Febrero de 1972 . Pág. 86.
182 ALICIA R. ÁLVAREZ
El discurso se presenta así como una herramienta para situar los térmi
nos por fuera del campo del sentido.
Pero la pregunta siguiente para nosotros es ¿entonces, de dónde sale el
sentido? Efectivamente estamos en una práctica donde cuenta el sentido.
Aquí se encuentra el argumento más fuerte respecto de la parcialidad de
los discursos. Dice Lacan:
Es desde el lugar que ocupa en otro discurso, que nosotros podemos dar
algún sentido a un significante.
Algo de esto había planteado Lacan en el año ‘60, cuando trabaja la me
táfora del sujeto9. En esta ocasión retoma la expresión que ha planteado,
¿cuál es el saber del analista? Un océano de falsa ciencia.
Un océano de falsa ciencia es la metáfora que trabaja Perelman, en base
a la cual Lacan ubica los cuatro términos de la metáfora. Acá lo vuelve a
plantear diciendo que:
Un océano de falsa ciencia’, es quizá el saber del analista, por qué no?
6. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase IV Del 3 de Febrero de 1972 . Pág. 87.
7. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase IV Del 3 de Febrero de 1972 . Pág. 88.
8. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase IV Del 3 de Febrero de 1972 . Pág. 88.
9. Lacan, J. “La Metáfora del Sujeto”, Iaedición, Bs. As., Ed. Homo Sapiens.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 183
Interdiscursividad
10. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase IV Del 3 de Febrero de 1972 . Pág. 91.
11. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase VI Del 4 de Mayo de 1972 . Pág, 119.
12. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase VI Del 4 de Mayo de 1972 . Pág. 119.
184 ALICIA R. ÁLVAREZ
Significación y sentido
13. Retomemos la pregunta que se le hace a Lacan en op. cit. “Psicoanálisis, Radio
fonía y Televisión”: “Tanto el psicoanálisis como la psicoterapia sólo actúan por
medio de palabras. Sin embargo se oponen ¿En qué?”. En la respuesta de Lacan
se establece una divisoria de aguas a partir de las dos vertientes que la estruc
tura emite, es decir, el lenguaje: ir por el sentido concierne a la psicoterapia; dar
lugar al no-sentido concierne al psicoanálisis.
14. Lacan, J.: op. cit. “L'Etourdit” Escuela Freudiana de Bs. As. y Escuela de Psicoa
nálisis Sigmund Freud - Rosario - Circulación interna.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 185
15. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase IV Del 3 de Febrero de 1972. Pág, 78. A la palabra que
funda el hecho nos hemos referido también en relación a la lectura de Belinsky
sobre el carácter performativo del enunciado del mito por parte de Freud.
16. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVIII “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se I Del 13 de Enero de 1971. (Inédito).
16. EL DISCURSO CAPITALISTA
Y LA ACTUALIDAD
El quinto discurso
S a Y
Lacan anuncia que habría un quinto discurso que sería el discurso capi
talista. Lo anuncia en la “Proposición del 9 de octubre de 1969” y en el año
‘72 lo escribe por única vez, el 12 de mayo de 1972 en la conferencia de Mi
lán titulada “Del Discurso Psicoanalítico” .
Aquí va a hablar de la crisis del discurso capitalista que sustituye al del
amo diciendo lo siguiente:
“No es que yo diga que el discurso capitalista esté mal, es al contrario algo
locamente astuto. En fin, después de todo lo más astuto que se ha hecho
como discurso. No por eso está menos consagrado a reventar. Es que es
insostenible. Es insostenible en un truco que podría explicarles. El dis
curso capitalista está a llí (Lacan indica la fórmula en el pizarrón). Us
tedes lo ven: una pequeñísima inversión entre el S¡ y el S barrado, que
1. Lacan, J.: op. cit. “Función y campo de la palabra y del lenguaje en el psicoanáli
sis”, Cap. III “Las resonancias de la interpretación y el tiempo del sujeto barra
do en la técnica psicoanalítica” Escritos I. Pág. 309.
187
188 ALICIA R. ÁLVAREZ
es el sujeto, eso basta para que eso marche sobre ruedas. No puede mar
char mejor. Pero justamente eso marcha demasiado rápido, eso se consu
me, se consume tan bien que se consume.
Ahora ustedes están embarcados. Están embarcados, pero hay pocas
chances de que aunque sea se pase en serio al filo del discurso analíti
co, salvo de esta manera, bueno, al azar. En verdad creo que no se ha
blará más del psicoanalista en la descendencia, si puedo decirlo, de mi
discurso, de mi discurso analítico. Alguna otra cosa aparecerá que, por
supuesto, debe sostener la posición del semblant, pero a pesar de todo
será... pero eso se llamará quizás el discurso PS. Un PS y luego una T.
Eso será conforme, por otra parte, con la manera en que se enuncia que
Freud viera la importación del psicoanalítico en América: sería el dis
curso P S T (PsicoTerapia). Añadan una E, eso hace PESTE (PESTEra-
pia). Un discurso que sería, en fin, verdaderamente apestoso, todo ente
ro consagrado, en fin, al servicio del discurso capitalista. Eso quizás un
día pueda servir para algo, si, por supuesto, todo el asunto no se afloja
totalmente antes2.
Un pequeñísimo cambio
S w ^ So S, w ^ S2
-X s -x -
Este pequeñísimo cambio en el orden de las letras se produce aquí con
el resultado de que pasa S a estar en el piso superior y Sj en el piso inferior,
permaneciendo los otros términos en su lugar. Acá no se respeta el orden de
2. Lacan, J.: op. cit. “Del Discurso Psicoanalítico” (Inédita). Milán Universitá degli
Studi, 12 de Mayo de 1972. Traducción Osvaldo Arribas.
3. Este modo de vectorización es planteado por Lacan en op. cit. “Del Discurso Psi
coanalítico” (Inédita).
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 189
Describamos lo que conlleva este cambio de letras con respecto al discurso del
amo. En primer lugar, se trata del rechazo de la verdad del discurso, se ha inver
tido el sentido del vector que conecta el lugar de la verdad con el lugar del sem
blante, el agente repudia la determinación que recibe de la verdad para pasar a
dirigirla. El sujeto, entronizado como agente, opera sobre el significante coloca
do en el lugar de la verdad. Se observa cómo justamente es el rechazo de la cas
tración, lo que constituye al discurso capitalista en una circularidad. A su vez,
es este carácter circular el que incluso abre la cuestión sobre hasta qué punto
se puede denominar discurso a un movimiento circular en donde, al haber re
chazo de la castración, no hay barrera alguna con respecto al goce”. Alemán, op.
190 ALICIA R. ÁLVAREZ
En “El saber del Psicoanalista”, Lacan plantea que lo que opera en el dis
curso capitalista es la forclusión y es una aseveración muy fuerte, a la que
creo que tenemos que quitarle el sentido de la psicopatología, pero en esta
aseveración dice: no porque la hayamos descubierto en lo individual, esto
significa que la forclusión no está operando de un modo general en la socie
dad. Opera este rechazo, esta forclusión de la castración que hace imposible
el amor en el mundo actual. Porque justamente, para que ocurra algo del or
den del amor tiene que estar en función la castración.
Entonces, de qué hablamos cuando hablamos de fuera de discurso o de
forclusión y qué entendemos en relación a esta aseveración tan fuerte de
que lo que rige en el mundo actual es la forclusión.
Lacan habla de forclusión en muchos sentidos. Habla de forclusión del
sujeto en la ciencia, habla de esta forclusión en el capitalismo, habla de for
clusión del sentido, entonces no está vinculado exclusivamente a la psicosis,
aunque también es cierto que Lacan habla de “psicosis social”. Usaremos el
término forclusión en el sentido que sigue: que algo que tendría que ser di
cho no se diga, como una primera aproximación al tema7.
Que no esté enjuego la falta hace justamente a esta lógica de reapropia
ción total y plantea otro problema que es bastante actual que es qué pasa
con los restos, sabemos que hay una dificultad en el mundo moderno con la
del discurso del amo mediante la cual el discurso del capitalista efectúa una re-
apropiación de goce, que hace que la realidad advenga como fantasma. Dicho de
otro modo, el discurso del capitalista de ser un discurso, es un discurso sin envés.
El capitalismo, en su emergencia histórica, ha hecho posible, como Lacan afir
ma en ‘La Tercera’, que lo real se. embarace de gadget, o en otras palabras, que
el fantasma del capitalista pueda transformar lo real, posibilidad ésta que, como
es obvio, el Amo antiguo jamás hubiera podido cumplir”. Pág. 127.
7. También Zizek, S. en op. cit. “El sublime objeto de la ideología” sitúa esta ‘gene
ralización’ del término forclusión: “ ... en los últimos años de su enseñanza, La
can dio rango universal a esta función de la forclusión: hay una cierta forclusión
propia del orden del significante en tanto tal; siempre que hay una estructura
simbólica, está estructurada en torno a un cierto vacío, implica la forclusión de
un cierto significante clave. La estructuración simbólica de la sexualidad impli
ca la falta de un significante de la relación sexual, implica que ‘no hay relación
sexual’, que la relación sexual no puede ser simbolizada -que es una relación im
posible, ‘antagónica’. Y para captar la interconexión de las dos universalizacio
nes, hemos de aplicar otra vez la proposición ‘aquello que fue forcluido de lo Sim
bólico retorna en lo Real del síntoma’: la mujer no existe, su significante está for
cluido originalmente y por eso ella retorna como un síntoma en el hombre”. Pág.
82. J. M. Vappereau, sin embargo, avanza con la expresión psicosis social aplica
da a este mundo donde todos son expertos. (Conferencia dictada en el año 2002
en el Centro Cultural del “Centro Regional Agudo Avila de Rosario”)
192 ALICIA R. ÁLVAREZ
Mercado de saber
Esto aclara por qué Lacan hablaba de un saber teórico relacionado con el
Amo Antiguo, y para la actualidad, en cuanto a los efectos que tiene la cien
cia actual, de un saber ligado a la producción. Porque el saber se incorpora
en la producción a partir de la indisoluble unión de ciencia y técnica.
Lacan afirma que la producción de estos objetos que son objetos de cap
tación de goce, es solidaria de un discurso que articula la renuncia al goce.
Hay un discurso que articula la renuncia al goce por la vía de la producción
de objetos que luego son puntos de captación de goce. La renuncia es solida
ria con el intento de recuperación de goce.
8. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “De un otro al Otro” Clase II Del 20 de Noviem
bre de 1968. Pág. 15.
9. Lacan, J.: op. cit. Seminario XIX “De un otro al Otro” Clase II Del 20 de Noviem
bre de 1968. Pág. 15.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 193
La forclusión en lo social
...es decir, aquello por lo cual, por el puro y simple efecto del lenguaje, se
precipita el lazo social. Nos dimos cuenta de eso sin tener necesidad del
psicoanálisis, y hasta es lo que se llama habitualmente ideología12.
10. Lacan, J.: op. cit. “La tercera” en “Intervenciones y textos 2”, pág. 74 -75.
11. Lacan, J.: op. cít. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase III Del 6 de Enero de 1972 . Pág. 61.
12. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase VI Del 4 de Mayo de 1972 . Pág. 122.
194 ALICIA R. ÁLVAREZ
Es así efectivamente como entiendo lo que articulo para ustedes del discur
so del psicoanalista: es que si no hubiera práctica psicoanalítica, nada de
lo que puedo articular de esto, tendría efectos que yo pudiera esperar14.
Dice:
13. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase VI Del 4 de Mayo de 1972 . Pág. 122.
14. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase VI Del 4 de Mayo de 1972 . Pág. 122.
15. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase VI Del 4 de Mayo de 1972 . Pág. 122.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 195
Y luego:
Por qué el saber, aquél cuya importancia, digo, conoce todo psicoanalis
ta, por qué el saber sería, como lo decía ante un rato, declarado? Es de
esa pregunta que Freud tomó, en suma, la Verwerfung: la llama ‘un ju i
cio que en la elección rechaza’. Y agrega: ‘que condena’, pero lo conden
so. No es porque la Verwerfung vuelve loco a un sujeto, cuando se produ
ce en lo inconsciente, que no reina, igual y con el mismo nombre que de
donde la toma Freud, que no reina sobre el mundo como un poder racio
nalmente justificado17.
16. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase III Del 6 de Enero de 1972 . Pág. 61.
17. Lacan, J.: op. cit. “El saber del Psicoanalista” Charlas de Jacques Lacan en Ste
Anne 1971-1972 Clase VII Del 1 Junio de 1972 . Pág. 147.
18. Guy Lérés en op. cit. “Lectura del discurso capitalista según Lacan” nos hace no
tar: “Que haya un lazo entre la subjetividad y el saber es algo que no escapó a
Freud. Bajo una forma negativa primero, pues es en términos de lazo roto que
lo trajo a la luz del día muy pronto con la histérica en tanto represión. Lo reen
contró enseguida cuando interrogó el período de latencia en la sexualidad infan
til. Despeja ahí que la relación del sujeto al saber no es posible salvo que el su
jeto renuncie a una parte de goce. El renunciamiento sólo se puede hacer bajo el
efecto de la operación simbólica de la castración y desemboca en una sublima
ción, es decir, una desexualización relativa a las mociones pulsionales. Esto re
presenta para Freud el precio del acceso al saber como desexualizado, o sea, el
saber del discurso. Y esto es tan necesario que, según él, el niño que no puede pa
sar por ello permanecerá ineducable”. (Texto inédito).
19. Para ampliar estas cuestiones ver Lacan, J.: Seminario IV “La Relación de Obje
to” Clase II “Las tres formas de la falta de objeto” Del 28 de Noviembre de 1956.
196 ALICIA R.ÁLVAREZ
La falta del límite que la castración inscribe nos abre a un escenario del
“todo es posible” . Se trata entonces de la promoción del goce, al que podría
mos calificar incluso de incestuoso, en tanto no hay ley que le ponga coto.
Contrariamente a la ley de la estructura, encarnada en el Discurso del
Amo, que impide la realización del fantasma, en esta nueva versión - que
incluye una vuelta perversa, de la que nos ocuparemos - el fantasma tien
de a “realizarse”.
Se trata entonces de una cuestión de políticas: política del fantasma que vie
ne a sustituir a la política del síntoma. Y de economía, ya que la reapropiación
de la plusvalía como “ ...causa del deseo del cual una economía hace su princi
pio”20excluye justamente la lógica del deseo en tanto sostenido por la falta.
Se ve aquí la conexión necesaria entre capitalismo y tecnociencia. La plus
valía permite la producción extensiva e ilimitada de objetos al servicio de la
satisfacción pulsional. Proliferan así las maneras actuales del autoerotis-
mo y la narcotización, espacio de goce que puede muy bien subsistir sin re
curso al otro. El objeto colma la división subjetiva.
Las lathouses
Texto establecido por Jacques-Alain Miller. Ediciones Paidós Bs. As. -Barcelona-
México. Éditions du Seuil, París, 1994.
20. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis" Clase XI “Los sur
cos de la aletósfera” Del 20 de Mayo de 1970. Pág. 169.
21. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase XI “Los sur
cos de la aletósfera” Del 20 de Mayo de 1970. Pág. 171.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 197
Dice:
Nombraremos esto con la ayuda del aoristo, del mismo verbo del que un
célebre filósofo nos recordaba que de él provenía aleteia. Sólo los filóso
fos se dan cuenta de cosas semejantes, y tal vez algunos lingüistas. Va
mos a llamar a esto letosas.
El mundo está cada vez más poblado de letosas....
...Y en cuanto a los pequeños objetos a minúscula que se encontrarán
al salir, ahí sobre el asfalto en cada rincón de la calle, tras los cristales
de cada escaparate, esa profusión de objetos hechos para causar su de
seo, en la medida en que ahora es la ciencia quien lo gobierna, piénsen
los como letosas23.
22. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Clase XI “Los sur
cos de la aletósfera” Del 20 de Mayo de 1970. Pág. 174.
23. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del Psicoanálisis” ClaseXI “Los sur
cos de la aletósfera” Del 20 de Mayo de 1970. Pág. 174.
198 ALICIA R.ÁLVAREZ
24. Lacan, J.: Conferencia de prensa en el Centro Cultural Francés (1974). Tanto
aquí como en “L’Insu” se refiere a la religión como “lo verdadero” diferenciándola
de lo real. También introduce un contrapunto entre religión y psicoanálisis y la
pregunta sobre el presunto carácter de estafa del psicoanálisis. (Inédito).
25. Jorge Alemán: op. cit. “La experiencia del fin...” Cap. “Metafísica y capitalismo”.
Pág. 125. •
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 199
¿...Adonde se han ¿do las histéricas de antaño, las Anna O., las Emy von
N .. ? Ellas jugaban no solamente un cierto rol, un rol social cierto, pero
cuando Freud se puso a escucharlas, fueron ellas quienes permitieron el
nacimiento del psicoanálisis. Es por haberlas escuchado que Freud in
auguró un modo enteramente nuevo de la relación humana, ¿qué es lo
que reemplaza a esos síntomas histéricos de otros tiempos? ¿No se ha
desplazado la histeria en el campo social? ¿No la habrá reemplazado la
chifladura psicoanalítica?"26. ■
26. Lacan, J : op. cit. Seminario XXIV “L’ Insu que sait de l’une-bévue s’aile ‘a mourre”
(“Lo no sabido que sabe de la una-equivocación se ampara en la morra”). Texto
inédito. Clase VIII “Palabras sobre la histeria”. Del 26 de Febrero de 1977. (In
édito).
27. Lacan, J.: op. cit. “Del Discurso Psicoanalítico” (Texto Inédito). Milán Universi^á
degli Studi, 12 de Mayo de 1972. Traducción Osvaldo Arribas
200 ALICIA R. ÁLVAREZ
formal de la ley, situando allí el camino del Bien y diferenciándolo del acce
so a los objetos de bienestar, a los que llama objetos patológicos. Esto per
mite alcanzar la universalidad de su ética en tanto los objetos de placer no
pueden sino ser singulares. El sometimiento a la ley en su carácter formal
deja no obstante al sujeto a merced de un objeto, el objeto voz. Esto se arti
cula en Freud cuando define al Superyó, especialmente en su texto “El ma
lestar en la cultura” donde el sujeto está enfrentado al mandato de la re
nuncia pulsional exigido por el Superyó, quien le impone una posición sacri
ficial, tal como lo exige el imperativo categórico kantiano. Esto se aclara en
Lacan con su descubrimiento del objeto a, uno de los cuales, la voz, encarna
el imperativo de goce del Superyó.28
Por otra parte la ética aristotélica es una ética finalista, no formalista,
que identifica el Bien supremo con el bienestar.
Aristóteles piensa a toda la naturaleza de manera finalista, teleológica.
Cuando un cuerpo cae, esto ocurre porque tiene como finalidad el lugar al
que se dirige. Lugar que en este pensamiento se considera “Lugar natural”
ya que se acerca más a la perfección.
Es en coincidencia con esta concepción finalista general que se precisa
una ética que considere a las acciones de los hombres desde la misma pers
pectiva.
Los actos de los hombres deben tener como fin último un bien supremo
del que Aristóteles señala dos características: en primer lugar debe ser algo
que deseemos por sí mismo, no puede ser un medio sino un bien último y en
segundo lugar que no dependa de otra cosa, que se baste a sí mismo.
Es una concepción que no excluye totalmente el deseo en la medida en
que se lo concibe como pasible de ser domesticado por una pedagogía. De allí
la función de preceptor de Alejandro Magno ejercida por Aristóteles.
La necesidad de domesticación se explica por la concepción aristotélica
del pathos. En la parte inferior del alma se alojan las pasiones y si alguien
queda sometido a ellas se encontrará en una posición de esclavitud respec
to de sí mismo. Se trata entonces de lograr a través de la pedagogía el pre
dominio de una actividad autónoma del agente. Se trata -según Aristóte
les- de que se pueda ser amo de sí mismo, único modo de alcanzar un lugar
de amo en la Polis.
Las virtudes se alcanzan también por el hábito. No basta una sola ac
ción sino una práctica, un ejercicio, un hábito que manifieste un carácter
virtuoso. Tal hábito se encuentra en una posición intermedia. En las accio
28. Agradezco a Rolando Karothy quien me posibilitó pensar estas cuestiones a par
tir del Curso de Postgrado “La Apatía Sadiana” dictado en la Facultad de Psico
logía de la UNR en el año 2000
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 201
Sin duda tanto el filósofo como el justo, no menos que los demás hom
bres, han menester de las cosas necesarias para la vida: pero supuesto
que estén ya suficientemente provistos de ellas, el justo necesita además
de otros hombres para ejercitar en ellos y con ellos la justicia, y lo mismo
el temperante y el valiente y cada uno de los representantes de las demás
virtudes morales, mientras que el filósofo, aún a solas consigo mismo, es
capaz de contemplar, y tanto más cuanto más sabio sea30.
se diferencian dos términos derivados del latín que tienen relación con el
concepto de universalidad: por un lado está lo que se llama la universitas
que es la universalidad pero 110 en términos de la extensión de los sujetos
sino que es la extensión de la obligación que se realiza sobre la voluntad, es
decir, el investimiento de toda la voluntad por la ley en la medida en los su
jetos quedarían obligados a cumplir la ley. El otro sentido es el de universa-
litas que se refiere a la extensión de todos los sujetos a los cuales se aplica,
es decir que la ley vale para todo ser humano.
Para Kant será vano todo intento de fundar la moral sobre una base em
pírica ya que en el dominio de la naturaleza todo está fundado sobre leyes
causales31. En la conciencia moral, en cambio, aparece un imperativo que
manda de modo incondicionado, un imperativo “categórico”. La conciencia
moral dice, por ejemplo “no mentirás”, sin someter este mandamiento a nin
guna condición. No dice que no deba mentir en tales o cuales circunstancias.
Los imperativos morales son incondicionados, es decir, categóricos, porque lo
que el imperativo manda lo manda sin más, sin ninguna condición32.
En la “Fundamentación de la metafísica de las constumbres” Kant co
mienza con estas afirmaciones:
31. En este mismo sentido se expresa Hans Kelsen en su ‘Teoría Pura del Derecho”
(23a Edición, Eudeba, Bs. As., 1986) estableciendo diferencias entre las ciencias
de la naturaleza y ciencias sociales. Por ser el derecho un fenómeno social, la cien
cia del derecho forma parte del grupo de ciencias que estudian la sociedad des
de distintos puntos de vista. En las ciencias naturales, las leyes aplican el prin
cipio de causalidad. En nuestros juicios sobre los hombres aplicamos otro prin
cipio, en todo diferente del de causalidad. La ciencia jurídica formula reglas de
derecho. No recurre al principio de causalidad sino a otro principio (ilícito y san
ción). La relación que existe entre los dos hechos resulta de una norma que pres
cribe. Se trata del derecho positivo (no natural). La imputación vincula pues, dos
conductas humanas: el acto ilícito y la sanción. Es evidente que esta relación no
tiene un carácter causal. La retribución (premio o pena) tampoco es causal, es
una imputación a una determinada acción, es normativa. Sin embargo, se dife
rencia de Kant ya que considera que las reglas del derecho (lógica de la imputa
ción) como las leyes naturales (causalidad) sonjuicios hipotéticos, no categóricos.
No son normas categóricas, son aplicables en condiciones determinadas. Critica
a Kant ya que a su modo de ver su teoría del derecho se basa en el derecho na
tural , es metafísica. El “deber ser” es una categoría lógica para Kelsen y no una
idea moral.
32. Carpió, Adolfo op. cit. “Principios de Filosofía”.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 203
Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo
que se torne ley universal.
Este vínculo está trabajado por Lacan en su texto “Kant con Sade”, en el
que dirá que Sade concuerda, completa y da la verdad de la posición kan
tiana:
"...Digamos que el nervio del factum está dado en la máxima que propo
ne su regla al goce, insólita en tomar su derecho a la moda de Kant, por
plantearse como regla universal”.
34. Freud, S.: op. cit. “El malestar en la cultura” 1929 (1930) Cap. VII, Pág. 3056-
3057.
35. Lacan, J.: “Kant con Sade”, Escritos II. Editorial Siglo veintiuno. Bs. As. 1985.
Pág. 744-745.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 205
Enunciemos la máxima:
Entiendo que ésta es una vía para entender la llamada perversión del
Discurso del Amo en Discurso del Capitalista, tal como la plantea Lacan en
1972.
¿En qué consiste esta perversión?
Como hemos dicho, no queda respetado allí el orden de las letras Si; S2;
a; S; elementos de la estructura. Modifica asimismo la vectorización que se
mantiene igual en los otros discursos.
Esta “perversión” de las reglas de construcción de todo discurso da cuen
ta, a un nivel formal, de la radical transformación del lazo social en la épo
ca actual.
El sujeto es allí el agente - podríamos decir también el instrumento - de
36. Lacan, J.: op. cit. “Kant con Sade”, Escritos II. Pág. 748.
206 ALICIA R. ÁLVAREZ
un modo del “lazo” que supone la recuperación del goce bajo la forma del a
como plus de gozar.
37. Guy Lérés, op. cit. “Lectura del discurso capitalista”: “La vuelta perversa del dis
curso puede leerse en esta relación a__S. El discurso del amo clásico era impo
tente para conjugar los dos términos del fantasma, el discurso del amo moderno
los vuelve un lazo, pero objetivándolo, insistiendo sobre la instrumentación del
goce”. (Texto inédito)
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 207
Y el sujeto?
“...Lo esencial de mis teorías sobre las neurosis actuales, que establecí en
aquella oportunidad y que hoy sigo defendiendo, radica en la afirmación,
basada en la experiencia, de que sus síntomas no pueden ser analítica
mente descompuestos, como los psiconeuróticos. En otros términos, que la
constipación, la cefalea, la fatiga de los denominados neurasténicos, no
permiten la reducción histórica o simbólica a vivencias efectivas, no pue
den ser concebidas como satisfacciones sexuales sucedáneas, como tran
sacciones entre impulsos instintivos opuestos: en suma, que no pueden ser
interpretadas como los síntomas psiconeuróticos, por más que éstos se ma
nifiesten en forma similar a aquéllos. No creo que esta regla llegue a ser
refutada, por medio del psicoanálisis. En cambio, concedo hoy - lo que en
tonces no podía creer - que un tratamiento analítico llegue a tener también
indirectamente influencia terapéutica sobre los síntomas actuales, ya sea
porque coloque al individuo enfermo en la situación de sustraerse a esta
nocividad actual, modificando su régimen sexual. He aquí, evidentemen
te, prometedora perspectiva para nuestros afanes terapéuticos,,4°.
40. Freud, S.: op. cit. “Contribuciones al Simposio sobre la masturbación” (1912) Pág.
1705-1706.
41. Esta ilusión‘justifica’ los estragos que se hacen en nombre de mantener la juven
tud, por ejemplo.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 209
42. Ver Lacan, J.: “Acerca de la causalidad psíquica”. Escritos II. Editorial Siglo vein
tiuno. Bs. As. 1988.
17. RESPONSABILIDAD Y ÉTIC A
Este tema puede ser pensado desde dos vertientes. Por un lado, la cues
tión de la responsabilidad en general porque nuestra praxis tiene en su cen
tro dirigirse a un sujeto responsable o por lo menos a la posibilidad de que
emerja un sujeto responsable. Responsable quiere decir que pueda respon
der por aquello que dice o que hace.
Pero por otro lado está la vertiente de cuál es la responsabilidad de los
analistas -si es que la tenemos- respecto a lo que podemos llamar el males
tar actual de la civilización.
Quiero precisar: como analistas, no en el sentido de la responsabilidad
como ciudadanos que todos tenemos. Podemos tomarla o no, pero somos res
ponsables. La cuestión es cuál es nuestra responsabilidad respecto de lo que
es nuestro hacer, específicamente nuestra práctica como analistas. Y para
precisarlo aún más, responsabilidad ética en tanto se trata de nuestra res
ponsabilidad respecto de una determinada ética que no es cualquiera, sino
la ética del psicoanálisis.
Lacan trabaja el tema de la responsabilidad en su artículo “Introducción
teórica a las funciones del Psicoanálisis en criminología”.1A llí interroga el
tema de la responsabilidad en relación al derecho.
Algunas puntuaciones de nuestra lectura son:
* Aun el científico que se dedica al conocimiento puro tiene un alto nivel
de responsabilidad y esto nadie lo sabe mejor que un analista en tanto es
quien recibe a un sujeto que confía en él para encontrar la verdad.
* La responsabilidad no es un concepto de valor absoluto, sino que está
en relación a las creencias de las instituciones, de los grupos, de la gente,
en un determinado momento y en una determinada sociedad. Por lo tanto,
211
212 ALICIA R. ÁLVAREZ
Culpabilidad y responsabilidad
Jorge Belinsky3 dice que: “...puedehaber (...) subjetividad sin sujeto (aun
que sea tan sólo como límite, en el sentido matemático del término)...”, ha
bla de la aparición de algo que él llama subjetividad sin sujeto. En lo indi
vidual se refiere específicamente a la psicosis y en lo colectivo a ciertos fe
nómenos de masa. Hablar de subjetividad sin sujeto indica que allí falta al
guien que pueda hacerse responsable y esto está bastante claro tanto en la
psicosis como en ciertos fenómenos colectivos.
El desarrollo que hace Belinsky intenta articular más fuertemente la
constitución de la subjetividad de un sujeto a las condiciones culturales y a
las condiciones históricas. Considera que el punto de vista histórico ha sido
descuidado en el psicoanálisis, y entonces, si bien se apoya en los planteos
estructurales, incluye un acento fuerte en los procesos históricos.
Respecto de cómo pensar en la posibilidad de un sujeto responsable, el
autor plantea condiciones que no se dan de una sola vez y para siempre
sino que son condiciones que van a ir requiriendo de sucesivas afirmacio
nes en el tiempo.
Lo que encontramos en nuestro mundo actual, más que afirmaciones de
la subjetividad, es el rechazo del sujeto o las desmentidas; lo que nos da una
pista para preguntar qué está pasando con ciertos fenómenos de la subjeti
vidad de la época.
J. Belinsky trabaja dos categorías: alteridad y dimensión histórico-temporal,
como dimensiones necesarias para la constitución del sujeto en la cultura.
Para que la alteridad funcione tiene que haber cierta distancia del otro,
que no puede ser ni muy poca ni excesiva. Cuando esta distancia queda abo
lida, estaríamos en un punto de máxima alienación, con la consecuente pér
3. Belinsky, Jorge: “El retomo del Padre”. Introducción. Pág, 41. Ed. Lumen. 1991,
Barcelona
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 215
Aserto subjetivante
4. En esta línea ver también respecto del racismo el artículo “La distancia justa:
una aproximación a la historia del antisemitismo desde la perspectiva freudia-
na” del mismo autor en el libro “Bombones envenenados y otros ensayos sobre
imaginario, cultura y psicoanálisis”, Ediciones del Serbal, Barcelona 2000.
5. Encontramos a este desarrollo congruente con los dos aspectos que trabaja Lacan
al introducir la cuestión de la similitud social y de la identidad personal, como
hemos mencionado antes
216 ALICIA R. ÁLVAREZ
La función de la creencia
La historización
Nuestra práctica
Lacan habla poco de qué es el deseo del analista, pero algunas indica
ciones nos da: que se diferencia del deseo como persona, que hay que ha
cer la salvedad de que se trata de un deseo advertido y en parte lo define
por la negativa, en el sentido de que hay algo que no puede desear un ana
lista: lo imposible. Dice que por su práctica lo podrá situar y al situarlo po
drá no desearlo:
La acción moral
7. Lacan, J.: op. cit. Seminario VII “La Etica del Psicoanálisis” Clase XXII “La de
manda de felicidad y la promesa analítica” Del 22 de Junio de 1960. Pág. 358.
8. Lacan, J.: op. cit. Seminario VII “La Etica del Psicoanálisis” Clase XXIV “Las pa
radojas de la ética o ¿Has actuado en conformidad con tu deseo?” Del 6 de Julio
de 1960
220 ALICIA R. ÁLVAREZ
9. Lacan, J.: op. cit. “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la
psicosis” Escritos II.
10. Belinsky, J.: op. cit. “El Retorno del Padre". Primera Parte. “Sujeto/Psicosis”. Cap.
I. Pág. 122.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 221
que considero compatible con lo que dice F. Ulloa acerca de que el malestar
se ha hecho cultura, se ha naturalizado.
En definitiva la cuestión es que si la subjetividad está amenazada, con
sidero que esto concierne a la práctica del analista y sería bastante lamen
table que quedáramos en la situación del inimputable, de estar liberados
de responsabilidad.
Así se expresa Althusser en su texto autobiográfico “El porvenir es lar
go”11. Dice que fue beneficiado con la inimputabilidad pero que ahora tiene
que escribir, responder por eso, ya que ser inimputable es quedar en un es
tado indecidible, ni vivo ni muerto. Tiene que responder para no caer bajo
la losa sepulcral del silencio.
Lo que no implica desconocer -como nos advierte Lacan- que hay im
posibles. Esto nos lleva a la interrogación sobre el problema del determi-
nismo.
Causalidad psíquica
11. Luis Althusser, “El porvenir es largo” Ed. Destino, Bs. As. 1993.
12. Milner, J-C.: op. cit. “La obra clara. Lacan, la ciencia, la filosofía” Cap. II “El doc
trinal de la ciencia” 6. Literalidad y contingencia.
222 ALICIA R. ÁLVAREZ
Responsabilidad
13. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVII “El Reverso del psicoanálisis” Clase III “Saber,
medio de goce”. Pág. 56.
14. Vappereau, J. M.: op. cit. Curso de Postgrado de la UNR. “Las necesidades del dis
curso para que el psicoanálisis tenga lugar”.
15. Lacan, J.: op. cit. Seminario VII “La Etica del Psicoanálisis” Clase XXIV “Las pa
radojas del goce o ¿Has actuado en conformidad con tu deseo?” Del 6 de Julio de
1960. Pág. 373.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 223
16. Lacan, J.: op. cit. Seminario VII “La Etica del Psicoanálisis” Clase VII “Las pul
siones y los señuelos” Del 13 de Enero de 1960. Pág. 110.
224 ALICIA R. ÁLVAREZ
“El analista también debe pagar: - pagar con palabras sin duda, si la
transmutación que sufren por la operación analítica las eleva a su efec
to de interpretación; - pero también pagar con su persona, en cuanto que,
diga lo que diga, la presta como soporte a los fenómenos singulares que
el análisis ha descubierto en la transferencia; - ¿olvidaremos que tiene
que pagar con lo que hay de esencial en su juicio más íntimo, para mez
clarse en una acción que va al corazón del ser: sería él el único allí que
queda fuera del juego ?”17
17. Lacan, J.: “La dirección de la cura y los principios de su poder” Escritos II. Edito
rial Siglo veintiuno. Bs. As. 1985. Pág. 567.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 225
18. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVIII “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se III Del 10 de Febrero de 1971. Pág. 28
226 ALICIA R. ÁLVAEEZ
19. Lacan, J.: “Proposición del 9 de octubre de 1967. Sobre el Psicoanalista de la Es
cuela” en Apartado 1 “La institución del pase” en “Ornicar? N° 1 El saber del psi
coanálisis”. Publicación periódica del Champ Freudien. Ed. Petrel, 1981.
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 227
Es sin embargo esta función, deseo del analista, quizás lo único con lo
que contamos para dar lugar a la puesta en discurso de las presentaciones
del sufrimiento que no se organizan con la lógica del síntoma y que prolife-
ran en nuestra época.
Respecto de estos tres puntos de fuga relevados por Lacan, Catherine Mi-
Ilot21hace el comentario que sigue:
Lacan habla de una política del síntoma. La política del síntoma define
un orden distinto a aquel orden lógico que nos haría perder el dinamismo de
la verdad a diferencia de su tratamiento en la ciencia donde la verdad sólo
interesa desde su aspecto formal.
20. Lacan, J.: op. cit. “Proposición del 9 de octubre de 1967. Sobre el Psicoanalista de
la Escuela”. Pág. 22-23.
21. Millot, Catherine: op. cit. “Nobodady” Cap “La histeria en el siglo”. Ed. Nueva Vi
sión. Pág. 111
228 ALICIA R. ÁLVAREZ
22. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVIII “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se VII Del 12 de Mayo de 1971. Pág. 71.
23. Lacan, J.: op. cit. “Lituraterre” en AA.W. “La interpretación de los sueños” Su
plemento de las notas, EFBA, 1980 Pág. 142
LA TEORÍA DE LOS DISCURSOS EN JACQUES LACAN 229
Así entiendo la política del síntoma, que reestablece un cierto vector en
tre S y el saber. Un sujeto interrogado por un saber enigmático.
Esto daría lugar a pensar en una posición activa del analista. Y qué de
cimos con posición activa? Que se trataría de propiciar un cierto campo de
ficcionalización allí donde el exceso de goce ha arrasado con esta posibili
dad. De qué manera?
Una vía a interrogar será la línea de la construcción, como intervención
analítica que genere una posibilidad de historización, de novela allí donde
hay un vacío en tanto rechazo de la representación.
A nivel de lo colectivo, la creencia y la ficción no pueden producirse por la
intervención analítica. Sin embargo, cabría preguntarse si el psicoanalista
no puede contribuir a ello cuando al intervenir en problemáticas colectivas,
cuestiona la supuesta naturalidad de las mismas, promueve la ruptura de
lo homogéneo y lo continuo, da lugar a lo singular y a lo discreto.
En el Seminario “De un discurso que no fuese semblante”, dice Lacan:
“Es mucho más importante recordar que si hay en Freud un cierto tiempo
designado así, si hay en Freud algo revolucionario - ya los puse en guar
dia contra un cierto uso de abusivo de esa palabra - pero es cierto que si
hubo un momento en el cual Freud era revolucionario, es en la medida
en que ponía en primer plano una función que es también la que Marx
aportó, a saber, considerar un cierto número de hechos como síntomas -
por otra parte es el único elemento que tienen en común. La dimensión
del síntoma, es que eso habla, habla incluso a aquellos que no saben es
cuchar, no dice todo, incluso a aquellos que lo saben”25.
24. Lacan, J.: op. cit. SeminarioXXIV“L’ Insu que sait de l’une-bévue s’aile‘a mourre”
(“Lo no sabido que sabe de la una-equivocación se ampara en la morra”) Clase
XIII “Hacia un significante nuevo: IV. Un significante nuevo” Del 17 de Mayo de
1977. (Inédito).
25. Lacan, J.: op. cit. Seminario XVIII “De un discurso que no fuese semblante” Cla
se II Del 20 de Enero de 1971. Pág. 11
CONCLUSIONES
1. Foucault, Michel “Las palabras y las cosas” Cap. X “Las Ciencias Humanas” Pto 1“El
triedro de los saberes” Siglo veintiuno editores. Primera edición en español, 1968.
2. Lacan, J.: op. cit. “La ciencia y la verdad” Escritos II.
231
232 ALICIA R. ÁLVAREZ
que puede conocer y auto conocerse. Hay un saber no sabido que no se do
blega a su captación por ningún campo disciplinar.
Por eso, los discursos son cuatro, o cinco y hasta seis. No hay discurso
que pueda decirlo todo. En consecuencia, no hay un único modo de saber ya
que cada discurso revelará su fracaso haciendo posible el movimiento, el
giro hacia otro.
El valor de esta teoría para la clínica está en la apuesta lacaniana de fun
dar una topología de la transferencia.
Si como dice Badiou6, la de Lacan es una teoría sobre el amor, lo es en
efecto sobre el amor de transferencia; ejemplo de esto es su Seminario “La
Transferencia”.
Si los discursos son los distintos modos de hacer con la falta de goce todo,
son asimismo, distintos modos del amor, del lazo al otro y de cómo arreglár
selas con esta falta constitutiva.
La práctica analítica constituye en cierta forma un recorrido por estas
maneras fundamentales de la relación al otro, introduciendo cada vez la di
ferencia entre esta aspiración a hacer de un modo el único, propiciando el
giro hacia otro discurso. Solemos llamar a esto “cambio de posición”. Si se
cambia de posición es porque estamos hablando de una topología, en la que
encontramos distintas posiciones relativas al goce.
Estas posiciones se sostienen en el fantasma, gramática del inconsciente,
inaccesible sino por medio del síntoma que constituye el discurso mismo.
Siempre en el fantasma se trata de cuestión de lugares, lugar del sujeto
en su relación al objeto. Cómo esos lugares advienen al discurso y son posi
bles de ser captados allí. No por la comprensión, sino, en efecto por la fijeza
de su atornillamiento a ciertas posiciones, que permiten una lectura de la
realidad a la medida de las determinaciones fantasmáticas.
Hemos sostenido reiteradamente que esta práctica, a diferencia de las psi
coterapias, se sostiene en un trabajo del significante y no del sentido. Que es
del exceso de sentido de lo que hay que curar. Desde esa perspectiva, nues
tro trabajo es contra el sentido que siempre está velando algún goce.
El artefacto de los discursos se revela apropiado, entonces, para sostener
nuestro hacer clínico, ya que permite ubicar en qué lugar se sostiene cada
uno de los términos sin apelar a la comprensión.
¿Cómo podría tratarse de la comprensión allí donde hay un saber no sa
bido? Pero ese saber no sabido toma su lugar en el discurso y es allí donde
es posible aprehenderlo.
Nuestra preocupación por lo que acontece en el lazo social actual, pre
235
236 ALICIA R.ÁLVAREZ